El derecho real es el poder jurídico que ejerce una persona (física o jurídica) sobre una cosa
de manera directa e inmediata para un aprovechamiento total o parcial, siendo este derecho
oponible a terceros. La figura proviene del Derecho romano ius in re o derecho sobre
la cosa (ver Derecho de cosas). Es un término que se utiliza en contraposición a
los derechos personales o de crédito.
Concepto
Una concepción de la teoría ecléctica de los derechos reales es: «derecho real, el titular
adquiere un poder inmediato y directo sobre un bien, que puede ser ejercitado y hecho valer
frente a todos»[cita requerida]
La concepción obligacionista o personalista y las concepciones unitarias consideran que de los
derechos reales deriva un deber de abstención u obligación pasiva que se impone a todo el
mundo (erga omnes). Se ha señalado que esta tesis no parece aceptable, dado que existen
innumerables casos en los que no hay tal invasión y la actividad del titular se desarrolla
pacíficamente. Los derechos reales no podrían ser solo una facultad o poder de exclusión, ya
que llevaría a concluir que el derecho de propiedadsobre una cosa mueble no nacería hasta
que un tercero la hurta o roba.
Una concepción intermedia establece dos elementos de los derechos reales:
Clasificación
En los derechos reales, interviene un solo sujeto activo determinado y un sujeto pasivo
colectivo e indeterminado.
En el derecho de crédito, además de esos mismos, figuran un sujeto pasivo
individualmente determinado.
Por razón del objeto:
En los derechos reales, el objeto es una cosa corporal, específica y determinada.
En el derecho de crédito el objeto es una prestación del deudor.
En razón del poder que atribuyen al titular:
En los derechos reales, implica el poder sobre una cosa.
El derecho de crédito, un poder o facultad contra la persona del deudor, para exigirle
una prestación de hacer o no hacer.
Por razón de su eficacia:
En los derechos reales, es el prototipo de los derechos absolutos, al poder ejercitarse
y hacerse efectivo erga omnes: su sujeto activo es el titular, quien ejerce sus derechos
sobre la cosa y la colectividad actuaría como sujeto pasivo, al verse obligado a no
perturbar las potestades que el titular ejerce sobre la cosa.
Naturaleza jurídica
El proceso judicial es básicamente la exigencia constitucional para el desarrollo rogado de la
jurisdicción. El proceso sirve a la satisfacción de los intereses jurídicos socialmente relevantes,
siendo el medio constitucionalmente instituido para ello.
En función del momento al que nos estemos refiriendo, el proceso tendrá diferente significado:
Este término no es exclusivo del derecho procesal, ni tampoco del ámbito jurídico.
Es un término que sólo alude a un aspecto formal o actividad externa, como es la
mera sucesión de actos procesales.
Pero el término “proceso” engloba una realidad más amplia; además del procedimiento
legalmente previsto, incluye también las relaciones entre los sujetos intervinientes, las
relaciones entre éstos y el objeto del proceso, etc. El proceso, además, aspira a una
finalidad, que es la terminación o justa composición del litigio, y para llegar a ella emplea el
procedimiento como medio. Todo proceso implica la existencia de un procedimiento; pero
puede que exista un procedimiento sin que haya proceso alguno.
Derechos personales
Derechos personales o créditos son los que solamente pueden reclamarse de ciertas
personas, que por un hecho suyo o la sola disposición de la Ley han contraído
las obligaciones correlativas.1
Dado que las obligaciones se establecen entre personas (un Sujeto activo y un Sujeto pasivo)
se les llama derechos personales. Sin embargo si se toma en cuenta al sujeto activo como un
acreedor que tiene la posibilidad de ejercer una acción judicial contra el deudor, fundada en su
crédito, se le pasa a llamar derechos creditorios. Alternativamente, si se considera el sujeto
pasivo que debe cumplir una prestación a la que está obligado, le daremos el nombre
de obligaciones.
Cualquiera sea la denominación escogida, los derechos personales, creditorios u obligaciones,
suponen un vínculo jurídico establecido entre dos partes (una acreedora y otra deudora) por el
cual la parte acreedora, puede demandar a la deudora el cumplimiento de una prestación,
surgiendo para esta última una responsabilidad.
En el antiguo Derecho romano, hasta la Ley Poetelia Papiria, del año 286 a. C., entre deudor y
acreedor nacía un vínculo físico, no jurídico, ya que el deudor respondía con su propia persona,
a través del “nexum”, por la obligación contraída. A partir de la ley citada, la garantía de
cumplimiento de las deudas contraídas, pasó a ser el patrimonio, y allí nació la relación o
sujeción de derecho del deudor, con respecto al acreedor, para poder accionar por vía judicial,
sobre los bienes del deudor, ante su incumplimiento, y no de hecho, sobre su persona física.
Se está frente a un derecho distinto a los derechos reales en su estructura; mientras lo que
caracteriza al derecho real es una relación sujeto-objeto, a los derechos personales los
caracteriza una relación entre sujetos.
El Derecho creditorio o personal, está dotado de menos eficacia porque sólo permite que
el acreedor persiga el pago de la deuda del propio obligado. De esto se sigue que el derecho
real es de carácter absoluto Erga omnes y el personal relativo.
Son siempre temporales, aunque pueden llegar a tener una larga duración. El transcurso del
tiempo tiene la virtud de hacer adquirir derechos reales (Usucapión), al paso que es factor de
extinción de los derechos personales.