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Ramón Xirau | Ensayo

POESÍA Y
CONOCIMIENTO
El presente ensayo será publicado el próximo año en las obras completas de
Ramón Xirau editadas por El Colegio Nacional. Aparece en Anagnórisis con
el permiso del autor. Agradecemos el apoyo de Julio Hubard

“Trataré de descubrir que la filosofía y el arte Cuando empleo aquí la palabra conocimiento1 debe
de comprender un poema, tan repetidamente ser entendida como una forma del saber y, especial-
tenidos por antitéticos, están por lo contrario mente, como una forma de saber que algunos, como
en la más estrecha unión.” Dilthey, llaman “cosmovisión” o visión del mundo y que
A.T. BAUMGARTEN, prefiero llamar, con un término viejo y rico: metafísica.
Reflexiones acerca de la poesía Si el conocimiento remite a las cuestiones vitales que el
hombre se plantea –nuestro origen, nuestro destino, el
“Considero que la IMAGINACIÓN primaria es el tiempo, la vida misma, la posible inmortalidad y la posi-
Poder y el primer Agente de toda Percepción humana y ble divinidad– metafísica y poesía se aúnan. Tal vez –y
como una repetición, en el espíritu, del acto eterno de solamente tal vez– con una sola diferencia: el poeta, por
creación en el infinito YO SOY.” lo menos en su obra escrita, no describe siempre su mé-
SAMUEL T. COLERIDGE, todo aunque a veces (Lucrecio) pueda hacerlo mientras
Biographia literaria, cap. XIV. que el filósofo suele hacer el método más explícito. Pero

L
es sobre todo en esta relación –”problemas” humanos
a poesía como conocimiento: ¿qué puede haber que son problemas de fundamento– donde metafísica
de más distante que el decir del poeta –emo- y poesía se encuentran y muchas veces, se complemen-
tivo, exaltado, inspirado– del decir del filósofo tan. El filósofo cuyo pensamiento es conceptual procede
–racional, exacto, preciso? ¿Cómo poder siqui- también mediante imágenes; el poeta, imaginativo, no
era pensar que el filósofo, hombre de ideas que deja de emplear conceptos. En este preciso sentido tan
se pretenden claras y distintas o, por lo menos, hombre filosófica es la Divina Comedia como lo es esta cascada
que utiliza conceptos, se asemeja en algo al poeta, hom- de argumentos “eróticos” que es el Fedro de Platón.
bre de imágenes, ritmos, cantos? Escribió alguna vez Wittgenstein que le hubiera gus-
El hecho es que Baumgarten, discípulo de Christian tado redactar un libro con el título de El mundo que me
Wolf y en cierta manera maestro de Kant –éste estudió encontré. Ignoro cuál podría haber sido el contenido de
la Metafísica de Baumgarten– piensa, antes de que se este libro nunca escrito. Lo que me interesa es señalar
despliegue plenamente el romanticismo, que la poesía que la filosofía y la poesía llevan precisamente a tratar
es hermana de la filosofía; que filosofía y poesía no son, de ver este mundo que encontramos y en el cual nos en-
por lo menos, antitéticas. El hecho es también que Hei- contramos.
degger ha escrito: “Poetizar es dar el nombre original
a los dioses. Pero a la palabra poética no le tocaría su 1. Naturalmente, hay formas del conocimiento que aquí no me ocu-
fuerza nominativa si los dioses mismos no nos diesen pan y que acaso podrían ser objeto de otros análisis en relación a la
poesía: pienso, sobre todo, en la lógica. No es mi intención relacionar
el habla” (Hölderlin y la esencia de la poesía). Y algo poesía y ciencia (ciencias humanas o ciencias naturales). De manera
más adelante: “la palabra que nombra a los dioses es secundaria –la metafísica sigue siendo central– me ocupa la ética.
siempre una respuesta” a la “invocación” que nos hacen No así la estética, “ciencia” que me inspira grandes dudas al alejarse,
los dioses mismos. como suele hacerlo, de la obra de arte.

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viejas teogonías– que conturbaban el pensamiento del
hombre moderno, es decir, del hombre que piensa en-
tre el siglo V y el siglo IV. No importa. El hecho es éste:
Platón poeta es también Platón antipoeta. No menos
poeta es San Agustín, tan excelente escritor y también
tan claramente poético en sus grandes escritos. San
Agustín rechaza los espectáculos, este circo y teatro que
tanto le habían engañado durante su juventud de estu-
diante en Cartago.
Pero si esta actitud que niega el valor cognoscitivo
de la poesía se prolonga a lo largo de la historia, no es
menos frecuente la actitud contraria.
En su descripción de la alegoría –carta-prólogo al
Paradiso dirigida a Ca Grande della Scala–, Dante pre-
cisa que el significado de su obra no es sencillo sino que
debe de llamarse “polisémico”. “El primer significado
es el que se obtiene mediante la letra; el segundo el que
se obtiene a través de la cosa significada por la letra. Lo
primero se llama literal, lo segundo alegórico o moral o
anagnórico.” Si la poesía es conocimiento lo es por ale-
goría. Escribe Dante: “y aún cuando estos significados
místicos pueden llamarse de diversas maneras, gene-
ralmente se habla de ellos como alegóricos, puesto que
son diversos de los literales o históricos. Porque ale-
goría deriva del griego alleon que en latin aparece como
alienum o diverso.”
La disputa entre quienes piensan que la filosofía y la La poesía es conocimiento; es conocimiento –en
poesía son incompatibles y aquellos que piensan que es- Dante y en Platón a pesar del mismo Platón, por la ale-
goría. Ya Longino escribía en el siglo I d. C., hablando

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tán intimamente ligadas es una historia antigua que no
deja de ser actual. No pienso seguirla en detalle porque de la poesía: “... nada es tan efectivo como el sentimien-
se ha analizado ya con sobrada frecuencia. Baste re- to de un alto orden” y añadió –tal vez más cercano a
cordar que para Platón –tan poeta como filósofo– el po- Coleridge de lo que pudiéramos imaginar– que los
eta, ciertamente “inspirado”, es también engañoso. Lo “cuadros imaginativos (el nombre de lo que algunos lla-
es, en primer lugar, porque la inspiración es irracional; man imágenes) son muy eficaces para producir pleni-
lo es, en segundo lugar, porque si el poeta imita el mun- tud, grandeza y energía”. Esta “imaginación” nace del
do que nos rodea y este mundo es, a su vez, la copia de “entusiasmo” y produce “entusiasmo”. Así la poesía es
un mundo perfecto –el mundo de las Ideas o Formas– una manera de ver el mundo aun cuando no sea para
la poesía no será sino la imitación de una imitación; lo Longino la manera racional de ver y mirar.
es, en tercer lugar, porque el poeta, por su irracionali- Vico, de manera muy precisa –y también muy verdad-
dad misma, amenaza la estructura del Estado perfecto era– hacía del lenguaje poético el inicio de toda la civi-
y racional de la República. Hay que coronar a Homero lización: cada civilización tiene que pasar por la edad
de laureles y echarlo de la ciudad para que sus “silogis- poética de los dioses para alcanzar la edad también
mos de colores”, como diría Sor Juana, no resquebrajen poética de los héroes y sucumbir en la era puramente
el orden de la utopía. No viene aquí a cuento tratar de racional de los hombres. Ademas el mito –forma prim-
explicar la actitud anti-poética de Platón, tan poético en era de la poesía– era para Vico la representación de la
imágenes y sobre todo en los grandes mitos presentes, “historia universal eterna”, verdadero arquetipo o con-
precisamente en la República: el de la Caverna, el de junto de arquetipos de la historia sucesiva de nuestro
Er. Es posible que, entre las explicaciones que se han mundo humano. En efecto, “todos los pueblos tienen
dado, sea más o menos válida la que nos dice que Platón su Júpiter”. La historia pasajera se inicia en la poesía y
–como en realidad antes que él Jenófanes o Heráclito– se funda –historia universal eterna– en los mitos y los
criticaban las creencias de los antiguos teólogos –las arquetipos.

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Los románticos, y entre ellos Schelling y Hegel –este división de la condición humana es falaz.
Hegel anti-romántico que, en muchos aspectos, habre- Poesía, filosofía. Poesía y conocimiento. ¿Por qué
mos de verlo, participa del romanticismo– vieron en unir estos dos términos –poetizar, conocer? En esencia
la poesía un conocimiento absoluto. Schelling en su porque tanto la poesía como la filosofía son formas de
filosofía del arte, Hegel cuando piensa que la poesía, un conocer más amplio, de un conocer religioso. No po-
culminación de todas las artes, constituye, junto a ellas, seo argumentos definitivos acerca de esta afirmación; la
el antepenúltimo peldaño del conocimiento absoluto, considero una “persuasión probable”.
solamente superada por la religión y la filosofía. Pero vayamos por puntos.
En nuestros días –recuérdese la polémica entre Sartre
y los surrealistas– algunos, y entre ellos precisamente 1. El primero, que acaso contribuya a desbrozar el
Sartre, creen que la poesía y el arte no son conocimien- camino, remite a la historia. La historia no solamente
to. Por una parte Sartre ha escrito –especialmente en nos atañe porque la vivimos como tiempo personal y
Qué es la literatura– que solamente la prosa tiene sig- como tiempo de la especie; tampoco nos atañe sola-
nificado; la poesía y el arte carecen de significado y son mente porque al vivir hagamos historia. Nos atañe y
cosas del mundo; este amarillo, aquel rojo, este sonido nos importa porque en buena medida nos constituye: es
son opacos. ¿Por qué Sartre puede afirmar, algo pere- nuestra memoria conjunta en la cual nuestras memo-
grinamente, que la poesía no es conocimiento? Lo más rias particulares habitan y residen. ¿Reminiscencia de
seguro es que esta negación provenga de lo que Sartre Vico?; ¿reminiscencia de Jung? Probablemente. Pero
piensa de la imaginación. Más cercano de lo que él mis- al fin y al cabo uno y otro forman parte de esta misma
mo podría sospechar de Pascal o de los clásicos de Fran- memoria que ellos describen, memoria de la cual for-
cia, Sartre define la imaginación como una “función mamos parte todos los que escribimos acerca de ella.
desrealizante”; concluye que la imaginación es un “saber Pero, ¿qué ha sucedido con la historia? Obviamente a
degradado”. Claro que en este caso o bien la prosa no la historia misma no le ha sucedido nada. Nos pasa algo
es imaginativa –y proporciona conocimiento– o bien es a los hombres que la hacemos, la rememoramos en cada
imaginativa –y entonces no produce conocimiento al- uno de nuestros actos. Todo el pasado, por lo menos de
guno. Pero dejemos las objeciones a un lado. Sartre a lo manera latente, es actual.
sumo vería en la poesía un pseudo-conocimiento, Berg- No he respondido a la pregunta inicial. No he tratado
son –se verá más adelante– piensa en cambio que las de precisar todavía, como parecería corresponder ha-
emociones creadoras son vías fundamentales del cono- cerlo, en qué consiste la palabra “conocimiento” cuando
cimiento y este grán lógico que se convirtió en metafísi- lo referimos a la poesía. Sin embargo, se ha esbozado
co, Alfred North Whitehead, dice que “la aventura del ya, en lo que hasta aquí se ha escrito, cierta vaga res-
pensamiento” tanto de Occidente como de cada persona puesta. Sin memoria no habría conocimiento y, sobre
en particular alcanza su más alta expresión en la Ver- todo, no habría presencia, no habría lo que en alguna
dad, la Belleza y la Paz (Adventures of Ideas IV, caps. ocasión quise llamar “sentido de la presencia”. Por lo
XVI a XX). Verdad, Belleza, Paz constituyen, propia- demás la memoria suele manifestarse bajo la especie de
mente hablando, lo que llamamos “civilización”. imágenes y las imágenes son por lo menos parte –no la
En este capítulo se sostiene que la poesía es una forma totalidad– de un posible conocimiento poético.
de conocimiento y aun el camino de un conocimiento
especialmente eficaz y vital. Se sostiene este punto de 2. La historia del pensamiento de Occidente es, a par-
vista porque: 1) hay que dar a la palabra conocimiento tir del siglo XIV –hay antecedentes algo más antiguos–
un sentido mucho más rico que el que suele darle el la historia de una progresiva escisión a su vez progresi-
lenguaje del sentido común y aun de la filosofía de la vamente agravada.
modernidad que, por decirlo con Heidegger, abandona Cuando Guillermo de Occam funda el nominalismo
la razón meditativa para acentuar la razón calculante; moderno –nominalismo que ya en forma primaria,
2) el poeta usa imágenes, sin duda, pero también em- había existido en el siglo XII– piensa que el cono-
plea conceptos de la misma manera que el filósofo, que cimiento humano es de dos tipos: por una parte, el co-
emplea conceptos, hace también uso de imágenes como nocimiento mediante la experiencia; para referirnos a
maneras del conocer; 3) una corriente de pensamiento la cual poseemos un lenguaje de conceptos arbitrarios y
ya antigua escinde a los hombres en dos mitades incom- útiles: nombres que nos permiten, mediante una suer-
patibles: las emociones (las creencias, las imágenes) por te de pacto no consciente, sugerir una realidad de la
un lado; por otro, el pensamiento exacto y preciso. Esta cual los conceptos surjan sin alcanzar nunca un valor

ANAGNÓRISIS 5u
cimiento científico. Apenas es necesario repetir –se ha
escrito y reescrito, dicho y re-dicho que la ciencia es uno
de los pocos grandes descubrimientos del hombre. Na-
die lo duda. Se ha dicho menos que el hombre ha que-
dado dividido y que –caso Descartes– ha disminuido el
valor de la emociones, las creencias, que –nuevamente
caso Descartes– parecen hacerse experiencia privada.
La división de la persona es todavía más clara en
Kant, a quien no podemos nunca dejar de admirar –es
de los filósofos verdaderamente admirables– pero a
quien debemos también criticar. Si la razón pura nos
permite conocer y nos proporciona las condiciones ne-
cesarias y universales para el conocimiento científico, la
razón práctica nada tiene que ver con el conocimiento.
Por una parte, la ciencia que excluye a la metafísica; por
otra, los valores morales que se fundan en tres hipó-
tesis –tres postulados los llamaba Kant–: la libertad,
la inmortalidad, la existencia de Dios. Pero en Kant la
división de los hombres se triplica. En efecto, además
del conocimiento científico, además de la moral, exis-
te –Crítica del juicio–, otro modo orgánico de ser: el
del juicio de gusto y el de lo vital, ambos con deseos de
universalidad; ambos, de hecho, contingentes. Tres cír-
culos que no se tocan: el del conocimiento –reducido a
ciencia–, el del valor, el del arte y la vida.
No hay duda: Hegel intentó una síntesis donde pudie-
ra englobarse la realidad toda, incluso la totalidad de
universal; por otra parte, la fe, la experiencia religiosa las filosofías del pasado como “momentos” del nuevo
que las palabras no pueden ignorar. sistema. Hegel afirma: “todo lo real es racional; todo

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La escisión del hombre alcanza grados cada vez más lo racional es real”. Dice también: “Quien quiera ver
definidos. Unos insisten en el dominio de la naturaleza el mundo racional lo verá racional.” Así al querer creer
–tal es el caso de Francis Bacon– e inician la idea de que la razón es dueña y señora del mundo, Hegel peca
que el progreso científico y técnico tendrá que conducir por exceso; la totalidad del hombre y del universo se ex-
a la felicidad de la Nueva Atlántida. Bacon simboliza plican ahora por la razón absoluta; razón englobadora
el comienzo de las doctrinas del progreso, un progreso que preside la filosofía. Acabo de escribir, no sin riesgo,
que, naturalmente, implica un género de conocimiento: que Hegel “quiere creer” –los terminos son de James y
el conocimiento científico fundado en la experiencia. de Unamuno– en una razón universal. Si así lo he es-
“La naturaleza –escribe Bacon epigramáticamente– crito es porque muchos aspectos de su filosofía parecen
para ser gobernada debe de ser obedecida.” No pode- escapar a las mallas de la razón universal y dinámica
mos dudar de la riqueza imaginativa y espiritual de que Hegel propone.
Descartes cuando sabemos que en los sueños que soñó De hecho, en la filosofía de Hegel es más importante
en una noche de 1619 y que él mismo interpretó durante el Espíritu (Geist) que la Razón (Vernunft). Para refe-
el sueño situaba a la poesía como una sabiduría supe- rirse al Espíritu Hegel se ve obligado a emplear metáfo-
rior a la del filósofo. Pero en el Discurso del método se ras, paradojas, lenguaje poético. ¿No subsiste en Hegel
limita a la razón pura para crear un sistema racional le herencia del misticismo aleman?; ¿no sostenía Hegel
del mundo del cual se excluye la fe –materia para los que Meister Eckhart fue el heroe del pensamiento es-
teólogos– y del cual se excluyen también el sentimiento peculativo? ¿Y no es indicativo que Eckhart escribie-
y la imaginación poética. Descartes nos dice tan sólo: ra en el Sermón del día de los inocentes: “La más alta
“J’étais amoureux de la poésie.” Pero este amor, sin forma del conocer y del ver es el conocer y el ver, el
duda muy vivo e intenso, no se manifiesta en su obra. desconocer y el no ver”? La mística nos situa frente a lo
Ha nacio doblemente –Bacon, Descartes– el cono- apenas decible. También Hegel tiene que emplear, nada

t6 ANAGNÓRISIS
menos que en la Enciclopedia de las ciencias filosóficas, Baste una respuesta de orden general: al perder su
esta frase programática y no especialmente racional: centro, al perder su armonía, el hombre busca toda la
“Que el Espíritu se reconozca a sí mismo en todo lo que realidad en parte de la realidad. Esta búsqueda parcial
está en el cielo y sobre la tierra.” El Hegel maduro con- que se quiere total acentúa y absolutiza una parte del
serva muchas huellas del Hegel religioso de los escritos hombre, de un hombre muy precisamente enajenado,
de juventud. “aislado” o “separado” por decirlo con Hegel.
Pero volvamos a la intención de Hegel: se trata de No son ajenos a este intento de sustitución los poetas:
racionalizar la realidad toda, de lo inanimado a la Idea, Mallarmé –hay que repetirlo– es el caso más claro de
de la vida al Arte, de la sociedad a la religión, de la semejante actitud. En su poesía, hermosa como es, se
Psicología a la Historia. Este acento puesto en la razón trata de “abolir” el mundo –de hecho de abolir los dos
desbalancea el sentido de la vida humana. El hombre grandes libros: el del Mundo y el de las Escrituras–.
no es puramente razón: es ser y valer, odio y amor, sim- Pero Mallarmé se da cuenta de que semejante abolición
patía y diferencia. Razón (logos), sin duda; pero tam- es imposible. Acaba por triunfar el azar de Un coup de
bién, como lo pensaba Platón, Eros y aun, platónica- dés donde sabemos que el hombre es “sólo una conste-
mente, Mito. lación”; acaba por triunfar la duda en este Hamlet que
A partir de Hegel, una vez desgajado el sistema por Mallarmé describe –poetiza, teatraliza– en Igitur.
“caballeros de la fe” –Kierkegaard– o por jóvenes he- Pero volveremos a la poesía de nuestros días. Quisi-
gelianos (Feuerbach, Ruge, y, naturalmente, Marx) se era, aunque brevemente, referirme a un movimiento
acentúa la división humana. Esta división, que se con- que sólo he citado de pasada: el romanticismo.
vierte en desazón, podría encontrarse en los nihilistas Es prácticamente imposible añadir nada nuevo acerca
rusos, en Stirner y, sobre todo, en Nietzsche. de un movimiento tan estudiado y tantas veces descrito
“Vivo sin paz y sin descanso entre sobresaltos conti- e interpretado: de Madame de Staël a Albert Béguin, de
nuos” (Job, 3, 26-27) puede decir el hombre contem- Reymont a Paz, de Victor Hugo y de los románticos mis-
poráneo con Job. Sobresaltos que pertenecen a la natu- mos a Elliot... Inútil citar más nombres.3
raleza humana misma pero que acaso la participación La referencia al romanticismo es inevitable porque en
del hombre moderno y contemporáneo ha acentuado. parte, todavía somos románticos y, de manera especí-
Job –salvo al final del libro, momento de salvación–, fica, fueron herederos del verdadero romanticismo los
coincidirá con Nietzsche cuando éste afirma que el simbolistas, los modernistas de Hispanoamérica y Es-
hombre es una mezcla de fantasma y de planta y, so- paña y, en muy buena medida –por ejemplo, en la idea
bre todo, cuando escribe –así hablaba Zarathustra–: el de unión de los opuestos dentro del inconsciente– los
desierto está creciendo. surrealistas.
Uno de los resultados de esta escisión humana con- El romanticismo, cuyas ideas centrales se esbozaban
duce al tan traído y llevado problema de la muerte de ya en este anti-progresista que fue J. J. Rousseau, es
Dios. No quiero repetir lo que ya he escrito en otra una revolución. Su esencia, en aquellos países en que
parte.2 Muerto Dios, el hombre moderno y contemporá- primeramente surge –Alemania, después Inglaterra–
neo quiere sustituirlo –involuntariamente acaso– por es, en sus inicios, una rebelión de las pasiones: así el
entes de esta tierra: la filosofía, el progreso, la ciencia, “Sturm und Drang”, movimiento al cual fue adicto el
el arte, la Humanidad... pero querer que lo infinito sea joven Goethe.
infinito, querer, como lo quiere Feuerbach al reducir
la teología a antropología, que el único Dios del hom-
bre sea el hombre mismo –hombre, es decir, especie 2. Puede verse mi libro El desarrollo y la crisis de la filosofía oc-
humana; querer, como Feuerbach que el Hombre sea cidental, Alianza Editorial, Madrid, 1975. Debe verse Henri de Lubac,
infinito en bondad, amor, razón, es una imposibilidad Le drame de l´humanisme athée. Un libro toca con novedad el tema:
Hans Kühn, Ser cristiano, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1976.
vital. Hacer absoluto lo que está en el corazón de lo
3. Me han sido de especial utilidad Albert Béguin, El alma román-
relativo es una idolatría; idolatría que sería solamente tica y el sueño y Jacques Barzun, Classic, Romantic and Modern.
un error si no fuera, en realidad, atroz porque de hecho 4. Sobre esta reacción de algunos románticos hay que leer Octavio
esta idolatría ha conducido, bien lo sabemos, a muchos Paz, Los hijos del limo.
5. Citado por H. S. Harris, Hegel’s Development, Toward the Sun-
y diversos “universos concentracionarios”.
light (1770-1801). Clarendon Press, Oxford, 1972. El libro es excep-
¿En qué sentido estas idolatrías están ligadas a la cional y, a mi modo de ver, lo más lúcido que se ha escrito acerca del
escisión del hombre? Una respuesta detallada sería “joven” Hegel.
demasiado laboriosa para el propósito de estas páginas.

ANAGNÓRISIS 7u
Revolucionario, el romanticismo lo es a veces en la vida cotidiana, un significado paralelo; ambas, en sus
práctica –el caso más claro es el de Byron; no es olvida- orígenes significan prácticamente lo mismo. Pero, es-
ble Hugo–. Pero muchos poetas románticos empiezan cribe Coleridge: “Existe en todas las sociedades cierto
por ser revolucionarios para desilusionarse, después, sentido común colectivo e inconsciente que procede a
de la revolución –caso típico: Wordsworth–.4 A estos y desinonimizar las palabras” (Biographia literaria).
otros casos habría que añadir el modo de pensamiento Este inconsciente colectivo –¿semejante al lenguaje de
que es propio de Hegel: Hegel, en sus años de Berna los pueblos de Herder?; ¿semejante a la historia univer-
(1793-1796) preconiza una filosofía del amor universal y sal eterna de Vico?– hace que la fantasía, ya desinoni-
hace resaltar muy claramente sus ideas revolucionarias. mizada de la imaginación, remita a los “agregados”,
A Hegel podría aplicarse la frase de sus contemporáneo a las “sensaciones”. La imaginación, por su parte, pe-
amigo-enemigo Schelling: “la revolución será hecha por netra –el término, como veremos, es importante– en
la filosofía”.5 Pero Hegel se volvió tradicionalista en su los fundamentos de las cosas; es decir, conoce. Escribe
madurez y en las cátedras alemanas. Coleridge: “Considero a la IMAGINACIÓN como prima-
Cabe aquí una pregunta: ¿puede decirse que Hegel ria o como secundaria. La IMAGINACIÓN primaria es el
fuera romántico? Sí y en dos sentidos: si el romántico poder y el agente primero de toda percepción humana y
es el que se entrega al espíritu al pensar que éste es constituye una suerte de repetición, en el alma humana
más real que la realidad que vagamente solemos llamar finita, del acto eterno de la creación en el infinito YO
“real”, Hegel es un romántico: toda su filosofía conduce SOY” (Biographia literaria, XIII). No interesan aquí
a la plenaria realización del hombre en el Espíritu Ab- las posibles filiaciones kantianas en el pensamiento de
soluto (Arte, Religión, Filosofía). Pero “romático” sig- Coleridge. Por lo demás percibo entre uno y otro más
nifica también, como claramente lo ha visto Jacques diferencias que semejanzas. Lo que aquí importa es que
Barzun, acción; el romanticismo es una filosofía del la poesía es conocimiento y conocer es, para Coleridge,
movimiento y la dialéctica de Hegel es el sistema lógico crear, es decir, en una primera etapa, “disolver” y “disi-
que permite precisamente ver el mundo en acción y aun par” y, en una segunda etapa definitiva, verdadera-
los conceptos mismos como conceptos, por así decirlo, mente crear. No es otro el sentido de lo que Coleridge
activos. Hegel, en efecto, coincide con una idea-clave de ha llamado imaginación primaria.
Goethe: “En el principio era la acción”. Acción y contemplación, creación y sueño. ¿Hay que
En un extremo del romanticismo, el movimiento, la recordar que Kublai Kahn fue totalmente concebido en
historia, el cambio; en el otro extremo la revelación sueños?
religiosa, especialmente presente en los sueños, que Lo esencial es que Coleridge, más claramente que
podemos simbolizar, para no citar más nombres, en otros románticos, identifica creación, imaginación y
Novalis, y sobre todo en aquel Heinrich von Ofterdin- conocimiento. Evita así Coleridge cierto desbalanceo
gen que anda en busca de la “flor azul” del espíritu. que de hecho se presenta entre los románticos con harta
Para mi propósito, sin embargo, me interesa espe- frecuencia: un desbalanceo hacia lo irracional –nueva-
cialmente uno de los grandes románticos y tal vez el mente, el hombre dividido se inclina hacia una de sus
más grande teórico del romanticismo. Pocos, como Co- facultades– que ya estaba presente en el Rousseau de
leridge, supieron unir, conocer, poetizar y actuar. Cole- los Discursos, de las Rêvieres, del Émile, desbalanceo
ridge emprende a lo largo de su admirable Biographia que será el fundamento mismo de Nietzsche, Rimbaud,
literaria, muchas veces en polémica con Wordsworth, Lautréamont.
una defensa e ilustración de la IMAGINACIÓN (así des-
taca la palabra). 4. La poesía contemporánea
Formado en la tradición clásica –el amor a Grecia es puede parecer –de hecho no lo es– caótica. El poeta
común a todos los grandes románticos sin excepciones–, contemporáneo sabe, sin embargo, que no puede ser
Coleridge aprende griego, latín y lo que el llama un “he- aquel Dios que –no sin humildad y orgullo– buscaba
breo tolerable”. En un tono narrativo que le es muy pro- Mallarmé y acaso buscaba también Flaubert cuando
pio desarrolla, entre meandros y comentarios, sus ideas decía “je n’écris que des phrases parfaites”.
más originales. Vayamos al meollo del asunto. El desarrollo de la poesía contemporánea conduce,
cada vez más, a una suerte de subjetivización. Los
En una distinción ya famosa Coleridge establece una poetas de nuestro siglo escasamente parecen referir
clara diferencia entre Imaginación (IMAGINATION) y a referentes precisos: grandes novelas tienden a ser
Fantasía (FANCY). Ambas palabras pueden tener, en la poéticas –A la recherche du temps perdu, Ulises,

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Finneagan’s Wake por sólo citar tres ejemplos ejem- relación intersubjetiva, no es resligatio? Y si esta relación
plares. Por otra parte, los poetas (Eliot, García Lorca, es auténtica (con los “otros”, con el “Otro”), es una
Huidobro, Gorostiza, Paz...) escriben poemas extensos. relación amorosa. La cita de Kierkegaard no pretende
Novelistas y poetas parecen hoy en día poseedores de lo sino definir, en términos modernos, la antigua agape,
que me gusta llamar épica de la subjetividad. la antigua caritas. Y si la intersubjetividad es profunda,
Pero en este caso, si la poesía –y la novela– se han he- el poema contemporáneo permite un conocimiento más
cho más subjetivas, ¿podemos todavía hablar de cono- hondo y también más matizado de los demás hombres,
cimiento? del mundo, de la “otredad”.

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Quisiera, antes de responder a la pregunta, modifi- El filósofo, el poeta. Ambos se preocupan por las
car una idea que ya se ha hecho hábito entre los críti- grandes interrogaciones de esta vida –acaso de otra
cos. La poesía de hoy no es, o no es siempre, más sub- vida–. Ambos pueden emplear tanto conceptos como
jetiva que las de otras épocas. En el caso de Joyce se imágenes. No olvidemos esta cascada de argumentos
ha podido demostrar que parte de su obra más difícil, que Platón presenta en el Parménides para autocriti-
además de remitirnos a Dublin o al eterno retorno, nos carse. Lo que al final nos queda es indecible, no olvidem-
remite principalmente a dos tradiciones irlandesas. La os tampoco que el Parménides y el Timeo fueron los
demostración ha sido hecha por Frances M. Boldereff diálogos que más influyeron en la mística neoplatónica
(Reading Finnegan’s Wake); las tradiciones son 1) la de de Plotino y sus discípulos. La diferencia más impor-
la antigua poesía de Irlanda que entrañaba doce años de tante entre el concepto lógico y el concepto metafísico o
estudio para llegar a ser el Ollave –el maestro; 2) las es- poético es que el primero puede denotar; el segundo –al
trictísimas reglas poéticas que implicaba el rethoricus borde siempre de lo indecible– suele connotar. Imagen
sermo introducido por San Patricio o por sus discípulos. y concepto son aproximaciones a una realidad superior,
Es probable –es casi seguro– que podríamos encontrar a-histórica, trans-histórica o eterna. Poeta y metafísico
referentes concretos abundantes en Eliot, en Claudel y, pueden sugerir esta realidad; para hacerlo –digámoslo
sin duda, en García Lorca, Lezama Lima, Octavio Paz. con Paz– el poeta –podrían añadirse el metafísico, el
Es un hecho, la carga subjetiva es más poderosa en místico– busca “las peras del olmo”.
la poesía contemporánea que en la poesía clásica. Pero
subjetividad no es –no puede ser– signo de aislamien- 5. Pero insisto: ¿debe afirmarse que la poesía sea un
to. La subjetividad es relación y es contacto. Lo digo modo de conocimiento? La respuesta ha de ser afirma-
con Kierkegaard. “Hay que ser objetivo consigo mismo tiva y la afirmación nos proporciona en este caso lo que
y subjetivo con los demás” (Diarios). ¿No es la poesía se llamo, en la Edad Media, una “persuasión probable”.

ANAGNÓRISIS 9u
de hecho, hacerlo el pueblo; de ahí que García Lorca
haga notar el valor metafórico de las expresiones “po-
pulares”. El poeta sostiene el lenguaje y vuelve a darle
sentido. Digámoslo con Heidegger:

Cantar y pensar son los dos troncos vecinos del acto poético.
Nacen del Ser y se elevan hasta la verdad.

(La experiencia del pensamiento)

¿No es este cantar y pensar –también la poesía es


reflexiva– una forma de conocer la Palabra por medio
de las palabras?
3) Quiero recordar algo olvidado de puro sabido.
Conocer, en el Antiguo Testamento, es tener relación
sexual, carnal. Conocer es penetrar (como conocer me-
diante la imaginación era penetrar en Coleridge). Es
también intuir, palabra que en sus orígenes también
significaba, precisamente, penetración. El conocimien-
to poético es tanto conocimiento corporal como espir-
itual. Lo digo con Mounier: el hombre “no es alma ni
es cuerpo; es totalmente alma y totalmente cuerpo” (El
personalismo). No es otra la idea de persona. El poema
es el vehículo que permite que las personas entren en
contacto vital y espiritual (vital, casi carnal en algunos
poetas, entre ellos Lezama Lima).
Podría objetarse en este punto que el poeta procede
únicamente mediante emociones. La idea es falaz.
Lo es, por lo menos, por tres razones: Pienso como Borges que el poema nace de una emoción
1) Mediante la palabra el poeta, como la obra de arte,

Joannes Hevelius | Firmamentum Sobiescianum sive Uranographia | 1690


para convertirse en una construcción. Concuerdo, más
nos situa en el lenguaje que se enuncia de manera in- precisamente, con Henri Bergson –este gran hombre
dicativa. Mediante palabras, ritmos, cantos, ritos, sen- injustamente algo olvidado– en Las dos fuentes de la
timientos, imágenes, conceptos, el poeta dice justa- moral y la religión: las emociones tienen su lógica. Al-
mente aquello que necesita de nuestra atención mayor: gunas de ellas proceden de ideas y son, naturalmente,
vida, muerte, amor, inmortalidad, divinidad. La poesía pobres; otras crean ideas y son, naturalmente, el mo-
es siempre religiosa. En este sentido es admirable el tor y el movimiento mismo de la reflexión; la emoción
epígrafe que Dylan Thomas escribió al principio de sus creadora hace que nuestro lenguaje verdaderamente
Collected Poems. Escribe Thomas: hable. Todos sabemos que el paisaje de Provenza es otro
después de que lo pinto Cézanne; lo mismo sucede en
Alguna vez leí acerca de un pastor quien, al preguntárse-
le por qué hacía ejercicios rituales dirigidos a la luna para
el caso de la poesía: el Ulises de Joyce descubre a otro
así proteger sus rebaños, contesto: ‘Sería un tonto si no lo Ulises; la Anábasis de St. John Perse nos revela otra
hiciera”: Estos Poemas, con todas sus crudezas, sus dudas y anábasis, muy distinta de la de Jenofonte.
confusiones, estan escritos por amor al Hombre y en elogio Dos niveles: entender el poema mediante una lectura
de Dios y yo sería un verdadero tonto si así no fuera. personal que si es profunda podrá muchas veces des-
cubrir en el poema lo que el poeta mismo a veces
La poesía es, así, conocimiento que nos ata a los otros ignoraba haber escrito; entender mediante el poema,
y nos permite –cada poema puede ser leído, matizada- es decir, referirnos, también matizadamente, al sentido
mente, de manera distinta por distintos lectores aten- de la vida, al sentido del universo, y, en última instan-
tos– entrar en contacto por medio de semejanzas –sin cia, pensar como Dylan Thomas: “I would be damned
ellas el poema sería ininteligible– y diferencias –sin fool if I didn’t.”
ellas el poema carecería de vida y de vitalidad. Tal es la presencia del sentido; tal es el sentido de la
2) Sabemos que el poeta re-crea el lenguaje –puede, presencia.¬

t 10 ANAGNÓRISIS

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