La mirada feminista y el poder, reflexión de los capítulos 6 y 7 del libro “Feminismo

para principiantes”.
Lucia Mora Acosta
El texto explica brevemente cómo se fueron señalando las bases de la formación de la
sociedad actual y los elementos clave en este proceso. Fue así como poco a poco se fueron
convirtiendo en objetos de estudio (pensando en que se fueron materializando o
delimitando) que habrían de formar la postura feminista. Esto fue gradual y no se trata de
un descubrimiento científico increíble como a veces se nos presentan las teorías de grandes
pensadores. Tuvieron que darse etapas en las que se llegaron a conclusiones/objetos que
podrían indicar el camino hacia dónde se podría dirigir la mirada del que estudia el
fenómeno de la formación de la cultura occidental.

Surgieron entonces los términos de Androcentrismo, Patriarcado, Machismo y sexismo

además de género. Mismos que han servido para cuestionar seriamente la forma en que
se ha estudiado y construido la sociedad. Implica que existe una segregación de entidades
que permanecía invisible. Invisible porque, aunque no se tenía incluida en los lentes de la
realidad pre-feminista, si era un fenómeno que afectaba a millones de habitantes y que
sigue causando sufrimiento.

El feminismo y estos términos ayudaron a repensar el mundo y la realidad de más de la

mitad de los pobladores del mundo que son infrarrepresentados y que no tienen acceso al
control de lo que más importa en sus vidas. Los cuerpos de las mujeres han sigo estudiados
de una forma totalmente utilitaria. Me impresiona mucho que se considere que los síntomas
de los hombres y de las mujeres en un infarto son iguales o que el clítoris es un pene no
desarrollado. Al preguntarle a un doctor amigo mío me comentó que sabe que existen
síntomas diferentes en los infartos que los que comúnmente se le atribuyen pero que no
encuentra una diferente incidencia respecto al sexo. Son las palabras que por medio de
comparaciones “es como un pene no desarrollado” postulan las bases de una comparativa
no igualitaria e injusta que no considera al otro como un ser completo sino como un ser no
desarrollado y menor.

Esto se extiende hasta la presencia de las mujeres en el mundo fuera del hogar, de la
familia. Anteriormente me parecía que decidir que había que tener la misma representación
entre hombres y mujeres en el congreso era poco objetivo. Lo que muchas veces pensé es
que quién debería estar representándonos es alguien preparado y no necesariamente
alguien con un sexo. Lo que pienso ahora es que dada la desigualdad no sólo de
representación sino de oportunidades e imagen social (por que una mujer soltera,
independiente, fuerte y educada es mal vista) impiden que exista este ideal. Muchas veces
he pensado que las mujeres no tienen que ser metidas a la fuerza en el congreso, pero creo
que sí, no puede ser argumento que no estén “bien preparadas” ya que al ser el 60% de la
población es mucho más probable que existan mujeres igual o mucho mejor preparadas
que los hombres.