Un fluido pesa y ejerce presión sobre las paredes y el fondo del recipiente que lo
contiene y sobre la superficie de cualquier objeto sumergido en él. Esta presión,
llamada presión hidrostática, provoca, en fluidos en reposo,
una fuerza perpendicular a las paredes del recipiente o a la superficie del objeto
sumergido sin importar la orientación que adopten las caras. Si el líquido fluyera, las
fuerzas resultantes de las presiones ya no serían necesariamente perpendiculares
a las superficies. Esta presión depende de la densidad del líquido en cuestión y de
la altura del líquido con referencia del punto del que se mida.
Fricción
La fuerza de fricción o la fuerza de rozamiento es la fuerza que existe entre dos
superficies en contacto, que se opone al movimiento relativo entre ambas
superficies (fuerza de fricción dinámica) o a la fuerza que se opone al inicio del
deslizamiento (fuerza de fricción estática). Se genera debido a las imperfecciones,
en mayor parte son microscópicas, entre las superficies en contacto. Estas
imperfecciones hacen que la fuerza perpendicular R entre ambas superficies no lo
sea perfectamente, sino que forme un ángulo con la normal N (el ángulo de
rozamiento). Por tanto, la fuerza resultante se compone de la fuerza
normal N (perpendicular a las superficies en contacto) y de la fuerza de
rozamiento F, paralela a las superficies en contacto.
Existen dos tipos de rozamiento o fricción, la fricción estática (Fe) y la fricción
dinámica (Fd). El primero es la resistencia que se debe superar para poner en
movimiento un cuerpo con respecto a otro que se encuentra en contacto. El
segundo, es la resistencia, de magnitud considerada constante, que se opone al
movimiento pero una vez que este ya comenzó. En resumen, lo que diferencia a un
roce con el otro, es que el estático actúa cuando los cuerpos están en reposo relativo
en tanto que el dinámico lo hace cuando ya están en movimiento.
La fuerza de fricción estática, necesaria para vencer la fricción homóloga, es
siempre menor o igual al coeficiente de rozamiento entre los dos objetos (número
medido empíricamente y que se encuentra tabulado) multiplicado por la fuerza
normal. La fuerza cinética, en cambio, es igual al coeficiente de rozamiento
dinámico, denotado por la letra griega {\displaystyle \mu \,} {\displaystyle \mu \,}, por
la normal en todo instante.
No se tiene una idea perfectamente clara de la diferencia entre el rozamiento
dinámico y el estático, pero se tiende a pensar que el estático es algo mayor que el
dinámico, porque al permanecer en reposo ambas superficies pueden aparecer
enlaces iónicos, o incluso microsoldaduras entre las superficies, factores que
desaparecen en estado de movimiento.
Este fenómeno es tanto mayor cuanto más perfectas son las superficies. Un caso
más o menos común es el del gripaje de un motor por estar mucho tiempo parado
(no solo se arruina por una temperatura muy elevada), ya que las superficies del
pistón y la camisa, al permanecer en contacto y reposo durante largo tiempo,
pueden llegar a soldarse entre sí.
Presión mecánica
Se conoce como PRESION a la magnitud física que mide la fuerza por unidad de
superficie, y sirve para caracterizar como se aplica una determinada fuerza
resultante sobre una superficie, relacionando así, la fuerza con la superficie sobre
la que actúa, es decir, equivale a la fuerza que actúa sobre la unidad de superficie.
Cuando sobre una superficie plana de área A se aplica una fuerza normal F de
manera uniforme y perpendicularmente a la superficie.
Para no hundirse en la nieve es conveniente usar unas raquetas especiales de
mayor superficie de apoyo que los zapatos. Por el contrario, los zapatos de tacón
fino deforman el suelo y se hunden con mucha facilidad.
Un cuchillo mal afilado corta con mucho esfuerzo. Si lo afilamos disminuye la
superficie del filo y corta más fácilmente. También cortan el hielo las cuchillas de los
patines.
Si una fuerza actúa sobre una superficie PEQUEÑA, su efecto deformador es
GRANDE.
Si una fuerza actúa sobre una superficie GRANDE, su efecto deformador es
PEQUEÑO.
El poder deformador de una fuerza se "reparte" en la superficie sobre la que actúa.
La magnitud escalar que mide este "reparto" es la presión, que se define como la
"fuerza aplicada perpendicularmente sobre cada unidad de superficie".
Los gases y los líquidos son fluidos, que pueden estar en movimiento o en reposo
(estáticos), pero, aunque esté en reposo la masa, sus partículas, los átomos y las
moléculas, están en continua agitación. La PRESION en los FLUIDOS es la presión
termodinámica que interviene en la ecuación constitutiva y en la ecuación del
movimiento del fluido, en algunos casos especiales esta presión coincide con la
presión media o incluso con la presión hidrostática.
Todas las presiones representan una medida de la energía potencial por unidad de
volumen en un fluido. Para definir con mayor propiedad el concepto de presión en
un fluido se distinguen habitualmente varias formas de medir la presión:
La presión media, o promedio de las presiones según diferentes direcciones en un
fluido, cuando el fluido está en reposo esta presión media coincide con la presión
hidrostática.
La presión hidrostática es la parte de la presión debida al peso de un fluido en
reposo. En un fluido en reposo la única presión existente es la presión hidrostática,
en un fluido en movimiento además puede aparecer una presión hidrodinámica
adicional relacionada con la velocidad del fluido. Es la presión que sufren los
cuerpos sumergidos en un líquido o fluido por el simple y sencillo hecho de
sumergirse dentro de este.
La presión hidrodinámica es la presión termodinámica dependiente de la dirección
considerada alrededor de un punto que dependerá además del peso del fluido, el
estado de movimiento de este.
Origen de presión
En la antigüedad estaban lejos de sospechar el peso del aire. Lo consideraban como
un cuerpo que por su naturaleza tendía a elevarse, explicándose la ascensión de
los líquidos en las bombas por el horror vacui, «horror al vacío», que tiene la
naturaleza.
Cuando unos jardineros italianos quisieron elevar agua aspirando con una bomba
de hélice, apreciaron que no podían superar la altura de 10,33 m (cerca de 34 pies).
Consultado Galileo, determinó este que el horror de la naturaleza al vacío se
limitaba con una fuerza equivalente al peso de 10,33 m de agua (lo que viene a ser
1 atm de presión), y denominó a dicha altura alteza limitadísima.
En 1643, Torricelli tomó un tubo de vidrio de un metro de longitud y lo llenó de
(mercurio). Manteniendo el tubo cerrado con el dedo, lo invirtió e introdujo en una
vasija con mercurio. Al retirar el dedo comprobó que el metal descendía hasta
formar una columna cuya altura era 13,6 veces menor que la que se obtenía al
realizar el experimento con agua. Como sabía que el mercurio era 13,6 veces más
pesado que el agua, dedujo que ambas columnas de líquido soportaban el mismo
contrapeso, sospechando que solo el aire era capaz de realizar dicha fuerza.
Luego de la temprana muerte de Torricelli, llegaron sus experimentos a oídos de
Pascal, a través del Padre Mersenne, que los dio a conocer por medio de un tratado,
actualmente depositado en París. Aunque aceptando inicialmente la teoría del
horror al vacío, no tardó Pascal en cambiar de idea al observar los resultados de los
experimentos que realizó. Empleando un tubo curvado y usándolo de forma que la
atmósfera no tuviera ninguna influencia sobre el líquido, observó que las columnas
llegaban al mismo nivel. Sin embargo, cuando permitía la acción de la atmósfera en
uno de los ramales, el nivel variaba.
Estos resultados le indujeron a abordar el experimento definitivo, consistente en
transportar el barómetro a distintas altitudes y comprobar si era realmente el peso
del aire el que determinaba la ascensión del líquido en el tubo. Al escribir a Perier,
uno de sus parientes, el 15 de noviembre de 1647 acerca del experimento
proyectado, decía:
Si sucede que la altura de la plata viva es menor en lo alto de la montaña que abajo,
se deducirá necesariamente que la gravedad y presión del aire son la única causa
de esta suspensión de la plata viva, y no el horror al vacío, porque es verdad que
hay mucho más aire que pese al pie de la montaña que en su vértice.
El 19 de septiembre de 1648, Pelier cumplió el deseo de su cuñado y realizó el
experimento ascendiendo a la cima del Puy-de-Dôme. Comparando la medida
realizada en la cima, situada a una altura de 500 toesas (cerca de 1000 m), con la
de base, tomada por el padre Chastin, hallaron una diferencia de tres líneas y media
entre ambas. La idea del horror vacui quedó definitivamente abandonada: el aire
pesaba.
No cabe duda del mérito de la realización del experimento; sin embargo, Descartes
fue quien, en carta escrita en 1638, doce años antes del experimento de Torricelli,
afirmaba ya que:
El aire es pesado, se lo puede comparar a un vasto manto de lana que envuelve la
Tierra hasta más allá de las nubes; el peso de esta lana comprime la superficie del
mercurio en la cuba, impidiendo que descienda la columna mercurial.