201534389
1
Ver Constitución Española, Preámbulo.
2
Ver Constitución Política de Colombia. Preámbulo.
3
Comparar Mello. Eleicôes e meios de comunicacâo no Brasil. Pág. 55-57.
4
Ibídem
5
Ver Le Conseil d’État et la Jurisdiction Administrative. Réflexions sur l'intérêt général - Rapport public
1999
del Consejo de Estado Francés le sirvió a la institución para preguntarse por el sentido y
la funcionalidad del interés general, tal y como se vislumbró en el ambiente
revolucionario de 17896. Esta corporación concluye que la concepción inicial de este
concepto esté superada, pero se esfuerza por mantener, a partir de una línea evolutiva
razonable, la centralidad del interés general en el Derecho moderno7.
“la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los
sistemas de pensamiento. Por esta razón, la justicia rechaza el que la pérdida de libertad de algunos
sea justificada en el mayor bienestar compartido por otros. No puede permitirse que el sacrificio
impuesto sobre unos pocos sea sobreseído por la mayor cantidad de ventajas disfrutadas por
muchos…los derechos garantizados por la justicia no están sujetos a regateos políticos ni el
cálculo de intereses sociales. Siendo las primeras virtudes de las actividades humanas, la verdad
y la justicia son innegociables”11.
6
Ibídem (Todas las referencias a esta fuente son traducciones propias)
7
Ibídem
8
Ver Le Conseil d’État et la Jurisdiction Administrative. Réflexions sur l'intérêt général - Rapport public
1999
9
Ver Duguit, Les transformations du droit public. p.89 (Todas las referencias a esta fuente son
traducciones propias).
10
Ibid., pág. 91.
11
John Rawls, A theory of justice, Cambridge, Harvard University Press, 1971, págs. 3-4
En La Teoría de la Justicia12, Rawls concibe un procedimiento de argumentación
consensual para garantizar que los principios de la justicia, que deben orientar las
instituciones sociales y los procesos legales, sean escogidos consensualmente, rodeándolo
de las condiciones necesarias para que no sea contaminado por juicios egoístas y se
garantice la imparcialidad de estos13. El constructo metodológico que utiliza para ello es
el de la posición original, que pretende describir un estado hipotético inicial que asegure
la neutralidad de los principios de justicia y los acuerdos fundamentales14. Así como se
considera razonable que no haya situaciones iniciales de ventaja o de desventaja, tampoco
lo es que los principios generales sean, como en el caso del utilitarismo, proyecciones
sociales de los intereses individuales de los participantes15.
12
John Rawls, Teoría de la Justicia, México, Fondo de Cultura Económica, 1979.
13
Ibid., págs. 35-40.
14
Ibid., págs. 35-36.
15
Ibid., págs. 36.
16
Ibid., pág. 37.
mismos y sobre el sistema en cuanto: la estructura social debe regirse por principios de
justicia, y tienen accesos a teorías y leyes generales de carácter político, económico y
psicológico que puedan contribuir en sus deliberaciones17. Así pues, la posición original
y el velo de la ignorancia hacen posible un consenso mínimo unánime (no un mero
acuerdo) sobre los principios de la justicia que, de otra manera, sería difícil concertar con
garantías procedimentales suficientes para asegurar el contenido universal, autónomo y
consensual de estos18.
Las consecuencias de los consensos mínimos unánimes a los que se llega como
sociedad se aprecia en el derecho privado, en cuanto este le reconoce a cada individuo la
posibilidad de celebrar contratos y otros negocios para satisfacer sus intereses y
necesidades. Ese poder de redactar normas que regularán su propia conducta ha sido
denominado por la doctrina “autonomía privada”19. Se trata de un principio del derecho
privado que inspira y fundamenta la totalidad del derecho de los contratos, y a partir de
él se estructura la totalidad del esquema legal en el cual estos se enmarcan. De esta
manera, se considera la autonomía privada como un poder jurídico normativo que los
particulares ejercen en sus relaciones privadas20. No se trata de un derecho subjetivo ni
una facultad. Es un poder jurídico, por lo que no debe confundirse con otros conceptos
que pueden parecer similares, como la libertad (que tiene un contenido filosófico) o la
voluntad (que tiene un contenido psicológico), pues ello puede llevar a diversos errores
al resolver problemas particulares de los contratos21.
17
Ibid., pág. 166.
18
Ibid., pág. 167.
19
Castro de Cifuentes. El derecho de las obligaciones. Pág. 367
20
Luigi Ferri, La autonomía privada, Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado, 1969. Págs. 88-90.
21
Castro de Cifuentes. El derecho de las obligaciones. Pág. 368.
Referencias
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