La novela “Pobre Negro”, del escritor venezolano Rómulo Gallegos, es una
obra publicada en 1937. Es la sexta novela del escritor, luego de haber publicado “Reinaldo Solar” (1920); “La Trepadora” (1925); “Doña Bárbara” (1929); “Cantaclaro” (1934); “Canaima” (1935).
La novela está divida en cuatro Jornadas; cada jornada está divida en
capítulos, y los capítulos en subtítulos. La primera jornada se subdivide en tres capítulos; la segunda jornada, en cuatro capítulos, la tercera jornada en tres capítulos y la cuarta jornada en tres capítulos.
La historia recoge como tema central la institución colonial de la esclavitud
durante el período que va de 1854 a 1864, con la Guerra Federal venezolana como fondo protagónico, y con algunas referencias a otros momentos históricos como el terremoto de 1812, la Emigración a Oriente de 1814, y la propia emigración africana, con sus costumbres y tradiciones, a tierras venezolanas.
Después de la Guerra de Independencia (1810-1823), la paz había
regresado a las haciendas que resistieron y continuaron produciendo el cacao mediante el trabajo de negros esclavos en la zona de Barlovento y los Valles del Tuy. A pesar de que el propio Libertador Simón Bolívar ya había decretado la abolición de la esclavitud en 1816, la institución colonial no había desaparecido, por lo que el racismo, causante de múltiples resentimientos y animadversiones, continuaba definiendo las relaciones en el contexto económico, político y social de aquél período.
El rostro humano
“Pobre Negro” es el amargo grito de la raza negra que, en tierras de
Barlovento, se encuentra aprisionada por la sociedad mantuana y blanca de la época, retrato hecho fidedignamente mediante la indagación psicológica que hace Gallegos de los personajes de la ficción.
El autor retrata a los personajes en su dimensión humana y también como
símbolos. Encarnan el instinto salvaje, por un lado, en el rostro de los negros esclavos, y el sentido civilizado, por el otro, en el rostro de los mantuanos. En esa dualidad se superponen la audacia, el conocimiento, la superstición, el apego a la sangre y a la tierra, mediante una descripción del paisaje que adquiere una nitidez poética en la prosa armoniosa y rica. El análisis psicológico de los personajes es agudo y penetrante. Por eso en la novela se da la compenetración perfecta entre el realismo, la ensoñación poética y el estudio psicológico.
Tema central de la novela
La novela, -que comienza con algunas referencias a las tradiciones
culturales de la región, como el las Fiestas de San Juan y a las características propias del entorno geográfico-, parte de la violación de Ana Julia Alcorta, hija de los dueños de la hacienda, por “Negro Malo”, esclavo de la plantación. El autor describe con minuciosidad los trastornos de personalidad que desde muy pequeña Ana Julia Alcorta sufría, debido a una visión de su niñez que resultó traumática. Una visión de su infancia de nueve años le había traído el castigo al que fue sometido “un negro descomunal” por haber cometido la violación de otra niña.
Sin recordarlo conscientemente, Ana Julia Alcorta había sido impresionada
por aquel recuerdo, salido del relato de su padre: “¡La hijita de Crisanto! ¡Dios mío! ¡Qué monstruo!”. Había ella oído a su padre, lo que a la postre se convirtió en una sensación de desprecio hacia todo lo que se relacionara con lo negro y con lo esclavo.
Los cambios de ánimo de la niña, convertida luego en mujer, llevaron a sus
padres a trasladarse con ella a la Casa Grande de la plantación, buscando en el refugio del campo alguna mejoría de las reiteradas perturbaciones de su salud.
Allí sufriría un segundo momento crucial en su vida: la violación de ella
misma por “Negro Malo”, un negro esclavo de la plantación.
De la violación nacerá Pedro Miguel, el protagonista de la novela, cuya
historia cuenta sus padecimientos como hijo bastardo, ilegítimo.
De la liga de aquella mujer blanca y débil, frente a un negro fuerte e
instintivo brotará un mestizo que no corresponderá por su condición ni a un grupo social ni a otro; persistirá, por el contrario, en una suerte de limbo étnico, que lo protegerá sólo hasta llegar a la adolescencia. Luego la cruda realidad se encargará de hacerlo un sujeto dividido y solitario frente a lo que será su desubicación social. Lo llamarán “Don Nadie”, y con este nombre se referirán al mestizo. Y para salir de ese espacio se irá a la guerra a reconocerse, convirtiéndose en un soldado que encontrará ubicación histórica y social en la guerra. Este hombre, distinta a la manera de los otros negros, por la educación que había recibido, razonará antes de actuar, medirá las consecuencias de sus actos y se sobrepondrá a las circunstancias que lo rodean.
El contexto social
La relación de sucesos que se narran a partir de aquí, muestran una
preocupación constante en Gallegos, cual es la de abordar el problema social de sus personajes. Las angustias y dramas están presentes, ya sea como forma de lucha contra la injusticia, ya sea mostrando el deseo de mejorar las clases inferiores o de las gentes castigadas, en este caso por la esclavitud y el abuso del poder del mantuanaje.
Como queda dicho, la novela se centra en la figura protagónica de Pedro
Miguel Candelas. Este personaje es el producto de un sincretismo racial, de la unión violenta de un mulato cimarrón, llamado “Negro Malo”, con Ana Julia Alcorta, hija de un oligarca cacaotero de la región centro-norte venezolana. Obligado a permanecer marginado por su condición de mulato en una Venezuela racista, -heredera del régimen colonial español-, Pedro Miguel crece sintiendo un odio a la condición racial blanca y a la oligarquía blanca criolla que lo subyuga. Pedro Miguel desconoce, al principio, los detalles de sus vínculos familiares. Llegando a su adolescencia sin conocer a sus verdaderos padres debido al decreto de silencio impuesto en torno al tema. El contexto político
Es durante esta época de su adolescencia cuando comienza a desatarse el
conflicto armado que desembocaría en la Guerra Federal de 1854. Pedro Miguel, incitado por las ideas del padre Mediavillas y de las lecturas liberales de algunos periódicos, más la educación recibida por Cecilio el Viejo, Cecilio el joven, como maestros, y Luisana Alcorta, que no sólo alimentó en Candelas un deseo de superación, sino también se convirtió en objeto del deseo del protagonista; siembran en su cabeza la semilla de la rebelión social por alcanzar mayores derechos para su raza, canalizando un deseo de cambio social.
Pedro Miguel entra de forma directa en el conflicto bélico de 1854, y su
educación blanca comienza a encontrar contradicciones con los valores de su nuevo bando. Al verse comandando un ejército de negros de la región de Capaya, se da cuenta de cómo sus nuevos compañeros han sido víctimas también, igual que él, de una subyugación bárbara que paradójicamente proviene del mundo blanco del cual él se ha alimentado.
Es entonces cuando se da cuenta de lo que ha significado ser negro en
Venezuela para miles de sujetos que no tuvieron las oportunidades que él tuvo, percibiendo lo que es ser un pobre negro.
Conclusión
La novela permite visualizar una noción reivindicadora del negro, en
cuanto sujeto oprimido, subalterno, enajenado, y reescribe pasajes de la historia desde la perspectiva del oprimido y desechado. La unión de Ana Julia y Negro Malo recrea, de alguna manera, el origen de la historia de Venezuela como nación, historia de encuentros fortuitos, del encuentro libre y confuso de las razas que se inquieren y se acosan, que se oponen y se juntan, fructificando, andando el tiempo, en carne mestiza, zamba, parda, de hijos naturales, como Pedro Miguel. Todo ello desembocará en una guerra cruenta, estigmatizadora, producto de las apetencias materiales y espirituales, en medio de la pugna política, de los liberales contra los oligarcas por la conquista del poder. Es, como dice Gallegos en la novela, “el duelo a muerte entre la barbarie genuina en que continuaba sumida la masa popular, con sus hambres, sus rencores y sus ambiciones, y la civilización de trasplante –códigos y constituciones aparentemente admirables- en que venía amparando sus intereses la clase dominadora”.