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Materia: Comercio Exterior Docente: Lic.

Felipe Montalván Contreras

EL FORO PROSUR
ANTECEDENTES:

Unasur fue creada en 2011 bajo el impulso del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez. Entonces, la
mayoría de los presidentes de la región eran de tendencia estatista o nacionalista, como Ignacio Lula Da Silva
(Brasil), Cristina Fernández (Argentina), Rafael Correa (Ecuador) y Evo Morales (Bolivia).

Esa entidad no tuvo relevancia real en la integración latinoamericana, excepto permitir el uso de una retórica
populista y “antiimperialista” que beneficiaba a esos presidentes. Unasur era el espacio para que todos esos
líderes se dieran palmadas en la espalda y expresaran opiniones de mutuo afecto. Nada más.

Otras organizaciones han sido más efectivas en la facilitación del comercio y la integración, como el Mercosur,
por ejemplo, y la más recientemente creada Alianza del Pacífico, que incluye a varios países en los que
prevalecen modelos de libre mercado.

La Unasur murió justo cuando a Bolivia le tocó presidirla. Ello ocurrió porque el gobierno de Morales no pudo,
con una discutible capacidad diplomática, elegir a un nuevo secretario general de consenso. En la región ya
no había para entonces una mayoría que pudiera seguir designando en ese cargo a personajes de tendencia
populista o de izquierda. Habrá que añadir que el gobierno de Evo Morales mandó construir una sede para el
Parlamento de Unasur, a un costo de 470 millones de bolivianos, y que jamás fue usada con ese fin. Ante la
desaparición de Unasur, el Gobierno ha resuelto que allí se celebren matrimonios, bautizos y otras reuniones.

La Unasur cuyo tratado constitutivo se firmó en 2008 y puesta en vigencia el 2011 bajo el impulso del fallecido
presidente venezolano Hugo Chavez, entonces, la mayoría de los presidentes de la región eran de tendencia
estatista o nacionalista como Ingnacio Lula Da Silva (Brasil), Cristina Fernández (Argentina), Rafael Correa
(Ecuador) y Evo Morales (Bolivia), cuya retorica populista y antiimperialista que beneficiaba a esos
presidentes.

La Unasur era una organización intergubernamental conformada por los 12 países sudamericanos: Argentina,
Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.

La Unasur jugó un papel importante sobre todo en determinados temas políticos como intentos de golpe de
Estado, litigios o problemas políticos entre países como Venezuela y Colombia, también los consejos de
seguridad y defensa que hizo visibilizar la necesidad de disminuir la carrera armamentista y tener una doctrina
propia desde América del Sur y no seguir la doctrina de la Seguridad Nacional de EEUU.

¿POR QUÉ QUIEREN REEMPLAZAR UNASUR CON PROSUR EN SURAMÉRICA?

Mandatarios y representantes de gobiernos suramericanos se reúnen hoy en Chile para el lanzamiento de un


nuevo organismo de integración regional impulsado por Iván Duque, al que también fue invitado Juan Guaidó
como representante de Venezuela. ¿De qué se trata?

Más de una década después de la consolidación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la primera
apuesta clara por un organismo de integración regional que promovió la identidad y ciudadanía, y que
propició espacios de cooperación en América del Sur, el panorama en la región ha cambiado. La época de oro
de los gobiernos de izquierda y progresistas parece estar llegando a su fin, y un nuevo viraje hacia dirigentes
de derecha ha sido protagonista de las más recientes elecciones.
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De la mano de los cambios vienen nuevas iniciativas de integración, como el Foro para el Progreso y Desarrollo
de América Latina (Prosur), que está siendo impulsado por el mandatario colombiano, Iván Duque, y su
homólogo chileno, Sebastián Piñera, y será presentado hoy en el Palacio de la Moneda, en Santiago de Chile,
durante una cumbre a la que asistirán los presidentes Jair Bolsonaro (Brasil), Mario Abdo Benítez (Paraguay),
Martín Vizcarra (Perú), y Ariel Bergamino, vicecanciller de Uruguay.

Aunque sus objetivos, por el momento, son poco claros, una cosa es evidente: los lineamientos de Prosur van
al compás del Grupo de Lima y entre sus principales propósitos está acabar con la Unasur y presionar para
poner fin al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Incluso, Juan Guaidó, líder opositor venezolano,
reconocido por más de 50 países como presidente interino de Venezuela, fue invitado al evento como
“representante legítimo” de su país y seguramente hará parte de este organismo regional. Pese a que no
asistirá en persona, aseguró que irán sus “enviados”.

Recientemente, varios gobiernos de la región han suspendido sus actividades en la Unasur. Los últimos fueron
Colombia, tras la llegada de Duque, y Ecuador, con Lenín Moreno, quien además pidió la devolución del
edificio en donde se encontraba la Secretaría General del organismo. Unasur, la institución que integraba a
12 países suramericanos, ha quedado reducida a cinco: Bolivia, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela; desde
2017 no cuenta con un secretario general y, actualmente, muchos cuestionan su operancia.

Pero Piñera y Duque presentan “la solución”, “un nuevo foro que estará abierto a todos los países de América
del Sur que cumplan dos requisitos: vigencia plena del Estado de derecho y respeto pleno a las libertades y a
los derechos humanos” afirmó Piñera. Exigencias que, según los mandatarios, “no cumple Venezuela”.

“La intención de la creación de Prosur es meramente política, porque lo que están proponiendo lo hizo Unasur
durante diez años, hasta 2014. Es una copia, pero motivada por la oposición que hay frente al régimen de
Maduro. Y creo que un organismo internacional para presionar al gobierno venezolano no es la manera de
lograr su salida”, asegura el profesor Germán Prieto, del Departamento de Relaciones Internacionales de la
Javeriana.

David González, docente de la facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Santo


Tomás, coincide: “A pesar de que hay muy poca información de la propuesta que han hecho los presidentes,
sí se puede notar que tiene un sentido de contraposición. Es posible que, a partir de la victoria de estos
presidentes de centroderecha, se haya desencadenado un ejercicio de alianzas políticas para dar una
estocada final a un proyecto de internacionalización del socialismo del siglo XXI que muchos relacionan con
la Unasur", afirma.

¿QUÉ TAN VIABLE ES UNA INTEGRACIÓN CON PROSUR?

“Si, efectivamente, Prosur es una organización que está motivada meramente por un conflicto político e
ideológico; va a durar lo que dure esa disputa. Es muy complicado llevar a cabo una integración si esta va a
estar al vaivén de las posturas ideológicas de los presidentes de turno”, asegura Prieto.

González afirma que “es importante y rescatable que se hagan esfuerzos para la integración. Pero es aún más
importante que esos esfuerzos no tengan tintes ideológicos, sino que en realidad vayan en beneficio de la
población".

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Además, los dos concuerdan en que sería mejor darle continuidad al trabajo que se venía haciendo desde la
Unasur, pues ya había ciertos avances institucionales, normativos, de cooperación e infraestructura que
permitirían que el organismo se adaptara y pudiera seguir funcionando sin Venezuela mientras se resuelve la
crisis. “Esta institucionalidad tiene las herramientas para que en los momentos de crisis se puedan generar
alternativas para superarla”, asegura Prieto.

“Si se puede, en algún momento, superar ese escenario político e ideológico, sería muy provechoso juntar
todas estas organizaciones de integración regional que puedan servir para fortalecer el ejercicio
integracionista, como lo intentó Unasur”, reafirma González.

Sin embargo, la región se ha caracterizado por tener procesos de integración que, aunque son muy necesarios,
son también poco exitosos. La falta de participación y voluntad de los países miembros, sus polarizaciones y
desacuerdos ideológicos han sido los motivos para que ningún esquema avance. ¿Será esta la excepción?

PROSUR, ¿PRONORTE?

Después de casi una década de avances y retrocesos, innumerables crisis, desentendimientos, limitación de
recursos y una desconfianza tácita entre los 12 países miembros de Unasur, todo indica que su muerte
ocurrirá el 22 de marzo en Chile, en una reunión convocada por el presidente, Sebastián Piñera. Para
sustituirla se propone la creación de Prosur.

No hay certidumbre sobre cuántos países participantes de Unasur estarían dispuestos a adherirse a Prosur,
pero los representantes de los 12 países que la conforman fueron cordialmente invitados. Fuentes oficiales
revelan que en representación de Venezuela estaría el autoproclamado presidente encargado, Juan Guaidó.
Nada nuevo si se recuerda el apoyo irrestricto del Grupo de Lima.

Es probable que la reunión del 22 no cuente con la presencia de los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de
Uruguay, Tabaré Vázquez, ambos defensores de una postura de diálogo en Venezuela y siguen reconociendo
a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela.

Parece que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, estaría dispuesto a vincularse, sin mayores debates, a esta
nueva propuesta. En 2016, Brasil, que fue uno de los financiadores de la integración regional, dejó de dar su
cuota. El actual gobierno ve a Unasur con desconfianza y al Mercosur, en su formato actual, como anacrónico.

Si Prosur se concreta, Brasil, uno de los líderes de la integración regional en la década pasada, pasaría a ser
aliado de un nuevo proyecto de dependencia política y económica y se concretaría el renacimiento del AICA
Plus, como el más importante mecanismo de seguridad continental para Estados Unidos.

Los líderes de esta nueva propuesta afirman hacer una apuesta a un bloque pragmático, libre de ideologías.
Aunque para muchos suene atractivo, contradictoriamente traería el sesgo de la nueva derecha continental
con todas sus derivaciones.

Como en otras mesas de negociación, el componente democrático será credencial obligatoria para el ingreso
de los países, lo que excluiría automáticamente a la Venezuela de Nicolás Maduro e incluiría a la de Guaidó.
Resta saber qué tan democrática será la Venezuela que está emergiendo de la autoproclamación de Guaidó
como presidente interino y su inmediato reconocimiento internacional, dando inicio a un complejo debate
sobre el respeto al derecho internacional.

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Se pensaba que la gran estrategia regional sería una aproximación gradual entre los dos principales bloques:
Mercosur y Alianza del Pacífico, con el objetivo de revivir los principales lineamientos de la Asociación de Libre
Comercio Hemisférica (ALCA), propuesta de Estados Unidos que fue rechazada por los países del Sur, en aquel
entonces, bajo el liderazgo de Brasil.

Entre líneas, Prosur va más allá y podría sellar un nuevo consenso entre la región y Washington, concretar el
renacimiento del AICA Plus como el más importante mecanismo de seguridad continental para Estados
Unidos y conformar una nueva tríada regional, que estaría representada también por la OEA, seguramente
dirigida por el actual secretario general, Luis Almagro, quien podría ser reelegido por los buenos oficios
prestados y por el Grupo de Lima, alineado con los dictámenes de la Casa Blanca y el Departamento de Estado,
con mucho orgullo.

Iniciativas como Prosur pueden ser anclas importantes para un mundo cada vez menos multilateral.

El nuevo organismo regional fue propuesto por el presidente de Chile, Sebastián Piñera, y su homólogo
colombiano Iván Duque para reemplazar a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) de la que formaban
parte todos los países de América del Sur.

En 2018, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú suspendieron su participación. La semana pasada,
Ecuador anunció que iniciaba los procedimientos para retirarse del tratado de la Unasur. La secretaría general
de la Unasur, que se inauguró en 2010, está vacante desde 2017; el último secretario general fue el
colombiano Ernesto Samper.

DE UNASUR A PROSUR, SIN CAER EN LOS MISMOS ERRORES

Suramérica necesita una organización que le sirva de punto de encuentro, ayude a coordinar políticas
públicas, sea un garante eficiente de la democracia y no se deje llevar por la veleta ideológica de cada uno de
los países miembros. Por eso, la propuesta del presidente Iván Duque de reemplazar Unasur con Prosur es
interesante, aunque despierta algunas preguntas.

En entrevista con la emisora radial Oye Cali, el presidente Duque anunció que “hemos venido avanzando en
conversaciones con varios presidentes de América Latina para que Unasur llegue a su final y se inicie, más
bien, la construcción de una etapa mucho más ágil, menos burocrática y más coordinada de cooperación”. Al
respecto, el mandatario explicó que busca crear Prosur como “mecanismo de coordinación suramericana de
políticas públicas, en defensa de la democracia, la independencia de poderes, la economía de mercados, la
agenda social, con sostenibilidad y con debida aplicación”. También contó que está liderando el proceso junto
con el presidente chileno, Sebastián Piñera.

Estamos de acuerdo con el diagnóstico que el Gobierno colombiano y otros de la región han hecho de Unasur:
se convirtió en un caos burocrático al servicio de la dictadura venezolana. Una entidad que busque la
cooperación regional no puede abandonar su compromiso con la democracia.

El problema de Unasur es que, al ser idea de Hugo Chávez y de Lula da Silva, quienes financiaron el proyecto
y lo usaron para consolidar la oleada de gobiernos de izquierda en la región, nació con un sesgo ideológico
claro del que nunca pudo sacudirse.

Sin embargo, haría mal la región al olvidar que Unasur sí sirvió, en varios momentos críticos, como un
organismo de reacción. Su rol en respuesta al golpe de Estado en Paraguay contra Fernando Lugo, al
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movimiento secesionista en Bolivia, su mediación entre Colombia y Ecuador cuando ocurrió la Operación
Fénix, la creación de la biblioteca Gabriel García Márquez y la propuesta de integrar la defensa suramericana
son lecciones que la región debe aprender.

Por eso cabría preguntar: ¿no hay forma, en vez de acabarla, de reformar estructuralmente Unasur, de tal
manera que sea más útil para la región, pero no se pierda la experiencia que ya ha adquirido en sus años de
existencia? De pronto una solución de ese estilo implicaría, también, menores costos.

Si, no obstante, los países de la región desean empezar de cero con Prosur, nos parece que es una excelente
idea siempre y cuando no se cometan los mismos errores de Unasur. ¿Cómo garantizar, por ejemplo, que, en
esta Suramérica llena de gobiernos de derecha, Prosur no se convierta en un brazo burocrático y político de
esa ideología? Su éxito futuro dependerá de que se blinde a la organización contra una agenda política
particular.

Colombia debe continuar con su liderazgo en este tema. Hace poco hablábamos de cómo los retos de este
siglo requieren respuestas globales. Fortalecer Suramérica es un excelente paso para enfrentar los obstáculos
comunes.

El Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur) surge con la voluntad de "renovar y fortalecer" la
integración sudamericana, atomizada de organismos regionales, y despejarla de cargas ideológicas, aunque
nace alumbrada por Gobiernos mayoritariamente de centro y de derecha.

La Declaración de Santiago que otorga carta fundacional al Prosur no hace mención alguna a la crisis de
Venezuela, pero durante las conversaciones que mantuvieron las autoridades reunidas se denunció que el
presidente de esa nación, Nicolás Maduro, está intentando desestabilizar la democracia en la región.

El Prosur es fruto de la primera reunión de presidentes de Sudamérica que tiene lugar desde la última cumbre
de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que data de 2014, celebrada este viernes en la sede del
Gobierno chileno, el Palacio de La Moneda.

Firmaron el documento fundacional los presidentes de Argentina, Mauricio Macri; Brasil, Jair Bolsonaro; Chile,
Sebastián Piñera; Colombia; Iván Duque; Ecuador, Lenín Moreno; Paraguay, Mario Abdo Benítez, y Perú,
Martín Vizcarra; los mismos países que en menos de un año han abandonado la Unasur.

Además, plasmó su rúbrica en el documento el embajador de Guyana en Chile, George Talbot.

ESPACIO DE INTEGRACIÓN

Los firmantes reconocen en el documento las aportaciones de procesos anteriores de integración


sudamericana y la necesidad de preservar su acervo, pero abogan con el Prosur por "un espacio de integración
más eficiente, pragmático y de estructura simple".

La declaración pone el acento en materias como infraestructura, energía, salud, defensa, seguridad y combate
al crimen, prevención y manejo de desastres naturales tratando de insertar a la región "de forma eficiente en
la cuarta revolución industrial y la sociedad del conocimiento y la información".

El Prosur aspira a tener "reglas de funcionamiento claras" y "un mecanismo ágil de toma de decisiones" que
permita alcanzar "entendimientos y programas concretos", según se desprende de su documento
fundacional.
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Chile ostentará la primera presidencia pro tempore del organismo durante los próximos 12 meses -cuando
pasará a manos de Paraguay- y serán los ministros de Exteriores de cada país los encargados de implementar
el Prosur durante este tiempo.

Los vicecancilleres de Bolivia, Carmen Almendras, y de Uruguay, Ariel Bergamino, y el embajador de Surinam
en Cuba, Edgar Armaketo, no firmaron por haber participado en calidad de observadores, pero sus países
seguirán presentes en todas las instancias próximas de dialogo y pueden firmar su ingreso cuando lo decidan.

SIN LA FIRMA DE BOLIVIA Y URUGUAY

El Prosur nace así con el apoyo mayoritario de gobiernos de centro y de derecha de la región y sin la firma, de
momento, de los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y Uruguay, Tabaré Vázquez, referentes de la izquierda
sudamericana.

El Gobierno boliviano ha venido sosteniendo que la Unasur está "plenamente vigente", pese al abandono de
siete de sus miembros y a que sede de su Secretaría General esté vacante desde 2017.

Y Vázquez ha advertido del peligro de fundar un nuevo organismo regional que pudiera verse sesgado por un
determinado perfil ideológico, así como por la ya abultada cantidad de organismos de integración que existen.

"Prosur va a ser un foro abierto a todos los países de América del Sur, un foro sin ideología que va a respetar
la diversidad y las diferencias que cada pueblo decida al elegir a su Gobierno, un foro sin burocracia excesiva
y un foro pragmático que va a buscar resultados", dijo Piñera, tras la firma de la Declaración de Santiago.

El documento, como recalcó también Piñera, pone la barrera de entrada al Prosur en la vigencia plena vigencia
de la democracia, de los respectivos órdenes constitucionales y el respeto de los derechos humanos.

Requisitos que, según manifestó el mandatario chileno días atrás, no cumple el Gobierno venezolano de
Maduro, circunstancia por la que no fue invitado a formar parte del Prosur.

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