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Danza, Cultura y Aprendizaje1

La danza no está en el paso, sino entre el paso y paso.


Hacer un movimiento tras otro no es más que eso,
movimientos. El cómo y por qué se liga y qué se quiere
decir con ellos, eso es lo importante.
Antonio Gades

Toda actividad pedagógica debe fundamentarse en un proceso de reconocimiento de las


realidades de las personas que intervienen en él. Y en los procesos dancísticos que se
implementan en la institución educativa esta visión generalmente no es una constante. Pese al
auge e interés que ha mostrado el sistema educativo por la teoría constructivista, donde el
fundamento del aprendizaje debe ser el interés del estudiante, continúa imperando la práctica
pedagógica conductista y unidireccional, que influye indiscutiblemente en la manera como se
aborda la danza en la escuela.

La práctica docente actual se basa en los lineamientos, estándares y derechos básicos de


aprendizaje, propuestos por el Ministerio de Educación Nacional, los cuales en ocasiones
desvirtúan las prácticas y costumbres autóctonas de las comunidades. Aunque el MEN ha
intentado rescatar la idiosincrasia de las regiones incentivando la inclusión, el respeto por la
diferencia y la recuperación de la memoria histórica, las realidades actuales evidencian
cambios significativos en los intereses, tendencias e influencias de la globalización, que son
acogidas y transformadas por las generaciones presentes.

Esta dicotomía –si se me permite llamarlo de esta manera- se evidencia en mi institución


educativa, ya que se implementan dos “acercamientos a la danza”: uno de ellos liderado por el
programa Escuelas Culturales de Paz, impulsado por la Gobernación del Valle del Cauca, donde
la sabedora de danza lleva como propuesta para las presentaciones en los eventos
institucionales coreografías folclóricas (mapalé, abozao, cumbias). No obstante este proceso se
adelanta de manera unidireccional, donde la facilitadora indica a los niños y niñas los pasos
básicos, la ubicación espacial que deben tener, el vestuario con el que se debe acompañar, sin
tener mayores reflexiones sobre el origen de la danza y la narrativa que contiene.

Por otro lado, también se evidencia un grupo de jovencitas que se ha conformado de manera
espontánea - de diferentes grados- quienes se preparan para presentarse en algunos eventos
institucionales, ensayando previamente en varias ocasiones, pero que no se inclinan por ritmos
folclóricos sino contemporáneos, como la salsa choke, bachata y el reggaetón. Teniendo en
cuenta que esta práctica se adelanta como una contribución autónoma de las estudiantes, no
cuenta con el acompañamiento de un docente que propicie la reflexión sobre elementos
estructurantes de estas propuestas. De esta manera, sin desconocer lo valioso de la iniciativa
de las estudiantes –que entre otras cosas fomenta la atención, interés e incluso deseos de
participar de otros alumnos-, el sentido pedagógico de la misma está muy poco configurado.
Desde mi rol como docente orientadora en una oportunidad tuve que intervenir de manera

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Ejercicio de escritura realizado por Jannis Estacio Arboleda. Para ampliar información comuníquese al
correo electrónico jannis.estacio@gmail.com.
secundaria, ya que se encontraban dos grupos paralelos que vivían tensiones relacionales que
las llevaban a competir con la danza, por factores como el reconocimiento y la admiración. Por
esto, se consideró pertinente hacer una breve intervención invitándolas a cambiar de
perspectiva y ver la coexistencia de los grupos como una posibilidad para incrementar la
participación estudiantil y no como una excusa para entrar en controversias que afectaran el
clima escolar.

Asimismo si nos referimos a una visión más amplia sobre cómo se viven las puestas en escena
dancísticas en la comunidad en la que me encuentro, es importante mencionar que el
corregimiento cuenta con un grupo de danzas folclóricas, denominado Dejando Huellas, que se
presenta a nivel municipal y departamental, pero cuyo impacto en las fiestas típicas de la zona
es limitado. Ya que en este tipo de fiestas se prioriza el baile de música moderna y la
presentación de cantantes de género popular básicamente. Permeados por el licor, la música
popular, la salsa, el reggaetón y el entusiasmo que se vive en este tipo de encuentros
colectivos, se busca poco el rescate de las costumbres (las cuales si hicieran honor a la historia
del corregimiento, estarían marcadas por el culto a la virgen de El Carmen) y tradiciones
ancestrales, priorizando la diversión y el esparcimiento.

La organización Dejando Huellas, está constituido desde hace aproximadamente cuatro años,
pero hacen sus ensayos en el corregimiento de El Carmen desde hace 8 meses. Los géneros
que tienen entre su repertorio son el bambuco (correspondiente a la región andina), guaneñas
(originarias del departamento de Nariño), cumbias (bailes representativos del atlántico
colombiano) y currulaos (los cuales tienen más correspondencias con la región pacífica).

Una de las pioneras de esta actividad en el municipio cuenta que en la región el corregimiento
cercano de El Queremal es el que ha tenido más éxito en el impulso cultural, gracias a la
gestora municipal Amparo Muñoz. Ella ha logrado consolidar grupos artísticos, tanto de danza
como de música, e impulsa cada año las Ferias Andinas, en las cuales se les da un lugar
predominante al folclor y es un espacio reconocido y admirado incluso por los estudiantes de
la institución donde laboro. Para ellos ha sido motivo de orgullo ir a presentarse en estas
ferias, cuando invitan representaciones de las instituciones educativas.

Contrario a lo que pasa en el nuestro corregimiento y al más vecino, donde solo se le otorga un
espacio de aproximadamente ocho minutos; en caso de que el tiempo alcance. Este panorama
es un poco contrario a lo que se esperaría si recordamos que el municipio de Dagua se ubica
en la región pacífica y ha tenido desde sus inicios la influencia de comunidades indígenas y afro
descendientes. En ocasiones se presentan abozaos, pero también bambucos y cumbias;
variedad que habla de nuestra riqueza cultural colombiana, pero difumina las particularidades
de la región. Sin embargo, también es interesante hacer mención a una experiencia
institucional, en la que se contó con el apoyo de una de las madres, quien es miembro activo
del grupo de danza del corregimiento. Ella apoyó a la maestra en la puesta en escena de la
“Danza del Maíz”, que fue presentada en el evento más importante del establecimiento
educativo (Expo Agroindustria Teresiana), ya que fue una pertinente articulación entre una
propuesta artística y el PEI, que apunta básicamente a los procesos agroindustriales, entre los
que se cuenta la elaboración de arepas de choclo.
Teniendo en cuenta estos eventos y descripciones, es posible evidenciar que la comunidad
educativa en la que me encuentro actualmente ha sido influenciada de manera significativa
por mezclas étnicas y culturales, ya que hoy en día se identifica que buena parte de la
población se ha desplazado del departamento del Cauca; algunos por motivos laborales, otros
como consecuencia de la violencia. La población cambia con una alta frecuencia, ya que
quienes permanecen más tiempo en el sector son cuidadores de fincas de cultivo y de
descanso. Pues el corregimiento de El Carmen es reconocido por las actividades turísticas, en
los que se goza del clima y algunos escenarios naturales del río Dagua.

Además, la diferencia generacional que existe entre los educandos y los docentes es un factor
que no se puede pasar por alto. Pues somos individuos que hemos estado influenciados por
ritmos, prácticas y visiones de la vida y la sociedad muy diferentes. De allí que tenga cierta
complejidad conciliar los intereses docentes con los estudiantiles. Lo que se percibe es que
coexisten y en ocasiones se complementan armónicamente, en tanto son comprendidos como
mecanismos de expresión de diferentes grupos sociales. Por ejemplo, desde mis intereses
personales me parecería interesante retomar el género de danza contemporánea, como una
puesta en escena que cuenta con un rango de movimientos muy amplio, donde el danzante
tiene una mayor posibilidad creadora, explorando distintos alcances de su corporalidad,
complementariedad con los otros y puede jugar con otros recursos musicales y escenográficos,
permitiendo la participación de otros roles como músicos, “técnicos” en iluminación, artes
plásticas, entre otros. No obstante, dado que este tipo de planteamientos artísticos no hacen
parte de su cotidianidad, los educandos suelen tener una actitud más prevenida, y terminan
privilegiando los ritmos más cotidianos y que además favorecen una proximidad más
seductora con el otro. Por esto, ritmos como la salsa choke, bachata y reggaetón terminan
siendo más atractivos y en los que ellos se sienten más cómodos reproduciendo pasos vistos
en videos musicales o por bailarines destacados del sector.

En últimas, si lo que se pretende es acudir a la danza como un espacio lúdico-pedagógico


necesariamente debemos partir de los gustos y preferencias de los niños, niñas y jóvenes, para
incluso hacer un ejercicio reflexivo de los estereotipos sociales, sexuales, relacionales que se
fomentan en la música que los influencia en la actualidad. Sin dejar de persistir
familiarizándolos con las danzas tradicionales que, tenemos la esperanza, algún día terminarán
conquistándolos tanto como en algún momento nos pasó a nosotros, quienes encantados por
los ritmos extranjeros y modernos, hacíamos de lado este tipo de propuesta, pero que poco a
poco comprendimos que cuentan parte de nuestra historia, nos atraviesan y nos conmueven.

Pese a las situaciones y desencuentros expuestos en este texto, que parecen limitantes, como
docente orientadora la reflexión sobre las actividades dancísticas, me permite ver un puente
de oportunidades donde se pueden potencializar habilidades sociales. Podría ser una
estrategia para fortalecer la convivencia escolar y otras competencias cognitivas y kinestésicas.
En otras palabras, la danza es una herramienta de integración en iniciativas de inclusión
escolar, no solo como rescate de las prácticas étnicas y culturales, sino también porque
durante mi experiencia he podido evidenciar que los niños y niñas que presentan necesidades
educativas especiales son más sensibles a este tipo de actividades pedagógicas, en las que
además de socializar y divertirse con sus pares, fortalecen competencias espaciales, corporales
y se minimizan algunas limitaciones en la participación.
Retomando la frase célebre del bailarín y coreógrafo Antonio Gades compartida al inicio de
este texto, quisiera terminar destacando que la belleza y magia de la danza no se encuentra
solamente en el resultado de la puesta en escena, más bien en todo el esfuerzo de
construcción y destrucción que está por medio, para lograr un producto con un enorme
sentido expresivo, que a su vez tiene la capacidad y potencia para transformar a quien lo
produce e interpreta.

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