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Preparación del suelo

La preparación del suelo antes de la siembra debería tener los siguientes objetivos:

Crear una estructura del suelo favorable para que la emergencia de las plántulas sea rápida y
uniforme y permita a las plantas jóvenes tener un rápido acceso a los recursos vitales de los
nutrientes, el agua y la aireación. Tanto el sistema de labranza convencional (también llamado
limpio) como el de labranza mínima tienen los mismos objetivos. Sin embargo, la labranza
mínima limita el disturbio del suelo a las capas superficiales o a una pequeña abertura para
cada hilera del cultivo. La labranza mínima usa frecuentemente maquinaria ligera que puede
entrar al campo cuando está húmedo (por ejemplo, después de un cultivo de arroz) con la
consiguiente ventaja de acortar el tiempo entre rotaciones o cultivos sucesivos. Esto puede ser
un factor crítico para maximizar los rendimientos anuales.

Incorporar cualquier tipo de aditivos tales como cal, "composte", estiércol y agroquímicos para
la nutrición de las plantas y el control de las plagas y, dependiendo del lugar, incorporar
residuos de los cultivos previos.

Controlar malezas, plagas y enfermedades.

Dar forma a la tierra de tal manera que se pueda suministrar y drenar el agua de riego en
forma eficiente, o que el agua se estanque lo menos posible; esto puede requerir nivelación,
preparación de surcos, camas y otras operaciones.

Causas de un mal lecho de siembra

La labranza se hizo cuando el suelo estaba muy húmedo dando lugar a un exceso de terrones.

La labranza se hizo cuando el suelo estaba demasiado seco, o hubo un exceso de labranza
secundaria, causando una pérdida de estructura. Si hay una lluvia o un riego intenso,
probablemente se formará una costra.

La estructura del suelo es pobre debido a la salinidad o a un exceso de sodio (pág. 36).

Los residuos no fueron suficientemente incorporados o su exceso no fue removido antes de la


preparación del suelo.

El lapso entre la labranza y la siembra fue muy largo y el lecho de siembra se desecó.

Viabilidad de las semillas

¿Son las semillas de mala calidad?

Contar las plántulas pocos días después de que emerjan las primeras (pág. 14) y controlar si
hay un número menor de lo esperado según la cantidad de semilla sembrada. Si parte de las
semillas eran inviables, esto se manifestará en una población pobre, poco densa, y no en
grupos de plantas (rodales), ya que las semillas en malas condiciones estarán uniformemente
mezcladas con las semillas en buen estado.
¿Se observan plántulas emergiendo aún diez días después de la emergencia de las primeras?
¿Las últimas plántulas parecen débiles? Las semillas viejas pueden producir plántulas débiles.
Desenterrar algunas de estas plántulas débiles: ¿muestran síntomas de enfermedades (pág.
81), o indicaciones de que han crecido entre terrones (pág. 40)? Si no es así, las semillas
probablemente eran de mala calidad.

Causas de la mala semilla

La semilla fue almacenada a altas temperaturas, en un ambiente de alta humedad o cerca de


agroquímicos.

Los vapores que se difunden de algunas maderas tratadas y de algunos plásticos blandos
pueden afectar la viabilidad de las semillas en depósitos mal ventilados.

Las semillas fueron cosechadas cuando el cultivo estaba muy seco dando lugar a una alta
proporción de semillas inviables, agrietadas o rotas, o si eran viables entonces tuvieron escasas
reservas para llegar a la superficie del suelo.

Las semillas fueron cosechadas demasiado pronto y retuvieron un cierto grado de latencia. Si
este fuera el caso, las últimas plántulas que emerjan serán fuertes y saludables.

Las semillas estaban atacadas por insectos o enfermedades.

La siembra poco profunda acelera el crecimiento de la plántula y aumenta el macollaje

Momento óptimo de siembra

Para cada localidad hay una fecha óptima de siembra determinada principalmente por las
condiciones climáticas y por la disponibilidad de tierra y riego, y también por la variedad a ser
usada y el probable momento de la aparición de enfermedades importantes en la región. La
mejor fecha de siembra es aquella que produce los más altos rendimientos dentro de las
limitaciones locales. Usualmente se calcula por medio de una cuenta regresiva desde el
momento de la antesis (ver los puntos más abajo). Una vez que se haya determinado la mejor
fecha de siembra, cualquier demora en la misma reducirá el rendimiento. La pérdida de
rendimiento será por lo general mayor en las regiones más calurosas.
La variedad más adecuada será aquella que ajuste mejor sus etapas de desarrollo al clima de la
región. Al decidir la variedad y calcular la fecha de siembra hay que tener en cuenta los
siguientes riesgos:

Evitar las heladas desde la emergencia de las espigas (Z5.1) hasta el inicio del llenado del
grano.

Evitar temperaturas altas durante la antesis y el inicio del llenado del grano.

Evitar el tiempo nublado o con lloviznas desde dos semanas antes a una semana después de la
antesis (en este período la radiación solar debería ser alta).

El riego deber estar disponible desde la elongación del tallo pasando por la antesis hasta el
momento del llenado del grano.

Evitar las variedades que espigan muy rápidamente antes de producir los macollos, excepto
cuando la duración de la campaña requiera un cultivo de muy corta duración.

Hay que pensar no sólo en el cultivo que está en el campo sino en el mejor compromiso que
considere la fecha de siembra de todos los cultivos de la rotación de tal modo que optimice la
producción anual

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