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Interacción entre luz y materia

Por Mauro Boscarol, 18 de octubre de 2007.

Los cuerpos autoluminosos son los que pueden emitir luz de forma propia, es
decir: Las fuentes de luces de las que hemos hablado en el apartado precedente.
Los demás cuerpos, no autoluminosos, sólo se pueden ver si reciben alguna
iluminación. La interacción entre radiaciones luminosas y cuerpos no
autoluminosos permiten su visión y clasificación. Un cuerpo no autoluminoso es:

 Opaco: No deja pasar la luz.

 Transparente: Deja pasar la luz sin difuminarla.

 Translúcido: Deja pasar la luz difuminándola.

La interacción entre luz y materia puede causar:

 Cambio de la dirección: Reflexión (con o sin difusión) y refracción.

 Absorción de la radiación: Que se reenvía de modo no visible y causa la


coloración de los cuerpos.

 Fluorescencia: Absorción de la radiación seguida de un renvío a una


longitud de onda mayor.

Las leyes de la conservación de la energía se mantienen, por lo que la suma de lo


reflejado, transmitido y absorbido debe ser igual a la energía original.

La absorción se da en sustancia coloreadas, que se clasifican en:

 Tintes (dyes): colorantes que no difuminan la luz siempre que vayan en los
disolventes apropiados.

 Pigmentos (pigments): Son siempre difusores de la luz.

Sobre el posible agente de la interacción

Entre las ideas surgidas en el transcurrir de la historia del estudio de los fenómenos luminosos y
relacionados a la interacción luz-materia, podemos destacar:
a) interacción mediada por campos:

Luz <==> campo <==> materia

b) interacción instantánea a distancia, sin mediación:

Luz <==> materia

c) interacción directa o inmediata, por contacto contiguo:

Luz <==> materia

Interacción mediada por campos

La interacción del primer tipo, luz <=> campo <=> materia, no deja de ser rara en varios aspectos.
Pensando en física clásica, nos viene a la mente, por un lado, el espíritu de la materia newtoniano,
aquello de naturaleza inmaterial. Por otro lado, es interesante percibir que en gran número de
situaciones físicas otras, y fuera del ámbito del estudio de la luz, se llega a sospechar de la
existencia de algún agente, sea él material o no, como a intermediar algunos procesos.

Por ejemplo: 1) la propagación de los fenómenos clásicamente conocidos como ondulatorios,


como el sonido; 2) la cohesión observada entre moléculas de un objeto macroscópico y a
mantener su estructura; 3) la propagación de momento, como aquella observada en el
viscosímetro de Couette etc. ¿Por qué entonces ese agente, o esa alguna cosa, no podría estar
presente también en los fenómenos luminosos e intermediar la interacción luz-materia?

Es común decirse que esas interacciones intermoleculares, son electromagnéticas, y eso no debe
estar muy lejos de la verdad. Pero en ese caso, nos preguntamos:

¿Cuál sería la diferencia, si es que existe alguna, entre esas supuestas interacciones – ahora
bautizadas como electromagnéticas – y el espíritu de la materia newtoniano, mediando los
procesos que por lo general logramos caracterizar matemáticamente a través de los llamados
campos de interacción?

Lo importante es percibir que esa alguna cosa existe de hecho, faltándonos solamente verificar si
el aspecto material es o no demostrable o si la materialidad sería o no inherente y esencial a esa
alguna cosa.

Newton optó por la inmaterialidad, pero al final de su discurso dejó abierta la cuestión. Maxwell
optó por la materialidad, necesitando postular la existencia de un éter material extremadamente
complejo y a acoger esas interacciones de naturaleza electromagnética.

Además, Maxwell dejó bien claro que solamente lograba pensar en energía de campo en el caso
de que este campo estuviese permeado por un éter de existencia material, pues la energía, para
Maxwell, era un atributo de la materia. Aunque estuviese de acuerdo en muchos aspectos con
Newton, llegando a nombrar la referencia antedicha, hizo una opción contraria a la de Newton o,
más probablemente, desconsideró la posibilidad de la inmaterialidad.

Einstein ya adoptó una posición diferente a ambos pero, por más que lo intentase, no logró
eliminar la exigencia de la existencia de un éter; y la teoría cuántica actual coloca, en el lugar de
ese éter, un vacío cuántico de propiedades estrafalarias.

Es interesante observar también que un campo estacionario, por si mismo, produce efectos sobre
la luz, como aquellos observados por Faraday, Maxwell, Zeeman y Lorentz (polarización de la luz
debido a la acción de un campo magnético) o entonces aquél previsto por Einstein (curvatura de la
trayectoria debida a un campo gravitacional).
En la mayoría de esos casos el efecto del campo no es sobre la luz, pero sí sobre el elemento
material que está sirviendo de sede para la propagación de la luz -como el aire, el vidrio, el cristal,
un líquido, o espacio einsteiniano, etc- o sea, el campo modifica la materia y esa materia
modificada interactúa directamente con la luz.

Pero los ejemplos son importantes para realzar que campo de interacción no es sinónimo de luz,
aunque la luz pueda ser pensada como algo que barre el espacio e informa que el campo primitivo
de una carga eléctrica distante, por algún motivo se está modificando. Para los adeptos actuales
de la identidad luz-onda electromagnética, esa información caracterizaría la luz, o sea, la luz sería
un campo en mutación recorriendo el espacio. Reitero aquí una idea ya presentada: para Newton
campo y luz son cosas totalmente distintas.

Interacción instantánea a distancia

La idea de interacción instantánea a distancia entró en la física por la puerta de los fondos, a
través de un prefacio, como afirmó Maxwell. O sea, Roger Cotes, o autor del prefacio de la
segunda edición de los Principia, habría sido, según Maxwell, el primero entre los herejes creados
en el seno del newtonianismo. La principal herejía atribuida a Cotes fue haber interpretado la
gravitación como algo a ejercer una interacción instantánea a distancia e no mediada por nada, a
caracterizar lo que Maxwell llamó dogma de Cotes.

En los días actuales la interacción instantánea a distancia viene ganando adeptos, principalmente
después de la presentación de los resultados de la experiencia de Aspect. Muchos interpretan los
resultados de la experiencia como favorable a la idea de un universo entrelazado. El enlace,
solamente, no se contrapone a la física clásica del siglo XVIII, pero la idea en este momento
defendida no sería clásica, pues no hay indicios de que los físicos modernos hayan optado por un
retorno a la aceptación del universo reloj, del materialismo mecanicista. Independientemente de
esta aceptación o no, la física clásica genuinamente newtoniana es coherente con la noción de
universo enlazado por alguna cosa de naturaleza inmaterial como, por ejemplo, el espíritu de la
materia newtoniano.

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