La caracterización de un electrolito se realiza en la Celda Hull, la cual resulta esencial para

determinar los rangos de la densidad de corriente en el cuál un depósito posee una

apariencia óptima.

En esta celda se produce un depósito electrolítico con una densidad de corriente que varía
en una forma continua de un extremo a otro del cátodo. En resumen: con un solo ensayo es
posible sustituir toda una serie de experimentos a diferentes densidades de corriente.

Además, la celda Hull es especialmente útil para determinar el poder penetrante de un

electrólito, el contenido de agentes de adición primaria o secundaria, y para establecer el
efecto por contaminación de impurezas metálicas u orgánicas sobre el depósito.
Normalmente poseen volúmenes que rondan los 267 cm cúbicos; el ánodo y el cátodo se
colocan sobre la cara AB y CD, donde el punto C es el que está expuesto al mínimo de
corriente.

Para facilitar la visualización de las diferentes densidades de corriente en el cátodo, se

presentan 3 curvas características que varían según la corriente aplicada a la celda. En el eje
de las abscisas se indica la longitud del cátodo, siendo el punto C el extremo derecho de la
gráfica. La densidad de corriente aumenta a medida que se recorre la longitud del cátodo
hasta el punto D.

La escala anterior, también ayuda a interpretar los resultados de apariencia a lo largo de las
superficies de experimentación, encontrando casos diferentes dependiendo de la corriente
suministrada.