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Colaboró en la corrección de estilo
y cuidado de la edición Marisol Simón del IIEC
l ~ s r m r r oDE INVES~GACIONESECON~MICAS,
UNAM
C m 0 REGIONAL DE ~NVES~GAC~ONES
MULTID~SC~PLINARLAS, UNAM
FACULTAD DE ECONOM~A, UNAM
DIRECCI~N GENERAL DE ASUNTOS
DEL PERSONAL AWÉMICO, UNAM
O 2002
Por características tipogriíficas y de edición
MIGUEL GEL PORROA,librero-editor
Derechos reservados conforme a la ley
ISBN 970-701-226-9
IMPRESO EN tvil%I~0
- --_ - a PRlNTEü IN MWCO
-
Amargura 4, San Angel, Avaro Obregón, 01000 México, D.F.
adecimientos
I,OS COORDINADORES
sentación
'1
I constituyen los tres grandes megaparadigmas al que se adhieren las
organizaciones que aprenden). Por medio de una muestra de 450
empresas los autores llegan a una tipología de las trayectorias de apren-
dizaje. El primero es el aprendizaje desde arriba, adoptado por las
grandes empresas y como lo sugiere su nombre, la ejecución de la ruta
de aprendizaje está en manos de la gerencia, siendo el trabajador el obje-
to (no el sujeto) del aprendizaje.
El segundo, el aprendizaje acotado y controlado va asociado a una
racionalización extrema del trabajo en industria que pertenecen a ca-
denas de producción y distribución con ventaja competitiva estática
(mano de obra, factores dimáticos, materia prima, etc.). En estos casos
sólo los mandos medio y superior están sujetos a procesos dinámi-
cos de aprendizaje. Éste fue el modelo adoptado por muchas empresas
de América Latina como respuesta a la apertura comercial. En tercer
lugar, el aprendizaje a partir de la tradición y el empirismo que se en-
cuentra en empresas pequeñas y medianas exitosas en su adaptación
a las nuevas circunstancias del mercado. La pregunta que se formulan a
continuación los autores es cuál debe ser el requisito para que surja
un modelo con mayores atributos como para garantizar el éxito de
las empresas de cualquier nivel. Parece que las mayores posibilida-
des de transferibilidad se encuentra en el primer paradigma en tanto
se desdoble hacia una estrategia de aprendizaje incluyente donde el
trabajador se convierta en el sujeto del proceso.
Finalmente los autores efectúan varias propuestas para abrir una
nueva trayectoria de aprendizaje. Entre ellas destaca: la necesidad de
distinguir los diferentes niveles del aprendizaje (el empresarial, el tecno-
lógico y el administrativo); además, la insistencia en que el aprendi-
zaje no se puede desprender de las estructuras de poder de las organiza-
ciones. El mensaje final es que en la globalización el desarrollo de
nuestros países depende de la capacidad de las empresas para pasar
de una dinámica de aprendizaje inducida y preestablecida a otra inte-
ractiva y abierta.
Para cerrar la segunda sección, Clemente Ruiz propone discutir pri-
mero el carácter de la globalidad para de ahí proponer una agenda
para el desarrollo de las políticas nacionales compatibles con el que-
hacer internacional. Para el autor la globalización debe ser entendida
como un cambio en la estructura institucional y organizacional de las
naciones que ha determinado que la economía mundial esté en avanza-
do proceso de integración en los niveles de producción, comercio, comu-
nicaciones y relaciones financieras y laborales.
Señala que aunque la globalización abre nuevas oportunidades para
la creación de puestos de trabajo que pueden dar lugar a mejoras en la
calidad del empleo y del salario, existe un notorio conflicto en la ma-
yor parte de los países industriales, fundamentalmente en ~uropa.De
un lado está la fragmentación, señala Ruiz, que es la tendencia domi-
nante en los mercados laborales mundiales lo que ha contribuido a
crear fuertes diferencias en los contingentes de trabajadores no sólo en
términos de salarios sino también en la calidad de los empleos.
El autor propone el concepto de globalización heterogénea para
destacar que la integración de los mercados en lugar de generar una es-
tandarización en todos los ámbitos ha implicado un ensanchamiento
de la brecha de los niveles de vida entre el mundo industrial y el mundo
en desarrollo. A continuación se pregunta: jcuál debe ser la agenda del
desarrollo ante la globalidad heterogénea? Para construir dicha agenda
habna de actuar en función de varios atributos del proceso actual de glo-
balizaú6n. Entre tales atributos destaca la flexibilidad productiva, así
como la tendencia a debilitar las estructuras jerárquicas a favor de re-
laciones más igualitarias (lo que remite a la experiencia de los distritos
industriales y de allí a la territorialización y a la regionalización).
La primera pregunta se transforma en otra: iqué papel hay para el
gobierno en esta nueva dimensión de la flexibilidad y territorialidad?
La respuesta es que se tiene que redimensionar el papel del Estado para
dar lugar al Estado competitivo; su eficiencia no se mide en función de
su tamaño sino por la capacidad para responder a los requerimientos
de las economías locales que de este modo se proyectarían a lo global,
pasando por lo regional. Un Estado y una economía reformados trae-
rían a América Latina la estabilidad deseada y reducirían el grado de
d
contradicción entre la globalización y la producción flexible, lo que per-
mitiría enfrentar la crisis de manera diferente. Sin embargo, advierte
el autor, este nuevo espacio de interacción entre lo estatal y lo civil aún
está en construcción y las reglas del juego no están del todo claras, de
modo que la sociedad de finales de siglo está construyendo todavía las
instituciones del nuevo siglo.
La economía mexicana y sus nuevos problemas
Miguel Ángel Rivera Ríos abre esta parte planteando que México ha expe-
rimentado un proceso de reinserción en la economía global que tiene
enormes implicaciones económicas, sociales y políticas. En el nivel
productivo, dice Rivera, uno de los principales factores de integración
son las cadenas productivas en el sentido definido por Gereffi (véase
p. 10); pero la importancia de las cadenas productivas, añade, radica en
su nuevo papel como transmisores del conocimiento tecnológico.
Considerando la importancia de la transferencia internacional de
tecnología en la industrialización asiática, el autor pasa a efectuar una
i breve discusión sobre los diversos canales por medio de los cuales se
efectúa la transferencia internacional de tecnología, para centrarse en las
)1 IED que originaron las llamadas plataformas de exportación de produc-
tos intensivos en mano de obra. Las plataformas de exportación fa-
vorecen el aprendizaje tecnológico (en el sentido definido en el artícu-
lo de Mertens y Palomares) cuando ofrecen un espacio para interacción
empresarial conectada al surgimiento de un sujeto productivo na-
cional. En Asia nororiental ello condujo al surgimiento de la empresa
subcontratista: esta empresa evolucionó hacia formas más complejas
de relación con empresas extranjeras, como la manufactura de equipo
original (OEM) y la manufactura y diseño propio (MDP).
Con esas bases conceptuales Rivera pasa a discutir el nuevo perfil
de la reinserción internacional de México. La mayor exposición al mer-
cado mundial, señala, modificó el peso relativo de las distintas ramas
de la industria manufacturera: ascendieron las siguientes industrias:
commodities industriales (industrias intensivas en capital procesadoras
de materias primas); la industria automotriz y de autopartes y la indus-
tria electrónica. En contraste declinaron: las industrias que hacen uso
intensivo de conocimiento tecnológico y servicios de ingeniería; ma-
quinaria y equipo no eléctrico, y aparatos electrodomésticos. La mayor
potencialidad para el aprendizaje tecnológico, señala Rivera, está en la
industria de autopartes y en la electrónica por su integración a encade-
namientos productivos globales.
Para lograr consolidar una integración cuyos polos más activos estén 9
Sección uno
EB escenario mundial
y la búsqueda de respuestas globales
obalización, capitalismo actual
y nueva configuración
6
espacial del mundo
Alejandro Dabat
C;IobaIizacion, c,~pitdIisrn»artiinl 51
riesgo en diferentes aspectos de la vida social y económica [Be& 1992;
Guillén Romo, 19971 o los efectos de la globalización cultural sobre
las culturas nacionales y locales tradicionales [Featherstone, 19901. Otra
manifestación de reconocimiento crítico, será la de las políticas "glo-
balistas" de otras grandes potencias planteada desde diferentes perspec-
tivas analíticas [Saxe-Femández, 1995; Garúa Candini, 19991.
En términos de respuestas, la izquierda comenzará a esbozar distin-
tos tipos de alternativas frente al nuevo fenómeno. En el nivel de la
orientación del movimiento social, las respuestas irán desde la orien-
tación antisistémica [Arnin, 19881, al nuevo intemacionalismo de soli-
daridad global [Waterman, 19981. En políticas económicas nacionales,
girarán entre la aceptación del hecho de la globalización con nuevo
tipo de políticas públicas de carácter social [Cox, 19921 o el rechazo de
la misma y el impulso a políticas de desarrollo interno [Panitch, 19941.
Finalmente, en lo que hace al tipo de respuesta mundial global, se irá
desde la postura inicial de "desconexión" de Arnin [1988], a la de pacto
social mundial de "gobernación global cooperativa" [Petrella, 19961.
como mal, no como bien), en los trabajos de gran parte de los autores
críticos radicales del fenómeno. La versión más general y radical de
rechazo contestatario, es la idea de "neoliberalismo global" que está pre-
sente en trabajos como Esteva y Prakash [1996] que contrapone el
mundo de las empresas y los poderes trasnacionales al de las comunida-
des locales más marginadas. Para esta perspectiva, globalización y neo-
liberalismo son dos cosas inseparables, por lo que no cabría la posi-
bilidad de algo parecido a una globalización alternativa. Una versión
más atenuada de esa visión, es la que reduce el significado histórico de
la globalización a las políticas, proyectos o estrategias reales o supuestas
del neoliberalismo y agentes orgánicos, como sería el caso de los "inte-
reses metropolitanos" [Alonso, s/fj, las "elites corporativas mundiales"
[Herman, 20001 o del capital especulativo. Como en el caso del pensa-
miento liberal, también aquí aparece la misma confusión entre factores
subjetivos y objetivos, entre intenciones y realidad, entre aspectos de la
realidad y el conjunto de la misma.
2BPorlo que conocemos, son muy pocos los cambios no cíclicos que tienden a
Y
reconocer esta comente. Uno de ellos, por ejemplo, sería el reconocimiento por Amin
[1988] de la actual interpenetración de capitales entre los mayores países capitalistas.
"Tal aítica parece exagerada. Si bien es cierto que la palabra "mundialización"es mis
precisa para denotar un aspecto del proceso (la extensión mundial de las relaciones
c
económicas y soaales) que la segunda acepaón de la palabra globalización (véase nota l),
también lo es que la acepción principal de la palabra globalización tiene una acepción
más amplia que permite una mayor aproximación a la naturaleza compleja y cualitativa .(
del fenómeno (nuevo tipo de interacciones espaciales entre diferentes planos de la realidad
mundial, nacional, regional y local). Lo del supuesto invento de la palabra globalización
por las escuelas de negocios de Estados Unidos, no toma en cuenta que esa palabra fue I
introducida previa o simultáneamente por otros actores y en otros planos de la vida A
social, y que su aparición en las escuelas de negocios, se dio tanto bajo la formulación
apologética de Ohmae, como de la científica de Porter.
'OEl helenismo de los siglos rri y N antes de Cristo (expansión de la política, la eco-
!
nomía y la cultura griega al mundo mediterráneo, el Medio Oriente, Persia, el Oeste de
la India y Egipto), estuvo basado económicamente en un desarrollo muy amplio del capi-
64 Aiejandio Dahat
camente encontrarse antes de la globalización, son los indicadores cen-
trales de la misma, como el despliegue mundial de las nuevas redes
interempresariales flexibles, los encadenamientos productivos trasna-
cionales, el comercio y transferencias internacionales de software o
servicios inforrr~áticos,~~
las operaciones transfronterizas de subfactura-
ción o franquiciamiento o la creación masiva de organizaciones no
gubernamentales (ONG), para sólo citar algunos indicadores. Lo mis-
mo puede decirse obviamente, del tipo de interacciones estructurales
igualmente nuevas, entre las nuevas y viejas relaciones dentro de la
globalización, o entre ellas y los estados nacionales, bloques regionales
y espacios locales situados dentro de espacios nacionales y regionales.
33Segúnla opinión muy reconocida de Gregory y Uny [1985],el interés por las
cuestiones espaciales de las úenúas sociales contemporáneas, fue un fenómeno muy
tardío surgido desde los años setenta en adelante como respuesta a la intemacionaliza-
ción de la producción capitalista y sus formas regionales contradictorias.Antes que eso, (
bajo el impacto del positivismo y del ideologismo, había prevalecido durante casi todo
66 Alejandro Daba1
(o esuucturación) del nuevo tipo de capitalismo que está reconfor-
mando el mundo.
l
l a globalizacion como nueva conñiguracidn espacial del miindo
iQué debe entenderse por conceptos como "configuración"/"estructu-
ración" o "dinámica espacial" del capitalismo? Al respecto cabe dis-
tinguir entre la utilización teórica de las mismas, reducida y reciente por
las razones señaladas en la nota anterior,34y su empleo práctico implí-
cito como orientación de la investigación, que ha estado presente en
algunos de los más importantes estudios del siglo pasado sobre el
capitalismo mundial.35En otros trabajos [Dabat, 1993, 1997, 19991
hemos utilizado tales categonas sin definirlas, por lo que consideramos
necesario dedicar la primera parte de esta sección, a la formulación de un
esbozo de teorización que ayude a avanzar en el conocimiento de la
globalización.
I
el siglo m, la radical contraposición entre el conoamiento causal-relaciona1propio de las
disciplinas consideradas científicas y el conocimiento descriptivo-contingente atribuido
r
a la geografía humana [Sayer, 19851, que tendió a extenderse de hecho al conjunto de los
fenómenos espaciales.
34Entrelos antecedentes más importantes están el trabajo clásico de Murray [1971]
1 sobre Estado e internacionalización del capital, en el contexto de lo que llamad "dialécti-
ca territorial" del capitalismo, o el capítulo de Harvey [1982] sobre la producción de
"configuracionesespaciales del capitalismo" por la movilidad espacial del capital y el tra-
I bajo. También los de Ruggie 113931 y Walker 11993) sobre la especificidad histórica del
Estado nacional a partir de la "configuración espacial" de la modernidad.
3SLostrabajos de Bujarin, k n i n y en buena parte de Hilferding sobre la economía
mundial y el imperialismo, de comienzos del siglo m, estaban principalmente referidos
B En los albores históricos del capitalismo mercantil (siglos m y xv), la ciudad fue
el centro económico-polfticode articulación del espacio temtorial de las regiones más
avanzadas de Europa, antes de ser absorbidas por el Estado absolutista dentro del espa-
cio territorial mucho más amplio que sirvió de base al Jesarrollo ulterior de la producción
capitalista.
Glohalizaciáii, capiolisnio actual m
La ciudad: Resulta de la concentración del comercio, los servicios,
la producción, las actividades socioculturales y la población en puntos
localizados del espacio territorial, a partir del desarrollo histórico del
proceso de urbanización. Constituye la base de los sistemas de ciudades, I
unidos entre sí y con los núcleos dispersos de producción, mediante
redes de transportes, comunicaciones o provisión de agua y energía.
Las relaciones de la ciudad y los sistemas de ciudades con sus entor-
nos rurales, centros dispersos de producción o áreas despobladas y
reservas naturales, dan lugar a la región, con sus muy diferentes particu-
laridades de constitución e integración.
El Estado nacional: Es la institución social más amplia y determinan-
te de concentración espacial de la vida económica y sociocultural, a
partir de núcleos políticos-militares de poder soberano y homogeneiza- ,
ción (nacionalización) de la vida social (economías nacionales, socie-
dades nacionales y culturas nacionales) dentro de espacios temtoriales
delimitados. pero es también el puntó de partida de los capitalismos
nacionales [Dabat, 1993, 1994: Introducción], en tomo a un deter-
minado tipo de relación entre desarrollo capitalista y y entre
esfera privada de desenvolvimiento interior del mismo y esfera pública
de primoción y regulación estatal (protección del mercado interior,
construcción de infiaestructuras físicas y sociales, gestión monetaria, res-
paldo en competencia internacional).
La existencia de múltiples estados nacionales y capitalismos na-
cionales, da lugar a determinados tipos de relaciones internacionales
competitivas. La más importante de-ellas es la establecida en tomo al
mercado mundial como esfera universal de intercambios y transferencias
internacionales de mercanáas, capitales, trabajadores y conocimientos. 1
El alcance espacial y la estructura del mercado mundial, están basadas
en la extensión y naturaleza de la división internacional del trabajo, ope-
rando en conjunción con otros factores ya considerados, como la exten-
4
"El temtorio de una nación "constituye la base más general de producción, que
contiene y sirve de base a todas las condiciones internas" [Borojov, 19791. El capital se fija
inicialmente al temtorio a partir de la propiedad privada y títulos de crédito sobre suelos
rurales, fincas urbanas, yacimientos minerales [Murray, 19711 y del uso de los recursos na- 4
turales de propiedad pública (agua, suelos, subsuelo, bosques, peces) que determinan tipos
de agricultura, minería o industria. En su despliegue, se fija al territorio a partir del de-
sarrollo del capital fijo, el empleo de la infraestructura física de transportes, comunicacio-
nes o energía, o el aprovechamiento de los núcleos poblacionales y cluster industriales
y el conocimiento tecnológico acumulado en trabajadores y empresas [Dosi, 19911.
Finalmente, la relaaón del capital con el espacio territorial, permiten al capital de un país
1
apropiarse de los beneficios de la extensión del territorio [Hilferding, 19711, de la "produc-
tividad natural" del suelo y de las ventajas derivadas de las peculiaridades culturales de un \
determinado país.
informática-global todavía en proceso de conformación, desde en-
tonces. En todos los casos, el pasaje de una a otra forma histórica de
estructuración y dinámica económico-social, se han traducido en confor-
maciones muy distintas del espacio mundial.
La configuración espacial del capitalismo industrial liberal del
siglo m fue el resultado de la combinación productiva entre la produc-
ción fabril a pequeña y mediana escalas de unos pocos países euro- ..
peos y la apertura a la moderna agricultura de exportación de las
grandes llanuras "vacías" de América, Oceanía y Europa Oriental, con
relativamente pocas repercusiones en otras partes del mundo salvo la
India. Tal relación estableció la base de la constitución del mercado
capitalista mundial moderno y de la división internacional "clásica"
del trabajo (intercambio de productos manufacturados finales por pro-
ductos agropecuarios), apoyadas en la primera red internacional de
transportes y comunicaciones modernas (ferrocarril y navegación a
vapor, telégrafo y cables submarinos), el arranque de la liberación co-
mercial que siguió a la ley inglesa de granos de 1848, el gran salto del
comercio internacional de la época que modificó radicalmente la rela-
ción entre comercio internacional y producción nacional en los países
más dinámicos,43los inicios de la emigración europea y la inversión de
cartera hacia las colonias agroexportadoras "de población"44y los
comienzos de la internacionalización de las relaciones sociales (inter-
nacionales obreras y socialistas, agrupaciones feministas, sociedades
geográficas, etc.). La intemacionalización de la época coincidió con el
inicio de la construcción generalizada de naciones y estuvo hegemoni-
zada por la gran potencia industrial, mantima y financiera de la época
(Inglaterra). Pero los procesos de industrialización, internacionaliza-
"El salto comercial del siglo xrx, alteró radicalmente las relaciones entre comercio
intemacional y producto interno para los países involucrados en 61. Según Maddison
[1995: 481, la participación de las exportaciones con relación al pie, en los países con los que
se cuenta con registros confiables, pasó del 1% en 1820, al 5% en 1870 y al 8.7% en
19 13. Pero el gran salto sostenido comenzó en realidad en 1850 y no en 1820, lo que
convierte al periodo 1850-1873, en el de más rápido crecimiento del comercio intemaao-
nal en la historia del capitalismo.
44Losgrandes movimientos de capitales y migrantes del siglo m tuvieron un carác-
ter completamente diferente al actual. La forma principal de inversión intemacional,
fue en títulos de la deuda pública de estados en proceso de constitución nacional: las
migraciones de trabajadores se dirigieron a los grandes espacios "vados" desocupados por
la matanza de indígenas nómadas, como fue el caso de Estados Unidos, Argentina, Austra-
lia o Canadá. Otra gran diferencia fue el origen europeo de los trabajadores migrantes,
particularmente inglés, irlandés, alemán, italiano y español, siguiendo la secuencia de ge-
neración de población excedentaria que acompañó a la expansión territorial del capitalismo
industrial en Europa.
civil crónica, con sus corolarios de contracción del comercio y las re-
laciones internacionales, desarticulación de la división internacional
del trabajo, competencia política militar con el bloque comunista e inte-
gración nacional-autoritaria generalizada de la vida social y las refor-
mas sociales impuesta por la lógica del conflicto mundial.48A las fiactu-
ras provocadas por la ruptura comunista y las tendencias autárquicas
.
de las grandes economías nacionales, se sumará la constitución de un '
SOElmercado oligopólico tradicional estudiado por autores como Bain o Lavini, era
un mercado nacional básicamente cerrado por las barreras a la entrada y la concertación
oligopólica de muy pocas empresas con poder de mercado. Este tipo de oligopolio, no
sobrevivió a la apertura y desregulación de los mercados nacionales y las nuevas posibi- i~
lidades de entrada de la nueva empresa-red multinacional (inversión directa, joint venture,
alianza estratkgica, fusión y adquisición, franquicia, etc.). Pero fue sustituido por otro ba-
sado en un nuevo tipo de comercio trasnacional administrado dentro de las grandes
redes multinacionales, que conjuga el anterior comercio inuafirma con las nuevas for-
más de comercio intrarred e intrasoaos estratégicos. Sin embargo, este nuevo tipo de
comercio administrado privado, se desenvuelve, a diferencia del anterior, en el contexto
de una feroz competencia de gigantes globales.
51E1elevado nivel de autonomización del medito frente a la producción, es una
importante diferencia del capitalismo ama1 de los que lo precedieron. En el capitalismo
monopolista-financiero clásico el medito estaba vinculado a la producción a partir de las 1
relaciones entre banca e industria. En el capitalismo keynesiano, la relación era manteni-
da bajo control por la banca central nacional dentro del contexto de la economía nacional
organizada. En la actualidad no existe fuerza alternativa que cumpla ese papel.
de pautas bastante diferentes que apuntan hacia un distinto tipo esta-
tal-territorial.
Las ciudades y las regiones, tenderán a vincularse al comercio y las
relaciones internacionales sin la intermediación del Estado nacional,
dando lugar a la nueva organización competitiva del sistema de ciuda-
des y regiones [Vázquez Barquero, 19991, a los complejos urbanos y
regionales transfronterizos y a los separatismos micronacionales direc-
tamente integrados a la globalización. La competencia en el mercado
global, llevará a las naciones vecinas a construir bloques comerciales
exportadoresS3en tomo a las potencias económicas regionales. Finalmen-
te, las tendencias mucho más amplias que las puramente comerciales
hacia la integración temtorial de grandes espacios temtoriales, harán que
regiones como la Unidad Europea emprendan el camino de la integra-
ción supranacional, no sólo en tomo a una moneda única,.sino también
de la libre circulación de personas y la ciudadanía común.
En el plano propiamente mundial, los cambios más importan-
tes serán económicos y geopolíticos con pocas consecuencias inme-
diatas sobre la organización intemacional de estados. Los más desta-
cados serán la reconstitución relativa de la hegemonía estadounidense
en condiciones diferentes a las de la segunda posguerra (alcance mundial
más amplio y menor superioridad económica frente a otras potencias),
el vertiginoso ascenso de Asia Oriental y China, la integración de Arnéri-
ca del Norte, los avances hacia el Este de la integraaón europea, la orga-
nización de Sudamérica en tomo al Mercosur, la emergencia hindú o
la acentuación de la marginación económica y social de Afnca y nume-
rosos países de otros continentes. Pero ninguno de estos cambios apun-
tará directamente a la resolución de la aisis mundial de gobemabilidad
acentuada por las nuevas condiciones de integración supraestatal, de-
sigual y excluyente del mundo. Los avances en este sentido, no serán
tanto iniciativas de estados nacionales individuales, sino procesos so-
ciales, políticos e intelectuales mucho más amplios, como las propues-
tas generalizadas de reforma y reorientación política de las organizacio-
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pesar de que las rentas tanto organizacionales como relacionales están es-
trechamente relacionadas, difieren en quela primera es intraorganizaaonal y la segun-
da es interplanta productiva, interempresarial e interinstituaonal (por ejemplo, los insti-
tutos de ir&estigaaón o los prograias de entrenamiento con apoyo dé1 séctor público
y privado). El elemento renta surge del hecho de que todas estas características organiza-
cionales son ticitas, acumulativas y sistémicas. Su adopción es cuestión del grado. Algu-
nas economías y empresas son mejores en el empleo de estas técnicas que otras, originan-
d o un aumento en la difusión desigual y, en consecuencia, en la escasez y la renta
IKaplinsky, 19981.
, %
Minorista
En el pasado, los minoristas eran los principales clientes de los fabri-
cages de ropa, pero ahora se han convertido cada vez m& en sus com-
petidores. Como los consumidores exigen mejores precios, los mi-
noristas han recurrido a las importaciones. En 1975, sólo 12% de la
ropa vendida por los minoristas estadounidenses era importada; para
1984, las tiendas minoristas habían duplicado el manejo de prendas de
vestir importadas [AAMA, 19841. De acuerdo con información no pu-
blicada del Archivo de la Red de Importación del SeMcio de Aduanas
de Estados Unidos, los minoristas sumaron 48% del valor total de
las importaciones realizadas en 1983 por los 100 importadores nacio-
nales de ropa más importantes (los que colectivamente representan
cerca de la cuarta parte del total de importaciones de ropa en 1993). Los
distribuidores estadounidenses -que desempeñan funciones de diseño
y marketing, pero que para la producción real de ropa contratan por fuera
a proveedores locales o foráneos- representaron 22% del valor de
estas importaciones y los productores locales configuraron otro 20%
del total5 [Jones, 1995: 25-26]. La situación en Europa es sorprendente-
mente parecida. Los minoristas europeos se encargan íntegramente de la
mitad de todas las importaciones de ropa, y los distribuidores o diseña-
dores suman aproximadamente otro 20% [Schefter, 1994: 11- 121.
En la década de los ochenta muchos minoristas comenzaron a
competir directamente con las marcas nacionales registradas de los
productores y distribuidores de ropa, al expandir su abastecimiento
de mercancía con etiqueta privada (o con marca de la tienda). Ésta se
vende a un precio más bajo que las marcas nacionales, pero es más lu-
crativa para los minoristas, puesto que se eliminan algunos intermedia-
nos en la cadena. Los programas de etiquetado privado han producido
un creciente número de comerciantes que se encargan de las fun-
Distribuidores de marcas
Una de las características más destacadas de las cadenas dirigidas por
el comprador es la creación, desde mediados de los setenta, de disui-
buidores prominentes cuyas marcas son muy conocidas pero no reali-
zan producción alguna. Estos fabricantes sin fábrica incluyen compañías
, como Liz Claiborne, Nike y Reebok que, literalmente, "nacieron glo-
bales", dado que su abastecimiento siempre ha sido de ultramar. Como
(IloOalizacic',il,cadenas productivas y pasaic de iiacioiies 101
Sin embargo, está surgiendo una contrapropuesta importante entre
los fabricantes establecidos de ropa, los que están restándole importan-
cia a sus actividades productivas, en favor de construir el aspecto del
marketing en sus operaciones, al capitalizar sobre las marcas registradas
y los mercados minoristas. La Corporación Sara Lee, una de las más gran-
des productoras de ropa en Estados Unidos -cuyo cuadro de marcas re-
gistradas famosas incluye las medias L'eggs, Hanes, Playtex, Wonder-
bras, Bali, y productos de piel Coach, por nombrar algunas- anunció
recientemente sus planes de "desverticalizar" sus divisiones de pro-
ductos al consumidor, importante restructuración que podna retirar-
FIGURA1
Norteamknca ..
1
3. La coordinación de estas cadenas dirigidas por el comprador,
por medio de los diferentes tipos de redes comerciales; y
4. La consumación o regionalización de la cadena productiva del
vestido en Asia.
8En una encuesta de cerca de 100 empresas exportadoras de Corea del Sur, llevada a
cabo en 1976, m8s de las dos terceras partes informaron que algunas o todas sus expor-
taciones a mercados extranjeros consistieron en sus propios productos de marca re-
gistrada [Rhee et al., 1984: 1231.
Taiwan
Cuando las empresas de Taiwan se desplazaron más allá de sus costas a
principios de los ochenta, también enfrentaron cuotas obligatorias. Aun-
que los salarios, a finales de los años setenta y principios de los ochenta,
eran todavía relativamente bajos, las rentas de cuota eran altas. Las
empresas debieron comprarlas (su valor fluctuaba mucho en los merca-
dos secundarios) para expandir sus exportaciones, lo cual provocaba una
m e m a de las ganancias en las empresas que carecían de la cuota sufi-
ciente [Appelbaum y Gereffi, 19941. Esto dio como resultado un inte-
rés cada vez mayor en los mercados libres de cuotas de los exportadores
de Taiwan. Los mercados de cuota (Estados Unidos, la Comunidad
Globalizacihii,cadenas productivas y pasaje de iiarioiies u!
Europea y Canadá) sumaron más de 50% de la exportación de textiles
y ropa de Taiwan a mediados de los ochenta, pero este porcentaje bajó
43% en 1988,y 35% en 1991. Estados Unidos, que por años habían sido
el mercado de exportación taiwanés más grande, importó una cuarta
parte de los textiles y ropa en 1991; la Comunidad Europea, 8% y Ca-
nadá sólo 2%. Los ~rincipalesmercados sin cuota, que absorbían cerca
de las dos terceras partes del textil y el vestido a principio de los no-
venta eran Hong Kong (30%), Japón (6%) y Singapur (3%) [Khanna,
1993: 29-30]. Hong Kong, hoy principal mercado exportador de Taiwan,
es básicamente un conducto para embarques de hilos, telas y ropa hacia
China, donde posteriormente se procesa y reexporta.
"Entre 1985 y 1936, las exportaciones de ropa de Taiwan bajaron de 56 a 20% del
total en textiles y ropa, mientras que la parte representada por bienes intermedios (fibras
textiles, hilos y telas) se elw6 de 44 a 80% [Gereffi y Pan, 1994: 1301; se le agregaron
datos más recientes proporcioniidos por la Federación Textil de Taiwan.
(hasta 11% del comercio global); y un sorprendente aumento en el co-
mercio intra-asiático de ropa (de 4.3% en 1980 a 12.3% en 1996). El
aumento de este comercio es todavía más fuerte en los textiles, donde
se incrementa de 13% de total mundial en 1980 a casi 28% en 1996
(véase el cuadro 3).
La importancia creciente de Asia, como mercado para su propia
producción de textiles y ropa, y la continua migración de la produc-
ción hacia localidades proveedoras de bajo costo alrededor del mun-
do, sugieren que puede emprenderse un camino hacia una reestruc-
turación general, en la cual se estarían dando dos procesos paralelos
de regionalización de la cadena productiva del vestido dentro de Asia,
Norteamérica y Europa. Es probable que las relaciones emergentes de
suministros que se están formando con productores cercanos baratos
4
1
ción del vestido terminado de las NIES de Asia Oriental, está provocan-
do una "brecha de abastecimiento" en la cadena productiva de la
industria estadounidensedel vestido. Esto se debe, en parte, a las grandes
distancias geográficas y a la complejidad logística implicada en la admi- I
Comentaria~sfinales
La discusión anterior muestra que las ciudades, las regiones y los países
han entrado en un nuevo modo de desarrollo que ha impulsado la flexi-
bilización de las formas de acumulación y regulación del capital.
Se han consolidado sendas diferentes de crecimiento y cambio es-
tructural en las que confluyen sistemas de organización de la producción
más flexibles y adaptados a los cambios del entorno que permiten me-
1
jorar la productividad y la competitividad de la economía, conjuntamen-
te con las respuestas estratégicas de las ciudades y regiones que mediante !
Glolinlizacidn y convergencia/tliverqenci~1:
iiri niievo esce~lariopard iina viejd disciisión
Para el conjunto de los países desarrollados, dos temas que han es-
tado estrechamente vinculados con el del incremento de las desigual-
dades, y que también han pasado a ser objetos prioritarios de discusión,
son el lento crecimiento de la actividad económica y los altos niveles de
desempleo. En lo que respecta al lento crecimiento, sólo recordaremos,
por una parte, que él se hizo presente hacia el inicio de los años seten-
ta y que desde ese entonces a la fecha se ha ido acentuando, a tal punto
que para lo que va de los años noventa la tasa promedio de incremen-
to del PIB para el conjunto de los países industrializados ha sido de
alrededor de 2% anual, en tanto que para los años sesenta ella era cer-
cana a y, por otra parte, que en correspondencia con ello son l
'En relación con los resultados obtenidos con la aplicación de ese índice, en el Infor-
me 1938 IPNUD, 1998: 21 se dice: "El IPH-2revela de manera concluyente que el sub-
el crecimiento ni tampoco mejorando la distribución del ingreso
y la riqueza, tanto entre países como dentro de ellos. Al contrario,
las evidencias empíricas demuestran convincentemente que los pro-
cesos de globalización y de liberalización de las fuerzas de merca-
do han acrecentado las diferencias entre los niveles de ingreso de
los países industrializados y los en desarrollo, y principalmente
entre los grupos de ingreso dentro de cada país.
Promedio de seis
países industrializados
América Latina
(promedio siete países)
-Argentina
-Brasil
-Chile
-Colombia
-México
-Perú
-Venezuela
Fuente: 1950 a 1992 [Maddison, 19951; 1993 a 1997 para países industrializados
con base en el FMI, WEO,
varios números; 1993 a 1997 para paises de América Latina con
base en la CEPAL [1997d].
*Los países considerados son: EUA, Franüa, Inglaterra, Canadá, Italia y Alemania.
Bntroduccion
La globalización es tanto una tendencia como una ideología. Como
tendencia objetiva, la globalización implica una profundización y forta-
lecimiento del comercio, el mercado financiero y los sistemas de pro-
ducción que auzan las fronteras nacionales. Impulsando esta tendencia
encontramos cambios institucionales de amplio alcance que fortale-
cen la integración de los circuitos comerciales, financieros y produai-
vos. La globalización implica un mayor grado de convergencia de mer-
cados e instituciones y la homogeinizan, a un grado más elevado, los
movimientos disfuncionales, como las uisis económicas, que rápida-
mente se desplazan a través de las fronteras nacionales.
Como ideología, la globalización implica tanto una visión de inevi-
tabilidad y deseabilidad de las tendencias amba mencionadas como
la negación de la existencia de disfuncionalidades.La negación de lo evi-
dente implica un reto al que normalmente se le da respuesta median-
te la aserción de que las crisis u otros desajustes estructurales como la
asimetría del poder, son errores momentáneos o excepciones que
pueden ser remediados rápidamente.
Este documento examina el estado actual de la economía mundial
dando particular atención a los esfuerzos por mantener la ideología de
la globalización en un periodo en donde la disfuncionalidad y los aspec-
tos patológicos de la globalización se toman aecientemente difíciles de
manejar o negar.
¿No hay crisis? Una sinopsis de la ecoñiornná estadounidense
Estados Unidos está embelesado por el mercado y feliz de ver el ascenso de
los precios de las acciones, lo que inimpreta como la validación de su supre-
macía en la economía mundial. Editorial del The New York Times, titulado
"10 OOO", del 30 de marzo de 1999 (el día que el promedio industrial
Dow Jones sobrepasó los 10 000 puntos).
La globalización como tendencia implicaría que la economía de
EUA no podría eludir el giro adverso de la actividad económica que re-
corrió el mundo desde 1997 en adelante, pero que tuvo su anteceden-
te en la prolongada recesión que abatió a Japón desde principios de
los noventa. Dada la importancia de lo anterior debemos exami-
nar detenidamente el llamado "excepcionalismo" de la economía es-
tadounidense.
En EUA desde principios de los noventa se percibió una actitud de
triunfalismo adecuadamente representada por el concepto de "nueva
economía" que traducía el enfoque ortodoxo de los análisis económi-
cos. La inflación era virtualmente inexistente, la baja del desempleo
estaba por romper un nuevo récord, el espectro de una aisis de pagos en
el sector público se había evaporado, el crecimiento de la productivi-
dad era fuerte, el crecimiento del PIB había detonado a un tasa anuali-
zada de casi 6% en el último trimestte de 1998, lo que significaba que
la expansión que empezó en 1991 era la segunda más larga desde la se-
gunda guerra mundial. El nivel de las ganancias y su crecimiento han
estado fuertes por años, creciendo a una tasa anual de más de 10% en
1996 y 1997. La bolsa de valores de Nueva York registró niveles récord
de crecimiento económico y los de los salarios de los trabajadores han
crecido continuamente desde 1993.
Una revisión más a fondo de esta expansión demuestra que tiene
sus flaquezas, como lo indica el hecho de que el nivel promedio de sa-
larios en 1998 está 17% por debajo del nivel de 1973. Aunque pasó
prácticamente inadvertido, los despidos por empequeñecimiento
empresarial llegaron a un récord en 1998. La inflación no era un tema
relevante debido en parte al débil crecimiento de los salarios (un mero
24% de crecimiento real entre 1993-1997) y en parte también por el
colapso de los precios de los productos primarios. Por su parte, el colap-
so de los precios de los productos básicos provino de un conjunto de
factores, incluyendo la crisis por sobreproducción en las economías
de Asia Oriental. Los n u y o s patrones de internacionalización de la
producción, como el que se perfiló a partir del nc, han traído al merca-
do estadounidense un flujo de manufacturas a bajo costo. Como se
advierte, más que una "nueva economía", lo que confirmamos es que
la moderación de la inflación deriva de las condiciones depresivas
que recorren la mayor parte de la economía mundial. Más que el pro-
ducto benigno de la "ley" de las ventajas comparativas que los econo-
mistas ortodoxos toman como la base de los bajos incrementos de
precios, la causa está en la extendida sobreproducción que ha adquiri-
do proporciones planetarias.
La sobreproducción y la competencia de precios a escala global
provocó que los beneficios totales en EUA declinaran un 22% en 1998
[Naysar, 1999: Cl]. Quizá el mejor ejemplo de lo anterior podría estar
en el sector automotriz global cuya capacidad ha llegado a los 75 millo-
nes de vehículos por año, en tanto que la demanda se mantiene por
debajo de los 55 millones de unidades, eso sin olvidar que cada mes se
añaden nuevas plantas [Brasher, 1999: C3]. Lejos de encontramos
ante una "nueva economía" o ante un benigno sistema de "globaliza-
ción", EUA efectuó crecientes importaciones de diversas líneas produc-
tivas que se obtuvieron mediante violación sistemática de los estándares
laborales más fundamentales y la "flexibilización" de los procesos pro-
ductivos en otros países.
Una de las amenazas que pesan sobre la expansión fue el déficit co-
mercial crónico proyectado para llegar a un nivel récord de 3.5%
del PIB,en vísperas de la escalada de precios en el mercado intemacio-
nal del petróleo de marzo de 1999. Después del acuerdo de los países
productores de marzo de 1999 para controlar la oferta (que contó con
la aprobación implícita de las trasnacionales petroleras), el déficit
comercial de EUA se expandiría rápidamente y la tasa de rentabilidad
caería más [Sanger, 1999: Al; Morgenson, 1999: 40; Ibrahim, 1999: Cl].
A medida que el déficit se amplifique en una cantidad estimada en
83 000 millones de dólares, los modelos econométricos suponen que
se perderán unos 581 000 empleos en el sector manufacturero. Estos
mismos modelos suponen también que el incremento adicional del dé-
ficit en cuenta comente en 1998 le costará a Estados Unidos en ese año
unos 819 000 empleos potenciales en el sector manufacturero [Scott,
1998: 141.
iEn qué momento la ampliación del déficit, en tanto que provoca
movimientos de cobertura en los circuitos financieros globales de corto
plazo, desatará una carrera en busca de la salida? Business Week observa
que los operadores del mercado de divisas estimaban que un déficit de
3% del PIB era una barrera uítica más allá de la cual los grandes partici-
Iendericiris a la crisis eri Ius i i o ~ ~ e n ~ a 191
pantes en los mercados financieros globales abandonarían los activos
nominados en dólares [Cooper y Madigan, 1338: 211. La presión sobre
el dólar derivará tanto del déficit en cuenta corriente como de la abulta-
da deuda externa: la posición crediticia internacional neta de EUA en
1338 fue de menos 2.3 miles de millones de dólares, muy arriba de los
-1.3 miles de millones correspondientes a 1335, un incremento alar-
mante de 32%-. El método clásico de retener y reatraer esos flujos
explosivos es elevar las tasas de interés. Ésa es la prescripción que el FMI
y el Departamento del Tesoro brindan a los países que se encuentran
en condiciones críticas en cualquier latitud el planeta. A medida que
los pasivos externos de EUA continúan su ascenso en 1333, la presión
sobre la tasa de interés y el tipo de cambio será necesariamente mayor
y no precisamente de manera gradual y ordenada.
Cualquier incremento de cuantía en la tasa de interés estadouni-
dense revelará la fragilidad de la expansión y el verdadero contenido
ideológico de la perspectiva que ofrece la "nueva economía". La reduc-
ción temporal de la tasa de interés y el masivo incremento en la oferta
de crédito del orden de 16.4% a finales de 1998 permitió que EUA evi-
tara la baja del mercado accionario [Morgenson, 1333: C121. La
inyección masiva de crédito creó la base para un repunte del mercado
de 30%, precisamente en el momento que sobrevino el default en
Rusia que se extendió de agosto de 1338 a marzo de 1933. La explosión
bursátil creó cerca de 300 000 millones de dólares de nueva riqueza
en manos de familias en 1338, dejando 45% de los hogares con acti-
vos financieros en el mercado financiero igual a 100 000 millones de
dólares [Morgenson, 1333: C121. El valor capitalizado de las acciones en
la bolsa de valores de EUA en manos de familias estadounidense, cor-
poraciones e inversionistas extranjeros representa 150% del PIE,o sea
cerca del doble del porcentaje alcanzado en 1923. Es precisamente esta
extraordinaria multiplicación de la riqueza y la posibilidad de apoyarse
en ella para adquirir crédito, lo que está causando el incremento del con-
sumo, la inversión y el crecimiento del PIE.
Irónicamente, los hogares de altos ingresos en EUA se han bene-
ficiado de un incremento masivo de su riqueza en parte porque el
resto del mundo esta languideciendo: en 1337-1398 los europeos derra-
maron 135 000 millones de dólares en la compra de acciones en las
bolsas estadounidenses, pese a que el número existente de acciones en
el mercado declinó [Koret., 1333: 301.
Todo indica ahora que inevitablemente la burbuja creada por el
sector financiero y centrada en Wall Street estallará en tanto los conve-
nios derivados basados en el crédito se vuelvan más costosos y menos
redituables y la disponibilidad de crédito se vea limitada por el banco
central (la FED)y los grandes prestamistas. Con el inicio de las restric-
ciones crediticias, una gran cantidad de contratos espurios creados por
la alquimia del mercado financiero y los "cientificos" del mercado fi-
nanciero saldrán a la superficie, de la misma manera que el colapso
del Long T m Capital, considerado previamente como lo mejor de los
fondos de protección en Wall Sueet, reveló un conjunto de manio-
bras financieras insostenibles e insólitas. Como señaló Hyman Misnky,
cualquier cambio positivo sustancial en la tasa de interés, en el valor
de las acciones (negativo) o en el crecimiento de las ventas (negativo)
en el contato de una expansión impulsada por el crédito, es un indica-
dor de la extrema fragilidad subyacente. Los análisis en la tradición
Minsky-Keynes enfatizan el papel desproporcionado de los incremen-
tos de la deuda corporativa durante las expansiones. Entre 1991 y 1998
la deuda corporativa en EUA, como regla, se aceleró año con año, reba-
sando 9% en 1997 y llegando a llO/o en 1998, la tasa más alta desde
mediados de los ochenta [Mandel, 1999: 311.
El efecto Minsky-Keynes en la interacción entre finanzas e inver-
sión de capital será amplificado por una caída súbita en el consumo a
medida que el valor nominal de los activos se derrumbe. Un efecto
riqueza negativo de magnitud sin precedentes está siendo pronostica-
do por varios economistas. Utilizando su supuesto de por cada merma
de 100 000 millones de dólares en la riqueza de los hogares significa-
ran una reducción de 7 000 millones de dólares en el consumo, signifi-
ca que si el mercado estadounidense regresa a sus niveles de agosto de
1998 (7 500 puntos) el consumo caerá unos 210 000 millones de dó-
lares [Pennar, 1999: 321. Utilizando un análisis basado en el multipli-
cador macroeconómico, una caída del consumo agregado de 3.5 a 4%
puede hacer bajar el PIB hasta en un 5%. Esta estimación tosca toma
en cuenta solamente el efecto riqueza negativo. Otros shoch macroeco-
nómicos (sin relación con la riqueza o los efectos del multiplicador)
se dejarán sentir también en este contexto, incluso con una rápida dedi-
nación en la inversión y en el empleo, tanto en las industrias de bienes
de capital como de consumo. Se prevén esos efectos porque una parte de
la nueva economía está atada a la inversión en infraestructura que sirve
de soporte al mercado financiero, incluyendo computadoras, software y
sistemas complejos de telecomunicaciones.
En línea con los análisis ortodoxos tanto del FMI como del Departa-
mento del Tesoro, un "ajuste" a los limitantes de balanza de pagos
Ieiidc-iiiias a 13 crisis en los noveiita 193
implicará una depreciación del tipo de cambio que generará una ronda
inflacionaria en el sector ligado a las importaciones. Es difícil (pero
posible) imaginar que la Fed ignorana las presiones inflacionarias ge-
neradas por la depreciación cambiaria y que no subirá las tasas de inte-
rés y restringirá el crédito. Al subir las tasas se revelanan nuevos estra-
tos de fragilidad financiera, esencialmente en los bienes raíces para fines
comerciales.
Con la economía estadounidense desempeñando el papel de "con-
sumidor de último recurso" para gran parte de la economía mundial,
cualquier compresión del déficit comercial traería consecuencias som-
brías para muchas naciones vulnerables. En tal momento ninguna
nación es tan frágil y dependiente a los desequilibrios comerciales de
EUA como México. Irónicamente, una baja del dólar revelan's la natu-
raleza mítica tanto de la "nueva" economía estadounidense como de la
renovación de la economía mexicana, todo de un solo golpe. México,
que es frecuentemente etiquetada como la nación que superó exitosa-
mente la crisis de 1995 reteniendo su estatus de mercado emergente,
podna correr con peor suerte que EUA cuando la expansión llegue a su
fin inevitable.
mista de capital a largo y corto plazos, así como inversor directo, provee-
d
dor de tecnología y fuente de capital accionario para esos países.
Si EUA, como parte de su estrategia hegemónica en Asia Sudorien-
tal, no hubiera desplazado parcialmente a Japón y si EUA no hubiera t
Tipo de flujo 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997
Flujos totales
privados
Flujos de deuda
Préstamos de bancos
comerciales
Bonos
Otros
IED
Flujos acumulados
de portafolio
Flujos multilaterales
Flujos agregados
netos
-
Fuente: Global Development Finance, World Bank Debtor Reporting System, World Bank 119381.
Fuente: Global Developrnent Finance, World Bank Debtor Reporting System, World Bank [1998].
..
procesos de producción especializadoshacia localidades geográfica-
mente distantes [IMF, Fiscal Affairs Department, 1998: 41.
4
La globalización se refiere a la creciente interdependencia de los
!
países a través del crecimiento del volumen y variedad de las uan-
I
sacciones internacionales en bienes y servicios y los flujos de capital,
como también a través de la difusión más y amplia de la tecnolo-
gía [IMF,1997: 451. l
INDICADORES SELECCIONADOS DE I N V E R S I ~ N
EXTRANJERA DIRECTA (IED) Y P R O D U C C I ~ N
INTERNACIONAL, 1986-1997 I
Flujos de IED
de salida 424 27.1 15.1 13.5 27.1
Stock de ~ E D
de salida 3 451 21.0 10.3 12.6 13.7
Venta de filiales
en el extranjero 9 500 16.3 13.4 6.7 7.3
Producto bruto de
filiales en el extanjero 2 100 lG.G 6.2 7.7 7.7
Activos totales de
las filiales en el
extranjero 12 6OG 18.3 24.4 12.5 13.0
pie mundial 30 551 12.1 5.5 3.2 6.0
Exportaciones de
bienes y s e ~ c i o s G 432 14.6 8.9 3.0 3.0
'Una revisión escéptica del amplio espectro de mediciones empfricas que intenta-
ron modificar muchas de Ias dedaraciones exageradas de los proponentes de la globaliza-
ción no difieren en ningún grado de la posición presentada en esta sección. Autores como
Sutdikke y Glyn condenen que no hay duda [el papel aeciente de las m]es un signo de
la mayor internacionalización o de los tiempos globalizados (Sutdiffey Glyn, 1999: 1231.
CUADRO
4
INDICADORES DEL CRECIMIENTO DE LA ACTIVIDAD
ECONÓMICA INTERNACIONAL, 1964-1994
(Cambio porcentual promedio anual)
Fuente: United Nations Conference on Trade and Development, Trade and Development
Repa, 1997, cuadro 24, p. 7 1 .
l l a ideología de la globalizacidn
La teoría económica ortodoxa intenta proporaonar varias hipótesis para
explicar la tendencia creciente hacia una mayor intemacionalización.
Entre tales hipótesis destaca aquella que señala que la vía más rápida y
segura, y quizá la única, a la integración, especialmente de los paises de
bajos ingresos, ha sido la adopción de los modelos de desarrollo ba-
sados en las exportaciones. 'los argumentos basados en la eficiencia es-
tática tipo Ricardo sugiere que todos los cambios hacia mayor apertura
y especialización fortalecerán el empleo, el ingreso y el crecimiento. Pero
tales formulaaones pueden ser fácilmente cuestionadas pasando de la
estática comparativa al análisis dinámico, empleando supuestos razona-
mientos respecto de indicadores como términos de intercambio [Cypher
y Dietz, 19981.
Encima de todo, los argumentos generales en apoyo de mayor
intemacionalización están hechos para incorporar e instituaonaiizar la
ideología del neoliberalismo en el comercio, la inversión, el trabajo,
la política fiscal y monetaria y para desttuir la política industrial (aquella
orientada en favor del desarrollo). Estas diversas hipótesis y proposicio-
nes tienden a encarar los retos más inmediatos en momentos de crisis.
Así, la proposición del neoliberalismo que guió el gobierno de Sali-
nas en México (1988-1994), en particular la idea de que la rápida des-
trucción de toda forma de regulación y supervisión permitiría que el
"libre" mercado asignara eficientemente los recursos, fue puesto en
tela de juicio con la crisis del peso a finales de 1994. Es precisamente
en este punto donde la lucha ideológica se intensifica, ejemplo de ello
es el gran esfuerzo por vender la idea de que la crisis de 1994 fue el re-
sultado del "error de diciembre" más que de una crisis estructural ema-
nada del sector financiero [Cypher, 19961.
Lo mismo es cierto para el caso de Asia Sudorienta1 y de Corea
en particular, cuyos avances en el terreno del desarrollo económico
tienden a minimizarse. No obstante, como lo demuestran numerosos
estudios, la experiencia de Corea tiene gran importancia para los países
en desarrollo: por ejemplo, como lo señala la bien documentada investi-
gación de la UNCTADsobre las economías de Asia Oriental, loSprogramas
estatales fueron determinantes para darle la versatilidad y profundi-
dad que caracterizan al proyecto coreano de industrialización [UNC~AD,
1996: 73-1381. Vemos así cómo la UN^ centra su atención en lo que
constituye la antítesis del análisis neoliberal: el papel constructivo del
estado en Taiwan, Corea, Singapur y Hong Kong. En ese mismo senti-
do, este estudio pone énfasis inusual en la creación, a través de la polí-
tica gubernamental, de un nexo exportaciones-inversiones. La UNGTAD
demuestra que una política de promoción de las exportaciones sólo es
una parte de un proyecto de desarrollo exitoso. Para tener las repercu-
siones que se le atribuyen, el crecimiento exportador tendna que estar
orgánicamente integrado a: l . Inversión en áreas totalmente nuevas,
2. Profundización del capital y 3. Dinamismo tecnológico:
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SOROS,George [1998-19991, "Capitalism's Last Chance?", Foreign Ajjairs,
núm. 113, pp. 55-65. I
Alfredo Guerra-Bordes
En la discusión contemporánea sobre regionalización el término se
ha venido empleando en dos sentidos diferentes. Como "proceso econó-
mico en el cual el comercio y la inversión dentro de una región dada
(de cualquier manera que se le defina) crece más rápidamente que el
comercio y la inversión con el resto del m ~ n d o "y, ~para referirse a la
"formación de agrupaciones políticas o bloques cuyo objetivo es redu-
cir las barreras intrarregionales al comercio y la in~ersión".~
Entre ambos
significados la relación existente no es clara.
En el primero la regionalización es el resultado, sobre todo, de
factores económicos naturales como la proximidad (que implica costos
de transporte más bajos y un flujo mayor de información que facilita
las inversiones), así como la similitud de los niveles de ingreso, la con-
vergencia de las políticas y un comercio intrafirma de importancia
cada vez mayor. Ello explicaría la creciente integración económica
de Canadá, Estados Unidos y México o América del Norte. En este caso
'
"los acuerdos intrarregionales de países grandes y pequeños o con di-
ferente nivel de desarrollo es posible que reflejen relaciones de poder
hegemónic~",~ y que el país que lo detenta se convierta en el compra-
dor o el proveedor exclusivo, o poco menos, dentro del acuerdo.
La regionalización puede ser también el resultado de decisiones
políticas, aunque no existan la proximidad geográfica y una vinculación
económica previa. El sustrato de estas decisiones políticas es puramen-
te económico. La constitución de zonas de libre comercio, de uniones
aduaneras o de mercados comunes mediante la suscripción de trata-
dos persigue ante todo preservar los mercados dentro del acuerdo,
haciendo frente a las presiones de la competencia mediante la liberali-
zación del comercio y de la inversión intrarregional con disaiminación
del comercio y la inversión exuarregionales. Ésta es una experiencia bien
conocida en América Latina.
De Europa creemos que podría hacerse consideración por separado,
pues desde antes del Tratado de Roma en 1957 ya existía un conjunto
de países bastante relacionados entre sí, al mismo tiempo que tuvieron
fuerte incidencia factores políticos como la aspiración a prevenir nuevas
guerras intraeuropeas, lo que dio por resultado la integración europea
inicial. La constitución del Mercado Único Europeo y posteriormente de
dir y resolver como para correr tras ella dejando a las economías nauona-
les con sus problemas estructurales sin resolver. Ahora que el temor a
l
ser calificado de trasnochado enmudece a los sectores partidarios del
desarrollo, la equidad y la democracia, hay que tener el valor de recupe-
rar con vehemencia el argumento que hace 50 años se utilizó para
impulsar la integración regional latinoamericana: aumentar la capacidad
de negociación internacional, apoyar el desarrollo mediante la con-
jugación de los recursos y esfuerzos nacionales.
Kobrin afirma que la discusión sobre globalismo versus regionalis-
mo implica el supuesto del carácter cíclico de los procesos, lo que indu-
ce a recordar que las naciones ya fueron testigos en las primeras décadas
del presente siglo de la desintegración de la primera economía mundial
integrada y ahora el retorno a la competencia entre los bloques regio-
nales podna estar augurando el hundimiento de la segunda.*' Podrá
ponerse en duda y es legítimo que así se haga, pero en lo que parece
haber generalizado consenso es que nos movemos en un ambiente
que podríamos llamar genético en el sentido de que todo lo relativo
a la economía mundial está naciendo o por nacer, sin que se perciba
una tendencia que mantenga invariable su orientación hacia adelante.
Bibliografía
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Onaldo Rosales
i
1
crecimiento [Larraíny Vergara, 19921. La estabilidad económica y polí-
tica pasa a ser un componente central del proceso de desarrollo, privile-
giando la adecuada incorporación de la equidad en la política económi-
ca y en las opciones de desarrollo. De allí la atención que recibe un
enfoque unificado para el tratamiento de la política económica y la
social, privilegiando en la primera instrumentos y medidas complemen-
tarios con la equidad y en la segunda, además de su especificidad, su
aporte a la eficiencia y al crecimiento [CEPAL, 19921.
Las políticas públicas son decisivas. Las naciones pueden modelar su
propio destino y ello, en buena medida, está asociado a la elección de
buenas políticas. Discernir entre buenas y malas políticas económicas
es probablemente uno de los avances consensuales en la profesión,
más allá de opciones ideológica [Williamson, 19941. Entre los variados
ámbitos de la adecuada gestión maaoeconómica, sucesivas experiencias
muestran la importancia decisiva de un déficit fiscal sostenible y una
tasa de cambio realista [Summers y Thomas, 19931.
La adecuada combinación entre Estado y mercado sigue siendo un factor
decisivo del desarrollo y las experiencias exitosas muestran una combina-
ción pragmática entre ambos, explotando complementariedades y las
ventajas específicas de cada cual. El desarrollo del mercado requiere
acción del Estado para promover mercados [Streeten, 19931, para fo-
mentar la competencia, para simular mercados donde no operan y para
"completar" mercados de desarrollo insuficiente [CEPAL, 19941. La pro-
moción de la competencia se expresa entonces en una pragmática com-
binación entre regulación y desregulación, de acuerdo con las caracte-
rísticas de los mercados.
Lo central no es discutir intervención vs. laissez faire sino encarar la
I
apropiada división de responsabilidades entre ambos y la eficiencia en
las respectivas funciones, considerando que una de las claves de la inter-
vención exitosa ha sido someter a mercados y gobiernos a la disciplina
de la competencia internacional [Summer y Thomas, 19931.
El principal aporte de las políticas públicas, junto con la promoción de
I un marco estable y de estimulo a la inversión, radica qin favorecer la inver-
sión en capital humano e infraestructura, dotando al &tema económico
1 de las extemalidades o efectos spillover, dada la subinversión privada
en ellos [Summers y Thomas, 19931. Las fallas del mercado -externali-
dades, monopolios naturales y problemas de información- justifican
la intervención pero ésta debe orientarse por criterios amigables con el
mercado y considerando de cerca las "fallas del gobierno" [Datta-Chaud-
huri, 19901.
La orientación del crecimiento al exm'or es el mtjor escenario para obte-
ner incrementos en la eficiencia o productividad total de los factores. De este
modo, tasas bajas de protección y eliminación del sesgo antiexportador
permiten explotar economías de escala, extemalidades tecnológicas,
acceso a insumos de mejor calidad, mayores niveles de inversión extran-
jera, todos factores clave en el estímulo al crecimiento y la producti-
vidad.
La competitividad es un factor crucial del crecimiento en economías
abiertas y puede ser favorecida con arreglos institucionales que promue-
van la concertación entre actores, abriendo paso a la innovación y al
estímulo de relaciones de cooperación en la empresa y entre agentes
públicos y privados.
Los modelos recientes de crecimiento económico tienden a conce-
bir la innovación como un bien público [Arrow, 19621,que puede ser
estimulado con políticas e instituciones. Ello va en línea con los tra-
bajos de economía industrial sobre cambio tecnológico y relaciones
laborales, los que señalan que el principal obstáculo a la innovación
es la existencia de relaciones no cooperativas dentro de la empresa
[Solow et al., 19891. Del mismo modo, destacan la necesidad de una
fuerza de trabajo calificada, flexible y motivada, como insumo cn'tico
de la innovación tecnológica, esto es, la necesidad de una empresa con
un ambiente cooperativo, abierta a la participación y a la innovación.
Esto será cada vez más un rasgo a c i a l de desempeño competitivo.
Los incrementos en productividad son la clave para explicar las diferencias
de ingreso entre países y ello alude al papel central de la difusión del progreso
técnico en la base productiva. El progreso técnico no opera en un vacío
institucional ni es un dato exógeno al crecimiento; supone un proceso
de aprendizaje [Lucas, 1988; Stiglitz, 19871 que puede ser apoyado con
políticas e instituciones. De allí surge la necesidad de incorporar las polí-
ticas de desarrollo productivo en la orientación central de las políticas
públicas, fortaleciendo su vínculo con la política económica y la polí-
tica social.
El aporte de las instituciones es importante. Las experiencias exitosas
muestran preocupción por el desarrollo de capacidades instituciona-
les funcionales al becimiento. Ello induye los perfeccionamientos al
funcionamiento del mercado, la modernización de las instituciones pú-
blicas, así como aquellos mecanismos institucionales que promuevan
la concertación y el acuerdo de mediano plazo entre actores, reducien-
do las incertidumbres. El fracaso de la experiencia rusa, al intentar instau-
rar aceleradamente una economía de mercado, obviando sus requisitos
institucionales, es patético al respecto.
240 cisvaldo Rosales
El debate actual recoge esa importancia de las instituciones para el
desarrollo económico [Williamson, 1994; Doennger y Streeten, 19901.
Un Estado eficiente, mercados competitivos, adecuados derechos de pro-
piedad y estabilidad en las reglas del juego, son el marco institucional
básico para potenciar la competitividad. Tales arreglos institucionales .
pueden alcanzar también a innovaciones institucionales para cooperar
y competir, fomentando la asociatividad en el fomento productivo, las
alianzas entre empresas grandes y pequeñas, la subcontratación, exporta-
dores indirectos, así como la articulación intraempresarial y entre pn-
vados y gobierno.
La susmtabilidad ambiental también importa en el desarrollo. Sin polí-
ticas públicas preventivas o correctoras del daño ambiental, el deterioro
del medio ambiente es inevitable. De allí se desprende una responsa-
bilidad pública indelegable para promover políticas que aprovechen los
vínculos positivos entre desarrollo y medio ambiente, por un lado, y
por otro, aquellas orientadas a problemas específicos que requieren
reglamentos e incentivos para incorporar el valor ambiental en las
decisiones económicas [Banco Mundial, 19921.
Los precios de bienes y s e ~ c i o deben
s reflejar su efectivo costo
social, incluyendo las desextemalidades de contaminación o daño am-
biental. La sustentabilidad ambiental es más compatible con la com-
petitividad cuando se incorpora la dimensión tecnológica en el medio
ambiente, tanto para la preservación como para aprovechar oportu-
nidades de negocio y de exportación de tecnologías ambientales.
En síntesis, la reflexión actual sobre desarrollo otorga renovada
importancia a los siguientes temas:
la promoción del crecimiento en un marco estable de economía de
mercado y abierta al comercio internacional;
el cambio temico, la productividad y la innovación, como pilares
de la competitividad;
la inversión en recursos humanos -educación, capacitación y difu-
sión del conocimiento-, como bisagra articuladora entre creci-
miento, equidad y competitividad;
la estabilidad política, expresada en acuerdos sociales de largo
aliento entre los principales actores del desarrollo que estimulen la
gobernabilidad y la concertación social; y
la sustentabilidad ambiental del desarr~llo.~
=Unesfuerzo en tal dirección se encuentra en los trabajos de la CEPALsobre "Trans-
formación productiva con equidad" [CEPAL,1990, 1992, 19941.
Globalizacion y espacios a una tra~isforniació:~
productiva coi1 equiJ,itl 141
La complemenlariedad entre mercado y gobierrio
Es bastante común enfrentar esta temática con una especialización implí-
1
l
'La eficacia de las políticas de regulación depende de la vigencia efectiva del derecho
de propiedad; de la eficiencia y efectiva independencia del poder judicial para reducir los
l
costos de transacción, así como de la calidad del sistema político para procesar diferenaas,
respetar acuerdos y aceptar organismos efectivamente autónomos del poder político
[Banco Mundial, 19931.También, por cierto, depende de la capacidad temica, autonomia
financiera y apropiadas remuneraciones en el ente regulador.
Difusión tecnológica
La política tecnológica debe orientarse a completar y adecuar la infiaes-
tructura tecnológica en las actividades prioritarias más retrasadas; pro-
mover una mayor propensión a incorporar progreso técnico e innovar en
las empresas mismas, otorgando incentivos gubernamentales para em-
prender actividades innovadoras y dando apoyo a la creación de nuevas
empresas de alto nivel tecnológico.
Se sugiere, asimismo, desarrollar una red de nexos entre el sistema
de investigación y el resto de la infraestructura tecnológica, por una parte,
y el sector productivo, por otra; así como fomentar en éste un estre-
cho contacto entre usuarios y productores de bienes y servicios. Esto
L.
último podna hacerse en torno a determinados sistemas integrados de
producción, donde ya se haya acumulado una experiencia y compe-
tencia básica en el nivel local. Se requerirá la aplicación de criterios de
selectividad, ya que sólo de esa manera es dable generar núcleos endó-
genos de innovación tecnológica.
En el fomento de la oferta tecnológica privada, el énfasis conviene
ubicarlo en el desarrollo en el nivel de la empresa y en promover víncu-
I
los más estrechos entre firmas y centros tecnológicos. Un instrumento
apropiado para ello puede ser incentivar contratos de investigación para
innovar y adaptar tecnologías, incrementando así los fondos privados
l
1 para actividades de I&D y favoreciéndolos con deducciones tributa-
rias para proyectos propios o para aportes privados a centros tecnoló-
gicos.
Llobalizarion y espacios n uria trniisfornincióii ~iroductiv;itnii cquiiiad E7
)
En lo referente a la oferta tecnológica pública, las principales reo-
nentaciones apuntan a ligar más los recursos de institutos tecnológicos
a resultados evaluables, con base en indicadores de desempeño. Para
i
1
Equilibrios macroec~nomicos
Un mal balance del progresismo
Profundizar la búsqueda del "casillero vacío", sugerida por Fajnzylber
en sus trabajos pioneros sobre transformación productiva y equidad,
es el gran desafío del progresismo latinoamericano. Contamos con el
triste récord de detentar las distribuciones del ingreso más concentra-
das del mundo, así como la ausencia de experiencias nacionales con
periodos prolongados de aeumiento con avances distributivos. La razón
de ser del progresismo es la equidad y su actual desafío es encontrar
políticas e instrumentos redistributivos eficaces, que no conspiren
contra el crecimiento ni contra la estabilidad macroeconómica, como ha
sido el grueso de las experiencias del progresismo en el poder. Inflación,
mercado negro, corridas contra la moneda, uisis fiscales, cambia-
rias y finalmente crisis políticas, parecen ser los signos trágicos de la
economía política de la izquierda latinoamericana. Como condu-
sión: el sesgo sistémico contra la redistribución en una economía de
mercado se ve agravado por los errores de la izquierda; la gestión eco-
nómica de la izquierda alejó sus posibilidades de éxito. Sistemáticamen-
te se impuso la tragedia griega del cambio social.
La izquierda latinoamericana en el gobierno pocas veces tomó en
serio la letanía del coro griego que anunciaba lo inevitable. Con la I
perspectiva del tiempo, hoy es posible señalar las fallas gmesas de la iz-
i
quierda en economía. Por falta de espacio, sólo listémoslas: subestima-
ción de los temas monetarios y financieros; actitud complaciente con a
la inflación y el déficit fiscal; uso de los precios con fines redistribu-
tivos; redistribución del ingreso, apoyada básicamente por el lado de
la demanda, sin acompañamiento efectivo por el lado de la oferta;
'Ello significa, por ejemplo, que los seguros de desempleo financien la capacitación
de trabajadores afectados por procesos de reconversión productiva, reorientando sus
capacidades laborales hacia actividades dinlmicas. Por cierto, esto requiere una estre- 1
cha coordinación público-privada, para acceder a información relevante y gestar progra-
mas de capacitación que sean pertinentes.
sobrevaloración de las posibilidades efectivas del sector público y vista
gorda ante sus ineficiencias; desprecio o subestimación del mercado
como instrumento asignador; omisión de las restricciones que supone
el contexto internacional; subvaloración del efecto de las expectativas
en la evolución de los agregados económicos y, en fin, gestión feu-
dalizada de las empresas públicas, respondiendo a cuotas de poder.
Con tal instrumental, no es extraño que se cayese en prácticas po-
pulistas. En la fase inicial, los resultados mostraban notables mejonas
en empleo y salarios reales, ante incrementos en la demanda interna
inducidos por mayor gasto público, financiados con mayor uso de reser-
vas internacionales o endeudamiento y aprovechando la capacidad insta-
lada. De ese modo, crecimiento, empleo y salarios al alza e inflación
a la baja, constituían la tentación para no oír al coro griego, el que aler-
taba sobre la evolución de balanza de pagos y reservas, el excesivo uso
de la capacidad instalada, salarios que crecen por encima de la produc-
tividad, gasto fiscal en ascenso.
Luego de no más allá de 18 meses, el marco económico estaba
dominado por un excesivo crecimiento de las importaciones, aumen-
to de la tasa de inflación, brecha considerable entre tipo de cambio
oficial y paralelo. El inevitable ajuste económico era típicamente poster-
gado, alegando causas sociales. Enfrentado a una aisis económica que
se agudizaba, tardíamente se optaba por un mini-ajuste que ya no era
respuesta frente a la magnitud de los desequilibrios: el miniajuste re-
sultaba inoperante y activaba la inflación. Lo único que se había logra-
do era generar las condiciones para maxiajustes que resultan traumáti-
cos para la economía y dramáticos para los grupos populares.
De este modo, algunas lecciones relevantes pueden ser las si-
guientes:
Valorar el crecimiento. Es indiscutible que el crecimiento por sí sólo
no garantiza la equidad pero es todavía menos discutible que sin ueci-
miento, esa posibilidad de avance no existe.
Vigilar los equilibrios macroeconómicos. Es posible y necesario deba-
tir sobre las modalidades y costos asociados a diversas opciones de
equilibrio, pero éstos deben de una vez por todas quedar incluidos en la
agenda económica de la centroizquierda como rasgos de sensatez,
modernidad y pericia técnica. Por de pronto, desequilibrios marcados
en este ámbito siempre terminan en costos severos para los grupos más
desfavorecidos, estimulando procesos de concentración del ingreso y de
la riqueza.
Subirle el pafil a los temas de equidad, reposicionando el tema de la
distribución del ingreso en el debate regional. Para ello, es necesario
mejorar los diagnósticos sobre lo acontecido y sobre las propuestas
actualizadas y viables que puedan operar en contextos de economía
abierta, con predominio de decisiones privadas.
Redistribución que no amenace el crecimiento ni la estabilidad. El progre-
sismo no puede abandonar ni bajarle el perñl a sus banderas de redis-
tribución pero siempre debe estar preocupado por el financiamiento de
sus propuestas, esto es, un financiamiento no inflacionario, que no dañe
la dinámica de crecimiento ni afecte las expectativas de los inversionistas.
Los equilibrios macroeconómicos importan El progresismo enfrenta el
trauma de la inflación y del desborde fiscal y debe mostrar que ha
aprendido la lección. El neoliberalismo subvalora el déficit en cuenta
comente cuando deriva de excesos en gasto privado. Ambos casos con-
ducen a desequilibrios costosos en empleo, salarios y producción.
Evitar el atraso del tipo de cambio. El atraso del tipo de cambio es letal
para las actividades productivas exportadoras o sustitutivas de importa-
ciones; estimula además el endeudamiento externo y puede conducir
a debilitamientos severos en el sistema financiero, como lo demostró la
experiencia chilena y argentina de finales de los setenta -"la plata dulceu-
y la experiencia mexicana de mediados de los noventa.
Los controles de precios son ineficaces para controlar la inflación. En
condiciones de inflaciones elevadas, los acuerdos o pactos de precios
e ingresos tienen sentido sólo si van acompañados de políticas fiscales
y monetarias responsables. En tal caso, pueden ayudar a reducir la
inflación, minimizando los costos recesivos. En ausencia de responsa-
bilidad en las políticas de gasto, el control de precios conduce a distor-
siones gigantescas en precios relativos, escaseces de productos clave y
mercado negro. Si en tales condiciones, y sin atacar las raíces de la infla-
ción, se intenta defender el consumo popular con subsidios a la "canas-
ta popular", el resultado inevitable será acentuar el mercado negro y
transferir importantes subsidios a comerciantes y especuladores, oca-
sionándole pérdidas cambiarias o fiscales al sector público que acen-
túan los desequilibrios.
I
Globalizaci(jny espacios n una t~aiisfoi~i~~cióii
prodiirtiva riln equidad , S
213
dades sociales se agudizan en las regiones atrasadas. Por ello, la descen-
tralización es un componente central del crecimiento sustentable con
equidad, en tanto que ayuda a integrar los recursos naturales, físicos y
humanos al proceso de desarrollo. Puede y debe colaborar también a
racionalizar el trabajo de los organismos del Estado, buscando favorecer
un vínculo más estrecho entre las políticas sociales y ambientales Con
el desarrollo regional y local, esto es, con las necesidades de las per-
sonas.
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L
Osvaldo Rosales
obalización: factores determinantes,
tendencias y coi~tradicciones.
La economía del aprendizaje
Leonard Mertens
Laura Palomares
gía hacia las empresas no exitosas hasta el momento, pasa por una pre-
gunta básica: ihay limites dentro de los tipos de aprendizaje mencio-
nados que inhiben su expansión hacia otras empresas?
En el caso del aprendizaje desde arriba, el punto medular es la 1
capacidad de desdoblar la estrategia hacia un aprendizaje induyente
300 IaonartI ivieneiis y I.aiira Palomares
tener una apertura hacia el aprendizaje y un decidido compromiso con la
organización y sus mercados, lo que es muy significativo para la confor-
mación de estrategias, más que todos los análisis brillantes imagina-
dos [Mintzberg, 19931.
iEn qué consiste la apertura de los actores hacia el aprendizaje y el
compromiso con la organización y sus mercados? ES suficiente la enu-
meración de prácticas exitosas observadas en las organizaciones, o bien,
se requiere ir a los aspectos del metaaprendizaje para poder construir las
bases de una teona de transferibilidad de las trayectorias de aprendizaje?
Éste es un marco de referencia para reflexionar acerca de la situa-
ción de la organización, de la cual debemos utilizar sus viejos saberes y
nuevos aprendizajes, de manera que no se coloque en desventaja con
relación a competidores que desarrollen estrategias con más creatividad.
Para que sobreviva y crezca la empresa en la globalización, necesita
desarrollar los aprendizajes que le permitan adaptarse al entorno y, así,
modificarlo de tal forma que le beneficie. De naturaleza compleja el
proceso de aprendizaje, supone la modificación del ambiente de tra-
bajo de los actores sociales de la producción.
Lo anterior coloca a la organización empresarial ante tres tipos de
problemas de aprendizaje en diferentes niveles, a los que correspon-
derá la estrategia a seguir:
a) El problema empresarial, es decir la selección de los productos
y mercados.
b) El problema tecnológico, que consiste en la selección de la tec-
nología productiva.
c) El problema administrativo, cuyo núcleo consiste en el diseño de a
Conclusion
El desarrollo de un país o región en la fase del posfordismo en que se
encuentra el capitalismo mundial, está íntimamente ligado a la capaci-
dad de las empresas para pasar de una dinámica de aprendizaje inducida
y prestablecida, a una interactiva y abierta. Capacidad que depende de la
trayectoria de innovación seguida por las empresas dentro de las mega-
tendencias del paradigma tecnoeconómico que se encuentran subya-
centes en el desarrollo de las fuerzas productivas.
A partir de una tipología de tres trayectorias de innovación y apren-
dizaje de las empresas en América Latina, las contradicciones difieren.
El "aprendizaje desde arriba" enfrenta la contradicción de mantener-
se en el s t a t u quo de una cultura unidireccional de aprendizaje basada
en la transferencia de códigos preestablecidos de saberes de las esferas
de mando hacia el personal, o bien, incursionar en una ruta incierta y des-
conocida de aprendizaje abierto e interaaivo entre el mando y el per-
,,
sonal.
En el "aprendizaje controlado", la aparente ventaja del control total
utilizando las nuevas tecnologías de informática y estandarizando al
máximo las operaciones, coloca a las empresas en una dinámica donde
el desarrollo no puede ser otro que lo extensivo en la franja inferior del
mercado. La saturación relativa y absoluta de estos mercados y la con-
secuente disminución de los márgenes de utilidad, requerirá el tránsi-
to hacia otros segmentos de mercado que demandará romper con los
lazos de poder del "aprendizaje controlado".
En el aprendizaje a partir de la tradición y el empirismo, la contra-
dicción se presenta de manera contraria a los casos anteriores. Su evo-
lución exigirá mayores delimitaciones al aprendizaje abierto que lo
caracteriza, para no caer en desorganizacióny desarticulación. Este acota-
miento puede llevar a patrones de aprendizaje de tipo controlado o
bien, guiada desde arriba, lo que generará conflictos con la cultura de
aprender del modelo original que no se deja borrar fácilmente. .
La comprensión a fondo y de manera concreta de uno u otro esce-
nario no puede quedarse en los instrumentos del análisis económico.
Abrir la caja "negra" de los procesos de aprendizaje e innovación requie-
re la aplicación de la sociología de la organización. Es este rencuentro
entre la teoría económica y la sociología lo que permitirá avanzar en la
profundización de los factores que significativamente i n t e ~ e n e nen
el aprendizaje de las organizaciones y con ello, en el desarrollo macro
de los países, reconociendo la pluriformidad de las trayectorias a seguir
y la diversidad de estrategias de desarrollo posibles en los países de Amé-
rica Latina.
, .
La inkgración financiera
En tomo a los procesos financieros surgió la expresión de lo global, la
integración de los mercados financieros es lo que permite que a cual-
quier hora del día sea posible realizar inversiones financieras en alguna
parte del mundo. Los flujos brutos de capital han crecido de manera
considerable desde los años setenta, especialmente en esta década, lo que
se puede ilustrar analizando el monto de las transacciones de colocacio-
nes de bonos y acciones fuera de las fronteras nacionales en los países
industriales, que eran menos de 10% del PIB en 1980 y para 1995
se habían elevado por amba de 100%. Los flujos brutos de inversión de
cartera y la inversión directa se cuadriplicaron en el mundo desarrolla-
do entre el periodo de 1984-1989,al periodo de 1990-1996.Los flujos de
inversión neta privada hacia los países en desarrollo pasaron de un pro-
medio de 12.6 miles de millones de dólares en el periodo 1984-1989,
a un promedio de 63 000 millones de dólares en el periodo 1990-
1996, alcanzando 138 000 millones de dólares en 1997 y se estima que
a finales de siglo se estabilizará en 120 000 millones de dólares. La
inversión de cartera se elevó de 5 000 millones de dólaiis en el periodo
1984-1989, alcanzando un promedio de 54 000 millones de dólares
en el periodo 1990-1996. En forma combinada la inversión extranjera,
con la inversión de cartera, y otros flujos de capital permitió que los
países en desarrollo, las economías en transición y las nuevas econo-
mías industrializadas recibieran un financiamiento externo en prome-
dio de 148 000 millones de dólares en el periodo 1990-1396, respecto
a un flujo de recursos de tan sólo 15 000 millones de dólares en el pe-
CUADRO
1
CRECIMIENTO DEL COMERCIO DE LA PRODUCCIÓN
GLOBAL .
Crecimiento del
volumen de comercio
mundial 3.1 6.4 4.6 8.7 7.9
-Países industriales 3.9 5.9 4.2 8.1 6.9
-Países en transición 3.6 2.4 -13.2 5.3 11.7
-Países en desarrollo -1.9 7.3 7.6 11.3 11.0
Fuente: im, World Employmmt 1996/1997 National Policies in a Global Context, pp. 2-3.
La globalización helerogénea
La globalización debería generar una estandarización en todos los ámbi- .,
tos, sin embargo el proceso se ha dado ensanchando la brecha en los
niveles de vida entre el mundo industrial y el mundo en desarrollo.
La integración de los mercados ha empezado a crear una nueva orga-
nización industrial del trabajo e incluso del bienestar social. En un PIB
mundial estimado en 29.5 billones de dólares, las exportaciones e
importaciones de bienes y servicios alcanzaron un 42% del mismo en
199Gf6frente a una relación inferior a 10% al finalizar la segunda
guerra mundial: Este creciente intercambio de mercancías busca hoy
integrar un mercado de alrededor de 5 673 millones de personas, que
tiene como ingreso promedio alrededor de 4 880 dólares por habitante.
Sin duda, de la integración de los mercados es de esperar que
desemboque en crecientes niveles de bienestar para la humanidad, pero
las diferencias en los niveles de ingreso y de integración de los merca-
5 ~ WOTU
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Pempxtivas y opciones filohales aiite 4 cambio muiidial 3]1
vas ante los problemas de producción y del consumo. Este lenguaje y a l -
tura comunes pueden generarse dentro de grandes corporaciones y en
muchas municipalidadesy regiones con un fuerte sentido de identidad.
Induso cuando no se presenten en forma original, tanto en el lengua-
je como la cultura, desde la perspectiva que definimos, los conceptos
tienden a crecer entre las personas que interactúan continua y repeti-
damente en la cotidianidad, particularmente cuando esta interacción no
se restringe a la sospecha y la desconfianza que pueden generarse me-
diante relaciones estrictamente económicas.
Asimismo, las tendencias de la globalización y la producción flexi-
ble llevan a otra contradicción fundamental que se registra en la mayor
parte de los artículos y es de suma importancia para el desarrollo regio-
nal. Los encadenamientos mercantiles globales se llevan a cabo en jerar-
quías económicas relativamente estables, mientras que una gran canti-
dad de experiencias demuestran que las grandes empresas en los
distritos industriales regionales tienden a comprometerse y a desarro-
llar un conjunto de relaciones más equitativas, o al menos relaciones
en las cuales la jerarquía es inestable, con el resultado de que el lideraz-
go se transfiere continuamente entre los miembros de la red. Las dife-
rencias entre la globalización productiva y la producción flexible se re-
flejan en dos importantes conceptos; encadenamientos mercantiles y
distritos industriales.
Los distritos industriales traen consigo el concepto de territorialidad.
Desde esta perspectiva los aspectos territoriales y espaciales constituyen,
a nuestro parecer, el centro de la discusión y de la propuesta para polí-
tica industrial y de desarrollo para el próximo siglo. La importancia de
la temtonalidad y lo regional no sólo es crítica ante las crecientes limita-
ciones y prohibiciones de políticas industriales y de desarrollo impuestas
por las organizaciones internacionales. Esta posición oportunista pudie-
ra ser complementada ante la ya mencionada y generalizada frus-
tración e ineficiencia de políticas industriales y de desarrollo nacional.
De esta,forma tanto la globalización como la producción flexible
indican que en sus últimas consecuencias, serán precisamente las regio-
nes las que enfrenten de diferente forma los retos de las economias de
escala, de alcance y de los encadenamientos mercantiles globales. Serán
asimismo las mismas políticas regionales las que elaboren mecanismos
para integrarse al mercado mundial.
Este proceso de regionalización y temtorialización no significa la
desaparición del Estado y de las políticas nacionales. Por el contrario,
la identidad lingüística y cultural, entre otras, ha destacado como ele-
mento importante ante la globalización y la flexibilización producti-
va tanto regional como local. Desde esta perspectiva, el gobierno federal
tiene la responsabilidad, al menos en cuanto a la política industrial y
de desarrollo, de permitir, fomentar y cooperar en el proceso de auto-
aprendizaje de las respectivas regiones.
La pregunta que surge es: iqué papel hay para el gobierno en esta
nueva dimensión de la flexibilidad y la territorialidad? Se tiene que redi-
mensionar el papel del Estado en esta nueva economía, a lo que se ha
denominado el surgimiento del Estado competitivo. No se mide su inter-
vención por el tamaño del mismo, sino por la eficiencia para atender las
demandas ciudadanas, que en este caso significarían el redimensionarse
en términos territoriales, es decir, descentralizarse a todos los niveles
para crear un circuito de apoyo a la producción local, en coordinación
con la sociedad, de forma de incentivar los poderes locales.
Estas tendencias contrastantes pueden encontrar una síntesis si el
Estado-nación logra impulsar una nueva dinámica social en donde los
productores se incluyan en un esquema de globalización, aprovechando
su entorno local, regional y nacional. Esta dinámica estatal va más allá
de la cultura del subsidio, y se inserta en una visión estatal de promo-
ver la discusión de evaluación hacia el interior de cada grupo social. Esto
da como consecuencia la intensificación de las relaciones interempre-
sariaies, que son las que dan contenido finalmente a una economía de
redes. El surgimiento de una cultura de evaluación puede partir de la idea
fundamental de evaluar los éxitos y los fracasos en la organización
industrial de forma que a todos los niveles institucionales se incorpore
un entendimiento de la interacción de la globalización y la flexibili-
zación.
En este entorno de lo global y lo flexible, se puede argumentar que
cada "capitalismo nacional" extrae su especificidad, su carácter de la
variedad de los contextos locales que comprende a su interior y a los
, cuales da carácter unitario bajo el perfil de ordenamiento jurídico y de
las funciones que encabeza la administración pública. Esta dimensión
) del análisis es la que se requiere reforzar como un esquema para apro-
1 vechar las ventajas que de este entorno derivan, como una forma de
reencontrar las virtudes de las organizaciones locales y que en sí mismas
se convierten en la ventaja comparativa que fortalece a la sociedad glo-
bal y flexible.
Un Estado y una economía reformados traerían a Arnbrica Latina la
estabilidad deseada, reducirían el grado de contradicción entre la glo-
balización y la producción flexible, permitiendo enfrentar la crisis de
manera diferente. La temtorialidad implica una reestmcturación a fon-
do, en donde se establecerían encadenamientos productivos acordes
con la revaloración de los agentes locales de acumulación, en donde
se crearían instituciones locales que suplantarían a las megainstituciones
del Estado autoritario burocrático. Las instituciones del Estado com-
petitivo serían acordes con el concepto de territorialidad, por la diver-
sidad emanada de cada una de las localidades. No habría fórmulas má-
gicas, una institución exitosa en una región no necesariamente podría
generalizarse a los demás; correspondería al Estado nacional cerrar la
brecha de información entre una región y otra. De esta forma, los países
ganarían ventajas competitivas de lo que pudiera llamarse la especiali-
zación y la integración productiva y no por el movimiento del tipo de
cambio real. Es decir, la ventaja competitiva estaría dada por el sin fin
de interrelaciones productivas que surgen de la territorialidady del pro-
ceso de autoaprendizaje. En la medida que estén más desarrolladas las
relaciones territoriales, menos vulnerable será el país a choques exter-
nos y viceversa. Es en este espacio en donde se definirán las nuevas
relaciones del Estado del siglo xxi, un espacio productivamente flexible
y que forzosamente tendrá que pasar por procesos cada vez más demo-
cráticos, que valorarán la diversidad como fuente de cambio. El nuevo
paradigma del desarrollo encontrará finalmente su apoyo en la globaliza-
ción, la flexibilidad y la temtorialidad, como un entendimiento com-
plejo en donde el Estado quedará redimensionado por una mayor par-
ticipación de la sociedad civil, abatiendo con ello los espacios del Estado
autoritario burocrático. Esta nueva dimensión se está configurando co-
tidianamente y en forma de lo más diverso, dando por resultado un pe-
.,
riodo de transición en donde, por el momento, no quedan bien definidas
las reglas del juego, dijéramos que la sociedad de finales de siglo está
aún construyendo las instituciones del nuevo siglo.
,,
t
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Sección tres
Ea economía mexicaaaa
y sus nuevos problemas
integración de México
a la economía global *
I a
trasnacionales, el FMI y las agrupaciones de países industriali~ados,~ y
c) la globalización como expresión de una nueva estructura del sistema
capitalista que modifica radicalmente las relaciones entre el espacio
nacional y el internacional del mismo. En este último caso estaríamos
ante un cambio histórico que aun cuando esté inconcluso tendría
implicaciones de irreversibilidad, pero no en el sentido de que la glo-
balización sea incontenible sino que si llegara a un callejón sin salida
las implicaciones para el género humano podrían ser más severas
que las que conocimos entre las dos guerras mundiales.
Aquí se asume la tercera interpretación porque con los instrumen-
tos histórico-conceptuales adecuados puede distinguirse una nueva
. ,base económica en las relaciones internacionales. En tomo a esa nue-
va base económica se estructuran fenómenos sociopolíticos y cultura-
les que le dan a la globalización un carácter multidimensional para
cuyo estudio se requiere un enfoque multidisciplinario en el que debe-
rán concumr historiadores, sociólogos, politólogos, etc. Antes de entrar
a discutir la nueva estructura económica que gobierna la nueva confi-
guración estructural y espacial asumida por el capitalismo, sería pre-
ciso presentar la conceptualización básica que fundamenta la visión de
la globalización como un cambio histórico del sistema capitalista. Efec-
tuado lo anterior se harán algunas observaciones sobre la gobernabili-
dad del proceso y el papel del Estado nacional.
El capitalismo posee dos formas de concreción espacial que son
complementarias pero también, en cierto grado, antagónicas: el espacio . +
60tros autores como James Wilkie [1998] las denominan áreas subnacionales
para destacar la preeminencia de lo regional sobre lo nacional.
1
Industrias tradicionales1
Alimentos, bebidas y tabacos
Textil y calzado
Commodities industriales2
Metalmecánica3
Electrónica4
Automóviles y autopartes
Fuente: INEGI, SCNM, vanos años.
'División 1 y 11.
.. 'Ramas: 34, 35, 36,37, 41,42.
3Ramas:50, 51, 52, 53,55.
'Rama: 54.
I5La operación más importante fue la que realizó Desc, el conglomerado mexi-
cano, al adquirir a finales de 1998 la mayona de las acciones de Corporación Dana, de
Ohio, especializada en la manufactura de transmisiones. La operación tenia la finalidad
de lograr acceso a patentes y consolidar geográficamente la producción de autopartes ya
que las operaciones de Dana fueron transferidas a Querétaro. Véase Financia1 Times, 18
de julio de 1997.
ejecutarse proyectos de vinculación universidad-empresa y a organi-
zarse equipos para investigación y desarrollo [Warman, op. cit.].
Esta estrategia quedó prácticamente cancelada hacia 1985 con la
apertura comercial y la nueva reglamentación sobre inversión extran-
jera, con lo cual se abrió otra vía de integración internacional. En par-
ticular la nueva reglamentación sobre inversión extranjera estaba con-
cebida para atraer empresas como IBM que podían imprimir nueva
vida a las actividades de maquila e impulsar las exportaciones. Con la
entrada de IBM y posteriormente con la firma del TLC llegaron otras
empresas trasnacionales que se asentaron en la zona metropolitana
de Guadalajara, principalmente en el municipio de El Salto [Dussel,
. ,19871 con lo cual nació el que posiblemente sea el más importante
distrito industrial existente en México.
Con la concentración de un importante número de filiales de m
se dio el primer paso para extender a México encadenamientos pro-
ductivos con potencialidad para el aprendizaje tecnológico y la trans-
ferencia de tecnología. El segundo paso consistía en integrar a empre-
sas nacionales (o mixtas) en dichos eslabonamientos para que, mediante
la realización de actividades de ensamble, comenzaran el ascenso para
convertirse de subcontratistas a empresas autónomas con vínculos más
desarrollados con las empresas innovadoras que dominan el mercado
mundial. Este segundo paso empezó a materializase con la iniciativa de
IBM de desarrollar círculos de proveedores domésticos para una gama
de productos, empezando por los productos más sencillos como gabi-
netes, chasises, empaques, etc. [Dussel, op. cit.]. Después del comienzo
prometedor a finales de los ochenta, el proceso se estancó, ya que los
subconuatistas locales tendieron a quedar confinados a los produc-
tos más rudimentarios como los que dieron inicio al programa de
proveedores a finales de los ochenta. Paralelamente han estado anibando
empresas externas para hacerse cargo de la fabricación de productos
más complejos bajo el sistema de maquila [Dussel, op. cit.].
Las causas de esta regresión son tanto externas como internas. La
base del modelo de aprendizaje propuesto conjuntamente por el go-
bierno del estado de Jaliscoy agencias internacionales, se apoyaba en
la IBM y SU capacidad para actuar como eje articulador de un conjunto
de empresas tanto extranjeras como nacionales. Sin embargo un factor
adverso fue el debilitamiento de la competitividad internacional de la
IBM que le llevó a asignarle a México esencialmente un papel como
proveedor de mano de obra barata dentro de una estrategia de super-
M .. hligucl higcl Riwra Rios
vivencia basada en el abatimiento drástico de costos.I7 Pero en bue-
na medida la respuesta de la IBMestuvo determinada por la lentitud
para que surgiera en México una plataforma tecnológica que posibili-
tara la realización de procesos más avanzados como diseño, progra-
mación y prueba de producto. Tal falla no fue simplemente producto de
la insuficiencia en la formación de cuadros de alto nivel, sino en la
ausencia de una estrategia nacional para desarrollar capacidades tecnoló-
gicas avanzadas mediante las cuales se impulsara a las empresas loca-
les que se integraban a los encadenamientos productivos. Tal estrate-
gia integral implicaría coordinar el esfuerzo gubernamental estatal y
federal, con el empresarial (grandes, medianas y pequeñas empresas),
centros de formación y capacitación, universidades, agencias intemacio-
nales, consultores, firmas extranjeras, etcétera.
El hecho de que tanto la industria automotriz como la electróni-
ca, cuya productividad se ha desenvuelto muy dinámicamente, estén
basadas en una economía de bajos salarios, revela que en el mejor de
los casos el régimen de aprendizaje está en sus primeras etapasIsy que
existe una interacción débil entre el mismo y la reproducción de las
fuerzas de trabajo. El reforzamiento de esta interacción nos remite de
nuevo al desarrollo del sistema de educación y formación de las fuerzas
de trabajo que deberá complementarse con una política salarial que
favorezca el aumento de la intensidad laboral.
Conclusidn: reque~hientosulteriores
para impulsar el aprendizaje tecnológico
La discusión sobre la transformación de las industrias de autopartes y
electrónica sugiere que sobre todo en el caso de esta última sólo me-
diante la instrumentación de una política industrial integral (que tenga
adicionalmente una importante extensión regional y local) se podrá
imprimir un nuevo impulso que maximice el aprendizaje tecnológi-
co. Un elemento indispensable de tal política es la existencia de una
visión de conjuntoIgque' posibilite movilizar y localizar recursos ubi-
''Parte nodal de esta estrategia fue el lanzamiento en 1993 del ]muy un nuevo
programa de subcontratación que transfería parte de los costos, principalmente por
manejo de inventarios, a las empresas proveedoras. Esta iniciativa era en el fondo com-
plementaria con la decisión tomada por la IBM de retirarse del Centro de Tecnología de
Semiconduaores, el laboratorio más avanzado en informática que existe en México (lo
anterior procede de Dussel, op. cit.).
I8Esa es la opinión tanto de Dussel, op. cit., como de Ramirez, 1997.
"La importancia de la visión de conjunto ha sido señalada por Chang [1996].
cados en distintos ámbitos, como también tomar decisiones que ten-
gan repercusiones múltiples. Tradicionalmente se consideraba que el
Estado era el depositario natural de la visión de conjunto, pero con la
crisis estatal de los ochenta y la subsecuente privatización, la visión de
conjunto dejó de articularse exclusivamente desde el Estado y pasó,.a
ser determinante la aportación de los restantes actores, principal'pero
no exclusivamente, de los grupos de capital financiero. En consonan-
cia con lo anterior, una nueva política industrial que posea carácter
integral sólo surgirá de una estrecha colaboración y coordinación
entre el sector público y el privado. En el marco de este proyecto de
cooperación y coordinación sería factible movilizar los recursos fi-
nancieros, técnicos, educativos y científicos que se requieren para
reorientar el desarrollo de la industria electrónica y apoyarla crecien-
temente en el aprendizaje tecnológico.
Sin embargo, el impulso a este nuevo proyecto de intervención
estatal requiere de un amplio potencial de gasto público. Ello se explica
porque el enorme rezago en el desarrollo de la capacidad social de
acumulación requiere recursos que exceden los esquemas de aporta-
ciones privadas recientemente propuestos para países como México. De-
safortunadamente, en los últimos años la capacidad de gasto público
se ha reducido peligrosamente con el estancamiento de los ingresos
tributarios. Hacia finales de los setenta el Estado gastaba el equivalente
a casi 40% del PIB; hoy en día escasamente el gasto presupuesta1 rebasa
20% del mismo. En relación con la captación tributaria, la caída
absoluta ha.sido residual, pero el rezago en términos del incremento
de la riqueza privada ha sido enorme, si la estimamos tomando como
base la multiplicación del nivel de capitalización de la bolsa de va-
l o r e ~La
. ~declinación
~ del impuesto sobre la renta es más evidente, ya
que en 1980 se captaba el equivalente a 5.5% del PIB, cantidad que
disminuyó a 4.1% en 1985 y a 4% en promedio entre 1995 y 1998
[Poder Ejecutivo Federal, 1997 y OCDE, 1992].21La disminución del
ZoEntre1980 y 1999 la participación de los impuestos en el PIB, después de varios
altibajos a finales de los ochenta y entre 1995-1996, se mantuvo en poco más de 11%; en
consecuencia el rezago es más bien relativo que absoluto, ya que si estimamos el aumen-
to de la riqueza privada mediante su vehículo fundamental, el valor de las acciones,
debemos referimos a la capitalización de la bolsa como el indicador idóneo. A finales de los
noventa la capitalización de las acciones en la Bolsa Mexicana de Valores es unas siete
veces más alta que a finales de los ochenta, por lo cual debiera captarse al menos el doble
por impuestos a las diversas formas de ingreso capitalista.
"La OCDE en su informe 1999 señala que aunque México es un pals de baja tribu-
tación, hasta 1994 los ingresos tributarios totales habían seguido una tendenaa ligera-
mente creciente, pero con la crisis financiera hubo un desplome principalmente del im-
puesto sobre la renta. Esta observaci6n contradice el informe de la OCDE de 1990-1991
rl
h
ingreso captado por este impuesto pudo ser mayor de no ser por la
exacción más elevada sobre los ingresos de fuentes no capitalistas, en
I momentos en que la participación de trabajo en el ingreso nacional
se redujo en un 30 por ciento.
Las consecuencias de la contracción de la base tributaria son corn-
p l e j a ~y ~es~determinante la existencia de una elevada concentración
del ingreso, pero un factor que explica el deterioro de la captación a
partir de finales de los ochenta, pero sobre todo después de la aisis fi-
nanciera de 1994 son dos procesos que han sido identificados en otros
países. Primeramente ha desempeñado un papel decisivo el incre-
mento de la movilidad internacional del capital producto de las inno-
vaciones generadas en el terreno de la informática y las telecomunica-
\,.
uones. Lo que ha permitido a las grandes empresas mexicanas reducir
artificialmente su ingreso gravable al combinar la ingeniería financiera
y el acceso a los llamados paraísos fiscales internacionales. En segundo
lugar, el incremento de la movilidad internacional del capital ha coinci-
dido en México con un aumento considerable del poder de negociación
del sector privado monopólico que ha tenido a su vez dos repercusio-
nes determinantes: a) diversas concesiones tributarias a favor de los
perceptores de ingresos provenientes del capitalz3y b) la formación de
un frente de resistencia que ha impedido hasta la fecha efectuar una
reforma tributaria que permita revertir el estancamiento del deterioro
de los ingresos tributarios. Esto último significa que el esfuerzo redis-
tributivo que se requiere para romper los estrangulamientos del pro-
..
ceso de reintegración internacional se encuentra paralizado por una
p especie de boicot llevado a cabo por los que han sido hasta ahora los
principales beneficiarios de la limitada modernización de la eco-
b nomía mexicana. A su vez, la escasez de recursos públicos ha limitado
donde reconoce una disminución a largo plazo de la captación del impuesto sobre la
renta que se redujo el equivalente a 1.5% del pis entre 1980 y 1985 y (de acuerdo con el
propio Gobierno Federal) siguió disminuyendo en los siguientes años. Véase OCDE, 1992,
I p. 287 y 1999, p. 84.
=Para la OCDE [op. cit., 19993, que desestima la existencia de un descenso a largo
plazo del impuesto sobre la renta, la causa principal de la declinación del ingreso tribu-
tario se encuentra en la existencia de regímenes especiales que data de finales de los
I ochenta y tienen escasa conexión con los problemas de tributación de los sectores de
altos ingresos y las grandes empresas. Siendo así, queda sin explicarse por qué desde 1994
se colapsó la captación del impuesto sobre la renta.
23Setrata de la exención a los ingresos de capital (ganancias por negociación de
títulos en la bolsa de valores) y a los dividendos que quedaron exentos del impuesto
a la renta personal [OCDE, 19921.
el desarrollo de la capacidad social de acumulación, lo que ha mer-
mado el potencial de crecimiento inmediato y de largo plazo de la
economía mexicana.
El deterioro de la capacidad de crecimiento afecta en primer térmi-
no a las clases populares y a los capitalistas que operan de manera inde-
pendiente. Los daños a la acumulación que efectúa el capital financiero
son mucho menores, ya que tienen acceso a canales adicionales para
captar ganancias especulativas principalmente por medio de operaciones
bursátiles, pero a la larga afectará también a este sector a medida que
México se vea desplazado de la competencia internacional y parale-
lamente se amplíe la brecha respecto de los sectores tecnológicamente
más avanzados. Por lo tanto, además de las consecuencias regresivas
que afectan la estabilidad social y política del país, a la larga aun los
sectores más consolidados pagarán un precio, ya que está compro-
metida la capacidad de crecimiento a largo plazo.
Considerando la importancia que tiene la cooperación y la coordi-
nación dentro de una nueva modalidad de gestión e intervención
estatal, la resistencia de los grandes perceptores de ingresos constituye
un obstáculo formidable al logro de un acuerdo entre el sector público
y el privado que es indispensable para movilizar recursos en gran
escala con el fin de impulsar industrias tecnológicamente avanzadas.
La solución a este conflicto tendrá que pasar por una suerte de nuevo
pacto social en el cual los capitalistas acepten sobrellevar una mayor
carga tributaria a cambio de los beneficios de una mayor estabilidad
social y de la dinamización del crecimiento que resultaría de un gasto
público incrementado y mejor canalizado.
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Libertades en la globalizacidn
Los procesos objetivos de globalización económica (comercial, finan-
ciera, productiva y tecnológica) han sido presentados por los ideólogos
neoliberales como procesos novísimos y arrolladores a los cuales Méxi-
co debe insertarse precisamente a la manera neoliberal (con apertu-
ra comercial a ultranza, liberalización de los mercados financieros y
retiro del Estado de sus funciones económicas como regulador, conduc-
tor y promotor activo del desarrollo económico y social), so pena de
quedar al margen del progreso y del pasaje al Primer M ~ n d o . ~
Contrario sensu, p a í s ~ sdesarrollados como Estados Unidos, al
tiempo que pregonan e imponen a numerosos países en desarrollo el
librecambio y la rectoría irrestricta del mercado en los procesos eco-
nómicos, aplican pragmáticamente estrategias de mercado adminis-
trado, conservando amplios márgenes de intervención estatal en la
promoción del desarrollo industrial y agn'cola así como e n el bienes-
tar s ~ c i a l . ~
'Véase Jaime Estay, "La globalización y sus significados",en J.L. Calva (coord.),
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no y desarrollo económico", en Miguel de la Madrid et al., Cambio estructural en México
y ei mundo, México, FCE-SPP, 1987.
La reciente crisis financiera de algunos países asiáticos es la excep-
ción que confirma la regla: la flexibilización de las regulaciones sobre
los flujos financieros internacionales y sobre su sistema bancario, que
conllevaron un descontrolado ingreso de recursos financieros y la
fuerte apreciación real de sus monedas, provocó su reciente crisis fi-
nanciera. Sin embargo, no obstante los compromisos de "ajuste
estructural" contraídos con el FMI, los países asiáticos parecen haber
aprendido la lección y están realizando esfuerzos por retomar su exi-
toso modelo de desarrollo. Como señaló recientemente Claude Smad-
ja, presidente del Foro Económico Mundial celebrado en Davos,
Suiza: "las medidas que los asiáticos están tomando por su cuenta y
>
riesgo, seguramente volverán a dar riqueza y esplendor a los asiáticos,
\
..
que ahora sí perdurarán en la medida en que se separen de las recetas
del FMI".'~
Chile ha sido también presentado como un éxito de la economía
neoliberal. Sin embargo, las políticas económicas diseñadas por los
Chicago boys, desembocaron (durante los años 1981-1983) en dese-
quilibrio~económicos externos e internos: crecientes déficit en la
cuenta comente de su balanza de pagos, especulación, caída de las re-
servas, alza de las tasas internas de interés, desplome de la producción,
incremento del desempleo, disminución de los salarios reales, quie-
bra de empresas, alto nivel de desempleo y deterioro del bienestar
.
,
1
Modelo neoliberal
1983-1988 1.08 0.18 (10.09) (1.76) (31.75) (6.17) (46.63) (9.94)
1989-1994 19.94 3.08 5.24 0.85 35.73 5.22 (20.00) (3.65)
1995-1997 5.34 1.75 (1.66) (0.56) (5.11) (1.73) (27.51) (10.17)
1995-1998 10.40 2.50 0.72 0.18 2.66 0.66 (26.85) (7.52)
1995-1999 13.70 2.60 0.72 0.18 2.66 0.66 (26.85) (7.52)
Promedio simple del modelo 10.47 1.92 (1.38) (0.24) 2.21 (0.10) (31.16) (7.03)
Variación acumulada del modelo (041) 33.84 (4.70) (4.91) (68.76)
Fuente: Elaboración propia con base en: l. Para PIB e inversión fija bmta, Banco de México, Indicadores ewndmicos. Acervo hisldriw y Carpeta elecndnica; e INEGI,
Sistema de Cuentas Nm'onalac; 2. Para población, INEGI, Censos generales de población y vivienda y Cunteo de población 1995, sin ajustes; 3. Para salarios mínimos e índices
de precios, INEGI, Estadfiticm histdricac de México, 1994; Comisión Nacional de Salarios Mínimos, Salarios Mínimos; y Banco de México, Indicadores económicos.
Nota: Las cifras entre paréntesis son negativas.
"En esta versión -que sustituye a las anteriores publicadas por el autor- los salarios mínimos reales se expresan en promedio anual, deflaaados con el fndice
de Precios de la Canasta Básica base 1980 de1 Banco de México, para 1980-1998; para 1934-1978 con el fndice de Precios del Costo de la Vida Obrera: 32 Concep-
los Genéricos, del Banco de México; para 1979, IPCB, estimado con el INPC del Banco de México.
%* <
j6Véase Héaor Guillén, El sexenio del crecimiento cero, México, Era, 1990; José Luis
Calva, Crisis agrfcola y alimentaria en México 1982-1988. Una contribución al andlisis de la
crisis general de la economía mexicana, México, Fontarnara, 1988; y J.L. Calva,El modelo I
neoliberal mexicano, op. cit.
"Véase Pedro Aspe, El camino mmicano de la transformacidn econbmica, M$rico, FCE,
1993; Banco de México, Infonne anual 1994, México, 1995; Leopoldo Solls, Crisis eco-
nómico-financiera 1994-1995, México, FCE-ElColegio Nacional, México, 1996; José Luis
Calva, "El nudo macroeconómico de México. La pesada herencia de Ernesto Zedillo",
Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamenencana
de Economia, núm. 100, Mgcico, IIEC-UNAM,
1995, entre otros.
2 . Lu utilización del tipo de cambio como ancla de los precios, primero me-
diante la fijación de la tasa de cambio a lo largo de 1988 y, desde 1989,
mediante un deslizamiento del peso frente al dólar estadounidense a
un ritmo menor que el diferencial inflacionario entre México y su
principal socio comercial, lo cual desembocó en la creciente sobreya-
' 'i
luación de nuestra moneda (véase el cuadro 3);
3 . La eliminación del déficit fiscal, mediante la perseverante re-
ducción de la inversión pública, de la aceleración de la pnvatización
de las empresas paraestatales (que disminuyen de 437 en 1987 a 99
en 1993: compañía telefónica, bancos, acereras, etc., cuya privatiza-
ción arrojó ingresos al fisco por algo más de 23 000 millones de dóla-
res, aplicados principalmente a la amortización de la'deuda pública
y del persistente achicamiento o supresión de programas
de fomento económico sectorial (el gasto en fomento industrial se
redujo de 9.2% del PIB en 1987 a 4.8% del PIB en 1994; y la inversión
pública disminuyó de 5.6% a 3.5% del PIB;véase el cuadro 3).
La liberalización de los mercados financieros (que comprendió la
líberación de las tasas de interés activas y pasivas, la supresión del sis-
tema de encaje legal, la eliminación de los cajones de asignación pro-
fesional del crédito, la pnvatización bancaria; la apertura del sistema
bancario al capital extranjero; así como la reforma de la legislación bur-
sátil y de la legislación sobre inversión extranjera) supuestamente en-
caminada a elevar las tasas de inversión física y de ahorro interno,3gse
convirtió en instrumento complementario para atraer el ahorro exter-
no requerido para cerrar la brecha de divisas en la cuenta comente,
que resultaba de la combinación venenosa entre librecambismo y
política de peso fuerte a ultranza, dando lugar a una especie de reaga- 4
nomics salinista: endeudar al país y enajenar activos nacionales para
comprar en el exterior mercancías que compitieran con las nacionales
y presionaran la inflación a la baja.
Resultados: se consiguió avanzar hacia la estabilidad de precios
(cerrando el sexenio con una inflación de un dígito: 7.1% anual) y se
1
logró el festinado superávit en las finanzas públicas (1.15% del PIB como
superávit operacional en promedio sexenal, véase el cuadro 4), pero la
combinación venenosa de una apertura comercial unilateral, abrupta e
indisuiminada con la utilización del tipo de cambio como anda de
los precios, trajo consigo un enorme déficit comercial (que en 1994
38VéaseJacquesRogozinski, La privativlcidn de empresas paraesratales, op. cit.
VVéase Guillenno Ortiz, La reforma financiera y la desincorporación bancaria, México, 4
FCE, 1994; y Pedro Aspe, El camino mexicano de la t~ansfonnacibneconbmica, México, FCE,
1993.
30 li)st 1 uis ( alvn
\\
ascendió a 24 267 mdd) y un descomunal desbalance de la cuenta
comente (de 29 662 mdd en 1994),40desembocando en el colapso fi-
nanciero más grave de la historia mexicana. Después del colapso finan-
ciero y cambiano de 1994, el tercer gobierno neoliberal desplegó inicial-
mente (durante 1995) una estrategia de ajuste similar a la desplegada .. .
durante el periodo 1983-1987:a) contracción de la inversión y el gasto
públicos, alza de precios y tarifas del sector públiq y nuevas privati-
zaciones; b) reducción del poder adquisitivo de los salarios; c) política
monetaria y crediticia severamente restrictiva (la base monetaria en
términos reales fue, en enero de 1996, 25.4% inferior a la de enero de
1995);41d) drástica reducción de la absorción interna de mercancías
por medio de la subvaluación cambiaria y de los anteriores instrumen-
tos contraccionistas de la demanda interna agregada. La particularidad
de & aplicación zedillista de esta estrategia, estribó en que en vez de
ser instrumentada en forma de un programa gradualista, fue aplicada
en forma de severo plan de choque.42
Resultados: se logró reducir el desequilibrio externo (el déficit de
cuenta comente se redujo de 7.1% en 1994 a 0.65% en 1995), pero
los efectos de esta estrategia sobre la economía real y sobre el sistema
financiero fueron devastadores. En 1995 se observó: l . Una reducción
de 8.3% en el producto interno bmto por habitante; 2. Un descenso de
29% en la inversión fija bruta; 3. Un incremento de 75% en la tasa
de desempleo abierto; 4. Un descenso de 16.3% en el poder adquisi-
tivo del salario mínimo; 5. Un mayor rezago en infraestructura, que se
plasmó en un descenso de 3 1.1% en la construcción de obra pública,
además del crecimiento vertical de las carteras vencidas y de la tre-
menda crisis sistémica de la banca comercial.43
esfuerzos destacan los realizados por la Comisión Económica para América Latina,
véase CEPAL, Transformación productiva con equidad, Santiago, 1990; y Osvaldo Sunkel
(comp.), El desarrollo desde dentro. U n enfoque neoestructuralista para la América Latina,
México, FCE-CEPAL, 1990. En el ámbito académico, abundan los esfuerzos en esta direc-
ción: véase, por ejemplo, la colección de libros resultantes del Seminario Nacional Sobre
Alteniativas para la Economfa Mexicana, publicados por luan Pablos Editor en coedición
con instituciones académicas entre 1995 y 1998, citados en este artículo.
52VéaseJ.L. Calva, "Política cambiana: el riesgo de una nuwa sobrwaluaaón", en
Carta económica regional, Guadalajara, Ineser-udec, 1995; Paul R. Knigman, Has the
Adjustement Process Worked?, Washington, Institute for International Economics, 1991;
Rogelio Arellano, "Política cambiaria, incertidumbre e inversión privada", en Gonzalo
Castañeda (coord.), La economfa mm'cana. U n enfoque analítico, México, Limusa, 1994;
Guadalupe Mántey, "La estrategia antiinflacionaria del Banco de México ante la desregu-
lación financiera internacional", en Diana R. Villarreal (comp.), Polftica económica y rrisir
financiera en México, MQSco, UAM-X, 1998; y Adrián de León, iAdoptar el dólar como pa-
trón monetario?", Carta econdmica regional, núm. 54, Guadalajara, Ineser-udec, 1997.
Segundo: Una política comercial pragmática, que utilice al máxi-
mo los márgenes de maniobra para regular nuestro comercio exterior,
aplicando (exactamente igual a como proceden -aunque no lo pre-
diquen- Estados Unidos, Canadá y los demás paises con desarrollo
exitoso) aranceles, normas técnicas, salvaguardas y disposiciones con.
tra prácticas desleales de comercio, a los cuales tenemos derecho en el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte y como parte contra-
tante de la OMC, además de aplicar órdenes de mercadeo y restriccio-
nes cuantitativas habitualmente aplicadas por los países desarrolla-
dos. No se trata de regresar al proteccionismo comercial exagerado de
los años setenta, sino de racionalizar la apertura comercial, subordi-
nándola a una política industrial que estimule el desarrollo armónico
del aparato productivo nacional, elevando su articulación interna y
aminorando las desigualdades en su desarrollo, impulsando preferen-
temente las ramas con mayores efectos multiplicadores sobre la pro-
ducción, la inversión física, el empleo y el ingreso naciona1.53
Lo anterior, sin demérito de emprender -sin prisas, pero sin omi-
siones- una renegociación del TLCAN, con el fin de imprimir a la integración
económica de América del Norte un contenido más equitativo, similar
al estilo europeo de integración económica. Recuérdese que, no
obstante que las asimetrías entre los países que integran la Unión .-
Europea no son tan grandes como las que existen entre México y sus so-
cios de Norteamérica (donde el PIB per cápita de Estados Unidos y .Ca-
'
nadá es siete veces mayor que el de México; mientras que el PIB per
cápita de Alemania es apenas 8.3% superior al de la media de la UE; y
el de Grecia, el país más "atrasado" de la UE, es apenas 35.1% inferior
a la media), la Unión Europea ha instituido fondos compensatorios
(estructurales y de cohesión social), cuyo principio básico consiste en
I que los estados aportan recursos a esos fondos en proporción a su
riqueza (PIB per cápita) mientras que las regiones y países reciben
apoyos en proporción a su atraso o pobreza relativa. El objetivo es la
t convergencia de los niveles de desarrollo económico y de bienestar
, social. En el m,en cambio, no hay un solo dólar de fondos compen-
53Setrata de aplicar una politica comercial pragmática, acorde con las realidades
del comerao internacional versus los modelos del liberalismo clásico y del neoliberalis-
mo (véase Paul R. Kmgman y Maurice Obstfeld, Economfa internacional. Teoría y prdcti-
ca, Madrid, McGraw Hill, 1995; Ricardo French-Davis, Economfa internacional. Te& y
politicas para el desarrollo, México, FCE,1979; Javier Orozco, Enfoques, modelos y nuevas
teorias del comercio internacional, Guadalajara, CUCEA-udec, 1998;Germán A. de la Reza,
Liberalizan'dn del comercio en el hemisferio occidental, México, IIEC-UNAM,
1998;además de
los trabajos atados en la nota 8).
l
,916xico: alteriiativas dentro dcl tainbio global J?9
satorios. Además, en la integración europea existe el libre flujo de
mano de obra (vid supra).
Una reformulación del TLCAN sobre bases de mayor equidad de-
bería, por tanto, encaminarse en cualquiera de las siguientes dos direcciones,
por cierto no excluyentes: ..
I
fical, México, UAM-1,1997; Nicholas Kaldor, Impuesto al gasto, Mhico, FCE, 1963; Alfre-
do Rosas, La crisis fiscal del presupuesto público en México, México, UAM-I-m, 1992; y
Mano Zepeda, "Una propuesta de politica alternativa de finanzas publicas", en J.L. Cal- ,
va (coord.), Problemas macroewnómicos de Mkxico, t. 11, México, Juan Pablos-UAM-A-UAM- 1
1-udec, 1995. 1
formulación de una estrategia general de industrialización, que
contemple como prioridades simultáneas la promoción de exportacio-
nes y la sustitución eficiente de importaciones con el fin de asegurar
el balance de divisas que posibilite el crecimiento acelerado y sos-
tenido basado en el ahorro interno; la generación acelerada de
empleos; la articulación interna del aparato productivo y la su-
peración de desigualdades en nuestro patrón de crecimiento; la
promoción preferente de áreas estratégicas y de ramas de la pro-
ducción con elevados coeficientes de arrastre sobre el empleo, el
ingreso y la inversión en el conjunto de la economía;
desplegar instrumentos especíjicos de fomento sectorial en función de
estas prioridades y realidades a la luz de la experiencia nacional e
internacional (v.gr. sistema de precios de garantía o soporte para los
productos agrícolas prioritarios; incentivos a la innovación y
transferencia de tecnología; fomento de las redes de subcon-
tratación; promoción interna y externa de productos, etcétera).
't
construcción de su futuro. En consecuencia, la elevación del bienes-
tar social y la erradicación de la pobreza deben ser concebidos, no como 1
i
algo extn'nseco a la economía (como simples mecanismos de compen-
sación social), sino como algo intrínseco a la economía, como parte inte-
gral de una nueva estrategia económica incluyente de todos los mexi-..
canos, que comprenda:
políticas salariales activas que mejoren la distribución funcional
del ingreso, recuperando (y después elevando) la participación de
los salarios en el producto nacional;
una política industrial que incluya en su diseño e instrumenta-
ción la atención preferente de los sectores y ramas productivas
. ,altamente generadoras de empleos, así como de las ramas priorita-
rias por sus efectos multiplicadores sobre el empleo;
políticas integrales de formación de recursos humanos (es decir
de inversión en "capital humano") que comprendan desde la
nutrición y la atención a la salud de los grupos más vulnerables,
hasta el acceso real (mediante becas completas que incluyan ali-
mentación) a la educación formal y a la capacitación laboral;
las políticas contempladas en los puntos sig~ientes.~'
ing foreign ownership and control the US economy [Graham y Knigman, 19911. Foreign
Direa lnvestment in the United States, Institute for International Economics, Was-
hington.
4
4
1
i
más grande es el de América del Norte en donde se realizan dos ter-
cios del comercio mundial [Guillén; 1999: 1261, véase gráfica 1; la
incorporación de Asia del Sureste y Pacífico y las economías más diná-
micas de América Latina; el motor del comercio mundial lo constitu-
yen las ET y SUS filiales, las cuales abarcan dos tercios del comercio [ World
Investment Report 20001; un creciente aumento del comercio mundial
de mercancías con alto valor agregado y de los servicios (sociedades
financieras, aseguradoras, inmobiliarias y gran distribución).
E C O N O M MUNDIAL:
~ EVOLUCI~N
DE LOS PRINCIPALES
.- COMPONENTES DE LAS TRANSACCIONES INTERNACIONALES
1 O00 --
-g8 800 --
P
M
S GOO --
a
e
4
gi 400-
E
200 --
o ..
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998
Anos
+Inuersión directa
- - Mercandas
& -
+Inversión en canera
Fuente: FMI,Balam of Payments Statistics Yearbook, 1999.
Servicios
GRAncA 2
NETOS DE CAPITAL PRNADO A PA~SESEMERGENTES,
.FLUJOS
,
1992-1998 (ASIA Y AMÉRICALATINA)
(Miles de millones de dólares)
''
f
Fuente: Elaboración propia con datos de CEPAL: La inversión extranjera en América Latina y el Caribe, Naciones Unidas, Chile, 1998, p. 79.
de alrededor de 11 trillones de dólares, en comparación con los 7 trillo-
nes de las exportaciones mundiales.
En la década de los noventa las m se constituyeron en el elemento
más dinámico de la inversión extranjera directa (beneficiándose de las
ventajas macroeconómicas e introduciendo sus propias ventajas mi-
aoeconómicas). En 1998 los flujos de IED hacia las llamadas economías
en desarrollo declinaron por primera vez en 13 años, ello obedeció a
la crisis del Sudeste Asiático en 1997 (del total le correspondió a Asia
51% y a América Latina y el Caribe 43%); en América Latina, Brasil
captó alrededor de 40% de un total de 72 billones de dólares.
CUADRO
2
.INVERSIÓNEXTRANJERA DIRECTA, GRUPOS MEXICANOS,
1990-1997
(Millones de dólares)
Fuente: Elaboración propia con base en World Investement Report U N ~ A1997; D , Depto.
análisis económico, Banamex Accival y ErcLior, Reforma, Heraldo, Wall Sneel loumal, Lm l o m d a .
*Los montos para 1995 corresponden a los activos, en ese sentido la IEDes menor.
Nota: El monto de la inversión de Celanese en el año de 1997 es el resultado de una aso-
ciación estrategica encabezada por Issac Saba Raffoul para comprar Trevisa con una filial de Koch
Industries de Wichita, USA.; Alfa realizó la inversión asociado con el grupo Amazonia para la com-
pra de Sidor en Venezuela, con una participación del 30 por ciento.
**Solamente induye a Carso y el monto total para el año de 1998 OCDE.
-20 000 1
Años
-b Directa -m- De cartera d- Comercio -+- Servicios
*.
Fuente: IMF, Balance of Payments StatLctics Yearbook, 1999.
considerados como emergentes eran ocho y para 1997 eran treinta y cuatro los involucra-
dos" [Heyman, 1998: 101.
l 1 No hay un aiterio generalmente aceptado para distinguir un mercado emergente de
un mercado desarrollado. Se han mencionado dos criterios cualitativos, por exdusión: la
no membresfa a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (-E)
y la no emisión de valores que se han calificado con "grado de inversión". Pero Mexico,
Portugal y Turquía son miembros de la ocoe, y se les considera "países emergentes"
[Heyman, 1998: 131.
"En la decada de los setenta, el auge petrolero le permitió a México situarse entre los
más importantes países receptores de los "petrodólares" creados por el propio auge y la
deuda externa. Posteriormente, con la caída de los precios del petróleo y la elevación de
las tasas de interés, devino en el país la llamada crisis de la deuda en 1982 [Morera,
1998:39-40].
42 o (:.irlos hiorera Carnarlio
GRAFIcA4
MÉXICO: COMPOSICIÓNDE LA ENTRADA NETA
DE CAPITALES, 1990-1998
(Porcentaje)
Money Market
Portfolio lnvestrnent
Stock Market
Portfolio lnvestment
Deuda de bancos
comerciales
Deuda del sector público
Deuda del sector privado
Inversión extranjera directa
IsEn 1975, la primera Ley del Mercado devalores reconoció la importancia del mercado de valo-
res en el desarrollo económico del pals, definió claramente las responsabilidades de las autoridades.
de las bolsas, los intermediarios y las emisoras, e impulsó la instituaonaliición de las casas de bolsa.
Como consecuencia de la ley, se fusionaron las bolsas de Guadalajaa y Monteney con la de México, y
se cambió su razón social por la de Bolsa Mexicana de Valores, S.A. de C.V. Entre los años 1978-
1980 se fortaleció la infraestructura bursátil con el Instituto de Depósito de Valores (Indeval), para
la custodia centralizada y computarizada de valores, la Academia de Derecho Bursitil, y la Asociación
Mexicana de Casas de Bolsa. Vease www.bmv.com.mx/cgi.
récord de ofertas públicas de acciones de 16.8 mmd (véase www.bmv.-
com.rnx). Como parte de la expansión se introdujeron los primeros
productos derivados (wan-ants) en 1992, se estableció el mercado
intermedio en 1993, se abrió la bolsa a intermediarios extranjeros en
1994 y la inscripción de las primeras empresas extranjeras en el mer-
cado accionario por medio del Sistema Internacional de Cotizaciones
(SIC)en 1997.
En México los mercados de derivados se establecieron nueva-
mente, como resultado de las reformas financieras y la crisis de 1994,
a partir de 1995 con la emisión de futuros y opciones sobre futuros
del peso mexicano en el Mercado de Chicago, CME (por sus siglas en
inglés); en 1996, empezaron a operar en el mismo mercado futuros del
IPC y de bonos Brady y, a partir de 1997, Cetes a 91 días y nrE a 28
días. Estos mercados operan tanto en el país como fuera de él, su ante-
cedente más inmediato es el petrobono, que tuvo como origen y auge
el boom petrolero (1978-1982), su valor dependía del precio del petró-
leo y del tipo de cambio peso-dólar. En 1987 se suspendieron por su
baja operatividad.l6Los principales mercados organizados fuera de Méxi-
co son el Mercado de Chicago y Chicago Board Options Exchange
-CBOE; en México, son la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y el Merca'do
Mexicano de Derivados (MexDer), que se programó para iniciar sus
operaciones a partir de 1998.17
Finalmente, en septiembre de 1997, había 160 empresas cotizadas
en el mercado accionario principal, con 3 13 series de acciones y dividi-
do en siete grandes categorías según la clasificación del INEGI.Las siete
categorías agrupan a 26 sectores que integran a las 160 empresas regis-
b
tradas en el mercado principal de la bolsa. Los sectores con la mayor
representación son: alimentos, tabaco y bebida (20 empresas), grupos
1
financieros (20),controladoras (19) y casas comerciales (18). En México
además del mercado accionario (con sus aspectos primario y secun-
I
dario) operado mediante la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), operan
f el mercado principal y el mercado para la mediana empresa mexicana
(Mmex),lSestablecido en 1993. La diferencia entre el Mmex y el merca-
I I6Esun instrumento extinto, para un análisis más detallado, véase Heyman, op. cit.,
PP. 223-230.
"Una de las principales ventajas de los derivados y su creciente uso como instru-
mento de inversión en los mercados financieros mundiales, es la reducción de los costos.
f A pesar de ello la experiencia de los derivados en México, es únicamente como instru-
1 mentos de especulación y de alto riesgo. Véase Heyrnan, op. cit., pp. 243-256.
I8Losrequisitos principales para la inscripción de una empresa en el mercado pnn-
cipal son: capital contable mínimo de 125 millones de UDI, la colocación de un mínimo
de 15% del capital, y un número mínimo de inversionistas de 200. Para el mercado de
do principal está en el tamaño de las empresas y los requisitos de ins-
cripción. A pesar de los cambios señalados en el mercado de valores
en México y su integración a los mercados financieros intemaciona-
les, es un mercado todavía muy pequeño y muy concentrado. Ello se
ilustra al ver que las 10 principales series de acciones representaron
46% del valor total operado del mercado acuonario en 1997 compa-
rado con 49% en 1996 y si tomamos en cuenta que tres empresas tienen
más de una serie representada (Telmex, Cemex, Cifra), entonces el
número de acciones se reduce a sólo siete empresas.
La empresa red
Al iniciu del trabajo señalamos que el proceso de globalización se
expresaba en la reorganización económica de la década de 1980 y que
uno de sus componentes eran las ET que indujeron a las firmas a
diversas estrategias de reorganización, también observamos que
a pesar de la diversidad de planteamientos [Castells, 1999; Reich, 1993;
Porter, 1998; Chesnais, 1994; Petrella, 19921 sobre dicha reestructura-
ción existen puntos fundamentales de coincidencia en el análisis: ..
El inicio de la transformación organizativa de las firmas trasna-
cionales, se origina en la segunda mitad de los años setenta pro-
vocando una gran división en la organización de la producción y
los mercados en la economía global.
Los cambios organizativos en las firmas comerciales, interactuaron
con la difusión de la tecnología de la información, pero en general
fueron independientes y la precedieron.
La prioridad de los cambios organizativos, de diversa naturaleza, '
era enfrentar la incertidumbre provocada por la velocidad de los
cambios en el entorno económico, institucional y tecnológico de la
empresa, aumentando l a flexibilidad en la producción, gestión y
comercialización.
Una buena parte de los cambios organizativos intentó replan-
tear los procesos de trabajo y las prácticas de contratación, intro-
duciendo el modelo de "producción escueta"" con el objetivo de
Fuente: Elaboración propia con datos de Cepal. La invmi6n emanjera en Amhica Latina y el
Caribe. Chile, Naaones Unidas, 1998, pp. 145 y 146; y de Carlos Morera, El capiral financho en
MMw y [a globoluan'dn. Limites y connadicn'ones, México, Era-IIEC-UNAM,
1998, p. 78.
GRAnG4 7 *n
PRINCIPALES EMPRESAS/GRUPOS TRASNACIONALES
EXPORTADORES MEXICANOS EN 1997
(Millones de dólares)
Fuente: Elaboraci6n propia con datos de Cepal. k inversidn extranjera en América ktim y el
Caribe, Chile, Naciones Unidas, 1998, pp. 145 y 146; y de Carlos Morera, El capital financiero en
México y la globaliuicidn. Límites y contrndicciones, México, Era-IIEC-UNAM,
1998, p. 78.
Enipresds del sector rnaiiuIdcliirero de bieries
[le consumo y de capital
En las empresas de bienes de capital (y materias primas), los elemen-
tos fundamentales de competencia son la tecnología de producción,
las economías de escala y el acceso al financiamiento internacional,
éstos son, entre otros factores, los que han permitido a algunas de las
grandes empresas mexicanas trasnacionalizarse, es el caso de Cemex
(tercera empresa productora de cemento en escala mundial), Alfa (pro-
ductor internacional de productos químicos y de acero), Desc (produc-
tor de autopartes y productos químicos).
Bibliografía .,
Introducción
Actualmente, para México como para el resto de Latinoamérica, sus
empresas representan los puentes más inmediatos hacia una inser-
ción en la nueva economía mundial, y en muchos casos hacia la
apropiación y/o el desarrollo de nuevas tecnologías de producción y
de sistemas organizativos que le confieran estabilidad y dinámica
expansiva a dicha inserción. Unos puentes, si bien pocos, han sido
construidos ya, otros para construirse requerirán de la participación
de diversos actores económicos además de las empresas, pero siempre
contando con ellas.
Los dos pilares de crecimiento en los que explícitamente se ha
querido sustentar la política económica mexicana desde finales de los
años ochenta son: la inversión extranjera y el dinamismo de los mayo-
res grupos empresariales en el país, falta sumar a los sectores empre-
sariales de menor tamaño que representan cerca de 89% de las unidades
productivas y emplean a más de 60% de la fuerza de trabajo.
Las insuficiencias en la política industrial, que se reduce a medidas
aisladas y eri general inconexas en el marco de una acelerada apertura
económica, mantiene a gran parte de estos sectores todavía en la ine-
fiüencia y el atraso además de sujetos a un sistema financiero interno
* Este artículo fue publicado en México y sus perspectivas para el siglo xxi, Bárbara
Kiaufe (coord.), Centro Latinoamericano (Lateinamenka-Zentnim. Westjalischen Wil-
helms-Universitat Munster, Lrr VERLAG, 2000, pp. 81-129). En este trabajo participó el
maestro Martín Ruiz en la localización de datos y la elaboración de cuadros estadísticos.
Varios datos de los grupos empresariales fueron obtenidos por medio del Convenio
Intennstitucional entre el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEC) de la UNAM y la
Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
incapaz, por diversos motivos, de proporcionar los instrumentos finan-
cieros modernos y costos crediticios a su alcance. Es aquí donde el
Estado mexicano no está logrando ser un actor más decidido en la ins-
trumentación concertada de medidas de fomento al desarrollo de la
pequeña y mediana empresas y a la capacitación de su fuerza de tra-
bajo en vez de pretender que las fuerzas del mercado todo ldograrán.
En México se observa la evolución de dos economías con diferen-
cias muy marcadas: Ia de los grandes =pos empresariales extranjeros
y nacionales, varios de estos ~ltim'o~multinacionales y el resto. La
brecha no es n u e y y corresponde a una estructura económica here-
dada, pero diende a ampliarse aceleradamente en el marco de una
nacisn con graves problemas sociales: la existencia de 14 millones de
m&canos en condiciones de pobreza extrema (promediando las di-
ferentes estimaciones), una producción agrícola con serios problemas
de sobrevivencia y amplias zonas del país atrasadas cuyos proble-
mas económicos y sociales son atendidos sólo hasta que se convier-
ten en amenazas políticas serias, como es el caso reciente del sureste
mexicano.
El reto económico que enfrenta actualmente una nación en de-
sarrollo como México, está en encontrar una forma de inserción a la
nueva economía mundial que le permita aprovechar todas las poten-
cialidades de crecimiento que se presentan con el avance de la globa-
lización en apropiación y desarrollo de nuevas tecnologías, de capaci-
tación de su fuerza de trabajo, de organizaciones productivas más
eficientes orientadas a un desarrollo social y político incluyente, con
una participación concertada que permita regular las fuerzas ciegas
del mercado que hoy imperan contrarrestando así la exclusión de am-
plios sectores de la población en vastas regiones del país, oponiéndose
decididamente a lo que algunos consideran como el "precio inevita-
ble de la globalización".
Partiendo de una apreciación que identifica a los sectores empre-
sariales más dinámicos como factores de crecimiento y como genera-
dores potenciales de desarrollo, el objetivo de este trabajo es avanzar
en el análisis de las diversas formas en que los principales grupos em-
presariales mexicanos se están insertando en las nuevas tendencias de
internacionalización de la producción mundial intentando evaluar
sus perspectivas futuras. Los factores de difusión dentro de la eco-
nomía y sus consecuencias sociales no serán abordados aqui.
Me apoyo en algunos de los resultados de otra investigación re-
ciente [Basave, 1999bl en la cual se presentó información sobre la
orientación geográfica de la inversión extranjera directa (IED)de los gm-
pos durante la presente década y se realizó una reflexión general
sobre sus determinantes de inversión.
Debido a la importancia que tiene para los países en desarrollo
identificar si el proceso de intemacionalización de sus empresas pue-
de desempeñar un papel efectivo como sector de arrastre del resto de la
economía, aquí avanzaremos con las limitaciones de la información
disponible, en el análisis de las estrategias de expansión y las estruc-
turas organizativas que pueden observarse en algunos de los grupos
privados de capital nacional con mayor dinamismo en el ámbito
internacional, Nos interesan principalmente sus formas de integra-
ción y sus alcances espaciales.
Adoptanios una concepción teórica general con respecto a los
cambios recientes en la economía mundial que son el marco de análi-
sis de nuestro objeto de estudio: los procesos actuales de regionaliza-
ción y globalización contienen vanos componentes que constituyen
una nueva configuración sistémica cualitativamente diferente en las
relaciones económicas internacionales [ Porter, 1986; Best, 1990;
Reich, 19911 y no se trata simplemente de la prolongación de pro=-
sos de intemacionalización previos.
El marco conceptual que utilizamos para este trabajo tiene dos
referencias básicas, estrechamente vinculadas: la de producción inter-
nacional integrada y la de redes empresariales.
La primera es una noción fundamentalmente económica en
estrecha vinculación con el análisis sociológiro que, partiendo de las
, tendencias de la economía mundial desde los años ochenta, intenta
explicar las nuevas estrategias de expansión de las compañías trasna-
I cionales que varían en su grado de complejidad y en sus repercusiones
sobre los espacios geográficos que vincula.
i
Existe una abundante bibliografía al respecto, desde trabajos que
con diferentes perspectivas teóricas y uíticas abordan las pautas más
lI generales de integración de la producción regional y global [ejem.
I
Porter, 1986; Dunning, 1998; Chesnais, 19961 hasta aquellos que se
refieren a aspectos más específicos sobre las consecuencias de las es-
trategias empresariales en la concentración de la producción y la con-
1
formación de subregiones, o acerca de sectores determinados de
/
actividad económica integrada internacionalmente [ejem. Omán,
P 1994; Gereffi, 19 9 91. Vanos organismos internacionales utilizan este
concepto para sus análisis sobre las principales tendencias de la eco-
nomía mundial en la actualidad [ejem. UNCTAD, 1993, 1998; OCDE,
19941.
La segunda es una noción referente a la organización empresarial
que responde a la necesidad de identificar y definir las diversas estmc-
turas organizativas que adoptan los conglomerados empresariales
para instrumentar estrategias de producción internacional de mayor
complejidad. Se trata de un concepto que busca reconocer sistemas de
organización económicos multinacionales. Analiza, entre otros aspec-
tos, la combinación de relaciones intra e interfirmas en los diversos
puntos de las cadenas de agregación de valor que rebasan las fronte-
ras nacionales para la elaboración y distribución de un producto final
o en su caso de un s e ~ c i oExisten
. diversos trabajos, que con distin-
tos fundamentos teóricos utilizan esta noción [ejem. Kotabe, 1992;
Gereffi y Korzeniewicz, 19941.
Nos interesa especialmente el desarrollo que Gereffi ha realizado
sobre cadenas de mercancías (commodity chains)' que son concebidas
como redes empresariales internacionales involucradas en todos los
procesos requeridos para la producción, comercialuación y distribu-
ción de un producto final. -.
Aunque el autor ha profundizado más en el análisis de la repercu-
sión en los países en desarrollo (incluido México) de las cadenas glo-
bales impulsadas por las grandes cadenas comerciales "de marca"
(buyer driven global commodity chains), a nosotros nos ocupa, para
efectos de este trabajo, el análisis de la otra modalidad de cadena re-
gional o global que se forma alrededor de una industria manufactu-
rera trasnacional convertida en el pivote que impulsa al resto y que
establece los estándares a seguir (producer-driven commodity chain).
Consideramos que ciertos grupos empresariales mexicanos cuentan con
las capacidades de producción y las ventajas comparativas en escala re-
gional o mundial que les permite desempeñar este papel de centro
aglutinador (core unit o core industry) en determinadas ramas ma-
nufactureras.
Con la salvedad de aquellos trabajos que procesan información
sobre la reciente actividad trasnacional de empresas de países en de-
sarrollo, aún son escasos los análisis más detallados sobie las carac-
tensticas que asume dicha actividad en cuanto a sus modalidades de
integración y sobre las repercusiones que éstas tienen en las econo-
'Término similar al de "cadenas de valor" (value chains) utilizado por M. Poner
[Porter, 138ú].
mías nacionales de origen. En buena medida esto se debe a las dificul-
tades de acceder a fuentes de información privada al respecto y a la
carencia de registros confiables de carácter oficial entre los países lati-
noamericanos en desarrollo con la excepción de algunos como Chile.
No obstante, para el caso de México se cuenta con varios trabajos .
relativos a las nuevas formas de organización de los mayores grupos em-
presariales mexicanos y a su expansión internacional [ejem. Peres,
1993; CEPAL, 1993, 1998; Pozas, 1997; Gamdo, 1998; Morera, 1998;
Mortimer, 1995; Dabat, 2000; Rivera, 19991 que nos permiten intro-
ducimos en el tema de sus modalidades de integración.
total del área obtengan menos de 10% (induidos los paraísos fiscales). 1
S géneas. Sin embargo, todo parece indicar que hasta 1993 la moda- \
Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
México
Perú
Venezuela
A. Latina y
el Caribe
nacional.
El auge exportador manufacturero
Los grupos empresariales mexicanos emprendieron una actividad
exportadora apoyada por la política de fomento del Estado desde la
segunda mitad de los años ochenta, actividad que se volvería muy
intensa de 1994 en adelante. Esta actividad fue compartida con las
trasnacionales (ETNS) ubicadas en territorio nacional, en especial por
las automotrices que realizaron importantes inversiones para conver-
tirse en plataformas de exportación impulsadas por la tendencia a la
globalización económica.
Entre 1990 y 1994 la tasa promedio anual de crecimiento de las
exportaciones totales de México fue de 10% pasando a 22.1% entre
1994 y 1997, en tanto que la exportación de manufacturas (sin consi-
derar la maquila) lo hizo a 15.0% y a 27.996, respectivamente [Basave,
,13971. Estas últimas desde 1995 superaron el valor de las exportacio-
nes del sector maquilador (véase la gráfica 1).
+Total manufacturas +m
I Fuente: Elaboración propia con base en datos de Jorge Basave, "Alcances y limitaciones del
I
proyecto exportador mexicano, 1990-1997",en Latin Ambcan Penpective, Thousand Oaks, Califor-
nia, en prensa.
me: trasnacionales extranjeras; EPN:exportadoras privadas nacionales.
Es necesario señalar aquí que, al igual que los casos de otras eco-
nomías latinoamericanas, las exportaciones manufactureras mexi-
canas muestran un elevado índice de concentración. Lo mismo en lo
que corresponde a las ETNS,destacando ampliamente las cinco trasna-
cionales automotrices, que en cuanto a las exportadoras de capital
nacional en donde entre 13 y 18 grupos empresariales han acaparado
más de 50% en los últimos años [Basave, 19971.
1
Modalidades de integración
1
Para proceder a intentar una clasificación3 sobre las modalidades
de integración seguidas por los 27 grupos empresariales mexicanos de
los cuales tenemos información respecto a su I E D ~nos apoyaremos
en los tres diferentes esquemas de integración que ha utilizado Ia
U N ~ A Den sus informes sobre inversión internacional [ U N ~ A 1993:
D,
cap. v] y que son de aceptación generalizada.
Las tres modalidades son: a) establecimientos de filiales indepen-
dientes (stand alone affiliates); b) integración simple; c) integración
compleja.
La primera es la forma de inversión tradicional utilizada desde los
años cincuenta y sesenta por las trasnacionales estadounidenses con
base en el establecimiento de afiliadas foráneas relativamente indepen-
dientes de la casa matriz. En cuanto a IED hacia países en desarrollo se
realizaba en el marco de economías cerradas. Esta modalidad sigue
siendo todavía generalizada en los casos de los servicios.
Las otras dos implican el desarrollo de una integración tipo vertical
que supera a la integración horizontal que define a la primera moda-
lidad. La integración simple se caracteriza por un sistema d e subcon-
tratación (outsourcing) desarrollado en mayor o menor medida lo
mismo en el país huésped de la IEDque en terceros países. Esto signifi-
ca que algunas de las actividades (producción, mercadotecnia, inves-
tigación y desarrollo de productos, etc.) que conforman la cadena de
elaboración del producto se localizan en uno o vanos países diferen-
tes al país sede de la casa matriz. Este tipo de integración vertical ha
, sido posible especialmente gracias al desarrollo de las nuevas tecnolo-
gías en comunicaciones y computación. La modalidad de integración
internacional simple no es nueva y los primeros casos se remontan a
1 los años sesenta y setenta en industrias intensivas en trabajo y capital
I [UNCTAD,1998: 109).
Debe advertirse que en muchos casos es difícil diferenciar entre
( una integración simple y una compleja, en todo caso la primera es un
I avance hacia la segunda.
)Misma que tiene un carttcter provisional debido a que, para ambar a una clasifica-
I ción más precisa será necesario obtener información más detallada sobre sus estrategias
de outsourcing y en general sobre sus encadenamientos productivos.
Estimo que el número es conservador y que el acceso a información confiable lo
ampliaria en más de un 10%. En este trabajo se omitió considerar a otros dos grupos
(La Moderna y lusacel) que a inicios de la década, siendo todavía de control privado
I nacional, realizaron IED pero que recientemente pasaron a control mayoritario de capital
extranjero.
La modalidad de integración compleja se ha desplegado contunden-
temente en los últimos 10 años y se basa en las capacidades dentro
del grupo empresarial para que cualquier afiliada operando en cual-
quier parte del mundo desempeñe por sí sola o en combinación con
otras afiliadas o subcontratistas funciones que competen al conjunto
de la cadena productiva. Se distingue recientemente, por ejemplo, en la
localización de funciones como la investigación y el desarrollo de pro-
ductos en países diferentes al de la casa matriz, lo cual hasta hace
poco tiempo no se había realizado.
En cuanto a la configuración de redes empresariales, son precisa-
mente los aspectos mencionados sobre la integración compleja lo que
ha llamado recientemente la atención de especialistas. En el desarro-
llo~conceptualde Gereffi la evolución trasnacional de los procesos
económico-empresariales comprende a todos los puntos de la cadena
de elaboración de mercancías: producción, insumos, subcontrata-
ción, exportación, compras, distribución y mercadotecnia. Y las uni-
dades empresariales involucradas pueden ser subsidiarias de empresas
trasnacionales o empresas independientes del grupo de diversos ta-
maños, distribuidas en diferentes países [Gereffi y Korzeniewicz, 19941.
Con respecto a las operaciones internacionales de los grupos
mexicanos habremos de limitamos en este trabajo a un número re-
ducido de variables para nuestra clasificación, todas pertinentes a los
criterios metodológicos prestablecidos. Para los propósitos del mis-
mo consideramos que resultan suficientes para inferir la modalidad
de integración que están siguiendo. Bitas variables o guías de análisis de
investigación son:
Establecimiento de filiales foráneas.
Tipo de producto y rama en la que se efectúa la IED.
Orientación geográfica de la inversión (regiones y países de lo-
calización).
Relaciones intrafirma.
Distribución del producto (mercados que abarca).
Políticas de alianzas estratégicas.
CUADRO
4
ALIANZAS ESTRATÉGICASDE GRUPOS SELECCIONm.OS
Dina Canadá
1
Syncro
Alimentos
Chihuahua
Metales básicos
1 TAMSA
Transpones y comunic.
1
l I
i
Arancia Sudamérica
1
Comercio
Elektra Centroamérica/Caribe
I
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la empresa, BMV.
Clientes
principales
coca Cola 4
CTN'S Vitro
refrescos Divisiones de
Y envases y cristales
cervezas
pleja existe otra que no permite alcanzar una mayor precisión sin
contar con información más detallada sobre cada uno de los produc-
tos que las empresas manejan: las diferentes "divisiones industriales"
de los grupos pueden estar integradas de forma distinta. Tal es el caso
por ejemplo de Vitro en donde tendríamos que diferenciar entre su pro- ,,
Maseca Afiliadas
.....................................................................................
\ .. /
/'
/'
/'
/'
..
/'
Mercado Mercado
/'
centroamericano Caribe
Afiliadas .,
! Guatemala, Honduras,
Nicaragua
1 K+T = capital, tecnología
mp = materia prima - - - .- .-
pt = produao terminado ....................
..
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la empresa, BMV.
' nente americano con base en una integración vertical compleja. Lo mis-
mo puede decirse en cuanto a TV Azteca.
I En los casos de los otros cinco gnipos: Cemex, Pulsar, ICA,TMMy Te-
levisa, su integración es de alcance global. Aunque el caso de Televisa
se ve constreñido a países de habla hispana lo que confiere limitacio
nes a su estrategia de expansión por el producto específico que ofrece
1 (producción de programas televisivos).
..
En todos los ejemplos sus estrategias de expansión combinan tres
determinantes daves para su IED: mercados, recursos y efiaencia. De tal
forma reparten en diversos países aspectos claves de su cadena produc-
tiva, especialmente por medio de adquisición de empresas ya estable-
cidas o por fundación de nuevas empresas.
Bimbo y Gruma han localizado sus inversiones directamente en
mercados en los que aprovechan hábitos alimenticios similares al
mexicano como son el centroamericano y caribeño y el correspon-
diente al sur de EUA, que cuenta con una creciente población de ori-
gen mexicano. Paralelamente ubican también en EUA plantas proce-
sadora~de harina de maíz y trigo por lo que entre sus determinantes
básicos se encuentran la calidad de materias primas y la eficiencia que
vinculan a su know how en producción y distribución de pan y tortilla "
.
Afiliadas
México
r \
Cemex
Mercado mundial
. .
Europa
Afiliada a--
*
España
Afiliadas Afiliadas
Perspectivas y conclusiones
Como puede observarse, la mayor integración en términos geográficos
está ocurriendo hacia EUA. Es ahí hacia donde más grupos han
, dirigido su IEDy en donde están establecidas el mayor número de
plantas productivas de bienes y servicios (sin contar distribuidoras):
1 38 plantas de 23 distintos grupos. Le sigue Sudamérica con 26 plantas
de 12 grupos y Centroamérica con 15 plantas de seis grupos [Basave,
19991.
Todo parece indicar que, especialmente el sur de EUA, como lo
ha sido hasta ahora, es el destino de inversión que más se presta para
expansiones futuras bajo la modalidad de integración simple o bien
como sede de filiales de grupos con integración vertical compleja. Las
características propias del país vuelven sumamente ventajosa la posi-
bilidad de vincularse con proveedores de alta eficiencia por medio de
outsourcing y también de ubicación cercana a industrias líderes de ca-
denas productivas.
Con la salvedad de los grupos mencionados de integración com-
pleja ya sea regional o global, no parece que existan en la actualidad
muchos grupos adicionales mexicanos que puedan seguir sus pasos
en esta modalidad de integración. Sin embargo, los que ya lo han
hecho tienen capacidades de seguirse expandiendo ya sea en la región
o en el mundo, especialmente aquellos que cuentan con ventajas com-
parativas muy definidas. Sin embargo, las perspectivas de aquellos
grupos de la rama de alimentos como Bimbo y Gruma tiende a man-
tenerse en alcances regionales y están sujetos a escenarios en que la
competencia puede agudizarse.
Esto último se debe a que cuando se trata de inserciones con pro-
ductos de consumo final todo dependerá de las barreras a la entrada
propias de su tipo de inversión, que en estos dos casos no son tan
elevadas como en los casos, por ejemplo, de Cemex, Viso o induso
Televisa.
En los casos de inversiones en la manufactura de productos inter-
medios también se depende de las barreras a la entrada salvo en los
casos de materias primas escasas (por ejemplo: petróleo y minería) que
representan ventajas naturales para ciertos países en desarrollo.
Las posibilidades mayores a fÜturo son pues para aquellos grupos
que se constituyen en centros dinamizadores de cadenas productivas aun
cuando producen bienes intermedios pero que, como en el caso del
cemento no dependen de un número reducido de dientes intemacio- y
nales y les permite a ellos ser los que imponen los estándares a la
cadena generada.
Nos parece en consecuencia que las grandes variables sobre las que
giran sus posibilidades de expansión futura son el sector o rama de
inversión y la modalidad de integración que les es posible adoptar. r '
En la medida en que la expansión de estos grupos provoque adi-
cionalmente encadenamientos productivos hacia el interior de la eco- (
nomía mexicana, los frutos de sus procesos de trasnacionalización
podrán aprovecharse en México. Hasta el momento éstos parecen insu-
ficientes para el potencial que representan. Queda pendiente la inves-
tigación sobre las condiciones que deban generarse para impulsarlos.
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S reglas de origen como un
canismo de exclusión en e.1
rcial de América del Norte
Teresa Gutiérrez-Haces
Afready in 1765, to receive preferential treatment
from Great Briiain, the Uland of Man had to prepare
deiailed certificates of origin showing that
iü producü were manufactured whit native
., raw material1
' Heckscher, La épm mercantilista, México, Fondo de Cultura Económica, 1983. Citado
en V. Ventura Días,Rules of Origin, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington,
1 1992.
?En el caso del w\m se observa que dicho acuerdo utilizaba la denorninaaón normas
en lugar de reglas de origen, Informe sobre el Acta Final de la Ronda Uruguay, Marrakech,
15 de abril de 1994.
El Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadl utiliza reglas de ori-
gen y s610 se aplica a bienes; el Tratado de Libre Comercio de América del Norte men-
ciona reglas de origen con contenido regional.
/,
..
bre Aranceles y Comercio (GAT, por sus siglas en inglés), así como en la
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) entre otros acuer-
dos comerciales.
~ecientemente,un hecho similar ha ocurrido con la normatividad
que al respecto aplicaron internamente el Mercado Común del Cono
Sur (Mercosur), el Acuerdo del Grupo de los Tres, así como los Acuer-
dos Bilaterales que México suscribió respectivamente con Chile y
Bolivia; en todos los casos mencionados, la negociación de las reglas
de origen fue difícil y en general los resultados no fueron enteramente
satisfactorios para las partes contratantes. Esto último redundó en que
algunos años más tarde, cuando los acuerdos llegaron al final de la pri-
mera etapa de instrumentación y tuvieron que ser revisados como
parte de lo acordado, en la mayoría de los casos los países buscaron una
reapertura de la negociación en el capítulo sobre reglas de origen.
Esta misma circunstancia se observa con relación a su definición
y cálculo, como uno de los temas que fueron el centro de las negocia- . .
ciones preliminares ocurridas durante las reuniones ad hoc de Bello
Horizonte y Santiago de Chile (1998), las cuales tenían por objeto la
preparación de la agenda de negociación de un futurg Acuerdo de Li-
bre Comercio de las Américas (aproximadamente entre 2000 y 2005).
Por último, las reglas de origen también han sido recientemente el
motivo de difíciles negociaciones, tendientes a celebrar el Acuerdo de
Libre Comercio entre México y la Unión Europea (1999).
Cabe mencionar que en las reuniones que se llevaron a cabo a fi-
nales de 1999, en Toronto y,Seattle respectivamente, esta temática
cobró un cariz muy diferente en relación con experiencias pasadas, debi- 1
do al ambiente de descontento que privó entre muchos representan- ,
tes de los países menos desarrollados así como entre aquellas organi-
zaciones civiles que hicieron de la exclusión económica el objeto de
violentas protestas.
Este ensayo se propone analizar los principales rasgos de la regla
de origen, sin duda el principal mecanismo de protección que los tres
países miembros del Tratado de Libre Comercio de América del Norte <i
Definiciones
Las reglas de origen son normas creadas por los gobiernos y/o las
agrupaciones comerciales de determinados países para definir y calcu-
lar el origen, procedencia o nacionalidad de las importaciones que se
introducen en un determinado país. Su existencia obedece a la necesi-
dad que tienen los países receptores de determinadas importaciones, de
reconocer el origen económico de una mercancía, sobre todo cuando
ésta compite o pone en peligro determinados bienes de procedencia
nacional.
El G A las~ definió como "...niles of origin shall be defined as
those laws, regulations and administrative determinations of general
applications applied by any contracting party to determine the coun-
try of origin of goods" (artículo primero).
De acuerdo con un estudio publicado por el Banco Interamerica-
no de Desarrollo, las reglas de origen han crecido en importancia en
los acuerdos comerciales más recientes, debido a que el comercio
internacional pese a que ahora recurre más al libre comercio que en
el pasado, aún es regulado de acuerdo con los intereses de determina-
dos países -en general los más poderosos económica~iiente-y con
base en productos específico^.^ ,,
1 La esencia misma de cualquier regla de origen es el proteccionismo,
pero la medida con que éste es evaluado dentro de una regla de ori-
gen específica, varía de acuerdo con los intereses económicos del país o
los países que la imponen sobre las importaciones de aquellos países
con los que no existe un acuerdo de liberalización comercial.
En relación con lo anterior el Banco Interamericano de Desanollo
manifestaba en su Informe de 1996, que el grado de proteccionismo
podría depender de factores tales como las posibilidades de sustitu-
ción en la producción interna entre insumos según origen geográfico;
I los cambios tecnológicos y la innovación productiva; las condiciones
de oferta en las industrias nacionales que producen bienes interme-
dios; la estructura del mercado de los bienes intermedios en la zona de
integración; las políticas de protección con respecto a terceros países y
el grado de integración económica existente entre los participantes de
un área de libre comercio antes de que se ponga en funci~namiento.~
El regionalismo comercial contemporáneo no puede prosperar
sin la aplicación de las reglas de origen, la complejidad de la producción
mundial, concebida actualmente como una industria hipersegmenta-
da y al mismo tiempo globalizada, dificulta la determinación del ori-
gen y subsecuentes transformaciones de una mercancía.
Determinar dentro de un producto final la nacionalidad de cada
insumo utilizado, así como el origen geográfico de cada uno de los
procesos de transformación que sufrió dicho producto, es el objeto de
la regla de origen.
Este ejercicio casi siempre se ha aplicado dentro de la estructura
que rige el comercio exterior de cada uno de los países, en especial en
aquellos que eran miembros del GATT O de alguna otra asociación
comercial, pero en años recientes la aparición de un mayor número
de bloques comerciales regionales, ha provocado que esta determina-
ción técnica sea más rígida. Sólo así consideran los países miembros
de un bloque, que podrán asegurarse de que aquellos productos que
se intercambian dentro del grupo, efectivamente fueron p<cducidos y
transformados en un elevado porcentaje dentro de la zona.
En los actuales procesos de integración comercial, a diferencia de
aquéllos ocurridos en la década de los años sesenta y setenta, las cor-
pora;iones trasnacionales han influido profundamente en la nego-
ciación, haciendo pasar en la mayona de los casos, sus intereses cor-
porativos por delante de aquellos,que buscan los gobiernos; este
rasgo ha sido tan flagrante que muchos autores especializados en la
temática, han denominado a acuerdos como el nw, una Constitu-
ción de las trasnacionales.
A diferencia de lo ocurrido en el pasado, actualmente resulta fre-
cuente observar que los intereses de las corporaciones y de los gobier-
nos se mezclan y que en ciertos momentos resulta difícil identificarlos
separadamente. Este rasgo influye directamente sobre la determina-
ci6n de las reglas de origen dentro de la negociación de un acuerdo de
libre comercio, siempre existe el peligro de que las empresas más po-
derosas logren imponer cierto tipo de condiciones, mediante la apli-
cación de la regla de ~ r i g e nEsta
. ~ distorsión busca directamente favore-
PBancoInteramericano de Desarrollo, "Progresoecon6mico y social en América
Latinan, Informe 1996, Washington, 1996.
5G. de la Reza, "Negociacióny objetivos de la integración hemisférica",en Nuevas
dimensiones de la integracibn, México, Plaza y Valdés Editores, 1999, p. 165.
cer el consumo de ciertos insumos y productos semiterminados, pro-
ducidos por las corporaciones asentadas dentro de un bloque comer-
cial determinado; el caso de las tres grandes compañías: Ford, Chrysler
y General Motors, dentro de la negociación del TLCAN resulta ejem-
plificador.
Así dentro del Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá y Estados
Unidos (1988), las compañías automotrices lograron que la regla de
origen constituyera 50%, apoyados en el hecho de que existía una
experiencia previa entre los dos países como consecuencia del Pacto
del Automóvil. Por el contrario en el TLWW, estas mismas corporauo-
nes empujaron la negociación en niveles más proteccionistas y lograron
62.5 y 60% de contenido regional para vehículos y piezas, respectiva-
mente. La elevación del porcentaje obedeció básicamente a la existen-
cia de la industria maquiladora en México, la cual cuenta con importante
inversión japonesa y coreana, justamente en el sector automotriz. Un
caso similar se observa en el Mercosur, dentro del cual la regla de ori-
gen se elevó aún más: 70 y 60 por ciento.
En todos estos casos resulta bastante claro que el propósito de las
corporaciones es inhibir la presencia de corporaciones ajenas al blo-
que o la posibilidad de que ciertos insumos originados fÜera de la re-
gión sirvan para producir deslealmente productos que posteriormente
circularán dentro de la región. El caso de la industria textil mexicana
resulta revelador: a partir del TLW las principales empresas exporta-
doras de textil han tenido que modificar la lista de sus proveedores
tradicionales, la mayoría asiáticos, y obligados por la regla de conte-
nido regional ahora compran pa& de sus insumos a Estados Unidos
y Canadá, en muchos casos a precios más elevados.
Todo parece indicar que ni la globalización ni el libre comercio han
sido lo suficientemente convincentes como para eliminar determi-
nadas prácticas proteccionistas, así se observa que aun en países con-
siderados como portadores de economías muy abiertas, las reglas de
origen son utilizadas en una suerte de doble juego: para vencer el pro-
teccionismo de los países que no forman parte de un mismo bloque
comercial y para proteger sus intereses económicos internos; la forma-
ción de bloques comerciales regionales obedece a esta doble tendencia.
América del Norte; todas estas restricciones han sido concebidas para
impedir el uso de materiales provenientes de Asia y los países de la ex
Unión Soviética.
En la etapa actual la presencia de la inversión extranjera directa se
vuelve fundamental para el proyecto exportador, de ahí que la tenden-
cia apunte a su desreglamentación. Sin embargo, la determinación del
destino final de la producción condiciona necesariamente la estrate-
gia de la inversión extranjera. Esto significa que toda inversión deberá
analizar su factibilidad/beneficio de acuerdo con la fijación de las re-
glas de origen en relación con un sector económico determinado.
Aún más, el comportamiento de las empresas trasnacionales se
ve ampliamente favorecido ya que hoy día no están obligadas a partia-
par, en procesos de "transformaciónsustancial" con el fin de garantizar el
contenido local de un bien, como fue el caso durante el periodo de
sustitución de importaciones.
Quizás el rasgo más sobresaliente de esta segunda etapa, consista
en que un gran número de pequeñas y medianas empresas locales se
integran dentro del proceso de producción en forma subordinada a la
empresa trasnacional; en este sentido se crea una red de-empresas
nacionales que ocupan el final de una cadena productiva en la que
llevan a cabo procesos de subcontratación.
Así, la articulación al sistema productivo nacional se lleva a cabo
sobre bases completamente diferentes a las del periodo anterior; espe-
áficamente en el caso del T L ~ A Nsobresale que la dáusula de contenido
nacional es sustituida por otra denominada de "contenido regional".
Bajo esta nueva nomenclatura lidefinición de la norma se lleva a
\
cabo tomando únicamente en consideración que una parte o todo el
contenido de una mercancía proceda de alguno de los tres países que (
"A. Mercado, "Las maquiladoras de cara al año 2001",Comercio Exterior, vol. 49,
núm. 9, México, 1999, pp. 778-782.
I4Laproporción de materias primas, componentes y materiales de empaques mexi-
canos en el total de insumos para las maquiladoras era aproximadamente 2% en
promedio, citado en A. Mercado, op. cit, p. 778.
las reglas de origen ., 413
,,
La fijación de la regla de origen regional, en el caso de la maquila-
dora, naturalmente favorece aún más las importaciones provenien-
tes de Estados Unidos, las cuales a partir del 2001 han tenido una mayor
demanda y posiblemente afecten el comportamiento de las importa-
ciones de fuera de la región. Pero el peligro más grande reside en que
esta situación termine por ahuyentar la inversión extranjera directa no
norteamericana; este problema parece que podrá ser resuelto en la
medida en que tratados de libre comercio como el de la Unión Europea
y México, detengan dicha tendencia. La entrada de un número impor-
tante de empresas automotrices europeas, no necesariamente encami-
nadas a funcionar dentro del régimen maquilador, sería una respuesta.
Otra salida la representa la existencia de un buen número de
acuerdos comerciales de diversa índole que permitirá a México diver-
sificarse más allá del territorio fijado por el n w .
Conclusiones
Las reglas de origen han evolucionado aparentemente en sentido con-
trario a la apertura económica, los diversos métodos para calcularlas
son complejos y se prestan a que uno o algunos de los países aprove-
chen la posible ineficacia de las autoridades para calcularlo; uno de
los casos más clarificadores es la disputa que se suscitó entre Canadá
y Estados Unidos respecto a los autos Honda. ,
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Estado, sociedad y política
en un mundo globalizado
Sección uno
El nuevo contexto
sociopolítico mundial
modernidad desbordada *
'
1
tuyen la comunidad . . mundial.
Véase Paníck Champagne, Faire la Opinion, le Nouveau jeu Politique, París, Les Edi-
tions de Minuit, 1990.
l
1
,, ..O
numos marginados sociales, que aparecen hoy como el lastre social del
crecimiento. l
La política económica de mercado ha creado la racionalidad ideo-
lógica de la exclusión, construida a partir de la idea rectora de la efi-
ciencia y la eliminación de los incapaces de competir.
Los nuevos marginados no sólo son, como antes, contingentes
sociales excluidos del desarrollo e inscritos en las formas de reproduc-
ción de la sociedad tradicional, sino que hoy constituyen la masa social
del futuro, a diferencia de los marginados del periodo desarrollista, que
eran individuos potencialmente incorporados a los beneficios sociales
producidos por la distribución del crecimiento de las economías na-
cionales.
Los regímenes de corte autoritario y de participación restringida,
con sistemas políticos tradicionales sustentados en el poder de las cor-
poraciones, con un alto grado de articulación estatal, están siendo des-
plazados por la tendencia global a la apertura y a la participación social ..
ampliada y diferenciada, de carácter individual y ciudadanizada, cuyo
objetivo es la "desmasificación" de las clientelas cautivas de corte corpo-
rativo, propias de los estados nacionales consolidados en la posguerra
latinoamericana.
La paradoja política que produce la globalidad, se funda en los tér-
minos irreconciliables de participación y exclusión: por una parte, la
creciente movilización "ciudadana", producida por la ruptura de las
redes sociales de representación y contención de la sociedad moderna,
presiona a la apertura y diversifiiación de los sistemas de partidos y de
participación por medio de las organizaciones sociales intermedias;y por
la otra, se construyó un proceso de exclusión asentado en la elitización ,
del poder de decisión económica, exclusivo de una tecnocracia global
y autorreferencial fundada en la racionalidad ultraliberal y en el alto
grado de autonomía del sistema económico.
&a contradicción entre los representantes políticos de los partidos
en los sistemas abiertos y competitivos y la tendencia creciente a am-
pliar la representación social de la política y lo cerrado y autodtico de 1
la dirección tecnoaática de la política económica, se constituye en Arné-
rica Latina a partir de la composición social y las características profesio-
nales en sus integrantes en ambos tipos de representación: la política ,
y la tecnocrática.
La diferencia en la composición de los gobiernos entre los políticos
de corte tradicional y la tecnocracia, se asienta y justifica en la racio- \
'5Kenichi Ohmae, The End of the Nation State, McKinsey & Company Inc, 1995. Existe
una versión en español: Kenichi Ohmae, El fin del Estado-nación, Santiago de Chile, Edi-
torial Andrés Bello, 1996, p. 17. El autor afirma que: "Siempre habla un capital y un
ejército de funcionarios públicos, por lo menos de los extremos de la operacibn. Ya no
es asf. Como en nuestros dfas la mayor parte del dinero que atraviesa fronteras es pri-
vado, los gobiernos no tienen por qué participar en ninguno de los dos extremos. Lo
único que importa es la calidad de la oportunidad de la inversión. El dinero irá al lugar
en el que se encuentren las buenas oportunidades."
..
I
racionalidad programática.
En la actualidad, la desagregación de la representación institucional
de carácter nacional es trastocada por la multiplicidad de organizacio-
nes civiles de carácter intermedio (de las cuales, las organizaciones no
gubernamentales son las más conocidas), cuya interacción y fuerza
responde a formas de organización múltiple y ubicua: sus miembros no
muestran una adscripción definida y unilateral, actúan en ámbitos dis-
tintos y en un radio de acción e influencia que no está adscrito ni a una
sola institución política ni a una sola organización social, ni se circuns-
cribe a una sola especificidad geográfica.
Piénsese tan solo en el papel desempeñado por las organizaciones
no gubernamentales como gestoras en el conflicto de Chiapas y el esta-
tus que estas organizaciones han alcanzado como entidades de media-
ción entre el Estado y la guerrilla, como nuevos instrumentos de legiti-
midad política, interna o global.
Estas'formas de organización civil son redes globales, nacionales,
regionales y locales y representan nuevas modalidades de grupos de
interés y de presión, cuya influencia y capacidad para articular la otra
versión de lo que pasa en los estados nacionales es crecientemente
significativa.
. .
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509
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Gobiernos de condados
1975
. 1980
1989
1990
1992
Gobiernos de ciudades
1975
1980
1985
1990
1992
1
miento masivo y los efectos innovadores generados por nuevas olea-
das de industrialización posfordista en la economía mundial, junto
con la revitalización, por medio de reformas neofordistas, de las indus-
trias tradicionales. Ni hay una demarcación dara entre estos dos tipos
de actividad económica por lo que los términos posfordista y neofor-
dista son en cada caso insatisfactorios. A grandes rasgos, en el primer
grupo están presentes los sectores clasificados como de alta tecnología
1
(semiconductores avanzados, robots, biotecnología, etc.), industrias
de productos culturales y neoartesanales (moda, muebles de diseñador,
películas, multimedia, etc.) y un conjunto variado de actividades finan-
) cieras y otros servicios. El segundo grupo induye una notable variedad
I de industrias de ensamble, proceso y empaque (junto con una red de
8 ,
.. (
4
duración de la producción de masas del fordismo en los años sesenta
y setenta, los efectos de concentración fortalecen el crecimiento cenuí-
fugo en diversas partes del mundo. Sus raíces se encuentran en la trans-
formación de la tecnología, en los patrones de organización industrial,
de los mercados de trabajo, etc., efectos que se refuerzan mutuamente de 4
manera que unifican las unidades de capital y trabajo en grandes aglo- I
t
meraciones espaciales. Una vez que se forman esas aglomeraciones, ge-
neran intensos rendimientos en escala de tai modo que su crecimiento
implica más crecimiento.
Entre las fuentes de rendimiento crecientes que operan en este caso,
hay cuatro que merecen destacarse aquí, aunque una explicación deta-
1I
*P *,
llada de su lógica debe buscarse en otra parte [véase por ejemplo, Scott,
1988 o Storper y Walker, 19891. Primero, en tanto gran parte de la indus-
tria contemporánea está sujeta a la dinámica de la especialización intra-
sectorial y a la complementariedad, grupos especiales de productores
encuentran atractivo aglomerarse para optimizar el acceso mutuo a
recursos productivos para propósitos de intercambio, colaboración, re-
ducción de riesgos, etc. Segundo, el crecimiento que induce el aprendi-
zaje y la innovación son proclives a generarse en las aglomeraciones
interactivas y multifacéticas formadas de esta manera. Tercero, los mer-
cados laborales en sí mismos estimulan la aglomeración debido a la
minada de ventajas que derivan de la disponibilidad de habilidades
específicas, hábitos y sensibilidades. Cuarto, la aglomeración se ve inten-
sificada por la emergencia de la distintiva cultura local de negocios,
convenciones, instituciones, efectos de reputación, etc., lo que conduce
en varios sentidos a la unificación de los procesos de producción e inter-
cambio. La generación de estos cuatro efectos está reforzada por la va-
riedad de la infraestructura que usualmente corre a cargo de gobiernos
locales, donde operan estas densas concentraciones de aEtividad produc-
tiva y humana.
Las ciudades y regiones que poseen esta clase de atributos creados
socialmente ilustran de manera dramática la máxima de que el todo es
mayor que las partes en tanto funcionen como vértices de la aglomera-
ción económica, generando círculos virtuosos de larga duraaón. Obvia-
mente, diversos cuellos de botella (como congestionamientos de tránsito,
contaminación, escasez de tierra y desfases entre lugar de empleo y
vivienda) pueden interrumpir tal crecimiento, pero la acción pública
concertada puede dar mayor continuidad a los ciclos de expansión.
l
ofrece a los agentes económicos ganancias atractivas en el corto plazo
que se vuelven altamente problemáticas en el largo plazo. El caso de 1
la industria mueblera de Los h g e l e s previamente citada es un ejem-
plo de esta clase de trampa temporal. Dada la trayectoria de desarrollo
de la industria, es dudoso que en estos tiempos se puede redirigir I
favorablemente su futura evolución e incluso si se pudiera efectuar, I
La dimensión intrarregional
Las dos principales variedades de planificación y política de promoción
que se presentan a continuación, pueden ser caracterizadas como parte
de un intento de apoyar las capacidades defensivas y ofensivas de las re-
giones urbano-globales y alcanzar esas metas gracias a las ventajas que
derivan de la lógica peculiar de las aglomeraciones locacionales. .,
Sin embargo, podríamos contar con que cualquier esfuerzo concer-
tado de parte de las regiones urbanas para avanzar en esta dirección,
puede tener importantes repercusiones debido a factores de interacción
mutua. Primero, la formación de instituciones intrarregionales sólidas
capaces de coordinar la acción económica local, tenderían a facilitar la
organización de joint-ventures para beneficio local en las cuales varias
regiones urbanas se combinen para obtener sinergias con su asociación
[Cook, 19931. Segundo, la misma clase de instituciones que se mencio-
naron primeramente podrían dar cpmo resultado una más aguda com-
petencia interregional, ello como consecuencia de los posibles efectos
positivos generados en las economías locales de base. En cualquier caso,
podemos esperar un mayor grado de politización en el mundo de los
sistemas económicos interregionales. Esta supuesta politización podría
ser especialmente intensa dado el creciente celo con que las empresas
trasnacionales persiguen las extemalidades positivas localizadas [Dun-
ning, 19981, lo que coincide con capacidades locales de supervisión y
fiscalización bastante débiles. Algunas claves iniciales sobre la natura-
leza de este proceso de politización se expresan en las preocupaaones
que provocan las formas más dañinas de aaivismo económico regional
practicadas intensamente desde los ochenta, tales como el ofrecimien-
to de incentivos financieros a las firmas que acepten cambiar de región.
Estos problemas llevan a la cuestión de cómo construir y operar sistemas
efectivos de coordinación suprarregional en el marco de diferentes ju-
risdicciones nacionales. La necesidad de esta dase de coordinación será
Regioiies iirbano-globales N
mayor en el futuro y evocará, sin duda, alguna clase de respuesta insti-
tucionalizada, como lo ejemplifica de manera rudimentaria el Comité
Europeo para las Regiones.
Lo anterior no implica decir que estas tareas de planificación y po-
lítica se compaginen con lo que normalmente entendemos por gestión
urbana y regional que, como tal, implica nuevos retos para los profesio-
nales en este campo. Cualquier intento serio de enfrentar esos retos su-
pone, verdaderamente, cambios de fondo en los programas de entrena-
miento de los responsables de los asuntos urbanos y regionales, así
como también modificaciones de sus entomos de trabajo. Entre las
otras cosas que los responsables deben hacer es lidiar con complejos
asuntos propios del entorno comercial local, al mismo tiempo que
administren aeativamente los sistemas públicos, manteniendo un ojo
alerta en las promesas y riesgos de la cambiante situación global.
. .
En busca de un contexto político
. .
Varios teóricos han apuntado que las tendencias profundas hacia la glo-
balización parecen haber limitado -aunque no de manera definitiva-
los poderes regulatorios del Estado-nación. Esta limitación es posible-
mente más evidente en la declinación de la soberanía nacional [Arnin
y Thrift, 1995; Peck yTickel1, 19941 y en la erosión de la legitimidad del
Estado para actuar como la fuente por excelencia del sentido de uuda-
danía y del orden democrático en el mundo contemporáneo [Holston
y Appadurai, 1996; Mouffe, 1992; Swllivan, 19951. Otro síntoma de esta
situación es la definitiva (pero aún difusa) aparición de nuevos foros
para la regulación social que están empezando a complementar y susti-
tuir al Estado-nación tradicional. Algunos de estos foros (al igual que
muchas clases de asociaciones civiles) tienen una simple expresión
sectorial y operan sólo contingentemente en el terreno geográfico;
otros tienen una identidad necesariamente geográfica. Tres de estos
últimos son de interés aquí. El primero es definible en escala global y apa-
rece tras la fachada de organizaciones internacionales, regímenes con-
tractuales, encuentros diplomáticos formales e informales y así sucesi-
vamente (aunque habna que reconocer que aún tienen un desarrollo
provisional y rudimentario). El segundo está constituido por bloques
plurinacionales, siendo la Unión Europea el más avanzado de 6stos. El
tercero es la multiplicación de localidades de las cuales las regiones urba-
no-globales constituyen el caso más importante.Todos ellos, unidos con
el actual sistema de estados nacionales en reestructuración forman
53 hilen Scoti
una emergente geometría política que anticipa el andamiaje del nuevo
régimen regulatono y parece cobrar vida a medida que la globalización
sigue su curso.
Pero otro síntoma del cambiante orden sociopolítico de la globa-
lización, se evidencia en la creciente alienación del electorado de las
grandes sociedades democráticas que se alejan de la política nacional
y de las instituciones políticas. En vanos sentidos, los ideales republica-
nos de libertad, igualdad y fraternidad dentro de una estructura nacio-
nal de ciudadanía no parece que tengan el mismo sentido movilizador
que poseyeron en el pasado, no sólo porque sus adeptos han disminui-
do, sino también porque el fervor ha declinado; también la lealtad exdu-
siva a la idea de nación no sigue siendo tan atrayente e integrante como
en el pasado, induso entre las elites nacionales [Sullivan, 19951. En el
mundo de hoy, nuestras lealtades y con ellas nuestro sentido de ciuda-
danía, se mueven en varias direcciones; no están centradas completa-
mente en una unidad social soberana. De manera tentativa e induso
tangible, podemos pensar que nuestras filiaciones políticas están empe-
zando a dispersarse entre las cuatro partes de un sistema cuyas estruc-
turas son globales, plurinacionales, nacionales y regionales [Albrow
et al., 19971. En este naciente escenario, las regiones urbano-globales
probablemente desempeñarán un papel importante, no sólo porque
constituyen un ensamblaje vital de la productividad, sino porque tarn-
bién representan la concentración vital de la vida diana y de la experien-
cia para grandes grupos de individuos.
La región urbana tiene un significado especial como comunidad de
intereses, induso en este mundo globalizado, aunque debemos desta-
car que este atributo no tiene nada que ver con una visión romántica
del republicanismo premodemo y comunitario de Tocqueville. Lo que
queremos enfatizar es una concepción de la región urbana como un do-
minio actual y potencial de ciudadanía, que es diferente de los otros
niveles de organización política, especialmente del Estado soberano. La
noción de ciudadanía en que me apoyo contrasta con el significado
tradicional de derecho de nacimiento otorgado por el Estado-nación.
Programáticamente podemos pensar esta nueva noción como parte de
los atributos civiles de que gozan los residentes en un sitio cualquiera,
que implica deberes y derechos específicos a ese lugar [Holstony Appadu-
rai, 19961. En este sentido, ahora sería posible adquirir ciudadanía
muchas veces a medida que el individuo se desplace, incluso m a n d o
fronteras nacionales, de una región urbana a otra, con lo que evita los
efectos negativos de ser considerado un extraño en los asuntos políti-
Regiones urbaiio-giobalc3 533
cos locales. Una consecuencia importante de cualquier reforma en esta
dirección sena la de conferir el derecho al voto a las grandes poblacio-
nes de inmigrantes marginados que existen en muchas regiones urbanas
globales, con lo que se abriría el camino para su incorporación a la vida
de la comunidad y así a una organización más democrática de la polí-
tica local.
Un orden más democrático y participativo en el nivel de la región
urbana habrá de tener ciertamente muchas implicaciones sobre el ma-
nejo de la planeación y la aplicación de las políticas ya discutidas, afec-
tará también los beneficios esperados para toda la colectividad. Tales
medidas no son sólo meros instrumentos tecnocráticos, son también
herramientas poderosas para el ajuste social con profundas implicaao-
nes en asuntos como la distribución, la equidad y la justicia social. Insis-
tiré más adelante que si han de alcanzar todo su potencial para impul-
sar la vitalidad de las economías y de la vida colectiva de las regiones
urbano-globales, es imperativo que sean orientados hacia la tarea de
construir un futuro más democrático tanto local como nacionalmente
lejos del neoliberalismo.
Cualquier replanteamiento en esta dirección requerirá más que sim-
ples reformas administrativas; necesita esencialmente gran habilidad
para capturar una visión progresiva de qué es lo posible en el nuevo
orden mundial. En ausencia de una movilización política en tomo a un
programa coherente y viable de democracia social, habrá en el camino
otro futuro, menos benigno para las regiones urbano-globales. Este fu-
turo alternativo está contenido en la semilla de los patrones neolibera-
les ya presentes. Podría ser concebible un futuro en el cual los profesio-
nales de la planeación urbana de las regiones urbano-globales hagan un
intento de explotar al menos algunas de las ventajas del sistema de coor-
dinación y dirección con el fin de mejorar las condiciones locales, pero
tales intentos se verían privados de su vínculo con una agenda de acción
más amplia. Tal escenario futuro sin duda atrae a las coaliciones locales
que favorecen el crecimiento y a los grupos de presión, que al percatar-
se de los límites del patrocinio municipal y de sus campañas promocio-
nales, llegan a la conclusión de que sus ambiciones de ganancia pueden
alcanzarse por otros medios. Es decir, cualquier prolongación de la
agenda neoliberal para las grandes regiones urbano-globales -aparte
de la posibilidad de fallas de largo plazo en lo económico- seguramen-
te se traducirá en niveles mayores de exclusión social que los vividos
hasta ahora y por ello a un mayor potencial para la inestabilidad social
[Autés, 19971.
.,
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Ha-Joon Chang
iCuál es el papel apropiado del Estado? Ésta ha sido una pregunta que
constantemente ha mantenido ocupados a los economistas desde el
nacimiento de la disciplina [para algunas revisiones históricas véase
Deane, 1989 y Shonfield, 19651. Durante este tiempo ha habido va-
rias oscilaciones de la opinión dominante en la materia, pero las dos
mayores, que han ocumdo durante la última mitad del siglo, se dieron
después de la segunda guerra mundial y son particularmente notables
en sus metas [véase Chang y Rowthom, 1995a, la traducción aparece en
el Chang, 19961.
El fracaso de la doctrina del laissez faire durante el periodo de en-
treguerras dio lugar a su rechazo y a! comienzo de un consenso sobre
el Estado activista. Para los sesenta el fin del capitalismo laissez faire
era un hecho y había un amplio consenso que vivíamos en un régi-
men de "economía mixta" ("capitalismo moderno" u "organizado").Sin
embargo, este nuevo consenso fue dramáticamente revocado desde
mediados de los setenta por la contraofensiva neoliberal, que buscó
terminar con el régimen de economía mixta y reintroducir los princi-
t pios de mercado a un grado inimaginable en la inmediata posguerra.
I El surgimiento del neoliberalismo durante las dos últimas décadas
ha cambiado de manera fundamental los términos del debate sobre el
papel del Estado [para más detalles, véase Chang, 1994, caps. 1 y 21. El
Estado no se visualiza como un agente social, imparcial y omnipoten-
te; ahora es analizado como un "depredador" o como un vehículo
para aquellos grupos políticamente poderosos (sobre todo políticos y
1 burócratas) que por su medio promueven sus intereses particulares.
Se denunció que era la maximización del interés propio lo que lleva-
P,
ba a los agentes que actúan en las esferas del dominio público a usar
la política como medio para corregir el mercado y ajustarlo a los "deseos
colectivos". El sesgo minimalista significa que aquellos que respaldan
la intervención del Estado tienen que justificar ante sus adversarios
cada argumento, en tanto que los que desacreditan la intcrvencion
estatal puedan recurrir a la lógica más simplista y frecuentemente sólo
a casos anecdóticos. Aunque el planteamiento neoliberal tiene en sí
mismo muchas limitaciones y sesgos intelectuales, como discutiremos
más adelante, su legado no ha sido enteramente negativo. Ha expues-
to problemas fundamentales de la visión "tecnocrática" del papel del
Estado que prevaleció en el auge de la economía del bienestar (años
cincuenta y sesenta) y regresó la política a la economía (aunque con
el fin último de abolir la política, véase p. 557). Pero aún más impor-
tante fue su compromiso explícito con la economía política que abrió
las puertas para la subsecuente crítica "instituuonalista" [véase, por
ejemplo, Evans et al. (eds.), 1986; Hall.(ed), 1989; Toye, 1991; Evans,
1994; Chang y Rowthom, 1995bl. Siguiendo la uítica instituciona-
lista, algunos estudiosos de la doctrina neoliberal han admitido (sin
necesariamente reconocer las contnbuciones de sus uíticos) la impor-
tancia de factores institucionales en la comprensión del papel del
Estado [North, 1994, y World Bank, 1977, son buenos ejemplos de
tal cambio].
Habiendo logrado esta importante pero irreconocida victoria sobre
el neoliberalismo, es justo decir que el institucionalismo todavía ca-
rece de una propuesta de econorqia política suficientemente comple-
ta que pueda reemplazar la del neoliberalismo. En este capítulo haré
algunas sugerencias sobre lo que creo que deben ser los cimientos de
lo que podríamos llamar una economía política institucionalista. Para
este propósito, analizaré la agenda neoliberal en tomo al papel del
Estado desde una perspectiva institucionalista e identificaré lo que
a e o que son sus fallas fundamentales, sugiriendo en el proceso cuáles
deberían ser los elementos de una teoría institucionalista del Estado
que puede superar las referidas fallas.
'La lista de funciones legítimas del Estado que presenta Friedman es la siguiente:
mantenimiento de la ley y el orden, la definición y modificación de los derechos de
propiedad y de otras reglas del juego económico, el arbitraje de disputas sobre la interpre-
tación de las reglas, la obligatoriedad de los contratos, la promoción de la competencia,
la provisión de un marco monetario, el compromiso para contrarrestar los monopolios
técnicos y la supresión del "los efectos de comunidad" (su término por 'externalidad"
que considera como suficientemente importante para justificar la intervención del gobier-
no), el apoyo a la caridad privada y a la familia [Friedman, 1962: 34).
'Un reconocido economista liberal, Robert Lucas, revisando el libro de Krugrnan
y Helpman, preguntó por qué habían escrito el libro si al final dirían que las políticas
intervencionistas que derivan de sus modelos, no pueden recomendarse debido al peli-
gro político que conllevan [véase Lucas, 19901.
La indeterminación de la posición neoclásica
sobre la intervención del Estado
Aunque desestimemos la mencionada tensión entre los elementos
neodásicos y los austriacos, en la síntesis neoliberal persiste un desa-
cuerdo entre los mismos economistas neodásicos sobre cuál debe ser
el papel del Estado. Como se dijo, los neodásicos tienen una fuerte pro-
pensión hacia la intervención estatal que se manifiesta en la economía
del bienestar. Como Baumol [1965] y otros han puntualizado, una
vez que nos adherimos fielmente a la lógica de las externalidades,
queda en duda si debiéramos realizar transacción alguna en el merca-
do. La mayoría de los bienes crean alguna externalidad negativa en su
proceso de producción en forma de contaminación, excepto en aquellos
pocos casos donde se efectúa una compensación. Cuando considera-
mos efectos de enlace [Hirschman, 1958, cap. 61 o externalidades pe-
cuniarias [Scitovsky, 19541, muchos bienes podrían clasificarse como
portadores de externalidades positivas. Algunos economistas incluso
argumentan que algunos bienes a los que usualmente se les considera
como carentes de extemalidades (como los bienes alimenticios básicos),
pueden ser vistos como creadores de externalidades, cuando éstos no
son consumidos en la cantidad apropiada e inducen al uimen [Schotter,
1985: 68-80]. Es más, las preferencias individuales son interdependien-
tes; por ejemplo, la gente tiene lo que Elster [1983,cap. 21 llama prefe-
rencias antiadaptativas: "el pasto es siempre más verde en el otro lado de
la cerca". La psicología del consumode bienes de lujo (su placer en gran
parte deriva de que otros están excluidos de su consumo) es otro ejem-
plo de la interdependencia de las preferencias del consumidor.
La lista puede continuar, pero el punto aquí es que usandoi una
lógica puramente neoclásica, podemos justificar un amplio rango de
intervenciones estatales. En efecto, en los años veinte y treinta autores
como Oskar Lange trataron de justificar la planificación socialista con
base en un modelo neoclásico [Lavoie, 1985; Pagqno, 19851. Visto
así, un economista neodásico será un intqrvencionista o no dependien-
do más de sus preferencias políticas que de la ciencia que practique.
Considerando lo anterior, es importante rechazar el mito propagado
por los economistas nkoclásicos de que los límites entre intervención
estatal buena y mala puede ser definido de acuerdo con reglas científicas.
En suma, el neoliberalismo está basado en una alianza non-santa
entre la economía neodásica, la cual provee la legitimidad intelectual,
i
,, *' 3
A
su retórica laissez aire, ha influido considerablemente en la evolución
industrial media te gastos de defensa y contratos conexos de investi-
gación y desarrollo, especialmente en industrias como computadoras,
telecomunicaciones, y aviación [Johnson, 1982].4 Otra vez encontramos
que la visión dominante del papel del Estado, asume que la "defensa" es
una función mínima de éstos, lo que hace que subestimemos la impor-
tancia del gobiemo de EUA en el 4csarrollo industrial.
El punto que tratamos de ilustrar con los ejemplos es que el pro-
cedimiento para estimar la intervención estatal, sí es relevante, porque
era tan intervencionista como el promedio de los países industrializados [véase Short
1984, cuadro 11. Una estimación más reciente del Banco Mundial le da al sector de la
empresa pública 6.9% de PIB a Taiwan y 10.6% a Corea en el periodo de 1978-1991,
cuando el promedio no ponderado para 40 países en vias de desarrollo de la muestra
fue 10.9% [World Bank, 1995, cuadro A. l.]. Sin embargo, en vista de otras evidencias
cualitativas, los datos del Banco Mundial parecen desvalorar la imponancia de las empre-
sas públicas en Taiwan. Desde mi punto de vista, esto puede ser debido al hecho de que
existen muchas empresas "públicas" que son propiedad sujeta a la disposia6n del Kuo-
mintang las cuales pueden ser clasificadas oficialmente como empresas "privadas". Des-
graciadamente, no he podido confirmar lo anterior. . ,
4El más reciente y sorprendente ejemplo de esto viene de la industria de la avia-
ción. Los repetidos rechazos del gobierno federal estadounidense en las aplicaciones
de McDonnell Douglas para varios proyectos decisivos de la defensa dañaron de tal
modo sus beneficios que tuvo que fusionarse con su principal rival, Boeing, cambian-
do el destino de la aviación civil del país e incluso mundial.
550 .. I \a-]no11Chang
>,
expresa una visión particular del papel del Estado que puede no ser
universalmente aplicable, porque el supuesto insutucional detrás de
aquella visión podría no ser aceptable en otros contextos. A menos
que reconozcamos que los diferentes medios de estimar la interven-
ción del Estado expresan diferentes teorías y supuestos sobre su papel
y el de la economía política de dicha intervención, nuestra investi-
gación empírica del papel del Estado estará restringida por limitaciones
teóricas que subyacen detrás de las medidas empíricas.
SLa defensa de la planificación socialista efectuada por Lange puede ser un ejem-
plo extremo, pero el argumento de Schotter sobre la provisión estatal de bienes básicos
(bajo el supuesto de que un consumo insuficiente de tales bienes puede crear externali-
dades bajo la forma de crimen), no lo es tanto. El argumento de Schotter es menos extre-
mo de cómo esta lógica puede ser estirada mucho más allá de lo que estarían dispuestos
a aceptar la mayoría de los neoclásicos
IoY continúa: "los administradores tuvieron que estar constantemente peiidientes
para asegurar el buen funcionamiento del sistema De este modo los que desearon inten-
samente que el Estado quedara exento de estas innecesarias tareas o aquellos cuya filoso-
fía justificaba la no intervención estatal, no pudieron sino confiarle a este mismo Estado
nuevos poderes, órganos e instrumentos requeridos para el establecimiento de laissez-
faire", p. 140.
Llrl,~p c r y i c ( t ~ vI ~I ~~ ~ ~ I I U C I O I I ~ I ~ 555
También en el caso de EUA, la temprana intervención del Estado
para establecer derechos de propiedad, proveer infraestructura física
(especialmente en vías férreas y teléfonos), financiamiento de investi-
gación agn'cola, etc., fueron decisivas para el éxito de su industriali-
zación inicial [Kozul-Wright, 19951; incluso el Banco Mundial re-
conoce lo anterior [véase World Bank, 1997: 21, recuadro 1.21. Más
importante aún, EUA fue la cuna del concepto de protección a la indus-
tria naciente (Freeman, 1989) y fue, por casi un siglo, la economía más
fuertemente protegida hasta la segunda guerra mundial [véase World
Bank, 1991: 97, recuadro 5.2; Kozul-Wright, 1995: 97, cuadro 4.81."
Más allá de Inglaterra y EUA vemos que virtualmente no hay país,
excepto Hong Kong, que lograra el estatus de un país industrializado,
sin aT henos algunos periodos de fuerte intervención del Estado en
los esfuerzos del desarrollo. La forma exacta de la intervenciones varió
-Estado de bienestar preventivo en la Alemania de Bismarck, política
industrial en la Francia de posguerra, apoyo temprano a la IQD en Suiza,
el impulso al sector manufacturero en Austria desde la segunda guerra
mundial- pero el hecho es que todo esfuerzo industrial exitoso impli-
c6 sustancial intervención del Estado. Si virtualmente todos los países
desarrollados con la posible excepción de Inglaterra y en ciertos mo-
mentos de Hong Kong, se desarrollaron por medios "no naturales",
que implicaron fuerte intervención estatal, es dudoso calificar al mer-
cado como fenómeno "natural".
Lo que se ha discutido no es simplemente un tópico de interés his-
tórico. Conceder o no primacía de las instituciones de mercado es lo que
determina el diseño de las políticas para el desarrollo. Por ejemplo,
las severas crisis económicas que afectaron a los países ex comunistas
que optaron por una reforma big bang, muestra claramente cómo
el establecimiento de una economía de mercado que funcione bien es
imposible sin un Estado que pueda funcionar adecuadamente [véase
Chang y Nolan, 19951.
En efecto, si los mercados evolucionan de forma natural, como
creen los neoclásicos, estos países no deberían tener problemas en la
l 1 Durante este periodo, pocos países tenían autonomía arancelaria debido a la regla
colonial o debido a "tratados desiguales". Por ejemplo, Japón consiguió autonomía arance-
laria en 1899 cuando todos sus tratados desiguales expiraron. De los países con autonomía
arancelaria, EUA tenía de lejos aranceles más altos. Su promedio arancelario desde 1820
nunca estaba debajo de 25%, normalmente alrededor de 40% cuando en Austria, Bélgica,
Francia, Italia, y Suecia, raramente estaban por amba de 20%. Para datos más detalla-
dos, véase World Bank, 1991,p. 97, recuadro 5.21.
,,
actualidad. Igualmente la crisis de desarrollo que han experimentando
1
muchos países desarrollados en las últimas dos décadas muestran tan-
to lo peligroso que es asumir la primacía de las instituciones del mer-
cado, como creer que el desarrollo surgirá espontáneamente en tanto
que el Estado no interfiera. El supuesto de primacía del mercado tiene .
implicaciones más serias de lo que parece a primera vista.
"La uisis británica del carbón de principios de los noventa trae a colación lo an-
terior cuando los mineros británicos fueron conminados a aceptar la lógica del "mer-
cado mundial" y enfrentar con gracia los cierres de las minas. Sin embargo, los precios
mundiales que defendió el gobierno británico en realidad estaban más allá de su influen-
cia, ya que fueron determinados por las decisiones del gobierno alemán concernientes a
subsidios, del gobierno francés para permitir la exportación de electricidad nuclear y de
muchos gobiernos de países en vías de desarrollo que permiten, al menos de facto,el m-
bajo infantil en las minas de carbón.
558 ,, , Ha-Joon(:ha118
1
,>
I
Un problema central con la propuesta neoliberal de despolitiza-
ción es que la "racionalidad" que tal ejercicio requiere sólo tiene sen-
tido con referencia a la estructura institucional existente, que en sí misma
es un producto de la política [Vira, 1997, para una exposición más am-
plia del punto]. En tanto los parámetros de las instituciones básicas de
la economía han sido establecidos y sólo pueden serlo por medio
de proceso político "irracional", el llamado para una despolitización de
la economía sonará hueco y sin fundamento.
Otro problema con la propuesta neoliberal de despolitización es
que su política no es lo que pretende ser. Su llamado a la despoliti-
zación se justifica frecuentemente con una retórica populista que de-
fendena a la "mayona silenciosa" de la avaricia de los políticos y de los
grupos 'de interés. Pero al disminuir la legitimidad de la política s61o se
logrará mermar aún más la poca influencia que estos sectores tienen
para modificar los resultados de mercados. Vistos como lo que real-
mente es, el llamado neoliberal a la despolitización de la economía
pretende revivir el viejo liberalismo con nuevo ropaje [Bobbio, 1990,
ofrece una excelente anatomía de la vieja política neoliberal]. Al igual
que los neoliberales, los viejos liberales' creen que reconociendo
poder político a "la mayoría silenciosa", resultará en una inevitable
modificación de los arreglos institucionales vigentes o de los resultados
dados por el mercado. Pero a diferencia de los viejos liberales, que
abiertamente se oponen a la democracia, los neoliberales no pueden ir
en contra de la democracia, por eso se orientan contra la política en
general o intentan reducir la influencia d e los "políticos no dignos de
confianza" con el objetivo último de abatir el control democrático en sí
, mismo (proponiendo al banco central y a agencias regulatonas inde-
, pendientes).
I Por último, pero no menos importante, la despolitización puede no
ser viable políticamente. Para bien o para mal todos los países han teni-
I
!
do grupos políticamente organizados y han desarrollado ciertos pro-
cedimientos políticos (explícitos o implícitos) para modificar ciertos
resultados del mercado.13 Algunos de éstos, por supuesto pueden ser
I
fácilmente eliminados, pero otros pueden estar tan estrechamente inte-
grados que sólo podrán ser eliminados a costos políticos y económi-
t
cos muy elevados. Por lo tanto, la aparente paradoja de que la libera-
"Debemos notar que las actividades políticas son a menudo fines en sí mismas y
las personas pueden obtener algún valor per se de tales actividades [véase Hirschman,
1982b, PP. 85-86].
,,
lización económica radical frecuentemente requiere políticas autori-
tarias severas, de tipo despolitizador, se ejemplifica geográficamente
en el proyecto del régimen de Pinochet en Chile [véase también Gam-
ble, 19881. Pero la verdad es que, pese a todo lo severo que pudo ser
este régimen, no completó la despolitización y lo que logró se convir-
tió en contraproducente en la práctica.
"He intentado desarrollar esta teoría en varios de mis trabajos anteriores; véanse
Chang, 1994; 1995, Chang y Rowthom, 1995b y Chang, 1997.
#,
otras instituciones y por tanto es tan natural (o para el caso, tan arti-
ficial) como las otras instituciones. Solamente cuando hagamos esto,
seremos capaces de ver las relaciones entre mercado, Estado y otras
instituciones de manera históricamente más precisa y balanceada.
Segundo, debemos recordar que hay más de una visión de lo que
puede hacer un mercado ideal y que la teoría neoclásica es sola-
mente una de muchas visiones posibles y no una particularmente
buena al respecto. En función de lo anterior, es posible decir que para
algunos un mismo mercado puede fallar, pero para otros, armados con
otra teoría, puede no ser ése el caso. Sólo cuando un economista hace
explícita su teoría del mercado, podremos juzgar los méritos de su
visión del mercado y de allí aceptar o rechazar su "solución" al proble-
ma, independientemente de que esa última sea algún tipo de interven-
cionismo o el establecimiento de cierto tipo de institución no mercantil.
Tercero, necesitamos darnos cuenta que la teoría neoclásica es
esencialmente una teona de mercado (muy esquemática y confusa).
Sin embargo, el capitalismo como un sistema socioeconómico, es más
que una colección de mercados, y está formado por muchas institu-
ciones, incluyendo, entre otras, las empresas como instituciones de
producción, los mercados como instituciones de cambio, el Estado como
una institución de agrupamiento político de los intereses colectivos, y
de diversos grupos de productores y grupos de consumidores (v.gr.
conglomeración de empresas, asociaciones de productores, sindica-
tos, cooperativas de compradores, redes de subcontratación). Visto
1
así, para los institucionalistas, las fallas'pueden representar paradójica-
mente un problema menor que para los neoclásicos, porque para los
I
primeros incluso las fallas severas y generalizadas del mercado no nece-
M
sanamente sugieren que toda la economía esté fallando, en tanto para
los neoclásico ése sería el caso.
Cuarto, necesitamos comprender que el mercado es una construc-
I
1
I
ción fundamentalmente política. Un mercado no puede estar definido
excepto con referencias a una estructura específica de derechos y obli-
gaciones que los vincula. Desde el momento en que todos los dere-
chos y obligaciones están determinados mediante un proceso políti-
I co y no por una ley científica y natural, como quieren hacemos creer
, los neoclásicos (y otros neoliberales), se revela que todos los merca-
dos tienen un origen fundamentalmente político. Luego entonces, es
imposible decidir si un mercado es libre o no sin especificar la posición
de la persona (o personas) que lo evalúa de acuerdo con una estruc-
tura de derechos y obligaciones. Adicionalmente a esto está la adminis-
tración explícita de precios que existe en muchos mercados mediante
precios tope, precios techo, fijación de precios y control de calidad. Mien-
tras algunos precios podrían estar más políticamente administrados
que otros en un contexto dado, a fin de cuentas ningún precio está libre
de la política.
Esto nos lleva a una quinta cuestión sobre el papel de1 Estado deri-
vada de la agenda institucionalista, o sea, la necesidad de construir una
teoría de la política que adopte una visión más amplia, balanceada y
sofisticada de la política que la ofrecida por el neoliberalismo. Los
pensadores neoliberales ven la política como un proceso mercantil
\
cuyos beneficios materiales se intercambian por apoyo político, pero
\
,,
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Rowthom (eds.), Role of the State in Economic Change, Oxford, Oxford
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Entrepreneurship and Conflict Management", en H-J. Chang y R.
Rowthom (eds.), Role of the State in Economic Change, Oxford, Oxford
University Press. . ,
P,
Georges Labica
Cforgcs lnbica 1
1
i
lobalización, internacionalismo del
trabajo y redes de diálogo
y organización: un debate,
una discusión, un diálogo
Peter Wateraan
' Jane Wills, editora de la revista Antipode, me proporcionó estímulos y recursos para
este artículo durante la discusión acerca de una publicación especial coeditada de su
revista sobre intemacionalismo laboral. Además, mis más sinceros agradecimientos al
evaluador anónimo de este documento de trabajo iss. He tratado de evitar una referen-
cia excesiva a mis publicaciones: los lectores interesados pueden buscar otras fuentes
de información o ideas en la página web Global Solidarity, http://www.antena,nl/.uwa-
terman/.
ra1.2 Esto ha sido obviamente estimulado por las repercusiones de la
globalización neoliberal y provocado por una celebración francamen-
te procapitalista y empresarial del mercado global. Entre los escritores
de izquierda, esto también ha sido provocado por la desaparición de
la filiación izquierdista -o izquierdizante- del trabajo en tanto provee- ,
lVéase Hyman, 1999b, Martín, 1998, Waterman, 1999, para revisiones de un total de
más de 20 artículos, con más de 50 referencias que sólo se superponen marginalmente.
Para una perspectiva del trabajo y de la globalizaaón parecida a la mia, pero que teórica-
mente es un poco más amplia y un tanto más positiva acerca de las organizaciones labc-
rales internacionales tradicionales, véase a Ronaldo Munck [1998].
del mundo. No es que la nueva obra de la EP esté necesariamente cie-
ga frente al género, a la etnicidad, a la comunidad y a la cultura. Sin
embargo, sólo les otorga un peso espeáfico frente a los grandes proble-
mas universales: los obreros tendrán que resolver primero sus diferen-
cias y divisiones genéricas, étnicas, comunitarias y culturales (jnacio-
nales?), antes de que puedan -una vez aclarados los particularismos
del campo de batalla- liberarse ellos y a todos los demás, en una lucha
final de clases uni~ersales.~
El propósito de Ellen Meiksins Wood, en su colección Meiksins
y Yates [1998],es -si pretendemos guiamos por la introducción de
Meiksins- reafirmar dichas verdades marxistas tradicionales frente a
la "globalización~,y a diversas teorías de derecha e izquierda que
s e e n ella parecen negar el potencial revolucionario de la dase traba-
jadora y del socialismo revolucionario internacional. Yo acojo con
beneplácito un esfuerzo que señala el redescubrimiento del trabajo de
Monthly Review de Estados Unidos como una fuerza significativa para
la emancipación, en la medida en que representa una clara posición
sobre el trabajo ante la globalización, que abre la posibilidad de un diá-
logo. Tal esfuerzo difiere de mis propias convicciones y de la de otras
comentes estadounidenses muy importantes que deben ser indui-
das necesariamente en el diálogo (volveré sobre ellas más adelante),4
a las que Meiksins trata de caricaturizar en la siguiente cita:
Existe un tipo de internacionalismo abstracto sin fundamentos
materiales. Una cosa es reconocer la importancia de la solidaridad
y la cooperación intemacionaléientre los movimientos laborales
nacionales. Ese tipo de intemacionalismo no sólo es esencial para
los valores socialistas, sino que es estratégicamente indispensable
"
Ansío ver que el Monthly Review llegue a un acuerdo con los argu-
mentos relativos a las instituciones internacionales y a la sociedad civil
global; pero que surja de un análisis económico-políticoy de una orga-
nización sindical intemacional.
'Es demasiado tarde para incluir aquí el trabajo más sustancial de Leisink (13331,
igualmente centrado en Europa e interesado en establecer un marco internacional que
reglamente las relaciones trabajo-capital. Es semejante a los otros en su orientación glo-
bal neokeynesiana. Una contribución excepcional a la colección es el trabajo de Rob
Lambert [1399b]sobre la globalización y las relaciones laborales australianas. Es excelen-
te tanto para ver las relaciones laborales chinas e indonesias como significativo para
aquellas de este Estado-nación (post)industrializado, y para la defensa de algún tipo de
movimiento social sindical internacional como una estrategia inter/nacional necesaria.
Rob Lamben ha sido una figura fundamental en la Iniciativa del Sur sobre Globalización
y Derechos Sindicales (véase más adelante).
,,
estados, con el objeto de tener bajo control a los.mercados finan-
cieros globales, esto es, el cuarto actor.
Este planteamiento de rumbo se enfoca sobre la dimensión insti-
tucional de la economía política internacional ... Lo que está fi-
nalmente en juego es la búsqueda de justicia social y seguridad . ,
~ A C ~laS misma
O limitación afecta los estudios del trabajo y de la
globalización en la periferia capitalista -de notoria inestabilidad y vo-
latilidad- y donde uno podna asumir entonces un escepticismo como
si se tratara de la institucionalidad laboral importada del opositor
habitual de Occidente?
Ea periferia contraataca
Aquí deseo considerar dos colecciones que revelan las experiencias y
perspectivas del movimiento laboral y de la izquierda aliada, de lo
que solía llamarse el Tercer Mundo. En realidad, el concepto Tercer
Mundo pertenece a un periodo tardío del capitalismo nacional-indus-
, ,
trial, y de la política internacional de bloques ideológicos. En ese
tiempo se desarrollaron movimientos nacionalistas radicales masivos,
que fueron antiimperialistas y, nominalmente,. en favor de la "neutra-
lidad positiva". El proyecto nacionalista-radical tendía a operar, en la
práctica, en lugares y espacios políticos y teóricos que le permitió la ri-
validad Occidente-Oriente. Esto, junto o superpuesto al sindicalismo
prooccidental o procomunista, desarrolló u,navariedad nacionalista-ra-
dical con sus propias internacionales regionales apoyadas por el Estado
(al menos en k c a y el mundo árabe). También se desarrollaron teo-
rías acerca de la dependencia/desarrollo, las que, a su vez, se adentraron
en el análisis del trabajo y del sindicalismo, y que diferenciaron esta área,
o la opusieron al resto del mundo. Puede interpretarse que estas dos
obras colectivas -una de latino amé rica,^ otra de la India- indican el
fin de una era y el comienzo de lo que la primera llama la "dolorosa
l
inserción en un mundo incierto".
i Portella de Castro y Wachendorfer [1998] proceden del grupo
Nueva Sociedad, una revista política y casa editora con sede en Cara-
1 cas, que está parcialmente patrocinada por la Fundación Friedrich
Ebert de la Alemania Occidental socialdemócrata. Mientras la mayor
parte de las casas editoriales latinoamericanas de izquierda ya no se
I
c interesan por el trabajo o el intemacionalismo, Nueva Sociedad con-
tinúa la producción de obras que abordan ambos temas. Ésta, en particu-
lar, considera: las respuestas latinoamericanas y estadounidenses a la
r
globalización económica; las respuestas laborales nacionales, que
induyen aquellas de los sindicatos de Alemania Occidental y del Movi-
miento Brasileño Sin Tierra ( ~ s rpor , sus siglas en portugués); las res-
puestas sindicales a la empresa o en escala sectorial; y, la reformulación
internacional del sindicalismo latinoamericano (por medio de cam-
(;I<~haliracitii~, del t r a l ~ ~yj oredrs (le dialugo
iiitcrii;irici~ialib~no 589
,,
bios dentro de la CIOSL en el nivel regional, la AFL-CIO (por sus siglas en
inglés, Federación Norteamericana del Trabajo y Congreso de Organi-
zaciones Industriales) y la nueva estrategia sindical internacional de las
"cláusulas sociales".
El libro, en su totalidad, debiera ser traducido al inglés con carác-.
ter de cierta urgencia. Hubiera pensado que, traducirlo, significaba un
beneficio para los sindicatos de Canadá y Estados Unidos, en virtud
de la envergadura y perspicacia única que brinda al movimiento sindi-
cal latinoamericano -de hecho hemisférico- en un momento de tran-
sición. Para nuestro propósito actual, la sección más importante es
obviamente la última. Ésta contiene un detallado, optimista y sobrio
informe de la renovación en las relaciones internacionales de las orga-
nizaciones sindicales en el hemisferio. No se habla mucho aquí del
"intemacionalismo" o de la "solidaridad", y con razón, dado el medio
siglo o más, de imperialismo de la organización sindical del Norte, y
de nacionalismo de la organización sindical en el Sur. Debe destacarse
que este último sirvió al trabajo latinoamericano tan ambiguamente,
como lo hizo el primero con los trabajadores estadounidenses. Esto en
razón de que el nacionalismo generalmente significaba subordina-
ción a la izquierda, o a los proyectos nacionalistas de derecha de par-
tidos, regímenes o estados particulares. Y éstos, a su vez, dividieron a
los trabajadores y sindicatos tanto en escala nacional, como por medio
de las fronteras.
Una contribución dentro del libro revela que, incluso en 1995, el
intento de desarrollar una postura, común -por parte de la organiza-
ción sindical latinoamericana- en un conflicto recurso/territorial de
tipo decimonónico entre Perú y Ecuador, fue bloqueado mediante la
identificación de los dos sindicatos preocupados por las posiciones de
sus respectivos estados. (Recuerdo que el asunto fue finalmente resuel-
to por los presidentes, por encima de las cabezas de sus respectivas
sociedades sindicales y civiles -a pesar del disgusto de la antes silente,
y ahora enfurecida, izquierda peruana.) Esta contribución particular
de Kjeld Aagaard Jakobsen [1998], sobre la organización regional de
la CIOSL, es como una revelación. La Organización Regional Intera-
mericana de Trabajadores, conocida mundialmente por sus siglas en
español como la ORJT, fue, durante la Guerra Fría, un sobrenombre para
la conupción de Estados Unidos: operaciones encubiertas, y la división
y dominación de los sindicatos del Tercer Mundo. La AFL-CIO la utili-
zaba a su antojo, conjunta o alternativamente, a la propia c i o s ~ y a sí
misma, con fondos del Estado y del Instituto Americano para el Libre
,,
Desarrollo del Comercio vinculado a la CIA. Es quizás una combi-
nación de la supina irrelevancia de la ORIT, de los efectos salvajes del
neoliberalismo sobre el trabajo en el subcontinente, y del fracaso de la
eurocéntrica CIOSL para responder con rapidez y relevancia a la globa-
lización, lo que ha llevado a la om a desempeñar un papel algo van-.
guardista con respecto al continente y a la cros~.Hubiera sido bueno
que este nuevo intemacionalismo alcanzara a la om desde el piso de
fábrica. Empero, cualquier intemacionalismo masivo entre los trabaja-
dores latinoamericanos es la excepción, dada la pasada dependencia en
los estados-nación, los partidos nacionales y las ideologías nacionalis-
tas.Wora la ORIT no sólo se democratiza internamente sino que tam-
bién contacta a otros sindicatos, sin importar afiliación política o inter-
nacional.'~Desempeña además un papel activo en diversas alianzas
-transeaoriales y transfronterizas- de la sociedad civil, tratando de
enfrentar la oleada de iniciativas interestatales de libre comercio en las
Américas. Esto significa, irremediablemente, el ingreso a redes, alian-
zas y coaliciones no sindicales,I1para el mudo disgusto, en este caso,
de la CIOSL en Bruselas. De esta manera, la om 'ha sido golpeada desde
las raíces, si no es que desde el piso de fábrica, o si uno prefiere con-
centrarse en la expresión institucionalizada, esto podría considerarse
como el efecto horizontal de las ONG en las Américas. Un asunto
importante que enfrentan la OIUT y la AFL-CIO (y también los sindicatos
canadienses), debe ser entonces el desarrollo de una dialéctica sana,
abierta y democrática con la sociedad civil en general.'*
I ,
'En una manifestación masiva de los sindicatos independientes de izquierda del lo.
de mayo, a la que asistí en 1999, habían varios antigringos, pero ningún discurso, lema,
letrero o símbolo internacionalista.
locreo que es el centro sindical peruano más importante que permanece afiliado
al fantasma comunista (o espectro del comunismo), la Federación Mundial de Organi-
zaciones Sindicales, para la cual trabajé de 19GG a 1363.
l1Como la Alianza Social de las Américas, de la cual otros miembros principales son
Fronteras Comunes (Canadá); la Red de Québec sobre Integración Continental (RQIC,
por sus siglas inglesas); la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC); la
Alianza por el Comercio Responsable (ALR, por SUS siglas en ingles), de Estados Unidos;
la Red Brasileña por la Integración de los Pobres (Rebrip); la Iniciativa de la Sociedad
Civil para la Integración Centroamericana (icic); y, la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones del Campo (cmc). Véase Alianza Social Continental 11399ab1, Kamel y
Hoffman 11999: 113-1151.
"La owr, así como también ciertos participantes de peso entre los sindicatos nacio-
nales latinoamericanos, ha sido, según entiendo, una presencia problemática dentro de
por lo menos una de las conferencias, foros o frentes "transectorialesy transfronterizos",
en el hemisferio. Véase De la Cueva [1999], para una perspectiva interna de uno o dos de
estos eventos.
del ~ a l > a jyo redes dc d i í i l o ~ ,
Clohalizaciú~i,ii>terii;~ciorialisino 591
Una influencia importante sobre la ORIT,para bien o para mal,
debe ser la m-cro. Un David dentro de la fuerza laboral y de la sociedad
civil de Estados Unidos, permanece como un Coliat en el panorama
hemisférico. El capítulo sobre la AFL-CIO, de Russell Smith [1998], es
la relación más detallada que he visto, hasta ahora, acerca de la trans-
formación de las políticas y de las instituciones intemacionales de esta
organización. Las evaluaciones de esta transformación tienden a ser,
hasta el momento, en términos de si ha cambiado o no esta organización
desde los días de la AFL-cro-CM. Smith nos permite verlo en términos
más diferenciados y cualitativos. Induye el personal, el financiamiento
y la propia publicidad de la AFL-CIO en el America@Work (jparadójica-
mente no electrónico!). Visualiza los cambios como si éstos proporcio-
naran una apertura al movimiento latinoamericano para establecer
una relación de solidaridad Sur-Norte, de índole más significativa. Sin
embargo, una vez más, identifica los obstáculos y retos continuos. La
transformación de la AFL-CIO ha sido definitivamente un factor, además
de los mencionados con anterioridad, en el renacimiento de la o m .
John y Chenoy [1996] es, en algunos aspectos, un libro todavía
más destacado. Proviene de una India donde, por décadas, los sindi-
catos y la izquierda -o las izquierdas- han combinado un intemacio-
nalismo retórico, institucional o de afiliaciones morales, con diferen-
tes liderazgos izquierdistas extranjeros, nacionales o intemacionales, y
con la consecución práctica de una variedad de políticas nacionales
y nacionalistas que la aislaron incluso de sus vecinos inmediatos en
Asia del Sur.I3Publicado por una de las pequeñas agrupaciones de re-
cursos laborales, creada por la izquierda independiente en la década
de los años ochenta, este libro aborda directamente el tema de las
"dáusulas sociales".
La idea de insertar una cláusula social dentro de los acuerdos
comerciales rnultilaterales, se refiere al requisito de que las importacio-
nes hacia el Norte desde el Sur, dependen del respeto que demuestre
el Estado del Sur hacia ciertas condiciones laborales. Inicialmente
dichas dáusulas fueron un dispositivo proteccionista propuesto por
I3Contrastan dos colecciones del movimiento laboral hindú sobre el trabajo y los
sindicatos hindúes en la era de la globalizaaón, ambos se encuentran dominadas casi en
su totalidad por el paradigma de la EP izquierdista, donde ninguno de los dos hace más
que un acto simbólico, o muestra una conaenaa marginal del intemaaonalismo laboral
y, donde ambos están (jconsecuentemente?) mucho más marcados por el pesimismo del
intelecto que por el optimismo de la voluntad [Shramik Pratishthan 1999; Working Clacs,
19981.
,..
ciertos sectores del capital y por algunos estados del Norte, apoyados
con frecuencia sobre la base de empleos o derechos humanos, por sin-
dicatos del Norte u organismos de derechos humanos. El libro afirma
que meramente registra un debate hindú. Las contribuciones de los re-
presentantes de los sindicatos nacionales se inclinan hacia una tradi-
cional postura proteccionista/nacionalista hindú. Aun así, se le brinda
espacio a aquellos que rechazan una lógica binaria, a favor o en contra,
sobre la base de que esto implica, juna identificación, ya sea con un
interés capitalista hindú, o del Norte! No es posible identificar postura
individual alguna entre aquellos que proponen la necesidad de un
tercer análisis y una estrategia independientes. Sin embargo, escucha-
mos las voces de toda una gama de pensadores y activistas, de movi-
mientos laborales, feministas, ecológicos, de la niñez, derechos huma-
nos y otros de esta índole. Por consiguiente, lo que el libro representa
es una nueva contribución para lo que es -o requiere ser- un verdade-
ro debate intemacional sobre la estrategia laboral internacional en la
era de la globalización. Para mí, la contribución más notable es la de
la ecofeminista hindú Vandana Shiva [1996].
Shiva, que antes tendía a un simple oposicionismo (feminista, ter-
cermundista, rural y local), presenta aquí un refinado y elocuente argu-
mento desde el punto de vista de la solidaridad intemacional. Interpreta
las cláusulas sociales y ambientales como proteccionistas, unilaterales
(de una sola dirección y de arriba abajo en el nivel internacional), ine-
fectivas y divisorias de la solidaridad internacional. La reglamentación
laboral relativa al comercio
I I
l
no aborda el tema de la reestructuración de la producción y de la
dispensabilidad del trabajador. De hecho, desvía la atención del
1
problema fundamental [. . .] La verdadera crisis relacionada con
el trabajo en el periodo de la globalización es que la desuucción del
f trabajo y de los medios de subsistencia ocurre a una velocidad sin
precedente [...] En el contexto del fin del trabajo, el verdadero
reto es protegerlo. Ésta es una cuestión de intervención pública en
, las políticas tecnológicas [. ..]
[. ..] En la medida en que el unilatelarismo se basa en el dominio
y control, debilita a los estados y ciudadanos del Sur en la evolu-
r
ción de sus propios sistemas. La mayoría de los problemas y la
mayor parte de las políticas económicas [. ..] deben abordarse a
nivel nacional mediante movimientos de la sociedad civil, que
establezcan un control de cuentas del Estado y de los sistemas
civiles [. ..] [Vandana Shiva, 1996: 101-1071.
dt-1 irat)njo \ rt,dcs tic diálogo
Globdlizaiion, iritrrr~diionalisrii~, 593
No estoy seguro de que ésta sea la última palabra sobre el asunto,
como tampoco podemos esperar que las últimas palabras provengan
de una persona, país, región o sector en particular. Pero la sola presen-
cia de tales voces proporciona algún tipo de garantia contra la vieja y
nociva tradición bajo la cual las organizaciones sindicales intemauona-
les, o los intelectuales de izquierda con alcance íntemacional, podnan
crear su universalismo particularista sobre la segura suposición de que
la periferia no contraatacaría. No obstante, cualquiera que sea la apor-
tación o no, al trabajo y al intemacionalismo por parte del viejo Tercer
Mundo, podnamos esperar incluso más del lugar en el cual, para po-
nerlo eufemísticamente, el peso se encuentra con el dólar.
I
Hemos investigado todo, y digo todo -sus ingresos sobre inver-
siones, su perfil filantrópico, su desembolso en el reparto de utili-
dades [. ..] quiero decir, ¡todo!- Cuando dicen no tener los medios
para esto o aquello, nosotros volvemos y les demostramos cómo
sí pueden y les mostramos lo que ganarán si lo hacen.. . Una vez
que conseguimos el contrato perseguido, se lo vendemos a nuestros
miembros, y comenzamos a probarle a la empresa que habían
estado en lo correcto cuando decidieron acceder [pp. 223-2301.
"Una vez cometí el error de proponerle este modelo a un taller sobre cornunicacic+
nes de un sindicato holandés, y me enfrenté no tanto a la hostilidad como a la total incom-
prensión.
Clobnliz~ci<in,internarionalisriio del trcihajo y redt!s ddc. diálogo 611
internacional). Su último capítulo es un planteamiento del problema
que reflexiona sobre "The Choices We Must Make" ("Las elecciones que
debemos hacer"). El último enunciado comienza con:
Más razón para buscar una pronta solución a los cinco retos.sig-
nificativos que el uso de las computadoras presentan al trabajo
organizado, esto es, encontrar las mejores salidas para subsidiar
el acceso, relacionarse con la democracia sindical, protegerse contra
la tiranía tecnológica, establecer estándares elevados y fomentar po-
sibilidades de medios auxiliares imaginativos en el uso de la compu-
tadora [p. 221. ..
,,
El parámelro ideoldgico/tedricb:
¿suponiendo qaae exihge cuestionamiento?
Voy a considerar aquí los tres ensayos iniciales "no interactivos" divul-
gados en el sitio web de la ~ 0 ~ en2 11999. Aunque no pertenecían a
la orr, fueron obviamente convocados y propuestos por iniciativa de
a %
Para mí es un tanto alarmante -como defensor de un sindicalismo
orientado hacia los movimientos sociales y la sociedad civil- descubrir
aquí la rapidez con que el Banco Mundial ha adoptado y adaptado a
éstos en algo funcional para sus propios propósitos hegemónicos
(aunque esto es, como se argumenta más abajo, un juego que los subal-
ternos también pueden jugar). ¡Más alarmante es ver a Taylor depen-
diendo del Estado y de las organizaciones interestatales para legitimar
alianzas sociales entre movimientos que, en décadas recientes, se han
identificado con el capital, el Estado, la tecnocracia, el patriarcado y el
Banco Mundial como la fuente del problema y no como el medio
para una solución! [George y Sabelli, 1994: 223-251.1 Aquí la socie-
dad civil global está reducida a un neokeynesiani'smoglobal.
Richard Hyrnan [1999b] es un catedrático de relaciones industria-
les, con una reputación de teórico marxista en el aspecto laboral. Él
también cae dentro de mis institucionalistas, pero su punto de referen-
cia y planteamiento es daramente más el movimiento laboral que la
"paz industrial", el "desarrollo" o el nipartidismo. Al confrontar las múl-
tiples crisis globales -del desempleo, del sindicalismo y de la sociedad
en general- explora soluciones en el propio movimiento laboral, o entre
sus aliados. Su argumento central es la necesidad de que el trabajo
inicie una nueva batalla de ideas. En parte, esto puede suceder al aden-
1 trarse en el terreno ideológico/institucionaldel nuevo centro laboral y
sus procesos, develando sus contradicciones o duplicidades e indinán-
i dolas hacia los intereses del trabajador. Propone un nuevo proyecto
laboral dirigido a la seguridad, oportunidad, democracia, comunidad
y solidaridad. Ésta es una obra pensante y provocativa que debe inte-
resarle a los sindicalistas internacionales más modernos y radicales.
Sobre todo, reconecta a un sindicalismo contemporáneo o futuro con
sus orígenes, y con una historia social e internacional más amplia:
I
"Solidaridad por siempre" es uno de los lemas fundamentales de las
organizaciones sindicales. La solidaridad ostenta un doble signi-
ficado: apoyo de los miembros sindicales a las luchas del otro, pero
I también apoyo por parte del más fuerte al más débil en la socie-
dad (o, de hecho, entre naciones). Los apuntalamientos morales
más amplios de la acción colectiva han sido erosionados en
(:li~huli~;ic~tj~~,
iiiteriincionnlisrrio del tr~bajoy redes de tliálugo 6W
muchos países; si la solidaridad ha de sobrevivir, debe ser rein-
ventada. La diversidad de situaciones del trabajo y del mercado
laboral en el mundo contemporáneo connota que una agenda
tradicional y estandarizada de la organización sindical no puede ser
ni prácticamente efectiva ni ideológicamente resonante. La tarea
es trasladarse de un modelo antiguo de solidaridad mecánica hacia
un nuevo modelo de solidaridad orgánica [. ..] Todo proyecto que
aspire a crear tal modelo debe reconocer y respetar diferenciaao-
nes de circunstancias e intereses: dentro de las constituciones de las
organizaciones sindicales individuales; entre los sindicatos dentro
de los movimientos laborales nacionales; y entre los trabajadores de
diferentes países. La alineación e integración de diversos intereses
es una tarea compleja y difícil que requiere procesos continuos de
negociación; la verdadera solidaridad no puede imponerse por man-
dato administrativo y, ni siquiera, por mayoría de votos. Su logro
es posible en la medida en que los sindicatos redescubran la convic-
ción, y persuadan tanto a sus miembros como a los miembros de
la sociedad civil en general, de que tienen una misión que es una
espada de la justicia. ..
cabo en un foro cuyo anfitrión sea la orr, patrocinado por esta organi-
zación y la CIOSL.
El giaránietro inslitucional:
las ideologias de las estructuras
Hoy día somos cada vez más sensibles a las relaciones de poder sub-
yacentes y circundantes, así como a nuestros pronunciamientos teóri-
cos, ideológicos, analíticos o estratégicos. La idea de una "Conferencia
sobre el Trabajo Organizado en el Siglo xxr" -planteada por la Organi-
zación Internacional del Trabajo y auspiciada por el Director de la orr
y el Secretario General de la CIOSL- cuyo objetivo es contribuir a un pro-
yecto del instituto de investigación de la orr; con un diálogo supervi-
sado por la orr; y, que está -todo o en parte- registrada como propiedad
tas. Lo que es más, todavía es una institución subvencionada por el
Estado (a pesar de las continuas tensiones con Estados Unidos), cuen-
ta con personal y recursos masivos, y forma parte de la familia de los
organismos de las Naciones Unidas. Por otro lado, la cros~tiene un cuer-
po administrativo diminuto, sus afiliados le otorgan un simbólico 1%
de su ingreso nacional y por ello depende -para cubrir 40% de su
ingreso- de los fondos estatales o interestataies de la "colaboración para
el desarrollo". U
"De hecho, no estoy seguro quién la tenga. Hace 20 años, Robert Cm, m i e m b r o
de la orr y respetado innovador en la teoria de las relaciones internacionales e indus-
triales, elaboró una detallada, profesional y reprobatona crítica a la orr [Cox, 19961.
Señalaba que la orr era burocrática, autoritaria, reservada y muy ansiosa de modificar al
otrora hostil gobierno y sindicatos de Estados Unidos. Aparentemente, la orr no estaba
capaatada para desempeñar su papel democrático liberal internacional ni siquiera en el
Viejo Orden Mundial. Uno quisiera saber si en el penodo intermedio se ha tomado más
democrática, flexible e independiente de los estados hegemónicos.
(;lubalizaiiOri, inlcrnationalisrim dcl (rahnjo y redes dc dillogo fa
El problema de la orr es que las principales corporaciones, los po-
deres capitalistas y los demás implicados en este concierto, la conside-
ran, al igual que a los derechos y procedimientos laborales de muchos
años, como obstáculos al "libre comercio". Y que la o r r , así como la
mayoría de las organizaciones liberales tradicionales o socialdemócra-
tas, se siente obligada a persuadirlos de que no es así. Ha intentado
hacerlo mediante una nueva Declaración sobre los Principios Funda-
mentales [orr, 1998], que permite a los gobiernos aceptar los estándares
tradicionales, aunque sin ratificarlos o aplicarlos. El órgano de campa-
ña ya mencionado, la Conferencia Mundial Abierta, que ha recolectado
cientos de firmas de movimientos laborales para una carta dirigida a la
Conferencia de la OMC 1999, lo plantea así:
t,
t
Estos eventos diversos e independientes, con frecuencia superpues-
I
tos, indican tanto individual como colectivamente, un renacimiento
l significativo del pensamiento y la acción del movimiento laboral sobre
la globalización y el intemaci~nalisrno.~~Tres de ellos se han realizado
35También se superponen con las conferencias internacionales "no laborales" como
es el caso de una conferencia general acerca de las "alternativas a la globalización", orga-
nizada por el movimiento "nacional democrático" de Filipinas [Fundación IBON, 19391.
A pesar de este antecedente y de la resucitaaón en este caso, de lo que con anterioridad ha
sido denominado "marxismo de liberación nacional" por el partido comunista de las Fi-
lipinas y la federación sindical Kilusang Mayo Uno; este evento también fue la ocasión
(;li~tializncii~ii,
iiiteriiacioiinlisrno del ~ r a b d j oy ralcs de tliálogo 639
en el "Sur" y parecen considerarlo como parte de un mundo interdepen-
diente de trabajo capitalista y protesta laboral. Buscan, a menudo
explícitamente, un sindicalismo global para enfrentar a un capitalismo
global, aunque lo que pudiera significar "sindicalismo global" todavía
no está claro. Se requiere de un análisis de estos sucesos para comparar-
los y contrastarlos entre sí y con la COL^ 1. Empero, al tratarse de con-
ferencias "reales" en vez de "virtuales", debemos suponer que serán
restringidas en asistencia y alcance. Aquí existe una paradoja interesan-
te. Sólo supe de estos eventos "reales" por la red mundial; pero, sin
embargo, su presencia y repercusión en la misma es extremadamente
restringida. Aparecen, o se hacen accesibles, solamente mediante listas
y correo electrónico (personales). No cuentan con sitios web propios.
Una ausencia de virtualidad -al menos para los movimientos inter-
nacionalista~de hoy- me parece que es una restricción cada vez mayor
para su realidad. Con mayor razón, entonces, es importante tomar parte
en el evento de la OIT-cios~,y comprobar personalmente los parámetros
señalados con anterioridad. Y con mayor razón por parte de la orr-cios~,
asegurarse de que, al menos, se acceda al resultado de estos eventos en,
o mediante, su propio sitio.
para razonar algún pensamiento radical nuwo en cuanto a, no sólo formas de acción, sino
indusive de socialismo como alternativa a la globalización. Aqul, el objetivo principal de
la contribuci6n de JamesPetras [1999] era presentar una alternativa socialista. Aunque
también representa una alternativa bastante radical a cualquier estrategia socialista existen-
te que yo conozca, ya sea nacional o global.
b-40 Prtcr LVaterniaii
en mi opinión, la revolución en esta época no es tanto una cuestión
de crear "un mundo invertido", "un primer temtorio liberado", sino de
infiltrar límites, cambiar y ampliar parámetros; modificar enfoques y
trabajar por un nuevo internacionalismo e institucionalidad laboral
que complemente a los otros movimientos sociales democrático-radi-
cales en escala internacional.
Finalmente, el adentro-afuera se aplica no sólo a las antiguas ins-
tituciones/organizaciones, sino que también a eventos como el Sigtur,
que tiene en sí mismo una geometría problemática, sobre diferentes
ejes entrecruzados; entre un izquierdista, pero diplomático, sindicalis-
mo internacional y una asamblea radical-democrática de grupos de
apoyo; entre sindicalistas y académicos; entre los (semi)industrializa-
dos y poderosos sindicatos australianos/coreanos/sudafricanos y los
más tradicionales del "Sur". Estas tensiones de la conferencia llevaron,
en su punto más álgido, a que un organizador australiano diera una
disculpa a la conferencia en general, y a una delegación hindú prochina,
en particular, ¡por permitir que un grupo de apoyo asentado en Hong
Kong, informara sobre la represión de los trabajadores y los sindica-
tos en China!
Como ya lo he sugerido, la creación de un nuevo intemacionalismo
laboral no se basa en algún poder preexistente, privilegio o -evidente-
mente- incluso en una iniciativa de la periferia. Más bien se basa en un
diálogo entre aquellos que ocupan diferentes y desiguales posicio-
nes dentro, entre y aun alrededor de este triángulo de "apoderamiento"
intema~ionalista.~"
Estado y eapitai
/ La dinámica expansiva del capitalismo ha conocido momentos de ace-
leración y de desaceleración. Cada uno de ellos presenta articulaciones
particulares'entre el poder político y el poder económico, entre los go-
1 biemos y las empresas, entre el Estado y el mercado. El principal
vehículo de la globalización "original" del capital a partir del siglo m
r
i 'Conviene recordar que la desnacionalización de la moneda es una recomendación
planteada desde hace tiempo por algunos teóricos neoliberales, como una condición para
1 acelerar la fluidez internacional de los mercados, y no como un resultado de ella [por
ejemplo, Hayek, 19781.
I
'El Banco Mundial considera países de alto nivel de desarrollo a aquéllos con un pra
por habitante anual promedio de más de 9 000.00 dólares. En el grupo figuran todos los
pafses de la OCDE (con excepción de México), Israel, Corea, los estados petroleros de
Medio Oriente, entre otros. Todos los países de América Latina (con excepción de Haití,
Honduras y Nicaragua) y los de Europa Central figuran entre los de "nivel medio" de
desarrollo. Los países incluidos en el "nivel bajo" son aquellos con un PIB medio anual
por habitante inferior a 450 dólares anuales.
661 Carlos M. Vilas
en los países más pobres, en 1994 se había disparado a más de 20 veces
. -
vas de los mercados bursátiles. Alrededor de 80% de las transacciones
en esos mercados da origen a movimientos de entrada y salida en pla-
zos no mayores de siete días, esto es, a un promedio de 50 movimien-
tos al año. Por cada 100 dólares de inversión en activos fijos en todo
el mundo, los préstamos alcanzaban 6.2 dólares en 1964, y a más
de 130 dólares a principios de la década de 1990. Si se compara con el
comercio internacional, las relaciones son de 7.5 y 105 en esos mismos
años, respectivamente [Ferrer, 1997; Moreau Defargues, 19971.
Ésta es la parte más visible de la globalización, sobre todo por con-
traste con el periodo inmediatamente anterior, y la que es tenida en
cuenta la mayor parte de las veces. Sin embargo, las transformaciones
indicadas no han eliminado la importancia económica de los espa-
cios nacionales Dara la acumulación. El valor del comercio mundial
Estado en la globalizaeidn
Se ha visto en las secciones anteriores que la tesis del "fin del Estado",
en los términos en que se plantea usualmente, carece de sustento en
los hechos y en su desenvolvimiento previsible. Pero es innegable que
el tipo de relaciones entre Estado y mercados, en los escenarios con-
temporáneos, plantea situaciones novedosas y obliga a una redefini-
u ó n de las capacidades estatales y de los alcances de su gestión. El de-
sarrollo vertiginoso de la globalización financiera, su gravitación sobre
las otras dimensiones de la economía, y las nuevas modalidades de
organización de las empresas están transformando la eficacia y los
alcances de la gestión publica e impulsando cambios de gran alcance
10Señalemos,por ejemplo, que la tarifa que el Correo Argentino (privatizado desde
1997) cobra por una carta simple, con destino nacional, es de 75 centavos de dólar; esa
misma carta, dentro de Estados Unidos, costana 33 centavos de dólar. Remitida desde
Buenos Aires a Nueva York la misma carta tiene un franqueo de 1.25 dólar, mientras
que depositada en el correo estadounidense y remitida hacia Buenos Aires, tendría un
franqueo de 60 centavos.
l 1 La variación internacional de precios no se reduce a los de los bienes o s e ~ c i o s
no transables. A principios de 1999, por ejemplo, el precio (sin impuestos) de un litro de
gasolina para automóviles era de poco más de 1G centavos de dólar en Estados Unidos,
casi 21 centavos en España, casi 18 en Francia, 29 centavos en Argentina y poco más de
18 centavos en el Reino Unido. La variación del precio del gasoil (combustible para trans-
porte pesado y maquinaria) iba desde 25 centavos/litro en Argentina y 14 centavos en
Estados Unidos.
en la organización del Estado y en el sentido de su funcionamiento.
Además, la proliferación de acuerdos internacionales y la intensifica-
ción de los procesos de interconexión regional e interregional después
de 1945, los desarrollos tecnológicos recientes y la aceleración de la
circulación trasnacional del capital, erosionaron la distinción entre
asuntos externos e internos. Como resultado de todo esto, los márge-
nes de acción del Estado, y el arco de decisiones que puede adoptar
por sí mismo, se han acotado de manera considerable.
Los desafíos de la globalización operan en escenarios de relaciones
desiguales entre estados. El escenario inteniacional es de profundas dis-
paridades. Los estados de mayor poder gravitan pesadamente mediante
sus agencias gubernamentales en el diseño de las políticas de otros
estados. La cuestión de la autonomía estatal se presenta con caractens-
ticas que no son las de los estados centrales, y es llamativo que estas
diferencias no sean consideradas en la literatura predominante sobre
el tema. Inciden también en el efecto de la globalización algunos
factores adicionales: por ejemplo, la ubicación del Estado en la división
internacional del trabajo, su posición con respecto al sistema jundi-
co internacional, su relación con las organizaciones internacionales
más importantes. Las condiciones de adaptación a los procesos exóge-
nos y el margen de maniobra frente a las relaciones de poder interna-
cional son frágiles en estados con economías fuertemente endeudadas,
o con sociedades muy fragmentadas o polarizadas. Cuando se discute
la repercusión de los procesos económicos y financieros transfronterizos
es importante, por lo tanto, no magnificar artificialmente las capacida-
des regulatorias del Estado en los estilos precedentes de desarrollo. Las
capacidades del Estado no existen en abstracto sino que son una resul-
l
/
tante de la articulación de estilos y estrategias de desarrollo impulsa-
das por actores concretos que apelan a la movilización tanto de recur-
I sos del mercado como a la instrumentación de políticas públicas.
f
Es indudable, en este sentido, que el Estado desarrollista de inspi-
ración keynesiana siente los embates de los escenarios actuales y de los
actores que los hegemonizan. En materia de objetivos, por ejemplo,
aumenta el número y la importancia de los que dejan de ser opciones
viables (por ejemplo, la garantía del pleno empleo o de un salario
remunerador) y crece el costo de recumr a políticas "inamistosas" a los
mercados financieros y a los actores que los orientan (por ejemplo, na-
aonalizaciones y regulaciones). La autoridad monetaria pierde capaci-
dad para fijar de manera autónoma metas cuantitativas. Se reduce tarn-
bién el número de instrumentos tradicionales en este enfoque, además
de disminuir su eficacia. Priva una actitud opuesta a la propiedad es-
tatal de activos; se reduce o desaparece el recurso a políticas de tarifas
de servicios pijblicos para estimular el desarrollo de ciertas regiones.
La desregulación de los sistemas financieros reduce la eficacia de la po-
lítica monetaria. La autonomización institucional de los bancos cen-
trales y la adopción de sistemas de cajas de conversión reducen los
alcances y la eficacia de esa política y del manejo del tipo de cambio
-en el límite, es el Estado emisor de la divisa adoptada como referente
quien decide la política monetaria-. Los mercados financieros tienen
poca tolerancia a políticas nacionales de retraso cambiario (como se
advirtió en la crisis mexicana de 1994-1995, en la asiática de 1997-1998,
en la de Rusia en 1998 y en la más reciente de Brasil). El funciona-
miento de los mercados financieros las 24 horas del día permite la
sustitución instantánea de monedas en las carteras de los inversio-
nista~.
Decae también la capacidad estatal para movilizar recursos en fun-
ción de los objetivos de política. Se adoptan políticas de permisividad
tributaria hacia el gran capital como forma de mantener el ingreso de
flujos extemos; hay una notoria incapacidad de contención de la eva-
sión fiscal. Los compromisos extemos y los subsidios al capital absor-
ben porciones importantes de los recursos fiscales. La disminución de
los recursos movilizables reduce la capacidad para fijar objetivos y
metas. Finalmente, aumentan las restricciones en número, en grado de
complejidad y en importancia estratégica. El despliegue transterritorial
y el crecimiento de los flujos comerciales y de inversión entre filiales
o subsidiarias de una misma firma, o entre la matriz y aquéllas (aproxi-
madamente dos quintos del comercio mundial y casi dos tercios de
toda la inversión extranjera directa), regidos por sistemas de precios
de transferencia -es decir, al margen de las relaciones de mercado-
reduce la eficacia de la política fiscal. Al contrario, las firmas bajan
riesgos en sus operaciones de cambio, evitan controles de precios y
optimizan el plan tributario global. La interdependencia de las insti-
tuciones financieras, la inestabilidad de precios de los activos finan-
cieros, el desarrollo de nuevos productos y derivados que reducen la
transparencia del sistema financiero por la complejidad de su contabi-
lidad, y la vulnerabilidad del sistema de pagos interbancarios, reducen
la capacidad institucional de prever el funcionamiento de los mecanis-
mos de transmisión monetaria e incrementa el riesgo sistémico.
El gigantismo de muchos de los actores corporativos de la globa-
lización acentúa la contracción de la capacidad de acción de los esta-
aprovechada por los inversores para elevar sus exigencias de seguridad
-en particular, de libre egreso-. En el último tercio del siglo m el Estado
dinamizó la consolidación institucional de los grupos primario-expor-
tadores y su articulación a las líneas de punta del mercado interna-
cional. Después de la crisis de 1929-1930, en el marco de un nuevo
escenario internacional, creó las condiciones para el ascenso de las
elites industriales orientadas hacia el mercado interno, y más tarde pro-
movió su asociación al redespliegue industrial de las economías más
avanzadas. Hoy, en escenarios externos diferentes, el Estado es el so-
porte institucional de los actores económicos que tratan de adecuarse
a los nuevos términos del capitalismo internacional.
Este conjunto de situaciones explica que, después de un primer
momento de fuerte énfasis en la necesidad de reducir la gestión estatal
a un mínimo, y de presentar al Estado como el principal obstáculo a la
reestructuración económica en clave neoliberal, la literatura referida
al ajuste macroeconómico y a la globalización, y las recomendaciones
de los organismos multilaterales involuaados en estos procesos deman-
dan hoy una más decidida gestión pública, sin la cual el ajuste no puede
llevarse a cabo. En esta línea de razonamiento se reconoce el carácter
estratégico de una gestión activa del Estado para la competitividad efec-
tiva de los mercados; la necesidad de una reforma de la administración
de justicia; el papeI relevante de las políticas públicas en el acceso de
los agentes económicos a información; el papel estratégico del Estado
en la formación y capacitación de los recursos humanos; la necesidad
de regulación pública del funcionamiento de algunos mercados, etcé-
tera [World Bank, 1997; Burki et al., 1998].12
Un número creciente de funcionarios y economistas insisten en la
necesidad de un papel más activo del Estado en estos asuntos. Joseph
Stiglitz, por ejemplo, señala que el buen funcionamiento de los merca-
dos requiere políticas de regulación fiscal, fomento de la competencia,
de la educación, de la transmisión de tecnología y de transparenaa. Des-
taca asimismo que la experiencia recogida en materia de privatizaciones
demuestra que la privatización sin fomento gubernamental de la com-
petencia y sin regulación pública favorece la búsqueda de rentas -cues-
tión ésta en la que la empresa privada no es distinta de la estatal: lo
importante es la existencia de situaciones de monopolio u oligopolio,
no el tipo de derechos de propiedad [Stiglitz, 19981. Por su parte Jagdish
I2Este reenfoque del papel necesario de las instituciones políticas para el mejor fun-
cionamiento de los mercados debe mucho a los aportes de North. Por ejemplo, North
[i993].
ca en el terreno de la economía son otros.14Se ha señalado anterior-
mente que el desarrollo industrial del Sudeste de Asia ofrece un pano-
rama diferente en lo que toca a las modalidades de articulación entre
Estado y mercado, y a las capacidades desarrolladas por el Estado.
Más aún: existe creciente consenso en explicar la crisis financiera re-
ciente en algunos de esos países por el desmantelamiento de los meca-
nismos de regulación estatal que orientaron la estrategia de desarrollo
hasta bien entrada la década de 1390.'5Pero incluso en América Lati-
na es posible advertir el desarrollo de nuevas capacidades estatales en
función de los nuevos escenarios internacionales. Se mencionaron
anteriormente los mecanismos de protección frente a movimientos
especulativos de capital adoptados por Chile y posteriormente por
Colombia. Brasil, por su lado, demuestra mantener capacidad de ma-
nejo de instrumentos arancelarios para proteger su comercio exterior
y su industria nacional del efecto de la actual crisis financiera. La
ineficacia de algunos instrumentos tradicionales puede ser compensa-
da con el manejo creativo de otros: por ejemplo, restricciones fuertes
en materia de política monetaria que inhiben la instrumentación de
políticas crediticias de promoción, pueden ser contrapesadas con una
adecuada política de encaje bancario; una política eficaz de regula-
ción de la prestación de s e ~ c i o públicos
s tiene efecto en los ingre-
sos reales de los usuarios y previene el rentismo a que los prestado-
res son prodives en situaciones de monopolio u oligopolio. Políticas de
desarrollo de capital humano, de preservación dinámica del medio
ambiente, de fomento de la productividad y la competitividad, están
siempre abiertas a los gobiernos con creatividad y decisión política.
Consideraciones fiiidles
La relación de tensión y complementación entre Estado y capital es
un ingrediente permanente del capitalismo. Esta permanencia incluye
momentos y situaciones de fusión del poder político y capital -desde
las grandes compañías comerciales y de poblamiento del siglo xvii
hasta la producción industrial por grandes empresas estatales en el
siglo xx, pasando por la autoridad política y militar de los terratenien-
'4Vid. por ejemplo, Crotty 113831; Urriola [13321; Lerda [1332].
I5Por ejemplo, el desmantelamiento de las atribuciones del Economic Planning
Board en Corea desde 1334 -por recomendación de funcionarios formados en universi-
dades estadounidenses- y el consiguiente relajamiento de la fiscalización de las opera-
ciones de los chaeboles. Cfr. Cummings [13381; Weiss 11338: 53, 60-611.
) s \'IIJ\
~ ' , ~ r l t11
tes en el capitalismo agrario latinoamericano- y momentos y situacio-
nes de separación funcional marcada. Es, además, una relación cons-
titutivamente conflictiva. Se demanda y espera del Estado seguridad y
condiciones propicias al proceso de acumulación, incluido un míni-
mo de integración social, y la legitimación institucional del predo-
minio del capital. Esto implica costos. Distintos actores tienen aproxi-
maciones diferentes a los modos específicos en que el Estado debe, en
cada momento, desempeñar aquellas funciones, al costo que es inevi-
table asumir, y a quiénes habrán de asumirlos. La cuestión central ra-
dica en compatibilizar el mínimo necesario de Estado con el máximo
posible de rentabilidad del capital: algo que va más allá de considera-
ciones técnicas costo/beneficio y se interna en los meandros de la po-
lítica. Es asimismo una cuestión que se plantea y se resuelve en hnción
de estrategias determinadas de acumulación y desarrollo. El "Estado
mínimo" no existe en abstracto sino en función de objetivos, metas y
estrategias de acumulación y desarrollo. Situación que explica que, con
mucha frecuencia, el Estado "mínimo" en lo que respecta a la inter-
vención en los mercados sea, al mismo tiempo, un "Estado máximo"
en lo que se refiere al despliegue de sus capacidades coercitivas.
Todos los momentos de transición de un tipo o estilo de acumu-
lación a otro están caracterizados por fuertes intervenciones del Esta-
do en la economía y en la sociedad, promoviendo intereses de ciertos
actores y marginando o subordinando a otros. La vulnerabilidad de
los recién llegados es compensada por una dinámica gestión estatal,
hasta que las aguas del capital están en condiciones de fluir por los
nuevos cauces. Intervencionismoy laissez-fairese combinan y conjugan
en función de necesidades de acumulación y de grados de madurez
de las fracciones hegemónicas del capital, no de preferencias ideológi-
cas [Gerschenkron, 1968; Vilas, 1995; Weiss, 19981.
La reducción del Estado a su función mínima de dotar de seguri-
dad y de legitimación al capital, es uno de los ingredientes más anti-
guos del pensamiento liberal. Adam Smith señaló sin circunloquios
que el Estado fue aeado "para la seguridad de la propiedad (. ..), para
la defensa del rico contra el pobre, o de quienes tienen alguna propie-
dad contra quienes carecen de ella" [Smith, 1776: 6741. Vale decir, el
Estado como baluarte del capital, y de la riqueza económica. Las formu-
laciones contemporáneas sobre la necesidad de que el Estado provea
garantías a los derechos de propiedad son menos agresivas y más so-
fisticadas, e induyen recomendaciones respecto de la preservación del
medio ambiente y el combate a la pobreza. Pero el núcleo de la cues-
tión sigue siendo el mismo.
F.siado v iricrcado en In globalizaci0ii 613
Los escenarios de la globalización reciente ofrecen condiciones para
que propuestas de reestructuración económica, durante mucho tiempo
rechazadas por segmentos amplios, y de hecho mayoritarios, de la po-
blación de muchos países, puedan ser presentadas como el resultado
inevitable de las cosas. Afirmar que la contracción de las capacidades
reguladoras y fiscalizadoras del Estado son el efecto de la globaliza-
ción y no de la primacía de intereses y objetivos de actores determina-
dos, dota al desmantelamiento de las funciones e instituciones públi-
cas de una apariencia de neutralidad ideológica. La maximización de
la rentabilidad del capital y de actores particulares se metamorfosea
como ineluctabilidad de la naturaleza. Un planteamiento de este tipo
soslaya el papel estratégico que las transformaciones del Estado han
desempeñado en el despliegue internacional del capital en las últimas
dos décadas. Descarta, por lo tanto, la existencia de formas alternativas de
articulación a la globalización, diferentes distribuciones de ganancias
y pérdidas entre actores, modalidades diversas de relación entre Estado y
mercado.
Señalar la funcionalidad del modo en que se ha llevado a cabo la
reforma del Estado, para la expansión de la globalización económica,
no debería ser visto como el recurso a un argumento de circularidad
del tipo del huevo y la gallina, sino como una comprobación más de
la estrecha interdependencia entre Estado y desarrollo del capital. Por
sobre todo, éste es un tema político: es decir, de relaciones de poder entre
actores, de acceso diferengado a recursos, de capacidad para proponer
e imponer objetivos, metas intereses. Es en el comportamiento de los
actores, y no sólo en la topografía de los escenarios, donde se encon-
trarán las respuestas a las interrogantes y los desafíos planteados por
la globalización creciente, y las explicaciones de muchos de los aspectos
constitutivosy funcionales de los escenarios de la globalización actual.
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Un Estado iiitervencionisla-proteccionista-bc11efacLor
El intervencionismo en el último medio siglo responde, por una parte,
a los requerimientos de la inserción en un orden internacional carn-
biante, sus conflictos y uisis, sus repercusiones internas. El orden erner-
'Véase Marcos Kaplan, Formación del Estado nacional a América Latina, Santiago de
Chile, Editorial Universitaria, 1363 (Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3a. ed., 1383).
619
I
gente es reestructurado en función de las condiciones impuestas por: la
concentración del poder en escala mundial; la trasnacionalización;
la nueva división mundial del trabajo; la tercera revolución indus-
trial y científico-tecnológic~.~
Con ello, centros de intereses, de poder y de decisión fuera de la
región refuerzan y ejercen una influencia predominante en los espa-
cios internos, y en las estrategias y políticas de desarrollo de los estados
latinoamericanos. Grandes operaciones de redistribución y reasignación
modifican los papeles, estatus, rangos de las economías, sociedades y
estados nacionales en el nuevo orden internacional, por medio de un
mercado mundial de trabajo y de un mercado mundial de estableci-
mientos productores de bienes y s e ~ c i o sSe . ~va perfilando así una
integración trasnacionalizante (con el horizonte de una globalización
posible pero todavía no reali~ada).~
El intervencionismo estatal también se incrementó como conjun-
to de respuestas a los retos y reajustes planteados por el crecimiento
económico, la reestructuración agraria, la industrialización sustituti-
va, la hiperurbanización, los cambios en la estratificación y las movi-
lizaciones sociales, los conflictos ideológicos y políticos, los cidos de
autoritarismo y democratización.
En especial, el intervencionismo estatal se entrelaza con la indw-
trialización sustitutiva de importaciones (en adelante 1st) como indusiria-
lización sin revolución industrial. Empresas privadas nacionales y extran-
jeras, Estado y su sector público, participan en la ISI, en adaptación a
la nueva división mundial del trabajo, mediante la especialización
de las producciones para el mercado interno y luego y cada vez más 1
para la exportación. La ISI,a falta de un proceso autónomo de ahorro 1
e inversión internos, y de tecnología endógena, es financiada por los
ingresos de la exportación, el endeudamiento y las inversiones priva-
El inlerwncionismo neoliberal
Desde la década de 1960 o de 1970, el intervencionismo del Estado la-
tinoamericano va evidenciando insuficiencias y límites que -a partir y
por medio de fuerzas y presiones externas e internas-, hacen emerger
la aparente paradoja de un interuencionismo o estatismo neoliberal.
La crisis del Estado se genera, o se refuerza y amplifica, a partir de
raíces histórico-estructurales no modificadas en lo sustancial, y me-
diante las fuertes fluctuaciones económicas y sociales resultantes de la
inserción subordinada en un orden mundial -proceso de trasnacio-
nalización- del entrelazamiento de las crisis internacionales y las na-
cionales, del agotamiento del modelo de desarrollo hacia adentro repre-
sentado por la ISI.
El endeudamiento externo hace explosión en 1982 como crisis de la
deuda y su posterior conversión en carga de la deuda. Una subsiguiente
cadena de acontecimientosva dando lugar a los planes de rescate (Bakm,
6Véase Marcos Kaplan, DemocrafLum'6n, desarrollo nacional e integración regional &
Interamericano de Derechos Hu-
América Latina, San Joséde Costa Rica, CAP~~/instituto
manos, 1987.
681 Marcos Kaplan I
Bradyl, a las políticas de estabilización y ajuste de primera y segunda gene-
raciones, a los intentos de realización de un nuevo modelo de crecimien-
to, y a diversas variedades de Reforma del Estado.'
Los planes reformistas buscan ante todo la estabilización según
algunos indicadores macroeconómicos, y la garantia del pago y rene-
gociación de la deuda externa. A ello se agregan los intentos de supera-
ción de la crisis, de recuperación del crecimiento y de inserción en los
nichos disponibles dentro de la Nueva División Mundial del Trabajo.
Estos intentos tienen efectos críticos y recesivos, sin ser acompañados
por una disponibilidad de recursos e instrumentos que contribuirían
a soportar los costos reales de las reformas y a posibilitar los beneficios
atribuidos. Las insuficiencias del crecimiento económico se entrelazan
con las limitaciones de la intervención estatal, los altos costos socia-
les, para incrementar y diversificar los conflictos sociales y políticos.
Con todo ello se evidencian las características y consecuencias ne-
gativas de la burocratización; la hipertrofia del personal público y del
aparato estatal; el excesivo reglamentarismo; la ineficiencia y la comp-
ción; el dispendio en los gastos públicos y su contribución al déficit
presupuestario; la fiscalidad agobiante; el endeudamiento (interno y
externo); la inestabilidad financiera, monetaria y cambiaria; en suma,
una irracionalidad multidimensional.
La menguante capacidad del Estado para ejercer su intervencio-
nismo con honestidad, legalidad, eficacia y eficiencia, las fallas y mis-
traciones de sus políticas, los resultados negativos, desautorizan y des-
legitiman al Estado, le hacen perder consenso.
Políticas y planes de reforma son inspiradas o preconizadas por go-
biernos y empresas trasnacionales de los países desarrollados, por
instituciones financieras internacionales (Fondo Monetario Interna-
cional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo), y por
fuerzas e instituciones del interior, de acuerdo con sus particulares inte-
reses y diagnósticos. A la búsqueda de la estabilización según algunos
indicadores macroeconómicos y para la garantia del pago y renego-
ciación de la deuda externa, se van agregando luego los esfuerzos de
superación de la crisis, de logro de un crecimiento extravertido, y de re-
formas del Estado.
Se pretende remplazar la industrialización sustitutiva de importa-
ciones con fuerte proteccionismo estatal, por una industrialización
orientada a la exportación y a la atracción de inversiones extranjeras,
14Veaselererny Rifkin, The End of Work-The Decline of the Global Lubor Force and the
Dawn of the Post;Market Era, Nueva York, G.P.Putnam's Sons, 1995.
El listado latinoanic.ricano:crisis y reformas 68'3
y sus bloques productivo-comerciales, concentran gran parte de su comer-
cio y de sus inversiones entre ellas mismas, al mismo tiempo que inten-
sifican su competencia y aumentan su proteccionismo respecto a los
países de América Latina y el Sur. Aquéllas exigen a éstos la apertura
en favor de sus propias exportaciones e inversiones; les imponen con-
diciones desfavorables en el comercio exterior y el financiamiento;
incrementan sus exportaciones en esa dirección y disminuyen sus
importaciones del mismo origen. La baja en cantidad y precios de las
exportaciones de los países latinoamericanos, y el aumento y encare-
cimiento de sus importaciones, realimentan las tendencias al deterioro
de los términos del intercambio, y a las balanzas comerciales y de
pagos desfavorables. Las consiguientes brechas se amplían con la
repatriación de inversiones y beneficios, el pago de intereses con tasas
en alza, la füga de capitales especulativos, los costos de la dependen-
cia tecnológica. A la inversa, resultan insuficientes los flujos de ayuda,
los préstamos de agencias multilaterales de desarrollo, las inversiones
extranjeras. Se incrementa el drenaje de capital hacia .los grandes cen-
tros e instituciones del mundo desarrollado. Como consecuencia, se
acentúan la escasez de divisas para el pago de deudas y de importa-
ciones indispensables, la baja capacidad de ahorro interno, la cuasi
fatalidad del endeudamiento. La inflación persiste, y amenaza perma-
nentemente con volverse hiperinflación. Los déficit presupuesta-
les se ahondan, contribuyen al estallido de aisis financieras. Se dificul-
ta o cuasimposibilita el crecimiento económico con cumplimiento de
obligaciones externas.
El Estado-nación y su soberanía sufren una doble erosiÓn.15 Por
una parte, desde afuera, las fuerzas y procesos de la uasnacionaliza-
ción. Por otra parte, en el interior, la descomposición económica, la
disolución social, la desestabilización política, y la segmentación de
ISSobrela evolución del papel del Estado y la erosión de la soberanía en los procesos
globalizantes, véase Mathew Horsman y Andrew Marshall, Aftm the Nation-State-Citim,
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. cos Kaplan, El Estado Lutinoammicano, op. cit.; Víctor Bulmer-Thomas, The Eumomic Histury
of Lutin Amq$a.. ., op. cit.
las sociedades y estados nacionales en los niveles regionales y locales.16
En esta erosión del Estado y de su soberanía convergen las coordena-
das externas del sistema con las internas.
16VéaseJessicaT. Mathews, "Power Shift", Foreign Affairs, Nueva York, vol. 76,
núm. 1, enero-febrero de 1937.
1:) Estado latinoariiericano: crisis y reformas 691
lación de capitales, la inversión, redistribución de ingresos y satisfac-
tores de necesidades básicas.
En condiciones de capitalismo salvaje, clases y gmpos, ramas eco-
nómicas y regiones, compiten de una manera exacerbada por el repar-
to de un producto nacional menguante. Surgen y predominan condi-
ciones favorables para la monetarización y mercantilización de todo y de
todos; al éxito económico a cualquier precio; a las actividades impro-
ductivas, de intermediación y especulación; al aprovechamiento de
las oportunidades creadas por las aisis, la inflación, la corrupción. Cre-
cen y se desarrollan la economía informal, la delincuencia organizada
y la economía aiminal.I7
Las empresas de mayor fuerza financiera, de mejor acceso a los
riiercados, y de relaciones privilegiadas con el Estado, predominan en
desmedro de las actividades y empresas productivas, innovadoras, aea-
doras de empleo y distribuidoras de ingreso, inductoras de desarrollos
progresivos. La explotación desenfrenada de los recursos humanos y
naturales y del medio ambiente (natural y social) los deteriora o des-
.truye.
El crecimiento interno y la integración internacional se dan sobre
todo bajo la forma de enclaves técnico-económicos y socio-culturales,
que contribuyen a la modificación de polos y ejes socioeconómicos,
al surgimiento de otros nuevos, a la apertura de brechas y segmenta-
uones internas, y a las rearticulaciones con fuerzas y dinámicas exter-
nas, por encima de las fronteras.
Dinero, riqueza, mercado, mercantilizaaón, son patrones insufi-
cientes e inadecuados de organización y cohesión sociales, de repro- I
ducción y crecimiento, de coexistencia civilizada y solidaridad hu- 1
mana y social.
La disolucidn social se manifiesta en el debilitamiento, la disgrega-
ción, el comienzo de la destrucción de grupos y tejidos sociales. Ello va
abarcando ante todo a una parte de la productividad, la producción,
el empleo, las clases campesinas; a marginales urbanos, trabajadores
por cuenta propia, sectores menos calificados y organizados de la Y
fuerza de trabajo. Va abarcando también a trabajadores calificados y
organizados, pequeños y medianos empresarios, dases medias intelec-
tuales y técnicoprofesionales. Dentro de estos grupos, las víctimas se
1
redutan además predominantemente por sexo y edad (mujeres, ancia-
nos, niños, adolescentes, jóvenes desempleados), y por etnias y regiones.
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El efecto de la globalizacion
en los países de América Latina
El punto de partida para desarrollar este análisis no puede obviar los
déficit tanto democráticos como de gestión que han caracterizado a
los países latinoamericanos. Y esta caracteristica es un peso adicional
en el actual proceso de globalización.
En el plano estatal la globalización ha surgido como una opción
integradora en la que con un cierto grado de pragmatismo se han de-
sarrollado dos modelos: en primer lugar existe un modelo light
articulado en tomo a zonas de libre comercio y que se contrapone a
un modelo hard que tiene su referencia en el mercado único y la unión
aduanera y comercial. Pero la realidad parece demostrar, una vez más,
la existencia de un tercer modelo, que ha sido denominado como de
regionalismo abierto [Grandi, 1996: 1O] "es aquel en el que no termina
de cristalizarse la creación de los megabloques que acentúan la posi-
ción de diversas regiones periféricas".
Una de las paradojas que acompañan a la creciente regionaliza-
ción, es que ésta aparece mezclada con los procesos de globalización. La
ampliación progresiva de las economías de escala demuestra de forma
fehaciente cómo están limitados los mercados regionales en este nue-
vo proceso. Asimismo a nadie se le pueden escapar otras paradojas
que acompañan a este proceso de globalización. La brecha existente
entre países ricos y pobres tiende a ensancharse, mientras que el de-
bate ideológico y cultural sobre el modelo tiende a estabilizarse, con
las conocidas "recetas" económicas basadas en las posturas liberales
por excelencia: mercado y promoción del libre comercio. Pero aunado
a estas premisas del aparato ideológico-cultural del liberalismo, existen
prácticas ligadas a barreras arancelarias escondidas en el bilateralismo
económico,y represalias en continuas guerras comerciales.
Una de las instituciones que más se han visto afectadas y puestas
en entredicho es la del Estado-nación. Hay dos movimientos que se
perciben en la era de la globalización.
Poruna parte existe un movimiento hacia arriba, que se remite
a la competitividad internacional y a la trasnacionalización econó-
mica y cultural del poder político. Este movimiento adopta diver-
sas formas tales como la supranacionalidad, la intragobernabili-
dad o la internacionalidad.
El otro movimiento tiene tendencia hacia abajo. Apunta hacia la
descentralización, transfiriendo servicios públicos esenciales a en-
tidades de ámbito local.
*Siendo en los años de 1934, 1996 y 1393 (tras la disminucidn de 1997, acaecida
por las turbulencias de la crisis financiera desencadenada en Asia) cuando descollan los
niveles de IED hacia la región. Eso hace que América Latina reciba montos de capitales
casi a la par de Asia.
Brasil, México y Argentina continúan siendo los principales recepto-
res (tal y como ha ocumdo históricamente), con un comportamiento
muy irregular de países como Chile, Venezuela, Colombia y Perú
[CEPAL, 20001.
En cuanto a los países inversores, Estados Unidos sigue siendo la
principal fuente de IED,con destacable presencia de países como Ale-
mania, España, Francia, Italia y Portugal, aprovechando el contexto
de desregulación estatal y privatizaciones en la pujante modalidad de
fusiones y adquisiciones [CEPAL, 20001. Dentro de estos últimos países
las inversiones más dinámicas de los años noventa, son las españolas,
enviando sostenidos flujos de capital mediante fusiones y adquisi-
ciones centradas principalmente en el Mercosur y Chile, y en el sector
servicios, donde los bancos españoles se han enraizado con una fuerte
presencia.
A pesar de lo anterior, la inserción de América Latina en la globa-
lización, aparte de extremadamente desigual, continúa muy por detrás
de las regiones más dinámicas como Asia Oriental. Muchos factores
entran en las causas de esta situación, pero las consecuencias son no-
torias en la presencia poco eficaz en los foros internacionales, en los
diferentes procesos de integración regional con intereses opuestos y
en la incapacidad crónica de los gobernantes para actuar decidida-
mente en favor de elevar los niveles de vida para la mayoría de la
población.
La expansión capitalista.
Segiinda ola de cambios
En las antiguas colonias españolas se produjo un interregno en la
posindependencia donde grandes regiones del continente quedaron
relegadas al olvido en una especie de limbo jurisdiccional y adminis-
trativo ocasionado por el escaso interés que mostraban las jóvenes
repúblicas por propiciar un desarrollo social, económico y cultural de
las zonas habitadas por los indígenas.
Pero la necesidad de materias primas por parte de las economías
occidentales en fase de expansión industrial, propició los conocidos
boom de las explotaciones naturales, muchas de ellas situadas en zonas
de asentamientos indígenas. Uno de los casos mejor documentados ha
sido el de la Arnazonia indígena y su inserción acelerada en el comer-
cio internacional, hecho que se produce ya entrado el siglo xx, y que
es consecuencia directa de la explotación cauchera.
El crecimiento demográfico que se va produciendo durante el si-
glo xx, también ha sido una de las causas de penetración en zonas
consideradas tradicionalmente como de propiedad indígena. La pre-
sión demográfica en las zonas altas de los países andinos, fue aliviada
de los otavalos en el Ecuador, de los kuna en Panamá, de los wayú en
la península de la Guajira y de los ayrnará del lago Titicaca.
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sula de la Guajira", Revista Colombiana de Antropologia. vol. xxvrri,
1991, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología. I
5Un tabulador dual establece niveles salariales inferiores para los trabajadores re-
cién contratados, sin disminución de salarios para quienes ya estaban laborando. Si bien
Así, las plantas con la más alta tecnología no son necesariamen-
te las más productivas ni las que alcanzan una mejor calidad, sino
aquellas que han introducido cambios tecnológicos con reformas
industriales y laborales, como parte de un cambio en las políticas de
manufactura: control de inventario justo a tiempo, control estadístico
de calidad u otras nuevas estrategias de producción. La lección a recu-
perar es que cuando los nuevos procesos y/o nuevas tecnologías y las
reformas en las relaciones industriales se combinan satisfactoriamen-
te, tiene un efecto de reforzamiento recíproco en donde se incrementa
la rentabilidad de la tecnología y se alcanzan más rápidamente los
arreglos institucionales dentro de las empresas o industria.
l0En este sentido, la hipótesis central del desarrollo industrial basado en la sustitu-
a ó n de importaaones presupone una secuencia lógica: desde los productos de consumo
duradero, hasta llegar a la sustitución de bienes de capital en fase avanzada. Al respecto
vease Villareal [1983] y Pérez [1996].
"Al respecto véase Lewis [1954].
1
1
ndice
Sección dos
El escenario latii~oainericaiio
y el entorno nacional
r
G L O B A L YI ~ESPACIOS
~ N A UNA WSFORMACI~N PRODUCTIVA
CONEQUIDAD ............................................ 231
. . Rosales
Osvaldo
Visión global de las transformaciones en curso . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
Un balance del aprendizaje en estrategias de desarrollo . . . . . . . . . . . 238
La complementariedad entre mercado y gobierno ................ 242
Regulación. privatización y promoción
de la competencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245
La modernización del sector público . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248
Apertura y competitividad internacional ....................... 252
1 Equilibrios maaoeconómicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260
Equidad e igualdad de oportunidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270
Instituaonalidad y concertauón social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
Gobernabilidad y reformas económicas:
una visión de conjunto .................................. 277
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281
GLOBALIZACI~N:
FACTORES DETERMINANTES.
TENDENCIAS Y CONTRADICCIONES. LA ECONOM~ADEL APRENDIZAJE . . . . . . . . 283
Leonard Mmtens
y Laura Palomares
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 283
Contexto: evolución de la productividad
y el mercado laboral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 286
Trayectorias de aprendizaje e innovación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
Tipologia de trayectorias de aprendizaje en América Latina
en el marco de la producción depurada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 296
El problema de la transferibilidad
de las experiencias exitosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 300
Un marco teórico del aprendizaje de la organización. . . . . . . . . . . . . 301
El aprendizaje de la organización puesto en contexto . . . . . . . . . . . . 304
Condusión .............................................. 307
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .308
PERSPECTIVAS Y OPCIONES GLOBALES ANTE EL CAMBIO MUNDIAL. . . . . . . . . . . . . 3 11
Clemente Ruiz Durán
La globalización de la economía mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 311
La globalización heterogénea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317
iQué agenda de desarrollo
ante la globalidad heterogénea? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 322
Sección tres
La ecoiloinía mexicana
y sus nuevos problei-r-ias
LA INTEGRAqÓN DE MÉXICOA LA ECONOM~AGLOBAL ................... 325
Miguel Angel Rivera Ríos
Un marco interpretativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 325
El cambio estructural mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327
La integración de los países en desarrollo:
encadenamientos productivos y transmisión
de conocimiento tecnológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329
El perfil industrial de la reinserción internacional
deMéxico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 333
Condusión: requerimientos ulteriores para impulsar
el aprendizaje tecnológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 341
Bibliografía . . . . . . . . .' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 344
M ~ c o ALTERNATIVAS
: DENTRO DEL CAMBIOGLOBAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347
José Luis Calva
Libertades en la globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 350
Construir el futuro. no volver al pasado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 356
Principios e instrumentos funda-mentales de una nueva
estrategia de desarrollo sostenido con equidad . . . . . . . . . . . . . . . 377
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .388
MODALIDADES
DE INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PERSPECIWAS
DE EXPANSIÓN DE EMPRESAS MEXICANAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 435
Jorge Basave Kunhardt
Introducción ......................................... 435
El auge de la IED en Latinoamérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 439
Trasnacionalización de los grupos
empresariales mexicanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 442
Modalidades de integración. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 447
Perspectivas y condusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 457
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 459
LAS REGLAS DE ORIGEN C O M O U N
MECANISMO DE EXCLUSI6N
EN EL BLOQUE COMERCIAL DE AMÉRICA DEL NORTE ................... 461
Teresa Gutiérrez-Haces
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 461
Definiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .463
Las reglas de origen: jnuevo vino en viejas odres?. . . . . . . . . . . . . . . . 465
Las reglas de origen desde la perspectiva
de la política industrial en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 468
Las medidas de inversión relacionadas
con el comercio (TRIMS) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 474
Condusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .475
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .476
SEGUNDA PARTE
Estado. sociedad y política
en un mundo globalizado
Sección uno
El nuevo contexto
sociopolítico mundial
MODERNIDADD DESBORDADA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .481
Ricardo Pozas Horcasitas
Los efectos sociales de la velocidad del cambio . . . . . . . . . . . . . . . . . 481
Las dimensiones de la globalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 483
fridice 163
La paradoja política de la globalización del mundo . . . . . . . . . . . . . . 49 1
La homogeneización de las periferias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 494
El Estado-nación en el mundo globalizado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 501
Descentralización del Estado nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 508
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 509
ACTUALIDAD
Y NECESIDAD DEL PENSAMIENTO C ~ C O :
~HOMBRE~SOBRANI~S? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 567
Georges Labica
GLOBALIZACI~N.
INERNACIONAUSMO DEL TRABAJOY REDES DE DLkOGO
UN DEBATE. UNA DISCUSIÓN. UN D L ~ O G O
Y ORGANIZACI~N: . . . . . . . . . . . . . 575
P e m Watennan
Introducción: Ginebra. tenemos un problema . . . . . . . . . . . . . . . . . . 575
Cenizas. diamantes y el internauonalismo actual . . . . . . . . . . . . . . . 577
La segunda venida de la negociación
colectiva internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 585
La periferia contraataca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 589
Alianza Norte.Sur. movimiento migratorio
ytransfronteho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .594
Lugar. disciplina-espacio y capitalismo global . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 596
Historia laboral internacional: ide vuelta al futuro? . . . . . . . . . . . . . . 602 .
Sindicatos y ciberespacio: uso y valor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 610
Trabajo y globalización: el diálogo de milenio? . . . . . . . . . . . . . 618
El parámetro ideológico/teórico:
jsuponiendo que exige cuestionamiento?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 619
El parámetro institucional:
las ideologías de las estructuras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 624
El parámetro de la comunicación computacional:
jno hay parámetros? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .631
Trabajo y globalización:
jcuál diálogo del milenio? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 635
Conclusión: no tanto dentro y contra.
como desde adentro y desde afuera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 640
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 641
Sección dos
Estado. política y sociedad
. e11 América Latina
ESTADO Y MERCADO EN LA GLOBALIZACI~N . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 651
Carlos M . Vilas
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 651
El Estado: autonomía y soberanía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 653
Estadoycapital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 655
La globalización desigual del capital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 661
Estado en la globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 666
Consideraciones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 672
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 674
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