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Colaboró en la corrección de estilo
y cuidado de la edición Marisol Simón del IIEC

Primera edición, marzo del 2002

l ~ s r m r r oDE INVES~GACIONESECON~MICAS,
UNAM
C m 0 REGIONAL DE ~NVES~GAC~ONES
MULTID~SC~PLINARLAS, UNAM
FACULTAD DE ECONOM~A, UNAM
DIRECCI~N GENERAL DE ASUNTOS
DEL PERSONAL AWÉMICO, UNAM

O 2002
Por características tipogriíficas y de edición
MIGUEL GEL PORROA,librero-editor
Derechos reservados conforme a la ley
ISBN 970-701-226-9

IMPRESO EN tvil%I~0
- --_ - a PRlNTEü IN MWCO
-
Amargura 4, San Angel, Avaro Obregón, 01000 México, D.F.
adecimientos

Queremos manifestar nuestro agradecimiento a diversas personas e


instituciones que contribuyeron a la realización de este libro, el cual es
resultado de los trabajos presentados en el seminario internacional
"Globalización. Inserción de México y alternativas induyentes para el
siglo XXI", realizado del 13 al 15 de abril de 1999 en la Ciudad de Méxi-
I
co, gracias al apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM) y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En la organización del seminario participaron por la UNAM, la Coor-
dinación de Humanidades, el Instituto de Investigaciones Económicas,
el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias, la Facultad de
Economía y la Dirección de Asuntos del Personal Académico, por
medio de su Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Inno-
vación Tecnológica (PAPIIT, proyectos IN306800, IN309999 e
IN300199, coordinados por Alejandro Dabat, Jorge Basave y Miguel
Ángel Rivera Ríos, respectivamente). Por la UAM,Francisco Rodnguez
del Departamento de Economía de la unidad Azcapotzalco.
La UAM-Azcapotzalco,proporcionó diversas facilidades materia-
les para la realización del seminario. Nuestro amplio reconocimiento
a Mónica de la Garza Malo, entonces rectora de la UAM-A y a Víctor
Manuel Sosa Godines, ahora rector y en ese momento director de la
División de Ciencias Sociales y Humanidades. No sobra decir que su
apoyo entusiasta para la realización del seminario que hoy se plasma en
este libro, fue un aliciente para los participantes.
Agradecemos a Humberto Muñoz, entonces coordinador de Huma-
nidades de la UNAM; Alicia Girón, directora del IIEC;
Héctor Hernández
Bringas, director del CRIM y a Guillenno Ramírez, director de la Facultad
de Economía por su participación en la inauguración y la clausura del
seminario.
La edición del libro contó con recursos financieros de la UNAM,
por medio del IIEC, del CRIM, la FE (PAPIIT)
y de la UAM-A.
La coordinación de los trabajos para su publicación estuvo a cargo
de Carlos Morera del IIEC. Mana Dolores de la Peña y Marisol Simón
revisaron los originales, el cuidado de la edición del libro se hizo en el
Departamento de Ediciones del IIEC,y Georgina Naufal mantuvo los
contactos con la editorial. También nuestro agradecimiento a Raúl
Reynoso del CRIM y Juan Partida de la FE por su labor de enlace en la
dictaminación del libro.
Un apoyo invaluable en la realización del seminario y posterior-
mente en la coordinación de la entrega de originales y en el trato con
los autores nos fue brindado por nuestros ayudantes de investigación:
Ulises Gaytán, Judith Gonzáiez, Maritza González, Rosalba Martínez,
José Luis Pérez, Alejandra Ramírez y Olivia Tello.

I,OS COORDINADORES
sentación

La globalización es probablemente el más trascendental de los cam-


bios que están afectando actualmente al mundo ya que otros proce-
sos que actúan a su lado, como la revolución tecnológica, tienen efectos
globalizadores, es decir, amplifican y profundizan el espacio mundial.
La significación del fenómeno globalizador ha sido tan grande que ha
1
pasado a constituirse en la idea símbolo más utilizada en la actuali-
dad para captar, criticar o justificar las implicaciones del cambio
mundial. Pero es precisamente esta saturación de contenido donde
empieza el gran problema ya que a la hora de abrir la discusión sobre
la globalización se advierte la enorme heterogeneidad de interpretacio-
nes, ópticas e intereses que roncurren, frecuentemente exduyéndose mu-
tuamente, lo que al final pone en riesgo la integridad científica de este
concepto, limitando las posibilidades de interlocuuón y debate.
Frente a esa situación habna que subrayar que el término globali-
l
zación nació marcado por las grandes limitaciones que afectaban y
, aún afectan al pensamiento social contemporáneo (sobre todo su
extrema parcelización disciplinaria) y que sus alcances iniciales fueron
más bien intuitivos en cierto modo anticipando una realidad no to-
talmente presente. Tal situación empezó a transformarse poco después
cuando se consolidaron un conjunto de cambios estructurales que hicie-
ron necesaria una nueva conceptualización que recuperó la terminología
preexistente pero con la exigencia de dotar al concepto de un nivel de con-
creción histórica del que antes carecía. La presente edición que contó
con la participación del IIEC,la Facultad de Economía, el CRJM y la
UAM-A así como el seminario internacional "Globalización. Inserción de
l
MMco y alternativas induyentes para el siglo xxi", que fue organizado
por la UNAM-IIEC-FE-CRIM y por la UAM-Iztapalapa y Azcapotzalco con
fecha del 13 al 15 de abril de 1999 se ubican dentro de la orien-
tación abierta por un conjunto de autores que, asumiendo aquella
exigencia, trabajaron desde una nueva perspectiva analítica algunos de
cuyos fundamentos podrían sintetizarse por medio de dos propuestas
centrales, a saber: que la globalización es un fenómeno orgánicamen-
te vinculado al nuevo capitalismo informático-global, implicando en tal
sentido una reconfiguración espacial del capitalismo; dada su comple-
jidad y la presencia simultánea de múltiples niveles, es un proceso abier-
to e inacabado susceptible de diversas vías alternativas de concreción
final. Sobre todo, en cuanto a esto último, es que en su estado actual
la globalización combina repercusiones positivas y negativas para el
conjunto de la población mundial y que dicho balance sólo podrá mo-
dificarse favorablemente a partir de la lucha"socia1 progresiva.
Partiendo de esta breve ubicación teórico-metodológica e histórica,
esta obra aborda la discusión sobre la globalización a partir de un
extenso análisis efectuado desde una perspectiva interdisciplinaria. La
primera parte, de enfoque económico, está organizada en tres seccio-
nes con un programa que va de lo general a lo particular. Partimos de
"El escenario mundial y la búsqueda de respuestas globales", para efec-
tuar un replanteamiento histórico conceptual a partir de la nueva reali-
dad del capitalismo mundial; este replanteamiento proporciona bases
cognoscitivas firmes para ampliar la agenda de investigación llevándolo
al estudio e interpretación de los fenómenos concretos que dan con-
tenido a esta categoría. A continuación pasamos a "El escenario latinoa-
mericano y el entomo nacional", centrando la discusión en la especifia-
dad histórica de la regionalización en el proceso de avance contradictorio
de la globalizatión y las implicaciones de principio para América Latina,
así como en las reformas que se verifican en nuestros países para inte-
grarse a la economía global. En la tercera sección se discute "La econo-
mía mexicana y sus nuevos problemas", por medio de un análisis que
abarca el cambio de modalidad de desarrollo e inserción internacio-
nal, las alternativas ante el proyecto dominante, las respuestas de los
actores empresariales, concluyendo con una evaluación aítica de la regla
de origen utilizada en la negociación del TLCAN.

El escenan'o mundial y la búsqueda de respuestas globales


Alejandro Dabat propone, para el estudio de la globalización, entendida
ésta como la expresión central del nuevo capitalismo informático
8 J. Rasave, A. Dabat. C. Morera, M.A. Ri\.era R. y F. Rodrigue~
global, una metodología histórico estructural abierta. El autor define
esta metodología como un camino de búsqueda que trata de integrar
las proposiciones originales del materialismo histórico, la economía
política dásica y la tradición gramsciana con las aportaciones actuales
de otras comentes principalmente el regulacionismo, el evolucionismo
y el institucionalismo crítico.
El autor centra su atención en el debate sobre el significado e impli-
a
caciones de la globalización. De los cinco grandes núcleos interpretativos
que se han formulado se sitúa en el que sostiene que la globalización
es parte de una nueva etapa histórica del capitalismo mundial. Conse-
cuentemente, la principal'aportación del autor es la de tratar de fun-
damentar la noción de que la globalización no es sino la reconfigura-
ción espacial-territorial del capitalismo informático-global. El punto de
partida es por lo tanto la visión del capitalismo como un sistema que
además de sus atributos estructurales y dinámicos posee una dimensión
espacial y territorial. Dabat señala que los atributos espaciales del ca-
pitalismo derivan de cuatro determinantes: a) su extensión territorial
frente a otros sistemas sociales; b ) la existencia de ejes de articulación
espacial situados en niveles no espaciales de la vida social (tecnológico,
económico, etc.); c) los niveles de integración territorial directa del con-
junto de la vida social (ciudad, región, Estado nacional, etc.), y d) la
unidad histórica de conjunto de las determinaciones señaladas.
Después de considerar los atributos espaciales del capitalismo en
cada una de sus fases, el autor concluye evaluando la problemática
histórica que plantea la globalización. El primer gran problema, seña-
la, es el de resolver la contraposición entre el creciente alcance mundial
de las fuerzas productivas y la dedinante capacidad regulatoria de los
estados nacionales; el segundo resulta del conflicto entre el crecimien-
to de la sociedad urbano-industrial y la declinación de las reservas
ambientales del planeta; el tercero se refiere al necesario restablecimien-
to del equilibrio internacional entre las principales regiones y paises
del mundo roto por el desmoronamiento del orden bipolar. Un cuarto
problema es la ruptura mundial de los grandes pactos sociales anterio-
res (fordista-keynesiano, social-estatista, nacional-populista). Todos
estos problemas conducen a la cuestión de la gobemabilidad que actual-
mente está en manos de las fuerzas de mercado y las decisiones esua-
tégicas, principalmente de las empresas trasnacionales y del gobier-
no estadounidense y sus socios mundiales.
A este respecto, considerando la naturaleza de la globalización,
Dabat señala que la principal cuestión a resolver es la de reorientar el
curso actual para lograr una forma de control social altemativa sobre la
globalización, que implicaría, al menos: la cooperación internacional de
estados y bloques de estados, la democratización y reorientación po-
lítica de los sistemas nacionales, y la incidencia directa de nuevos secto-
res y movimientos sociales derivados de la misma globalización, como
ecologistas, de trabajadores, consumidores, feministas, etcétera.
Gary Gereffi discute uno de los aspectos más importantes de la lla-
mada globalización productiva, esto es, la estructuración de las cade-
nas productivas en el nivel mundial, centrándose en la industria intema-
cional del vestido. El autor distingue las cadenas productivas dirigidas
por el productor de las dirigidas por el comprador a la que pertenece
la industria textil. Su foco de análisis son las empresas de las economías
dinámicas de Asia Oriental que desde los sesenta se integraron a las ca-
denas productivas de varias industrias ligeras. La dave para ascender a
lo largo de los eslabones de la cadena productiva (upgrading), señala
Gereffi, es el aprendizaje organizacional que permite a las empresas parti-
cipantes ir más allá de la mera confección con insumos importados para
situarse en el llamado surtido del paquete completo de fabricación
o ser fabricante de marcas registradas, lo que ha sido logrado, agrega, en
los NIC asiáticos.
El autor analiza la dinámica del otro polo de la relación, esto es, 10s
cambios fundamentales en el sector minorista de Estados Unidos y
otras economías desarrolladas; estas entidades, junto con los distribui-
dores de marcas y fabricantes de ropa de marca registrada, han seguido
una ruta de mayor especialización por producto y abatimiento de pre-
cios, por lo que han establecido fuertes lazos con proveedores globa-
les situados muchos en países de bajos salarios. Un tercer foco de aná-
lisis son los propios NIE de Asia Oriental que han sostenido su éxito
exportador por varias décadas y creado una jerarquía multidivisional de
abastecimiento regional. A esa jerarquía se van integrando, señala el
autor, los países menos desarrollados de la región, pero en un proceso
en el que las redes de abastecimiento siguen siendo coordinadas y con..
troladas por los productores situados en los países relativamente más
avanzados (los NIE).
El capítulo conduye con la discusión de las perspectivas de la expe-
riencia asiática para Norteamérica. El autor subraya el relativo dedive
de las exportaciones de vestido terminado de los NIE asiáticos, que está
provocando una brecha de abastecimiento en la industria estadouni-
dense. Ello se debe, agrega, a las grandes distancias geográficas, a 1,
complejidad logística implicada en la administración de las redes y a
la tendencia hacia un marketing más directo en Asia, a medida que pre-
domina el sistema de OBM. Esa brecha ha abierto un espacio para países
que reúnen ciertas condiciones, primordialmente mayor cercanía como
México y los países de la cuenca del Caribe. La ventaja la tiene tempo-
ralmente México porque posee una industria textil y el TLCAN le da
acceso preferencial, pero lo interesante es la forma como el avance de
nuevas plataformas nacionales podría modificar la estructura de la ca-
dena, en particular por la definición de los futuros "agentes organizado-
res", es decir, las empresas nacionales o no, que podrían fortalecer la
competitividad de las empresas involucradas al desarrollar vínculos
hacia atrás o adelante.
Antonio Vázquez Barquero dedica su análisis a las políticas de
desarrollo local en el contexto de las nuevas condiciones de competen-
cia global y nueva división internacional del trabajo impuestas por la glo-
balización. El autor hace hincapié, tras una extensa reseña de apenen-
cias históricas, en que los esfuerzos de regiones y ciudades de atraer
inversiones ha dado lugar a una nueva generación de desarrollo local,
cuyo aspecto más innovador y eficaz, es la "creación de masas críticas
de actores económicos, políticos e institucionales a través de redes que
mejoran la competitividad de las regiones y las ciudades".
Tras señalar la existencia de nuevos sistemas o modelos produai-
vos de carácter territorial que resultan de diversas combinaciones de
empresas, productos, tecnología y costos de factores (de excelencia,
de polos tecnológicos, de polos de desarrollo y de industrialización
endógena), trata las relaciones existentes entre la formulación marsha-
liana tradicional de "distrito industrial" y la actual de "entorno local"
(milieu), que se diferencia de la primera en que, además de la concen-
tración e interacción territorial de empresas, incluye redes de actores
y relaciones que vinculan el sistema productivo con manifestaciones cul-
turales propias, dinámicas de aprendizaje colectivo (punto en el que
coincide con Gereffi y Mertens-Palomares) y la historicidad local.
En el nivel de las estrategias temtoriales de las grandes empresas, el
autor diferencia entre estrategias alternativas de "cambio radical" (ba-
sadas casi exclusivamente en consideraciones de eficiencia y de com-
petitividad) y de "pequeños pasos" favorecida por el autor, que parte
del "saber hacer" y el tejido productivo y la cultura existente en el tem-
torio, dentro de una estrategia más amplia de combinación de la inno-
vación, el empleo, el medio ambiente y el liderazgo y consenso de la
comunidad local (estrategia que implica, sin embargo, atender al riesgo
de caída en un modelo de economía asistida que obstruya la continui-
dad futura del desarrollo).
Para terminar su argumentación, el autor señala que la vincu-
lación del nuevo paradigma tecnológico-globalización,al generar res-
puestas espontáneas de los agentes económicos, políticos y sociales
locales, conduce a una integración de los mecanismos endógenos y
exógenos del desarrollo. Su comentario final es que el éxito o fraca-
so de la adaptación a la globalización, "no depende tanto del nivel de
desarrollo de las ciudades y regiones, como del potencial de desarrollo
que tiene cada territorio y de la capacidad de adaptación y de respuesta
de las economías locales y regionales".
Jaime Estay, en su capítulo, se ubica en el debate de si el proceso de
globalización está produciendo una con~ergencia(en el sentido de dis-
minución de las desigualdades socioeconómicas entre países y en el
interior de los mismos) o si al contrario está produciendo una polari-
zación (aumento de las desigualdades). El autor efectúa una revisión de
tendencias de comportamiento y un debate, para inclinarse por la tesis
de la polarización.
En la revisión de las tendencias en el comportamiento de variables,
como niveles de bienestar o tasas comparadas de crecimiento del ingre-
so, advierte que hay evidencias contradictorias y discrepancias en la
definición e interpretación de los datos. La mayoría de las fuentes que
cita el autor avalan la tesis de la polarización, pero también recoge otras
que advierten que: después de un aumento de la desigualdad en
los ochenta y principios de los noventa comenzaron a aparecer signos
de que la desigualdad puede estar estabilizándose y tal vez incluso de-
clinando ligeramente.
Pero aunque puede haberse dado una leve disminución reciente
de la desigualdad, el punto central para el autor son las políticas eco-
nómicas que se aplican actuaimente en el mundo que han desmantela-
do las viejas regulaciones nacionales o globales e instaurado mecanis-
mos de mercado, tanto en los niveles productivo como financiero. Estos
nuevos mecanismos de libre mercado son los responsables, señala
el autor, del incremento de las desigualdades y por consiguiente del
aumento de la polarización en todos los planos.
La conclusión del autor es que la plena asimilación del "automatis-
mo de mercado" en las relaciones económicas internacionales, indu-
yendo por supuesto la normatividad de los tratados de libre comercio,
significa que las tendencias a la polarización se reforzarán y proyecta-
rán al futuro, afectando de manera particularniente severa a los países
de América Latina, que adoptaron a fondo el programa de apertura y
liberalización. Esa posibilidad sólo se podría evitar, subraya el autor, si
12 1 Hasa~c,A C)ahdt, ( hloierd, M A Klrrra l< ) 1 Rodrigi,,.,
hubiera un cambio sustancial en las políticas de vinculación interna
y de funcionamiento de nuestras economías.
JarnesM. Cypher se sitúa en otro terreno central que es el de las con-
tradicciones de la globalización. Comienza diferenciando la globa-
lización como proceso objetivo de la globalización como ideología,
esto último en el sentido de visión de inevitabilidad y deseabilidad
de las tendencias objetivas a la integración mundial del capitalismo. A
continuación Cypher pasa a centrase en el estado actual de la economía
mundial dando particular atención a los esfuerzos por mantener la ideo-
logía de la globdización en un periodo donde la disfunciondidad y la
patología de la globalización son cada vez más difíciles de manejar.
El primer punto de tal indagación se refiere al denominado "excep-
cionalismo" de la economía estadounidense al cual pone en entre-
dicho. El principal peligro está en la presión sobre la tasa de interés que
de elevarse pondría en peligro la burbuja financiera centrada en Wall
Street. Con fundamento en el modelo Minsky-Keynesse percibe la rela-
ción entre el valor nominal de los activos, el consumo y el crecimiento
del PIB, por lo que es fácil comprender que un descenso de cierta magni-
tud de la primera variable arrastraría a la economía estadounidense hacia
la depresión.
El segundo escalón del análisis se refiere a los polos mundiales
que ya muestran signos de tensión como Japón, Sudeste de Asia,
Rusia y Brasil básicamente. El denominador común de estos focos de
inestabilidad o aisis declarada no son las supuestas prácticas conuptas
de los grupos en el poder (el capitalismo de compinches) ni las políti-
cas precipitadas y obsoletas del FMI, sino el exceso de capacidad y la
sobreproducción.
En términos de las soluciones de este cuadro de preaisis mundial
el autor pasa a discutir las tres hipótesis formuladas en el contexto de
la globalización. La primera es la hipótesis de la nueva economía que
afirma que gracias al núdeo de la tecnología de la información, con-
tinuará la expansión de la economía estadounidense; el punto débil
de tal hipótesis es por supuesto el confinamiento del boom y la pros-
peridad de la economía estadounidense. La segunda hipótesis, cono-
cida como "el siglo del Atlántico" indica que EUA y Europa son los agen-
tes duales de la propulsión de la economía mundial. Aceptando que
Europa está asimilando el modelo rr/nueva economía, creado en EUA
y con el cual se nos diluye el concepto inicial de globalización del
cual partimos, lo que problematiza esta solución. En tercer lugar está
la posibilidad de una recuperación de la economía japonesa; desgra-
ciadamente en tanto el fundamento de la crisis japonesa es la sobre-
producción dista mucha de haberse resuelto. En cuanto a los mercados
emergentes, el autor desestima la posibilidad de una transferencia
intemacional eficiente de capital lo que obstruye sus posibilidades
de desarrollo endógeno.
La conclusión se teje en tomo a los esfuerzos de las instituciones
pertenecientes al "Consenso de Washington" por introducir salvaguar-
dias institucionales que contengan la crisis. Aunque se perfila cierto
acuerdo en tomo a los controles a los movimientos de capital, la lista
de las omisiones es preocupante: por ejemplo, está ausente el tema de
las fugas de capital, los bancos sin regulación o la sobreproducción. Estas
omisiones determinan que las promesas dé una nueva arquitectura fi-
nanciera intemacional se queden sin sustento. Finalmente, en lo que
hace al futuro del neoliberalismo podría convertirse en una de las
muchas víctimas de la crisis. De ser este el caso estaríamos, señala
Cypher, ante un nuevo principio en la construcción de políticas eco-
nómicas verdaderamente humanas.

El escenario latinoamericano y el entorno nacional


En su capítulo Alfredo Guerra-Borgesaborda la discusión sobre el futu-
ro de la regionalización proponiendo una delimitación más rigurosa
del concepto para pasar posteriormente a revisar la dualidad globaliza-
ción-regionalización.
E n ~ a n d oal debate sobre la relación globalización-regionalización,
el autor cuestiona las tesis escépticas más difundidas sobre la regiona-
lización que ven su futuro en términos simplistas. Se apoya en Baghwati
para llamar la atención sobre el hecho de que la regionalización, lejos
de debilitarse se ha fortalecido como 10 prueba el número récord de
acuerdos de integración firmados en los últimos años. Ya en 1989,21
de los 22 países industriales pertenecían a acuerdos comerciales regio-
nales; la única excepción era y sigue siendo Japón.
El autor revisa posteriormente el argumento que dice que la gleba-
lización es el disolvente universal de todos 10s vínculos que anteceden
a una economía abierta. Al respecto la previsión más anunciada es la de
una economía sin estados o más bien una economía sin fronteras a los
flujos de comercio. Pero, dice el autor, 10s datos contradicen esta afirma-
ción en tanto una parte creciente del comercio está sujeto a normas
administrativas, 80% en la actualidad, de acuerdo con la OMC. ~1 pro-
blema, añade, es que por una parte el sistema actual de comercio no
14 1 H,\s.nr \ 1)ah.it ( hion>ii 41 4 I1i1rr.i 1: \ 1 ~ ~ i ~
1

es adecuado para el mundo multipolar de hoy pues fue diseñado


para el mundo unipolar que encabezó EUA después de la segunda
guerra mundial; por otra, no existe el liderazgo para garantizar el pa-
saje a otro sistema. Pero para llegar a una economía global abierta
como la entienden los "defensores de la fe" se requiere que los blo-
l
ques también sean abiertos, lo cual es un contrasentido, señala el
85 autor. Los bloques regionales se forman para aumentar el poder de
sus miembros y así estar en mejor posición de enfrentar la encarnizada
competencia mundial.
El autor finaliza con el.argumento de que esta realidad de la com-
petencia está siendo peligrosamente ignorada por los gobernantes la-
tinoamericanos, que siguen una ruta ya agotada hacia la liberalización y
regulación indisaiminada con la esperanza de atraer mayores flujos de
inversión extranjera. Ciertamente la globalización es un proceso en mar-
cha, pero queda mucho por resolver de modo que el avance del desarro-
llo sólo podrá lograrse mediante el aumento de la regionalización.
A continuación Osvaldo Rosales comienza señalando que América
Latina se encuentra inmersa en un intenso proceso de transformación
caracterizada por avances en el pluralismo democrático, la gobemabi-
lidad socioeconómica y por profundas reformas económicas. Pero una
evaluación del conjunto de estas transformaciones, agrega, pone de ma-
nifiesto una diversidad de fallas que van desde la ruptura de la se-
cuencia de las reformas, el limitado avance político-institucional y una
insuficiente integración social acentuada por efecto de las realidades de
la globalización y la apertura económica, lo que denota elevados costos
sociales. Pese a ello, insiste el autor, el balance global es positivo y
puede mejorar siempre que se corrijan los débiles esfuerzos públicos en
diversos ámbitos, entre ellos el desarrollo institucional y la competiti-
vidad tecnológica.
A continuación el autor pasa a desahogar la agenda de la transfor-
mación productiva con equidad, haciendo un esfuerzo por interpretar
las lecciones de los años noventa, en particular la crisis mexicana de
1994 y los efectos de la crisis en Asia, subrayando que pese a los peligros
iniciales ambos fenómenos no arrastraron a los países de la región, lo
que demuestra la consistencia de la reforma económica. Rosales argumen-
ta que el Estado ha modificado su papel centrándose en el fortale-
cimiento de la competitividad vía progreso tecnológico y en la evo-
lución hacia niveles razonables de equidad; paralelamente disminuye
la importancia del Estado como productor directo. Si en un principio el
énfasis se puso en la desregulación de los mercados, la experiencia
I>rzsriit~c
ion 15
acumulada demostró la importancia de la regulación de los monopo-
lios naturales con énfasis en la promoción de la competencia. Eviden-
temente la orientación de las funciones de regulación estatales orienta-
das a la competencia, dice Rosales, refuerza la necesidad de consolidar
la modernización del sector público, resaltando el aspecto presu-
puestario, especialmente el acopio de ingresos fiscales.
Uno de los planteamientos más incisivos efectuados por Rosales
se refiere a la evaluación del papel de la gestión económica de izquier-
da, que dejó un legado de inflación, mercado negro, crisis fiscal, etc. Hoy
las lecciones son elocuentes: subestimaron los temas monetarios y fi-
nancieros, hubo una actitud complaciente con la inflación y el déficit
fiscal, los precios fueron usados con fines redistributivos, la redistri-
bución del ingreso se apoyó básicamente en la demanda, se sobrevalo-
raron las posibilidades efectivas del sector público y se ignoraron sus
ineficiencias, se despreció el mercado como instrumento asignador y
se omitieron las restricciones que supone el contexto internacional. Sin
embargo, la importancia otorgada al equilibrio macroeconómico no
equivale a considerar el abatimiento de la inflación como un fin en sí
mismo; al respecto la experiencia de México poco después de la firma
del n c es aleccionadora. El rezago cambiario que se acumuló, señala
Rosales, demostró que se habían subestimado las tareas de elevación
de la productividad y del ahorro interno. En relación con esto último,
pero sobre todo por el gran aumento que se requiere para elevar la tasa
de inversión, surge la cuestión del ahorro externo. Rosales subraya
que la sensatez macroecon6mica aconseja filtrar al máximo los movi-
mientos financieros hacia la economía real, buscando transmitir so-
lamente los aportes permanentes.
Por último, unificando el análisis anterior está la cuestión de la go-
bernabilidad y la reforma económica. La idea es que para responder a
los desafíos de la economía global se requiere una concepción unificada
de las políticas económicas y sociales. Asimismo, la política económi-
ca debe privilegiar una visión de conjunto de los equilibrios macroeco-
nómicos, de manera que se evite avanzar rápidamente en algún obje-
tivo a costa de los demás, garantizando además la transformación de la
economía real bajo la perspectiva de un crecimiento estable que bene-
ficie a todos los sectores sociales.
Leonard Mertens y Laura Palomares argumentan que en un capitalis-
mo sometido a fuerzas globales, el aprendizaje de las organizaciones
pasa a desempeñar un papel cada vez más decisivo, es decir, coincide
/ con el argumento previamente formulado por Gereffi (upgrading) en
relación con las cadenas productivas.
Los autores se centran en el análisis de la dinámica del aprendiza-
je en América Latina en el marco del paradigma de la producción de-
purada (que junto con las economías de escala y la economía virtual

'1
I constituyen los tres grandes megaparadigmas al que se adhieren las
organizaciones que aprenden). Por medio de una muestra de 450
empresas los autores llegan a una tipología de las trayectorias de apren-
dizaje. El primero es el aprendizaje desde arriba, adoptado por las
grandes empresas y como lo sugiere su nombre, la ejecución de la ruta
de aprendizaje está en manos de la gerencia, siendo el trabajador el obje-
to (no el sujeto) del aprendizaje.
El segundo, el aprendizaje acotado y controlado va asociado a una
racionalización extrema del trabajo en industria que pertenecen a ca-
denas de producción y distribución con ventaja competitiva estática
(mano de obra, factores dimáticos, materia prima, etc.). En estos casos
sólo los mandos medio y superior están sujetos a procesos dinámi-
cos de aprendizaje. Éste fue el modelo adoptado por muchas empresas
de América Latina como respuesta a la apertura comercial. En tercer
lugar, el aprendizaje a partir de la tradición y el empirismo que se en-
cuentra en empresas pequeñas y medianas exitosas en su adaptación
a las nuevas circunstancias del mercado. La pregunta que se formulan a
continuación los autores es cuál debe ser el requisito para que surja
un modelo con mayores atributos como para garantizar el éxito de
las empresas de cualquier nivel. Parece que las mayores posibilida-
des de transferibilidad se encuentra en el primer paradigma en tanto
se desdoble hacia una estrategia de aprendizaje incluyente donde el
trabajador se convierta en el sujeto del proceso.
Finalmente los autores efectúan varias propuestas para abrir una
nueva trayectoria de aprendizaje. Entre ellas destaca: la necesidad de
distinguir los diferentes niveles del aprendizaje (el empresarial, el tecno-
lógico y el administrativo); además, la insistencia en que el aprendi-
zaje no se puede desprender de las estructuras de poder de las organiza-
ciones. El mensaje final es que en la globalización el desarrollo de
nuestros países depende de la capacidad de las empresas para pasar
de una dinámica de aprendizaje inducida y preestablecida a otra inte-
ractiva y abierta.
Para cerrar la segunda sección, Clemente Ruiz propone discutir pri-
mero el carácter de la globalidad para de ahí proponer una agenda
para el desarrollo de las políticas nacionales compatibles con el que-
hacer internacional. Para el autor la globalización debe ser entendida
como un cambio en la estructura institucional y organizacional de las
naciones que ha determinado que la economía mundial esté en avanza-
do proceso de integración en los niveles de producción, comercio, comu-
nicaciones y relaciones financieras y laborales.
Señala que aunque la globalización abre nuevas oportunidades para
la creación de puestos de trabajo que pueden dar lugar a mejoras en la
calidad del empleo y del salario, existe un notorio conflicto en la ma-
yor parte de los países industriales, fundamentalmente en ~uropa.De
un lado está la fragmentación, señala Ruiz, que es la tendencia domi-
nante en los mercados laborales mundiales lo que ha contribuido a
crear fuertes diferencias en los contingentes de trabajadores no sólo en
términos de salarios sino también en la calidad de los empleos.
El autor propone el concepto de globalización heterogénea para
destacar que la integración de los mercados en lugar de generar una es-
tandarización en todos los ámbitos ha implicado un ensanchamiento
de la brecha de los niveles de vida entre el mundo industrial y el mundo
en desarrollo. A continuación se pregunta: jcuál debe ser la agenda del
desarrollo ante la globalidad heterogénea? Para construir dicha agenda
habna de actuar en función de varios atributos del proceso actual de glo-
balizaú6n. Entre tales atributos destaca la flexibilidad productiva, así
como la tendencia a debilitar las estructuras jerárquicas a favor de re-
laciones más igualitarias (lo que remite a la experiencia de los distritos
industriales y de allí a la territorialización y a la regionalización).
La primera pregunta se transforma en otra: iqué papel hay para el
gobierno en esta nueva dimensión de la flexibilidad y territorialidad?
La respuesta es que se tiene que redimensionar el papel del Estado para
dar lugar al Estado competitivo; su eficiencia no se mide en función de
su tamaño sino por la capacidad para responder a los requerimientos
de las economías locales que de este modo se proyectarían a lo global,
pasando por lo regional. Un Estado y una economía reformados trae-
rían a América Latina la estabilidad deseada y reducirían el grado de
d
contradicción entre la globalización y la producción flexible, lo que per-
mitiría enfrentar la crisis de manera diferente. Sin embargo, advierte
el autor, este nuevo espacio de interacción entre lo estatal y lo civil aún
está en construcción y las reglas del juego no están del todo claras, de
modo que la sociedad de finales de siglo está construyendo todavía las
instituciones del nuevo siglo.
La economía mexicana y sus nuevos problemas
Miguel Ángel Rivera Ríos abre esta parte planteando que México ha expe-
rimentado un proceso de reinserción en la economía global que tiene
enormes implicaciones económicas, sociales y políticas. En el nivel
productivo, dice Rivera, uno de los principales factores de integración
son las cadenas productivas en el sentido definido por Gereffi (véase
p. 10); pero la importancia de las cadenas productivas, añade, radica en
su nuevo papel como transmisores del conocimiento tecnológico.
Considerando la importancia de la transferencia internacional de
tecnología en la industrialización asiática, el autor pasa a efectuar una
i breve discusión sobre los diversos canales por medio de los cuales se
efectúa la transferencia internacional de tecnología, para centrarse en las
)1 IED que originaron las llamadas plataformas de exportación de produc-
tos intensivos en mano de obra. Las plataformas de exportación fa-
vorecen el aprendizaje tecnológico (en el sentido definido en el artícu-
lo de Mertens y Palomares) cuando ofrecen un espacio para interacción
empresarial conectada al surgimiento de un sujeto productivo na-
cional. En Asia nororiental ello condujo al surgimiento de la empresa
subcontratista: esta empresa evolucionó hacia formas más complejas
de relación con empresas extranjeras, como la manufactura de equipo
original (OEM) y la manufactura y diseño propio (MDP).
Con esas bases conceptuales Rivera pasa a discutir el nuevo perfil
de la reinserción internacional de México. La mayor exposición al mer-
cado mundial, señala, modificó el peso relativo de las distintas ramas
de la industria manufacturera: ascendieron las siguientes industrias:
commodities industriales (industrias intensivas en capital procesadoras
de materias primas); la industria automotriz y de autopartes y la indus-
tria electrónica. En contraste declinaron: las industrias que hacen uso
intensivo de conocimiento tecnológico y servicios de ingeniería; ma-
quinaria y equipo no eléctrico, y aparatos electrodomésticos. La mayor
potencialidad para el aprendizaje tecnológico, señala Rivera, está en la
industria de autopartes y en la electrónica por su integración a encade-
namientos productivos globales.
Para lograr consolidar una integración cuyos polos más activos estén 9

en la industria: de autopartes y en la electrónica, Rivera señala que se


requieren avances simultáneos en muchos frentes que en conjunto
forman parte de lo que varios autores llaman "sistema nacional de inno- e
vación". Pero la conformación de un sistema de esta naturaleza requie-
re, señala Rivera, nuevas formas de intervención estatal y de concen-
tración y canalización de recursos públicos que rebasan con mucho lo
que el Estado mexicano podría generar, precisamente por el deterioro de
la capacidad'recaudatoria del fisco a largo plazo. La conclusión es por
lo tanto que la respuesta a los problemas industriales y tecnológicos de
esta nueva etapa histórica están atados a soluciones macroéconómicas
que van más allá de la simple estabilización de los precios.
José Luis Calva señala que la adopción del modelo neoliberal en
México implicó la apertura de una etapa de menor dinamismo pero
también de deterioro de las condiciones sociales del pueblo mexicano,
por lo que un anhelo de las mayorías es el cambio de estrategia eco-
nómica; pero dicho cambio debe ser compatible con la actual realidad
del sistema mundial ya que de otro modo no será duradero..,,
Adentrándose en el debate sobre globalización, Calva señala que
la vía neoliberal no es la única estrategia de inserción a la economía
global, como lo corrobora la experiencia de las economías dinámicas
de Asia Oriental. Por lo tanto la tarea histórica de México, señala el autor,
es la construcción de una estrategia de integración internacional aleja-
da del neoliberalismo que sin rechazar el n c de América del Norte se
proponga con una visión de largo plazo su eventual renegociación para
lograr, entre otros temas, la indusión de fondos compensatorios y el
libre flujo de mano de obra.
Bajo el trasfondo de una m'tica sistemática a la instrumentación de
los programas neoliberales desde 1983, el autor señala que sería, sin
embargo, un error deducir del fracaso de dicho modelo la conveniencia
de volver al modelo keynesiano cepalino; las razones son fundamen-
talmente dos: por los errores en política cambiaria y comercial (hiper-
trofia proteccionista) y por el manejo imprudente de las finanzas pú-
blicas que condujo a la larga a una creciente brecha ingreso-gasto. El
resultado de esos errores y omisiones fue el crecimiento dramático de
los pasivos externos y del déficit fiscal que desembocaron en la crisis
financiera de 1982 y en la brecha ingreso-gasto insostenible. La tecnocra-
cia neoliberal llegó al poder en esas condiciones de bancarrota económi-
ca, agrega Calva, pero en vez de rectificar prudentemente los errores
macroeconómicos y ajustar la estrategia de industrialización optó por
un viraje de 180 grados inspirado en la ideología del laissezfaire.
Como conclusión el autor formula los principios de una nueva
estrategia de desarrollo sostenido con equidad. Esta estrategia combi-
na el replanteamiento de la política industrial con el saneamiento de
las bases financieras del desarrollo y el uso de un tipo de cambio
que posibilite el equilibrio de las cuentas externas. El objetivo debe
ser la maximización del empleo y el bienestar social en un marco
sustentable.
Carlos Morera plantea que la economía mexicana se ha transfor-
mado en las dos últimas décadas al pasar de un régimen cerrado a otro
abierto con fuertes lazos con EUA. Este proceso fue posible gracias a
las reformas económicas, comerciales y financieras aplicadas por los
distintos gobiernos a partir de 1983. Por su naturaleza la transforma-
ción, señala el autor, implicó profundos cambios en el origen, la apro-
piación y la distribución de la riqueza social. Los agentes fundamenta-
les de tal transformación son: las corporaciones trasnacionales y
nacionales, que se han reestructurado a fin de hegemoneizar la reinser-
ción internacional de México. En este marco el autor discute los cam-
bios más relevantes operados de la gran corporación trasnacional en
México y en segundo lugar los cambios en la gran corporación priva-
da de origen nacional en los años noventa. Pone el énfasis en el nue-
vo papel que desempeñan los flujos de capital y en particular la in-
versión extranjera directa que apuntan a la transformación de la empresa
trasnacional en empresa red cada vez más internacional, proceso al
que se aproxima también la corporación privada nacional en su inten-
to de adaptarse al nuevo entorno.
Después de analizar cómo están distribuidos sectorialmente los
grupos empresariales más internacionalizados, llega a la conclusión de
que aún tienen que realizar esfuerzos adicionales de reorganización
productiva y financiera para consolidar su inserción internacional. Un
elemento central de este proceso lo deberá desempeñar el Estado al
proponer nuevas formas de regulación pública para evitar la repetición
de los desafortunados sucesos que tuvieron lugar durante la crisis fi-
nanciera de 1995.
Jorge Basave aborda uno de los aspectos más importantes del pro-
ceso de reestructuración que han emprendido los grupos empresaria-
les mexicanos desde hace aproximadamente una década: su expansión
internacional por medio de inversiones extranjeras directas. El autor
se apoya en el concepto cadena productiva global impulsada por el
productor (véase Gereffi, p. 10). Considera que ciertos grupos empre-
sariales mexicanos tienen capacidad para integrarse a estos encade-
namientos. ..
El autor señala que la trasnacionalización emprendida en los
noventa por los grupos empresariales mmicanos constituye una segun-
da etapa diferente de la que se verificó en los setenta, que se concentró
en EUA. En el nuevo ciclo, aunque se trata básicamente de las mismas
empresas (oligopolios), ésta se da en condiciones de apertura de la eco-
nomía mexicana, de reestructuración productiva y organizativa, onen-
tación exportadora y alianzas estratégicas con empresas extranjeras.
El autor ofrece a continuación una clasificación de las modalidades
de asociación con empresas extranjeras que se observan en la segunda
fase, tomando una muestra de 27 grupos empresariales; se trata de
a) establecimiento de filiales independientes; b) integración simple, y
c) integración compleja. La primera variante es la tradicional de los
años sesenta y setenta; la segunda implica subcontratación y en la terce-
ra las entidades pertenecientes al grupo empresarial se distribuyen en
la cadena productiva. La integración simple de alcance regional se da
entre empresas mexicanas que se orientan principalmente al mercado
estadounidense y en algunos casos al sudamericano; la integración
compleja, también de alcance regional, implica la inserción en encade-
namientos productivos liderados por trasnacionales especializadas en
bienes industriales tradicionales y finalmente, la integración compleja
de alcance regional o global en la que actúan como núdeo generador.
Esta última que es la más desarrollada está representada por Cemex,
Pulsar, ICA, TMM y Televisa.
El autor concluye que la máxima integración en términos geográ-
ficos está ocurriendo en EUA donde se ha establecido el mayor número
de plantas. La relación con proveedores y la potencialidad del mercado
brinda la posibilidad de expansión futura para pasar a formas com-
plejas. Los grupos con integración de alcance global parecen haberse
consolidado, pero en productos de consumo final (Bimbo y Gruma),
pueden enfrentar una agudización de la competencia. Las mayores po-
sibilidades parecen estar de parte de aquellos grupos que actúan como
centros dinámicos de cadenas productivas como es el caso del cemento.
Pero sobre todo en la medida que la expansión de esos grupos (sean
simples o complejos) implique extender las cadenas productivas hacia
México, se abrirán nuevas oportunidades de desarrollo nacional.
Teresa Gutiérrez-Haces aborda el aspecto instrumental de la forma-
ción de acuerdos de regionalización, al discutir la evolución de la regla
de origen en el TLCAN. Subraya que el regionalismo comercial contem-
poráneo no puede prosperar sin la aplicación de las reglas de origen
ya que la complejidad de la producción mundial, concebida actualmen-
te como una industria hipersegmentada y al mismo tiempo globaliza-
da, dificulta la determinación del origen y subsecuentes transforma-
ciones de una mercancía.
La autora señala que la aplicación de la regla de origen ha variado
en los años noventa. Si previamente se utilizaban requisitos genéricos
que se aplicaban a todos los productos, en la negociación del ma
partir de 1989 se introdujo una medición diferente: en el caso de este
acuerdo cada producto tiene una regla de origen espeáfica, y el cálculo
echa mano de tres criterios: 1. Determinar si el producto sufrió duran-
te su transformación cambios en la clasificación arancelaria; 2. Si el
grado de valor agregado que porta el producto cumple con el mínimo
requerido; 3. Si se cumplen con ciertos requisitos técnicos en el pro-
ceso de producción. Estos nuevos principios se pusieron en práctica ínte-
gramente en el sector automotriz y textil con una finalidad ultra protec-
cionista. que refuerza los vínculos entre aquellos que se integran en
detrimento de competidores externos.
Una de las conclusiones más relevantes es que al hacerse más
interdependiente la producción mundial de bienes, el cálculo de la
regla de origen se hace más y más complicado, creando distorsiones
a la integración eficiente de los países debido a los efectos de desvia-
ción que produce.
i
Recuperando lo señalado en la. primera parte de esta obra en cuanto a
dos de las perspectivas centrales de análisis que la sustentan, a saber:
, que la globalización es un fenómeno orgánicamente vinculado al
1 nuevo capitalismo informático-global y que se presentan simultánea-
mente múltiples niveles de análisis que le confieren complejidad y
riqueza, los trabajos aquí incluidos avanzan en una propuesta integra-
dora al centrarse en las dimensiones social y política de las transformacio-
nes de la globalidad.
Tratándose de un proceso abierto y cambiante que avanza a gran
velocidad, la temporalidad de las categorías que intentan aprehender-
lo constituye un primer reto para el análisis sociológico y político. Lo
mismo puede decirse con relación a los diversos intereses ideológicos
que intervienen en su interpretación. De ahí la importancia del análi-
sis multidisciplinario sobre un fenómeno que aparece parcializado por
sus consecuencias económicas, sociales y políticas pero a la vez unifica-
do en un solo término que no escapa a pretensiones paradigmáticas:
el de globalización, que recurrentemente oculta las contradicciones
generadas en el cruce de los diversos ámbitos o significados que se
le atribuyen.
El Estado, la ciudad (o los nuevos espacios urbanos), el discurso
político, la organización laboral y respuesta obrera, la educación, son,
entre otros tantos, espacios sociales invadidos por la globalización,
trastocando nuestra cultura presente y que, por su diversidad, se
constituyen en objetos de análisis polémicos que no escapan a la par-
ualización, a los vacíos o lagunas interpretativas y a las salidas ideo-

Para discutir estos problemas la segunda parte de esta obra está


organizada en tres secciones. La primera, denominada "El nuevo contex-
to sociopolítico mundial" que comprende un conjunto de trabajos que
abordan aspectos clave del nuevo contexto mundial, empezando por
las repercusiones espacio-temporales provocadas por la globaliza-
uón, la reestructuración microgeográfica del capitalismo, los cambios
institucionales de esta nueva era y los retos organizativos que enfren-
tan los trabajadores. La segunda sección, relativa a "Estado, política y
sociedad en América Latina" se concentra en la interpretación del nuevo
papel del Estado en la globalización, el embate ideológico al que se en-
cuentra expuesto como parte de la crisis que precedió a la reinserción
y la importancia que sigue manteniendo en el desarrollo de América
Latina. Se aborda un aspecto poco estudiado que es la experiencia de
los pueblos indios ante la globalización. En la tercera sección, sobre "Po-
lítica y educación en México", se presentan dos trabajos que se comple-
mentan, de un lado la discusión sobre las consecuencias de la confor-
mación de la sociedad global y de otro la transformación del mundo
del trabajo y la educación.

Eslado, socieddd y polílica e11 un mundo globalizintPo


El nuevo contexto sociopolítico mundial
Ricardo Pozas ubica la globalización como el eje de profundas trans-
formaciones socioculturales y políticas cuyo origen se remonta a la revo-
lución de los medios de comunicación. Hace hincapié en que la revolu-
ción tecnológica de las comunicaciones, que está en la base de la
globalidad, ha compactado la dimensión espacio-tiempo. El principio
que rige el tiempo social ha pasado de diacrónico a sincrónico modi-
ficando la percepción del devenir de los pueblos. Apunta que otro de
los rasgos distintivos de la globalización está en el surgimiento de la
conciencia sobre la conexión global, esto es, la actividad intelectual y
valorativa reforzada por los medios de comunicación electrónica crea-
dora de un nuevo imaginario colectivo que ha dado origen, a su vez,
a una cultura planetaria de masas. La característica más importante
1 I;IV\{ \ I)I~II ( 4 i o r c 1 1 Ll \ I { I I ( I 11: \ l I~~~II;LIO
de la cultura planetaria de masas, continúa el autor, es su capacidad de
homogeneizar las formas de identidad global sin disolver las culturas
nacionales, sino operando racionalmente por medio de ellas, con es-
trategias de mercadotecnia que absorben las diferencias de valores y
representaciones que sustentan el estilo de vida identificado como
"americanización".
A continuación el autor pasa a discutir la paradoja política de la
globalización que se funda en los términos irreconciliables de partici-
pación y exclusión. Sostiene que por una parte la creciente moviliza-
ción "ciudadana" presiona a la apertura y diversificación de los siste-
mas de partido, pero por otra se da la exclusión mediante la elitización
del poder, propio de una tecnocracia global apoyada en la racionalidad
ultraliberal y con autonomía respecto al sistema económico.
El análisis anterior sienta las bases para revisar la nueva concepción
sobre el Estado propia de la relación global. Como se sabe su funda-
mento se encuentra en el neoliberalismo y se ha realizado de manera
paralela en el centro y en la periferia del mundo capitalista. Inmediata-
mente subraya que el proceso que condujo a la quiebra del Estado be-
nefactor fue el uso irracional de recursos del sector público. Ello con-
dujo a un cambio en la composición hegemónica de los gobiernos, en
la que los políticos tradicionales cedieron su lugar a la tecnocracia, capa
social capaz de introducir la regulación del mercado global en las eco-
nomías nacionales.
El autor concluye evaluando la desagregación o descentralización
de las funciones públicas que resulta de la creciente presión global
externa. A la desagregación se añade la pérdida de la cohesión que el Es-
tado nacional tenía sobre grupos regionales, lo que lleva a confrontacio-
nes entre poderes locales y federales o al mayor ascendente de los
agentes trasnacionales. Pero la desagregación del Estado coincide con
el despliegue de multitud de organizaciones civiles de carácter interme-
dio (entre ellas las ONG), cuya fuerza responde a formas de organi-
zación múltiple y ubicua, ya que sus miembros no muestran una
adscripción definitiva y unilateral, sino que más bien actúan en ámbitos
distintos y en un radio de acción e influencia que no está adscrito ni
a una sola institución política ni a una sola organización social, ni se
circunscribe a una sola especificidad geográfica.
El artículo de Allen Scott se centra en una de las implicaciones más
importantes de la globalización, esto es, la reestructuración de la mi-
crogeografía del capitalismo que implica ante todo la emergencia
de un mosaico intercontinental de grandes regiones urbanas que cons-
I'ICSCII t ~cií,~~ 25
tituyen los motores básicos de la economía mundial. Para responder
a la pregunta de por qué estas regiones se están convirtiendo en el ele-
mento dominante del mapa mundial, el autor efectúa una ubicación
histórica. Señala que la posguerra se caracterizó por la existencia de
un patrón intranacional distintivo de desarrollo urbano y regional en
América del Norte y Europa Occidental. En los cinturones de la gran ma-
nufactura fordista de estos países florecieron conglomerados de ciu-
dades industriales que actuaron como el centro de prosperidad geográ-
fica. El resto del temtorio nacional funcionó como la periferia menos
próspera y menos desarrollada. Con la crisis de la producción de masas
del fordismo el centro se vio directamente afectado, en tanto que
partes de la periferia o semiperiferia (la tercera Italia o el sur de Alema-
nia, por ejemplo) mostraron signos de nuevo dinamismo industrial,
lo que reconfiguró las relaciones geográficas globales. También parte
de la periferia internacional se vio beneficiada con el surgimiento de
la nueva división internacional del trabajo, integrándose al nuevo
proceso.
A continuación Scott evalúa las repercusiones que el triunfo del
neoliberalismo ha generado en la planeación urbana y regional que
adquiere una nueva significación ante el cambio en miaogeografía del
capitalismo. Advierte enormes retrocesos en términos de gestión pú-
blica y canalización de recursos y el lamentable florecimiento del estre-
cho enfoque empresarial dirigido a ampliar la base municipal de ne-
gocios en medio de una creciente competencia regional. El autor señala
a continuación que este cambio de prioridades y métodos coincide
con un problema más amplio debido a que el Estado nacional se en.
cuentra menos preparado para solucionar los problemas geográficos J
seccionales bajo su dominio formal. Debido al atributo de alta interde.
pendencia de los productores en las regiones urbanas, el mercado nc
puede garantizar una asignación óptima, por lo que existe la necesi.
dad de que las instituciones locales desempeñen un papel activo par;
generar la coordinación, promoción y los s e ~ c i o de s dirección quí
se requieren.
Las actividades de gestión y de toma de decisiones que deber
impulsar las instituciones locales implican coordinación sincrónica J
planeación a largo plazo, nos dice el autor. La coordinación sincrónic;
está dirigida sobre todo a pequeñas y medianas empresas que son vícti
mas de las fallas propias de los sistemas económicos urbanos, perc
también contempla el mejoramiento del desempeño industrial local
La planeación a largo plazo por su parte prevé la definición de vías de
desarrollo local cuando los procesos son dependientes de la trayectoria.
Pero cualquier esfuerzo concertado efectuado en las regiones urba-
nas para avanzar en aquella dirección puede tener importantes con-
trarrepercusiones debido a factores de interacción mutua, añade Scott. Las
instituciones intrarregionales creadas para coordinar la acción econó-
mica local, podrían producir efectos indeseados como una más aguda
competencia interregional con un mayor grado de politización (compe-
tencia en el otorgamiento de incentivos para atraer inversiones). Estos
problemas llevan a la cuestión de cómo crear sistemas efectivos de
coordinación supranacional en el marco de diferentes jurisdicciones na-
cionales.. La regulación de las regiones urbanas nos lleva también a
la aparición de nuevos entes o foros que complementan o sustituyen
al Estado-nación tradicional y que se integran a una emergente geome-
tría política que precede al nuevo régimen regulatorio global. Pero
acompañando los cambios en el orden sociopolítico está la adhesión
cívica de las masas: en el mundo de hoy en el que el sentido de ciudada-
nía tiende a dispersarse en cuatro direcciones, global, plurinacional,
nacional y regional. Las regiones urbanas desempeñarían un papel rein-
tegrador del sentido de ciudadanía a la que tienden a conferirle un
nuevo sentido que difiere del derivado del Estado-nación. Para forma-
lizar este nuevo estatus se requiere introducir un conjunto de normas y
reglamentos que podrían abrir el camino a la incorporación de grandes
poblaciones de inmigrantes marginados.
El autor concluye que la instauración de un orden más democráti-
co y representativo en la región urbana requerirá más que simples re-
formas administrativas y debe ser apoyada por la movilización política
para evitar que se reproduzcan los patrones neoliberales existentes.
Insiste que cualquier prolongación de la agenda neoliberal en las re-
giones urbanas globales se traducirá en mayores niveles de exclusión
social.
Ha-Joan Chang, en su trabajo, efectúa una crítica institucionalista al
pensamiento neoliberal que desempeñó una función intelectual for-
mativa en este periodo de globalización. Su punto de partida es que
los neoliberales sentaron las bases de su propia cn'tica al recuperar la
vertiente política de la economía, de modo que podemos hablar de una
economía política neoliberal. Ante este reto, el autor se propone un
doble objetivo: por un lado, demostrar que pese a la amplia aceptación
que ha logrado, el neoliberalismo constituye una edificación intelec-
tual que adolece de marcadas inconsistencias y es incapaz de delimitar
de manera científicamente coherente los límites-de la intervención es-
tatal; por otro, plantear simultáneamente una primera propuesta para
identificar algunas de las bases de una economía política instituciona-
lista que reemplace a la que propuso el neoliberalismo.
Los principales argumentos críticos de Chang son los siguientes:
rechazar el principio neodásico de la supremacía del mercado, esto es,
la tendencia a ver en el mercado un producto natural en tanto que las
instituciones extramercantiles, sólo tienen relevancia en el contexto
de "fallas de mercado"; adicionalmente, Chang señala que al negar que I
l
el mercado es una construcción política, los neoliberales intentan de-
finirlo al margen de una estructura de derechos y obligaciones históri-
camente definida, por lo que sólo proponen abstracciones que dis-
torsionan nuestra comprensión del capitalismo; a su vez, la' visión
neoliberal de la política, una suerte de extensión del mercado, tiende
a despojamos de uno de los principales instrumentos de transforma-
ción social. Finalmente tenemos que reconocer, agrega Chang, que la
negación de la diversidad institucional del capitalismo ha llevado
a cancelar el debate sobre la intervención estatal y a la multitud de posi-
bilidades que ésta encierra.
Para crear una economía política institucionalista, avanza Chang,
debemos integrar varias ideas implícitas en la crítica a los neolibe-
rales: al pronunciamos contra la naturalidad del mercado, abrimos la
puerta al estudio de las relaciones entre el mercado, el Estado y otras
instituciones en una perspectiva histórica; al visualizar el origen políti-
co del mercado ampliamos las posibilidades en tomo a la valora-
ción de las estructuras contractuales y de propiedad, así como de los
mecanismos de fijación de precios. La perspectiva de la diversidad
nos abre la posibilidad de adecuar la intervención estatal a contextos di-
ferenciados, lo cual aumenta su efectividad y en lugar de clausurar la
intervención estatal, inaugura nuevas vertientes.
Chang reconoce en sus conclusiones que la tarea de perfeccionar
esta propuesta satisfaciendo los criterios formulados al polemizar con
los neodásicos, es formidable, pero insiste que siempre el hilo conduc-
tor deberá ser el de lograr una recomposición radical de la manera
como conceptualizamos el mercado, el Estado, la política y la relación
entre ellos. Hace hincapié en que no podremos remontar la visión neo-
liberal sin consolidar una reconstrucción conceptual e interpretativa de
lo que ellos llaman la economía de mercado.
En su capítulo Georges Labica, apoyándose en el concepto de ejér-
cito industrial de reserva de Marx, propone la noción de "hombres
28 I Ilasavc 4 Ihhat, C 'cloiera, X1 ,í R i ~ ~ 11r a\ 1 Rocfri~iiec
\A,

sobrantes" para ilustrar y discutir los efectos sociales producidos por


la globalización. La noción de hombres sobrantes que equipara al de
IlI' , exdusión y marginación la aplica primero a los trabajadores migrato-
I'lIlr nos, o sea, los contingentes que del Tercer Mundo se dirigen a los mer-
, cados laboples de las naciones industrializadas. Pero el autor insiste
IR! en que la exclusión es un proceso que se extiende a todas las formas
,;Il de la vida social y política, incluso a las de los países desarrollados.
(1
11; Afirma que en Estados Unidos, Francia y otras naciones desarrolladas
I existe un proceso voluntario de autoexclusión representado por el
¡o abstencionismo electoral el cual representa una forma de rediazo social
,
1
, a la mundialización.
A continuación el autor aborda en tono sombrío la cuestión de las
formas de resistencia, ante el curso que está tomando el cambio histó-
rico, como la de los "brazos uuzados" y se concentra en las políticas
de la socialdemocracia, que también descarta por su subordinación e
ineficacia, ya que no han podido impedir un aumento exorbitante del
desempleo en Europa.
Para concluir Labica apunta hacia lo que llama un rango oculto
de la globalización: gracias a ella ya no existe más que un solo enemi-
go y afirma: ante un solo enemigo no sólo se unifican los movimientos
de resistencia, sino que también se multiplican para enfrentar lo noci-
vo que resulta la mundialización neoliberal y construir los fundamen-
tos de un nuevo intemacionalismo.
Peter Waterman argumenta que la era del capitalismo global con-
lleva enormes retos para el movimiento laboral y sindical en el mundo
y que la única forma de afrontar esos retos es abrir un diálogo entre
los trabajadores de todo el mundo. La necesidad de tal diálogo surge de
la crisis (o de la impotencia) de las principales tradiciones del movi-
miento laboral. El discurso de las comentes de izquierda que dominan
el estudio de los problemas laborales, como la economía política y el
institucionalismo, tiene aun una orientación estatal-nacionalista, que
resulta obsoleta ante los nuevos problemas planteados por la globali-
zación del capitalismo.
Si el discurso prolaboral dominante ofrece perspectivas muy limi-
tadas para edificar un nuevo intemacionalismo, las iniciativas de grupos
ciudadanos y ONG, orientadas a construir una sociedad civil global en
respuesta a las estrategias de las corporaciones globales, es más prome-
tedora. Otra idea valiosa es la del sindicalismo global cuyo objetivo sería
institucionalizar un sistema de asociación tripartita con el propósito de
regular la economía global en aras de una mayor igualdad, prosperidad
y estabilidad.
Es de suma importancia, continúa el autor, la subversión del mo-
delo tradicional de la economía política resultado del avance de la
geografía social con su hincapié en que el espacio es un producto
social. Esto posibilita hablar de una nueva clase trabajadora global. La
cuestión a debate es si esta nueva dase deberá ser representada por una
institución, como el sindicato, que perteneció a la estructura del de-
sarrollo estatista/capitalista industrial ahora extinta. Castells concede a
quien cita, afirmar que el sindicalismo es todavía necesario para la de-
fensa de los trabajadores, pero carece de potencial emancipador. Como
lo revela la experiencia de México y Japón, las señales de espganzas
las dan movimientos orientados hacia el piso de producción, la comu-
nidad local, las alianzas migratorias y transfronterizas. Pero un mo-
vimiento laboral adecuado a un capitalismo globalizado y enlazado en
redes, requerirá no sólo conciencia y organización espacial, sino también
un nivel holístico y hasta cibemético que conlleve la misma organiza-
ción en redes y la comunicación digital en la que se apoya el capitalis-
mo. El autor sostiene que la era informática hace posible y necesaria una
cultura de la solidaridad global apoyada en los instrumentos compu-
tacionales a favor del trabajo internacional, abriendo con ello nuevos
espacios para el movimiento laboral internacional.
Aunque con graves fallas estratégicas y tácticas la orr, como organi-
zación tripartita, es posiblemente el mejor ejemplo de cómo podría fun-
cionar una futura asociación social global. Partiendo de que la forma
apropiada para los movimientos actuales es la de la red, la coalición o
la alianza, el trabajo intmnacional podría verse representado por una orga-
nización tipo orr y los movimientos laborales por la red. El autor subraya
que el trabajo internacional necesita ver a la orr, no tanto como una for-
taleza que lo protege, sino como una plataforma pública desde la cual
pueda dirigirse al capital, al Estado y a la sociedad civil global.
El autor concluye que el movimiento laboral situado en la nueva
realidad del capitalismo global ha realizado progresos significativos
en términos de pensamiento y acción, lo cual favorece el surgimiento
de un sindicalismo global necesario para enfrentar al capitalismo
global, aunque lo que pudiera significar sindicalismo global todavía
no está suficientemente claro, pero lo que no está en duda es que debe
utilizar los instmmentos cibeméticos y digitales que utiliza el capital para
organizarse, de otra manera nunca superaremos el estadio nacional-esta-
tal en el cual se gestó y alcanzó su primer desarrollo.
Estado, política y sociedad en América Latina
Carlos Vilas examina las transformaciones sufridas en las bases organiza-
tivas del Estado, en sus funciones y en su radio de acción. Tales modifi-
caciones establecen nuevas relaciones de poder que definen las atribu-
ciones estatales, sus medios de acción, pero también los ámbitos que
le quedan vedados. En seguida el autor realiza una m'tica de las concep-
ciones actuales sobre la "desaparición del Estado" a partir del análisis
del papel estratégico que los estados nacionales han desempeñado en
la configuración de diferentes modalidades de articulación de sus res-
pectivos países a la dinámica del capital crecientemente intemaciona-
lizado (global). Nos recuerda cómo la tensión entre el principio temto-
rial en que se asienta la dominación política en el Estado-nación y la
dinámica transtemtorial del capital recorre toda la historia del capitalis-
mo. Por consiguiente, enfatiza el carácter ideológico de las tesis sobre
la supuesta desaparición del Estado.
El análisis que efectúa el autor se sustenta metodológicamente en
el manejo de las dos dimensiones básicas que se sintetizan en el Esta-
do: la política, como expresión institucional de relaciones de poder y
fuente de su legitimación, y la que se refiere a sus capacidades de
gestión, usualmente referidas como de administración pública. Centra
su argumentación en la forma como los cambios en las relaciones de
poder entre los diversos actores económicos se traducen en modifica-
ciones de la gestión pública, pero siempre en función de objetivos re-
ferentes a su politicidad, destacando las concepciones de autonomía
y soberanía.
La permanente vinculación que realiza Vilas entre los datos eco-
nómicos sobre el proceso de globalización y la importancia estratégi-
ca de las políticas activas de los estados-nación le permite afirmar que
más que encontramos frente a una supuesta desaparición del Estado,
estamos en realidad en presencia de una profunda reconfiguración
de sus relaciones con el mercado y con el conjunto de sus principales
actores.
En sus conclusiones el autor destaca que todos los momentos de
transición de una modalidad de acumulación a otro (como el actual) se
caracteriza por fuertes intervenciones estatales en la economía y la so-
ciedad. Por lo tanto el intervensionismo y el laissez faire se combinan
y conjugan en función de las necesidades de la acumulación y del grado
de madurez de las fracciones hegemónicas del capital y no de preferen-
cias ideológicas. Añade que lo que caracteriza a la globalización de
Clemente Ramírez señala que los nuevos procesos técnicos y de
expansión de las comunicaciones ligados a la globalización suponen
un nuevo desafío para los pueblos indígenas latinoamericanos. Para
exponer el punto de vista de estos pueblos propone discutir las conse-
cuencias del efecto globalizador en las economías nacionales y luego
en las culturas indígenas latinoamericanas.
El autor destaca dos movimientos que se perciben en la era de la
globalización: de una parte el movimiento hacia arriba que se remite
a la competitividad internacional y a la trasnacionalidad económica
y cultural del poder político; por otra el movimiento hacia abajo que
apunta hacia la descentralización, transfiriendo servicios públicos a los
ámbitos locales. Como consecuencia de estos movimientos hay sen-
sación de pérdida de influencia de estados nacionales en tanto que
organismos supranacionales aumentan su influencia en la toma de
decisiones. Por lo que respecta a la revolución de las telecomunicacio-
nes que acompaña a la globalización, no se niega su importancia pero
apunta que no abarca a todos los habitantes del planeta, además
aquellos que controlan las telecomunicaciones modulan el efecto
de los medios de acuerdo con determinados sectores económicos y
culturales de diferentes países. Esta exclusión es parte de un proceso más
amplio de "dualizauón" (coincidencia de concentración en el Norte y
marginación en el Sur) que parece haberse convertido en un proceso cre-
ciente con particular intensidad en América Latina.
Con referencia a la forma como se integra América Latina a la glo-
balización el autor subraya la diferencia con la vía seguida por los
países de Asia Oriental. En América Latina, señala el autor, el proceso
ha estado dominado por las filiales de las empresas trasnacionales.
Ellas se han convertido en los agentes que determinan el acceso a ca-
pacidades tecnológicas por medio de las cuales pueden darse procesos
avanzados de inserción internacional.
En cuanto a la inserción de los'pueblos indios (en referencia espe-
cífica a los indios Ayrnará en el lago Titicaca del Perú), señala que los
resultados siempre fueron muy desiguales, pero cabe hablar de una
tercera ola que metió a las sociedades indígenas de lleno en el ámbito
global. Las dos primeras olas de cambio corresponden grosso modo a los
periodos colonial y republicano, respectivamente. La tercera ola corres-
ponde a la globalización que implica una intensificación de los contac-
tos en el nivel de las comunicaciones. A consecuencia de lo anterior los
pueblos indígenas están viéndose afectados por procesos de deslocali-
zación territorial y trasnacionalizaüón de su identidad política. Una
repercusión positiva de la globalización fue que las organizaciones
indígenas lograron cortar la dependencia que las unía a sus antiguos
mentores (misiones, funcionarios, antropólogos), estableciendo relacio-
nes directas con las ONG representantes del Primer Mundo; el resultado
ha sido que los líderes indígenas expandieran sus escenarios de lucha,
pero a costa de perder el contacto cotidiano con sus bases que es la
fuente de la autoridad.
El autor conduye señalando que la transformación cultural expe-
rimentada por las comunidades indígenas ha implicado una recompo-
sición de su identidad que, aunque tiene efectos contradictorios, haq
aumentado el poder de negociación de las asociaciones indígenas ante
sus respectivos gobiernos. Efectivamente, los pueblos indígenas que han
obtenido mayor éxito en el proceso de acumulación económica, mayor
reconocimiento político y cultural son aquellos que han trasnaciona-
lizado su identidad cultural con fines co'merciales.

Política y educación en México


José Luis Tejeda se centra en la conformación de la sociedad global que
ha emergido recientemente como consecuencia del explosivo creci-
miento de las comunicaciones y la interacción en múltiples niveles que
caracteriza el mundo globalizado de nuestros días. Uno de los efectos
de la difusión instanthea de Ia información y de la tendencia hacia la
homogeneización cultural es la aparición de una política mundial
con amplias posibilidades de participación para todos, como lo puso de
manifiesto la evolución del conflicto en Chiapas y el caso Pinochet. En
el primero, el autor destaca el papel que tuvo la opinión pública intema-
cional prefigurando la existencia de una sociedad civil mundial con de-
rechos políticos que fueron reconocidos al aceptar el gobierno mexica-
no un alto al avance del ejército y el inicio de negociaciones, acciones
que fueron decisivas para evitar el genocidio. En el mismo sentido evo-
lucionó el asunto Pinochet al dejar en claro que la violación de los
derechos humanos rebasa las fronteras nacionales para convertirse en
una preocupación global.
La cuestión, agrega Tejeda, es que este enorme avance de la políti-
ca en el nivel global y la aparición de nuevos fenómenos como la socie-
dad civil mundial, se dan a costa de una crisis del Estado-nación; efec-
tivamente, el Estado nacional pierde soberanía y autonomía ante la
fuerza de lo externo e internacional. El autor argumenta que debe replan-
tearse el concepto de espacio, territorio y soberanía y dotar de nuevo
contenido a los instrumentos de acción estatal. Para que este replan-
34 l. Basave, A. Dabat, C. k,lorera, bi.14. Rivera R. y 1:. RoJrígiiez
teamiento se dé en la dirección correcta, debemos ubicamos en la
realidad histórica del Estado-nación. Apoyándose en las tesis de Gellner
sobre nación y nacionalismo, el autor hace hincapié en la importan-
cia de ver la nación como una construcción histórica que también obe-
dece a circunstancias sociales que la hacen posible y necesaria. Dicha
combinación entre necesidades y posibilidades, acota, es lo que le
b permitió al Estado-nación del siglo m la gestación de valores universa-
les contrapuestos al particularismo y el tribalismo.
En este sentido, argumenta Tejeda, el Estado-nación se convirtió en
un mediador entre la homogeneizauón del mundo y la preservación
i de la diversidad y la heterogeneidad. Es uucial para las grandes mayo-
rías mundiales salvar y perfeccionar este espacio de mediación porque
la globalización, aunque conduce a la uniformidad, a la homogeneiza-
ción y a la integración mundial, lo hace de manera segmentada y po-
L larizada con grandes peligros de exdusión y marginación, lo que le da
un componente de deshumanización y brutalidad. Los enormes retos
que derivan de este cambio histórico son particularmente evidentes en
1
México, apunta el autor, ya que este país se enfrenta al reto de integrar-
I se a la nación más poderosa del mundo por lo cual está urgida de crear
\ una correlación de fuerzas que le posibilite negociar y asumir la integra-
, ción en condiciones menos injustas.
1 A la pregunta de cómo defender el Estado-nación para que cumpla
el papel que le corresponde en la globalización, el autor en primer
lugar argumenta que se necesita dotarlo de otro contenido y sustancia.
De ser un espacio homogéneo, centralizado y unificador debe volver-
se un espacio propicio para la diversidad, el pluralismo y la descentra-
lización. El Estado nacional deberá ser multicultural y diverso, o difí-
cilmente encontrará un sitio para mantenerse viable en los marcos del
a mundo globalizado. El Estado-nación tiene que aprender a convivir
con un horizonte conflictivo, tiene que aprender a abrirse y afirmarse, en
tanto sus fronteras se vuelven flexibles e inciertas, argumenta Tejeda.
I Tiene que nutrirse de la diversidad que le es sustancial y aprender a
convivir en un mundo de crecientes roces culturales, políticos, socia-
les y económicos.
El autor concluye que otro pilar de la defensa del Estado-nación
radica en el mantenimiento de las conquistas sociales que definieron su
carácter en la segunda mitad del siglo xx.Pero insiste en que esta de-
fensa no será efectiva sin la erradicación de la corrupción, la ineficiencia
, y el burocratismo. En la discusión sobre el Estado nacional, está en
juego la posibilidad de aear un ámbito público y social alternativo y ca-
pautado. Se trata, señala el autor, de enfrentar la trampa impuesta por
I J1~esenracioii 35
b
la derecha que sostiene que todo lo privado es superior a lo público y
alienta por lo mismo el desprestigio de las áreas públicas. La preserva-
ción y actualización del Estado nacional son necesarias para .mantener
la vigencia de un proyecto válido para todos los mexicanos.
Lucino Gutiérrez y Francisco Rodríguez bosquejan las transforma-
ciones que en el marco de la globalización han ocurrido dentro del
trabajo y la educación centrando el análisis en la experiencia y futuro
de nuestros países. Después de efectuar la ubicación del tema, revisan
el nuevo marco institucional de los mercados de trabajo destacando
la morfología del paradigma postaylorista. Señalan que los requerimien-
tos de productividad y calidad aunados a los nuevos desarrollos'tecno-
lógicos han reforzado el papel de la competencia mundial, dando lugar
a cambios en las formas de remuneración, en la organización del traba-
jo y la participación organizativa de los trabajadores. Los nuevos mo-
delos de relaciones laborales enfatizan la importancia de la coope-
ración entre los trabajadores, sus habilidades y adiestramiento, la
flexibilidad de las normas que rigen la asignación y uso de la fuerza de
trabajo, la participación y el compromiso con el aprendizaje y la solu-
ción de problemas.
A continuación sitúan los mercados de trabajo dentro de la globa-
lización por medio del pasaje de una economía cerrada a otra abierta.
Apuntan que en una economia abierta la demanda de bienes es afecta-
da por las condiciones de operación y vinculación con el mercado
internacional, por lo cual la evolución del mercado de trabajo queda
ligada al comportamiento de las exportaciones y a los efectos multipli-
cadores que este flujo demanda sobre el resto de la economía y la dis-
tribución del ingreso. Subrayan que bajo esta perspectiva el mercado
de trabajo cumple el papel de variable pasiva de a j u s ~a los diseños es-
tratégicos del desarrollo del mercado interno.
Al discutir la situación de la educación en un mundo.globalizado,
destacan la importancia que tiene la economía del aprendizaje, donde
se apoyan en Mertens y Palomares (véase p. 16) cuya tipología adoptan.
Sus condusiones giran en tomo a la necesidad de una nueva cultu-
ra ciudadana en el mundo del trabajo. Al respecto señalan que la
interacción entre el cambio tecnológico y el mercado laboral es indeter-
.. minada, debido a la multitud de las trayectorias tecnológicas, a las di-
ferencias en estrategias de gerentes y trabajadores y a la diversidad de
tipos de relaciones industriales. Por lo anterior, la adaptación tecnoló-
gica le confiere una importancia especial a la educación en sus aspectos
específicos y generales. La dave está, apuntan, en dotar a los trabaja-
36 1. Hdsavr, h. Dabat, C. Morera, h. Riven R. y f ' Rodrígiiez
dores de conocimientos-habilidades para interactuar con las máquinas
programables, leer y comprender el sistema de señales, cuantificar y
representar numérica y gráficamente el rendimiento y trabajar en
equipo. El trabajador debe contar con la capacidad de aprender por el
error, aprender haciendo, aprender por el uso y aprender mediante la
interacción.
1
~0.5 COORDINADORES
Primera parle
Economía y políticas
econOrnicas alternativas

Sección uno
EB escenario mundial
y la búsqueda de respuestas globales
obalización, capitalismo actual
y nueva configuración
6
espacial del mundo

Alejandro Dabat

Junto con la revolución informática, la globalización es el principal de


los grandes cambios que han transformado radicalmente el mundo
en las últimas dos décadas, sea para bien (enorme salto en la integra-
ción potencial del mundo), como para mal (ahondamiento de desigual-
dades e inseguridades sociales). Es el referente económico-social más
mencionado y debatido de los últimos años; la palabra de moda más uti-
lizada para denotar los más diversos aspectos del cambio mundial o
la idea-símbolo por excelencia de legitimación de políticas públicas
o articulación de la protesta nacionalista, social, étnica o religiosa.
Como puede esperarse de este tipo de nociones, la globalización ha
dado lugar a una literatura muy vasta que abarca a prácticamente todas
las esferas de la realidad, disciplinas de las ciencias sociales y géne-
ros literarios.
Pero la globalización es también el más complejo y menos deli-
mitado de los grandes temas actuales, tanto por la gran diversidad de
problemas, campos de conocimiento y universalidad de intereses na-
aonales y sociales que afecta, como por las dificultades teóricas que
entraña. Conforme el autor de que se trate, la globalización es una ten-
dencia actual, un fenómeno futuro, un proyecto hegemónico, un mito,
una etapa histórica concreta o varias de estas cosas juntas. Ello da lugar
a la existencia paradójica de uno de los fenómenos más presentes en
el discurso de las ciencias sociales, que carece de una definición concep-
tual precisa.' Por las razones expuestas, partiremos del hecho reconoci-
'Las palabras "global/globalización" carecen de una acepción unívoca y se refie-
ren más bien a una totalidad vinculada de cosas. Según el Oxford Dictionary, el adjetivo
"global"tiene dos acepciones principales: l . esférico (muy poco usada según el diccio-
nario) y 2. [derivado del francks: global] "pertenecientea, o abarcando la totalidad de
4
do de que el término globalización es mucho má6 una noción (cono-
cimiento elemental) que un concepto cientifico.
Las dificultades para definir la globalización tienen mucho que
.ver con la novedad y complejidad del fenómeno. Con el hecho, de
que éste no sea un proceso simple sino, como señala Garúa Candini
[1999], un conjunto de procesos que gstán tanto homogeneizando al
mundo, como fraccionándolo articuladamente de una nueva manera.
Pero la dificultad también está andada al interior de las propias cien-
cias sociales actuales, en cuestiones tales como la incomunicación casi
absoluta de sus principales disciplinas o la inadecuación de sus paradig-
mas fundamentales para tratar adecuadamente problemas de la ampli-
tud y complejidad de la globalización. Cuestión esta última que, por su
importancia, merece algún comentario.
Por problemas históricos que hacen a la accidentada trayectoria de
las ciencias sociales en el siglo xx, los estudiosos de la globalización
han tenido que lidiar con por lo menos cuatro grandes obstáculos: el
paradigma estatocentrista que aún domina la mayoría de las discipli-
nas sociales [Axford, 1995;Antal, 19991; el ambiente intelectual antisis-
témico promovido por el posmodernismo, el individualismo metodo-
lógico o el pragmatismo tecnocrático; la herencia de casi un siglo de
estatismo e ideologismo dentro del marxi~mo;~ o la insuficiencia de la
teoría espacial en el nivel de 10s aspectos más generales de determina-
ción social, que es algo que trataremos en la última sección. Este con-
texto epistemológico y teórico favoreció un tipo de conocimiento
sobre la globalización muy descriptivo, pragmático y metafóri~o,~ extre-
madamente pulverizado en tomo a las diferentes convenciones discipli-
narias y muy poco orientado hacia la síntesis histórico-geográfica y la
generalización teórica.

un número determinado de aspectos, categorías, etc.; general, todo-incluyente, unificado,


total; en especial perteneciente a, o comprendiendo el mundo entero; de amplitud mun-
dial; universal".
2Apartede lo señalado, el marxismo contemporáneo no ha logrado llenar adecua-
damente los grandes vados teóricos de la obra original de Marx, referidos precisamente
a los grandes temas que han pasado a estar en el centro del debate como el Estado, el co-
mercio exterior o el mercado mundial, induidas en el plan original de trabajo de Marx
[Rosdolsky, 1979, ensayo 2; Dabat, 19931.
3Garcia Canclini [1999: 491 considera que las dificultades para incluir las variadas
dimensiones de la globalización en un solo sistema explicativo, han conducido al uso re-
currente del lenguaje metafórico ("aldea global", "sociedad amébica", "tercera ola", "nue-
va babel", "shopping center global", etc.) en sustitución de palabras conceptualmente
precisas.
capitalista de los ochenta y noventa, que siguió a la crisis de agota-
miento del patrón fordista-keynesiano de acumulación (véase p. 47) y
que abrió paso a la automatización flexible de los procesos produc-
tivos, la introducción de la computadora y las redes de computadoras,
la revolución de las comunicaciones y la llamada economía del cono-
cimiento. En una primera etapa, la revolución informática estuvo
centrada en el conjunto de los principales países capitalistas con deci-
siva participación de Japón; pero en una segunda etapa propia de los
aiios noventa, pasó a ser encabezada por Estados Unidos por su posición
dominante en los nuevos sectores productivos líderes dominantes de
la misma, como el software, las comunicaciones o Internet.
La transformación de las fuerzas productivas y los modos de vida
resultantes, alteraron las condiciones de desenvolvimiento de la econo-
mía, la sociedad, la cultura y la geopolítica mundial. En el plano q o -
nómico generó industrias revolucionarias nuevas como el semiconduc-
tor, la computadora o el sofhuare [Lester, 1998], que asociadas al nuevo
equipo reprogramable y las redes de computadoras, transformaron el
conjunto de las condiciones de la producaón (automatización flexible,
fraccionamiento de procesos productivos) y convirtieron el conocimien-
to en la principal fuerza productiva de la época. La transformación de
las condiciones de la producción, del crédito, del consumo y del co-
mercio, modificó las relaciones entre bienes y servicios y la estructura
del empleo, la estructura de la empresa y las condiciones de la com-
petencia. Cambió la estructura del empleo modificando, individualizan-
do y mundializando los patrones de consumo. En términos de di-
námica económica modificó la lógica de la acumulación de capital y
dio lugar a un nuevo ciclo industrial comandado por el sector electró-
nico informático [Dabat, 2000bI y a una división global del trabajo
[Gereffi, 19951 que redefinió las relaciones entre países y regiones del
mundo.
Pero el efecto de la revolución informática trascendió ampliamen-
te la economía. Vía la revolución de las comunicaciones, de la infor-
mación o de las llamadas industrias culturales, modificó el conjunto
de las relaciones sociales y los patrones culturales, sea directamente o

trial apunta a la transformación radical de la producción y la vida social, resultante de la


utilización generalizada de la nueva tecnología. La anterior difusión de la tecnología mi-
aoelectrónica en la segunda posguerra, fue un ingrediente subordinado de la revolución
tecnológica y socioproductiva fordista o de la Uamada revolución científica tecnica de los
autores soviéticos, asociada a la manipulación del átomo y la carrera espacial con fines po-
lítico-militares y de poder mundial.
como resultado de las transformaciones de las relaciones de producción
y cambio que consideraremos en la sección siguiente. Las transforma-
ciones de la vida social alcanzaron a la composición del empleo, del
consumo o de la familia, a la organización de la educación, la salud o
la utilización del tiempo libre. Nuevas tendencias generales como la plu-
ralización de las relaciones sociales, la individuación o reflexividad de
las personas o los cambios en los principios de la organización social
(pasaje de las organizaciones rígidas y verticales a organizaciones flexi-
bles tipo red), favorecieron el desarrollo de movimientos sociales no
corporativos, como los de mujeres, de ancianos, de homosexuales, de
ciudadanos, de científicos, así como las comunicaciones directas entre
las comunidades indígenas más apartadas.
En escala mundial, la revolución informática aceleró la descom-
p6sición de la Unión Soviética y el bloque oriental estableciendo
nuevas condiciones de competencia, viabilidad económica y circulación
de la información (los gobiernos y censores perdieron toda capacidad de
administrar lo que podía o no conocerse en sus países). Implantó nuevos
estándares tecnológicos y educativos, e impuso a los países la reconver-
sión imperativa de su infraestructura básica, planta productiva y bases
científico-educacionales. Fue el empujón final que condujo el triunfo
del capitalismo y Estados Unidos en la guerra fría, ante la imposibi-
lidad de la Unión Soviética de controlar el aluvión informativo y dar res-
puesta al nivel y ritmo de cambio tecnólogico que le imponía su condi-
ción de superpotencia militar y económica.
Finalmente, no puede dejar de considerarse que la revolución tec-
nológica no vino sola, y que sus formidables logros potenciales no
pueden separarse de la forma social y política de su entrada en escena
como instrumento de competencia capitalista y poder. Entre sus con-
secuencias sociales favorables pueden contabilizarse grandes logros
como la polivalencia y desburocratización del trabajo, la preeminencia
del conocimiento y de la capacitación continua de amplios núcleos de
trabajadores, los formidables avances médico-farmacéuticos o la mayor
calidad y variedad de los bienes y servicios producidos. Entre las nega-
tivas, resaltan sobre todo la precarización del trabajo o la ampliación
de las brechas tecnológicas y culturales entre pueblos, sectores sociales
e individuos. Un problema sociocultural muy importante, es el que re-
sulta del creciente monopolio de los medios de comunicación mundial
por redes de empresas trasnacionales, y la consiguiente comercializa-
ción de la violencia y otras lacras sociales.
La reestructuración posfordista y de mercado del capitalismo
La reestructuración de las dos últimas décadas alcanzó los principa-
les planos de la actividad económica, como el paradigma tecnoeconómi-
co [Pérez, 19861, la organización del trabajo y de la relación salarial
[Coriat, 19921, la producción y la empresa [cm-ONU, 1988; Ernst y
Q'Connor, 19891, la instrumentación generalizada de la nueva tecno-
logía [Castells, 19961, el sistema financiero [Dabat y Toledo, 1999], las
reformas del mercado y del Estado [Petrella, 19951, la división territo-
rial del trabajo [Gereffi, 19951 o el cido industrial [Dabat, 2000bI o la
localización mundial de las actividades productivas [Dicken, 19981.
Como resultado de ello, se puede hablar de la entrada en una nueva
etapa de desarrollo del capitalismo, la cuarta desde el capitalismo indus-
trial de libre concurrencia del siglo m [Dabat, 19931, que ha comenza-
do a expresarse en cambios fundamentales en todos los niveles de la
vida social (modo de producción y vida, estructura e instituciones socia-
les, patrones, culturas, Estado y política) [Castells, 19961.
Los aspectos más generales del cambio, tienen que ver con la sus-
titución de las anteriores relaciones fordistas de automatización rígida,
especialización del trabajo en torno a la cadena de montaje y control
burocrático, por otras mucho más flexibles y dinámicas [Piore y Sabel,
19841. Entre los cambios de este tipo destacan a) la automatización
flexible (reprogramable) y gestión computarizada; b) la nueva organi-
zación del trabajo a partir de los círculos de autocontrol de calidad; c) el
fraccionamiento de los procesos productivos que posibilita la relocaliza-
ción parcial de parte de los mismos; d) la aceleración del flujo continuo
de información y materiales entre las secuencias del cido del producto
(y consiguiente elevación de la eficiencia del control a distancia); e) la
posibilidad de sustituir las grandes series estandarizadas por pequeñas
series reprogramables con menores requerimientos de economías de
escala y mayores posibilidades de descentralización.
Particularmente importante será el cambio en la organización y el
funcionamiento de la empresa capitalista, bajo las nuevas condiciones
de la competencia global, el nuevo sistema financiero y nueva división
internacional del trabajo [Dabat, 20001. De la corporación multinacio-
nal verticalmente integrada de la segunda posguerra, se pasará a la
empresa trasnacional versátil y mundialmente omnipresente ("empre- 0
sa-red" de alcance global), concentrada de manera directa en los sectores
y segmentos productivos donde cuenta con sus principales ventajas com-
petitivas [Porter, 19901 y extendida mundialmente a partir de una
servicios y una esfera aediticia profundamente transformada por la tec-
nología informática. Ello se tradujo en un nuevo tipo de ciclo industrial
dependiente del sector electrónico-informático que en conjunción con
la relocalización del capital hacia los países periféricos, generó la nueva
dinámica internacional que tendió a subordinar progresivamente a
las diferentes esferas productivas y economías nacionales.
La conjunción de los cambios señalados con los de los otros dos
tipos de cambio que estamos considerando, permitieron el restableci-
miento de la rentabilidad empresarial, del empleo y de la acumulación
del capital, tanto en Estados Unidos [Lester, 19981 como en los nuevos
centros dinámicos del capitalismo centrados particularmente en Asia
Oriental, excluido Japón [Dabat, 19971, Pero la experiencia histórica
demuestra que la generalización y estabilización del desarrollo econó-
mico del mismo, requiere de instituciones de mediación y concertación
político-social aún inexistentes, que permitan la inclusión del mundo
del trabajo y la pluralidad de los sujetos sociales activos de la sociedad
civil, como fue el caso de los anteriores pactos fordista-keynesianos o
nacional-populistas.
Hasta ahora, todos los ciclos expansivos del capitalismo han reque-
rido siempre de marcos regulatonos y pactos sociales que dieran susten-
tabilidad político-social al sistema, como fue el caso del sindicato, la
reducción de la jornada de trabajo y la educación pública en la segun-
da mitad del siglo m, de la legislación social y el sufragio popular en
la época clásica del imperialismo o del contrato colectivo de trabajo, el
seguro social y el voto femenino en la segunda posguerra. Mientras
no se haya avanzado sustancialmente en esta dirección, no se podrá
pasar de la recuperación en ciernes del capitalismo, a un despegue global
del mismo política y socialmente sustentable.

Fin de los "tres mundos" y reunificaci6n-reestructuraci6n


del mercado mundial
La reunificación del mercado mundial que siguió al desplome del bloque
comunista y estuvo sustancialmente determinada por el agotamiento
histórico del estatismo y el nacionalismo corporativo del Tercer Mundo
[Dabat, 1991; 1993).En 1979, China, el país más poblado del mundo y
segunda potencia político-militar del bloque comunista, había esco-
gido voluntariamente el camino del reintegro al mercado mundial y
la "economía socialista de mercado". Los paises de Europa Oriental y la
propia Unión Soviética tratarían poco después de seguir sus pasos
leza, como el derrumbe del bloque comunista y los nacionalismos
corporativos del Tercer Mundo, el efecto de la revolución tecnológica
y la reestructuración del capitalismo, los procesos de liberalización, des-
regulación y privatización de los países en desarrollo y la conclusión
librecambista de la Ronda Uruguay del GA'IT. La unificaaón de los noven-
ta se caracterizará por una serie de hechos inéditos en la historia del ca-
pitalismo, como la extensión de las relaciones mercantil-capitalistas de
producción al conjunto del planeta, la constitución de una enorme
masa global de trabajadores móvilesH en los países en desarrollo
densamente poblados, la plena incorporación al mercado mundial de
la gran mayoría de países, la conversión de los principales países pe-
riféricos en grandes exportadores manufactureros e importantes mer-
cados financieros privados, la conformación de una infraestructura
informático-comunicacional integrada de alcance mundial, la integra-
ción mundial de los sectores fundamentales de la producción en tomo
a cadenas productivas globales, redes empresariales flexibles de alcan-
ce global y una división global del trabajo, la libre movilidad de capita-
les entre prácticamente todos los países, el establecimiento relativo del
libre comercio i n t e m a c i ~ n a lla
, ~conformación
~ de múltiples bloques
regionales competitivos bajo los principios del llamado regionalismo
abierto y la conversión de Asia Oriental (exduido Japón) en el espacio
más dinámico de la economía mundial.
En la discusión sobre las razones de este proceso, no puede des-
conocerse la importancia de hechos como el triunfo político del capi-
talismo neoliberal, la recuperación de Estados Unidos o la presión di-
plomática externa. Pero entendemos que la principal razón fue la
"La constitución de una enorme masa flotante de trabajadores desempleados o
subempleados en búsqueda de empleo (ejercito industrial de trabajo para Marx), estará
tanto en la base de los crecientes flujos internacionales de trabajadores, como de la relo-
calización de la producción internacional en países periféricos de bajos costos laborales
unitarios (relación entre niveles salariales y productividades relativas). En la medida en
que los flujos intemaaonales de trabajadores sean rígidamente regulados por las políticas
restrictivas de los paises importadores de fuerza de trabajo, la magnitud de las migra-
ciones intemaaonales sean necesariamente muy inferior al de su magnitud potencial
[Hams, 1996).
"El comercio internacional nunca fue completamente libre, porque siempre estuvo
limitado por algún tipo de barreras nacionales. Lo que existió fueron tendencias históri-
cas hacia la liberalización o el proteccionismo comercial con un único periodo histórico
anterior al actual de dar0 predominio de la tendencia al libre cambio (1848-1873 aproxi-
madamente). Aun así, la liberación comercial del tercer cuarto del siglo antepasado,
fue mucho más limitada que la actual por no alcanzar a importantísimos países como
Estados Unidos y darse a partir de un alcance mundial muchísimo menor de las relacio-
nes mercantil-capitalistas en todas partes, incluso Europa.
ClobalizaciOn, capitalismo artiinl 51
mundial del ciclo de valorización y acumulación del capital y la inter-
nacionalización de las funciones básicas de los estados nacionales en
respaldo de la empresa multinacional de cada país,I7 o como "global
corporation" [Adam, 1975], en un sentido pareado. Otra nueva concep-
tuación muy importante del mismo origen fue la de "nueva división
internacional del trabajo" [Froebel, Heinrichs y Kreye, 19781 para expre-
sar el cambio que había comenzado a darse en la división tradicional
del trabajo por la relocalización de industrias manufactureras intensivas
" en trabajo debido a las grandes mejoras en las comunicaaones y trans-
portes y la constitución de un "ejército industrial de reserva" de carác-
ter mundial.
El uso generalizado de los términos "global/globalización"será un
fenómeno propio de la segunda mitad de los ochenta, cuando comen-
zará a ser utilizado ampliamente para hacer referencia a un conjunto
muy amplio de fenómenos nuevos. Los politólogos y especialistas en
relaciones internacionales, los usarán en sentido casi de sinónimo de
"multilateralización" o de "trilaterización" de las relaciones entre go-
biernos de los principales países capitalistas, bloques regionales y "elites"
empresariales, en el contexto del cambio de la relación internacional de
fuerzas entre Japón, Europa Occidental y Estados Unidos, el reconoci-
miento de la interdependencia económica mundial y la reorientación
del gobierno de Estados Unidos hacia una global policy de búsqueda de
responsabilidad hegemónica compartida [Blake y Walters, 1886; Gil1
y Law, 19881. Globalización también será utilizado en el sentido de
"multilateralismo" en el lenguaje burocrático de las organizaciones
económicas internacionales, para referirse a la liberalización generaliza-
da de los flujos comerciales internacionales.
En el mismo periodo, las palabras global/globalización, comenza-
rán a utilizarse ampliamente en la economía en dos sectores diferentes
de actividad (financiera y empresarial). Banqueros, políticos y econo-
mistas comenzarán a hablar de "globalización financiera'' desde pers-
pectivas diferentes (descriptivas, apologéticas o críticas, según fuese el
caso) como, por ejemplo, United States Congress [1987], Lamfa-
lussy [1989] o Aglietta, Brender y Coudert (19901. Dicho concepto
será utilizado para denominar al conjunto interdependiente de cambios
radicales del sistema financiero mundial acaecidos a comienzos de la
"El trabajo de Murray publicado casi simultáneamente en la revista New Left Review
y la antología citada de Dunning de muy amplia circulación, sera el punto de partida
de una línea diferenciada de conceptuación (la intemacionalización de la actividad del
Estado), referida a las funciones probables que deberá continuar desempeñando el Es-
tado nacional (o diversas formas de asociaciones de Estados) en una era de capital
internacional.
década, como la informatización de las operaciones cambiarias, fi-
nancieras y bursátiles; la titularización y bursatilización del crédito; los
nuevos intermediarios financieros y la llamada "desintermediaciónban-
caria"; el ascenso de la inversión de portafolio; la tendedencia a la uni-
ficación de los mercados financieros nacionales, o la magnitud desco-
nocida del intercambio y la especulación cambiaria, o sus efectos
disolventes sobre las políticas financieras y cambiarias nacionales.
En los srafde las escuelas y consultonas de negocios comenzará a
l utilizarse el término "competencia global", para describir las nuevas
condiciones de la concurrencia "trilateral" [Ohmae, 19851y la necesidad
I de nuevas respuestas competitivas [Porter, 19861. Será seguido por el
concepto de "competencia estratégica", que incorporará el respaldo gu-
bernamental a las empresas multinacionales de cada país [Ernst y
O'Connor, 19891y que se vinculará al de "globalización de la tecnolo-
gía" [Council, 1987; Petrella, 1989, 19901 usado por economistas, inge-
nieros, tecnólogos e investigadores, para tomar nota de los nuevos
acuerdos y alianzas entre las empresas, gobiernos y universidades de dis-
tintos países, para costear y compartir el crecimiento desmedido
de los costos de investigación y desarrollo y amortizar el drástico acor-
tamiento del ciclo de vida del producto. Otra línea de desarrollo
del concepto, será la de "competitividad de las naciones" [Porter, 19901
como conjunto de condiciones nacionales (naturales, población, infraes-
tructura, educación, tecnología, mercado interno de consumo, calidad de
gobiernos) que respaldan la actividad de las empresas que compiten
desde los sectores y segmentos favorecidos de cada país. En una orien-
tación completamente distinta a la de Porter, Ohmae [1990] formulará
t su conocida concepción aestatalista de la globalización como "mundo
sin fronteras", que pasará a convertise en uno de los principales referen-
tes (si no en el principal) del debate sobre el tema.
D Los sociólogos no quedaron demasiado atrás en el estudio del
1 nuevo fenómeno. Tan tempranamente como 1985, Robertson y Lechner
escribirán sobre las consecuencias culturales de la globalización. La
revista inglesa Theow Culture and Society comenzará poco después a pu-
blicar artículos sobre la "globalización cultural" [Featherstone, 1988;
1
Smith, 19881. En 1990 Giddens concebirá a la globalización como algo
inherente a la modernización, lo que será precisado históricamente por
Beck [1992] al relacionarla más propiamente, con lo que llamará
b "segunda modernidad" o "sociedad de riesgo". A partir de formulacio-
nes originales de Harvey [1989] y de Featherstone [1990], Robertson
[1992] populizará las expresiones "compresión del tiempo y el espa-
cio" y de espacio "glocal" (como síntesis concreta de lo global y lo
local) y desarrollará una de las primeras definiciones de la globaliza-
ción como "creciente densidad y complejización de la interacaón entre
los actores sociales y creciente conciencia de ello".
Pero la percepción y generalización del nuevo fenómeno comenza-
rá a darse pasados los primeros años de los noventa, siguiendo muy
de cerca los grandes cambios tecnológicos, económicos, socioculturales
y geopolíticos del espacio económico y político mundial. Entre los eco-
nomistas y estudiosos de los problemas de la empresa y la produc-
ción, habrá un importante núdeo de autores e instituciones que reco- 1

nocerá ampliamente el global shift en la base productiva de la


economía mundial [Dunning, 1993; U N ~ A D1993, , 1994; Gereffi, 1994, I
1995; Castells, 1996; Dicken, 19981 a partir del estudio y la conceptua-
ción de cambios fundamentales como la emergencia de la "empre-
sa-red" de alcance global, la "producción mundialmente integrada",
las "cadenas productivas globales", la "división global del trabajo" o la
nueva "geoeconomía" del mundo que en buena parte se nutrirán de
las aportaciones de otros campos y disciplinas de las ciencias socia-
les.la De la idea de globalización como multilateralización,se pasará a la
de globalización como intemaaonalizauón [Oman, 1994; Ferrer, 19971
o como fenómeno estructural nuevo [Gerefi y Korzeniewicz, 1994;
Petrella, 19961. De la "trilateralización" se pasará al "regionalismo
abierto" [CEPAL, 19941 y a la discusión sobre las relaciones entre glo-
balización y regionalización (oposición o complementariedad). El
concepto de globalización financiera se ampliará considerablemen-
te para incorporar a los llamados "mercados emergentes"; y la temáti-
ca de la deuda externa de los países en desarrollo será sustituida como
preocupación central, por la de las nuevas crisis cambiario-financie- 4
1
ras globales y el debate sobre la regulación mundial de los flujos
financieros.
Prácticamente todos los campos de la realidad y el pensamiento 1
social serán enlazados por la nueva familia de palabras (global, glo-
balización, globalismo, globalizante). Con las nuevas categorías eco-
i
nómicas como "agricultura global, globalización del consumo o indus-
tria culturai global1', aparecerán otras como no económicas de no menor
l8Gereffidesarrolla una idea de "cadenas productivas globales", muy relacionada i
con la idea de Porter. Tales conceptos se relacionan con los de división global del trabajo
y ascenso (upgrade) productivo de países en desarrollo vinculados a ello, a partir de
procesos de aprendizaje tecnológico. Este último aspecto que vincula directamente
el análisis de Gereffi a la aportación de la escuela evolucionista. En el desarrollo del
1
nuevo concepto de empresa, será importante la recepción del concepto de red provisto
por la sociología económica y de la organización [Alter y Hage, 1993; Grandori y Soda,
1995, etcétera].
efecto, como "ecología global, comunicaciones globales, red infor-
mática global, ciudades globales, sociedad civil global, globalización
del crimen, marginalización global, cambio mundial global, globalis-
mo imperial, solidaridad global, gobernabilidad global o ciudadanía
global", generalmente acompañadas por nuevas nociones o catego-
nas teóricas construidas para tratar de explicar o relacionar distintos
aspectos del fenómeno estudiado. Éste será el caso de conceptos ya
mencionados como time-space compression o "glocalización"; pero
l también de otros no menos importantes, como "virtualidad-real,des-
temtorialización y reterritorialización, complejización y reflexibilidad
social o hibridación cultural".
Las ciencias políticas parecen haber sido las más cautas y defensi-
vas en el tratamiento del nuevo fenómeno bajo el efecto de las lla-
madas "crisis de soberanía" y "crisis de gobernabilidad".Ig Pero, a
pesar de ello, darían un reconocimiento muy amplio (positivo o negati-
vo) a la nueva problemática [Antal, 19991. En el nivel propiamente inter-
nacional, se desarrollará una literatura muy amplia sobre la sociedad
civil global y la entrada en acción de nuevos actores nacionales, regio-
nales y mundiales en la determinación de la "gobernabilidad global",
en conjunción con los sujetos tradicionales (estados y organizaciones
internacionales), como será el caso de las empresas trasnacionales y
bloques regionales, las organizaciones no gubernamentales (ONG), los
grupos de interés público y las comunidades epistémicas (de conoci-
miento). Dentro de los estados, se reconocerá la interpenetración
práctica entre las esferas domésticas e internacionales en las agendas
y políticas gubernamentales. Las ciencias y prácticas jun'dicas comenza-
1 rán a ser conmovidas bajo el disímil efecto de los acuerdos de libre
comercio y protección a la inversión extrajera y propiedad intelectual,
y de la extratenitorialización de las normas de protección de los dere-
i
dios humanos.
1 Una expresión muy generalizada de reconocimiento de la globaliza-
ción, será la denuncia y el estudio de sus aspectos negativo-destructi-
vos como el desmantelamiento del Estado social, la precarización del
trabajo, el incremento de las desigualdades o la marginación de países,
regiones y sectores sociales [Amin, 1988; Chossudovsky, 1997; Ruiz
Contardo, 19991, la extremada acentuación de la incertidumbre y el

1 IgLasdificultades de las ciencias políticas y la teoría de las relaciones intemacio-


nales para estudiar objetivamente a la globalización, parecen desprenderse de su carácter
mismo de ciencias del Estado y del papel central que desempeña dentro de ellas el concep-
to rígido de soberanía, como poder supremo no subordinado a ninguna otra fuerza
[Toledo Patiño, 19981.
d.,

C;IobaIizacion, c,~pitdIisrn»artiinl 51
riesgo en diferentes aspectos de la vida social y económica [Be& 1992;
Guillén Romo, 19971 o los efectos de la globalización cultural sobre
las culturas nacionales y locales tradicionales [Featherstone, 19901. Otra
manifestación de reconocimiento crítico, será la de las políticas "glo-
balistas" de otras grandes potencias planteada desde diferentes perspec-
tivas analíticas [Saxe-Femández, 1995; Garúa Candini, 19991.
En términos de respuestas, la izquierda comenzará a esbozar distin-
tos tipos de alternativas frente al nuevo fenómeno. En el nivel de la
orientación del movimiento social, las respuestas irán desde la orien-
tación antisistémica [Arnin, 19881, al nuevo intemacionalismo de soli-
daridad global [Waterman, 19981. En políticas económicas nacionales,
girarán entre la aceptación del hecho de la globalización con nuevo
tipo de políticas públicas de carácter social [Cox, 19921 o el rechazo de
la misma y el impulso a políticas de desarrollo interno [Panitch, 19941.
Finalmente, en lo que hace al tipo de respuesta mundial global, se irá
desde la postura inicial de "desconexión" de Arnin [1988], a la de pacto
social mundial de "gobernación global cooperativa" [Petrella, 19961.

El debate sobre la naturaleza de la globalizaci6n


Como señaláramos inicialmente, el reconocimiento de que llamára-
mos noción de globalización, no supuso nada parecido en materia de
convergencia de opiniones sobre la naturaleza, significado, consecuen-
cias o, incluso, nombre del fenómeno. Dado que la falta de consenso
abarca un campo demasiado grande de problemas, nos limitaremos a
considerar la cuestión de la naturaleza social de la globalización, con
breves referencias a otras cuestiones conexas como, entre otras, la de su
denominación más correcta.
Desde esta perspectiva analítica pueden diferenciarse grandes nú-
deos de convergencia de opiniones no exduyentes (en el sentido de que
las de muchos autores pueden compartir aspectos de dos o más visio-
ne~).~O Considerando al rasgo central que las agrupa, las posiciones
pueden resumirse en las siguientes cinco visiones principales:
a) la globalización como fin del Estado nacional;
b) la globalización como mito;

*OE1ordenamiento formulado en el texto es ligeramente diferente del que esboza-


mos en otro trabajo [Dabat, 19991, en la medida en que separamos y colocamos en
primer lugar la visión del "mundo sin fronteras", para la mejor presentaaón y compren-
sión de la discusión.
58 Alejandro Daba1
riesgo en diferentes aspectos de la vida social y económica [Beck, 1992;
Guillén Romo, 19971 o los efectos de la globalización cultural sobre
las culturas nacionales y locales tradicionales [Featherstone, 19901. Otra
manifestación de reconocimiento crítico, será la de las políticas "glo-
balistas" de otras grandes potencias planteada desde diferentes perspec-
tivas analíticas [Saxe-Fernández, 1995; Garúa Candini, 19991.
En términos de respuestas, la izquierda comenzará a esbozar distin-
tos tipos de alternativas frente al nuevo fenómeno. En el nivel de la
orientación del movimiento social, las respuestas irán desde la orien-
tación antisistémica [Arnin, 19881, al nuevo intemacionalismo de soli-
daridad global [Waterman, 19981. En políticas económicas nacionales,
girarán entre la aceptación del hecho de la globalización con nuevo
tipo de políticas públicas de carácter social [Cox, 19921 o el rechazo de
la misma y el impulso a políticas de desarrollo interno [Panitch, 19941.
Finalmente, en lo que hace al tipo de respuesta mundial global, se irá
desde la postura inicial de "desconexión" de Amin [1988], a la de pacto
social mundial de "gobernación global cooperativa" [Petrella, 19961.

El debate sobre la naturaleza de la globalización


Como señaláramos inicialmente, el reconocimiento de que llamára-
mos noción de globalización, no supuso nada parecido en materia de
convergencia de opiniones sobre la naturaleza, significado, consecuen-
cias o, incluso, nombre del fenómeno. Dado que la falta de consenso
abarca un campo demasiado grande de problemas, nos limitaremos a
considerar la cuestión de la naturaleza social de la globalización, con
breves referencias a otras cuestiones conexas como, entre otras, la de su
denominación más correcta.
Desde esta perspectiva analítica pueden diferenciarse grandes nú-
deos de convergencia de opiniones no exduyentes (en el sentido de que
las de muchos autores pueden compartir aspectos de dos o más visio-
ne~).~O Considerando al rasgo central que las agrupa, las posiciones
pueden resumirse en las siguientes cinco visiones principales:
a) la globalización como fin del Estado nacional;
b ) la globalización como mito;

1°E1 ordenamiento formulado en el texto es ligeramente diferente del que esboza-


mos en otro trabajo [Dabat, 13391, en la medida en que separamos y colocamos en
primer lugar la visión del "mundosin fronteras",para la mejor presentación y compren-
sión de la discusibn.
segunda posición, de mayor difusión actual, se halla en autores como 1
Fukuyama [1992] que asimilan la globalización al triunfo mundial de
la demoaacia-liberal global en un contexto de falta de alternativas pre- !
visibles a la misma.15 Estas visiones, aparte de su contenido ideoló- l
gico-apologista, constituyen una visión superficial que desconoce de
hecho los fundamentos históricos, tecnológicos, económicos y cultura-
les más profundos de la globalización.
Pero este mismo tipo de superficialidad se halla también presen-
te, bajo la forma de una valoración ética invertida (la globalización l

como mal, no como bien), en los trabajos de gran parte de los autores
críticos radicales del fenómeno. La versión más general y radical de
rechazo contestatario, es la idea de "neoliberalismo global" que está pre-
sente en trabajos como Esteva y Prakash [1996] que contrapone el
mundo de las empresas y los poderes trasnacionales al de las comunida-
des locales más marginadas. Para esta perspectiva, globalización y neo-
liberalismo son dos cosas inseparables, por lo que no cabría la posi-
bilidad de algo parecido a una globalización alternativa. Una versión
más atenuada de esa visión, es la que reduce el significado histórico de
la globalización a las políticas, proyectos o estrategias reales o supuestas
del neoliberalismo y agentes orgánicos, como sería el caso de los "inte-
reses metropolitanos" [Alonso, s/fj, las "elites corporativas mundiales"
[Herman, 20001 o del capital especulativo. Como en el caso del pensa-
miento liberal, también aquí aparece la misma confusión entre factores
subjetivos y objetivos, entre intenciones y realidad, entre aspectos de la
realidad y el conjunto de la misma.

La globalización como intemacionalización o mundialización


Esta difundidísima perspectiva, incluye a la gran cantidad de autores
y corrientes que coinciden en que la globalización actual no es otra
cosa que un nivel relativamente más elevado de los procesos históricos
de intemacionalización o mundialización de las relaciones económi-
cas y sociales, sea que se las refiera al capitalismo, a la modernización
social [Giddens, 19931o la "indusividad del orden económico mundial" i1
[Ferrer, 19971. Como consecuencia de ello, la globalización no constitui-
ría un fenómeno novedoso, propio de las últimas décadas, sino algo
existente desde bastante o mucho antes (siglos xv, m o segunda pos- 1
2 5 C ~ recuerda
m~ kdord [1995:451, la idea de Fukuyama no está fundada en hipóte-
sis teleologistas o naturalistas, sino en suponer falta de alternativas actuales a la dernoaa-
cia liberal de Occidente. Por ello conlleva la posibilidad teórica de reversibn.
62 Alejandro Drthat
guerra), según sea el caso. Dentro de esta perspectiva general puede dis-
tinguirse entre la visión más ampliamente aceptada, que llamaremos
"intemacionalización a secas", y otras dos posturas que difieren de la
principal en tomo al nombre del fenómeno (mundialización por glo-
balización) y su explicación (teorías del sistema mundial).
La visión que identifica globalización con un nivel más elevado de
intemacionalización (o de otros términos sucedáneos utilizados para
referirse a la misma idea), parte principalmente de la observación de los
indicadores más tradicionales utilizados en el estudio de las relacio-
nes internacionales, como comercio internacional, de mercancías o
formas tradicionales de inversión de capital, en detrimento de otros indi-
cadores mucho más precisos que permitan denotar la novedad cualita-
tiva del proceso.26Tras reducir a la globalización a fenómenos princi-
palmente cuantitativos, de crecimiento particularmente rápido de
indicadores parciales, concluyen lógicamente en situar los orígenes
históricos de la globalización en el arranque de la expansión mundial
del capitalismo industrial moderno en el siglo m, continuada tras la
superación del periodo de entreguerras. En la segunda posguerra,
edipse de varias décadas, se trata de una visión difundida por una gran
cantidad de autores y publicaciones prestigiosas de disciplinas y tradicio-
nes teóricas muy diferentes, como Robertson [1992]; Oman [1994];
MacEwan [1994]; Waters [1995]; Ferrer [1996, 19971 o Tne Economist
[1997]. Es también la más utilizada recientemente por los staffde las
principales organizaciones internacionales como OCDE, Banco Mundial
o FMI,en sustitución del concepto más técnico de "multilateraliza-
ción" que utilizaban anteriormente [Oman o Chesnais, 19941.
La perspectiva analítica desarrollada por la escuela del sistema
mundial centro-periferia (o de la economía-mundo),27parte de la idea
tautológica de que el capitalismo ha sido siempre global, que la globa-
lización existió desde el siglo xv y que los cambios que ha sufiido el
1
26Ferrer[1997],por ejemplo, reconoce cuatro manifestaciones principales del fe-
nómeno (flujos comerciales, inversión extranjera directa y comercio intrafinnas, comentes
financieras y liberalización y desregulación de mercados) y no considera prácticamen-
te ninguno de los cambios cualitativos de fondo que determinan una nueva realidad.
En el caso de la revolución informática, la asimila de hecho a cambios tecnológicos muy
anteriores como la mitroelectrónica o la navegación espacial, sin mencionar a otros
como la automatización flexible, la computadora personal o Internet. La referencia que
hace del comercio intrafirma no toma en cuenta que se tiende a perder importancia relati-
b va frente al comercio intrarred.
27Visi6ndesarrollada a partir de la teoría de sistema mundial formulada por Imma-
nuel Wallerstein en las décadas de los setenta y ochenta. Dicha teoría no puede ser confun-
dida con otras visiones mucho más flexibles y objetivas del carácter sistémico de la
economía y la sociedad mundial como, por ejemplo, los esbozos de Axford I1995).
sistema desde entonces, han sido de carácter secundario y se han de-
rivado de los procesos cíclicos de expansión y contracción del propio
sistema (ondas largas ascendentes y descendentes). I
Como consecuencia de ello, los cambios mundiales propios de la
globalización no pueden considerarse totalmente nuevos, salvo en un
sentido puramente cuantitativo, no cualitativo [Anighi, 1997: 1].28
La última perspectiva (cambio espacial mundial como mundializa-
uón) corresponde sobre todo a autores franceses críticos de la renova-
da preeminencia del capitalismo estadounidense. Esta visión se caracte-
rizará, sobre todo, por el rechazo al uso de la palabra globalización para
denominar al fenómeno discutido, por considerar que es un anglicismo
ambiguo menos preciso que la palabra "mundialización", e impuesto
por las escuelas de negocios estadounidenses con fines apologéticos
[Chesnais, 1994, 1996].2Vasandodel nombre del fenómeno a su ,
contenido, debe diferenciarse entre una mayoría de autores que tienden
a compartir de manera sustancial la perspectiva analítica de la intema-
cionalizauón propiamente dicha con ciertas salvedades (énfasis en la
m'tica al nuevo sistema financiero y el capitalismo estadounidense) y
la escuela marxista de la intemacionalización o mundialización del capi-
tal [Michalet, 1985, 1993; Chesnais, 1994, 1996], que cuenta con un
desarrollo teórico propio.
La idea de que la globalización existió desde mucho antes plantea-
da por estos autores, no tiene asidero. Periodos de muy rápido creci-
miento de los indicadores utilizados por esta perspectiva, pueden en-
contrarse no sólo en los siglos xx,m y xv, sino también en el siglo I de
la era cristiana o, aun, bastante antes.30Pero lo que no puede práai- l

2BPorlo que conocemos, son muy pocos los cambios no cíclicos que tienden a
Y
reconocer esta comente. Uno de ellos, por ejemplo, sería el reconocimiento por Amin
[1988] de la actual interpenetración de capitales entre los mayores países capitalistas.
"Tal aítica parece exagerada. Si bien es cierto que la palabra "mundialización"es mis
precisa para denotar un aspecto del proceso (la extensión mundial de las relaciones
c
económicas y soaales) que la segunda acepaón de la palabra globalización (véase nota l),
también lo es que la acepción principal de la palabra globalización tiene una acepción
más amplia que permite una mayor aproximación a la naturaleza compleja y cualitativa .(

del fenómeno (nuevo tipo de interacciones espaciales entre diferentes planos de la realidad
mundial, nacional, regional y local). Lo del supuesto invento de la palabra globalización
por las escuelas de negocios de Estados Unidos, no toma en cuenta que esa palabra fue I
introducida previa o simultáneamente por otros actores y en otros planos de la vida A
social, y que su aparición en las escuelas de negocios, se dio tanto bajo la formulación
apologética de Ohmae, como de la científica de Porter.
'OEl helenismo de los siglos rri y N antes de Cristo (expansión de la política, la eco-
!
nomía y la cultura griega al mundo mediterráneo, el Medio Oriente, Persia, el Oeste de
la India y Egipto), estuvo basado económicamente en un desarrollo muy amplio del capi-
64 Aiejandio Dahat
camente encontrarse antes de la globalización, son los indicadores cen-
trales de la misma, como el despliegue mundial de las nuevas redes
interempresariales flexibles, los encadenamientos productivos trasna-
cionales, el comercio y transferencias internacionales de software o
servicios inforrr~áticos,~~
las operaciones transfronterizas de subfactura-
ción o franquiciamiento o la creación masiva de organizaciones no
gubernamentales (ONG), para sólo citar algunos indicadores. Lo mis-
mo puede decirse obviamente, del tipo de interacciones estructurales
igualmente nuevas, entre las nuevas y viejas relaciones dentro de la
globalización, o entre ellas y los estados nacionales, bloques regionales
y espacios locales situados dentro de espacios nacionales y regionales.

La globallzación como nueva etapa histórica


A diferencia de las visiones lineales que exageran, niegan o simplifican
la especificidad histórica de la globalización, un número creciente de
autores acuerdan de una u otra manera considerarla como un proce-
so histórico complejo de carácter inédito.32Cabria incluir aquí a una
gran variedad de aproximaciones y énfasis distintos sobre el aspecto
central de la determinación del fenómeno como integración funcional
de actividades económicas internacionalmente dispersas [Gereffi, 19951,
concentración del tiempo y el espacio [Harvey, 19951, articulación en
tiempo real de actividades sociales localizadas en espacios geográficos
diferentes [Castells, 19981, articulación directa de lo global y lo local
a partir de lo glocal [Featherstone, 19901, rebasamiento del Estado na-

tal comercial y el sistema monetario. El mundo helénico estuvo, además, comercialmente


articulado tanto al conjunto del mundo mediterráneo, como al naaente imperio chino y
/ otras partes de Asia Central y Oriental a traves de la ruta de la seda.
pesar de que la producción y comercio de software constituyen los aspectos
más dinzimicos de la actual economia mundial, no existen hasta ahora estadfsticas ofi-
) ciales sobre los mismos. Esto hace que las cifn. de este tipo de comercio (como la de
la mayoría de los servicios informáticos) no esten siquiera incluidas en la información
suministrada por la OMC sobre comercio internacional de servicios, y que su eiabora-
I ción haya quedado en'manos de corporaciones privadas como International Date Cor-
poration (IDC) o Gartner Group.
32Mencionaremos en esta perspectiva a, por lo menos, los siguientes autores y
trabajos: Axford 119951, Beck [1992, 19981, Castells 11996, 1997, 19981, Cerny
[1995], Cox [1992], Dabat 11993, 1994, 1999, 20001, Dabat y Rivera [1995], Dabat
) y Toledo [1999], Dicken [1998], Dunning [1997], Estay [1995], Garúa Candini [1999],
Gereíñ 11994, 19951, Geref@y Hampel [1996], Gonzáiez Casanova [ 19951, Guerra-Borges
[1999], Harvey [1989, 19951, Hirsch 119971, McGrew, Lavis y otros [1992], Petrella [1989,
I 1990, 19921, Petrella y Grupo de Lisboa 119961, Scott [1998], Vázquez Barquero [1999],
Waterman [1998], Zamagni [1995].
C;lobdlizarion, capitalismo artiinl 65
cional por las nuevas relaciones trasnacionales o mundiales [Petrella, I

1992; Be&, 1998; Dabat, 2000b], mosaico global emergente de siste-


mas regionales de producción y cambio [Scott, 19981, sistematicidad f
de la nuevas interacaones [Axford, 19951 o nueva geoeconomía [Dicken,
1
19981. Tales diferencias, sin embargo, no implican tanto puntos de vista
exduyentes sobre la naturaleza del fenómeno, sino más bien, énfasis y
jerarquizaciones distintas de aspectos diferentes de un mismo proceso
complejo.
La convergencia básica de estas posiciones podna sintetizarse en
varias coincidencias explícitas o implícitas, desprendidas del propio
campo de coincidencias: I
a) la globalización no es sólo un nivel superior de internaaonaliza-
ción, mundialización y, sobre todo, trasnacionalización de la eco-
nomía y la sociedad mundial, sino también una realidad histórica
cualitativamente diferente a las anteriores; b) la globalización es un
proceso histórico inseparable de otros procesos igualmente nuevos y
trascendentes como (usando un lenguaje propio no compartido por
muchos autores) la revolución informática, la reestructuración pos-
fordistalposkeynesiana del capitalismo o la economía y la sociedad
mundial o la reunificación económica y política del mundo bajo la
dirección del capitalismo; c) que la globalización no tiene que ver
con una supuesta desaparición o minimización de existencia histórica
del Estado nacional, sino con la redefinición de sus funciones y rela-
ciones con la economía y la sociedad, y d) que los distintos aspectos
jerarquizados son prácticamente todos O casi todos de carácter espacial-
territorial (integraaón de actividades espaaales dispersas, concentración
del espacio, nexos entre Estado nacional y relaciones trasnacionales o I
mundiales, integración de sistemas regionales, relación de lo global
con lo local (glocal) (nueva geografía). i
Pasar de este tipo de aproximación a una teona consistente de la glo- l

balización conlleva, sin embargo, un conjunto de dificultades teóricas 4


entre las que destacan la novedad e insuficiencia de los estudios sobre
estructura espacial del ~ a p i t a l i s m oy ~las
~ etapas históricas del mismo.
Pero dada la necesidad de abordar estos problemas, trataremos de 4
desarrollar y fundamentar, con los elementos con que contamos, la
idea de que la globalización no es otra cosa que la configuración
l

33Segúnla opinión muy reconocida de Gregory y Uny [1985],el interés por las
cuestiones espaciales de las úenúas sociales contemporáneas, fue un fenómeno muy
tardío surgido desde los años setenta en adelante como respuesta a la intemacionaliza-
ción de la producción capitalista y sus formas regionales contradictorias.Antes que eso, (
bajo el impacto del positivismo y del ideologismo, había prevalecido durante casi todo
66 Alejandro Daba1
(o esuucturación) del nuevo tipo de capitalismo que está reconfor-
mando el mundo.

l
l a globalizacion como nueva conñiguracidn espacial del miindo
iQué debe entenderse por conceptos como "configuración"/"estructu-
ración" o "dinámica espacial" del capitalismo? Al respecto cabe dis-
tinguir entre la utilización teórica de las mismas, reducida y reciente por
las razones señaladas en la nota anterior,34y su empleo práctico implí-
cito como orientación de la investigación, que ha estado presente en
algunos de los más importantes estudios del siglo pasado sobre el
capitalismo mundial.35En otros trabajos [Dabat, 1993, 1997, 19991
hemos utilizado tales categonas sin definirlas, por lo que consideramos
necesario dedicar la primera parte de esta sección, a la formulación de un
esbozo de teorización que ayude a avanzar en el conocimiento de la
globalización.

La estructura espacial del capitalismo y sus grandes cambios históricos


Según los más importantes científicos sociales de los últimos siglos
[Smith, Marx, Shumpeter, Weber, Polanyi], el capitalismo es un siste-
ma de producción, organización social o conformación cultural, que se
distingue de otras formas históricas de la sociedad, por contar con
un determinado tipo de estructuración y dinámica hi~tórica.3~ Pero

I
el siglo m, la radical contraposición entre el conoamiento causal-relaciona1propio de las
disciplinas consideradas científicas y el conocimiento descriptivo-contingente atribuido
r
a la geografía humana [Sayer, 19851, que tendió a extenderse de hecho al conjunto de los
fenómenos espaciales.
34Entrelos antecedentes más importantes están el trabajo clásico de Murray [1971]
1 sobre Estado e internacionalización del capital, en el contexto de lo que llamad "dialécti-
ca territorial" del capitalismo, o el capítulo de Harvey [1982] sobre la producción de
"configuracionesespaciales del capitalismo" por la movilidad espacial del capital y el tra-
I bajo. También los de Ruggie 113931 y Walker 11993) sobre la especificidad histórica del
Estado nacional a partir de la "configuración espacial" de la modernidad.
3SLostrabajos de Bujarin, k n i n y en buena parte de Hilferding sobre la economía
mundial y el imperialismo, de comienzos del siglo m, estaban principalmente referidos

i a la configuración espacial del capitalismo y la economía mundial, en el periodo his-


tórico situado entre la crisis mundial de 1873 y la primera guerra mundial.
36Enopinión de Harvey 119891, tales autores tendieron a asumir el espacio como
algo dado (más que como socialmente construido y reconstruido a lo largo del desarro-
I Ilo histórico), y a unilateralizar el papel del tiempo en la explicación del carácter temporal
de la dinámica del desarrollo histórico.
(;lobalizacion, capitalismo ari~i;il 61
además, recientemente, autores como Murray [1971] o Harvey [1982],
han señalado que también se cuenta con un determinado tipo o patrón
específico de configuración y dinámica temtorial. Si bien ello no se ha
traducido todavía en una teoría desarrollada, su reconocimiento pa- l

rece ser una consecuencia lógica del redescubrimiento teórico de la di-


mensión espacial de los fenómenos sociales propios de las últimas déca-
das, que una autora como Massey [1385] sintetiza brillantemente en
la idea de que la dimensión espacial de todo fenómeno social debe
ser incorporada como un aspecto central de los conceptos analíticos bási-
cos utilizados para definirlos.
Como conclusión de lo anterior, partimos de la idea de que la con-
figuración y dinámica espacia1 del capitalismo (o simplemente, patrón
espacial del mismo, para abreviar) no es algo distinto a la estructura
temosocial y dinámica histórica del capitalismo, sino sólo un aspecto
particular de las mismas. Concretamente, que por patrón espacial del
capitalismo debe entenderse a la sistematización de los principios y re-
laciones que rigen el despliegue y la articulación territorial de los com-
ponentes y relaciones básicas del mismo, tanto a partir de las propieda-
des espaciales de esos componentes y relaciones, como de las del espacio
geográfico sobre las que se asientan y despliegan, como condición ma-
terial de su de~envolvimiento.~~
Tratando de sistematizar la abundante literatura dispersa sobre
esos temas, cabe distinguir por lo menos cuatro planos diferentes de
determinación espacial, que debieran abstraerse y sintetizarse para
tratar de construir teóricamente un modelo general de los componen-
tes y relaciones básicas de la configuración y dinámica territorial del j
capitalismo y sus diferentes expresiones históricas. Estos planos dife-
rentes son: i

el alcance territorial (extensión) del sistema capitalista frente a 1


otros regímenes sociales;
las instancias específicas de articulación espacial correspondientes
a niveles no espaciales de la vida social (tecnológico, tecnoeco-
nómico y souoeconómico, social, etcétera);
"Debe distinguirse entre las propiedades espaciales de los fenómenos sociales de-
rivadas de su naturaleza y potencialidades internas y de su articulación con otros fenó-
menos sociales, de las de las propiedades del espacio geográfico mismo (fisicas y socia-
les) donde se localizan y despliegan. Ambas determinaaones son fundamentales,porque
todos los fenómenos sociales se desenvuelven en algún tipo de espacio tenitonal que con- 1
diciona de alguna manera su tipo de desenvolvimiento.
Nivel societal: Conjunto de relaciones e instituciones sociales confor-
madas en tomo al desarrollo de la sociedad capitalista (modernización
social para la sociología funcionalista). Contiene diferentes instancias
I de estructuración espacial, como la estructura social (clase, género, ocu-
pación, poder), la familiar o el despliegue de la sociedad civil (incluyen- ..
do movimientos político-sociales como fenómeno diferente al de la
institucionalidad estatal). .Cada instancia supone mecanismos diferen-
tes de determinación espacial.
Nivel cultural: Estructurado en tomo a las relaciones de las di-
ferentes expresiones de la llamada cultura modema con las culturas tra-
dicionales y sus diferentes maneras de enlazar el espacio. Se vincula al
temtorio a partir del alcance espacial de las relaciones de identidad y
significación que lo caracterizan (lingüísticas, de modos de vida y con-
sumo, de creencias, de conocimientos, artísticas) y de sus determinadas
condiciones de localización (centros de irradiación, de confluencia, de
resistencia).
Nivel ambiental: Relación entre la sociedad y su medio ambiente
natural, determinada por las consecuencias espaciales de los aspectos
destructivos incontrolados de la industrialización, la urbanización, el
crecimiento de la población o la cultura modema, sobre las condiciones
espaciales de la vida humana (atmósfera, aire, agua, floresta, biodi-
versidad, etc.). Supone, como los demás niveles considerados, proble-
máticas históricas específicas, resultantes de combinaciones deter-
minadas de niveles y estructuras tecnoeconómicas, poblacionales y
culturales.
Los niveles territoriales de integración económica-social
Comprenden las instituciones propiamente espaciales del capitalis-
mo región, Estado nacional, sistema de estados, orden
) mundial) caracterizadas por integrar verticalmente dentro de un espacio
temtorial determinado a diferentes niveles de la vida social (económico,
social, cultural, político) de una población determinada. Dentro de este
1 plano, sin embargo, debe diferenciarse entre el complejo de relaciones
basados en la ciudad, en el Estado nacional y en la organización inter-
nacional.

B En los albores históricos del capitalismo mercantil (siglos m y xv), la ciudad fue
el centro económico-polfticode articulación del espacio temtorial de las regiones más
avanzadas de Europa, antes de ser absorbidas por el Estado absolutista dentro del espa-
cio territorial mucho más amplio que sirvió de base al Jesarrollo ulterior de la producción
capitalista.
Glohalizaciáii, capiolisnio actual m
La ciudad: Resulta de la concentración del comercio, los servicios,
la producción, las actividades socioculturales y la población en puntos
localizados del espacio territorial, a partir del desarrollo histórico del
proceso de urbanización. Constituye la base de los sistemas de ciudades, I
unidos entre sí y con los núcleos dispersos de producción, mediante
redes de transportes, comunicaciones o provisión de agua y energía.
Las relaciones de la ciudad y los sistemas de ciudades con sus entor-
nos rurales, centros dispersos de producción o áreas despobladas y
reservas naturales, dan lugar a la región, con sus muy diferentes particu-
laridades de constitución e integración.
El Estado nacional: Es la institución social más amplia y determinan-
te de concentración espacial de la vida económica y sociocultural, a
partir de núcleos políticos-militares de poder soberano y homogeneiza- ,
ción (nacionalización) de la vida social (economías nacionales, socie-
dades nacionales y culturas nacionales) dentro de espacios temtoriales
delimitados. pero es también el puntó de partida de los capitalismos
nacionales [Dabat, 1993, 1994: Introducción], en tomo a un deter-
minado tipo de relación entre desarrollo capitalista y y entre
esfera privada de desenvolvimiento interior del mismo y esfera pública
de primoción y regulación estatal (protección del mercado interior,
construcción de infiaestructuras físicas y sociales, gestión monetaria, res-
paldo en competencia internacional).
La existencia de múltiples estados nacionales y capitalismos na-
cionales, da lugar a determinados tipos de relaciones internacionales
competitivas. La más importante de-ellas es la establecida en tomo al
mercado mundial como esfera universal de intercambios y transferencias
internacionales de mercanáas, capitales, trabajadores y conocimientos. 1
El alcance espacial y la estructura del mercado mundial, están basadas
en la extensión y naturaleza de la división internacional del trabajo, ope-
rando en conjunción con otros factores ya considerados, como la exten-
4
"El temtorio de una nación "constituye la base más general de producción, que
contiene y sirve de base a todas las condiciones internas" [Borojov, 19791. El capital se fija
inicialmente al temtorio a partir de la propiedad privada y títulos de crédito sobre suelos
rurales, fincas urbanas, yacimientos minerales [Murray, 19711 y del uso de los recursos na- 4
turales de propiedad pública (agua, suelos, subsuelo, bosques, peces) que determinan tipos
de agricultura, minería o industria. En su despliegue, se fija al territorio a partir del de-
sarrollo del capital fijo, el empleo de la infraestructura física de transportes, comunicacio-
nes o energía, o el aprovechamiento de los núcleos poblacionales y cluster industriales
y el conocimiento tecnológico acumulado en trabajadores y empresas [Dosi, 19911.
Finalmente, la relaaón del capital con el espacio territorial, permiten al capital de un país
1
apropiarse de los beneficios de la extensión del territorio [Hilferding, 19711, de la "produc-
tividad natural" del suelo y de las ventajas derivadas de las peculiaridades culturales de un \
determinado país.
informática-global todavía en proceso de conformación, desde en-
tonces. En todos los casos, el pasaje de una a otra forma histórica de
estructuración y dinámica económico-social, se han traducido en confor-
maciones muy distintas del espacio mundial.
La configuración espacial del capitalismo industrial liberal del
siglo m fue el resultado de la combinación productiva entre la produc-
ción fabril a pequeña y mediana escalas de unos pocos países euro- ..
peos y la apertura a la moderna agricultura de exportación de las
grandes llanuras "vacías" de América, Oceanía y Europa Oriental, con
relativamente pocas repercusiones en otras partes del mundo salvo la
India. Tal relación estableció la base de la constitución del mercado
capitalista mundial moderno y de la división internacional "clásica"
del trabajo (intercambio de productos manufacturados finales por pro-
ductos agropecuarios), apoyadas en la primera red internacional de
transportes y comunicaciones modernas (ferrocarril y navegación a
vapor, telégrafo y cables submarinos), el arranque de la liberación co-
mercial que siguió a la ley inglesa de granos de 1848, el gran salto del
comercio internacional de la época que modificó radicalmente la rela-
ción entre comercio internacional y producción nacional en los países
más dinámicos,43los inicios de la emigración europea y la inversión de
cartera hacia las colonias agroexportadoras "de población"44y los
comienzos de la internacionalización de las relaciones sociales (inter-
nacionales obreras y socialistas, agrupaciones feministas, sociedades
geográficas, etc.). La intemacionalización de la época coincidió con el
inicio de la construcción generalizada de naciones y estuvo hegemoni-
zada por la gran potencia industrial, mantima y financiera de la época
(Inglaterra). Pero los procesos de industrialización, internacionaliza-
"El salto comercial del siglo xrx, alteró radicalmente las relaciones entre comercio
intemacional y producto interno para los países involucrados en 61. Según Maddison
[1995: 481, la participación de las exportaciones con relación al pie, en los países con los que
se cuenta con registros confiables, pasó del 1% en 1820, al 5% en 1870 y al 8.7% en
19 13. Pero el gran salto sostenido comenzó en realidad en 1850 y no en 1820, lo que
convierte al periodo 1850-1873, en el de más rápido crecimiento del comercio intemaao-
nal en la historia del capitalismo.
44Losgrandes movimientos de capitales y migrantes del siglo m tuvieron un carác-
ter completamente diferente al actual. La forma principal de inversión intemacional,
fue en títulos de la deuda pública de estados en proceso de constitución nacional: las
migraciones de trabajadores se dirigieron a los grandes espacios "vados" desocupados por
la matanza de indígenas nómadas, como fue el caso de Estados Unidos, Argentina, Austra-
lia o Canadá. Otra gran diferencia fue el origen europeo de los trabajadores migrantes,
particularmente inglés, irlandés, alemán, italiano y español, siguiendo la secuencia de ge-
neración de población excedentaria que acompañó a la expansión territorial del capitalismo
industrial en Europa.
civil crónica, con sus corolarios de contracción del comercio y las re-
laciones internacionales, desarticulación de la división internacional
del trabajo, competencia política militar con el bloque comunista e inte-
gración nacional-autoritaria generalizada de la vida social y las refor-
mas sociales impuesta por la lógica del conflicto mundial.48A las fiactu-
ras provocadas por la ruptura comunista y las tendencias autárquicas
.
de las grandes economías nacionales, se sumará la constitución de un '

"Tercer Mundo" semiautarquico resultante de la descolonizacii>n, el


nuevo capitalismo nacional-corporativo, las posibilidades de juego
pendular entre Oeste y Este o la reorientación "hacia adentro" de la
industrialización periférica. Estas nuevas relaciones espaciales limita-
rán fuertemente los alcances espaciales del capitalismo internacional.
Pero también darán lugar a un nuevo orden mundial institucionalizado
(el orden bipolar de los tres mundos), basado en las hegemonías abso-
lutas de Estados Unidos y la Unión Soviética al frente de los bloques
polares del sistema, la paridad nuclear, la administración bilateral de la
guerra fría y una organización mundial de estados en tomo a la ONU de
funcionamiento más formal y simbólico que efectivo.
El capitalismo-fordismo "mixto" (keynesiano) resultará de la reor-
ganización radical del capitalismo centrada en Estados Unidos, basada
en las industrias automotriz, aeronáutica, metalmecánica, petrolera y
bélica; la reestructuración fordista-sloanoista de los procesos de traba-
jo y la gran empresa, y los principios keynesianos de gestión nacional
y social de la economía. Aparte de sentar las bases para un nuevo tipo
de pacto social interior, tales cambios posibilitarán el relanzamiento del
l
capitalismo mundial de la segunda posguerra, a partir del enorme peso
1
de la economía y la hegemonía mundial estadounidense, la liberaliza-
ción limitada del comercio internacional en tomo a los países indus-
triales, la expansión internacional de la corporación multinacional y la i
ulterior emulación europea-japonesa. Esto dará lugar al proceso de 4
internacionalización de la producción y el capital, basado en la corpo-
ración multinacional gigante verticalmente integrada y su sistema de fi-
liales dedicada al abastecimiento de mercados nacionales semicerrados 1

y la constitución tardía del mercado financiero del eurodólar, orienta- ,


1
do en buena parte al financiamiento de instituciones gubernamentales
48Apartir de los años treinta, prevalecieron en los estados nacionales de los mis
diferentes signos ideológicos, procesos de integración corporativa y patriarcal de la vida
social, en tomo a reformas sociales nacionalistas controladas desde arriba, con supresión
o restricción de la autonomía de las organizaciones sociales, consolidación de la familia \
patriarcal y eliminaaón o limitación de la democracia.
1 del Tercer y Segundo mundos. Tal proceso erosionará las bases del siste-
ma de los tres mundos; pero no lo destruirá por sí mismo, porque no
será incompatible con el marco nacional-keynesiano de relaciones entre
l capital, Estado y mercado.49

1 La estructuración espacial del capitalismo informático-global


Como las anteriores formas históricas, el nuevo capitalismo también
ha modificado la compo'slción del espacio mundial y generado una
nueva dinámica territorial. Sistematizando información presentada en
las secciones anteriores para favorecer la comparación con las configura-
t cíones previas, resulta posible acercamos con bastante precisión a las
líneas íündamentales de la actual configuración.
El alcance territorial del nuevo capitalismo será incomparablemen-
te mayor al de etapas anteriores. Apoyándose en la unificación del
mercado mundial, los gigantescos procesos de privatización y apertura
externa del Segundo y Tercer mundos y los precedentes avances de la
industrialización y la urbanización en esas partes del mundo (por
medios no capitalistas o de capitalismo nacional), la producción y el
intercambio capitalista pasará a ser la fuerza económica dominante en
Rusia y Europa del Este, Asia, la mayor parte del mundo islámico, las
islas del Pacífico, la casi totalidad de América Latina y gran parte de
Afnca, reduciendo a bolsones marginales a la producción no-capitalis-
ta y precapitalista. Como consecuencia de ello el capitalismo abarcará
prácticamente al mundo entero, imponiéndole su dinámica territorial
de desarrollo desigual e inclusión-exclusión. Un aspecto muy impor-
I tante de ese logro, será su concomitancia con la emergencia de la crisis
ambiental global, que presidirá la decadencia del capitalismo fordis-
I ta "mixto" y el social-estatismo y el pasaje al capitalismo informáti-
co-global.
1 En los diferentes planos no territoriales de la vida social, también
habrá cambios espaciales de fondo que alcanzarán a prácticamente todas
las instancias de determinación. Como resultado de las potencialida-
I
des temtoriales de la nueva tecnología, el mundo pasará a estar mate-
4qTantola inversión directa para el abastecimiento de mercados internos cautivos,
como los prestamos bancarios sindicados a instituciones estatales del Segundo y Tercer
mundos a efectos de su ulterior redistribución interna, no eran incompatibles con los fun-
1 damentos nacional-keynesianos de preeminencia del mercado intemo, pmteccionismo co-
mercial o financiamiento intemo público. Lo que los afectaría, sería la acaón disolvente
indirecta de la intemacionalizaaón del capital, en una epoca histórica en que las econo-
mías cerradas o semicerradas habían ya agotado sus posibilidades de desarrollo.
rialmente enlazado por dos tipos completamente nuevos de enlaces '
tecnoeconómicos: a) la infraestmctura trasnacional de comunicación
electrónica en tiempo real, cada vez más estructurada en tomo al es-
pacio virtual de intemet y b) la integración mundial directa de la pro-
ducción, a partir de cadenas productivas de eslabonamientos mate-
riales e "inmateriales" previamente fraccionados por la tecnología ,
electrónica.
Los cambios en la organización social de la producción y el inter-
cambio modificarán radicalmente las anteriores formas de empresa,
mercado, propiedad capitalista, crédito, intervención económica del
Estado o utilización de las reservas de población. Aparecerán la empre-
sa-red trasnacional flexible de alcance global, los mercados oligopó- I

licos abiertost50 la preeminencia de la propiedad intelectual y los


paquetes accionarios móviles; la titularización, bursatilización y
globalización del crédito o la explotación global del trabajo subemplea-
do y subpagado (población excedente) de los países periféricos. Como
resultado, surgirá un mercado mundial global que subsumirá los mer-
cados nacionales y dará lugar a tres mercados particulares de natura-
leza muy distinta: a) el mercado global de mercanúas y servicios
estructurado alrededor de la competencia administrada entre empre-
sas-redes y de la que tendrá lugar entre países, bloques regionales de
países y ciudades y regiones; b) el mercado global de valores y dinero
(financiero), caracterizado por su excepcional fluidez, ausencia de
trabas regulatorias, volatilidad y relativa autonomía frente a la produc-
ción, el intercambio de mercanúas o la inversión pr0ductiva,5~y c) el
mercado mundial de fuerza de trabajo, constituido en tomo al dese- l

SOElmercado oligopólico tradicional estudiado por autores como Bain o Lavini, era
un mercado nacional básicamente cerrado por las barreras a la entrada y la concertación
oligopólica de muy pocas empresas con poder de mercado. Este tipo de oligopolio, no
sobrevivió a la apertura y desregulación de los mercados nacionales y las nuevas posibi- i~
lidades de entrada de la nueva empresa-red multinacional (inversión directa, joint venture,
alianza estratkgica, fusión y adquisición, franquicia, etc.). Pero fue sustituido por otro ba-
sado en un nuevo tipo de comercio trasnacional administrado dentro de las grandes
redes multinacionales, que conjuga el anterior comercio inuafirma con las nuevas for-
más de comercio intrarred e intrasoaos estratégicos. Sin embargo, este nuevo tipo de
comercio administrado privado, se desenvuelve, a diferencia del anterior, en el contexto
de una feroz competencia de gigantes globales.
51E1elevado nivel de autonomización del medito frente a la producción, es una
importante diferencia del capitalismo ama1 de los que lo precedieron. En el capitalismo
monopolista-financiero clásico el medito estaba vinculado a la producción a partir de las 1
relaciones entre banca e industria. En el capitalismo keynesiano, la relación era manteni-
da bajo control por la banca central nacional dentro del contexto de la economía nacional
organizada. En la actualidad no existe fuerza alternativa que cumpla ese papel.
de pautas bastante diferentes que apuntan hacia un distinto tipo esta-
tal-territorial.
Las ciudades y las regiones, tenderán a vincularse al comercio y las
relaciones internacionales sin la intermediación del Estado nacional,
dando lugar a la nueva organización competitiva del sistema de ciuda-
des y regiones [Vázquez Barquero, 19991, a los complejos urbanos y
regionales transfronterizos y a los separatismos micronacionales direc-
tamente integrados a la globalización. La competencia en el mercado
global, llevará a las naciones vecinas a construir bloques comerciales
exportadoresS3en tomo a las potencias económicas regionales. Finalmen-
te, las tendencias mucho más amplias que las puramente comerciales
hacia la integración temtorial de grandes espacios temtoriales, harán que
regiones como la Unidad Europea emprendan el camino de la integra-
ción supranacional, no sólo en tomo a una moneda única,.sino también
de la libre circulación de personas y la ciudadanía común.
En el plano propiamente mundial, los cambios más importan-
tes serán económicos y geopolíticos con pocas consecuencias inme-
diatas sobre la organización intemacional de estados. Los más desta-
cados serán la reconstitución relativa de la hegemonía estadounidense
en condiciones diferentes a las de la segunda posguerra (alcance mundial
más amplio y menor superioridad económica frente a otras potencias),
el vertiginoso ascenso de Asia Oriental y China, la integración de Arnéri-
ca del Norte, los avances hacia el Este de la integraaón europea, la orga-
nización de Sudamérica en tomo al Mercosur, la emergencia hindú o
la acentuación de la marginación económica y social de Afnca y nume-
rosos países de otros continentes. Pero ninguno de estos cambios apun-
tará directamente a la resolución de la aisis mundial de gobemabilidad
acentuada por las nuevas condiciones de integración supraestatal, de-
sigual y excluyente del mundo. Los avances en este sentido, no serán
tanto iniciativas de estados nacionales individuales, sino procesos so-
ciales, políticos e intelectuales mucho más amplios, como las propues-
tas generalizadas de reforma y reorientación política de las organizacio-
nes internacionale~,~~ el agotamiento político del neoliberalismo, el

53Adiferencia de los anteriores acuerdos de libre comercio de la etapa histórica


anterior (destinados a ampliar el comercio interior de los países miembros), los nuevos es-
tarán principalmente orientados hacia la exportación, y estarán asociados a políticas mis
generales de liberaa6n comercial con el resto del mundo, que perseguirán el objetivo de
abaratar los insumos de la industria exportadora.
5PDebatesen tomo a la regulación internacional de los flujos finanaeros y operacio- (1
nes cambiarias, a la sustentabilidad ambiental del desarrollo económico, a la protecu6n
de la biodiversidad, los derechos humanos, la mujer o el trabajo, a la promoción de las
Areas y paises marginados, etcétera.
80 Alejandro Dxhat
amplio despliegue de la sociedad civil internacional o los logros en ma-
teria de integración regional, que en conjunto apuntan a la posibilidad
de una reforma de nuevo tipo del orden mundial.
Las características territoriales del capitalismo actual que han sido
señaladas, no son otra cosa que los rasgos que diferentes autores han
atribuido a la globalización, sea como aspectos particulares, como
combinaciones parciales o como proceso integral. Por esa razón y las
que han sido planteadas a lo largo del trabajo, cabe definir conjunta-
mente a la globalización y al patrón espacial del nuevo capitalismo
como la misma cosa. En otro trabajo [Dabat, 19991 definimos la glo-
balización como la nueva configuración espacial de la economía y la so-
ciedad mundial resultante del desbordamiento de la capacidad norma-
tiva de los estados nacionales por la interdependencia de las nuevas
relaciones comunicativas, económicas, ambientales, sociales y cultura-
les impuestas por la revolución informática, la unificación geopolítica
del mundo y la reestructuración trasnacional del capitalismo. De ello
se deriva la redefinición de las relaciones espaciales entre el mundo, los
estados nacionales, las macro y micro regiones y los espacios locales
y la generación de un nuevo tipo de contradicciones, desequilibrios y
riesgos sistémicos, que requieren de un nuevo tipo de soluciones
maaorregionales y mundiales que contemplen la nueva complejidad y
diversidad de las sociedades y culturas del mundo.

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la productividad o a la acumulación de capital [Krugman, 1334; Young,
1994,1995, su éxito económico se atribuye, en gran parte, a la adop-
u,ón de una industrialización orientada a las exportaciones como la
estrategia principal de desarrollo en la región.
Este enfoque del comercio internacional como palanca de apoyo
del crecimiento económico sustentable de Asia Oriental, aunque irreduc-
tible en su base macroeconómica, deja sin responder muchas cuestio-
nes fundamentales con respecto a las bases microinstitucionales que
apoyan el desarrollo de esa región. iPor qué Japón y las NIES de Asia
Oriental (Corea del Sur, Taiwan, Hong Kong y Singapur) lograron con
tanto éxito exportar a los lejanos mercados occidentakes, a pesar de las
fórmidable.s_distancias espaciales y culturales que debieron cruzar?
iCómo estas naciones de Asia Oriental pudieron sostener, por más de tres
o cuatro décadas, sus altas tasas de crecimiento orientado a las expor-
taciones, frente a una variedad de factores económicos adversos como
las alzas en los precios del petróleo, las tasas salariales cada vez más ele-
vadas, la escasez de mano de obra, las fluctuaciones monetarias, la rece-
sión global y un difundido proteccionismo en sus principales mercados
de exportación? iEn qué condiciones el crecimiento basado en el co-
mercio puede convertirse en un vehículo de ascenso productivo genui-
no, frente a las críticas frecuentes de bajo salario, poca capacitación y
actividades de exportación orientadas a la confección? ES posible que
los logros de Asia, referidos a la industrialización enfocada al comercio,
contengan lecciones significativas para otras regiones del mundo?
El artículo abordará estas preguntas usando la estrlictura de las ca-
denas productivas globales. Una cadena productiva se refiere al conjun-
to de actividades relacionadas con el diseño, la producción y el marketing i
de un producto; una diferenciación de suma importancia en este enfo-
que es que hay cadenas productivas que están dirigidas por el compra- I
dor y otras por el productor. Japón en los años cincuenta y sesenta, las
NIES de Asia Oriental en los setenta y ochenta, y China en los noven-
ta, llegaron a ser exportadores en escala mundial porque dominaron la
dinámica cle las cadenas productivas dirigidas por el comprador, las
cuales surten una amplia gama de productos para el consumidor que
l
requieren mano de obra intensiva, como es el caso del vestido, el cal-
.zado, los juguetes y los artículos deportivos. La dave del éxito de las
cadenas dirigidas por el comprador radicó en transformar la mera con-
fección con insumos importados (asociados tradicionalmente con las
4
zonas de procesamiento de exportación), en una forma más integrada
nacionalmente y de mayor valor agregado, que se conoce ya sea como
(;ay Gercffi
\\
surtido del paquete completo de fabricación* o producción OEM (manufac-
tura de equipo original).' Después, Japón y algunas empresas de las NrEs
de Asia Oriental rebasaron la forma de exportación OEM para conver-
tirse en fabricantes de marcas registradas originales (OBM,por sus siglas
en inglés) al conjuntar su destreza en la producción con el diseño y la
venta de su propia mercancía de marca registrada en los mercados na-
cionales e internacionales.
Desde la perspectiva de las cadenas productivas globales, el tránsi-
to de la confección hacia el surtido de paquetes completos de fabrica-
ción en Asia Oriental se deriva, en gran medida, de su capacidad para
establece~,vínculosestrechos con un conjunto de varias empresas líde-
res de cadenas dirigidas por el comprador. Estas empresas son fuentes
primarias de insumo de materiales, transferencia de tecnología y co-
nocimiento en estas redes organizacionales. En la cadena productiva
del vestido, las empresas líderes utilizan diferentes redes y fuentes en
diversas partes del mundo. Los distribuidores y vendedores minoris-
tas tienden a confiar en las redes que abastecen el surtido del paquete
completo de fabricación, donde compran ropa terminada, sobre todo
en Asia; los fabricantes de lugares como Hong Kong, Taiwan y Corea
del Sur se han especializado históricamente en este tipo de producción.
Como resultado del alza de los niveles salariales en aquellos países, los
fabricantes de Asia Oriental han tendido a desarrollar redes multini-
ve1 de abastecimiento global, donde la confección de bajo costo puede
realizarse en otras partes de Asia, Africa y América Latina, aunque los
fabricantes de la NIES desempeñan un papel coordinador muy impor-
tante en el proceso de manufactura total. En contraste, los fabricantes
de marcas originales tienden a crear redes de producción que se enfocan
a confeccionar ropa con insumos importados. Mientras que las redes
de abastecimiento que surten paquetes completos de fabricación son
globales en general, las redes de producción establecidas por los fabri-
cantes de marcas originales son predominantemente regionales. Los
fabricantes estadoitnidensesvienen a México y a la cuenca del Caribe, las
empresas de la Unión Europea se dirigen a Áfnca del Norte y a Europa
Oriental, Japón y las NIFSdel Asia Oriental buscan las regiones de sala-
rios más bajos en Asia.

* Full-package supply [ N . de la T.].


I lEn este artículo se usará la producción OEM como sinónimo de contrato relacio-
na] (relational contracting), contrato específico (especification contracting) y sunido de paque-
te completo de fabricación Cfull package supply).
(;lobdli~d(-iOrl,c ~ d c \ ~ pi.od~irtivris
s y pasaje (le narioncs 91
1
Desde esta perspectiva, el ascenso a niveles productivos (o indus-
uiales) superiores, implica aprendizaje organizacional para mejorar la
.posición de las empresas o n a h n e s dentro de las redes de comercio
internacional [Gereffi y Tam, 19981.La participación en las cadenas
productivas globales es un paso necesario en el ascenso productivo por-
que ubica a las empresas y a las economías en curvas de aprendizaje
potencialmente dinámicas. Sin embargo, hay muchos obstáculos para
desplazar a estas cadenas, desde actividades de mano de obra intensiva
(esto es, de la confección orientada a la exportación) hacia formas más
integradas de fabricación, como la producción OEM y OBM que impli-
,,
can actividades económicas más lucrativas o de capacitación intensi-
va, como sucede en las grandes innovaciones en nuevos bienes y
servicios, en diseño, marketing y finanzas. De ahí que debamos abordar
no sólo por qué ocurre el ascenso a niveles productivos en las cadenas
productivas globales, sino también cómo se origina. Una estructura de
cadenas productivas que intenta vincular el comercio internacional
con el ascenso a niveles productivos superiores debe especificar:
los mecanismos mediante los cuales ocurre el aprendizaje organi-
zacional en las redes comerciales;
las trayectorias típicas de los procesos de'exportación; y
las condiciones organizacionales que facilitan los movimientos del
ascenso productivo, como sucede cuando se desplazan desde la con-
fección hacia redes de paquete completo de fabricación.

La teoría económica del ascenso a niveles productivos superiores


afirma que, en la medida en que el capital (tanto humano como físico)
se vuelve más abundante en relación con el trabajo y las dotaciones
de otros países, las naciones desarrollan ventajas comparativas en capi-
tal y en industrias de capacitación intensiva [Porter, 19901.No obstante,
este arti'culo mostrará que el ascenso no ocurre en un conjunto aleatorio
de capital, o de industrias o actividades de capacitación intensiva, sino
más bien en productos que están relacionados organizacionalmente
con empresas líderes en las cadenas productivas globales.
Los microfundamentos de este patrón de ascenso implican víncu-
.. los hacia adelante (marketing) y hacia atrás (fuentes de abastecimien-
to) a partir de la producción y del tipo de aprendizaje que ocurre por
medio de estos segmentos. Con respecto al marketing, los países que
practican el ascenso dentro de las cadenas productivas ya han identi-
ficado a los compradores de sus p~oductosen esas cadenas. La implica-
maquiladoras de prendas de vestir; mientras que el modelo OEM es
una forma de subcontratación comercial en que el vínculo comprador-
,, vendedor entre comerciantes extranjeros y fabricantes nacionales induce
un mayor aprendizaje local de los segmentos ascendentes y descen-
dentes de la cadena del vestido.
El artículo está organizado así: primero se subraya la estructura de
las cadenas productivas globales, haciendo hincapié en la estructura y
en las dinámicas de las cadenas dirigidas por el comprador. En segun-
do término se destaca el papel desempeñado por cada uno de los
grandes compradores (minoristas, distribuidores y fabricantes) en el for-
jamiento de las redes de abastecimiento glo,bal en las cadenas pro-
/,,
ductivas de la industria del vestido. Tercero, se introduce una estmctu-
ra de ascenso a niveles productivos superiores que ayude a explicar los
cambios comerciales más significativos de los exportadores globales del
vestido. Las bases organizacionales de este ascenso se asocian con los
diferentes tipos de vínculos comprador-vendedory con los patrones de
secuencia organizacional entre los compradores extranjeros de los países
exportadores. Cuarto, desde la perspectiva de las cadenas productivas,
el ascenso a niveles superiores se asocia con el proceso de construc-
ción, extensión, coordinación y terminado de la producción integrada
y de las redes comerciales asiáticas. sia as redes son formas flexibles
de capital social que representan un activo competitivo valioso en la
economía global. Quinto, se evalúan las implicaaones de la experiencia
asiática en el abastecimiento del vestido en Norteamérica. En la actua-
lidad, Estados Unidos está importando ropa de México y de los países
de la cuenca del Caribe que se ha confeccionado con insumos estadou-
nidenses. Nuestro análisis del ascenso productivo en Asia sugiere
que México tendrá que trascender la producción de maquila y estable-
cer.un modelo de fabricación total u OEM,con el objeto de promover
una cadena productiva estadounidense integrada. Si México logra abas-
tecer el producto terminado, deberá utilizar tipos de redes muy distin-
tas a las de Asia, como resultado de las variaciones interregionales en la
or~anizaciónindustrial y espacial de la cadena productiva del vestido.

Las cadenas productivas gilobales dirigidas


por el prodiictor y por el comprados
En el capitalismo global, la actividad económica es internacional no
sólo en su campo de acción, sino también en su organización. La "inter-
nacionalización" se refiere a la expansión geográfica de las actividades
Caiy C;errfli
fh94
económicas que uuzan las fronteras nacionales. Como tal no es un
fenómeno nuevo; de hecho ha sido una característica predominante
de la economía mundial a partir del siglo NI, cuando los imperios co-
loniales comenzaron a explorar el globo en búsqueda de materias primas
y de nuevos mercados para sus exportaciones manufacturadas. La "glo-
balización" es un fenómeno mucho más reciente que la intemacionali-
zación porque implica la integración y la coordinación funcionales de
actividades dispersas en el orbe.
Tanto el capital industrial como el comercial han promovido la glo-
balización al establecer dos tipos de redes económicas intemaciona-
les: las cadenas productivas "dirigidas por el productor" y las "dirigi-
&S por el comprador". Las primeras son aquéllas donde los grandes
fabricantes, por lo general trasnacionales, desempeñan papeles cen-
trales en la coordinación de las redes de producción (induyendo sus
vínculos hacia delante y hacia atrás). Esto es característico de las
industrias intensivas en capital y tecnología, como es el caso de la auto-
motriz, la aeronáutica, la de computación, de semiconductores y de
maquinaria pesada. La industria automotriz ilustra dara y dásicamen-
te lo que es una cadena dirigida por el productor, con sistemas de
producción multinivel que integran a miles de qplpresas (induyendo
a las matrices, las filiales y los subcontratistas). Por ejemplo, el siste-
ma promedio de producción de automóviles japonés comprende a 170
subcontratistas en el primer nivel, en el segundo a 47 000 y a 31 600 en
el tercero [Hill, 1989: 4661. Florida y Kenney [199 11 han descubier-
to que, en efecto, los fabricantes japoneses de automóviles han recons-
tituido muchos aspectos de sus redes de proveedores nacionales en
Norteamérica. Doner [19911 amplía esta estructura al destacar las com-
plejas fuerzas que impulsan a los fabricantes japoneses a crear esque-
mas regionales de producción con el objeto de surtir autopartes en
media docena de países del este y sudeste de Asia. Asimismo, Hender-
son [1989] y Borrus [1997], en sus estudios sobre la intemacionaliza-
ción de las industrias semiconductoras estadounidenses y japonesas,
también comboran la noción de que las cadenas productivas dirigidas
por el productor han establecido una división del trabajo a la manera
de Asia Oriental.
Las cadenas productivas dirigidas por el comprador se refieren a las
industrias donde los grandes minoristas, los distribuidores y los fabri-
cantes de marcas registradas son el eje principal para el establecimien-
to de redes descentralizadas de producción en varios países exportadores,
y que por lo general se ubican en el Tercer Mundo. Este patrón de
Clohnliznci$v cadenas prodiictivas y pasaje de iincjoiies !!I
industrialización dirigido al comercio es común en las industrias de
bienes de consumo que requieren mano de obra intensiva, como son
los ysos del calzado, los juguetes, los artículos para el hogar, los electró-
nicos y una variedad de artículos hechos a mano. En general, las redes
segrnentadas de contratistas del Tercer Mundo se encargan de la produc-
ción y fabrican los artículos según las especificaciones de los com-
pradores extranjeros.
La mayor utilidad económica está en los segmentos concentrados
de las cadenas productivas globales, que se caracterizan por aplicar
grandes barreras al ingreso de nuevas empresas. En las cadenas produc-
tivas dirigidas por el productor, los fabricantes de productos con temo-
logíii de punta, como aeronaves, automóviles y computadoras, son los
agentes económicos fundamentales, no sólo en términos de sus ga-
nancias, sino también en su capacidad para controlar los vínculos hacia
atrás con las materias primas y los proveedores de componentes, así
como los vínculos hacia delante de la distribución y la venta al me-
nudeo. Por lo general las compañías trasnacionales de las cadenas pro-
ductivas dirigidas por el productor pertenecen a oligopolios globales.
En contraste, las dirigidas por el comprador se caracterizan por ser
sistemas de producción dispersos en el orbe, altamente competitivos
y de propiedad nacional. Las ganancias en las cadenas dirigidas por el
productor no se derivan de la magnitud, el volumen o los avances tec-
nológicos, sino más bien por ser combinaciones singulares que com-
prenden investigación, diseño, ventas, marketing y servicios financieros
de alto nivel. Esto permite que los minoristas, los distribuidores y los fa-
bricantes de marcas registradas actúen como intermediarios estratégi-
cos, al vincular a las fábricas ultramarinas con los nichos de productos
en desarrollo en los principales mercados consumidores. De esta ma-
nera, mientras las'cadenas productivas dirigidas por el productor son
controladas por empresas industriales a partir del proceso mismo de
producción, la fuerza principal de las dirigidas por el comprador la
ejercen los minoristas, los distribuidores y los fabricantes, a partir de su
capacidad para moldear el consumo masivo vía las poderosas marcas
registradas y su confianza en las estrategias de abastecimiento global
para satisfacer esta demanda.
Las principales empresas de las cadenas productivas dirigidas por
el productor o por el comprador emplean barreras al ingreso para ge-
nerar diferentes tipos de "renta" (definida, lato sensu, como los rendi-
mientos de activos escasos) en las industrias globales. Estos activos
pueden ser tangibles (como la maquinaria), intangibles (las marcas re-
gistradas) o intermedios (como las habilidades en marketing). Al
adaptar y extender la tipología de rentas de Kaplinsky [1998], las ca-
denas dirigidas por el productor dependen principalmente de
las rentas de tecnología, que surgen de los accesos asimétricos al
producto y a las tecnologías de procesos dave; y
las rentas organiazcionales, que se refieren a una forma de proceso
del conocimiento práctico intraorganizacional originado en Japón,
que es particularmente importante en la transición de la producción
masiva tradicional a una producción masiva especificada (o flexible)
que comprende un conjunto de nuevas técnicas de organización,
Como la producción jwto a tiempo, el control de calidad total, la
producción modular, el mantenimiento preventivo o el perfeccio-
namiento continuo.

Las cadenas dirigidas por el comprador están más estrechamente li-


gadas a las rentas relacionales, que se refieren a varias familias de relacio-
nes interempresariales e incluyen:

las técnicas de manejo de las cadenas de insumos que vinculan a


las grandes maquiladoras con la pequeña y mediana empresas;
la construcción de alianzas estratégicas y el agrupamiento de
pequeñas empresas en una localidad específica;
la manifestación de elementos de eficiencia colectiva; asociados
con la producción O E M ; ~
las rentas de politica comercial, entendidas como valor escaso
creado por las políticas comerciales proteccionistas, como las
cuotas del vestido; y
las rentas de marcas.~egistradas,que se refieren a los rendimientos
de las técnicas de diferenciación del producto utilizadas para dar re-
lieve a la marca registrada en los principales mercados del mundo.

pesar de que las rentas tanto organizacionales como relacionales están es-
trechamente relacionadas, difieren en quela primera es intraorganizaaonal y la segun-
da es interplanta productiva, interempresarial e interinstituaonal (por ejemplo, los insti-
tutos de ir&estigaaón o los prograias de entrenamiento con apoyo dé1 séctor público
y privado). El elemento renta surge del hecho de que todas estas características organiza-
cionales son ticitas, acumulativas y sistémicas. Su adopción es cuestión del grado. Algu-
nas economías y empresas son mejores en el empleo de estas técnicas que otras, originan-
d o un aumento en la difusión desigual y, en consecuencia, en la escasez y la renta
IKaplinsky, 19981.
, %

Globalizacion, c,i\%iins prodiic?ivas y pasaje dr riarioncs 91


denses más grandes -Wal-Mart, Sears, K-Mart, Dayton Hudson4 y JC
Penney- sumaron 68% de las ventas totales de ropa, realizadas públi-
camente en los mercados minoristas. Los siguientes 24 minoristas más
relevantes, corporaciones todas de miles de millones de dólares esta-
dounidenses, representaron un 30% adicional de estas ventas [Finnie,
1996: 221. Los dos gigantes principales del descuento, Wal-Mart y K-Mart,
por sí solos controlan una cuarta parte de toda la ropa (por volumen
unitario, no por valor) vendida en Estados Unidos.
Si bien la fuerza del mercado concentrada en los grandes minoris-
tas estadounidenses puede ser enorme, en la mayoría delas naciones
des~olladasse está dando un cambio similar, que desplaza la fuerza de
los fabricantes hacia los minoristas y distribuidores; esto, en virtud
del aumento reciente de las fusiones y las adquisiciones de empresas en
este sector. La venta minorista en la Unión Europea se ha distinguido
por una concentración significativa en los últimos años. En 1992, los
cinco grandes minoristas de ropa en Alemania (C&A, Quelle, Metro/
Kauthof, Kardstadt y Otto) sumaron 28% del mercado de ese país,
mientras que los dos principales minoristas del vestido en el Reino
Unido (Marks and Spencer y el Grupo Burton) controlaron más de 25%
del mercado en 1994 [ o m , 1995: 11-13]. La empresa minorista más
grande y exitosa del Reino Unido, Marks and Spencer, con más de 260
tiendas en su territorio y otras en Europa y Canadá, compra alrededor
de 20% de toda la ropa fabricada en el Reino [Dickerson, 1995: 4721. El
papel desempeñado por los minoristas independientesde Francia e Italia
ha disminuido desde 1985, mientras que la cantidad de cadenas especia-
lizadas, redes de franquicia e hipermercados se eleva rápidamente.
En Japón, la revisión de 1992 de la Ley para Grandes Tiendas Mi-
noristas, que liberó las restricciones a la apertura de nuevos mercados
minoristas, ha pidvocado un rápido incremento en el número de mi-
noristas de gran volumen, y en el de cadenas de tiendas suburbanas.
El gobierno japonés augura que para el año 2000 habrá 20% menos
minoristas en el país que en 1985, debido principalmente al des-
gaste de las tien'das minoristas pequeñas y medianas [Japan Textile
News, 19961.
Desde la posición ventajosa de las cadenas productivas dirigidas por
el comprador, la importancia fundamental de la concentración mino-
rista, cada vez mayor, es su tendencia a incrementar el abastecimiento

'La Corporación Dayton Hudson es propietarja de Target, Mervyn's, Dayton's,


Hudson's y Marshall Field.
(;lobalizaiiorj, caileilns ps~idiirtivasy pasaje di, rlaiioncs 99
global. En la medida en que cada tipo de comprador organizacional en
la cadena productiva del vestido se ha comprometido más activamen-
te en el abastecimiento fuera de sus costas, la competencia entre mi-
noristas, distribuidores y manufactureros se ha intensificado, provo-
cando una confusión entre las fronteras tradicionales de estas empresas
y el realineamiento de intereses dentro de la cadena.

Minorista
En el pasado, los minoristas eran los principales clientes de los fabri-
cages de ropa, pero ahora se han convertido cada vez m& en sus com-
petidores. Como los consumidores exigen mejores precios, los mi-
noristas han recurrido a las importaciones. En 1975, sólo 12% de la
ropa vendida por los minoristas estadounidenses era importada; para
1984, las tiendas minoristas habían duplicado el manejo de prendas de
vestir importadas [AAMA, 19841. De acuerdo con información no pu-
blicada del Archivo de la Red de Importación del SeMcio de Aduanas
de Estados Unidos, los minoristas sumaron 48% del valor total de
las importaciones realizadas en 1983 por los 100 importadores nacio-
nales de ropa más importantes (los que colectivamente representan
cerca de la cuarta parte del total de importaciones de ropa en 1993). Los
distribuidores estadounidenses -que desempeñan funciones de diseño
y marketing, pero que para la producción real de ropa contratan por fuera
a proveedores locales o foráneos- representaron 22% del valor de
estas importaciones y los productores locales configuraron otro 20%
del total5 [Jones, 1995: 25-26]. La situación en Europa es sorprendente-
mente parecida. Los minoristas europeos se encargan íntegramente de la
mitad de todas las importaciones de ropa, y los distribuidores o diseña-
dores suman aproximadamente otro 20% [Schefter, 1994: 11- 121.
En la década de los ochenta muchos minoristas comenzaron a
competir directamente con las marcas nacionales registradas de los
productores y distribuidores de ropa, al expandir su abastecimiento
de mercancía con etiqueta privada (o con marca de la tienda). Ésta se
vende a un precio más bajo que las marcas nacionales, pero es más lu-
crativa para los minoristas, puesto que se eliminan algunos intermedia-
nos en la cadena. Los programas de etiquetado privado han producido
un creciente número de comerciantes que se encargan de las fun-

SEstasafras no incluyen las actividades de producaón compartida con México y la 3


cuenca del Cwibe de las empresas estadounidenses de ropa, que tarnbiei se han expan-
dido con mucha rapidez [usrrc, 19971.
100 G~urclí?
ciones empresariales comunes de los fabricantes de ropa, como son el
diseño del producto, la selección y adquisición de telas y la producción
o abastecimiento de ropa. La mercancía con etiqueta propia, que cons-
tituyó cerca de 25% de todo el mercado estadounidense del vestido
en 1993 [Dickerson, 1995: 4601, puede disminuir el negocio de los fa-
bricantes y de las líneas de diseñadores de renombre.
Por ejemplo, está el caso de JC Penney, que al igual que Sears se
ha vuelto a posicionar como minorista de artículos blandos, y dentro
de éstos ha transformado su imagen de comerciante masivo en vende-
dor de líneas de productos de costo más elevado con objeto de atraer
al diente tradicional de las tiendas departamentales. Sofocada entre
las tiendas de descuento y las de moda espeaalbadas, Penney intentó, a
principios de la década de los ochenta, ascender de categoría, pero
fue detenido bruscamente por marcas reconocidas para damas, como
Li Claibome, Estée Lauder y Elizabeth Arden, que miraron con des-
precio la imagen insípida y de dase media de ic Penney. Por tanto,
ésta se concentró en transformar sus propias marcas -Hunt Club, Wor-
thington, Stafford, St. John's Bay, Arizona Jeans y lacqueline Ferrar- en
marcas registradas de alta calidad, que comenzaron a dar rendimien-
tos considerables en el territorio nacional y en el extranjero. En la actua-
lidad, las líneas con etiquetas propias de Penney suman hasta 60% del
volumen del vestido femenino y son la porción de más rápido aecimien-
to dentro de la combinación de productos de cadenas (idern]. Hoy día,
las marcas registradas de Psenneyconforman la espina1 dorsal de su
próspero comercio en el extranjero, que'incluye: tiendas de rc Penney
en Canadá y México; ventas de sus marcas privadas de ropa en 300
L tiendas departamentales, propiedad de Aoyama Trading, el minorista
más grande de trajes para caballeros de Japón, y además acuerdos de
licencias en Portugal, Grecia, Singapur, Indonesia, Chile y países del
Medio Oriente, como los Emiratos Árabes Unidos y Dubay [Ortega,
l 1994; Warfield et al., 1995: 46-47].
1

Distribuidores de marcas
Una de las características más destacadas de las cadenas dirigidas por
el comprador es la creación, desde mediados de los setenta, de disui-
buidores prominentes cuyas marcas son muy conocidas pero no reali-
zan producción alguna. Estos fabricantes sin fábrica incluyen compañías
, como Liz Claiborne, Nike y Reebok que, literalmente, "nacieron glo-
bales", dado que su abastecimiento siempre ha sido de ultramar. Como
(IloOalizacic',il,cadenas productivas y pasaic de iiacioiies 101
Sin embargo, está surgiendo una contrapropuesta importante entre
los fabricantes establecidos de ropa, los que están restándole importan-
cia a sus actividades productivas, en favor de construir el aspecto del
marketing en sus operaciones, al capitalizar sobre las marcas registradas
y los mercados minoristas. La Corporación Sara Lee, una de las más gran-
des productoras de ropa en Estados Unidos -cuyo cuadro de marcas re-
gistradas famosas incluye las medias L'eggs, Hanes, Playtex, Wonder-
bras, Bali, y productos de piel Coach, por nombrar algunas- anunció
recientemente sus planes de "desverticalizar" sus divisiones de pro-
ductos al consumidor, importante restructuración que podna retirar-

tavoz de la Corporación Sara Lee:


.
la de la fabricación de mercancías de marcas
. registradas. Dedaró la por-
En la medida en que el mundo se abre para hacer negocio, el mode-
lo de operación de las empresas ejemplares de hoy ya no requiere
induir activos de fabricación importantes... Hemos decidido que no
necesitamos poseer todos los activos requeridos en la fabricación
de los productos que vendemos [Miller, 1997: M].

Otros fabricantes reconocidos como Phillips-Van Heusen y Levi


Strauss & Co. insisten en la necesidad de construir marcas globales, a me-
nudo mediante adquisiciones de líneas de productos relacionadas con
el consumidor, miencas cierran o venden a contratistas de ultramar
muchas de sus instalaciones de pioducción.
El fortalecimiento de las marcas registradas ha transformado el
enfoque sobre las "tiendas de concepto", que por lo general exhiben
todos los productos ofrecidos por los fabricantes y distribuidores,
como son los casos de Levi Strauss, Nike, Disney y Wamer Bros. Estas
tiendas brindan un enlace directo entre fabricantes y consumidores,
desviándose de su quehacer tradicional de minoristas. En 1993 Levi
Strauss, la compañía más grande de ropa de Estados Unidos, tenía 126
tiendas minoristas Levi's, todas operadas por una especialista en ventas
al por menor, la compañía Design Inc. Más de la mitad de las ganan-
cias de Levi Strauss en 1993 fueron generadas en operaciones de ultra-
mar, lo que incluye cerca de 900 tiendas con franquicias en 30 países
de Europa, Asia y América Latina [Warfield et al., 1995: 80-811. Así pues,
una "desverticaiización"de la producción coexiste con una "reverticaliza-
ción" de marcas registradas y de tiendas.
Cambios comei cides y asceiiso a niveles superiores
en las cadenas productivas del vestido
La industria mundial de textiles y vestido ha experimentado varias
migraciones de su producción desde la década de los cincuenta y en
todas está incluida Asia. La primera migración de la industria tuvo lugar
desde Norteamérica y Europa Occidental hacia Japón en los años cin-
cuenta y principios de los sesenta, cuando la producción occidental
de textiles y ropa fue desplazada por el agudo incremento de las impor-
taciones de Japón. El segundo cambio se dio desde este país hacia los
"tres grandes" fabricantes asiáticos de ropa (Hong Kong, Taiwan y Corea
del Sur), lo que le permitió a este grupa dominar las exportaciones
mundiales de textiles y ropa durante los años setenta y ochenta. En los
últimos 15 a 20 años hubo una tercera migración de la producción: esta
vez, desde los tres grandes asiáticos hacia otras economías en desarro-
llo. En la década de los ochenta el cambio más importante se produjo
hacia China continental, aunque también estaban incluidas varias na-
ciones del Sudeste Asiático y Sri Lanka. En los noventa, los nuevos pro-
veedores proliferaron, entre ellos los exportadores de ropa sudasiáti-
cos y latinoamericanos y otros, como Vietnam, esperaban su turno
[Khanna, 1993; Gereffi, 19961.
Estos últimos cambios, que pueden verse daramente en el cuadro 1,
buscan importar ropa a Estados Unidos, el mercado más grande del
1 mundo. En 1983, los "tres grandes'! de Asia y China se responsabiliza-
ron de las dos terceras partes de las importaciones estadounidenses
i
de ropa; en 1997 esta participación bajó a una tercera parte. En los últi-
mos 15 años se aprecian dos tendencias principales en estas impor-
taciones: 1. Un cambio dentro de Asia que va de los "tres grandes" hacia
una oleada sucesiva de exportadores de importancia cada vez mayor:
primero China, seguida por el Sudeste Asiático capitalista, Asia del Sur
, y ahora el Sudeste socialista (Vietnam, Laos y Camboya) y 2. Un creci-
miento de las fuentes no asiáticas de abastecimiento de insumos del
vestido, en especial América Central y el Caribe como región (que
duplicó su participación en las importaciones estadounidenses de ropa,
1
de 8% en 1990 a 16% en 1997), donde destaca México (que casi ha
cuadruplicado su participación en las importaciones de Estados Unidos:
de 3 a 11% en el mismo periodo).
iCómo podemos explicar estos cambios comerciales en la cadena
productiva del vestido? Una respuesta sencilla del mercado es que los
Clobalizac-iori,tadeiias prodiirtivas y pasaje de naciones 105
segmentos que requieren de mano de obra intensiva se ubicarán en
países con salarios más bajos. Esta afirmación se apoya en la reubica-
ción secuencia1 de la producción de textiles y ropa desde Estados Unidos
y Europa Occidental hacia Japón, los "tres grandes" de Asia y China,
dado que cada nuevo contingente que entraba a la jerarquía de produc-
ción presentaba tasas salariales significativamente menores que las de
sus predecesores. Sin embargo, el argumento de "mano de obra barata"
no es tan sólido cuando vemos la proliferación de nuevos proveedo-
res asiáticos y caribeños, cuya participación en el mercado estadouni-
dense se ha expandido a pesar de que sus salarios son, a menudo, mucho
más altos que los de China. Además, si bien la participación en las
exportaciones estadounidenses de ropa de Hong Kong, Corea del Sur
y Taiwan, disminuyó durante la década pasada, estas NIES todavía
ocupan una buena posición entre los principales exportadores asiáti-
cos de ropa a Estados Unidos en 1997, aunque sus costos de mano de
obra eran los más altos de la región, excluyendo a Japón [véase ILO,
1995: 35-36].
Los tipos de cambio y las políticas comerciales ayudan a explicar
algunas de estas discrepancias.*Unfactor crítico en la severa baja de
las exportaciones de ropa de Taiwan y de Corea del Sur a finales de los
ochenta se debió no solamente a la elevación de las tasas salariales, sino
a la aguda revaluación de sus monedas nacionales frente al dólar esta-
dounidense después de la firma del Acuerdo del Plaza en 1985. De 1985
a 1987 el yen se revaluó casi 40%, el nuevo dólar de Taiwan en 28%,
y de 1986 a 1988 el won coreano se revaluó 17% [Bemard y Raven-
hill, 1995: 1801. Sin embargo, las políticas más importantes que dieron
forma a las importaciones estadounidenses de ropa desde Asia, el Caribe
y otras partes, fueron las cuotas y los aranceles preferenciales. Desde prin-
cipios de los setenta, las cuotas sobre artículos del vestido y el textil
fueron reglamentadas por el Acuerdo Multifiber (MFA,por sus siglas en
inglés). Estados Unidos, Canadá y algunas naciones europeas han uti-
lizado este acuerdo para imponer límites cuantitativos a la importación
de una gran variedad de categorías de productos.
Si bien la intención de estas políticas era proteger a las empresas de
los países desarrollados de una inundación de importaciones de bajo
costo, que amenazaban con fracturar las principales industrias naciona-
les, el resultado fue exactamente el opuesto. El proteccionismo inaemen-
tó las capacidades competitivas de los fabricantes de los países en de-
sarrollo, que aprendieron a producir artículos más refinados y, por
ello, más lucrativos que los sencillos. El proteccionismo ejercido por las
108 (.av C k ~ i s f f i
naciones industrializadas también diversificó el campo de acción de la
competencia extranjera, en la medida en que se requería de un árculo de
exportadores en continua expansión, para satisfacer el rápido aumento
de la demanda estadounidense y europea. La creación de la Unión
Europea y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (nw)
en años recientes, concedió aranceles preferenciales a estos bloques co-
merciales y ha fomentado una consolidación cada vez mayor de las ca-
denas de proveedores dentro de las regiones.' '
La capacidad de las NIES de Asia Oriental para sostener su éxito
exportador por varias décadas, y el hecho de crear una jerarquía mul-
tinivel de abastecimiento dentro de Asia, se relaciona sólo parcialmen-
te con las tasas salariales y las políticas estatales. Desde la perspectiva
de una cadena productiva, Asia Oriental es parte de una economía re-
gional interrelacionada. El auge exportador del contingente menos de-
sarrollado de Asia se ha producido, en gran medida, como resultado
de la reestructuración industrial de las NIES del norte de esa región.
Cuando las empresas del noreste asiático comenzaron a desplazar su
producción fuera de sus costas, idearon formas para coordinar y contro-
lar las redes de abastecimiento que habían creado. Finalmente se cen-
traron en los sectores más lucrativos de!..diseño y marketing de la cadena
productiva del vestido, para sostener su margen competitivo. Esta trans-
formación puede conceptualizarse como un proceso de ascenso produc-
tivo fundamentado, en gran medida, en la construcción de diversos tipos
de redes económicas y sociales entre compradores y vendedores.
El ascenso a niveles productivos (o industriales) superiores, es un
proceso de mejoramiento en la capacidad de una empresa o de una eco-
nomía, que se desplaza hacia nichos económicos.más lucrativos, tanto
de capital más refinado tecnológicamente como de destreza más inten-
siva. Este ascenso opera en varios niveles diferentes de análisis:
1 . Dentro de las fábricas, donde implica trasladarse desde artículos
baratos hacia los caros, de productos sencillos hacia los complejos, y de
pedidos pequeños hacia los grandes.
2 . Dentro de las redes interempresariales, aquí comprende un movi-
miento desde la producción masiva de bienes estandarizados hacia una
flexible de mercancía diferenciada.
3. Dentro de las economías locales o nacionales, el ascenso producti-
vo abarca el movimiento de fabricación sencilla de insumos importa-
dos hacia formas más integradas de producción OEM y OBM, lo que signi-
fica un mayor uso de los vínculos hacia adelante y hacia atrás en escala
local o nacional.
4. Dentro de las regiones, incluye desplazarse desde los flujos del co-
mercio bilateral, asimétrico e interregional hacia una división del traba-
jo interregional más desarrollada, que incorpora todas las fases de la
cadena productiva, desde el suministro de materias primas hasta la pro-
ducción, distribución y consumo.
Las dimensiones nacionales e internacionales del ascenso a niveles t
productivos superiores, se analizarán en las siguientes secciones de este
arti'culo, pero aquí se esbozará la base o;ganizacional para este ascen-
so en fábricas y empresas. Desde la perspectiva organizacional, el
ascenso a niveles superiores en las cadenas productivas del vestido de
Asia Oriental, fue producido por los flujos de información y el potencial
de aprendizaje asociado con los vínculos del comprador-vendedor, es-
tablecidos por los diferentes tipos de empresas líderes (minoristas,
distribuidores y fabricantes), y también por un patrón distintivo de se-
cuencia organizacional entre estas empresas líderes, que impusieron
diversos tipos de demanda a sus proveedores de ultramar.
Los minoristas, distribuidores y manufactureros comprometidos con
el abastecimiento global, desempeñan papeles estructurales similares
como grandes compradores en la cadena productiva del vestido, por-
que todos son importadores destacados de ropa. Lo que hace la di-
ferencia por medio de las redes de p~oduccióny abastecimiento que es-
tablecieron, no es el desempeño de estas compañías como compradores
organizacionales, sino el tipo de información que se transmite y, por lo
tanto, el tipo de aprendizaje local que puede darse de acuerdo con la po-
sición de cada uno de los compradores en la cadena. Por ejemplo, los
fabricantes que se encargan de los acuerdos de producción comparti-
da sólo requieren del nivel más bajo de experiencia con respecto a sus 'I

proveedores de ropa: la confección de piezas cortadas que resultan en


trajes terminados. El conocimiento obtenido es importante sólo para el
segmento de producción de la cadena productiva. Sin embargo, los mi-
noristas y distribuidores necesitan proveedores que tengan la capacidad
de confeccionar ropa y el conocimiento logístico para encontrar todas
las partes necesarias para el producto terminad^.^ Por lo tanto, requie-
ren compañías que manejen un proceso completo más avanzado de fa-
bricación u OEM, las que a su vez pueden subcontratar por fuera ciertas
partes de estos pedidos con otras empresas locales. Además de aprender
6Algunos minoristas y diseñadores grandes, como The Limited o Liz Claiborne,
también compran telas para sus contratistas de ultramar, y participan en las inspeccio-
nes de control de calidad de la mercaden'a terminada. Pero en general dejan todos los
otros aspectos del proceso de abastecimiento a los fabricantes de ropa de ultramar.
a organizar redes de producción, las compañías de proceso completo
de fabricaaón también aprenden el aspecto marketing de la empresa. Este
aprendizaje es el que permite que los proveedores asiáticos cambien
su papel de exportadores OEM a OBM.
Un segundo mecanismo fundamental para obtener mayor produc-
tividad de los proveedores asiáticos de ropa, es el patrón de secuencia
organizacional entre los diferentes tipos de compradores que contribu-
yen, de maneras singulares, a la expansión geográfica y al ascenso en
los niveles superiores de estas cadenas que son dirigidas por el compra-
dor. Entre los minoristas estadounidenses existe una jerarquía muy
clara de estatus que influye en dónde y cómo participan en el abaste-
cimiento global [Gereffi, 1994: 110-1131. Los que están orientados
hacia la moda, que surten de productos de "diseñador" a una diente-
la exdusiva, obtienen su costosa mercadería de marcas registradas na-
cionalmente, de un pequeño grupo de exportadores de ropa de primera
calidad (por ejemplo, Italia, Francia y Japón). Las tiendas departamen-
tales y las cadenas especializadas que se inclinan por las fuentes de
productos de etiqueta privada, se abastecen principalmente en las NIES
de Asia Oriental y en los exportadores más reconocidos del Tercer
Mundo. Las tiendas de descuento de gran volumen, que venden los pro-
ductos más económicos, importan de los proveedores de costo más bajo
que, por lo general, manufacturan mercancía relativamente sencilla o
estandarizada.
La secuencia organizaaonal en la cadena productiva del vestido se
refiere a que los diferentes tipos de compradores extranjeros pasan
I por cada uno de los contingentes de la matriz de abastecimiento global
b (véase la figura l), mientras los países en ese contingente desarrollan su
capacidad exportadora. Por ejemplo, las cadenas de tiendas de descuen-
to como Krnart y los comerciantes masivos como JCPenney, fueron
con frecuencia los primeros en utilizar las habilidades para producir
mayor volumen en los nuevos sitios asiáticos de exportación. En el mo-
P
mento en que las tiendas departamentales o especializadas estuvieron
dispuestas a pagar significativamente más por las mercancías de mayor
calidad de las mismas prendas de vestir, las tiendas de descuento y
los comerciantes masivos fueron "despedidos" de estas fábricas. Se
vieron obligados a cambiarse, ya sea a fábricas de menor experiencia
en el mismo país o a países más baratos. Este proceso se repitió cuando
los compradores de estatus más elevado se presentaron, y lograron
espacio fabril para mercadena más cara. En general, se conservaron al-
gunos pedidos de gran volumen, con el objeto de que las fábricas nive-
laran sus programas de producción. Esta secuencia de compradores
extranjeros permitió que los fabricantes mejoraran sus instalacio-
nes para poder cumplir con las demandas de los compradores de pro-
ductos más refinados.'

FIGURA1
Norteamknca ..

indiutna drl vatido


1986 17 3 milesde rn~llona
1996 4 1 7 mil- de millona

Las compaiiías comerciales pequeñas operan como "exploradores


de la industria", esto es, en los límites de la frontera de la producción
internacional, con el objeto de colaborar en el desarrollo de nuevas
fuentes potenciales de abastecimiento para la cadena productiva del ves-
tido, en lugares como Saipán, la isla Yap en el archipiélago de Microne-
sia y Myanmar. *
Este patrón de ascenso se ilustra bien en la cita sobre Tailandia de un veterano de
25 años en el abastecimiento de la industria del vestido asiático: Tailandia ha perfecoo-
nado el modo de Corea, Taiwan y Hong Kong, en el sentido de que los fabricantes sólo
surten producto de marca registrada y alto precio. En otro tiempo, yo compré mercancía
ahí para venderla a los minoristas del mercado masivo. En la actualidad, esto es casi
imposible de lograr. Visite la fábrica de un amigo cercano que opera de modo totalmen-
te vertical. Él teje, tiñe, y cose lops de punto. Antes, sólo confeccionaba camisas promocio-
nales para las tiendas de descuento del mercado masivo. Hoy sólo fabrica para marcas
como Polo, Tommy Hilfiger y Donna Karan, y elabora la misma cantidad de unidades que
hace 20 años, con la excepción de que ha más que duplicado sus precios de confección.
Ésa es la realidad de la manufactura actual de Tailandia" IBresky, 1397).
'Nombre oficial de Birmania [N. de la T.].
El escabroso papel de los exploradores de la industria lo define la
mordaz observación de un especialista experimentado en el abasteci-
miento asiático: "Los novatos sueñan con viajar a los confines de la
Tierra para producir prendas de vestir. Los profesionales ya han estado
en los confines de la Tierra, y saben que no es bueno presionar ahí"
[Bimbaum, 1993: 1391. Con este telón de fon'do conceptual para los fun-
damentos organizacionales de las redes de comercio y producción en
la cadena productiva dirigida por el comprador, examinaremos más de
cerca la evolución de los patrones comerciales del vestido y del ascenso
productivo asiático.

La evollucidn de la cadena prodiictiva del vestido en Asia


El ascenso a niveles productivos (o industriales) superiores de esta
cadena comprende el empleo de redes para crear nuevas fuentes
abastecedoras con ventaja competitiva, en los ámbitos nacional y
regional. Trazamos este proceso mediante
*
cuatro etapas:
9

l . La construcción de redes de fabricación y marketing localmente


integradas, que implican vínculos estrechos con los compradores
extranjeros;
2. La intemacionalización de la cadena productiva del vestido para
integrar nuevos contingentes de proveedores asiáticos baratos,
como respuesta a la combinación de restricciones colaterales de
suministros y de presiones externas;
1

1
3. La coordinación de estas cadenas dirigidas por el comprador,
por medio de los diferentes tipos de redes comerciales; y
4. La consumación o regionalización de la cadena productiva del
vestido en Asia.

Este cido de ascenso productivo asiático está arraigado localmen-


te, pero tiene importantes repercusiones en la forma en que se organiza
en otras regiones del mundo, como en Norteamérica o Europa.

La construcción de cadenas productivas: OEM y OBM en Asia Oriental


En general, a las NIES de Asia Oriental se les considera el arquetipo
del ascenso a niveles productivos superiores entre los países en
vías de desarrollo. Transitaron rápidamente de la fase inicial de con-
1
fección, que hizo crecer las exportaciones (utilizando zonas de proce- l
samiento de exportación ubicadas cerca de los puertos principales), a , , '
un sistema más generalizado de incentivos que se aplicó en todas las fá-
bricas orientadas a la exportación de sus economías. El siguiente paso
para Taiwan, Corea del Sur, Hong Kong y Singapur era la producción
OEM,la cual tiene las siguientes caractensticas:
La empresa proveedora fabrica el produao de acuerdo con el diseño
especificado por el comprador; el produao se vende con la marca regis-
trada del comprador; el proveedor y el comprador son empresas separa-
das; el proveedor no tiene control sobre la distribución.
En poco tiempo, las empresas de Asia Oriental se convirtieron en
proveedores del paquete completo de fabricación para los comprado-
res extranjeros, y así forjaron una capacidad empresarial innovadora
que implicó la coordinación de producción, comercialización y redes
financieras complejas [Gereffi, 19951.
El papel de exportación OEM tiene muchas ventajas. Los empresa-
rios locales incrementan su habilidad al conocer las preferencias de los
compradores extranjeros, lo que induye los estándares internaciona-
les de precio, calidad y entrega de la mercancía de exportación. También
genera importantes vínculos hacia atrás en la economía nacional, por-
que se espera que los contratistas OBM impulsen fuentes de abastecimien-
to confiables para muchos insumos. Más aún, la experiencia en produc-
ción OEM aumenta con el tiempo y se difunde mediante diferentes tipos
de actividades. El proveedor OEM aprende mucho del comprador acer-
ca de los segmentos ascendentes y descendentes de la cadena produc-
tiva de la industria del vestido. Este conocimiento tácito puede volverse
4
más adelante una poderosa arma competitiva.
i
De esta manera, lugares específicos como las NIES de Asia Oriental
conservan un margen competitivo constante en el desarrollo orientado
I
a la exportación. Sin embargo, los productores de Asia del Este confron-
l
tan una intensa competencia con los exportadores más baratos de di-
versas partes del Tercer Mundo, y el precio de sus exportaciones a los UI
países occidentales se ha elevado más por las agudas dwduaciones mo-
I
netarias durante la década pasada.
En estas circunstancias, tiene sus ventajas establecer vínculos hacia
delante con los mercados de los países desarrollados, donde las mayores
ganancias se producen en las cadenas productivas dirigidas por el com-
prador. De ahí que muchas empresas NIES del este asiático, que iniciaron
la OEM, ahora la impulsan hacia la manufactura de marcas registradas on-
ginales (OBM), al integrar su pericia en la manufactura, con el diseño y
venta de su propia mercancía con marca registrada.
Corea del Sur está al frente de las NIESde Asia Oriental en produc-
ción OBM, con SUS marcas coreanas de automóviles (Hyundai), productos
electrónicos (Samsung) y otros aparatos electrodomésticos (Sam-
sung y Goldstar), entre otros, que se venden en Norteamérica, Europa
y J a ~ ó nLas
. ~compañías de Taiwan han induido la producción OBM en
computadoras, bicicletas, equipo deporti80 y calzado, pero no en pren-
das de vestir. En Hong Kong, las compañías de ropa son las que mejor
han logrado el cambio de OEM a OBM.La cadena de ropa para damas
Episode, controlada por el Grupo Fang Brothers de Hong Kong, uno de
los principales proveedores OEM para Li Claibome en las décadas de los
setenta y ochenta, cuenta con tiendas en 26 países, de las cuales sólo una
tercera parte está en Asia. Giordano, la más afamada marca de ropa de
Hong Kong, ha sumado a su base inicial de fábricas de ropa, 200 tiendas
en Hong Kong y China, y otros 300 mercados minoristas dispersos por
el Sudeste de Asia y Corea. Hang Ten, una línea de ropa más económica,
tiene 200 tiendas en Taiwan, lo que la hace la franquicia más grande de
ropa exuanjera en la isla [Granitsas, 19981.
En la experiencia OBM existen trastomos significativos; la Corpora-
ción Mitac, principal competidor de Acer en el mercado de las compu-
tadora~personales de Taiwan, sufrió una reducción significativa: de
70% de ventas totales de su propia marca de computadoras en 1990,
a 40% en 1993 [Selwyn, 19931. Daewoo, la tercera compañía de Corea
en enseres electrónicos para el consumidor (después de Samsung y
Goldstar), retomó al método OEM después de invertir años en la construc-
ción de marcas [Asiaweek, 19951.
iPor qué el papel desempeñado por la OEM ha resultado tan adapta-
l
ble? En gran medida, el asunto radica en las capaciciades básicas y en las
redes. El presidente de Mitac, C.S. Ho, afirma que su empresa era más lu-
crativa cuando se concentraba en sus capacidades básicas:
Nos preguntamos: iEn qué funciones somos los mejores? Nuestra
,
fortaleza radica en el R&D, diseño y manufactura. Ahora nos esta-
mos orientando al diseño y surtimos productos y componentes
fundamentales para los principales dientes OEM,cuyas marcas son
más conocidas, pero que se han retirado de la manufactura comple-
tamente integrada [Selwyn, 1993: 241.

8En una encuesta de cerca de 100 empresas exportadoras de Corea del Sur, llevada a
cabo en 1976, m8s de las dos terceras partes informaron que algunas o todas sus expor-
taciones a mercados extranjeros consistieron en sus propios productos de marca re-
gistrada [Rhee et al., 1984: 1231.

Clobalizari(jn, cadeiias prod~ic-tivasy pasaje dz naiioncs 115


Vietnam y otras), mientras que las economías de México y la cuenca
del Caribe son lugares de producción barata más cercanos al gran mer-
cado estadounidense. Hong Kong no tiene ventajas especiales en
muchas de estas localidades, lo cual sugiere que debería evitar verse en-
cerrado en redes de manufactura ultramarinas de bajo costo; más bien
debería sacarle provecho a la tendencia global que fortalece el servi-
cio de manufactura, que es donde Hong Kong conserva un fuerte margen
competitivo.

Corea del Sur


Al igual que en Hong Kong, la intemacionalización de los producto-
res de ropa de Corea del Sur y de Taiwan comenzó como una respues-
ta a las restricciones de cuota. Al no contar las empresas coreanas con
las suficientes cuotas de exportación, establecieron inicialmente su
producción ultramarina en localidades sin cuota como Saipán, territo-
rio estadounidense en las Islas Marianas. Las oleadas más recientes de
intemacionalización fueron motivadas por las restricciones naciona-
les de incremento salarial y escasez de mano de obra. Las regiones de
salarios bajos que han atraído al mayor número de compañías de Corea
del Sur, son América Latina y el sudeste y sur de Asia. La preferencia de
las empresas coreanas por invertir en América Latina (Guatemala,
Honduras, República Dominicana, etc.), se debe a la proximidad de
éstos con el mercado estadounidense y al fácil acceso de cuotas. El inte-
rés por naciones asiáticas como ~ndonesia,Sri Lanka y Bangladesh
se debe principalmente a sus bajos salarios, ya que son de los más
bajos del mundo.

Taiwan
Cuando las empresas de Taiwan se desplazaron más allá de sus costas a
principios de los ochenta, también enfrentaron cuotas obligatorias. Aun-
que los salarios, a finales de los años setenta y principios de los ochenta,
eran todavía relativamente bajos, las rentas de cuota eran altas. Las
empresas debieron comprarlas (su valor fluctuaba mucho en los merca-
dos secundarios) para expandir sus exportaciones, lo cual provocaba una
m e m a de las ganancias en las empresas que carecían de la cuota sufi-
ciente [Appelbaum y Gereffi, 19941. Esto dio como resultado un inte-
rés cada vez mayor en los mercados libres de cuotas de los exportadores
de Taiwan. Los mercados de cuota (Estados Unidos, la Comunidad
Globalizacihii,cadenas productivas y pasaje de iiarioiies u!
Europea y Canadá) sumaron más de 50% de la exportación de textiles
y ropa de Taiwan a mediados de los ochenta, pero este porcentaje bajó
43% en 1988,y 35% en 1991. Estados Unidos, que por años habían sido
el mercado de exportación taiwanés más grande, importó una cuarta
parte de los textiles y ropa en 1991; la Comunidad Europea, 8% y Ca-
nadá sólo 2%. Los ~rincipalesmercados sin cuota, que absorbían cerca
de las dos terceras partes del textil y el vestido a principio de los no-
venta eran Hong Kong (30%), Japón (6%) y Singapur (3%) [Khanna,
1993: 29-30]. Hong Kong, hoy principal mercado exportador de Taiwan,
es básicamente un conducto para embarques de hilos, telas y ropa hacia
China, donde posteriormente se procesa y reexporta.

La coordinación de las cadenas productivas: el triángulo


de fabricación y las oficinas ultramarinas de compra
Un mecanismo muy importante que facilita la expansión geográfica
y el desplazamiento hacia actividades de un mayor valor agregado en
las industrias exportadoras plenamente desarrolladas como la del
vestido, es el proceso del "triángulo de fabricación". La esencia de este
triángulo, que fue iniciado por las NIES de Asia Oriental en las décadas
de los setenta/ochenta, es que los compradores estadounidenses surten
sus pedidos con los fabricantes de las NIES que los abastecían antes, los
que a su vez trasladaron parte o toda la producción requerida a fábri-
cas ultramarinas afiliadas en países baratos (por ejemplo, China, Indone-
sia o Vietnam). El triángulo se completa cuando la mercancía termina-
da se embarca directamente al comprador extranjero, con las cuotas
estadounidenses expedidas al país exportador. De esta manera, el trián-
gulo de fabricación modifica el estatus de las NIES:de proveedores estable-
cidos para los minoristas y distribuidores estadounidenses, a intermedia-
rios en las cadenas productivas dirigidas por el comprador, que pueden
induir a no menos de 50 o GO países exportadores [Gereffi, 19941.
Las redes del triángulo de fabricación están enraizadas histórica y
socialmente. Los comerciantes asiáticos establecían largas rutas de abas-
tecimiento, que dependían enormemente de los lazos sociales entre
productores asiáticos y sus mercados de exportación. Los sogo shosha ja-
poneses se encargaban de transferir la producción de textiles, ropa y cal-
zado de Japón a Hong Kong. Taiwan y Corea, lo hacían en la década de
los cincuenta. Todos estos países manejaban principalmente la logísti-
ca de surtir maquinaria, mercaderías intermedias y capital de trabajo a
los exportadores de ropa y calzado de Asia Oriental. Las casas mercantes
británicas, cuya intención original era que fungieran como intermedia-
rias entre China y Occidente, fueron útiles cuando Hong Kong transitó
a una economía basada en la manufactura. Proporcionaron el conoci-
miento y el apoyo logística necesarios para que las empresas indus-
triales de Hong Kong exportaran a países distantes, y también le ayu-
daron a que los compradores extranjeros tuvieran confianza y buena
voluntad hacia los productos de Hong Kong.
Empero, cuando los mercados del vestido de Hong Kong se diver-
sificaron después de la segunda guerra mundial, e incluyeron a los
países de Norteamérica y Europa, las compañías chinas se convirtieron
en un canal cada vez más importante de exportaciones, desde media-
dos de los cincuenta en adelante. Estos comerciantes chinos desempe-
ñaron un papel cmcial como intermediarios, porque la mayor parte de
la primera generación de fabricantes chinos de Hong Kong no habla-
ba inglés y, por lo tanto, no podía comunicarse de manera efectiva con
los compradores o comerciantes foráneos. Menos conocidos pero tam-
bién cruciales para el desarrollo temprano de la industria del vestido
en Hong Kong fueron las compañías comerciales de la India, que eran
parte de una red de comerciantes hindúes diseminados en Asia y África,
y especialistas en la exportación al Medio Oriente y África [Leung,
1997: cap. 51.
En la actualidad, cada una de las NIES de Asia Oriental tiene un
conjunto diferente de países preferidos donde establecer nuevas fábri-
cas. Hong Kong y Taiwan han sido los principales inversores en China
y en el sudeste de Asia; Corea del SU; ha sido particularmente promi-
nente en Indonesia, Guatemala, la República Dominicana y Corea del
Norte; y Singapur es una fuerza líder en Malasia e Indonesia. Estas redes
de producción se explican en parte por factores sociales y culturales (por
ejemplo, lazos étnicos o familiares, idiomas comunes, características
singulares de la herencia histórica de un país, como es el caso de los
vínculos coloniales británicos que le dieron a Hong Kong una pista
interna acerca de cómo realizar inversiones en Mauricio y Jamaica).Sin
embargo, a medida que el volumen de pedidos se expande a nuevos si-
tios de producción de bajo salario, la presión crece para que los grandes
compradores estadounidenses pasen por alto a sus intermediarios de
Asia Oriental, y traten directamente con las fábricas que satisfacen sus
pedidos.
El vínculo más directo entre los compradores de Estados Unidos
y sus proveedores asiáticos son las oficinas ultramarinas de compra de
los principales minoristas estadounidenses, los que unen los pedidos
Globalizacion, radcnas prodiic-tivasy pasaje de nacioncs IU
1
volumen de embarques desde Taiwan. Por lo general, una porción sig-
nificativa de los pedidos ordenados a Taiwan, a principios de la dé-
cada de los noventa, fue transferida por los fabricantes taiwaneses a ,
países de más bajo costo, vía el proceso de triángulo de fabricación des-
uito con anterioridad.Taiwan, empero, siMó como centro logística para
cumplir con los pedidos trasladados allende las costas, mediante el su-
ministro de telas y otros materiales intermedios (que todavía se fa-
brican enTaiwan)"y la coordinación de una variedad de servicios, como
son las inspecciones de control de calidad, el embarque, y la transferen-
cia de fondos para cartas de crédito. ,
También se muestra en el cuadro 2, la proporción de pedidos de ropa
ordenados por los minoristas estadounidenses a las oficinas de compra
en Taiwan que, de hecho, eran abastecidos internamente. Las com-
pañías cuentan con una amplia variedad de estrategias. En tanto que
tres oficinas de compra minorista (K-Mart, Montgomery Ward y JCPen-
ney), sólo dieron 25 o 35% de sus pedidos a las fábricas locales, otras seis
abastecieron 70% o más de sus pedidos de ropa en Taiwan; y las Indus-
trias Mast, la abastecedora más grande, ordenó 100% de sus pedidos a
fábricas taiwanesas. Estas diferencias en las estrategias son el resultado
de una serie de factores: la disponibilidad de cuotas para los tipos de pro-
ductos solicitados; la preferencia del minorista por el bajo costo o la alta
calidad; y la rapidez con que se surte el pedido. Las industrias Mast, que
se especializan en "abastecimiento rápido", y cuya reputación es ser la
más veloz del gremio (de 30 a 40 .días, desde el pedido hasta el embar-
que), cumplió con todos sus pedidos en Taiwan, en virtud de que las fá-
bricas locales eran la única opción que tenía Mast para responder a los
estrechos márgenes de tiempo.
Por último, en el cuadro 2 vemos también cuáles son los principa-
les países hacia donde las oficinas estadounidenses de compra minoris-
ta transfirieron la porción de sus pedidos fuera de las costas. En muchos
de los países de esta lista existe una considerable comunidad empresa-
rial china que proporciona a las empresas taiwanesas contactos po-
líticos, infraestructura empresarial y el conocimiento local necesario
para disminuir los riesgos en una operación de ultramar. Así los lazos so-
ciales forman las redes de abastecimiento.

"Entre 1985 y 1936, las exportaciones de ropa de Taiwan bajaron de 56 a 20% del
total en textiles y ropa, mientras que la parte representada por bienes intermedios (fibras
textiles, hilos y telas) se elw6 de 44 a 80% [Gereffi y Pan, 1994: 1301; se le agregaron
datos más recientes proporcioniidos por la Federación Textil de Taiwan.
(hasta 11% del comercio global); y un sorprendente aumento en el co-
mercio intra-asiático de ropa (de 4.3% en 1980 a 12.3% en 1996). El
aumento de este comercio es todavía más fuerte en los textiles, donde
se incrementa de 13% de total mundial en 1980 a casi 28% en 1996
(véase el cuadro 3).
La importancia creciente de Asia, como mercado para su propia
producción de textiles y ropa, y la continua migración de la produc-
ción hacia localidades proveedoras de bajo costo alrededor del mun-
do, sugieren que puede emprenderse un camino hacia una reestruc-
turación general, en la cual se estarían dando dos procesos paralelos
de regionalización de la cadena productiva del vestido dentro de Asia,
Norteamérica y Europa. Es probable que las relaciones emergentes de
suministros que se están formando con productores cercanos baratos
4
1

en cada área (Asia del Sur y Vietnam en Asia, América Central y el


Caribe vis-a-vis con Norteamérica, y Africa del Norte y Europa Orien-
tal para la Unión Europea), fortalezcan el comercio intrarregional y
las redes de producción en la cadena del vestido; por consiguiente,
surgirán nuevas formas de coordinación económica y competencia
entre empresas locales y globales.

Pmplicaciones de la experiencia asiática para Norteainerica 1


Nuestro análisis de la cadena productiva de la industria asiática del ves- 1
tido, sugiere dos hipótesis principales para el futuro del sector textil y 1
del vestido en Norteamérica. Primera, el relativo declive en la exporta- <

ción del vestido terminado de las NIES de Asia Oriental, está provocan-
do una "brecha de abastecimiento" en la cadena productiva de la
industria estadounidensedel vestido. Esto se debe, en parte, a las grandes
distancias geográficas y a la complejidad logística implicada en la admi- I

nistración de las redes del triángulo asiático de manufactura; y también


a la tendencia hacia un marketing mas directo en Asia, a medida que los 4
fabricantes se desplazan de OEM a OBM. Segunda, dado que el abasteci-
miento asiático de ropa a Estados Unidos, se ha orientado, principalmen-
te, a cumplir los pedidos OEM de minoristas y distribuidores de marcas
registradas, los fabricantes estadounidenses de ropa deberán desarrollar
la capacidad de abastecer el paquete completo de fabricación. Con ante-
rioridad, esto sólo lo habían hecho las NIES de Asia Oriental para el mer-
cado masivo de Norteamérica, o en los centros de moda de alta costu-
ra en Europa. En lo que resta de este artículo se presentará un esquema
interpretativo que ofrece respuestas tentativas a estas dos hipótesis.
126 Gaiy Gcrcfli
l
La figura de la página 112 muestra cambios significativos, entre
1986 y 1996, en los patrones regionales del abastecimiento estadou-
nidense de ropa. Durante estos 10 años las importaciones de ropa se
incrementaron de 17.3 a 41.7 miles de millones. Los cinco círculos corres-
ponden a los diferentes niveles de importancia de las naciones pro-
veedoras: cada una de las que están en el círculo central responde a
10% o más, del valor total de las importaciones de ropa en 1995,
mientras que las ubicadas en el círculo exterior sólo integran de 1 a
1.9% del total de importaciones. Dicho de otra manera, en la medida
en que nos desplazamos de los círculos interiores a los exteriores de
este diagrama, disminuye la importancia relativa de los proveedores
de ropa.
En esta figura se muestran varios aspectos fundamentales de la direc-
ción y magnitud del cambio en el abastecimiento de ropa.
Primero, existen sorprendentes diferencias regionales en el patrón
de importaciones estadounidenses de ropa. Los proveedores de Europa
Occidental y las NIES del noreste asiático, son cada vez menos relevan-
tes en el abastecimiento estadounidense de ropa, mientras que el Sudeste
y Sur de Asia, América Central y el Caribe, y México, están ganando
importancia.
Segundo, a pesar de la considerable movilidad en la pasada déca-
da, subsiste un fuerte patrón centro-periferia que domina la geografía
de la actividad exportadora en la matriz abastecedora de ropa de Estados
Unidos.Iz Sólo cuatro economías (Hong Kong, Taiwan, Corea del Sur
y China), fueron proveedoras básicas (por ejemplo, 10% o más de la
importación) durante la pasada década, y en la actualidad sólo China
mantiene esa distinción. Hay mucha dispersión entre los proveedores
de los dos últimos círculos exteriores (lo que indica una participación de
1 a 4% en el mercado estadounidense del vestido). Sólo hay seis nacio-
nes en los tres círculos interiores.
N Tercero, aunque en la mayoría de los países (19 de 27) el nivel de
l
cambio, de 1986 a 1996, ha sido relativamente modesto (cambiaron su
posición en un círculo o no cambiaron), otros países han mostrado
grados más significativos de avance (México, República Dominicana,
Honduras y Bangladesh), o descenso (Corea del Sur, Taiwan, Japón y
Singapur). Sin embargo, el desplazamiento hacia dentro, incluso en un
círculo, puede ser bastante significativo para las economías más peque-
I2SegúnKmgman [1991: cap. 11, el patrón de centro-periferia que resulta de una con-
centración geográfica de las importaciones estadounidenses, pueden estar relaciona-
dos con exigencias externas de la demanda y con dinámicas de competencia imperfecta
en las cadenas productivas dirigidas por el comprador.
1
ñas, en razón del destacado crecimiento total de las importaciones esta-
dounidenses de ropa en los últimos 10 años.
No obstante, hay otras dos caractensticas importantes del abaste-
cimiento de ropa, que no da a conocer este diagrama. Primero, existen
dos sistemas de producción en pugna: el procesamiento de fabrica-
ción de las exportaciones (producción compartida) y el abastecimiento
del paquete completo de fabricación (producción OEM). Los países
que han penetrado más a fondo en el mercado estadounidense del vesti-
do han sido expertos, ya sea en el abastecimiento OEM (Hong Kong,
Taiwan y Corea del Sur) o están tratando de desarrollar capacidades para
surtir el paquete completo (China y México). Todos los demás países
que aparecen en esta lista están relegados a la producción compartida.
Segundo, hay diferentes tipos de redes implicadas en historias exitosas de
exportación, que vinculan de diversas formas a los países reseñados en
el diagrama. Ya hemos analizado el esquema del triángulo de manufac-
tura de Asia Oriental, ahora debemos considerar las redes relevantes en
la combinación del abastecimiento en Norteamérica.
Si visualizamos que la cadena productiva de la industria del vesti-
do abarca materias primas, hilos y fibras sintéticas, textiles, ropa y distri-
bución a minoristas [Appelbaum.y Gereffi, 19941, entonces las cadenas
productivas mexicanas y estadounidenses son totalmente distintas.
México tiene varias compañías de fibra Sintética, grandes y razonable-
mente exitosas, una multitud de empresas maquiladoras que exportan
productos del vestido a Estados Unidos, y un pujante sector minorista
que está formando una serie de alianzas estratégicas con sus conuapar-
tes estadounidenses. El vínculo más débil de la cadena productiva
mexicana es, por mucho, el segmento textil. La gran mayoría de las com- I

pañías textiles está descapitalizada, es tecnológicamente atrasada e ine-


ficiente, y produce mercadería de baja calidad. En contraste, Estados I
Unidos es muy fuerte en cuanto a fibras sintéticas, textiles y venta mino- I

rista, pero limitado en la capacidad de producir ropa, especialmente para i


damas y niños. Por lo tanto, la cadena mexicana del vestido parece ser
más fuerte donde la cadena estadounidense es relativamente débil: la
producción de ropa.I3
El panorama se hace más complejo cuando tomamos en considera-
ción la índole diferenciada de los sistemas de producción del vestido,
y si expandimos las fronteras de Norteamérica para incluir a América
I3El apoyo empírico de este argumento se encuentra en OTA [OTA, 1992: cap. 91 y
Gereffi [1997].
1
tal es: iCuáles serán los principales "agentes organizadores" que moder- 1
nizarán la cadena productiva de la industria de la ropa en México? El
concepto de agentes organizadores, se emplea para referirse a las empre- ,, ,
sas foráneas o nacionales, que podrían fortalecer la competitividad de la
cadena productiva de la ropa en México, mediante vínculos hacia de-
lante y hacia atrás con los principales productores y minoristas. Agen-
tes organizadores en potencia, ubicados en cada segmento de la cadena
productiva, ya han comenzado a manejar grandes inversiones en Méxi-
co: fibras (Celanese Mexicana, Cydsa, DuPont); textiles (Industrias
Burlington, Guilford Mills, Cone Mills, Gmpo Kalach, Grupo Saba); ropa
(Sara Lee, Corporación VF, Levi Strauss); y minoristas (jc Penney,
Sears, K-Mart-Liverpool, Wal-Mart-Cifra). Existen diferencias impor-
tantes en el campo de acción y contenido de estos distintos intentos
de integración vertical y horizontal en la economía mexicana [Gereffi
y Bair, 19981.
La creación de nuevas redes de producción y comercio entre Estados
Unidos y México en los ramos textil y de ropa, vincula estrechamente
al sur de Estados Unidos con las regiones norte y centro de México. El
sur de Estados Unidos está en posición de transformarse en el centro
coordinador de la cadena productiva de la industria del vestido de Nor-
teamérica. Carolina del Norte y Texas son los centros n e ~ o s o des las
redes México-estadounidensescentradas en la manufactura. El primero
es sumamente importante porque ahí está la oficina central de la ma-
yoría de las grandes plantas textiles estadounidenses, muchas de las
cuales están realizando nuevas inversiones en México. Cuando el TLC esté
totalmente implantado, las compañías textiles estadounidenses podrán
surtir ropa libre de impuestos a las plantas mexicanas, desde los centros
productivos ubicados en México. ,.
Las empresas más importantes de estas redes, centradas en la fa- l
,
bricación y el comercio minoritario en la cadena productiva del vesti-
do de Norteamérica, están en posición de desempeñar un papel directo 1
en el ascenso productivo mexicano. Los fabricantes textiles de Estados
Unidos están entrando en negocios de producción conjunta con sus con-
trapartes mexicanas, para construir grandes complejos textiles en el
norte y centro de México, con el objeto de surtir a las plantas locales de
ropa. Los fabricantes estadounidenses pueden aportar tecnología e incen-
tivos a sus filiales mexicanas, con el objeto de enfrentar la competencia
internacional. El siguiente paso sería que los minoristas estadouniden-
ses que están yendo a México, desempeñen un papel similar en ascenso
productivo de las redes de proveedores locales.
130 Gary Gereffi
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(;ay Lereffi
desarrollo endógeno, respuesta
de las comunidades locales a los
desafíos de la globalización

Antonio Bázquez Barquero

La economía funciona de manera cada vez más globalizada, por lo que


las ciudades, las regiones y los países han adoptado como referencia las
nuevas condiciones del mercado global y la nueva división internacional
del trabajo. Éste es un fenómeno que hunde sus raíces en el proceso de
ajuste que siguió a los shock del petróleo de los años setenta y que
se ha visto impulsado por la difusión de las nuevas tecnologías de la
miaoelectrónica, las telecomunicaciones y la información en el sistema
productivo durante los años ochenta y noventa.
Para ajustarse a los desafíos de la competencia en la economía
global, los sistemas de organización de la producción se han hecho más
flexibles, desarrollándose los sistemas de empresas locales y adaptan-
do la organización de las grandes empresas a las nuevas condiciones de
los mercados. Estos procesos de cambio estructural han convertido
a las ciudades y regiones en el espacio de la gestión del ajuste y, por
tanto, de la globalización, lo que ha impulsado la nueva generación
de políticas de desarrollo económico. Así pues, en un mundo en el que
la competencia entre las ciudades y territorios aece y en el que la difu-
sión de las innovaciones y la mejora de la calidad de los recursos huma-
nos son estratégicas para impulsar el ajuste productivo, los actores
locales (organizaciones públicas y privadas, asociaciones de empresa-
nos, sindicatos, gobiernos locales) están respondiendo a los desafíos de
la globalización, impulsando las iniciativas de desarrollo local.
Este trabajo se propone presentar algunos de los procesos territo-
riales relevantes en el momento actual y responder a preguntas como
las siguientes: icuáles son los factores que explican la flexibilización
de las formas de organización de la producción? ~Existerelación entre
<
Los procesos de integración económica, inducidos por la globali-
zación, crean un nuevo escenario para las empresas y territorios, de-
bido al aumento de la competencia en los mercados. A las empresas se
les presenta la oportunidad de estar presentes en mercados cada vez más
amplios, que tienden a ser más estables, por lo que pueden optimizar
el funcionamiento de sus organizaciones y conseguir ventajas compe-
titivas, pero también han de enfrentarse a nuevas amenazas. Se trata de
empresas y de sistemas de empresas innovadores, pero también de tem-
tonos, que tienen la capacidad de fijar y atraer inversiones, que les per-
mitan superar las amenazas de sus competidores.
Ahora bien, la actividad productiva se realiza en un temtorio con-
creto en el que las empresas establecen sus relaciones de producción y
de intercambio. La eficiencia productiva, como nos recuerda Alburquer-
que [1998], no depende sólo de las características productivas y orga-
nizativas de la empresa sino que es el resultado de las infraestructuras
y s e ~ c i o del
s entorno en el que se radica la empresa y del conjunto de
relaciones y de redes de la hilera de producción de la empresa. Por
tanto, las empresas no compiten aisladamente sino que, en realidad,
compiten conjuntamente con el entorno productivo e institucional, lo
que implica la competencia entre ciudades y regiones.
Pero, como sostiene Castells [1996], la economía global es fuerte-
mente asimétrica. A diferencia de lo que propugna el viejo paradigma
centro-periferia, es policéntrica. Además las categorías Norte y Sur
han reducido su capacidad analítica ya que los centros y las periferias
en el nuevo orden internacional no se sitúan simétricamente a ambos
lados de la hipotética línea divisoria entre el "Norte" y el "Sur". Existen
ciudades y regiones en e1 Sur articuladas a la economía global y exis-
ten ciudades y regiones del Norte que no lo están. Es más, la pobreza
es una cuestión que no sólo afecta al Sur sino que los bajos niveles 1
de renta, la baja capacidad tecnológica y la iiijusta distribución de l

la renta caracterizan, también, a las regiones y ciudades del Norte,


aunque los niveles de pobreza en el Norte y en el Sur no son siempre
comparables.
ii
En resumen, las ciudades y regiones compiten entre sí por mante- i
ner las inversiones locales y atraer empresas e inversiones procedentes
del exterior. Los factores que los hacen atractivos son, entre otros, la ca-
lidad de los recursos e infraestructuras, la capacidad innovadora de sus
empresas e instituciones, la organización del sistema productivo suscep- I

tible de generar economías de escala y bajos costos de transacción, la


disponibilidad de un entorno institucional que favorezca el desarrollo I
,,
1
go en Río Grande do Su1 de Brasil, o Guanajuato en México), en eco-
l
nomías en proceso de industrialización (como Sialkot en Pakistán o
Timppur en India), e induso en países de industrialización antigua
1
(como Baden-Wurtemberg en Alemania o Jutland en Dinamarca).

Distritos industriales y entomos innovadores


Los análisis de los nuevos modelos territoriales han permitido identi-
ficar la formación y desarrollo de redes de empresas locales que cons-
tituyen formas flexibles de organización de la producción en el temto-
no. En unos casos se trata de sistemas de pequeñas empresas, organizadas
en clusters o distritos industriales, que permiten obtener economías de
escala y de alcance y reducir los costos de transacción; en otros casos,
se trata de grandes empresas que han sustituido las formas de organiza-
ción jerárquica por otras más flexibles, lo que permite a las plantas subsi-
diarias una mayor integración en el temtorio [Vázquez, 19991.
El funcionamiento de los sistemas productivos locales se interpre-
tó en términos de los distritos industriales, tal como los había teoriza-
do Marshall [Becattini, 1979; Bellandi, 19861. Se rescató, entonces, la
noción de distrito industrial como la concentración de muchas peque-
ñas empresas, de naturaleza similar, en un territorio de asentamiento
común y definido (la ciudad industrial), que interactúan entre sí for-
mando redes de relaciones en ellas, lo que propicia la generación de
economías de distrito.
Esta definición permite identificar dos dimensiones, una de carác-
ter urbanístico, asociada con la aglomeración de empresas en una
ciudad y otra sectorial, que se manifiesta mediante las relaciones entre
las empresas. La concentración de empresas en un territorio, les per-
mite compartir el mismo mercado de trabajo, utilizar los servicios pú-
blicos y sociales existentes y vincularse a través del sistema de transpor-
tes y comunicaciones, lo que favorece la reducción de los costos medios
de las empresas y la utilización de las economías de aglomeración que
I se forman en la ciudad.
A su vez, la especialización productiva de la red en un producto o
gama de productos afines y la de cada empresa en fases del proceso pro-
ductivo o productos acabados propicia la formación de un sistema de
1
intercambios múltiples, que genera economías de escalas en la red como
consecuencia de la formación de escalas en la producción del sistema.
' Además, los intercambios de información y de conocimiento tecnoló-
gico propician la reducción de los costos de transacción entre las empre-
131 desai'rollo endbgeno, respuesta de las con~uiiidnd~s 141
sas y favorecen la difusión de las innovaciones, lo que genera eco-
nomías externas no comerciales.
Un elemento central en el análisis de Marshall es el beneficio que
proporciona a la red de empresas y establecimientos el estar encadena-
das en localidades que tienen una atmósfera industrial específica. Pero
es el conocimiento mutuo y la confianza entre los actores el mecanis-
mo articulador del distrito [Dei Ottati, 19941. Fua [1983], además, sos-
tiene que los distritos industriales han surgido y se han desarrollado
en áreas, que se caracterizan por un sistema sociocultural específico y
fuertemente vinculado con el territorio.
El concepto de distrito tiene la virtud de haber señalado el valor
interpretativo y analítico del entorno de las empresas en la dinámica
de los sistemas productivos locales. Pero si se le considera desde la pers-
pectiva del desarrollo económico local, el concepto de distrito no indi-
ca con claridad el papel que desempeñan variables como la innovación,
que son clave en los procesos de crecimiento económico y cambio
productivo.
Por ello, conviene utilizar la noción de entorno local (milieu),
tal como lo han conceptualizado los grupos de investigación que for-
man la asociación GREMI [Aydalot, 1986; Aydalot y Keeble, 1988;
Maillat y Perrin, 1992; Maillat, 19951, ya que amplía y complementa
el concepto de distrito industrial.
Un entorno local estana formado por una red de actores locales y las
relaciones que configuran el sistema productivo, en el que los agen-
tes económicos, sociales, políticos e institucionales poseen modos espe-
cíficos de organización y regulación, tienen una cultura propia y generan
una dinámica de aprendizaje colectivo [Crevoisier et al., 19301.
La noción de entorno local tiene tres rasgos que la diferencian. En
primer lugar, hace referencia a un territorio, sin fronteras precisas pero
que forma una unidad, que no sena el mero soporte de los recursos, de
las actividades productivas y de las relaciones económicas y sociales,
sino más bien el lugar en el que los agentes locales se organizan, utili-
zan los recursos materiales e inmateriales, y producen e intercambian
bienes, servicios y conocimientos [Vázquez, 19881.
Los actores locales (los habitantes, las empresas, las instituciones,
los poderes locales) forman una red a través de las relaciones (socia-
les, comerciales, tecnológicas, políticas, administrativas) y contactos, que
estimulan la aeación y desarrollo de vínculos de cooperación e interde-
pendencia. La lógica de organización permite al entorno local cooperar
para innovar y para competir.
1
Un entorno local contiene, además, procesos de aprendizaje co-
l
lectivo, que le permiten responder a los cambios mediante la movili- ,a

dad del trabajo en el mercado local, los intercambios de tecnologías de


producto, proceso y organización, la provisión de s e ~ c i o especiali-
s
zados, los flujos informales de información de todo tipo o las estrate-
gias de los actores. Aydalot [1986] considera que los entornos lo-
cales funcionan como incubadoras de las innovaciones. Dado que las
empresas son los elementos decisivos en los procesos de creación y di-
fusión de las innovaciones y que no son agentes económicos aislados
sino que forman parte de entomos locales específicos, la creación y di-
fusión de las innovaciones dependería de la organización del territorio,
de la interacuón de los agentes, de la dinámica de aprendizajey, por tan-
to, de la propia historia local. Es decir, existe una estrecha relación
entre territorio e innovación que configura el carácter territorial de los
procesos de desarrollo.

Las estrategias m'toriales de las grandes empresas


Las grandes empresas han recuperado el protagonismo en las últimas
décadas gracias a su adaptación organizativa y estratégica a las transfor-
maciones comerciales, tecnológicas e institucionales ocasionadas por
el proceso de globalización. Los cambios en la organización de las
grandes empresas y los grupos industriales están propiciando la recom-
posición de las relaciones entre empresa y territorio, e impulsando a
las empresas a adoptar estrategias espaciales que persiguen una mayor
adaptación de las unidades a los contextos locales [Vázquez, 1997;
Dupuy y Gilly, 19971.
Las nuevas condiciones de la competencia de las últimas décadas
han obligado a las grandes empresas a ir introduciendo, progresivamen-
te, aquellos principios y prácticas que les permiten mejorar la eficiencia
de la organización [Cotomelo, 19961: la reorganización del trabajo en
I tomo a los resultados y no a las funciones que realizan los departamen-
I tos; la gestión del tiempo en el aprovisionamiento de materias primas
y de productos intermedios y en la entrega de productos a los dientes;
la producción según las capacidades de la empresa que subcontrata
aquellas tareas y funciones en las que no está especializada.
Las grandes empresas innovadoras han ido adoptando modelos de
organización más flexibles, abandonando el modelo fordista de empre-
sa centralizada, funcionalmente departamentalizada, convirtiéndose en
f
organizaciones o grupos de empresas cada vez más flexibles [Bueno
El diagnóstico toma formas diferentes en cada territorio en fun-
ción de sus condiciones específicas, de su especialización productiva, de
los recursos naturales y humanos existentes, de la apertura de la econo-
mía local a los mercados nacionales e internacionales, y de la capacidad
de organización y de respuesta local.
En todo caso, la cuestión a resolver es cómo conseguir que las eco-
nomías locales estén más integradas en la economía internacional y
cómo lograr que sus sistemas productivos sean más competitivos. La
solución pasa por reestructurar el sistema económico y ajustar el mo-
delo institucional, cultural y social de cada temtorio a los cambios del
entorno y de la competencia.
De forma simplificada, se puede decir que el problema al que se
enfrentan las ciudades y las regiones consiste en reestructurar su siste-
ma productivo de manera que sus explotaciones agrarias y empresas
industriales mejoren la productividad y aumenten la competitividad
en los mercados domésticos y externos. Las experiencias de desarrollo
local muestran que el camino a seguir pasa por la definición y ejecución
de una estrategia de desarrollo empresarial, instrumentada mediante
acciones que persigan los objetivos de productividad y competitividad.
Existe un acuerdo generalizado acerca de que el aumento de la pro-
ductividad y de la competitividad son metas que deben orientar el proce-
so de cambio estructural de las economías locales y regionales. Pero, estos
objetivos se pueden alcanzar por medio de caminos diferentes, que
se pueden simplificar en dos estrategias alternativas: una de cambio ra-
dical formada por el conjunto de acciones, cuyo objetivo prioritario es
el aumento de la competitividad (eficiencialeficacia) del sistema pro-
ductivo regional, cualquiera que sea el costo en términos de empleo
y de impacto ambiental; otra, la de pequeños pasos, que combina
acciones que persiguen los objetivos de eficiencia y equidad a corto y
largo plazos.
La primera supone un salto tecnológico, la producción de nuevos
bienes, localizaciones alternativas y, en todo caso, un cambio radical
del centro de gravedad del sistema productivo de la ciudad o región,
con impactos negativos, a corto y largo plazos, sobre el empleo, los
sistemas de organización de la producción, el medio ambiente y la
cultura local.
La segunda opta por utilizar el saber-hacer y la cultura tecnológica
existente en el temtorio, dar un paso adelante en el cambio estmctural
a partir del tejido productivo existente, combinar la introducción de
innovaciones con el mantenimiento de empleo, y realizar las transfor-
146 Antoiiio Vhzq~iezBarquero
maciones de forma que sean asumidas, lideradas y adoptadas por la
sociedad local.
Esta segunda opción combina de hecho los objetivos de eficiencia
y equidad y es, por tanto, una alternativa que da prioridad a la dimen-
sión social. Ahora bien, existe el riesgo de que la economía local caiga
en un modelo de economía asistida, dada la necesidad de apoyo públi-
co que tiene este tipo de estrategia, con los consiguientes problemas
para la continuidad del proceso de desarrollo económico.
Ésta es, sin duda, una simplificación de la problemática a la que se
enfrentan las comunidades locales y regionales cuando abordan los
procesos de reestructuración y desarrollo económico, ya que el confiic-
to de intereses en la sociedad es más amplio. En realidad, el desarrollo
es un proceso de objetivos múltiples que pretende mejorar la eficien-
cia en ,la asignación de los recursos públicos, fomentar la equidad en
la disíribución de la riqueza y el empleo, y satisfacer las necesidades pre-
sentes y futuras de la población con el uso adecuado de los recursos
naturales y medioambientales.
Los objetivos de eficiencia, equidad y ecología expresan el conflic-
to de intereses existentes en todos los territorios. Por ello, cuando se
define la estrategia de desarrollo local se pretende encontrar un con-
junto de acciones que permitan lograr un equilibrio dinámico entre estos
objetivos. En la realidad es necesario establecer prioridades entre
los objetivos y las acciones dado lo limitado de los recursos. Así, cuan-
do los intereses económicos se anteponen a los sociales y ambientales,
la cohesión social y la conservación de patrimonio histórico y ambien-
tal funcionan como restricciones al proceso de crecimiento y cambio
estructural. A su vez, cuando privan los objetivos sociales (como la
erradicación de la exclusión y de la pobreza), la competitividad del
sistema productivo y la conservación actúan como condicionantes
del proceso de reequilibrio social.

Las polílicas de desarrollo Iseal


La respuesta local a los desafíos globales se instrumenta mediante un
conjunto de acciones de carácter muy diverso [Blakely, 1989; Stohr,
1990; Vázquez, 19931. Unas se dirigen a la mejora de las infraestructu-
ras, otras tratan de suplir las carencias y mejorar los factores inmateriales
del desarrollo y otras, por último, se proponen fortalecer la capacidad
organizativa del territorio.
f 1 (lesariollo c i i d o g r i i o , recpiiesta t l t líis coiiiiiriidadc.~ 141
Las infraestructuras que sirven de base a los procesos de cambio es-
tructural son instrumentos indispensables para el funcionamiento del
sistema productivo ya que, como indica Chisholm [1990] al referirse
al caso de Shefield, las inversiones en infraestmcturas y capital social
se proponen mejorar el atractivo de la ciudad y sus alrededores y con-
vertirla en un lugar adecuado para vivir y trabajar. Pdf tanto, entre las
medidas de desarrollo local hay que considerar las que se dirigen a me-
jorar las redes de transporte y comunicaciones; crear suelo acondi-
cionado que facilite la localización de empresas; o construir instalacio-
nes de capital social (como hospitales, o escuelas). Se trata, como se
ve, de acciones que eran frecuentes en la primera generación de políti-
cas regionales.
Un elemento diferenciador de la política de desarrollo local lo
constituyen todas las iniciativas que inciden sobre los aspectos cuali-
tativos e inmateriales del desarrollo. Se induinan las medidas que inci-
den sobre los factores como la calificación de los recursos humanos, el
hnow-how tecnológico e innovador, la difusión tecnológica, la capacidad
emprendedora local, la información existente en las organizaciones
y empresas, la cultura de desarrollo de la población.
Las iniciativas locales dirigidas a favorecer la creación y desarrollo
de empresas son las más frecuentes. El ejemplo por excelencia en la
Unión Europea son los Business Innovation Centres, promovidos por l

la Comisión desde 1984 [DG m, 19841. Las iniciativas para la creación


de empresas [Greffe, 1989; OCDE, 19851, varían en función de quien
sea el promotor de la iniciativa (local o externo; público o privado), de
que haya tenido un carácter espontáneo (aparición de las boutiques 4

de empresas a finales de los años setenta) o regulado (ley 44/86 en Italia,


para el estimulo al surgimiento de empresarios jóvenes), de que se pro- ¡
servicios financieros Y servicios reales. Así, uor eiemulo, oraanizacio-

Nakskov, la empresa más importante de la zona [LEDA, 19901. El Centro


de Información Textil de la Emilia Romagna (CITER), creado en 1980,
es un buen ejemplo de cómo la provisión de servicios de información a
las pequeñas y medianas empresas de una región avanzada favorece la
reestructuración productiva y la articulación del sistema local en el siste-
ma económico internacional.
La difusión de las innovaciones es uno de los ejes principales de
la política de desarrollo local. La proliferación de los parques cien-
tíficos y tecnológicos en Europa y América, la creación de los tecnopo-
los en Francia y el fomento de las tecnópolis en Japón y los institutos
tecnológicos promovidos por el gobierno de la región de Valencia
en España son un buen ejemplo [Greffe, 1989; Stohr, 1987; Vázquez,
19931.
Por último, las iniciativas de formación desempeñan un papel es-
tratégico en el desarrollo empresarial. Desde la perspectiva gel desarro-
llo local, la política de formación trata de responder a las necesidades
que crea la obsolescencia, cada vez más rápida, del capital humano, por
un lado, y, por otro, a las nuevas demandas de los empresarios y/o tra-
bajadores. El cambio productivo precisa ir acompañado de la mejora de
la formación tradicional y de la introducción de los nuevos oficios
demandados por el mercado (como sucede en las iniciativas de Vitoria
en el País Vasco y de Tilburg en Holanda).
Las iniciativas de formación se convierten en el núcleo de la estra-
tegia, cuando se trata de reestructurar un sistema productivo, que histó-
ricamente se ha dedicado a actividades (agricultura, industria básica o
de transformación) que han quedado obsoletas, como ocurre en las
zonas mineras y agrarias de Le Bruaysis (Francia) o de Sitia (Grecia).
En estos casos es necesario acompañar el cambio de la actitud de la po-
blación con respecto al desarrollo y a la economía, mediante acciones de
estimulación.
En el centro de la nueva política de desarrollo regional están'las
acciones dirigidas a mejorar la organización del desarrollo local. Se trata
de organizar las iniciativas de los actores de la ciudad o la región, de tal
forma que la respuesta sea eficaz, y se puedan superar los problemas y
desafíos que plantea el aumento de la competencia.
El desarrollo de una localidad o de un territorio se organiza me-
diante las decisiones de inversión y de localización que toman los
agentes públicos y privados. Frecuentemente, la existencia de líderes
locales (como en el caso de Hamburgo, Vitoria, Curitiva o Quetzalte-
nango) cataliza el surgimiento de la política local, pero en todo caso es
necesario contar con el apoyo explícito o tácito de los demás actores lo-
cales. El aumento de la competencia y de la incertidumbre en los merca-
dos, a su vez, ha impulsado a las instituciones y organizaciones a coope-
rar y a hacer esfuerzos conjuntos que le permitan reducir los riesgos y
las amenazas y aprovechar las oportunidades que permitan la integra-
ción de las economías. El asociacionismo y las redes, entre empresas
y organizaciones territoriales, son las formas de colaboración y de coope-
ración más utilizadas.
1
Para poder alcanzar las metas que los agentes locales se han marca-
t
do no es suficiente con haber concebido una estrategia afortunada y
haber iniciado las akciones más adecuadas [Boisier, 19971. Es necesa-
rio, además, gestionar la estrategia y las iniciativas y utilizar eficiente- l

mente los recursos humanos y financieros disponibles. ,


Las unidades de gestión de las administraciones pd61icas no son I

siempre las más adecuadas, ya que carecen de las competencias suficien-


tes en materia de desarrollo local, les falta la flexibilidad funcional y
financiera necesaria, y están demasiado burocratizadas. Las estrategias
de desarrollo local ganan en efectividad si se instrumentan por medio de
oficinas con autonomía operativa y flexibilidad en la gestión [Pellegrin,
19911, como muestran los ejemplos europeos como las Local Enterprise
Agencies del Reino Unido, las Boutiques de Gestion en Francia, los
fondos de desarrollo local de Suecia, los centros tecnológicos de Alema-
nia o los institutos tecnológicos en España.
La estrategia de desarrollo local, por último, tiende a instrumentali-
zarse, preferentemente, mediante la planificación estratégica que es una
técnica, que proporciona un conjunto de conceptos, procedimientos y
herramientas que ayudan a las ciudades (regiones) a definir y ejecutar
sus planes de desarrollo, en función de los cambios que se han produ-
cido en su entorno de relaciones [Bryson y Roering, 19871.
El punto de partida consiste en considerar que la ciudad (la región)
es una organización emprendedora, que produce bienes y s e ~ c i o ys
compite con otras ciudades (regiones) en los mercados nacionales e
internacionales. Cuando se considera que la ciudad (región) actúa de
forma racional y coherente con sus propios intereses, es posible hacer
un diagnóstico estratégico de la ciudad (región), y se pueden diseñar y
poner en marcha acciones estratégicas que mejoren su posicionamien-
to frente a la competencia de las demás ciudades (regiones).
Kaufmann y Jacobs [1987] entienden que la planificación estratégi- I
ca tiene ventajas importantes con respecto a las formas tradicionales
de planificación pública. Es más pragmática ya que está orientada a la i

acción y a la obtención de resultados; procura la participación de


los agentes públicos y privados en la formulación y realización de los
l
planes; pone un gran énfasis en el diagnóstico de la dinámica económi-
ca de la ciudad (región), en función de sus relaciones con el entorno
. que es cada vez más competido.
1

150 Siiionio Vazqurr Rdrquaro


Robins, 199 11 argumentan que la globalización ha estimulado la con-
centración del capital y de los mercados y que las empresas pequeñas y
medianas continúan bajo el control tecnológico y comercial de las gran-
des empresas, por lo que los cambios en la reestructuración de las ciu-
dades, regiones y países están condicionadospor el proceso de globaliza-
1
ción, y, por tanto, por la estrategia de las grandes empresas.
Cuando la discusión se pone en términos del desarrollo económi-
co local y/o del modo de desarrollo dominante, que Cast&is denomina
informacional, se identifican dos niveles diferentes del análisis: de
l
un lado, la transformación de las formas de organización de la produc- ,
ción y su contribución a la dinámica económica; y, del otro, la cuestión
del control de las grandes transformaciones del sistema económico inter-
nacional y del reparto del poder a escala global.
En realidad, hay que reconocer que los sistemas productivos lo-
cales tienen formas de organización flexible que permiten responder a
los cambios de la demanda de forma eficiente y, por tanto, son un
instrumento adecuado en los procesos de crecimiento y cambio es-
tructural. Pero, en el momento actual, como consecuencia de la inte-
gración en la economía global, las empresas y los sistemas producti-
vos locales se enfrentan a la necesidad de superar la pérdida de posición
competitiva y de posicionamiento. La respuesta frecuente es la pro-
longación de su ciclo de vida del sistema productivo, si bien en ocasio-
nes el distrito entra en declive y, ocasionalmente cambia la forma de
organización y la lógica de funcionamiento del sistema local [Vázquez
y Sáez, 1997; Camagni y Rabellotti, 19971. Pero estas transformacio-
nes no permiten refutar la tesis de que los sistemas locales de empresas
muestran que existen diferentes sendas de desarrollo en el sistema eco-
nómico internacional.
Una cuestión diferente es, sin duda, la del reparto del poder y del
control de la tecnología, que ciertamente reside en las grandes empresas
innovadoras, pero que carecen de un control excluyente y monopolísti-
co en los mercados de productos y de materias primas. Actividades eco-
1
nómicas que producen bienes de calidad con alto contenido en tecnolo-
gía, bienes diferenciados o s e ~ c i oespecializados
s para gustos específicos
dependen cada vez más de recursos materiales e inmateriales que están
localizados en territorios concretos [Vázquez, 19971.
Por ello, en el momento actual la globalización y la creciente com- I

petencia en los mercados han estimulado el aumento de la tenitorializa-


ción de los procesos productivos de las empresas y, por tanto, limi-
tado los niveles de poder a escala global. El aumento de la competencia (
gración de las inversiones externas en los procesos de desarrollo endó-
geno. Uno de los elementos centrales sena la creación de un Fondo
para el Desarrollo Local, de carácter nacional, al que podrían acceder ..
las empresas que contribuyeran con sus inversiones al desarrollo local.
La referencia obligada para la negociación de incentivos a las empre-
sas sería la formulación de planes de desarrollo en las ciudades y re-
giones, que defina los objetivos y las acciones prioritarias, entre las que
figurarían los proyectos de inversión de las empresas externas y de las
administraciones públicas. e%

Los incentivos se negociarían caso por caso, y se regularían median-


te un acuerdo de planificación entre la gran empresa, la administración
central y/o regional y el gobierno local. En él se expresarían los com-
promisos públicos y privados para alcanzar los objetivos del plan de
desarrollo local y se indicanan la cuantía y forma de los incentivos, así
como los compromisos del gobierno local y de la gran empresa.
En resumen, el acuerdo de planificación recogena los objetivos es-
tratégicos de la gran empresa y de la ciudad/región, coordinaría las
acciones de interés común de la empresa y el temtorio, fijaría los me-
canismos de control y seguimiento de los compromisos adquiridos. En
realidad, no haría otra cosa que formalizar la convergencia entre la
estrategia temtorial de la gran empresa y la estrategia económica del
temtorio.

Comentaria~sfinales
La discusión anterior muestra que las ciudades, las regiones y los países
han entrado en un nuevo modo de desarrollo que ha impulsado la flexi-
bilización de las formas de acumulación y regulación del capital.
Se han consolidado sendas diferentes de crecimiento y cambio es-
tructural en las que confluyen sistemas de organización de la producción
más flexibles y adaptados a los cambios del entorno que permiten me-
1
jorar la productividad y la competitividad de la economía, conjuntamen-
te con las respuestas estratégicas de las ciudades y regiones que mediante !

las iniciativas locales facilitan la mejora de la calidad de los factores de


producción, la difusión de las innovaciones y la formación de redes
de actores económicos, sociales e institucionales. I
Estos procesos están abiertos de tal manera que tanto la tenitonali-
zación de la acumulación de capital como las respuestas estratégicas
de los actores a los desafíos de la globalización continúan desarrollán- I
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Conforme avanzan los años de la presente década, se continúan mul-
tiplicando las referencias puntuales y los análisis de distinta profundi-
dad sobre la globalización económica, y se acentúa la diversidad de pers-
pectivas desde las cuales se aborda el tema. Los orígenes, las causas
mediatas e inmediatas, los contenidos profundos y los desenvol-
vimientos posibles de la globalización, son estudiados desde todo tipo
de marcos teóricos y metodológicos, dando por resultado un verdade-
ro mosaico de escenarios presentes y futuros de funcionamiento de la
economía mundial.
En este trabajo veremos sólo una pequeña parte de ese mosaico, li-
mitándonos a revisar los análisis que vinculan directa o inversamente
globalización y convergencia económica, y asociando los análisis que
postulan una supuesta tendencia a la "convergencia" con algunas de las
políticas que se han estado negociando o ya aplicando en el terreno
de las relaciones internacionales.

Glolinlizacidn y convergencia/tliverqenci~1:
iiri niievo esce~lariopard iina viejd disciisión

Las propuestas teóricas acerca de una tendencia a la "convergencia"


-esto es, a la disminución de la brecha entre los estándares de vida y
en el comportamiento d e las variables macroeconómicas que de-
finen dichos estándares- tanto entre países como dentro de ellos, han
estado presentes desde hace ya mucho tiempo en el pensamiento eco-
* En el presente documento, se retoman y amplían partes de otros materiales re-
nómico, formando parte incluso de las ideas de Adam Smith [1776]
sobre la "mano invisible" y "el progreso natural de la opulencia".
En el terreno de las relaciones económicas internacionales, ade-
más del importante papel que esas propuestas han tenido en las teorías
tradicionales del comercio exterior basta recordar el papel central que
ellas desempeñaron en las "teorías del desarrollo" formuladas en
la posguerra, en las cuales la propuesta básica apuntaba nrecisamente
a la identificación de un conjunto de condiciones cuyo cumplimiento
permitiría a los países atrasados avanzar a etapas superiores del desarro-
llo e igualar -o al menos acercarse notablemente- a las economías
industrializadas.
En el ámbito del funcionamiento interno de los países, y asimismo
en la inmediata posguerra, el "etapismo" recién mencionado se comple-
mentó con formulaciones en las cuales el desarrollo económico se acom-
pañaba con la convergencia de ingresos, si bien ella sólo ocurría una
vez superadas las etapas iniciales. En palabras de S. Kuznets [1955: 181,
que en los años cincuenta fue el más conocido exponente de este tipo
de propuestas:
- "La limitada evidencia empírica sugiere que el estrechamiento en
las desigualdades de ingreso en los países desarrollados es relativa-
mente reciente y probablemente no caracterizó las etapas iniciales de
su crecimiento."
También desde hace ya tiempo, las propuestas de "convergencia"
han sido objeto de severas críticas, tanto con relación a los efectos del
comercio exterior, como respecto a las modalidades inter e intranaciona-
les asumidas por el desarrollo económico. Además de los plantea-
mientos de corte marxista desarrollados en los países industrializados
-el propio Marx, la "teoría del imperialismo" y los autores que en
los años sesenta encabezaron la polémica sobre el "intercambiodesigual",
entre otros- no está por demás tener presente que durante la pos-
guerra fue en América Latina donde se presentó una buena parte de
esas críticas: en los años cincuenta y sesenta por parte de la CEPAL, en
cuyos análisis la "heterogeneidad estructural" se reproducía en nuestros
países junto con la industrialización,sumándose a los frenos al desarro-
llo derivados de las relaciones centro-periferia; y, en los años sesenta
e inicios de los setenta, por la comente de la dependencia, la cual desta-
có no sólo distintos componentes de las relaciones externas y del
orden mundial al que estaban sometidos los países de América Latina,
sino también fenómenos internos como la marginalidad y las crecien-
tes disparidades de ingreso.
162 Ininie Estay I:e)iio
En suma, un primer punto a destacar es que el debate sobre la
existencia o no de tendencias a la convergencia económica es ya
antiguo, que respecto al tema han existido opiniones encontradas y que
ellas han provenido de las principales comentes del pensamiento eco-
nómico, correspondiendo en buena medida a las posturas de acepta-
ción plena, de crítica parcial o de rechazo al orden capitalista mundial
BB
presentes en esas corrientes.
Por consiguiente, en sentido estricto las discusiones que hoy se
dan sobre globalización y convergencia no son nuevas, aunque sí lo son
en buena medida distintos componentes del escenario mundial e
internacional en el que ellas se vienen desenvolviendo, empezando por
varios de los contenidos del proceso de globalización; en efecto, la glo-
balización económica está significando un despliegue mucho más
pleno de la vocación universal del capital, una profundización de los
vínculos y de los niveles de integración entre las distintas economías na-
cionales y entre los distintos mercados, y un comportamiento de
las relaciones económicas internacionales notoriamente más dinámico
que el comportamiento de los ritmos de la actividad económica interna
de los países.
Si bien uno de los muchos aspectos no resueltos en los debates sobre
la globalización se refiere a la existencia o no de precedentes histón-
cos en comportamientos como los que hoy se dan en las relaciones eco-
nómicas internacionales, y en tal sentido el punto recurrente de com-
paración es el periodo de fines del siglo XIX y comienzos del xx,' al
identificar situaciones nuevas lo evidente es que el conjunto de ten-
dencias asociadas desde los años ochenta a la globalización ha tenido
como soporte importantes avances científico-técnicos, los cuales han
abierto posibilidades antes desconocidas en las opciones tecnológicas,
en las formas de organización, control y segmentación geográfica de la
producción, en las opciones de inversión y los grados de movilidad de
los flujos financieros, etc., reduciendo al mínimo las rigideces derivadas
de la base tecnoproductiva previamente existente y facilitando el máxi-
mo de flexibilidad al desenvolvimiento del capital.
En particular, tanto el despliegue sin precedentes de las empresas
trasnacionales, como la llamada "globalización financiera", hasta la
fecha se han constituido no sólo en los rasgos económicos más destaca-
dos del proceso de globalización -y en la más notoria manifestación de
'Véase, por ejemplo, Hirst y Thompson [1996: 18-34];CEPAL [1996a: 19-26]; Ferrer
11998: 13-18]; y 11996: 14-15]; Lewis: 119811, Madisson: 119951 y Bairoch y Kozul
wnght [ I ~ ~ G I .
quienes son sus principales destinatarios-, sino también en los ejem-
plos más claros del elevado grado en que el avance científico-técnico
se ha constituido en soporte material de dicho proceso, de tal manera
que los actuales montos y modalidades del movimiento internacional
de todo tipo de inversiones senan impensables sin la existencia de las
revoluciones ocumdas en áreas tales como la miaoelectrónica, la infor-
mática, las telecomunicaciones, etcétera.
En ese contexto, y bajo supuestos bastante "idílices" sobre las
posibilidades de que el avance científico-técnicoefectivamente se tra-
duzca en un mejoramiento generalizado y rápido de los niveles de bie-
nestar, en diversos análisis la globalización es ubicada como el medio
por el cual esas posibilidades logran concretarse. Así, luego de que a1
inicio de la presente década aparecieron formulaaones en las cuales de
la caída del "socialismo real" se desprendía la próxima llegada de una era
de superación de contradicciones y desaparición de desigualdades como .
resultado del triunfo e imposición universal de la democracia liberal y
el libre mercado -recuérdese Fukuyama-, y a pesar de que esas formu-
laciones fueron sometidas a una dura crítica, en los años recientes han
seguido estando presentes, pero moviéndose varias de ellas en niveles
más particulares y más relacionados al análisis económico.
En efecto, en la literatura económica reciente es posible identificar
una línea de análisis que, desde una perspectiva principalmente neo-
clásica, argumenta la existencia de tendencias hacia la "convergencia"
entre los distintos países, tanto en el desempeño económico gene-
ral como en aspectos particulares de dicho desempeño. En términos
generales [véase, entre otros, Sala-i-Martin, 1995; Sala-i-Martiny Barro,
1996; Ben David, 19931, en esos análisis se vinculan las teonas del
crecimiento endógeno con las implicaciones de convergencia que están
presentes en los modelos neodásicos, estableciendo a partir de allí mo-
delos econométricos en los cuales se identifican trayectorias tanto de
rápido crecimiento de las economías atrasadas, como de disminución
de los grados de dispersión existentes en dichas economías respecto de
variables como el ingreso per cápita, todo ello a condición de que esas I
economías estén lo suficientemente abiertas y desreguladas, para lo cual
se ha introducido el concepto de "convergencia condicional".
En ese marco, haciendo uso de modelos de regresión se postula la
existencia de dos tipos de convergencia [Sala-i-Martin y Barro, 19961:
la convergencia beta, que ocurre a partir de una relación inversa entre el
vaior iniaai de una variable y su crecimiento posterior, de tal manera que
en aquellos países o regiones que iniaan con un menor nivel de produc-
to, inversión, productividad, etc., mayor será el crecimiento de esas va-
riables; y, la convergencia sigrna, que consiste en la disminución de los
grados de dispersión per cápita asociados a distintas variables indicati-
vas de niveles de bienestar.
El que esas convergencias se den, y en particular la convergencia
beta, depende principalmente de que la economía de que se trate haya
adoptado las medidas necesarias de disminución del pac:l del Estado
y sobre todo de apertura al resto del mundo de tal manera que, a partir
de ese criterio, mientras más cerrada sea una economía más lejos esta-
rá de ingresar a la senda de la "convergencia"y, por ende, menos posibi-
lidades tendrá de acceder a los niveles de bienestar que predominan
en los países desarrollados.
El sentido último de la propuesta neodásica actual sobre el tema,
nos parece que queda bien reflejado en la siguiente cita, con la que
inicia un artículo de Ben David [1993: 6531:
En 1969 Arghiri Emmanuel escribió sobre el "intercambio de-
sigual" que él aeía que había sido originado por el "imperialismo
comercial". Este artículo proporciona la evidencia de que el movi-
miento hacia el libre comercio tiene más bien justamente el efec-
to contrario, conduciendo a una reducción de la desigualdad de
ingresos entre los países.

Al respecto, interesa destacar que algunos de los documentos más


sólidos de crítica directa a esas posiciones -y de confrontación entre
ellas y el actual comportamiento de la economía mundial- han veni-
do siendo elaborados en el marco de la UNCTAD, tanto en los informes
anuales de esa institución [UNCTAD, 1997a, 1997b] como en sus Ocassio-
t
nal Papms [ Bairoch y Kozul-Wright [1996], sobre todo; y, especialmen-
te, Rowthom y Kozul-Wright [1998].
Además de los análisis referidos al comportamiento económico
global y a las tendencias hacia la "convergencia" que en ese nivel su-
1
puestamente existen, también el tema está presente con relación a espa-
I cios más específicos del funcionamiento económico. Así, se postulan
tendencias a la convergencia en el desempeño de las empresas trasna-
cionales (ET), como consecuencia del desarrollo de una base industrial
y tecnológica de carácter "global" que compartirían, todas ellas, lo que
estaría asociado con un abandono de la base nacional de funcionamien-
l to por parte de dichas empresas y su asunción de un despliegue plena-
mente planetario. En tal sentido, en un reciente análisis en el cual se
consecuencia de la política gubernamental", proponiendo que ". ..a
fin de suprimir otras formas de fragmentación, es esencial la unifica-
ción del mercado de capitales, la cual acrecienta pronunciadamente
las tasas de rendimiento a los ahorradores internos, al ampliar las
oportunidades de inversión explotable" [McKinnon, 1973: 121. De
ahí, entonces, su conclusión de que la liberalización del mercado de capi-
tales abre las puertas a un correcto funcionamiento económico y a
una apertura generalizada de la economía "una vez puesto en su lugar
el perno monetario, síguense, de manera natural, las estrategias adecua-
das para liberalizar el comercio exterior y racionalizar la política del
impuesto y del gasto interno" [Ibid.: 41.
En la misma dirección de ese párrafo de McKinnon, pero un cuarto
de siglo después, en un libro recientemente publicado por la OCDE
se hace el siguiente balance acerca de los costos de la "represión finan-
ciera" para los países atrasados [Hughes, 1999: 171:
En los países en desarrollo, la represión financiera -la supresión
de las tasas de interés de mercado a través de la propiedad pública
y de la regulación de las instituciones financieras- reduce las ga-
nancias privadas, limita la disponibilidad de fondos de inversión
y fomenta las fugas de capital; sin embargo, tempranas reformas de
los sectores financieros incrementaron la eficiencia productiva de al-
gunos países. El racionamiento crediticio, inevitable con la represión
financiera, resulta altamente inefi~iente.~

Y en el mismo sentido del material de la OCDE recién citado, en


marzo de 1998 el director del FMI contestó de la siguiente manera a la
pregunta de si, a la luz de la crisis asiática, los mercados de capitales
abiertos todavía se justifican [Camdessus, 19981:
Desde un punto de vista teórico, la respuesta es claramente sí: los
movimientos libres del capital ayudan a canalizar los recursos a
4 P ~elr contrario, cabe señalar que a la luz de las crisis mexicana y asiática el propio
I McKinnon ha venido adoptando una posición bastante más dubitativa que las de la
OCDE y el FMI,respecto de las consecuencias que ha traído el fin de la "represión finan-
ciera". En documentos recientes [Mciünnon y Pill, 1997, 19981 ha argumentado que
dichas crisis se deben a un "síndrome de sobreendeudamienton, en el cual ha desem-
peñado un papel de primer orden la insuficiente supervisión y regulaci6n que existe
sobre las instituciones crediticias, concluyendo que "una política de laissez faire com-
pleto hacia el sistema financiero es extremadamente errada. [. ..] Perversamente, un sis-
tema financiero desregulado debe estar más necesitado de supervisión efectiva que uno
que es sujeto de controles administrativos extensivos e intervención gubernamental"
[Ibid.:12793.
I
1
entre riqueza y pobreza es todavía mucho mayor de lo que era
hace veinte años.

Por otra parte, en el Reporti de 1998 [CAE, 19981 el capítulo N


se titula "Desigualdad económica entre los grupos raciales y étnicos",
y en dicho capítulo además de revisar los distintos componentes del
problema, se plantea lo siguiente: ,
En la expansión de los ochenta, el crecimiento económico estuvo
acompañado de agudos incrementos en la desigualdad general de
ingresos. Como consecuencia, a pesar del crecimiento de este perio-
do, las diferencias de ingreso entre las familias negras e hispánicas,
por un lado, y familias blancas no hispánicas, por el otro, no dis-
minuyeron. La recesión de la primera parte de los noventa trajo
apuros económicos posteriores, mientras el índice de pobreza se
elevó a su mayor altura en cerca de treinta años.

Para el conjunto de los países desarrollados, dos temas que han es-
tado estrechamente vinculados con el del incremento de las desigual-
dades, y que también han pasado a ser objetos prioritarios de discusión,
son el lento crecimiento de la actividad económica y los altos niveles de
desempleo. En lo que respecta al lento crecimiento, sólo recordaremos,
por una parte, que él se hizo presente hacia el inicio de los años seten-
ta y que desde ese entonces a la fecha se ha ido acentuando, a tal punto
que para lo que va de los años noventa la tasa promedio de incremen-
to del PIB para el conjunto de los países industrializados ha sido de
alrededor de 2% anual, en tanto que para los años sesenta ella era cer-
cana a y, por otra parte, que en correspondencia con ello son l

ya muchos los análisis que se han desarrollado para explicar el lento ,


aeamiento, tanto a partir de la interpretación de "ondas largas" como
apoyándose en interpretaciones alternativas.
En cuanto al desempleo, hay un reconocimiento generalizado de la
baja capacidad de generar empleos que viene acompañando al hncio- i
namiento de las economías industrializadas, y en relación con las ma-
'En lo que respecta al comportamiento de la producción mundial, en el World Eco-
nomic Outlook (wo) de abril de 1999, del FMI, se presenta la siguiente síntesis para las
últimas tres decadas [FMI, 19991: "En los hechos, el promedio anual de crecimiento de la
producoón mundial en esta década es ahora estimado en sólo un 3.1%, el cual es menor
que la tasa promedio de crecimiento de los años ochenta (3.4%)y de los setenta (4.4 por
ciento).
i
yores disparidades salariales presentes en esos países; así, en el ,,
informe 1996/1997 de la OIT [1996: xiii] se plantea:
A la persistencia de un desempleo alto en muchos países industria-
lizados se suma la preocupación creciente por la exdusión social
que ello genera, amén del problema de la intensificación de la de-
sigualdad salarial y del número cada vez mayor de :vabajadores
empobrecidos" en algunos países.

En esas economías, la discusión de temas tales como la caída abso-


luta del empleo industrial y el desplazamiento de trabajadores por pro-
cesos automatizados, se ha acompañado con elevadas tasas de desem-
pleo desde hace ya bastante tiempo, las cuales en la mayor parte de
los casos no tienden a d i s m i n ~ i rEn . ~ tal sentido, resulta sugerente
comparar las perspectivas que al revisar las posibles consecuencias so-
ciales de la segunda revolución industrial enunciaba A. Schaff [1985] a
mediados de los años ochenta, y en particular la "opción pesimista"
que él presentaba -"un ejército de personas estructuralmente de-
sempleadas que han perdido sus puestos de trabajo a causa de la
automatización de la producción y los serviciosn-, con algunos libros
de más reciente publicación en los cuales el comportamiento actual del
empleo se acerca peligrosamente a lo planteado por Schaff.
Por una parte, el libro de J. Rifkin titulado El fin del trabajo,
[1996: 331 en el que se argumenta que "entramos en un nuevo periodo
de la historia, en el que las máquinas sustituyen cada vez más, a los
seres humanos en los procesos de fabricación, de venta, de creación y
suministro de servicios", por lo que el sector terciario está dejando de
cumplir el papel que desempeñó en los últimos 40 años, de absorción
de los trabajadores desplazados de la producción industrial. En dicho
libro, se critican las viejas y nuevas visiones "tecnoutópicas",confrontán-
dolas con un escenario en donde [ibid.: 1996: 811 "las amenazas y las de-

8Según cifras del FMI[WEO,varios números], los únicos paises industrializados


b donde se informan disminuciones significativas en la tasa de desempleo son el Reino
Unido -que desde un máximo de 10.3% en 1992 ha pasado a 4.8% para 1998 y a un
estimado de 5.3% para 1999- y Estados Unidos, que pasó de un máximo de 7.5% en 1992
a 4.5% en 1998 y a un estimado de 4.3% para 1999;en la mayoría de los demás países
industrializados el desempleo se ha mantenido o induso ha aumentado, con tasas para
1998 cercanas o superiores al 10% para Alemania, Francia, Italia y Finlandia, y de casi 19%
para España. Al respecto, el PNUD [1997]plantea: "...muchos países industrializados
han visto aumentar el desempleo a niveles desconoados desde los años treinta, y la desi-
gualdad de ingreso ha llegado a niveles que no se conocían desde el siglo pasado".
1
cepciones que afectan a las modernas tecnologías se han inaementado
en los años recientes" y, respecto de EUA se plantea [ibid.: 2141:
Dos Américas muy diferentes parecen estar emergiendo a medida
que nos acercamos al final del siglo xx, a los umbrales del m. La
nueva revolución tecnológica puede terminar por acelerar las cre-
cientes tensiones existentes entre los ricos y los p o b m y más tarde
dividir la nación en dos campos completamente incompatibles y
cada vez más integrados. Los signos de desintegración social se
hallan en todas partes.

Por otra parte, el libro de V. Forrester [1996], en el cual aborda


los problemas de marginación, desigualdad y en primer lugar desem-
pleo, que hoy conforman lo que ella califica como "Horror económico"
en "una sociedad basada en «el trabajo)),es decir, el empleo, cuando el
mercado laboral está menguado y en vías de desaparecer" [ibid.: 651, de
tal manera que en el nivel global, y al contrario de la "esperada propa-
gación de la prosperidad", lo que se observa es una "mundialización de
la miseria" [ibid.: 1151. Así, para esa autora [1996: 461:
El escándalo consiste en que, lejos de ver a las regiones siniestra-
das salir del desastre y alcanzar a las naciones prósperas -como se
pudo creer, como se aeyó que se podía creer-, se asiste a la instau-
ración del desastre en sociedades hasta ahora en expansión y en
todo caso tan ricas como antes, pero donde los modos de apropia-
ción de las ganancias sufrieron transformaciones.

En los análisis referidos ya no a los países desarrollados, sino al


conjunto de la economía mundial y a las relaciones económicas intema-
cionales, las referencias al incremento de la polarización se han ido mul- ,
tiplicando, al igual que las cifras que dan cuenta de esa situación.
En el ámbito de los organismos internacionales, una parte impor-
tante de esas cifras y análisis ha sido presentada por el Programa de las 1
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Así, por ejemplo, en el
cuadro 1 se entregan algunas cifras recientes tomadas del PNUD, respec-
to de las disparidades que hoy predominan en escala mundial; y a ellas
cabría agregar al menos otras dos comparaciones que hace el mismo
PNUD, y que también dan cuenta de las enormes disparidades con que
ha venido avanzando la globalización.
ID 1;iiinc l:si;iy R ~ I I O
4
otro lugar se señala: "Necesitamos abandonar la ilusión de que, más
tarde o más temprano, el desarrollo goteará hacia abajo." Y en esa
misma línea, en su Informe 1999 [PNUD, 19991 se presenta como tema
central el de una "Globalización con rostro humano", identificando
una serie de rasgos -éticos, de equidad, de inclusión, de desarrollo, de
sustentabilidad y de seguridad humana- cuya presencia permitiría
que la globalización "trabaje para las personas y no sólo para las ga-
nancias"; así también, en el mismo Informe 1999 se propone una agen-
da de acciones en el plano nacional e internacional para "asegurar el de-
sarrollo humano en la época de la globalización".
El mismo PNUD, a lo largo de sus informes ha ido introduciendo
modificaciones y agregados en el instrumental que ocupa y en las cuan-
tificauones que realiza, que según nos parece obedecen a un reconoci-
miento de realidades que tienen más que ver con la reproducción am-
pliada de la pobreza y la desigualdad que con un verdadero avance del
desarrollo humano. Así, por ejemplo, en el Informe 1996 [PNUD, 1996:
22-23] se opuso el concepto de privación al de progreso, en el Informe
2397 se introdujo el Índice de Pobreza Humana Para Países en De-
sarrollo (IPH-l)y en 1398 el índice de Pobreza Humana Para Países
Desarrollados (IPH-2),'con los cuales se propuso "medir la privación que
todavía existe".
Algo similar ha ocurrido en el caso de la UNCTAD, la cual en 1997,
en su informe anual sobre países menos desarrollados [UNCTAD,
1997a], introdujo el concepto de "economías en regresión" -tomado de
A. Sen-, para oponerlo al de "economías en desarrollo" y reflejar con ello
una realidad que nada tiene que ver con el desarrollo en un núme-
ro importante de países "que han sufrido una declinación crónica o
un colapso súbito en sus condiciones socioeconómicas. En ambos casos,
el nivel de vida y las condiciones de la mayoría o de una gran parte de
la población, han caído sustancialmente", lo que se expresa en "un mar-
cado deterioro en uno o más de sus principales indicadores de bienestar
económico y social". l

También en lo que respecta a la UNCTAD, conviene tener presentes


tanto sus Ocasional Papers -en varios de los cuales, según ya dijimos,

'En relación con los resultados obtenidos con la aplicación de ese índice, en el Infor-
me 1938 IPNUD, 1998: 21 se dice: "El IPH-2revela de manera concluyente que el sub-
el crecimiento ni tampoco mejorando la distribución del ingreso
y la riqueza, tanto entre países como dentro de ellos. Al contrario,
las evidencias empíricas demuestran convincentemente que los pro-
cesos de globalización y de liberalización de las fuerzas de merca-
do han acrecentado las diferencias entre los niveles de ingreso de
los países industrializados y los en desarrollo, y principalmente
entre los grupos de ingreso dentro de cada país.

En el informe Poverty Reduction and The World Bank [Banco


Mundial, 1997: 71:
Se ha alcanzado un gran progreso en reducir la pobreza en el
mundo en desarrollo [...] A pesar de ese progreso, sin embargo,
queda mucho por hacer. Más de mil millones de personas viven
con menos de un dólar por día y casi tres mil millones viven con
menos de dos dólares por día. En 1995, en los países en desarro-
llo más de nueve millones de niños menores de cinco años mu-
rieron por causas evitables. Excepto en Asia del,Este, el número de
gente pobre se incrementó entre finales de los ochenta y principios
de los noventa. En la mayoría de los países hay mayores dispa-
ridades en el ingreso y el acceso a la salud y la educación, algunas
veces asociadas con una fuerte exclusión social.

Para el caso más específico de los países latinoamericanos, también


abundan las señales sobre un incremento de la polarización. En tal
sentido, en el cuadro 2 se presentan -para distintos años del periodo
1950-1997- cifras en las cuales se compara el PIB per cápita de siete
economías de la región, con el del promedio de seis países industrializa-
dos. En términos generales, para todos los casos la tendencia de largo
plazo es al incremento de la distancia respecto de los países desarrolla-
dos y, para el periodo más reciente, el único caso en que esa "brecha"
disminuye de manera significativa es Chile.
En efecto, al menos hasta la fecha los países latinoamericanos están +
resultando un caso ejemplar no sólo de aumento de distancias respec-
to de los países desarrollados, sino también de incremento de las dis-
paridades de ingreso en el funcionamiento interno de las distintas
economías. En tal sentido, además de los informes del PNUD que entre-
gan afras para los distintos países desarrollados y atrasados, en el ámbito
regional organismos como el BID y la CEPAL han venido realizando un
seguimiento para nuestros países.
4
SIETE PAÍSES DE AMÉRICA LATINA:
PRODUCTO PER CÁPITA EN COMPARACIÓN
CON EL PROMEDIO DE SEIS PAÍSES INDUSTRIALIZADOS*
(Promedio aritmético de seis países industrializados = 100)

Promedio de seis
países industrializados
América Latina
(promedio siete países)
-Argentina
-Brasil
-Chile
-Colombia
-México
-Perú
-Venezuela

Fuente: 1950 a 1992 [Maddison, 19951; 1993 a 1997 para países industrializados
con base en el FMI, WEO,
varios números; 1993 a 1997 para paises de América Latina con
base en la CEPAL [1997d].
*Los países considerados son: EUA, Franüa, Inglaterra, Canadá, Italia y Alemania.

En el caso del BID,su informe anual 1998-1999 lo dedicó al tema de


América Latina frente a la desigualdad y en él, luego de plantear en la
introducción que "En promedio, los países de la región se ven afectados
por la mayor desigualdad del mundo en materia de ingresos" y que
"el problema no muestra señales claras de mejoramiento", dedica el
resto del documento a revisar las dimensiones y causas del problema
y a proponer un conjunto de políticas para enfrentarlo.
En cuanto a la CEPAL, en las distintas ediciones del Panorama social
de América Latina [CEPAL, 1996b, 1997b, 19981 y en el documento La
1
brecha de la equidad [CEPAL, 1997c] ha identificado un conjunto de ten-
dencias que vienen acompañando a la globalización en las economías de
la región: aumento de la brecha entre nuestros países y las economías
industrializadas; incremento de las distancias entre salarios y ganancias;
aumento de las disparidades entre los salarios; crecimiento económico,
apertura y liberalización vinculándose con mayor desempleo, con
creación de empleos "precarios" -de escasa productividad y baja retri-
bución- y con la permanencia del deterioro salarial, etcétera.
Fuera del ámbito de los organismos internacionales, son ya innu-
merables los análisis que han venido destacando un funcionamiento
sistémico en el cual la globalización ha traído aparejado un incremen-
to sustancial de las desigualdades económicas, y en muchos de ellos ese
incremento se vincula con los límites de las actuales modalidades de de-
senvolvimiento de la economía mundial. Así, por ejemplo, para Bamet
y Cavanagh [1994: 4211:
El superávit de seres humanos talentosos, cualificados, subvalora-
dos y no deseados es el talón de Aquiles del sistema global emergen-
te. El problema es absolutamente sencillo: un número de personas
sorprendentemente alto y en crecimiento no es necesario o no es
deseado para la fabricación de bienes o para prestar los servicios que
los dientes del mundo que pagan, se pueden permitir. Las presiones
recogidas de la competencia global para recortar costes amenazan
a la gran mayoría de los 8 000 millones de seres humanos que se
supone vivirán en la Tierra el primer cuarto del próximo siglo con
la perspectiva de que no serán productores ni consumidores.

A condusiones semejantes llegan otros muchos autores. Así, y sólo


por mencionar algunos trabajos, escritos en los últimos años, Wa-
llerstein [1995] considera que "el sistema mundial está yendo hacia una
mayor polarización Norte-Sur que la existente hasta ahora"; Arrighi
[1994], identifica un escenario global en el cual "Comunidades enteras,
países, e incluso continentes, como en el caso del África Subsahariana,
han sido declarados ((redundantes)),superfluos para la cambiante eco-
nomía de la acumulación de capital a escala mundial"; Hobsbawm
[1994], ubica la que a su juicio parece estarse convirtiendo en "la
principal causa de tensión internacional de cara al nuevo milenio:
la creciente separación entre las zonas ricas y pobres del mundo";
Chomsky [1997: 1801 destaca que las "diferencias dentro de las nacio-
nes se producen en los «tres mundos))";Martin y Schuman [ 19961, así
como Rifkin [1996], coinciden en identificar la consolidación de una
"Sociedad 20-80", en la cual 20% tiene un lugar y el 80% restante sale
sobrando; Beck [1998: 108-2091 plantea que "las rentas decrecientes
del trabajo y las rentas crecientes del capital generan una escisión en
aumento entre el mundo de los ricos y el de los pobres" y propone un
"pacto social contra la exclusión"; Castells [1996, 111:1861 argumenta la
existencia de "agujeros negros del capitalismo informacional"; Samir
Arnin [1996] prevé que en las próximas décadas se dará "el surgimien-
118 ~runicMUY Rqiio
to de nuevas dimensiones de polarización"; y Shutt [1998: 1531 analiza
la "catástrofe del Tercer Mundo" y, en relación con los países atrasados,
concluye que "la condición de gran parte de los tres cuartos de la raza
humana que habita allí ha empeorado durante los últimos veinte años y
es ahora, cerca del fin del siglo veinte, tan temible como en cualquier
momento desde el inicio del siglo".
De entre esos autores Castells, bajo el título de "El cuarto mundo:
el capitalismo informacional, pobreza y exclusión social" [1996,11:
95-19 11, hace una revisión del "aumento de la desigualdad y la exclu-
sión en todo el mundo", abordando el tema para los países atrasados
-en particular los africanos- y para los países desarrollados -en par-
ticular EUA-, así como en lo referente al trabajo infantil. De dicha re-
visión, saca la siguiente conclusión, misma que compartimos:
He tratado de mostrar [. ..] el complejo conjunto de vínculos que
existen entre las características del capitalismo informacional y
el aumento de la desigualdad, la polarización social, la pobreza
y la miseria en la mayor parte del mundo. El informacionalismo crea
una aguda divisoria entre pueblos y localidades valiosos y sin valor.
La globalización avanza de forma selectiva, incluyendo y excluyendo
a segmentos de economías y sociedades dentro y fuera de las redes
de información, riqueza y poder que caracterizan al nuevo siste-
ma dominante.

En suma, por consiguiente, las evidencias y análisis disponibles son


1 bastante claros al mostrar un incremento de las disparidades de ingre-
so en el funcionamiento de la economía mundial, incluida desde luego
América Latina, para un periodo en que dicho funcionamiento ha es-
tado marcado por el despliegue de la globalización, y en el cual ese
despliegue ya debería haber revertido de manera importante las dis-
paridades si en efecto la globalización significara tendencias a la "conver-
gencia", como las anunciadas por las corrientes que revisábamos en el
1 inicio de este apartado.

Las polflicas de la "convergencia"


En este último apartado nos interesa confrontar brevemente lo que
hemos venido revisando, respecto de la ausencia de 'lconvergencias" en
el actual funcionamiento de la economía mundial, con algunas de las
políticas que en la actualidad se aplican en el nivel internacional.
1
En términos generales, nos parece que las evidencias y las politi-
cas apuntan en sentidos totalmente opuestos. A pesar, tanto de los cues-
1
l
1
tionamientos analíticos a las actuales teonas de la convergencia, como
de las evidencias de que dichas teorías en nada se corresponden con
las tendencias que hoy imperan en el escenario mundial, la definición de
políticas asume por completo un escenario de convergencia generali-
zada como el resultado "natural" al cual tiende el actual proceso de
globalización.
En correspondencia con dicha asunción, una dirección central de las
políticas que hoy se aplican consiste en crear las condiciones necesa-
rias para que dicha convergencia pueda tomar cuerpo sin ser estorbada
por la "interferencia" de regulaciones nacionales o globales al funcio-
namiento del mercado y al desplazamiento de los capitales.
En el terreno internacional, esa ausencia de regulaciones ha ido to-
mando cuerpo con la mayor fuerza y mediante diversos mecanis-
mos, de tal manera que para los grandes capitales la reducción de rigi-
deces derivadas de los cambios ocumdos en la base teuioproductiva
-a los cuales hacíamos referencia al inicio de este material- se ha suma-
do a una disminución incluso más aguda en las ataduras institucionales
a las que antes estaban medianamente sujetos.
Si bien en América Latina probablemente la reducción más co-
nocida de ataduras institucionales sea la referida a la apertura comer-
cial, y a la consiguiente libre circulación de mercancías, lo cierto es
que los procesos más profundos de desregulación han estado ubicados
en la esfera del movimiento internacional de capitales de cartera y
directos.
En lo que respecta a los capitales de cartera, la liberalización de sus
ingresos y salidas ha estado presente en la gran mayoría de los países,
de tal modo que la "apertura" de las bolsas de valores a dichos capita-
les se ha acompañado por una ausencia casi total de requisitos de
permanencia, de desempeño y de resultados, así como por un libre fun-
cionamiento de los mercados cambiarios.
En lo que respecta a los capitales directos, las facilidades otorga-
das para la acción de las empresas trasnacionales han sido múltiples,
y se han ido acentuando en el transcurso de los años noventa en distin-
tos ámbitos:
En el ámbito de la normatividad interna de los países, en los años
recientes se han multiplicado tanto las "Leyes de Competencia",
con cláusulas referidas al tratamiento no discriminatorio de las
de "expropiar o nacionalizar directa o indirectamenteuna inversión"
excepto para un propósito de interés público, en cuyo caso debe-
:
1
rá ocurrir el pago "sin dilación" y "en efectivo" de una compensa-
ción "adecuada" y "libremente transferible" equivalente al "valor
libre de mercado" de la inversión expropiada;
el otorgamiento, a los inversionistas extranjeros, de los mismos
derechos y la misma posición legal que los gobiernos sobera-
nos, pudiendo esos inversionistas llevar directamente a juicio a
dichos gobiernos ante árbitros internacionales;
la eliminación de cualquier posibilidad para que los gobiernos
fijen algún requisito de desenvolvimiento o de resultados para
las inversiones extranjeras. Así, por ejemplo, en el borrador más re-
ciente del AMIse establece explícitamente la prohibición de que los
gobiernos apliquen a la inversión extranjera directa políticas refe-
ridas a niveles de exportación, saldo comercial, porcentajes de con-
tenido nacional, transferencias de tecnología, generación de
empleos, asociación con capitales nacionales, etcétera.

Como se puede observar, en el terreno de las relaciones intemacio-


nales la tendencia dominante es a la desaparición de todo tipo de
normas sobre la actuación del capital, y a la aplicación de un principio
de "trato igual" sin importar las desibaldades que estén presentes entre
aquellos que reciben el mismo trato. Con ello, resulta evidente que lejos
de buscar la "convergencia", lo que se hace es asumir -en el mejor de
los casos- que ella llegará por sí sola en la medida en que se otorgue
1
plena libertad a los "automatismos del mercado", lo que en la práctica
significa otorgar al gran capital multinacional todas las facilidades y el
máximo de seguridad para su pleno despliegue.
Esa plena asunción en el terreno de las relaciones internacionales,
de vínculos automáticos entre globalización, libertad del capital y
convergencia económica, que por cierto también ha estado daramen-
te presente no sólo en el Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (nw)y en el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA),
sino también en buena medida en los acuerdos latinoamericanos de
integración, implica por sí sola una drástica limitación a la posibili-
dad de aplicar estrategias y políticas por parte de los gobiernos en una
serie de campos -por ejemplo, el medio ambiente y la defensa de los
derechos humanos- y, en particular, implica una reducción al extre-
mo de los márgenes para la aplicación de estrategias nacionales destina-
das a fomentar el desarrollo de pequeñas o medianas empresas o de I
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endencias a la crisis en los noventa:
jobstáculos a la ideología de la
globalización? ,

Bntroduccion
La globalización es tanto una tendencia como una ideología. Como
tendencia objetiva, la globalización implica una profundización y forta-
lecimiento del comercio, el mercado financiero y los sistemas de pro-
ducción que auzan las fronteras nacionales. Impulsando esta tendencia
encontramos cambios institucionales de amplio alcance que fortale-
cen la integración de los circuitos comerciales, financieros y produai-
vos. La globalización implica un mayor grado de convergencia de mer-
cados e instituciones y la homogeinizan, a un grado más elevado, los
movimientos disfuncionales, como las uisis económicas, que rápida-
mente se desplazan a través de las fronteras nacionales.
Como ideología, la globalización implica tanto una visión de inevi-
tabilidad y deseabilidad de las tendencias amba mencionadas como
la negación de la existencia de disfuncionalidades.La negación de lo evi-
dente implica un reto al que normalmente se le da respuesta median-
te la aserción de que las crisis u otros desajustes estructurales como la
asimetría del poder, son errores momentáneos o excepciones que
pueden ser remediados rápidamente.
Este documento examina el estado actual de la economía mundial
dando particular atención a los esfuerzos por mantener la ideología de
la globalización en un periodo en donde la disfuncionalidad y los aspec-
tos patológicos de la globalización se toman aecientemente difíciles de
manejar o negar.
¿No hay crisis? Una sinopsis de la ecoñiornná estadounidense
Estados Unidos está embelesado por el mercado y feliz de ver el ascenso de
los precios de las acciones, lo que inimpreta como la validación de su supre-
macía en la economía mundial. Editorial del The New York Times, titulado
"10 OOO", del 30 de marzo de 1999 (el día que el promedio industrial
Dow Jones sobrepasó los 10 000 puntos).
La globalización como tendencia implicaría que la economía de
EUA no podría eludir el giro adverso de la actividad económica que re-
corrió el mundo desde 1997 en adelante, pero que tuvo su anteceden-
te en la prolongada recesión que abatió a Japón desde principios de
los noventa. Dada la importancia de lo anterior debemos exami-
nar detenidamente el llamado "excepcionalismo" de la economía es-
tadounidense.
En EUA desde principios de los noventa se percibió una actitud de
triunfalismo adecuadamente representada por el concepto de "nueva
economía" que traducía el enfoque ortodoxo de los análisis económi-
cos. La inflación era virtualmente inexistente, la baja del desempleo
estaba por romper un nuevo récord, el espectro de una aisis de pagos en
el sector público se había evaporado, el crecimiento de la productivi-
dad era fuerte, el crecimiento del PIB había detonado a un tasa anuali-
zada de casi 6% en el último trimestte de 1998, lo que significaba que
la expansión que empezó en 1991 era la segunda más larga desde la se-
gunda guerra mundial. El nivel de las ganancias y su crecimiento han
estado fuertes por años, creciendo a una tasa anual de más de 10% en
1996 y 1997. La bolsa de valores de Nueva York registró niveles récord
de crecimiento económico y los de los salarios de los trabajadores han
crecido continuamente desde 1993.
Una revisión más a fondo de esta expansión demuestra que tiene
sus flaquezas, como lo indica el hecho de que el nivel promedio de sa-
larios en 1998 está 17% por debajo del nivel de 1973. Aunque pasó
prácticamente inadvertido, los despidos por empequeñecimiento
empresarial llegaron a un récord en 1998. La inflación no era un tema
relevante debido en parte al débil crecimiento de los salarios (un mero
24% de crecimiento real entre 1993-1997) y en parte también por el
colapso de los precios de los productos primarios. Por su parte, el colap-
so de los precios de los productos básicos provino de un conjunto de
factores, incluyendo la crisis por sobreproducción en las economías
de Asia Oriental. Los n u y o s patrones de internacionalización de la
producción, como el que se perfiló a partir del nc, han traído al merca-
do estadounidense un flujo de manufacturas a bajo costo. Como se
advierte, más que una "nueva economía", lo que confirmamos es que
la moderación de la inflación deriva de las condiciones depresivas
que recorren la mayor parte de la economía mundial. Más que el pro-
ducto benigno de la "ley" de las ventajas comparativas que los econo-
mistas ortodoxos toman como la base de los bajos incrementos de
precios, la causa está en la extendida sobreproducción que ha adquiri-
do proporciones planetarias.
La sobreproducción y la competencia de precios a escala global
provocó que los beneficios totales en EUA declinaran un 22% en 1998
[Naysar, 1999: Cl]. Quizá el mejor ejemplo de lo anterior podría estar
en el sector automotriz global cuya capacidad ha llegado a los 75 millo-
nes de vehículos por año, en tanto que la demanda se mantiene por
debajo de los 55 millones de unidades, eso sin olvidar que cada mes se
añaden nuevas plantas [Brasher, 1999: C3]. Lejos de encontramos
ante una "nueva economía" o ante un benigno sistema de "globaliza-
ción", EUA efectuó crecientes importaciones de diversas líneas produc-
tivas que se obtuvieron mediante violación sistemática de los estándares
laborales más fundamentales y la "flexibilización" de los procesos pro-
ductivos en otros países.
Una de las amenazas que pesan sobre la expansión fue el déficit co-
mercial crónico proyectado para llegar a un nivel récord de 3.5%
del PIB,en vísperas de la escalada de precios en el mercado intemacio-
nal del petróleo de marzo de 1999. Después del acuerdo de los países
productores de marzo de 1999 para controlar la oferta (que contó con
la aprobación implícita de las trasnacionales petroleras), el déficit
comercial de EUA se expandiría rápidamente y la tasa de rentabilidad
caería más [Sanger, 1999: Al; Morgenson, 1999: 40; Ibrahim, 1999: Cl].
A medida que el déficit se amplifique en una cantidad estimada en
83 000 millones de dólares, los modelos econométricos suponen que
se perderán unos 581 000 empleos en el sector manufacturero. Estos
mismos modelos suponen también que el incremento adicional del dé-
ficit en cuenta comente en 1998 le costará a Estados Unidos en ese año
unos 819 000 empleos potenciales en el sector manufacturero [Scott,
1998: 141.
iEn qué momento la ampliación del déficit, en tanto que provoca
movimientos de cobertura en los circuitos financieros globales de corto
plazo, desatará una carrera en busca de la salida? Business Week observa
que los operadores del mercado de divisas estimaban que un déficit de
3% del PIB era una barrera uítica más allá de la cual los grandes partici-
Iendericiris a la crisis eri Ius i i o ~ ~ e n ~ a 191
pantes en los mercados financieros globales abandonarían los activos
nominados en dólares [Cooper y Madigan, 1338: 211. La presión sobre
el dólar derivará tanto del déficit en cuenta corriente como de la abulta-
da deuda externa: la posición crediticia internacional neta de EUA en
1338 fue de menos 2.3 miles de millones de dólares, muy arriba de los
-1.3 miles de millones correspondientes a 1335, un incremento alar-
mante de 32%-. El método clásico de retener y reatraer esos flujos
explosivos es elevar las tasas de interés. Ésa es la prescripción que el FMI
y el Departamento del Tesoro brindan a los países que se encuentran
en condiciones críticas en cualquier latitud el planeta. A medida que
los pasivos externos de EUA continúan su ascenso en 1333, la presión
sobre la tasa de interés y el tipo de cambio será necesariamente mayor
y no precisamente de manera gradual y ordenada.
Cualquier incremento de cuantía en la tasa de interés estadouni-
dense revelará la fragilidad de la expansión y el verdadero contenido
ideológico de la perspectiva que ofrece la "nueva economía". La reduc-
ción temporal de la tasa de interés y el masivo incremento en la oferta
de crédito del orden de 16.4% a finales de 1998 permitió que EUA evi-
tara la baja del mercado accionario [Morgenson, 1333: C121. La
inyección masiva de crédito creó la base para un repunte del mercado
de 30%, precisamente en el momento que sobrevino el default en
Rusia que se extendió de agosto de 1338 a marzo de 1933. La explosión
bursátil creó cerca de 300 000 millones de dólares de nueva riqueza
en manos de familias en 1338, dejando 45% de los hogares con acti-
vos financieros en el mercado financiero igual a 100 000 millones de
dólares [Morgenson, 1333: C121. El valor capitalizado de las acciones en
la bolsa de valores de EUA en manos de familias estadounidense, cor-
poraciones e inversionistas extranjeros representa 150% del PIE,o sea
cerca del doble del porcentaje alcanzado en 1923. Es precisamente esta
extraordinaria multiplicación de la riqueza y la posibilidad de apoyarse
en ella para adquirir crédito, lo que está causando el incremento del con-
sumo, la inversión y el crecimiento del PIE.
Irónicamente, los hogares de altos ingresos en EUA se han bene-
ficiado de un incremento masivo de su riqueza en parte porque el
resto del mundo esta languideciendo: en 1337-1398 los europeos derra-
maron 135 000 millones de dólares en la compra de acciones en las
bolsas estadounidenses, pese a que el número existente de acciones en
el mercado declinó [Koret., 1333: 301.
Todo indica ahora que inevitablemente la burbuja creada por el
sector financiero y centrada en Wall Street estallará en tanto los conve-
nios derivados basados en el crédito se vuelvan más costosos y menos
redituables y la disponibilidad de crédito se vea limitada por el banco
central (la FED)y los grandes prestamistas. Con el inicio de las restric-
ciones crediticias, una gran cantidad de contratos espurios creados por
la alquimia del mercado financiero y los "cientificos" del mercado fi-
nanciero saldrán a la superficie, de la misma manera que el colapso
del Long T m Capital, considerado previamente como lo mejor de los
fondos de protección en Wall Sueet, reveló un conjunto de manio-
bras financieras insostenibles e insólitas. Como señaló Hyman Misnky,
cualquier cambio positivo sustancial en la tasa de interés, en el valor
de las acciones (negativo) o en el crecimiento de las ventas (negativo)
en el contato de una expansión impulsada por el crédito, es un indica-
dor de la extrema fragilidad subyacente. Los análisis en la tradición
Minsky-Keynes enfatizan el papel desproporcionado de los incremen-
tos de la deuda corporativa durante las expansiones. Entre 1991 y 1998
la deuda corporativa en EUA, como regla, se aceleró año con año, reba-
sando 9% en 1997 y llegando a llO/o en 1998, la tasa más alta desde
mediados de los ochenta [Mandel, 1999: 311.
El efecto Minsky-Keynes en la interacción entre finanzas e inver-
sión de capital será amplificado por una caída súbita en el consumo a
medida que el valor nominal de los activos se derrumbe. Un efecto
riqueza negativo de magnitud sin precedentes está siendo pronostica-
do por varios economistas. Utilizando su supuesto de por cada merma
de 100 000 millones de dólares en la riqueza de los hogares significa-
ran una reducción de 7 000 millones de dólares en el consumo, signifi-
ca que si el mercado estadounidense regresa a sus niveles de agosto de
1998 (7 500 puntos) el consumo caerá unos 210 000 millones de dó-
lares [Pennar, 1999: 321. Utilizando un análisis basado en el multipli-
cador macroeconómico, una caída del consumo agregado de 3.5 a 4%
puede hacer bajar el PIB hasta en un 5%. Esta estimación tosca toma
en cuenta solamente el efecto riqueza negativo. Otros shoch macroeco-
nómicos (sin relación con la riqueza o los efectos del multiplicador)
se dejarán sentir también en este contexto, incluso con una rápida dedi-
nación en la inversión y en el empleo, tanto en las industrias de bienes
de capital como de consumo. Se prevén esos efectos porque una parte de
la nueva economía está atada a la inversión en infraestructura que sirve
de soporte al mercado financiero, incluyendo computadoras, software y
sistemas complejos de telecomunicaciones.
En línea con los análisis ortodoxos tanto del FMI como del Departa-
mento del Tesoro, un "ajuste" a los limitantes de balanza de pagos
Ieiidc-iiiias a 13 crisis en los noveiita 193
implicará una depreciación del tipo de cambio que generará una ronda
inflacionaria en el sector ligado a las importaciones. Es difícil (pero
posible) imaginar que la Fed ignorana las presiones inflacionarias ge-
neradas por la depreciación cambiaria y que no subirá las tasas de inte-
rés y restringirá el crédito. Al subir las tasas se revelanan nuevos estra-
tos de fragilidad financiera, esencialmente en los bienes raíces para fines
comerciales.
Con la economía estadounidense desempeñando el papel de "con-
sumidor de último recurso" para gran parte de la economía mundial,
cualquier compresión del déficit comercial traería consecuencias som-
brías para muchas naciones vulnerables. En tal momento ninguna
nación es tan frágil y dependiente a los desequilibrios comerciales de
EUA como México. Irónicamente, una baja del dólar revelan's la natu-
raleza mítica tanto de la "nueva" economía estadounidense como de la
renovación de la economía mexicana, todo de un solo golpe. México,
que es frecuentemente etiquetada como la nación que superó exitosa-
mente la crisis de 1995 reteniendo su estatus de mercado emergente,
podna correr con peor suerte que EUA cuando la expansión llegue a su
fin inevitable.

Tendencias a la crisis: iJapón, Sudeste de Asia, Rusia, Brasil y...?


A lo largo de los noventa la economía de Japón languideció. Cada nueva
iniciativa o paliativo falló. Con una participación de 16% en la eco-
nomía mundial, el albatros japonés estableció las bases de su propia
debade en los noventa. En 1998 una tasa de interés negativa "imposible"
confirmó la inutilidad de la política monetaria. Los repetidos intentos
I
de política fiscal no tuvieron resultados. Dada la centralidad de Japón
en la parte asiática de la tríada mundial (primer agrupamiento: Europa
con Medio Oriente y Norte de Africa; segundo: EUA, América Latina y
Canadá; tercero: Japón con Asia sudorienta¡, Corea y Taiwan) no es
sorprendente que Asia Sudoriental y Corea fueran arrastrados al vórtice
aeado por el hundimiento de Japón. Este país es mercado para las expor-
taciones asiáticas, es un importante y generalmente benigno presta- i

mista de capital a largo y corto plazos, así como inversor directo, provee-
d
dor de tecnología y fuente de capital accionario para esos países.
Si EUA, como parte de su estrategia hegemónica en Asia Sudorien-
tal, no hubiera desplazado parcialmente a Japón y si EUA no hubiera t

sido capaz de financiar su déficit comercial crónico (lo que.brindó sa-


lida a las manufacturas asiáticas), la crisis que emergió primero en
194 1:tines M Cyplier I
Tailandia en 1997 hubiera aparecido antes. No obstante, pese al per-
durable poder de la economía estadounidense, las economías asiáticas
cayeron una tras otra. Destacando la magnitud de la crisis financiera
asiática a finales de 1997, la inquebrantable economía coreana se hundió.
En 1995 el préstamo conjunto EUA/FMIde casi 50 000 millones de dó-
lares a favor de México no tenía precedente. Cuando la economía de
Corea se colapsó a finales de 1997, el rescate de 40 000 millones era algo
tan rutinario como alarmante.
El dima de alarma disfrazada y la expectativa de que la "aisis asiá-
tica" sena rápidamente revertida mediante ajustes de precios, de tipo
de cambio y de interés, no duró hasta el verano de 1998. Con el de-
fault de Rusia en agosto de 1998 la duda e incluso el pánico se empe-
zaron a propagar al mercado financiero en su conjunto. La zozobra llegó
a los centros dave de los modernos mercados globales -a los fondos
de protección y a los grandes bancos- que están íntimamente involu-
crados en el comercio de derivados. El sistema crediticio de EUA
empezó a ser presa de agitación, revelando las locuras de varios de los
fondos de protección y colocando la "ciencia" de los "mercados ra-
cionales" -uno de los elementos más favorecidos de la teona neodá-
sica- en una nueva perspectiva. Induso dos premios Nobel de economía
se vieron ensombrecidos cuando el colapso de su castillo de naipes, el
atinadamente denominado "capital de largo plazo" (Long Term Capi-
tal) amenazó con arrastrar a algunos de los principales bancos de EUA.
La identificación teórica con el dogma neodásico no fue un obstáculo
para que la intervención estatal que guió la mano invisible del merca-
do financiero los condujera a aguas seguras por medio de un rescate
orquestado por la Fed. La intervención activa mediante la política mo-
netaria renovó el flujo de crédito y reparó las fisuras aparecidas en el
sistema financiero. Sin embargo, la economía rusa se fue al colapso a
finales de 1998 y Brasil se convirtió en el primer gran desastre de 1999.
iPodna ser Brasil el último? El pequeño Ecuador fue el siguiente y du-
rante el curso de 1999 pareció concebible que Chile, por mucho tiempo
el ejemplo de que puede haber excepciones en América Latina, fuera un
candidato a un programa de rescate del FMI.
Si la OPEP, con el apoyo de los mayores exportadores de petróleo
fuera del cartel (incluso México) y las grandes compañías petroleras
no hubieran orquestado un recorte de la producción global en marzo
de 1999, Arabia Saudita (poseedor de un cuarto de las reservas mundia-
les de petróleo) hubiera sido, como dice Business Week, el siguiente
candidato a un rescate financiero. Su PIB cayó 12% en 1998 y los pros-
1
'I'eiidriicias a In crisis eri los iio\~ciita 195
pectos son sombnos [Rossant, 1999: 351. Comentemente, las especu-
laciones sobre cuál país sigue en la lista incluyen a Inglaterra, Alemania
y México.
A medida que la economía mundial discurre por 1999 parece
extremadamente improbable que la ola de crisis y colapsos que empe-
zó en 1997, se vea abatida. También es igualmente improbable que EUA
y otras potencias económicas estén dispuestas a adoptar incluso los
cambios estructurales moderados recomendados por el FMI, como de-
valuaciones, aliento a las exportaciones junto con mayor participación
del capital extranjero. Tampoco hay interés en limitar los flujos finan-
cieros o emprender cualquier otra reforma sustancial.
iCuáles son las lecciones que debe extraerse de una década de co-
lapso en Japón, de la crisis de 1994 en México, del default de 1998 en
Rusia y de la implosión brasileña de 1998/1999? La respuesta es amplia
y diversificada. Muchos analistas culpan a las propias víctimas del co-
lapso al hacer hincapié en el término "capitalismo de compinches" que
se perfila como una explicación para todo uso. Otros culpan al FMI por
haber puesto demasiado énfasis en la astringencia financiera ante las
caídas de los tipos de cambio. La mayona ignoraron o subestimaron el
factor más obvio: exceso de capacidad y sobreproducción. El abruma-
dor "punto de vista del Tesoro" propagado por el secretario del Tesoro,
Robert Rubin, y su omnipresente asistente, Lawrence Summer, tiene, apa-
rentemente dos facetas: por un lado, culpan a las naciones atrapadas por
la aisis por la respuesta política que dieron. Por el otro, señalan que
son determinantes las prerrogativas del capital financiero de recorrer
. el globo a su arbitrio, alternativamente derramando capital y luego dre-
nándolo de acuerdo con los cálculos de ganancia y riesgos anticipados.
El secretario Rubin fijó en varias ocasiones su posición respecto al control
de capitales y al Banco Central Mundial (que actuara como prestamis-
ta de última instancia). En el mejor de los casos el "punto de vista
del Tesoro" fue que los cambios debían ser incrementalesy limitarse a
un aumento amplio (de un tercio) de las cuotas aportadas al FMI, acción
que se ejecutó en enero de 1999 [Rubin, 1999: 126-127; IMF,1999: 34).
Otros, lejos de los corredores del poder, han hecho amplias reco-
mendaciones: el ubicuo Paul Krugman tímidamente se inclinó por los
controles de capital, mientras que Barry Eichengreen, con el respaldo
del prestigioso Instituto para la Economía Internacional demandó un
paquete de cambios sustanciales incluyendo el control al capital de
corto plazo [Knigman, 1999; Eichengreen, 19991. Pero nadie discute las
196 Iaines M . Cypher
proponentes de esta hipótesis, está moviéndose lentamente hacia el
modelo estadounidense, como lo revela el hecho de que la manufactu-
ra tradicional está en aisis, mientras las industrias de alta tecnología
(software y telecomunicaciones), son los principales generadores de
nuevos empleos. De acuerdo con la hipótesis del "siglo del Atlántico",
los gerentes europeos comparten los valores de negocios y los métodos
de organización productiva y de ventas de su contraparte estadou-
nidense. Las fusiones internacionales (EUA-Europa) están en aumento
(265 000 millones de dólares en 1998), lo que solidifica a esta elite
internacional. También se visualiza una convergencia de políticas en
las cuales el Banco Central Europeo, es visto como una institución que
lleva la flama de la Reserva Federal de Estados Unidos al continente
europeo. Comercio, finanzas, tecnología e IED,que se ven estimulados
por las funciones intercontinentales y los joint-ventures, generarían la
suficiente fuerza para amarrar a estos dos bloques de tamaño muy
parecido, de manera armoniosa [Warner, 1999: 64-67]. De ser cierta esta
hipótesis, cuestión tan remota como la verificación del binomio rr/
Nueva economía, el concepto de globalización se nos derrumba de
nueva cuenta.
Finalmente, se ha prestado cierta atención a la posibilidad de una
recuperación de la economía japonesa. El déficit de gastos equivalen-
te a 10% del PIB en 1998 acompañado de tasas de interés casi de cero,
deberían, de acuerdo con la teoría keynesiana, revivir con la economía de
ese país [WuDunn, 1999: Cl]. Si se inicia la recuperación, Corea y la
mayor parte de Asia Sudoriental, probablemente pase, aunque sea
lentamente, a una fase expansiva. Pero como lo enfatizó correctamen-
te el economista William Tabb, la sobreinversión y el exceso de capaci-
dad son la base de la aisis japonesa. La capacidad industrial no rentable
representa una gran parte de los 2 trillones de dólares de cartera vencida
que arrastran los bancos japoneses. En tanto se resuelve la cuestión del
exceso de capacidad a escala global, particularmente en industrias como
la automotriz, Japón seguirá en recesión [Tabb, 19991.
Así parece que donde nos ubiquemos, todos los comentaristas,
incluso los más optimistas, se alejan del término globalización o lo
replantean de una manera totalmente nueva.

¿Que pasd con los mercados emergentes?


En ningún lugar (de los mercados emergentes) hay confianza: Peter Woike,
Presidente, Corporación Financiera Internacional, Grupo Banco Mun-
dial, febrero de 1999.
198 lanies M.Cypher
Hasta donde el término "globalización" tuvo alguna vez signifi-
1
cado objetivo en el mundo de las finanzas, la política que lo modula
está asociada a fuerzas económicas que interactúan ligando las econo-
mías emergentes con las economías industriales avanzadas, que son más
interdependientes. Pero "mercados emergentes" es un grupo de na-
ciones mal definido, siempre con cambios marginales, que general-
'
mente incluyó a México, Brasil y Argentina en América Latina, Indone-
sia y Malasia en Asia Sudorienta1 y China. El término nunca incluyó a
todos los "países en desarrollo" y por ello no tenía una connotación ver-
daderamente "global".
Curiosamente, el mismísimo término "mercados emergentes" es
una construcción ideológica ideada por ejecutivos de la Corporación
Financiera Internacional del Banco Mundial, cuando estaban tratando
de trabajar con gerentes de fondos mutuales (a mediados de los
ochenta) a fin de crear un tercer fondo de inversión mundial. Los ge-
rentes de fondos no querían saber nada de los "mercados del Tercer
Mundo", que les sugerían pobreza y estancamiento. Mercado "emer-
gente", sin embargo, sugiere dinamismo y lo que es más importante ga-
nancias [Kristof y Wyatt, 1999: AlO]. Posteriormente, en apoyo de esta
iniciativa, el gabinete de la administración Clinton -en particular bajo
la guía del entonces Secretario de Comercio, Ronald Brown, y Robert
Rubin- "...aprobaron un gran plan de mercados emergentes a fin de
identificar a 10 nuevas potencias económicas y presionar infatigable-
mente para atraer a las compañías norteamericanas" [Kristof y Sanger,
1999: AlO]. La atención otorgada a estas naciones generó resultados: los
10 mayores receptores de IED, un grupo siempre cambiante de países,
obtuvo 21 000 millones de dólares en 1991, 66 000 millones en 1994
y 86 000 millones en 1997. Los flujos de capital privado (incluyendo
inversión accionaria de portafolio, préstamos bancarios, etc., e IED),
l
que se dirigieron primordialmente a 10-20 naciones "emergentes",
saltó de 54 000 millones en 1991 a 254 000 millones en 1997. Esas
tendencias se ilustran en los cuadros 1 y 2 que se presentan más
adelante.
1 Después de crecer espectacularmente en los noventa y llegar a su
cúspide en 1996, los flujos de crédito a los "mercados emergentes" se
colapsaron. En 1997 los flujos de crédito privado a esos países cayeron
a unos 120 000 millones y después, en 1998, a 39 000 millones. Los
bancos comerciales prestaron 121 000 millones de dólares a países en
desarrollo en 1997 y sólo 10000 millones en 1998 [Warner, 1999: 66;
Engardio, 1999: 721. Estos datos cuestionan la idea de que el mercado
1 a Ia c~isisrii los noverita
~~éndencj.~s 199
CUADRO
1
FLUJOS DE CAPITAL AGREGADO NETO
A PA~sESEN DESARROLLO, 1990-1997
(Miles d e millones d e dólares)

Tipo de flujo 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997

Flujos totales
privados
Flujos de deuda
Préstamos de bancos
comerciales
Bonos
Otros
IED
Flujos acumulados
de portafolio
Flujos multilaterales
Flujos agregados
netos
-

Fuente: Global Development Finance, World Bank Debtor Reporting System, World Bank 119381.

FLUJOS DE IED A LOS 10 PRINCIPALES RECEPTORES


ENTRE LOS P ~ S E SEN DESARROLLO
(Miles d e millones de dólares)

México 4.7 China China


China 4.3 México Brasil
Malasia 1.O Malasia México
Argentina 2.4 Perú Indonesia
Tailandia 2.0 Brasil Polonia
Venezuela 1.9 Argentina Malasia
Indonesia 1.5 Indonesia Argentina
Hungría 1.5 Nigeria Chile
Brasil 1.1 Polonia India
Turquía 0.8 Chile Venezuela
Participación de los
10 principales países
en la IED respecto a todos
los PED (porcentaje) 74.2

Fuente: Global Developrnent Finance, World Bank Debtor Reporting System, World Bank [1998].

210 1anir.s hi. Cypher


privado de capitales generará la liquidez, la inversión en acciones y la
formación de capital que requerirán las 10-20 "naciones emergentes"
para reestructurar su aparato productivo. A principios de los noventa
los proponentes de la globalización reconocieron que el Banco Mun-
dial y otras instituciones multilaterales así como otras fuentes de capital
bilateral eran insuficientes con respecto a las necesidades de los "merca-
dos emergentes". Sin embargo, como parte integral de la teoría de la
"globalización", sus proponentes argumentaron -con cierto grado de
credibilidad- que si los mercados se abrían más a los flujos financieros
y si se lograba mayor seguridad en el manejo de la IED,y si además se
creaban nuevos instrumentos financieros, se podría ofrecer a las "na-
ciones emergentes" una mayor disponibilidad de fondos privados. Lo
anterior no parece creíble en el contexto de la crisis de 1997-1999.Cual-
quiera que sea el significado actual de "globalización", la idea (generada
en el centro) de una transferencia eficiente de capital de naciones ricas a
las pobres pero con potencial y disposición, carece de contenido opgra-
cional. Como tal, la tesis de que los mercados financieros abiertos con-
ducirán tanto al desarrollo como a la asignación eficiente de recursos
financieros, no logra legitimización ideológica.

Empiricamente, es posible identificar una tendencia hacia un mayor


grado de internauonalización. Esta tendencia ha estado de manifiesto
desde principios de los sesenta y ha ganado significado desde en-
tonces. Podría entenderse como un movimiento gradual en dirección
a la "globalización", un término que requiere clarificación. Las publi-
caciones del FMIse refieren a "globalización" en términos más bien
lacónicos:
globalización: la integración internacional de bienes, tecnología,
trabajo y capital.. ,
La partiapación de las importaciones y exportaciones en el producto
total genera una medida inmediata de la extensión de la globali-
zación de bienes y mercados [Slaughter y Swagel, 1999: 1-21.
La globalización ha ligado los mercados de trabajo, productos y
capital en el mundo. Inaementa los movimientos de comercio, capi-
tal y trabajo, en tanto que el progreso tecnológico ha conducido a
una mayor especialización en la producción y a la dispersión de los
'l'riideiic-ias,t la crisis en los rioveiita 201
1

..
procesos de producción especializadoshacia localidades geográfica-
mente distantes [IMF, Fiscal Affairs Department, 1998: 41.
4
La globalización se refiere a la creciente interdependencia de los
!
países a través del crecimiento del volumen y variedad de las uan-
I
sacciones internacionales en bienes y servicios y los flujos de capital,
como también a través de la difusión más y amplia de la tecnolo-
gía [IMF,1997: 451. l

Esta vaga descripción puede constituir, a lo sumo, un mero punto


de partida. El comercio, como una de las dimensiones de la tendencia
a la "globalización" ha sido parte integral de la historia del capitalismo.
Los flujos financieros internacionales han desempeñado un papel fun-
damental en el funcionamiento de la economía mundial, particularmen-
te para Inglaterra a finales del siglo m. Lo que es relativamente nuevo
es el despliegue de la corporación trasnacional y los "sistemas produc-
tivos integrados" que compenetra el proceso de producción con su
contexto internacional. O sea, es la interconexión del Proceso pro-
ductivo con el comercio y las finanzas, Esto es, la integración de los
circuitos del dinero (capital financiero), el comercio de capital y la
producción de capital que constituyen la esencia de lo nuevo, de la pro-
fundización, intensificación y articulación del proceso conocido como
"globalización".
Como indica el cuadro 3, las ventas de las filiales de 54 000 corpo- I
raciones trasnacionales (de las que ofrece datos la UNC~AD), actualmen-
te exceden por una relación de 1.5 a 1 el valor de todas las exportacio-
nes. El producto bruto de esas filiales es ahora igual aproximadamente
a 7% de la producción mundial anual. Las tasas de crecimiento del pro-
ducto bruto de las ETN excede a la del PIB mundial por un margen sus-
1
tancial desde por lo menos 1986, como lo demuestra el cuadro 3. A 1
medida que las c r incrementan
~ su participación en la economía mun- 1
dial, el patrón de inversión de dichas corporaciones se ha desplazado
hacía los países en desarrollo. En 1980 el 26% de la IED iba a dichas na-
ciones, porcentaje que se elevó a 37 en 1997.
Desde la publicación en 1988 del artículo de David Gordon La eco- i

nomía global: Nueuo edificio o cimiento colapsado muchos análisis hetero-


doxos han expresado su profundo escepticismo en lo que concierne a
l
la "novedad" del proceso de intemacionalización, lo que ha sido acom-
pañado de un diluvio de datos para avalar este cuestionamiento [Gor-
don, 19881. Con fundamento en el estudio de amplia difusión de Paul
Bairoch y Richard Kozul-Wright, titulado Los mitos de la globalizución,
202 Idmes M Cuplirr
Dean Baker, Gerald Epstein y Robert Pollin han aceptado cautamente
el punto de vista de que en la actualidad hay mayores flujos de capital
internacionaly que el producto manufacturero de los países en desarro-
llo ha elevado el porcentaje del producto manufacturero global [Baker,
Epstein y Pollin, 19981. Pero, si usamos como punto de referencia
el final del siglo xix, tal como lo hizo Gordon, esos autores encuentran
que "no han ocurrido cambios dramáticos en el nivel global del co-
mercio como parte del PIB.. .". Los citados autores toman esa posición
pese a que el coeficiente exportaciÓn/ri~mundial anterior a la prime-
ra guerra mundial es de 8.7%, pero reconocen que ese mismo coefi-
ciente llegó en 1992 a 13.5% (un incremento de 55%) [Baker, Epstein
y Pollin, 1998: 51.

INDICADORES SELECCIONADOS DE I N V E R S I ~ N
EXTRANJERA DIRECTA (IED) Y P R O D U C C I ~ N
INTERNACIONAL, 1986-1997 I

Valor en precios conientes Tasa anual de credmienio


(Miles de millones de dólares) [Porcentaje)
1997 1986-1990 1991-1995 1996-1997 1997

Flujos de IED
de salida 424 27.1 15.1 13.5 27.1
Stock de ~ E D
de salida 3 451 21.0 10.3 12.6 13.7
Venta de filiales
en el extranjero 9 500 16.3 13.4 6.7 7.3
Producto bruto de
filiales en el extanjero 2 100 lG.G 6.2 7.7 7.7
Activos totales de
las filiales en el
extranjero 12 6OG 18.3 24.4 12.5 13.0
pie mundial 30 551 12.1 5.5 3.2 6.0
Exportaciones de
bienes y s e ~ c i o s G 432 14.6 8.9 3.0 3.0

Fuente: u~crm,Wmld Inveshnent Report 1998: Tren& and Detenninants.

Basándose en una estimación del coeficiente IED mundial/producto


mundial1 esos autores señalan también que no ha habido incremen-
' La estimaaón de 1993 está pobremente documentada en dos estudios que parecen
haber sido determinantes en esta discusión. Hoy en día, esta estimación no puede ser
tomada como definitiva o estar adecuadamente operativizada [Bairoch, 1996; Bairoch y
Konil-Wright, 19961.
b 'l'rridriicias a In crisis en los novciitn 203
to sustancial en la inversión exuanjera con relación al producto mundial.
Está más allá de los alcances de esta investigación revisar los datos
de 1913, pero cuando el coeficiente de 1913 se compara con el de Baker
et al., indica sólo un incremento de lo%, lo cual avala la condusión
formulada por ellos. La cues$ión es que ese enfoque no considera al
nuevo y amplio rango de "alianzas estratégicas/acuerdos de subcontra-
tación" que extienden el rango y control de la CTN [Baker, Epstein y
Pollin, 1998: 91. El coeficiente producto mundial mide solamente
la inversión accionaria definida como tal, mientras que las "alianzas es-
tratégicas" y los acuerdos de "subcontratación",expanden enormemen-
te los alcances, nivel e importancia de las CTN, quizá tanto como un
40-50% [Dicken, 1998: 201-2401.
Independientemente de la inadecuación de la información dispo-
nible para captar la extensión de la IED + alianzas estratégicas + subcon-
tratación + redes colaborativas como parte del producto mundial (una
medida realista del alcance de la moderna CTN), la cuestión del marco
analítico es de gran importancia. Usando como referencia el Inétodo que
Peter Dicken detalla en el Desplazamiento global, el coeficiente IED
mundial/produao mundial se ha más que duplicado: pasó de aproxima-
damente un 4.5% a más de 10% en 1995 [Dicken, 1998; Baker, Epstein
y Pollin, 1998: 9].2
El cuadro 4 sintetiza diversas variables que sugieren un cambio
cuantitativo y cualitativo hacia una mayor intemacionalización en el
siglo xx.No obstante, además de que falla en captar las alianzas estraté-
gicas, la subcontratación y otras actividades colaborativas, esos datos
no capturan el predominio, desde la segunda guerra mundial, de las cm
dedicadas a la manufactura frente a las dedicadas a la extracción. En
1985 sólo el 27% de la IED efectuada por empresas de EUA se dirigió al
sector primario, contra 12% en 1994 [Dicken, 1998: 521. En la época
actual, la manufactura proporciona el locus de la transferencia de tecno-
logía y de los cambios en la cultura laboral -una transferencia que era
virtualmente inexistente a finales del siglo m.
Ese cambio cualitativo hacia la manufactura global es doble: el pro-
ceso involuaa la incorporación de nueva tecnología y técnicas de gestión
que permiten una integración global de los sistemas de producción. Se-

'Una revisión escéptica del amplio espectro de mediciones empfricas que intenta-
ron modificar muchas de Ias dedaraciones exageradas de los proponentes de la globaliza-
ción no difieren en ningún grado de la posición presentada en esta sección. Autores como
Sutdikke y Glyn condenen que no hay duda [el papel aeciente de las m]es un signo de
la mayor internacionalización o de los tiempos globalizados (Sutdiffey Glyn, 1999: 1231.

204 Idines M. Cypiier


..
gundo, el imperativo y las posibilidades abiertas a partir de la mayor
integración de la esfera monetaria, de comercio y productiva a una es-
cala global ha conducido a una dramática expansión de las estructuras
institucionales existentes, tales como el nc, que está diseñado para fa-
vorecer una mayor integración compenetrada en las instituciones.

CUADRO
4
INDICADORES DEL CRECIMIENTO DE LA ACTIVIDAD
ECONÓMICA INTERNACIONAL, 1964-1994
(Cambio porcentual promedio anual)

Exportaciones Flujos Prkstamos PIE


mundiales mundiales bancarios mundial
Periodo (volumen) de IED internacionales real

Fuente: United Nations Conference on Trade and Development, Trade and Development
Repa, 1997, cuadro 24, p. 7 1 .

l l a ideología de la globalizacidn
La teoría económica ortodoxa intenta proporaonar varias hipótesis para
explicar la tendencia creciente hacia una mayor intemacionalización.
Entre tales hipótesis destaca aquella que señala que la vía más rápida y
segura, y quizá la única, a la integración, especialmente de los paises de
bajos ingresos, ha sido la adopción de los modelos de desarrollo ba-
sados en las exportaciones. 'los argumentos basados en la eficiencia es-
tática tipo Ricardo sugiere que todos los cambios hacia mayor apertura
y especialización fortalecerán el empleo, el ingreso y el crecimiento. Pero
tales formulaaones pueden ser fácilmente cuestionadas pasando de la
estática comparativa al análisis dinámico, empleando supuestos razona-
mientos respecto de indicadores como términos de intercambio [Cypher
y Dietz, 19981.
Encima de todo, los argumentos generales en apoyo de mayor
intemacionalización están hechos para incorporar e instituaonaiizar la
ideología del neoliberalismo en el comercio, la inversión, el trabajo,
la política fiscal y monetaria y para desttuir la política industrial (aquella
orientada en favor del desarrollo). Estas diversas hipótesis y proposicio-
nes tienden a encarar los retos más inmediatos en momentos de crisis.
Así, la proposición del neoliberalismo que guió el gobierno de Sali-
nas en México (1988-1994), en particular la idea de que la rápida des-
trucción de toda forma de regulación y supervisión permitiría que el
"libre" mercado asignara eficientemente los recursos, fue puesto en
tela de juicio con la crisis del peso a finales de 1994. Es precisamente
en este punto donde la lucha ideológica se intensifica, ejemplo de ello
es el gran esfuerzo por vender la idea de que la crisis de 1994 fue el re-
sultado del "error de diciembre" más que de una crisis estructural ema-
nada del sector financiero [Cypher, 19961.
Lo mismo es cierto para el caso de Asia Sudorienta1 y de Corea
en particular, cuyos avances en el terreno del desarrollo económico
tienden a minimizarse. No obstante, como lo demuestran numerosos
estudios, la experiencia de Corea tiene gran importancia para los países
en desarrollo: por ejemplo, como lo señala la bien documentada investi-
gación de la UNCTADsobre las economías de Asia Oriental, loSprogramas
estatales fueron determinantes para darle la versatilidad y profundi-
dad que caracterizan al proyecto coreano de industrialización [UNC~AD,
1996: 73-1381. Vemos así cómo la UN^ centra su atención en lo que
constituye la antítesis del análisis neoliberal: el papel constructivo del
estado en Taiwan, Corea, Singapur y Hong Kong. En ese mismo senti-
do, este estudio pone énfasis inusual en la creación, a través de la polí-
tica gubernamental, de un nexo exportaciones-inversiones. La UNGTAD
demuestra que una política de promoción de las exportaciones sólo es
una parte de un proyecto de desarrollo exitoso. Para tener las repercu-
siones que se le atribuyen, el crecimiento exportador tendna que estar
orgánicamente integrado a: l . Inversión en áreas totalmente nuevas,
2. Profundización del capital y 3. Dinamismo tecnológico:

...lo que le da su efectividad a las políticas gubernamentales en la


creación del nexo exportación-inversiones en Asia oriental,' par-
ticularmente en el primer estrato de los NICS,no es tanto la preocu-
pación por explotar las ganancias en industrias intensivas en mano
de obra, sino más su capacidad en anticipar las dificultades futu-
ras de esas industrias, incluidos el ascenso de los salarios, el creci-
miento limitado de la productividad y los obstáculos a la expansión
de la demanda en los mercados de exportación. Superar esas difi-
cultades requiere desarrollar de fonna determinada pero gradual una
nueva generación de industrias, con gran potencial dinámico. Los
gobiernos de Asia Oriental han alentado la inversión en varias de
106 lanics XI Qpticr E
esas industrias en cada etapa de su desarrollo, independientemen-
te de que se les juzgara preparadas para la promoción, dadas las
capacidades tecnológicas existentes [UNCTAD, 1996: 1301.

Las políticas gubernamentales fueron muchas y diversas, incluso


la promoción exitosa de la industria de bienes de capital, siempre el
punto débil de la experiencia del desarrollo latinoamericano.En adición,
el Estado usó, alternativamente, medidas proteccionistas aunque des-
pués las abandonó, incluyendo los subsidios a la exportación, todo
ello para fortalecer a las nuevas industrias.
El éxito de los países de Asia Oriental (que fue edificado, en parte,
limitando la participación de extranjeros en el sistema bancario inter-
no, el sistema financiero y en la inversión extranjera accionaria) con-
dujo a la administración Clinton, al FMI y al Banco Mundial a seguir
una política neoliberal enérgica de "liberalización financiera", preci-
samente en las postrimenas de la crisis asiática en 1997. Corea, el ejem-
plo más destacado de alternativa exitosa a la globalización neoliberal,
recibió especial atención. Bajo la presión de lograr acceso al mercado
coreano Estados Unidos apoyó la entrada de Corea a la OCDE, condiciona-
da a la apertura del sistema financiero y a la eliminación de restricciones
a la entrada de sus corporaciones, de modo que éstas pudieran adquirir
y controlar corporaciones coreanas.

La presión sobre [Corea] se refleja en un memorándum del Depar-


tamento del Tesoro [de los Estados Unidos]. .. [que enlista]. ..las
Areas prioritarias donde el Tesoro está buscando mayor libera-
lización.
Entre ellas se incluye permitir que los extranjeros compren bonos
coreanos, que las compañías coreanas contraten deuda a corto y
largo plazo, así como autorizar a los extranjeros comprar acciones
coreanas con mayor facilidad. Esos pasos ... harán a Corea más vul-
nerable a la dase de pánico por fuga de capitales que se desenca-
denó a finales de 1997.
. ..en ninguna parte del memorándum.. . hay un indicio de que
Corea del Sur deba mejorar su regulación bancaria o su sistema
legal.. . [Kristof y Sanger, 1999: AlO].

Como lo ha señalado enfáticamente la especialista en asuntos co-


reanos, Alice Amsden, fue precisamente en esas áreas donde se abando-
' i+ndcnri:\s a la crisis eri los i~o\~rnia 201
nó la regulación (a pedido específico de EUA, del FMI y del Banco
Mundial) y donde se concentraron los fondos a corto plazo y las peores
prácticas no reguladas (o de "libre mercado"), dando lugar al colapso
del sistema financiero coreano [Amsden e Hikino, 1998; Amsden y
Yoon-Dae Euh, 19971. En medio de la crisis coreana -generada en parte,
por un giro hacia las estrategias neoliberales de apertura indisuimina-
da y no regulada de una parte del sistema financiero-, las grandes c r ~
(especialmente de EUA) han tenido la oportunidad de comprar acti-
vos coreanos muy por debajo de su costos de reposición. Estos ú1-
timos incluyen la acerera estatal Posco, dasificada como una de las
más eficientes del mundo. La inversión extranjera en Corea llegó al ni-
vel máximo de 8.8 mil millones de dólares en 1998 y en ese entonces
se anticipó que llegaría a los 15 000 millones en 1999. El brazo financie-
ro de la General Electric, conocido como GE Capital, tiene programada
la compra del Korea First Bank, con lo que obtendrá un apalancamien-
to financiero de poco más de 27 000 millones de dólares en activos
coreanos que dicho banco tiene en sus libros [Veale, 1999: 551.
La crisis coreana y el programa de estabilización del FMI ha sido
el medio para consolidar la influencia de Estados Unidos y sus m en
aquel país y detener y revertir su modelo desarrollista [Cummings,
19981. Basados en un tipo de cambio fortalecido, un superávit comercial
masivo, nueva inversión extranjera directa, un salto en el mercado accio-
nario coreano y la expectativa de que su PIB declinaría "sólo" 2% en
1999, el FMI ve a Corea como una historia "exitosa". Pero mucho de este
"éxito" surge de incrementos tipo keynesiano de los niveles de deuda
acumulados por los Chaebols. Es más, el desempleo ha repuntó a 8%
de la fuerza laboral, mientras que la dramática caída de los salarios
empujó a 12% de la población bajo la línea de pobreza. Todos
éstos son temas que el FMI considera que estan fuera de su defini-
ción de "fundamentales", que esa institución usa como medida de
éxito.
La experiencia coreana conlleva algunas lecciones importantes sobre
la "globalización", particularmente significativas para América Latina.
El énfasis coreano (y asiático) en el nexo exportaciones-inversión devela
la más grande falacia del modelo neoliberal adoptado por México.
Mientras México ha disfmtado de la ventaja de un mercado hgil para las
exportaciones de manufacturas, la base de tal estrategia no ha sido el di-
namismo tecnológico estimulado por el nexo exportación-inversión, Más
bien, el factor ha sido la caída de los costos salariales unitarios.
La aisis que arrastró a Asia en 1997, que en cualquier sentido fun-
damental permaneció sin resolver a principios de 1939, surgió pri-
meramente de fuerzas dinámicas que no están presentes en la teoría
neoclásica. Primero, y fundamentalmente, está demostrado que las
capacidades de producción pueden, como frecuentemente sucede, so-
brepasar las capacidades de consumo, especialmente en condiciones
en las cuales el modelo neoliberal se basa en una "carrera hacia la pro-
fundidad" y en una estrategia de contención de los incrementos
salariales. Los esfuerzos por: 1. Desplazar la distribución agregada del
ingreso a favor de 10% más alto, 2. Destruir o al menos reducir el poder
del Estado y los sindicatos para regular el proceso laboral y 3. Ignorar la
necesidad de una estrategia de crecimiento compartido entre capital y
trabajo, son tres elementos cmciales en la determinación de los desba-
lances del sistema global. Al promover una estrategia de desarrollo que
privilegia el mercado externo en calidad de compuerta para la salida del
excedente, no hace sino auspiciar el exceso de capacidad y la sobrepro-
ducción, de lo cual la industria automotriz es el mejor ejemplo.
El intento por eliminar todos los obstáculos a los flujos de capital
a corto plazo, al mismo tiempo que se crean y se facilitan los eslabo-
namiento~institucionales y los instrumentos financieros para apoyar
el tráfico en divisas (de un promedio diario de 1.5 trillones de dólares
por día) abre la puerta para un resurgimiento masivo de la especulación
monetaria. Este resurgimiento también da paso a salidas masivas de
l
fondos que llevan a la desestabilización y depreciación de un sinnúme-
ro de monedas. Las fluctuaciones salvajes llevan a severas aisis de balan-
za de pagos, seguidas normalmente por programas de estabilización
masiva financiados y orquestados por el FMI. El cual, por supuesto, buscó
esencialmente sembrar cada vez más a fondo en el tejido social y eco-
nómico ya fracturado, elementos adicionales del paradigma neodásico.
Quizá el mejor ejemplo de este círculo vicioso de apertura, mayor ines-
tabilidad, colapso y rescate a cargo del FMI (que facilita un mayor avance
del neoliberalismo), puede ser encontrado en Indonesia.

La actiil crisis: mucho didlogio, ninguna acción


Actualmente las instituciones del desarrollo, los centros pensantes y
actuantes que representan el "Consenso de Washington" han hecho
numerosos esfuerzos por introducir salvaguardias institucionales que,
dicen, eliminarán la posibilidad de que esta crisis se profundice y se
amplifique más allá de los 36 países que ya arrastró. iQué recomienda
1
'Tsiitleiicias a la crisis en los rioveiita 209
el "Consenso de Washington"? Hay un creciente, pero dosificado,
apoyo a alguna forma de controles a los movimientos de capital. Indu-
so el FMI reconoce esa necesidad. Pero este reconocimiento no se extien-
de al Tesoro de EUA, donde el secretario Rubin y su principal consejero
Lawrence Summmers esperan enfrentar la crisis con más apoyo del
FMI en programas de austeridad [Eichengreen, 1999; Krugrnan, 1999;
Guitián, 1999; Soros, 19991.
Sin embargo, la lista de temas tabús, no examinados por aquellos
que hablan de la reforma, es desesperantemente larga: las fugas de
capital han desempeñado un papel cmcial en la desestabilización de la
economía global desde 1997 y posteriormente. Pero de ese cmcial tema
no hay discusión. Los bancos sin regulación frecuentemente creados y
apoyados mediante proyectos de ajuste estructural y austeridad a cargo
del F M I / B ~ ~ CMundial,
O han generado caos financieros en muchas na-
ciones en desarrollo. La crisis en el sistema bancario mexicano es una
de las muchas que se han presentado en escala mundial. Ha habido poco
esfuerzo para atender las causas subyacentes de esas crisis bancarias y
su vínculo estrecho a los proyectos neoliberales de libre mercado.
Más bien, el mayor esfuerzo se ha hecho para ocultar a los ojos de la
ciudadanía (que paga con sus impuestos la limpieza de los libros ban-
carios atestados de malos préstamos), las circunstancias que dieron
origen a esos préstamos fraudulentos y a las prácticas ineptas (pero re-
dituables) de los bancos. Tampoco se ha hecho un esfuerzo serio para
analizar la amplitud de la sobreproducción y exceso de capacidad aeada
por efecto de la "falacia de composición" que permeó en muchas estrate-
gias basadas en la exportación.
La creciente brecha entre las tendencias a la crisis que han arras-
trado a gran parte de la economía global así como las débiles respues-
tas politicas provenientes de la elite del Tesoro en Washington, del FMI
y del Banco Mundial, es otra manifestación de la decadencia intelec-
tual del neoliberalismo. Las vagas promesas de una nueva arquitectu-
ra financiera internacional son parte de los cambios inaementales que
ejemplifican la crisis de políticas que padece el neoliberalismo. Lo
mejor que puede decirse, en relación con las actuales tendencias de la
globalización, es que el neoliberalismo puede convertirse en una de las
muchas víctimas de la aisis. De ser éste el caso podríamos estar ante un
nuevo principio en la construcción de políticas económicas que tomen
en cuenta el costo humano de los asuntos económicos y de las políticas
y concientemente den respuesta a los requerimientos de justicia eco-
nómica y equidad.
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WUDUNN, Sheryl[1999], "The Land of thCRising Outlook", The Nau York
Times, marzo.
Sección dos
El escenario latinoamericanao
y el entorno nacionarnB
riaciones sobre el futuro
1 de la regionalización

Alfredo Guerra-Bordes
En la discusión contemporánea sobre regionalización el término se
ha venido empleando en dos sentidos diferentes. Como "proceso econó-
mico en el cual el comercio y la inversión dentro de una región dada
(de cualquier manera que se le defina) crece más rápidamente que el
comercio y la inversión con el resto del m ~ n d o "y, ~para referirse a la
"formación de agrupaciones políticas o bloques cuyo objetivo es redu-
cir las barreras intrarregionales al comercio y la in~ersión".~
Entre ambos
significados la relación existente no es clara.
En el primero la regionalización es el resultado, sobre todo, de
factores económicos naturales como la proximidad (que implica costos
de transporte más bajos y un flujo mayor de información que facilita
las inversiones), así como la similitud de los niveles de ingreso, la con-
vergencia de las políticas y un comercio intrafirma de importancia
cada vez mayor. Ello explicaría la creciente integración económica
de Canadá, Estados Unidos y México o América del Norte. En este caso
'
"los acuerdos intrarregionales de países grandes y pequeños o con di-
ferente nivel de desarrollo es posible que reflejen relaciones de poder
hegemónic~",~ y que el país que lo detenta se convierta en el compra-
dor o el proveedor exclusivo, o poco menos, dentro del acuerdo.
La regionalización puede ser también el resultado de decisiones
políticas, aunque no existan la proximidad geográfica y una vinculación
económica previa. El sustrato de estas decisiones políticas es puramen-
te económico. La constitución de zonas de libre comercio, de uniones
aduaneras o de mercados comunes mediante la suscripción de trata-
dos persigue ante todo preservar los mercados dentro del acuerdo,
haciendo frente a las presiones de la competencia mediante la liberali-
zación del comercio y de la inversión intrarregional con disaiminación
del comercio y la inversión exuarregionales. Ésta es una experiencia bien
conocida en América Latina.
De Europa creemos que podría hacerse consideración por separado,
pues desde antes del Tratado de Roma en 1957 ya existía un conjunto
de países bastante relacionados entre sí, al mismo tiempo que tuvieron
fuerte incidencia factores políticos como la aspiración a prevenir nuevas
guerras intraeuropeas, lo que dio por resultado la integración europea
inicial. La constitución del Mercado Único Europeo y posteriormente de

3AlbertoFishlow y Stephen Haggard, The United S t a t ~ sand the regionalizarion of the


world economy, París, OCDE, 1992,p. 12.
4Lo~.
cit.
Sldem.
la Unión Económica y Monetaria, así como la incorporación sucesiva
de un número creciente de países, se explica también o sobre todo por
la acción de poderosas fuerzas económicas, pero está presente, asimis-
mo, la voluntad política de disputar la hegemonía mundial y, en todo
caso, lo que parece más posible, ocupar un sitial en un escenario de hege-
monías mundiales.
En años recientes el término regionalización se viene empleando
en la literatura económica para referirse de modo específico a los bloques
económicos de Asia, América del Norte y Europa. En este caso, pero lo
mismo puede decirse en general de los conjuntos de países creados
mediante tratados de integración económica, con el término regionali-
zación se hace referencia a procesos que tienen lugar en espacios geo-
gráficos que no constituyen regiones sino, antes bien, por lo general
contienen regiones diversas, por tanto, espacios geográficos con fac-
tores físicos, económicos, sociales, demográficos, políticos y culturales
1
específicos y diferenciales que les otorgan individualidad. Cuando una
región existe, los primeros en tener conciencia de ello son sus habitan-
tes en razón de la identidad regional con que cada uno se identifica.
La breve incursión anterior sobre los usos del término regionali-
zación no tiene, obviamente, el propósito de aconsejar que se use
exdusivamente con el sentido que le es propio en la geografía. El concep-
to de regionalización ha adquirido ya significados que originalmente
no tenía, por lo cual los comentarios anteriores aspiran solamente a que
el uso del término se haga teniendo una clara noción de sus conteni-
dos. En estas notas lo que tendremos presente es ante todo a los grandes
conjuntos regionales de la Unión Europea y el Tratado de Libre Co-
mercio de América del Norte. No incluimos al llamado bloque asidtico
pues por tratarse de un bloque no formalizado contractualmente tiene
diferencias sustanciales con los bloques europeo y norteamericano,
ambos formalizados mediante sendos tratados internacionales. No
obstante la delimitación anterior, diversos aspectos de lo que se diga
en nuestra exposición incluyen también, aunque en un segundo plano,
a otras agrupaciones regionales de menor alcance mundial, como Mer-
cosur, y también otros acuerdos de integración económica. La razón
de esta subdivisión interna de nuestra exposición es que algunos de los
argumentos en el debate "regionalización o globalización" son aplica-
bles con propiedad sólo a los grandes conjuntos de poder, lo que en
ocasiones así se hará notar explícitamente.
Variacioiies sohre el fiitiiro dc la regionalización a9
nal es posible si, y sólo si la regionalización las acepta por juzgarlas
compatibles con sus objetivos fundamentales. Se comprende que en
estricto sentido lo anterior es plenamente aplicable sólo a los bloques
asiático, europeo y estadounidense, pero eventualmente puede serlo
también cuando otros conjuntos regionales actúan de común acuerdo
constituyendo en los hechos un conjunto mayor en las negociaciones.
De acuerdo con otro enfoque, que subraya la importancia de los fac-
tores económicos y técnicos, la regionalización no tiene futuro pues no
hay regionalización alguna que tenga capacidad de absorción suficien-
te para las industrias de tecnología más avanzada. En particular se men-
cionan industrias como la de semiconductores, la aeroespacial, las tele-
comunicaciones y la farmacéutica que por sus astronómicos costos de
investigación y desarrollo son inherentemente globales. Los acuerdos re-
gionales, se dice, son en el mejor de los casos grandes mercados nacio-
nales formalizados mediante convenios y, en consecuencia, no hay
t razón para creer a priori que son lo bastante grandes para ser económi-
camente viables o que en una era electrónica las fronteras regionales
serán menos permeables que las fronteras nacionales. Por tanto, se
concluye, "un futuro de regionalismo cerrado es improbable (. ..) y no
hay razón para creer que las fronteras regionales serán más significa-
tivas que las fronteras nacionales en una economía mundial enlazada
electróni~amente".~ Esto nos parece indudable, pero en verdad no pasa
de ser una conclusión sobre un hecho hipotético pues no puede citarse
un solo caso de proceso de integración regional que se proponga en-
cerrarse dentro de sus fronteras. Para las propias empresas trasnacio-
nales la regionalización se ve como la piedra de toque para avanzar hacia
una competencia global más efecti~a.~
Muchas empresas, algunas de las cuales intentaron años atrás una
estrategia de globalización de sus operaciones (centralizar en la empre-
I
sa matriz la conducción de todas las operaciones en vez de operar
mediante subsidiarias), han concluido que su mejor opción es regiona-
lizar sus actividades de producción y distribución. No obstante, las pre-
dicciones de los profetas de la globalización sobre la estandarización de
los productos para todos los mercados, han persistido tenazmente los
requerimientos específicos de la demanda local. "Virtualmente para cada

7Stephen J. Kobrin, "Regional integration in a globally networked economy",


Transnational Corporations (resumen), vol. 4 , núm. 2, 1995,p. 15.
8Lo~is Emmerij, "Globalization,regionalization and world trade", Columbia lournal
of World Business, vol. 27, núm. 2, 1992.
industria ha llegado a ser evidente que la globalización tiene sus 1í-
mi te^."^
En contraposición con la tesis anterior, en el campo liberal otros
autores afirman, Baghwati en forma sobresaliente, que antes de tender
la regionalización a su debilitamiento nos encaminamos actualmente .
a un mundo fragmentado en bloques que inhiben el desarrollo de
una auténtica economía internacional. Sin participar de esta conclusión
es indudable que la fuerza del regionalismo se pone de manifiesto en
el hecho de que entre 1990 y 1994 se notificó al GATT-OMC la consti-
tución de 33 acuerdos de integración regional; es decir, tres veces más
el número de acuerdos regionales suscritos en la década de 1980 y casi
30% de todos los acuerdos internacionales desde 1948.1° Lo anterior
se ha facilitado por la acelerada liberalización comercial que ha tenido
lugar en los países en desarrollo y las economías en transición, pero par-
ticularmente el rápido ritmo de los acuerdos de integración es indicati-
vo de que los estados, ante la presencia de grandes constelaciones de
poder, se interesan en suscribir acuerdos regionales como un medio para
incrementar su poder de negociación.I1
Aún más convincente de la fuerza de la regionalización (o del
regionalismo, si lo que deseamos indicar es una tendencia) es la existen-
cia de la Unión Europea y su paso a sucesivas ampliaciones y profun-
dizaciones. Y en el Hemisferio Occidental el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte, menos ambicioso que la integración europea
pero de primera importancia por la presencia en él de Estados Unidos
como su núcleo hegemónico; y el Mercosur, que en orden de impor-
tancia mundial ocupa ya el cuarto lugar como acuerdo de integración
económica.
Podemos, finalmente, traer a cuenta el hecho por demás relevante
de que ya en 1989 veintiuno de los veintidós países industriales más
ricos perteneáan a acuerdos comerciales regionales. La única excepción
era, y sigue siendo, Japón.
Wlen J. Momson y Kendall Roth, "The regional solution: an alternative to globa-
lization", Transnational Corporations,vol. l, núm. 2, 1992,p. 42.
IoGuyde Jonquieres, "wro's blessing for trade groups", Financia1 Times, 27 de abril
de 1994, citado por Stephen J. Kobnn, "Regional integration in a globally networked
economy", Transnational Corporations,vol. 4,núm. 2, 1995.
I1Véase,entre otros, Jessica Byron, %e Association of Canbbean States, Gmwing
pains of a new regionalism?", Pensamiento Propio, núm. 7,mayo-agosto de 1998;José Anto-
nio Sanahuja y José h g e l Sotillo (coords.), 1ntegraci6n y desarrollo en Centroamérica. Más
alld del libre comercio, 1998,Madrid, Libros de la Catarata, José Miguel Alfaro et al., La inte-
gracidn como instrumento de desarrollo: sus perspectivas y desafíos para Centroamdrica,
Guatemala, INCEP, 1996.
implosión soviética y tiene el liderazgo en diversas industrias estratégi-
cas, pero esta posición no necesariamente implica su permanencia
indefinida. En su nuevo libro, El gran tablero mundial, Brzezinsky, anti-
guo coordinador del consejo de los asesores presidenciales durante la
administración Carter, opina que Estados Unidos no es ahora sólo la pn-
mera superpotencia con alcance global sino también la última, pues
en los próximos años tanto el poder del conocimiento como el poder
económico estarán cada vez más diseminados y ningún país logrará
tener 30% o más del producto bruto mundial, como lo tuvo Estados
Unidos durante casi todo este siglo. Se estima que en los próximos 20
años Estados Unidos aportará solamente entre 15 y 10% del producto
mundial.I4
Hay quienes cuestionan las cifras, argumentan incluso que más
de una vez se ha pronosticado la decadencia de Estados Unidos sin que
hasta ahora se pueda hablar más que de una pérdida relativa de poder
mundial. Pero ése no es el problema. No hay que perder de vista la cues-
l
tión de fondo por enredarse en discusiones sobre estadísticas. En primer
lugar, sería asombroso que nadie cuestionara una proyección estadís-
tica. Ésta parece ser la suerte de todas las proyecciones. Y, en segundo
lugar, lo que no admite dudas porque se trata de un proceso objetivo que
salta a la vista, es que la capacidad de generación de nuevos conocimien-
tos y el poder económico estarán más distribuidos en el siglo m. Por
consiguiente, lo mismó que puede anticiparse que Estados Unidos se-
guirá siendo una potencia económica de primer orden se puede anticipar
que Europa, particularmente Europa, pero también Japón, serán poten-
cias económicas de mayor importancia aún que en la actualidad y, por
lo tanto, la conclusión de Brzezinski en el sentido de que Estados Unidos
está llamado a ser en la historia la última superpotencia económica
de alcance global nos parece objetivamente incuestionable.
Incluso hay quienes apuestan a que la Europa comunitaria estará
a la cabeza. En opinión de Lester Thurow,
los norteamericanos poseen flexibilidad y una capacidad sin igual
para organizarse si afrontan un reto directo. Comienzan con más
riqueza y más poder que nadie. Pero la posición estratégica está del
lado de los europeos. Son los que tienen más probabilidades
de contar con el honor de ser los que bauticen al siglo m.15
I4Entrevista con Clarín, 26/10/97, citada por Alberto Methol F d , "Suspensoel ALCA,
marcha Mercosur", Sucesos, 24/12/97.
l5 Lester Thurow, La guerra del siglo xur [Head to Head), Argentina, JavierVergara Edi-
tor, 1992, p. 299.
vez que los países establecen sus objetivos de desarrollo llegan a la
l
condusión de que no les será posible alcanzarlos mediante la opción
neodásica de la liberalización comercial general e indiscriminada, su
decisión será constituir el bloque, el acuerdo de integración regional, a
fin de incrementar su poder de mercado mediante la acción conjunta.
Por definición, un acuerdo regional disaimina a los países no miembros.
La razón última, la fundamental de la regionalización, en particular
de los grandes conjuntos de integración regional, es política más que
económica; es acumular poder para sobreponerse en la encarnizada
competencia que libran entre ellos mismos. Es, en resumen, una
razón comercial, económica y de seguridad. Esto es más que evidente en
la Unión Europea. Nadie asume los enormes sacrificios, la impresio-
nante disciplina y la transferencia de soberanía a los órganos comuni-
tarios que han sido necesarios para constituir el Mercado Único y luego
la Unión Económica y Monetaria para después obsequiar gratuitamen-
te al mundo esos sacrificios en aras de una economía mundial liberal.
Tales son los hechos que no parecen tener presentes los gobernantes
latinoamericanos. Su carrera hacia la liberalización y la desregulación
indiscriminada ni pesa en el mundo ni está en consonancia con los can-
dados proteccionistas que ponen a sus exportaciones los bloques comer-
ciales. El argumento de que procediendo de esa manera se atraerá
inversión extranjera está ya agotado, pues la nivelación que se ha alcan-
zado ya de los sistemas de administración nacional de la inversión di-
recta tiene como natural consecuencia que lo que atrae la inversión
extranjera no sean ya los regímenes sobre la materia sino otras razones,
todas ellas radicadas en los cuerpos directivos de las empresas trasna-
cionales.
La cuenta de problemas económicos pendientes de las economías
1
en desarrollo requiere de más regionalización y no a la inversa. La glo-
1
balización es un proceso en marcha pero todavía hay mucho por deci- '

dir y resolver como para correr tras ella dejando a las economías nauona-
les con sus problemas estructurales sin resolver. Ahora que el temor a
l
ser calificado de trasnochado enmudece a los sectores partidarios del
desarrollo, la equidad y la democracia, hay que tener el valor de recupe-
rar con vehemencia el argumento que hace 50 años se utilizó para
impulsar la integración regional latinoamericana: aumentar la capacidad
de negociación internacional, apoyar el desarrollo mediante la con-
jugación de los recursos y esfuerzos nacionales.
Kobrin afirma que la discusión sobre globalismo versus regionalis-
mo implica el supuesto del carácter cíclico de los procesos, lo que indu-
ce a recordar que las naciones ya fueron testigos en las primeras décadas
del presente siglo de la desintegración de la primera economía mundial
integrada y ahora el retorno a la competencia entre los bloques regio-
nales podna estar augurando el hundimiento de la segunda.*' Podrá
ponerse en duda y es legítimo que así se haga, pero en lo que parece
haber generalizado consenso es que nos movemos en un ambiente
que podríamos llamar genético en el sentido de que todo lo relativo
a la economía mundial está naciendo o por nacer, sin que se perciba
una tendencia que mantenga invariable su orientación hacia adelante.

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Variaciones sobre el futuro (le In iegioiializarión


obalización y espacios a una
productiva con equidad

Onaldo Rosales

América Latina se encuentra en un intenso proceso de transformación,


caracterizado por avances en el pluralismo demoaático, en la gobemabi-
lidad socioeconómica y por profundas reformas económicas. El balance
es mixto: si bien, al comparar con la década anterior, el saldo es dara-
mente auspicioso, la normalidad resultante es aún insatisfactoria.
Es indudable que la "década perdida" en lo económico, en la esfera
política representó un avance considerable. Nunca antes hubo demoaa-
cia simultánea en tantos países de la región y, más allá de las restriccio-
nes que pueda encontrar su ejercicio, predominan regímenes más
abiertos. Desaparecen los regímenes de excepción y las elecciones perió-
dicas de autoridades se van transformando en la norma. Por cierto,
persisten casos conspicuos de anormalidad política pero lo nuevo es
que tienden a resolverse por métodos institucionalizados. La gestión
económica da muestras de mayor calidad y tecnificación, en tanto se
aprecian avances relevantes en la gestión de entidades públicas decisivas
en la estabilidad económica, como son los bancos centrales, las admi-
nistraciones presupuestarias y la regulación financiera. Los efectos de
la crisis mexicana de 1994, en lo central, se circunsuibieron a México
1
y Argentina y en ambos casos, la recuperación fue más rápida y robusta
de lo esperado. En 1997, frente a la crisis bursátil y financiera de Asia
,
y al posterior colapso de la economía rusa, América Latina ha mostrado
una notable capacidad de resistencia.
Visidn global de las translo'orinncioriesen curso
Las reformas políticas

Persiste un marcado rezago en la readecuación de la institucionalidad


política a los nuevos desafíos, destacando la urgencia de incrementar la
transparencia de los asuntos públicos, de descentralizar el poder político
y administrativo, de modernizar los partidos políticos y el sector públi-
co, combatiendo las señales de corrupción que aparecen en varios casos
nacionales.
Los partidos políticos muestran cierta resistencia a la modernización
y tienden a ser refractarios a incorporar efectivamente las temáticas que
preocupan a la ciudadanía. Sus métodos de elección interna distan de la
transparencia, el espacio concedido a sus instancias técnicas es más bien
reducido, en tanto la decisiva influencia de los medios de comunicación
audio+isuales en las campañas políticas tiende a conceder un énfasis
excesivo a las formas y a las imágenes por encima de los contenidos pro-
gramáticos y del sostén técnico de las propuestas. Con el creciente costo
de las campañas, ,dfinanciamiento de las mismas pasa a ser un elemen-
to determinante en los resultados, lo que genera espacio para vínculos
a veces indebidos entre poder político y poder económico. En la prác-
tica, la tendencia de los costos de las campañas políticas va haciendo que
el financiamiento de las mismas opere como una barrera a la entrada al
mercado político, limitando su eficiencia y la posibilidad de que se
expresen fuerzas nuevas o temáticas específicas.
En ausencia de legislaciones que regulen el financiamiento de los
partidos y las campañas políticas, pueden darse vínculos entre financis-
tas privados y representantes de la ciudadanía que faciliten que las polí-
ticas públicas sean capturadas por intereses corporativistasy sectoriales,
restando transparencia a debates sustantivos.
Las encuestas muestran una difundida percepción de desaédito res-
pecto de la actividad política y sus instituciones, así como una fuerte
desmotivación de la ciudadanía respecto de los asuntos públicos, par-
ticularmente en la población joven. De otra parte, el descrédito de las
ideologías, en conjunto con la recuperación de prácticas democráticas,
despoja a la política de su ethos épico y movilizador, en tanto las exigen-
cias de rigurosidad que impone la globalización en la gestión macro-
económica, tienen atractivo sólo en el caso de experiencias claras de
desorden maaoeconómico, eventos afortunadamente minoritarios en
la región.
La gestión macroeconómica rigurosa ha pasado a constituir un ele-
mento dave de la gobemabilidad y la inserción intemacional. Con ello,
el escenario internacional está forzando un acercamiento entre las
posturas económicas de fuerzas politicas de diverso signo, cerrando vir-
tualmente el espacio político al populismo. Esta cercanía aparente tiende
a confundir al electorado menos informado, desincentivando su inte-
rés entre opciones que aparecen, en lo central, similares. Por otro lado,
hay más de una candidatura que enarbolando consignas populistas, una
vez en el poder, ha pasado a ejecutar políticas de ajuste y de reformas
económicas bastante ortodoxas.
Los parlamentos latinoamericanos muestran un déficit de moder-
nidad, comparado con la tecnificación del aparato ejecutivo en sus prin-
O
cipales niveles. Tal asimetría se muestra nítidamente en la debilidad de
las discusiones presupuestarias y en la limitada capacidad de los parla-
mentos para reaccionar con legislaciones eficaces en ámbitos emergen-
tes de las políticas públicas.
En efecto, la apertura de las economías al comercio intemacional, el
desprendimiento del sector público de sus empresas productivas y de
servicios plantea temas nuevos en la legislación económica, que exigen
un alto grado de especialización técnica. Ello acontece, por ejemplo,
en los' temas de regulación de monopolios naturales privatizados, en
las negociaciones internacionales sobre acuerdos comerciales y esquemas
de integración, en las normativas ambientales y, en fin, en los tópicos de
supervisión del sistema financiero. En estos y en otros casos relevantes,
el predominio técnico de los negociadores gubernamentales es tal, que
se dificulta una discusión efectiva de las opciones públicas envueltas
en cada decisión técnica.
Hay una mala evaluación del sistema judicial y de la policía. Estos
procesos se han acentuado en casos destacados de vinculo del narco-
tráfico con la política, constituyendo una severa amenaza a la gobema-
bilidad democrática, a la fortaleza de las instituciones y, con ello, a la
sustentabilidad política de las reformas económicas.
l Un periodo largo de énfasis en las insuficiencias del Estado lati-
noamericano, concentrado en reducir sus atribuciones y en limitar su
financiamiento, cede paso gradualmente a otro en que empiezan a
evidenciarse las restricciones que impone sobre el proceso de desarrollo
un sector público debilitado en su capacidad de regular adecuadamen-
te ámbitos sensibles de la actividad económica. El ajuste estructural de
mediados de los ochenta da paso así a un debate en tomo a las reformas
de "segunda generación", donde además de los aspectos laborales,
Clobalizacion y espacios a una ~rnrisfnrni,icicíiiprodiic~ivacoi) oclliidatl 233
cobran fuerza los temas de regulación y promoción de la competencia,
preservación ambiental, seguridad ciudadana, modemización del poder
judicial y, en general, la modemización del Sector público, favorecer la
calidad en la gestión pública y en los mercados y robustecer las institucio-
nes económicas y políticas. .. .
Las reformas económicas y políticas en la región, en efecto, buscan
la progresiva institucionalización de economías de mercado, abiertas
y competitivas, buscando introducir correcciones sociales, en un marco
de profundización democrática. Los costos de las reformas, sin embar-
go, parecen altos y desigualmente distribuidos. La reducción de la
pobreza es lenta y, salvo Uruguay, la distribución del ingreso empeo-
ra o se estanca. Llama la atención sobre esto el énfasis marcado por
Camdessus en Argentina respecto de la necesidad de incorporar con
mayor vigor la preocupación por los resultados distributivos en las
reformas económicas, so pena de afectar su sustentabilidad política.

Instituciones e integración social


La región ha estado lejos de caracterizarse por altos niveles de integración
soaal, dado que la pobreza y los problemas de desempleo y subempleo,
la inequitativa distribución del ingreso y la segmentación social en'cuan-
to a logros educativos, han constituido rasgos estructurales de su desem-
peño. Sobre este trasfondo de exclusión operan las realidades de la
globalización y de la apertura económica, con impactos variados pero
que, en el agregado, acentúan las incertidumbres.
El nuevo escenario abre oportunidades evidentes por medio del a e -
cimiento, de la innovación tecnológica y comunicacional, si bien aqué-
llas están más disponibles para quienes cuentan con la calificación y los
recursos para aprovecharlas debidamente. Para el grueso de la población,
en ausencia de políticas públicas que resguarden la igualdad de opor-
tunidades, se deterioran los canales de movilidad social y de oportuni-
dades ocupacionales. De esta forma, se gesta una brecha de expectativas
frustradas, entre las aspiraciones promovidas por los medios de qomu-
nicación y las efectivas oportunidades de acceso a la movilidad social
y el consumo promovidas por aquéllos.
La integración social se ve amenazada por la consolidación de
núdeos de "pobreza dura", por prácticas arraigadas de discriminación
étnica y por el debilitamiento de la familia, como unidad básica de so-
cialización, con alarmantes estadísticas de violencia intrafamiliar e irres-
ponsabilidad paterna. En el caso de las familias pobres, estos compor-
234 Owaldo Rosales
1
tamientos contribuyen a reproducir el círculo de la pobreza, limitan-
do logros educativos y condicionando adversamente la posterior inser-
ción laboral.
La violencia urbana crece en América Latina, con altos costos huma-
nos y económicos. Ello acentúa un clima de inseguridad pública y de
desconfianza en las instituciones que también representa un obstáculo
al dinamismo en la actividad económica. El acentuado proceso de con-
centración urbana y la consolidación de núcleos urbanos de "pobreza
dura", en un contexto de aspiraciones sociales insatisfechas, provee un
escenario propicio al desarrollo de prácticas renovadas de delincuencia
y violencia urbana.
El complejo narcotráfico-corrupción-violencia, si bien con elemen-
tos no plenamente homologables, tiende a operar como un conjunto
desestabilizador de las instituciones. En tales casos, se destruyen normas
básicas de convivencia, se erosiona la gobemabilidad y se desprestigian
las instituciones. Esto ha puesto en evidencia un marcado rezago en la
readecuación de la justicia y los sistemas policiales.
El acceso segrnentado a la justicia afecta la integración social, con
una pérdida de confianza ciudadana en los organismos de justicia, pro-
tección y seguridad. Las limitaciones en el acceso a la justicia de las per-
sonas de menores recursos y la lentitud de los procesos judiciales, tien-
den a generar la impresión de que el acceso a la justicia está condicionado
por la posición social, desestimándose así el recurso judicial y estimu-
lando prácticas de autodefensa en zonas empobrecidas. El descrédito
de la función policial y judicial se acentúa cuando coinciden la prolon-
gada permanencia bajo arresto por demora en procesos menores o prác-
I ticas de arresto por sospecha que afecta a la población juvenil más
1
pobre, en contraste con una difundida sensación de impunidad respec-
to de delitos mayores en otros sectores sociales. En otros casos, la exce-
siva violencia policial ejercida en barrios populares, no siempre casti-
gada, ha agravado dicha percepción de un sistema policial y judicial
l que disuimina socialmente.
La acentuación de los niveles de violencia urbana estimub la apa-
i riuón de un "síndrome de inseguridad ciudadana". Ello aumenta la pre-
sencia de conductas antisociales, reduciendo la circulación en espacios
públicos, privilegiando el esparcimiento y las actividades comerciales en
1
recintos cerrados y disponibles para los pares sociales. En el ámbito resi-
dencial esto se expresa en preferencias por condominios y enrejados,
protegidos por agencias privadas de seguridad y por sofisticados meca-
Clobnlizacion y espacios a una tiriiisf»rn~acj611prodiiciiva ion e<iuidnd 235
nismos de seguridad y antirrobo que acentúan los sentimientos de sos-
pecha frente a los socialmente diferentes. De esta forma, se reduce la
interacción con la diferencia social, se desalienta la sociabilidad espon-
tánea en las ciudades y ésta termina reconstruyéndose en tomo a crite-
rios de segregación residencial y comercial que, en la práctica, culminan
asociando con demasiada rapidez pobreza y delincuencia potencial.
En general, el conjunto de estas situaciones, muchas de ellas fuerte-
mente relacionadas entre sí, debilitan o anulan los lazos de una pertenen-
cia compartida, la aceptación de patrones de comportamiento común
y el ejercicio de una ciudadanía efectiva; por otra parte, refuerzan los par-
ticularismos exduyentes y la desconfianza hacia el ordenamiento públi-
co. Alcanzar niveles superiores de integración social se liga fuerte-
mente, entonces, a la recomposición de canales de movilidad social
adecuados a las transformaciones en curso; a la puesta en práctica de un
enfoque del desarrollo que, combinando c~ecimientocon equidad, gene-
re mayor igualdad de oportunidades; a un ámbito público que reconoz-
ca y valore la diversidad y aliente el fortalecimiento de los actores de la
sociedad civil, y a un sistema político donde se representen y se negocien
las demandas e intereses de todos los actores
I
Las reformas económicas
América Latina ha venido realizando transformaciones necesarias para
adecuarse a la nueva realidad internacional de globalización y exigencia
competitiva. En lapsos reducidos y en procesos no exentos de eleva-
do costo social, la región ha ido reorientando su estrategia de desarrollo,
con avances en disciplina fiscal y control antiinflacionario. Drásticas
reformas comerciales han reducido los niveles de protección efectiva,
aminorando el sesgo antiexportador. Reducción del accionar productivo
directo del sector público, privatizando activos prescindibles; desregula- I
ción y ampliación del espacio de acción del mercado, liberalización en
las políticas de atracción de la inversión aüanjera, profundización de los
mercados financieros y bursátiles, son algunos de los rasgos relevantes
en la orfentación económica en la región.
En general, tales reformas económicas no respetaron las secuen- l

cias óptimas entre estabilización y liberalización ni entre las distintas


fases de esta última. Tampoco fueron siempre acompañadas de las polí-
ticas que pudiesen minimizar el costo social y facilitar una respuesta
productiva y ocupacional más rápida en las actividades que se buscaba
favorecer. La apertura comercial ha coincidido con procesos avanzados
W6 . . Osvaldo Rosales
de apertura financiera y, por ende, con tipos de cambio reales declinan-
tes que han estimulado un apoyo excesivo en el ahorro externo. Las pri-
vatizaciones, favorables en su efecto sobre el desempeño de la inver-
sión, al no ir acompañadas de suficientes esquemas de regulación y
promoción de la competencia, han favorecido la concentración econó-
mica, sin que las ganancias de productividad se traspasen proporcio-
nalmente a los consumidores.
En general, el costo de las reformas emprendidas ha sido elevado,
los avances no son homogéneos entre países ni dentro de ellos. Con
todo, el balance global, aunque no exento de necesidades de ajustes,
es positivo y puede ser mejorado si se corrigen los débiles esfuerzos pú-
blicos de apoyo a la competitividad sistémica, básicamente infraestruc-
tura, difusión tecnológica y políticas sociales, centradas en inversión en
recursos humanos.
La región emerge de la década perdida, con un incremento signi-
ficativo en sus niveles de pobreza y desigualdad social, evento drástica-
mente agravado por las repercusiones de la uisis asiática y su efecto
sobre las economías emergentes, Brasil, en particular. Se reorienta el
modelo de desarrollo con cambios significativos en la estructura ocupa-
cional, incrementando la precariedad del empleo, en tanto la flexibi-
lización laboral ha tendido a cargar desmedidamente sus costos sobre el
factor trabajo. Es posible que similares tasas de crecimiento hoy puedan
originar menores efectos sobre la equidad que antaño. Esto refuerza
la idea de un enfoque unificado, en tanto, acentuar la separación entre
política social y política económica crearía brechas insalvables para la
atención fiscal de la pobreza y la equidad. De un modo más general,
la primacía del conocimiento y del cambio técnico en la economía glo-
bal exige un vínculo estructural más estrecho entre política económica,
desarrollo productivo y política social.
Promover innovaciones institucionales y en el comportamiento de
los actores sociales, compatibles con escenarios de economías abiertas,
orientadas a la construcción de competitividad auténtica, es otra dimen-
sión de la reforma económica y de la unificación de la política económi-
ca y la política social. De allí la importancia de políticas públicas que
apoyen el fortalecimiento de actores Solectivos responsables e informa-
dos que otorguen viabilidad a la concertación estratégica entre ellos.
Dotar de estabilidad de largo plazo a las políticas de transformación
productiva requiere conferir legitimidad social a la política económica.
En tal sentido, enriquecer la agenda de los acuerdos nacionales -que
ya incluye mayoritariamente la orientación exportadora y la responsa-
(~lobalizacic>rip espacios a una rranslorinacion pniducuva coii eqiiidnct l..
1
4

ble gestión económica-, con los temas de la modernización del Esta-


do, descentralización de los procesos económicos y políticos, condi-
ciones de trabajo y sistemas flexibles de protección social, con pisos
mínimos de efectiva cobertura social, puede ser un camino para robus-
tecer la competitividad sistémica. 1

Desde esta perspectiva, una postura "progresista"' debe dar cuenta


actualizada de las exigencias de globalización, competitividad, flexibili-
dad e innovación que plantean los mercados internacionales, sin des-
cuidar los objetivos internos de equidad, democracia e igualdad de opor-
tunidades, que han estado siempre presentes en la memoria histórica
del progresismo latinoamericano y en los esfuerzos de cambio social.
Abordar viejas temáticas con enfoques innovadores, conduce a exa-
minar tópicos conflictivos con una matriz conceptual distinta, abriendo
un espacio mayor para la construcción de consensos nacionales en ámbi-
tos tales como Estado y mercado; inserción internacional y competiti-
vidad; regulaciones, privatizaciones y promoción de la competencia,
entre otros.
rt
Se sugiere aquí una propuesta de crecimiento con equidad, apoyada
en una economía abierta, con responsable gestión macroeconómica, un
vínculo más estrecho entre la política económica y la política social y
un mayor perñl en las políticas de desarrollo productivo. El fomento de
la competitividad adquiere un espacio central, demandando una con-
secuente prioridad a los temas de educación-capacitación,productividad,
difusión tecnológica, infraestructura y articulación del tejido productivo
y empresarial. Es de esa forma como se puede aspirar a mejorar la calidad
del empleo, base de una mejor distribución del ingreso.

Un balance del r~lircndizajcen cslralegias de desdrrollo

uaría los siguientes aprendizajes:


La estabilidad importa para el desarrollo. Un marco macroeconómico (

estable, si bien no garantiza el crecimiento, sí es condición imprescindi-


í
ble [Fisher, 19911. Por otra parte, se comprueba que la mayor desigual-
dad en la distribución del ingreso retarda el crecimiento, al acentuar la ,
inestabilidad social y política, afectando negativamente la inversión y el
1

' De aquí en adelante, se empleará la expresión "progresismo"como opción alterna-


tiva tanto al neoliberalismo como al populismo.
o<\ilil0 IIih 11, \

i
1
crecimiento [Larraíny Vergara, 19921. La estabilidad económica y polí-
tica pasa a ser un componente central del proceso de desarrollo, privile-
giando la adecuada incorporación de la equidad en la política económi-
ca y en las opciones de desarrollo. De allí la atención que recibe un
enfoque unificado para el tratamiento de la política económica y la
social, privilegiando en la primera instrumentos y medidas complemen-
tarios con la equidad y en la segunda, además de su especificidad, su
aporte a la eficiencia y al crecimiento [CEPAL, 19921.
Las políticas públicas son decisivas. Las naciones pueden modelar su
propio destino y ello, en buena medida, está asociado a la elección de
buenas políticas. Discernir entre buenas y malas políticas económicas
es probablemente uno de los avances consensuales en la profesión,
más allá de opciones ideológica [Williamson, 19941. Entre los variados
ámbitos de la adecuada gestión maaoeconómica, sucesivas experiencias
muestran la importancia decisiva de un déficit fiscal sostenible y una
tasa de cambio realista [Summers y Thomas, 19931.
La adecuada combinación entre Estado y mercado sigue siendo un factor
decisivo del desarrollo y las experiencias exitosas muestran una combina-
ción pragmática entre ambos, explotando complementariedades y las
ventajas específicas de cada cual. El desarrollo del mercado requiere
acción del Estado para promover mercados [Streeten, 19931, para fo-
mentar la competencia, para simular mercados donde no operan y para
"completar" mercados de desarrollo insuficiente [CEPAL, 19941. La pro-
moción de la competencia se expresa entonces en una pragmática com-
binación entre regulación y desregulación, de acuerdo con las caracte-
rísticas de los mercados.
Lo central no es discutir intervención vs. laissez faire sino encarar la
I
apropiada división de responsabilidades entre ambos y la eficiencia en
las respectivas funciones, considerando que una de las claves de la inter-
vención exitosa ha sido someter a mercados y gobiernos a la disciplina
de la competencia internacional [Summer y Thomas, 19931.
El principal aporte de las políticas públicas, junto con la promoción de
I un marco estable y de estimulo a la inversión, radica qin favorecer la inver-
sión en capital humano e infraestructura, dotando al &tema económico
1 de las extemalidades o efectos spillover, dada la subinversión privada
en ellos [Summers y Thomas, 19931. Las fallas del mercado -externali-
dades, monopolios naturales y problemas de información- justifican
la intervención pero ésta debe orientarse por criterios amigables con el
mercado y considerando de cerca las "fallas del gobierno" [Datta-Chaud-
huri, 19901.
La orientación del crecimiento al exm'or es el mtjor escenario para obte-
ner incrementos en la eficiencia o productividad total de los factores. De este
modo, tasas bajas de protección y eliminación del sesgo antiexportador
permiten explotar economías de escala, extemalidades tecnológicas,
acceso a insumos de mejor calidad, mayores niveles de inversión extran-
jera, todos factores clave en el estímulo al crecimiento y la producti-
vidad.
La competitividad es un factor crucial del crecimiento en economías
abiertas y puede ser favorecida con arreglos institucionales que promue-
van la concertación entre actores, abriendo paso a la innovación y al
estímulo de relaciones de cooperación en la empresa y entre agentes
públicos y privados.
Los modelos recientes de crecimiento económico tienden a conce-
bir la innovación como un bien público [Arrow, 19621,que puede ser
estimulado con políticas e instituciones. Ello va en línea con los tra-
bajos de economía industrial sobre cambio tecnológico y relaciones
laborales, los que señalan que el principal obstáculo a la innovación
es la existencia de relaciones no cooperativas dentro de la empresa
[Solow et al., 19891. Del mismo modo, destacan la necesidad de una
fuerza de trabajo calificada, flexible y motivada, como insumo cn'tico
de la innovación tecnológica, esto es, la necesidad de una empresa con
un ambiente cooperativo, abierta a la participación y a la innovación.
Esto será cada vez más un rasgo a c i a l de desempeño competitivo.
Los incrementos en productividad son la clave para explicar las diferencias
de ingreso entre países y ello alude al papel central de la difusión del progreso
técnico en la base productiva. El progreso técnico no opera en un vacío
institucional ni es un dato exógeno al crecimiento; supone un proceso
de aprendizaje [Lucas, 1988; Stiglitz, 19871 que puede ser apoyado con
políticas e instituciones. De allí surge la necesidad de incorporar las polí-
ticas de desarrollo productivo en la orientación central de las políticas
públicas, fortaleciendo su vínculo con la política económica y la polí-
tica social.
El aporte de las instituciones es importante. Las experiencias exitosas
muestran preocupción por el desarrollo de capacidades instituciona-
les funcionales al becimiento. Ello induye los perfeccionamientos al
funcionamiento del mercado, la modernización de las instituciones pú-
blicas, así como aquellos mecanismos institucionales que promuevan
la concertación y el acuerdo de mediano plazo entre actores, reducien-
do las incertidumbres. El fracaso de la experiencia rusa, al intentar instau-
rar aceleradamente una economía de mercado, obviando sus requisitos
institucionales, es patético al respecto.
240 cisvaldo Rosales
El debate actual recoge esa importancia de las instituciones para el
desarrollo económico [Williamson, 1994; Doennger y Streeten, 19901.
Un Estado eficiente, mercados competitivos, adecuados derechos de pro-
piedad y estabilidad en las reglas del juego, son el marco institucional
básico para potenciar la competitividad. Tales arreglos institucionales .
pueden alcanzar también a innovaciones institucionales para cooperar
y competir, fomentando la asociatividad en el fomento productivo, las
alianzas entre empresas grandes y pequeñas, la subcontratación, exporta-
dores indirectos, así como la articulación intraempresarial y entre pn-
vados y gobierno.
La susmtabilidad ambiental también importa en el desarrollo. Sin polí-
ticas públicas preventivas o correctoras del daño ambiental, el deterioro
del medio ambiente es inevitable. De allí se desprende una responsa-
bilidad pública indelegable para promover políticas que aprovechen los
vínculos positivos entre desarrollo y medio ambiente, por un lado, y
por otro, aquellas orientadas a problemas específicos que requieren
reglamentos e incentivos para incorporar el valor ambiental en las
decisiones económicas [Banco Mundial, 19921.
Los precios de bienes y s e ~ c i o deben
s reflejar su efectivo costo
social, incluyendo las desextemalidades de contaminación o daño am-
biental. La sustentabilidad ambiental es más compatible con la com-
petitividad cuando se incorpora la dimensión tecnológica en el medio
ambiente, tanto para la preservación como para aprovechar oportu-
nidades de negocio y de exportación de tecnologías ambientales.
En síntesis, la reflexión actual sobre desarrollo otorga renovada
importancia a los siguientes temas:
la promoción del crecimiento en un marco estable de economía de
mercado y abierta al comercio internacional;
el cambio temico, la productividad y la innovación, como pilares
de la competitividad;
la inversión en recursos humanos -educación, capacitación y difu-
sión del conocimiento-, como bisagra articuladora entre creci-
miento, equidad y competitividad;
la estabilidad política, expresada en acuerdos sociales de largo
aliento entre los principales actores del desarrollo que estimulen la
gobernabilidad y la concertación social; y
la sustentabilidad ambiental del desarr~llo.~
=Unesfuerzo en tal dirección se encuentra en los trabajos de la CEPALsobre "Trans-
formación productiva con equidad" [CEPAL,1990, 1992, 19941.
Globalizacion y espacios a una tra~isforniació:~
productiva coi1 equiJ,itl 141
La complemenlariedad entre mercado y gobierrio
Es bastante común enfrentar esta temática con una especialización implí-
1
l

cita: el mercado para el crecimiento y el sector público para lo social,


distributivo. En un mundo donde la globalización reduce la autonomía
de la política económica y acentúa la diferencial de oportunidades por
medio del funcionamiento espontáneo de los mercados, aceptar esa divi-
sión de funciones puede conducir a escalas crecientes de inequidad, y
con ello, inestabilidad política y social, menor crecimiento y dificul-
tades para una competitividad sistémica.
Las razones clásicas de la intervención pública derivaban de la exis-
tencia de "fallas de mercado" que limitaban el accionar eficiente de
éstos. Extemalidades, bienes públicos, insuficiente provisión privada
de bienes y servicios en mercados específicos (como servicios agríco-
las de investigación y extensión, s e ~ c i o postales,
s etc.) [ U N ~ A D ,19971,
así como monopolios naturales, mercados incompletos, asimetrías de
información y en el campo financiero, selección adversa y moral hazard
han sido las razones de justificación de la intervención pública correc-
tora [CEPAL, 1994, 1996; Banco Mundial, 19971.
Como ya se ha mencionado, la existencia de imperfecciones de
mercado no asegura la eficacia de la intervención pública, menos aún
cuando se han descuidado los requisitos institucionales de tal accio-
nar. Así es como aunada a las "fallas de mercado", la teoría hoy permite
dar cuenta de las "fallas de gobierno", esto es, las oportunidades de
rent-seeking gestadas por la intervención pública; la tendencia de los
operadores públicos a maximizar su ingreso y poder administrativo, per-
petuando las condiciones de tal intervención; la inadecuación entre el
"principal" (la comunidad) y la capacidad de monitorear a sus "agentes"
(representantes de gobierno) y el "riesgo de captura" de los reguladores
por parte de los regulados [UNCTAD, 19971.
1
Más recientemente surgen en las economías industrializadas aíticas
en tomo al efecto de la acción pública sobre la solvencia de los esque- 1

mas de bienestar y sobre las cuentas fiscales, la rigidez en los mercados 4


de trabajo y la excesiva carga tributaria que frenana las posibilidades del S
ahorro privado y del crecimiento. En nuestra región, la argumentación
recoge más bien eventos de corrupción y de ineficacia del sector públi-
co en la provisión de infraestructura y de servicios sociales básicos.
En cualquier caso, vale la pena destacar que ninguna visión crítica
del accionar del Estado aconseja relajar la preocupación pública por la
igualdad de oportunidades, si bien las formas específicas en que ello
se realice debe dar cuenta del contexto de globalización y cambio tecno-
lógico, prefiriendo aquellas políticas e instrumentos que refuercen las
señales de crecimiento y estabilidad, favoreciendo aquellas opciones
de política social que a su vez estimulen el crecimiento.
Ello ha sido recogido en la visión de un "enfoque unificado" del
desarrollo [CEPAL,19941, área en la que parece necesario avanzar más en
la articulación mercado-políticas públicas, perfilando los aportes relati-
vos de ambos instrumentos. En tal visión, uno de los ejes correspon-
de a mejorar la calidad de la acción pública, tanto en materias sociales
como de fomento productivo y gestión de la política económica. Otro
de ellos es abordar la calidad de los mercados, dado que los mercados
existentes difieren de los mercados ideales (de libro de texto) y no siem-
pre cumplen con las condiciones óptimas que éstos les atribuyen.
La articulación entre mercado y Estado debe dar cuenta actualizada
de las características del cambio tecnológico y de su efecto sobre la
naturaleza dinámica de las "fallas" de gobierno y de mercado. Así, por
ejemplo, los avances tecnológicos condicionan el debate sobre monopo-
lios naturales, abriendo espacio a la participación privada en campos
que antes le estaban vedados, como telecomunicaciones y generación
de energía eléctrica [Banco Mundial, 19971.
La tarea es mejorar la calidad del Estado y de los mercados, buscan-
do su complementariedad estratégica, de acuerdo con las ventajas rela-
tivas de cada cual. Para aprovechar las ventajas del mercado, es nece-
sario corregir sus fallas de concentración, discriminación y asimetnas de
información, fortaleciendo la capacidad reguladora del Estado, amplian-
do el acceso al mercado de capitales, protegiendo los derechos del con-
sumidor y de pequeños accionistas.
Conviene, pues, evitar ideologismos que reducen el dilema económi-
co a la discusión entre Estado versus mercado. En verdad, en la región,
se requiere de más Estado y más mercado; más Estado concebido como
una institución moderna, eficiente y descentralizada; más mercado,
fomentando una efectiva competencia y al acceso de las mayorías a éste.
Si la lógica de la acción pública está comprometida con la promoción
de la competencia y se apoya en los mercados antes que pretender sus-
tituirlos o ignorarlos, habrá complementariedad de esfuerzos entre
Estado y mercado y ambas instituciones se beneficiarán de su mutua
interacción. El Estado, al introducirse competencia y tests de mercado
en su accionar, y el mercado, al contar con marcos de regulación que
inhiban comportamientos no competitivos.
Clobolizaíion y espacios a una ir,u~siorniacií,~r
prc,diiitiva coi1 cquid,itl 29
Los enfoques recientes de políticas públicas privilegian un papel
regulador y promotor del Estado y cuestionan su tarea de productor
directo. El énfasis radica en generar extemalidades, creando o comple-
tando mercados, facilitando la difusión de la información, el conoci-
miento y la tecnología y logrando niveles críticos de colaboración con
los agentes privados y las organizaciones sociales. De este modo, la
acción del Estado se visualiza como la de un agente catalizador del
desarrollo, coordinador de acciones públicas y privadas, operando con
criterios no distorsionantes y compatibles con el mercado, velando tanto
por la eficacia de su propia gestión como por el estimulo a la compe-
tencia en los mercados.
Ello sugiere una nueva intervención estatal, concentrada en el for-
talecimiento de la competitividad vía progreso técnico y en la wolución
hacia niveles razonables de equidad. Disminuye la importancia del Esta-
do como productor directo para concentrarse en el fomento de la com-
petitividad global y sectorial, en la difusión tecnológica, la inversión en
capital humano, el fomento de la competencia, el apoyo a la intemacio-
nalización y a la igualdad de oportunidades en el contexto de una econo-
mía abierta.
Las nuevas formas de intervención pública, promotoras de merca-
dos, son altamente sensibles al contexto institucional en que se apli-
can las políticas. Nuevas habilidades le son exigidas al sector público,
en particular, en el ámbito de la capacidad administrativa, de regulación
y reforzamiento de reglas. Como ámbitos privilegiados del accionar pú-
blico en este enfoque surgen el funcionamiento del sistema finan-
ciero, la provisión de una adecuada infraestructura productiva y social
y la estabilidad de los sistemas fiscales [ONU, 19971.
El grado de intervención y la modalidad precisa de complemen-
tariedad entre esfuerzos públicos y privados de desarrollo se define
naaonalmente y en medida decisiva ello surge de ponderar la capaadad
institucional efectiva del sector público. En tal sentido, surge un víncu-
lo destacado entre tal capacidad y la magnitud de las tareas que se le
pueden asignar al sector público. A mayor capacidad institucional,
será posible plantearse tareas más sofisticadas en materia de regulaaón
y política industrial [Banco Mundial, 19971. Si tales tareas se acome-
ten con institucionalidades públicas débiles, lo más probable será un
desempeño ineficiente, con pérdida de credibilidad y reducción del
margen de maniobra fiscal, induso para aquellas tareas básicas del sector
público.
Regulación, privatizació~iy promoción de la competencia
Coherente con un desplazamiento global en las discusiones de desarro-
llo desde el Estado productor hacia un mayor predominio de las fuer-
zas de mercado, en general, las reformas económicas tendieron a favore-
cer la desregulación de mercados con base en el criterio de promover
la competencia y la movilidad de recursos.
La experiencia acumulada con procesos de privatizaciones, a veces
prematuros y poco prolijos, fue conduciendo gradualmente a incorpo-
rar la regulación de monopolios naturales privatizados y la regulación
prudencial en los sistemas financieros. Un paso importante para ello
fue distinguir entre mercados susceptibles de autorregularse -mercados
competitivos o de transables- y otros que requieren una activa regu-
lación gubernamental [Banco Mundial, 19931. Hoy se acepta que servi-
cios de utilidad pública con características de monopolio natural, así
como el sector financiero, se desempeñan con mayor eficiencia cuando
están sujetos a un esquema moderno de r e g u l a ~ ó n . ~
Desde este punto de vista, la desregulación de los mercados es un
instrumento útil e imprescindible para mejorar la asignación de los
recursos y aprovechar el despliegue de la iniciativa individual. Sin em-
bargo, se aprovecha mejor ese potencial si se atienden las características
de los mercados. En efecto, mercados competitivos mejoran su funcio-
namiento, liberándolos de regulaciones; mercados asociados a mono-
I
polios naturales, pueden empeorar; en tanto, desregular plenamente
ámbitos con demasiadas extemalidades, como el financiero, afecta la
eficiencia asignativa y puede conducir a graves efectos sobre la calidad
de vida.
Así, la promoción de la competencia involucra: i) desregular mer-
b
cados competitivos, que son la mayoría; ii) regular mercados domina-
I dos por monopolios naturales u otras imperfecciones de organización
industrial, que son pocos pero decisivos en el bienestar de las perso-
1 nas, y iii) profundizar y extender la cobertura de mercados incipientes
o de bajo desarrollo, como tecnología, capacitación y mercado de
capitales de largo plazo, por ejemplo [CEPAL, 19941.
1
En tal dirección, la promoción de mercados competitivos, transpa-
I
rentes y de acceso fluido puede constituir un instrumento decisivo de
, la transformación productiva con equidad. Ello quiere decir favorecer la
I
3Por esto, debiera entenderse un esquema institucional de regulación, orientado a
promover la competenaa, a abordar con transparencia el trato a las extemalidades y a re-
t
ducir los costos de transacción [Banco Mundial, 19931.

C;lobalizaOón v espacios a Lina transk,r~ncionproducúva con equidad 245


creación de mercados donde no los hay, fortalecer el funcionamiento
de aquellos que operan bien y regular los caracterizados por monopolios
naturales u otras imperfecciones relevantes de organización industrial.
En este último caso, la regulación de mercados clave es fundamental
para inducir que la operación de los mercados contribuya al aecimien-
to con equidad, reduciendo las rentas económicas (por ejemplo, ganan-
cias especulativas; monopólicas; derivadas de asimetrías en el poder
negociador o en el acceso a la información) y limitando el grado de
concentración económica.
El fomento de la competencia, entonces, abarca simultáneamente
la promoción de mercados competitivos y el dotar al sector público de
instancias de regulación eficaces, tecnificadas y autónomas, capaces
de abordar las fallas del mercado -extemalidades, monopolios natu-
rales y problemas de información- con base en una intervención orien-
tada por criterios amigables con el mercado y considerando de cerca
las "fallas del gobierno" [Datta-Chaudhuri, 19901.
De este modo, también se requiere acción del Estado para promo-
ver mercados [Streeten, 19931, para fomentar la competencia, para ,
simular mercados donde no operan y para "completar" mercados de
desarrollo insuficiente [CEPAL, 13941. La promoción de la competencia
se expresa entonces en una pragmática combinación entre regulación,
desregulación y promoción de mercados, de acuerdo con las caracterís-
ticas de éstos.
Algunas de las lecciones de las privatizaciones son las de distinguir
entre sectores y tamaños de empresas; contar previamente con un ade-
cuado marco regulador y realizar las ventas con máxima transparencia
[Banco Mundial, 19931. Se detecta también la importancia de evitar la
concentración excesiva y los comportamientos monopólicos, lo que su-
giere segmentar los monopolios públicos, antes de proceder a su privati-
zación. En algunos casos, privatizaciones apresuradas no consideraron
la capacidad de regulación de algunos monopolios naturales, incremen-
tando innecesariamente el grado de concentración patrimonial, sin que
ello haya ido a la par con ganancias proporcionales en eficiencia.
Se detecta también la inconveniencia de adoptar un marco de cor-
to plazo para promover las privatizaciones, ya que si bien ello puede
mejorar los ingresos públicos iniciales, en el mediano plazo puede afec-
tarlos negativamente, así como a la propia solvencia financiera de las
empresas, dependiendo de la modalidad de privatización, del uso de
los ingresos por privatizaciones y del grado de desarrollo y de segmen-
tación del mercado de capitales.
246 i)sV3ldoRUS;I¡YS
Las privatizaciones han favorecido el cierre de la brecha fiscal, sin
embargo, no pueden reemplazar a la tributación permanente como
fuente de financiamiento del sector público. En vanos casos, razones
macroeconómicas -de ajuste fiscal- han acelerado la urgencia de las pri-
vatizaciones, descuidando el impacto efectivo sobre la competencia. La
principal ventaja de las privatizaciones es su aporte a la competencia,
en tanto ello mejora la eficiencia interna y en la asignación de recursos. En
ausencia de mercados competitivos o de adecuadas regulaciones, la
privatización no garantiza la eficiencia y puede acentuar comporta-
mientos monopólicos [Rosales, 1994al.
Las privatizaciones, en general, han contribuido a mejorar la efiaen-
cia microeconómica y la escala de inversión en las empresas traspa-
sadas, induciendo procesos acelerados de modernización tecnológica
y de intemacionalizaaón financiera y productiva. Los resultados, en nive-
les de países y sectores, sin embargo, son variados, en función de los con-
textos macroeconómicos e institucionalesrespectivos, y en particular, de
las características de los marcos reguladores nacionales. Es así como en
el caso de los seMcios públicos privatizados, se aprecian resultados dis-
pares en materia de incrementos de eficiencia y en el traspaso de ésta a
los consumidores, ya sea mediante la reducción de tarifas o la mejoría
en la calidad y cobertura del seMcio.
Hoy se acepta la importancia de contar con un aparato público efi-
caz en la r e g u l a ~ ó ncon
, ~ el fin de evitar reacciones adversas sobre el
grado de competencia, la calidad de la oferta de bienes y servicios, la
estabilidad del sistema financiero y la concentración patrimonial.
También es consensual la necesidad de evitar las privatizaciones en gran
escala, tanto por razones de estabilidad macroeconómica como por
otras de concentración patrimonial.
b Asegurar mercados competitivos requiere un sector público con
I suficiente capacidad reguladora para actuar tanto en la estructura de los
, mercados, previniendo prácticas no competitivas, como sobre los resul-
tados de su operación. En general, la promoción de la competencia es
la mejor política para estimular la eficiencia, sin embargo, en aquellos
casos en que ello no sea posible, la regulación oportuna opera como una
1
segunda mejor alternativa. En buena parte de los países de la región,
f

'La eficacia de las políticas de regulación depende de la vigencia efectiva del derecho
de propiedad; de la eficiencia y efectiva independencia del poder judicial para reducir los
l
costos de transacción, así como de la calidad del sistema político para procesar diferenaas,
respetar acuerdos y aceptar organismos efectivamente autónomos del poder político
[Banco Mundial, 19931.También, por cierto, depende de la capacidad temica, autonomia
financiera y apropiadas remuneraciones en el ente regulador.

C;lohalizacihii y espacios a tina rransfonnarióp piod~icii\:acon eqiiidad 241


es necesario mejorar la institucionalidad reguladora de los mercados
financiero, previsional, ambiental, recursos naturales no renovables,
telecomunicaciones,transporte y desarrollo urbano, s e ~ c i o de
s utilidad
pública, así como la adecuada inserción institucional de la vigilancia
de la competencia desleal.
El flrst best es la competencia y cuando por razones técnicas ello
no sea posible, sólo allí cabe regular. Antes que regular monopolios, de-
bieran agotarse las posibilidades de existencia de éstos y además las em-
presas privatizadas debieran ser lo más competitivas posible antes de
traspasarse a privados, dado que la regulación expost de monopolios,
particularmente de monopolios naturales, es bastante c~mpleja.~
El fomento efectivo de la competencia, ha de expresarse entonces en
la conformación de mercados competitivos y en dotar al sector público
de sólidas instancias de regulación, tecnificadas y autónomas, con ade-
cuadas remuneraciones y personal calificado, en condiciones de resistir
las presiones de los conglomerados económicos y del sistema político."
Sin avances en este plano, cabe abordar con cautela la privatización de
monopolios naturales.
Aprendiendo de la experiencia, es posible entonces concebir progra-
mas graduales de privatizaciones que sean cuidadosos de la promoción
de la competencia, que eviten la concentración de poder económico, que
sean transparentes, que maximicen los retornos al fisco y que esterilicen
los efectos macroeconómicos de corto plazo, con mecanismos que
incentiven el ahorro de los recursos recaudados.

l a modernizacidn del seelor público


Las principales líneas de la modernización del sector público incluyen:
orientar la regulación hacia la promoción de la competencia, en un
S"La lección más dara de la privatización en Gran Bretaña es, mejor que regular los
monopolios, deshacerse de ellos, siempre que sea posible. Esto último sólo se hizo a me-
dias en Gran Bretaña. En telecomunicaciones, gas y electricidad, el gobierno ha tratado
de hacer prevalecer la competencia desde que se dio la privatización. La mayor parte de
la reestnicturación se debió hacerse en el momento de la flotación de las acciones. ¿Por
qué se descuidd la competencia? La principal razón se halla en que el gobierno ve la pn-
vatización como una forma de hacer dinero, por lo cual se pidió mucho más dinero,
por los monopolios que por empresas en mercados competitivos. La obtención de ingre-
sos es importante para cualquier gobierno, además del británico, pero la privatización
no debe verse como una alternativa cómoda a los ingresos por impuestos que son sos-
tenible~y no rehenes de operaciones de una sola vez como la pnvatizaci6nn, "How to
privatise", The Economist, 11 de mano de 1332, p. 1G.
6Resulta paradójico que en medio de un fuerte movimiento hacia economfas de
mercado, las temáticas de control antimonopolios, derechos del consumidor y promoción
de la competencia esten prácticamente ausentes en el debate regional.
En medida apreciable, la dificultad para alcanzar y consolidar un
cambio de régimen fiscal deriva de la fragilidad del pacto fiscal que
legitima tamaño, composición, estructura y tendencia del gasto públi-
co y de la tributauón y, más en general, el papel del Estado y el campo
de sus responsabilidadesen las esferas económica y social. Ante un pacto
frágil y erosionado, con presiones severas de gasto, los instrumentos
presupuestarios tienden a ser reemplazados por otros de índole cuasi-
fiscal, por definición, menos transparentes, de costos potencialmente ele-
vados para el tesoro y con una tendencia, en general, bastante regresiva.
En ese sentido, la modernización presupuestaria pasa a ser un
componente destacado de la modemizaaón del Estado, estableciendo
normas, reglas y procedimientos que reduzcan la opacidad e incre-
menten la transparencia de las decisiones de gasto público. El desarro-
llo de esta institucionalidad presupuestaria requiere mejorar el diálogo
entre gobierno y parlamento, ojalá proveyendo a éstos de apoyo téc-
nico calificado, capaz de hacer efectiva contraparte de la autoridad fiscal
y de realizar un seguimiento trimestral o semestral de la ejecución pre-
supuestaria. \.\
Parece también necesario un uso más activo de la política tribu-
taria para favorecer la estabilidad macroeconómica, la que hasta ahora
tiende a apoyarse excesivamente en el ajuste del gasto. El acentuado
ajuste fiscal en varios países de la región ha contribuido de manera deci-
siva a la reducción de la inflación. Tal logro, sin embargo, se ha reali-
zado en buena medida a costa de castigar la inversión pública en las
áreas sociales, en infraestructura y de afectar la eficiencia global del de-
sempeño del sector público, mediante un acentuado desmejoramien-
to salarial de los s e ~ d o r e públicos,
s induciendo a veces el éxodo de
personal calificado hacia actividades privadas.
Es necesario perseverar en la consolidación del equilibrio fiscal pero
ahora sobre bases permanentes que no dañen los objetivos de equidad
y de competitividad [CEPAL, 19921. Ayudan'a a ello que el sector público
tuviera la capacidad de hacer sintonía fina para ajustar el nivel de gasto
agregado, dotándolo de alguna institucionalidad e instrumentos flexi-
bles que faciliten esta armonía entre la evolución del gasto agregado, 4
público y privado, con la del producto potencial.
En aquellos casos de ingreso considerable de capitales, se gesta un
gran desafío para persistir en una apertura comercial que privilegie las
exportaciones, por lo cual es menester defender un nivel competitivo del
tipo de cambio real, lo que junto con regular el ingreso de capitales,
demanda fomentar el ahorro interno, público y privado. En tal sentido,
250 Osvaldo Rosales
Las tareas que la sociedad le demanda al Estado en la región exigen
recursos adicionales. Ellos pueden provenir del crecimiento, de mejoras
en la gestión y control en la eficacia del gasto, de avances en la adminis-
tración tributaria o de nuevos tributos, reducción de la evasión y de
aportes privados en gestión y financiamiento. Cada realidad nacional
deberá adoptar el financiamiento público más apropiado y viable. Con
todo, conviene tener en cuenta que abordar seriamente los desafíos
específicos del sector público en salud, educación, capacitación, difu-
sión tecnológica, infraestructura y reconversión productiva no parece
posible con los actuales niveles de recursos. En cualquier caso, de con-
seguirse recursos adicionales, habrán de estar ligados a criterios de
desempeño y enmarcados en un proceso más global de reforma y
modernización del sector público.

Apertura y competitiaridad internacional


En el actual contexto mundial de globalización y acentuado cambio tec-
nológico, una inserción más dinámica en los mercados internacionales
mediante incrementos en competitividad, es condición indispensable
para un crecimiento con equidad. En efecto, en economías abiertas, por
un lado, aumentos de empleo productivo y de salarios reales están más
ligados a incrementos de productividad, y por otro, el contar con recur-
sos adicionales para políticas sociales está también vinculado a las posi-
bilidades de crecimiento. El desafío radica en mejorar la calidad de
esta inserción, particularmente mediante un esfuerzo de difusión tecno-
lógica y de inversión en recursos humanos.
La transformación productiva exige mayor competitividad intema-
cional, sustentada en incorporación deliberada y sistemática del pro-
greso técnico y en una concepción sistémica de la competitividad para
facilitar la articulación productiva y la homogeneización progresiva de
los niveles de productividad.
Una transformación productiva con equidad, para ser sostenible,
necesita mejorar la inserción internacional de las economías de la
región, es decir, su participación en los flujos dinámicos de comer-
cio, inversión extranjera directa, tecnología y financiamiento. Esta mejor
inserción debiera reflejarse en mayor capacidad para aprovechar los
ciclos expansivos del comercio intemacional y regional, y también para
resistir los cidos adversos y la inestabilidad financiera, diversificando
productos y mercados, buscando inversión y alianzas en el exterior,
252 % , O5~dldliR O S ~ ~ C S
aplicando mecanismos internos de estabilización y articulando mejor
las exportaciones con las otras actividades productivas [CEPAL, 19941.
El logro de la competitividad internacional y de una inserción más
dinámica en los mercados internacionales se ha convertido en condición
indispensable para lograr el crecimiento sostenido. El desafío actual de
la región radica en la construcción de las capacidades endógenas que
permitan administrar dicha inserción internacional en armonía con los
objetivos de crecimientoy equidad. Ello alude a la necesidad de dotarse
de políticas de desarrollo productivo, tecnológico y de recursos huma-
nos que, considerando las tendencias de los mercados internacionales,
colaboren en la construcción de una competitividad cada vez más radica-
da en la calidad del trabajo y de las instituciones.
El desarrollo de esa capacidad endógena alude a fortalecer y articu-
lar el tejido productivo y empresarial, a "completar" los mercados de
capacitación y tecnología, con centros empresariales y tecnológicos que
atiendan a empresarios innovadores de pequeña y mediana escalas,
que pongan a su disposición la información comercial, las tecnologías
y técnicas de mercado y el financiamiento de largo plazo, tal cual ha
acontecido en las experiencias de Europa Occidental y en las de Asia
desarrollada.
Precios relativos adecuados no bastan para asegurar el inaemen-
to, diversificación y sofisticación de las exportaciones; tampoco para
garantizar el desarrollo de los eslabonamientos entre exportaciones
primarias, con manufacturas y s e ~ c i oys entre exportadores y provee-
dores internos de bienes, insumos y servicios.
En ese sentido, mejorar la inserción internacional, al igual que
estimular los acuerdos de internacionalización productiva, significa
también preocuparse por la dimensión interna de la inserción interna-
cional. Ello alude, como se ha mencionado, al fortalecimiento del tejido
empresarial, productivo y tecnológico del sistema de capacitación y
de su vínculo con seguros de desempleo y con las políticas de fomento
exportador y de reconversión productiva. El desarrollo exportador no se
realiza a expensas del mercado interno sino más bien articulando ambos
en una visión de avance simultáneo en competitividad, difusión tec-
nológica e incrementos de productividad.
La competitividad va más allá del tipo del cambio, aranceles y equi-
librios macroeconómicos. Por cierto, éstos constituyen su principal
base de apoyo. La competitividad radica en la empresa pero es condi-
cionada críticamente por la calidad de los mercados y de las institucio-
nes que definen los costos de transacción o el costo-país, como se lo
Glohalizxiún y espacios a uiiii transformación productiv,i con nl~iidad m
ha denominado. Destacan aquí, por ejemplo, el sistema educativo, la
institucionalidad pública y privada, el sistema financiero, el sistema
judicial, y en fin, infraestructura,energía y transporte. Rezagos marcados
en alguno de estos ámbitos dificultan el desempeño competitivo de la
empresa más eficiente. .. .
Un tipo de cambio elevado y baja protección deben complemen-
tarse con políticas de fomento productivo, difusión tecnológica e inver-
sión en recursos humanos. Los logros en equidad se asimilan más bien
hacia experiencias de industrialización exportadora, con énfasis en
manufacturas y servicios, dado que ellas poseen mayor potencial de
crecimiento, de incorporación tecnológica, aumentos de productividad
y generación de empleo productivo.
Preservando las fuentes macroeconómicas de la competitividad,
es necesario ahora abordar las reformas micro y mesoeconómicas que
abran más espacio a las nuevas fuentes de la competitividad: capacita-
ción y productividad, impulso tecnológico, inversión en el exterior e
infraestructura, unido con reformas institucionales en materia de puertos,
legislación laboral, modernización de aduanas, impuestos internos, etc.
Comparados con las economías asiáticas, estamos bastante rezagados
en todos estos temas y bastante adelantados en la apertura financiera.

Polltica de inserción internacional


Los aranceles, las medidas no arancelarias y los incentivos a las exporta-
ciones no tradicionales son componentes centrales de la política co-
mercial. Aunados con el tipo de cambio, determinan el incentivo neto a
exportar o a sustituir importaciones. Es imperativo eliminar los sesgos
antiexportadores de esta combinación de incentivos. Parece induso
aconsejable introducir sesgos transitorios que favorezcan la exportación
de rubros no tradicionales, en particular, exportaciones pioneras en pro-
ductos o mercados.
Las rebajas arancelarias deben ir acompañadas (si no precedidas) de
una variación compensatoria en el tipo de cambio real. La facilitación
del acceso a importaciones, asociada a una apreciación cambiaria (así
como el uso de la política cambiaria para fines de estabilización del
nivel de precios) ha mostrado ser una combinación peligrosa para
el equilibrio de la balanza de pagos y para el desarrollo productivo.
Evitar el atraso cambiario aparece como una condición sine qua non
para el éxito de una reforma comercial, ya sea con una liberalización
drástica o una apertura gradual, de manera integral o incompleta. La
de incentivos a la exportación, de apoyo tecnológico, financiero y de
cooperación técnica, resulta de la mayor prioridad. Tal coordinación
podna expresarse en algún referente institucional, al que sea posible
evaluar en su gestión unificada de estas políticas.
Las políticas de desarrollo productivo tienen por objeto r e d u e o
eliminar las diferencias entre la productividad media de la región y la
propia de las mejores prácticas internacionales. Ellas buscan reforzar y
no sustituir las fuerzas del mercado. Los eventuales incentivos deben
ser transitorios; de ahí la importancia de un funcionamiento cercano
a lo óptimo de los mercados clave: los de tecnología, capital físico,
capital humano y divisas. Para lograrlo se justifican las políticas de carác-
ter horizontal, es decir, las orientadas hacia llenar los vacíos y superar
los estrangulamientos más importantes que se produzcan en dichos
mercados [Rosales, 19941.

Difusión tecnológica
La política tecnológica debe orientarse a completar y adecuar la infiaes-
tructura tecnológica en las actividades prioritarias más retrasadas; pro-
mover una mayor propensión a incorporar progreso técnico e innovar en
las empresas mismas, otorgando incentivos gubernamentales para em-
prender actividades innovadoras y dando apoyo a la creación de nuevas
empresas de alto nivel tecnológico.
Se sugiere, asimismo, desarrollar una red de nexos entre el sistema
de investigación y el resto de la infraestructura tecnológica, por una parte,
y el sector productivo, por otra; así como fomentar en éste un estre-
cho contacto entre usuarios y productores de bienes y servicios. Esto
L.
último podna hacerse en torno a determinados sistemas integrados de
producción, donde ya se haya acumulado una experiencia y compe-
tencia básica en el nivel local. Se requerirá la aplicación de criterios de
selectividad, ya que sólo de esa manera es dable generar núcleos endó-
genos de innovación tecnológica.
En el fomento de la oferta tecnológica privada, el énfasis conviene
ubicarlo en el desarrollo en el nivel de la empresa y en promover víncu-
I
los más estrechos entre firmas y centros tecnológicos. Un instrumento
apropiado para ello puede ser incentivar contratos de investigación para
innovar y adaptar tecnologías, incrementando así los fondos privados
l
1 para actividades de I&D y favoreciéndolos con deducciones tributa-
rias para proyectos propios o para aportes privados a centros tecnoló-
gicos.
Llobalizarion y espacios n uria trniisfornincióii ~iroductiv;itnii cquiiiad E7
)
En lo referente a la oferta tecnológica pública, las principales reo-
nentaciones apuntan a ligar más los recursos de institutos tecnológicos
a resultados evaluables, con base en indicadores de desempeño. Para
i
1

reforzar esta orientación es conveniente incrementar la participación


privada en la gestión y en el financiamiento de estos institutos. La
contraparte de ello es una mayor flexibilidad en la gestión presupues-
taria, así como en las reglas de operaaón en montos y en tipos de pro-
yectos elegibles en los programas de apoyo a la innovación tecnológica
[Rosales, 19941.
También cabe fortalecer la demanda mediante la creación de centros
de gestión tecnológica que, entre otros, fomenten los mecanismos de
subcontratación. La vital función de enlace entre oferta y demanda
tecnológica puede ser desempeñada por una variedad de agentes, varie-
dad que debe ser promovida por las políticas públicas. En ese plano, la
experiencia internacional muestra que el extensionismo industrial juega
un papel central como inductor de demanda [Silbermany Weiss, 19921
y que esta tarea es inescapable para el sector público, en particular, en
lo referente a la incorporación de las PYMES al esfuerzo tecnológico.
Es importante mejorar los sistemas de difusión de la información,
fortaleciendo el seguimiento sistemático de las tecnologías y métodos
de gestión disponibles internacionalmente, integrando las empresas a
las redes de información pertinentes y fomentando alianzas estratégicas
entre empresas nacionales e internacionales líderes en materia de tecno-
logía, gestión, calidad y acceso a los mercados más importantes, sim-
plificando para ello los trámites administrativos, mejorando la informa-
ción y otorgando estímulos fiscales.

Inversión en recursos humanos (capacitación)


Al sector público le corresponde un papel articulador insustituible en
mejorar el diagnóstico sobre las necesidades de capacitación por sectores,
regiones y tamaños de empresa, procesando y difundiendo esa informa- 1
ci6n, estimulando y subsidiando la formación de empresas de capaci-
tación, avanzando en indicadores que permitan evaluar resultados
y calidad de la capacitación. Aunado a ese papel articulador que busca
armonizar oferta y demanda de capacitación, cabe también regular con-
tenido, calidad y pertinencia de tales actividades y mejorar los incen-
tivos para fomentar la capacitación en empresarios y trabajadores.
Estas tareas se realizarán con menor costo y mejores resultados, si se
actúa en instancias tripartitas, con organizaciones empresariales y de
trabajadores.
Las medidas posibles son variadas: otorgar incentivos a las empre-
sas que capaciten a su personal, para compensarles la eventual externa-
lidad negativa que limita la inversión privada en este rubro; tomar
medidas de promoción, información y sensibilización para acelerar el
uso de los incentivos a la capacitación y para introducir prácticas más eñ:
cientes de gestión de recursos humanos y relaciones industriales más
cooperativas; racionalizar la oferta de capacitación, impulsando la oferta
privada, y concentrando el esfuerzo público en lograr que la capacita-
ción y los oferentes de ella se vinculen más estrechamente con el siste-
ma productivo y sus necesidades futuras; asegurar tanto la calidad como
la relevancia de los cursos ofrecidos, estableciendo mecanismos de
certificación de la formación impartida; e impulsar y financiar la oferta
de capacitación hacia grupos de trabajadores marginales, cesantes, o de
pequeñas empresas, normalmente desatendidos por estos programas.

Reconversión productiva y laboral


En periodos de globalización, la reconversión productiva y ocupacio-
nal es parte integrante de la estrategia de inserción internacional y de
desarrollo productivo, en tanto debe complementarse el fomento de sec-
tores dinámicos con la reconversión de sectores rezagados. Será necesa-
rio ir desarrollando una capacidad de reconversión concertada y antici-
pada en sectores o regiones de competitividad amenazada, con acciones
que faciliten la reasignación de recursos hacia actividades con mayor
futuro, buscando tanto minimizar el costo social de esa reasignación
como preservar, modernizar y reorientar capacidades laborales y empre-
sariales.
l
La inversión, por tanto, estará afectada por procesos de reconversión
productiva. Ello plantea un nuevo escenario para las políticas de empleo,
desde un recorrido fijo, predecible y asegurado dentro de una em-
presa hacia modalidades más flexibles intraempresas y fuera de ellas.
I Coherente con lo anterior, las formas de protección laboral debe-
rán transitar de la regulación que protege el puesto hacia la protecn'dn
de los ingresos en momentos de tránsito de un puesto a otro. Desde esta
perspectiva, el derecho al empleo será cada vez más sinónimo del de-
recho a la capacitación, en tanto ésta podrá dotar a los trabajadores de
las habilidades demandadas por los nuevos empleos.
El gradual cambio en la demanda de calificaciones exige versatilidad
y especialización flexible, lo que plantea singulares desafíos a las poli-
ticas de educación y capacitación. En tal sentido, colabora con una
Globalizacion y espacios a una (iaiisf~itiiacjhiiprodiictiva coi1 cquidad 259
competitividad flexible la posibilidad de establecer un sistema integra-
do que ligue funcionalmente el sistema de capacitación, las políticas
de reconversión, un seguro de desempleo y el perfeccionamiento de la
información en el mercado del trabajo, con oficinas municipales que
concentren la información de empleo y capacitación." "...

Equilibrios macroec~nomicos
Un mal balance del progresismo
Profundizar la búsqueda del "casillero vacío", sugerida por Fajnzylber
en sus trabajos pioneros sobre transformación productiva y equidad,
es el gran desafío del progresismo latinoamericano. Contamos con el
triste récord de detentar las distribuciones del ingreso más concentra-
das del mundo, así como la ausencia de experiencias nacionales con
periodos prolongados de aeumiento con avances distributivos. La razón
de ser del progresismo es la equidad y su actual desafío es encontrar
políticas e instrumentos redistributivos eficaces, que no conspiren
contra el crecimiento ni contra la estabilidad macroeconómica, como ha
sido el grueso de las experiencias del progresismo en el poder. Inflación,
mercado negro, corridas contra la moneda, uisis fiscales, cambia-
rias y finalmente crisis políticas, parecen ser los signos trágicos de la
economía política de la izquierda latinoamericana. Como condu-
sión: el sesgo sistémico contra la redistribución en una economía de
mercado se ve agravado por los errores de la izquierda; la gestión eco-
nómica de la izquierda alejó sus posibilidades de éxito. Sistemáticamen-
te se impuso la tragedia griega del cambio social.
La izquierda latinoamericana en el gobierno pocas veces tomó en
serio la letanía del coro griego que anunciaba lo inevitable. Con la I

perspectiva del tiempo, hoy es posible señalar las fallas gmesas de la iz-
i
quierda en economía. Por falta de espacio, sólo listémoslas: subestima-
ción de los temas monetarios y financieros; actitud complaciente con a
la inflación y el déficit fiscal; uso de los precios con fines redistribu-
tivos; redistribución del ingreso, apoyada básicamente por el lado de
la demanda, sin acompañamiento efectivo por el lado de la oferta;

'Ello significa, por ejemplo, que los seguros de desempleo financien la capacitación
de trabajadores afectados por procesos de reconversión productiva, reorientando sus
capacidades laborales hacia actividades dinlmicas. Por cierto, esto requiere una estre- 1
cha coordinación público-privada, para acceder a información relevante y gestar progra-
mas de capacitación que sean pertinentes.
sobrevaloración de las posibilidades efectivas del sector público y vista
gorda ante sus ineficiencias; desprecio o subestimación del mercado
como instrumento asignador; omisión de las restricciones que supone
el contexto internacional; subvaloración del efecto de las expectativas
en la evolución de los agregados económicos y, en fin, gestión feu-
dalizada de las empresas públicas, respondiendo a cuotas de poder.
Con tal instrumental, no es extraño que se cayese en prácticas po-
pulistas. En la fase inicial, los resultados mostraban notables mejonas
en empleo y salarios reales, ante incrementos en la demanda interna
inducidos por mayor gasto público, financiados con mayor uso de reser-
vas internacionales o endeudamiento y aprovechando la capacidad insta-
lada. De ese modo, crecimiento, empleo y salarios al alza e inflación
a la baja, constituían la tentación para no oír al coro griego, el que aler-
taba sobre la evolución de balanza de pagos y reservas, el excesivo uso
de la capacidad instalada, salarios que crecen por encima de la produc-
tividad, gasto fiscal en ascenso.
Luego de no más allá de 18 meses, el marco económico estaba
dominado por un excesivo crecimiento de las importaciones, aumen-
to de la tasa de inflación, brecha considerable entre tipo de cambio
oficial y paralelo. El inevitable ajuste económico era típicamente poster-
gado, alegando causas sociales. Enfrentado a una aisis económica que
se agudizaba, tardíamente se optaba por un mini-ajuste que ya no era
respuesta frente a la magnitud de los desequilibrios: el miniajuste re-
sultaba inoperante y activaba la inflación. Lo único que se había logra-
do era generar las condiciones para maxiajustes que resultan traumáti-
cos para la economía y dramáticos para los grupos populares.
De este modo, algunas lecciones relevantes pueden ser las si-
guientes:
Valorar el crecimiento. Es indiscutible que el crecimiento por sí sólo
no garantiza la equidad pero es todavía menos discutible que sin ueci-
miento, esa posibilidad de avance no existe.
Vigilar los equilibrios macroeconómicos. Es posible y necesario deba-
tir sobre las modalidades y costos asociados a diversas opciones de
equilibrio, pero éstos deben de una vez por todas quedar incluidos en la
agenda económica de la centroizquierda como rasgos de sensatez,
modernidad y pericia técnica. Por de pronto, desequilibrios marcados
en este ámbito siempre terminan en costos severos para los grupos más
desfavorecidos, estimulando procesos de concentración del ingreso y de
la riqueza.
Subirle el pafil a los temas de equidad, reposicionando el tema de la
distribución del ingreso en el debate regional. Para ello, es necesario
mejorar los diagnósticos sobre lo acontecido y sobre las propuestas
actualizadas y viables que puedan operar en contextos de economía
abierta, con predominio de decisiones privadas.
Redistribución que no amenace el crecimiento ni la estabilidad. El progre-
sismo no puede abandonar ni bajarle el perñl a sus banderas de redis-
tribución pero siempre debe estar preocupado por el financiamiento de
sus propuestas, esto es, un financiamiento no inflacionario, que no dañe
la dinámica de crecimiento ni afecte las expectativas de los inversionistas.
Los equilibrios macroeconómicos importan El progresismo enfrenta el
trauma de la inflación y del desborde fiscal y debe mostrar que ha
aprendido la lección. El neoliberalismo subvalora el déficit en cuenta
comente cuando deriva de excesos en gasto privado. Ambos casos con-
ducen a desequilibrios costosos en empleo, salarios y producción.
Evitar el atraso del tipo de cambio. El atraso del tipo de cambio es letal
para las actividades productivas exportadoras o sustitutivas de importa-
ciones; estimula además el endeudamiento externo y puede conducir
a debilitamientos severos en el sistema financiero, como lo demostró la
experiencia chilena y argentina de finales de los setenta -"la plata dulceu-
y la experiencia mexicana de mediados de los noventa.
Los controles de precios son ineficaces para controlar la inflación. En
condiciones de inflaciones elevadas, los acuerdos o pactos de precios
e ingresos tienen sentido sólo si van acompañados de políticas fiscales
y monetarias responsables. En tal caso, pueden ayudar a reducir la
inflación, minimizando los costos recesivos. En ausencia de responsa-
bilidad en las políticas de gasto, el control de precios conduce a distor-
siones gigantescas en precios relativos, escaseces de productos clave y
mercado negro. Si en tales condiciones, y sin atacar las raíces de la infla-
ción, se intenta defender el consumo popular con subsidios a la "canas-
ta popular", el resultado inevitable será acentuar el mercado negro y
transferir importantes subsidios a comerciantes y especuladores, oca-
sionándole pérdidas cambiarias o fiscales al sector público que acen-
túan los desequilibrios.

Equilibrios macroeconómicos y debate con el neoliberalismo 1


1

Preservar los equilibrios macroeconómicos no es condición suficien-


te para el crecimiento y menos aún para una transformación productiva,
i
pero sí es condición necesaria y permanente. Lo anterior, en rigor, sólo
corresponde al reconocimiento de que la capacidad productiva existen-
te y la disponibilidad permanente de divisas imponen límites reales a
la gestión económica. Un entorno macroeconómico de equilibrio fiscal,
inflación baja y estable o dedinante, un déficit moderado y sustentable
en cuenta comente y un nivel de producto efectivo que no sobrepase .
excesivamente su nivel potencial, aparece como el escenario más favo-
rable para alcanzar tasas de inversión elevadas y aumentos sostenidos
en la productividad de los factores.I0
Un corolario de lo anterior es que debe fortalecerse el vínculo instru-
mental y evaluativo de conjunto entre la política macroeconómica y
las políticas de desarrollo productivo, en la medida en que el aumento
en la productividad, unido con una gestión macroeconómica adecuada
y políticas horizontales, puede verse estimulado con políticas de difusión
tecnológica, de capacitación y de articulación productiva, vinculando
las PYMES a las cadenas exportadoras.

El equilibrio macroeconómico no se reduce


a la tasa de inflación y al equilibrio fiscal
En México, la obsesión de igualar la inflación interna con la de los socios
del n c A N llevó a "aprovechar" el atraso cambiario en esta tarea, con-
fiando en que los flujos externos cerrarían la brecha externa, sin contra-
tiempos.ll Los resultados mostraron tanto el peligro de los atrasos
cambiarios como la superioridad de avances graduales pero persisten-
tes en la reducción inflacionaria, apoyados en incrementos en ahorro
interno y productividad.
Existen áreas económicas que no admiten la presencia de desequi-
librio~severos o precios equivocados, pues ello afecta el funcionamien-
to global de la economía, con una pronta secuela de inflación elevada
o aisis de balanza de pagos. La gravedad o persistencia de estos proble-

lo&[, por ejemplo, la mantención de atrasos cambiarios y su contraparte, desequi-


libnos en cuenta comente, puede ser menos grave si es que los recursos externos se onen-
tan preferentemente a fortalecer la productividad en el sector transable. Ello quiere
decir que similares montos de déficit en cuenta comente serán menos delicados, dado
1
que la mayor productividad compensa el atraso cambiario, manteniendo la rentabilidad
en las actividades exportables y sustitutivas de importaciones. Por cierto, aumentar la pro-
ductividad sin tales desequilibnos es un escenano daramente menos nesgoso.
l'&í fue posible llegar a 1994 con una inflación de sólo 7%, a costa de una caída de
l 20% en el tipo de cambio real, respecto de 1990, y un déficit en cuenta comente de 8%
del PIB. Para 1995, el PIBcaerá 5% y la inflación bordeará 40% con una situación social
y de empleo deplorable.
Clobalizauóii y espacios a tina tr~~nsforinaiion
productiva con rq~iidad
mas conduce prontamente a estancamiento o rebotes inflacionarios, 1
estimulando la especulación antes que la inversión y el creamiento. Muy 1
pronto se vuelven imperiosas políticas correctoras que pueden acarrear ,
recesión y desempleo.
En rigor, la preservación de estos equilibrios no representa un
objetivo en sí mismo sino un instrumento insustituible para estimular
la inversión y el crecimiento y, con ello, la generación de empleo pro-
ductivo y el aumento sostenido en los salarios reales. Para que estos sala-
rios puedan crecer efectivamente de modo sostenido, su incremento
debe acompasar al de la productividad, la que a su vez depende del
nivel de la inversión. En otras palabras, a mayores incrementos en la
inversión y la productividad, mayores podrán ser los aumentos en el
salario real, sin generar presiones inflacionarias.I2
La mantención de los equilibrios macroeconómicos -inflación baja
y declinante, ahorro fiscal, fomento del ahorro e inversión, estimulo
a la productividad y defensa del tipo de cambio real- constituye un
requisito básico de la competitividad. Inestabilidad cambiaria, por
ejemplo, aumenta los costos de transacción, acentúa la incertidumbre y
puede frenar la inversión. Desde una perspectiva más amplia, el desa-
fío de inserción internacional, exige perseverar la estabilidad ma-
croeconómica. Ello significa pasos adicionales en la diversificación
comercial y en la apertura financiera, si bien con los necesarios resguar-
dos de gradualismo, diversificación de cartera, cobertura de riesgo y
fondos de estabilización que permitan reducir la transmisión de ines-
tabilidades externas a la economía doméstica.
Cuando se examinan las experiencias exitosas de crecimiento en la
posguerra se detecta invariablemente la confluencia de un incremento
sostenido en el coeficiente de inversión13y una tasa de inflación baja
(no superior a un dígito). Sin inversión sostenida, no hay crecimiento
"Es esta relación de causalidades la que permite legítimamente señalar que el creci-
miento elevado es el principal instrumento para reducir la pobreza, en tanto genera aumen-
tos de empleo y de salarios que aumentan el ingreso familiar, induido el de los grupos
en situación de pobreza. No se deduce de allí que el crecimiento baste para reducir la
pobreza ni menos que pueda por sí solo mejorar la distribución del ingreso. Es necesario
complementarlo con adecuadas políticas sociales y de fomento productivo que rnodi-
fiquen el efecto distributivo del crecimiento; sin embargo, en ausencia de crecimiento, la 4
repercusión de tales políticas será marginal.
I3En situaciones de economias abiertas que buscan fortalecer su competitividad, inte-
resa que el aumento en el coeficiente de inversión en capital físico esté adecuadamente
acompañado de inversión en capital humano -educación y capacitación-, en tanto la I
gradual modernización de las actividades productivas va planteando una demanda en
ascenso por trabajo calificado.
posible y con inflación elevada, se reduce la productividad de la inver-
sión. En tal sentido, dotar a los bancos centrales de una efectiva auto-
nomía, liberándolos de financiar al sector público, ha mostrado ser de
gran utilidad para reducir los índices inflacionarios. En tanto tal auto-
nomía no conspire contra la armonía global de la política económica,
es una innovación institucional que facilita la estabilidad y el creci-
miento.

Un mayor esfieno de ahorro e inversión


La transformación productiva requiere una elevación sustancial de la tasa
de inversión, y por lo tanto, también de sus fuentes de financiamiento.
Un aspecto medular de la eficacia de la política económica es su con-
tribución a elevar los niveles de ahorro e inversión, de manera que un
test crítico de tal eficacia es su capacidad de facilitar un acceso estable
a los flujos externos, induciendo aumentos constantes en la inversión
por encima de los permitidos por el nivel de ahorro nacional. Surgen
aquí dos temas centrales: uno, estabilizar tales flujos externos, de modo
que los inversionistas puedan planificar sus proyectos de inversión sobre
la base de flujos externos predecibles y, dos, asegurar que efectivamente
el ahorro externo actúe como complemento del ahorro nacional, cana-
lizándose hacia actividades de inversión productiva.
En efecto, las estimaciones econométricas sugieren una influencia
negativa del nivel de ahorro externo sobre el ahorro nacional, con un
efecto mayor cuando el ahorro externo aumenta respecto de su valor de
tendencia.14 La respuesta negativa del ahorro nacional a variaciones
cíclicas del ahorro externo está indicando que la complementariedad
I
entre ahorro interno y externo no es automática y que debe buscarse
con políticas específicas. Una de ellas responde a las formas de inserción
en los mercados financieros internacionales, materia que no es neutra
I
respecto de su incidencia en los niveles de ahorro nacional.
La complementanedad entre ahorro externo y ahorro nacional no es
espontánea, debiendo ser inducida por políticas explícitas. Exige esfuer-
zos sistemáticos para lograr que el nivel de los fondos recibidos pueda
1
ser absorbido eficientemente por la economía, sin daño a la estabilidad
) macroeconómica global, por una parte, y por otra, que la estructura de
ellos privilegie los recursos vinculados a la inversión productiva, particu-
1 l4 De acuerdo con ellas, un aumento del ahorro externo en un punto porcentual res-
pecto de su nivel de tendencia reduce el ahorro nacional en alrededor de medio punto
porcentual del producto [CEPAL,1996, FCE].

Cloi)alizdri<iny esp,~tiosn uria t i . ~ l i ~ ~ 0 1 ~ i l . l ~ ~mi


~ . pcqiiiddcl
~c!d~~ti~~ 265 *a
1
lamente en la producción de transables que aseguren la capacidad de
repago.
Reforzar tal complementanedad demanda cautela que los fondos
ingresados se orienten a la inversión productiva; limitar las filtracio-
nes excesivas hacia las operaciones bursátiles y frenar aumentos per- ,,
sistentes de las importaciones por encima del incremento de las expor-
taciones. Un accionar oportuno y correctivo en estos ámbitos evita
acumulación insostenible de deuda y otros pasivos y libera, por tanto,
de costosas decisiones de ajuste, una vez que explotan las "burbujas
financieras".
En síntesis, inducir mayor complementariedad entre ahorro exter-
no y ahorro nacional exige prestar atención a los siguientes campos de
la política económica: i) mantener un nivel de déficit en cuenta comen-
te "sustentable" como porcentaje del PIB, esto es, compatible con las
variables de tendencia de la economía nacional y del sector externo y
preservando un tipo de cambio real que no erosione la competitividad
de los sectores transables y que otorgue permanencia en el tiempo a
esa entrada de capitales; ii) adecuar la dinámica del gasto interno a esa
cuota del défiat en cuenta comente y al aecimiento del producto, me-
diante la política monetaria y fiscal; iii) gestionar la integración finan-
ciera a los mercados internacionales como un proceso gradual orientado
a inclinar la composición de los flujos externos hacia la inversión extran-
jera directa y otros flujos de mediano y largo plazos, recurriendo a
desincentivos a los capitales de corto plazo.
Además de elevar el ahorro, es necesario mejorar la eficacia de la
intermediación y de la asignación de los fondos de inversión. Para ello
es importante una política de profundización y complementación
financiera que permita incorporar al máximo de la población al ahorroI5
y que abra el acceso al mercado de capital a segmentos mayoritarios
de miaoempresas y PYMES, las que concentran el grueso del empleo en
la región.
Esta política de profundización financiera, por ejemplo, podría
ampliar las opciones de financiamiento para las inversiones en capital
humano, particularmente de los grupos de menores ingresos. Desarrollar
'5Variadas experiencias muestran que aun sectores de bajos ingresos están dispues-
tos a ahorrar si, además de una tasa de interés atractiva, mediante su ahorro, pueden I
mejorar su acceso a bienes o s e ~ c i o de
s alta valoracián. Ejemplos se encuentran en el
ahorro previsional, ahorro previo para acceder a un subsidio habitacional o en formas de
copago por pavimento comunitario, constmcci6n de canchas deportivas o áreas verdes en 4
sectores poblaaonales, etc. Un mecanismo aún no explorado y probablemente impor-
tante es el ahorro previo para acceder a subsidios en la educación superior de los hijos.

266 , . Osvaldo Rosales,,


!
las restricciones externas, se ha canalizado en forma desproporciona-
da al consumo y ha desplazado el ahorro nacional en todas sus formas.
Privilegiar la inversión y el ahorro otorga una orientación a la
política económica, buscando que la preservación de los equilibrios
macroeconómicos no se consiga a costa de perjudicar las decisiones de
inversión vinculadas a la transformación productiva. En el actual con-
texto de reorientación de la estrategia de desarrollo en la región, donde
se busca exportar más y mejor, la política económica debe contribuir
a la estabilidad de las reglas del juego, otorgando prioridad a los incenti-
vos a la inversión productiva y a las exportaciones. Hacia allá deben
estar orientadas las señales precisas de mediano plazo: inversión para
expandir la capacidad exportadora, para reestructurar y racionalizar los
sectores productivos de mbros importables y no menos importante,
para favorecer la inversión en recursos humanos.
Para que el desempeño de los agentes económicos esté orientado
por estas señales, debe hacerse el esfuerzo para que las variables eco-
nómicas fundamentales respondan a movimientos permanentes en los
factores que las ocasionan, filtrándoles aquellos cambios que responden
a movimientos especulativos, shocks externos transitorios o a situa-
ciones de muy corto plazo.
Los mercados financieros tienden a sobrerreaccionar,acentuando la
intensidad de los cidos y la vulnerabilidad de la economía real frente
a los movimientos financieros. Así como los capitales externos pueden
favorecer el crecimiento y la estabilidad, como en América Latina
entre 1991 y 1994, también con su comportamiento acentúan ciclos
negativos, como en el bienio 1998-1999, forzando caídas de actividad
y empleo, ajustes de salarios y precios superiores a los estrictamente nece-
sarios para retomar la senda del crecimiento.
Los mercados financieros de corto plazo hacen pocas distinciones
intrarregionales y tienen un fuerte componente procíclico. Es decir,
financian los excesos de gasto, acentuando los desequilibriosy emigran
ante la menor señal de difícil manejo, gestando crisis de liquidez y
dejando al descubierto la fragilidad de los equilibrios apoyados en capi-
tales de corto plazo. Con ello, la corrección de los errores de política
económica debe hacerse con menor ingreso externo, acentuando el
efecto adverso.
La sensatez macroeconómica aconseja filtrar al máximo los movi-
mientos financieros hacia la economía real, buscando transmitir sola-
mente aquellos cambios permanentes. Dado que los movimientos
financieros son cada vez más determinantes en la definición del tipo de
cambio y la tasa de interés, a veces pasando por encima de adecuados
valores en las variables macroeconómicas fundamentales, la política
cambiaria y de tasas de interés no puede quedar librada a la volatilidad
de los mercados financieros internacionales. Por cierto no es fácil dis-
criminar entre movimientos transitorios y permanentes pero lo peores
suponer que todos los movimientos de corto plazo son permanentes.
La ausencia de un marco regulatorio apropiado internacional justi-
fica la adopción de medidas nacionales orientadas a controlar las bonan-
zas que las autoridades consideren insostenibles, en especial mediante
la imposición de encajes a pasivos externos, utilizados con relativo éxito
en Colombia y Chile. La desregulación financiera excesiva y la apertura
indisuiminada de la cuenta de capitales termina transmitiendo toda la
volatilidad de los mercados financieros a la actividad productiva. Con
ello, el tipo de cambio real otorga señales contrarias a la moderniza-
ción productiva, con lo que la inestabilidad del crecimiento afecta el
dinamismo de la inversión.

Una visión de conjunto


Alcanzar un crecimiento sostenido del producto, sujeto a las restriccio-
nes de la capacidad productiva y de la disponibilidad sustentable de
divisas, exige un manejo consistente del conjunto de instrumentos
monetarios, financieros y cambiarios, así como de los agregados tribu-
tarios y de gasto gubernamental.
Un crecimiento sostenido del producto significa regular la expan-
sión del gasto de acuerdo con el incremento en la capacidad produc-
C
tiva, esto es, vigilar que el producto efectivo no sobrepase en demasía
al producto potencial. Cuando éste es sobrepasado excesivamente o por
I
periodos largos, el ajuste en el gasto se hace inevitable, conduciendo
a marcados ciclos en la actividad económica. Esto afecta los niveles de
ahorro e inversión y con ello limita el propio desplazamiento de la
1
frontera de producción (ingreso potencial).
La experiencia de MGco en 1934-1995 muestra la importancia de
' mantener una visión de conjunto sobre los equilibrios macroeco-
nórnicos, privilegiando avances graduales y equilibrados, y por lo mismo
sustentables, en la consecución de tales equilibrios. En varios casos, los
, ideólogos financieros abandonaron tal visión, extendiendo prematu-
ros certificados de madurez y consolidación macroeconómica a situa-
ciones que seguían siendo muy vulnerables.
f Glohalizació~iy espacios a ~iiiatraii~forindci0nproducuvd ccin equi<líid S 269
neraciones y mayores recursos públicos destinados al gasto social. La
difusión social de los beneficios del crecimiento mejora cuando se le
acompaña con políticas agresivas de educación, capacitación y estímu-
lo a la productividad e incorporación tecnológica.
La equidad es más que reducir e incluso eliminar la pobreza. Es
fundamentalmente igualdad de oportunidades, movilidad soaal y fin a
las discriminaciones. Requiere el fortalecimiento de la sociedad civil,
sobre la base de estimular su protagonismo, el asociativismo, la partici-
pación ciudadana y fomentar el desarrollo de instituciones que facili-
ten el diálogo entre actores sociales.
Conviene diferenciar entre políticas sociales compensatoriasy otras
de acceso. Las primeras se orientan a enfrentar la situación &tica de
grupos más vulnerables e impedidos total o parcialmente de mejorar su
situación personal con empleo productivo. Induye infancia en condi-
ción de pobreza, tercera edad, minusválidos, drogadictos, etc., que
requieren un trato focalizado y específico, así como un mayor privile-
gio en la preocupación ciudadana por razones de integración social.
Las segundas son las políticas más vinculadas a la modemización
productiva. El eje para derrotar la pobreza es la actividad productiva, la
calidad del empleo y la modemización de las relaciones laborales. En
ese sentido, es necesario favorecer y reforzar el potencial de crecimien-
to nacional y de mejoramiento de ingresos para muchas familias que
significa la incorporación de jóvenes y mujeres a la fuerza laboral. Ello,
además de adecuar las modalidades de capacitación, supone abordar
las necesarias modificaciones en la legislación laboral para incorporar
jornadas más flexibles, abriendo espacio a la jornada parcial, por obras
o faenas, buscando consagrar su cobertura previsional y de seguridad
L social.
Debe facilitarse la incorporación de la mujer a la fuerza de trabajo,
avanzando en planes de igualdad de oportunidades para la mujer. En lo
laboral, esto significa un compromiso por avanzar seriamente en supe-
rar las discriminaciones salariales, de acceso a puestos de dirección,
I
de representación sindical y de acoso sexual en el trabajo que afectan
1
a las mujeres trabajadoras. Significa también rediseñar instrumentos
de protección al trabajo femenino, evitando su transformación en desin-
centivos a la contratación de mujeres.
Los programas de superación de la pobreza debieran reforzar un
trato integrado de inversiones productivas, servicios e infraestructura en
las zonas geográficas más atrasadas, buscando democ~atizarla capaci-
dad emprendedora, con criterios de reconversión y readecuación de las
políticas sociales tradicionales.
I (;lohalización y tspaiios a iiiia transforins~ionproductiva coi1 cqiiitlacl 27l
Otros ámbitos uuciales de las políticas de integración social se
relacionan con: i) mejorar el acceso de los pobres a la justicia y pro-
mover la figura del defensor de los derechos del pueblo, como protec-
ción ante la indolencia, el maltrato y la burocracia estatal; ii) abordar
la temática juvenil como un ámbito de política e integración social,
alentando formas innovadoras de participación juvenil en esta tarea;
iii) abordar un proceso gradual pero persistente de incremento real en
las pensiones y en los recursos públicos asignados a la atención de la
tercera edad, gmpo caracterizado por condiciones de pobreza extrema.

Reforma de las políticas sociales


...
Crecimiento elevado y estable es parte central de la tarea pero no basta.
Su complemento son políticas sociales eficaces y de amplia cobertura;
políticas de desarrollo productivo que reduzcan las heterogeneidades
tecnológicas y de ingresos e instituciones de diálogo, participación y
concertaaón social. Crecimiento, políticas sociales renovadas y políticas
de desarrollo productivo deben mejorar su articulación con los proce-
sos de descentralización y participación social, sin los cuales la equidad
resultará menoscabada.
Además de mejorar la focalización de las políticas sociales, estimu-
lando la organización de los beneficiarios, parece necesario conceder ma-
yor preocupación a la orientación productiva de la inversión social. Mejorar
las habilidades de la actual fuerza de trabajo, crear habilidades produc-
tivas para los jóvenes que ingresan a ella y favorecer las condiciones de
acceso de la mujer al trabajo, son áreas que permiten un vínculo estrecho
entre capacitación, empleo y mejores condiciones de vida para las mayo- 1

rías, incrementando la productivi,dad de los grupos más pobres y mejo-


rando su inserción en la fuerza de trabajo de modo permanente.
Otro eje central en la reforma de las políticas sociales alude a una
mejora drástica en la eficiencia de su accionar. En efecto, es conocido que
los sectores sociales operan con una restricción de recursos que a veces
limita severamente su eficacia. Lo que es menos debatido es que en !
buena parte de estos sectores se podrían conseguir mejores resultados ,
con mayor descentralización y flexibilización de las operaciones, ligando
recursos a desempeño y mejorando la coordinación entre institucio-
nes. Dicho de otra forma, la modernización en la gestión de las polí-
ticas sociales, mejorando la productividad en el uso de los recursos,
puede llegar a constituir una condición necesaria para tener acceso a
mayores cantidades.
m cOsvald<~Hos.11cs t
En muchos casos se detecta ineficiencia en la gestión, burocracia
excesiva, recursos desvinculados del desempeño, dificultades para lle-
gar a los sectores más desfavorecidos, deterioro en la calidad del senri-
cio y comportamientos corporativistas que confunden la defensa de
intereses particulares con la política nacional del sector.
Hay una lista amplia de temas en la agenda social, sin criterios pre-
cisos para asignar los recursos a las efectivas prioridades. Las intervencio-
nes relevantes requieren un mínimo crítico de esfuerzos y recursos,
además de la necesaria coordinación entre los diversos organismos pú-
blicos, requisitos que no siempre están presentes. Por otra parte, los
mecanismos e instancias de participación organizada de la comunidad
deben ser estimulados de modo más sistemático e incorporados en el
diseño y evaluación de las políticas sociales. En particular, el estimulo ..
a la organización juvenil debe ser abordado con más energía e imagi-
nación.
En salud, vivienda y educación, es necesario abrir más espacio a la
descentralización y autonomía de los servicios, conciliando esto con
la obligación irrenunciable del Estado de velar por la igualdad de opor-
tunidades. ,
En educación, por ejemplo, existe consenso sobre la urgente nece-
sidad de contar con una educación de mejor calidad y más pertinente
con los desafíos actuales; de mejorar la equidad en el acceso a ese tipo de
educación y de diversificar y ampliar las fuentes de financiamiento. Con-
seguir nuevas opciones de financiamiento educacional es imprescin-
dible, dada la magnitud del desafío, el que sobrepasa la capacidad finan-
ciera del sector público y debe ser complementado con financiamiento
privado.
, El diseño de estas políticas debe ser cuidadoso, buscando que sea
I un aporte efectivo a la calidad, pertinencia y equidad del esfuerzo
educativo. No sería aceptable que las diversas formas de aporte privado
contribuyesen a acentuar las inequidades del sistema, con una segre-
gaaón social entre educación de primera y segunda clases. Tales formas
de financiamiento deben permitir disaiminar positivamente en favor de
l
los sectores de mayor riesgo educativo.
l Una administración pública centralizada no puede diseñar, gestio-
nar y evaluar políticas y programas sociales que se llevan a cabo en
medios heterogéneos social y geográficamente. Ello implica la necesidad
de ir traspasando gradualmente responsabilidades, financiamiento y
capacidad de gestión a los gobiernos regionales y municipales.
, En América Latina las disparidades regionales en el acceso a las opor-
I tunidades del progreso económico son elevadas y con ello las dispari-

I
Globalizaci(jny espacios n una t~aiisfoi~i~~cióii
prodiirtiva riln equidad , S
213
dades sociales se agudizan en las regiones atrasadas. Por ello, la descen-
tralización es un componente central del crecimiento sustentable con
equidad, en tanto que ayuda a integrar los recursos naturales, físicos y
humanos al proceso de desarrollo. Puede y debe colaborar también a
racionalizar el trabajo de los organismos del Estado, buscando favorecer
un vínculo más estrecho entre las políticas sociales y ambientales Con
el desarrollo regional y local, esto es, con las necesidades de las per-
sonas.

Equidad y modernización productiva


Las experiencias exitosas en conciliar crecimiento y equidad destacan por
sus esfuerzos para que la modernización productiva abarque a cada
vez más sectores, que el combate a la pobreza surja más de la modifica-
ción en la estructura productiva y menos de la asistencialidad pública
y que la equidad y la integración social estén presentes en la generación
de empleo productivo y en la promoción tecnológica.
Las experiencias nórdicas1' y las asiáticasls muestran que países en
desarrollo con niveles de ingreso similares o ihferiores a los nuestros,
en estadios comparables de desarrollo, han conseguido en periodos
cortos -de dos a tres décadas- elevados ritmos de crecimiento, reducción
drástica de la pobreza, distribuciones del ingreso más equilibradas y
fuerte integración social.
En tales experiencias destaca el privilegio del crecimiento económi-
co, la estabilidad económica y política, acuerdos sociales de largo aliento
sobre el proyecto-paísy un papel central del Estado en la articulación de
los consensos y el liderazgo del proceso de desarrollo. Dichos acuerdos
4
sociales han concedido importancia centiai al tema de la equidad, ase-
gurando un piso en la cobertura y calidad de los s e ~ c i o de s salud,
educación y vivienda.
Esas experiencias destacan también por su industrialización expor-
tadora, elevados niveles de ahorro e inversión y sólidas políticas de
fomento y difusión tecnológica. También por las políticas de aumento
de productividad, que incluyen tanto las de educación y capacitación,
siempre centrales en el debate nacional y muy ligadas al sistema pro-
I7V4ase 'Trayectorias divergentes. Comparación de un siglo de desarrollo económico
latinoamericanoy escandinavo",en Magnus Blomstrom y Patricio Meller (coords.), Santia-
go, Chile, CIEPIAN-Hachette, 1392.
lBVéase"'he East Assian Mirade. Economic Growth and Public Policy", Banco Mun-
dial, Oxford University Press, 1393.
ductivo, como las orientadas a gestar un tipo de empresa más orien-
tado a la cooperación que al conflicto.

Instilueionalidad y coneertacidn social


Las economías modernas compiten sobre la base de su capacidad tec-
nológica, la calidad de sus recursos humanos e instituciones, su cohesión
social y estabilidad política, apoyada en acuerdos estratégicos entre
los actores sociales del desarrollo. Mejorar esa competitividad sistémica
exige, en primer lugar, enfrentar los niveles de pobreza y de concentra-
ción del ingreso imperantes. Exige también crear o fortalecer las ins-
tancias de participación y negociación entre actores sociales, así como
introducir las correcciones que permitan un diálogo entre actores socia-
les con poder negociador equivalente.
Esto también constituye un requisito para mejorar el funciona-
miento competitivo de los mercados: mejorar la difusión de la informa-
ción, reducir poderes monopólicos u oligopólicos, eliminar rentas no
atribuibles al esfuerzo productivo, mejorar la organización de los
consumidores, son ámbitos que incrementan la eficiencia de los merca-
dos y que sólo pueden conseguirse con actores sociales más organizados.
Un entorno macroeconómico de equilibrio fiscal, inflación baja
y estable o declinante, un déficit moderado y sustentable en cuenta
comente e incrementos salariales que no sobrepasen los aumentos de
productividad, es el escenario más favorable para los aumentos soste-
nidos en inversión, empleo y productividad. Los equilibrios macroe-
conómicos, así entendidos, son esenciales para mantener el buen
funcionamiento de conjunto de la economía y de este modo, favorecer
la estabilidad de precios, la inversión, el empleo y el aumento sostenido
de los salarios reales. Son importantes para todos los sectores pero espe-
cialmente para los más pobres, quienes se benefician directamente
con un crecimiento alto y sostenido -con reducción del desempleo y
aumentos salariales- y son los que más pierden con los ajustes severos,
la inestabilidad o el estancamiento económico.
A medida que las economías van reduciendo sus desequilibrios
macroeconómicos más evidentes, el perfeccionamiento de la gestión ma-
croeconómica va exigiendo innovaciones institucionales que estimu-
len modalidades de flexibilidad y competitividad, compatibles con la
estabilidad. Entre las reformas institucionales de la política económica,
cabe privilegiar aquellas que incrementen la flexibilidad y la competi-
tividad de la economía, desafío válido tanto para el sector público como
para el privado. Por ejemplo, en países con inflación decreciente, es
prioritario que los reajustes de remuneraciones tiendan a alinearse en
torno a estimaciones de inflación futura y de productividad, contribu-
yendo a conciliar aumentos salariales con estabilidad; que el propio
salario vaya incorporando un componente variable de "salario partici-
pativo",*~ ligado a los resultados de la empresa, lo que requiere moder-
nizar las relaciones laborales hacia un esquema de cooperación, lo
que tendría resultados favorables en empleo productivo, competitividad
y equidad.
En el mismo sentido apuntan esquemas de estabilización, ligados al
precio internacional de productos básicos de exportación, que busquen
independizar la política macroeconómica y fiscal, en particular, de los
vaivenes del precio internacional de productos decisivos en la canasta
de exportación.
En materia fiscal es importante avanzar hacia la ejecución de pre-
supuestos de horizonte multianual, imprimiéndole mayor lógica ma-
croeconómica a las discusiones presupuestarias; estableciendo límites
precisos a la expansión del gasto comente; incorporando mecanis-
mos de evaluación pública de los programas de gobierno y fortaleciendo
la coordinación de las instituciones que participan en la recaudación
de impuestos, tales como aduanas, impuestos internos y tesorerías.
La auténtica modernidad reclama defender la autonomía, el espacio
político y la relevancia social de las organizaciones de los trabajadores
y, por tanto, favorece la ampliación de los derechos de sindicalización y
la vigilancia en su cumplimiento. A la vez, asume el desafío de promo-
ver la renovación profunda de los actuales modelos organizativos y
de representación laboral y empresarial, justamente porque se requiere
un mundo laboral moderno, con capacidad de liderazgo y concerta-
ción en los grandes temas del desarrollo nacional.
El neoliberalismo pregona una sociedad de consumidores pero
desecha su organización. Siendo el acceso al consumo un atributo im-
portante de la ciudadanía, no cabe menos que promover la organizaabn
de los consumidores para exigir calidad, seguridad, atención al diente,
y prevención ambiental. Ello es un aspecto cada vez más importante
en la construcción de sociedades democráticas, de modo de contrapesar
el imperio de la publicidad, de los medios de comunicación y de los
grandes conglomerados económicos.
I9Unexamen de costos y beneficios de los "salariosparticipativos",esto es, con algún
porcentaje del mismo variable y ligado a los resultados de la empresa, muestra que
éstos podrían ser un adecuado instrumento para elevar la productividad y el ingreso de los
trabajadores, sin requerir una mayor inversión [CEPAL, 1992, cap. VI].
Los proyectos progresistas adolecen de mayor audacia para utilizar
las potencialidades del mercado, del cambio tecnológico y de la inicia-
tiva individual y colectiva. No se pone suficiente énfasis en la moder-
nización productiva y tecnológica de empresas pequeñas y medianas;
tampoco en las políticas que permitan democratizar la capacidad .
emprendedora y robustecer el tejido empresarial. La reforma educacio-
nal y el montaje de sistemas nacionales de capacitación de amplia cober-
tura, así como la difusión tecnológica, son ejes de la modernización
productiva con equidad. Sin recursos e instituciones adecuadas, efi-
cazmente orientados en esa dirección, el crecimiento con equidad no
pasará de ser una consigna.
El desafío del progresismo es alcanzar los viejos ideales de equidad,
justicia social y participación en un mundo que exige crecer exportan-
do, con claras demandas de competitividad, innovación y flexibilidad,
en un marco de profundización democrática. Para ello ni las opciones
radicales de mercado ni las sociedades autoritarias del "socialismo real"
son alternativas eficaces. En un mundo de globalización y acentuado
cambio tecnológico, los viejos libretos no sirven. Es necesario renovar-
se, de acuerdo con los nuevos tiempos de la economía y la política en
el mundo de comienzos del siglo xxi.

Gobesniibilidad y reformas eeon6rnieas: una visidn de conjunto


Avanzar en los desafíos de la economía global exige una concepción uni-
ficada de las políticas económicas y sociales, apoyando todas las for-
mas de competitividad que estimulen la cohesión social y viceversa.
Esto no significa ignorar los conflictos prácticos entre crecimiento y
equidad, sino más bien tratar de minimizarlos y explotar las numerosas
complementariedades entre ambos, en particular, la disciplina macroeco-
nómica, la inversión en recursos humanos, la generación de empleo y la
rápida difusión del cambio técnico en un amplio universo de empresas.
El crecimiento exige un grado de estabilidad sociopolítica, lo que
implica, a su vez, cumplir con ciertos requisitos mínimos de equidad. De
este condicionamiento recíproco entre crecimiento y equidad se des-
prende la necesidad de avanzar hacia ambos objetivos en forma simul-
tánea antes que secuencial. Tal logro, sin embargo, no aparece como
un resultado automático del crecimiento, dado que éste, por elevado que
sea, no conduce necesariamente a la equidad; tampoco las políticas so-
ciales por sí solas pueden compensar todos los factores de inequidad.
De allí la importancia de las áreas de complementariedad entre ambos
(;lobdizaci/,ii y espacios a una transforinacitjri ~)i.«d~ictiva
con rq~iitlacl 211
los factores y una mayor eficiencia en su asignación. Examinada des-
de estas perspectivas, la política macroeconómica seguida en varios
países de la región ha revelado insuficiencias, si bien se ha conseguido
reducir las presiones inflacionarias y mejorar la situación fiscal [CEPAL,
1996al. . ,.

La idea es que la política económica privilegie una visión de con-


junto de los equilibrios macroeconómicos, de manera que se evite
avanzar rápidamente con respecto a alguno de ellos (por ejemplo, la
rebaja de la inflación) a costa de otros (tales como un abultado déficit
en cuenta corriente, atraso cambiario o elevado desempleo). Además
de baja inflación y estabilidad fiscal, estos equilibrios incluyen no supe-
rar un déficit sustentable en cuenta comente, mantener una tasa de
ahorro interno acorde con el proceso de inversión, preservar un adecua-
do nivel del tipo de cambio real y acercar la demanda agregada a la ple-
na utilización de la capacidad productiva existente [Rosales, 19961.
La factibilidad de tales equilibrios exige que los progresos hacia un
objetivo no afecten a otros hasta el punto de introducir inconsistencias
temporales en la política económica. Así, crecer con estabilidad por la
vía de privilegiar el comportamiento permanente o de tendencia de
las variables macroeconómicas es una forma eficaz de vincular adecua-
damente la gestión de la política económica con las decisiones en mate-
ria de ahorro, inversión, productividad y difusión tecnológica que
supone la transformación productiva.
Retomar tasas más elevadas de crecimiento con efectos más
acentuados en empleo y salarios podría estar demandando un mayor
I
relieve de los temas de competitividad y fomento productivo. Mayores
)
niveles de productividad facilitan avances más sólidos en la estabilidad
de precios y permiten a las actividades transables operar con menores
;
tipos de cambio; reducir la dispersión de productividades mejora la
competitividad sistémica y la capacidad de crecimiento. Esperar que
los incrementos de productividad y su difusión en la economía suj a n
espontáneamente de la conjunción de reformas económicas y estabili-
dad macroeconómica puede ser costoso y demorado. Como al mismo
1 tiempo las cifras muestran una acentuación de la brecha de remune-
raciones entre ocupaciones según el nivel de calificación, privilegiar los
temas de productividad y formación de recursos humanos puede cons-
tituir un vínculo virtuoso para acelerar el crecimiento y mejorar su
efecto distributivo [CEPAL, 19971.
Es preciso reforzar el vínculo entre crecimiento estable y políticas
sociales más ligadas a la política económica y con otras, de fomento
Globalización y espacius a iina tr<insfonnaii(jnproductiva con e<liiitl;id m
productivo, orientadas a fortalecer el tejido productivo y empresarial,
mejorando los niveles de productividad, el acceso a la tecnología y a la
, capacitación de la mano de obra. En ese marco, cabe abordar la reforma
de las políticas sociales como un componente de la actual fase de refor-
mas económicas. Tal reforma, adecuando institucionalidad y gestión,
ligando recursos con desempeño y calidad del servicio, incluye temas de
focalización, descentralización, supresión de programas redundantes,
actualización de otros a realidades geográficas de "pobreza dura" y
fortalecimiento del vínculo con el fomento productivo. Destaca el con-
senso sobre la cenualidad de la inversión en recursos humanos para
enfrentar tanto los desafíos de competitividad como los de equidad.
Abordar los cambios necesarios en el sistema educacional, al lado de
un mayor nivel de recursos, requerirá de modificaciones institucionales
que aseguren mejoras en la calidad y pertinencia de los contenidos
educativos, así como mayor equidad en su cobertura.
Lo importante es instaurar mecanismos explícitos e institucionali-
zados que hagan creíble el vínculo entre crecimiento e igualdad de opor-
tunidades, tales como seguros de desempleo, acceso razonable a salud,
educación y capacitación de calidad, democratizando la difusión del
espíritu emprendedor y el acceso al conocimiento.
La consolidación de escenarios de "pobreza dura", discriminación
étnica, segregación residencial, difusión de sistemas privados de vigilan-
cia urbana, incremento en la violencia urbana así como el desprestigio
de Ia función públiq, son situaciones que afectan gravemente los nive-
les de integración social y de gobemabilidad. Reforzar la gobemabilidad
democrática impone, en este plano, la urgencia de contar con sistemas
judiciales y policiales transparentes, justos y eficaces que restauren la
confianza ciudadana en sus sistemas de justicia, protección y seguridad.
También la de persistir en el avance hacia sistemas políticos plurales y
participativos, capaces de procesar las diferencias y de gestar acuerdos
nacionales en tomo a las principales orientaciones del desarrollo.
Tales acuerdos podrían verse favorecidos con una mayor inclusión
de mecanismos que contemplen una red de segufidad social, reduciendo
los costos de la transición y anticipándose a costos de reconversión
productiva y laboral. Del mismo modo, la profundización democrática
debiera irse reflejando en fortalecimientos institucionales que estimu-
len la práctica del consenso político y refuercen la gobemabilidad. En
ello, la modernización y tecnificación de la institucionalidad política y
legislativa puede desempeñar un papel decisivo, reforzando el debate
280 c . Osvaldo Rosales
informado sobre el presupuesto, las opciones de política económica,
las posibilidades de la política social y la evaluación de los avances en la
propia modernización del sector público.

Bibliografía
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Osvaldo Rosales
obalización: factores determinantes,
tendencias y coi~tradicciones.
La economía del aprendizaje

Leonard Mertens
Laura Palomares

Un término que ha recobrado importancia en el análisis de los fenó-


menos económicos macro y micro en la última década es el aprendi-
zaje; considerado la base de la innovación que a su vez es el factor deter-
minante para lograr un crecimiento sostenido de la productividad, y
con ello de la acumulación capitalista.'
El aprendizaje de las organizaciones, tanto en el nivel micro como
sectorial y macro, ha abierto como concepto un abanico amplio y de
dimensiones múltiples para poder interpretar la complejidad d e las
tendencias económicas actuales. Sale del marco de análisis estructural
tradicional de las relaciones económicas. Es el intento de explicar lo que
en el análisis económico generalmente es considerado como factor
exógeno, como caja negra, n o obstante que se reconoce como la base
del crecimiento económico de las naciones.
El intento de incorporar el aprendizaje y la innovación a la teoría
económica n o es nuevo. Schumpeter ya lo señaló en las primeras
décadas de este siglo, haciendo hincapié en las innovaciones radicales
como fuentes de crecimiento. Para él, la creatividad y el liderazgo del
empresario son la fuente de la innovación; función que por lo regular
solamente en un determinado periodo d e su vida puede cumplir.
"(. ..) solamente es empresario cuando se llevan efectivamente a la prác-
tica nuevas combinaciones, y se pierde el carácter en cuanto se ha puesto
en marcha el negocio" [Schumpeter, 13373. Desde su perspectiva, el
'Los estudios del desarrollo económico adquieren un nuevo sentido a1 incluir la figura de la
empresa y del empresario como elemento esencial de la inversión, innovaciones y cambios requeridos.
debido a los procesos de mejora productiva y por consecuencia, de la elevación de la renta per cápi-
ta [López y Valdaliso, 19991.
que demanda una capacidad en la empresa, que hay que crearla y con-
vertirla en una tradición, generando rutinas, conjugando informa-
ciones y conocimientos (idem).
A partir de la economía evolutiva y las potencialidades de desarro-
llo que encierra la diversidad, se ha dado una revisión y reinterpre-
tación de las teorías de la dependencia y del subdesarrollo estructural;
reconociendo potencialidades y realidades de capacidades tecnológicas
endógenas que pudiesen y debiesen ser tomadas como base de las políti-
cas públicas de fomento al desarrollo económico en el contexto de la
globalización [Deza Vence, 1995; Pérez, 19961.
En la corriente de los evolucionistas aún predomina la idea de que
la innovación es fundamentalmente producto de la acción del empre-
sario o de la gestión de la empresa. Con la teoría de las organizaciones
de aprendizaje, se proyecta el aprendizaje y la innovación en el con-
junto del personal de la organización. La innovación en esta teoría es
vista como producto de un aprendizaje colectivo, de un conocimien-
to integral de la organización.
Las organizaciones de aprendizaje van más allá de los sistemas de
mejora continua en los que los trabajadores de base pueden proponer
innovaciones marginales que pueden acumularse y conllevan a un pro-
ceso continuo de "aprender haciendo". Las organizaciones de aprendi-
zaje aplican de manera sistemática el desarrollo de los saberes de fondo
del personal. Es un saber intuitivo y siempre presupuesto de la acción.
Está en el núcleo de todo aprendizaje e innovación y no puede ser cap-
turado ni tematizado si no es por medio de un esfuerzo metodológico
interactivo [Rojas, 19991. "Para que haya aprendizaje organizacional, los
descubrimientos de los agentes deberán ser codificados en represen-
taciones compartidas o referencias a las teorías en uso en la organi-
' zación" (idem). El aprendizaje de esos saberes de trasfondo no sólo es
un acto transformador sino que puede llegar a ser trascendente, lo que
determina en última instancia la capacidad competitiva de una empre-
sa y de la economía en su conjunto en el contexto de la globalización.
En este escenario, la economía del aprendizaje aparece como un
intento de abrir la caja negra de las relaciones sociales y comunicati-
vas detrás de la innovación. Siendo el aprendizaje en sus distintas formas
una acción -apr& por hacer, aprender por el mor, aprender por explorar,
aprender por investigar, aprender por intmacmr- que tiene como resullta-
do la innovación, estos conceptos requieren ser aplicados a contextos
concretos para adquirir su significado. Y es el momento en que se reve-
lan las contradicciones, obstáculos y situaciones exitosas que integran
Glohalización: faaura deterri~inantrs.teiitleiirias y coiitra~li~cjoiics 285
el mosaico de relaaones sociales y económicas que determinan el apren-
dizaje [Lundvall, 19921. La acción comunicativa, como principal vehícu-
lo del aprendizaje de los saberes de trasfondo, no es ajeno a la relación
de poder; la encierra y puede dar lugar a la no consensualidad entre el I

personal de la organización, obstruyendo el desarrollo de esos saberes


m'ticos [Rojas, 19991.
El riesgo de abrir la caja negra de las relaciones sociales del apren-
dizaje, consiste en cómo darle el justo valor a los diferentes momentos
del aprender, dado que el aprendizaje como un fenómeno de la cotidia-
nidad, se presenta siempre en las organizaciones. El abuso del térmí-
no puede llevar a explicaciones tautológicas. El problema consiste en
encontrar cuáles son los aprendizajes a'ticos y/o profundos que pue-
den dar un salto cualitativo a la innovación tecnológica, organizativa o de
gestión en recursos humanos. Por ello hay que ir poniendo cada uno
de los aprendizajes ante el juicio del análisis, para comprobación de la
importancia en la explicación de la dinámica de la innovación y el cre-
cimiento económico.

Contexto: evolucidn de la productividad y el mercado laboral


El contexto de las economías latinoamericanas es de una heterogeneidad
estructural profunda, que a la luz de la apertura económica se ha agu-
dizado aún más. En el caso mexicano encontramos que en los años
setenta y hasta finales de los ochenta, el diferencial de crecimiento de
productividad entre el sector manufacturero y el conjunto de los seao-
res no agrícolas de la economía, es poco [Brown, 1995; Laos, 19941. Esto
se explica sobre todo por los bajos incrementos de productividad en la '*
industria manufacturera. Cuando estos últimos empiezan a disparar- .:
4
se, logrando cifras de crecimiento anual de productividad total de fac-
tores de 6% entre 1985-1990, y en cuanto a productividad del trabajo
en el orden de 7% promedio anual entre 1990-1998. En el mismo pe-
riodo, la productividad del conjunto de los sectores no agrícolas quedó
totalmente rezagada con una tasa negativa promedio de 0.9% [orr, ,
1998; INEGI]. Incluso dentro del sector manufacturero se observó una
mayor disparidad en el crecimiento de la productividad entre los sub-
sectores que lo conforman, que lo observado en los años setenta
[Brown, 1995; Laos, 19941.
De alguna manera, la explicación de este fenómeno de desarrollo
desigual, se encuentra en la estrategia de mejoramiento de producti-
CUADRO
1
PRODUCTMDAD Y ESTRUCTURA DEL EMPLEO EN AMÉRICALATINA

Sector informal no agrícola*


Crecimiento-productividad (porcentaje del empleo) ",
Actividades no agropecuarias total no agrícola)
1990-1997
(tasa anual %) 1990 1997

América Latina 0.G 51.8 57.7


Argentina 3.6 47.5 53.8
Brasil' 0.3 52.0 60.4
Chile 3.4 49.9 5 1.3
Colombia 1.O 55.2 54.7
Costa Rica -0.4 42.3 46.8
México -0.9 55.5 59.4
- -

Fuente: [orr, 1998).


*El seaor informal no agrícola se define como la suma de: trabajadores independientes,seM-
cio doméstico y trabajadores en empresas pequeñas (menos de 5 o 10 trabajadores, dependiendo la
información disponible) [orr, 19983.

vidad del sector manufacturero, que supone una expulsión de mano


de obra que no fue compensada por la creación de puestos a partir de las
nuevas inversiones. El sector manufacturero en América Latina dejó de
ser generador neto de empleos en los años noventa, porque la estrategia
de productividad estuvo centrada en reducir el excedente en las organi-
zaciones. Se expande el llamado seaor informal como sector de refugio
para muchos trabajadores, con un nivel de productividad bajo, ante la
carencia de competencias transferibles a otros sectores productivos que
1 , demandaban esa mano de obra pero con especialidades.
l En EUA pasó algo similar en la dinámica de productividad en cuan-
to a la evolución del sector manufacturero en comparación con los
demás sectores, fundamentalmente comercio y servicios. El sector
manufacturero tuvo un crecimiento de la productividad de un prome-
dio anual de 3% entre 1990-1996, cuando el sector no agrícola apenas
creció 1% anual. Irónicamente, han sido los trabajadores del sector
manufacturero quienes en EUA encararon situaciones adversas en el
mercado de trabajo, justamente por lo comerciable que resultan sus
productos, con lo que en muchas ramas no se logró traducir el mejo-
ramiento de. la productividad en igualmente mayores remuneraciones
y empleo. Este último vale sobre todo para el personal de baja califi-
Glohalkaci611:factores deicrn~inanrcrs.terideiicias y toiitrnciiccit~iies 'l81
cación, que fue el perdedor en el mercado de trabajo estadounidense
en los años noventa.
Geller sintetiza el efecto de las prácticas de depuración sobre el
mercado de trabajo, de la siguiente manera:
esas innovaciones en la organización del trabajo y la producción
disminuyen aecientemente el coeficiente de trabajo por unidad de
producto, al tiempo que aumenta la intensidad del trabajo en acti-
vidad por unidad horaria los tiempos muertos e improductivos se
reducen por todas partes y el contenido del trabajo es cualitativa-
mente superior al de décadas atrás [Geller, 19971.

La heterogénea evolución de la demanda de mano de obra, tanto


entre sectores transables y no transables, público y privado como entre
niveles de calificación y modalidades de contratación, tiene consecuen-
cias sobre el comportamiento del salario medio en cada uno de estos
sectores en América Latina. Sobre esto en particular, estudios recientes
revelan varias tendencias a la vez, que no necesariamente son divergen-
tes entre sí, sino que se ubican en planos y periodos distintos.
La visión basada en la teoría neodásica de las ventajas comparativas
de Stolper-Samuelson, que postula que en un contexto de apertura eco-
nómica, los salarios y el ingreso en general aumentan para aquellos
factores de la producción en que el país tiene una ventaja comparativa
por la relativa abundancia y disminuye para los factores donde tiene una
desventaja comparativa, por su relativa escasez. El salario se compor-
taría según la posición inicial del nivel de abundancia que la mano de
obra calificada tiene, comparativamente entre países industrializados
y los subdesarrollados: el capital "global" dirige sus inversiones que
,
ocupan mano de obra de baja calificación a los países en desarrollo y los
proyectos que requieren de mano de obra calificada a los países indus-
tializados. En este caso sería la mano de obra poco calificada en America
Latina la que mejoraría sus ingresos, mientras que los trabajadores cali-
ficados verían estancados sus salarios reales.
Siguiendo ese razonamiento se deberfa observar una tendencia hacia
la convergencia entre los diferentes segmentos en el mercado de trabajo,
producto de la mejora de la posición relativa de los trabajadores menos
calificados.
Al ser el sector exportador en el que se genera un mayor aumento
de la demanda de trabajadores no calificados, se produciría en-
tonces una expansión de sus salarios en comparación con el salario
de los trabajadores calificados. Como consecuencia, la liberaliza-
ción debería tender a reducir la dispersión salarial entre sectores y
entre niveles de calificación. De igual modo, la mayor demanda por
trabajadores con contrato temporal debería producir un aumento
de los salarios relativos de este tipo de trabajadores con la consi-
guiente reducción del diferencial salarial respecto de los trabajado-
res con contrato indefinido [Tokrnan y Martínez, 19991.

Para algunos sectores y en momentos en que el ciclo económico ha


sido favorable para la economía del país en cuestión, este compor-
tamiento se ha podido observar, aunque sena muy aventurado hablar de
una tendencia. Tomando el caso de México, ejemplos de tal compor-
tamiento se han observado en la industria metalmecánica, maqui-
ladora de exportación y en el campo con los jornaleros agrícolas. En la
industria metalmecánica, especialmente la automotriz, la apertura
comercial conllevó a que el diferencial salarial con el resto del sector
manufacturero y especialmente con la rama de alimentos, se redujo con-
siderablemente en la década de los ochenta: en 1980 el salario medio
en la industria metalmecánica era casi el doble del salario medio en la
industria de alimentos; en 1992 la diferencia se había reducido 15%
(cálculos propios, basados en INEGI).Este último no por el aumento en
el salario medio del trabajador en la industria de alimentos, sino por la
disminución del salario real en la industria metalmecánica.
En la recuperación después de la aisis de 1995-1996,los salarios de
los trabajadores en la industria maquiladora (considerados empleos
de baja calificación) en el norte del país han aumentado más que los de
la industria manufacturera en general, por la relativa escasez de mano
de obra poco calificada en esa región del país. Mientras, la abundan-
cia de profesionistas en esa región ha debilitado su posición en el mer-
cado de trabajo. De manera análoga, en algunas regiones del pais, joma-
leros agrícolas no calificados, como los cortadores de caíía de azúcar, han
podido mejorar sus salarios reales en los años recientes (1998-1999)
con tasas de crecimiento por encima del promedio de la industria manu-
facturera.
Desde la visión derivada de la corriente teórica económica evolu-
cionista, los mercados de trabajo se comportan de manera dinámica en
función de las trayectorias de innovación tecnológica en las empresas.
En esa perspectiva, son por un lado los paradigmas tecnoeconómicos
los que determinan la calificación de la mano de obra requerida y por
Globaliwcion: factores (ieieniiiiiaiites, tendencias y contradicciones 289
l

el otro, el desarrollo de los sistemas nacionales de innovación que el


país, o determinados sectores y regiones económicas, han sido capaces
de impulsar. El factor explicativo del comportamiento salarial obedece-
ría más a desarrollos socioinstitucionales, vinculados a la innovación
tecnológica y organizativa, que a la abundancia relativa de un factor de ,
la producción, en este caso la mano de obra. La heterogeneidad estruc-
tural que se observa en los mercados de trabajo no se reduce mientras
no se transformen el marco institucional y la cultura aentifica y tecnoló-
gica subyacentes.
Comportamientos en el mercado de trabajo en concordancia con
esta visión se han observado claramente en América Latina:
En materia de salarios no se observa una reducción de los diferen-
ciales salariales sino más bien un aumento, como consecuencia del
mayor incremento de los salarios reales de los trabajadores más
calificados, especialmente en los sectores transables donde más se
redujo el nivel de empleo. (. ..) Desigualdad en materia de pro-
ductividad e ingreso, de protección laboral, de protección social
y, muy en particular, de posibilidades de negociación [Tokrnan y
Martínez, 19991.

En mercados de trabajo específicos, de la industria mexicana o, más


en particular, de las maquiladoras en el norte de Mexico, se ha obser-
vado el fenómeno de un premio por el grado de calificación alcanzado
en años recientes. Las tendencias en los mercados mundiales han condu-
cido a mayores exigencias de calidad, eficiencia, diseños y servicios
posventa. Estas exigencias están requiriendo mayores niveles de califica-
ción del personal. En otras palabras, la generación de una ventaja com-
parativa difícilmente se logrará con mano de obra poco calificada. La pre- i
gunta que surge es: iqué tanto y en qué dirección se está elevando la ,
calificación requerida? $3requiere de un mayor saber técnico espeú- 1

fico o bien, mayores saberes genéricos-básicos y sociales que permi-


ten el aprendizaje continuo?
Sectores de productos transables, induyendo las maquiladoras, han
visto aumentar el grado de calificación requerida del personal, resultado
de las trayectorias de innovación seguidas. La secundaria o preparato-
ria terminada se están convirtiendo para muchas de estas empresas en
requisito mínimo para la selección del personal, cuando antes la pri-
maria o induso menos años de escolaridad, era suficiente. Esa mayor
exigencia obedece en parte a la creciente oferta de mano de obra con ma-
yores niveles de escolaridad lo que permite a las empresas elevar los
criterios de selección y admisión, sin tener que pagar mayores salarios.
Sin embargo, también obedece a las nuevas exigencias del proceso
productivo. Este último se evidencia con el premio a la calificación que
se ha observado mediante la evolución de los salarios de los trabaja- '.
dores con un nivel educativo por encima de la secundaria [Garro et al.,
19971. Premios por el nivel educativo y de formación se han observa-
do también en estudios regionales [CEPAL, 19981.
El elemento común entre ambas corrientes de interpretación es
que explican el comportamiento de la productividad y del mercado
laboral de un país o región a partir de la posición que ocupa en el con-
texto de la economía mundial: o bien por la relativa abundancia de un
factor de producción, o bien, por el desarrollo comparativo de las insti-
tuciones sociales (costumbres, rutinas) que intervienen en la dinámica
de innovación. Las consecuencias para el mercado laboral en América
Latina difieren diametralmente desde una u otra perspectiva: desde la
perspectiva de convergencia hacia la profundización de la heterogenei-
dad estructural.
La comprensión de esta compleja -aparente-, nueva y a la vez
contradictoria cara del desarrollo desigual, requiere de aproximaciones
que integran los diversos planos que intervienen en la dinámica de pro-
ductividad. La oferta y demanda en el mercado de trabajo por un
lado y por otro, los factores estructurales que intervienen en el desarro-
llo tecnológico y organizativo de las organizaciones. Esto se refleja en
el tipo de aprendizaje que las empresas líderes están impulsando y
también, en los obstáculos en la transfenbilidad de estos aprendizajes a
los sectores rezagados, o bien, en los obstáculos que enfrentan esos
sectores a un aprendizaje exitoso. La continuación de este ensayo es el
i
intento de combinar estas tendencias de oferta y demanda en el mercado
de trabajo con los aspectos que i n t e ~ e n e nen la dinámica de inno-
I vación en las empresas.

Trayectorias de aprendizaje e innovacicán


El aprendizaje encierra dinamismos, a los que alude el concepto trayec-
toria. El aprendizaje en sí no adquiere significado, ya que en todo mo-
mento se aprende. La trayectoria es la que da el significado al término de
aprendizaje. Por trayectoria entendemos el vector resultante de tres
dimensiones: dirección, ritmo y projündidad; que evoluciona mediante
un proceso de selección, no sólo dentro de determinados paradigrnas
tura de la firma se pasó de las firmas gigantes, a las firmas centradas en
su saber principal y actualmente a la firma en red [Coriat, 19881.
Para América Latina conviene agregar la noción pmyén'ca en el aná-
lisis para ubicar dicha racionalidad en el contexto de una relación desi-
gual en escala mundial [Lipietz, 19871. Cada uno de estos modelos obe..
dece a un momento histórico que inicia con oportunidades pero en el
tiempo engendra obstáculos y límites.
Así por ejemplo, en los años ochenta, y con el ejemplo de la expe-
riencia japonesa, los principios de la productividad cambiaron cuali-
tativamente cuando emergió el modelo de la mejora continua. Se trataba
de una estrategia basada en romper la dicotomía entre bajos precios y
alta calidad, para combinarlos. Esta concepción se apoyaba en las inno-
vaciones tecnológicas de proceso (informática) y producto (miniaturiza-
ción; electrónica, aleación, nuevos polímeros), enfocadas a hacer econo-
mías integradas y compactas, reduciendo las operaciones improductivas
y los tiempos muertos. En la práctica productiva se recuma a la depu-
ración del proceso productivo, evitando la acumulación de desperdicios,
operaciones inútiles y la burocracia. La limitación de este modelo con-
sistía en no rebasar la familia de productos existentes, es decir, ofrecer
mayor cantidad de opciones de un producto, pero a partir de una base
estandarizada.
En poco tiempo, la mayoría de las empresas líderes mundiales esta-
ban aplicando técnicas similares y mejorando las mismas áreas de pro-
ductividad (calidad, reducción de inventarias, entregas rápidas, atención
al diente, entre otras) teniendo como resultado la dificultad de cons-
truir ventajas competitivas perdurables. Era como describió Meyer
'
[1992]: la competitividad se transformó en una lucha por mejoras
marginales.
En la década de los noventa se dan los primeros pasos hacia un
b
nuevo cambio cualitativo, pasándose del modelo de mejora continua a
la nueva estrategia que tiene como eje la producción virtual. Entra el
consumidor en la fábrica y la estrategia de productividad se dirige a la
economía de variedad. Se trata de romper la dicotomía entre bajos
precios y calidad, por un lado, y cambio en los diseños básicos, por el
1 otro. El desafío de este modelo es la combinación de esos tres elemen-
tos en forma simultánea. El mecanismo que se instrumenta para este
propósito es la reingeniería en su conjunto. En este modelo se preten-
de repensar a fondo y de manera periódica la forma de acercarse a las
r necesidades del cliente, ya que éstas se encuentran inmersas en un
proceso de cambio continuo.
Esto significa que la empresa debe articularse dinámicamente con
los recursos disponibles dentro y al exterior: proveedores, ingeniena,
consumidor, venta y comercialización. La manera de instrumentar esta
revisión periódica es mediante la construcción de redes de recursos dis- 1

ponibles dentro y fuera del proceso productivo. El límite de este mode-


lo es el alto grado de riesgo que encierra el proceso de reingeniena si no
alcanza a madurar y a recuperar su inversión, de lo que depende la
importancia de los momentos de la planeación de la estrategia, diseña-
dos por los estrategas de las organizaciones.

Tipologiá de tsaiyeetorias de aprendizaje en América Latina


en el marco de la psoduccidn depurada
Desde la perspectiva de la teoría económica evolucionista, la compren-
sión de la dinámica del desarrollo económico macro requiere del estu-
dio de los procesos de innovación y aprendizaje en las empresas. Es
por medio del reconocimiento de la diversidad, la selección y la estanda-
rización de los procesos de innovación como se revelarían las con-
tradicciones de la dinámica económica de un país o región [Cohendet
yllema, 19971.
Siguiendo la lógica de este postulado y centrándonos en la déca-
da de los noventa, en la parte siguiente nos limitaremos al análisis de
la dinámica de aprendizaje en el marco del paradigma de la producción
depurada: la diversidad de maneras como las empresas en América Lati-
na están incorporando principios organizativos y tecnológicos que
corresponden a este modelo productivo y los límites que cada sende- .
ro ~ o n t i e n e . ~
,
f
1
'Son procesos de aprendizaje cuyo detallado análisis transcurre de manera muy diferente en
1
cada una de las tareas y categorías laborales. En aertas tareas muy senallas se limita a un proceso de
práctica productiva muy senalla. Estos trabajos más sencillos, muy poco "especializados"en el sen- I
tido usual del lenguaje, pueden ser tanto de tipo 'Asico" como de tipo 'mental". Contar y controlar la 1
cantidad de productos entregados, por ejemplo, puede ser tan mechico que no requiera casi ningu-
na práctica previa y, a diferenaa de lo que ocurre en el senlao de las miquinas, se requien! solarnen-
te la existencia de una persona confiable en su nitina, es dear, que disponga de una determinada d i -
dad en la destrm de la persona. Entre los extremos de un üabajo "no d i c a d o " 9 una 'calificada" que i
se aproxima ya a un "arte", existe toda una gama posible de escalones intermedios de trabajos y cate-
gorías laborales. Habrá que distinguir en cada industria cómo, y en que cantidad, están disaibuidos
los operarios de las organizaaones empresariales de detenninado tipo y tamaño y con distintos niveles
de calificaaón exigida; habrá que distinguir, además, cómo ha cambiado esta estructura en el pasado
reaente y que transformaaones son de prever en el futuro inmediato, y por que. Estas situaciones
están en una continua evolua6n por las transformaaones tecnológicas, que, por su parte, tienen que
ver con la tendenaa general de la inversión de capital menaonada antes. La tarea es exponer la direc-
4
a ó n de esa evoluaón.
I
Apoyándonos en un levantamiento de datos entre 450 empresas
en la región y en múltiples estudios de caso a profundidad, hemos lle-
gado a una tipología de tres trayectorias de aprendizaje que aluden a la
incorporación de principios de la producción depurada a la organiza-
ción y que a la vez, corresponde a la posición comparativa que el merca-,
do laboral de América Latina ocupa en la economía mundial.

Aprendizaje desde arriba: adaptación


al nuevo paradigma tecnoeconórnico
Esta trayectoria se ha dado sobre todo en las empresas grandes y líderes
en sus mercados en la región. Cambios en la organización de la produc-
ción son el punto de partida en esta trayeaoria, donde la planeación y
ejecución de la ruta de aprendizaje están en manos de la gerencia. El
trabajador es el objeto de aprendizaje en el proceso de cambio. Ejemplos
son: gestión de calidad vía sistemas estadísticos, normas iso, cambios en
el lay-out (u-shape), justo en tiempo, subcontratación (outsourcing) y
reducción del personal.
Lo anterior se acompañó por un aumento en el esfuerzo físico y
mental en el trabajo, particularmente por el incremento en los ritmos
de trabajo y la ausencia de programas ergonómicos que pudiesen haber
mitigado los efectos de los mayores ritmos de trabajo. La falta de inno-
vación en otros subsistemas de la gestión de recursos humanos (capaci-
tación, remuneración) ha contribuido también a este aumento en el
esfuerzo físico y mental [Mertens, 19971. El paso siguiente pocas empre-
sas han podido hacerlo. El paso hacia un cambio fundamental en el con-
*'
tenido de las tareas, orientado al fomento de procesos dinámicos e inte-
ractivos de aprendizaje, donde el trabajador se transforma de objeto en
sujeto de aprendizaje.
L En los casos donde la organización empresarial no hace esta fase
L
del aprendizaje, dejará al trabajador con conocimientos simplificados de
las operaciones, despojándolo de una participación más definida en
cuanto a ser verdaderamente el sujeto de las estrategias del aprendi-
zaje en la organización.
I La poca profundidad en la estrategia de aprendizaje hará que el pos-
fordismo que encierre esta trayeaoria de innovaaón mantenga su carác-
ter peri'fénco en el contexto de la globalización. En esta trayeaoria de
innovación se modifican, sobre todo, aspectos penféricos de las funcio-
I nes a cumplir por los trabajadores vinculados con gestión de calidad,
seMcio al diente y manejo de información sobre productos y procesos.
1 Clobalizacion: laciores detenniiiaiites, tendencjas y conuadiciiories N
El problema fundamental para incursionar en una trayectoria de apren-
dizaje de mayor profundidad radica no tanto en el nivel educativo del
personal obrero, sino en la cultura de gestión en las empresas, que sigue sien-
do jerárquica, cerrada y autoritaria, lo que inhibe la interacción de los acto-
res sociales de la producción, necesaria para hacer más dinámico y pro-
fundo el aprendizaje.
La organización del trabajo posfordista, en su expresión ideal, tiene
como eje la interacción social para desarrollar al personal y estimular
la creatividad. Con el objetivo de impulsar el aprendizaje endógeno
en la organización, creando y recreando las ventajas competitivas únicas
que la hacen distinguirse en el mercado. En el contexto actual, el desa-
fío de las organizaciones no sólo es adaptarse a los cambios, sino tener
la capacidad de actuar y gobernar sobre ellos. Esto requiere que en el
diseño de la trayectoria de aprendizaje se reconozcan los límites de la
lógica y la racionalidad, estimulando procesos creativos, intuitivos y
reflexivos de aprendizaje en610sque los individuos sean considerados
como sujetos del proceso de aprendizaje.
El desarrollo de nuevas perspectivas y posibilidades se tendrá que
combinar con la aplicación de secuencias lógicas para resolver proble-
mas y lograr las metas planteadas. Lo anterior lleva a un modelo de
"metaprendizaje", que va más allá de la lógica prestablecida del apren-
dizaje, permitiendo que estas lógicas continuamente sean creadas, modi-
ficadas y recreadas por medio de la reflexión, el cuestionarse y la creación
de alternativas o nuevas formas para realizar las funciones asignadas.
Es pasar de la estructura mental asociada con jcómo tengo que hacer
el trabajo o la tarea?, a la pregunta jcómo puedo hacer mejor la tarea
o función? [Bruton y Faims, 19991.
En el conteko de una abundante oferta de mano de obra, la cultu-
ra dominante en las empresas en América Latina destaca por la obe-
diencia a la autoridad y al grupo simbolizado al cual la persona siente
que pertenece. Existen fuertes rivalidades entre grupos ylas relaciones
formales e informales de poder fuertemente autocráticas no son el arn-
biente propicio para el aprendizaje dinámico y profundo. Esto requiere
de espacios de reflexión cn'tica, de autonomía y experimentación que en
ese contexto difícilmente se dan. Paradójicamente, el reflejo de esta cul-
tura predominante en las empresas líderes en la región es la respuesta
de los gerentes a la pregunta, j ~ ~ á l son
e s las principales deficiencias en
el personal?,y contestan: "la falta de iniciativa en la toma de decisiones,
hacerse cargo de mayores responsabilidades, la falta de autonomía indi-
vidual y de grupo, la falta de motivación, así como la dificultad para
adquirir compromisos" [Mertens, 19971.
En estas condiciones, romper con la visión y cultura técnico-racio-
nal sobre el hecho de que el aprendizaje se hace transmitiendo el cono-
cimiento en una sola vía -inspirada en las prácticas tayloristas y fordis-
tas de la organización del trabajo- no se vislumbra en el corto plazo
en las organizaciones en América Latina.
La duda que nos asalta es, ihasta qué punto la dinámica de la acumu-
lación del capital llevará a las organizaciones de la región a incursio-
nar en trayectorias de transición hacia un modelo de aprendizaje mul-
tidireccional, donde la experimentación y la reflexión crítica siempre
esté presente? Esta pregunta refleja la contradicción a que no puede es-
capar este segmento de empresas. Pretenden generar ventajas compa-
rativas por la abundancia de la mano de obra poco calificada con su
consecuente bajo costo, lo que se traduce en una estrategia para desarro-
llar su nivel de calificación según parámetros de aprendizaje preestable-
cidos. El salto a un aprendizaje más abierto y profundo, podría significar
que los trabajadores se apropiaran de una mayor parte de los benefi-
cios de la producción. "Pasar a una mayor eficiencia del desempeño de
la empresa no significa que necesariamente todas las partes involucra-
das conserven su participación en los beneficios" [Bmton y Fairris, 19991.

Aprendizaje acotado y controlado: aprovechamiento


de la abundancia de mano de obra poco calificada
Esta trayectoria de aprendizaje se caracteriza por una racionalización
extrema del trabajo con procesos de aprendizaje acotados a propósito
para el operario (trabajador directo). El personal de mando medio y ..
superior, por el contrario, sí está sujeto a procesos dinámicos de apren-
dizaje en campos como la informática, mercadotecnia, gestión de cali-
w dad, control de costos y plan'eación. Se trata de procesos productivos
simples, donde la calidad y la cantidad pueden ser controladas por
,
los procedimientos y los mandos medios y superiores.
Esta trayectoria se observa en sectores que operan en la parte infe-
rior del mercado de trabajo, donde la rotación del operario es elevada.
I
Para evitar que esto afecte la productividad-calidad, se suele recurrir a
un aprendizaje controlado. Frecuentemente son procesos intensivos en
mano de obra y simples en la parte operativa, que pertenecen a comple-
jas cadenas de producción y distribución, o bien son procesos produc-
1 tivos cuya ventaja competitiva es estática (mano de obra barata, factores
climatológicos, menos regulación gubernamental, materia prima).
Esta trayectoria puede ser exitosa, en determinadas circunstancias, en
cuanto a capacidad competitiva y rentabilidad. Menos positivas son
las consecuencias para la calidad del empleo que generalmente sufre
retrocesos. (

En el caso de muchas empresas en América Latina, la aplicación de


esta trayectoria fue su reacción a la apertura comercial que los países
de la región instrumentaron. En el contexto de la competencia intema-
cional, la trayectoria se legitima con el argumento de que, en cuanto
a empleo, peor es nada.
Ejemplos típicos se encuentran en sectores de s e ~ c i ocomercio,
,
agroindustria y en la parte manufacturera donde la reducción de los cos-
tos suele hacerse por vía de la subcontratación (confección de ropa;
plásticos; construcción).

Aprendizaje a partir de la tradición y el empikmo


Esta trayectoria tiene un carácter sui generis y se encuentra sobre todo
en empresas pequeñas y medianas, &tosas en su adaptación a las
nuevas circunstancias del mercado. Son aprendizajes que se apoyan
mucho en la tradición y en la acumulación de saberes aprendidos empí-
ricamente. Ejemplos: organización de agricultores de café orgánico; fa-
bricantes de sistemas de intercomunicación orientados a la especificidad
del mercado local, fabricantes de muebles rústicos, entre otras.
Estas empresas siguen trayectorias de innovación en las que los
saberes arraigados en la tradición sectorial, empíricamente han sido
mejorados, proceso e n el que la mayor parte del personal participa. En
cuanto a los trabajadores, los aprendizajes se guían a partir de la expe- ..
riencia. En el caso de los gerentes, se trata generalmente de una mezcla
de saberes desarrollados a partir de la práctica y tradición, junto con
nuevos saberes sobre el desarrollo y organización de los mercados y la '1
aplicación de técnicas modernas, por ejemplo la informática. 1
i

El problema de la trmnsferibilidad de las expaedeineias exitosas


La transferibilidad de las experiencias exitosas planteadas en la tipolo- I

gía hacia las empresas no exitosas hasta el momento, pasa por una pre-
gunta básica: ihay limites dentro de los tipos de aprendizaje mencio-
nados que inhiben su expansión hacia otras empresas?
En el caso del aprendizaje desde arriba, el punto medular es la 1
capacidad de desdoblar la estrategia hacia un aprendizaje induyente
300 IaonartI ivieneiis y I.aiira Palomares
tener una apertura hacia el aprendizaje y un decidido compromiso con la
organización y sus mercados, lo que es muy significativo para la confor-
mación de estrategias, más que todos los análisis brillantes imagina-
dos [Mintzberg, 19931.
iEn qué consiste la apertura de los actores hacia el aprendizaje y el
compromiso con la organización y sus mercados? ES suficiente la enu-
meración de prácticas exitosas observadas en las organizaciones, o bien,
se requiere ir a los aspectos del metaaprendizaje para poder construir las
bases de una teona de transferibilidad de las trayectorias de aprendizaje?
Éste es un marco de referencia para reflexionar acerca de la situa-
ción de la organización, de la cual debemos utilizar sus viejos saberes y
nuevos aprendizajes, de manera que no se coloque en desventaja con
relación a competidores que desarrollen estrategias con más creatividad.
Para que sobreviva y crezca la empresa en la globalización, necesita
desarrollar los aprendizajes que le permitan adaptarse al entorno y, así,
modificarlo de tal forma que le beneficie. De naturaleza compleja el
proceso de aprendizaje, supone la modificación del ambiente de tra-
bajo de los actores sociales de la producción.
Lo anterior coloca a la organización empresarial ante tres tipos de
problemas de aprendizaje en diferentes niveles, a los que correspon-
derá la estrategia a seguir:
a) El problema empresarial, es decir la selección de los productos
y mercados.
b) El problema tecnológico, que consiste en la selección de la tec-
nología productiva.
c) El problema administrativo, cuyo núcleo consiste en el diseño de a

la estructura y procesos de organización capaces de ser direccionados


por una estrategia de gestión con funciones de aplicación y desarro-
C
llo de aprendizajes entie los actores sociales de la producción.
4

Nos referimos al hecho de que la organización empresarial debe


visualizar la inclusión en su estrategia de aprendizajes. Lo que seguirá para
poner en práctica la estrategia de aprendizajes es determinar el proceso 1
secuencia1de las operaciones (a efectos expositivos).Sin embargo, en la
realidad, estos problemas para la gestión estratégica se solucionan de
manera simultánea, en virtud de que una empresa en funcionamiento
cuenta ya con una organización, una tecnología productiva y actores
productivos que definirán la gama de opciones de aprendizaje en la
,
estrategia de la organización empresarial a corto, mediano y largo pla-
l
zos. Estrategia, estructura y operaciones de aprendizaje, son pues las
bases de la capacidad de supervivencia y crecimiento de la empresa
hoy día.
Cada uno de los sistemas sobrepuestos: autoridad, materiales de
trabajo, información, procesos de decisión y proceso tecnológico, pre,
sentan una imagen incompleta del funcionamiento real de la organi-
zación, pero aun así, explica un aspecto importante; al observarlas en su
conjunto, sugieren la auténtica complejidad del funcionamiento de la
organización [Mintzberg, 19841. Son la base fundamental a partir de
la cual podemos construir nuestra propia desuipción de la estructura
de la organización en su complejidad.
Desde una perspectiva externa, el aprendizaje en una organización
siempre se da. El problema no es el aprendizaje en sí, sino el aprendizaje
para sí: qué es lo que se considera necesario aprender. La transferencia
de aprendizajes se relaciona con símbolos: rso, Q, computación e infor-
mática, en la medida en que el aprendizaje se convierte en un símbolo,
y que este símbolo refleja, a su vez, eficacia. Aprender vivenaalmente lo
que el aprendizaje es para la organización de.que se trate. El aprendi-
zaje para poder ser transferido debe responder a algo y a la vez, es un
simbolismo de algo que funciona en la complejidad de la estructura de
la organización. El aprendizaje se transforma en símbolo en el momen-
to en que es significativopara los directivos, que requieren a su vez que
sea significativo para los demás miembros de la organización. iCómo
cambiar los flujos a favor de un determinado aprendizaje?, o bien,
jcómo hacer más dinámicas las acciones de aprendizaje?
Considerando que "toda interpretación de significado del mundo
social, y del aprendizaje entonces, está pragmáticamente determinada"
[Schutz], se pueden distinguir tipologías de transferibilidad:
c
la autoridad máxima'tiene la conciencia respecto a qué tipo de
aprendizaje;
1
la autoridad está dispuesta a aprender sin tener conciencia del
alcance; deja espacios de experimentación;
objeción, duda de la autoridad sobre la posibilidad efectiva de la
transferencia de aprendizajes.

Un acto de aprendizaje es siempre algo realizado, y puede consi-


derársele independientemente del sujeto que actúa y de sus vivencias.
Todo acto de aprendizaje presupone una acción de aprender. Esto no
significa que la referencia a la acción deba entrar en el examen del acto.
I
Glohalizacit~ii.factores dclerminanies, tciitleiirias y coiiir,~dictioiies 303
En contraste con el acto, la acción de aprendizaje está ligada al suceso.
Mientras el acto de aprendizaje se cumple, la acción de aprendizaje
constituye una serie de vivencias que se forman en la conciencia concre-
ta e individual de algún actor. Llegamos a la pregunta que no se puede
responder de manera unívoca: iQué representa la transferibilidad:
actos o acciones de aprendizaje?
Pese a ello, la función de aprender en el sistema productivo ha
recibido en los últimos años un tratamiento subsidiario, muy especia-
lizado, pero ajeno al papel que le toca cumplir en el proceso de formu-
lación y puesta en práctica de una estrategia de gestión empresarial
con dirección estratégica, donde los actores conciban el proceso produc-
tivo como una instancia de evolución y de aprendizaje [Mintzberg,
19841. ..
Desde esa perspectiva, se concluye que la resolución del proble-
ma tecnológico se ha llegado a considerar como una cuestión meramen-
te técnica; sin implicaciones ni efectos sobre la gestión estratégica de la
empresa sobre el trabajo, o mejor dicho sobre los actores sociales de
la producción. Al tiempo que los cambios del medio ambiente otor-
gaban a otras actividades funcionales un lugar y atención privilegiados
en las preocupaciones de la gestión de la empresa, dejando de lado el
ambiente de trabajo dentro de la organización y por tanto, los apren-
dizajes que dieran respuesta a ambas situaciones.
En efecto, la importancia del entorno ha variado para la empresa a
lo largo del tiempo. Una revisión histórica del proceso de formación y
consolidación del fenómeno empresarial tal y como hoy lo conocemos,
supone decir que con la globalización lo que sucede dentro de la;'
organizaciones se manifiesta nítidamente al exterior, no hay más espa-
cios cerrados a partir de la entrada del diente a la fábrica y en la mejo-
ra continua virtual, el único limite es el no-límite.
, . Y

El aprendizaje de la organizatidn pueslo en toniéxto ,


El aprendizaje de la organización no se puede desprender de las es-
tructuras de poder en la organización y de las relaciones complejas exis-
tentes. El aprendizaje no como fenómeno aislado sino en el cual inter-
vienen la complejidad interna y la externa de la organización.
iQué es la complejidad de la organización? Comprende la estruc-
tura, el plano de poder; el s t a 8 de apoyo; la autoridad; los materiales
de trabajo; el proceso de decisión, entre otros. Desde esta perspectiva, \

las trayectorias de aprendizaje son complejas, enfrentadas continuamen-


te a los imprevistos, es decir, a situaciones inesperadas.
304 -. la)nard h4rrteris v l m r a Paloinara
La competencia laboral es parte central de las organizaciones de
aprendizaje para guiar a los actos de aprender de cada uno de sus inte-
grantes. Ese aprender se ha volcado a ejes estratégicos de la organi-
zación. La calidad es un eje aglutinador de métodos y técnicas (ISO,
reingeniería, justo a tiempo, mejora continua, entre otros), alrededor
gira el aprendizaje. Aquí el problema ya no sólo es cómo llegar a ella
sino cómo mantenerla. En consecuencia los aprendizajes adquieren su
importancia, porque se trata de una revisión o repaso a los saberes
aprendidos, correcciones y nuevos saberes.
El entorno en general y los mercados en particular toman una
importancia creciente para la empresa y su aprendizaje que, a su vez,
adquiere la capacidad para incidir activamente sobre él. Esa impor-
tancia se ve acrecentada con los cambios tecnológicos, económicos y
sociales que caracterizan el tránsito a la globalización.
La evolución tecnológica ha modificado los gustos y necesidades de
los consumidores (productos) en poco tiempo, pero también la forma
de satisfacerlos (producción y gestión de la empresa). En consecuencia
se puede afirmar que aumentó decisivamente el peso de la tecnología
(sobre todo a partir de la miniaturización electrónica, la óptica, las co-
municaciones satelitales, las aleaciones minerales y los nuevos políme-
ros), en la definición estratégica de la gestión empresarial. Antes, la
innovación tecnológica parecía reservada para sectores y áreas de la em-
presa muy concretas. En la globalización, su influencia se detecta en
todos los ámbitos de la actividad del sistema social.
Todo lo anterior, para damos cuenta en qué momento y por qué la ,
competencia laboral, entendida como una construcción social de sabe-
res, surge como un imperativo del modo de producción basado en viejos
saberes y nuevos aprendizajes urgidos por las empresas que concurren
al mercado internacional globalizado.
Al mismo tiempo, se intensifica la competencia en sectores estanca-
dos o con bajos niveles de rivalidad hasta hoy día. Esta intensificación,
unida a otros factores, como las mutaciones tecnológicas, la llegada de
nuevos competidores, las variaciones de las tasas de cambio y las dife-
rencias nacionales entre tasas de inflación, ha provocado un proceso
creciente de inestabilidad competitiva.
A los cambios técnico-económicos hay que añadir otra serie de
variaciones de índole sociopolítica, provocada por las nuevas reivindica-
ciones de los actores sociales vinculados a la empresa. Los ciudadanos
reivindican mejoras crecientes de la calidad de vida, buenos produc-
tos y un medio ambiente saneado. El entorno de la empresa está, en
Globalizaci6n: Lctores deterniiiiaiites, tendenuas v contradicciones 305
suma, adquiriendo dosis crecientes de turbulencia, lo que exige que la l
empresa preste atención prioritaria a sus vinculaciones con él y a las
formas de actuación en el mismo.
La competencia ha variado, y también deben hacerlo las respuestas
de la empresa. La detección prioritaria de un mercado y su conquista,
que caracterizó al marketing, debe ser revisada; ya que puede atentar
contra la supervivencia de las empresas en el largo plazo. La orientación
hacia el mercado, sin prestar atención a sus limitaciones, conduce a
una preocupación a corto plazo por la satisfacción del consumidor, pero
puede olvidar el diseño y desarrollo de nuevos productos capaces de
satisfacer necesidades hoy desconocidas y la posibilidad de detectar
nuevos dientes de una producción virtual.
En otros términos, la preocupación por el mercado ha de combinar-
se con la preocupación por la investigación y el desarrollo tecnológico
dentro de la empresa y en la mayoría de los casos vincularlo a instan-
cias de investigación solventadas por el Estado como es el caso de insti-
tutos y universidades. Paralelamente, la función de la producción debe
recuperar con ello su importancia como variable competitiva dave de la
empresa [Wheelwright y Hayes, 19851, en igualdad de condiciones con
otras actividades de la misma y, muy especialmente, con el marketing.
La empresa debe asumir que su forma de competir ha cambiado, de
manera que sus elementos internos (producción) y externos (marketing)
se integren en una estrategia común, donde no prime una actividad
funcional frente a otra. Se trata, en fin, de que desarrolle nuevas cuali-
dades que le confieran la flexibilidad suficiente para adaptarse a los #,

cambios del medio ambiente del entorno y el buen funcionamiento


del clima dentro de la organización, e influir sobre ellos. rt
Aquí se trata de llamar la atención sobre la importancia de las ope-
raciones en la empresa, así como sobre la utilidad de introducir meca- ,
nismos de innovación y desarrollo tecnológico permanentes. Todo
ello integrado dentro de la estrategia general de la empresa. Se preten-
de incorporar la tecnología dentro de la dirección estratégica [Femández, I
19881 con el equilibrio que deben guardar los saberes aprendidos y
todos los nuevos aprendizajes que eso implica.
Recapitulando, el imperativo de la globalización nos coloca en la 1
reflexión de las necesidades de las organizaciones empresariales para el
diseño de sus estrategias que incluirán saberes y aprendizajes que con- )

tribuirán a la construcción de conocimientos básicos para el funcio-


namiento de la empresa hacia adentro y en el entorno.
Sobre el aprendizaje, queda daro que depende de cada empresa y \
sus circunstancias, de lo que se desprende que lo rescatable en primera
instancia son las competencias transferibles, ya que el tejido fino de los
saber= será hecho de acuerdo con cada organización. Observemos cómo
los aspectos formales e informales de la organización (la autoridad
formal, el flujo regulado de información y el flujo de comunicación
informal) se combinan para determinar el comportamiento organizativo
sobre los nuevos aprendizajes. La autoridad y la comunicación no re-
presentan en sí fines de la organización, sino procesos que facilitan los
dos flujos fundamentales: la toma de decisiones y la producción de servi-
cios y de mercancías. En un sistema regulado se detectan bien los flujos
de trabajo de operaciones, así como el de procesos regulados de decisión,
fundamentales para la puesta en práctica de los aprendizajes [Mintzberg,
19841.

Conclusion
El desarrollo de un país o región en la fase del posfordismo en que se
encuentra el capitalismo mundial, está íntimamente ligado a la capaci-
dad de las empresas para pasar de una dinámica de aprendizaje inducida
y prestablecida, a una interactiva y abierta. Capacidad que depende de la
trayectoria de innovación seguida por las empresas dentro de las mega-
tendencias del paradigma tecnoeconómico que se encuentran subya-
centes en el desarrollo de las fuerzas productivas.
A partir de una tipología de tres trayectorias de innovación y apren-
dizaje de las empresas en América Latina, las contradicciones difieren.
El "aprendizaje desde arriba" enfrenta la contradicción de mantener-
se en el s t a t u quo de una cultura unidireccional de aprendizaje basada
en la transferencia de códigos preestablecidos de saberes de las esferas
de mando hacia el personal, o bien, incursionar en una ruta incierta y des-
conocida de aprendizaje abierto e interaaivo entre el mando y el per-
,,
sonal.
En el "aprendizaje controlado", la aparente ventaja del control total
utilizando las nuevas tecnologías de informática y estandarizando al
máximo las operaciones, coloca a las empresas en una dinámica donde
el desarrollo no puede ser otro que lo extensivo en la franja inferior del
mercado. La saturación relativa y absoluta de estos mercados y la con-
secuente disminución de los márgenes de utilidad, requerirá el tránsi-
to hacia otros segmentos de mercado que demandará romper con los
lazos de poder del "aprendizaje controlado".
En el aprendizaje a partir de la tradición y el empirismo, la contra-
dicción se presenta de manera contraria a los casos anteriores. Su evo-
lución exigirá mayores delimitaciones al aprendizaje abierto que lo
caracteriza, para no caer en desorganizacióny desarticulación. Este acota-
miento puede llevar a patrones de aprendizaje de tipo controlado o
bien, guiada desde arriba, lo que generará conflictos con la cultura de
aprender del modelo original que no se deja borrar fácilmente. .
La comprensión a fondo y de manera concreta de uno u otro esce-
nario no puede quedarse en los instrumentos del análisis económico.
Abrir la caja "negra" de los procesos de aprendizaje e innovación requie-
re la aplicación de la sociología de la organización. Es este rencuentro
entre la teoría económica y la sociología lo que permitirá avanzar en la
profundización de los factores que significativamente i n t e ~ e n e nen
el aprendizaje de las organizaciones y con ello, en el desarrollo macro
de los países, reconociendo la pluriformidad de las trayectorias a seguir
y la diversidad de estrategias de desarrollo posibles en los países de Amé-
rica Latina.

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, .

Glohalizacióii: fanores deicrrninantes, i~.iidi.iicinsy coiitradic ( ioiiils


speaivas y opciones globales
ante el cambio mundial

Clemente Ruiz Durán

El debate en tomo a la globalización ha llevado a que muchos grupos


asuman visión pesimista sobre el futuro de las economías nacionales, en
tanto otros grupos ven en esta reorganización de la economía mun-
dial la solución a todos los problemas económicos de sus participantes.
La realidad y las opciones de política se enwentran en medio de estos
dos extremos. Este documento intenta discutir primero el carácter de
la globalidad, para de ahí proponer una agenda para el desarrollo de las
políticas nacionales compatible con el quehacer internacional.

La globalizacidn de la economía mundial


El mundo vive una etapa de globalización en todos sus procesos eco-
nómicos y los países se alejan cada vez más de los conceptos tradi- ..
cionales de Estado-nación, para integrarse lentamente a agrupaciones
I
regionales que definen hoy un nuevo perfil de la economía intemacio-
I
nal. Hoy el concepto de economía cerrada ha quedado rebasado y su
lugar es suplantado por un concepto más dinámico y complejo que
1 redimensiona todo el análisis económico. ,*

El proceso de globalización debe ser entendido como un cambio


i en la estructura institucional y organizacional de las naciones; por lo
1
cual, la presencia del sector externo se considera relevante sobre los
modelos económicos planteados por los gobiernos y por tanto el papel
, de las relaciones multilaterales, en términos comerciales, financieros
1
y culturales, debe ser acotado en su justa dimensión.
La fábrica global produce hoy 29.5 billones de dólares, 57% lo
generan 28 economías avanzadas, en tanto 156 economías en desarro-
).
110 o en transición tan sólo aportan 43% del producto global. El origen
del producto global proviene en un 55% de los servicios, 38% de la
industria y sólo un 7% de la agricultura.' El proceso de globalización no
se ha terminado de concretar, sino que se encuentra en construcción, se
sabe que se ha iniciado, sin que estemos ciertos de cuándo habrá de
completarse. Sin embargo se tiene que admitir que ya hoy la eco-
nomía mundial ha adquirido un carácter global, en donde se fragua,
un marco más integrado de la producción, del comercio, de las comuni-
caciones, de las relaciones financieras e induso de los mercados labo-
rales. De manera ordenada podemos identificar los ejes de estudio de
la globalización de esta forma: los flujos de capitales, el comercio, la
tecnología y los mercados laborales

La inkgración financiera
En tomo a los procesos financieros surgió la expresión de lo global, la
integración de los mercados financieros es lo que permite que a cual-
quier hora del día sea posible realizar inversiones financieras en alguna
parte del mundo. Los flujos brutos de capital han crecido de manera
considerable desde los años setenta, especialmente en esta década, lo que
se puede ilustrar analizando el monto de las transacciones de colocacio-
nes de bonos y acciones fuera de las fronteras nacionales en los países
industriales, que eran menos de 10% del PIB en 1980 y para 1995
se habían elevado por amba de 100%. Los flujos brutos de inversión de
cartera y la inversión directa se cuadriplicaron en el mundo desarrolla-
do entre el periodo de 1984-1989,al periodo de 1990-1996.Los flujos de
inversión neta privada hacia los países en desarrollo pasaron de un pro-
medio de 12.6 miles de millones de dólares en el periodo 1984-1989,
a un promedio de 63 000 millones de dólares en el periodo 1990-
1996, alcanzando 138 000 millones de dólares en 1997 y se estima que
a finales de siglo se estabilizará en 120 000 millones de dólares. La
inversión de cartera se elevó de 5 000 millones de dólaiis en el periodo
1984-1989, alcanzando un promedio de 54 000 millones de dólares
en el periodo 1990-1996. En forma combinada la inversión extranjera,
con la inversión de cartera, y otros flujos de capital permitió que los
países en desarrollo, las economías en transición y las nuevas econo-
mías industrializadas recibieran un financiamiento externo en prome-
dio de 148 000 millones de dólares en el periodo 1990-1396, respecto
a un flujo de recursos de tan sólo 15 000 millones de dólares en el pe-

'World Bank World Development hiicators, 1938,p. 14.

312 ," Clenieiite Ruiz D~irrin


nodo 1984-1989.2La multiplicación de los flujos de capital ha creado
un esquema de mayor interrelación entre el mundo en desarrollo y el
desarrollado, fortaleciendo los procesos de globalización por la vía de
flujos de capital.
La mayor movilidad financiera se puede constatar con el aumen-
to desbordante del mercado de divisas, que de registrar movimientos
diarios en promedio de 200 000 millones de dólares en los ochenta,
hoy es de 1.2 billones de dólares, equivalente a aproximadamente el
85% de las reservas en divisas de todos los países del mundo. Toda esta
movilidad ha tenido como consecuencia una mayor integración de
los mercados financieros -especialmente del mundo desarrollado, en
donde se ha reducido el diferencial en los rendimientos de los instru-
mentos financieros- y en menores costos de coberturas entre los dife-
rentes instrumentos. Sin embargo la movilidad ha resultado también
en una mayor inestabilidad, dado lo especulativo de la inversión de
cartera que es capaz de desatar una crisis en cualquier país que no
observe la disciplina financiera que implica la globalización, tal como
aconteció a finales de 1994 en México y en 1997-1998 en el Sudeste
Asiático. De esta forma, la globalización de los movimientos de capita-
les abre un esquema de apalancamiento para la inversión, pero a la
vez la necesidad de una regulación que prevenga la ine~tabilidad.~

La integración productiva por la vía del comercio


Un aspecto básico de la globalización ha sido el rápido crecimiento del ,,,

comercio mundial, que desde 1984 ha tendido a crecer más rápidamen-


1
te que el producto mundial. Como resultado, la relación de exporta-
1
ciones a PIB ha aumentado en la mayor parte de los países, caracteri-
zándose por un fuerte crecimiento de las exportaciones de manufacturas
de los países en desarrollo. ..
Esto ha sido favorecido por la reducción de las políticas proteccio-
1 nistas, en la segunda mitad del siglo xx,que han acelerado el proceso
I de integración de los mercados. Los países que habían optado por un
esquema de protección al finalizar la segunda guerra, lentamente han ido
procesando un esquema de liberalización comercial. Los países indus-
ttiales iniciaron este esquema de liberalización comercial y de sus mer-
IMF, Wmld Economic Outlook, mayo de 1998, p. 4 1.
I 'Al respecto, conviene mencionar que Naaones Unidas ha puesto a discusión la
introducción de un impuesto a los movimientos de capital de corto plazo con el fin de
reducir la inestabilidad financiera, tal como lo plantea el Premio Nobel JamesTobin.
..
Peispeaivas y opcjoiies glo1)alt.s ante el catnbio iiiiindial 13
cados financieros en los cincuenta y, salvo excepciones, la habían reali-
zado a finales de los sesenta.

CUADRO
1
CRECIMIENTO DEL COMERCIO DE LA PRODUCCIÓN
GLOBAL .

Crecimiento del
volumen de comercio
mundial 3.1 6.4 4.6 8.7 7.9
-Países industriales 3.9 5.9 4.2 8.1 6.9
-Países en transición 3.6 2.4 -13.2 5.3 11.7
-Países en desarrollo -1.9 7.3 7.6 11.3 11.0

PIB mundial 5.1 3.4 . 3.2 1.2 2.9 2.8


OCDE 4.8 2.9 3.1 1.2 2.9 2.4
Países en transición 7.0 5.1 1.8 -12.5 -8.4 -2.5
Países en desarrollo 6.9 5.0 3.3 4.6 4.6 4.9
- -- - -- -- -

Fuente: im, World Employmmt 1996/1997 National Policies in a Global Context, pp. 2-3.

Entre los países en desarrollo el proceso fue diferente. Al finalizar


el conflicto bélico 73 países decidieron adoptar políticas proteccionistas,
y fueron lentamente abriendo sus economías al comercio. A mediados
de los años noventa, 48 de estos países habían optado por liberalizar
sus economías, manteniéndose al menos 35 con un alto nivel de pro-
tección, los cuales hoy aparecen como islas en un mundo cada vez más
integrado. Este proceso de liberalización comercial permitió que el
comercio internacional acelerara su crecimiento de manefá considerable
en las últimas dos décadas, elevando su ritmo de crecimiento de un pro-
medio de 8% anual en el periodo 1980-1990 a una tasa de 10°/o entre
1990 y 1995. El comercio mundial se incremento en 165% en el perio-
do 1980-1995.
En el proceso de expansión del comercio vale la pena destacar
que se ha inaementado la participación de los países en desarrollo: de
23% en 1985 a 29% en 1995.4A lo anterior se ha sumado que los
países en desarrollo han inaementado su comercio regional: el porcen-

(;lriiienie Ruiz Ilurán


taje de este comercio se elevó de 31% en 1985 a 37% en 1995. De
igual forma ha cambiado la composición de las exportaciones de los
países en desarrollo: entre 1985 y 1995 la participación de las manu-
facturas en el total se elevó de 47 a 83%. Sin embargo esta tendencia no
ha sido generalizada, los países asiáticos y algunos latinoamericanos ,.

son los que más se han beneficiado de esta globalización.

Las comunicaciones y la tecnología de la información


como aceleradores de la globalización
Sin lugar a dudas el proceso de globalización se ha visto impulsado por
el desarrollo de las comunicacionesy la tecnología en el siglo xx.El paso
del ferrocarril al automóvil y posteriormente al avión, facilitó el incre-
mento del comercio mundial, de esta forma el transporte masivo de mer-
cancías por diferentes medios, se ha visto beneficiado también por una
tecnología de la información que nadie hubiera imaginado a principios
de siglo. El teléfono abrió un mundo nuevo en el comercio y en las fi-
nanzas permitiendo la interconexión de los mercados. A lo anterior se
vino a sumar, en la segunda mitad del siglo, el desarrollo de la compu-
tadora, que poco a poco fue acelerando el intercambio de información
y abriendo con ello mercados que anteriormente eran desconocidos.
Con el advenimiento de la red de comunicación mundial "Intemet", se
ha abierto un espacio de comunicación con grandes posibilidades para
lograr una mayor globalización de la información a menores costos;
en este espacio cibemético se puede comprar y vender cualquier tipo de
mercancías y servicios, abriendo también la posibilidad del rediseño
de los centros de trabajo, e incluso de las ciudades, ya que al ser un sis-
tema de información descentralizado permite los espacios de trabajo
interconeaados, abriendo la posibilidad de una descentralización de los
centros de trabajo y, en consecuencia, de la población dentro de la di-
mensión de una nueva territorialidad, donde el factor común habrá
de ser el flujo de ideas y de información.
,,

La integración de los mercados laborales


La globalización abre nuevas oportunidades para la creación de pues-
tos de trabajo y afecta los determinantes del empleo y los salarios. Los
cambios en la demanda agregada requieren una mayor capacidad de
adaptación en la organización de los procesos de producción y traba-
jo. Asimismo, la necesidad de aumentar la competitividad implica
Peispectiras y opcioiies glal~alcsarite el cairlbio iiiiinrlinl 315
que el ajuste de los salarios está limitado por el crecimiento de la produc-
tividad del trabajo. En materia de empleo, la reducción del tamaño
del sector público en escala global, traslada al sector privado una mayor
responsabilidad en la aeación de nuevos puestos de trabajo. Esto últi-
mo requiere no sólo inversión en capital físico sino también en capa-,
citación, factor clave para elevar la productividad y la capacidad com-
petitiva de los trabajadores. Por otra parte, aunque el Estado deja de ser
un empleador de última instancia, retiene la responsabilidad de gene-
rar las condiciones favorables para que los empresarios puedan crear
empleos.
A finales de siglo una de las áreas más conflictivas en el proceso
de globalización, es la del empleo. El sueño de principios de siglo era el
poder lograr el pleno empleo. Sin embargo, a finales de siglo, el merca-
do laboral muestra una situación heterogénea en el nivel global. En tanto
en Estados Unidos, Canadá y Japón el tiempo trabajado ha aumenta-
do, en cinco de los miembros de la Unión Europea (Francia, Italia, Sue-
cia, Alemania y Reino Unido) existe una tendencia estable o dedinante.
El flujo de personas por medio de las fronteras nacionales se ha
incrementado conforme aece la interconexión de la economía mundial,
aunque el flujo es todavía sumamente pequeño. En 1990 cerca de 120
millones de personas vivían fuera de su país de nacimiento, en cambio
eran 75 millones en 1965. Aunque la mayor parte del flujo migratorio
es entre países en desarrollo, el flujo hacia los países industriales se ha
incrementado en los últimos años. La migración ha traído beneficios
para los países en desarrollo por medio del incremento en las reme-
sas de los migrantes, que se han estimado en alrededor de 70 000 mi-
llones de dólares para 1995. Estos flujos han sido importantes para
algunos países en desarrollo como México, El Salvador, Bangladesh,
Pakistán y Filipinas. Los perjuicios de la integración del mercado labo-
ral para los países en desarrollo han sido en cuanto al capital huma-
no, puesto que si bien el comercio lentamente tiende a igualar los
salarios, en el corto plazo los grupos más capacitados encuentran incen-
tivos para migrar hacia los países industriales, dándose una fuga de
cerebros que tiende a reducir el potencial de crecimiento de los paises
en desarrollo. Este incremento de los flujos migratorios se da en un
marco de reducción de las oportunidades de trabajo en el mundo indus-
trializado, en donde las tasas de desempleo han tendido a elevarse de
manera considerable.
El esquema de la globalización sobre los mercados laborales, en
general, se plantea como conflictivo, dada la debilidad en el empleo
..
316 C;lciiii~ritt'Kriiz Durán
que existe en la mayor parte de los países industriales, fundamentalmen-
te en Europa, en donde existen países que tienen altas tasas de desem-
pleo abierto como es el caso de España, que alcanzó hasta 20% a
mediados de los años noventa. Esta situación hace más complicada la
integración de los mercados laborales, puesto que existe una resisten-
cia natural de estos países para permitir la migración.
Conviene mencionar que la tendencia de los mercados laborales
mundiales es hacia la fragmentación, puesto que las oportunidades de
empleo se presentan en forma más amplia para los trabajadores cali-
ficados que para los no calificados; de esta forma el problema del mer-
cado global de empleo es no sólo la ocupación, sino la calidad del
empleo. Para los países industriales esta situación se presenta de mane-
ra más clara, mediante el diferencial en el desempleo entre las personas
calificadas y no calificadas, que a principios de los noventa es de aproxi-
madamente 2.9 veces.5En América Latina esta diferencia se muestra más
claramente por medio de la fragmentación de los mercados laborales
entre formales e informales, cuya diferencia fundamental es la calidad
del empleo. En este sentido, la integración de los mercados laborales
en el nivel global, enfrenta actualmente no sólo los problemas de la falta
de acuerdos sobre migración, sino la debilidad de los mercados para
generar empleo de alta calidad.

La globalización helerogénea
La globalización debería generar una estandarización en todos los ámbi- .,
tos, sin embargo el proceso se ha dado ensanchando la brecha en los
niveles de vida entre el mundo industrial y el mundo en desarrollo.
La integración de los mercados ha empezado a crear una nueva orga-
nización industrial del trabajo e incluso del bienestar social. En un PIB
mundial estimado en 29.5 billones de dólares, las exportaciones e
importaciones de bienes y servicios alcanzaron un 42% del mismo en
199Gf6frente a una relación inferior a 10% al finalizar la segunda
guerra mundial: Este creciente intercambio de mercancías busca hoy
integrar un mercado de alrededor de 5 673 millones de personas, que
tiene como ingreso promedio alrededor de 4 880 dólares por habitante.
Sin duda, de la integración de los mercados es de esperar que
desemboque en crecientes niveles de bienestar para la humanidad, pero
las diferencias en los niveles de ingreso y de integración de los merca-
5 ~ WOTU
~ ,Empbyment 1996/1997, National Policies in a Global Conrext, p. 53.
6WorldBank, Wwld Development Indicaton 1998, p. 206.
Pempxtivas y opciones filohales aiite 4 cambio muiidial 3]1
vas ante los problemas de producción y del consumo. Este lenguaje y a l -
tura comunes pueden generarse dentro de grandes corporaciones y en
muchas municipalidadesy regiones con un fuerte sentido de identidad.
Induso cuando no se presenten en forma original, tanto en el lengua-
je como la cultura, desde la perspectiva que definimos, los conceptos
tienden a crecer entre las personas que interactúan continua y repeti-
damente en la cotidianidad, particularmente cuando esta interacción no
se restringe a la sospecha y la desconfianza que pueden generarse me-
diante relaciones estrictamente económicas.
Asimismo, las tendencias de la globalización y la producción flexi-
ble llevan a otra contradicción fundamental que se registra en la mayor
parte de los artículos y es de suma importancia para el desarrollo regio-
nal. Los encadenamientos mercantiles globales se llevan a cabo en jerar-
quías económicas relativamente estables, mientras que una gran canti-
dad de experiencias demuestran que las grandes empresas en los
distritos industriales regionales tienden a comprometerse y a desarro-
llar un conjunto de relaciones más equitativas, o al menos relaciones
en las cuales la jerarquía es inestable, con el resultado de que el lideraz-
go se transfiere continuamente entre los miembros de la red. Las dife-
rencias entre la globalización productiva y la producción flexible se re-
flejan en dos importantes conceptos; encadenamientos mercantiles y
distritos industriales.
Los distritos industriales traen consigo el concepto de territorialidad.
Desde esta perspectiva los aspectos territoriales y espaciales constituyen,
a nuestro parecer, el centro de la discusión y de la propuesta para polí-
tica industrial y de desarrollo para el próximo siglo. La importancia de
la temtonalidad y lo regional no sólo es crítica ante las crecientes limita-
ciones y prohibiciones de políticas industriales y de desarrollo impuestas
por las organizaciones internacionales. Esta posición oportunista pudie-
ra ser complementada ante la ya mencionada y generalizada frus-
tración e ineficiencia de políticas industriales y de desarrollo nacional.
De esta,forma tanto la globalización como la producción flexible
indican que en sus últimas consecuencias, serán precisamente las regio-
nes las que enfrenten de diferente forma los retos de las economias de
escala, de alcance y de los encadenamientos mercantiles globales. Serán
asimismo las mismas políticas regionales las que elaboren mecanismos
para integrarse al mercado mundial.
Este proceso de regionalización y temtorialización no significa la
desaparición del Estado y de las políticas nacionales. Por el contrario,
la identidad lingüística y cultural, entre otras, ha destacado como ele-
mento importante ante la globalización y la flexibilización producti-
va tanto regional como local. Desde esta perspectiva, el gobierno federal
tiene la responsabilidad, al menos en cuanto a la política industrial y
de desarrollo, de permitir, fomentar y cooperar en el proceso de auto-
aprendizaje de las respectivas regiones.
La pregunta que surge es: iqué papel hay para el gobierno en esta
nueva dimensión de la flexibilidad y la territorialidad? Se tiene que redi-
mensionar el papel del Estado en esta nueva economía, a lo que se ha
denominado el surgimiento del Estado competitivo. No se mide su inter-
vención por el tamaño del mismo, sino por la eficiencia para atender las
demandas ciudadanas, que en este caso significarían el redimensionarse
en términos territoriales, es decir, descentralizarse a todos los niveles
para crear un circuito de apoyo a la producción local, en coordinación
con la sociedad, de forma de incentivar los poderes locales.
Estas tendencias contrastantes pueden encontrar una síntesis si el
Estado-nación logra impulsar una nueva dinámica social en donde los
productores se incluyan en un esquema de globalización, aprovechando
su entorno local, regional y nacional. Esta dinámica estatal va más allá
de la cultura del subsidio, y se inserta en una visión estatal de promo-
ver la discusión de evaluación hacia el interior de cada grupo social. Esto
da como consecuencia la intensificación de las relaciones interempre-
sariaies, que son las que dan contenido finalmente a una economía de
redes. El surgimiento de una cultura de evaluación puede partir de la idea
fundamental de evaluar los éxitos y los fracasos en la organización
industrial de forma que a todos los niveles institucionales se incorpore
un entendimiento de la interacción de la globalización y la flexibili-
zación.
En este entorno de lo global y lo flexible, se puede argumentar que
cada "capitalismo nacional" extrae su especificidad, su carácter de la
variedad de los contextos locales que comprende a su interior y a los
, cuales da carácter unitario bajo el perfil de ordenamiento jurídico y de
las funciones que encabeza la administración pública. Esta dimensión
) del análisis es la que se requiere reforzar como un esquema para apro-
1 vechar las ventajas que de este entorno derivan, como una forma de
reencontrar las virtudes de las organizaciones locales y que en sí mismas
se convierten en la ventaja comparativa que fortalece a la sociedad glo-
bal y flexible.
Un Estado y una economía reformados traerían a Arnbrica Latina la
estabilidad deseada, reducirían el grado de contradicción entre la glo-
balización y la producción flexible, permitiendo enfrentar la crisis de
manera diferente. La temtorialidad implica una reestmcturación a fon-
do, en donde se establecerían encadenamientos productivos acordes
con la revaloración de los agentes locales de acumulación, en donde
se crearían instituciones locales que suplantarían a las megainstituciones
del Estado autoritario burocrático. Las instituciones del Estado com-
petitivo serían acordes con el concepto de territorialidad, por la diver-
sidad emanada de cada una de las localidades. No habría fórmulas má-
gicas, una institución exitosa en una región no necesariamente podría
generalizarse a los demás; correspondería al Estado nacional cerrar la
brecha de información entre una región y otra. De esta forma, los países
ganarían ventajas competitivas de lo que pudiera llamarse la especiali-
zación y la integración productiva y no por el movimiento del tipo de
cambio real. Es decir, la ventaja competitiva estaría dada por el sin fin
de interrelaciones productivas que surgen de la territorialidady del pro-
ceso de autoaprendizaje. En la medida que estén más desarrolladas las
relaciones territoriales, menos vulnerable será el país a choques exter-
nos y viceversa. Es en este espacio en donde se definirán las nuevas
relaciones del Estado del siglo xxi, un espacio productivamente flexible
y que forzosamente tendrá que pasar por procesos cada vez más demo-
cráticos, que valorarán la diversidad como fuente de cambio. El nuevo
paradigma del desarrollo encontrará finalmente su apoyo en la globaliza-
ción, la flexibilidad y la temtorialidad, como un entendimiento com-
plejo en donde el Estado quedará redimensionado por una mayor par-
ticipación de la sociedad civil, abatiendo con ello los espacios del Estado
autoritario burocrático. Esta nueva dimensión se está configurando co-
tidianamente y en forma de lo más diverso, dando por resultado un pe-
.,
riodo de transición en donde, por el momento, no quedan bien definidas
las reglas del juego, dijéramos que la sociedad de finales de siglo está
aún construyendo las instituciones del nuevo siglo.
,,
t
Bibliografía
1
Banco Mundial [ 19981, World Development Indicators, p. 14. 1
ILO,World Employment 1996/1997, National Policies in a Global Conmt, p. 53.
IMF [ 1ggo], World Economic Outl00k.
[ 19971, World Economic Outlook.
[1998], World Economic Outlook, pp. 41-133.
Sección tres
Ea economía mexicaaaa
y sus nuevos problemas
integración de México
a la economía global *

Rliguel Angel Rivera Ríos

A partir de mediados de los ochenta la economía mexicana comenzó a


experimentar los efectos de atracción generados por la reconfiguración
de la economía mundial, a consecuencia de lo cual hoy en día, después de
un costoso ajuste estructural aún inconduso, podemos hablar de una
nueva inserción internacional de México. Este proceso ha abierto opor-
tunidades económicas pero también riesgos para la integridad del país,
tal como ésta se definió durante la era de la sustitución de importacio-
nes. La discusión de la dinámica de la reintegración y de sus principales
consecuencias socioeconómicas y políticas, exige primeramente darifi-
car un conjunto de categorías de análisis y tomar posición en el debate
sobre el cambio mundial, en particular sobre la globalización. Una vez
.,
efectuado lo anterior, pasaremos a caracterizar la vía que está tomando
la reinserción internacional de México y de manera colateral, algunos
aspectos de las posibles opciones de control social sobre la misma.
Probablemente debido a sus orígenes, pero también a su interrela-
r ción con otros aspectos del cambio mundial, el concépto de globali-
'
i
zación ha adquirido diversas acepciones, algunas de ellas encontra-
das. Como señala correctamente Dabat (inédito): las interpretaciones que
se utilizan corrientemente pueden agruparse básicamente en tres gran-
des categorías: a) la globalización como una extensión de las tenden-
cias operantes desde finales del siglo m, por lo cual se asume que n o
existe un cambio fundamental en las relaciones entre el espacio nacional
y el internacional del capitalismo; b) la globalización como un producto
, adverso de estrategias de agentes muy poderosos como las empresas

Proyecto Modernización y reinserción internacional de México (PAPIIT-UNAM).

I a
trasnacionales, el FMI y las agrupaciones de países industriali~ados,~ y
c) la globalización como expresión de una nueva estructura del sistema
capitalista que modifica radicalmente las relaciones entre el espacio
nacional y el internacional del mismo. En este último caso estaríamos
ante un cambio histórico que aun cuando esté inconcluso tendría
implicaciones de irreversibilidad, pero no en el sentido de que la glo-
balización sea incontenible sino que si llegara a un callejón sin salida
las implicaciones para el género humano podrían ser más severas
que las que conocimos entre las dos guerras mundiales.
Aquí se asume la tercera interpretación porque con los instrumen-
tos histórico-conceptuales adecuados puede distinguirse una nueva
. ,base económica en las relaciones internacionales. En tomo a esa nue-
va base económica se estructuran fenómenos sociopolíticos y cultura-
les que le dan a la globalización un carácter multidimensional para
cuyo estudio se requiere un enfoque multidisciplinario en el que debe-
rán concumr historiadores, sociólogos, politólogos, etc. Antes de entrar
a discutir la nueva estructura económica que gobierna la nueva confi-
guración estructural y espacial asumida por el capitalismo, sería pre-
ciso presentar la conceptualización básica que fundamenta la visión de
la globalización como un cambio histórico del sistema capitalista. Efec-
tuado lo anterior se harán algunas observaciones sobre la gobernabili-
dad del proceso y el papel del Estado nacional.
El capitalismo posee dos formas de concreción espacial que son
complementarias pero también, en cierto grado, antagónicas: el espacio . +

nacional y el internacional, cada uno con sus respectivas fuentes de


dinamism~.~ Existe complementariedad entre ambos porque el desarro-
llo de las economías nacionales fortalece el mercado mundial, la pnn-
cipal entidad del espacio internacional; a su vez el funcionamiento
del mercado mundial abre nuevas oportunidades para el desarrollo de
los espacios o economías nacionales. El antagonismo se explica porque 1
al existir un grado mucho menor de control social o gobernabilidad
sobre el espado internacional, éste tendería a intensificar la sobreacumu-
lación de capital con los consiguientes efectos inestabilizadores sobre
,
4
el conjunto de las naciones del mundo. La respuesta histórica más im-
portante al antagonismo entre el espacio nacional y el intemacional se

'En esta perspectiva se asume que la globalización es un fenómeno enteramente


negativo para los pueblos que intentan desarrollarsey que por tanto su reversión es una
meta prioritaria y podrá lograrse, argumentan, si existe una correlaci6n favorable de fuenas.
'Esta conceptualización centrada en las categorias de espacio nacional e intemacio-
nal procede de Dabat, Introducción, 1991.
,,
326 hligucl Aiigel Rivzra Rios (
dio a raíz de la gran depresión de los años treinta. A partir de enton-
ces se estableció un sistema institucional (control keynesiano de la
demanda agregada, Estado benefactor, instancias coordinadoras de
las relaciones internacionales) diseñado para dotar de estabilidad al sis-
tema capitalista, consolidando el espacio nacional, en cierto modo a
expensas del espacio internacional.
A finales de los años sesenta se abrió una nueva etapa histórica en
la que coincide el agotamiento de aquellos instrumentos de control
social con la liberación de las fuerzas exógenas sobre todo las que
operan al nivel circulatorio (creciente movilidad del capital interna-
cional). El resultado de estas dos tendencias contrapuestas es una glo-
balización con un grado limitado de control social, en la cual el espa-
cio'internacional que se desarrolla en profundidad choca con el espacio
interno al cual comienza a diluir o desarticular. Al mismo tiempo el
Estado nacional, que continúa siendo con todo la principal entidad
del sistema capitalista, pierde capacidad de control o gestión de las
fuerzas desencadenadas, con lo cual pone en peligro su integridad na-
cional conforme una creciente actividad económica tiene lugar en un
espacio en el que se superponen de facto temtorios soberanos [Scott,
1998: 41. No obstante lo anterior, tanto nacional como intemacional-
mente podrían desarrollarse nuevos instrumentos de control social
por medio de los cuales se redefina la direccionalidad general del cam-
bio mundial, en el sentido sugerido por diversos autores entre ellos
Freeman y P é r e ~En . ~ el caso de los países en desarrollo las formas ,*
tradicionales de intervención estatal, ya agotadas, pueden dar paso a
sistemas de coordinación4 acoplados a la nueva realidad intemacional
cuya función sena fomentar el aprendizaje tecnológico.

El cambio eslructiiral mundial ,,


1
El cambio estructural en el sistema capitalista está dado por la apari-
1 ción y rápido desarrollo de estructuras integradas globalmente, ello
I 3Ambos autores destacan la importancia de las instituaones facilitadoras que se-
rían la respuesta social a la emergencia de un nuwo paradigma tecnológico. Desafor-
tunadamente la respuesta socioinstitucional tiende a retardarse por lo que se abre un
periodo de crecimiento económico inestable que perdurará hasta que se supere el de-
sacoplamiento entre sistema socioinstitucional y base tecnológica [Freeman y Pérez,
19881 y [Pérez, 19921.
'El concepto de coordinación se utiliza aquí para designar una nueva modalidad de
intervención estatal no burocritica que sea compatible con las reformas de libre rner-
cado y la globalización del espacio económico. Un requisito para que el Estado intervenga

1 I,I iiitegracion dr México a la erononria glohal 27


tema g10bal.~De acuerdo con Scott [1998] una región urbana global
comprende: a) un núcleo central constituido por un área metro-
politana o grupo de áreas metropolitanas y b ) un entorno dependiente
más extenso (y más disperso) que tiende a extenderse más allá de las
fronteras nacionales de un país, lo cual le da la dimensión suprana-
cional (o global) al fenómeno. Los nódulos (o puntos más densos) de
los encadenamientos productivos, a los que se hizo referencia previa-
mente, se ubican dentro de las constelaciones regionales de actividad
económica. Ejemplos de regiones urbanas globales se encuentran en
Boston-Nueva York-Philadelphia, Los hgeles-san Diego-Tijuana,
Tokio-Nagoya-Osaka, etc. Gracias al desarrollo de las telecomunica-
ciones y los medios de transporte, las distintas regiones urbano globa-
les se hanido integrando progresivamente hasta dar lugar a un nuevo
mosaico de interdependencia mundial (idem).
Los acuerdos para conformar bloques regionales (Unión Europea,
nc, Mercosur, etc.) constituirían la respuesta defensiva de los estados
nacionales que intentarían de este modo garantizar cierto grado de
gobemabilidad del proceso y la capitalización de los enormes benefi-
cios potenciales [Scott, op. cit.; Oman, 19941. Otras formas de contro-
lar el proceso que implicarían ceder autonomía a regiones que se inte-
gran directamente al mercado mundial, son vistas con desconfianza
por las implicaciones negativas sobre la integridad del Estado nacional.

Ea integración de los países en desarrollo:


encadenamientos prsdiiclivos y transinisieín
L da conocimiento teceioldgico
l
Al lado de otros efectos adversos o de la incertidumbre resultado de la
disolución de los referentes anteriores, los encadenamientos produc-
tivos internacionales son uno de los fenómenos de mayor pofenciali-
l dad asociados a la globalización del espacio económico.

1 Los encadenamientos pueden actuar como circuitos para la trans-


ferencia internacional ¿le conocimiento tecnol6gico. De hecho desempe-
ñaron ese papel en la industrialización de los paises de Asia Oriental,
I
particularmente Corea del Sur y Taiwan [Hobday, 19951. Sin embargo,
antes de 1980 no se verificó un fenómeno equivalente en América Latina
lo cual está en relación con la modalidad tanto del desarrollo latinoa-
mericano como del tipo de encadenamientos que se extendieron hacia
I

60tros autores como James Wilkie [1998] las denominan áreas subnacionales
para destacar la preeminencia de lo regional sobre lo nacional.
1

1 de h,lexico a la ecoiiornia global


13 i11tegraci611 m
algunos países de la región, en particular México a partir de finales de
los sesenta.
El estudio de la transferencia internacional de tecnología como una
de las fuentes fundamentales del desarrollo económico, ha recibido
atención sólo tardíamente y su estudio estuvo inicialmente en manos
de historiadores de la te~nología.~ El enfoque socioeconómico del tema
avanzó cuando se le relaaonó con la industrialización tardía en el marco
de las lecciones derivadas de la experiencia de los tigres asiáticos
[Hikino y Arnsden, 19951. Este enfoque permitió cuestionar con éxito
el mito que prevaleció durante la industrialización por sustitución de
importaciones de que la simple acumulación o inversión de capital
productivo implicaba automáticamente la acumulación de capacidades
tecnológica^.^
Los canales por medio de los cuales se puede transferir tecnología
internacionalmente son diversos, pero siguiendo a Mowery y Oxley
[1995]podemos destacar los siguientes: a) importación de bienes, espe-
cialmente de medios de producción (maquinaria y equipo); b) conve-
nios interempresariales, principalmente acuerdos de licencia y alianzas
estratégicas, y c) inversión extranjera directa. Esta última puede tener
repercusiones diferentes según se trate de apertura de filiales para abaste-
cer mercados internos o de proyectos orientados total o mayoritaria-
mente a la exportación, en cuyo caso podemos hablar de plataformas
de exportación. Las plataformas a su vez pueden evolucionar hasta dar
lugar a encadenamientos productivos internacionales. La transferen-
cia de tecnología por cualquiera de esos canales puede dar lugar a
procesos de aprendizaje, es decir, a la asimilación por agentes domés-
ticos del conocimiento tecnológico involucrado. Para enfocar más
adecuadamente la mecánica del proceso de aprendizaje habría que
introducir el concepto de interacción empresarial que implica la reali-

7Posiblementeel estudio pionero sea el coordinado por Rosemberg y Frischtak en


1985. ,,
8"Durante 200 años el debate central sobre olít tic as de industrialización tardía se
centró en las medidas alternativas para fomentarSlaacumulación de capacidad produc-
tiva. El dinamismo tecnolóeico
" de la industria fue considerado en estos debates como
un derivado casi automático de las políticas comerciales y de la inversión en capacidad
productiva. Para los que respaldaban las políticas de protección el dinamismo tecnoló-
gico era visto frecuentemente como un atributo inherente a los sectores protegidos; éste
emergería automáticamente de la propia manufactura y de su sector de bienes de capital.
Igualmente, desde la perspectiva opuesta el dinamismo tecnológico sería una conse-
cuencia inevitable de la orientación exportadora o de las presiones competitivas genera-
das por los regímenes de libre comercio" [Bell y Pavitt, 1992: 2621.
40 . u Migiiel iiiigcl Rivera Rios
zauón de una praxis conjunta entre una empresa que aporta el cono-
cimiento tecnológico y otra que lo recibe.
En el caso de la ingeniería de reversa que fue central en el apren-
dizaje tecnológico japonés desde finales del siglo XIX [Freeman, 19971
no se requiere interacción empresarial ya que la empresa beneficiaria, ..
desata el paquete tecnológico por sí sola, lo cual se ve enormemente
facilitado porque la mayor parte del conocimiento tecnológico en
cuestión tiene forma genérica; en cambio en las industrias de frontera,
en las cuales el conocimiento está en estado tácito, es generalmente
indispensable la interacción empresarial.'
La inversión efectuada por empresas trasnacionales, principalmen-
te estadounidenses y japonesas, aumentó continuamente a lo largo de
la posguerra, pero se concentró en los países desarrollados, principal-
mente los de Europa. Pero fue a partir de finales de los sesenta cuando
aumentó la presión por exportar capital y tecnología a mayor número
de países. Emst y OIConnor [1989], señalan que la presión para efec-
tuar esas exportaciones se incrementó debido principalmente a tres
factores:
a) la necesidad de extender el ciclo de vida de tecnologías maduras
mediante estrategias globales de obsolescenua planeada;
b) la búsqueda de medios para recuperar los enormes gastos en
investigación y desarrollo efectuados para llevar al mercado nuevos
tipos de bienes; y
c) la percepción de que mediante la apertura de filiales en otros
,,.
países lograrían penetrar mercados que hasta entonces habían estado
i
cerrados a sus productos. Los flujos derivados de la acción de estos fac-
tores se concentraron en las economías más grandes de América Latina,
entre ellas obviamente México. Sin embargo, los beneficios en térmi-
nos de apropiación real de conocimiento tecnológico fueron limitados
por razones que Carlota Pérez [1992] sintetizó en los siguientes tér-
minos:
1 entre las empi-esas latinoamericanas se impuso un modelo de con-
ducta tecnológicamente pasivo, que implicaba.. . hacer copias al
1
'Cuando el conocimiento tecnológico adquiere carácter genérico se aproxima a
un bien público en el sentido en que se simplifica su aprendizaje siempre que se cuente
con cuadros profesionales y técnicos capacitados y actualizados. En cambio cuando
predomina el componente tácito, la transferencia voluntaria a firmas de un mismo país
o de otro, se dificulta considerablemente porque la vinculación entre la empresa creado-
ra y su creación es aún muy fuerte. Esto último hace evidente la importancia de la interac-
ción empresarial [Nelson, 19961.
carbón de plantas optimizadas del proveedor de la licencia, pero
con baja productividad. Compraban el equipo y la patente del
producto, junto con la asistencia técnica para aprender a operar
de modo rutinario. Se dependía del proveedor de la tecnología
para que ayudara en las contingencias y en cualquier cambio que
resultase necesario [y] se contaba con la protección arancelaria
del gobierno y con restricciones a la importación para garantizar
el mercado, pese a la mala calidad y a los mayores precios.

A lo largo de los setenta se desarrollaron a su vez dos modalidades


de plataformas de exportación: de un lado el tipo representado por la ..
,maquila mexicanaI0 que se diseminó a países de la cuenca del Caribe,
y del otro, lo que llamaremos la forma asiática. En sus orígenes, ambas
modalidades tuvieron un común denominador: la absorción de mano
de obra barata para la realización de operaciones de ensamble. Sin
embargo, en la medida en que gran parte de las plataformas de exporta-
ción establecidas en países de Asia Oriental se estructuraron en tomo
a la industria electrónica, se abrieron oportunidades que permanecie-
ron, hasta hace relativamente poco tiempo, cerradas en la modalidad
mexicana.
El ensamble de productos electrónicos se rigió desde sus inicios
por una lógica de organización posfordista, que significó altos márgenes
de flexibilidad en términos de la organización productiva [Hobday,
19951. Tendieron a superarse las barreras entre trabajo de ejecución y
.
,

gestión propias de la empresa fordista con lo que cobró importancia 4


la polivalencia de la fuerza de trabajo, aunado con el aumento del nivel
promedio de calificación de los cuadros laborales y un papel creciente
para ingenieros y técnicos para control de calidad, diseño y prueba
de producto. El resultado de lo anterior fue una mayor participación
e interacción de los actores productivos tanto de la mano de obra como
C

I o L a modalidad mexicana (o sea la llamada industria maquiladora) se caracteriza


4
porque la empresa externa que actúa en temtorio nacional organiza la producción sin la
colaboración de un agente empresarial interno. La aportación del agente empresarial
interno se daría normalmente bajo la forma de la subcontratación, pero depende
del desarrollo de varios factores que no se llevaron a cabo en M&ico sino despub de
1982. Cuando está presente la subcontrataci6n se origina lo que llamamos interaca6n
empresarial que evoluciona hasta la llamada manufactura de equipo original (MEO) y la
manufactura y diseño propio (MDP) [Dussel, 1998; Ernst y O'Connor, 1989; Hobday,
1995; Henderson, 19891.
332 híigticl !~iip,cl Rivera Rios
luego de los estamentos más calificados, incluyendo los gerenciales. Es
importante destacar el elemento interactivo presente en las plataformas
de exportación asiáticas, lo que posibilitó la transferencia de conocimien-
to tecnológico. Como lo documentan los trabajos de Hobday, Amsden
y otros, la producción de insumos y bienes electrónicos (con los re-
querimientos de calidad total) obligó a las empresas extranjeras a
desarrollar un modelo .de integración con agentes productivos inter-
nos que abrió a estos últimos la posibilidad de interactuar, asimilando
las técnicas y métodos de producción. Este proceso de asimilación
experimentó un salto cuando comenzaron a crearse en los países asiáti-
cos las llamadas empresas subconuatistas, que significaron la aparición
de un agente empresarial interno con altos atributos schumpeterianos
[Ernst y O'Connor, 19891.
La subcontratación, que hasta hace poco tiempo era casi inexis-
tente en México, implicaba que la empresa local recibía en paquete
cierto tipo de instrucciones productivas que procedía cumplir bajo cier-
tos convenios pactados que definían la autonomía, pero también la
cooperación con la empresa externa. La empresa subcontratista evolucio-
nó rápidamente hasta llegar a adquirir formas más complejas [Hobday,
1995 y Emst y O'Connor, 19891. En la manufactura de equipo origi-
nal (MEO) y la manufactura y diseño propio (MDP) la empresa local
actuaba con mayores márgenes de autonomía productiva, pero seguía
desenvolviéndose dentro del paradigma tecnológico desarrollado por la
empresa externa.
En este enorme avancí ?n la autonomía empresarial y con ello en
e

las posibilidades de aprendizaje tecnológico que se verificó en Asia


Oriental, se apoyó a su vez un desarrollo acelerado de los recursos
humanos, de la ampliación de la infraestructura física y de los avances
equivalentes en la capacidad de coordinación y regulación estatales.
Hacia finales de los sesenta el progreso en esos tres rubros tendía a
favorecer a los países de América Latina, pero en los siguientes 20 años
se revirtió la situación debido a que en los países de Asia Oriental el
Estado orquestó con éxito la ampliación de lo que llamaremos capa-
cidad social de acumulación.

El perfil ind~slridide la reiiiserción


iiilerndcional de Mdléxico
Como resultado de la gravitación más directa de las fuerzas globales y
de una estrategia de reestructuración (apertura comercial y privatiza-
ciones), la industria manufacturera en México experimentó, a partir
I,i inir.grdi.ii~rii1t. \ l k . ~ i c o <i 10 < . ( o n o i i i i d gloli,il
de finales de los ochenta, un cambio estructural. La mayor exposición
al mercado mundial contribuyó a un aumento de eficiencia y a una
creciente especialización, por lo cual el peso relativo de las distintas
ramas y subramas en la producción y las exportaciones ha tendido a
modificarse, determinando nuevos ejes de integración a la economía
global. Las ramas ascendentes que definen estos nuevos ejes son: a)
commodities industriales,ll esto es, las industrias intensivas en capital
procesadoras de materias primas (hierro y acero, químicos, plásticos,
cemento, vidrios, metalúrgica básica no ferrosa, etc.; b) la industria auto-
motriz y de autopartes, y c) equipos y aparatos electrónicos (industria
electrónica). En conjunto estas industrias generaron en 1997 alrede-
dor de 63% de las exportaciones manufactureras: la automotriz y la
electrónica, que tenían en conjunto una participación inferior a 5%
en 1980 generaron 45% de las exportaciones de la industria manu-
facturera en 1997. Ambas tienen también una balanza comercial
superavitaria, aunque dependen considerablemente de la importación
de partes y componentes.
En contraste con las anteriores, se ha estancado la participación
de dos tipos de industrias: de una parte, las que hacen uso intensivo de
conocimiento tecnológico y servicios de ingeniería que anteriormente
estaban articuladas dentro del llamado complejo metalmecánico, tales
como: a) maquinaria y equipo no eléctrico y b) aparatos electrodo-
mésticos [Benavente et al., op. cit.]. Por otro lado han declinado las
ramas tradicionales intensivas en mano de obra, como alimentos, parte
de la industria textil y calzado. La confección representa un caso atípico
pues su participación en el producto declinó para luego recuperarse y
su participación en las exportaciones se ha elevado muy dinámica- 4
mente sobre todo a partir de principios de los noventa, por lo que
cabe incluirla en el grupo ascendente [Portos, 20001. En el cuadro
siguiente se sintetizan los cambios en la estructura de,!a industria
manufacturera en México. Cabe aclarar que los commodities industria-
les muestran una participación más bien estable lo que se debe a que
iniciaron su despegue a principios de los ochenta cuando comenzó el
reemplazo de las viejas plantas por unidades más modernas [Katz, 19981.
1
Si se le juzga a partir del tipo de agente que i n t e ~ e n esus
, víncu- 4
los externos y a la base tecnológica, se advierte que la integración a
partir de la exportación de commodities industriales es la más tradicional
I

l 1 Este concepto se tomó de Benavente et al., 1996,quienes caracterizan estas activi-


dades unidas con la industria automotriz como los ejes de la reinserción internacional de
las economías más grandes de América Latina.
334 h4igwl ,\rige1 Rivera Ríos
i
CAMBIO EN LA ESTRUCTURA DE LA INDUSTRIA
MANUFACTURERA, 1981-1994
(1981=100)

Industrias tradicionales1
Alimentos, bebidas y tabacos
Textil y calzado
Commodities industriales2
Metalmecánica3
Electrónica4
Automóviles y autopartes
Fuente: INEGI, SCNM, vanos años.
'División 1 y 11.
.. 'Ramas: 34, 35, 36,37, 41,42.
3Ramas:50, 51, 52, 53,55.
'Rama: 54.

de las tres modalidades. Las ramas productoras de commodities están do-


minadas por un número reducido de grandes conglomerados de capi-
tal nacional que tenían un peso determinante en la economía desde los
años setenta; posteriormente en los ochenta se vieron fortalecidos por
la privatización con lo cual consolidaron su estructura como grupos de
capital privado [Basave, 1996; Morera, 19981. Al tratarse de industrias
de proceso continuo, la producción no se organiza internacionalmente
mediante encadenamientos productivos por lo que los agentes internos
pueden recumr directamente al mercado mundial para adquirir tecno-
logía. Esta posibilidad brinda mayor autonomía a las empresas locales ..
pero al no existir interacción directa los niveles de eficiencia dependen
1 de la capacidad para "desatar" los paquetes tecnológicos. Los produc-
L tores mexicanos compiten en los segmentos más estandarizados del mer-
cado utilizando tecnología madura con un alto grado de difusión in-
ternacional [González, 20001. Pese a que la brecha internacional entre
los productores nacionales y sus competidores se ha cerrado [Bena-
vente et al., op. cit.], para lograr su consolidación internacional debe-
) rán elevar el contenido tecnológico de los productos exportables, lo
que exige inversiones sustanciales en investigación y desarrollo, así
I como un cambio más radical en el perfil del personal ocupado para
incrementar el peso de técnicos e ingenieros.
Los complejos automotrices que surgieron en la zona norte de
México a partir de principios de los ochentaI2son la parte nodal de la
"Las plantas para ensamblar automóviles comenzaron a instalarse después de las
de motores, o sea desde 1986-1987.
nueva modalidad de integración a la economía global cuyos rasgos,
aunque menos desarrollados, se encuentran, como vemos más ade-
lante, en la industria electrónica (y la confección). Las empresas termi-
nales (ensamble de motores y vehículos) y la mayor parte de las que
'
producen partes y componentes, están articuladas en encadena-
mientos y redes y su distribución espacial se ubica dentro del concep-
to de región urbano global propuesta por Scott. Los centros moto-
res de la región se encuentran en California y Texas, pero han surgido
centros subalternos en territorio nacional como Monterrey.'3 En tomo a
estos centros y otros dispersos en estados fronterizos de EUA y México,
se extienden los encadenamientos productivos que unen empresas
terminales, de partes, proveedores de servicios, consultoras, etc. La
región se constituyó y funciona a partir de una lógica global, ya que
como respuesta a la presión de los productores japoneses, las auto-
motrices estadounidenses asignaron a las plantas mexicanas un papel
cada vez más importante en su estrategia de abatimiento de costos. El
acceso a reservas de mano de obra barata fue el móvil inicial, pero
pronto se desarrolló una relación más compleja entre los agentes pro-
ductivos conforme intervenían un conjunto de factores que veremos
más adelante.
Aunque existían poderosas fuerzas espontáneas en la integración
de este espacio, el papel del gobierno como promotor y coordinador
fue determinante para que las empresas y capitales mexicanos se inte-
graran a las redes productivas automotrices. Actuando en los marcos
de un nuevo tipo de interdependencia (creciente actividad en espa-
cios que no siguen los contornos del Estado-nación) y con los instru-
mentos tradicionales, el gobierno mexicano emitió una serie de deue-
tos para equilibrar importaciones con exportaciones y mantener un
mínimo obligatorio aunque flexible de contenido n a ~ i o n a l .La
' ~ firma
posterior del n c cambió el concepto de contenido nacional por el de
regional, pero ya las empresas nacionales estaban articuladas al pro-
ceso. La ventaja fue
,, que el Tratado amplió el acceso de los productos

"Esta ciudad es la sede de algunos de los conglomerados que han invertido en la


industria de autopartes.
I4Apartir de la publicación del decreto de 1377, se inició una nueva etapa del pro-
ceso de promoción de exportaciones; durante la misma se exigió a las empresas auto-
motrices terminales que mantuvieran un presupuesto de divisas equilibrado y que 50%
del valor de sus exportaciones correspondiera a componentes producidos por la indus-
tria nacional de autopartes. Esta disposición coincidió con los primeros esfuerzos de la
industria automotriz estadounidensepor encontrar fuentes competitivas de abastecimiento
de componentes.
procesados en México, con lo cual aumentó la actividad de las empre-
sas mixtas y en menor proporción de las empresas mexicanas inde-
pendientes.
La formación de encadenamientos productivos abrió, por las
razones ya explicadas, un margen muy amplio para la interacción
entre empresas extranjeras y nacionales que constituía una fuente
potencial de conocimiento tecnológico. Obviamente en la industria
automotriz terminal no surgió un agente productivo nacional, pero
en la producción de autopartes se desarrolló al lado de la maquila
tradicional y de las empresas nacionales independientes un nuevo
tipo de empresa mixta con mayor potencial de aprendizaje tecnoló-
gico. A principios de los ochenta ya existía una primera modalidad de
~ ~

asociación en la cual las empresas terminales y grupos nacionales rea-


lizaban coinversiones con consorcios nacionales para producir com-
ponentes y exportarlos en forma directa o abastecer con ellos a las
plantas armadoras ubicadas en territorio nacional, tal es el caso de la
asociación de Ford con Vitro y con Alfa; también de General Motors y
Nissan con empresas nacionales [CEPAL, 19921. En una segunda mo-
dalidad las empresas terminales aportan capital o equipo a empresas
nacionales para producir determinados componentes para el mercado
mexicano o para exportación a Estados Unidos: convenio de GM con
Condumex, Aralmex, Tebo y Tremec (idem).
Al igual que en Asia Oriental, las empresas extranjeras proporcionan
a sus socios nacionales capacitación para trabajadores y técnicos, asis-
tencia para elevar la productividad y los estándares de calidad; envían
a sus ingenieros para diseñar y organizar el piso de producción. Este
paquete asistencia1 constituye el primer impulso en el proceso guiado
de aprendizaje tecnológico que continúa a medida que se profun-
dizan las relaciones entre ambas partes [CEPAL, op. cit.]. Además, en
tanto la empresa doméstica opera dentro del sistema de red establecido
por las armadoras se ve favorecida por las economías de producción
b que establece'esta última, lo que implica ahorros en el manejo de
inventarios, adiestramiento y manejo de personal, ajuste ordenado
de los volúmenes de producción, etc. Existe acuerdo entre los obser-
vadores que las empresas mixtas han avanzado tecnológicamente más
que las empresas nacionales independientes y las maquiladoras ya que
en relación con las independientes, exportan una mayor parte de la
producción y con relación a las segundas, exportan productos más
complejos [Unger, 19851. Las empresas más fuertes de este grupo, las que
rt

surgieron de la asociación entre las armadoras y los consorcios como


AIfa, Desc, han seguido estrategias tecnológicas basadas en el apren-
dizaje, como lo revela la compra de empresas en Estados Unidos que
poseen patentes de producción de partes y componentes.I5
Pese a los avances anteriores, el desarrollo del sector de autopartes
presenta dos obstáculos: a) la aún limitada integración al resto del
aparato productivo debida principalmente (como veremos), al escaso
desarrollo endógeno de la industria electrónica que tiene un papel deter-
minante como proveedor de insumos avanzados de las empresas auto-
motrices. Esta limitada integración se pone de manifiesto en las barreras
que enfrentan las empresas independientes de autopartes que se han
visto confinadas a los productos de menor contenido tecnológico. Para
que las empresas independientes superaran esas barreras requerían el
desarrollo de canales que les brindaran acceso autónomo a tecnología de
proceso y producto de manera que pudieran competir con las empre-
sas mixtas.
b) La formación de personal calificado es insuficiente, lo que limi-
ta los efectos de arrastre a favor de otras empresas o sectores. Los
grandes consorcios y sus socios han superado esta restricción estable-
ciendo sus propios programas de formación y calificación de personal,
gracias a lo cual han logrado elevar muy rápidamente los niveles de
productividad laboral [CEPAL, op. cit.]. Las brechas entre los niveles
de calificación y productividad entre las empresas integradas a los
encadenamientos productivos y las que están fuera de ellos, sólo po- .,
drían superarse a partir de la creación de un sistema nacional integra-
do de calificación y capacitación que requeriría sustanciales esfuerzos 1
públicos y privados.
Los especialistas que han estudiado el desarrollo de la capacidad
de absorción de tecnología importada en países en,desarrollo o de
reciente industrialización [véase Mowery y Oxley, 1995], destacan el
papel central desempeñado por el "sistema nacional de innovación". Sin
una red que integre a las instituciones que están o debieran estar liga- 4
das al desarrollo de la capacidad de innovación (centros públicos y
privados que financian o realizan investigación y desarrollo, universi- i

I5La operación más importante fue la que realizó Desc, el conglomerado mexi-
cano, al adquirir a finales de 1998 la mayona de las acciones de Corporación Dana, de
Ohio, especializada en la manufactura de transmisiones. La operación tenia la finalidad
de lograr acceso a patentes y consolidar geográficamente la producción de autopartes ya
que las operaciones de Dana fueron transferidas a Querétaro. Véase Financia1 Times, 18
de julio de 1997.
ejecutarse proyectos de vinculación universidad-empresa y a organi-
zarse equipos para investigación y desarrollo [Warman, op. cit.].
Esta estrategia quedó prácticamente cancelada hacia 1985 con la
apertura comercial y la nueva reglamentación sobre inversión extran-
jera, con lo cual se abrió otra vía de integración internacional. En par-
ticular la nueva reglamentación sobre inversión extranjera estaba con-
cebida para atraer empresas como IBM que podían imprimir nueva
vida a las actividades de maquila e impulsar las exportaciones. Con la
entrada de IBM y posteriormente con la firma del TLC llegaron otras
empresas trasnacionales que se asentaron en la zona metropolitana
de Guadalajara, principalmente en el municipio de El Salto [Dussel,
. ,19871 con lo cual nació el que posiblemente sea el más importante
distrito industrial existente en México.
Con la concentración de un importante número de filiales de m
se dio el primer paso para extender a México encadenamientos pro-
ductivos con potencialidad para el aprendizaje tecnológico y la trans-
ferencia de tecnología. El segundo paso consistía en integrar a empre-
sas nacionales (o mixtas) en dichos eslabonamientos para que, mediante
la realización de actividades de ensamble, comenzaran el ascenso para
convertirse de subcontratistas a empresas autónomas con vínculos más
desarrollados con las empresas innovadoras que dominan el mercado
mundial. Este segundo paso empezó a materializase con la iniciativa de
IBM de desarrollar círculos de proveedores domésticos para una gama
de productos, empezando por los productos más sencillos como gabi-
netes, chasises, empaques, etc. [Dussel, op. cit.]. Después del comienzo
prometedor a finales de los ochenta, el proceso se estancó, ya que los
subconuatistas locales tendieron a quedar confinados a los produc-
tos más rudimentarios como los que dieron inicio al programa de
proveedores a finales de los ochenta. Paralelamente han estado anibando
empresas externas para hacerse cargo de la fabricación de productos
más complejos bajo el sistema de maquila [Dussel, op. cit.].
Las causas de esta regresión son tanto externas como internas. La
base del modelo de aprendizaje propuesto conjuntamente por el go-
bierno del estado de Jaliscoy agencias internacionales, se apoyaba en
la IBM y SU capacidad para actuar como eje articulador de un conjunto
de empresas tanto extranjeras como nacionales. Sin embargo un factor
adverso fue el debilitamiento de la competitividad internacional de la
IBM que le llevó a asignarle a México esencialmente un papel como
proveedor de mano de obra barata dentro de una estrategia de super-
M .. hligucl higcl Riwra Rios
vivencia basada en el abatimiento drástico de costos.I7 Pero en bue-
na medida la respuesta de la IBMestuvo determinada por la lentitud
para que surgiera en México una plataforma tecnológica que posibili-
tara la realización de procesos más avanzados como diseño, progra-
mación y prueba de producto. Tal falla no fue simplemente producto de
la insuficiencia en la formación de cuadros de alto nivel, sino en la
ausencia de una estrategia nacional para desarrollar capacidades tecnoló-
gicas avanzadas mediante las cuales se impulsara a las empresas loca-
les que se integraban a los encadenamientos productivos. Tal estrate-
gia integral implicaría coordinar el esfuerzo gubernamental estatal y
federal, con el empresarial (grandes, medianas y pequeñas empresas),
centros de formación y capacitación, universidades, agencias intemacio-
nales, consultores, firmas extranjeras, etcétera.
El hecho de que tanto la industria automotriz como la electróni-
ca, cuya productividad se ha desenvuelto muy dinámicamente, estén
basadas en una economía de bajos salarios, revela que en el mejor de
los casos el régimen de aprendizaje está en sus primeras etapasIsy que
existe una interacción débil entre el mismo y la reproducción de las
fuerzas de trabajo. El reforzamiento de esta interacción nos remite de
nuevo al desarrollo del sistema de educación y formación de las fuerzas
de trabajo que deberá complementarse con una política salarial que
favorezca el aumento de la intensidad laboral.

Conclusidn: reque~hientosulteriores
para impulsar el aprendizaje tecnológico
La discusión sobre la transformación de las industrias de autopartes y
electrónica sugiere que sobre todo en el caso de esta última sólo me-
diante la instrumentación de una política industrial integral (que tenga
adicionalmente una importante extensión regional y local) se podrá
imprimir un nuevo impulso que maximice el aprendizaje tecnológi-
co. Un elemento indispensable de tal política es la existencia de una
visión de conjuntoIgque' posibilite movilizar y localizar recursos ubi-

''Parte nodal de esta estrategia fue el lanzamiento en 1993 del ]muy un nuevo
programa de subcontratación que transfería parte de los costos, principalmente por
manejo de inventarios, a las empresas proveedoras. Esta iniciativa era en el fondo com-
plementaria con la decisión tomada por la IBM de retirarse del Centro de Tecnología de
Semiconduaores, el laboratorio más avanzado en informática que existe en México (lo
anterior procede de Dussel, op. cit.).
I8Esa es la opinión tanto de Dussel, op. cit., como de Ramirez, 1997.
"La importancia de la visión de conjunto ha sido señalada por Chang [1996].
cados en distintos ámbitos, como también tomar decisiones que ten-
gan repercusiones múltiples. Tradicionalmente se consideraba que el
Estado era el depositario natural de la visión de conjunto, pero con la
crisis estatal de los ochenta y la subsecuente privatización, la visión de
conjunto dejó de articularse exclusivamente desde el Estado y pasó,.a
ser determinante la aportación de los restantes actores, principal'pero
no exclusivamente, de los grupos de capital financiero. En consonan-
cia con lo anterior, una nueva política industrial que posea carácter
integral sólo surgirá de una estrecha colaboración y coordinación
entre el sector público y el privado. En el marco de este proyecto de
cooperación y coordinación sería factible movilizar los recursos fi-
nancieros, técnicos, educativos y científicos que se requieren para
reorientar el desarrollo de la industria electrónica y apoyarla crecien-
temente en el aprendizaje tecnológico.
Sin embargo, el impulso a este nuevo proyecto de intervención
estatal requiere de un amplio potencial de gasto público. Ello se explica
porque el enorme rezago en el desarrollo de la capacidad social de
acumulación requiere recursos que exceden los esquemas de aporta-
ciones privadas recientemente propuestos para países como México. De-
safortunadamente, en los últimos años la capacidad de gasto público
se ha reducido peligrosamente con el estancamiento de los ingresos
tributarios. Hacia finales de los setenta el Estado gastaba el equivalente
a casi 40% del PIB; hoy en día escasamente el gasto presupuesta1 rebasa
20% del mismo. En relación con la captación tributaria, la caída
absoluta ha.sido residual, pero el rezago en términos del incremento
de la riqueza privada ha sido enorme, si la estimamos tomando como
base la multiplicación del nivel de capitalización de la bolsa de va-
l o r e ~La
. ~declinación
~ del impuesto sobre la renta es más evidente, ya
que en 1980 se captaba el equivalente a 5.5% del PIB, cantidad que
disminuyó a 4.1% en 1985 y a 4% en promedio entre 1995 y 1998
[Poder Ejecutivo Federal, 1997 y OCDE, 1992].21La disminución del
ZoEntre1980 y 1999 la participación de los impuestos en el PIB, después de varios
altibajos a finales de los ochenta y entre 1995-1996, se mantuvo en poco más de 11%; en
consecuencia el rezago es más bien relativo que absoluto, ya que si estimamos el aumen-
to de la riqueza privada mediante su vehículo fundamental, el valor de las acciones,
debemos referimos a la capitalización de la bolsa como el indicador idóneo. A finales de los
noventa la capitalización de las acciones en la Bolsa Mexicana de Valores es unas siete
veces más alta que a finales de los ochenta, por lo cual debiera captarse al menos el doble
por impuestos a las diversas formas de ingreso capitalista.
"La OCDE en su informe 1999 señala que aunque México es un pals de baja tribu-
tación, hasta 1994 los ingresos tributarios totales habían seguido una tendenaa ligera-
mente creciente, pero con la crisis financiera hubo un desplome principalmente del im-
puesto sobre la renta. Esta observaci6n contradice el informe de la OCDE de 1990-1991
rl
h

ingreso captado por este impuesto pudo ser mayor de no ser por la
exacción más elevada sobre los ingresos de fuentes no capitalistas, en
I momentos en que la participación de trabajo en el ingreso nacional
se redujo en un 30 por ciento.
Las consecuencias de la contracción de la base tributaria son corn-
p l e j a ~y ~es~determinante la existencia de una elevada concentración
del ingreso, pero un factor que explica el deterioro de la captación a
partir de finales de los ochenta, pero sobre todo después de la aisis fi-
nanciera de 1994 son dos procesos que han sido identificados en otros
países. Primeramente ha desempeñado un papel decisivo el incre-
mento de la movilidad internacional del capital producto de las inno-
vaciones generadas en el terreno de la informática y las telecomunica-
\,.
uones. Lo que ha permitido a las grandes empresas mexicanas reducir
artificialmente su ingreso gravable al combinar la ingeniería financiera
y el acceso a los llamados paraísos fiscales internacionales. En segundo
lugar, el incremento de la movilidad internacional del capital ha coinci-
dido en México con un aumento considerable del poder de negociación
del sector privado monopólico que ha tenido a su vez dos repercusio-
nes determinantes: a) diversas concesiones tributarias a favor de los
perceptores de ingresos provenientes del capitalz3y b) la formación de
un frente de resistencia que ha impedido hasta la fecha efectuar una
reforma tributaria que permita revertir el estancamiento del deterioro
de los ingresos tributarios. Esto último significa que el esfuerzo redis-
tributivo que se requiere para romper los estrangulamientos del pro-
..
ceso de reintegración internacional se encuentra paralizado por una
p especie de boicot llevado a cabo por los que han sido hasta ahora los
principales beneficiarios de la limitada modernización de la eco-
b nomía mexicana. A su vez, la escasez de recursos públicos ha limitado

donde reconoce una disminución a largo plazo de la captación del impuesto sobre la
renta que se redujo el equivalente a 1.5% del pis entre 1980 y 1985 y (de acuerdo con el
propio Gobierno Federal) siguió disminuyendo en los siguientes años. Véase OCDE, 1992,
I p. 287 y 1999, p. 84.
=Para la OCDE [op. cit., 19993, que desestima la existencia de un descenso a largo
plazo del impuesto sobre la renta, la causa principal de la declinación del ingreso tribu-
tario se encuentra en la existencia de regímenes especiales que data de finales de los
I ochenta y tienen escasa conexión con los problemas de tributación de los sectores de
altos ingresos y las grandes empresas. Siendo así, queda sin explicarse por qué desde 1994
se colapsó la captación del impuesto sobre la renta.
23Setrata de la exención a los ingresos de capital (ganancias por negociación de
títulos en la bolsa de valores) y a los dividendos que quedaron exentos del impuesto
a la renta personal [OCDE, 19921.
el desarrollo de la capacidad social de acumulación, lo que ha mer-
mado el potencial de crecimiento inmediato y de largo plazo de la
economía mexicana.
El deterioro de la capacidad de crecimiento afecta en primer térmi-
no a las clases populares y a los capitalistas que operan de manera inde-
pendiente. Los daños a la acumulación que efectúa el capital financiero
son mucho menores, ya que tienen acceso a canales adicionales para
captar ganancias especulativas principalmente por medio de operaciones
bursátiles, pero a la larga afectará también a este sector a medida que
México se vea desplazado de la competencia internacional y parale-
lamente se amplíe la brecha respecto de los sectores tecnológicamente
más avanzados. Por lo tanto, además de las consecuencias regresivas
que afectan la estabilidad social y política del país, a la larga aun los
sectores más consolidados pagarán un precio, ya que está compro-
metida la capacidad de crecimiento a largo plazo.
Considerando la importancia que tiene la cooperación y la coordi-
nación dentro de una nueva modalidad de gestión e intervención
estatal, la resistencia de los grandes perceptores de ingresos constituye
un obstáculo formidable al logro de un acuerdo entre el sector público
y el privado que es indispensable para movilizar recursos en gran
escala con el fin de impulsar industrias tecnológicamente avanzadas.
La solución a este conflicto tendrá que pasar por una suerte de nuevo
pacto social en el cual los capitalistas acepten sobrellevar una mayor
carga tributaria a cambio de los beneficios de una mayor estabilidad
social y de la dinamización del crecimiento que resultaría de un gasto
público incrementado y mejor canalizado.

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José Luis Calva


Para poco más de la mitad de los entrevistados (57%), este sexe-
nio terminará mal; poco más de la tercera parte plantea que ter-
minará regular (38%) y sólo unos cuantos (5%) consideran que
la presente administración saldrá bien.2

Previamente, la encuesta nacional Pulso Sociopolítico de la Po-


blación, realizada por Banamex durante septiembre, había encontra-
do que, para 50% de los ciudadanos, "la situación económica del
país empeorará en lo que queda del sexenio" y "sólo 3% de los en-
cuestados cree que será favorable el entorno económico f u t ~ r o "Así,
.~
parece emerger en la conciencia ciudadana la certera convicción -fun-
,dada en la experiencia- de que la estrategia económica vigente no
~

traerá bienestar familiar ni prosperidad para la nación.


Dados los resultados objetivos del modelo neoliberal, la disyunti-
va de los mexicanos parece estribar en si nos resignamos a este mo-
delo económico como una realidad inamovible; o si hacemos un
esfuerzo serio (ergo realista, consciente de las restricciones infran-
queables pero también de los márgenes de libertad disponibles) para
escapar de esta realidad.
Sin duda, lo primero que necesitamos -como ha propuesto Enri-
que Semo- "es reconstruir conscientemente la esperanza, el anhelo y
la fe en la posibilidad de un México mejor". "Toda intención humana .
-escribe Semo, siguiendo a Ernst Bloch- está sostenida por los sueños
de una vida mejor y el meollo de todo anhelo constructivo es la espe-
ranza." "Perdida ésta, el hombre prefiere refugiarse en el pragmatismo
de lo inmediato y eso lo priva de concebir el futuro como materia
maleable." "La esperanza -en cambio- es enemiga del miedo y la re-
signación, y elimina sus corrosivos efectos. Amplía al hombre y lo
proyecta hacia delante, mientras que la resignación lo limita y lo empe-
queñece. No se puede pasar de una actitud defensiva'de sobrevivencia
a la acción transformadora, sin reconstruir la esperan~a."~
9 ,

'Alducin y Asociados, "Encuesta de opinión sobre bienestar familiar", El Univer-


sal, México, 14/XII/98.
'Departamento de Estudios Sociales de Banamex, "Pulso sociopolitico de la po-
blación, 1998", en Examen de la situacidn econdmica de Mkxico, México, Banamex,
noviembre de 1998.
4EnriqueSemo, "Incertidumbre",El Universal, México, 12/IV/99. "Si no enten-
demos lo que es esta esperanza, que abrigan los seres humanos para si y para sus hijos
-ha señalado Wallerstein- no podremos comprender la historia política de los úitimos
doscientos años del moderno sistema mundial."Immanuel Wallerstein, Utopfscica. O
las opciones histdncas del siglo xxr, México, Siglo xxr, 1998.
Por fortuna, la mayoría de los mexicanos se pronuncia resuelta-
mente por la esperanza. Después de otorgar calificaciones reprobatorias
al gobierno del presidente Zedillo por su conducción de la economía
mexicana (con 4.7 de calificación promedio en política económica ge-
neral; 4.4 en combate a la pobreza; 4.3 en salarios; 5 en creación de .
empleos y 4.2 en política hacia el campo), según una importante en-
cuesta nacional de opinión realizada en diciembre de 1998;5de consi-
derar (85% de los entrevistados) que "la situación económica del
país es mala o muy mala", al tiempo que sólo 4% de los ciudadanos
consideran buena la situación económica; y de atisbar un futuro
inmediato nada halagüeño para sus familias (61% estima que den-
tro de un año su situación económica será peor que la actual; 7% esti-
maque será "igual de mala"; 6% no sabe; 8% piensa que será "igual
de buena"; y sólo 18% estima que será "mejor"), a la pregunta espeú-
fica de si "el próximo Presidente de la República, idebe continuar con
la misma política económica del presidente Zedillo o debe buscar una
alternativa?",88% de la población contestó que "debe buscar una políti-
ca alternativa", 2% "no sabe"; y sólo 10% de la ciudadanía consideró
que "debe seguir con la misma política económica".
Así, parece aflorar en la conciencia ciudadana la convicción de
que después del neoliberalismo existirá un horizonte económico mejor para
los mexicanos.
La función de los científicos sociales -como parte de nuestra respon-
sabilidad universitaria de contribuir al conocimiento y a la solución de los
grandes problemas nacionales- estriba en indagar la pertinencia y via-
bilidad del cambio sustancial en la estrategia económica, contribu-
yendo a descartar falsas expectativas, o bien a otorgar certeza a la espe-
i
ranza.
Sin duda, nos es asequible coadyuvar a la construccidn de una es-
peranza certera de triunfo. Utilizando los márgenes de maniobra que
México tiene dentro de las realidades inesquivables del entorno eco-
nómico y político internacional, así como en función de nuestras
propias realidades nacionales (cargadas de restricciones y de obstáculos
estructurales, pero también de potencialidades), es factible construir
1 una nueva estrategia económica capaz de afrontar exitosamente los
l grandes retos del desarrollo sostenido con equidad, es decir un sistetna de
1
a las Heras, Uso y abuso de las encuesta. Elecciones 2000: los escenarios, México,
5 M a ~de
1
Océano, 1999.
"La idea del bien -señaló Hegel- puede hallar su acabamiento sólo en la idea de
lo verdadero". G.W.F.Hegel, Ciencia ale la lógica, Buenos Aires, Solar-Hachette, 1974.
MQico: alrcmativas dentro del canihio giohal
í
políticas públicas realmente consistentes con este objetivo, ergo congruen-
tes entre sí, viables dentro de las actuales realidades nacionales e inter-
nacionales y -preferentemente- validadas por su aplicación en econo-
mías exitosas.
No se trata, por consiguiente, de construir utopías, sino de esca-
par de la utopía neoliberal, es decir del sueño irrealizable -vid infia- de
un país próspero, equitativo y estable mediante el libre accionar de la
mano invisible del mercado.
Tampoco se trata de regresar a estrategias económicas del pasado,
ya agotadas y colapsadas (vid infia). Se trata de construir el fitturo con
los pies firmemente asentados en las realidades del presente, en las
enseñanzas de1 pasado y en las experiencias internacionales contem-
poráneas de desarrollos económicos exitosos.

Libertades en la globalizacidn
Los procesos objetivos de globalización económica (comercial, finan-
ciera, productiva y tecnológica) han sido presentados por los ideólogos
neoliberales como procesos novísimos y arrolladores a los cuales Méxi-
co debe insertarse precisamente a la manera neoliberal (con apertu-
ra comercial a ultranza, liberalización de los mercados financieros y
retiro del Estado de sus funciones económicas como regulador, conduc-
tor y promotor activo del desarrollo económico y social), so pena de
quedar al margen del progreso y del pasaje al Primer M ~ n d o . ~
Contrario sensu, p a í s ~ sdesarrollados como Estados Unidos, al
tiempo que pregonan e imponen a numerosos países en desarrollo el
librecambio y la rectoría irrestricta del mercado en los procesos eco-
nómicos, aplican pragmáticamente estrategias de mercado adminis-
trado, conservando amplios márgenes de intervención estatal en la
promoción del desarrollo industrial y agn'cola así como e n el bienes-
tar s ~ c i a l . ~
'Véase Jaime Estay, "La globalización y sus significados",en J.L. Calva (coord.),
Globalización y bloques económicos. Realidades y mitos, México, Juan Pablos-BUAP-udec,
1995; lohn Saxe-Fernández,"La globalizaaón:aspectos geoeconómicos y geopoliticos",en
J.L. Calva (coord.), Globalizacidn y bloques económicos, op. cit.; y Carlos M. Vilas, "Seis
ideas falsas sobre la globalización", en John Saxe-Fernández (coord.), Globallzacidn:
crítica a un paradigma, México, Plaza & J¿III~S-~IEC-UNAM,1999.
8María Elena Cardero, "Proteccionismo,subsidios y política económica en los paí-
ses del m",en M.E. Cardero (comp.), Qué ganamos y qué perdimos con el nc, México,
Siglo m-UNAM, 1996; Miltiades Chacholiades, Economía inteniacional, Bogotá, McGraw-
Hill, 1990; William H. Branson y Alvin H. Klevoridc "El comportamiento estratégico y la

350 lo<íl I iiis Calva


o/
1
Mientras estos países despliegan procesos de reestructuración
1 económica sobre horizontes de planeación de largo plazo y liderados
1
l por sus propias corporaciones trasnacionales, los países en desarrollo
que son sometidos a una reestructuración neoliberal, quedan supedi-
tados a las señales inmediatas del mercado (un mercado, por cierto,
altamente distorsionado por las corporaciones trasnacionales y por
las políticas comerciales e industriales de los países exitosos), sin ho-
rizonte estratégico de largo plazo, con creciente desigualdad y desar-
ticulación de sus plantas productivas, creciente vulnerabilidad externa
y grave deterioro social y ecológico.'
Como resultado, se profundiza la tendencia al reparto desigual de
los beneficios del desarrollo económico mundial en favor de los paí-
ses ricos (mientras el PIB per cápita de los países de ingreso alto pasó
de 9 507 dólares a 24 929 dólares, a precios corrientes, entre 1980 y
1995, el PIB per cápita de los países en desarrollo sólo pasó, en estos
tres lustros de globalización, de 884 dólares a 1 130 dólares).'O Así, la
visión simplista de la globalizución -que John Saxe-Fernández,siguiendo
a Paul Krugrnan, denomina "versión pop del globa1ismo"- según la cual
los procesos de integración económica aceleran el crecimiento de las eco-
nomías en desarrollo, multiplican las oportunidades de empleo y de in-
greso digno para sus poblaciones y, eo ipso, generan un proceso de con- ..
vergencia internacional en los niveles de desarrollo y bienestar, resulta
invalidada por las evidencias empíricas universales, las cuales muestran,
más bien, que el accionar internacional de la mano invisible del mercado real
tiende a profundizar la desigualdad en la distribución del ingreso entre
las naciones, las regiones y los gmpos sociales.ll

politica comercial", en Paul Kmgrnan (comp.), Una política comercial est~ategicapara


la nueva economía internacional, México, FCE, 1991; J. David Richardson, "La nuwa
economia política de la política comercial", en P. Knigrnan (comp.), op. cit.; además de
los trabajos de J. Estay (1995); M. C e ~ e r a(1996); C. Vilas (1999), J. Saxe-Femández
(1999); J. Petras yfM.Morley (1998), citados en este artículo.
'Véase Samir Amin, Los desafios de la mundialización, México, Siglo m, 1997; Be-
renice Ramírez, "América Latina: los saldos de la reestructuración neoliberal", en J.L.
Calva (coord.), Hacia un nuevo modelo económico, México, u~ci-JuanPablos, 1988; y
I' María Elena Cardero, "La apertura comercial en América Latina y sus resultados incier-
tos", en J.L. Calva (coord), Globaliznción y bloques económicos, op. cit.
I locifras per cápita basadas en Banco Mundial, Infonne sobre el desarrollo mundial
1997, Washington, 1997.
"John Saxe-Ferndndez, "Globalización e imperialismo", en 1. Saxe-Ferndndez
(coord.), Globaliulción: crítica a un paradigma, op. cit.; véase también Federico Manchón,
"Globalización, regionalización y comportamiento financiero", en J.L. Calva (coord.),
h,i&ic-o, alicind[ivas deritr« tlel cariibi:, global
i
-2

Por eso, si bien los procesos objetivos de globalización económi-


ca constituyen un dato de la realidad, contra el cual no cabe oponerse
tout coun, las naciones pueden -y deben- idear soberanamente sus
propios estilos de inserción en los procesos globales, aprovechándolos para
sus fines nacionales, en vez de dejarse simplemente arrastrar por las
fuerzas ciegas del mercado. De hecho, las evidencias empíricas universa-
les indican que sólo los países en desarrollo que despliegan estrategias
económicas pragmáticas, y no basadas en dogmas neoliberales, logran
una mejor inserción en los procesos de globalización y consiguen ele-
var aceleradamente sus niveles de ingreso y bienestar.
De esta manera, el dogma ideológico que presenta al modelo eco-
nómico neoliberal como el único posible bajo el actual entorno
. mundial, no es corroborado por la experiencia universal. Así, las
estrategias desplegadas por los países de reciente industrialización del
Pacífico asiático, por ejemplo, cuyos procesos de desarrollo acelerado
les permitieron establecer una sólida base productiva interna, com-
partir el avance científico-técnico y elevar sensiblemente los niveles
de ingreso de sus poblaciones, nada tienen que ver con políticas neo-
liberales de apertura comercial a ultranza y retiro del Estado de sus
funciones económicas como orientador, regulador y promotor activo
del desarrollo. Su modelo exitoso se basó, más bien, en la combina-
ción de políticas sustitutivas de importaciones con una promoción .
agresiva de las exportaciones, apoyadas ambas en un fuerte interven-
cionismo económico del Estado (como planificador, regulador y pro-
motor de la industrialización mediante múltiples instrumentos: fis-
cales, crediticios, administrativos y promocionales específicos); en un
fuerte impulso al desarrollo tecnológico endógeno y adoptado; en la for-
mación de recursos humanos por medio de su sistema educativo y de la
capacitación laboral integrada a la política industrial; en una fuerte
base de acumulación interna con regulación de la inversión exuan-
jera; y en la subordinación de su sistema financiero a la estrategia de
ind~strialización.'~

Globali.zuci6n y bloques económicos, op. cit.; y Carlos M. Vilas, "Seis ideas falsas sobre la
globalización",op. cit.
l2 José Luis Estrada, "Alternativasde desarrollo: Modelos de industrialización y de
comercio exterior de los NICS asiáticos",en JoséLuis Calva (coord.), Modelos de mecimien-
to econdmico en tiempos de globalizuciOn, México, BUAP-PECP, uc-JuanPablos, 1995; Isaías
Aguilar y JorgeMárquez, "Méxicoy los paises asiáticos de industrialización reciente en
el mercado estadounidense 1980-1992", en J.L. Calva (coord.), Modelos de mwimiento
econbmico, op. cit.; Duk-Choong Kim, "Estrategia económica de Corea: comercio, gobier-
no y desarrollo económico", en Miguel de la Madrid et al., Cambio estructural en México
y ei mundo, México, FCE-SPP, 1987.
La reciente crisis financiera de algunos países asiáticos es la excep-
ción que confirma la regla: la flexibilización de las regulaciones sobre
los flujos financieros internacionales y sobre su sistema bancario, que
conllevaron un descontrolado ingreso de recursos financieros y la
fuerte apreciación real de sus monedas, provocó su reciente crisis fi-
nanciera. Sin embargo, no obstante los compromisos de "ajuste
estructural" contraídos con el FMI, los países asiáticos parecen haber
aprendido la lección y están realizando esfuerzos por retomar su exi-
toso modelo de desarrollo. Como señaló recientemente Claude Smad-
ja, presidente del Foro Económico Mundial celebrado en Davos,
Suiza: "las medidas que los asiáticos están tomando por su cuenta y
>
riesgo, seguramente volverán a dar riqueza y esplendor a los asiáticos,
\
..
que ahora sí perdurarán en la medida en que se separen de las recetas
del FMI".'~
Chile ha sido también presentado como un éxito de la economía
neoliberal. Sin embargo, las políticas económicas diseñadas por los
Chicago boys, desembocaron (durante los años 1981-1983) en dese-
quilibrio~económicos externos e internos: crecientes déficit en la
cuenta comente de su balanza de pagos, especulación, caída de las re-
servas, alza de las tasas internas de interés, desplome de la producción,
incremento del desempleo, disminución de los salarios reales, quie-
bra de empresas, alto nivel de desempleo y deterioro del bienestar
.
,

social. El gobierno se resistió a modificar la estrategia friedmaniana


en espera de un ajuste automático, hasta que la crisis obligó (durante
1984) a abandonar las recetas de los Chicago boys y a retirarlos del
gobierno. El Estado pasó a desempeñar un papel intervencionista en
el proceso económico: despliega políticas macroeconómicas activas,
i n t e ~ e n bancos,
e regula los mercados financieros, reestatiza empre-
sas quebradas previamente privatizadas (para reprivatizarlas posterior-
mente con mayor eficiencia), indiza salarios a los precios, subsidia
importantes actividades económicas, establece un tipo de cambio
competitivo; meleva los aranceles de 10 a 35% (posteriormente redu-
cidos a 1lo!), además de introducir sobretasas arancelarias; reasigna
el gasto público hacia la inversión y acentúa la diversificación de sus
relaciones económicas internacionales para ponerse a salvo de las cri-
sis económicas de Estados Unidos. De allí arranca el éxito chileno: no
de la ortodoxia neoliberal sino de una estrategia económica pragmd-
')Citado por César Augusto Santiago, "Discusión sobre el modelo económico.
Davos otra vez", en Bucareli ocho, suplemento de El Universal, México, 7/11/93.
hltxico: alteriiaú\~asdentro del capiibio global
I
l
tica.I4 En general, no existe ni ha existido un paraíso neoliberal en
ninguna parte del mundo. Los procesos exitosos de industrialización 1
reciente o antigua, han induido políticas de fomento, caracterizadas por
la prudente protección y liberalización comercial selectiva, así como
por un claro papel del Estado en el desarrollo económico y social,
que no coarta la acción de los agentes económicos privados, sino la
apoya y estimula, que no cancela las funciones primordiales del mer-
cado, pero sí enfrenta las exigencias de un desarrollo sostenido de
largo plazo que el mercado por sí sólo no resuelve automáticamente.
Asimismo, las evidencias empíricas universales indican que no
existe un modelo único para la integración regional de las naciones en
bloques e~onómicos.~~ El Tratado de Libre Comercio de América del
'Norte nada tiene en común con la experiencia integradora de los países
asiáticos del Norte, que desarrollan procesos de integración económi-
ca no formalizada y, por tanto, preservando su soberanía económica
y su capacidad de fomentar el desarrollo endógeno de sus aparatos
productivos. Asimismo, la integración económica europea cuyo ori-
gen se remonta a 1957, es un proyecto radicalmente distinto del TLCAN:
l . La Unión Europea constituye básicamente una integración entre
iguales (en 1996, el PIB per cápita de España, Grecia y Portugal fue, res-
pectivamente, 77, 64.9 y 67.5% de la media comunitaria; y el de
Alemania fue apenas 8.3% superior a la media); 2. En la Unión Europea
existen fondos compensatorios de cohesión social, y estructurales, para com-
pensar los costos de la integración y hacer que convej a n los niveles de
desarrollo y bienestar de los países y regiones; 3. Existe libre flujo de
mano de obra.16
En cambio, la integración de México al bloque de Norteamérica fue
proyectada por los gobiernos neoconservadores de Salinas, Bush y
Mulroney como una integración neoliberal, que instituye la igualdad entre
desiguales (el PIB per cápita de Estados Unidos es siete veces mayor que el de
I4VéaseJuanArancibia y Berenice Ramfrez, "Chile:entre la ortodoxia y el pragrna-
tismo", en ~ o s dLuis Calva (coord.), Modelos de crecimiento econdmico, op. cit.; Patricio
Meller, Un siglo de economía politica chilena 1890-1990,Santiago, Andrés Bello, 1996; y
Patricia Olave, El proyecto neoliberal en Chile y la construccidn de una nueva economla,
México, IIEC-UNAM-El Caballito, 1997. .I
'5Alfredo Guerra-Borges, "Regionalización y bloques económicos. Tendencias i
mundiales desde una perspectiva latinoamericana",en J.L. Calva (coord.), G l o b a l i d n
y bloques econbmicos, op. cit.
lbRamónTamames, La Comunidad Europea, Madrid, Alianza Universidad, 1387;
JoséAntonio Nieto Solf, Fundamentos y polfticas de la Unidn Europea, Madrid, Siglo xxi,
1398; y Clemente Ruiz Durán, "Globalizaaóny desarrollo territorial: el caso de Europa",
en El Mercado de Valores, México, Nafin, enero de 1999.
México), sin que existan fondos compensatonos ni libre flujo de mano de
obra.
Además, el actual entorno mundial, caracterizado por la encona-
da competencia entre Estados Unidos, Japón y la Unión Europea, por
la redistribución del dominio económico mundial,I7 configura una '

multipolaridad económica real cuyos países líderes desarrollan políti-


cas económicas diversas, en contraposición con la presión integradora,
uniformizadora y globalizadora de los organismos financieros multi-
laterales.la En este escenario, si bien persiste la debilidad económica y
política del conjunto de los países en desarrollo, se extienden los már-
genes de maniobra para el diseño e instrumentación de estrategias
nacionales de desarrollo económico.
En este contexto, habilidosos países han escapado a las orientacio-
nes y condicionamientos o imposiciones de ajuste estructural impul-
sados por los organismos financieros multiiateraies (FMI y Banco
Mundial), cuyo efecto económico, social y ambiental ha sido mar-
cadamente adverso para los países en desarrollo que han aplicado las
recetas fondomonetaristas.
Por eso, la hipótesis del fin de las ideologías y de la conformación
de un modelo económico único al que estarían convergiendo las nacio-
nes y, desde luego, los partidos políticos dentro de cada nación, está
siendo severamente cuestionada en ámbitos hasta hace poco insos-
pechados. Claude Smadja, presidente del Foro Económico Mundial
de Davos, sugirió que "ha llegado el momento para que los países o las
regiones puedan construir sus propios paradigmas".19Previamente, el
director del Programa de Iniciativas Locales para el Desarrollo y el Em-
pleo de la OCDE, Sergio Arzeni, declaró en México: "Debe quedar
claro: no hay recetas a seguir, ni modelos milagrosos." "Cada país debe
elaborar su propio esquema económico y pueden retomarse algunas
ideas de otros, empero, tienen que ser adaptadas a sus propias ne-
cesidades"; "cada país debe encontrar el crecimiento acorde con sus
propias circunstancias". "La idea de buscar modelos [únicos] es del pa-
sad0."~0El mundo se renueva incesantemente; y lo que hace poco era
I7JamesPetras y Moms Morley, ilmp&o o República? Poderío mundial y decadencia
nacional de Estado Unidos, México, Siglo m , 1998; asi como los trabajos antes citados de
J. Saxe-Femándezy C. Vilas.
IBMichelAlbert, Capitalismo contra capitalismo, México, Paidós, 1332; Manuel Cer-
vera, Globalizacidn japonesa. Lecciones para América Latina, México, Siglo m-IIEC, UNAM,
1936; además de los trabajos de J. Estay y A. Guerra-Borges citados en este artfculo.
IgCitadopor César Augusto Santiago, "Discusiónsobre el modelo econ6mico. Davos
otra vez", op. cit.
20E1Financiero, México, 2G/V1/37.
M4xic.o alteninrivas dcntro del cninbio g?«hal 355
b
un espejismo (el paraíso neoliberal), hoy está convirtiéndose en cosa
del pasado.
No ha sonado el fin de la historia, ni está suprimida la diversidad
de estrategias de desarrollo e inserción en los procesos económicos
universales. La disolución de los estados-nación y el derrumbe de las
fronteras nacionales para arribar a una sociedad mundial y un Estado
universal, presentado por los ideólogos neoliberales como un even-
to inminente en el mediano plazo, no parece tan cercano.21Por el
contrario, a la luz del comportamiento real del mundo, los estados-
nación están llamados a desempeñar un papel aún relevante en el
desarrollo de la humanidad: precisamente el de elevar a los pueblos
rezagados a estadios más altos de riqueza y bienestar, contrarrestando
las tendencias espontáneas del mercado a concentrar los beneficios
del crecimiento económico en los países ricos.
Por ello, México debe redefinir su estrategia de desarrollo e inte-
gración económica internacional, comprendiendo que la peor estrategia
es la neoliberal. Aun sin renunciar al TLCAN, es posible instrumentar
políticas económicas activas, que aprovechen al máximo los márge-
nes de maniobra que tenemos permitidos en el TLCAN y en la OMC (sin
demérito de emprender posteriormente, con visión de largo plazo y,
eo ipso, con la mesura debida, una renegociación del TLCAN que institu-
ya fondos compensatonos trinacionales -análogos a los de cohesión
social y estructurales de la Unión Europea- así como disposiciones
encaminadas al libre flujo de mano de obra, amén de razonables sal-
vaguardás que amplíen nuestros márgenes de maniobra y atemperen
los costos de la integración económica).
Ya es tiempo de que México aprenda la pesada lección de 16 años
de políticas neoliberales. Mediante una estrategia económica pragrná-
tica, México debe encontrar su propio camino hacia el crecimiento eco-
nómico sostenido con equidad social y sustentabilidad ambiental.

Construir el fituro, no volver al pasado


"Estudiando el pasado, se aprende el futuro", afirma con profunda
certeza el proverbio japonés. Después de casi un cuarto de siglo de ai-
sis financieras recurrentes y de extravío de la economía mexicana, lo
1
primero que debemos aprender es lo que no se debe hacer.
21Carlo~ Vilas, "Estados nacionales y mercados transnacionales", en J.L. Calva
(coord.), Globaliración y bloques económicos, op. cit.; y Octavio Ianni, Teorias de la globdi-
zación, M&~co,Sigio XXI-CIIH, UNAM, 1996.
, I

Los programas neoliberales de cambio estructural, ajuste y estabi-


lización económica -apegados a las recetas preconizadas por el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial (sintetizadasen el Washing-
ton C o n s e n s ~ sy) ~aplicados
~ en México con ejemplar perseverancia
desde 1983 hasta el presente- significaron un viraje radical en la es-
trategia económica sobre la cual se había fincado el desarrollo mexi-
cano durante los 50 años previos.
Desde los años treinta, y sobre todo a partir del gobierno del pre-
sidente Cárdenas, el desarrollo económico mexicano -que alcanzó
una tasa de crecimiento anual medio de 6.1% entre 1934 y 1982, y
trajo consigo un mejoramiento significativo de las condiciones de
vida de la mayoría de los mexicanos- se había sustentado en una
economía de mercado con un relevante (pero prudente, excepto a partir
de los años setenta) interuencionismo del Estado como rector y promotor
activo del desarrollo económico, como regulador del comercio exterior y
de los mercados internos de bienes y s e ~ c i o básicos,
s como inversio-
nista en áreas estratégicas y como promotor del bienestar social mediante
leyes laborales y agrarias e instituciones sociales de educación, salud y
servicios básicos. La ideología económica y social de la Revolución
mexicana, plasmada en el contrato social de 1917, había asignado al
Estado estas funciones desechando la ideología liberal del laissez-faire,
laissez-pa~ser.~~
A partir de 1983, la estrategia económica neoliberal -sustentada en
la ideología ortodoxa que atribuye al Estado la causa de los males
económicos- se orientó a acrecentar el papel del mercado como me-
canismo de asignación óptima de recursos, maximizador de la pro-
ducción y del empleo, corrector automático de eventuales desajustes
económicos, y garante de la inversión productiva y el desarrollo eco-
nómico, transfiriendo a los agentes privados y al mercado, gradual

=Vease el clásico "WhatWashington Means by Policy Reform",de JohnWilliamson,


en J. Williarnson (ed.), Latin American Adjustment: How Much Has Happened?, Wash-
ington, Institute for lntemational Econornics, 1990; o bien, JohnWilliarnson, El cambio
en las politicas económicas en América Latina, México, Gemika, 1991; y Héctor Guillén,
"El Consenso de Washington en México", en J.L. Calva (coord.), Problemas mamoeco-
nómicos de Mknco, t. 1, México, JuanPabios-UAM-1-UAM-A, 1995.
='Roger D. Hansen, La polftica del desarrollo maricano, México, Siglo xx, 1971; James
W. Wilkie, La revolución mexicana. Gasto federal y cambio social, México, FCE, 1978; Ray-
rnond Vemon, El dilema de la economía mexicana, México, Diana, 1967; Leopoldo Soüs,
La realidad económica mexicana; retrospehdn y perspectivas, México, Siglo m, 1970;Antonio
Ortiz Mena, El desarrollo estabiltzador: reflexiones sobre una bpocu, México, Colrnex-FCE,
1998; Enrique Cardenas, La polftica económica en México, 1950-1994, México, FCE,1996,
entre otros.
México: aliernativas rlentio dtl carnhio global
,*
<I

43% en 1996, de manera que la población pobre pasó de 30.4


millones en 1984 a 48.9 millones en 1996, es decir 18.5 millones de
mexicanos cayeron en l a ' p o b r e ~ aDurante
.~~ el mismo lapso, el por-
centaje de hogares en pobreza extrema pasó de 1 1.GO/o en 1984, a 16%
en 1996, de modo que el número de indigentes pasó de 11 millones en ,,

1984 a 20.3 millones en 1996, es decir, 3.3 millones de mexicanos


cayeron en la indigencia.26Más aún, durante el bienio previo (1983-1984)
se había registrado ya un fuerte incremento de la pobreza, debido al
desplome de los salarios reales (tan solo en 1983, los salarios con-
tractuales perdieron 28.8% de su poder adquisitivo, los salarios
manufactureros se redujeron 24.7% y los mínimos perdieron 18.4%
de su poder de compra), al deterioro de los ingresos campesinos y a
la caída del PIB (-4.2% en 1983), con la consiguiente reducción del
empleo.27 Según Julio Boltvinik (quien aplica una metodología dis-
tinta a la de CEPAL),la población mexicana bajo la línea de la pobreza
pasó de 48.5% en 1981 a 58.5% 1984, alcanzando 66% en 1992;
y, a raíz de la severa crisis económica de 1995, 78% de los mexica-
nos se vieron (en 1996) bajo la línea de la pobreza.28En suma: según
los cálculos de la CEPALy de Boltvinik cada año cayeron en la pobreza mrís
de milldn y medio de mexicanos, de modo que el número de mexicanos
en la pobreza se incrementó en más de 20 millones bajo el paraíso
neoliberal.
Contrario sensu, durante los años de operación del modelo keyne-
siano-cepalino de la Revolución mexicana, la pobreza se redujo signi-
ficativamente. De acuerdo con Boltvinik, la proporción de mexicanos
pobres disminuyó de 77% en 1963 a 48.5% en 198lI2' magnitudes
grosso modo coincidentes con las estimadas por el Programa Nacional
de Solidaridad, según el cual la proporción de mexicanos bajo la línea
25ComisiÓnEconómica para América Latina, Panorama social de América Latina,
1998, Santiago, 1998; CEPAL, La brecha de la equidad, Santiago, 1993; y CEPAL-INECI,Mag-
nitud y evolución de la pobreza en México (1 984-1 992). Informe metodológico, México, iNEG1,
1993.
26Lapobreza extrema o indigencia es definida por la CEPAL como aquella situación en
que "los ingresos totales del hogar no son suficientes para atender las necesidades ali-
mentarias del grupo familiar", aunque todo el ingreso se dedicara exclusivamente a la
compra de la canasta alimentaria normativa o mínima.
27JoseLuis Calva, "Costos sociales del neoliberalismo", El Universal, México,
I 4/VI/99.
2 8 J ~ l Boltvinik,
io "La insatisfacción de las necesidades esenciales en México", en
1 J.L. Calva (coord.), Distribucibn del ingreso y políticas sociales, México, Juan Pabios-FAM-
I
Enlace-E.Pueblo, 1995; y J. Boltvinik, "¡Quincemillones de pobres extremos mas!", La
lomada, México, 13/XI/98.
I 29JulioBoltvinik, "La insatisfacción de las necesidades esenciales",op. cit.
h~iesicn:alternativas deritio del carnhio global

1
Modelo neoliberal
1983-1988 1.08 0.18 (10.09) (1.76) (31.75) (6.17) (46.63) (9.94)
1989-1994 19.94 3.08 5.24 0.85 35.73 5.22 (20.00) (3.65)
1995-1997 5.34 1.75 (1.66) (0.56) (5.11) (1.73) (27.51) (10.17)
1995-1998 10.40 2.50 0.72 0.18 2.66 0.66 (26.85) (7.52)
1995-1999 13.70 2.60 0.72 0.18 2.66 0.66 (26.85) (7.52)
Promedio simple del modelo 10.47 1.92 (1.38) (0.24) 2.21 (0.10) (31.16) (7.03)
Variación acumulada del modelo (041) 33.84 (4.70) (4.91) (68.76)

Fuente: Elaboración propia con base en: l. Para PIB e inversión fija bmta, Banco de México, Indicadores ewndmicos. Acervo hisldriw y Carpeta elecndnica; e INEGI,
Sistema de Cuentas Nm'onalac; 2. Para población, INEGI, Censos generales de población y vivienda y Cunteo de población 1995, sin ajustes; 3. Para salarios mínimos e índices
de precios, INEGI, Estadfiticm histdricac de México, 1994; Comisión Nacional de Salarios Mínimos, Salarios Mínimos; y Banco de México, Indicadores económicos.
Nota: Las cifras entre paréntesis son negativas.
"En esta versión -que sustituye a las anteriores publicadas por el autor- los salarios mínimos reales se expresan en promedio anual, deflaaados con el fndice
de Precios de la Canasta Básica base 1980 de1 Banco de México, para 1980-1998; para 1934-1978 con el fndice de Precios del Costo de la Vida Obrera: 32 Concep-
los Genéricos, del Banco de México; para 1979, IPCB, estimado con el INPC del Banco de México.
%* <

de la pobreza, que en 1960 era de 76.9%, descendió hasta 45% en


1981.30En consecuencia, los logros alcanzados durante dos décadas
de reducción de la pobreza bajo el modelo económico keynesiano-
cepalino o de la Revolución mexicana fueron completamente rever-
tidos por el modelo neoliberal.
Finalmente, durante gran parte de la vigencia del modelo key-
nesiano-cepalino, los pasivos globales de México con el exterior se
mantuvieron en un nivel manejable (de 18.4% del PIB a 27.2% del
PIB entre 1946 y 1970), a excepción de los dos últimos sexenios del mo-
delo, cuando se disparó el endeudamiento externo (saltando los pa-
sivos externos de 27.2% del PIB en 1970 a 66.7% del PIB en 1982), lo
que condujo al colapso financiero y cambiano de 1982.31
, . Bajo el modelo neoliberal, que prometió "elevar el ahorro interno
[. ..] so pena de depender nuevamente en el futuro de recursos externos
en forma ex~esiva",3~ los pasivos externos de México crecieron explosi-
vamente saltando de 91 753.6 millones de dólares (mdd) al cierre
de 1982 (después de la crisis de la deuda que estalló en agosto) a
270 196.9 mdd en 1994, cuando estalló el'más grave colapso financiero
de la historia mexicana (véase el cuadro 2); alcanzando los 296 689.7
mdd al cierre de 1998, es decir, más del triple de los pasivos acumu-
lados hasta 1982.33
Sin embargo, los resultados adversos observados en la economía
mexicana durante el periodo 1983-1998 no son imputables exclusi-
vamenk al modelo neoliberal como estrategia económica de largo pida
(basada en la apertura comercial unilateral, abrupta e indiscriminada;

30ConsejoConsultivo del Programa Nacional de Solidaridad, "El combate a la


pobreza", México, El Nacional, 1930.
3' En el concepto de pasivos externos incluimos deuda externa (pública y privada) e
inversión extranjera directa y de cartera. Los porcentajes del PIB se calcularon en dólares
de cuenta, que eliminan el efecto de la subvaluación o sobrevaluaci6n del peso mexi-
cano en la conversión del PIB mexicano de pesos a dólares o de los pasivos externos de
dólares a pesos (véase nota del cuadro 2). Para el periodo 1940-1982véase José Luis Calva,
"Criterios recesivos de politica económica para 1996.iUn México sin opciones de aeci-
miento?", Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía, núm. 104,México,
IIEC-UNAM, 1996.
32Miguelde la Madrid, Quinto Informe de Gobierno, México, 1987.Véase también
Poder Ejecutivo Federal, Plan Nacional de Desarrollo 1983-1988,México, 1983;Poder Eje-
cutivo Federal, Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994,México, 1389;y Poder Ejecutivo
Federal, Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000,México, 1995.
33Comoporcentaje del PIB en dólares de cuenta, los pasivos externos de México
pasaron de 66.7% al cierre de 1982 a 105.5% del PIB en 1394 considerando el PIB a pre-
cios comentes del Sistema de Cuentas Nacionales, Metodología 1980; o de 63.5% del PIB
en 1982 a 95% del PIB en 1994,si el cálculo se realiza con el PIB comente del Sistema de
Cuentas Nacionales, Metodología 1993 (véase el cuadro 2).
362 lose Luis Calva
en la liberalización de los mercados financieros y de la inversión
extranjera; y en el achicamiento de las funciones del Estado en la pro-
moción activa del desarrollo económico). También son imputables a
las sucesivas estrategias macroeconómicas de mediano plazo instrumen-
tadas durante estos 16 años, apegados a las recetas ortodoxas de ajuste
y estabilización preconizadas por el FMI.
La primera estrategia macroeconórnica de mediano plazo -instru-
mentada desde la aisis de la deuda de 1982 hasta diciembre de 1987-
tuvo como objetivo primordial el ajuste externo, mediante políticas
contractivas de la demanda interna agregada,34consistentes en:
la reducción de la inversión pública y del gasto público programable
(que trajo consigo el achicamiento del Estado en sus funciones pro-
motoras del desarrollo económico y social, mediante la privati-
zauón o liquidación de empresas públicas -que disminuyen de
744 en 1982 a 437 en 1987-35y, sobre todo, por medio de la re-
ducción o supresión de los programas de fomento general y secto-
rial: el gasto público en fomento industrial como porcentaje
del PIB disminuyó de 11.9% en 1982 a 8.7% en 1988 y la inver-
sión pública se redujo de 10.4% del PIB a 4.9% del PIB:véase el
cuadro 3);
el alza de los precios y tarifas del sector público (que contribuyó a
restar poder de compra a la población);
la reducción de los salarios reales (mediante férreos topes salafi-
les; véase el cuadro 3);
la restricción de la o f m monetaria y crediticia (la base monetaria
del Banco de México se redujo en 1987, en términos reales, 26.7%
respecto a 1982);
la subvaluación cambiaria (véase el cuadro 3), combinada inicial-
mente con el mantenimiento de la hiperprotección comercial
(instrumentada en 1982 como solución tradicional al problema
de la balanza de pagos que estalló con la crisis de la deuda) y que
a partir de 1984 es abandonada en favor de un proceso acelerado de
34VéaseRené Villarreal, Industrialización, deuda y desequilibrio externo. Un enfoque
neoestructuralista (1929-19881,México, FCE,1988; V. Brailovsky, R Clarke y N. Wman, La
política econdmica del desperdicio. México en el periodo 1382-1988,México, FE-UNAM,1989;
José Luis Calva, Crisis agrfcola y alimentaria en México (1982-1988).Una conmbución al
análisis general de la economía mexicana, México, Fontamara, 1988; y Héaor Guillén, El
sexenio del crecimiento cero, México, Era, 1990, entre otros.
35VéaseJacques Rogozinski, La privatización de empresas paraestatales, México, FCE,
1993.
Mtxico: alteniativas dciitro del iriiribio global m
INDICADORES CUANTiTATiVOS DE LOS INSTRUMENTOS DE
LA ESTRATEGIA NEOLIBERAL Y DE SUS POL,~TICASCAMBIARíAS

Apertura comercial [porcentaje) Gasto público en


Inversión pública fomento industriala Subvaluación
Valor de las (-1 O
\ , -

importaciones Arancel Media Millones de Porcentaje Millones de Porcentaje sobrevaluación


Años controladas máximo arancelaria pesos de 1 380b del P I B ~ pesos de 1 98Ob del P I B ~ del pesod

24.90 486.17 10.88 549.0 12.28


26.80 601.86 12.38 672.8 13.83
27.00 500.98 10.37 576.2 11.92
23.80 353.51 7.64 500.8 10.82
23.30 368.17 7.68 537.4 11.20
25.40 314.59 6.39 488.7 9.93
22.60 289.93 6.12 470.3 9.93
10.00 268.30 5.57 443.8 9.20
9.70 223.52 4.58 415.4 8.11
10.40 203.38 4.03 356.0 6.67
13.10 242.14 4.59 357.0 6.37
\\ '

apertura comercial (el valor de las importaciones sujetas a con-


troles cuantitativos, que en 1984 representaban 83.4% del total,
se redujeron a 26.8% en 1987; y el arancel máximo de 100% en
1982 fue reducido a 45% en 1986, véase el cuadro 3).

Resultados: se logró eliminar el desequilibrio en la cuenta comente


de la balanza de pagos (consiguiéndoseun superávit externo de 11 332.3
millones de dólares durante el sexenio: véase el cuadro 4) y superar el
desequilibrio fiscal operacional (en promedio, el déficit operacional
-que es igual al déficit fiscal menos el componente inflacionario de
los intereses de la deuda pública- representó apenas 0.82% del PIB),
pero en medio de una permanente inestabilidad de precios (la infla-
ción media anual fue de 90.5%). Además, la aplicación prolongada y
persistente del paquete de políticas contractivas, produjo el clásico
círculo vicioso recesivo: se contrajo la demanda, disminuyó la pro-
ducción en numerosas ramas y se estancó en el nivel agregado (las ma-
yores ventas al exterior no pudieron contrarrestar la contracción del
mercado interno), se desincentivó la inversión, disminuyó el empleo y
esto presionó (junto con la política de topes salariales) los salarios a la
baja, deprimiendo la demanda agregada, la producción y la inversión.
Suma sumarum: un sexenio de crecimiento cero (0.2% anual), que
implicó una caída del PIE per cápita a una tasa de 2%
La segunda estrategia macroeconómica de mediano plazo, iristru-
mentada a partir del denominado Pacto de Solidaridad Económica ,
decretado en diciembre de 1987, dejó de asumir como prioridad el I

equilibrio externo y asumió como prioridad la estabilización de los 4

precios, utilizando como instrumentos prir~cipales:~~


l . La aceleración de la apertura comercial (la tasa arancelaria máxi-
ma fue reducida de golpe de 45% a 20% y las importaciones sujetas
a permisos previos se redujeron de 26.8% en 1987 a 9.2% en 1991,
véase el cuadro 3);
,,

j6Véase Héaor Guillén, El sexenio del crecimiento cero, México, Era, 1990; José Luis
Calva, Crisis agrfcola y alimentaria en México 1982-1988. Una contribución al andlisis de la
crisis general de la economía mexicana, México, Fontarnara, 1988; y J.L. Calva,El modelo I
neoliberal mexicano, op. cit.
"Véase Pedro Aspe, El camino mmicano de la transformacidn econbmica, M$rico, FCE,
1993; Banco de México, Infonne anual 1994, México, 1995; Leopoldo Solls, Crisis eco-
nómico-financiera 1994-1995, México, FCE-ElColegio Nacional, México, 1996; José Luis
Calva, "El nudo macroeconómico de México. La pesada herencia de Ernesto Zedillo",
Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamenencana
de Economia, núm. 100, Mgcico, IIEC-UNAM,
1995, entre otros.
2 . Lu utilización del tipo de cambio como ancla de los precios, primero me-
diante la fijación de la tasa de cambio a lo largo de 1988 y, desde 1989,
mediante un deslizamiento del peso frente al dólar estadounidense a
un ritmo menor que el diferencial inflacionario entre México y su
principal socio comercial, lo cual desembocó en la creciente sobreya-
' 'i
luación de nuestra moneda (véase el cuadro 3);
3 . La eliminación del déficit fiscal, mediante la perseverante re-
ducción de la inversión pública, de la aceleración de la pnvatización
de las empresas paraestatales (que disminuyen de 437 en 1987 a 99
en 1993: compañía telefónica, bancos, acereras, etc., cuya privatiza-
ción arrojó ingresos al fisco por algo más de 23 000 millones de dóla-
res, aplicados principalmente a la amortización de la'deuda pública
y del persistente achicamiento o supresión de programas
de fomento económico sectorial (el gasto en fomento industrial se
redujo de 9.2% del PIB en 1987 a 4.8% del PIB en 1994; y la inversión
pública disminuyó de 5.6% a 3.5% del PIB;véase el cuadro 3).
La liberalización de los mercados financieros (que comprendió la
líberación de las tasas de interés activas y pasivas, la supresión del sis-
tema de encaje legal, la eliminación de los cajones de asignación pro-
fesional del crédito, la pnvatización bancaria; la apertura del sistema
bancario al capital extranjero; así como la reforma de la legislación bur-
sátil y de la legislación sobre inversión extranjera) supuestamente en-
caminada a elevar las tasas de inversión física y de ahorro interno,3gse
convirtió en instrumento complementario para atraer el ahorro exter-
no requerido para cerrar la brecha de divisas en la cuenta comente,
que resultaba de la combinación venenosa entre librecambismo y
política de peso fuerte a ultranza, dando lugar a una especie de reaga- 4
nomics salinista: endeudar al país y enajenar activos nacionales para
comprar en el exterior mercancías que compitieran con las nacionales
y presionaran la inflación a la baja.
Resultados: se consiguió avanzar hacia la estabilidad de precios
(cerrando el sexenio con una inflación de un dígito: 7.1% anual) y se
1
logró el festinado superávit en las finanzas públicas (1.15% del PIB como
superávit operacional en promedio sexenal, véase el cuadro 4), pero la
combinación venenosa de una apertura comercial unilateral, abrupta e
indisuiminada con la utilización del tipo de cambio como anda de
los precios, trajo consigo un enorme déficit comercial (que en 1994
38VéaseJacquesRogozinski, La privativlcidn de empresas paraesratales, op. cit.
VVéase Guillenno Ortiz, La reforma financiera y la desincorporación bancaria, México, 4
FCE, 1994; y Pedro Aspe, El camino mexicano de la t~ansfonnacibneconbmica, México, FCE,
1993.
30 li)st 1 uis ( alvn
\\
ascendió a 24 267 mdd) y un descomunal desbalance de la cuenta
comente (de 29 662 mdd en 1994),40desembocando en el colapso fi-
nanciero más grave de la historia mexicana. Después del colapso finan-
ciero y cambiano de 1994, el tercer gobierno neoliberal desplegó inicial-
mente (durante 1995) una estrategia de ajuste similar a la desplegada .. .
durante el periodo 1983-1987:a) contracción de la inversión y el gasto
públicos, alza de precios y tarifas del sector públiq y nuevas privati-
zaciones; b) reducción del poder adquisitivo de los salarios; c) política
monetaria y crediticia severamente restrictiva (la base monetaria en
términos reales fue, en enero de 1996, 25.4% inferior a la de enero de
1995);41d) drástica reducción de la absorción interna de mercancías
por medio de la subvaluación cambiaria y de los anteriores instrumen-
tos contraccionistas de la demanda interna agregada. La particularidad
de & aplicación zedillista de esta estrategia, estribó en que en vez de
ser instrumentada en forma de un programa gradualista, fue aplicada
en forma de severo plan de choque.42
Resultados: se logró reducir el desequilibrio externo (el déficit de
cuenta comente se redujo de 7.1% en 1994 a 0.65% en 1995), pero
los efectos de esta estrategia sobre la economía real y sobre el sistema
financiero fueron devastadores. En 1995 se observó: l . Una reducción
de 8.3% en el producto interno bmto por habitante; 2. Un descenso de
29% en la inversión fija bruta; 3. Un incremento de 75% en la tasa
de desempleo abierto; 4. Un descenso de 16.3% en el poder adquisi-
tivo del salario mínimo; 5. Un mayor rezago en infraestructura, que se
plasmó en un descenso de 3 1.1% en la construcción de obra pública,
además del crecimiento vertical de las carteras vencidas y de la tre-
menda crisis sistémica de la banca comercial.43

40Bancode México, Indicadores Económicos.


4 1 Con base en Banco de México, Indicadores Económicos.
42VéaseJulio Mpez, La macroeconomia de Mém'co: el pasado reciente y el futuro posi-
ble, México, Porrúa-UNAM, 1938; Rogelio Ramirez, "La crisis del peso mexicano y la
recesión de 1994-1995: iprevisible entonces, evitable en el futuro?", en Riordan Roett
(comp.), La crisis del peso mem'cano, México, FCE,1996; José Luis Calva, "Nueve meses de
política económica. Primer informe del presidente Zedillo y prospectiva", Problemas
del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economia, núm. 103, México, IIEC-UNAM, 1995;
Héctor Guillén, La cont~arrevoluciónneoliberal, op. cit., entre otros.
"con base en INEGI, Sistemas de Cuentas Nacionales; INEGI, Encuesta nacional de em-
pleo urbano; CNSM, Salarios mtnimos; y Banco de México, lndicadores Económicos. Sobre la
crisis bancaria y de carteras vencidas véanse José Luis Calva (coord.), Liberalium'ón de
los mercados financieros. Resultados y alternativas, México, UACJ-AMUCS-udec-Juan Pablos
I Editor, 1996; Alicia Girón y Eugenia Correa (comps.), Crisis bancaria y carteras vencidas,
México, UAM-IIEc,UNAM-Demos,1997; Arturo Huerta, Carteras vencidas, inestabilidad
financiera, México, Diana, 1997.
hlt'xiro: nlteriinrivas dentro del caiiil>iog l ~ h a l 37
tillo, que operaron el último tramo del modelo sustitutivo de importa-
ciones, o los gobiernos neoliberales: en ambos casos hay tremendos
desequilibrios macroeconómicos, pero con los gobiernos "populis-
tas" por lo menos hubo crecimiento.
Sm'a un m o r , sin embargo, deducir del fracaso del modelo neoli-
beral la conveniencia de volver al modelo económico keynesiano-cepalino
orientado unilatmalmente a la sustitución de importanones. Ello no es viable
ni deseable. Mucho menos lo es volver a la estrategia macroeconómica de
mediano plazo aplicada durante los años 1971-1982, cuyos erróneos ma-
nejos cambiarios y fiscales condujeron al primer gran colapso financiero
de la historia contemporánea.
Precisamente, si el modelo neoliberal pudo reemplazar al modelo
keynesiano-cepalino después del colapso financiero de 1982, fue
-abstracción hecha de otros factores políticos- por el desgaste que ha-
bía experimentado ese modelo como resultado de los errores y omi-
siones de política económica de los últimos dos gobiernos preneo-
liberales.
En primer lugar, serios errores en política cambiana, al no reali-
zar oportunamente, frente al creciente déficit de cuenta comente, los
ajustes pertinentes en el tipo de cambio. La paridad peso/dólar se ha-
bía mantenido constante desde 1954 hasta la devaluación de 1976, no
obstante el enorme diferencial acumulado, durante los años setenta
sobre todo, entre la inflación mexicana y la inflación estadounidense
"
(en el periodo 1955-1970, la inflación acumulada en México fue de
72.6% contra 44.4% en Estados Unidos; y en el quinquenio 1971-
1975, las inflaciones acumuladas fueron de 76.5% y 38.6%), produ-
ciéndose una progresiva sobrevaluación del peso mexicano, que trajo
consigo un creciente déficit de cuenta comente (que ascendió a 4.9%
del PIB en 1975), financiado principalmente con endeudamiento
externo. Después de la devaluación de 1976, volvió a mantenerse arti-
ficialmente la paridad peso/dólar estadounidense, no obstante el
1
diferencial inflacionario nuevamente acumulado (la inflación acumu-
lada entre 1977 y 1981 fue de 198.6% en México contra 59.6 en Esta-
dos Unidos, mientras que la paridad peso/dólar apenas pasó de 22.58
en 1977 a 24.51 en 1981), lo que nuevamente produjo un creciente
déficit de cuenta comente (que ascendió a 6.5% del PIB en 1981), de-
sembocando en una tremenda adicción al endeudamiento externo y
finalmente en el colapso financiero y cambiano de 1982.46En ambos
+ "Vease René Villarreal, Indusm'alizan'bn, deuda y desequilibrio e x m o en México. Un
enfoque neoestructuraiuta (1929-19881, México, FCE, 1988; Enrique Cárdenas, La política
hiexico: alternativas dentro dcl cambio global . 313
-y estuvo parcialmente acompañada de un significativo incremento de
los ingresos del gobierno federal- dicha expansión comprendió tam-
bién una suerte de economía del derroche (personal redundante en el
sector público; subsidios innecesarios e indiscriminados a la actividad
productiva, v.gr. bajas tarifas ferroviarias, eléctricas, de combustibles,
etc., incluso a actividades altamente rentables que no requerían tales
apoyos; estatizaciones inconvenientes, que incluyeron empresas que
nunca debieron estar en manos del Estado, como cabarets, fábricas
textiles, etc.; inversiones azarosas en elefantes blancos o en áreas donde
no era indispensable la inversión pública, sino sólo el apoyo a la
inversión privada o social; programas superfluos o convenientes pero
artificialmente encarecidos por la corrupción y las ineficiencias de
gestión.). Todo ello drenó las arcas del gobierno y condujo a un déficit
fiscal que se ensanchaba aceleradamente y era, por tanto, insostenible
en el largo plazo.48
En tercer lugar (último en orden, primero en importancia), se omi-
tieron ajustes en la estrategia general de industrialización, cuya conve-
niencia había claramente aflorado desde los años sesenta, cuando
comenzaron a crecer aceleradamente las exportaciones manufactu-
reras pero, al reducirse más de prisa las exportaciones agrícolas, se ori-
ginaron presiones estructurales sobre el sector externo, que indicaban
la conveniencia de pasar de la estrategia sustitutiva de importaciones,
unilateralmente concebida, a una estrategia mixta de industrialización,. .
que combinara agresivo fomento de exportaciones con la sustitución de
importaciones, tal como lo indicaban las experiencias de industrialización
exitosas tanto en los desarrollos tempranos (Inglaterra, Alemania, Esta-
dos Unidos, etc.) como en los tardíos (Japón, Corea del Sur, etc.) y tal
como fue sugerido por destacados economistas mexican~s.~"l ajuste
en la estrategia de industrialización (que implicaba una liberalización
comercial selectiva y gradual, pero no una apertura comercial indis-
criminada, unilateral y abrupta), preservando los principios de la Revolu-
ción mexicana, pudo haberse hecho mitosamente aun sin el boom petrolero,

48VéaseEnrique Cárdenas, La política económica en México, 1950-1394, México, FCE,


1336; Jorge Hierro y Allen Sanginés Krause, "El comportamiento del sector público en
México: 1970-1985", en Felipe Larraín y Marcelo Selowasky (comps.), El sector público y
la crisis de la América Latina, México, FCE,1390; José Ayala, "Limites y contradicciones
del intervencionismo estatal: 1370-197úV,en Rolando Cordera (comp.), La crisis de la
economfa mexicana, México, FCE,1981; Héctor Guillén, Orígenes de la crisis en México
1 1940-1 982, México, 1984.
49Véaseespecialmente RenC Villareal, El desequilibrio externo en la industnallzación
de México ( 1 929-13751, U n enfoque esrmcturalista,, México, FCE,1376.
hdésico: altei'nativns d e n t r o (141 rarnhio glol>,il 315
0)

pero la riqueza petrolera habría facilitado la transformación hacia


l
una nueva fase de industrialización, ordenando las finanzas públicas
y la balanza de pagos.
El resultado de estos errores u omisiones fue un crecimiento dra-
mático de los pasivos externos y del déficit fiscal, qke desembocaron
en la crisis financiera de 1982 y en la brecha ingreso-gasto público
insostenible.
La tecnocracia neoliberal arribó al poder en estas condiciones y, en
vez de rectificar prudentemente los errores de manejo macroeconómico -fu-
cal y cambiado- y realizar los ajustes pertinentes en la estrategia de indus-
trialización, mantmido incólumes los principios de la Revolución mexicana,
optó por un viraje de 180 grados inspirado en la ideología de Iaissez-faire
laissez passer, desechando las funciones que la Rwoluaón mexicana había
asignado al Estado en la promoción del desarrollo económico, para
efectuar una verdadera revolución económica neoliberal, basada en la
apertura comercial unilateral y abrupta, así como en el severo achi-
camiento de las funciones del Estado en'el desarrollo económico bajo
el ideario friedmaniano que atribuye al Estado las fallas de la economía.
Desde luego, la segunda circunstancia que facilitó el ascenso y la
consolidación en el poder de la tecnocracia neoliberal, está asociada
al carácter corporativo y ultrapresidencialista del régimen polftico, cons-
truido por la Revolución mexicana, cuyo análisis rebasa el alcance de
este artículo. ..
Los resultados perniciosos del experimento neoliberal en México
están a la vista. Por eso, si durante los años 1971-1982 fue un craso error
mantener sin cambios fundamentales el modelo unilateralmente
sustitutivo de importaciones, el expansionismo voluntarista (con sus
insostenibles déficit gemelos) y la obsesión fatal por un peso fuerte;
ahora constituye un error mayor mantener sin cambios fundamenta-
les el modelo neoliberal con su librecarnbismo a ultranza y su persis-
tente achicamiento de las funciones del Estado en la promoción activa
del desarrollo; 'su recurrente ajuste recesivo (plasmado en los repetidos
ciclos de freno y arranque), y su nefasta utilización del tipo de cambio
como anda antiinflacionaria.
En consecuencia, México debe adoptar una nueva estrategia eco-
nómica que supere tanto los excesos e ineficiencias estructuraies del
modelo sustitutivo de importaciones como los excesos e ineficiencias
estructurales del modelo neoliberal. Desde luego, la nueva estrate-
gia económica que remplace al neoliberalismo deberá conciliar la
consecución simultánea de los grandes objetivos macroeconómicos
(estabilidad de precios, finanzas públicas sanas, equilibrio externo y
crecimiento económico), cumpliendo simultáneamente los grandes
objetivos del desarrollo humano (alimentación, salud, vivienda, edu-
cación, capacitación laboral y equidad social) y afrontando exitosa-
mente los grandes retos del desarrollo de la planta productiva (que
incluyen su expansión, diversificación y tecnificación, la resuelta re-
ducción de las desigualdades entre los sectores y ramas de la produc-
ción, así como la articulación interna del aparato productivo), bajo
un marco de preservación y mejoramiento ambiental.
Difícilmente habrá quien esté en desacuerdo -por lo menos pú-
blicamente- con estos objetivos. Lo que hace la diferencia es la defi-
nición del cómo, es decir, de los instrumentos de política económica
mediante los cuales podrán alcanzarse esos fines.
Ciertamente, en el ámbito de la economía (lo mismo que en otras
esferas del mundo objetivo) es posible arribar a la misma meta por
caminos distintos -más cortos o largos, más llanos o intrincados, más
seguros o riesgosos- pero también es factible extraviarse por caminos que
no conducen al fin propuesto. Ya lo había advertido Hegel: "la voluntad
se interpone ella misma en el camino de la consecución de su fin
cuando se aparta del conocer".50
Por eso, en política económica lo que cuenta es el cómo; y lo real-
mente valioso es la elección con conocimiento de causa del cami-no más
cmro.

Prinmci~iose instriimentos fundamewtales


de una nueva esthategiai de desarroilo
sostenido con equidad
Atendidas las evidencias empíricas de nuestra historia económica
1
contemporánea, las realidades del entorno económico internacional
b y las experiencias de naciones de desarrollo económico exitoso, los "
I
principios e instrumentos fundamentales de una nueva estrategia de
1
desarrollo sostenido con equidad, viable y adecuada para México,
son, a nuestro juicio, los siguiente^.^^

=OG.W.F. Hegel, Ciencia de la ldgica, op. cit.


51EnMéxico y en otros países de América Latina, son notables los esfuenos que
vienen realizándose para desarrollar una estrategia económica alternativa al neolibdis-
mo, que -asumiendo las realidades nacionales y del entorno económico internaaonal-
nos permita ingresar a un cido largo de desarrollo sostenido con equidad. Entre estos
l hi4xico: alteriiativas dentro del E X I T I globdl
~ ~ ~ m
Primero: Una política cambiaria activa cuyo objetivo prioritario sea
contribuir al equilibrio sostenible de las cuentas externas y, eo ipso, que
evite en el futuro una nueva sobrevaluación del peso. Definiendo
como tipo de cambio de equilibrio la paridad peso/dólar estadouniden-
se que se observa cuando la balanza comercial sin maquiladoras se
encuentra en equilibrio, lo que indica que la planta productiva mexi-
cana es globalmente competitiva con esa tasa de cambio -situación que se
observó en el año 1988 (bajo las actuales condiciones de apertura
comercial, que ya entonces se había realizado) y nuevamente en el
primer semestre de 1996 (aun descontando los ingresos extraordina-
rios procedentes de los sobreprecios que alcanzó el petróleo en ese
semestre)- dicha paridad peso/dólar debe ser adoptada como piso
' 'cambiario. Manteniendo en general el régimen depotación, el Banco de Méxi-

co debe evitar -simplemente comprando dólares y fortaleciendo de paso


su reserva de divisas (que puede ser parcialmente utilizada, como
hizo Chile, para realizar compras de deuda externa con descuento en
los mercados secundarios)- que el precio del dólar baje del piso cambia-
rio, ajustando este piso pm'ódicamente conforme a la diferencia entre las ta-
sas de inflación mexicana y estadounidense. De esta manera, dispon-
dremos de una política cambiaria que no sólo permitirá mantener la
competitividad agregada de la planta productiva mexicana, sino también
hará predecible el tipo de cambio, reducirá drásticamente los espacios de
la especulación monetaria, otorgará certidumbre a las inversio.nes, así
como realismo y permanencia al proceso de estabilización de los pre-
cios, contribuyendo como poderoso factor al equilibrio sostenible de
las cuentas externas y, eo ipso, al crecimiento sostenido de la economía
mexicana.52

esfuerzos destacan los realizados por la Comisión Económica para América Latina,
véase CEPAL, Transformación productiva con equidad, Santiago, 1990; y Osvaldo Sunkel
(comp.), El desarrollo desde dentro. U n enfoque neoestructuralista para la América Latina,
México, FCE-CEPAL, 1990. En el ámbito académico, abundan los esfuerzos en esta direc-
ción: véase, por ejemplo, la colección de libros resultantes del Seminario Nacional Sobre
Alteniativas para la Economfa Mexicana, publicados por luan Pablos Editor en coedición
con instituciones académicas entre 1995 y 1998, citados en este artículo.
52VéaseJ.L. Calva, "Política cambiana: el riesgo de una nuwa sobrwaluaaón", en
Carta económica regional, Guadalajara, Ineser-udec, 1995; Paul R. Knigman, Has the
Adjustement Process Worked?, Washington, Institute for International Economics, 1991;
Rogelio Arellano, "Política cambiaria, incertidumbre e inversión privada", en Gonzalo
Castañeda (coord.), La economfa mm'cana. U n enfoque analítico, México, Limusa, 1994;
Guadalupe Mántey, "La estrategia antiinflacionaria del Banco de México ante la desregu-
lación financiera internacional", en Diana R. Villarreal (comp.), Polftica económica y rrisir
financiera en México, MQSco, UAM-X, 1998; y Adrián de León, iAdoptar el dólar como pa-
trón monetario?", Carta econdmica regional, núm. 54, Guadalajara, Ineser-udec, 1997.
Segundo: Una política comercial pragmática, que utilice al máxi-
mo los márgenes de maniobra para regular nuestro comercio exterior,
aplicando (exactamente igual a como proceden -aunque no lo pre-
diquen- Estados Unidos, Canadá y los demás paises con desarrollo
exitoso) aranceles, normas técnicas, salvaguardas y disposiciones con.
tra prácticas desleales de comercio, a los cuales tenemos derecho en el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte y como parte contra-
tante de la OMC, además de aplicar órdenes de mercadeo y restriccio-
nes cuantitativas habitualmente aplicadas por los países desarrolla-
dos. No se trata de regresar al proteccionismo comercial exagerado de
los años setenta, sino de racionalizar la apertura comercial, subordi-
nándola a una política industrial que estimule el desarrollo armónico
del aparato productivo nacional, elevando su articulación interna y
aminorando las desigualdades en su desarrollo, impulsando preferen-
temente las ramas con mayores efectos multiplicadores sobre la pro-
ducción, la inversión física, el empleo y el ingreso naciona1.53
Lo anterior, sin demérito de emprender -sin prisas, pero sin omi-
siones- una renegociación del TLCAN, con el fin de imprimir a la integración
económica de América del Norte un contenido más equitativo, similar
al estilo europeo de integración económica. Recuérdese que, no
obstante que las asimetrías entre los países que integran la Unión .-
Europea no son tan grandes como las que existen entre México y sus so-
cios de Norteamérica (donde el PIB per cápita de Estados Unidos y .Ca-
'
nadá es siete veces mayor que el de México; mientras que el PIB per
cápita de Alemania es apenas 8.3% superior al de la media de la UE; y
el de Grecia, el país más "atrasado" de la UE, es apenas 35.1% inferior
a la media), la Unión Europea ha instituido fondos compensatorios
(estructurales y de cohesión social), cuyo principio básico consiste en
I que los estados aportan recursos a esos fondos en proporción a su
riqueza (PIB per cápita) mientras que las regiones y países reciben
apoyos en proporción a su atraso o pobreza relativa. El objetivo es la
t convergencia de los niveles de desarrollo económico y de bienestar
, social. En el m,en cambio, no hay un solo dólar de fondos compen-

53Setrata de aplicar una politica comercial pragmática, acorde con las realidades
del comerao internacional versus los modelos del liberalismo clásico y del neoliberalis-
mo (véase Paul R. Kmgman y Maurice Obstfeld, Economfa internacional. Teoría y prdcti-
ca, Madrid, McGraw Hill, 1995; Ricardo French-Davis, Economfa internacional. Te& y
politicas para el desarrollo, México, FCE,1979; Javier Orozco, Enfoques, modelos y nuevas
teorias del comercio internacional, Guadalajara, CUCEA-udec, 1998;Germán A. de la Reza,
Liberalizan'dn del comercio en el hemisferio occidental, México, IIEC-UNAM,
1998;además de
los trabajos atados en la nota 8).
l
,916xico: alteriiativas dentro dcl tainbio global J?9
satorios. Además, en la integración europea existe el libre flujo de
mano de obra (vid supra).
Una reformulación del TLCAN sobre bases de mayor equidad de-
bería, por tanto, encaminarse en cualquiera de las siguientes dos direcciones,
por cierto no excluyentes: ..
I

que se reconozca la condición de México como país en desarrollo


(condición que tiene como parte contratante de la OMC), conce-
diendo a México mayores márgenes de maniobra en políticas
comercial y de inversión, particularmente en áreas de la economía
altamente relevantes por su importancia en la generación de
empleos;
introducir fondos compensatonos al estilo de los estructurales y
de cohesión social de la UE; y establecer el libre flujo de mano de
obra, imprimiendo a la integración norteamericana una clara visión
de desarrollo humano.

Tercero: sanear las bases del financiamiento de nuestro desarrollo,


desbrozando el camino para un nuevo ciclo largo de crecimiento eco-
nómico sostenido. En este ámbito, el reto triple de una estrategia
coherente consiste en:
elevar de manera sostenida el ahorro interno; ..
reducir la dependencia financiera externa;
prevenir y enfrentar eficientemente los eventuales choques exter-
nos, evitando su absorción directa en nuestra economía real, a
costa de repetidas recesiones.

Por ello, una estrategia consistente de financiamiento del desarro-


110 debe arrancar de la revisión de las políticas cambiaria y de comercio
exterior (en el sentido antes propuesto) con el fin de eliminar el déficit
comercial sin maquiladoras y reducir sustentablemente el défiat de cuen-
ta comente, haciendo descender sostenidamente los requerimientos de
ahorro externo. La palanca primordial para elevar el ahorro interno con-
siste, al revés de la estrategia neoliberal, no en incentivar el ahorro fi-
nanciero y la especulación financiera, sino en incentivar la inversión fisi-
ca (y, eo ipso, el crecimiento económico),subordinando la esfera financiera
a los intereses superiores d e la economía rbal. En consecuencia, el
despliegue de una verdadera política industrial -vid infia- es herramien-
ta fundamental para elevar sostenidamente el ahorro interno y la
380 b - ~osi.~ . i i i Calva
s
inversión. Además, la estricta regulación y supervisión del sistema fi-
nanciero, a fin de incrementar la asignación del crédito hacia las priori-
dades del desarrollo, evitar prácticas oligopólicas que elevan desme-
didamente los márgenes de intermediación financiera, instituir los
incentivos adecuados para el manejo prudencial del ahorro financiero
y ampliar los espacios de acción de la banca nacional de desarrollo, ele-
vando su eficiencia, son componentes fundamentales de un renovado
sistema financiero que sirva eficazmente a los intereses superiores del
desarrollo de la economía real. Finalmente, para desactivar pruden-
I
cialmente los riesgos de choques en balanza de pagos, debemos hacer-
nos cargo de que no esta en nuestras manos decidir el nivel de las tasas de
interés internacionales, ni los precios externos del petróleo, ni la dirección
d e los flujos financieros globales. Pero sí está en nuestras manos man-
tener en equilibrio nuestra balanza comercial sin maquiladoras, con-
siderando este equilibrio como el primigenio, ordenador y sustentador en
el largo plazo de los demás equilibrios externos. Además, un eficiente
manejo cambiano elimina el factor de especulación monetaria, desacti-
vando la causa más relevante de desequilibrio externo por fuga de capita-
les nacionales, así como causa principal de la volatilidad de la inversión
extranjera liquida. Lo anterior, sin demérito de introducir restricciones
administrativas -como en Chile- a la entrada y salida de inversiones de
cartera.54
Cuarto: Una política de estabilidad de precios con desarrollo'eco-
, nómico y preservación de los equilibrios externos, para lo cual: a ) debe
ponerse punto final a los fuertes brotes inflacionarios recurrentemen-
te desencadenados por macrodevaluaciones traumáticas, general-
mente acompañadas de alzas abruptas de precios y tarifas del sector
I
público. Para ello, es necesario mantener un tipo de cambio real per-
manentemente competitivo y evitar desbordes imprudenciales en las
I finanzas públicas, de manera que sea factible absorber eventuales cho-

S4VéaseJoséLuis Calva, "Ahorrointerno, inversión y crecimiento econ6mico0, en


J. Antonio Ibiñez (coord.), México: ciclos de deuda y crisis del sector externo, México, U .
t Iberoamericana-Plaza y Valdés, 1997; K. Schmidt-Hebbel, L. Servén y A. Solimano,
"Ahorro,inversión y aecimiento en los países en desarrollo",en Andr6.s Solirnano (comp.),
I Los caminos de la prosperidad. Ensayos de crecimiento y desarrollo, México, FCE,1998; Carlos
Rozo, "Ahorroy estructura financiera",en C. Rozo (coord.), La polftica macroeconómicn
de México, México, Siglo m, 1998; Michael Pickard, "El papel de los controles en la
economía: propuestas y alternativasn,en Julio López, Mamoeconomía del empleo y polfti-
1
cas de pleno empleo para México, México, Pomía-UNAM, 1997; J.L. Calva (coord.), Proble-
1 mas mamoewn6micos de Mkxico, t. 1, México, JuanPabios-UAM-A-uAM-1, 1995, entre otros.
I hdéuco: alrein<itivasdentro del cambio giobal 381
ques externos (por caída súbita de ingresos, v.gr. petroleros; o por alza
súbita de egresos, v.gr. de tasas de interés internacionales), sin afectar
la demanda agregada real del sector público, evitando de este modo las
típicas secuelas negativas sobre la actividad económica privada y agre-
gada; b) evitar sobrerreacciones monetarias y fiscales que -cqmo
respuestas exageradas a episodios de inestabilidad financiera- afectan
súbitamente la demanda agregada real y socavan la dinámica del cre-
cimiento; c) la concertacidn como método para reducir el componente
inercia1 de la inflación, coordinando y armonizando las expectativas,
debe ser retomada. Sin embargo, habida cuenta de la experiencia de
los "pactos" -de consecuencias adversas para trabajadores asalariados
y productores rurales- la futura concertación sobre expectativas infla-
. , cionarias debe evitar utilizar como precios guía, los salarios y los precios
agrícolas, utilizando en cambio los precios de grandes industrias y
grandes servicios, conjuntamente con las tasas de interés y los precios
y tarifas del sector público [previamente equilibrados).55
Quinto: finanzas públicas sanas para
.
el desarrollo económico con
,
equidad, concepto que implica:
una política de gasto público dirigida a impulsar el progreso
económico, humano y ambiental sobre un horizonte de planea-
ción de largo plazo, atendiendo rezagos productivos y,fomentan-
do sectores y áreas estratégicas y prioritarias, particularmente la
formación de recursos humanos, la infraestructura económica y
social, la industria energética, el desarrollo científico-técnicoy las
ramas de la industria y la agricultura con altos efectos de arrastre
sobre la actividad económica, impulsando la articulación interna
del aparato productivo, la superación de desigualdades sectoriales
y regionales, así como las inequidades en la distribución factorial y
familiar del ingreso, promoviendo a la vez el uso racional de los
recursos naturales y el desarrollo ambiental;
para la atención efectiva de estas responsabilidades ineludibles
del Estado se hace imprescindible incrementar considerablemente el
gasto público federal sobre bases sostenibles en el largo plazo, así
como elevar la eficiencia y la eficacia de las instituciones públicas;
55VéaseJoseph Ramos, "Equilibriosmacroecon6micos y desarrollo", en Osvaldo
Sunkel (comp.), El desarrollo desde dentro. Un enfoque neoesnucturalkta para la América
Latina, M a c o , FCE-CEPAL,1991; Robert Poilín, "Una política económica a favor del a e -
cimiento", en José Carlos Valenzuela y Esthela Gutierrez (coords.), El futuro econdmico
nacional, México, Diana, 1997; Lance Taylor, Estabilización y crecimiento en los paises en
desarrollo: un enfoque estructuralista, México, FCE, 1992; ].L. Calva, El modelo neoliberal
mexicano. Costos, vulnerabilidad y alternativas op. cit., entre otros.
el financiamiento no inflacionario de la ampliación del gasto pú-
blico debe lograrse primordialmente mediante el aumento de los
ingresos tributarios del gobierno federal, de manera que se dupli-
quen en 10 años (pasando de 10% del PIB a 20 por ciento).56

Para lograrlo es necesario realizar una reforma fiscal que com-


prenda:
simplificación y racionalización de la legislación tributaria elimi-
nando o corrigiendo gran parte de las exensiones tributarias y de
regímenes especiales que generan distorsiones y múltiples canales
\ ,
de elusión tributaria (v.gr. régimen de consolidación fiscal para
grupos de empresas; régimen simplijcado que se aplica a las em-
presas de transporte terrestre y agropecuarias, sin distinguir gran-
des compañías de transporte de pequeños transportistas, o grandes
agrobussines de pequeñas granjas campesinas, etcétera);
ampliar la base de contribuyentes y de ingresos sujetos a tribu-
tauón (v.gr. capital golondrino, ganancias bursátiles de personas
físicas, ganancias de capital de personas físicas, dividendos dis-
tribuidos entre los accionistas de las empresas, etc., como se hace
en países desarrollados);
combatir resueltantemente la evasión flscal, para lo cual se requiere
una profunda reforma del sistema de recaudación, que haga
creible la erradicación de la corrupción y de la impunidad;
acentuar considerablemente la progresividad del impuesto sobre
la renta, incrementando la tasa marginal del ISR hasta 55% para
..
ingresos personales mayores de dos millones de pesos;
incrementar significativamente los impuestos sobre el consumo,
sea a través de una mayor progresividad del rVA sobre bienes sun-

5WMéXico se encuentra muy abajo de numerosos paises -referidos frecuentemente


como ejemplos de desarrollo económico exitoso- en términos de carga tnbutaria como
porcentaje del pie: en 1996, los ingresos tributarios del gobierno central representaron
20.1% del PIBen Malasia, 18.3% en Chile, 19.7% en Brasil, 18.6% en Corea del Sur, 29.2%
del PIB en Uruguay, etc., para no hablar de países como Francia donde representaron
39% del PIB,mientras que en México sólo ascendieron a 10.2% del PIBen 1998 (Banco
Mundial, Informe sobre el desarrollo mundial 1338, Washington, 1998; y SHCP, Iniciativa
de Ley de Ingresos de la Federacidn para 1339, México, 1998). Por consiguiente, la base
material para que el Estado mexicano cumpla sus responsabilidades en el desarrollo
humano, económico y ambiental, es inferior a los parámetros internacionales conside-
rados ejemplares.
i \ , l ~ i i oaltcinativas
. ticntro ilel ca~:ihioglobal 383
'\

tuarios o introduciendo un impuesto altamente progresivo sobre


el consumo

S m : desplegar una verdadera política industrial (en el amplio sen-


tido del término, que comprende el fomento de todas las actividades
productivas), orientada a superar las profundas desigualdades en el
desarrollo de los sectores y ramas de la producción, la creciente desar-
ticulación interna de la planta productiva y las profundas asimetrías
en el desarrollo regional, tríada que representa, a la vez, el más serio
obstáculo al desarrollo sostenido de la economía mexicana y una de
las fuentes principales de la marginación económica y social de la ma-
. yoría de los mexicanos. Instrumentos fundamentales de esta política
industrial (en concordancia con las evidencias empíricas nacionales
e internacionales, es decir, con las experiencias de los países exitosos)
son los siguientes:
políticas macroeconómicas favorábles al desarrollo de la economía
real, comenzando por una política de comercio exterior pragmática
(por lo menos similar a la que aplican nuestros principales socios
comerciales), una política cambiana competitiva y una política credi-
ticia que (mediante tasas de interés medianamente competitivas)
fomente la inversión productiva;
políticas de fomento económico general, principalmentef o m c i ó n de
recursos humanos (que comprende -además de las condiciones
básicas de nutrición y salud- la educación formal, la capacitación
laboral y de gestión productiva); construcción de infraestructura
(que no sólo debe ser suficiente en calidad y cantidad, sino tam-
bién competitiva en precios); fomento del desarrollo científico-téc-
nico (con el fin de apoyar a las empresas en el conocimiento,
selección, adquisición, adaptación y generación de tecnologías
apropiadas); y desarrollo del sector energético;
t
57V6aseOrganización para la Cooperación y el Desarrollo, Estudios económicos de la
OCDE 1999, M ~ c o temas
, especiales: mejorar los ingresos fiscales, París, OCDE, 1999; Jo- 4
seph Ramos, Balance de la transformacidn econdmica de América Lntina, CEPAL, 1996;
Alcides José Lasa, Deuda, inflación y déjicit. Una perspectiva macroecondniica de la política I

fical, México, UAM-1,1997; Nicholas Kaldor, Impuesto al gasto, Mhico, FCE, 1963; Alfre-
do Rosas, La crisis fiscal del presupuesto público en México, México, UAM-I-m, 1992; y
Mano Zepeda, "Una propuesta de politica alternativa de finanzas publicas", en J.L. Cal- ,
va (coord.), Problemas macroewnómicos de Mkxico, t. 11, México, Juan Pablos-UAM-A-UAM- 1

1-udec, 1995. 1
formulación de una estrategia general de industrialización, que
contemple como prioridades simultáneas la promoción de exportacio-
nes y la sustitución eficiente de importaciones con el fin de asegurar
el balance de divisas que posibilite el crecimiento acelerado y sos-
tenido basado en el ahorro interno; la generación acelerada de
empleos; la articulación interna del aparato productivo y la su-
peración de desigualdades en nuestro patrón de crecimiento; la
promoción preferente de áreas estratégicas y de ramas de la pro-
ducción con elevados coeficientes de arrastre sobre el empleo, el
ingreso y la inversión en el conjunto de la economía;
desplegar instrumentos especíjicos de fomento sectorial en función de
estas prioridades y realidades a la luz de la experiencia nacional e
internacional (v.gr. sistema de precios de garantía o soporte para los
productos agrícolas prioritarios; incentivos a la innovación y
transferencia de tecnología; fomento de las redes de subcon-
tratación; promoción interna y externa de productos, etcétera).

NO se trata, como se ve, de restaurar la estrategia industrial pu-


ramente sustitutiva de importaciones, sino de pasar a una nueva es-
trategia de industrialización que simultáneamente fomente el sector expor-
M o r , la sustitución eficiente de importaciones y la producción de bienes no
comerciables para mercado interno.58
Skptimo: colocar el empleo y el bienestar social, es decir al ser hu- '
mano, en el centro de la estrategia económica y, eo ipso, como motivo
constante de cada una de las grandes políticas económicas (industrial, co-
mercial, cambiaria, fiscal y financiera), sin demérito del despliegue de
políticas sociales específicas. Recuérdese que la productividad y la ri-
queza de las naciones están determinadas fundamentalmente por el
desarrollo de las aptitudes físicas e intelectuales de sus ciudadanos, de
manera que la inversión en alime-ntación, salud, educación, capaci-
tación laboral, desarrollo cientifrco y ~cnológico,constituye la más fiuc-
tifera asignación de recursos que las naciones pueden hacer para la
S8VéaseRené Villarreal, Industrializacidn, deuda y desequilibrio externo, op. cit.;
Enrique Dussel Peten, La economía de la polarizucidn. Teoría y evolucidn del cambio estruc-
tural de las manufacturas mexicana (1988-19961, México, TUS-UNAM, 1997; Alice H.
Hamsden, "Enfoque de política estratégica para la intervención gubernamental en la
industrialización tardía", en Andrés Solimano (comp.), Los caminos de la prosperidad, op.
cit.; J.L.Calva, M. Capdeville y C. Pérez (coords.), Industria manufacmrera. Situacidn
actual y desarrollo bajo un modelo alternativo, México, UAM-X,
1996; JoséLuis Calva (coord.),
El campo mexicano. Ajuste neoliberal y aíternativas, México, Juan P~~~OS-UNI'A-CIE~~AAM,
1997; véanse también los trabajos arriba citados en nota 8.
M6xixiro: rtlteniaiivas dentro del cainbio global, : 385 1
1

't
construcción de su futuro. En consecuencia, la elevación del bienes-
tar social y la erradicación de la pobreza deben ser concebidos, no como 1
i
algo extn'nseco a la economía (como simples mecanismos de compen-
sación social), sino como algo intrínseco a la economía, como parte inte-
gral de una nueva estrategia económica incluyente de todos los mexi-..
canos, que comprenda:
políticas salariales activas que mejoren la distribución funcional
del ingreso, recuperando (y después elevando) la participación de
los salarios en el producto nacional;
una política industrial que incluya en su diseño e instrumenta-
ción la atención preferente de los sectores y ramas productivas
. ,altamente generadoras de empleos, así como de las ramas priorita-
rias por sus efectos multiplicadores sobre el empleo;
políticas integrales de formación de recursos humanos (es decir
de inversión en "capital humano") que comprendan desde la
nutrición y la atención a la salud de los grupos más vulnerables,
hasta el acceso real (mediante becas completas que incluyan ali-
mentación) a la educación formal y a la capacitación laboral;
las políticas contempladas en los puntos sig~ientes.~'

Octavo: desplegar una política integral de desarrollo regional asen-


tada en una congruente noción de desarrollo sustentable (es decir,
que contemple simultáneamente los objetivos de crecimiento econó-
mico, equidad social y conservación ambiental) y que, basada en un
verdadero federalismo, comja las profundas desigualdades regionales
en las oportunidades de acceso a un nivel mínimo aceptable de bie- ,
nestar. Las políticas federales de fomento económico (agrícola, manu-
facturero, energético, turístico, de infraestructura, etc.), deben con-
templar el ámbito regional e incluir a sus pobladores en su disefío y
11
supervisión y no sólo en su ejecución; y lo mismo hay que hacer en las
políticas sociales (de educación, nutrición, salud, vivienda, capaci- 1
tación para el trabajo, etc.), Además, es necesario desarrollar, sobre !
bases democráticas, las autonomías municipales y estatales en la pla-
neación, financiamiento y gestión del desarrollo, así como redefinir
59VéaseJ.L. Calva (coord.), Distribución de ingreso y polfticas sociales, t . i y 11, México,
1
l
I
luan Pablos-FAM-Enlace-E. Pueblo, 1995; J.L. Calva (coord.), Formación de recursos I

humanos, desarrollo tecnológico y productividad, Guadalajara, Juan Pablos-udec, 1997;


Ahn Seung-Chul, "El papel desempeñado por el elemento humano en el desarrollo de
i
Corea",en Khadija Hay y Uner Kirdar (comps.), Desarrollo humano, ajuste y crecimiento, 4
México, FCE,1990, entre otros.
la política de ingreso y gasto público para otorgar mayores recursos a los
municipios y estados, sobre todo a los menos favorecidos, ampliando
las bases materiales de su soberanía. El criterio rector debe consistir
en otorgar a los habitantes de las distintas regiones de México la opor-
tunidad certera de acceder a un nivel de vida digno, por encima de .
una canasta básica de satisfaaores esenciales de alimentación, salud,
vivienda, vestido, educación, y recreaciones sanas.'O
En lo externo, en virtud de que el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte no induye mecanismos compensatorios para ayu-
dar a las regiones a resarcir los costos de su integración económica
internacional, es necesario introducir en la agenda una futura renego-
ciación del TLCAN, a fin de establecer el libre flujo de mano de obra e
instituir fondos compensatorios crinacionales, como expresión de la cones-
ponsabilidad de las partes contratantes del TLCAN en los efectos regionales
de la integra~ión.~'
Noveno: la preservación y mejoramiento del ambiente es pará-
metro y objetivo esencial: lograr un crecimiento económico que con-
serve y enriquezca, en vez de destruir, las bases naturales en las que
inevitablemente se asienta la actividad humana; regular los procesos
productivos y de consumo, intmizando los costos ambientales e intro-
duciendo otros incentivos para mejorar la utilización de los recursos,
minimizar efectos ambientales y restaurar ecosistemas; diseñar e
instrumentar políticas públicas que incluyan entre sus criterios de efi-
ciencia económica, la eficiencia en el uso, preservación y restauración"
de los recursos naturales, y que consideren congruentemente la susten-
tabilidad ambiental como elemento nodal de un verdadero desarrollo
económico (concepto que induye la superación de la pobreza y de la
inequidad en la distribución del ingreso), son tareas de alta prioridad
nacional.G2
Décimo: para el logro eficaz y eficiente de las funciones del Estado
en la promoción activa del desarrollo humano, económico y ambien-

sovéaseJ.L. Calva (coord.), Desarrollo regional y urbano, t. I y 11, México, JuanPablos-


UNAM-udec, 1995; A. Bassols, J. Delgadillo y F. Torres (comps.), El desarrollo regional en
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poiitica de la planeacidn regional, México, FCE, 1981; Antoni Kuklinski, Desarrollo polari-
zado y politicas regionales, México, FCE,1985.
61Véaseespeaalmente ieonardo Curzio, "El desarrollo regional frente al proceso de
integración económica", en J.L. Calva (coord.), Desarrollo regional y urbano, op. cit., t. 1.
62JoséLuis Calva (coord.), Sustentabilidad y desarrollo ambiental, t. I y 11, México,
JuanP ~ ~ ~ o s - P N u D - S ~1996; ~ ~ ~Juan
~ ~Maru'nez
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nueva corporación trasnacional
en México y la globalización . .

Carlos Norera Camacho

Algunos de los componentes de la economía mexicana que más cambios


han sufrido en la década de los noventa,' son la llamada empresa trasna-
cional extranjera (m)y la gran empresa: los grupos privados nacionales.
Este cambio fue posible gracias a las reformas económicas, comer-
ciales y financieras aplicadas por los distintos gobiernos a partir de
1983 [Morera, 1938: 29-36]en el entorno de los procesos intema-
cionales de la globalización o mundializa~ón.~ Por su naturaleza, su-
frieron profundos cambios en el origen, la apropiación y la distribución
de la riqueza social transfiriéndole, a las ET extranjeras y nacionales,
el papel más dinámico de la economía.
Este proceso apunta hacia la transformación de la empresa trasna-
cional en empresa red, cada vez más internacional, y de la corporación
privada nacional a la corporación trasnacional, modificándose cons-
tantemente y adaptándose en los entomos que las respaldan y a las es-
tructuras de mercado. Sin embargo, la magnitud de los cambios origi-
nados contrasta con la fragilidad de los mismos; uno de los hechos más
1
importantes, como consecuencia de las reformas señaladas, es la crisis

'La economía mexicana se ha transformado en las dos últimas décadas: el proceso


de una economía cerrada hacia una economía abierta, en particular la estadounidense.
Véase Morera, 1999, p. 309, en Regulacíbn...
"Un régimen de acumulación mundial nuevo, cuyo funcionamiento dependda
de las prioridades del capital privado altamente concentrado, capital comprometido en la
producción de mercancías y de servicios, pero también y de manera creciente, capital
centralizado que conserva la forma de dinero y se multiplica como tal. Este régimen
de acumulación.. . que yo designo como "la mundialización del capital", F. Chesnais, "La
globalización y el estado del capitalismo a finales de siglon, Investigm'ón Ewnbmica,
I núm. 215, México, 1996.
de 1994 que agudizó las contradicciones del proceso en el entorno
que la violenta competencia internacional impuso a las grandes empre-
sas privadas mexicanas la necesidad de trasnacionalizarse imponién-
doles como opción la quiebra o la fusión. Este fenómeno ha implicado
en muchas de ellas ampliar sus exportaciones e invertir en forma dire?
ta en el exterior estableciendofiliales y participando en las redes mundia-
les y alianzas estratégicas. A pesar de ello, en muchas de las grandes
empresas y los grupos nativos continúa prevaleciendo el conglomerado
disperso con fuertes vinculaciones patrimoniales con bancos y finan-
cieras de grupo, privilegiando y articulando la inversión financiera y
especulativa junto con la productiva y comercial. Una de las ventajas
y riesgos para estas empresas y grupos ha sido la apertura del mercado
internacional de capitales que contrasta con la protección, por parte de
las autoridades, y el control de una buena parte del mercado de seM-
cios financieros nacionales del que también se benefician los grupos
financieros extranjeros.
En ese sentido, el propósito del pres,ente trabajo es presentar un
panorama general de los cambios de la ET en México, acercándonos
detenidamente al nuevo proceso de trasnacionalización de las empre-
sas y los grupos privados de capital financiero en México [Morera,
1998: 2713 a la luz del proceso de globalización. Para ello desarrolla-
mos aquí dos aspectos: los flujos de capital y algunos elementos de la
nueva forma de organización de la ET,la llamada empresa red.
Con relación al primer aspecto, ponemos el énfasis en las nüevas
formas de financiamiento e inversión lo cual implica, entre otras cosas,
profundizar en el nuevo desempeño de los flujos de capital interna-
cionales, tanto en la inversión de portafolio como en la inversión
extranjera directa4(IED)[Graham y Krugrnan, 19911, como uno de los
)En México tiende a estudiarse a la empresa industrial en si misma desvinculada
de los grupos bancarios o financieros, sin considerar que la inmensa mayona de los
grupos más importantes están vincalados, o haciendo referencia a su vinculación patri-
monial en el plano financiero, dejando de lado con ello una visión cabal de su estrate-
gia. Al respecto es conveniente precisar qué entendemos cuando nos referimos a gmpo
de capital financiero. "La categona grupo de capital financiero" compete a la organiza-
ción del capital (como sistema multiempresarial de valorización de capital en todas sus
formas: financieras, productivas comerciales) a su gestión (estrategias de inversión produc-
tiva financiera y patrimonial) a sus formas de financiamiento privilegiadas y a su pro-
piedad y control" [Morera, 1998: 26-29].
4"Thevery definition of FDI poses serious problems. What we seek to measure is
the extent to which foreign firms and individuals control US production, yet it is not
easy to define precisely either the nationality of a firm or what constitutes control.
Debate over foreign direa investrnent in the United States begins with a dispute
over facts. Critics allege that offiual US statistics fail to measure the tme extent of grow-
elementos más dinámicos dada la mayor movilidad del capital en el
actual proceso de globalización, mediante alianzas estratégicas, fusio-
nes y adquisiciones.Y, con relación al segundo, consideramos la llama-
da revolución informacional, en donde las formas organizativas de la
EI.o EM están evolucionando hacia las redes internacionales cuya unidad..
básica de organización económica es la empresa red (la desintegración
vertical de la producción en una red de firmas, proceso que sustituye
a la integración vertical de los departamentos dentro de la misma estruc-
tura empresarial) [Castells, 19981 y al entrelazamiento de las grandes
empresas mediante alianzas estratégicas, así como a un enorme pro-
ceso de fusiones y adquisiciones.

~lobalización.reorganización del sisteina


financiero internacional y flujos de capital
Muchos estudiosos de la economía mundial coinciden en que la cri-
sis de 1974-1975 marcó el final de la expansión de la ET [Dabat, 1999;
Porter, 1986; Reich y Chesnais, 1994; Petrella, 1992; UNCTAD, 19971y a
su vez el inicio de un periodo de transición de caída de la IEDen tér-
minos reales [Dabat, 19991 en donde a partir de 1986 se iniciaría un
nuevo cido de expansión que conduiría en 1990 y un segundo de 1995
a 1998; entre estos dos cidos de expansión sobrevino uno de recesión de
1991 a 1993 [Morera, 19991. En el primer cido de expansión los fiu-
jos más importantes provinieron de Japón y fue un fenómeno centrado
en los países desarrollados. Sin embargo, en el cido de expansión de
los noventa cobraron relevancia los países en desarrollo, situación
que ha implicado que algunos estudiosos llamasen a este fenómeno de ,
incorporación de las llamadas economías emergentes de los países en
desarrollo, de la tríada a la globalización.
b El proceso de intemacionalización de capital se expresa mediante: el
intercambio de mercancías con el exterior, la inversión extranjera direc-
ta y los flujos internacionales de capital dinero; en el intercambio de
mercancías o la apertura de los mercados comerciales actualmente
prevalecen las siguientes tendencias: zonas de comercio muy densas
entre Europa del Oeste, América del Norte y Asia del Este; el mercado

ing foreign ownership and control the US economy [Graham y Knigman, 19911. Foreign
Direa lnvestment in the United States, Institute for International Economics, Was-
hington.
4
4
1
i
más grande es el de América del Norte en donde se realizan dos ter-
cios del comercio mundial [Guillén; 1999: 1261, véase gráfica 1; la
incorporación de Asia del Sureste y Pacífico y las economías más diná-
micas de América Latina; el motor del comercio mundial lo constitu-
yen las ET y SUS filiales, las cuales abarcan dos tercios del comercio [ World
Investment Report 20001; un creciente aumento del comercio mundial
de mercancías con alto valor agregado y de los servicios (sociedades
financieras, aseguradoras, inmobiliarias y gran distribución).

E C O N O M MUNDIAL:
~ EVOLUCI~N
DE LOS PRINCIPALES
.- COMPONENTES DE LAS TRANSACCIONES INTERNACIONALES

1 O00 --
-g8 800 --
P
M
S GOO --
a
e
4
gi 400-
E
200 --

o ..
1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998
Anos

+Inuersión directa
- - Mercandas
& -
+Inversión en canera
Fuente: FMI,Balam of Payments Statistics Yearbook, 1999.
Servicios

En el dinamismo de la concurrencia internacional, los flujos de ,


capitales son el mecanismo que encadena a las economías en desarro- l

110 con el sistema económico mundial. Desde Bretton Woods se iden- 4


tifican tres etapas caracterizadas por sobreacumulación de recursos en 1
los mercados internacionales de capitales:
1

4 Carlos Alorera Caniacho J


grupo, controla más de cinco billones de dólares de activos. Según
algunos estudios de una muestra de los países de la OCDE, representan al-
rededor de 16% del total del financiamiento de los activos financie-
ros (http://www.oecd.org/daf/financial-affairs/markets/inst-investors.
htm) .
Tres actividades básicas pueden ser distinguidas como la causa de
su crecimiento en los mercados financieros:
como centralizadores de los ahorros de los hogares (personas fí-
sicas);
como proveedores de fondos en el mercado para seguros, fianzas
y otros activos financieros; y
coma .participantes en los mercados primario y secundario de
bonos y acciones; en los mercados foráneos de tipo de cambio
(Foreign exchange), y en los mercados de dinero y de derivados.

Este proceso ha impulsado un gran incremento en las transacciones


internacionales y fuertes vínculos entre los inversionistas instituciona-
les y el sistema bancario. Por ejemplo, los bancos se han movido sobre
todo en el negocio de los fondos de inversión. Los bancos con una
red extensa de sucursales se han convertido en distribuidores de
seguros de vida. La desregulación financiera y los avances tecnológi-
cos en información tecnológica, han desarrollado una fuerte compe- .
tencia entre los bancos y las aseguradoras dando como resultado una
borrosa línea de demarcación.
También los inversionistas institucionales son decisivos para que
haya liquidez en el mercado de seguros. La creciente influencia que ejer-
cen en la estructura del modus operandi del mercado de capitales y
en la diversificación de los portafolios internacionales incide en
los impuestos como factor de competencia (http://www.oecd.org/daf/
financial-affairs/markets/inst-investors~).
Ahora bien, es cierto que el predominio de la fuerte expansión de
los flujos de capital, tanto de portafolio como de IED,sobre los de las
mercancías y los de servicios en los ochenta a regiones de la tríada
como la incorporación de las economías emergentes en los noventa,
obedece a la articulación de diversos factores: los rápidos cambios
tecnológicos, la mayor movilidad del capital debido a la liberación
del comercio y la inversión, los procesos de privatización y desregu-
laaón, la producción internacional integrada y el apoyo de las políti-
cas gubernamentales. No menos cierto es que el mencionado proceso
ha tenido un desarrollo contradictorio: por un lado abarató el crédito;
pero por el otro, produjo nuevos elementos de inestabilidad, como la
mayor dispersión, volatilidad y especulación de capital y con ello, la glo-
balización de los mercados financieros que ha provocado una extra-
ordinaria trasnacionalización de la propiedad de títulos de crédito. Como . ,
resultado de este proceso de los principales componentes de las tran-
sacciones internacionales, los flujos de capital privado, tanto los de
inversión en cartera como los de inversión extranjera directa, se han si-
tuado como las forma más dinámica del capital en escala internacional.

GRAncA 2
NETOS DE CAPITAL PRNADO A PA~SESEMERGENTES,
.FLUJOS
,
1992-1998 (ASIA Y AMÉRICALATINA)
(Miles de millones de dólares)

1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998


.. Años
+-Asia: inversión directa - a - América Latina: inversión directa
+Asia: inversión en cartera -+- America Latina: inversión en cartera I
Fuente: FMI, Balance of P a y m e n ~Stntirtics Yearbook, 1999. I

Al iniciarse la década de los noventa, una de sus peculiaridades fue i


el crecimiento de los flujos de capital hacia las llamadas economfas en
desarrollo, dando mayor importancia a la inversión especulativa (inver-
siones de corto plazo) que repercutió significativamente en el nivel de
'
4

volatilidad de estas economias, y de manera simultánea aecia la inver-


sión extranjera directa por medio de las corporaciones multinacio-
404 C:irlos Morera Lamaclin
nales. Esta nueva forma de financiamiento ha implicado extraordi-
narios avances y enormes descalabros pues depende de la inversión de
portafolio e IED (F&, join ventures, franquicias, subcontrataciones,
etc.) vinculadas a las alianzas estratégicas (tecnológicas), acuerdos
intrafirmas, abasto y distribución; esto implica una nueva gestión h a n - .
ciera con visión global, la cual por su naturaleza introduce un contenido
especulativo. La extraordinaria movilidad de esta enorme masa de títu-
los, acciones, bonos, certificados de deuda pública y todo tipo de dere-
chos a la percepción de rentas ha constituido ahora un nuevo tipo de
"capital ficticio" carente de fondos propios, que circulan conforme las
leyes específicas de naturaleza especulativa financiera y que expresan
imaginariamente el proceso de reproducción real del cual viven a sus
expensas.
La conjunción de los elementos señalados da un nuevo perfil a
las corporaciones trasnacionales y sitúa a la ET en el más alto nivel de
su desarrollo histórico mundial. La participación de su producción en el
PIB mundial pasó de 17% en la mitad de los años sesenta, a 24% en
1982 y a más de 30% en 1995 cuando existían 39 000 firmas trasna-
cionales que determinaban la marcha de la economía mundial (indu-
yendo 4 148 de países en desarrollo) con 270 000 subsidiarias, de
las cuales 119 000 estaban en países en desarrollo [UNCTAD, 1996 y Trle
Economist]; la información más reciente, tanto de la UNW como de la .
OCDE,es que en 1998 existen cerca de 60 000 firmas trasnacionalei
(muchas de ellas sin ninguna vinculación acuonaria), de las cuales
9 246 pertenecen a países en desarrollo, y con alrededor de 500 000
subsidiarias, de las que 238 906 están en países en desarrollo [UNCTAD,
19991.
Como se puede observar, tanto las ET como las subsidiarias, aumen-

''
f

t taron considerablemente en el periodo de expansión así en el número


de ET como en el de las subsidiarias; sin embargo, el más impresio-
nante corresponde a las subsidiarias que se duplicaron en tan solo un
trienio. A pesar de ello el grado -de concentración y centralización de
capital es mayor si consideramos que las 100 firmas trasnacionales
l
I más grandes (sin incluir bancos y financieras) controlaron un tercio de
la inversión extranjera directa (IED)y que entre 1988 y 1995 el valor
I
de las fusiones y adquisiciones de todo tipo se duplicó utilizando
72% de los flujos de IED.Como resultado de ello, junto con las alianzas
/ estratégicas, las fusiones y adquisiciones fueron, según la u ~ c r mlas
, trama-
I
s crecieron más rápidamente (véase la gráfica 1).
ciones i n ~ ' o n a 1 e que
1 En esta expansión de las ET los flujos de capital relativos a la IED han
desempeñado un papel determinante: en 1996 las entradas y salidas de
l a iiuavn coq~oraciontrasnacional eii M ~ U C O 405
Ventas
millones Inversionista Capital Pais de
Sector dólares extranjero extranjero (%) origen

Cifra Comercio Wal Mart St. Inc Estados Unidos


Femsa Coca Cola Bebidas Coca Cola Corp. Estados Unidos
Grupo Modelo Bebidas Anheuser Busdi Estados Unidos
Hylsamex (Alfa) Bebidas Alfa S.A. Estados Unidos
Femsa Cerveza Bebidas John Labatt Limited Canadá
Grupo México Minería Asarco Inc. Estados Unidos
Grupo Celanese Petroquímica Hoesch AG Alemania
Coca Cola Femsa Bebidas Coca Cola Corp. Estados Unidos
Nadro, S.A. Comercio Mc Kesson Corp. Estados Unidos
Mabe Electrónica General Electric Estados Unidos
TMM Transporte Canadian Pacific Ships Reino Unido
Grupo embotellador de México Bebidas Pepsi Co. Estados Unidos
Polioles (Alfa) Petroquímica Alpek S.A. Alemania
Nermak (Alfa) Autopartes nd Estados Unidos
Química Pennwalt y subsidiarias Textiles Delaware Chemical Estados Unidos

Fuente: Elaboración propia con datos de CEPAL: La inversión extranjera en América Latina y el Caribe, Naciones Unidas, Chile, 1998, p. 79.
de alrededor de 11 trillones de dólares, en comparación con los 7 trillo-
nes de las exportaciones mundiales.
En la década de los noventa las m se constituyeron en el elemento
más dinámico de la inversión extranjera directa (beneficiándose de las
ventajas macroeconómicas e introduciendo sus propias ventajas mi-
aoeconómicas). En 1998 los flujos de IED hacia las llamadas economías
en desarrollo declinaron por primera vez en 13 años, ello obedeció a
la crisis del Sudeste Asiático en 1997 (del total le correspondió a Asia
51% y a América Latina y el Caribe 43%); en América Latina, Brasil
captó alrededor de 40% de un total de 72 billones de dólares.

CUADRO
2
.INVERSIÓNEXTRANJERA DIRECTA, GRUPOS MEXICANOS,
1990-1997
(Millones de dólares)

Monto Inversidn* Inversidn * *


Corporaridn Pafs Giro 1995 1996-1997 1998-2000

Cemex Estados Unidos Construcción 4 226.7 700 nd


Televisa Estados Unidos Media 1385 180 nd
Gruma Estados Unidos Comida 992.5 20 nd
P. Beverage Estados Unidos Bebidas 1 003.6 nd
Vi tro Estados Unidos Diversificado 385 nd
Celanese E.U. y Japón Química 343.6 2 300 nd
Alfa Venezuela Acero 2 301.7 nd ..
DSC lapón Hotelería 708 nd
Bimbo Estados Unidos Alimentos 200 nd
Gidusa Estados Unidos Pulpa y papel 170 nd
Peñoles Perú Minería 185 nd
ICA Perú Construcción 1O nd
Bufete l. Perú, Chile nd 360 nd .
Elektra Centroamérica Servicios 100 nd
lV Azteca Chile Comunicac. 10.4 nd
G. Posadas Estados Unidos Hotelería 123 nd
La Moderna Corea, India Agroindustria 117 nd
Desc Estados Unidos Alimentos 142 nd
Carso E.U., A.L. Comunicac. Com 250 1 735.2
San Luis corp. Brasil Minería 115 nd
Total 8 336.4 7 992.1 2 478.2

Fuente: Elaboración propia con base en World Investement Report U N ~ A1997; D , Depto.
análisis económico, Banamex Accival y ErcLior, Reforma, Heraldo, Wall Sneel loumal, Lm l o m d a .
*Los montos para 1995 corresponden a los activos, en ese sentido la IEDes menor.
Nota: El monto de la inversión de Celanese en el año de 1997 es el resultado de una aso-
ciación estrategica encabezada por Issac Saba Raffoul para comprar Trevisa con una filial de Koch
Industries de Wichita, USA.; Alfa realizó la inversión asociado con el grupo Amazonia para la com-
pra de Sidor en Venezuela, con una participación del 30 por ciento.
**Solamente induye a Carso y el monto total para el año de 1998 OCDE.

408 ," C d r l o ~h.iort*ra (:aiiiacho


MÉXICO: E V O L U C I ~ NDE LOS PRINCIPALES COMPONENTES
DE LAS TRANSACCIONES INTERNACIONALES

-20 000 1
Años
-b Directa -m- De cartera d- Comercio -+- Servicios
*.
Fuente: IMF, Balance of Payments StatLctics Yearbook, 1999.

expresadas en una violenta integración dentro de la economía esta-


dounidense con la que se realizan las principales transacciones intema-
cionales (véase la gráfica 3).
En el contexto de las reformas iniciadas bajo el gobierno de Miguel
de la Madrid se dio un fuerte impulso a los procesos de privatización de ,

las casas de bolsa, y mediante el Fideicomiso de Cobertura Cambiaria i


l
(Ficorca) y la emisión de deuda pública se impulsó la Bolsa Mexicana
de Valores, situación que'posibilitó la protección y reorganización 4
parcial de las empresas y los grupos privados mexicanos quienes
carecían de posibilidad alguna para acceder al mercado de capitales, 1
como resultado de la aisis de la deuda de 1982. El crack de 1987 planteó
nuevamente la vulnerabilidad de los grupos mexicanos y coinci-
dió con la culminación de la etapa denominada economiá de los mer-
cados financieros, cuya característica fundamental fue la consolida- 4

ción de los mercados bursátiles como mecanismo de financiamiento


y comenzó la fase llamada economía internacional de la especulación
que cerró con la crisis de 1994. En esta etapa fueron los mercados
cambiarios los que adquirieron importancia y una creciente autono-
mía respecto del desempeño de la economía real. Sin embargo, la crisis
de 1994y su rescate, la fragilidad de los grupos nacionales, la pérdida del
valor de sus activos y el sobrendeudamiento de los mismos, los obligó ,

a un violento proceso de reorganización y ello posibilitó a la vez una


nueva expansión de los flujos de capital, en que el mayor dinamismo
correspondió a la inversión extranjera directa, una de cuyas importan-
tes expresiones son las fusiones y adquisiciones que han implicado
no solamente un simple cambio de propiedad, sin añadir una nueva
capacidad productiva o de transferencia de rentabilidad de largo o cor-
to plazos, como suele verse por algunos estudiosos.' Sin negar que en
algunos casos así es, la expansión y reorganización de muchos de los
grupos nacionales no se puede explicar sin estos flujos de capital, por
ejemplo: Telmex, Cemex, Grupo Modelo, entre otros (véase el cuadro 1).
También es el caso de las ET automotrices, las de informática, las
vinculadas a las textiles y a un conjunto de empresas, en las que las pla-
taformas de exportación creadas y los montos de inversión y reinver-
sión de sus utilidades, durante el periodo 1992-1998 alcanzó 61 626
md y 13 963 md, respectivamente, lo cual equivale a 22.6% [FMI, 1999,
Balance of Payments Statistics Yearbook: 65 y 671 por concepto de utili-
dades reinvertidas que, más allá de las limitaciones contables, expresa
un proceso de reinversión productiva que no exduye inversiones de
otra naturaleza.

México en la globalización financiera


La aparición en México de los "mercados emergentes" (emmging markets)
en los años 1980 y 1990,10es el resultado de las reformas hechas tanto en
I
el sistema financiero internacional como en los diversos países en de-
l ..
"Véase Alejandro Nadal, "F&A: leyendas de la globalización", La Jornada, 15 de
diciembre de 1399, en donde hace un recuento de la introducción de los informes
anuales de la CEPAL y la UNCTAD acerca de la inversión extranjera. Desde el punto de vista
marxista podemos hablar de un proceso de centralización de capital como elemento
consustanaal al proceso de la reproducción del capital en donde es importante la nue-
, va forma que se está gestando de acumulaci6n de capital.
lo"Técnicamente un mercado emergente representa el mercado de capitales de un
1 país en vías de desarrollo en el cual se pueden realizar inversiones financieras.. . El primer
I uso del término mercados emergentes se remonta a 1986, cuando se lanzó el 'Emerging
Markets Growth Fund Inc.', patrocinado por la Corporación Finanaera Internacional
(IFCpor sus siglas en inglés), Üna subsidiaha del ~ a n cMundial,
i y por el Capital Group,
la mayor administradora de inversiones internacionales en EUA." "En 1986 los países
sarrolIo, que posibilitaron la movilidad y e1 crecimiento de los flujos
de capital hacia esos mercado^.^^ Sus rendimientos en conjunto han
sido mayores que los de los mercados de EUA y los países desarro-
llado~.~~
La apertura financiera a los mercados de capitales en el mercado de
valores mexicano se puede observar en la proporción de participación
extranjera en el mercado acuonario. Subió de 12% en 1990 a 27% en
1993, llegando a 31% en 1997. En el mercado de deuda, el porcentaje
de inversión extranjera subió de 11% en 1991 a 53% en 1993, cayendo
a un nivel de 12% en 1997. Como consecuencia de la participación
extranjera, el valor de capitalización del mercado mexicano subió de
32.7 miles de millones de dólares (mmd) en 1990 a 200.6 mmd en
1993 [Heyman, 19981. Sin embargo, la crisis de 1994 cambió la natu-
raleza y la composición de la entrada de capitales que había prevale-
cido durante la primera mitad de la década (véase la gráfica 4). Hasta
antes de la crisis, la deuda del sector privado (bancos e industria) había
crecido 2.5 veces aproximadamente y de la inversión extranjera, la de
cartera o portafolio (acciones y mercado de dinero) había alcanzado una
participación de 56% en el mercado en contraste con 44% de la IED
[FMI, Balance.. ., op. cit.].
En 1998, la deuda y el seMcio de la deuda privada d.9 los grupos
industriales había aumentado y la de los bancos disminuyó (véase la grá-
fica 5) gracias al rescate financiero instrumentado por el gobierno, el
Fobaproa y su conversión como deuda mediante el IPAB. Y, en contrapo-
sición, la IED se convirtió en el elemento más dinámico, con una par-
ticipación de 74% del total de la inversión extranjera en 1998. En ese
sentido, por el tamaño y nivel de desarrollo de sus mercados naciona-

considerados como emergentes eran ocho y para 1997 eran treinta y cuatro los involucra-
dos" [Heyman, 1998: 101.
l 1 No hay un aiterio generalmente aceptado para distinguir un mercado emergente de
un mercado desarrollado. Se han mencionado dos criterios cualitativos, por exdusión: la
no membresfa a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (-E)
y la no emisión de valores que se han calificado con "grado de inversión". Pero Mexico,
Portugal y Turquía son miembros de la ocoe, y se les considera "países emergentes"
[Heyman, 1998: 131.
"En la decada de los setenta, el auge petrolero le permitió a México situarse entre los
más importantes países receptores de los "petrodólares" creados por el propio auge y la
deuda externa. Posteriormente, con la caída de los precios del petróleo y la elevación de
las tasas de interés, devino en el país la llamada crisis de la deuda en 1982 [Morera,
1998:39-40].
42 o (:.irlos hiorera Carnarlio
GRAFIcA4
MÉXICO: COMPOSICIÓNDE LA ENTRADA NETA
DE CAPITALES, 1990-1998
(Porcentaje)

Money Market
Portfolio lnvestrnent
Stock Market
Portfolio lnvestment
Deuda de bancos
comerciales
Deuda del sector público
Deuda del sector privado
Inversión extranjera directa

1990-1994 1997 1938


Fuente: The M d u n Economy, Banco de México, 1999.

MÉXICO: SERVICIO DE LA DEUDA DEL SECTOR PRIVADO, 1982-1998


.o
(Miles de millones de dólares)

t Sector privado -e - Banca comeraal


(pago de intereses) (intereses pagados)
.A- Banco de M&co ..m.. Sector privado no-bancario
(intereses pagados) (intereses pagados)
Fuente: The M d c a n Economy, Banco de México.
les de capital y dinero, por la amplia disponibilidad de instrumentos de
inversión y financiamiento ligados a México en los mercados intemacio-
nales, y por la penetración de instituciones financieras extranjeras en
su sistema financiero, México es uno de los mercados emergentes más
"globalizados" con una extraordinaria volatilidad.

La trasnacionalización de lins grandes


empresas mexicnnas
Durante casi toda la década de los ochenta la participación de la inver-
sión extranjera en el mercado accionario mexicano era de escasa bursa-
tilidad. Las reformas financieras cambiaron en forma radical esta si-
tuación a partir de la creación, por parte de Nacional Financiera, del
llamado "Fondo Nafin" o "Fondo Neutro" en noviembre de 1989, lo
cual representó un parteaguas para la inversión extranjera bursátil en
México. El objetivo clave de este fideicomiso era desligar el "derecho
corporativo" (de voto) de una acción, de su "derecho patrimonial" (de
participación en el valor contable y los dividendos) [Heyrnan, 1998:
1841. Dicho cambio garantizó el acceso y la apertura a los mercados
internacionales de capital y con ello los flujos de capital empezaron a
llegar en forma creciente. Asimismo había la facilidad, para el 4nver-
sionista extranjero, de vender sus acciones, pues de hecho su inversión
adquiere carácter financiero al carecer del derecho de voto.
Los beneficiarios directos fueron los grandes grupos mexicanos
privados, industriales y de servicios, y los bancos privatizados. En 1991,
la empresa Teléfonos de México (Telmex) introdujo acciones "L" (con
voto limitado): estas acciones ofrecen derechos patrimoniales, pero
sus derechos corporativos están limitados a los casos de venta, liqui-
dación o cambio de giro de la empresa [Morera, 19981. Fue la primera
empresa que se integró al mercado financiero internacional como
resultado del proceso de privatización en los noventa, mediante el
primer ADR (Ammican Depositary Receipt) de una acción mexicana (o de
cualquier país emergente) que se registró en la bolsa de NYSE, en mayo
de 1991. La ventaja de los ADR para el inversionista extranjero es que
está comprando un valor similar a los valores de su mercado, en su
propia moneda, por medio de una casa de bolsa de su país. En 1989,
mediante la apertura a la inversión extranjera, el intermediario de EUA
(que puede ser el depositario o una casa de bolsa) tuvo la opción de
elegir que el programa de emisión de ADR fuera con la anuencia de la
res como inversionistas directos o indirectos en acciones [Heyman,
19981; el desarrollo de la inversión institucional (sociedades de inver-
sión, fondos de pensiones y compañías de seguros); el desarrollo de
derivados ligados a los mercados accionarios (opciones y futuros sobre
acciones individuales y sobre índices accionarios), y la aplicación ..
de las tecnologías de computación y telecomunicación a la actividad fi-
nanciera.
Los primeros antecedentes del mercado accionario en Mexico
se remiten a la época del Porfinato como resultado de la estabilidad
económica y financiera, el establecimiento de un sistema bancario
y la emisión de papeles de deuda y acciones en las bolsas europeas y
estadounidense en ese periodo. Pero no fue sino hasta hace un par de
décadas; con la evolución de la gran empresa, su incorporación a los
circuitos financieros internacionales por vía de la deuda bancaria y
con la promulgación de la ley del mercado de valores en 1975,15cuan-
do devino el mayor auge desde el principio de siglo para el mercado
accionano. Esto ocurrió en el sexenio de José López Portillo. Sin em-
bargo, en agosto de 1982 el mercado reflejó el colapso económico del
úitimo año de López Portillo y sólo se recuperó y alcanzó OQQ auge
en 1987, esta vez fincado principalmente en acciones financieras (de
bancos y de casas de bolsa). En ese año hubo 41 nuevas emisiones,
hasta su caída en octubre de 1987, acentuada por la caída de la bolsa
de Nueva York.
El siguiente auge del mercado se inició en noviembre de 1989 al
instrumentarse el Fondo Nafin (o "neutro") con el propósito de facili-
tar la inversión extranjera en acciones y, en mayo de 1991, se cotiza-
ron las acciones de Telmex como American Depositary Receipts (ADR) en
'
la NYSE. Estos dos hechos desataron un auge de inversión extranjera en el
mercado accionano. El índice accionario llegó a su climax histórico
(en términos de dólares) el 8 de febrero de 1994: el valor de capitali-
zación del mercado llegó a 222 mmd comparado con un valor de
2 mmd en 1982. Ese mismo año el valor operado diario llegó a un pro-
medio de 336 md, y entre los años 1989 y 1994 se colocó un valor

IsEn 1975, la primera Ley del Mercado devalores reconoció la importancia del mercado de valo-
res en el desarrollo económico del pals, definió claramente las responsabilidades de las autoridades.
de las bolsas, los intermediarios y las emisoras, e impulsó la instituaonaliición de las casas de bolsa.
Como consecuencia de la ley, se fusionaron las bolsas de Guadalajaa y Monteney con la de México, y
se cambió su razón social por la de Bolsa Mexicana de Valores, S.A. de C.V. Entre los años 1978-
1980 se fortaleció la infraestructura bursátil con el Instituto de Depósito de Valores (Indeval), para
la custodia centralizada y computarizada de valores, la Academia de Derecho Bursitil, y la Asociación
Mexicana de Casas de Bolsa. Vease www.bmv.com.mx/cgi.
récord de ofertas públicas de acciones de 16.8 mmd (véase www.bmv.-
com.rnx). Como parte de la expansión se introdujeron los primeros
productos derivados (wan-ants) en 1992, se estableció el mercado
intermedio en 1993, se abrió la bolsa a intermediarios extranjeros en
1994 y la inscripción de las primeras empresas extranjeras en el mer-
cado accionario por medio del Sistema Internacional de Cotizaciones
(SIC)en 1997.
En México los mercados de derivados se establecieron nueva-
mente, como resultado de las reformas financieras y la crisis de 1994,
a partir de 1995 con la emisión de futuros y opciones sobre futuros
del peso mexicano en el Mercado de Chicago, CME (por sus siglas en
inglés); en 1996, empezaron a operar en el mismo mercado futuros del
IPC y de bonos Brady y, a partir de 1997, Cetes a 91 días y nrE a 28
días. Estos mercados operan tanto en el país como fuera de él, su ante-
cedente más inmediato es el petrobono, que tuvo como origen y auge
el boom petrolero (1978-1982), su valor dependía del precio del petró-
leo y del tipo de cambio peso-dólar. En 1987 se suspendieron por su
baja operatividad.l6Los principales mercados organizados fuera de Méxi-
co son el Mercado de Chicago y Chicago Board Options Exchange
-CBOE; en México, son la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y el Merca'do
Mexicano de Derivados (MexDer), que se programó para iniciar sus
operaciones a partir de 1998.17
Finalmente, en septiembre de 1997, había 160 empresas cotizadas
en el mercado accionario principal, con 3 13 series de acciones y dividi-
do en siete grandes categorías según la clasificación del INEGI.Las siete
categorías agrupan a 26 sectores que integran a las 160 empresas regis-
b
tradas en el mercado principal de la bolsa. Los sectores con la mayor
representación son: alimentos, tabaco y bebida (20 empresas), grupos
1
financieros (20),controladoras (19) y casas comerciales (18). En México
además del mercado accionario (con sus aspectos primario y secun-
I
dario) operado mediante la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), operan
f el mercado principal y el mercado para la mediana empresa mexicana
(Mmex),lSestablecido en 1993. La diferencia entre el Mmex y el merca-

I I6Esun instrumento extinto, para un análisis más detallado, véase Heyman, op. cit.,
PP. 223-230.
"Una de las principales ventajas de los derivados y su creciente uso como instru-
mento de inversión en los mercados financieros mundiales, es la reducción de los costos.
f A pesar de ello la experiencia de los derivados en México, es únicamente como instru-
1 mentos de especulación y de alto riesgo. Véase Heyrnan, op. cit., pp. 243-256.
I8Losrequisitos principales para la inscripción de una empresa en el mercado pnn-
cipal son: capital contable mínimo de 125 millones de UDI, la colocación de un mínimo
de 15% del capital, y un número mínimo de inversionistas de 200. Para el mercado de
do principal está en el tamaño de las empresas y los requisitos de ins-
cripción. A pesar de los cambios señalados en el mercado de valores
en México y su integración a los mercados financieros intemaciona-
les, es un mercado todavía muy pequeño y muy concentrado. Ello se
ilustra al ver que las 10 principales series de acciones representaron
46% del valor total operado del mercado acuonario en 1997 compa-
rado con 49% en 1996 y si tomamos en cuenta que tres empresas tienen
más de una serie representada (Telmex, Cemex, Cifra), entonces el
número de acciones se reduce a sólo siete empresas.

La empresa red
Al iniciu del trabajo señalamos que el proceso de globalización se
expresaba en la reorganización económica de la década de 1980 y que
uno de sus componentes eran las ET que indujeron a las firmas a
diversas estrategias de reorganización, también observamos que
a pesar de la diversidad de planteamientos [Castells, 1999; Reich, 1993;
Porter, 1998; Chesnais, 1994; Petrella, 19921 sobre dicha reestructura-
ción existen puntos fundamentales de coincidencia en el análisis: ..
El inicio de la transformación organizativa de las firmas trasna-
cionales, se origina en la segunda mitad de los años setenta pro-
vocando una gran división en la organización de la producción y
los mercados en la economía global.
Los cambios organizativos en las firmas comerciales, interactuaron
con la difusión de la tecnología de la información, pero en general
fueron independientes y la precedieron.
La prioridad de los cambios organizativos, de diversa naturaleza, '
era enfrentar la incertidumbre provocada por la velocidad de los
cambios en el entorno económico, institucional y tecnológico de la
empresa, aumentando l a flexibilidad en la producción, gestión y
comercialización.
Una buena parte de los cambios organizativos intentó replan-
tear los procesos de trabajo y las prácticas de contratación, intro-
duciendo el modelo de "producción escueta"" con el objetivo de

la mediana y pequeña empresas, el capital contable mínimo es de 20 millones de uoi,


y se debe colocar 30% de su capital entre un mínimo de 100 inversionistas. www.
bmv.com.mx/cgi.
"El modelo de "producciónescueta"intentado en los años ochenta, se basaba en
los ahorros de mano de obra mediante el empleo de una combinación de automati-
ahorrar mano de obra mediante la automatización de puestos de tra-
bajo, la eliminación de tareas y la supresión de capas directivas.

Para Castells, los cambios esenciales en el proceso de transforma-


ción organizativa se sitúan de la siguiente manera: +, ,

La estabilidad y complementariedad de las relaciones entre el


núdeo de la empresa y la red de proveedores es de extremada im-
portancia para la aplicación de este modelo (. ..). En realidad, casi
todos los proveedores clave están controlados o influidos por
empresas financieras, comerciales o tecnológicas que pertenecen
a la firma matriz o al keiretsu más amplio. En tales condiciones, jno
estanios observando un sistema de producción planeada bajo la
premisa de un control relativo del mercado por parte de las grandes
compañías? Pqr tanto, lo que resulta importante en este modelo
es la desintegración vertical de la producción en una red de firmas,
proceso que sustituye a la integración vertical de los departamen-
tos dentro de la misma estructura empresarial, en donde los resul-
tados que se pretenden en el proceso de producción y distribución
es disminuir al máximo los obstáculos de todo tipo [Castells,
1999: 1941.

Existen coincidencias entre los diversos estudiosos de la nueva for-


ma de organización de la empresa, como las anteriormente señaladas y
autores tan diversos como Ohmae, Reich, Barlett, Ghoshal, coinciden en
que la empresa mundial trasciende las fronteras nacionales así que la
identidad nacional de la empresa ha de ser sustituida por un paradigma
estratégico que no conoce fronteras. Autores como Porter plantean que:
al estudiar la mundialización de la competencia existen pruebas condu-
yentes de que la ubicación sigue desempeñando una función esencial en
la ventaja competitiva por tres razones: la primera originada por "llama-
tivas diferencias en rendimiento económico entre los países y las ciu-
dades y regiones de cada país" [Porter, 1998: 3 101. En segundo lugar,
en una amplia variedad de sectores, los principales competidores del
mundo tienen su sede en uno o dos países.. . Esta concentración

zaaón, control informatizado del trabajador, trabajo subcontratado y reducción de la


producción. En su manifestación más extrema, creó lo que se ha denominado la "com-
pañía hueca". El modelo de "producción escueta" redujo los costos, pero también per-
petuó estmauras organizativas obsoletas. Castells, 1999, p. 192.
geográfica de la ventaja competitiva no se da solamente en sectores
tan establecidos como el del automóvil y el de la máquina-herra-
mienta, sino también en otros nuevos, como el de la programación
informática, la biotecnología y los materiales avanzados. En ter-
cer lugar, las empresas han dispersado sus actividades por muchos
países, pero siguen concentrando en un lugar una parte sustancial
de las actividades más importantes para competir en cada una de
sus principales líneas de producción o negocios [Porter, 1998: 3 101.

Los aspectos señalados por Porter le permiten plantear que la crea-


ción de la ventaja competitiva en la estrategia mundial de las empresas,
tiene que integrar el papel de la ubicación y el de una red mundial de
actividades. Que en la base de operaciones residen las capacidades y
las tecnologías más importantes: es el lugar en el que se integran los
factores e informaciones obtenidos mediante las actividades mundia-
les; los puestos de trabajo más productivos están ubicados ahí. Y que
existen muchas formas de competencia internacional sectorial que pue-
den ser plurinacionales o mundiales y que en numerosos seaores son
regionales o locales.20Diversos estudiosos señalan que para competir
eficazmente en los mercados internacionales, las m de un pafs deben
innovar y mejorar constantemente su ventaja competitiva, situación que
está íntimameme relacionada con la inversión sostenida en activos mate-
riales e inmateriales (calificación de los empleados y las relaciones con
los proveedores), razón por la cual en el actual contexto de la mundia-
I
lizauón, la inversión constituye la causa determinante de la ventaja com-
petitiva. . ,

Sin embargo, para el caso de México, su forma de integración al


mercado estadounidense sitúa a las empresas y grupos privados mexi- Y
canos en una posición de enorme fragilidad: por una parte debido a
la escasa inversión en tecnología21y por la otra, a la integración de la 4
dinámica del sistema estadounidense que canaliza el capital hacia las
l
1°Las aseveraciones de Porter se sustentan en el estudio de tres competidores mun- 1
diales: Novo-Nordisk Group [Novo), Honda y Hewlett-Packard, pp. 31 1-323.
"En México, "porcada 100 000 habitantes hay cinco dedicados a la investigacióny
desarrollo experimental, mientras que en Gran Bretaña son 48, en iapbn 140 y en Ale-
mania 142... otros grandes obstáculos del desarrollo científico y tecnológico de México ¡
es la falta de jnfraestmctura física, cuya inversión se detuvo este sexenio.. . se creyó que
la iniciativa privada iba a gastar mis en ciencia. Pero no se pudo por la aisis económica y
por la falta de cultura de las empresas para producir conocimiento útil para sí mismas,
empresas. Esto está fracasando en una serie de sectores de competen-
cia y amenaza el crecimiento del conjunto de la economía de Estados
Unidos;22obedece a diversos factores y muy en particular a su depen-
dencia estructural de los inversionistas institucionales, lo que en México
constituye una de las principales formas de la inversión extranjera que
auspicia la cultura de la inversión de corto plazo propiciada por las re-
formas financieras y económicas de los noventa (véase la p. 409).

Las dianzais estratégicas


Las grandes empresas

Las llamada's' alianzas estratégicas, entrelrzzamiento de las grandes empre-


sas, son otras de las formas de organización que se ha desarrollado,
las cuales difieren de las formas tradicionales de cárteles y otros acuer-
dos oligopólicos debido a que atañen a tiempos, mercados, productos
y procesos específicos, y no excluyen la competencia en todos los ámbi-
tos, la mayona no cubiertos por los acuerdos. En las industrias de alta
tecnología, han adquirido particular importancia, obligados por'ios
montos de inversión, el riesgo tan grande que implica la I+D y el acce-
so a la información privilegiada se ha vuelto cada vez más difícil en
una industria donde la innovación es la principal arma para competir
exitosamente. La articulación de las grandes corporaciones de alta tec-
nología, es una trama cada vez más compleja de alianzas, acuerdos y
agrupaciones temporales en la que las empres'ás más grandes se vincu-
l

pues prefieren comprar patentes en el extranjero. En cambio en Estados Unidos y casi


en cualquier país desarrollado, 70% del gasto lo hacen las empresas o sectores no
1 gubernamentales: el gobierno hace apenas 30%. En México esta proporción es completa-
mente diferente: el gobierno gasta 90% y el sector privado lo%", véase La Jornada, 14
1 de agosto de 2000, entrevista al director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt) Carlos Bazdrech.
lZ"Los problemas del sistema estadounidense son en gran parte de creación
propia. Debido a una larga serie de normas oficiales y no oficiales de consecuencias no
/ deseadas, se han producido cambios en campos tales como la forma de la propiedad de
las empresas, el modo de elegir las inversiones y la naturaleza de los procedimientos
de asignación de fondos dentro de las empresas" [Porter, 1998: 4331. "En Estados Unidos, las
empresas que se cotizan en bolsa descansan cada vez m6s en un accionariado transito-
1 n o formado por inversores institucionales, tales como fondos de pensiones, sociedades
de inversión de capital variable u otros gestores de recursos financieros, que actúan como
agentes de los inversores individuales. En 1950, esos propietarios tenían el 8% del capital
total; en 1990, la cifra era del 60% [Porter, 1998: 439; Morera, 1998: 521.
1.a iiuev.? corporacion trasnacional rii h,lexico o {a
lan entre sí. A la vez las alianzas constituyen el acicate de la competen-
cia y son instrumentos que ayudan a la empresa a desarrollar sus pun-
tos fuertes y a aprender. En el largo plazo, los socios se separan o se
fusionan.

La empresa horizontal y las redes


empresariales globales
La m se ha visto obligada, debido a la concurrencia y las condiciones
impredecibles que marcan el rápido cambio económico y tecnológico,
a cambiar su forma de organización para adaptarse. Cabe definir el cam-
bio principal como el paso de las burocracias verticales a la gran empresa
horizontal [Castells, 1999: 192].23El significadoy el propósito del mode-
lo de "empresa horizontal" está en que la empresa misma se convierte en
una red y dinamiza cada elemento de su estructura interna.
Para estudiosos como Castells, en la estrategia más reciente, la
inversión:
se orienta hacia la construcción de un conjrinto de relacioneoentre
las compañías situadas en diferentes entomos institucionales. La
competencia internacional recibe una buena ayuda de "la infor-
mación sobre el terreno" de cada mercado. La información pro-
veniente de un tiempo y espacio específicos, es el factor uucial. La
tecnología de la información permite a la vez la recuperación des-
centralizada de esa información y su.integración en un sistema
flexible de creación de una estrategia. Esta estructura trasnacio-
nal hace posible que las empresas pequeñas y medianas se vincu-
len con empresas mayores, formando redes que son capaces de
innovar y adaptarse sin cesar. De este modo, la unidad operativa
actual es el proyecto empresarial, representado por un red, y no las
empresas concretas o'grupos de empresas (. ..). La información
circula por las redes: redes entre empresas, redes dentro de las
empresas, redes personales y redes informáticas. Las nuevas tecno-
logías de Ia información son decisivas para permitir que funcione
realmente un modelo tan flexible y adaptable [Castells, 1999: 1941.
23 Lo que parece caracterizarse por siete tendenaas fundamentales: organizaaón en
tomo al proceso, no a la tarea; jerarquía plana; gestión en equipo; medida de los resulta-
dos por la satisfacción del diente; recompensas baratas en los resultados del equipo;
maximización de los contactos con los proveedores y dientes; e información, forma-
ción y retención de todos los empleados en todos los niveles.
Los elementos aportados por Castells permiten entender las nuevas
formas de organización de las empresas expresadas en su teoría de la
empresa red, que junto con la teoría de la competitivad nacional, re-
gional y local, en el contexto de una economía mundial, contribuyen
a entender la nueva forma de organización de la empresa. Esta teoría
destaca la importancia de los cúmulos, es decir de las concentraciones
geográficas de empresas interconectadas, suministradores especializados,
proveedores de servicios, empresas de sectores afines e instituciones
conexas como universidades, entre otras. Pues finalmente un cúmulo
es una red.24

Los grupos,ernpresainales en México, dgunaos ejemplos:


agroali~nenlarios,teleeomunicaeiones g bancarios
En México las nuevas formas de organización de las ET,extranjeras y
de origen nativo, se han desarrollado de muy diversas maneras y su
transformación se encuentra estrechamente vinculada con el sector al que
pertenece. Los cambios más relevantes en las ET extranjeras más de-
sarrolladas, corresponden al sector automotriz y al de las computadoras,
las cuales funcionan de acuerdo con la ventaja competitiva desarrollada
a partir de su país de origen, Estados Unidos por lo regular, y su fun-
cionamiento es mediante redes. Con relación a las ET de capital pri-
vado mexicano asociado con capital extranjero (véanse los cuadros 1y 2)
se encuentran en sectores tradicionales como los de bienes de consumo,
petroquímica, autopartes, cemento; en el corinercio, en los servicios fi-
nancieros o en sectores de punta como el de telecomunicaciones y
biotecnología.
Las empresas y/o grupos más importantes del sector agroalimen-
t tario, en la actualidad están organizados mediante la integración verti-
cal que tiene características distintas al concepto tradicional que aquéllos
1 tenían de la agricultura: la relación orgánica entre unidades agrícolas
e industriales, donde éstas constituían el polo integrador, de tal manera
que el ciclo de reproducción de las agn'colas se induía en las industria-
I les. En décadas pasadas, el elemento uucial del poder de la corpora-
ción era el dominio oligopólico de ciertos mercados de trascendencia
en el funcionamiento del sistema y uno de los mecanismos para lograr-
1 lo era la integración vertical, los oligopolios agroalimentarios ya no

Z4VéasePorter, 1998, cap. 7, "Cúmulos y competencia", pp. 203-233.


1~ iiucra iorporacion trasnacional cii hiexico 423
GRAFIcAG
LAS VENTAS CONSOLIDADAS POR SECTORES DE LAS 34 MAYORES
EMPRESAS TRASNACIONALES EN MÉXICO, 1997
(Millones d e dólares)

Fuente: Elaboración propia con datos de Cepal. La invmi6n emanjera en Amhica Latina y el
Caribe. Chile, Naaones Unidas, 1998, pp. 145 y 146; y de Carlos Morera, El capiral financho en
MMw y [a globoluan'dn. Limites y connadicn'ones, México, Era-IIEC-UNAM,
1998, p. 78.

son la base de la competencia económica; en la actualidad, predomi-


nan las corporaciones libres de regulación estatal y destemtorializa-
das. Así se avanza a una nueva integración vertical, la cual se centra en
formar complejos agroindustriales por med,io de la operación vertical
de consorcios semilleros, biotecnológicos, agroquímicos, agroindus-
triales y alimentario~.~~
Uno de los grupos dominantes en el sector agroalimentario que se
han reorganizado es el Grupo Bimbo, el cual a partir de 1986 comen-
zó a integrar a su operación molinos de harina de trigo para su i

abastecimiento de materias 'primas, ha incursionado en las activida-


des agrícolas de gran escala -incluido un centro de investigación de 4
nuevas variedades de fresa- e invirtió en plantas de tercera generación
y en 1993 de cuarta generación con la tecnología más moderna. En I
1995 esta empresa puso en marcha su estrategia tecnológica a partir
de un proyecto de cinco años para el rediseño de su red de acopio y
manejo de información, con ello incrementó el flujo de información
1
de todas las áreas de la organización a los puestos dave, de toma de
2SVéaseChauvet.
decisiones y transformó un modelo de computación centralizado en
uno flexible que fortalece la competitividad de la compañía [Chauvet,
1999: 7481. Como resultado de su expansión, en 1997 alcanzó ventas
del orden de 2 000 millones de dólares. Sin embargo, el proceso de
trasnacionalización de este grupo se inició a partir de 1994: en Estados
Unidos (8% de sus ventas totales) y América Latina (8%) donde es
líder en Argentina, Chile, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Guate-
mala y Honduras. Recientemente estableció alianzas estratégicas en
Perú y en C o l ~ m b i aHasta
. ~ ~ 1992 Bimbo se abastecía por medio de
Conasupo a precios estables y de calidad variable. Actualmente cuen-
ta con la infraestructura para abastecerse, y emplea trigo canadiense y
estadounidense.
Otra'de las n del sector agropecuario es Empresas La Modema
(ELM), la cual se ha diversificado a partir de la manufactura de cigani-
110s y ha abarcado la agrobiotecnología, los productos en fresco y los
empaques; en 1999 vendió su participación en Cigarrera La Modema
para concentrarse en semillas y alimentos en fresco, que generan 74%
de sus ingresos. Participa en el liderazgo mundial.en investigación y de-
sarrollo, producción y comercialización de semillas "inteligentes3para
fiutas y verduras. A partir de los noventa, ha tomado varias decisiones
corporativas estratégicas para ganar mejores posiciones en el campo
de la agrobiotecnología: en 1992 creó el Centro Internacional de Inves-
tigación y Capacitación Agropecuaria en Tapachula, Chiapas, para de-
sarrollar la agricultura en áreas tropicales; este Centro provee gemo-
plasma e infraestructura de pruebas agroklómicas en el trópico. En
1994 creó la filial de Seminis (fusión inicial de Asgrow Petoseed y
Roya1 Sluis) (. ..). De 1996 a la fecha ha realizado fusiones y alianzas
en biotecnología agn'cola (DNA Plant Technology, United Agricorp y
1
Mendel Biotechnology) y con grandes corporaciones agroquímicas
como la Dupont y la Monsanto [Chauvet: 7511.
(...)O

1 Otro de los grupos nacionales trasnacionalizados más importan-


tes es el grupo empresarial Gruma, dedicado a la elaboración de harina
de maíz, tortillas, frituras y pan. Cuenta con 26 plantas procesadoras,

26"Enel periodo 1987-1994 invirtió 1 000 millones de dólares en actualización,


mantenimiento y equipamiento de sus plantas. La expansión por 600 millones de d6-
lares de 1994 a 1997 fue inusual ya que se realizó en medio de una profunda crisis de la
i economía mexicana; cabe aclarar que el grupo financió muchas de sus adquisiciones
en el exterior con flujo de caja generado internamente. En 1998 Bimbo tenla previsto
invertir 100 millones de dólares en América del Sur y 40 millones más en expansión y
mantenimiento de mtina en sus plantas de México" [Chauvet: 749).
la nuwa corporación irasiiaóoiial en M6.uico . 425
opera en México, Estados Unidos, Costa Rica, Guatemala, Honduras, El
Salvador, Nicaragua y Venezuela y es el principal productor y comercia-
lizador de harina de maíz nixtamalizado. El Grupo Industrial Maseca
(GIMSA), participa con 70% en dicha producción y comercialización,
produce 32% de la materia prima que surte al mercado nacional de
la tortilla, cuenta con 19 plantas en el país, con una capacidad anual
de 18 millones de toneladas, su expansión en los noventa corresponde
a su estrategia para colocarse como una empresa trasnacional de ali-
mentos con tecnología de punta propia y redes de distribución inter-
nacionales.
El Grupo Industrial Maseca y Empresas La Moderna están articu-
ladas al sector financiero: Banorte y Pulsar, respectivamente y para los
eslabonamientos productivos optaron por dos estrategias: la primera,
aprovechar la apertura comercial para obtener insumos de provee-
dores extranjeros; y la segunda, instrumentar una integración vertical
y horizontal para suplir la débil capacidad de oferta de los provee-
dores nacionales.

GRAnG4 7 *n
PRINCIPALES EMPRESAS/GRUPOS TRASNACIONALES
EXPORTADORES MEXICANOS EN 1997
(Millones de dólares)

Fuente: Elaboraci6n propia con datos de Cepal. k inversidn extranjera en América ktim y el
Caribe, Chile, Naciones Unidas, 1998, pp. 145 y 146; y de Carlos Morera, El capital financiero en
México y la globaliuicidn. Límites y contrndicciones, México, Era-IIEC-UNAM,
1998, p. 78.
Enipresds del sector rnaiiuIdcliirero de bieries
[le consumo y de capital
En las empresas de bienes de capital (y materias primas), los elemen-
tos fundamentales de competencia son la tecnología de producción,
las economías de escala y el acceso al financiamiento internacional,
éstos son, entre otros factores, los que han permitido a algunas de las
grandes empresas mexicanas trasnacionalizarse, es el caso de Cemex
(tercera empresa productora de cemento en escala mundial), Alfa (pro-
ductor internacional de productos químicos y de acero), Desc (produc-
tor de autopartes y productos químicos).

Enipresas y conglonierados del sector


de Pelec.onnunicaciones y financiero
Después de la crisis de 1994, la fortaleza de los nuevos conglomera-
dos varía: el sector de telecomunicaciones, es con mucho, uno de los
sectores más competitivos en el ámbito mundial: la apertura de la
telefonía local que se dio en Estados Unidos desde 1997, la apertura
de la telefonía de Europa que se inició en 1998, la reprivatización de
las empresas que en todo el mundo casi ha conduido. El valor de las
telecomunicauones creció tan solo en Latinoamérica en 11 años (1989-
1999) de 12 000 millones de dólares a 38 000 millones. Es impresionan-
te el avance tecnológico en: llamadas locales, larga distancia, paging,
celular, trunking, network, multimedia, Irítemet, outsourcing. Es en este
entorno en el que se debe situar el proceso que vive el sector de teleco-
municaciones en el ámbito mundial: compras, alianzas, fusiones, join
venture, take over.
El sector de telecomunicaciones se inscribe en el umbral de una
nueva era de competencia mundial; a la cabeza de ese liderazgo se en-
cuentran las trasnacionales AT&T,Deutsche Telekom, MCI,France
Telekom y British Telekom (BT),quienes ante los cambios operados,
han llevado a cabo recientemente un proceso de fusiones y asocia-
ciones: British Telekom se fusionó con MCI formando una nueva empre-
sa que se llamará Concert Global Communications PLC, el alcance de
esta fusión es, en el ámbito de ventas, de 42 000 millones de dólares, con
presencia en más de 30 países; mediante esta fusión BT ingresa al mer-
cado de EUA, compitiendo con ello con AT&T,la mayor empresa en el
ámbito mundial en el mercado (ventas por 50 000 millones de dóla-
res) de telecomunicaciones de origen estad~unidense.~~ A la vez France
Telekom (m)y Deutsche Telekom (DT)adquirieron acciones de la
telefónica estadounidense Sprit y formaron Global One.2sTodas ellas
presentes en México mediante la asociación estratégica con los nue-
vos grupos financieros, en un mercado valuado en G 000 millones
de dólares que monopolizó, hasta 1997, el Grupo Carso por medio de
Telmex.
En ese contexto debe situarse a Carso, el cual después de la crisis
de 1994 se reorganizó aceleradamente y salió fortalecido y más inter-
nacionalizado. Asimismo, desde la privatización de Telmex, sabía de
la temporalidad del monopolio absoluto de la telefonía en México;
en ese sentido, la estrategia de Carso se encaminó a consolidarse en el
.plano nacional y a expandirse en el internacional. El instrumento para
el posicionamiento accionario en el sector de telecomunicaciones ha
sido, fundamentalmente, por medio de su grupo financiero Inbursa
para lo cual creó las Sociedades de Inversión de capital (Sincas) en
donde invirtió en Televisión Azteca, Grupo Acir (radio), Medcom (tele-
visión DTH) Gigante y Cementos Moctezuma. También creó la empresa
Orient Star como brazo financiero de Carso Global !Morera, 19981.
La reorganización de Carso obedece a la nueva conacurrenciamun-
dial en el sector de telecomunicaciones, en donde pretende compensar
con la venta de s e ~ c i o globales:
s internet, llamada en espera, identi-
ficador de llamadas y todo lo que es la telefonía digital. La competen-
cia a la que se enfrenta Telmex es con las compañías Avante1 y Alestra,
creadas con las líderes trasnacionales AT&T y MCI (fusionada por BT) por
medio de sus socios Alfa y ~ariámex(55% de las acciones), respec-
tivamente. En la alianza A T & T - A se ~ ~integró
~, la empresa Unicom
(la compañía creada por Bancomer, GIE y la Telefónica Española), que
al final decidió cerrar sus puertas para aliarse con Alestra. Al incluir a
México, MCI y AT&Ten su estrategia tendrán redes uniformes para
cubrir todo "América del Norte en el mercado telefónico más luaati-
vo del mundo, en el cual se estima que hay unas mil trasnacionales en
México que podrían beneficiarse de los s e ~ c i o des esta red norteame-
ricana" [Morera, 1998: 220-2221.
Por su parte, los conglomerados Visa y Vitro que participaron en
la privatización bancaria, salieron debilitados al tener que ceder parte
de los activos de la banca adquirida. Vitro tuvo que vender otras em-
presas del grupo financiero Seríin (y finalmente fue adquirido por
27Refonna,4 de noviembre de 1996.
28EI Financiero, 4 de noviembre de 1996.
$28 , . C:arlos hloi-era Carnarlio
Santander), así como varias del conglomerado industrial. En el caso
de Visa, además de ceder inicialmente parte de los activos de Banco-
mer, finalmente pasó a manos del banco español Bilbao Vizcaya (BBV)
y cerró la empresa de telecomunicaciones para integrarse al grupo
Alestra (AIT & Alfa) sin los resultados esperados en ese mercado.
En otro orden, una vez que los bancos se deshicieron de los créditos
malos, fueron fusionados por la banca extranjera: Inverlat, Probursa y
Mexicano/Inverméxico, Bancomer y Serfín. Se asociaron con inver-
sionista~extranjeros Banorte y Bital [Morera, 1998: 2261. De los dos
bancos asociados, Banorte se asoció de una forma diferente; con 24%
por medio de 35 de fondos de inversión y 2.5% fue adquirido por
Nicolás Brady, exsecretario del Tesoro de EUA. El programa de sal-
vamento abrió las puertas de los bancos mexicanos a inversionistas
extranjeros que actualmente detentan más de 50% del mercado na-
cional, lo que resulta altamente redituable frente a la penetración lo-
grada al amparo del TLC el cual apenas permitió participar mediante
filiales con 3.9%. En 1998, ~~v/Probursa, fusionó a banca Cremi y
Banorie y por su parte, Banorte fusionó Bancen y a Banpaís. Por otro
lado, Asemex fue fusionada por Seguros Comercial América, subsi-
diaria del grupo Pul~ar.~'
El proceso de fusión también se dio por parte de los grupos nacio-
nales: Promex fusionó a Banco unión y ambos a su vez fueron fusiona-
dos por Bancomer; y Bancrecer a Banoro y la Canafo (cajas de ahorro).
Como parte del programa de rescate, la CNBV autorizó al grupo financiero
Bancrecer la adquisición de la Caja Mexicana'de Fomento, Sociedad de
Ahorro y Préstamo (Canafo), intervenida gerencialmente desde junio
de 1995. Este convenio, que significará una erogación por 1 867 millo-
nes de pesos, le permitirá a Bancrecer convertirse en el organismo fi-
r
nanciero de mayor penetración en el país con una red de 1 107 sucur-
sales. Banca Confia fue fusionada en 1998 por Citibank.
i En resumen, de los 18 bancos privatizados, se transformaron en
nueve, integrados en seis bancos fusionados por la banca extranjera y
tres gmpos nacionales que sobrevivieron, de los cuales dos de ellos
t están asociados con la banca extranjera, solamente Banamex se man-

2'h4edianteesta fusión participan en el mercado de los seguros en México, con 32.6%


I del total de las primas emitidas. Véase El Financiero, 8 de enero de 1337. Grupo Pulsar
fue fundado en 1981 por Alfonso Romo Gana, quien a su vez es el principal accionista
de Cigarrera La Moderna. La dirección de grupo Pulsar está presidida por Pedro Aspe,
ex Seuetario de Hacienda.
IA llueva corporación trasnacion<iIe11hdhico ., 429
tiene solo y hasta la fusión de Bancomer por parte de BBV estaba a la
cabeza del sistema. En el sector bursátil desaparecieron Estrategia
Bursátil, Value, CBI, Invex, Valores Mexicanos, Arka, Vector y Multiva-
lores [Morera, 1998: 2261.
,.
GRAFICA8
VALOR DE LOS ACTIVOS DE LA BANCA MEXICANA FUSIONADA
POR LA BANCA EXTRANJERAPOR PAÍs DE ORIGEN, 1994-1998
(Millones de dólares) *

España Canadi Portugal Estados Otros


Unidos
Fuente: Elaboración propia con datos de Cepal. La inversidn extranjera en América Latina y el
Caribe. Chile, Naciones Unidas. 1998, p. 69 y de Carlos Morera, El capital financiero en MMco y la
globaliuicidn, México, ERA-IIEC-UNAM,
1998, p. 226.
* Nota: Los datos correspondientes a los activos consolidados son de 1997 considerando la
participación accionaria que cada banco extranjero tiene en el banco que le permite mantener el
control o asociado estratégicamente. El valofpe los activos totales acumulados en el periodo
asciende a 22 102 mdd.

El programa económico puesto en marcha a partir de la segunda mitad


de los noventa ha superado la fase crítica. Sin embargo, el periodo de
reconocimiento y pago de las pérdidas que produjo la crisis tomará
un tiempo largo y en esto no puede soslayarse la necesidad de rein-
gresar a los mercados productivos y laborales de la gente que quedó
desempleada. De ello depende la misma economía y la salud de las
instituciones financieras y de las empresas; en consecuencia, depende
de la madurez que alcance el mercado de capitales en México y el siste-
ma financiero. La solución va más allá de los programas para resolver
la crisis bancaria.
La expansión explosiva de los préstamos y financiamientos im-
prudentes; el incremento acelerado de los pasivos en el contexto de las
430 (:arios hlorrin Cnniacho
grandes discordancias en cuanto a liquidez, plazos de vencimiento y
distribución de monedas; la inadecuada preparación para la libera-
ción financiera, que expone a los supervisores de bancos a nuevos ries-
gos antes de que se consolide el nuevo marco de reglamentación.
Además de la intensa participación del Estado en el sistema financiero
y escaso control de los préstamos relacionados; deficiencias en la conta-
bilidad, divulgación de información y legislación que interfieren con la
disciplina de mercado e impiden una supervisión bancaria eficaz.
El proceso de reorganización capitalista mexicana y de las grandes
ET nos ofrece diversas lecciones. Una de las más importantes fue haber
descubierto la vulnerabilidad del sistema financiero mundial y la ine-
ficacia de las políticas institucionales de las organizaciones intemacio-
nales, como el consenso de Washingtonr30así como para afrontar situa-
ciones de emergencia. Otra, es la necesidad de incrementar el ahorro
interno y la inversión extranjera productiva, aquella que contemple el
menor componente volátil. Sin embargo, los analistas (sobre todo de
instituciones multiiaterales como el FMI,el Banco Mundial, la CEPAL y
el actual gobierno mexicano) no contemplan en lo absoluto otro de
los elementos cruciales de la experiencia de la crisis: la reforma eco-
nómica mexicana. Dicha reforma constituye, quizás, el obstáculo fun-
damental para posibilitar la participación cabal de los diversos sujetos
e intereses sociales del actual proceso de reorganización capitalista. Sin
embargo, esto es soslayado por los responsables directos.31
Las medidas consideradas por los organismos multilaterales y los
gobiernos nacionales resultan a todas luces insuficientes ante la
tendencia del mercado financiero internacional que apunta a inversiones
de corto plazo financieras-especulativasy a la elevación de la tasa de
interés que pueden trastocar nuevamente el sistema como en 1994. Las
empresas no tienen suficientes utilidades reales para reinvertir pro-
ductivamente y las utilidades financieras y el financiamiento obtenido
están involucrados en el agudo proceso de fusión y asociación de los
grandes gmpos trasnacionales (mexicanos y extranjeros), alentado des-
' de el gobierno federal a partir del rescate financiero y las adecuaciones a
las reformas financieras y económicas implementadas recientemente.
'OULaspolíticas derivadas del Consenso de Washington son incompletas y, a veces,
equivocadas... Las versiones más dogmáticas del Consenso de Washington no proveen el
marco conceptual correcto para entender ...Las respuestas a la crisis del Este Asiático
basadas en estas visiones serán en el mejor de los casos, defectuosas y, en el peor, con-
traproducentes".Véase J. Stiglitz (vicepresidente del Banco Mundial), "Másinstnimentos
y metas más amplias para el desarrollo. Hacia el consenso poswashington",Desarrollo
Econbmico, vol. 38, núm. 151, octubre-diciembre de 1998, pp. 691-693.
"Por la vía de los hechos la crisis ha roto parcialmente la estructura oligopblica.
l
En consecuencia el proceso de reorganización de las ET nos sitúa
con una violencia inusitada ante una nueva realidad de cara al gran
capital. Sin embargo, el proceso de reorganización capitalista está lejos
de presentar una solución cabal que se exprese en una mejona de las
grandes mayorías y que aleje las razones que la originaron: la especu- ,

lación y la estructura oligopólica. Su posible salida implica, a nuestro 1

entender, dos aspectos uuciales: nuevas regulaciones públicas y nuevas


formas de organización social independiente [Morera, 19981.
En tomo a los primeros mercados, externo e interno, de provi-
sión de capital, se encuentran entrelazados y conforman un sistema
nacional. La forma en que las empresas invierten sus fondos está
determinada por la valoración de los accionistas y los prestamistas. Así
tambibn la idea que tienen los capitalistas y sus agentes sobre cómo
invierten las empresas sus fondos, determina la valoración que aquéllos
hacen de éstas y la forma en que tratan de influir en las decisiones de
sus directivos. El uso de las opciones de compra de acciones en la retri-
bución de la dirección crea un nexo directo entre la valoración bur-
sátil y el comportamiento de la dirección. La naturaleza del sistema
estadounidense de provisión de capital crea tendencias y sesgos en el
comportamiento inversor que favorece la inversión financiera de corto
plazo y las fusiones que produzcan beneficios inmediatos, a sectores
de alta tecnología y nuevos.

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Challenge of Development, Nueva York, ONU.
dalidades de integración internacional
y perspectivas de expansión
de empresas mexicanas *

Jorge Basave Kunhardl

Introducción
Actualmente, para México como para el resto de Latinoamérica, sus
empresas representan los puentes más inmediatos hacia una inser-
ción en la nueva economía mundial, y en muchos casos hacia la
apropiación y/o el desarrollo de nuevas tecnologías de producción y
de sistemas organizativos que le confieran estabilidad y dinámica
expansiva a dicha inserción. Unos puentes, si bien pocos, han sido
construidos ya, otros para construirse requerirán de la participación
de diversos actores económicos además de las empresas, pero siempre
contando con ellas.
Los dos pilares de crecimiento en los que explícitamente se ha
querido sustentar la política económica mexicana desde finales de los
años ochenta son: la inversión extranjera y el dinamismo de los mayo-
res grupos empresariales en el país, falta sumar a los sectores empre-
sariales de menor tamaño que representan cerca de 89% de las unidades
productivas y emplean a más de 60% de la fuerza de trabajo.
Las insuficiencias en la política industrial, que se reduce a medidas
aisladas y eri general inconexas en el marco de una acelerada apertura
económica, mantiene a gran parte de estos sectores todavía en la ine-
fiüencia y el atraso además de sujetos a un sistema financiero interno

* Este artículo fue publicado en México y sus perspectivas para el siglo xxi, Bárbara
Kiaufe (coord.), Centro Latinoamericano (Lateinamenka-Zentnim. Westjalischen Wil-
helms-Universitat Munster, Lrr VERLAG, 2000, pp. 81-129). En este trabajo participó el
maestro Martín Ruiz en la localización de datos y la elaboración de cuadros estadísticos.
Varios datos de los grupos empresariales fueron obtenidos por medio del Convenio
Intennstitucional entre el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEC) de la UNAM y la
Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
incapaz, por diversos motivos, de proporcionar los instrumentos finan-
cieros modernos y costos crediticios a su alcance. Es aquí donde el
Estado mexicano no está logrando ser un actor más decidido en la ins-
trumentación concertada de medidas de fomento al desarrollo de la
pequeña y mediana empresas y a la capacitación de su fuerza de tra-
bajo en vez de pretender que las fuerzas del mercado todo ldograrán.
En México se observa la evolución de dos economías con diferen-
cias muy marcadas: Ia de los grandes =pos empresariales extranjeros
y nacionales, varios de estos ~ltim'o~multinacionales y el resto. La
brecha no es n u e y y corresponde a una estructura económica here-
dada, pero diende a ampliarse aceleradamente en el marco de una
nacisn con graves problemas sociales: la existencia de 14 millones de
m&canos en condiciones de pobreza extrema (promediando las di-
ferentes estimaciones), una producción agrícola con serios problemas
de sobrevivencia y amplias zonas del país atrasadas cuyos proble-
mas económicos y sociales son atendidos sólo hasta que se convier-
ten en amenazas políticas serias, como es el caso reciente del sureste
mexicano.
El reto económico que enfrenta actualmente una nación en de-
sarrollo como México, está en encontrar una forma de inserción a la
nueva economía mundial que le permita aprovechar todas las poten-
cialidades de crecimiento que se presentan con el avance de la globa-
lización en apropiación y desarrollo de nuevas tecnologías, de capaci-
tación de su fuerza de trabajo, de organizaciones productivas más
eficientes orientadas a un desarrollo social y político incluyente, con
una participación concertada que permita regular las fuerzas ciegas
del mercado que hoy imperan contrarrestando así la exclusión de am-
plios sectores de la población en vastas regiones del país, oponiéndose
decididamente a lo que algunos consideran como el "precio inevita-
ble de la globalización".
Partiendo de una apreciación que identifica a los sectores empre-
sariales más dinámicos como factores de crecimiento y como genera-
dores potenciales de desarrollo, el objetivo de este trabajo es avanzar
en el análisis de las diversas formas en que los principales grupos em-
presariales mexicanos se están insertando en las nuevas tendencias de
internacionalización de la producción mundial intentando evaluar
sus perspectivas futuras. Los factores de difusión dentro de la eco-
nomía y sus consecuencias sociales no serán abordados aqui.
Me apoyo en algunos de los resultados de otra investigación re-
ciente [Basave, 1999bl en la cual se presentó información sobre la
orientación geográfica de la inversión extranjera directa (IED)de los gm-
pos durante la presente década y se realizó una reflexión general
sobre sus determinantes de inversión.
Debido a la importancia que tiene para los países en desarrollo
identificar si el proceso de intemacionalización de sus empresas pue-
de desempeñar un papel efectivo como sector de arrastre del resto de la
economía, aquí avanzaremos con las limitaciones de la información
disponible, en el análisis de las estrategias de expansión y las estruc-
turas organizativas que pueden observarse en algunos de los grupos
privados de capital nacional con mayor dinamismo en el ámbito
internacional, Nos interesan principalmente sus formas de integra-
ción y sus alcances espaciales.
Adoptanios una concepción teórica general con respecto a los
cambios recientes en la economía mundial que son el marco de análi-
sis de nuestro objeto de estudio: los procesos actuales de regionaliza-
ción y globalización contienen vanos componentes que constituyen
una nueva configuración sistémica cualitativamente diferente en las
relaciones económicas internacionales [ Porter, 1986; Best, 1990;
Reich, 19911 y no se trata simplemente de la prolongación de pro=-
sos de intemacionalización previos.
El marco conceptual que utilizamos para este trabajo tiene dos
referencias básicas, estrechamente vinculadas: la de producción inter-
nacional integrada y la de redes empresariales.
La primera es una noción fundamentalmente económica en
estrecha vinculación con el análisis sociológiro que, partiendo de las
, tendencias de la economía mundial desde los años ochenta, intenta
explicar las nuevas estrategias de expansión de las compañías trasna-
I cionales que varían en su grado de complejidad y en sus repercusiones
sobre los espacios geográficos que vincula.
i
Existe una abundante bibliografía al respecto, desde trabajos que
con diferentes perspectivas teóricas y uíticas abordan las pautas más
lI generales de integración de la producción regional y global [ejem.
I
Porter, 1986; Dunning, 1998; Chesnais, 19961 hasta aquellos que se
refieren a aspectos más específicos sobre las consecuencias de las es-
trategias empresariales en la concentración de la producción y la con-
1
formación de subregiones, o acerca de sectores determinados de
/
actividad económica integrada internacionalmente [ejem. Omán,
P 1994; Gereffi, 19 9 91. Vanos organismos internacionales utilizan este
concepto para sus análisis sobre las principales tendencias de la eco-
nomía mundial en la actualidad [ejem. UNCTAD, 1993, 1998; OCDE,
19941.
La segunda es una noción referente a la organización empresarial
que responde a la necesidad de identificar y definir las diversas estmc-
turas organizativas que adoptan los conglomerados empresariales
para instrumentar estrategias de producción internacional de mayor
complejidad. Se trata de un concepto que busca reconocer sistemas de
organización económicos multinacionales. Analiza, entre otros aspec-
tos, la combinación de relaciones intra e interfirmas en los diversos
puntos de las cadenas de agregación de valor que rebasan las fronte-
ras nacionales para la elaboración y distribución de un producto final
o en su caso de un s e ~ c i oExisten
. diversos trabajos, que con distin-
tos fundamentos teóricos utilizan esta noción [ejem. Kotabe, 1992;
Gereffi y Korzeniewicz, 19941.
Nos interesa especialmente el desarrollo que Gereffi ha realizado
sobre cadenas de mercancías (commodity chains)' que son concebidas
como redes empresariales internacionales involucradas en todos los
procesos requeridos para la producción, comercialuación y distribu-
ción de un producto final. -.
Aunque el autor ha profundizado más en el análisis de la repercu-
sión en los países en desarrollo (incluido México) de las cadenas glo-
bales impulsadas por las grandes cadenas comerciales "de marca"
(buyer driven global commodity chains), a nosotros nos ocupa, para
efectos de este trabajo, el análisis de la otra modalidad de cadena re-
gional o global que se forma alrededor de una industria manufactu-
rera trasnacional convertida en el pivote que impulsa al resto y que
establece los estándares a seguir (producer-driven commodity chain).
Consideramos que ciertos grupos empresariales mexicanos cuentan con
las capacidades de producción y las ventajas comparativas en escala re-
gional o mundial que les permite desempeñar este papel de centro
aglutinador (core unit o core industry) en determinadas ramas ma-
nufactureras.
Con la salvedad de aquellos trabajos que procesan información
sobre la reciente actividad trasnacional de empresas de países en de-
sarrollo, aún son escasos los análisis más detallados sobie las carac-
tensticas que asume dicha actividad en cuanto a sus modalidades de
integración y sobre las repercusiones que éstas tienen en las econo-
'Término similar al de "cadenas de valor" (value chains) utilizado por M. Poner
[Porter, 138ú].
mías nacionales de origen. En buena medida esto se debe a las dificul-
tades de acceder a fuentes de información privada al respecto y a la
carencia de registros confiables de carácter oficial entre los países lati-
noamericanos en desarrollo con la excepción de algunos como Chile.
No obstante, para el caso de México se cuenta con varios trabajos .
relativos a las nuevas formas de organización de los mayores grupos em-
presariales mexicanos y a su expansión internacional [ejem. Peres,
1993; CEPAL, 1993, 1998; Pozas, 1997; Gamdo, 1998; Morera, 1998;
Mortimer, 1995; Dabat, 2000; Rivera, 19991 que nos permiten intro-
ducimos en el tema de sus modalidades de integración.

El marco en el que se han expandido los gnipos empresariales mexica-


nos hacia el exterior durante los años noventa ha sido el de un auge de
la IED hacia los países en desarrollo y en especial hacia Latinoamérica.
En este último caso, el factor principal fue la apertura de todas las
economías del área desde inicios de la década, y más recientemente
la uisis financiera asiática que motivó una reorientación de los flujos
de inversión dentro del conjunto de los países en desarrollo, aunque éste
sea un factor previsiblemente de carácter temporal.
Entre 1990 y 1996 las economías en desarrollo pasaron de ser
receptoras de 16.5% de la IED mundial a 36.9% [BID/IRELA, 1998: 261.
Éstas recibieron durante esos años un promedio anual cercano a los
l
80 000 millones de dólares concentrados principalmente en el Sur y
Sudeste de Asia (62.3%) donde China absorbió alrededor de un ter-
cio, y en América y el Caribe (29.3%). Sin considerar a China, más de
I una tercera parte de la inversión se concentró en seis países: Brasil, Sin-
gapur, Indonesia, México, Malasia y Argentina [BID~IRELA, 1998: 2 6 ) .
En 1997,,debido al relativo estancamiento de los ingresos de IED
/ en los países asiáticos en desarrollo y al retroceso en África, América
1
Latina incrementó notablemente su participación como región recep-
tora de este tipo de inversión al captar entre 38 y 43.9% de los flujos
a países en desarrollo, de acuerdo con diversas fuentes de infor-
l mación [UNCTAD, 1998: 243; CEPAL, 1998: 401.
En la región, las inversiones se han concentrado en las tres mayo-
f res economías: Brasil, México y Argentina, que en 1997 recibieron
t 62% del total, correspondiendo otro 26% a Venezuela, Pení, Colom-
bia y Chile [UNCTAD, 1998: 2441. Si observamos los flujos de IED hacia
CUADRO
1
FLUJOS DE INVERSIÓNEXTR4NJERA DIRECTA EN LOS PA~SES
DE LA ASOCIACIÓNLASINOAMERICANA DE INTEGRACI~N ( m i ) ,
1990-1998
(En millones de dólares)

País 1990-1994 1995-1997 1996 1997 1998=

Argentina 2 931 5 400 5 090 6 326 5 800


Bolivia 107 489 474 601 660
Brasil 1 703 11 904 11 200 19 652 24 O00
Chile 1 207 4 373 4 724 5 417 4 700
Colombia 860 3 828 3 276 5 982 6 O00
Ecuador 293 498 447 577 580
México 5 409 10 396 9 185 12 477 8 O00
Paraguay 118 151 106 191 210
Perú 785 2 419 3 226 2 030 3 O00
UW~PY 69 151 137 160 160
Venezuela 836 2 752 2 183 5 087 5 O00
Total 14 318 42 361 40 048 58 500 58 110

Fuente: iu invenidn extranjera m Arnéria Latina y el Caribe, CEPAL,1998, p. 20.


'Estimaaón.

los países que forman la Asociación Latinoamericana de Integración


(ALADI) encontramos que Brasil se ha convertido en el país más atrac-
tivo para la IED mundial, seguido por México (véase el cuadro 1).
Los flujos a Centroamérica y el Caribe (exduyendo los centros finan-
cieros/paraísos fiscales), a los que daremos especial atención por ser
una subregión a donde se ha dirigido la IED mexicana, han crecido en
importancia al pasar de un promedio anual de 1 160 millones de dbla-
res entre 1990 y 1993 a uno de 2 132 millones [CEPAL, 1998: 421. Éste es
un dato que manifiesta un esfuerzo importante de los países de la subre-
gión para atraer IED,como el caso reciente de Costa Rica, aunque en el 1

total del área obtengan menos de 10% (induidos los paraísos fiscales). 1

Debe advertirse que la información relativa a las formas de inversión


que puede recogerse en diversos trabajos es sólo aproximativa debido
a que en gran medida se basa en revistas financieras o especializa-
das que no siempre son exactas y que no son metodológicamente homo- k

S géneas. Sin embargo, todo parece indicar que hasta 1993 la moda- \

lidad preferida por inversionistas extranjeros en el área fue la de


CUADRO
2
AMÉRICALATINA Y EL CARIBE: I N V E R S I ~ N
EXiXANJERADIRECTA
INTRARREGIONAL, POR PA~SDE ORIGEN Y DESTINO, 1997
(En millones de dólares)

Ongen/destino Argentina Bolivia Brasil Chile Colombia Pení Venezuela Total

Argentina
Bolivia
Brasil
Chile
Colombia
Costa Rica
México
Perú
Venezuela
A. Latina y
el Caribe

Fuente: La inversidn extranjera en América Latina y el Caribe, CEPAL, 1998,p. 140.


.m

compra de activos existentes (privados y públicos), misma que parece


volver de nuevo a registrarse durante 1997.=Por el contrario, entre 1994
y 1996 predominaron las inversiones en nuevos activos relacionadas con
grandes inversiones debidas a la reestructuración de empresas extran-
jeras en el área y a modernizaciones de empresas estatales privatizadas
[CEPAL, 1998: 521. 4 ,

El auge de F&A está representando una etapa en la cual la agudiza-


ción de la competencia fuerza a varios empresarios latinoamericanos
a vender participaciones o la totalidad de su inversión al capital
extranjero lo cual parece tener mayor correspondencia con los casos
brasileño y argentino, dentro de los tres mayores países del área.
Pasando ,al análisis de la trasnacionalización de las empresas de la
región, es un hecho que en cuanto a los egresos de IED,Latinoamérica
desempeña un papel muy pequeño en términos relativos al registrar
solamente 1% del total mundial en 1997 mientras que Asia en desarro-
llo, aun pasando por una crisis financiera, registró 3%. Sin embar-
go, el aumento progresivo de la inversión latinoamericana en el exterior

'De acuerdo con un estudio al respecto (BID/IRELA,1998: 31) esta modalidad ha


ido adquiriendo importancia en America Latina y en 1997 las fusiones y adquisiciones
(@&A) en el área representaron 13% del total mundial sobrepasando las de Asia.

hiocialidades de integración inteniacioiial 4


es uno de los fenómenos más destacados en los procesos de regiona-
lización y globalización recientes.
Se trata fundamentalmente de un proceso de regionalización de
la inversión motivado en gran medida por los diferentes acuerdos
económicos y comerciales en el continente, siendo los más importan-.
tes el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (nw)entre EUA,
Canadá y México y el Mercosur, entre Argentina, Brasil, Uruguay y
Paraguay. Aunque como ya mencionamos, existen serios problemas
de registro de IED (que tienden a subestimar los flujos reales) hay esti-
maciones de que en 1997 entre nueve países de la región, incluidos
los tres mayores, se registraron 8 365 millones de dólares de inver-
siones intrarregionales (véase el cuadro 2). Lo que podemos destacar de
estos datos es que Chile y México son los países más activos en inversio-
nes hacia la región, muy por encima de Brasil que es, como ya vimos,
el principal receptor latinoamericano de IEDmundial.

Trasnacionalización de los griipos


empresariales mexicanos
La trasnacionalización emprendida por grupos empresariales mexica-
nos durante esta década representa su segundo intento de expansión
por medio de IED. El primero se realizó en los años setenta en el marco
de una economía cerrada, pero durante los cuales algunas ramas ma-
nufactureras mostraron incrementos en su actividad exportadora. Los
protagonistas fueron un reducido b p o de alrededor de 15 empresas
además de los tres mayores bancos privados. Aunque algunas orien-
taron sus inversiones hacia el Sur, la mayoría lo hizo hacia un país.de
mayor desarrollo: Estados Unidos de América, lo que constituyó una
excepción en cuanto a orientación geográfica con respecto a la modali-
dad de expansión emprendida por empresas privadas de otras naciones
en desarrollo durante esos años [Basave, 19991.
En esa década podemos identificar un primer ciclo de trasnacio-
nalización empresarial desde países en desarrollo que tenía como ca-
racterística generalizada el orientarse a países limítrofes de igual o
menor desarrollo. Tales fueron los casos de los países del Sudeste
Asiático [Wells, 19831 y también de India [Lall, 19831, Hong Kong
[Chen, 19831 y Argentina [Katz y Kosacoff, 19831 cuyas empresas
aprovecharon un conjunto de ventajas comparativas en el dominio
de tecnologías propias para industrias tradicionales e invirtieron en
442 Joigc 1lns;ivc I\rinhnrdt
países limítrofes o muy cercanos geográficamente aprovechando
lazos étnicos y/o culturales fuertes [Wells, 19831. El cido fue interrum-
pido con la crisis de deuda externa de inicio de los años ochenta.
Centrándonos en el caso mexicano se observa que una constante
respecto a las empresas inversoras fue que estaban asociadas a capital
extranjero y que al igual que en los otros países del continente se
trataba en todos los casos de empresas oligopólicas.
Sin embargo, las circunstancias en que se inicia este nuevo ciclo
para los grupos mexicanos son muy distintas a las de hace 20 años. Se
realiza en el marco de profundos cambios en la economía internacio-
nal y las empresas se encuentran en un agudo proceso de reestmctu-
ración productiva y organizativa. Surgen nuevos determinantes de sus
inversiones y reaparece la asociación con capital externo ahora bajo la
modalidad de "alianzas estratégicas".
Los principales factores que permitieron y propiciaron el nuevo
ciclo de IED mexicana en los años noventa fueron:
El fortalecimiento financiero logrado por los grupos durante los
años ochenta.
La presión competitiva forzada por la apertura de la <<onomía
mexicana y la firma del TLC.
El costo de oportunidad para lograr una expansión en la región
aprovechando la apertura de las economías latinoamericanas.
El boom de las exportaciones manufactureras mexicanas.
,,
Fortalecimiento financiero
1
Las posibilidades de una expansión trasnacional se presentan gene-
t ralmente a empresas de altos niveles de eficiencia productiva y/o de
b generación de servicios, con conocimiento de mercados externos
obtenidos mediante exportaciones y que además cuenten o estén en
L posibilidades de adquirir rápidamente capacidades organizativas para
competir de forma directa en el extranjero. Si bien es cierto que algu-
nas empresas de menor tamaño, industriales o de servicios, también
lo hacen, es indispensable que cuenten con los recursos financieros
suficientes para invertir en nuevos mercados. Cuando se trata de pro-
ducción en gran escala los recursos tienen que garantizar adquisición de
infraestructura, en ciertos casos fusiones con otras empresas y en ge-
d neral gastos de gran magnitud que requieren acceso a fuentes de finan-
ciamiento internacional de largo plazo.
hIotl;\lidddes de integralion intciiiacioii,iI 443
Los grupos empresariales mexicanos que son objeto de este tra-
bajo adquirieron una gran fortaleza financiera durante la década de
los años ochenta lo que les permitió adoptar estrategias de expansión
por medio de IED.
Esto se debió a que, aun cuando prácticamente todos los grandes
grupos privados habían afrontado una "quiebra financiera" hacia 1981
debido a la crisis de deuda externa, de 1983 en adelante pusieron en prác-
tica una estrategia de acumulación de carácter financiero que les per-
mitió superar sus problemas en aproximadamente cinco años [Basave,
19961.
Efectivamente, hacia 1987, después de seis años de desacelerar
aíticamente sus inversiones productivas (con el consecuente atraso tec-
nológico) y canalizar sus recursos hacia el mercado de valores, lograron
sanear sus empresas y reiniciaron la inversión productiva en el marco
de un acuerdo económico y político con el Estado que les confirió un
amplio poder de decisión en el diseño de la nueva política económica.
Gracias a la fortaleza financiera adquirida y a que en 1989-1990 se
abrieron de nuevo las puertas del financiamiento internacional al sec-
tor privado mexicano, es por lo que varios de estos grupos smpresa-
riales pudieron emprender una estrategia expansiva por medio de IED.
Dicha capacidad es también la que les ha permitido, salvo pocas
excepciones, conservar el control de sus.empresas ante el embate del
capital extranjero. Esto se ha combinado con una amplia política
de alianzas estratégicas.

La presión competitiva y la apertura


económica en la región
l
La necesidad de modernizarse, después de varias décadas de un mo- 4
delo de crecimiento protegido, se ha convertido en un asunto de super-
vivencia económica dentro del sector empresarial mexicano. Pero
igualmente ha sido un requisito indispensable para competir en los
mercados externos.
Con la firma del TLC se abrieron también mayores oportunidades
de inversión en EUA, y la apertura de los países de Latinoamérica
incentivó a varios gmpos a ganar un espacio en mercados que ya
habían penetrado por la vía de las exportaciones. De no hacerlo de
inmediato se com'a el riesgo de perderlos ante la competencia inter- i

nacional.
El auge exportador manufacturero
Los grupos empresariales mexicanos emprendieron una actividad
exportadora apoyada por la política de fomento del Estado desde la
segunda mitad de los años ochenta, actividad que se volvería muy
intensa de 1994 en adelante. Esta actividad fue compartida con las
trasnacionales (ETNS) ubicadas en territorio nacional, en especial por
las automotrices que realizaron importantes inversiones para conver-
tirse en plataformas de exportación impulsadas por la tendencia a la
globalización económica.
Entre 1990 y 1994 la tasa promedio anual de crecimiento de las
exportaciones totales de México fue de 10% pasando a 22.1% entre
1994 y 1997, en tanto que la exportación de manufacturas (sin consi-
derar la maquila) lo hizo a 15.0% y a 27.996, respectivamente [Basave,
,13971. Estas últimas desde 1995 superaron el valor de las exportacio-
nes del sector maquilador (véase la gráfica 1).

EXPORTACIONES MEXICANAS, 1970-1997 a 0

(Miles de millones de dólares)

-+- Maquiladoras & RIE

+Total manufacturas +m
I Fuente: Elaboración propia con base en datos de Jorge Basave, "Alcances y limitaciones del
I
proyecto exportador mexicano, 1990-1997",en Latin Ambcan Penpective, Thousand Oaks, Califor-
nia, en prensa.
me: trasnacionales extranjeras; EPN:exportadoras privadas nacionales.

Aunado al aumento de exportaciones hacia EUA con quien Méxi-


co tradicionalmente sostiene la mayor parte de su actividad comercial,
I Modalidades de inregncióii iiiternacional 645
debe destacarse el crecimiento exportador hacia la región latinoamen-
cana. Durante los primeros cinco años de la década aumentaron en
153.1% (Basave, 19971.Aunque en términos de valor las exportaciones
hacia EUA son abrumadoramente superiores, el mayor dinamismo
exportador ha sido hacia el sur del continente. Una vez realizada la IED
la actividad exportadora se ha visto reforzada.
El ímpetu exportador de los grupos trasnacionalizados mexi-
canos puede observarse en la tendencia cada vez mayor a destinar una
gran parte de su producción hacia los mercados externos, Cinco de
los que hemos considerado (véase el cuadro 3) ubican en mercados del
exterior más de un 50% de sus ventas netas y varios de ellos han pa-
sado de cifras mínimas en su vocación exportadora hacia 1990 a cifras
de dos dígitos en 1997.

VOCACIÓNEXPORTADORA DE EMPRESAS SELECCIONADAS


Exportaciones/ventas netas (%)

Grupo empresarial 1930 1994 1995 .. 1997

Synkro 3.00 66.27 82.47 76.29


Cemex 6.95 35.39 64.55 63.44
Camesa 55.61 42.20 67.02 59.10
TAMSA 69.85 71.44 68.69 58.26
TMM 37.63 40.34 52.55 5 1.O4
Peñoles 55.00 40:02 53.46 48.73
Desc 17.59 20.58 33.79 35.74
Vitro 9.58 15.60 18.55 25.49
Televisa n. d. n. d. 21.52 2 1 .O8
Femsa 3.17 10.58 2 1.28 17.45
Bimbo 0.24 0.77 1.85 17.09

Fuente: Elabriración propia con base en datos de la BMV.


n.d= n o disponible.

Es necesario señalar aquí que, al igual que los casos de otras eco-
nomías latinoamericanas, las exportaciones manufactureras mexi-
canas muestran un elevado índice de concentración. Lo mismo en lo
que corresponde a las ETNS,destacando ampliamente las cinco trasna-
cionales automotrices, que en cuanto a las exportadoras de capital
nacional en donde entre 13 y 18 grupos empresariales han acaparado
más de 50% en los últimos años [Basave, 19971.
1
Modalidades de integración
1
Para proceder a intentar una clasificación3 sobre las modalidades
de integración seguidas por los 27 grupos empresariales mexicanos de
los cuales tenemos información respecto a su I E D ~nos apoyaremos
en los tres diferentes esquemas de integración que ha utilizado Ia
U N ~ A Den sus informes sobre inversión internacional [ U N ~ A 1993:
D,
cap. v] y que son de aceptación generalizada.
Las tres modalidades son: a) establecimientos de filiales indepen-
dientes (stand alone affiliates); b) integración simple; c) integración
compleja.
La primera es la forma de inversión tradicional utilizada desde los
años cincuenta y sesenta por las trasnacionales estadounidenses con
base en el establecimiento de afiliadas foráneas relativamente indepen-
dientes de la casa matriz. En cuanto a IED hacia países en desarrollo se
realizaba en el marco de economías cerradas. Esta modalidad sigue
siendo todavía generalizada en los casos de los servicios.
Las otras dos implican el desarrollo de una integración tipo vertical
que supera a la integración horizontal que define a la primera moda-
lidad. La integración simple se caracteriza por un sistema d e subcon-
tratación (outsourcing) desarrollado en mayor o menor medida lo
mismo en el país huésped de la IEDque en terceros países. Esto signifi-
ca que algunas de las actividades (producción, mercadotecnia, inves-
tigación y desarrollo de productos, etc.) que conforman la cadena de
elaboración del producto se localizan en uno o vanos países diferen-
tes al país sede de la casa matriz. Este tipo de integración vertical ha
, sido posible especialmente gracias al desarrollo de las nuevas tecnolo-
gías en comunicaciones y computación. La modalidad de integración
internacional simple no es nueva y los primeros casos se remontan a
1 los años sesenta y setenta en industrias intensivas en trabajo y capital
I [UNCTAD,1998: 109).
Debe advertirse que en muchos casos es difícil diferenciar entre
( una integración simple y una compleja, en todo caso la primera es un
I avance hacia la segunda.
)Misma que tiene un carttcter provisional debido a que, para ambar a una clasifica-
I ción más precisa será necesario obtener información más detallada sobre sus estrategias
de outsourcing y en general sobre sus encadenamientos productivos.
Estimo que el número es conservador y que el acceso a información confiable lo
ampliaria en más de un 10%. En este trabajo se omitió considerar a otros dos grupos
(La Moderna y lusacel) que a inicios de la década, siendo todavía de control privado
I nacional, realizaron IED pero que recientemente pasaron a control mayoritario de capital
extranjero.
La modalidad de integración compleja se ha desplegado contunden-
temente en los últimos 10 años y se basa en las capacidades dentro
del grupo empresarial para que cualquier afiliada operando en cual-
quier parte del mundo desempeñe por sí sola o en combinación con
otras afiliadas o subcontratistas funciones que competen al conjunto
de la cadena productiva. Se distingue recientemente, por ejemplo, en la
localización de funciones como la investigación y el desarrollo de pro-
ductos en países diferentes al de la casa matriz, lo cual hasta hace
poco tiempo no se había realizado.
En cuanto a la configuración de redes empresariales, son precisa-
mente los aspectos mencionados sobre la integración compleja lo que
ha llamado recientemente la atención de especialistas. En el desarro-
llo~conceptualde Gereffi la evolución trasnacional de los procesos
económico-empresariales comprende a todos los puntos de la cadena
de elaboración de mercancías: producción, insumos, subcontrata-
ción, exportación, compras, distribución y mercadotecnia. Y las uni-
dades empresariales involucradas pueden ser subsidiarias de empresas
trasnacionales o empresas independientes del grupo de diversos ta-
maños, distribuidas en diferentes países [Gereffi y Korzeniewicz, 19941.
Con respecto a las operaciones internacionales de los grupos
mexicanos habremos de limitamos en este trabajo a un número re-
ducido de variables para nuestra clasificación, todas pertinentes a los
criterios metodológicos prestablecidos. Para los propósitos del mis-
mo consideramos que resultan suficientes para inferir la modalidad
de integración que están siguiendo. Bitas variables o guías de análisis de
investigación son:
Establecimiento de filiales foráneas.
Tipo de producto y rama en la que se efectúa la IED.
Orientación geográfica de la inversión (regiones y países de lo-
calización).
Relaciones intrafirma.
Distribución del producto (mercados que abarca).
Políticas de alianzas estratégicas.

De acuerdo con estos uiterios encontramos tres variantes de inter-


nacionalización seguidas por los grupos mexicanos:
Integración simple, de alcance regional, orientada principalmente
al mercado estadounidense y en algunos casos al sudamericano.
448 Jorge H n w C Kiinliardt
Integración compleja, de alcance regional, pasando a formar
parte de encadenamientos liderados por trasnacionales manu-
factureras de ramas de producción tradicional.
Integración compleja, de alcance regional o global, constituyén-
dose en el núcleo generador de los encadenamientos.

Antes de pasar al análisis de las diferentes modalidades podemos


adelantar que una constante en la gran mayoría de los grupos empre-
sariales mexicanos (no solamente aquellos con IED),ha sido la adopción
de estrategias de alianzas con capital extranjero, principalmente esta-
dounidense. Esto, como ya se señaló antes, les permite apoyar su pro-
ceso de modernización, afrontar la nueva competencia en el mercado
interno y, en su caso, fortalecer las bases de su internacionalización.
Muestra de ello es el conjunto de alianzas estratégicas de la mayoría
de los grupos considerados en este trabajo (véase el cuadro 4).

CUADRO
4
ALIANZAS ESTRATÉGICASDE GRUPOS SELECCIONm.OS

Grupo Alianuis estrafégiw [socio) Origen

Pulsar Monsanto EUA


Herdez McCormick EUA
Festin Foods EUA
Heinz ., EUA
Homel EUA
Femsa Coca Cola EUA
Synao Leslie Fay Co. EUA . .
Carnesa Bnndon LTD. UK
Dina Navistar EUA
Gimsa Ford EUA
TMM
.. Compagnie G. Maritime Francia
Amencan PDT.LINE EUA
Seacore EUA
J.B.Hunt EUA
Televisa TeIecomunications Inc. EUA
Hearst Corp. EUA
QVC Network EUA
Televisi6n Española España
Peñoles Bismark lapón
Sumitomo Corp. Japón
Dowa Mining Japón
Siderca Argentina
MC Caw EUA

Modalidades de iiitegracicin incrinacic~i~~l 449


GRÁFIcA2
INTEGRACIÓNSIMPLE-REGIONAL
IED EMPRESAS SELECCIONADAS

Productos metálicos, maquinaria y equipo , .

Dina Canadá
1

Syncro

Alimentos

Madera y derivados, cerámica

Chihuahua

Metales básicos
1 TAMSA

Transpones y comunic.
1

l I
i
Arancia Sudamérica
1
Comercio

Elektra Centroamérica/Caribe

I
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la empresa, BMV.

hlotl.ilidddes de iiitcgiaiiori intcinac ioii.~l


condicionan el esquema tradicional generalmente utilizado para des-
cribir esta modalidad de expansión.
En primer lugar debemos considerar que el amplio mercado esta-
dounidense, en estos casos el del sur de EUA, es el determinante prin-
cipal de la localización de las inversiones. Mercado al que se había
penetrado previamente mediante exportaciones y con el que se
amplían las relaciones con la firma del TLC.
Es decir que no se trata del tipo de estrategias de afiliadas inde-
pendientes o de integración simple comúnmente seguidas por las
TNCS estadounidenses y europeas cuando invertían en los años sesen-
ta a setenta en países en desarrollo con el objeto de abaratar costos de
fuerza de trabajo o de asegurar materias primas pero en las cuales los
mercados en donde localizaban su inversión eran secundarios o bien
se aprovechaban por estar protegidos (fase de sustitución de importa-
ciones). En nuestro caso se trata de un mercado abierto y precisamen-
te el mercado es el determinante principal. Tampoco se trata del tipo
de estrategia seguida durante los años setenta por empresas de países
en desarrollo que se internacionalizaron por medio de IED en países de
menor o igual desarrollo. Estamos ante un caso predominan* en IED
Sur-Norte, es decir hacia un país de mayor desarrollo.
En segundo lugar, y en concordancia con lo dicho anteriormente
por tratarse de EUA, las ventajas de localización además están relacio-
nadas con infraestructura física e insumos de alta calidad, incluyendo
la fuerza de trabajo. Es decir que la búsqueda de eficiencia productiva
es otro determinante de gran importa&ia.
Por último, todo parece indicar que el proceso de integración ver-
tical por medio de subcontratación en diversos estadios de la cadena.
productiva se lleva a cabo por las filiales mexicanas en EUA, en el propio
país en el que están ubicadas y donde se cuenta con mejores oportu-
nidades de outsourcing.
Por su parte el gmpo del sector comercio, Elektra, se asemeja más
a lo que podrían ser inversiones del tipo filiales independientes (stand
alone) debido a la naturaleza de su actividad.

Integración compleja encadenada de alcance regional


A esta modalidad pertenecen una empresa de la rama de alimentos y ,
bebidas (Femsa), una de minerales no metálicos (Vitro) y una de pro- \
duaos metálicos, maquinaria y equipo (IMSA).
Clientes Clientes
principales IMSA prinnpales
Divisiones de acumuladores
Ford y acero plano
Chrysler +
automotrices
Ford
Samsonite
Whirpool

Clientes
principales

coca Cola 4
CTN'S Vitro
refrescos Divisiones de
Y envases y cristales
cervezas
pleja existe otra que no permite alcanzar una mayor precisión sin
contar con información más detallada sobre cada uno de los produc-
tos que las empresas manejan: las diferentes "divisiones industriales"
de los grupos pueden estar integradas de forma distinta. Tal es el caso
por ejemplo de Vitro en donde tendríamos que diferenciar entre su pro- ,,

ducción de cristales para la industria de la construcción y su produc-


ción de envases y de aistales para vehículos de transporte. En los dos
últimos casos se convierten en proveedores de las grandes trasnacio-
nales productoras de refrescos y de automóviles que son las empresas
líderes de los encadenamientos, no así en el primer caso.
Lo mismo puede afirmarse de IMSA que en cuanto a su producción de
acumuladores para vehículos y de lámina de metal se encadena con
las ti'asnacionales automotrices ubicadas en Sudamérica. En cambio
en el caso de su producción de planchas de metal galvanizado sena
necesario identificar los mercados específicos en los que se ubica para
precisar su clasificación.
En los casos considerados de Vitro e IMSA no producen bienes
de consumo final. Esto induce a su integración, en el caso de algunos de
estos bienes, en cadenas en donde otras empresas trasnacionales son
líderes (core indusm'es). En otros de sus productos, también intermedios
no es así debido a que sus mercados son diversificados y no dependen
de pocos clientes.
En cuanto a IMSA, es claro que está aprovechando la expansión
del mercado provocado por el acuerdo del Mercosur en donde se
está escenificando una gran compete,ncia de ETNS de EUA, Europa y
Asia, especialmente en cuanto a la producción automotriz [UNCTAD,
1998: 2471.

Núcleo de integración compleja


de alcance regional o global
..
Es posible identificar en esta modalidad a dos empresas de la rama de
alimentos (Bimbo y Gruma), a una de biotecnología (Pulsar, Div. Bio-
tecnología), a una de minerales no metálicos (Cemex), a una de la rama
de construcción (ICA), y a tres del sector de comunicaciones y trans-
portes (TMM, Televisa y lV Azteca).
Bimbo y Gruma han orientado sus inversiones a EUA, a Centroamé-
rica y a Sudamérica. Bimbo con presencia en tres países centroamerica-
nos y cuatro de Sudamérica por cinco y dos, respectivamente en el caso
de Gruma. Se trata de una integración de alcance regional en el conti-
GRUPO MASECA (GRUMA)
INTEGRACIÓN COMPLEJA-REGIONAL EN
LA PRODUCCION DE HARINA-TORTILLA
Mercado
sudamericano
Afiliadas
4 Brasil, Chile )C
\.
\.
\.
\.
\.
\.
'. Mercado
EUA

Maseca Afiliadas
.....................................................................................

\ .. /
/'

/'
/'
/'
..
/'
Mercado Mercado
/'
centroamericano Caribe

Costa Rica, El Salvador ..................

Afiliadas .,
! Guatemala, Honduras,

Nicaragua
1 K+T = capital, tecnología
mp = materia prima - - - .- .-
pt = produao terminado ....................
..
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la empresa, BMV.

' nente americano con base en una integración vertical compleja. Lo mis-
mo puede decirse en cuanto a TV Azteca.
I En los casos de los otros cinco gnipos: Cemex, Pulsar, ICA,TMMy Te-
levisa, su integración es de alcance global. Aunque el caso de Televisa
se ve constreñido a países de habla hispana lo que confiere limitacio
nes a su estrategia de expansión por el producto específico que ofrece
1 (producción de programas televisivos).
..
En todos los ejemplos sus estrategias de expansión combinan tres
determinantes daves para su IED: mercados, recursos y efiaencia. De tal
forma reparten en diversos países aspectos claves de su cadena produc-
tiva, especialmente por medio de adquisición de empresas ya estable-
cidas o por fundación de nuevas empresas.
Bimbo y Gruma han localizado sus inversiones directamente en
mercados en los que aprovechan hábitos alimenticios similares al
mexicano como son el centroamericano y caribeño y el correspon-
diente al sur de EUA, que cuenta con una creciente población de ori-
gen mexicano. Paralelamente ubican también en EUA plantas proce-
sadora~de harina de maíz y trigo por lo que entre sus determinantes
básicos se encuentran la calidad de materias primas y la eficiencia que
vinculan a su know how en producción y distribución de pan y tortilla "

constituyendo una de sus ventajas comparativas (véase la gráfica 4).


Televisa y 'NAzteca tienen determinantes similares a los anterio-
res aunque en cuanto a similitudes culturales de audiencias televisivas,
,.
se sustentan principalmente en el uso del mismo idioma.
ICA mantiene una ventaja comparativa en cuanto a su experiencia
para construcción de grandes obras de infraestructura carretera, de pre-
sas, etc. en terrenos accidentados de difícil acceso, eH las zonas mon-
tañosas de México, lo que le permite desarrollar proyectos en países
con condiciones geográficas similares (por ejemplo: vanas zonas en Lati-
noamérica, Áfiica y Rusia).
La División de Agrobiotecnología de Pulsar en asociación estraté-
gica con la trasnacional Mo,nsanto ha orientado su IEDde manera
daramente global al igual que el caso de TMM en el sector de transportes. I
Cemex, el grupo mexicano más exitoso en su expansión, ocupan-
do el tercer lugar entre las mayores m s de países en desarrollo según
el índice de trasnacionalización de la ONU [UNCTAD, 1338: 481, cuen-
ta con la ventaja competitiva de elevadas barreras a la entrada debido
a los volúmenes de inversión en infraestructura requeridos para la pro-
ducción de cemento y concreto. Pero una de sus ventajas comparati-
vas de mayor envergadura es su experiencia en la distribución y venta
de sus productos en los mercados de minoristas. Cuenta además con,
una gran capacidad financiera que le permitió absorber a prácticamen-
te toda su competencia en el mercado mexicano.
Destaca en su estrategia de expansión internacional el sistema de
comercialización (trading) que le permite responder a la demanda
mundial desde cualquiera de sus locaciones de producción y distri-
buir por medio de buques-tanque de gran calado (véase la gráfica 5).
CEMEX
INTEGRACIÓNCOMPLEJA-GLOBAL
SISTEMA DE PRODUCCIÓNY COMERCIALIZACIÓN
DE CEMENTO-CONCRETO
EUA

.
Afiliadas

México

r \

Cemex

Mercado mundial

. .
Europa

Afiliada a--

*
España

Afiliadas Afiliadas

Rep. Dominicana Venezuela

Trinidad y Tobago Colqmbia


1
Flujos de capital y tecnologia:
Fuente: ElaborauOn propia con base en datos de la empresa, BMV y home page
r

Perspectivas y conclusiones
Como puede observarse, la mayor integración en términos geográficos
está ocurriendo hacia EUA. Es ahí hacia donde más grupos han
, dirigido su IEDy en donde están establecidas el mayor número de
plantas productivas de bienes y servicios (sin contar distribuidoras):
1 38 plantas de 23 distintos grupos. Le sigue Sudamérica con 26 plantas
de 12 grupos y Centroamérica con 15 plantas de seis grupos [Basave,
19991.
Todo parece indicar que, especialmente el sur de EUA, como lo
ha sido hasta ahora, es el destino de inversión que más se presta para
expansiones futuras bajo la modalidad de integración simple o bien
como sede de filiales de grupos con integración vertical compleja. Las
características propias del país vuelven sumamente ventajosa la posi-
bilidad de vincularse con proveedores de alta eficiencia por medio de
outsourcing y también de ubicación cercana a industrias líderes de ca-
denas productivas.
Con la salvedad de los grupos mencionados de integración com-
pleja ya sea regional o global, no parece que existan en la actualidad
muchos grupos adicionales mexicanos que puedan seguir sus pasos
en esta modalidad de integración. Sin embargo, los que ya lo han
hecho tienen capacidades de seguirse expandiendo ya sea en la región
o en el mundo, especialmente aquellos que cuentan con ventajas com-
parativas muy definidas. Sin embargo, las perspectivas de aquellos
grupos de la rama de alimentos como Bimbo y Gruma tiende a man-
tenerse en alcances regionales y están sujetos a escenarios en que la
competencia puede agudizarse.
Esto último se debe a que cuando se trata de inserciones con pro-
ductos de consumo final todo dependerá de las barreras a la entrada
propias de su tipo de inversión, que en estos dos casos no son tan
elevadas como en los casos, por ejemplo, de Cemex, Viso o induso
Televisa.
En los casos de inversiones en la manufactura de productos inter-
medios también se depende de las barreras a la entrada salvo en los
casos de materias primas escasas (por ejemplo: petróleo y minería) que
representan ventajas naturales para ciertos países en desarrollo.
Las posibilidades mayores a fÜturo son pues para aquellos grupos
que se constituyen en centros dinamizadores de cadenas productivas aun
cuando producen bienes intermedios pero que, como en el caso del
cemento no dependen de un número reducido de dientes intemacio- y

nales y les permite a ellos ser los que imponen los estándares a la
cadena generada.
Nos parece en consecuencia que las grandes variables sobre las que
giran sus posibilidades de expansión futura son el sector o rama de
inversión y la modalidad de integración que les es posible adoptar. r '
En la medida en que la expansión de estos grupos provoque adi-
cionalmente encadenamientos productivos hacia el interior de la eco- (
nomía mexicana, los frutos de sus procesos de trasnacionalización
podrán aprovecharse en México. Hasta el momento éstos parecen insu-
ficientes para el potencial que representan. Queda pendiente la inves-
tigación sobre las condiciones que deban generarse para impulsarlos.
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S reglas de origen como un
canismo de exclusión en e.1
rcial de América del Norte

Teresa Gutiérrez-Haces
Afready in 1765, to receive preferential treatment
from Great Briiain, the Uland of Man had to prepare
deiailed certificates of origin showing that
iü producü were manufactured whit native
., raw material1

Dentro de las recientes negociaciones de los acuerdos de libre co- ..


mercio así como los de unión aduanera, la definición de las reglas o
normas de origen ha suscitado un amplio debate entre las diferentes
partes negociadora^.^ ..
Uno de los aspectos más interesantes de dicho debate ha sido el
hecho de que junto con cada nueva negociación, también ha surgido
el propósito expreso de establecer una mayor normatividad sobre la
definición de las reglas de origen, hecho que generalmente ha provo-
cado que la reglamentación anterior sea modificada o en el peor de
los casos no logre revertir los acueidos pactados anteriormente.
1
De acuerdo con lo dicho anteriormente, se observa que entre el
Acuerdo de Libre Comercio Canadá-Estados Unidos (1988) y el Tra-
tado de Libre Comercio de América del Norte (1994) aumentaron el
número de disposiciones y restricciones en tomo a los requerimientos
que debían cumplir las reglas de origen. Basta decir que estas reglas,
actualmente distan mucho de parecerse a las que en su momento fue-
ron estipuladas dentro de la reglamentación del Acuerdo General so-

' Heckscher, La épm mercantilista, México, Fondo de Cultura Económica, 1983. Citado
en V. Ventura Días,Rules of Origin, Banco Interamericano de Desarrollo, Washington,
1 1992.
?En el caso del w\m se observa que dicho acuerdo utilizaba la denorninaaón normas
en lugar de reglas de origen, Informe sobre el Acta Final de la Ronda Uruguay, Marrakech,
15 de abril de 1994.
El Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadl utiliza reglas de ori-
gen y s610 se aplica a bienes; el Tratado de Libre Comercio de América del Norte men-
ciona reglas de origen con contenido regional.
/,
..
bre Aranceles y Comercio (GAT, por sus siglas en inglés), así como en la
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) entre otros acuer-
dos comerciales.
~ecientemente,un hecho similar ha ocurrido con la normatividad
que al respecto aplicaron internamente el Mercado Común del Cono
Sur (Mercosur), el Acuerdo del Grupo de los Tres, así como los Acuer-
dos Bilaterales que México suscribió respectivamente con Chile y
Bolivia; en todos los casos mencionados, la negociación de las reglas
de origen fue difícil y en general los resultados no fueron enteramente
satisfactorios para las partes contratantes. Esto último redundó en que
algunos años más tarde, cuando los acuerdos llegaron al final de la pri-
mera etapa de instrumentación y tuvieron que ser revisados como
parte de lo acordado, en la mayoría de los casos los países buscaron una
reapertura de la negociación en el capítulo sobre reglas de origen.
Esta misma circunstancia se observa con relación a su definición
y cálculo, como uno de los temas que fueron el centro de las negocia- . .
ciones preliminares ocurridas durante las reuniones ad hoc de Bello
Horizonte y Santiago de Chile (1998), las cuales tenían por objeto la
preparación de la agenda de negociación de un futurg Acuerdo de Li-
bre Comercio de las Américas (aproximadamente entre 2000 y 2005).
Por último, las reglas de origen también han sido recientemente el
motivo de difíciles negociaciones, tendientes a celebrar el Acuerdo de
Libre Comercio entre México y la Unión Europea (1999).
Cabe mencionar que en las reuniones que se llevaron a cabo a fi-
nales de 1999, en Toronto y,Seattle respectivamente, esta temática
cobró un cariz muy diferente en relación con experiencias pasadas, debi- 1
do al ambiente de descontento que privó entre muchos representan- ,
tes de los países menos desarrollados así como entre aquellas organi-
zaciones civiles que hicieron de la exclusión económica el objeto de
violentas protestas.
Este ensayo se propone analizar los principales rasgos de la regla
de origen, sin duda el principal mecanismo de protección que los tres
países miembros del Tratado de Libre Comercio de América del Norte <i

(TLcAN) utilizan para consolidar sus intercambios comerciales y acen-


tuar su carácter de bloque regional.
Si bien es cierto que el libre comercio, en términos generales, tiene 4
como principal objetivo la desaparición del proteccionismo comercial,
principalmente las barreras arancelarias, esto no obsta para que los
países que se unen comercialmente bajo un acuerdo o tratado, utilicen ,
fuera del grupo otros instrumentos proteccionistas, como puede ser la
>,

aplicación de las reglas de origen o de contenido nacional; este hecho


implica una contradicción a los propósitos del libre cambio como ana-
lizaremos más adelante.

Definiciones
Las reglas de origen son normas creadas por los gobiernos y/o las
agrupaciones comerciales de determinados países para definir y calcu-
lar el origen, procedencia o nacionalidad de las importaciones que se
introducen en un determinado país. Su existencia obedece a la necesi-
dad que tienen los países receptores de determinadas importaciones, de
reconocer el origen económico de una mercancía, sobre todo cuando
ésta compite o pone en peligro determinados bienes de procedencia
nacional.
El G A las~ definió como "...niles of origin shall be defined as
those laws, regulations and administrative determinations of general
applications applied by any contracting party to determine the coun-
try of origin of goods" (artículo primero).
De acuerdo con un estudio publicado por el Banco Interamerica-
no de Desarrollo, las reglas de origen han crecido en importancia en
los acuerdos comerciales más recientes, debido a que el comercio
internacional pese a que ahora recurre más al libre comercio que en
el pasado, aún es regulado de acuerdo con los intereses de determina-
dos países -en general los más poderosos económica~iiente-y con
base en productos específico^.^ ,,
1 La esencia misma de cualquier regla de origen es el proteccionismo,
pero la medida con que éste es evaluado dentro de una regla de ori-
gen específica, varía de acuerdo con los intereses económicos del país o
los países que la imponen sobre las importaciones de aquellos países
con los que no existe un acuerdo de liberalización comercial.
En relación con lo anterior el Banco Interamericano de Desanollo
manifestaba en su Informe de 1996, que el grado de proteccionismo
podría depender de factores tales como las posibilidades de sustitu-
ción en la producción interna entre insumos según origen geográfico;
I los cambios tecnológicos y la innovación productiva; las condiciones
de oferta en las industrias nacionales que producen bienes interme-
dios; la estructura del mercado de los bienes intermedios en la zona de
integración; las políticas de protección con respecto a terceros países y
el grado de integración económica existente entre los participantes de
un área de libre comercio antes de que se ponga en funci~namiento.~
El regionalismo comercial contemporáneo no puede prosperar
sin la aplicación de las reglas de origen, la complejidad de la producción
mundial, concebida actualmente como una industria hipersegmenta-
da y al mismo tiempo globalizada, dificulta la determinación del ori-
gen y subsecuentes transformaciones de una mercancía.
Determinar dentro de un producto final la nacionalidad de cada
insumo utilizado, así como el origen geográfico de cada uno de los
procesos de transformación que sufrió dicho producto, es el objeto de
la regla de origen.
Este ejercicio casi siempre se ha aplicado dentro de la estructura
que rige el comercio exterior de cada uno de los países, en especial en
aquellos que eran miembros del GATT O de alguna otra asociación
comercial, pero en años recientes la aparición de un mayor número
de bloques comerciales regionales, ha provocado que esta determina-
ción técnica sea más rígida. Sólo así consideran los países miembros
de un bloque, que podrán asegurarse de que aquellos productos que
se intercambian dentro del grupo, efectivamente fueron p<cducidos y
transformados en un elevado porcentaje dentro de la zona.
En los actuales procesos de integración comercial, a diferencia de
aquéllos ocurridos en la década de los años sesenta y setenta, las cor-
pora;iones trasnacionales han influido profundamente en la nego-
ciación, haciendo pasar en la mayona de los casos, sus intereses cor-
porativos por delante de aquellos,que buscan los gobiernos; este
rasgo ha sido tan flagrante que muchos autores especializados en la
temática, han denominado a acuerdos como el nw, una Constitu-
ción de las trasnacionales.
A diferencia de lo ocurrido en el pasado, actualmente resulta fre-
cuente observar que los intereses de las corporaciones y de los gobier-
nos se mezclan y que en ciertos momentos resulta difícil identificarlos
separadamente. Este rasgo influye directamente sobre la determina-
ci6n de las reglas de origen dentro de la negociación de un acuerdo de
libre comercio, siempre existe el peligro de que las empresas más po-
derosas logren imponer cierto tipo de condiciones, mediante la apli-
cación de la regla de ~ r i g e nEsta
. ~ distorsión busca directamente favore-
PBancoInteramericano de Desarrollo, "Progresoecon6mico y social en América
Latinan, Informe 1996, Washington, 1996.
5G. de la Reza, "Negociacióny objetivos de la integración hemisférica",en Nuevas
dimensiones de la integracibn, México, Plaza y Valdés Editores, 1999, p. 165.
cer el consumo de ciertos insumos y productos semiterminados, pro-
ducidos por las corporaciones asentadas dentro de un bloque comer-
cial determinado; el caso de las tres grandes compañías: Ford, Chrysler
y General Motors, dentro de la negociación del TLCAN resulta ejem-
plificador.
Así dentro del Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá y Estados
Unidos (1988), las compañías automotrices lograron que la regla de
origen constituyera 50%, apoyados en el hecho de que existía una
experiencia previa entre los dos países como consecuencia del Pacto
del Automóvil. Por el contrario en el TLWW, estas mismas corporauo-
nes empujaron la negociación en niveles más proteccionistas y lograron
62.5 y 60% de contenido regional para vehículos y piezas, respectiva-
mente. La elevación del porcentaje obedeció básicamente a la existen-
cia de la industria maquiladora en México, la cual cuenta con importante
inversión japonesa y coreana, justamente en el sector automotriz. Un
caso similar se observa en el Mercosur, dentro del cual la regla de ori-
gen se elevó aún más: 70 y 60 por ciento.
En todos estos casos resulta bastante claro que el propósito de las
corporaciones es inhibir la presencia de corporaciones ajenas al blo-
que o la posibilidad de que ciertos insumos originados fÜera de la re-
gión sirvan para producir deslealmente productos que posteriormente
circularán dentro de la región. El caso de la industria textil mexicana
resulta revelador: a partir del TLW las principales empresas exporta-
doras de textil han tenido que modificar la lista de sus proveedores
tradicionales, la mayoría asiáticos, y obligados por la regla de conte-
nido regional ahora compran pa& de sus insumos a Estados Unidos
y Canadá, en muchos casos a precios más elevados.
Todo parece indicar que ni la globalización ni el libre comercio han
sido lo suficientemente convincentes como para eliminar determi-
nadas prácticas proteccionistas, así se observa que aun en países con-
siderados como portadores de economías muy abiertas, las reglas de
origen son utilizadas en una suerte de doble juego: para vencer el pro-
teccionismo de los países que no forman parte de un mismo bloque
comercial y para proteger sus intereses económicos internos; la forma-
ción de bloques comerciales regionales obedece a esta doble tendencia.

Las reglas de origen: ¿nuevo vino en viejas odres?


Las polfticas destinadas a alentar el contenido local en la producción
manufacturera han sido aplicadas en diversos países desde finales del
Las reglas de origen - c, 465
,,
siglo m. En 1879 la empresa Westinghouse fue obligada por la Com-
pañía de Ferrocarriles de Francia a que abriera una fábrica de frenos
en París, con la finalidad de cumplir con las exigencias de contenido
local de los productos de la planta Westinghouse, que se distribuían
en el mercado francés."
Indudablemente, en el caso de América Latina, es en el periodo de
industrialización sustitutiva de importaciones, durante las décadas de los
cincuenta y sesenta, cuando de una manera más articulada se recurre
a la exigencia de un contenido nacional, como un evidente recurso
para alentar la industrialización y acelerar la transferencia de tecno-
logía en ciertos países en vías de desarrollo. Dicha práctica también se
utilizó en países de desarrollo intermedio como España, Grecia y Aus-
balia, y en países con un cierto tipo de industrialización como India,
Corea y Taiwan.
Durante dos décadas, muchos de los países amba mencionados,
en especial los de América Latina, optaron por políticas de industrializa- ..
ción proteccionistas que en gran medida provocaron que casi todos
los acuerdos de liberalización comercial Se llevaran a cabo, de manera
preferente, entre los mismos países industrializados. Grosso modo
los países en desarrollo quedaron marginados parcialmente de la pri-
mera etapa de liberalización comercial que promovió el GA'IT después
de la segunda guerra mundial.
Desde mediados de los años cuarenta hasta fines de los ochenta,
se observa que el comercio mundial vivió un largo periodo de creci-
miento en el que el mundo prácticamente se dividió entre los países
que acogían los principios del libre comercio bajo las reglas del GA'IT
y aquellos que optaron por un proteccionismo comercial encaminado
a salvaguardar la industria nacional. Sin embargo, la gran mayoría de
los países en uno y otro bando, tuvieron que ajustar tanto sus esua-
tegias industriales como su comercio exterior al cumplimiento y exi-
gencias de las reglas de origen en las mercancías que se producían y
en las que se exportaban.
En el caso concreto de América Latina es necesario decir que si
bien el proteccionismo comercial fue la regla, esto no impidió que se
suscribieran varios acuerdos de libre comercio entre ellos, que tenían l

como finalidad apoyar el proyecto de industrialización en la región, tal


fue el caso del Mercado Común Centroamericano entre otros.

6M.Wilkins, The Emergente of Multinational EnterpTise, Harvard University Press,


1970.
?,

Aquí es necesario distinguir los diversos grados de intensidad y


hasta los matices con que se fue manifestando el proteccionismo en
los países latinoamericanos; éste en términos generales fue particu-
larmente excluyente para los países de fuera de la región.
Aquellos países que en América Latina recientemente suscribie-
ron acuerdos de libre comercio subregionales utilizaron básicamente
dos tipos de esquema para determinar el contenido nacional de las
mercancías que intercambiaban. El régimen que aplica la ALADI cuen-
ta con un requisito genérico que se aplica a todos los productos, el
cual se basa en la "existencia de un cambio de partida arancelaria, o
en su defecto, el de un valor de contenido extrarregional no superior a
50% del valor LAB de e~portación".~ Este criterio es utilizado en casi to-
dos los acuerdos de alcance regional encuadrados en la normatividad de
la ALADI.
Más recientemente, la negociación del TLCAN a partir de 1989,
introdujo una medición diferente: en el caso de este acuerdo cada
producto tiene una regla de origen específica, y el cálculo echa mano
de tres criterios:
determinar si el producto sufrió durante su transformación cam-
bios en la clasificación arancelaria;
si el grado de valor agregado que porta el producto cumple con
el mínimo requerido;
si se cumple con ciertos requisitos técnicos en el proceso de pro-
d~cción.~
d ,

Aunado a esto, hay que mencionar que el nivel de exigencia de


los trámites administrativos que conlleva la aplicación de los anterio-
res criterios, posee una mayor complejidad que el estipulado en
acuerdos anteriores.
Paradójicamente a fines de la década de los años ochenta, los paí-
ses con industrialización protegida iniciaron un enérgico proceso de
liberalización comercial, justamente cuando la tasa de crecimiento
del comercio mundial iniciaba una desaceleración y los países más
industrializados se unían en bloques regionales. Comparativamente
hablando, este proceso de liberalización comercial, en el caso de
América Latina, se caracterizó por la severidad de los cambios econb-
'Banco Nacional de Comercio Exterior, Revista Comercio Exterior, vol. 47, abril de
1997, México, p. 313.
81dem.
las ~eglasde origen e , 467
,,
micos; éstos tuvieron una repercusión de mayor magnitud que lo
ocurrido posteriormente como resultado de los acuerdos de libre
comercio de "segunda generación".
Durante la última década del siglo xx ocurren varios procesos que
en su conjunto provocaron un cambio en el patrón de comportamien-
to de las relaciones comerciales internacionales. En primer término
surge, como ya lo mencionamos, un proceso de mayor globalización
de la producción; un segundo aspecto es el cuestionamiento que se
hizo al multilateralismo comercial tradicional y en tercer término el
incremento en la búsqueda de opciones comerciales más bien bilate-
rales o regionales que se fundamentaron en un neoproteccionismo
no arancelario.
*. Estos cambios estuvieron íntimamente relacionados con las ne-
gociaciones dentro de la Ronda Uruguay del GA-IT la cual como se sabe,
presentaba indicios de no resolver satisfactoriamente los intereses en
juego de los países industrializados. Más adelante volveremos sobre
el análisis de los resultados de la Ronda Uruguay y la redefinición de las
normas de origen.
..
Las reglas de origen desde la perspectiva
de la polftica industrial en México
La forma en que las reglas de origen han sido definidas por medio de los
años muestra una tendencia creciente a utilizarlas como una herra-
mienta protecaonista; la complejización de su definición, normatividad
y caracterización, ha provocado en múltiples ocasiones la prolifera-
ción de distorsiones que afectan directamente a la política industrial
y comercial de muchos países.
Según Giovanni Balcet, la definición y utilización de las reglas de
origen puede dividirse en dos fases sucesivas que representan a su vez
dos diferentes enfoques de política industrial:
la. fase: ésta abarca de los años sesenta a los ochenta; durante
esta etapa las reglas de origen fueron utilizadas por los paises en
desarrollo para acelerar su proceso de industrialización dentro de
un marco de medidas de atracción/reglamentación de la inversión
extranjera directa y una estrategia de carácter defensivo a favor de
la industria joven;
2a. fase: en esta etapa, que transcurre a panir de los años ochen-
ta, las reglas de origen, entendidas como de "contenido local",
*0
la industrialización del país, esta tendencia se sostuvo hasta la década
de 10s años sesenta.
Posteriormente el gobierno mexicano decidió impulsar aún más
esta estrategia, emitiendo decretos como los de 1962, 1969, 1972 y
1977 en los cuales se incorpora a la industria automotriz como eje de .. .
la diversificación productiva sobre bases nacionales y con creciente
grado de integración interna (GIN);este porcentaje en el último Decreto
fue de alrededor de un 50 por ciento.
Durante casi 20 años y hasta los inicios de la década de los años
ochenta, por ejemplo, la planta General Motors de la Ciudad de Méxi-
co utilizaba en su producción 70% de contenido nacional del cual 90%
provenía del área metropolitana; la publicación del Decreto Auto-
motriz.de 1989, el cual coincidió en fechas con la emisión del Decreto
para el Fomento y Operación de la Industria Maquiladora de Exporta-
ción, marca el inicio de una nueva etapa en la cual la planta industrial
automotriz establecida en México se vincula con las corporaciones esta-
dounidenses. lo
'

Una consecuencia de estos decretos fue l a disminución en la exi-


gencia del uso de contenido nacional en las exportaciones mexicanas;
así se observa que paulatinamente la industria de autopartes se vio
afectada ante la posibilidad de utilizar un menor valor agregado na-
cional por parte de las trasnacionales automotrices.
Concretamente en el Decreto de 1989 se dejó de mencionar el GIN
y se utilizó como medida, el Valor Agregado Nacional (VAN), que en
este caso se definió en 36 por ciento. ,,,
Otra consecuencia adicional fue que la eliminación gradual de
los límites a la participación de la inversión extranjera en la industria
i
de autopartes provocó que la integración vertical de las ensarnblado- ¡
ras extranjeras eliminaxa en gran medida a las nacionales, esto tarde o
temprano trasnacionalizó la industria de autopartes que hasta los
años ochenta fye mayoritariamente mexicana.
A lo anterior habría que agregar que el propio gobierno mexicano 1

ha impulsado recientemente un programa de promoción industrial


en el cual plantea la integración de cadenas productivas en las cuales las
industrias medianas y pequeñas se convierten en suministradoras de t
1
la industria trasnacional; esta propuesta no es exclusiva del sector 1

automotriz y se propone también para la agricultura. I

I0A. Aneaga, La reestructuracidn de la indusnia automotriz en México y sus repercu-


siones en el viqo núcleo fabril, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 1993.
410 .fermn L:utjt;nez-IIaies I
Para entender el cambio en el uso de la regla de origen en la po-
lítica industrial en México hay que decir que la diferencia entre la
primera fase y la actual reside en el uso y destino que se da a las reglas
de origen dentro de una estrategia que pone el énfasis en el mercado
externo.
Las reglas de contenido nacional que en el pasado sirvieron a los
intereses de una industrialización que se vertía sobre un mercado inter-
no restringido, bajo la actual integración comercial son por el con-
trario un instrumento ultra proteccionista que refuerza los vínculos
entre aquellos que se integran y que apuestan a ocupar una posición
como bloque de poder en el mercado externo. Peter Morici lo expre-
sa de la siguiente manera: "Like other border measures, rules of origin
can .be assigned an important strategic trade policy role- they can be
used to partially offset other countries discriminatory trade and
industrial policies or to help promote or protect domestic industries.""
Resulta evidente que en el caso de aquellos países que se encuen-
tran unidos bajo los principios de un mercado común, se buscará
establecer un arancel común para las importaciones provenientes de
terceros países pero el uso de la norma de origen no se descarta.. en el
proceso de transición.I2
En el caso de aquellos países agrupados bajo acuerdos de libre
comercio, se debe fijar una regla de origen que regule la transparencia
del intercambio comercial dentro del bloque, esto evidentemente
trae como consecuencia la aparición de un mercado cautivo, ya que para
exportar a otro de los países perteneciente al acuerdo comercial, se
tendrá que garantizar un porcentaje determinado de contenido regio-
( nal, esto es, lo que actualmente ocurre con el TLCAN.
I Las reglas de origen para textiles y ropa dentro del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte, deben garantizar un alto conte-
nido regional dentro del bloque comercial, por ejemplo los textiles y
la confección deben ser elaborados con hilo producido en América
del Norte y'la ropa requiere ser cortada dentro de los talleres ubicados
en la región, utilizando también telas producidas en sus tres países,
1
las cuales a su vez deberán haber sido hechas con hilo procedente de
1
I1MoriciPeter, "Rulesof Origin in a North Arnerican Trade Accord",ponencia pre-
sentada en Fraser Institute, Canadá, 1331, p. 1.
1 I2Lasreglas de origen en el comercio intracomunitario de la actual Unión Europea
no existen actualmente. A los nuevos miembros se les concedió un periodo de ajuste,
tal fue el caso de España y Portugal que en 1386 recibieron siete años de gracia para
eliminar su proteccionismo y organizar sus aranceles en relación con la Comunidad
Europea.

7 1.4s reglas de origen 4'11


t,

América del Norte; todas estas restricciones han sido concebidas para
impedir el uso de materiales provenientes de Asia y los países de la ex
Unión Soviética.
En la etapa actual la presencia de la inversión extranjera directa se
vuelve fundamental para el proyecto exportador, de ahí que la tenden-
cia apunte a su desreglamentación. Sin embargo, la determinación del
destino final de la producción condiciona necesariamente la estrate-
gia de la inversión extranjera. Esto significa que toda inversión deberá
analizar su factibilidad/beneficio de acuerdo con la fijación de las re-
glas de origen en relación con un sector económico determinado.
Aún más, el comportamiento de las empresas trasnacionales se
ve ampliamente favorecido ya que hoy día no están obligadas a partia-
par, en procesos de "transformaciónsustancial" con el fin de garantizar el
contenido local de un bien, como fue el caso durante el periodo de
sustitución de importaciones.
Quizás el rasgo más sobresaliente de esta segunda etapa, consista
en que un gran número de pequeñas y medianas empresas locales se
integran dentro del proceso de producción en forma subordinada a la
empresa trasnacional; en este sentido se crea una red de-empresas
nacionales que ocupan el final de una cadena productiva en la que
llevan a cabo procesos de subcontratación.
Así, la articulación al sistema productivo nacional se lleva a cabo
sobre bases completamente diferentes a las del periodo anterior; espe-
áficamente en el caso del T L ~ A Nsobresale que la dáusula de contenido
nacional es sustituida por otra denominada de "contenido regional".
Bajo esta nueva nomenclatura lidefinición de la norma se lleva a
\
cabo tomando únicamente en consideración que una parte o todo el
contenido de una mercancía proceda de alguno de los tres países que (

integran el Tratado de América del Norte; en este sentido no hay una


exigencia predeterminada sobre el porcentaje de participación de
cada país.
El cál&lo de valor de contenido regional se establece en el anexo
401 del m;este método refleja hasta qué punto los intereses econó-
micos de las automotrices ubicadas en Estados Unidos y Canadá permea-
ron la negociación como ya lo mencionamos anteriormente. t

Para calcular el contenido regional dentro del TLCAN se debe acu-


dir a dos métodos, el primero sobre el valor de la transacción, conoci- I
do como la fórmula mexicana y el otro llamado de costo neto y denomi-
nado la fórmula de Estados Unidos y Canadá. Basta decir que para el
sector automotriz y el del calzado el TLCAN acordó utilizar ambos
métodos; en el resto de los casos el exportador puede optar, para de-
finir el contenido regional, por uno de los métodos indicados.
Ahora bien j ~ ~ esá el
l papel que desempeña la industria maqui-
ladora de exportación, con relación al n w y la aplicación de la regla
de contenido regional?
El 2001 fue la fecha que oficialmente se fijó para que el Progra-
ma de la Industria Maquiladora de Exportación quedara sujeto a la
reglamentación del n w , este hecho significa que a partir de ese año
la aplicación de la regla de contenido regional será extensiva a la
industria maquiladora, pero sobre todo, esto implica que el porcenta-
je de contenido nacional, léase mexicano, será determinante en el futuro
de la maquiladora como parte de una política industrial en México.
Una parte importante de la producción del sector maquilador,
según Alfonso Mercado, cumple con el mínimo de 5 1%de contenido
regional si se suma el valor local agregado de las maquiladoras y sus
compras de insumos de México, Canadá y Estados Unidos.13
Mucho se ha mencionado el bajo porcentaje de valor agregado
mexicano que produce la industria maquiladora de exportaci6n.I4El
cambio operado dentro del =CAN sobre la regla de origen -la cual.
como mencionamos, se transformó de una de contenido nacional a
otra de carácter regional- obedece principalmente a la indefección tan-
to de la industria maquiladora de exportación como de la industria
manufacturera de exportación, en relación con la importación de
insumos y bienes intermedios.
Sin embargo, la debilidad del valor agregqdo nacional no es gene-
ral, existen maquiladoras como las de alimentos que garantizan más
de un 60% de contenido mexicano y que obviamente no necesitan
comprar insumos canadienses o estadounidenses para exportar den-
tro de la región del n w , pero como bien lo menciona A. Mercado,
otros sectores de las maquiladoras, como los de los electrónicos, equi-
pos eléctricos y automotriz, sí registran un bajo nivel de contenido
nacional, lo cual los obliga necesariamente a recurrir reiteradamente
a sus socios norteamericanos; este hecho es particularmente grave
pues es en estos sectores en donde la industria maquiladora es más
dinámica.

"A. Mercado, "Las maquiladoras de cara al año 2001",Comercio Exterior, vol. 49,
núm. 9, México, 1999, pp. 778-782.
I4Laproporción de materias primas, componentes y materiales de empaques mexi-
canos en el total de insumos para las maquiladoras era aproximadamente 2% en
promedio, citado en A. Mercado, op. cit, p. 778.
las reglas de origen ., 413
,,
La fijación de la regla de origen regional, en el caso de la maquila-
dora, naturalmente favorece aún más las importaciones provenien-
tes de Estados Unidos, las cuales a partir del 2001 han tenido una mayor
demanda y posiblemente afecten el comportamiento de las importa-
ciones de fuera de la región. Pero el peligro más grande reside en que
esta situación termine por ahuyentar la inversión extranjera directa no
norteamericana; este problema parece que podrá ser resuelto en la
medida en que tratados de libre comercio como el de la Unión Europea
y México, detengan dicha tendencia. La entrada de un número impor-
tante de empresas automotrices europeas, no necesariamente encami-
nadas a funcionar dentro del régimen maquilador, sería una respuesta.
Otra salida la representa la existencia de un buen número de
acuerdos comerciales de diversa índole que permitirá a México diver-
sificarse más allá del territorio fijado por el n w .

Las medidas de inversión relacionadas


con el comercio (TRIMS)
En la segunda etapa, anteriormente descrita por Giovafii Balcet, la
cual data de los años ochenta, las reglas de origen dejaron de ser utili-
zadas por los países en desarrollo para proteger su industria nacional
y pasaron a formar parte de un grupo de medidas que pretendían li-
mitar los efectos negativos de la inversión extranjera directa ligada al
comercio y a las empresas multinacionales.
Dentro de estas medidas, las'normas de contenido nacional apa-
recen como un instrumento indispensable reideado para proteger el
comercio exterior de un país, más que para cuidar su producción nacio-
nal, como fue su caso en el pasado.
La regla de origen en la actualidad obliga a que todo bien expor-
tado contenga un porcentaje determinado de valor agregado local, lo
cual significa que incorpore un cierto número de insumos nacionales
o regionales a la producción y que el costo de fabricación sea reali-
zado en el país o en la región. En ciertos acuerdos comerciales, como
ya dijimos con anterioridad, se menciona la necesidad de que exista un
proceso de transformación sustancial; y en otros también se recurre al
método de salto arancelario para determinar su contenido nacional o
regional.
La determinación del valor regional es altamente compleja y tien-
de a tener efectos sesgados dentro d e u n bloque comercial; por
,,
ejemplo en el caso del sector automotriz no se acepta el beneficio de
la acumulación para el cálculo final lo cual implica que se reduce al
mínimo el uso de insumos de fuera de la región, en lugar de éste se
recurre al rastreo en cada una de las etapas de producción del bien y
finalmente se aplica el método de costo neto para calcular el con-
tenido r e g i ~ n a l ,esto
' ~ significa que el país más beneficiado de los tres
resulta ser Estados Unidos; ejemplos como éste van siendo más fre-
cuente conforme avanza el TLCAN.

Conclusiones
Las reglas de origen han evolucionado aparentemente en sentido con-
trario a la apertura económica, los diversos métodos para calcularlas
son complejos y se prestan a que uno o algunos de los países aprove-
chen la posible ineficacia de las autoridades para calcularlo; uno de
los casos más clarificadores es la disputa que se suscitó entre Canadá
y Estados Unidos respecto a los autos Honda. ,

Otro aspecto digno de tomar en consideración es el hecho de que


mientras más se complejiza el método de cálculo para las reglas c%e
origen, en sentido opuesto la producción de bienes y s e ~ c i o es
s cada
vez más interdependiente y globalizada; en este sentido la determina-
ción del contenido regional dentro de un esquema de producción seg-
mentado y globalizado puede resultar no solamente complicado sino
también'pejudicial para los países asociados.
La forma en que las reglas de origen se aplican actualmente, tien-
de a crear una política corporativa regional en la cual son las grandes
I empresas las que dictan a quién compran y a qué región favorecen.
El cálculo de valor regional es tan técnico que esto produce abusos
I
y discriminaciones aun entre los miembros de un bloque comercial.
La determinación de la regla de origen y la de contenido nacional
puede presentar dos tendencias: la primera trataría de negar la asime-
tría económica de los países e imponer a todos la misma medida; éste
podría ser el caso en futuros acuerdos como el Acuerdo de Libre Co-
I mercio de las Américas. La segunda sería la aceptación negociada de la
asimetría; éste ha sido el caso del Mercosur, que aplica una regla de
r contenido regional de 60%, salvo para Paraguay, el que sólo debe ga-
rantizar un 50%; en el caso de la Comunidad Andina, a Bolivia y

12s reglas de origen 415


P,

Ecuador se les permite un 40% y el Mercado Común Centroameri-


cano establece como norma un 25% de contenido nacional.16
El reconocimiento de la asimetría económica aparece original-
mente en el capítulo m11del GATT. Por el contrario fue negado en el
caso del ncAN y en el protocolo de ingreso de México a la OCDE.En
nuestra opinión, la aceptación de la asimetría y la negociación perso-
nalizada de la regla de origen, ofrecería mayor viabilidad a los acuer-
dos comerciales, los cuáles más de una vez han perdido vigencia o
han sido cancelados ante la imposibilidad de que alguno de los países
miembros pueda cumplir cabalmente con la regla de origen.
Por último, la aceptación de la regla de origen o de contenido re-
gional descarga de su responsabilidad central al Estado,I7puesto que a
diferencia del pasado, no existe más una responsabilidad por parte de
éste, al exigir a las empresas nacionales y extranjeras que produzcan
con contenido local. Dentro del nw, esta responsabilidad se disuel-
ve entre los tres países sin que exista una repartición clara de la obli-
gación por país.

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Estado, sociedad y política
en un mundo globalizado

Sección uno
El nuevo contexto
sociopolítico mundial
modernidad desbordada *

Ricardo Pozas Horcasilas

Los efectos sociales de la velocidad del cambio


Uno de los efectos esenciales producido por la velocidad del cambio
social es el desfase que se crea entre el uso de las palabras y el conte-
nido analítico de las categorías, para nombrar el nuevo estado de cosas. ..

El contenido de las viejas categorías, que caracterizan el statu quo su-


perado, se filtra como sustrato teórico y como contenido lógico en las
nuevas palabras con las que se nombra la realidad social cambiada.
En las primeras etapas del cambio, se construyen los aparatos ana-
líticos en tomo a las categonas que nombran los nuevos fenómenos
sociales. Este cambio conceptual se elabora tanto en el ámbito laboral
de los científicos sociales como en el de los instrumentadores técnicos
y políticos directamente involucrados en el cambio.
El proceso de asimilación cultural del contenido de las categonas
que nombran los nuevos fenómenos, tiene una temporalidad directa-
mente vinculada con el manejo ideológico y con las necesidades técni-
cas y los intereses particulares de los actores en la interacción social. La
asimilación del contenido conceptual de lo nuevo, depende también del
tipo de vinculación que cada actor tiene con el ámbito del cambio y,
forma parte del lenguaje que da identidad a cada uno de ellos.
El primer cambio conceptual en el discurso es en principio nominal:
el cambio se menciona mediante un neologismo, que en el uso comen-
te del lenguaje político se vuelve adjetivo, al que no se le da el conte-
*Agradezcolos comentarios a este texto de Judit Boxer, JulioCotler, lose Ram6n
Cosslo, JorgeDettmer, JuliaFlores, Domal Freeber, Gilberto Giménez, Sara Gordon, Julio
Labastida, Martín del Campo, Claudio Lomnitz, Juan Manuel Ortega, Cristina Pons,
Andrea Pozas Loyo, Martín Puchet, JulioNos, Carlos Alberto Torres y a los integrantes
del seminario instituaonal de Estudios sobre Educación y Descentralizaci6n del Insti-
tuto de Investigaciones Sociales de la UNAM y a SU coordinadora Aurora Loyo.
8 ,

nido de una categoría analítica. Se dice lo nuevo, pero en realidad no


se le nombra; el discurso político-coloquial es, en la gran mayoría de los
casos, hueco y nominal, hasta que el contenido de las categorías con
las que se designan los elementos generales y constitutivos del cambio
social se asienta en el horizonte conceptual del imaginario colectivo.
Este hecho cultural ocurre con bastante frecuencia en la historia; el
reduccionismo nominal que hacen los actores políticos de las catego-
rías sociales, vuelve hoy con la categoría de globalidad. Esta última for-
ma parte del uso comente de los discursos, y aparece para calificar las
condiciones sociales actuales, sobre las cuales los políticos han perdido
el control.
La globalidad es actualmente un vocablo irrenunciable que hace
aparecer al político como un personaje actualizado y capaz de caracte-
rizar, ante una opinión pública que se encuentra en la misma situa-
ción de desconocimiento que él, a la sociedad en la que despliega su
actividad de poder y frente a la cual promete solucionar sus problemas.
El fenómeno global es utilizado en el discurso como un sustituto del
orden internacional moderno, que supone la capacidad de los estados
nacionales soberanos de manejar sus relaciones económicas: políticas y
culturales. En ese orden internacional, las relaciones entre dichos esta-
dos estaban regidas por vínculos de soberanía e intervencionismo.
Esta lógica cambió radicalmente y no es más la única y determinante,
sino que comparte con la global el ámbito de las relaciones internacio-
nales y nacionales de cada país.
Con la globalidad, el ámbito internacionalha dejado de ser lo extran-
jero por contraste con lo nativo y la soberanía no es ya el horizonte
posible de la defensa de la identidad de los grupos sociales que for-
maron y dieron contenido a las sociedades modernas.
Hoy estamos en el principio de una época en la que la soberanía ha
dejado de ser el principal recurso en el manejo interno del poder políti-
co de los gobiernos, frente a los miembros de sus sociedades nacionales.
Las fronteras territoriales y su contenido simbólico-identitarioestán
siendo transformados en algunos de sus elementos y paradójicamente
reiterados en otros. Las contradicciones en las que la sociedad moder-
na se movió entre lo interno y lo externo, entre lo propio y lo ajeno, se
disolvieron en los contenidos de la globalidad y no se excluyen más;
conviven con tensión y muestran el desarrollo paradójico y abierto del
mundo contemporáneo. Recorrer el contenido de esas paradojas que
la globalidad sacó de su cauce histórico y de sus límites tradicionales,
es el objetivo de la presente reflexión.
,,
Las diinensiones de la globalidad
Los actuales fenómenos internacionales que dan el contenido de la si-
tuación global surgen del agotamiento del statu quo, edificado duran-
te la segunda posguerra. Estos fenómenos han abierto las fronteras
que dividían el mundo y desplazado, dentro de los bloques, tanto al
Estado director de las economías planificadas, como al Estado de
bienestar, que fue su correspondiente en el bloque occidental. Como la
sustancia misma de la guerra fría, ambos se disolvieron en la globalidad.
Durante más de 30 años, el Estado de bienestar fue la constmc-
u ó n institucional e ideológica capitalista, tanto en sus versiones cen-
trales como en las de las periferias, en la disputa por la hegemonía
mundial frente a la ideología comunista de los estados totalitarios y de
los grupos y movimientos de las "izquierdas" en las democracias occi-
dentales.
Hoy la época de naturaleza global edifica los nuevos términos de la
integración internacional, a partir de una nueva distribución del mundo
en regiones, bloques y comunidades, formas de organización que cons-
tituyen referentes constantes y obligados, para explicar laseonductas
políticas y las acciones de los actores de las sociedades y estados na-
cionales.
La globalidad es un fenómeno de simultaneidad mundial de flu-
jos de información que se ha generalizado en todos los sectores de la
actividad social y ha sido producida por una revolución tecnológica que
significó el paso al sistema numérico de sonidos, textos e imágenes
que se trasmiten a la velocidad de la luz por medio de un código único,
transformando radicalmente la producción, el trabajo, la educación, el
tiempo libre, las actividades privadas y, en el extremo, hasta las rela-
ciones personales de todos aquellos que están incluidos en la red.
Este fenómeno de simultaneidad mundial que caracteriza a la si-
tuación glo.bal como sociedad infomacional, se realiza junto con la des-
t regulación de los controles centrales de las economías y de las formas
institucionales y de organización de los estados y sociedades nacionales,
creando un proceso de fragmentación y de ruptura interna en ellas.
, La desregulación ha autonomizado a la economía y producido un
nuevo fenómeno que, en la actual etapa de la globalización, aparece
como una economía sin sociedad y como reacción a ésta, un poder polí-
tico sin economía, que se expresa en la imposibilidad de diseñar
políticas públicas racionales y previsibles. El proceso de globalización ha
creado un nuevo fenómeno masivo de exdusión económica y ciudadana
la modrriiidnd deshordada , 483
en el mundo. Según el informe del Banco Mundial de octubre de 1998,
1 300 millones de personas viven en el mundo con menos de un dólar
al día.' En suma, la globalidad ha transformado los componentes de la
escena internacional, haciéndolos transitar de una relación instituciona-
lizada de integración de los estados a una nueva situación de interdepen-
dencia de las economías nacionales.
El fenómeno de la comunicación ha resignificado la función que
en las democracias liberales de los estados desempeñó la cohesión de las
instituciones sociales, como el fundamento de la identidad ciudadana de
un país. La comunicación se nos presenta como condición y sentido
de la acción social. Culturalmente, la función de la comunicación apa-
rece como reguladora del conflicto social e interpersonal. La idea de
comunicación se vuelve ideología, referente identitario que ha sido ele-
vado a la condición de eje ordenador de la interacción de los individuos.
Actualmente se afirma que la comunicación puede resolverlo todo
y en particular, los conflictos en el seno de la pareja, la familia, la escue..
la, la fábrica, la empresa o el Estado. La nueva cultura de la comunica-
ción ha construido una metáfor; de la interacción social, desde la cual
no existen más diferencias exduyentes y por lo tant&irresolubles, entre
los intereses de los integrantes de la organización social; sólo existe falta
de comunicación entre sus miembros: hoy, la comunicaci6n a e a una
nueva identidad e iguala a los individuos que entran en contacto por
medio de ella.
La desintegración de los grandes agregados y organizaciones cor-
porativas en unidades sociales comunicables entre sí, esto es, en gmpos
que hagan viable la comunicación entre los individuos que los integran,
forma parte de la nueva lógica de agregación social, que constituye la
base de la nueva propuesta organizadora de la gestión del conflicto.
La institucionalización de las diferencias es limitada al seno de las f6-
bricas, las escuelas, las empresas, los partidos políticos, creando una
imagen en la que el conflicto sólo puede ser administrado y resuelto
mediante las técnicas de la comunicación.
La expansión global de la comunicación, aunada a la pérdida de las
centralidades sociales y políticas, ha creado nuevas formas de poder en
las que la información, los capitales y las mercancías, así como los indi-
viduos, atraviesan las fronteras sin ningún limite, mediante la informá-
tica, lo cual produce nuevas modalidades de la identidad destemtoria-
'El resumen noticioso del informe del Banco Mundial apareaó en la prensa el día
7 de octubre de 1338.
",
484 Ricardo P o 7 , ~t-lorcasiias
/,
..
lizada: nómada y fragmentada, desligada de las "tradicionesnacionales
cerradas".
Pero esta misma condición, que desgaja los contenidos de las iden-
tidades nacionales, construye el contenido difuso de la identidad global
y produce las condiciones sociales y políticas para que los individuos y
los grupos se adscriban a modalidades diversas de la identidad colectiva,
entre ellas, las que los ideólogos del desarrollo consideraron en su mo-
mento como tradicionales, propias de una identidad concebida y consi-
derada como el lastre de la modernización en las sociedades periféricas,
subdesarrolladas: la etnicidad, la religión, la lengua, la región, la raza,
etcétera.
De manera creciente, se han debilitado los controles sociales y cul-
turales establecidos por los estados, las iglesias, las familias o las escue-
las. Este fenómeno de transgresión de los supuestos axiológicos de las
tradiciones nacionales, ha producido un fenómeno de aceptación de
las conductas sociales en las que las fronteras edificadas por las culturas ..
nacionales, entre lo normal y lo patológico, lo permitido y lo prohibido,
han perdido la daridad de sus contornos. Vivimos una sociedad mun-
dializada, globalizada, que invade y amplía, mediante de un fenómeno
de transculturización comunicativa, todas las esferas de la vida privada
y la pública.
Una de las características centrales de esta época de naturaleza glo-
bal, que sucedió a la desintegración del mundo en bloques con la caída
del Segundo Mundo, es el proceso de hibridación y mestizaje de signi-
ficados, símbolos y prácticas. &tosPo son ya originales o auténticos; se
trata, más bien, de una amalgama. Los contenidos de la globalización
penetran y reestructuran las culturas y economías locales, al mismo
tiempo que dichas culturas y prácticas locales ejercen un efecto sobre las
caraaerísticas de nuestra condición global.
La época de naturaleza global se caracteriza también por una pa-
radoja que combina tendencias que conducen a un mundo sin fron-
1
teras, traspasando los límites territoriales y políticos impuestos por los
estados, con otras contrapuestas, de segmentación de las sociedades na-
cionales, que erigen nuevos límites comunitarios, disgregando el con-
tenido social de las circunsuipciones políticas de las fronteras estable-
cidas. Junto con el fenómeno del cambio económico global, del cada vez
mayor poder de las agencias, organismos, empresas trasnacionales, y
del alto grado de autonomía de los circuitos financieros internacionales,
, se afirman las identidades comunitarias, lingüísticas, religiosas y el surgi-
miento de culturas etno-regionales.
1.a inodcmid~ddesbordada ,. 485
Vivimos en tiempos caracterizados por las cada vez más frecuentes
señales de fragmentación del orden edificado por la última etapa de la
modernidad: fuerzas sociales centnfugas y creación de identidades loca-
les y particulares, que son el reverso de la integración y uniformación
del mundo en el plano global. Unidad y diversidad diferenciada son los
términos que construyen la paradoja de la globalidad regionalizadora
en este final del siglo xx.
La revolución tecnológica de las comunicaciones, que está en la base
de la globalidadI2ha producido como efecto social e¡ compactamien-
to de las dimensiones espacio-tiempo: lo que fue distante, se aproxima
y el pasado se disuelve en el presente.
El desarrollo ha roto su linealidad ascendente v sucesiva, como fue
planteado por sus teóricos al final de la segunda gu&a mundial. El prin-
cipio que rige el tiempo social no es más la diacronía, sino la sincronía.
La serie de etapas por medio de las cuales una sociedad sale del subde-
sarrollo tradicional y arriba al desarrollo moderno ha perdido su valor
hmrístico y su consistencia representativa. La simultaneidad de los fenó- . .
menos económicos y culturales ha te-minadopor desechar los resabios
evolucionistas, que se mantuvieron durante más de un siglo en los sóta-
nos de las discivlinas sociales. ..
Hoy, todo se mezda: espacio y tiempo se comprimen y la sincronía
sucede en la estructuración de la historia a la diacronía y a la noción de
proceso. El peso de la simultaneidad se ha expresado en el extremo sim-
bólico de plantearse la posibilidad del final de la historia, en un intento
de deslindar la carga ilustrada de la modernidad de la g l ~ b a l i d a d . ~
Este debate intelectual por resignificar la condición del presente como
condición global y del pasado como lastre histórico, reconstruye el pro-
blema de la nostalgia, como efecto directo de la condición global
La globalidad se caracteriza por una doble dimensión: el alcance,
es decir, la extensión, y la intensidadI5o la velocidad de los fenómenos
:E1 tema de la comunicación global fundado en la revolución tecnológica tiene una
producción editorial inmensa. Sugerimos, entre otros textos, el de Manuel Castells que
recapitula el problema desde la tradición de la sociología urbana, fundada en el estudio
de la sociología de la acción y de los movimientos sociales: Manuel Castells, La ciudad
informacional. Tecnologías de la información, reestmcturaciún económica y proceso urbano-regio-
nal, Madrid, Alianza Editorial, 1995, 503 pp.
'Véase F. Fukuyama, The End of History and The Last Man?, Nueva York, Free Press,
1980.
4Freed Davis, 1374, Yearning for Yesterday: A Sociology of Nostalgia, Nueva York,
Free Press, 1974, pp. 122-123.
5Lostemas del alcance y de la intensidad de los fenómenos sociales producidos por
el proceso de globalización se encuentran desarrollados en A. McGrew, "Conceptualizing
Global Politics", en A. McGrew, P.G. Lewis et al. (comps.), Global Politics, Cambridge,
Polity Press, 1992, pp. 1-2.
que le son propios. Esta doble característica se expresa en la profundi-
dad que producen sus efectos en los distintos niveles de los procesos so-
ciales y en los cambios operados en los sistemas políticos de los es-
tados nacionales que forman el sistema global. Ambos procesos están
dados por una nueva resignificación de la aceleración del tiempo de la
modemidadeGEn la globalidad, la simultaneidad es esencialmente la mo-
dalidad temporal dominante.
Este proceso sincrónico de la globalidad está dado por el contenido
múltiple de los vínculos y conexiones entre los actores de las sociedades
y los estados que constituyen el sistema mundial y es en esencia un
fenómeno histórico en el cual los acontecimientos, las decisiones y las
actividades que se producen en una parte del mundo, tienen un efecto
casi simulráileo y significativo sobre individuos y comunidades situadas en
partes muy distantes del mismo.
En el mundo contemporáneo, las relaciones sociales y la interacción
no dependen de la "presencia real y simultánea en un lugar específico,
puesto que las estructuras y las organizaciones de las sociedades mo-
demas tramadas por la comunicación simultánea, 'estimulan relaciones
intensas entre los Otros a u s e n ~ s "De
. ~ tal manera, la globalización puede
presentarse como articuladora de esta imbricación de presencia y ausen-
cia, por medio del entrelazamiento sistemático de lo local y lo global.8
Esta resignificación de los hechos contemporáneos hace que se pier-
da la visibilidad causal de los acontecimientos que repercuten en la vida
cotidiana de los individuos y que toda racionalidad posible en el diseño
de políticas y conductas previsibles aparezcq como sujeta a una nueva
modalidad del azar: el azur global.
En uno de sus sentidos, la globalidad implica un compactamiento
de los procesos políticos y de las actividades culturales que se extienden
por medio del globo, y en otro, una intensificación en los niveles de inte-
racción e interdependencia entre los estados y las sociedades que consti-

'
1
tuyen la comunidad . . mundial.

6"Separaa6n de espacio y tiempo: es la condición para la articulaaón de las relacio-


nes sociales en Pmbitos extensos de tiempo y espacio, hasta llegar a induir sistemas
universales". Anthony Giddens, Modernity and Seif-ldentity. Seifand Society in the Late
Modern Age, Policy Press & Basil Black Well, 1991. Existe versión española: Anthony Gid-
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programa de educación comparada, Ediciones Barcelona, Pomares-Corredor, 1996, p. 64.
I 8Anthony Giddens, The Consecuence of Modemity, Cambndge Policy Press, 1990.
Entre los rasgos distintivos de la globalidad está el surgimiento de
lo que podemos llamar la conciencia sobre la conexión global; actividad
intelectual y valorativa reforzada por los medios de comunicación elec-
trónica, capaces de llamar la atención inmediata de un público hacia
acontecimientos ocurridos en lugares distantes, generando una situación
de pertenenaa y creando un nuevo imaginario colectivo, que ha dado origen
a una cultura planetaria de masas, cuyo rasgo fundamental es la pérdida
de los referentes fijos y unidimensionales.
Esta nueva cultura planetaria, mediada de manera creciente por las
formas de comunicación electrónica, ha producido nuevas sensibilida-
des y valoraciones fundadas en la aceleración del tiempo, que ha resig-
nificado al presente, frente al pasado y el futuro, como la temporalidad
omnipresente: el aquí y el ahora son las coordenadas de la conducta
social y política que le dan valor a la actividad individual y a la acción
colectiva, en una nueva secularización en la que el sentido social ha deja-
do de formar parte de un proyecto histórico.
En el presente, los medios de comunicación ocupan hoy un lugar
preponderante en el tiempo vital de los individuos y en la vida social;
de estos medios, es la televisión la que tiene el papel central. Mediante
ella se ponen en relación directa: la vida privada y la realidad global.
La televisión convoca a los públicos más diversos y los hace copartíci-
pes en actos sociales o privados que generan emociones comunes. Este
medio masivo tiene la capacidad de construir acontecimientosmundia-
les al edificar audiencias globales y darle a ciertos eventos, por medio
del peso que les otorga el público global: la condición de trascendencia
planetaria, creando una comunión simbólica de millones de individuos
de todas las razas, culturas y nacionalidades en el sufrimiento o en la
alegría.
El poder de los medios en la sociedad global tiene una fuerte carga
autorreferencial: construyen su poder con base en la capacidad de
influencia sobre un público diluido en la concepción de rating y medi-
do a partir de'sus propios instrumentos como receptor de imagen."
con base en estas escalas de recepción como los medios se miden entre
ellos y reproducen sus propias formas de identidad.
Participar en la audienaa planetaria es formar parte de los aconteci-
mientos importantes de nuestro tiempo, en un mundo en donde el
acceso a la información ha creado el mito informático de la inclusión.
Hoy los individuos de todas las naciones tienen experiencias informáticas

Véase Paníck Champagne, Faire la Opinion, le Nouveau jeu Politique, París, Les Edi-
tions de Minuit, 1990.

488 Riiardo I'ozas Horcasitas


y televisivas comunes como base de emociones y opiniones estandariza-
das mundialmente.
La imagen televisiva está construida con un formato dominante
diseñado globalmente por las agencias publicitarias, cuya interconexión
mundial, autoridad y poder en el "medio" van estandarizando técnica- ,.
mente el diseño y la manera de construir los contenidos en los que se
dan los mensajes, así como los ritmos y los tiempos de los procesos
intelectivos del receptor, construyendo una nueva versión de lo vero-
símil por medio de la verdad televisiva.
La televisión elimina las mediaciones y produce una relación simbó-
lica directa entre el individuo frente a la pantalla y la humanidad en
abstracto. Esta relación descontextualiza los mensajes y produce una
nueva socialización sobre el significado de los sucesos. Los espectado-
res no están más comprometidos cuando miran los dramas del mundo
que cuando observan la violencia en las películas o en los programas
de televisión. La Guerra del Golfo probó que lo que en un momento de
la historia de la cultura fue uno de los jinetes del Apocalipsis, es hoy la
posibilidad de un espectáculo que vendió el minuto de publicidad más
caro de la historia hasta entonces visto de la misma forma que el más im-
portante Super Bowl, el encuentro final de las grandes ligas, el'funeral
de la princesa muerta en una aventura o el de la más pura de las mon-
jas de Occidente en el siglo xx.
Una parte de nosotros mismos se baña en la cultura mundial, mien-
tras que la otra, privada del espacio público en el que se forman y apli-
can las normas sociales, se encierra, ya sea en el hedonismo, ya en la
búsqueda de pertenencias inmediatamente vividas. Vivimos juntos, pero
a la vez fusionados y separados.lo
El predominio de la imagen en el mundo contemporáneo ha su-
plantado el peso que tuvo en la modernidad la palabra escrita y, por lo
tanto, el valor de la argumentación discursiva como el fundamento
legítimo de la autondad racional. El discurso está hoy impregnado de la
I condición defúgacidad dada por el peso de la cultura de mercado: delflash
y el videoclip. La eficiencia del mensaje está en su condición de ser
i impactante, compacto y directo. Este peso de la imagen y la nueva con-
dición argumentativa han subsurnido la acción política en la nueva
I condición publicitaria de noticia política, lo que ha roto el sentido de su
trascendencia y la ha introducido en la condición de lo inmediato: del
consumo diario desechable que la trivializa.
I
I0AlainTouraine, iPod~em0Svivir juntos?, México, Fondo de Cultura Econbrnica,
1997, p. 13.
Sin embargo, el hecho de que los media hayan concentrado todo
el poder sobre la información les proporciona instrumentos potenciales
para llevar a cabo vastas empresas de desinformación construidas, en
principio, sobre un proceso de selección y priorización de la informa-
ción que aparece jerarquizada con rangos de importancia nacional e .
intemacional.I1
Uno de los elementos más importantes que ha transformado el
flujo de noticias sobre los acontecimientos nacionales e intemaciona-
les es la aeaaón de Intemet, que ha revolucionado de manera radical la
estructuración y difusión de las noticias y ampliado el grado de apertura
a todo tipo de información en tomo a un suceso, a lo que se ha aunado
la baja verificación de las fuentes de información.
. .Lacreación de Intemet constituye un cambio en los términos del
funcionamiento del periodismo existente y un instnimento informática
de transgresión total a cualquier tipo de control estatal y político sobre
la difusión de noticias e información, e incluso, sobre la invención de
tales noticias o parte de ellas. Hasta ahora no hay regulación posible
sobre estos flujos informativos. ..

La nueva cultura global de masas se sostiene sobre los avances tec-


nológicos de las sociedades occidentales desarrolladas, especialmente
de Estados Unidos. Ésta es la razón por la cual la nueva cultura planeta-
ria tiene como idioma universal al inglés que, sin desplazar a las otras
lenguas, ejerce sobre ellas su hegemonía y las utiliza.I2
La presencia de los elementos simbólicos constitutivos de la globa-
lidad en la vida diaria de las sociedades nacionales, ha roto el vínculo
existente entre cultura y territorio naciblial, que fue definitorio de lo tra-
dicional y de la modernidad creando un nuevo espacio cultural electró-
nico sin un lugar geográfico preciso.I3
Las expectativas minimalistas en la política constituyen hoy un
elemento que condiciona los sentidos de las diferencias e identidades
que fundan los sentimientos de la tribu, a grado tal que la noción misma
de sociedad tiende a desaparecer.
La característica más importante de la cultura planetaria de masas
es su capacidad de homogeneizar las formas de identidad global sin
disolver las culturas nacionales, étnicas y regionales, sino operando
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490 o , I:i(nrdo I)«zas I Ioiiasitas


1
#,

racionalmente mediante éstas, con estrategias de mercadotecnia que


absorben las diferencias en los valores y representaciones que susten-
tan un estilo de vida preponderantemente identificado con la "ameri-
canización".
La situación de pertenencia a una cultura planetaria y a un imagina- . .
n o global, plantea de manera simultánea las cuestiones de lo nacional,
lo regional y local e induso de lo individual, en donde lo global no
significa el fin de las diferencias culturales, sino el manejo instrumental
y la manipulación racionalizada de la dialéctica entre lo global y lo local,
desde el ámbito político-ideológico hasta la manipulación en la ima-
gen global de los territorios étnicos.

idradoja política de la globalizacibn del mundo


I~I
Las características que constituyen el fenómeno de la globalidad hacen
que el peso creciente de lo simbólico incida, de manera determinante,
en los sentidos de la acción política y delimite el ámbito de las decisio-
nes de los gobiernos en el ejercicio de las instituciones de Estado, some-
tiéndolas a nuevas formas de legitimidad, producida por la isensidad
cultural mundializada y la transgresión de los referentes nacionales y
las historias particulares de cada Estado-nación.
El contenido simbólico de las historias patrias, construido por la
historiografia de cada Estado y socializado por la educación nacionalista,
fue llenado de fechas y héroes, que hoy van perdiendo su capacidad de
respaldo cultural y de soporte mítico de las acciones presentes de los
gobiernos. La ritualización de las políticas nacionales está siendo crecien-
temente rebasada y resignificada por la homogeneización de los nuevos
p contenidos simbólicos producidos por los medios de masas globales.
El exceso de liberalismo de un mundo mediático que no tiene por
guía el interés
. . público, ha conducido a los peores excesos del popu-
lismo.I4
1 El populismo contemporáneo recaptura la idea de pobreza sin la
noción de desarrollo y deja de lado la obligación del Estado con el bien
común. Este neopopulismo se sustenta en los límites impuestos a las
políticas sociales de los estados nacionales, por la pérdida de autonomía
gubernamental y se funda en las relaciones sociales asimétricas, inhe-
rentes a las características del mercado, creando los contingentes de

'4Philippe Breton, op. cit., 1995.


-

l
1

,, ..O

numos marginados sociales, que aparecen hoy como el lastre social del
crecimiento. l
La política económica de mercado ha creado la racionalidad ideo-
lógica de la exclusión, construida a partir de la idea rectora de la efi-
ciencia y la eliminación de los incapaces de competir.
Los nuevos marginados no sólo son, como antes, contingentes
sociales excluidos del desarrollo e inscritos en las formas de reproduc-
ción de la sociedad tradicional, sino que hoy constituyen la masa social
del futuro, a diferencia de los marginados del periodo desarrollista, que
eran individuos potencialmente incorporados a los beneficios sociales
producidos por la distribución del crecimiento de las economías na-
cionales.
Los regímenes de corte autoritario y de participación restringida,
con sistemas políticos tradicionales sustentados en el poder de las cor-
poraciones, con un alto grado de articulación estatal, están siendo des-
plazados por la tendencia global a la apertura y a la participación social ..
ampliada y diferenciada, de carácter individual y ciudadanizada, cuyo
objetivo es la "desmasificación" de las clientelas cautivas de corte corpo-
rativo, propias de los estados nacionales consolidados en la posguerra
latinoamericana.
La paradoja política que produce la globalidad, se funda en los tér-
minos irreconciliables de participación y exclusión: por una parte, la
creciente movilización "ciudadana", producida por la ruptura de las
redes sociales de representación y contención de la sociedad moderna,
presiona a la apertura y diversifiiación de los sistemas de partidos y de
participación por medio de las organizaciones sociales intermedias;y por
la otra, se construyó un proceso de exclusión asentado en la elitización ,
del poder de decisión económica, exclusivo de una tecnocracia global
y autorreferencial fundada en la racionalidad ultraliberal y en el alto
grado de autonomía del sistema económico.
&a contradicción entre los representantes políticos de los partidos
en los sistemas abiertos y competitivos y la tendencia creciente a am-
pliar la representación social de la política y lo cerrado y autodtico de 1
la dirección tecnoaática de la política económica, se constituye en Arné-
rica Latina a partir de la composición social y las características profesio-
nales en sus integrantes en ambos tipos de representación: la política ,
y la tecnocrática.
La diferencia en la composición de los gobiernos entre los políticos
de corte tradicional y la tecnocracia, se asienta y justifica en la racio- \

nalidad producida por la creciente autonomía de funciones y el poder


492 c . Ricardo Pozas Horcasitas
de los integrantes de esta nueva capa internacionalizada de economistas
y en el control que ejercen sobre las instituciones globalizadas del Esta-
do nacional. Los políticos tienen su asiento de poder en bases sociales
nacionales y la tecnoaacia en la capacidad instrumental del poder glo-
bal. Ambos con discursos contradictorios que aparecen como comple- ,

mentarios en la racionalidad de mercado.


El sistema de diseño de políticas económicas está cerrado a una elite
ultraliberal y tecnoaática, que funda su poder nacional en la pertenen-
cia a una capa social de carácter global que maneja el mismo horizonte
axiológico, intelectual y técnico-discursivo sobre la sociedad y la fun-
ción que en ella desempeña la economía. La fuente principal de su poder
es su capacidad de interlocución en el interior de los estados y sociedades
nacionales con las agencias económicas multilaterales (FMI,BM,OCDE).
El acontecimiento político que asentó la credibilidad social en la
tecnocracia y paralelamente desplazó a los abogados y "políticos de corte
estatista tradicional", fue su capacidad en el diseño de políticas econó-
micas altamente eficientes para controlar los procesos inflacionarios,
que en América Latina crearon un clima de incertidumbre, desde media-
dos de los setenta hasta finales de los ochenta. Es en este conttxto de
impredictibilidad inflacionaria en el que la tecnoaacia aparece con un
gran prestigio político en el horizonte colectivo, construyendo su imagen
de eficiencia como gobernante, a partir de sus capacidades de instru-
mentación económica.
Esta capa social asienta su legitimidad política en sistemas de par-
tidos cada vez más abiertos y competifivos, con bases compuestas por
demandantes de beneficios sociales, herederas de una visión de Estado
interventor y regulador de los intereses privados del mercado.
La contradicción entre lo abierto de la base social de la política y lo
cerrado de la cúpula dirigente de la economía, se expresa en la crecien-
te diferencia y subordinación de los políticos, en los parlamentos,
gabinetes y partidos, frente a las elites tecnocráticas dirigentes de la eco-
nomía nacional y miembros de los circuitos de la economía global. Esta
creciente diferencia entre las funciones del político y el técnico, respon-
de a diferentes fuentes de poder en las que sustentan la legitimidad de
sus funciones en el Estado pero, fundamentalmente, al grado creciente
de autonomía del subsistema económico, cuyo funcionamiento es con-
cebido de acuerdo con las leyes autorreguladoras del mercado por opo-
sición a la solidaridad orgánica del sistema social.
La ampliación del mundo de lo posible, constituida por la diversi-
ficación de lo inédito de las nuevas respuestas de los actores sociales,
14 modernidad desbordada 493
es otro de los efectos políticos del proceso globalizador y se expresa esen-
cialmente en la desagregación de los patrones de conducta establecidos
como reglas legítimas del juego político frente a las acciones de los go-
biernos.
La diversidad de las nuevas formas de respuesta de los actores p ~ l í -
ticos, conduce crecientemente a un acotamiento de las acciones de los
estados y de sus formas de legitimidad, abriendo el mundo de lo posi-
ble a nuevas maneras de relación política, que rompen los parámetros
establecidos de las conductas fijadas por las reglas de los sistemas auto-
ritarios de participación restringida. Esta situación ha creado una pará-
lisis sustantiva de los órganos de decisión política del Estado, que están,
en la gran mayona de los casos, sujetos a las viejas lógicas legitimadoras
.de las instituciones de los regímenes del Estado-nación, que se sustentan
en redes de relación y representación política agotadas.

La homogencizaci9n de las periferias


Las políticas de estabilización y ajuste estructural, iniciadas de manera si-
multánea, fueron implantadas y financiadas por el Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional a partir de 1982, cuando el gobierno
mexicano declara la imposibilidad de continuar con el servicio de su
deuda.
El objetivo de las políticas de estabilización era disminuir el déficit
fiscal y comercial y tenían como objetivos intrínsecos de corto plazo: la
reducción de la inflación, el abatimiento del déficit fiscal y el equilibrio
en la balanza de pagos. En principio estas políticas fueron diseñadas en
el Fondo Monetario Internacional.
Las políticas de ajuste estructural tenían un horizonte de más largo
plazo, y procuraban restaurar el crecimiento económico, perfeccionar
la distribución de los recursos e incrementar su eficiencia. El Banco Mun-
dial proveería los fondos mediante préstamos para la realización de
este programa económico.
Por otro lado, el Banco Mundial requena al Fondo Monetario Inter-
nacional el programa de estabilización como condición para apoyar el
programa de ajuste estructural. Cada uno de los estados nacionale~'~ se
comprometía, por medio de una carta de intención, a llevar a cabo, como
política económica nacional, las exigencias impuestas por ambas ins-
tituciones internacionales. Ésta es la razón por la cual resulta imposible,

l5V6ase World Bank, Adjustment Lending. An Evaluation of Ten Years of Experience,


Washington, World Bank, 1388, p. 11.
,,
en el principio de este proceso, hacer un análisis por separado de las
dos instituciones en la aplicación de ambos programas.
El primer efecto sustantivo de las políticas de estabilización y ajuste
esuuctural en los países incorporados a estos programas, fue el inicio de
un conjunto de medidas de austeridad presupuesta1 y la eliminación
de subsidios y apoyos en los que se sustentaban las políticas sociales,
consideradas tradicionales del Estado de bienestar y calificadas por la
tecnocracia como populistas. Estas medidas fueron complementadas con
un proceso de privatización de las empresas estatales, a las cuales se les
atribuía el déficit fiscal y el endeudamiento del Estado a partir de la crisis
petrolera de 1973.
La privatización de los bienes sociales depositados en el Estado
como bienes públicos y acumulados por las sociedades durante más
de 40 años, produjo un proceso de concentración del ingreso y el surgi-
miento de una nueva clase económicamente dominante con instrumen-
tos de acumulaudn acelerada de capital, ligados a la especulación bur-
sátil y al alto grado de corrupción en la privatización de las empresas
nacionales.
Este proceso de acumulación por medio de la especulación bursátil
culmina un ciclo de reformas monetarias internacionales iniciad6 a
partir de 1971, cuando el presidente Richard Nixon abandona de mane-
ra unilateral, para financiar la guerra de Vietnam, el sistema de flota-
ción de las paridades fijas de convertibilidad y el patrón oro como
patrón universal de referencia monetaria, establecido en 1947 en
Bretton Woods.
La condición inicial es exacerbada en 11991 con el llamado "nuevo
orden mundial" promovido por George Bush y la explosión exponen-
/
cid que produjo con la "contabilidad invisible", mediante la creación de
los fondos de cobertura (hedge finds) que aunada a la libre converti-
bilidad cambiaria y a la instantánea salida-entrada de capitales, mueve
143 billones de dólares (trillones en la nominación anglosajona) anua-
les, equivalentes a más de cinco veces del PNB de la economía global y
diariamente más de 1.5 billones de dólares. Del movimiento de esta
1 masa de capital global, 85% es especulación de paridades y 15%
intercambios reales de bienes y servicios. Esta tendencia creciente a indu-
cir la inversión en capital financiero -consecuencia de la ruptura del
L
acuerdo monetario internacional- por encima de la inversión directa ha
llegado a proporciones de 80 a 20%, dando origen a la tendencia
especulativa que crea la actual crisis.
La pérdida de instrumentos reguladores del Estado en las economías
l
nacionales y la inexistencia de los mismos en los organismos multila-
l a inodciiiidatl tlesbortlnda 4'3
t,

terales para normar la economía mundial, aunada a la composición de


la inversión internacional y a los procesos de aceleración informática,
que tiran de los mercados accionarios, ha inundado al planeta de papel
piramidal especulativo en detrimento de la economía real y se ha con-
vertido en el principal componente de la fragilidad de las economías
nacionales. Estas economías están atadas a la movilidad de la inversión
financiera global, que se asienta, sólo temporalmente, en los ámbitos
bursátiles nacionales, en su veloz transitar por los mercados. Éste es uno
de los rasgos esenciales de la globalidad financiera contemporánea.
Actualmente la globalidad financiera, la especulación y la corrup-
ción extrema que ésta propició, plantean como uno de los problemas
centrales del mundo contemporáneo el tema de la normatividad jurídica
\yde la práctica legislativa. En el centro, entre la economía y la políti-
ca se encuentra un derecho moderno, nacional e internacional, cons-
m i d o dentro de los límites y supuestos del Estado nacional. Redefinir
el ámbito global del derecho implica modificarlo en el interior de los
estados nacionales y en la relación entre ellos, así como en el derecho
internacional que deberá incorporar los términos cambiantes de la
soberanía. Hoy una exigencia prioritaria del orden social global es
la construcción de un nuevo sistema regulatorio que transpb'nga la con-
traposición de las entidades federativas, de los estados nacionales y el
internacional.
Mediante la estrategia de estabilizución y ajuste estructural, se impusie-
ron los valores de mercado y apertura que regularon, a partir de los años
ochenta, los alcances de las políticas económicas y públicas de manera
simultánea en 67 países de &ca,'~mérica Latina y Asia (véase el cua-
dro l).'"
Este hecho, fundador de la globalidad, crea en los 67 países del
mundo periférico las condiciones instituaonales a partir de las cuales se
transfiere la centralidad del Estado nacional en la direcaón del desarro-
llo social y en las relaciones económicas a organismos internacionales
que operaron como agencias de decisiones determinantes en política
económica nacional.
Las medidas tomadas por los organismos multilaterales aparecieron
como la alternativa racional a la crisis de los años setenta provocada por
el inmanejable endeudamiento externo, la inflación acelerada, la inesta-
bilidad cambiaria, los déficit: fiscal y en las balanzas, comercial y de
pagos. Los contenidos de la crisis fueron interpretados por las institucio-
nes financieras multilaterales como la principal evidencia del agota-
I6Surnano del Banco Mundial sobre ajuste estructural.
496 < , Ric~rdorozas 1-lorcasitns
miento de la centralidad del Estado en el desarrollo social, considerado
en términos genéricos como "Estado de bienestar". A partir de entonces,
se buscó disminuir su peso en la economía nácional y ajustarlo a la
lógica del mercado internacionalizado,determinando los márfenes po-
sibles de su acción y desarrollo interno.
La nueva concepción del Estado, propia de la relación glcbal, tiene
como fundamento ideológico el neoliberaiismo y se realiza dr nanera
paralela en la periferia del mundo; en una parte de Europa, con las trans-
formaciones económicas conocidas como el t h a t c h e r i ~ m en o ~ ~21 Reino
Unido, y en Estados Unidos con las políticas introducidas por el presi-
dente Ror 3ld Reagan.
La visión global de la economía de mercado se apoya en 1 :lectura
hecha por los ultraliberales contemporáneos Friedrich August von Hayek
y Milton Friedman de la economía política dásica, principalmente de
Adam Smith, para fundamentar su visión de la libertad como supuesto
de la economía de mercado. A diferencia de los dásicos liberales, los
ultraliberales invocan como aiterio supremo la maximización de la liber-
tad; para ellos las instituciones son buenas malas, deseables o conde-
nables, en la medida en que incrementan o disminuyen la cantidiid total
de libertad, fin último que permite juzgar a las instituciones sociales. l8
Según Hayek, la economía de mercado es un sistema que se autorre-
gula (una "galaxia", según una de las metáforas celestiales que este autor
utiliza), que no necesita de la intervención pública para funcionar armó-
nicamente. La economía de mercado, entregada a sus mecanismos
espontáneos obtiene, según este autor';'mejores resultados que las eco-
nomías mixtas con política económica activa.Ig
I Milton Friedman hace numerosas aportaciones a la teoría económi-
ca, entre ellas el concepto de "ingreso permanente" y es conocido entre
los economistas por haber resucitado "la teoría cuantitativa de la mo-
neda", lanzando la moda del monetarismo que -a comienzos de los
años ochenta- inspiró a los gobiemos de Margaret Thatcher y Ronald
Reagan.
t I7lamesDouglas, m e ChangingTide-Some Recent Studies of Thatchensm",en Mike
Featherstone, Global Culture: Nationalism, Globalization and Modernity, Londres, Sage
I Publications, 1994, 256 pp. Estas politicas no s610 fueron desarrolladas en el Reino
Unido, sino también por los gobiemos socialistas de Francia, EspaAa y Nueva Zelanda,
etcétera.
'BMiltonFnedman, Capitalism and Freedom, Chicago, The University of Chicago
I Press, 1982, p. 12.
IgPara la concepción de este autor véase Fnedrich von Hayek, The Constitution of
Liberty, Londres, London and Henley-Routledge and Kegan Paul, 1976.
IA modeniidad deshordada 497
Sin embargo, Fnedman es conocido por el gran público por su cm-
zada en contra de las intervenciones del Estado en materia de economía,
educación, salud, etc. Él sostiene que es mejor dejar todos estos sectores
enteramente en manos de la iniciativa privada, opinión que desarro-
lló en una serie de diez programas de televisión intitulados Free to
C h o ~ s eque
, ~ ~tuvieron gran impacto en los años ochenta en Estados
Unidos y en Inglaterra en el momento en que llegaban al poder Ronald
Reagan y Margaret Thatcher.
El neoliberalismo se caracteriza por la importancia combinada que
se le adscribe a la propiedad privada sobre la pública, a las relaciones
de mercado sobre las reguladas y de intervención del Estado y al indi-
yidualismo posesivo por encima de los bienes colectivos. Inicialmente
la concepción neoliberal del desarrollo se impuso de manera más
aguda en las sociedades de los países periféricos, mediante la instrumen-
tación de los programas de ajuste y reforma estructural: devaluauones,
aumento de precios al productor y reducción de costos salariales,
congelación de salarios, disminución del poder adquisitivo de los sala-
rios, flexiblización del trabajo, eliminación de subvenciones y privati-
zaciones. En la década de los ochenta, los conceptos estrai&gicosde la
política económica y social fueron: recortar, diferenciar, disminuir y
di~ciplinar.~'
Actualmente, la visión impuesta por la tecnocracia de la condición
global del mundo, está reducida a la inevitabilidad de la concepción neo-
liberal de la imposición histórica de la lógica de mercado autorregulado,
como forma de relación social universal frente al Estado. En la retórica
neoliberal, estos elementos se vuelven supuestos, en el sentido epis-
témico, y principios inmutables, en el sentido valorativo.
Los instrumentadores de las propuestas de la autocontención y
desregulación del Estado, aparecieron en un principio como elementos
téaiicos neutros a toda ideología, frente a visiones diferentes, principal-
mente la keynesiana y la de los políticos ideologizados.
20VkaseMilton Friedman, Free to Choose, Londres, Penguin Books, 1986. Este autor
argumenta contra la prestaaón del seMcio de educación por parte del Estado: "no es
necesaria: en el Reino Unido la escolaridad era prácticamente universal antes de que
existiera el finanaamientogubernamental (p. 197) y, en Estados Unidos era práaicamen-
te universal antes de que el gobierno se apoderara de ella" (p. 187). La prestación del
seMcio de enseñanza por parte del Estado, según Friedrnan, es no solamente inútil sino
nociva (p. 225).
"David Slater, "The Political Meanings of Development: in Search of New Hori-
zons", en F. Shuurman (ed.), Beyond the Impasse. New Diredotu in Development Theory,
Londres, Zed Press, 1993.

Ricardo Pozas Horcasiids


1
,I

En 1992, a diez años de implantados los programas de estabilización


y ajuste estructural, el desarrollo de la globalidad era un hecho sancio-
nado por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico
(OCDE).En su informe de ese año se asentaba "que los políticos occiden-
tales se encuentran con que las soluciones a los problemas nacionales .
a los que se enfrentan, se hallan cada vez más asociados con el funcio-
namiento económico e institucional de otras sociedades". Según el pro-
pio informe, esto crea un nuevo ámbito para la comprensión mutua y
la sinergia entre los políticos de los gobiernos donantes, al afrontar el
desarrollo como parte de una agenda globa1.22
Hoy que las cualidades neutras de la mano invisible del mercado
se volvieron los vicios de la mano negra de la especulación, y que las
ventajas sociales de la desregulación económica casi cumplen en el corto
plazo la sentencia keynesiana de que "en el largo plazo, todos estaremos
muertos"; hoy que en la economía mundial, "la luz que se ve al final del
túnel, es un tren que se aproxima en sentido contrario ",se ha puesto a
debate en el seno mismo del Fondo Monetario Internacional y en el Ban-
co Mundial la reducción de la condición histórica de la globalidad a la
restringida visión neoliberal. .

A principios de los ochenta se inicia la estructuración del conjunto de re-


laciones sociales y políticas, que constituían la base social y económica
sobre la cual se asentaban las caraaengticas del Estado nacional, cons-
truidas a partir de la segunda posguerra. Uno de los elementos esencia-
les que identifican a la globalidad es el desplazamiento de la centralidad
del Estado en el desarrollo social hacia la centralidad del mercado.
La nueva percepción sobre el papel del Estado en el mundo globali-
I
zado tiene como objetivo desplazar la concepción canónica del Estado
de bienestar,' que por medio de la promoción del desarrollo económico,
\ la creación del mercado interno y la regulación de los intereses priva-
dos en beneficio del bien general, América Latina se echó a cuestas la
1
gran tarea de edificar la sociedad moderna.
La propuesta metropolitana del Estado de bienestar se consolidó
durante la segunda posguerra y estuvo envuelta en el clima ideológi-
co de la reconstrucción europea, del desarrollismo latinoamericano para

'20EC~,Development Corporation, París, Report, 1332,pp. 7-49.

In inoJcmidad desbordada 501


T..

hacer frente a la consolidación del bloque comunista.en Europa oriental


y de la guerra de contención de sus avances militares en Asia, situación
geopolítica complementada por el peso creciente de las ideologías de
izquierda dentro del mundo occidental, tanto en las capas intelectua-
les como en las organizaciones sociales de carácter popular.
'
El Estado de bienestar fue la principal fórmula pacificadora de las '

democracias capitalistas para el periodo subsiguiente a la segunda guerra


mundial. Sus componentes estructurales son:
En primer lugar, la obligación explícita que asume el aparato esta-
tal de suministrar asistencia y apoyo (en dinero o en especie) a los ciu-
dadanos que sufren necesidades y riesgos específicos de la sociedad
industrial. Este suministro es otorgado en virtud de los derechos lega-
les otorgados a los ciudadanos.
En segundo lugar, el Estado de bienestar se basa en el reconoci-
miento del papel formal de los sindicatos, como los representantes eco-
nómicos y políticos legítimos del trabajo, tanto en la negociación colec-
tiva como en la elaboración de planes públicos. Los sindicatos se
convierten así en fuerzas sociales que 1ograron.segurosobligatorios, leyes
sobre protección del trabajo, salarios mínimos, expansión de s e ~ c i o s
sanitarios, educativos y programas de vivienda estatalmente subven-
cionado~.~~
Ambos componentes estructurales del Estado de bienestar limitan
y administran el conflicto social, buscando equilibrar la asimétrica rela-
ción de poder entre el capital y el trabajo. En esencia, el Estado de bienes-
tar fue construido como la solución política para superar las contra-
dicciones y luchas sociales propias del kipitalismo liberal. Si es posible
hablar de una lógica del Estado de bienestar, ésta sólo puede ser com-
prendida mediante el principio de compensación. Se trata de la compen-
sación de aquellas desventajas que recaen sobre cada cual como conse-
cuencia de un determinado sistema de vida.24
El Estado de bienestar se fue construyendo en las democracias
occidentales como un recurso de legitimidad política en la competencia
entre partidos que aglutinaban las corrientes nacionales e interna-
cionales, comprendidas bajo los principios ideológicos del reformismo
socialdemócrata, el socialismo cristiano o los populistas y desarrollis-
tas latinoamericanos.

23ClausOffe, Contradidones en el Estado de bienestar, Barcelona, Alianza Universi-


dad, 1990, pp. 135-137.
2 4 N i a sLummann, Teoría politia en el Estado de bienestar, Barcelona, Alianza Edito.
rial, 1994, p. 32:
.
t

El proceso que construyó y mantuvo al Estado de bienestar sólo


puede ser explicado a partir de la existencia del bloque comunista y de
la confrontación de proyectos políticos alternativos y viables para las
bases sociales, dentro d e las democracias, frente a las propues-
tas hechas a éstas por medio de los partidos comunistas tradicionales
o los grupos de izquierda en cada Estado nacional.
La visión neoliberal del Estado y sus funciones en la sociedad,
supone una concepción individualista de la autorregulación social, una
ruptura de la solidaridad orgánica y una desintegración de los elemen-
tos constitutivos de la cohesión social. Esta concepción del Estado es
antitética de la visión creada durante la modernidad, como la entidad
política de la sociedad, depositaria de la soberanía y garante del bien
común mediante la regulación de los intereses privados que distorsio-
nan los públicos.
Uno de los rasgos importantes del Estado benefactor en América
Latina, a partir de los años setenta, es el déficit creciente de las finanzas
públicas que fue subsidiado con recursos provenientes de las deu-
das públicas interna y externa, para mantener el sector público de servi-
cios, la industria básica y el sector industrial del Estado.
Durante más de 30 años (1945-1980), las coaliciones gobernantes
utilizaron los s e ~ c i o de
s las empresas del Estado como recursos de
las clientelas específicas de los gobiernos en turno; también fueron
una fuente aeciente de corrupción de las burocracias estatales adminis-
tradoras de las empresas del sector público, con una enorme incidencia,
personal y familiar, en el desarrollo de las burguesías locales, subsidiadas
y protegidas por el nacionalismo de l a Competencia internacional. En
muchos casos, el manejo de las instituciones del Estado interventor por
parte de los gobernantes, constituyó la fuente de grandes fortunas par-
ticulares y en otros, la rápida acumulación de grandes fortunas em-
presariales supuso la condición de excepción a las obligaciones públicas
de los funcionarios y de los hombres de negocios. En ambos casos, la
impunidad como condición de excepción de la legalidad y fuente de
la corrupción pública, aparecieron bajo el amparo del desarrollo y pro-
tección a la industria y la inversión nacional.
El uso irracional de los recursos económicos del sector público,
vinculado a la promoción y al subsidio de una iniciativa privada pro-
tegida y doblemente costosa para el consumidor local y para las finan-
zas públicas, derivó en un inmanejable déficit del Estado benefactor
que produjo un cambio significativo en su composición y en la dirección
y alcances reguladores del desarrollo social.
Id] iriod~rnidaddesbordada $M
,
I

La quiebra económica del Estado benefactor durante toda la déca-


da de los ochenta, dio lugar a un proceso creciente de privatización de
lis empresas públicas y a un cambio en la composición hegemónica
de los gobiernos de los estados. De los políticos tradicionales, que
man~jabanlos bienes económicos del Estado como recursos regulado-
res del conflicto social. se transitó hacia la tecnocracia, capa social
capaz de introducir la regulación del mercado global en las economías
nacionales y de romper el proteccionismo de las industrias y los mer-
~ a d o nacionales,
s creados por la centralidad burocrática desarrollista.
Un elemento común entre los políticos clientelares y los tecnó-
cratrs neoliberales es el grado de corrupción de ambos en el manejo
de los bienes del Estado: los primeros hicieron sus negocios privados con
los bienes públicos y los segundos hicieron de los bienes públicos sus
negocios privados. Metafóricamente podemos decir que unos robaron
al Estado y los otros se robaron el Estado.
El Estado nacional está sujeto a las limitaciones impuestas por un
orden económico global cambiante, en el que las funciones tradicio-
nalmente definidas en pdítica económica han perdido su capacidad
de direcuin en el desarrollo social y lo han hecho altamente vulnerable,
creando rupturas incapaces de producir una política pública nacional,
dirigida y racional.
Sin embargo, los elementos constitutivos de la economía intema-
cional convierten al Estado nacional en la entidad que paga el mayor
costo político y económico de los desajustes producidos por la imposi-
bilidad de constneir instrumentos que regulen los flujos financieros
globales y los movimientos esp6iulativos sobre las economías na-
cionales.
En este entoiiio global desregularizado, la tecnocracia, enconchada
en su visión extrema de laissez faire, se ha vuelto el instrumento fun-
cional de gobierno de las economías nacionales, para la acumulación
especulativa mundial.
Uno dc los ~rimeroselsmentos constitutivos de la globalidad que
rompió los parámetros reguladores de las políticas económicas nacio-
nales, está constituido por el contenido contemporáneo dc !a invmsión.
Ésta ya no está sometida a las limitaciones geográficas, es esencialmen-
te privada y se mueve a una gran velocidad. El dinero irá al lugar en el
que se encuentren las buenas oportunidades.
El fenómeno global de la inversión traspone las fronteras e im-
pone a las sociedades nacionales los téminos de la competencia, homo-
geneizando las oportunidades para la inversión. Al derogar las legislacio-
504 , , I{iirudo Poza. lorcasitas
/ I

nes construidas durante el periodo del Estado de bienestar y subordinar


los intereses sociales nacionales a las exigencias globales, para aear la
llamada calidad de la oportunidad para la inversión, cuyo paradigma labo-
ral son las sociedades orientales, autoritarias y disciplinadas, éstas fijan
nuevos parámetros frente a las sociedades de Europa occidental y
Estados Unidos de América, que durante decenios midieron su desarro-
llo social de acuerdo con la calidad de la vida que brindaban a sus ciu-
dadanos.
Hasta la década de los ochenta, los flujos de recursos financieros
transfronterizos se daban primordialmente entre gobiernos, o entre
una agencia de préstamo internacional y un
Un segundo componente constitutivo de la globalidad está dado
por las tiansformaciones operadas en la estructura industrial hereda-
da de la posguerra fiía. La industria tiene hoy una orientación de mayor
alcance mundial que la que tenía durante la década de los ochenta. Las
estrategias actuales de las corporaciones multinacionales ya no están
condicionadas por razones de Estado, sino por la necesidad de acceder
a los mercados y a los recursos atractivos en donde éstos se encuentren.
El peso de los estados receptores de los desplazamientos industria-
les es decreciente como criterio de inversión. La revolución adminis-
trativa impulsada por la reducción de las exigencias del Estado y el
aumento de la eficiencia en la reducción de límites para las inversiones,
heredados de los proteccionismos, constituyen un hecho global y
definitorio de la acción y de la visión de eficiencia de las burocracias de
Estado de orientación tecnocrática, encargadas de abrir las fronteras a
la libre circulación de las modalidades del capital industrial.
El rápido desplazamiento industrial producido por la tecnología
de la información, hace que una empresa lleve capital circulante, tecno-
logía y conocimiento de gestión y que opere simultáneamente en
diferentes partes del mundo, sin tener que construir un sistema em-
presarial completo en cada uno de los países en los que tiene presen-

'5Kenichi Ohmae, The End of the Nation State, McKinsey & Company Inc, 1995. Existe
una versión en español: Kenichi Ohmae, El fin del Estado-nación, Santiago de Chile, Edi-
torial Andrés Bello, 1996, p. 17. El autor afirma que: "Siempre habla un capital y un
ejército de funcionarios públicos, por lo menos de los extremos de la operacibn. Ya no
es asf. Como en nuestros dfas la mayor parte del dinero que atraviesa fronteras es pri-
vado, los gobiernos no tienen por qué participar en ninguno de los dos extremos. Lo
único que importa es la calidad de la oportunidad de la inversión. El dinero irá al lugar
en el que se encuentren las buenas oportunidades."
..
I

cia. Esto ha hecho que los obstáculos a la participación y las alianzas


estratégicas transfronterizas se reduzcan enormemente. Ya no hay que
trasladar a un ejército de expertos; ya no hace falta formar un ejército
de trabajadores. La capacidad puede estar en la red y se puede poner
a disposición de quien la necesite, prácticamente en cualquier lugar y
cuando haga falta.
Las nuevas formas de integración industrial y la rearticulación de las
cadenas productivas globales hacen que este proceso sea incompati-
ble con las formas existentes de organización laboral y las legislaciones
que garantizaron los derechos contractuales fijos de los trabajadores,
obtenidos a lo largo de este siglo de luchas obreras. El actual tipo de
condiciones laborales de producción ha sido transformado por la llama-
da flexibilidad laboral, cuyas características se contrastan en el cua-
dro 2.
El proceso generalizado de caída de las fronteras ha incidido direc-
tamente en los contenidos de los consumidores que constituyen los
mercados, que tienen hoy una orientación mundial para el consumo,
a partir de la información sobre los estilos de vida en todo el mundo.
La creación y el desarrollo tanto del mercado interno como de la
industria nacional han dejado de ser el objetivo central de la actividad
económica de los estados; sin embargo, las crisis financieras producidas
por la globalización de los flujos monetarios y la quiebra de los siste-
mas financieros nacionales, siguen siendo responsabilidad de los estados
nacionales, que transfieren los cohtos especulativos a los contribu-
yentes de cada uno de los países vía los restantes y el endeudamiento
público.
En síntesis, la paradoja producida por la globalización económi-
ca está planteada hoy en los siguientes términos: por un lado, el Estado
nacional ha perdido, en el gobierno de la tecnocracia, la capacidad de la
dirección del desarrollo nacional, como entidad que regula los intereses
privados, por medio de la intervención en beneficio del interés general
de la sociedad. Y por el otro, el Estado tiene que pagar los costos, como
si fuera el Estado benefactor, de la uisis provocada por la imposibilidad
de racionalización de la economía y la limitación de la especulación
global producida por la centralidad del mercado.
FLEXIBILIZACI~N
LABORAL

Estado benefactor Estado empresario

Contratación colectiva Contratación individual


Contrato por tiempo indeterminado Contrato temporal o eventual
Restricciones a la subcontratación Libertad absoluta para subcontratar y maquilar
Pago de indemnización por despido Despido justificado por razones de producción
sin indemnización
Puesto fijo por trabajador Libre movilidad del trabajador en la empresa,
a voluntad del patrón
Remuneración por jornada Remuneración por productividad y por hora.
El salario desciende según las condiciones de la empresa
Remuneración de séptimo día, Sin remuneración, por no ser tiempo trabajo
vacaciones y otras prestaciones efectivamente
Libertad regulada para los cambios Libertad absoluta para organizar
en la organización de trabajo el trabajo de la empresa
Horarios fijos de trabajo Horarios de acuerdo con las necesidades de la empresa
Ascensos por antigüedad y capacidad Ascensos sólo por capacidad
Autorización previa para modificar Libertad patronal para modificarlas
las condiciones colectivas de trabajo según sus necesidades
Solución de conflictos por medio del sindicato Solución directa patrón-trabajador
,,
Descent~alizaciajndel Estado nacional
La presión global sobre la estructura de los estados nacionales tiene
también una versión interna en el proceso creciente de desagregación de
1
la centralidad de las instituciones del Estado nacional y en la descon-
centración del poder en aparatos de Estado federal. 4
La descentralización es una de las modalidades internas de la pre- I
sión global externa. A este hecho se une la pérdida de capacidad de
coerción y cohesión del Estado nacional sobre los distintos grupos regio-
nales, produciendo los movimientos y las confrontaciones entre los
poderes locales y los federales o la influencia y poder de los grupos eco-
nómicos trasnacionales sobre los actores políticos locales. Este con-
junto de relaciones multipolares constituye la base de los nuevos conflic-
tos entre los grupos locales y los gobiernos de los estados nacionales.
Las funciones descentralizadas del Estado son también una forma
de renovar y diversificar los recursos de la información en tomo a las
dimensiones de los problemas sociales y políticos de un país, así como
de sus posibles resoluciones. Hoy, como diría Clause Offe, la formu-
lación del problema y de las políticas de resolución es en sí un proble-
ma negociable.
Sin embargo, habrá que agregar que, si bien el acotamiento de las
funciones y el debilitamiento de las instituciones del Estado-nación son
un hecho del mundo globalizado, lo es también que las presiones y la
evaluación de los organismos con decisión e influencia global (FMI,BM,
OCDE), O de Estados Unidos y Europa, se siguen haciendo a partir de
la idea del Estado nacional. Piénsese tan so16 en hechos como la certi-
ficación al combate al narcotráfico, acontecimiento internacional y d
nacional que traspasa y forma parte importante de la vida política
y económica del país certificador y de los certificados.
La pérdida de la soberanía del Estado producida por la globalidad
no sólo se ha dado frente a los otros estados, los bloques económicos I
1
o las agencias internacionales, sino también frente a la fuente misma
de la legitimidad y la soberanía, que se muestra en la creciente incapa-
cidad para construir la representación de la sociedad civil en las insti-
tuciones del Estado nacional y en la imposibilidad de los instrumentos
institucionales del Estado para regular las presiones y diseñar estrategias
de política económica frente a los flujos financieros con un mínimo de I

racionalidad programática.
En la actualidad, la desagregación de la representación institucional
de carácter nacional es trastocada por la multiplicidad de organizacio-
nes civiles de carácter intermedio (de las cuales, las organizaciones no
gubernamentales son las más conocidas), cuya interacción y fuerza
responde a formas de organización múltiple y ubicua: sus miembros no
muestran una adscripción definida y unilateral, actúan en ámbitos dis-
tintos y en un radio de acción e influencia que no está adscrito ni a una
sola institución política ni a una sola organización social, ni se circuns-
cribe a una sola especificidad geográfica.
Piénsese tan solo en el papel desempeñado por las organizaciones
no gubernamentales como gestoras en el conflicto de Chiapas y el esta-
tus que estas organizaciones han alcanzado como entidades de media-
ción entre el Estado y la guerrilla, como nuevos instrumentos de legiti-
midad política, interna o global.
Estas'formas de organización civil son redes globales, nacionales,
regionales y locales y representan nuevas modalidades de grupos de
interés y de presión, cuya influencia y capacidad para articular la otra
versión de lo que pasa en los estados nacionales es crecientemente
significativa.
. .

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Riiardo Paz= Horcasitas


iones urbano-globales.
Dilemas laneación y de política
en u n mundo neoliberal

A diferencia de las más recientes predicciones, la creciente apertura de


las economías nacionales y de los sistemas políticos en el mundo en
su conjunto no ha llevado al desvanecimiento de la geografía, sino
más bien a la reafirmación del papel de ciertas ciudades y regiones en
calidad de sitios privilegiados de producción, empleo, consumo y vida
social. El crecimiento persistente y vigoroso de enormes aglomeracio-
nes cosmopolitas dispersas en todo el mundo, que identifico más ade-
lante como regiones urbano-globales, representa quizá la más represen-
tativa ilustración de esta proposición.
Mucho se ha escrito en años recientes sobre la globalización y su
relación con el desarrollo urbano y regional, aunque también hay un
debate estridente sobre lo que este proceso representa en la esfera de
I la vida social. En particular existe una gran controversia sobre el signi-
ficado del término "globalización"y diversos académicos se han adelan-
tado a expresar su escepticismo sobre las visiones más extremas que
se han formulado sobre el particular [Hirsty Thompson, 19961. Por mi
parte argumentaré que el proceso que identificamos como globaliza-
u6n está efectivamente en marcha en lo que se refiere al menos a cier-
1 tas variables económicas criticas, aunque bajo la reserva de que no ha
ido mucho más allá de su fase inicial. Posiblemente la mejor manera
de identificar este proceso sea diciendo que implica la progresiva inter-
penetración de los capitalismos nacionales entre sí de una manera en
que las relaciones económicas básicas (cadenas de insumo-producto,
flujos de inversión, tasa de beneficio, precios, etc.) están evolucionando
; en una dirección cuyo punto final, si alguna vez fuera alcanzado, podría
representarse como un sistema capitalista unificado en escala mundial
(aunque carecería de homogeneidad geográfica). Sin embargo, cual-
quier tendencia en esta dirección, está sujeta también a regulación polí-
f m3
tica de parte de los estados soberanos que en algunos casos compro-
bable~han ayudado a acelerar pero también a obstaculizar el proceso.
Efectivamente, si el Estado soberano en sí mismo está sujeto a cambios
como resultado de esa dinámica, todavía es un factor determinante, aun-
que impredecible, de la nueva geografía económica y política que está
emergiendo a medida que nos acercamos al siglo xxr, lo que dicho sea
de paso contradice diversos pronósticos de su futura extinción [Ohmae,
19951. El proceso de la globalizaaón a largo plazo así definido, puede
estar sujeto a diversas fuerzas, pero también en cierto punto podría verse
retardado o incluso revertido como resultado de presiones políticas.
Una de las implicaciones más importantes que tiene la globaliza-
ción a medida que sigue su curso, es la de inducir una más minucio-
sa reest&cturación de la microgeografía del capitalismo que significa
ante todo la emergencia de un mosaico intercontinental de grandes
regiones urbanas, las cuales constituyen los motores básicos de la
economía mundial. Pero por qué, podemos preguntar, en este pe-
riodo de compresión del espacio [Harvey, 19851, que se caracteriza
por la continua reducción de las barreras geográficas y por ello de una
creciente movilidad del trabajo y el capital, esas regiones están convir-
tiéndose en elementos dominantes del mapa mundial. Por qué, en
particular, tal cantidad de actividad económica moderna se está concen-
trando y reconcentrando en dichas regiones en lugar de dispersarse a
lo largo y ancho del planeta. Cuáles cambios concomitantes se obser-
van en la estructura interna y en las funciones de las regiones urbano-
globales. Cuáles son los nuevos problemai 'de política urbana y regional
planteados por este fenómeno y cómo podrían ser manejados en vista
de la enorme difusión de la filosofía neoliberal que está teniendo lugar
en el mundo. Hasta qué grado las respuestas a estas cuestiones estanan
moldeadas por nuestras concepciones y prácticas de ciudadanía y
democracia.
La mayor parte de este documento está dedicado a buscar respues-
tas a esos interrogantes. Para avanzar se requiere establecer desde el
inicio una previsión metodológica básica. Para realizar un análisis co-
herente de estos temas no es suficiente yuxtaponer los fenómenos de
globalización y el que concierne a las regiones urbanas y proclamar que
están conectados. Si existe una problemática discernible que vincule
lo global y lo local debemos ser capaces de identificar las interacciones
de fondo. En su forma más acabada lo anterior implicaría demostrar
que la globalización tiene un efecto definitivo y determinante en el
8P

desarrollo regional y en la urbanización y que esto último ejerce a su


vez una influencia decisiva en la trayectoria de la globalización.

Montarido el escenario: ciudades y regiones en Id posguerra


La economía espacial del fordismo
En las sociedades capitalistas avanzadas de la inmediata posguerra, la re-
lación estrecha entre la economía nacional y la soberanía estatal dentro
de un determinado territorio, era la premisa dominante de la época. En
cada caso, esta relación fue consolidada por el papel central adquirido,
por un lado, por las industrias de masas del fordismo que eran los sec-
tores propulsores de la economía nacional y, por otro, por las políticas
keynesianas de bienestar que intentaban proporcionar los mecanis-
mos de estabilización en beneficio de esas industrias y reproducir sus
bases sociales. El comercio internacional se estaba expandiendo en tér-
minos absolutos en los años cincuenta y sesenta, aunque fue hasta fina-
les de esta última década cuando su crecimiento empezó a sobrepasar
al del producto [Dicken, 1992; Scott, 19981. La larga prosperidad de pos-
guerra en Norteamérica y Europa Occidental puede ser por tanto vista
como una suerte de apogeo del capitalismo nacional, aunque tam-
bién fue un periodo en el que el sistema económico internacional
se convirtió (como fue también el caso a finales del siglo m) en un
importante, pero subordinado elemento del orden económico mun-
dial. Gran parte de ese orden fue presidi* por EUA a base de la Pm
Americana, confrontada en casi todas partes con el bloque comunista.
Este periodo estuvo marcado también por un patrón intranacional
distintivo de desarrollo urbano y regional en América del Norte y Euro-
pa Occidental. En los cinturones de la gran manufactura de esos países
florecieron conglomerados de ciudades industriales que se sobrexpan-
dieron, teniendo sus polos de crecimiento en la industria automotriz,
maquinaria, equipo doméstico, etc. Con pocas excepciones, las princi-
pales ciudades de la producción de masas del fordismo tuvieron mucho
éxito en términos económicos, sobre todo porque sus fundamentos
estaban protegidos de fallas internas y de la competencia externa por
medio de políticas activas y arreglos administrativos. El problema cen-
tral de las ciudades centrales de esa era tomó más bien la forma de una
sucesión de agitaciones locales y otras formas similares de contestaris-
mo social generado por el continuo crecimiento urbano y la reorganiza-
ción espacial [Harvey, 1973; Scott, 19801.
,,
En respuesta a esos problemas, regularmente se puso en movimien-
to una parafemalia de contramedidas. Los planificadores urbanos se
concentraron en tareas como la zonificación del uso del suelo, la tipi-
ficación de la expansión urbana, el diseño y construcción de las redes
intraurbanas de transportación, los programas de renovación urbana y
de habitación, por mencionar algunas. La intervención de conjunto de
los planificadores en la orientación del desarrollo urbano tuvo muchos
efectos benéficos en el funcionamiento de la economía del fordismo, no
sólo ayudando a las grandes ciudades (donde se concentraba el sistema
de producción de masas) a funcionar más eficientemente, pero también
promoviendo altos niveles de consumo. En particular, la tasa de adqui-
siaón de vivienda y de uso de vehículos privados se elevó rápidamente
como consecuencia de los cambios planeados en el entomo urbano.
En concordancia con el concepto modemista del tiempo, muchos teó-
ricos del urbanismo conceptualizaron toda esta planificación en térmi-
nos de un enfoque altamente esquematizado, racional y totalizador
de la ingeniería social [Scott, 19801.
En los países capitalistas más avanzados, las principales ciudades
industriales junto con el área inmediata que las rodea llegaron también
a operar como el centro de prosperidad respecto del resto del temtorio
nacional. Este último, en contraste, funcionó como la periferia menos
próspera y desarrollada. Se estableció una interacción centro-periferia
que implicó que regiones centro con altos niveles de oportunidad atra-
jeran flujos de inmigrantes de las áreas periféricas para así disponer
de contingentes de mano de obra barata JHirschman, 1958; Myrdal,
19571. En esa situación y pese a pronósticos optimistas de economistas
neodásicos como Borts y Stein [1962] sobre una eventual ecualización
del precio de los factores, la periferia quedó atrapada en un desarrollo
condicionado el cual parecía que nunca se equipararía a las regiones
centrales.
Los planificadores regionales invirtieron considerable esfuerzo en
tratar de contrarrestar el problema del atraso relativo de las regiones
periféricas [Keating, 19971. La planificación regional en la posguerra se
centró en tratar de redirigir el ingreso y el crecimiento del centro hacia
la periferia, contando para ello con el apoyo de las agencias centrales del
gobierno así como la Administración de Desarrollo Económico de Esta-
dos Unidos, el Departamento para la Expansión Regional de Canada,
el Departamento de Asuntos Económicos en Gran Bretaña, la Delega-
u 6 n para la Administración de Temtorios de Francia y la Casa para el
Mezzogiomo en Italia. Se hicieron también esfuerzos para crear nuevos
,, ,,
centros de crecimiento en ciertas partes de la periferia (por ejemplo, el
sur de Italia o el Fos-sur-Mer en Francia), por medio de generosas inver-
siones en infraestructura física y el financiamiento de plantas industria-
les. La mayoría de estas iniciativas no pudieron alcanzar los resultados
que se habían fijado.

La crisis del fordismo: el ascenso del neoliberalismo


Entre principios y mediados de los setenta, la producción de masas del
fordismo en Norteamérica y Europa Occidental entró en un periodo
prolongado de crisis y paralelamente con esta tendencia, gran parte
de las políticas de bienestar keynesianas se convirtieron, en el mejor de
los Asos, en inoperantes o contraproducentes. La crisis fue anunciada,
entre otras cosas, por una epidemia de cierre de plantas y despidos en
lo que fueron prósperas regiones manufactureras, pero también por una
acelerada dispersión de producción hacia las regiones periféricas [Blue-
stone y Harrison, 19821. A medida que los años setenta llegaban a su
fin, el centro exhibía los problemas más. acuciantes, en tanto lo que fue
anteriormente la periferia o la semiperiferia (como el unturon del Sol,
la Tercera Italia o partes del sur de Alemania), mostraba signos de un
nuevo dinamismo industrial. La crisis de las regiones centrales fue agra-
vada por un creciente éxodo de plantas no sólo a la periferia regional,
sino a muchas partes del Tercer Mundo. El flujo de inversión extranjera
directa ayudó a desviar más capital y empleo de las regiones principales
de la producción fordista, mientras quLsimultáneamente empujó al sis-
tema internacional hacia el climaterio que Frobel et al., 198.0, denomi-
naron la nueva división internacional del trabajo y que en cierto modo
anticipó el pasaje a la globalización como la entendemos ahora.
1
La manifestación simbólica y práctica del fin del estatismo keynesia-
no fue el ascenso del gobierno de Thatcher en Gran Bretaña y de Rea-
gan en Estados Unidos. En retrospectiva, la misión histórica de esos dos
gobiernos fue no tanto inaugurar un nuevo sistema de regulación posi-
tiva sino desmantelar los viejos arreglos políticos y efectuar una apertu-
ra económica y soaal que permitieran activar las fue~zasde mercado. En
tanto que ambos países representan todavía los casos más avanzados de
adopción oficial del neoliberalismo, el cambio general de actitudes se
1 ha propagado a otras áreas y más recientemente ya aparecen de mane-
ra destacada en los programas de reforma fiscal propuestos por el FMI
a países de Asia Oriental y Suroriental.
I ,
..
Una de las primeras bajas provocadas por los dramáticos cambios
que ocurrieron hacia fines de los setenta fue la planeacíón urbana
y regional. La combinación de crisis económica y una rápida sucesión de
reformas drásticas en la política nacional, minaron significativamente
tanto el rango como la intensidad de las actividades previas de la pla-
neación. La distribución regional de recursos fue rápidamente restrin-
gida. En todo caso, lo que fue la periferia en la mayoría de los países
avanzados no continuó mostrando signos de opresión respecto de los
centros, sino, como nueva norma, más bien lo contrario. El aparato de
planificación urbana fue recortado en un área metropolitana tras otra,
siendo en particular los proyectos intensivos en capital los más severa-
mente afectados. No sólo se contrajo rápidamente la base tributaria en
estas'áreas metropolitanas (especialmente las más afectadas por la crisis
de la producción de masas del fordismo), también las transferencias fis-
cales efectuadas por los altos niveles gubernamentales comenzaron a
reducirse. En Estados Unidos, los subsidios federales y estatales dedina-
ron abruptamente después de 1975 (véase el cuadro l ) , pese a que al
mismo tiempo el traspaso de responsabilidades para muchos tipos
de servicios sociales de los niveles superiores a los inferiores, forzó a
las autoridades locales a afrontar mayores gastos. Los recortes en las
transferencias intergubernamentales fueron especialmente drásticos
en tres grandes ciudades, Nueva York, Los Ángeles y Chicago. En Nue-
va York la participación combinada de los subsidios federales y esta-
tales disminuyó, en el periodo de referencia, de 52.6 a 32.1%; en Los
Ángeles, de 24 a 6%; en Chicago de 28.3 a 18.2 por ciento.
En una primera ola de respuesta a esta crítica situación que se pre-
sentó después de la segunda mitad de los setenta, muchos gobiernos lo-
cales en diferentes partes del mundo empezaron a abandonar las acti-
vidades de planificación en las áreas donde daban poco o nulo resultado \
financiero y se concentraron en enfoques empresariales estrechos diri-
gidos a ampliar la base municipal de negocios. Presionados por coali-
ciones locales cada vez más fuertes y otros grupos, los oficiales urbanis-
tas se concentraron más y más en atraer a nuevos inversionistas y a
mejorar el clima local de negocios [Eisinger, 1988; Mayer, 19941. Así,
nuevos programas de desarrollo urbano y regional se expandieron bajo
el ropaje de programas de relaciones públicas, paquetes de apoyo a las
empresas recién llegadas (reducciones tributarias, subsidios financieros,
acuerdos para ceder bienes raíces, etc.), apoyo municipal a los nue-
i1
vos inversionistas y esfuerzos de mejoramiento de la imagen urbana
[Arnin y Thrift, 1995; Bartik, 1991; Fainstein, 1991; Gittell et al., 1996;
518 ,\Ileri Scort
TRANSFERENCIAS FEDERALES Y ESTATALES
DE GOBIERNOS LOCALES EN ESTADOS UNIDOS
(Millones de dólares)

Transferencias intergubernarnentales

% obtenido del % obtenido del


Año fiscal Ingresos totales presupuesto federal presupuesto estatal

Gobiernos de condados
1975
. 1980
1989
1990
1992
Gobiernos de ciudades
1975
1980
1985
1990
1992

Fuente: Departamento de Comercio; Censos urbanos gubernamentales.

Hall y Hubbard, 19961. Se hizo mucho también en las llamadas indus-


trias de alta tecnología y muchas losalidades gastaron enormes recur-
sos y energía en emular la experiencia del valle del Silicon [Miller y
Cóte, 19871 con resultados casi universalmente insatisfactorios. Con
la generalización, un tanto agresiva, de programas de desarrollo eco-
nómico local en los años ochenta, se dio el resultado ya predecible de
que las regiones se vieron más y más involucradas en una lucha, unas
contra otras, para atraer las pocas inversiones disponibles. Esas dispu-
tas no reguladas, pero también depredadoras, en la práctica tendieron
frecuentemente a beneficiar más a los distantes accionistas de las cor-
poraciones que a los residentes locales; pero cuando implicaron una
desviación de las empresas de las localidades donde hubieran podido
operar más eficientemente (en términos de beneficio público y pnva-
do), tuvo lugar un efecto de suma cero.
En varios sentidos la situación actual caracterizada por una aecien-
te globalización combinada con el predominio de la política del neoli-
beralismo, está reforzando dicha tendencia localmente y lo que yo
,,
sostengo en lo que sigue es que esta combinación es proclive a una
, .
desestabilización que podría presentarse en algún momento del
futuro. Ciertamente la situación actual no presenta signos incuestiona-
bles de que haya surgido un sistema de regulación viable y capaz de
sostenerse en el largo plazo, menos aun localmente. Podríamos decir si- .
guiendo a Peck y Tickell[1994], que la influencia de que goza el neoli-
beralismo es un reflejo de la transición del estatismo keynesiano hacia
una forma aún indeterminada de regulación posfordista más que una
respuesta duradera a los problemas de coordinación económica (indu-
yendo gestiones urbana y regional). Mi argumento se centra en la pro-
posición de que la condición mínima de estabilidad y crecimiento en
los sistemas económicos locales depende de la formulación de una agen-
da política comprometida con el desarrollo institucionai, que busque
ganancias de eficiencia transmercantiles y un cambio de largo plazo
en las estructuras productivas, tanto intra como interregional.

Regiones urbano-globales:forma y función , .


. ~

,j Un nuevo fendmeno geográfico?


El emergente sistema de regiones urbano-globales puede ser visto en
términos geográficos como un mosaico o un archipiélago que se extien-
de al mundo entero [Arnin y Thrift, 1992; Scott, 1998; Storper, 1992;
Veltz, 19971. Cada región urbano-global en lo individual comprende
una masa central urbana rodeada por un hinterland que se extiende di-
fusamente, salpicado por una red de centros urbanos discontinuos. El
mosaico se extiende y conecta más allá de las fronteras naciondes para
formar una densa red global de intercambios económicos, sociales y cul-
turales. En la última década esta palpitante estructura espacial ha ernpe-
zado a rebasar (aunque no a remplazar completamente) al viejo patrón
de relaciones centro-periferia, que fue uno de los rasgos más sobresa-
lientes de la geografía del fordismo, tanto nacional como internacio-
nalmente.
Aunque aquí se ha presentado una definición espacial explícita de
regiones globales urbanas, en la práctica puede no haber una especifica-
ción a priori de sus fronteras y de su extensión temtorial. Podemos, no
obstante (tomando una pista de la teoría marxista de la determinación
de clase), identificar dos factores que muy frecuentemente desempe-
ñan un papel como determinantes. Primeramente debe haber un gru-
520 Allcn Siott
*, .,
po de condiciones positivas, lo que en este contexto significa la presen-
cia de un grande y multifacético complejo de actividades productivas
que generan efectos intensos de polarización en el nivel regional (véase
más adelante). En segundo lugar, deben estar a la mano un conjunto de
. . prácticas políticas que posibiliten el establecimiento de alianzas defini-
tivas (de hecho o por elección), entre unidades temtoriales adyacentes,
que permitan fortalecer, de manera latente o presente, la toma de deci-
siones colectivas. En este último sentido y en vista de la balcanización
que frecuentemente caracteriza a los gobiernos locales, las regiones
urbano-mundiales se encuentran en estado extremadamente fluido y
preliminar, aunque parece que importantes metrópolis y regiones me-
tropolitanas (v.g. la región Nueva York-Nueva Jersey, Montreal, el su-
deste de Inglaterra, el Ile de Francia, el área metropolitana de Tokio,
Ciudad de México, Hong Kong, Singapur, Seúl, etc.) parecen estar
encaminadas a adquirir el estatus de regiones urbanas globales. Existen
casos más complejos que forman parte de los intentos de construir coa-
liciones territoriales como es el caso de "Padania" en el norte de Italia ..
o en el área Seattle-Vancouver donde emerge la "Cascadia" o induso
en la región "Trans-Manche" que comprende el.Nord Pas-de-Calais en
Francia, el extremo occidental de Bélgica y (vía el túnel que pasa por
el canal de la Mancha) partes de Kent en Bretaña. Algunos de estos ejem-
plos son de tipo transfronterizo, pero seguramente representan el inicio
de una nueva etapa y como tal serán elementos familiares del nuevo
mosaico [Ohmae, 19951.
a 8
i
La base económica de las regiones urbano globales
Esta cambiante situación está en gran medida impulsada por el creci-
1

1
miento masivo y los efectos innovadores generados por nuevas olea-
das de industrialización posfordista en la economía mundial, junto
con la revitalización, por medio de reformas neofordistas, de las indus-
trias tradicionales. Ni hay una demarcación dara entre estos dos tipos
de actividad económica por lo que los términos posfordista y neofor-
dista son en cada caso insatisfactorios. A grandes rasgos, en el primer
grupo están presentes los sectores clasificados como de alta tecnología
1
(semiconductores avanzados, robots, biotecnología, etc.), industrias
de productos culturales y neoartesanales (moda, muebles de diseñador,
películas, multimedia, etc.) y un conjunto variado de actividades finan-
) cieras y otros servicios. El segundo grupo induye una notable variedad
I de industrias de ensamble, proceso y empaque (junto con una red de
8 ,
.. (

subconuatistas) que fueron parte de la estructura fordista, pero sufiie-


ron, en la última década, procesos de reestructuración, que les permi-
I
tieron funcionar con mucha mayor flexibilidad, confiriéndole a los tra-
bajadores cierta discrecionalidad, además de alcanzar variedad en la
gama de productos. Las industrias posfordistas y neofordistas están
constituidas típicamente por grandes falanges de pequeñas y media-
nas empresas, pero casi siempre están presentes grandes empresas, por
lo general filiales de corporaciones multinacionales.
Habna que destacar, para los presentes propósitos, que la supera-
ción del paradigma fordista de industrialización y crecimiento económi-
co implicó que la aisis de las grandes ciudades industriales dásicas ha
sido seguida por una nueva ronda de expansión regional concentrada
[Saxenian, 1994: Scott, 1998; Storper y Walker, 19891.Tal expansión ha
sido especialmente pronunciada en el caso del ascendente sistema de
regiones urbano-globales, algunas de las cuales están localizadas en la
parte del planeta que se suponía libre de los atributos del tercermun- ..
dismo periférico. La resurrección de la región urbana en la actualidad
se debe sobre todo a la renovada indinación de muchos tipos de activi-
dades a aglomerarse intensamente en espacios geográficos y que los
clusrms espaciales funcionen como escenarios y centros de consumo de
los encadenamientos productivos mundiales.
Como lo he tratado de demostrar en extenso en otra parte [Scott,
1993, 19981, este desarrollo está estrechamente conectado al avance de
la industrialización posfordista y neofordista que conlleva una tenden-
cia peculiar a la desmasificación y qtemalización de los sistemas de pro-
1
ducción y su reunificación en una nueva red generadora de valor. Me-
recen destacarse en este caso los efectos de concentración puestos en
movimiento por la producción capitalista. En oposición a las tenden- ,
cias espaciales centn'fugas que estaban presentes como parte de la ma- l

4
duración de la producción de masas del fordismo en los años sesenta
y setenta, los efectos de concentración fortalecen el crecimiento cenuí-
fugo en diversas partes del mundo. Sus raíces se encuentran en la trans-
formación de la tecnología, en los patrones de organización industrial,
de los mercados de trabajo, etc., efectos que se refuerzan mutuamente de 4
manera que unifican las unidades de capital y trabajo en grandes aglo- I
t
meraciones espaciales. Una vez que se forman esas aglomeraciones, ge-
neran intensos rendimientos en escala de tai modo que su crecimiento
implica más crecimiento.
Entre las fuentes de rendimiento crecientes que operan en este caso,
hay cuatro que merecen destacarse aquí, aunque una explicación deta-
1I
*P *,
llada de su lógica debe buscarse en otra parte [véase por ejemplo, Scott,
1988 o Storper y Walker, 19891. Primero, en tanto gran parte de la indus-
tria contemporánea está sujeta a la dinámica de la especialización intra-
sectorial y a la complementariedad, grupos especiales de productores
encuentran atractivo aglomerarse para optimizar el acceso mutuo a
recursos productivos para propósitos de intercambio, colaboración, re-
ducción de riesgos, etc. Segundo, el crecimiento que induce el aprendi-
zaje y la innovación son proclives a generarse en las aglomeraciones
interactivas y multifacéticas formadas de esta manera. Tercero, los mer-
cados laborales en sí mismos estimulan la aglomeración debido a la
minada de ventajas que derivan de la disponibilidad de habilidades
específicas, hábitos y sensibilidades. Cuarto, la aglomeración se ve inten-
sificada por la emergencia de la distintiva cultura local de negocios,
convenciones, instituciones, efectos de reputación, etc., lo que conduce
en varios sentidos a la unificación de los procesos de producción e inter-
cambio. La generación de estos cuatro efectos está reforzada por la va-
riedad de la infraestructura que usualmente corre a cargo de gobiernos
locales, donde operan estas densas concentraciones de aEtividad produc-
tiva y humana.
Las ciudades y regiones que poseen esta clase de atributos creados
socialmente ilustran de manera dramática la máxima de que el todo es
mayor que las partes en tanto funcionen como vértices de la aglomera-
ción económica, generando círculos virtuosos de larga duraaón. Obvia-
mente, diversos cuellos de botella (como congestionamientos de tránsito,
contaminación, escasez de tierra y desfases entre lugar de empleo y
vivienda) pueden interrumpir tal crecimiento, pero la acción pública
concertada puede dar mayor continuidad a los ciclos de expansión.

I Regiones urbanas y globallzación


Si los complejos productivos que forman la base económica de las gran-
des regiones urbano-globales están estrechamente concentrados en es-
pacios geográficos, los cambios recientes en la tecnología de la transpor-
tación y comunicación han hecho posible que una parte creciente de
la producción sea vendida en el mercado mundial [Lipsey, 19971. Las
compañías multinacionales especializadas desempeñan frecuentemen-
te un papel decisivo en el proceso de distribución global [Scott, 19971.
i Es más, las regiones urbanas que tienen éxito en la comercialización
internacional de sus productos pueden experimentar un fortalecimien-
to en la conformación intrarregional de sus economías de escala y una
i:t~gioiic\ iiiI~n~io-glob,~lc's 58
>,
,r,

ampliación de sus economías de alcance, a medida que las divisiones


unitarias de trabajo responden a los efectos de extensión del mercado
[Cook, 19971. El resultado será la formación de un más robusto sistema
de ventajas competitivas y la propensión de la base económica (aunque
no necesariamente sus actividades no básicas) a que sean más espe-
cializadas unas con respeto a las otras [Krugman y Venables, 1995;
Learner, 19951.
Esta dinámica tiene profundos efectos transformadores que inciden
en las estructuras económicas y sociales de las regiones urbano-globa-
les. Induce a una reestructuración de sus economías y por medio de este
proceso ejerce una poderosa influencia en el mercado de trabajo y en
la estratificación social. En el mismo sentido, la dinámica de referencia
coloca a las regiones urbanas ante nuevos retos y oportunidades. Estos
retos y oportunidades se expresan en la modificación de las relacio-
nes entre las condiciones de empleo local, por un lado, y la liberación
del régimen de comercio, por el otro. Esta situación está claramente
ilustrada en los estudios empíricos de la industria de la confección [sic
231 y la producción y distribución de películas [sic 781 y 7821 de Los
Ángeles.
En principio, un índice simple de los efectos inducidos del comer-
cio en el empleo en cualquier sector de cualquier región puede definir-
se como el número de empleos creados o destruidos en la región respec-
to al total nacional del sector de referencia. Espeúficamente el índice
puede escribirse como:
8 ,

Lij * = ((Ei - Ii)/Sl)Nij,

donde Lij mide las ganancias o pérdidas en el insumo de trabajo en el


sector i del área j; Ei y li son, respectivamente, las exportaciones y las
importaciones totales de bienes del sector i; S es la producción total del
sector i y Ni)es el empleo total en el sector i del área J. El índice es
muy tosco porque supone que todas las áreas geográficas en la nación
participan en el comercio exterior en igual proporción. Tampoco pres-
ta atenaón a la sustitución de largo plazo bajo la cual el trabajo despla-
zado de un sector es eventualmente empleado en otros sectores. Con
<
esas reservas en mente, los cálculos basados en este índice sugieren, no
obstante, que las relaciones intensificadas de comercio tienen efec-
tos mayores en la industria de la confección y la cinematográfica en Los
hgeles. Así, dado el déficit nacional en confección, Los h g e l e s es en
1
teona penalizado por el equivalente aproximado de unos 37 500 tra- t
I ,
..
enfrenta hoy una situación de deterioro estructural generalizado y en
ausencia de alguna respuesta decisiva (v.g. elevamiento de las califica-
ciones y de la tecnología), seguirá siendo desplazada por la competencia
internacional. Atrapados en este círculo vicioso, los empresarios en éste
y otros sectores de factorías de hambre continúan presionando a la baja,
los salarios y las condiciones laborales, abriendo las grandes brechas so-
ciales que ya son signo distintivo de la estructura socioeconómica de
los ochenta y noventa.
Así, aunque las regiones urbano-globales representan algo de lo
más dinámico y próspero del mundo de hoy, están propensas a varios
tipos de fallas y en muchos casos su riqueza conjunta enmascara un cua-
dro contiguo de pobreza y explotación.
\. ..

Planeación prospectiva y agenda política


para las regiones urbano-globales
El dilema neoliberal ..

Los señalamientos ya efectuados son suficientes para generar cierto


escepticismo sobre el modelo neoliberal a pesar de la legitimidad que
le confiere su vinculación con el extendido periodo de crecimiento agre-
gado en Estados Unidos y Gran Bretaña. La persistencia de las políti-
cas neoliberales, puede suponerse que exacerbará el problema de las
regiones urbano-globales, para no mencionar otras esferas de actividad
económica, y bloqueará las perspeqiyas de un desarrollo más ordena-
do y progresivo [Allen et al., 19981.
En su hermetismo el neoliberalismo eventualmente,erosionará la
continuidad de su propio éxito al ir eliminando gradualmente el sopor-
te del orden coleaivo del capitalismo. Abre el camino para la extensión
de los procesos competitivos de mercado a todos los niveles de la so-
ciedad, pero esta misma acción puede traer un cúmulo de rupturas, que
como veremos después, no son simplemente expresiones técnicas de
fallas de mercado (aunque en sí mismas dichas fallas son significativas),
sino que son una función de la desarticulación entre privatización y
competencia por un lado y la cooperación por el otro. Incluso cuando
el mercado opera eficientemente en un determinado orden social, nun-
ca puede independizarse de la infraestructura social y política extra-
mercantil. Más allá de estos planteamientos es posible prever, al menos
para Estados Unidos, que la tan ansiada reversión del neoliberalismo
,
no esté tan lejana. Así, mientras que la rebelión de los contribuyentes,
,,
que son la esencia del neoliberalismo, ha implicado recortes en mu-
chos s e ~ c i o públicos
s esenciales, el efecto de dicha rebelión se miti-
gó gracias al crecimiento de la economía. Efectivamente, a pesar de que
han bajado las tasas impositivas, el crecimiento ha ayudado a recupe-
rar las arcas públicas y de ese modo a mantener un orden regulatorio
efectivo y una acción gubernamental positiva. Pero el crecimiento eco-
nómico del capitalismo no puede avanzar ininterrumpidamente y la
declinación llegará inevitablemente, y cuando se presente lo hará con
una fuerte carga acumulativa. En primer lugar, tenderá a acentuar los
esfuerzos gubernamentales para restringir los servicios públicos a medi-
da que caiga el PIB. En segundo lugar, disminuirá aún más la capa-
cidad de los gobiernos a todos los niveles para elevar los impuestos. El
resultado neto será probablemente, tanto una mayor desaceleración
económica con sus secuelas sociales negativas, o en caso de que el Esta-
do intente llevar a cabo medidas compensatorias, una severa crisis fiscal.
Las alternativas viables al neoliberalismo no sólo son posibles
sino que ya se encuentran en estado embrionario en ciertas formas de
capitalismo no anglosajón, aun cuando éstas presenten cierto grado
de desorganización [Albert, 1991; Wade, 19901. En lo que sigue me con-
centraré en ciertos aspectos de una propuesta social democrática tenta-
tiva para el sistema económico en el mundo actual, haciendo énfasis en
los problemas específicos de las regiones urbano-globales. Considero
que esta propuesta alternativa puede modificar las tendencias eco-
nómicas que afectan a las regiones urbano-globales en todo el mundo.
a ,

La tarea para los planiflcadores


y el responsable de la toma de decisiones
A medida que las regiones urbano-globales se van consolidando, han
surgido muchas interrogantes en tomo a la planificación y política urba-
na porque los estados nacionales se encuentran cada vez menos prepa-
rados para dar cobertura a todos los intereses geográficos y seccionales
bajo su dominio. Esto no equivale a decir que la planeación urbana tra-
dicional haya desaparecido, al contrario, está tan viva como siempre,
pero ha aparecido una gama de problemas inesperados que afectan la
estructura económica de las grandes regiones. Induso las respuestas que
parecen más urgentes tienen mayores requerimientos que los enfoques
empresariales en boga, ya que implican formas más complejas de acción
colectiva.
Las regiones urbano-globales, como hemos visto, representan cons-
telaciones de intereses locales interdependientes, entrelazados en rela-
ciones competitivas (pero también colaborativas) a lo largo de todo el
temtorio nacional. Están constituidas por una versátil e inamovible aglo-
meración de actividades industriales y de servicios que al apoyarse en
la división del trabajo, en los mecanismos de aprendizaje e innovación,
en los procesos Iaborales y de mercado y en sus normas culturales de
interacción, generan beneficios para todos. La economía de estas re-
giones, entonces, está estructurada de tal manera que el destino de un
simple productor esta entrelazado con el destino de todos los produc-
tores ubicados en una misma región. Debido a esta característica inhe-
rente a la producción en común y a1 hecho de que el mercado no puede
garantizar una asignación óptima, existe la necesidad de que las insti-
tuciones locales desempeñen un papel positivo para generar la coordi-
nación y los servicios de dirección que se requieren. Esas instituciones
pueden asumir una variedad de formas, que van desde las agencias gu-
bernamentales locales, pasando por los acuerdos híbridos como las co-
laboraciones entre el sector público y el privado, para llegar a las organi-
zaciones civiles puras como las asociaciones de productores, cámaras
de comercio, sindicatos, grupos comunales y así sucesivamente [Clark
y Gaile, 1998; Scott, 19981.
Cuáles, podríamos preguntar, serían los rasgos operativos y los
objetivos de estas instituciones. En el presente contexto limitaré mi res-
puesta a las cuestiones económicas, aunque reconozco que están en
juego muchos problemas sociales [Fri,edmann y Wolf, 1982; Sassen,
19971. Sobre todo, me centraré en la cuestión de cómo construir y sos-
tener las ventajas competitivas locales donde las fronteras nacionales
tienen un efecto decreciente sobre los principios de interacción eco-
nómica. Cualquiera que sea el enfoque, es importante tener en mente
que en tanto la línea apropiada de acción política puede describirse en
lenguaje comente, las cuestiones bajo consideración demandan el uso de
términos referidos a la economía de la aglomeración, que respondan a
las cualidades intrínsecas de la regiones urbanas. Esta consideración
obviamente no pretende subestimar la importancia de otras cuestiones
relacionadas con la aglomeración como es el caso de la educación.
La variedad de actividades de planeación y de toma de decisiones
que se discutirán pueden ser divididas en dos categorías principales: a)
coordinación sincrónica de las relaciones económicas y b ) procedimien-
tos de planeación a largo plazo. Sin embargo, no hay una delimitación
clara entre estas dos categonas de,problemas.
Coordinación sincrónica
Se invocan varias formas de coordinación para atacar las fallas y bre-
chas que aparecen en los sistemas económico-urbanos. Estas fallas y
brechas se presentan bajo múltiples ropajes, pero son más severas en .
el caso de las pequeñas y medianas empresas. Esas empresas son gene-
ralmente menos eficientes que las grandes a la hora de atraer capital y
comercializar su producto (especialmente en los mercados exuanjeros),
en adquirir información o en cualquier actividad que requiera recursos
y apoyo organizacional. No obstante, las pequeñas y medianas empre-
sas representan en muchos sentidos la savia de la economía urbana,
no sólo porque representan a la mayoría de los productores, sino tam-
bién debido a su papel como soporte de las grandes empresas por vía
de la subcontratación y servicios operativos.
Las empresas de todos los tamaños, pero especialmente las pe-
queñas y medianas, no aportan suficiente inversión para capacitar a sus
trabajadores y para efectuar actividades de investigación apropiadarnen-
te. Este problema se agudiza más debido al efecto del "pasajero gratis",
esto es que muchas empresas suspenden sus inversiones en capacita-
ción y en investigación con la esperanza de que otras las realicen y así
reciban estos beneficios gratuitamente. La capacitación y la investiga-
ción son componentes indispensables de la competitividad local tanto
en los sectores intensivos en capital y tecnología como también en mu-
chas de las industrias artesanalesy de productos culturales que están cre-
ciendo rápidamente en las regiones urbanas globales y en las que el di-
seño innovativo es un factor determinante del éxito comercial. Existe
pues un papel que deber desempeñarse de manera que las instituciones
no mercantiles provean servicios de capacitación e investigación, de
acuerdo con los requerimientos locales.
Además, el conjunto de relaciones transaccionales que son priva-
tivas de las aglomeraciones de productores son usualmente suscepti-
, bles de un amplio mejoramiento operacional por medio de la red de
actividades de intermediación. Induso hay una demanda creciente para
ese tipo de actividades y los responsables de la toma de decisiones y
otros grupos involuaados, buscan mejorar el desempeño de los produc-
I tores locales induciendo la formación de redes de colaboración con altos
niveles de sinergia interfirma. Entre los numerosos ejemplos de este
enfoque que se ha presentado en la literatura, se puede mencionar el
I
I ambicioso programa de extensión industrial que se ha puesto en mar-
cha en Quebec y New Hampshire [Ferland et al., 1996; Gittell et al.,
Regioiirs iirbano-globales . , 529
19961. Esos programas están diseñados para estimular el desarrollo
industrial local por medio de la vinculación entre empresas que promue-
ven la cooperación tecnológica y que están interesadas en el apren-
dizaje interempresarial.

Planificacibn a largo plazo


Los procedimientos de la planificación a largo plazo son un ingredien-
te esencial del aparato regulatorio de las regiones urbano-globales, por-
que las economías de esas regiones están determinadas por procesos de-
pendientes de la trayectoria, que a su vez conducen a una dinámica
de bloqueo (lock in) temporal. A medida que la economía de cualquier
región urbana evoluciona a través del tiempo, su marcha ascendente
puede ser descrita en términos de un proceso ramal en el cual una vía
particular, una vez tomada, dirige el cambio posterior hacia canales
específicos a la par que se aleja de otros. Lo'anterior podría plantearse
más enérgicamente de la siguiente manera: una vez que cualquier sis-
tema ha evolucionado (o tomado un camino) del momento del tiem-
po (t) a otro (t + l),en este último se da el bloque a favor de las opcio-
nes evolutivas específicas que surgen de dicho momento, con lo cual
quedan excluidas otras que estaban disponibles en (t). Podríamos decir,
para ser más precisos, que las condiciones de bloqueo no se definen
en sentido absoluto, sino que señalan que el cambio de una vía a otra
puede ser, más que imposible, extremadamente costoso.
Ahora, sin que existan mecanismos de orientación que garanticen \
que la economía local siga un camino viable de largo plazo, es entera-
mente posible que se seleccione una vía de desarrollo porque ésta (

l
ofrece a los agentes económicos ganancias atractivas en el corto plazo
que se vuelven altamente problemáticas en el largo plazo. El caso de 1
la industria mueblera de Los h g e l e s previamente citada es un ejem-
plo de esta clase de trampa temporal. Dada la trayectoria de desarrollo
de la industria, es dudoso que en estos tiempos se puede redirigir I
favorablemente su futura evolución e incluso si se pudiera efectuar, I

sería extremadamente costosa y dolorosa. Si hubieran existido los me- 1


dios institucionales para influir en el desempeño de esta industria en
$
los años setenta y ochenta, la situación sena menos grave de lo que se
vive actualmente.
De la misma manera, los esfuerzos de orientación adecuados y los \
procedimientos de toma colectiva de decisiones pueden ayudar a las re- 1
giones a obtener beneficios invaluables al anticiparse a los aconteci-
r ,
.. ..
mientos posteriores. De ningún modo existe un método infalible
para asegurar esos beneficios, aunque en ocasiones pueden lograse im-
portantes avances por medio de apoyo no mercantil a las industrias na-
cientes que de otro modo estarían condenadas a perecer. La expectativa
es que cualquier industria que se seleccione para recibir estos beneficios,
debiera florecer sin el apoyo público una vez que llegue a un estadio
crítico de su desarrollo, especialmente al empezar a generar extemali-
dades positivas.

La dimensión intrarregional
Las dos principales variedades de planificación y política de promoción
que se presentan a continuación, pueden ser caracterizadas como parte
de un intento de apoyar las capacidades defensivas y ofensivas de las re-
giones urbano-globales y alcanzar esas metas gracias a las ventajas que
derivan de la lógica peculiar de las aglomeraciones locacionales. .,
Sin embargo, podríamos contar con que cualquier esfuerzo concer-
tado de parte de las regiones urbanas para avanzar en esta dirección,
puede tener importantes repercusiones debido a factores de interacción
mutua. Primero, la formación de instituciones intrarregionales sólidas
capaces de coordinar la acción económica local, tenderían a facilitar la
organización de joint-ventures para beneficio local en las cuales varias
regiones urbanas se combinen para obtener sinergias con su asociación
[Cook, 19931. Segundo, la misma clase de instituciones que se mencio-
naron primeramente podrían dar cpmo resultado una más aguda com-
petencia interregional, ello como consecuencia de los posibles efectos
positivos generados en las economías locales de base. En cualquier caso,
podemos esperar un mayor grado de politización en el mundo de los
sistemas económicos interregionales. Esta supuesta politización podría
ser especialmente intensa dado el creciente celo con que las empresas
trasnacionales persiguen las extemalidades positivas localizadas [Dun-
ning, 19981, lo que coincide con capacidades locales de supervisión y
fiscalización bastante débiles. Algunas claves iniciales sobre la natura-
leza de este proceso de politización se expresan en las preocupaaones
que provocan las formas más dañinas de aaivismo económico regional
practicadas intensamente desde los ochenta, tales como el ofrecimien-
to de incentivos financieros a las firmas que acepten cambiar de región.
Estos problemas llevan a la cuestión de cómo construir y operar sistemas
efectivos de coordinación suprarregional en el marco de diferentes ju-
risdicciones nacionales. La necesidad de esta dase de coordinación será
Regioiies iirbano-globales N
mayor en el futuro y evocará, sin duda, alguna clase de respuesta insti-
tucionalizada, como lo ejemplifica de manera rudimentaria el Comité
Europeo para las Regiones.
Lo anterior no implica decir que estas tareas de planificación y po-
lítica se compaginen con lo que normalmente entendemos por gestión
urbana y regional que, como tal, implica nuevos retos para los profesio-
nales en este campo. Cualquier intento serio de enfrentar esos retos su-
pone, verdaderamente, cambios de fondo en los programas de entrena-
miento de los responsables de los asuntos urbanos y regionales, así
como también modificaciones de sus entomos de trabajo. Entre las
otras cosas que los responsables deben hacer es lidiar con complejos
asuntos propios del entorno comercial local, al mismo tiempo que
administren aeativamente los sistemas públicos, manteniendo un ojo
alerta en las promesas y riesgos de la cambiante situación global.

. .
En busca de un contexto político
. .
Varios teóricos han apuntado que las tendencias profundas hacia la glo-
balización parecen haber limitado -aunque no de manera definitiva-
los poderes regulatorios del Estado-nación. Esta limitación es posible-
mente más evidente en la declinación de la soberanía nacional [Arnin
y Thrift, 1995; Peck yTickel1, 19941 y en la erosión de la legitimidad del
Estado para actuar como la fuente por excelencia del sentido de uuda-
danía y del orden democrático en el mundo contemporáneo [Holston
y Appadurai, 1996; Mouffe, 1992; Swllivan, 19951. Otro síntoma de esta
situación es la definitiva (pero aún difusa) aparición de nuevos foros
para la regulación social que están empezando a complementar y susti-
tuir al Estado-nación tradicional. Algunos de estos foros (al igual que
muchas clases de asociaciones civiles) tienen una simple expresión
sectorial y operan sólo contingentemente en el terreno geográfico;
otros tienen una identidad necesariamente geográfica. Tres de estos
últimos son de interés aquí. El primero es definible en escala global y apa-
rece tras la fachada de organizaciones internacionales, regímenes con-
tractuales, encuentros diplomáticos formales e informales y así sucesi-
vamente (aunque habna que reconocer que aún tienen un desarrollo
provisional y rudimentario). El segundo está constituido por bloques
plurinacionales, siendo la Unión Europea el más avanzado de 6stos. El
tercero es la multiplicación de localidades de las cuales las regiones urba-
no-globales constituyen el caso más importante.Todos ellos, unidos con
el actual sistema de estados nacionales en reestructuración forman
53 hilen Scoti
una emergente geometría política que anticipa el andamiaje del nuevo
régimen regulatono y parece cobrar vida a medida que la globalización
sigue su curso.
Pero otro síntoma del cambiante orden sociopolítico de la globa-
lización, se evidencia en la creciente alienación del electorado de las
grandes sociedades democráticas que se alejan de la política nacional
y de las instituciones políticas. En vanos sentidos, los ideales republica-
nos de libertad, igualdad y fraternidad dentro de una estructura nacio-
nal de ciudadanía no parece que tengan el mismo sentido movilizador
que poseyeron en el pasado, no sólo porque sus adeptos han disminui-
do, sino también porque el fervor ha declinado; también la lealtad exdu-
siva a la idea de nación no sigue siendo tan atrayente e integrante como
en el pasado, induso entre las elites nacionales [Sullivan, 19951. En el
mundo de hoy, nuestras lealtades y con ellas nuestro sentido de ciuda-
danía, se mueven en varias direcciones; no están centradas completa-
mente en una unidad social soberana. De manera tentativa e induso
tangible, podemos pensar que nuestras filiaciones políticas están empe-
zando a dispersarse entre las cuatro partes de un sistema cuyas estruc-
turas son globales, plurinacionales, nacionales y regionales [Albrow
et al., 19971. En este naciente escenario, las regiones urbano-globales
probablemente desempeñarán un papel importante, no sólo porque
constituyen un ensamblaje vital de la productividad, sino porque tarn-
bién representan la concentración vital de la vida diana y de la experien-
cia para grandes grupos de individuos.
La región urbana tiene un significado especial como comunidad de
intereses, induso en este mundo globalizado, aunque debemos desta-
car que este atributo no tiene nada que ver con una visión romántica
del republicanismo premodemo y comunitario de Tocqueville. Lo que
queremos enfatizar es una concepción de la región urbana como un do-
minio actual y potencial de ciudadanía, que es diferente de los otros
niveles de organización política, especialmente del Estado soberano. La
noción de ciudadanía en que me apoyo contrasta con el significado
tradicional de derecho de nacimiento otorgado por el Estado-nación.
Programáticamente podemos pensar esta nueva noción como parte de
los atributos civiles de que gozan los residentes en un sitio cualquiera,
que implica deberes y derechos específicos a ese lugar [Holstony Appadu-
rai, 19961. En este sentido, ahora sería posible adquirir ciudadanía
muchas veces a medida que el individuo se desplace, incluso m a n d o
fronteras nacionales, de una región urbana a otra, con lo que evita los
efectos negativos de ser considerado un extraño en los asuntos políti-
Regiones urbaiio-giobalc3 533
cos locales. Una consecuencia importante de cualquier reforma en esta
dirección sena la de conferir el derecho al voto a las grandes poblacio-
nes de inmigrantes marginados que existen en muchas regiones urbanas
globales, con lo que se abriría el camino para su incorporación a la vida
de la comunidad y así a una organización más democrática de la polí-
tica local.
Un orden más democrático y participativo en el nivel de la región
urbana habrá de tener ciertamente muchas implicaciones sobre el ma-
nejo de la planeación y la aplicación de las políticas ya discutidas, afec-
tará también los beneficios esperados para toda la colectividad. Tales
medidas no son sólo meros instrumentos tecnocráticos, son también
herramientas poderosas para el ajuste social con profundas implicaao-
nes en asuntos como la distribución, la equidad y la justicia social. Insis-
tiré más adelante que si han de alcanzar todo su potencial para impul-
sar la vitalidad de las economías y de la vida colectiva de las regiones
urbano-globales, es imperativo que sean orientados hacia la tarea de
construir un futuro más democrático tanto local como nacionalmente
lejos del neoliberalismo.
Cualquier replanteamiento en esta dirección requerirá más que sim-
ples reformas administrativas; necesita esencialmente gran habilidad
para capturar una visión progresiva de qué es lo posible en el nuevo
orden mundial. En ausencia de una movilización política en tomo a un
programa coherente y viable de democracia social, habrá en el camino
otro futuro, menos benigno para las regiones urbano-globales. Este fu-
turo alternativo está contenido en la semilla de los patrones neolibera-
les ya presentes. Podría ser concebible un futuro en el cual los profesio-
nales de la planeación urbana de las regiones urbano-globales hagan un
intento de explotar al menos algunas de las ventajas del sistema de coor-
dinación y dirección con el fin de mejorar las condiciones locales, pero
tales intentos se verían privados de su vínculo con una agenda de acción
más amplia. Tal escenario futuro sin duda atrae a las coaliciones locales
que favorecen el crecimiento y a los grupos de presión, que al percatar-
se de los límites del patrocinio municipal y de sus campañas promocio-
nales, llegan a la conclusión de que sus ambiciones de ganancia pueden
alcanzarse por otros medios. Es decir, cualquier prolongación de la
agenda neoliberal para las grandes regiones urbano-globales -aparte
de la posibilidad de fallas de largo plazo en lo económico- seguramen-
te se traducirá en niveles mayores de exclusión social que los vividos
hasta ahora y por ello a un mayor potencial para la inestabilidad social
[Autés, 19971.
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na perspectiva institucional sobre el
papel del Estado hacia una política
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Ha-Joon Chang

iCuál es el papel apropiado del Estado? Ésta ha sido una pregunta que
constantemente ha mantenido ocupados a los economistas desde el
nacimiento de la disciplina [para algunas revisiones históricas véase
Deane, 1989 y Shonfield, 19651. Durante este tiempo ha habido va-
rias oscilaciones de la opinión dominante en la materia, pero las dos
mayores, que han ocumdo durante la última mitad del siglo, se dieron
después de la segunda guerra mundial y son particularmente notables
en sus metas [véase Chang y Rowthom, 1995a, la traducción aparece en
el Chang, 19961.
El fracaso de la doctrina del laissez faire durante el periodo de en-
treguerras dio lugar a su rechazo y a! comienzo de un consenso sobre
el Estado activista. Para los sesenta el fin del capitalismo laissez faire
era un hecho y había un amplio consenso que vivíamos en un régi-
men de "economía mixta" ("capitalismo moderno" u "organizado").Sin
embargo, este nuevo consenso fue dramáticamente revocado desde
mediados de los setenta por la contraofensiva neoliberal, que buscó
terminar con el régimen de economía mixta y reintroducir los princi-
t pios de mercado a un grado inimaginable en la inmediata posguerra.
I El surgimiento del neoliberalismo durante las dos últimas décadas
ha cambiado de manera fundamental los términos del debate sobre el
papel del Estado [para más detalles, véase Chang, 1994, caps. 1 y 21. El
Estado no se visualiza como un agente social, imparcial y omnipoten-
te; ahora es analizado como un "depredador" o como un vehículo
para aquellos grupos políticamente poderosos (sobre todo políticos y
1 burócratas) que por su medio promueven sus intereses particulares.
Se denunció que era la maximización del interés propio lo que lleva-
P,

ba a los agentes que actúan en las esferas del dominio público a usar
la política como medio para corregir el mercado y ajustarlo a los "deseos
colectivos". El sesgo minimalista significa que aquellos que respaldan
la intervención del Estado tienen que justificar ante sus adversarios
cada argumento, en tanto que los que desacreditan la intcrvencion
estatal puedan recurrir a la lógica más simplista y frecuentemente sólo
a casos anecdóticos. Aunque el planteamiento neoliberal tiene en sí
mismo muchas limitaciones y sesgos intelectuales, como discutiremos
más adelante, su legado no ha sido enteramente negativo. Ha expues-
to problemas fundamentales de la visión "tecnocrática" del papel del
Estado que prevaleció en el auge de la economía del bienestar (años
cincuenta y sesenta) y regresó la política a la economía (aunque con
el fin último de abolir la política, véase p. 557). Pero aún más impor-
tante fue su compromiso explícito con la economía política que abrió
las puertas para la subsecuente crítica "instituuonalista" [véase, por
ejemplo, Evans et al. (eds.), 1986; Hall.(ed), 1989; Toye, 1991; Evans,
1994; Chang y Rowthom, 1995bl. Siguiendo la uítica instituciona-
lista, algunos estudiosos de la doctrina neoliberal han admitido (sin
necesariamente reconocer las contnbuciones de sus uíticos) la impor-
tancia de factores institucionales en la comprensión del papel del
Estado [North, 1994, y World Bank, 1977, son buenos ejemplos de
tal cambio].
Habiendo logrado esta importante pero irreconocida victoria sobre
el neoliberalismo, es justo decir que el institucionalismo todavía ca-
rece de una propuesta de econorqia política suficientemente comple-
ta que pueda reemplazar la del neoliberalismo. En este capítulo haré
algunas sugerencias sobre lo que creo que deben ser los cimientos de
lo que podríamos llamar una economía política institucionalista. Para
este propósito, analizaré la agenda neoliberal en tomo al papel del
Estado desde una perspectiva institucionalista e identificaré lo que
a e o que son sus fallas fundamentales, sugiriendo en el proceso cuáles
deberían ser los elementos de una teoría institucionalista del Estado
que puede superar las referidas fallas.

Desenredando la agenda neoliberal


La convicción mesiánica con la cual muchos neoliberales han formulado
su mensaje, ha creado la impresión de que ésta es una doctrina cohe-
rente con conclusiones claras. Sin embargo, al contrario de esta creen-
cia popular, la doctrina neoliberal es un muy heterogéneo e incon-
542 1-h-JoonCharig
sistente edificio intelectual. Por eso, antes de entrar a una aítica más
detallada, sería útil trazar las líneas básicas de los postulados intelec-
tuales de la docuina neoliberal develando algunas de sus debilidades
más obvias.

La alianza profana entre el neoclasicismo


y la tradición libertaria auscriaca
La mayor contradicción en el programa de investigación neoliberal
viene del hecho de que nació de un matrimonio de conveniencia entre
la economía neodásica, la fuente de legitimación intelecmal (dando
su prestigio académico) y lo que podría ser llamado en general la tra-
dición'libertaria austriaca que proporcionó los recursos de política re-
tórica. La brecha entre estas dos tradiciones intelectuales no es menor,
como lo saben aquellos que están familiarizados, por ejemplo, con la
mordaz aítica efectuada por Hayek a la economía neodásica.
Sin embargo, el matrimonio de conveniencia se sostuvo porque la
escuela austriaca ofrece el atractivo popular que la'economía neodá-
sica jamás podría proporcionar por sí misma; mientras que la primera
obtuvo, dadas sus carencias de legitimidad intelectual, la aureola de
respetabilidad "científica", atribuida a la escuela neodásica. El punto
puede ilustrarse con las experiencias de los primeros días de la reforma
en los países ex comunistas. Lo que capturó la imaginación popular
fue el lenguaje a favor de la libertad empresarial usado por los austria-
cos y no, obviamente, la árida fraseología,delos neodásicos. Sin embar-
go, cuando los gobiernos poscomunistas en esos países eligieron a sus
consejeros económicos del extranjero, lo determinante fue la jerar-
1
quía que tuvieran en los círculos académicos, dominados por los neo-
I
clásicos.
i
Pero el precio que tuvo que pagar la escuela neodásica por los atri-
butos de persuasión que le brindaron los austriacos, fue muy alto. Para
b mantener la alianza entre ambos, los neodásicos han tenido que su-
I primir su veta intervencionista. iCómo lo hicieron?, una forma fue
aceptar la lógica de las "fallas del mercado" propia de la economía del
1 bienestar, pero evitando extenderla más allá de lo políticamente acep-
table. Así por ejemplo, el concepto de extemalidad se aplica a las cues-
tiones menos controversiales políticamente como el medio ambiente
o la educación, pero raramente se aplica a áreas más controversiales
) como la política industrial selectiva de Asia Oriental que pudiera jus-
tificarse bajo el argumento de la falla de mercado. Dado que la eco-
nomía neoclásica carece de medios teóricos para determinar cuáles
son los limites válidos de la intervención del Estado, se llega a argu-
mentar, sin proporcionar evidencia objetiva, que las fallas del merca-
d o existen como posibilidades lógicas, pero ocurren raras veces en la
realidad (Friedman, 1362 es un buen ejemplo].'
El segundo método para inhibir su veta intervencionista es sepa-
rar (en parte deliberadamente y en parte inconscientemente) su dis-
curso académico serio de otro basado en el lenguaje popular. Así, los
economistas neoclásicos pueden estar efectuando investigaciones aca-
démicas para justificar una estricta política antimonopólica, pero la

lógica de la falla d e mercado y la construcción de modelos que po-


drían tener fuertes conclusiones intervencionistas, para luego descar-
tarlos con el argumento de que en la vida real, no puede confiársele al
Estado atribuciones que además de ser difíciles (debido a asimetrías de
información) son peligrosas políticamente (debido a la posibilidad
del abuso de la burocracia y el acecho de los grupos de interés). Varios
escritos de Paul Krugman proveen el mejor de los ejemplos de lo ante-
rior: Krugman propone una elaborada teoría estratégica del comercio
y luego, al final, en breves párrafos, de su artículo "Economía política
pop" niega la capacidad del Estado para completar tal e~trategia.~ Para
decirlo llanamente, un neodásico puede construir un modelo que reco-
miende la intervención estatal, pero a continuación debe probar su con-
fiabilidad política, despedazando su propio modelo por razones pura-

'La lista de funciones legítimas del Estado que presenta Friedman es la siguiente:
mantenimiento de la ley y el orden, la definición y modificación de los derechos de
propiedad y de otras reglas del juego económico, el arbitraje de disputas sobre la interpre-
tación de las reglas, la obligatoriedad de los contratos, la promoción de la competencia,
la provisión de un marco monetario, el compromiso para contrarrestar los monopolios
técnicos y la supresión del "los efectos de comunidad" (su término por 'externalidad"
que considera como suficientemente importante para justificar la intervención del gobier-
no), el apoyo a la caridad privada y a la familia [Friedman, 1962: 34).
'Un reconocido economista liberal, Robert Lucas, revisando el libro de Krugrnan
y Helpman, preguntó por qué habían escrito el libro si al final dirían que las políticas
intervencionistas que derivan de sus modelos, no pueden recomendarse debido al peli-
gro político que conllevan [véase Lucas, 19901.
La indeterminación de la posición neoclásica
sobre la intervención del Estado
Aunque desestimemos la mencionada tensión entre los elementos
neodásicos y los austriacos, en la síntesis neoliberal persiste un desa-
cuerdo entre los mismos economistas neodásicos sobre cuál debe ser
el papel del Estado. Como se dijo, los neodásicos tienen una fuerte pro-
pensión hacia la intervención estatal que se manifiesta en la economía
del bienestar. Como Baumol [1965] y otros han puntualizado, una
vez que nos adherimos fielmente a la lógica de las externalidades,
queda en duda si debiéramos realizar transacción alguna en el merca-
do. La mayoría de los bienes crean alguna externalidad negativa en su
proceso de producción en forma de contaminación, excepto en aquellos
pocos casos donde se efectúa una compensación. Cuando considera-
mos efectos de enlace [Hirschman, 1958, cap. 61 o externalidades pe-
cuniarias [Scitovsky, 19541, muchos bienes podrían clasificarse como
portadores de externalidades positivas. Algunos economistas incluso
argumentan que algunos bienes a los que usualmente se les considera
como carentes de extemalidades (como los bienes alimenticios básicos),
pueden ser vistos como creadores de externalidades, cuando éstos no
son consumidos en la cantidad apropiada e inducen al uimen [Schotter,
1985: 68-80]. Es más, las preferencias individuales son interdependien-
tes; por ejemplo, la gente tiene lo que Elster [1983,cap. 21 llama prefe-
rencias antiadaptativas: "el pasto es siempre más verde en el otro lado de
la cerca". La psicología del consumode bienes de lujo (su placer en gran
parte deriva de que otros están excluidos de su consumo) es otro ejem-
plo de la interdependencia de las preferencias del consumidor.
La lista puede continuar, pero el punto aquí es que usandoi una
lógica puramente neoclásica, podemos justificar un amplio rango de
intervenciones estatales. En efecto, en los años veinte y treinta autores
como Oskar Lange trataron de justificar la planificación socialista con
base en un modelo neoclásico [Lavoie, 1985; Pagqno, 19851. Visto
así, un economista neodásico será un intqrvencionista o no dependien-
do más de sus preferencias políticas que de la ciencia que practique.
Considerando lo anterior, es importante rechazar el mito propagado
por los economistas nkoclásicos de que los límites entre intervención
estatal buena y mala puede ser definido de acuerdo con reglas científicas.
En suma, el neoliberalismo está basado en una alianza non-santa
entre la economía neodásica, la cual provee la legitimidad intelectual,
i
,, *' 3

y la tradición liberal austriaca, que brinda la retórica política. Lo ante-


rior significa a su vez que la veta intervencionista de la economía neo-
l
dásica queda suprimida. Tal supresión implica, como señalamos, la 1
tendencia intelectual y moralmente injustificable de dibujar un límite
arbitrario en tomo a la intervención estatal, recurriendo alternativa-
mente a un discurso "serio" y otro "popular", sin reconocer esta duali- 1

dad y luego, para rematar denunciando el intervencionismo basado en


fórmulas de economía política insustanciales. Nosotros argumentamos
que la economía neodásica en sí no provee el criterio científico para
delinear los límites entre las intervenciones buenas o malas. Así, a pe-
sar de su preferencia por la coherencia intelectual y el mensaje daro, e1
neoliberalismo es una doctrina internamente heterogénea e intelec-
~ \

tualmente inconsistente que emite mensajes confusos.

Algiiraas críticas instiPucionalistas a 1os.fündanrientcps


del análisis neoliberal del mercado, el Estado jr la política
, ,

Habiendo señalado la fractura fundamental y de origen de la doctrina


neoliberal, pasaremos a efectuar algunas a'ticas más detalladas tomando
una perspectiva institucionalista que nos permita cuestionar su con- ..
cepción del mercado, del ~ s t z d oy de otras instituciones, así como de
la relación entre ellas.

iQué es el libre mercado? Definición


y medición de la intervención estatal
Definición de intervención estatal
El discurso neoliberal sobre el Estado es básicamente acerca de si
existen mercados libres con resultados socialmente óptimos y si además i

la intervención podría ser capaz de mejorar los resultados del merca-


do libre (sobre 18cual son escépticos). Independientemente de si esta- ((
mos de acuerdo o no con esta condusión, debemos preguntamos si
este discurso es coherente. ,
La pregunta puede parecer necia, pero,, jng sabemos que el libre
mercado es mercado sin intervención estatal? Ciertamente, pero más
allá de la controversia de que cuál es "buena" intervención estatal y cuál
"mala", jsabemos lo que implica la intervención estatal? El problema 1
es que una misma acción del Estado puede ser y ha sido considerada
,,
como "intervención" en una sociedad péro no en otra (la cual podría
ser la misma sociedad en un punto diferente en el tiempo). iPor qué
sucede así? Contestaremos esta pregunta con algunos ejemplos.
Primero, tomaremos el caso del trabajo infantil. Pocas personas
en países pertenecientes a la OCDE considerarían actualmente que la
prohibición del trabajo infantil constituye una intervención artificial
del Estado que restringe el acceso al mercado de trabajo, mientras que
muchos capitalistas del Tercer Mundo (al igual que los capitalistas del
siglo m e inicios del xx de lo que hoy son países desarrollados), consi-
derarían el trabajo infantil como justo. En los países avanzados, los de-
rechos de los niños de no trabajar para ser educados son totalmente
aceptados y han sido incorporados a la estructura de derechos y obli-
gaciones laborales (así como lo ha sido el derecho Universal a la auto-
determinación) y no está sujeta a discusión (no hay debate sobre si la
prohibición sena contraria a la eficiencia). En contraste, en los países
en desarrollo (de ayer y hoy) no se aceptan plenamente los derechos
de la niñez, de modo que la acción del Estado al respecto es conside-
rada una "intervención" cuyo efecto en la "eficiencia" es un tópico legíti-
..
mo de debate.
Otro ejemplo, muchos estándares ambientales, que fueron muy
criticados como intrusión en la libertad comercial y personal (por ejem-
plo, el estándar sobre emisión de los automóviles) hoy en día es rara-
mente cuestionado en los países de la OCDE,de modo que nadie dina
que se trata de un mercado intervenido. En contraste, los exportadores
de los países en desarrollo que no aceptan tales estándares ambien-
tales como legítimos, pueden considerarlos como barreras invisibles
al comercio, que "distorsionan" el mercado.
Todavía otro ejemplo: muchos economistas neoclásicos que cali-
fican los salarios mínimos y los "excesivos" estándares de trabajo en
los países avanzados como intehenciones injustificadas del Estado que
artificialmente establecen barreras a la entrada al mercado del trabajo,
no consideran las fuertes restricciones sobre inmigración que existen
en estos países como una intervención del Estado, aunque el control
de inmigración configura una barrera artificial de entrada dentro del
mercado de trabajo. Esta actitud contradictoria es posible solamente por-
que estos economistas creen en el derecho de los ciudadanos de un
país de dictar los términos de participación de los no ciudadanos en su
mercado de trabajo, sin molestarse por explicar su posición "política"
en esta materia.
I,
,,

Los ejemplos pueden continuar, pero el punto es que, dependiendo


de cuáles derechos y obligaciones son consideradas como legítimas
por los miembros de una sociedad, una misma acción podría ser con-
siderada una intervención en una sociedad y no en otra. Una vez que se
considera que algo no es una intervención en una sociedad particular
y en un tiempo dado, debatir su eficiencia llega a ser políticamente
inaceptable -aunque no hay una buena razón por lo que éste debiera
ser el caso-. El corolario es que, dependiendo de las estructuras de obliga-
ciones y derechos, un mismo mercado con la misma intervención
estatal (por ejemplo, la prohibición del trabajo infantil) puede ser visto
como libre (de intervención) en una sociedad y no en otra.
Si queremos determinar si un mercado es libre o no, necesitamos
comprender las instituciones subyacentes que definen la estructura de
derechos y obligaciones de los participantes en los mercados relevan-
tes (e induso de algunos no participantes, cuando ocurren extemalida-
des). Las instituciones que debemos comprender son, entre otras: i) las
reglas formales e informales que determinan la forma en que los intere-
ses se organizan y ejercen (reglas sobre asociaciones políticas de incor-
poración y cabildeo); ii) ideologías formales e informales relaciona-
'
das con las nociones de equidad y derechos naturales que prevalecen
en la sociedad (por ejemplo la autodeteminación, derechos de los niños
a la educación); iii) las instituciones formales e informales que deter-
minan cómo cambiar los derechos y obligaciones (por ejemplo: pro-
cedimientos para cambios legales o costumbres sociales acerca de
cuándo y cómo algunas obligaciones/derechos de facto se convierten
en legítimas, si no es que legales).
Así, lo que parece ser un ejercicio de definir qué es libre mercado
(y qué constituye intervención del Estado) ya no es obvio y esto antes
de que descartáramos la falla de alguhos mercados y la idea de si la
intervención estatal podría aumentar la eficiencia de los mismos. Des-
de una perspectiva institucional podemos decir que definir un mercado
libre a su más profundo nivel es un ejercicio sin sentido, porque ningún
mercado es libre a la larga en la medida que todos conllevan alguna
regulación estatal sobre quiénes participan y los términos a los que
están sujetos. Es sólo porque algunas regulaciones (y los derechos y
las obligaciones que están creando) han sido totalmente aceptadas
(por los observadores y participantes) por lo que se produce la ilusión
de que son "libres".
iCómo se mide la intervención
del Estado y por qué interesa?
Para propósitos de comparación internacional e histórica se han
usado algunas medidas de intervención estatal. En cierto nivel parece un
sencillo ejercicio. Sin embargo, la bondad de la medida de interven-
ción depende de la teoría (de intervención de Estado), por lo que nece-
sitamos mirar más allá de los números que se supone que miden y
pasar a analizar las teorías que subyacen detrás de aquellos números.
Tradicionalmente, la medida más popular del grado de interven-
ción del gobiemo ha sido el presupuesto del gobiemo como razón del
PNB y la participación de las empresas públicas (EP) en el PNB (Oen el to-
tal de la inversión). Estas medidas, aunque podrían damos una idea
cIara.de qué tan grande es el sector estatal, no constituyen un buen indi-
cador del grado de intervención del Estado. Esto es porque un gobier-
no grande no es necesariamente un gobierno más intervencionista. El
punto está muy bien ilustrado por los países de Asia Oriental como
Japón, Corea y Taiwan.
Sobre la base de estas medidas tradicionales, hasta recientemente
se creía que podíamos establecer objetivamente que lps países del Este
Asiático son no-intervencionistas [véase World Bank, 1991: 40, recua-
d r o ~2.21. Excepto por el hecho de que Taiwan tiene uno de los seao-
res EP más grandes del mundo no socialista y no petrolero, esta obser-
vación no parece estar lejos de la verdad, es decir en tanto aceptemos
que la "visión" del papel del Estado que está detrás de estas estima-
ciones, refleja correctamente el papel real del Estado en esos países3 Sin
embargo, la modalidad de intervención del Estado en el Este de Asia ha
3Elcociente gasto gubernamental-PIB en Japón fue de 33% en 1985, mucho más bajo
que el de otras naciones industriales excepto el de EUA. (27%). Otros datos sitúan el
cociente en 47% para Alemania, en 48% para el Reino Unido, en 52% para Francia, y
en 65% para Suecia [World Bank, 1991: 139, cuadro 7.41. En el caso de Corea, la pro-
porción de gasto del gobiemo central respecto del PNB en 1989 era del 16.9%, un dato
sustancialmente más bajo que el de otros países semindustrializados. Los datos corres-
pondientes fueron de 21.2% para México, 30.6% para Brasil, 32.5% para Chile, y
33% para f i n c a del Sur [World Bank, 1991: 224-5, cuadro1 11. Los datos comparables
para Taiwan no están disponibles. A mediados de los setenta (1974-1977), la participa-
a ó n de las empresas públicas en el PlB era de alrededor de 6.4% en Corea mientras la
de Taiwan estaba cercano a 13.6%. El promedio para los países en vías de desarrollo
era de 8.6%. Corea, entonces, era un poco menos intervencionista que el promedio
de este grupo (pero más alto que el de Pakistán [G.O%], Filipinas I1.7%], Argentina
[4.8%], los cuales son considerados como casos de intervención estatal fallida), y que
Taiwan, que se encuentra sustancialmente encima del promedio. El dato correspondien-
te para Japón no está disponible, pero sobre la base de la participación del sector de las
empresas públicas en la formación de capital, Japón (1 1.6%) a mediados de los setenta
IJiia perspectiva insti(~iciondl .. M!
sido muy diferente del modelo que subyace tras las medidas tradicio-
nales, por lo que su medición de la intervención estatal en esos países
puede ser considerada "incorrecta".
En la visión tradicional, el Estado ejerció su control básicamente
mediante la propiedad de los medios de producción (la cual se iguala
incorrectamente con el control sobre su uso), y la asignación de recur-
sos vía impuestos y subsidios tal como lo prescribe, por ejemplo, la
economía del bienestar. Sin embargo, la intervención del Estado en
Asia Oriental ha sido conducida menos por medio de la propiedad
estatal y el gasto que de otras medidas como: i) regulaciones (de
entrada, capacidad, precio y tecnología, etc.); ii) la influencia del esta-
do en la asignación de crédito bancario (especialmente en Corea y
Tajwan la mayoría de los bancos han sido de propiedad del Estado);
y iii) varios canales informales de influencia en la industria (la mani-
festación de lo que Evans llama involucramiento del Estado) [véase
Evans, 19951. ..
La situación que ejemplificamos no se limita a Asia Oriental, Algu-
nos comentaristas señalan que el gobiemo federal en EUA a pesar de

A
su retórica laissez aire, ha influido considerablemente en la evolución
industrial media te gastos de defensa y contratos conexos de investi-
gación y desarrollo, especialmente en industrias como computadoras,
telecomunicaciones, y aviación [Johnson, 1982].4 Otra vez encontramos
que la visión dominante del papel del Estado, asume que la "defensa" es
una función mínima de éstos, lo que hace que subestimemos la impor-
tancia del gobiemo de EUA en el 4csarrollo industrial.
El punto que tratamos de ilustrar con los ejemplos es que el pro-
cedimiento para estimar la intervención estatal, sí es relevante, porque

era tan intervencionista como el promedio de los países industrializados [véase Short
1984, cuadro 11. Una estimación más reciente del Banco Mundial le da al sector de la
empresa pública 6.9% de PIB a Taiwan y 10.6% a Corea en el periodo de 1978-1991,
cuando el promedio no ponderado para 40 países en vias de desarrollo de la muestra
fue 10.9% [World Bank, 1995, cuadro A. l.]. Sin embargo, en vista de otras evidencias
cualitativas, los datos del Banco Mundial parecen desvalorar la imponancia de las empre-
sas públicas en Taiwan. Desde mi punto de vista, esto puede ser debido al hecho de que
existen muchas empresas "públicas" que son propiedad sujeta a la disposia6n del Kuo-
mintang las cuales pueden ser clasificadas oficialmente como empresas "privadas". Des-
graciadamente, no he podido confirmar lo anterior. . ,
4El más reciente y sorprendente ejemplo de esto viene de la industria de la avia-
ción. Los repetidos rechazos del gobierno federal estadounidense en las aplicaciones
de McDonnell Douglas para varios proyectos decisivos de la defensa dañaron de tal
modo sus beneficios que tuvo que fusionarse con su principal rival, Boeing, cambian-
do el destino de la aviación civil del país e incluso mundial.
550 .. I \a-]no11Chang
>,

expresa una visión particular del papel del Estado que puede no ser
universalmente aplicable, porque el supuesto insutucional detrás de
aquella visión podría no ser aceptable en otros contextos. A menos
que reconozcamos que los diferentes medios de estimar la interven-
ción del Estado expresan diferentes teorías y supuestos sobre su papel
y el de la economía política de dicha intervención, nuestra investi-
gación empírica del papel del Estado estará restringida por limitaciones
teóricas que subyacen detrás de las medidas empíricas.

iQué significan falla. de mercado y cuál es su importancia?


..
Visiones opuestas de la sociedad de mercado
iCuánd0 hay fallas ,de mercado?
El término falla de mercado se refiere a una situación en la que el
mercado no trabaja como se espera en un modelo ideal. Pero, j ~ ~esá l
el supuesto de mercado ideal? Dado el dominio de la economía neo-
clásica, el mercado ideal se iguala con la competencia perfecta. Sin
embargo, la teoría neoclásica del mercado es solamente una de las
teorías legítimas de cómo trabaja el mercado (sobre qué podemos
esperar del mercado ideal y por ello cuándo podemos decir que se ha
producido una "falla") y no es particularmente buena. En otras pala-
bras, b s t e n , tomando prestada la frase de Hirschman, "visiones riva-
les" de la sociedad de mercado [Hirschman, 1982al. Por lo tanto, de
acuerdo con diversos observadores, cierto mercado puede "fallar",
pero para otros puede tener un desempeño "normal" o incluso exi-
toso, todo ello dependiendo de la perspectiva histórica. Ilustramos
esto con varios ejemplos.
f Muchas personas piensan que una de las fallas más grandes del
mercado es generar niveles inaceptables de inequidad (como quiera
I
que definamos la aceptabilidad o inaceptabilidad). Sin embargo, para
la economía neodásica lo anterior no es una falla de mercado porque
? en el mercado ideal neodásico no se asume que éste generará una dis-
tribución equitativa del ingreso. Lo anterior no equivale a negar que a
I
muchos economistas neodásicos bien intencionados les desagrade la
@
distribución del ingreso que prevalece, digamos, en Brasil, y podrían
apoyar transferencias globales del ingreso, no distorsionantes; más
r
bien queremos afirmar que incluso ellos (los neodásicos) argumenta-
1
rán que una distribución equitativa del ingreso es algo que no cabe
, esperar del mercado y por ello está más allá de la ciencia.
Lliia perspectiva institiicional .. ,551
/,

Otro caso: un mercado no competitivo, constituye un ejemplo


obvio de una "falla" de mercado para los economistas neodásicos, mien-
tras que para la teoría schumpeteriana (y antes de ella, para los marxis-
tas) la existencia de mercados no competitivos es una característica
,, inevitable, aunque ~ecundaria,~ de una dinámica económica determi-
nada por la innovación tecnológica. Así, un ejemplo dásico de falla
de mercado en el modelo neodásico a saber, el mercado no competi-
tivo, es considerada como una característica inevitable de una econo-
mía dinámica desde la perspectivaGschumpeteriana. Dicho de otra
manera, un mercado que es "perfecto" en el sentido neoclásico (nin-
gún participante tiene poder de mercado) podría implicar una falla
absoluta para los schumpeterianos porque carece de dinamismo tecno-
lógico. \ ,

El punto que tratamos de ilustrar con estos ejemplos es que cuando


se habla de fallas de mercado, necesitamos tener claro el concepto de
mercado ideal y sus implicaciones. De otro modo el concepto de falla
de mercado puede llegar a ser tan elástico que signifique cientos de
diferentes cosas para cientos de diferentes personas. Así, donde una
persona ve una perfección, otra puede ver una falla de mercado, y
viceversa (el ejemplo anterior sobre monc$olio ilustra muy bien el
punto). Solamente cuando clarifiquemos nuestra teoría de mercado
podremos darificar el significado de fallas de mercado.
8
iQué tan relevantes son las fallas de mercado?
Brevemente podemos responder que son relevantes para los eco-
nomistas neodásicos pero no lo son para ciialquier otro, especialmen-
te para los economistas institucionalistas. La economía neodásica es
una economía acerca del mercado (o más exactamente sobre una eco-
nomía de trueque donde, para decirlo como Coase, individuos aisla-
dos cambian nueces por bayas en los confines de un bosque) [Coase,
1992: 7181. En la teoría neoclásica incluso las empresas existen sola-
mente como funciones de producción y no como instituciones de pro-
ducción. Otras instituciones que son características de una moderna
economía capitalista (v.g. asociaciones formales de productores, redes
informales, sindicatos), figuran, si acaso como "rigideces" que impi-
5Recordemos la famosa metáfora de Schumpeter de que "la relaci6n entre las
ganancias de eficiencia a través de la innovación respecto a las que se obtienen a través
de la competencia (neoclásica) vía precio es como un bombardeo comparado con
forzar una puerta" ISchumpeter, 1987: 84).
6Esinnecesario decir que ello no excluye la posibilidad (a menudo presente) de que
una economía está monopolizada pero pueda carecer de dinamismo.
PI

den el apropiado funcionamiento del mercado para una crítica de la


visión de las instituciones no mercantiles en calidad de "rigideces"
[véase Chang, 1995; la traducción al español aparece en Chang, 19961.
Para los economistas neodásicos para quienes el mercado es esen-
cial, si el mercado falla, luego entonces, la economía también falla. Y si
la economía falla, el Estado tiene que intervenir ya que ninguna otra
institución u organización tiene una legitimidad equivalente. Al con-
trario, para los economistas institucionalistas, quienes consideran el
mercado como uno de los diversos mecanismos institucionales que com-
ponen el sistema capitalista, las fallas de mercado pueden no ser tan
graves porque saben que existen otros mecanismos institucionales por
medio de los cuales se pueden organizar las actividades económicas. En
otras palabras, cuando la mayor parte de la interacción económica en la
moderna economía industrial, se conduce dentro de organizacio-
nes, y no mediante el mercado [Simon, 19911, el hecho de que uno o
varios mercados estén fallando (de acuerdo con el criterio neodásico)
podría no ser realmente una gran diferencia para el funcionamiento ..
conjunto del sistema capitalista. .,
Por ejemplo, en muchas industrias modernas donde hay alta inci-
dencia de monopolio y oligopolio, el mercado está fallando todo el tiem-
po de acuerdo con el criterio neodásico, pero al mismo tiempo estas
industrias pueden considerarse muy exitosas en el sentido schumpe-
teriano, en tanto tienen una alta productividad y, consecuentemente,
brindan altos estándares de vida. Tal resultado se debe al "éxito" de la
moderna organización industrial que posibilita la coordinación de una
más compleja división del trabajo, de modo Que, donde los economis-
tas neoclásicos ven una falla de mercado, otros economistas podrían
ver un éxito de organización [Lazonick, 19911. Si fuese el caso, la in-
tervención del Estado en estos mercados, especialmente de la varie-
dad de anti-mst neodásica, podría no sólo ser innecesaria sino, bajo
determinadas circunstancias, dañina a la economía.
No decimos que las fallas de mercado no existen o que sean in-
trascendente~,sino al contrario, que el mundo real está repleto de fallas
de mercado del tipo neoclásico (véase p. 545). El punto es que el
mercado es solamente una de las muchas instituciones que conforman
lo que se llama comentemente "economías de mercado" o que noso-
tros llamaríamos "capitalismo". El sistema capitalista está constituido
por un conjunto de instituciones, incluyendo el mercado como institu-
ción de cambio, las empresas como instituciones de producción, y el
Estado como el creador y regulador de las instituciones que dirigen
llna perspectiva iiisti tucioiinl 553
,,
las relaciones de todas. Así, concentrándonos en el mercado (y en sus
fallas) como lo hace la economía neoclásica, nos da una perspectiva
equivocada ya que nosotros perdemos de vista una gran parte del sis-
tema e c ~ n ó m i c o . ~

En un principio, hubo mercados?


El supuesto de la primacía de mercado
Algo que frecuentemente distingue a los economistas institucionalis-
tas de los neodásicos, induso de los más conscientes es que estos últi-
mos creen en la primacía del mercado; de acuerdo con ellos "en un
principio existían mercados" [Williamson, 1974: 20Ij8y la interven-
ción de Estado, y otras instituciones u organizaciones son vistas como
sustitutos creados por el hombre que surgen solamente después de
que los defectos del mercado ("fallas de mercado") llegan a ser inso-
portables [Arrow, 1974, es el más sofisticado ejemplo de esta visión].
El ejemplo más obvio de primacía del mercado es la "explicación
contractual" sobre el Estado. De acuerdo con esta explicación el Estado
surgió como una solución a los problemas de acción colectiva deriva-
dos de la necesidad de brindar ley y garantizar especialmente la segu-
ridad de la propiedad, la cual es considerada como indispensable para
el buen funcionamiento de los mercados [Nozick, 1974; Buchanan,
19861. Induso bajo este enfoque, la existencia del Estado, como pro-
veedor de ley y orden, se explica de acuerdo con la lógica de las fallas de
mercado, que es obviamente conparia la verdad histórica y además
sólo puede verse como una defensa ideológica ante un sistema injusto
[para una m'tica, véase Chang, 1994a, cap. 11.
En este punto debemos recalcar que atribuir primacía institucional
al mercado no necesariamente significa adoptar una visión minimalista
del Estado, ya que el problema no es dónde debieran estar los límites
entre el Estado y mercado. Hay muchos que parten (al menos implíci-
'Recientemente los economistas neodásicos han empezado a discutir el funaona-
miento de instituciones no-mercantiles, especialmente la firma (economía de los costos
de transacción, por ejemplo, Williamson, 1975) y del Estado (literatura sobre el "fraca-
so del gobierno", Kmeger, 1990) Sin embargo, estos análisis tienen limitaaones impor-
tantes, en tanto estas instituciones se analizan como cuasi mercados basadas en última
instancia en contratos voluntarios [véase Vira, 13971, .
8Williamson defiende esta suposición inicial bajo el argumento de "conveniencia
expositiva" señalando que la lógica de su análisis sena la misma induso si el supuesto
inicial fuera la "existencia original de la planificación central" [pp. 20-211.Sin embargo,
como veremos despues, esta suposición aparentemente inocua tiene muchas ramificaao-
nes teóricas importantes así como implicaciones políticas.
0 ,

tamente) del supuesto de supremacía del mercado, pero están cons-


cientes de sus fallas y apoyan diversos tipos de intervenciones esta-
tales.9in embargo, todavía verían la intervención del Estado o cualquier
otra solución basada en instituciones no mercantiles (v.g. organiza-
ciones jerárquicas como las empresas) como "hechas por el hombre"
y por ende sustitutos de la institución "natural" llamada mercado. El
punto es que en el principio no había mercados. Los historiadores
económicos nos han mostrado repetidamente que, excepto en el nivel
local (de abastecimiento de bienes básicos) o en el internacional (en
el comercio de artículos de lujo), el mecanismo de mercado no fue,
sino hasta hace relativamente poco tiempo, parte importante de la vida
humana o internacional (en comercio de lujo). En efecto, incluso
aunque Joseph Stiglitz, uno de los más lúcidos economistas neoclási-
cos de nuestra generación, dice que "los mercados se desarrollan natu-
ralmente" [Stiglitz, 1992: 751 el surgimiento del mercado fue casi
siempre un producto creado por el Estado, especialmente en las pri-
meras etapas del desarrollo capitalista.
El trabajo clásico de Karl Polanyi muestra có~no,incluso en Ingla-
terra, donde el mercado se supone surgió espontáneamente, la inter-
vención del Estado desempeñó un papel decisivo en el proceso. Él argu-
menta que "el camino al libre mercado fue abierto y se mantuvo abierto
por una enorme y continua intervención centralmente organizada y contro-
lada" (las cursivas son nuestras). Hacer que la "libertad simple y natural"
de Smith fuera compatible con las necesidades de la sociedad fue
verdaderamente complicado. Véase, por ejemplo, la complejidad de
brindar leyes para cercados; la enorme cantidad de control burocrático
que se requena para administrar las nuevas leyes de pobres, que por
primera vez desde el reinado de la reina Isabel fueron efectivamente
supervisadas por una autoridad central; o el incremento del compromiso
gubernamental en la meritoria tarea de la reforma municipal [Polanyi,

SLa defensa de la planificación socialista efectuada por Lange puede ser un ejem-
plo extremo, pero el argumento de Schotter sobre la provisión estatal de bienes básicos
(bajo el supuesto de que un consumo insuficiente de tales bienes puede crear externali-
dades bajo la forma de crimen), no lo es tanto. El argumento de Schotter es menos extre-
mo de cómo esta lógica puede ser estirada mucho más allá de lo que estarían dispuestos
a aceptar la mayoría de los neoclásicos
IoY continúa: "los administradores tuvieron que estar constantemente peiidientes
para asegurar el buen funcionamiento del sistema De este modo los que desearon inten-
samente que el Estado quedara exento de estas innecesarias tareas o aquellos cuya filoso-
fía justificaba la no intervención estatal, no pudieron sino confiarle a este mismo Estado
nuevos poderes, órganos e instrumentos requeridos para el establecimiento de laissez-
faire", p. 140.
Llrl,~p c r y i c ( t ~ vI ~I ~~ ~ ~ I I U C I O I I ~ I ~ 555
También en el caso de EUA, la temprana intervención del Estado
para establecer derechos de propiedad, proveer infraestructura física
(especialmente en vías férreas y teléfonos), financiamiento de investi-
gación agn'cola, etc., fueron decisivas para el éxito de su industriali-
zación inicial [Kozul-Wright, 19951; incluso el Banco Mundial re-
conoce lo anterior [véase World Bank, 1997: 21, recuadro 1.21. Más
importante aún, EUA fue la cuna del concepto de protección a la indus-
tria naciente (Freeman, 1989) y fue, por casi un siglo, la economía más
fuertemente protegida hasta la segunda guerra mundial [véase World
Bank, 1991: 97, recuadro 5.2; Kozul-Wright, 1995: 97, cuadro 4.81."
Más allá de Inglaterra y EUA vemos que virtualmente no hay país,
excepto Hong Kong, que lograra el estatus de un país industrializado,
sin aT henos algunos periodos de fuerte intervención del Estado en
los esfuerzos del desarrollo. La forma exacta de la intervenciones varió
-Estado de bienestar preventivo en la Alemania de Bismarck, política
industrial en la Francia de posguerra, apoyo temprano a la IQD en Suiza,
el impulso al sector manufacturero en Austria desde la segunda guerra
mundial- pero el hecho es que todo esfuerzo industrial exitoso impli-
c6 sustancial intervención del Estado. Si virtualmente todos los países
desarrollados con la posible excepción de Inglaterra y en ciertos mo-
mentos de Hong Kong, se desarrollaron por medios "no naturales",
que implicaron fuerte intervención estatal, es dudoso calificar al mer-
cado como fenómeno "natural".
Lo que se ha discutido no es simplemente un tópico de interés his-
tórico. Conceder o no primacía de las instituciones de mercado es lo que
determina el diseño de las políticas para el desarrollo. Por ejemplo,
las severas crisis económicas que afectaron a los países ex comunistas
que optaron por una reforma big bang, muestra claramente cómo
el establecimiento de una economía de mercado que funcione bien es
imposible sin un Estado que pueda funcionar adecuadamente [véase
Chang y Nolan, 19951.
En efecto, si los mercados evolucionan de forma natural, como
creen los neoclásicos, estos países no deberían tener problemas en la

l 1 Durante este periodo, pocos países tenían autonomía arancelaria debido a la regla
colonial o debido a "tratados desiguales". Por ejemplo, Japón consiguió autonomía arance-
laria en 1899 cuando todos sus tratados desiguales expiraron. De los países con autonomía
arancelaria, EUA tenía de lejos aranceles más altos. Su promedio arancelario desde 1820
nunca estaba debajo de 25%, normalmente alrededor de 40% cuando en Austria, Bélgica,
Francia, Italia, y Suecia, raramente estaban por amba de 20%. Para datos más detalla-
dos, véase World Bank, 1991,p. 97, recuadro 5.21.
,,
actualidad. Igualmente la crisis de desarrollo que han experimentando
1
muchos países desarrollados en las últimas dos décadas muestran tan-
to lo peligroso que es asumir la primacía de las instituciones del mer-
cado, como creer que el desarrollo surgirá espontáneamente en tanto
que el Estado no interfiera. El supuesto de primacía del mercado tiene .
implicaciones más serias de lo que parece a primera vista.

iPodemos liberar al mercado de la política?


El resurgimiento de la vieja política liberal
Uno de los principales supuestos de la doctrina neoliberal es que la
política admite intereses "seccionales" que distorsionan la "racionali-
dad" del 'sistema de mercado por lo que debe ser erradicado del mis-
mo. Al uiticar la ingenuidad de la economía del bienestar que asumía
al Estado como el sabio guardián todopoderoso, la nueva economía po-
lítica del neoliberalismo trató de demostrar cómo la política es una
nueva fuerza corruptora de la economía, argumentando, en conse-
cuencia, que se necesita despolitizar la economía, restríngiendo el papel
del Estado y reduciendo su discrecionalidad~enaquellas áreas donde
se le permita operar, por ejemplo, fortaleciendo el control sobre la
burocracia y habilitando agencias políticamente independientes, suje-
tas a normas rígidas (por ejemplo el banco central independiente,
agencia y regulatonas autónomas).
Existen muchas uíticas poderosas a la política económica neolibe-
ral [véase, en orden cronológico, Toye, 1987;#King, 1987; Gamble, 1988;
Toye, 199 1; Chang, 1994a, 1994b; Evans, 1995; Chang y Rowthorn,
1995a, 1995bl. Sin embargo en este artículo sólo se puntualizan ciertos
aspectos básicos con el objeto de señalar algunos problemas fundamen-
tales de la visión neoliberal de la política.

r Todos los precios "son políticos"


1 El establecimiento y asignación de los derechos de propiedad y otros
I atributos que los neodásicos toman como dados son producto de un
1
ejercicio político. Los ejemplos más extremos pertenecen a la "acumu-
lación originaria" como el gran saqueo, o los cercados de los primeros
días del capitalismo en Inglaterra o los convenios turbios que domina-
ron la privatización reciente en países ex comunistas. Pero las campa-
ñas políticas que establecieron los derechos a favor del medio ambiente
y de los consumidores en los países de la OCED son menos dramáticos
pero igualmente importantes.
t
I11i.i ptispediva r n s i i t ~ i r i o ~ i ~ l 557
Sin embargo, en el mundo real prácticamente todos los precios
tienen algún componente político. Para empezar, dos precios aíticos que
afectan a todos los sectores, a saber, salarios y tasas de interés, están
en gran medida políticamente determinados. Los salarios se ven afec-
tados no solamente por legislaciones de salario mínimo, sino también
por varias regulaciones relativas a estándares de trabajo, derechos de
bienestar y, de manera más importante, por controles a la inmigra-
ción. Las tasas de interés, a pesar de la apariencia de despolitización
que da la autonomía del banco central, están politizadas. El reciente
debate en Europa sobre las relaciones entre soberanía política y auto-
nomía monetaria, que se aceleró con la aproximación de la Unión Euro-
pea, ilustra lo anterior muy claramente. Cuando añadimos las diver-
sas regulaciones concemientes a seguridad, contaminación, contenido
importado, etc. vemos que no hay precio que se encuentre libre de la
política.I2
Por supuesto, lo anterior no implica negar que puede ser necesa-
rio cierto grado de despolitización en la asignación de recursos; lo an-
terior por una razón, a menos que a la asignación se le reconozca cierta
"objetividad", la legitimidad política del sistema de mercado puede estar
amenazada. Es más, se requerirían enormes "costos de transacción" si
cada decisión para la asignación de los recursos fuera considerada ne-
gociable, como fue el caso en los países ex comunistas. Sin embargo, lo
anterior no equivale a decir que ningún precio debe ser materia de ne-
gociación política, porque en último análisis no existe precio que esté
exento de la política. ,,

Despolitización: el renacimiento disfrazado


de la vieja política liberal
Si lo que parece ser el resultado "objetivo" e "impersonal" del merca-
do es a fin de cuentas el resultado de ciertas decisiones políticas (explici-
tas e implícitas) sobre derechos de propiedad, asignaciones y precios, la
propuesta neoliberal de despolitizar la toma de decisiones económicas
a fin de restaurar la "racionalización", no puede ser tomada en serio.

"La uisis británica del carbón de principios de los noventa trae a colación lo an-
terior cuando los mineros británicos fueron conminados a aceptar la lógica del "mer-
cado mundial" y enfrentar con gracia los cierres de las minas. Sin embargo, los precios
mundiales que defendió el gobierno británico en realidad estaban más allá de su influen-
cia, ya que fueron determinados por las decisiones del gobierno alemán concernientes a
subsidios, del gobierno francés para permitir la exportación de electricidad nuclear y de
muchos gobiernos de países en vías de desarrollo que permiten, al menos de facto,el m-
bajo infantil en las minas de carbón.
558 ,, , Ha-Joon(:ha118
1
,>

I
Un problema central con la propuesta neoliberal de despolitiza-
ción es que la "racionalidad" que tal ejercicio requiere sólo tiene sen-
tido con referencia a la estructura institucional existente, que en sí misma
es un producto de la política [Vira, 1997, para una exposición más am-
plia del punto]. En tanto los parámetros de las instituciones básicas de
la economía han sido establecidos y sólo pueden serlo por medio
de proceso político "irracional", el llamado para una despolitización de
la economía sonará hueco y sin fundamento.
Otro problema con la propuesta neoliberal de despolitización es
que su política no es lo que pretende ser. Su llamado a la despoliti-
zación se justifica frecuentemente con una retórica populista que de-
fendena a la "mayona silenciosa" de la avaricia de los políticos y de los
grupos 'de interés. Pero al disminuir la legitimidad de la política s61o se
logrará mermar aún más la poca influencia que estos sectores tienen
para modificar los resultados de mercados. Vistos como lo que real-
mente es, el llamado neoliberal a la despolitización de la economía
pretende revivir el viejo liberalismo con nuevo ropaje [Bobbio, 1990,
ofrece una excelente anatomía de la vieja política neoliberal]. Al igual
que los neoliberales, los viejos liberales' creen que reconociendo
poder político a "la mayoría silenciosa", resultará en una inevitable
modificación de los arreglos institucionales vigentes o de los resultados
dados por el mercado. Pero a diferencia de los viejos liberales, que
abiertamente se oponen a la democracia, los neoliberales no pueden ir
en contra de la democracia, por eso se orientan contra la política en
general o intentan reducir la influencia d e los "políticos no dignos de
confianza" con el objetivo último de abatir el control democrático en sí
, mismo (proponiendo al banco central y a agencias regulatonas inde-
, pendientes).
I Por último, pero no menos importante, la despolitización puede no
ser viable políticamente. Para bien o para mal todos los países han teni-
I
!
do grupos políticamente organizados y han desarrollado ciertos pro-
cedimientos políticos (explícitos o implícitos) para modificar ciertos
resultados del mercado.13 Algunos de éstos, por supuesto pueden ser
I
fácilmente eliminados, pero otros pueden estar tan estrechamente inte-
grados que sólo podrán ser eliminados a costos políticos y económi-
t
cos muy elevados. Por lo tanto, la aparente paradoja de que la libera-
"Debemos notar que las actividades políticas son a menudo fines en sí mismas y
las personas pueden obtener algún valor per se de tales actividades [véase Hirschman,
1982b, PP. 85-86].
,,
lización económica radical frecuentemente requiere políticas autori-
tarias severas, de tipo despolitizador, se ejemplifica geográficamente
en el proyecto del régimen de Pinochet en Chile [véase también Gam-
ble, 19881. Pero la verdad es que, pese a todo lo severo que pudo ser
este régimen, no completó la despolitización y lo que logró se convir-
tió en contraproducente en la práctica.

Conclusiones: hacia una politica económica institueioiial


Después de señalar algunas fallas internas e indeterminaciones de la
agenda intelectual neoliberal, examinamos algunos de sus concep-
tos y. Supuestos básicos desde un punto de vista institucionalista.Como
hemos señalado repetidamente, el eje de nuestra crítica no es que
la teoría neoclásica sea poco (o para el caso muy) intervencionista.
Como dijimos, un neoclásico de buena cepa puede legítimamente
respaldar desde un Estado mínimo hasta la planificación socialista, de-
pendiendo de sus supuestos sobre condiciones tecnológicas (y derechos
de propiedad implícitos). Lo que estamos argumentando realmente es
que la manera como los neodásicos conciben las relaciones entre Esta-
do y mercado (y otras instituciones cuando se dignan considerarlas)
impiden una adecuada compresión de los aspectos fundamentales de
la intervención estatal. Por nuestra parte proponemos un enfoque que
hemos llamado "política económica institucionalista" que nos permi-
tirá discernir algunos de los elementos explicativos que requerimos.14
Nuestro principal punto de partiha debería ser rechazar el su-
puesto de primacía de mercado que fundamenta la economía neo-
clásica. Como señalamos al principio, la economía neoclásica ve al
mercado como una institución natural (si alguna vez la reconocen
como una institución) que surge espontáneamente, pero ven otros
acuerdos institucionales, sean estatales o empresariales (o jerarquías),
como productos de circunstancias en las cuales falla el mercado. Sin
embargo, decir que el mercado emerge de fallas en la planeación (no
necesariamente por el Estado, sino también de otras organizaciones)
está probablemente más cercano a la verdad histórica (que es por su-
puesto mucho más compleja). Primero debemos ver el mercado como
una institución, que no tiene lógica ni históricamente primacía sobre

"He intentado desarrollar esta teoría en varios de mis trabajos anteriores; véanse
Chang, 1994; 1995, Chang y Rowthom, 1995b y Chang, 1997.
#,

otras instituciones y por tanto es tan natural (o para el caso, tan arti-
ficial) como las otras instituciones. Solamente cuando hagamos esto,
seremos capaces de ver las relaciones entre mercado, Estado y otras
instituciones de manera históricamente más precisa y balanceada.
Segundo, debemos recordar que hay más de una visión de lo que
puede hacer un mercado ideal y que la teoría neoclásica es sola-
mente una de muchas visiones posibles y no una particularmente
buena al respecto. En función de lo anterior, es posible decir que para
algunos un mismo mercado puede fallar, pero para otros, armados con
otra teoría, puede no ser ése el caso. Sólo cuando un economista hace
explícita su teoría del mercado, podremos juzgar los méritos de su
visión del mercado y de allí aceptar o rechazar su "solución" al proble-
ma, independientemente de que esa última sea algún tipo de interven-
cionismo o el establecimiento de cierto tipo de institución no mercantil.
Tercero, necesitamos darnos cuenta que la teoría neoclásica es
esencialmente una teona de mercado (muy esquemática y confusa).
Sin embargo, el capitalismo como un sistema socioeconómico, es más
que una colección de mercados, y está formado por muchas institu-
ciones, incluyendo, entre otras, las empresas como instituciones de
producción, los mercados como instituciones de cambio, el Estado como
una institución de agrupamiento político de los intereses colectivos, y
de diversos grupos de productores y grupos de consumidores (v.gr.
conglomeración de empresas, asociaciones de productores, sindica-
tos, cooperativas de compradores, redes de subcontratación). Visto
1
así, para los institucionalistas, las fallas'pueden representar paradójica-
mente un problema menor que para los neoclásicos, porque para los
I
primeros incluso las fallas severas y generalizadas del mercado no nece-
M
sanamente sugieren que toda la economía esté fallando, en tanto para
los neoclásico ése sería el caso.
Cuarto, necesitamos comprender que el mercado es una construc-

I
1
I
ción fundamentalmente política. Un mercado no puede estar definido
excepto con referencias a una estructura específica de derechos y obli-
gaciones que los vincula. Desde el momento en que todos los dere-
chos y obligaciones están determinados mediante un proceso políti-
I co y no por una ley científica y natural, como quieren hacemos creer
, los neoclásicos (y otros neoliberales), se revela que todos los merca-
dos tienen un origen fundamentalmente político. Luego entonces, es
imposible decidir si un mercado es libre o no sin especificar la posición
de la persona (o personas) que lo evalúa de acuerdo con una estruc-
tura de derechos y obligaciones. Adicionalmente a esto está la adminis-
tración explícita de precios que existe en muchos mercados mediante
precios tope, precios techo, fijación de precios y control de calidad. Mien-
tras algunos precios podrían estar más políticamente administrados
que otros en un contexto dado, a fin de cuentas ningún precio está libre
de la política.
Esto nos lleva a una quinta cuestión sobre el papel de1 Estado deri-
vada de la agenda institucionalista, o sea, la necesidad de construir una
teoría de la política que adopte una visión más amplia, balanceada y
sofisticada de la política que la ofrecida por el neoliberalismo. Los
pensadores neoliberales ven la política como un proceso mercantil
\
cuyos beneficios materiales se intercambian por apoyo político, pero
\

siempre como un proceso que tiende a corromper la racionalidad del


mercado, debido al poder discrecional que le confiere a aquellos que
toman o determinan las decisiones políticas. Sin embargo, ésta es una
visión puramente visceral de la política cuyo principal problema es su
"racionalidad", que derivaría de la "despolitización de la economía", por
sólo tener sentido en relación con una determinada estructura políti-
ca de obligaciones y derechos. De este modo, lo que se necesita es una
teoría de la política que no sea una simple extensión de la lógica del
mercado.
Por último, necesitamos poner atención a la diversidad institucio-
nal del capitalismo [Albert, 199 1; Berger y Dore, 1996; Chang, 1997].15
Desafortunadamente, la economía neodásica tiene poco qué decir acer-
ca de la diversidad institucional, porque es una teoría de una economía
de mercado abstracto. O más bien de una economía de cambio basada
en el trueque, como ya señalamos. En gran parte por esa razón los
economistas neoliberales han encontrado muy difícil admitir que hay
muchas formas de intervención estatal además de la fijación de im-
puestos, subsidio y propiedad pública, por lo que no advierten, aunque
por otras razones, que muchos países (por ejemplo, Japón, Corea y
EUA, véase p. 549) son más intervenuonistas de lo que parece. En la
discusión sobre la diversidad institucional, comprender el papel del

15Elproblema ha sido discutido en vanos campos induyendo: la organización de


las finanzas (basada en el mercado de capitales vs. un tipo bancario o dominado por el
Estado), gestión corporativa (forma de U, forma M, forma H, forma A y forma J); es-
tructura de negociación salarial (centralizadavs. descentralizada);organización sindical
(centralizada vs. industrial; por empresa vs. por gremio), tipo de intervención estatal
(angloamericana, asiática oriental, escandinava, etc.); política industrial (general vs. selec-
tiva). Para más detalles, véase Chang 119971.
1

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ctualidad y necesidad del
pensamiento crítico:
..
¿hombres sobrantes?

Georges Labica

Ante todo.es necesario comenzar escribiendo sobre el debate de los


conflictos entre las civilizaciones que me parece ofrecen una idea pre-
via. Para las nuestras, seguramente los conflictos más memorables han
sido los de la colonización y de la conquista. Pero me parece impor-
tante precisar que esos conflictos llamados de civilización son pro-
ducto de contradicciones internas en cada grupo, contradicciones
sociales, económicas y políticas, con frecuencia desatendidas u
ocultas, cuando se habla de diferencias y de enfrentamientos cultura-
les o religiosos. Además, el peligro con el que tenemos que vérnoslas
hoy en día no es el de un conflicto sino el de la dominación de una
civilización sobre todas las demás, el de la potencia que domina al
mundo económica y militarmente. La desgracia es que esta civili-
zación presente la particularidad de ser un; nocivilización, cuyo valor
fundamental se reduce al lucro y a la maximización del lucro lo que
algunos han designado con el término rico en imágenes de "macdona-
lización". Ahora bien, es de temer que tal mono-civilización y el "pen-
samiento único" que la acompaña sean portadores de barbarie. La
World Culture, supuesta cultura de masas, en realidad bajo el estric-
to control del marketing y de la industria del entretenimiento, no es
más que una "cultura naufragada" (Ignacio Ramonet). Recíprocamente,
forzoso es reconocer que, a pesar de la calidad de los análisis hechos
por los marxistas de tiempo atrás, no se ha hecho toda la luz acerca del
hundimiento de los países del "socialismo realmente existente", en
particular tratándose de la conjunción y del papel recíproco de los
factores internos (corrupción acelerada, estancamiento, incapacidad
para entrar en el desarrollo económico moderno.. .) y de los externos
(papel del imperialismo, de la Iglesia, desapego del Tercer Mundo y de
las clases obreras de Occidente.. . de los cuales el gorbachovismo ha
561
//

sido un reflejo a la vez deformado y singularmente unilateral -pero


esto es otra historia).
El segundo punto sobre el que seré un poco más explícito concier-
ne a la mundialización o globalización, como se quiera decir.
Notemos primero que es inherente al capitalismo desde su apari- ,
ción. Es su tendencia natural la que conduce a la conquista del planeta
mediante la destrucción de los demás modos de producción. Durante
un largo periodo esta vocación de dominio podía encontrar resistencias
de parte de las naciones, de los grupos culturales u otras relaciones de
producción, aunque esos combates estuvieran perdidos de antemano.
No es ya el caso de aquí en adelante, pues tales posibilidades son, o muy
reducidas, o inexistentes o profundamente cambiadas. Hablaré un poco
más de esto más adelante. La mundialización es, como sabemos, la reina
del capital financiero, pero este fenómeno es transcultural, trasnacio-
nal. Las verdaderas potencias que gobiernan al mundo no son ya los
estados-nación que se encuentran, si no en vías de extinción, sí con
su influencia claramente menguada, repartidos como están entre los
imperativos neoliberales del mercado internacional y la siempre nece-
saria vigilancia de sus grupos sociales agredidos por los anteriores; más
bien son las multinacionales, cuyo nombre dice muy bien lo que signi-
fica pues son a la vez supra y trasnacionales. Agreguemos a eso que en
el seno de la mundialización son las capas más duras, es decir la parte
más intransigente de la burguesía, las que solas ejercen el control,
mientras que hace todavía poco tiempo la dominación suponía acuer-
dos entre las diferentes fracciones que la componían y consideraciones
para con las clases medias. Se acabaron las consideraciones, tal como
lo constatan en Europa Occidental muchos sociólogos y politólogos.
Las capas medias no se benefician ya de ninguna protección, mucho
menos los trabajadores. Este punto es nuevo en lo que hace a la agrava-
ción de las desigualdades para los más desprovistos y su extensión a
nuevos sectores, por ejemplo en razón de los azares de la reproducción
social entre generaciones. Me limito a mencionar, en el plano intema-
cional, los ataques del sistema contra cualquier forma de desarrollo que
intentara sustraerse a sus directrices, incluyendo a los países "emergen-
tes", tales como Ruanda, cuya organización agn'cola es destrozada o,
sin duda, Yugoslavia. La llamada mundialización se beneficia de
cauciones ideológicas no sólo por parte de representantes de alguna
administración, como un Fukuyama o un Huntington, sino también
por parte de personajes que detentan las palancas de mando. El señor
Camdessus (director general de FMI) es católico y por supuesto, está
*,
en su derecho. Pues en una conferencia dictada en Lille el 27 de marzo
de 1992 ante un congreso de hombres de negocios cristianos, que ha
sido analizada por uno de nuestros amigos, Franz J. Hinkeiammert de
Costa Rica, el señor Camdessus, como lo destaca Hinkeiammert, con el
fin de dotar de alma a los reajustes estructurales (dicho de otra ma-
nera, de servir a la "teología del imperio") se dedicó a demostrar que
"la opción por los pobres" (la de Cristo) no era otra que "la opción por
el FMI",que mercado y solidaridad eran sinónimos, que el mercado
era "el Reino" y que "la política del FMI ha sido transformada en volun-
tad de Dios sobre esta tierra", entendiéndose que había que enmarcar
la lógica mercantil con el fin de evitar sus efectos negativos. A partir de
ese momento, cualquier perspectiva alternativa queda excluida jno se
va contra la voluntad.de Dios! y, como también lo asienta Hinkeiam-
mert, estado de derecho y totalitarismo, demoaacia y totalitarismo, se
vuelven conciliables. Igualmente pienso en las recientes declaraciones
de una personalidad del todo visible y de la que no se podría sospe-
char de izquierdismo, Georges Soros, quien ha amasado una fortuna
considerable mediante la especulación y que ejerce un generoso mece-
nazgo a favor de los países del Este europeo, .de donde es originario
(Hungn'a). El señor Soros publicó hace poco tiempo un artículo, cuyo
titulo abarcaba toda la primera plana de varios diarios: "El liberalis-
mo es el peor peligro para la democracia" y aseguraba que, para él, que
está idealmente situado para ver las cosas desde adentro, ese peligro era
peor que el que se corre por el comunismo o el socialismo realmente
existentes. Así queda asentado. Por otra parte, es muy significativo
comprobar que desde hace unos meses fa prensa, en este caso la
francesa, vuelve sobre su discurso triunfalista del día siguiente de la caí-
da del muro de Berlín al encabezar un semanario con la frase " j Fuego
sobre el capitalismo! ",y otros (varios) anuncian " jel regreso de Mam! "
Hay otro punto que deseo señalar. Se trata de un fenómeno poco
percibido pues se disimula bajo los discursos ideológicos. Quiero ha-
blar de lo que Marx hizo evidente cuando mostraba que el proceso de
trabajo del capitalismo producía, con el desempleo y en su época bajo
el efecto del maquinismo, un "ejército industrial de reserva". Utili-
zaba fórmulas tales como "población obrera excedentaria", trabajo
"vuelto superfluo", "creación de una sobrepoblación relativa" y, más la-
cónicamente todavía: "hay demasiados hombres". Las relaciones capi-
talistas de producción, llegadas al estadio de la globalización, dan a ese
juicio su extensión más considerable y más dramática: hay demasiados
hombres. He ahí la verdad. El vocabulario que se ha vuelto comente,
e,

principalmente en la prensa, no cesa de acercarse a esa comprobación


pero sin llegar a enunciarla. Escuchemos lo que dicen las palabras, que
no son nunca inocentes. Por ejemplo, los térmínos "marginalidad",
"marginales", palabras raras y sin embargo literalmente banalizadas.
S , En literatura el margen no puede existir sin el texto del cual es el blan-
co, lo de afuera. La metáfora es dara: el margen está en vías de devorar
al texto, se come la página. Todavía más terrible y no obstante igual-
mente difundido, neutralizado, el término "exclusión". El lenguaje
político-periodístico, impermeable a toda indignación nos machaca
los oídos con lo de los exduidos. Pero iqué quiere decir "ser excluido"
sino separado, puesto al margen, y no sólo de la vida económica, sino
de la vida social, cívica, cultural y con frecuencia sexual? -en el sentido
en que se habla de "miseria sexual" tratándose en particular de los traba-
jadores inmigrados. Cuando los individuos se ven obligados a vender
sus propios órganos a laboratorios, entregándose a un verdadero tráfi-
co de carne humana simplemente para sobrevivir, jes excesivo hablar
de exdusión de la existencia misma? Por otra parte jno sabemos que
tal expulsión funciona dentro del sistema, que es su. resultado directo,
estructural y no accidental? La exclusión está en realidad incluida y el
sistema lo sabe bien pues le sale barata la buena conciencia de sus inter-
venciones humanitarias o caritativas para con los que ha condenado,
al punto que Michel Chossudowsky ha podido hablar de una "simbiosis
entre intervenciones de carácter militar o humanitario o geopolítico y
las preocupaaones económicas, maaoeconómicas, de las instituciones
internacionales".* Los bomberos de la asistencia son los pirómanos de
la agresión. La subhumanidad de la marginalidad y de la exclusión no
proviene ya de la naturaleza como en tiempos remotos, sale directa-
mente del desarrollo y del libre mercado. Decía yo que la exdusión se
extendía a todas las formas de vida social, entre ellas la política; agrega-
ría que entre los no exduidos strictu sensu, la exdusión hace también
estragos con sus rasgos de autoexdusión, de abstencionismo electoral,
que hace renunciar a los ciudadanos a su principal derecho, el de dar 4
su opinión sobre los asuntos de la comunidad. Tal es desde ahora la ten-
dencia más marcada de las democracias que se pretenden "modelos":
individuos cada vez más numerosos que desertan de las urnas. Por eso
el gobernante de la mayor potencia del mundo, Estados Unidos, sólo re-
presenta a un poco más de la tercera parte del electorado del país y,

Aquí mismo, en México, nuestro colega JohnSaxe-Femández demostr6 la vincu-


laa6n estrecha y reciente entre lo económico y lo militar, a la iniciativa estadounidense.
l ,

como de costumbre, este ejemplo cunde en las naciones europeas. Ha-


blando claro, los ciudadanos hacen saber que no encuentran en los
políticos -hombres o ideas ofrecidas a sus sufragios-, los apoyos ade-
cuados a sus necesidades y a su voluntad. Y que no se pretenda que tal
actitud deriva de la renuncia o de la falta de sentido cívico: es una expre-
sión política, marginada también, seguramente, pero determinada, de
la oposición, si no es que del rechazo de las consecuencias de la mun-
dialización en curso.
iQuiénes son esos "hombres sobrantes"? Los desempleados sin
duda, salvo que hay que precisar que no son ya exactamente asimilados
a un "ejército de reserva" al que se apelaría en caso de necesidad en el
mercado de trabajo, pues el sistema ha probado que desocupación y
desempleo no tienen nada de provisional, que pertenecen a lo inevi-
table, a lo definitivo, a despecho de los discursos atenuantes sobre la
vuelta al crecimiento. Y esta situación afecta cada vez más a gente joven,
tal como lo atestiguan todas las estadísticas. Y están los supemumera-
rios, de los que se puede o se debe prescindir. Y ustedes saben, como
yo, hasta qué punto puede ser dolorosa la corktiencia que tengan los
individuos de su destino como seres inútiles, derribados en los már-
genes, sin porvenir.. . Los inmigrados constituyen otra categoría. Se ve
en Francia actualmente con la adopción de leyes y reglamentos que
tienen un carácter disuiminatorio, racial y a veces abiertamente racista.
El mismo vocabulario banalizado ratifica la distinción entre extranjeros
e inmigrados; a los primeros se les da la acogida tolerante, a los segun-
dos la amenaza de expulsión reservada a los que sobran. El extranje-
ro, sobre todo si proviene de la Comunidad Europea no puede ser un
inmigrado; el inmigrado, sobre todo si es originario del Maghreb o
del Africa negra, si es moreno o de "tipo árabe" no podrá ser conside-
rado extranjero. Sin embargo, petróleo y dólares autorizan excepciones
y modifican los uiterios; así, a pesar de las apariencias, un jeque de
Kuwait merece la calidad de extranjero y puede adquirir propiedades en
el barrio más elegante de París. Lo que es una manera, para un país
como Francia, de despedazar su tarjeta de identidad heredada de la Re-
volución. Hay, en fin, todos los diferentes cuya afirmación cada vez más
fuerte impone su corolario en las identidades. Y esa pareja diferenua-
identidad por supuesto funciona para la exclusión de los "hombres
sobrantes".
La insistente referencia contemporánea a las comunidades no
tiene otro sentido, ya sean étnicas, religiosas, culturales o sexua-
Actualidad y iiecesidad del pensaiiiienjq critico .m
les, que su vocación para producir supernumerarios. Existe un caso
conocido en el mundo, que atestigua la presencia esta vez de una
verdadera población de hombres sobrantes en escala internacional:
la población palestina que, como justamente se ha dicho, no son
sino los indios de los israelitas.

Los individuos, despojados de su dignidad humana, desposeídos


de sus derechos, están a merced de un Estado que se nos presenta, tam-
bién en este caso, como una democracia, por añadidura modelo para
sus vecinos y que integró la tortura en su Constitución. El hecho es
verdaderamente inaudito pues si desafortunadamente k i cierto que la
tortura existe en casi todos los países, ninguno hasta ahora había tenido
el cinismo de legalizar su práctica.
Frente a tal situación de la que apenas he sugerido algunos rasgos,
jcuáles pueden ser las fuerzas de resistencia susceptibles de cambiar
su curso? Digo el curso para destacar que con ia mundialización tenemos
todavía que enfrentar un proceso que no ha llegado a su término,'del
que fácilmente se mostraría que tal aspecto puede ser revertido positi-
vamente -las complenientariedades productivas, por ejemplo, o la
conversión de la uniformización en universalidad, o la planeta-
rización de los derechos y de los medios de comunicación. Quizá no
es inútil detenemos un instante en las formas de oposición demasia-
do efímeras, inadecuadas o incluso impotentes cuya caricatura es la de
los "brazos cruzados", como se dice familiarmente o de los "brazos
caídos" que significa que ya no se espeiá nada, que el juego está hecho.
Tenemos en primer lugar a las políticas social-demócratas o socialistas
que en su pregonada voluntad de contrarrestar los efectos más devasta-
dores del neoliberalismo claramente han fracasado. Basta con mirar
hacia Alemania, Italia, Francia o España, la mayoría de las naciones
europeas que han conocido esas experiencias de reformas que intentan
aquí controlar la flexibilidad, allá introducir una dosis "social", acullá
moderar las exigencias de los organismos trasnacionales. Nos da ver-
güenza citar a los países exsocialistas donde las conversiones tanto al
liberalismo como a la socialdemocracia han engendrado las catásuo-
fes que sabemos.. . Las desigualdades de todo orden no han dejado de
ahondarse; las ganancias de la productividad, creadoras de riqueza,
han acrecentado la pobreza; la conquista de segmentos de mercado ha
destruido sistemáticamente cada vez más empleos. La Europa presen-
tada como salvación termina su construcción con cerca de 20 millo-
1
,,
nes de desempleados y 57 millones de personas que viven por debajo
del umbral de pobreza (oficial), es decir 17% (23% en Gran Bretaña,
paraíso del liberalismo). La posible vuelta al poder de esas fuerzas,
gracias al juego de las alternancias gubernamentales que burlan a la
opinión, no trae ya ni ilusiones: la "izquierda" sustituirá a la derecha en
la administración de las relaciones capitalistas. En segundo lugar se
encuentran las propuestas que no son todavía de los políticos en
acción, de los de extrema derecha. Su auditorio creciente, medido por
los marcadores electorales no tiene nada de sorprendente ni, menos
todavía, de pasajero, proviene en línea directa -como su consecuencia-
a la vez de los estragos económicos, sociales y morales provocados por
la mundialización y de las renuncias de las izquierdas tradicionales.
Sin duda sus respuestas a la globalización no solamente son malas sino
peligrosas, sin embargo el punto que importa es que son respuestas
adoptadas como tales, ya fuera en la confusión y la ignorancia por
las masas más duramente perjudicadas (el Frente Nacional en Francia
puede presentarse como "el primer partido obrero"). En nuestra re-
seña de lo que no hay que hacer, hay que reservar un lugar, realmente
muy cerca del precedente, a los fundarnentalismos y otros integrismos,
ya sean de carácter étnico o religioso y sea este último musulmán, judío
o católico. De ninguna manera se trata aquí de pronunciar condenas
éticas sino de convencerse de que tales actitudes no representan nin-
gún peligro para el liberalismo. Lo que sabemos de sus programas eco-
nómicos y políticos no es en nada incompatible, a pesar de las fanfarro-
nadas verbales, con la sumisión a las relaciones dominantes, ni a la
tutela estadounidense; induso del lado del FIS argelino, de Tourabi en
Sudán, de la Península Arábiga o de los talibanes afganos. La adminis-
tración de Estados Unidos tiene allá buenos y leales aliados. La ideo-
logía de los derechos humanos, a su vez, jva a servir de escudo? Segu-
I
ramente todo el mundo está de acuerdo con los derechos humanos,
su promoción y su defensa, pero la ideología es cosa diferente, que
, quiere decir que ciertas potencias se arrogan el monopolio de la defi-
nición y del respeto a los derechos humanos. Así es como una disposi-
ción de la Comunidad Europea prevé condicionar la ayuda económica
a los países en desarrollo, a las garantías de los derechos humanos en
estos últimos. Es necesario recordar que los autoproclamados detenta-
dores de los derechos son precisamente los que se los sacuden sin es-
crúpulos cuando se trata de servir a sus propios intereses, como se ha
visto de manera escandalosa con ocasión de la guerra del Golfo, de
las expediciones a Granada, a Panamá o a Nicaragua, de las interven-
1
Actualidad y necesidad del peiisarnierito ciitiit~ 513
,,
ciones armadas en el Cercano Oriente, en África e incluso en Vietnam
(lista no exhaustiva), en Irak y Yugoslavia. Cuando el primero de los
derechos es, como lo afirmaba nuestro viejo maestro Hegel, el "dere-
cho a la existencia", trágica y deliberadamente despreciado por el libe-
ralismo.
El último que señalizaré parecerá más positivo. Quisiera destacar
otro rasgo oculto de la mundialización, saber que gracias a ella no
existe ya más que un solo enemigo. Hubo un tiempo, no tan lejano,
en que las especificidades nacionales impedían la percepción de los
denominadores comunes; Argentina no era Grecia, la que tampoco
era Etiopía. Hoy en día las cosas han cambiado: cualesquiera que sean
S
sus diferencias, esos países y muchos otros se encuentran situados bajo
el mismo dictado del FMI, del Banco Mundial o, más recientemente,
de la OMC (Singapur, 1996, que ya prepara los AMI O Acuerdos Multila-
terales de Inversión), a pesar de los matices de las coacciones, a unos se
les "ruega" ajustarse lo más rápidamente posible a las condiciones re- .
queridas por la moneda europea, a otros reembolsar su deuda -sabien-
do por supuesto que la deuda es literalmente impagable y que no
tiene otro objeto que aminar a'los que cuentan con recursos. Un solo
enemigo es el que señala la multiplicación de movimientos como las
huelgas de fines de 1995 en Francia, abiertamente orientadas contra
la política liberal, o el veto de las Renault transformado en "euro-huel-
ga", menos gracias a los sindicatos obreros que al patronato, hay que
decirlo, y evidentemente todos los movimientos que en el mundo en-
tero manifiestan en formas diirersas la revuelta contra el orden estable-
cido; esas fuerzas, como decía Gramsci, que el capital no deja de
provocar que se levanten contra él de Chiapas a Hebrón, de las lo-
cas de la Plaza de Mayo a los obreros de la siderurgia de Seúl o a los
electricistas de México. Por consiguiente, no temeré afirmar que es
nuestro deber, en respuesta a las dimisiones y traiciones de toda índo-
le, volver a dar vida a algunas palabras que los ideólogos al seMcio de
los dominantes han declarado caducas demasiado rápidamente: impe-
rialismo, dase, revolución, utopía, entre otras; todas exigidas por la
necesaria radicalidad de la alternativa por construir.
Deseo personalmente, que podamos seguir cada quien como es y
en su sitio con el fin de enfrentar la extrema nocividad de la mundiali-
zauón neoliberal, y construir los fundamentos de un nuevo internacio-
nalismo.

Cforgcs lnbica 1
1

i
lobalización, internacionalismo del
trabajo y redes de diálogo
y organización: un debate,
una discusión, un diálogo

Peter Wateraan

I[nkodueci$n:Ginebra, tenemos un problema1


Lanzado al espacio por la internacionalización (sic) y el interna-
cionalismo (sic) de principios del siglo xxr,el. trabajo internacional y
las relaciones laborales internacionales se encuentran en una situa-
ción no muy distinta a la de los tripulantes de la Mir;la nave espacial
internacional soviético-rusa. Envían mensajes desesperados, quejum-
b r o s o ~o demandantes a Ginebra o Bruselas, donde se encuentran las
sedes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),la Confede-
ración Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL, I F ~ ,
por sus siglas en inglés) y otras organizaciones sindicales intemaciona-
les. Por desgracia, las sedes parecen estar tan afectadas por el problema
Y ~ como
K la propia nave espacial. Ahora bien, el Y ~ seK refiere a la
incapacidad de muchos aparatos computarizados para manejar cual-
quier año posterior al 2000. Nuestro virus destructivo es el del capita-
lismo globalizado e informatizado. La pregunta debe ser si nuestras
naves espaciales, o nuestras sedes, pueden parcharse, o dotarse del nue-
vo chip requerido, o si requieren reinventarse sobre la base de conoa-
mientos, acuerdos y valores novedosos.
Afortunadamente para nuestro programa espacial cada vez más
apegado a la Tierra, ha aumentado considerablemente la atención
internacional a los problemas del trabajo y al internacionalismo labo-

' Jane Wills, editora de la revista Antipode, me proporcionó estímulos y recursos para
este artículo durante la discusión acerca de una publicación especial coeditada de su
revista sobre intemacionalismo laboral. Además, mis más sinceros agradecimientos al
evaluador anónimo de este documento de trabajo iss. He tratado de evitar una referen-
cia excesiva a mis publicaciones: los lectores interesados pueden buscar otras fuentes
de información o ideas en la página web Global Solidarity, http://www.antena,nl/.uwa-
terman/.
ra1.2 Esto ha sido obviamente estimulado por las repercusiones de la
globalización neoliberal y provocado por una celebración francamen-
te procapitalista y empresarial del mercado global. Entre los escritores
de izquierda, esto también ha sido provocado por la desaparición de
la filiación izquierdista -o izquierdizante- del trabajo en tanto provee- ,

dor de una importante identidad social colectiva; y de la capacidad del


movimiento laboral para tener la misión universal emancipadora que
alguna vez se le asignó. Si la respuesta inicial -al asalto ideológico,
estatal y capitalista contra el trabajo- fue una desorientación masiva y
general, esta nueva oleada de escritos tanto políticos como académi-
cos indica, no sólo una recuperación, sino también una reafirmación.
Lo que ha faltado hasta hoy es un diálogo internacional sobre el
movimiento laboral; empero, a menos que uno crea que la verdad es,
o puede ser privativa de un partido, de una organización, o de una teo-
ria o ideología privilegiadas, dicho diálogo es la única vía para recrear
o incluso reinventar un movimiento laboral adecuado a los nuevos y
difíciles tiempos que también son complejos. Un diálogo es más que
un debate o una discusión. Mientras el debate sugiere polémica y victo-
ria y la discusión una voluntad mutua para escuchar, un diálogo sugie-
re un proceso de aprendizaje por ambas partes. Me parece que la necesi-
dad de un diálogo acerca del futuro del movimiento laboral surge de la
crisis (o de la impotencia), de las principales tradiciones del movimien-
to laboral, ya sean teóricas o ideológicas. Lo que todo esto quiere decir
es que, las simples oposiciones (dentro de la izquierda) de los reformis-
tas y revolucionarios (o entre los revqlucionarios), en cuanto a lo que
es verdadero y falso, se hacen cada vez más vacuas, irrelevantes y desmo-
vilizadoras. Como veremos, gracias a la globalización existe, en este
momento, la necesidad y la posibilidad tanto técnica como política, de
entablar un diálogo.
Entre las dos principales tradiciones prolaborales que dominan el
renacimiento de los estudios laborales en esta coyuntura actual, desta-
co las de la economía política (EP) y del institucionalismo. Una tercera
tradición, a la cual no le daré aquí mayor importancia, es la dependen-
tista (que se desarrolló como una promesa/amenaza de la revolución
social, o socialista, trasladada desde el centro capitalista inestable hacia

lVéase Hyman, 1999b, Martín, 1998, Waterman, 1999, para revisiones de un total de
más de 20 artículos, con más de 50 referencias que sólo se superponen marginalmente.
Para una perspectiva del trabajo y de la globalizaaón parecida a la mia, pero que teórica-
mente es un poco más amplia y un tanto más positiva acerca de las organizaciones labc-
rales internacionales tradicionales, véase a Ronaldo Munck [1998].
del mundo. No es que la nueva obra de la EP esté necesariamente cie-
ga frente al género, a la etnicidad, a la comunidad y a la cultura. Sin
embargo, sólo les otorga un peso espeáfico frente a los grandes proble-
mas universales: los obreros tendrán que resolver primero sus diferen-
cias y divisiones genéricas, étnicas, comunitarias y culturales (jnacio-
nales?), antes de que puedan -una vez aclarados los particularismos
del campo de batalla- liberarse ellos y a todos los demás, en una lucha
final de clases uni~ersales.~
El propósito de Ellen Meiksins Wood, en su colección Meiksins
y Yates [1998],es -si pretendemos guiamos por la introducción de
Meiksins- reafirmar dichas verdades marxistas tradicionales frente a
la "globalización~,y a diversas teorías de derecha e izquierda que
s e e n ella parecen negar el potencial revolucionario de la dase traba-
jadora y del socialismo revolucionario internacional. Yo acojo con
beneplácito un esfuerzo que señala el redescubrimiento del trabajo de
Monthly Review de Estados Unidos como una fuerza significativa para
la emancipación, en la medida en que representa una clara posición
sobre el trabajo ante la globalización, que abre la posibilidad de un diá-
logo. Tal esfuerzo difiere de mis propias convicciones y de la de otras
comentes estadounidenses muy importantes que deben ser indui-
das necesariamente en el diálogo (volveré sobre ellas más adelante),4
a las que Meiksins trata de caricaturizar en la siguiente cita:
Existe un tipo de internacionalismo abstracto sin fundamentos
materiales. Una cosa es reconocer la importancia de la solidaridad
y la cooperación intemacionaléientre los movimientos laborales
nacionales. Ese tipo de intemacionalismo no sólo es esencial para
los valores socialistas, sino que es estratégicamente indispensable

3Con respecto a mi crítica de una caricatura de la EP de izquierda, de otras que vie-


nen a continuación, sena justo preguntar si no estoy caricatwizando a la EP de izquierda.
En el curso de la crítica a la nueva teoría del movimiento social, Barker y Dale [1999], pre-
sentan una teorización trotskista matizada y un análisis de la ola de luchas de la dase
trabajadora durante los años ochenta y noventa. Esto no sólo supera mi estereotipo sino
que también apoya mi propia convicción sobre la pertinencia continua de la dase y el
resurgimiento de las luchas laborales. Sin embargo, continúan considerando a la dase
como la gran explicadora, y a la lucha de dases como la gran solución (ellos tampoco
pueden confrontar a la informatización y a las nuevas formas de organización del traba-
jo). Empero, Martín 119981, en una clásica polémica trotskista mis izquierdista que la
propia izquierda sobre el intemacionalismo laboral, ilustra perfectamente la caricatura.
4Ode sus predecesores. Existe una tradición estadounidense de 10 o 15 años de e s
cribir sobre el trabajo internacional del cual el Monthly Review puede no tener conoci-
miento. Un buen ejemplo reciente sería el del Labour Research Reuiew [1995].

518 Pcicr \+'a(errnan


,,
para lograr el éxito de muchas luchas de clase nacionales. Sin em-
bargo, algunos izquierdistas invocan una "sociedad civil intema-
cional" como el nuevo campo de batalla, o una "ciudadanía global"
como la base de una nueva solidaridad -y esto suena menos como
una estrategia anticapitalista que como una especie de silbido en .,
la oscuridad. Cuando la gente afirma que el terreno internacional
es el único para los socialistas, que el capital global sólo puede darse
con una respuesta verdaderamente global, parecieran decir.. .
que, en efecto, la lucha contra el capitalismo ha concluido [Ellen
Meiksins Wood, 1998: 101.

La colección está dividida en secciones sobre teorías del trabajo y


de clase en un mundo cambiante; el panorama americano; y lo extran-
jero combinado con lo internacional. Aunque la clara intención de la
introducción es reconocer, especificar y fomentar una nueva ola de mi-
litancia laboral, aparentemente también es mostrar cómo puede hacer-
se dentro de un marco y de un léxico marxista-leninista tradicionales.
Son la weltanschauung (concepción del mundo) del siglo xix y el
vocabulario antes mencionado, los que hacen que la globalización
sea puesta en duda y que el mismo intemacionalismo se presente bási-
camente como una relación entre clases/movimientos obreros nacio-
nales, situados dentro de estados nacionales.
A su vez, empero, hay capítulos dedicados a la relación de clase
con género y etnicidad, e incluso de la urbana/industrial con la rural/
agn'cola. También hay capítulos más especializados, dirigidos a organi-
zar lo no organizado sobre educación laboral, sindicato actual o lide-
razgos socialistas (Estados Unidos, el mundo excomunista, la Unión
Europea, la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales
' Libres). Induso se presenta un capítulo acerca del sindicalismo inter-
nacionalista comunidadjclase en Los Ángeles, que parece romper con
el discurso dominante y desemboca en algo diferente.
' Los editores son prudentes al colocar un signo de interrogación al
final de su titulo principal. La impresión abrumadora de esta colección
es que, con excepción de ciertos movimientos en Asia Oriental y Méxi-
l
col el movimiento laboral en la era de la globalización todavía se carac-
teriza más por las cenizas que por los diamantes. A pesar de que las
l
organizaciones sindicales nacionales y estrategias de izquierda en Esta-
! dos Unidos, el mundo excomunista, la Unión Europea o el ámbito
internacional pueden estar cambiando, aparentemente todas se carac-
r
terizan por sus profundas ambigüedades, limitaciones y compromisos.
) (;lobalizaiiori, iriiernarionalisnio dcl inbajo y redes de didlogo 519
,, 1
Así pues, el excepcional y bien recibido capítulo de Gerard Greenfield
sobre la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales
Libres (CIOSL), que ganó la guerra fn'a sindical y ahora dirige el sindi-
calismo internacional, revela que la mera premisa de toda su magra
actividad en el Este y Sudeste de Asia no es "organizar" ni "agitar", y
i
mucho menos "movilizar", sino ~omprometer.~ Y este compromiso no
se establece con los turbulentos pueblos trabajadores de la región,
sino con todos y cada uno de los organismos nacionales o interestata-
les, con los cuales podría, hipotéticamente, negociar en una mesa. El
estudio del caso mexicano, cuya prioridad es el liderazgo proletario
urbano, se refiere en realidad a una respuesta laboral al movimien-
to campesino. Pero aquí, éste reproduce la tradición izquierdista lati-
noamericana de reducir -lo que de hecho es un movimiento indíge-.
na- a una categoría de la EP, lo que se logró políticamente sólo con
derramamientos de sangre, tanto para los indígenas como para la
izquierda (Perú, Guatemala). El liderazgo zapatista de este particular
levantamiento indígena se relaciona no simplemente con la tierra y los
derechos culturales, sino con la democracia niicional; y se dirige a la
sociedad civil global, lo que Ellen Meiksins Wood descarta como caren-
te de base material.
Otros autores también parecen enraizarse entre las cenizas indus-
triales/nacionales, intentando encontrar algunas brasas ardientes. iDe
qué otra manera podríamos entender la obra de Peter Gilmore sobre
los comunistas y los obreros en el mundo excomunista? Éste es un tra-
bajo informativo pero deprimente. Sostiene que grandes sectores de la
población "han permanecido fuertemente apegados a los valores so-
cialistas" [p. 1621, presuntamente una característica de fines del siglo xrx
o principios del siglo xx. Pareciera que los representantes de los parti-
dos políticos están divididos en social-demócratasal estilo occidental,
1
autoritarios nacionalistas y anti-occidentales, y demócratas socialistas
tolerantes que favorecen un sector estatal vasto y la planeación esta-
tal. Aunque parece que Gilmore se identifica con este último socialis-
mo, más que con el prooccidental o protofascista, no nos señala cómo
podna enfrentar los problemas de las mujeres, la ecología, el militaris-
mo, las minorías étnicas o el transporte público; como tampoco el
intemacionalismo tradicional o nuevo, el material o inmaterial. Yo
hubiera pensado que éste sería un socialismo con esas preocupacio-

5Greenfield aplica un poderoso correctivo a la informativa, aunque rosada perspec-


tiva de la CIOSL como "globalización contestataria" por Robert O'Brian [199G].
580 Pctcr Waterinan 1
nes en sus banderas, que podría articular mejor (unir y expresar) el
mayor rango del sufrimiento laboral y popular, y el descontento exis-
tente; y llevarlo hasta el máximo de la solidaridad, desde y con el
Occidente y el
Peter Meiksins, el coeditor, confronta a la izquierda, teorizando
acerca de la diferencia y diferenciación de la dase obrera contemporá-
nea al argumentar que "el antiguo movimiento laboral puede ense-
ñamos más de lo que reconocemos" [p. 341. En efecto. iPero qué? Debe
haber más que aprender de la historia laboral nacional e intemacional
-y de sus lecciones- de lo que el trabajo contemporáneo exige de un
"verdadero proyecto de «clase»" [p. 361. ~ C O en~ 1917 O en Rusia?
Por ejemplo, la "historia" también nos dice que el trabajo fue, alguna
vez, el moiimiento ciudadano, el movimiento social, es decir, que se
dirigía a la sociedad en su conjunto y no sólo a la clase trabajadora
[Johnston, 19991.
El diamante más importante entre las cenizas, es el Sindicato de
Choferes de Autobuses de Pasajeros en Los Ángeles, de Enc Mann; es
bastante más que un estudio de caso: la organización' es un producto
del Labour/Community Strategy Centre (Centro de Estrategias Comuni-
tarias/Laborales), del propio autor. Mann, veterano del marxismo-le-
ninismo y de la lucha laboral comunitaria, sólo tiene críticas para los
liderazgos sindicales, incluso hasta los niveles locales. Sin embargo,
jsu estudio de caso no es en absoluto el de un movimiento sindical o
proletario! Estudia la relación entre un organizador/ideólogo revolu-
cionario, una organización no gubernamental y una organización de
clases mixtas, voluntaria, en una comunidad multiétnica de pobres. jEs
un movimiento social urbano que aborda las necesidades percibidas

6EsPOCO tranquilizador descubrir que la esterilidad de la vieja izquierda y las es-


trategias laborales en el norte se reproduzcan en América Latina. Un artículo inspirado
por una reunión de la Internacional Socialista en Buenos Aires -resulta ser, quizás, el seg-
mento más severo de todos- se refiere al movimiento local e intemacional como "la
izquierda inofensiva" [Deaniba, Rosenberg y Sabat, 19991. En un estudio sobre la izquier-
da, los movimientos sociales y la democracia en América Latina, Kenneth Roberts
119981, demuestra y explica la crisis paralela de la izquierda radical y reformista, en casos
tan diferentes como los de Chile y Perú. Roberts tiene claro que la crisis es una consecuen-
cia del neoliberalismo y la globalización, y que una posible vía de salida es mediante
una estrategia vertical-ascendente de empoderamiento popular, al unir a la clase con
los nuevos movimientos sociales, aliados internacionalmente con otros. Esto me indica
que cualquier renovación de la izquierda tiene que ser tanto universal (mundial) como
global (supranacional), con principios consistentes aplicados al Norte y al Sur,
nacional y globalmente. Dicho entendimiento puede impedir el resquebrajamiento
que ha marcado y dañado a los internacionalismos tradicionales, hasta en sus periodos
de crecimiento.
1
I ,,
ciudades y regiones subnacionales, hasta Estados-nación, regiones
y redes globales más amplias. Es claro que ya ha comenzado el
proceso de desconectar la autoridad política legítima de los esta-
dos y de las fronteras fijadas, en la medida en que las formas legí-
S ,
timas del gobierno se difuminan abajo, aniba y a lo largo del Esta-
do-nación. Pero el proyecto cosmopolita está a favor de una
extensión radical de este proceso, mientras esté circunscrito a un
compromiso de largo alcance con los derechos y las obligaciones
democráticos [Held, 19981.

En conclusión, me parece que mientras Ellen Meiksins está sil-


bando por un jnternacionalismo orientado al Estado-nación, en el oca-
so de la era capitalista/nacional/industrial, otros hacen un daño cada
vez más visible al patriarcado global, a la destrucción ambiental, al mi-
litarismo, al imperialismo, a la homogenización étnico-cultural y a la
globalización económica neoliberal (la campaña articulada por compu-
tadora contra el Acuerdo Multilateral Sobre Inversiones). iY -como
sucede en el caso de los zapatistas- con apenas un lema socialista a la
vista! [véase, para un panorama general de los movimientos, Femández
Durán, 19991. iAcaso podría existir una relación inversa entre los axio-
mas socialistas industrial/naaonales, por un lado, y una confrontauón
efectiva con la globalización, por el otro?
Desde luego que existen otras tradiciones de la economía política;
o quizás uno debiera decir, otros economistas políticos desinteresados
de que sus análisis comprueben a M ~ DPor L ejemplo, Myron Frankman,
quien parece estar bien informado sobre la economía política clásica
, (lo que quiere decir, de las preocupaciones morales y filosóficas), argu-
I menta de manera desafiante a favor de un "ingreso ciudadano mun-
dial", una idea que estimula ciertamente las pequeñas células grises
1 [Frankman, 19981. Otro ejemplo bastante sorprendente es el de la Fe-
deración Internacional de la Química, la Energía y los Trabajadores Mi-
I

neros (FIQETM)que pertenece a un grupo de Secretariados Sindicales


1 Internacionales (ssr) que ha estado ganando fuerza y penetración en
los últimos cinco años. Tiene la práctica de comisionar y publicar
1
informes profesionales innovadores para un sindicato internacional.
1
Raste decir que en realidad vincula esta sección del artículo con la si-
, guiente, al analizar no sólo los cambios dramáticos que se dan en la
economía política global y proponer reformas de largo alcance -tanto
en las instituciones internacionales como en los procedimientos de
( las relaciones laborales- sino también de manera más general, en las
? (,lohali.zarií.ii. interiiacioiialisino tlel irabajo y redes be di;ilog« 583
Naciones Unidas e instituciones financieras internacionales. Me per-
caté demasiado tarde para hacerle la uítica que realmente se merece,
pero no muy tarde para indicar su alcance y sabor.
En su parte 1, el material considera al poder corporativo y a la
economía social mundial, cubriendo no sólo las industrias y corpora-
ciones relacionadas con la FIQETM, sino también la transformación de
la economía global y sus implicaciones en los ingresos, los diferenciales
nacionales e internacionalesy la creciente subordinación de los organis-
mos interestatales a las megacorporaciones. La parte 2 nos habla del
sindicalismo global y de un nuevo tipo de solidaridad. Aborda con cier-
to detalle el ámbito de los terrenos y estrategias donde es activa la
FIQETM. Pero también analiza su actividad presente o propuesta, en
las arenas públicas en escala internacional, en la reforma del gobierno
global y del control de las corporaciones. En cuanto al sabor, iqué le
parece esto?
Las megacorporaciones se encuentran cada vez más presionadas
por una amplia constelación de grupos ciudadanos. Las ONG como
Greenpeace, Amnistía Internacional, la Red del Tercer Mundo,
agrupaciones femeninas, asociaciones de consumidores y muchas
otras, han comenzado a construir una sociedad cívica global alre-
dedor de la corporación global. Gran parte del territorio ocupado
por estos grupos pertenecía a la filosofía sindicalista original. La
"especialización"de estas agrupaciones es un reflejo parcial de que
los sindicatos hayan permitido que se les restrinja a las cuestiones
del "pan y la mantequilla" en el centio de trabajo; y consentido que
otros manejen las problemáticas sociales más amplias. Este tipo
de fragmentación propicia que aquellos que son criticados dividan 4
a la oposición y enfrenten a un grupo contra otro.
Las ONG han comenzado a aprender esta lección de solidaridad y
se están agrupando alrededor de problemáticas más importantes.
El ejemplo más impresionante en acción fue la acometida com-
binada de una amplia gama de grupos sociales contra el Acuerdo
Multilateral sobre Inversiones (MAI,por sus siglas en inglés), lo
que provocó su retiro de la agenda de la globalización, al menos
por el momento. La mayor parte del movimiento sindical intema-
cional estuvo notoriamente ausente de la alianza, separado por
decisión propia para presionar por un conjunto de cláusulas de pro-
tección laboral dentro del cuerpo del acuerdo, y no para oponerse
al acuerdo mismo. Es casi seguro que se revivirá este debate den-
,,
tro de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Será la segun-
da oportunidad de forjar una alianza cívica más fuerte que esta
vez puede incluir a las organizaciones sindicales.. .

"
Ansío ver que el Monthly Review llegue a un acuerdo con los argu-
mentos relativos a las instituciones internacionales y a la sociedad civil
global; pero que surja de un análisis económico-políticoy de una orga-
nización sindical intemacional.

La segunda arenida de la negociación


colectiva internacional
8 ,

Breitenfellner y Ramsay, euros que no gringos, se ocupan de identificar


y promover el poder sindical en el ámbito global intemacional. Los
dos artículos están bien informados e informan; y aunque opino que
ambos son prisioneros de las instituciones y estrategias que forman
parte de la crisis laboral en escala internacional, nadie interesado en supe-
rar esta crisis puede darse el lujo de perdérselos.'
Breitenfellner (19971 trabaja para la Federación Austriaca de Orga-
nizaciones Sindicales y escribe en la revista de la Organización Intema-
cional del Trabajo. No sólo aboga por el desarrollo del "sindicalismo
global", sino que tiene una interpretación ideológico/teónca definitiva
al respecto:
El sindicalismo global no es un fin en bí mismo, sino un medio de
resolver los problemas que surgen en la economía mundial. Pri-
1 mero, los sindicatos pueden ser útiles para motivar a los gobiernos
a una cooperación mutua. Segundo, pueden reproducir su función
i nacional a nivel mundial, al promover acuerdos tripartitos entre el
I trabajo global, el comercio global y la comunidad internacional de

'Es demasiado tarde para incluir aquí el trabajo más sustancial de Leisink (13331,
igualmente centrado en Europa e interesado en establecer un marco internacional que
reglamente las relaciones trabajo-capital. Es semejante a los otros en su orientación glo-
bal neokeynesiana. Una contribución excepcional a la colección es el trabajo de Rob
Lambert [1399b]sobre la globalización y las relaciones laborales australianas. Es excelen-
te tanto para ver las relaciones laborales chinas e indonesias como significativo para
aquellas de este Estado-nación (post)industrializado, y para la defensa de algún tipo de
movimiento social sindical internacional como una estrategia inter/nacional necesaria.
Rob Lamben ha sido una figura fundamental en la Iniciativa del Sur sobre Globalización
y Derechos Sindicales (véase más adelante).
,,
estados, con el objeto de tener bajo control a los.mercados finan-
cieros globales, esto es, el cuarto actor.
Este planteamiento de rumbo se enfoca sobre la dimensión insti-
tucional de la economía política internacional ... Lo que está fi-
nalmente en juego es la búsqueda de justicia social y seguridad . ,

global.. . Sólo el establecimiento de instituciones confiables y el


compromiso de cooperar -dos objetivos del sindicalismo global-
pueden contribuir a lograr relaciones internacionales estables
[p. 5321.

Breitenfellner toma en cuenta: la posición del trabajo en la eco-


nomía global, los límites a la soberanía nacional, el reto que éstos
presentan al sindicalismo y "los fundamentos fragmentarios del
sindicalismo global" [pp. 543 y SS.].Como un panorama general sobre
el tema, ésta es una obra admirable, porque realiza una selección
juiciosa y de amplio alcance acerca de las.disputas, campañas, formas
sindicales, niveles, y diferentes estrategias posibles. Se inclina con fuer-
za en la dirección de los Secretariados Sindicales Internacionales (ssi)
especializados en escala industrial, como proveyendo la clave para el
futuro. Concluye [pp. 55 1-5531 que el sindicalismo global es un ele-
mento deseable en la "restauración del equilibrio socioeconómico del
poder" [p. 5521. Argumenta que el sindicalismo global puede recurrir
a la tradición del internacionalismo laboral; puede y debe ir más
allá de la diplomacia, del intercambio de información y de la coordina-
ción de políticas; precisa desarrollar estrategias, operar y negociar en
el nivel internacional; debe basarsedenla experiencia local; utilizar la 1
nueva tecnología de las comunicaciones para contactar con la base; y
debe verse a sí mismo como parte de la sociedad civil global. El objeti-
vo final del sindicalismo global sería institucionalizar un sistema de i
asociación social tripartita, con el propósito de regular la economía gIo- i
bal en aras de una mayor igualdad, prosperidad y estabilidad... El verda- i
dero reto de la globalización radica en sacarle ventaja a las nuevas
oportunidades, si la solidaridad internacional pretende adoptar algo
más que los himnos tradicionales del trabajador (idem).
1
I
l
Las limitaciones de este escenario verdaderamente innovador son,
como he indicado con anterioridad, las de Ia institucionalidad exis- 1
tente. La palabra fundamental en el argumento es restaurar. Existe en l

la mente de Breitenfellner (así como también, sin duda alguna, en la


de la OGB y de la OIT)un Paraíso Perdido. Un pasado donde existía un
equilibrio socioeconómico del poder, el que por medio de una negocia- I

ción colectiva entre los copartícipes sociales fomentaba el mayor bien


586 Pctcr Watennan
,,
para la gran mayoría. Sin duda, también existe un Paraíso (para ser)
Recuperado, donde un acuerdo tripartito entre el trabajo y el capital glo-
bales, y una comunidad global de estados, deberán domesticar al cuar-
to actor, es decir, a los mercados financieros globales.
Existen aquí lagunas y saltos. El keynesianismo nacional se limita-
ba a ciertos sectores de las clases trabajadoras y populares, en algunos
países que mantenían posición dominante en la jerarquía internacio-
nal. Y cualquier beneficio social y económico que pudiera haber apor-
tado, desarmó políticamente al trabajo frente al neoliberalismo. Tanto
la negociación colectiva nacional como internacional es bipartita o tri-
partita, pero Breittenfellner introduce un cuarto elemento: un diablo
ex machina tripartita. LESentonces el capital financiero la cara inacep-
table del-capitalismo internacional? iQue sólo debe abordarse como
un problema para el tripartidismo? iQue se incluya eventualmente en
las relaciones laborales tetrapanitas? LO que debe aceptarse como el
elemento más dinámico, global, destructivo e intangible dentro del ter-
cer partido [como lo argumentó enérgicamente Castells, 1996-1998]?
NO son la practica y la ideologla del propio tripanidismo las respon-
sables de la desorientación actual del trabajo en el nivel nacional e
internacional? iPueden, acaso, el keynesianismo nacional y la nego-
ciación colectiva enarbolarse/imponerse globalmente o, incluso, en
el nivel restringido de la Unión Europea? Y -una pregunta menos re-
tórica- jacaso Harvie Ramsay brinda algunas respuestas a nuestro
problema Y ~ K ?
Ramsay [1998], veterano especialista en el trabajo internacional,
escribe un artículo más conciso y modesto, orientado precisamente
al ámbito de la Unión Europea en nuestro mundo globalizante. Es igual-
I
mente institucional al examinar las teorías del sindicalismo internacio-
nal, los prospectos para el sindicalismo internacional en Europa, y las
conclusiones para una negociación colectiva en la Unión Europea, la
industria europea y en el nivel de las corporaciones multinacionales
( C M ~
Su interés particular, para mí, radica en la identificación de los
planteamientos estratégico/teóricos, pasados o presentes, para el sindi-
calismo internacional: el optimismo evolutivo (el ascenso de las CMN
llevará inevitablemente a contrarrestar el poder en la forma del sindi-
calismo internacional); el escepticismo empresarial (que dejaré a los
escépticos empresariales); el pesimismo izquierdista (con el cual se
identifica, al igual que Nigel Haworth, su colega en alguna ocasión,); el
altemativismo nacional (los gobiernos fuertes y los sistemas de recauda-
u6n de impuestos pueden oponerse a las CMN); y las teonas de contin-
c;lobaliucion, iniernacionalisnio del trnhajo y redei dr diálogo 581
gencia (dadas ciertas circunstancias, algunas de las CMN pueden favo-
recer la negociación en el nivel europeo). Con cautela, Ramsay se
adhiere a este enfoque un tanto incierto.
Me intriga el pesimismo izquierdista de Ramsay, a menos que sea
un pesimismo gramsciano del intelecto, asociado inevitablemente ,,
con el optimismo voluntarioso de Gramsci. La sugerencia de uno de sus
trabajos pasados en coautoría fue que el internacionalismo laboral
debería transponer el muro de la fábrica y la oficina sindical [Haworth
y Ramsay, 19841. Esto fue un movimiento en dirección a la "alianza
de la comunidad laboral" [Brecher y Coste110 1990; Mann, arriba; y,
Kamel y Hofhan, abajo], y un estimulo importante para mi propia
reflexión sobre "los nuevos intemacionalismos" y el "nuevo sindicalis-
mo sGcial".8El pesimismo acerca de las instituciones puede llevarlo a
uno a plantear los movimientos como fuente de nuevas institucio-
nes. Solidarity at Last? ("iPor fin solidaridad?") sugiere una búsqueda
de los significados y fuentes contemporáneas posibles. Sin embargo,
esto no sucede en el trabajo de Ramsay, quien, después de otra detalla-
da consideración (en este caso del capital internacional) de la autopro-
moción de la Unión Europea, por una negociación internacional
acerca de la naturaleza y funciones del sindicalismo internacional, lle-
ga a su incierta y predecible conclusión. Concluye que, a pesar de los
tembles obstáculos y contradicciones internas de las políticas sindica-
les en el ámbito de la Unión Europea, los sindicatos deben investigar
más, ampliar su intercambio de información y ser más flexibles y abier-
tos. Lo que, sin embargo, "también puede promover esfuerzos frescos
por parte del sindicato central para retener el control" [p. 5251. Si des-
pués de casi 100 años todavía rige la Ley de Hierro de la Oligarquía,
jno precisaremos de un principio del trabajo autoarticulado que ésta no
pueda gobernar?
En realidad, no hay nada malo con los estudios laborales institu-
cionales. El problema se suscita, por lo menos para una sociología uí-
tica, cuando las instituciones forman los parámetros del pensamiento.
Tampoco veo nada malo en especular, o inclusive trabajar, para un
futuro marco institucional adecuado al nuevo terreno reconocido de
disputa. Todo lo contrario. Pero un institucionalismo que impone con-
clusiones institucionales antiguas sobre premisas sociales nuevas, no
reconoce la relación histórica entre el movimiento y el compromiso
sociales.
8Asimismo,es importante hacer notar el trabajo sobre globalización, que no se ini-
cia con sindicatos o movimiento laboral sino que reconoce las luchas laborales como
esenciales para "las políticas de resistencia" [Gills, próxima publicación].
t,

~ A C ~laS misma
O limitación afecta los estudios del trabajo y de la
globalización en la periferia capitalista -de notoria inestabilidad y vo-
latilidad- y donde uno podna asumir entonces un escepticismo como
si se tratara de la institucionalidad laboral importada del opositor
habitual de Occidente?

Ea periferia contraataca
Aquí deseo considerar dos colecciones que revelan las experiencias y
perspectivas del movimiento laboral y de la izquierda aliada, de lo
que solía llamarse el Tercer Mundo. En realidad, el concepto Tercer
Mundo pertenece a un periodo tardío del capitalismo nacional-indus-
, ,
trial, y de la política internacional de bloques ideológicos. En ese
tiempo se desarrollaron movimientos nacionalistas radicales masivos,
que fueron antiimperialistas y, nominalmente,. en favor de la "neutra-
lidad positiva". El proyecto nacionalista-radical tendía a operar, en la
práctica, en lugares y espacios políticos y teóricos que le permitió la ri-
validad Occidente-Oriente. Esto, junto o superpuesto al sindicalismo
prooccidental o procomunista, desarrolló u,navariedad nacionalista-ra-
dical con sus propias internacionales regionales apoyadas por el Estado
(al menos en k c a y el mundo árabe). También se desarrollaron teo-
rías acerca de la dependencia/desarrollo, las que, a su vez, se adentraron
en el análisis del trabajo y del sindicalismo, y que diferenciaron esta área,
o la opusieron al resto del mundo. Puede interpretarse que estas dos
obras colectivas -una de latino amé rica,^ otra de la India- indican el
fin de una era y el comienzo de lo que la primera llama la "dolorosa
l
inserción en un mundo incierto".
i Portella de Castro y Wachendorfer [1998] proceden del grupo
Nueva Sociedad, una revista política y casa editora con sede en Cara-
1 cas, que está parcialmente patrocinada por la Fundación Friedrich
Ebert de la Alemania Occidental socialdemócrata. Mientras la mayor
parte de las casas editoriales latinoamericanas de izquierda ya no se
I
c interesan por el trabajo o el intemacionalismo, Nueva Sociedad con-
tinúa la producción de obras que abordan ambos temas. Ésta, en particu-
lar, considera: las respuestas latinoamericanas y estadounidenses a la
r
globalización económica; las respuestas laborales nacionales, que
induyen aquellas de los sindicatos de Alemania Occidental y del Movi-
miento Brasileño Sin Tierra ( ~ s rpor , sus siglas en portugués); las res-
puestas sindicales a la empresa o en escala sectorial; y, la reformulación
internacional del sindicalismo latinoamericano (por medio de cam-
(;I<~haliracitii~, del t r a l ~ ~yj oredrs (le dialugo
iiitcrii;irici~ialib~no 589
,,
bios dentro de la CIOSL en el nivel regional, la AFL-CIO (por sus siglas en
inglés, Federación Norteamericana del Trabajo y Congreso de Organi-
zaciones Industriales) y la nueva estrategia sindical internacional de las
"cláusulas sociales".
El libro, en su totalidad, debiera ser traducido al inglés con carác-.
ter de cierta urgencia. Hubiera pensado que, traducirlo, significaba un
beneficio para los sindicatos de Canadá y Estados Unidos, en virtud
de la envergadura y perspicacia única que brinda al movimiento sindi-
cal latinoamericano -de hecho hemisférico- en un momento de tran-
sición. Para nuestro propósito actual, la sección más importante es
obviamente la última. Ésta contiene un detallado, optimista y sobrio
informe de la renovación en las relaciones internacionales de las orga-
nizaciones sindicales en el hemisferio. No se habla mucho aquí del
"intemacionalismo" o de la "solidaridad", y con razón, dado el medio
siglo o más, de imperialismo de la organización sindical del Norte, y
de nacionalismo de la organización sindical en el Sur. Debe destacarse
que este último sirvió al trabajo latinoamericano tan ambiguamente,
como lo hizo el primero con los trabajadores estadounidenses. Esto en
razón de que el nacionalismo generalmente significaba subordina-
ción a la izquierda, o a los proyectos nacionalistas de derecha de par-
tidos, regímenes o estados particulares. Y éstos, a su vez, dividieron a
los trabajadores y sindicatos tanto en escala nacional, como por medio
de las fronteras.
Una contribución dentro del libro revela que, incluso en 1995, el
intento de desarrollar una postura, común -por parte de la organiza-
ción sindical latinoamericana- en un conflicto recurso/territorial de
tipo decimonónico entre Perú y Ecuador, fue bloqueado mediante la
identificación de los dos sindicatos preocupados por las posiciones de
sus respectivos estados. (Recuerdo que el asunto fue finalmente resuel-
to por los presidentes, por encima de las cabezas de sus respectivas
sociedades sindicales y civiles -a pesar del disgusto de la antes silente,
y ahora enfurecida, izquierda peruana.) Esta contribución particular
de Kjeld Aagaard Jakobsen [1998], sobre la organización regional de
la CIOSL, es como una revelación. La Organización Regional Intera-
mericana de Trabajadores, conocida mundialmente por sus siglas en
español como la ORJT, fue, durante la Guerra Fría, un sobrenombre para
la conupción de Estados Unidos: operaciones encubiertas, y la división
y dominación de los sindicatos del Tercer Mundo. La AFL-CIO la utili-
zaba a su antojo, conjunta o alternativamente, a la propia c i o s ~ y a sí
misma, con fondos del Estado y del Instituto Americano para el Libre
,,
Desarrollo del Comercio vinculado a la CIA. Es quizás una combi-
nación de la supina irrelevancia de la ORIT, de los efectos salvajes del
neoliberalismo sobre el trabajo en el subcontinente, y del fracaso de la
eurocéntrica CIOSL para responder con rapidez y relevancia a la globa-
lización, lo que ha llevado a la om a desempeñar un papel algo van-.
guardista con respecto al continente y a la cros~.Hubiera sido bueno
que este nuevo intemacionalismo alcanzara a la om desde el piso de
fábrica. Empero, cualquier intemacionalismo masivo entre los trabaja-
dores latinoamericanos es la excepción, dada la pasada dependencia en
los estados-nación, los partidos nacionales y las ideologías nacionalis-
tas.Wora la ORIT no sólo se democratiza internamente sino que tam-
bién contacta a otros sindicatos, sin importar afiliación política o inter-
nacional.'~Desempeña además un papel activo en diversas alianzas
-transeaoriales y transfronterizas- de la sociedad civil, tratando de
enfrentar la oleada de iniciativas interestatales de libre comercio en las
Américas. Esto significa, irremediablemente, el ingreso a redes, alian-
zas y coaliciones no sindicales,I1para el mudo disgusto, en este caso,
de la CIOSL en Bruselas. De esta manera, la om 'ha sido golpeada desde
las raíces, si no es que desde el piso de fábrica, o si uno prefiere con-
centrarse en la expresión institucionalizada, esto podría considerarse
como el efecto horizontal de las ONG en las Américas. Un asunto
importante que enfrentan la OIUT y la AFL-CIO (y también los sindicatos
canadienses), debe ser entonces el desarrollo de una dialéctica sana,
abierta y democrática con la sociedad civil en general.'*
I ,

'En una manifestación masiva de los sindicatos independientes de izquierda del lo.
de mayo, a la que asistí en 1999, habían varios antigringos, pero ningún discurso, lema,
letrero o símbolo internacionalista.
locreo que es el centro sindical peruano más importante que permanece afiliado
al fantasma comunista (o espectro del comunismo), la Federación Mundial de Organi-
zaciones Sindicales, para la cual trabajé de 19GG a 1363.
l1Como la Alianza Social de las Américas, de la cual otros miembros principales son
Fronteras Comunes (Canadá); la Red de Québec sobre Integración Continental (RQIC,
por sus siglas inglesas); la Red Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio (RMALC); la
Alianza por el Comercio Responsable (ALR, por SUS siglas en ingles), de Estados Unidos;
la Red Brasileña por la Integración de los Pobres (Rebrip); la Iniciativa de la Sociedad
Civil para la Integración Centroamericana (icic); y, la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones del Campo (cmc). Véase Alianza Social Continental 11399ab1, Kamel y
Hoffman 11999: 113-1151.
"La owr, así como también ciertos participantes de peso entre los sindicatos nacio-
nales latinoamericanos, ha sido, según entiendo, una presencia problemática dentro de
por lo menos una de las conferencias, foros o frentes "transectorialesy transfronterizos",
en el hemisferio. Véase De la Cueva [1999], para una perspectiva interna de uno o dos de
estos eventos.
del ~ a l > a jyo redes dc d i í i l o ~ ,
Clohalizaciú~i,ii>terii;~ciorialisino 591
Una influencia importante sobre la ORIT,para bien o para mal,
debe ser la m-cro. Un David dentro de la fuerza laboral y de la sociedad
civil de Estados Unidos, permanece como un Coliat en el panorama
hemisférico. El capítulo sobre la AFL-CIO, de Russell Smith [1998], es
la relación más detallada que he visto, hasta ahora, acerca de la trans-
formación de las políticas y de las instituciones intemacionales de esta
organización. Las evaluaciones de esta transformación tienden a ser,
hasta el momento, en términos de si ha cambiado o no esta organización
desde los días de la AFL-cro-CM. Smith nos permite verlo en términos
más diferenciados y cualitativos. Induye el personal, el financiamiento
y la propia publicidad de la AFL-CIO en el America@Work (jparadójica-
mente no electrónico!). Visualiza los cambios como si éstos proporcio-
naran una apertura al movimiento latinoamericano para establecer
una relación de solidaridad Sur-Norte, de índole más significativa. Sin
embargo, una vez más, identifica los obstáculos y retos continuos. La
transformación de la AFL-CIO ha sido definitivamente un factor, además
de los mencionados con anterioridad, en el renacimiento de la o m .
John y Chenoy [1996] es, en algunos aspectos, un libro todavía
más destacado. Proviene de una India donde, por décadas, los sindi-
catos y la izquierda -o las izquierdas- han combinado un intemacio-
nalismo retórico, institucional o de afiliaciones morales, con diferen-
tes liderazgos izquierdistas extranjeros, nacionales o intemacionales, y
con la consecución práctica de una variedad de políticas nacionales
y nacionalistas que la aislaron incluso de sus vecinos inmediatos en
Asia del Sur.I3Publicado por una de las pequeñas agrupaciones de re-
cursos laborales, creada por la izquierda independiente en la década
de los años ochenta, este libro aborda directamente el tema de las
"dáusulas sociales".
La idea de insertar una cláusula social dentro de los acuerdos
comerciales rnultilaterales, se refiere al requisito de que las importacio-
nes hacia el Norte desde el Sur, dependen del respeto que demuestre
el Estado del Sur hacia ciertas condiciones laborales. Inicialmente
dichas dáusulas fueron un dispositivo proteccionista propuesto por

I3Contrastan dos colecciones del movimiento laboral hindú sobre el trabajo y los
sindicatos hindúes en la era de la globalizaaón, ambos se encuentran dominadas casi en
su totalidad por el paradigma de la EP izquierdista, donde ninguno de los dos hace más
que un acto simbólico, o muestra una conaenaa marginal del intemaaonalismo laboral
y, donde ambos están (jconsecuentemente?) mucho más marcados por el pesimismo del
intelecto que por el optimismo de la voluntad [Shramik Pratishthan 1999; Working Clacs,
19981.
,..
ciertos sectores del capital y por algunos estados del Norte, apoyados
con frecuencia sobre la base de empleos o derechos humanos, por sin-
dicatos del Norte u organismos de derechos humanos. El libro afirma
que meramente registra un debate hindú. Las contribuciones de los re-
presentantes de los sindicatos nacionales se inclinan hacia una tradi-
cional postura proteccionista/nacionalista hindú. Aun así, se le brinda
espacio a aquellos que rechazan una lógica binaria, a favor o en contra,
sobre la base de que esto implica, juna identificación, ya sea con un
interés capitalista hindú, o del Norte! No es posible identificar postura
individual alguna entre aquellos que proponen la necesidad de un
tercer análisis y una estrategia independientes. Sin embargo, escucha-
mos las voces de toda una gama de pensadores y activistas, de movi-
mientos laborales, feministas, ecológicos, de la niñez, derechos huma-
nos y otros de esta índole. Por consiguiente, lo que el libro representa
es una nueva contribución para lo que es -o requiere ser- un verdade-
ro debate intemacional sobre la estrategia laboral internacional en la
era de la globalización. Para mí, la contribución más notable es la de
la ecofeminista hindú Vandana Shiva [1996].
Shiva, que antes tendía a un simple oposicionismo (feminista, ter-
cermundista, rural y local), presenta aquí un refinado y elocuente argu-
mento desde el punto de vista de la solidaridad intemacional. Interpreta
las cláusulas sociales y ambientales como proteccionistas, unilaterales
(de una sola dirección y de arriba abajo en el nivel internacional), ine-
fectivas y divisorias de la solidaridad internacional. La reglamentación
laboral relativa al comercio
I I

l
no aborda el tema de la reestructuración de la producción y de la
dispensabilidad del trabajador. De hecho, desvía la atención del
1
problema fundamental [. . .] La verdadera crisis relacionada con
el trabajo en el periodo de la globalización es que la desuucción del
f trabajo y de los medios de subsistencia ocurre a una velocidad sin
precedente [...] En el contexto del fin del trabajo, el verdadero
reto es protegerlo. Ésta es una cuestión de intervención pública en
, las políticas tecnológicas [. ..]
[. ..] En la medida en que el unilatelarismo se basa en el dominio
y control, debilita a los estados y ciudadanos del Sur en la evolu-
r
ción de sus propios sistemas. La mayoría de los problemas y la
mayor parte de las políticas económicas [. ..] deben abordarse a
nivel nacional mediante movimientos de la sociedad civil, que
establezcan un control de cuentas del Estado y de los sistemas
civiles [. ..] [Vandana Shiva, 1996: 101-1071.
dt-1 irat)njo \ rt,dcs tic diálogo
Globdlizaiion, iritrrr~diionalisrii~, 593
No estoy seguro de que ésta sea la última palabra sobre el asunto,
como tampoco podemos esperar que las últimas palabras provengan
de una persona, país, región o sector en particular. Pero la sola presen-
cia de tales voces proporciona algún tipo de garantia contra la vieja y
nociva tradición bajo la cual las organizaciones sindicales intemauona-
les, o los intelectuales de izquierda con alcance íntemacional, podnan
crear su universalismo particularista sobre la segura suposición de que
la periferia no contraatacaría. No obstante, cualquiera que sea la apor-
tación o no, al trabajo y al intemacionalismo por parte del viejo Tercer
Mundo, podnamos esperar incluso más del lugar en el cual, para po-
nerlo eufemísticamente, el peso se encuentra con el dólar.

Rlimza Norte-Sur, rnovimáento


migratorio y transfroritenzo
No hay lugar alguno sobre la tierra donde el Primer Mundo se contras-
te tan agudamente con el Tercer Mundo como en la fronteralfrontier
entre Estados Unidos y México (excluyo aquí su diaria confrontación
en las calles de Nueva York, Sao Paulo o Moscú).I4No existe un perio-
do donde se hayan encontrado tan dramáticamente como aquel pos-
terior a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN), en 1994. Como tampoco existetal frente de confrontación
neoliberal como el del trabajo. Este conflicto se centra sobre la maqui-
ladora, término colectivo actual para referirse a las plantas ensamblado-
ras de mano de obra barata en la frontera norte de México.
Rachel Kamel y el Comité de los Amigos Norteamericanos (CAN)
donde "amigos" se usa en el sentido de los cuáqueros, han estado tra-
bajando dentro y sobre esta área geográfica e industrial durante unos
15 o 20 años, particularmente con un gran número de mujeres de esas
zonas. Esta persistencia proporciona un modelo que los socialistas inter-
nacionales -que zumban alrededor del mundo en una vertiginosa cace-
ría por el eslabón débil en la cadena capitalista- podrían dedicarse a
imitar.I5La colección de artículos, entrevistas, documentos y dedara-
"Para un caso en el cual la relación Norte-Sur está más o menos trastornada, consi-
dérense las extensas y variadas relaaones entre las organizaaones sindicales sudafricanas
y sus"vecinos del norte" menos desarrollados (ialgunos se encuentran dentro del país!).
En Motau 119991 y Shopsteward [1999].
I5En 1993, conocí a unos argentinos trotskistas en busca de este débil eslabón en.. .
¡Moscú!Tuve la impresión de que ellos estaban menos interesados en la solidaridad la-
boral internaaonal, en un sentido práctico y plebeyo, y más en lo que uno podría llamar
la reimportacibn de la revolución.
,,
ciones de Kamel y H o h a n [1999], no se inspira en un marco teórico
explícito, ni en una posición ideológica. Ciertamente, se basa en una
ética ecuménica cristiana, que revive así un universalismo religioso al
seMcio del pobre. La colección registra y muestra la situación de los tra-
bajadores, de las mujeres, los sindicatos, las comunidades y de varios
proyectos y alianzas transfronterizas que intentan no resistirse a la
globalización, sino enfrentarla en nombre de las personas que trabajan
en ambos lados, y no en nombre de algún proyecto de desarrollo de
derecha o de izquierda nacionalista.
La colección es más sólida donde está registrando o analizando el
impacto del neoliberalismo en el lado mexicano (de hecho, los mexi-
canos se encuentran en ambos lados). Cerca de la mitad del libro está
dedicado a los temas de las industrias, la posición de la mujer, la salud
y las cuestiones ambientales. La otra mitad pretende abordar el tema
de la solidaridad transfronteriza en general; con el CAN, y SU contra-
parte mexicana en particular; y con las alternativas al Tratado de Libre
Comercio en el futuro. Sin embargo, se dedica mucho espacio a análi-
sis ulteriores de la situación, y donde el libro sí aborda el tema de los
proyectos de solidaridad, no es ni amplio ni crítico.
Dos documentos finales revelan hasta qué punto, lo que se ha llarna-
do alianzas "transfronterizas", "migratorias" [Polla&, 19991, se extien-
den desde la frontera hacia norteamérica en general (por ello se
incluye a México y a Canadá), y de ahí, ial hemisferio completo! Aquí
los puntos centrales son las conferencias interestatales donde se forrnu-
lan y aprueban los así llamados tratados,de libre comercio. En 1997,
tanto en Belo Horizonte, Brasil como en Santiago de Chile, se reunieron
sindicatos, agrupaciones prolaborales, y diversos movimientos y alian-
zas nacionales o regionales (derechos humanos, mujeres, ambientales,
campesinos, indigenistas) para formular propuestas de "alianzas socia-
les", como alternativas a aquellas de los gobiernos y corporaciones
(Cumbre de los Pueblos de América, 1999). Significativo en ambos
casos ha sido el papel pionero de la red mexicana; vigorizada eviden-
temente por la experiencia fronteriza, y a la cual se le denomina Red
Mexicana de Acción Frente al Libre Comercio. Red, no sindicato ni
organización. Confrontación, no "negociación colectiva conn,ni tampo-
co "rechazar" simplemente (aunque elementos de ambas puedan hallar-
se dentro de sus propuestas y actividades). La red, y la experiencia, tienen
fuertes raíces laborales y sindicales, pero parecen estar preparadas para
aceptar el nuevo terreno hemisférico/global de lucha; y buscar una
alternativa radicalmente democrática al neoliberalismo [con respecto
Jl*l trahajo y redri de didlogci
Clob~liíacion,ir~tcrria~ionalisriio 595
a los problemas para desarrollarlos, véase Bakvis, 1998; Carr, 1996;
Pollack, 1999J.
Aunque esta antología bien diseñada e ilustrada -con su biblio-
grafía y su repertorio de recursos- se transforme probablemente en un
texto docente de organización estándar, nosotros sí requerimos deaná-
lisis m'ticos de las organizaciones y campañas de solidaridad, que son
más problemáticas de lo que este libro sugiere [Nissen, 19991. Entre-
tanto, las personas interesadas en las alternativas a la globalización, o
que intentan desarrollar la solidaridad en diferentes lugares o en otros
niveles, encontrarán en esta colección una fuente de inspiración y ma-
terial para reflexionar. Una pregunta que podría suscitarse sería: iPor
qué esta zona o frontera en particular, en vez de la zona de la Unión
Europea, o de la otra frontera europea? Ya he dado una respuesta EP a
este asunto. Empero, me parece que si queremos entender no sólo el
por qué sino también el cómo, y no sólo el modelo avanzado sino sus
limitaciones hipotéticas, tendremos que encontrar algo que llegue a lu-
gares donde la EP tradicional no ha podido llegar.

Lugar. disciplina-espacio y capitalismo global


Recientemente, las ciencias sociales han subvertido seriamente el mo- . .
delo de la economía política, o al menos, lo ha calificado por la geogra-
fía social. Ésta insiste que la gente está tan hecha y es tan hacedora del
espacio/lugar, como lo es del trabajo y la industria. Lo que la colección
de Herod [1998] nos ofrece es,algún tipo de materialismo histórico/
geográfico. Aunque no cuestiona necesariamente el vocabulario previo,
le agrega: lugar y espacio, escala, movilidad, localidad, globalidad, y
geografías de industria/empleo, dominación, resistencia y reto. Los geó-
grafos sociales -estos geógrafos sociales- parecen no tener el pro-
blema que tiene la gente de la EP con la globalización. Quizá la disci-
plina relativa al espacio está sencillamente más abierta al mundo, que
aquella atada al tiempo (en la cual, dásico otra vez, "los países más
avanzados muestran su futuro a los más atrasados"). Claro está, no
existe garantía alguna de que la geografía social académica conceda el
mismo espacio y peso al género, a lo étnico, y a otros determinantes de
las identidades. Puede ser simplemente que la brecha abierta en el Gran
Muro de NIM (marxismo nacional industrial) permita a otros deslizarse
junto o tras los geógrafos. No obstante es el caso que, esta nueva colec-
ción, será un descubrimiento para quienes se interesen por el potencial
emancipador del trabajo en la era de la globalización; y también para
I,

los interesados en los estudios laborales emancipadores. Y, en particu-


lar, para quienes les atañe el trabajo internacional y el intemacionalis-
mo laboral que, junto a la teona, deben ser el punto central de este co-
mentario.
De hecho, hay dos introducciones a esta colección orientada, en
gran medida, a Estados Unidos. Presenta un prólogo de Richard Waiker
que traza, en forma perceptiva y autocrítica, el trayecto de los estudios
laborales de izquierda desde la década de los sesenta. En primer lugar,
identifica las dos tradiciones: la de los estudios del proceso laboral
(Harry Braverman), y la de los estudios culturales (Edward Thompson).
Afirma que éstos dedinaron en los años ochenta (jconfrontados por
el surgimiento del neoliberalismo?); después de esto, señala que los
estudios laborales se transformaron en parte del panorama (juna res-
puesta adecuada a la movilidad y escala progresivas de la operación
del capital?); luego identifica una división entre los geógrafos: los de
una tradición económico-política en decadencia, y los que están
surgiendo de una tradición cultural. Entretanto, lejos de desperdiciar el
indeterminismo radical del posmodemismo, acepta y desea respaldar
un nuevo tipo de estudios laborales, dentro y.más allá de la geografía.
Afirma que esto
debe comenzar desde el punto de vista de una nueva clase
trabajadora global, que en su gran diversidad de pueblos y antece-
dentes, derribe muchas suposiciones convencionales desde el pnn-
cipio [. ..] Sin embargo, debe regresar a ser economía política; esto
es, debe asir la lógica de las economías 'capitalistas y la fuerza de
la dase como premisas esenciales [. ..] Permanece aún la suposición
de que para la gran masa de los pueblos del mundo, el trabajo es
todavía el hecho central de la existencia [...] Lo que nosotros
requerimos, en particular, es una economía política de lugar [. ..]
La investigación geográfica debe ser telescópica, debe moverse
hacia arriba y hacia abajo en la escala de lugares [. ..] El globalis-
mo es tan real como la persistencia del localismo, pero el cuándo,
el dónde y el cómo importa, nos corresponde a nosotros descifrar-
lo, no asumirlo [Richard Walker: m].

Hay mucho más en ese mismo sentido penetrante y provocativo.


Yo mismo no estoy en absoluto seguro de que debamos dar prioridad
a una economía política histórico-geográfica sobre -digamos- un en-
foque cultural, feminista, ecológico, o de comunicación, del trabajo y
la emancipación. Seguramente ello depende de qué tipo de EP y de
no-EP.Ciertamente que Walker debe estar equivocado al responsabi-
lizar ¡por el posmodemismo! a E.P. Thompson (activista social, intema-
cionalista y enemigo inveterado del oscurantismo académico izquier-
dista asocial, y de la pantomima política). Pero es cierto que Walker
sugiere un potencial de estudios laborales más allá de los confines del
"tiempo, la disciplina laboral y el capitalismo industrial" [Thompson,
19671.
Andy Herod presenta un trabajo ilustrativo similar cuando exami-
na la literatura sobre las organizaciones sindicales y el espacio. También
aporta reflexivas introducciones a las tres secciones del libro, que son
pequeños ensayos analíticos por derecho propio. Herod argumenta que
los trabajadores son productos -y productores- de espacio, de la misma
manera en que lo son de los centros laborales y la industria. A su vez
considera de qué manera las diferentes leyes o reglamentos laborales
afectan la estructura espacial del.sindicalismo; cómo se ve afectado el
sindicalismo por la geografía económica del capitalismo; cómo la orga-
nización sindical responde al lugar; y cómo se ve afectado por las pariicu-
landades del lugar y el contexto. Una. bibliografía de siete páginas
, indica lo extenso de esta nueva tradición, a la cual la economía política
dásica, o los estudios institucionales del sindicalismo, han hecho tan
poca referencia. Sin embargo, debemos destacar un cambio de foco
desde el trabajo (Walker) hacia el sindicalismo (Herod). Hay aquí
un desliz importante en cuanto a que el organismo sindical -como lo
conocemos- es un producto y una respuesta al capitalismo industrial
y nacional (o colonial); cuando el libro mismo se basa en un enten-
dimiento de la globalización, y en el tipo de fuerza laboral global
mencionada por Walker. Así pues, el propio Herod comenta ampliar
la organización sindical desde la escala nacional a la internacional, e
indusive, desde el espauo al ciberespacio [Herod: 21-22]. Sin embargo,
no se discute el hecho de centrarse en una institución de representación
laboral marcada indeleblemente por los parámetros de la empresa, la
industria, el producto, el mercado, la localidad y el adiestramiento, como
sucedió en el periodo ya en extinción del desarrollo estatista/capitalis-
ta industrial.
Los límites de la autorrestricción pueden verse en la sección inter-
nacional de la colección que, significativamente para la era de la glo-
balización, es también la primera sección. Los estudios que aquí se
presentan sobre la Federación Internacional de Trabajadores Metalúrgi-
cos (FITM) en Europa Oriental, y sobre el sindicalismo mexicano y
t ,
japonés, suscitan preguntas importantes en la mente de este lector
acerca de la forma sindical de autoorganización laboral. El mismo
Herod muestra a la FITM tratando de verificar el (sub)desarrollo capita-
lista del mundo excomunista. Esto se interpreta daramente como una
amenaza a su espacio tradicional de operación, y para los tambaleantes
derechos y privilegios que pudieron haber quedado del keynesianis-
mo nacional en Occidente. No puede negarse la posible combinación
de motivos de solidaridad-universalistacon los particularistas-protec-
cionistas entre los funcionarios de la FITM: Pero sin duda los investiga-
dores están obligados a preguntar, y no sólo retóricamente (como lo haré
explayándome de modo un tanto airado): iQuién en el mundo sabe o
se interesa .en lo que hace aquí la FITM? icuáles trabajadores tienen
conocimiento de ello? iEn Europa Occidental u Oriental, o incluso
en Ginebra? iQué trabajadores metalúrgicos saben? iCuáles miembros
de los miembros de la F ~ I Msaben? iQué líderes o activistas entre éstos lo
saben? iQuién contribuye financieramente? (o ia&so todo esto está pa-
gado por algún fondo compensatorio de soborno silencioso de la
Unión Europea, y no con los fondos de solidaridad de los sindicatos
europeos?). quiénes son activados por dichas'aaividades?iQué acti-
tudes o valores se transforman? El hecho es que, aunque la FITM sí
tiene políticas, publicaciones, bases de datos y sitios web de calidad,
es invisible dentro de la sociedad civil global, regional y nacional. Como
u n factor sociocultural -y equilibrado contra los movimientos de
derechos humanos, ecológicos, de mujeres, de consumidores o hasta
antirrepresas- la FITM casi no tiene peso. En eI'mejor de los casos, lo que
parece estar haciendo, es confirmar lo que Manuel Castells [1996-19981
ha argumentado: aunque el sindicalismo es todavía necesario para la
defensa de los trabajadores, carece de potencial emancipador. En efec-
to, Castells señala -en una discusión más radical aún que la del pre-
sente libro- que el capital y el trabajo existen en dos universos cada
vez más separados, el espacio de los flujos y el espacio de los lugares
[ya discutido, Waterman, 1999a: 3661. Así pues, aunque la FITM pueda
demostrar que la marcha hacia adelante del trabajo se ha reiniciado,
no podrá hacer lo que tan enérgicamente promueve en Europa Orien-
tal, ni siquiera para detener la marcha continua del capital, marcha
que nunca se detiene. Esto puede plantearse en términos relacionales
industriales e institucionales mucho más prácticos: se intenta proyec-
tar la negociación colectiva nacional-estatal, o las prácticas de las rela-
ciones industriales más allá de la Unión Europea, y no se toma en cuen-
,?

ta la lógica de la globalización que domina a la propia Unión Euro-


pea [Hyman, 1999b: 106-1091.
Las aportaciones sobre México de Altha Cravey, y sobre Japón
de Robert Hanham y Shawn Banasick, muestran en verdad, y de mane-
ra más dramática aún, la subordinación del sindicalismo tradicional ..
-a veces seguida por una violencia considerable- a los imperativos espa-
ciales del capital y del Estado-nación. Claro está que ha ocurrido de
diversas maneras, conformado por la resistencia del trabajador e inclu-
so por los logros sindicales. Sin embargo, el problema para los sindica-
tos es evidentemente bastante más que un problema de ideología o
estrategia, dado que el sindicalismo radical, y hasta el.de influencia
mamista, han sido aplastados o domesticados en ambos lugares. En los
dos casos es revelador que las señales de esperanzas sean proporciona-
das por el tipo de movimientos ya mencionados: orientados hacia el piso
de fábrica, la comunidad local, las alianzas migratorias y uansfronteri-
zas. Tanto en México como en Japón estos .movimientos pequeños, y
a menudo marginales, parecen estar empezando a reconocer lo global,
en el sentido espacial y holístico de esta palabra realizando en la prác-
tica lo que Walker exhorta en teoría.
No tengo intención alguna de esparcir el aura de duda o pesimis-
mo que circunda hasta los estudios laborales internacionales con otras
intenciones. Ni tampoco sumarle a la tendencia optimista, propensa
a servir más que criticar al sindicalismo internacional contemporáneo.
Como tampoco deseo sugerir que la obra actual se inclina en exceso
hacia tal dirección. Por el contrario, muestra mucha creatividad laboral
anterior y específica en el nivel local. Y examinando al trabajo en el espa-
cio en que éste ha desempeñado el papel de crear, la obra más bien sugie-
re la necesidad de estrategias que organicen un trabajo sensible al
espacio. Aquí estoy pensando en los casos más nacionales o locales de
la colección. Así, el capítulo de Jane Wills sobre el espacio, lugar y tra-
dición de la organización laboral en Warrington, Reino Unido, revela
cómo una tradición anti-sindical puede ser transformada por el con-
tacto con otras áreas de trabajadores, y por el arribo de organizadores
externos. Los usos de los sitios restringidos (o discursos específicos de
internos-externos)por elites y capital locales se manifiestan en el estudio
realizado por Don Mitchell en una región californiana de la década
de los treinta. Una vez más, capta la atención en cuanto a la forma en
que la restricción de espacio relevante -y su definición- pueden confi-
nar a las estrategias labofales que, especialmente hoy, deben estar
informadas globalmente si van a ser localmente efectivas. Asimismo,
pone de relieve el efecto subversivo de lo no local, lo extranjero y lo
extraño en la expansión de la identidad propia del trabajador. Además
-hablando de discursos- el trabajo de Lee Lucas Berman con respecto
a la lucha y organización de los oficinistas en Yale, revela de qué mane-
ra pueden emplearse las categorías de Foucault para analizar, tanto las
o (
estrategias de elite como las respuestas laborales.
Con todo, se trata de una colección de vanguardia, de amplio alcan-
ce, rigurosa y de fácil acceso a los no académicos. Para mí resta el pro-
blema de Castell ya señalado, que refuerza el argumento de David Q,

Harvey, una fuente importante del materialismo histórico-geográfico


de izquierda. Hace una década Harvey afirmó: ..
La capacidad de la mayor parte de los movimientos sociales para
dominar. el lugar más que al espacio, pone mucho énfasis en la
conexión potencial entre lugar e identidad social. Es un mani-
fiesto en la acción política [. ..] Los dilemas consecuentes, tanto de
los movimientos sociales como de la clase trabajadora frente a un
capitalismo que universaliza, son compartidos por otros grupos
opositores -minonas raciales, pueblos colonizados, mujeres, etc.-
que están relativamente autofortalecidos (empowered)* para orga-
nizarse en el lugar pero no así cuando se trata de hacerlo en el
espacio. Sin embargo, al aferrarse, muchas veces por necesidad, a
una identidad ligada al lugar, tales movimientos de oposición se
vuelven parte de la misma fragmentación con que se puede ali-
mentar un capitalismo móvil y una acumulación flexible. "Piense
globalmente y actúe localmente" fue el lema revolucionario du-
rante los años sesenta. Cabe su repetición [Harvey, 1383: 302-3031.

, Asumo las posiciones de Harvey y Castells como serias adverten-


cias más que como cuestiones apocalípticas inevitables. Ciertamente,
Harvey no ha interpretado correctamente los nuevos movimientos
I sociales globales que comprenden la interpenetración dialéctica de lo
local y lo global. En cuanto a Castells, lo bueno de su posición es que
confina sus críticas severas a las estructuras sindicales más que al tra-
I bajo. Lo malo de ella, como se señaló con antelación, es que: jconfina
a los trabajadores a un lugar local y al capital a un espacio supra-geogrb-
fico! Sin embargo, Castells parece reconocer que el trabajo desempeña
un papel en los movimientos emancipadores contemporáneos, pero
* Nde T. Tradujimos a lo largo del texto la palabra inglesa empower como "autoforta-
leamiento", por entender que esta última palabra es la que mejor denota la idea de am-
pliación autocentrada de influencia social, que está presente en la introducción de
esta palabra por la sociología contemporánea.
sólo en la medida en que reconoce (en mi lenguaje) los universalis-
mos igualmente particulares de los nuevos movimientos demócrata-
radicales cada vez más globales. Castells está consciente que nuestro
nuevo mundo se encuentra enlazado en redes, así como también glo-
balizado, y que al enfrentarlo, algunos movimientos emancipadores.
no temen volar.
Me parece que un movimiento laboral adecuado a un capitalismo
globalizado y enlazado en redes, requerirá entonces no sólo estar cons- 9 9

ciente y espacialmente activo sino también en el nivel holístico y hasta


cibemético. La pregunta es si el trabajo -o aquellos que deseari volver
a conectar a los sindicatos con "el verdadero movimiento que trans-
forma el estado actual de las cosas" de Marx [Arthur, 1970:.56-571- verá
esto como una amenaza de la que defenderse o como un reto que
debe enfrentarse.

Historia laboral internacional: ¿de viieIta a1 f~it~iro?


Al continuar con la noción de que el trabajo en realidad tiene mucho
que aprender del pasado, consideraré aquí dos tipos diferentes de tra-
bajos. El primero es el de Bob Reinalda, una historia narrativa y epi-
sódica de uno de esos s s ~ que
, muchos considera? que porta la clave
a un futuro revivido del intemacionalismo laboral.I6 El segundo, de
Forman, no es una historia de intemacionalismo sino de nacionalis-
mo en el movimiento laboral intemacional. Aunque el primero es más
empíricamente central a nuestros intereses y, por ende, recibirá la
mayor atención, el segundo es el que tiene la visión más radical.
Debe decirse que la importante colección de Reinalda [1997]
sobre la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte
(m)produce una impresión inicial curiosa. Unos 10 de los 26 capítu-
los están escritos por el mismo Reinalda, incluyendo un capítulo sobre
la m como un actor trasnacional, y que se extiende medio siglo des-
pués de la fecha de cierre indicada. El Edo Fimmen del subtítulo, el
casi sempiterno Secretario General de la FIIT y personaje principal
del sindicalismo intemacional de entreguerras, es el tema de cinco o seis
capítulos separados. Este libro fue planeado para festejar el aniversa-
I6Parauno menos episódico,veanse las 500 páginas de historia de la Unión Intema-
cional de la Alimentación y de la Asociación de Trabajadores Coaligados, con la coauto-
ría de Nystrom y Rutters [1389].Esto lo descubrí 10 años tiiás tarde, en las estanterías del
South Afncan Lobour Bulletin, Johannesburgo,lo cual sugiere que pueden existir otros tantos
que desenterrar.
,,
y durante la segunda guerra mundial. En esta época la F ~ I Tcontribuyó
de manera significativa, y fue apoyada por los británicos y los estadou-
nidense en sus esfuerzos contra la guerra nazi, descubriendo así los
beneficios de la colaboración con los estados demócrata-liberales,y sus
,, operaciones de inteligencia. Aunque se realizaron esfuerzos por desarro-
llar un intemacionalismo antirracista en los años treinta, poco fue el
éxito entre sus principales miembros, incluso hasta 1953. Fimmen fue
un oficinista holandés, de origen socialista cristiano. Sabía inglés,
francés y alemán, y representaba la tradición cosmopolita e intemacio-
nalista dentro de un sindicalismo intemacional cada vez más dividido
por la nacionalidad, el Estado y el bloque (liberal, comunista, fascis-
ta). Realizó intentos repetidos para cerrar la brecha entre las organiza-
ciones sindicales internacionales socialdemóaatas y comunistas, ganán-
dose poco más que el abuso de los comunistas y el desprecio de sus
camaradas socialdemóuatas. También estuvo preparado para poner
su vida y su libertad en la línea de fuego, en defensa de los sindicatos
confrontados con el fascismo.
Reinalda intenta llevar su análisis hasta 1996, con el objeto de teo-
rizarlo y proyectarlo hacia el futuro. Empero, sus fuentes teóricas exdu-
yen a todos los izquierdistas de la m,y su marco de referencia explíci-
to es el concepto am'tico del "actor transnacional". Su breve revisión de
los enfoques funcionalista, racionalista y extendido (más allá de la
nación), también excluye cualquier fuente posterior a 1980. Parece
favorecer el enfoque extendido, en la medida en que éste permite el
desempeño del sindicalismo dentro del "sistema intemacional". Aun-
que esta última noción concede reconocimiento a la actividad de la
F ~ I Tcon respecto, por ejemplo, a la orr o a la Organización Intemacio-
nal Marítima (OIM) es un concepto positivista que restringe la crítica a
los parámetros de un marco institucional existente. Su resumen en
10 páginas de medio siglo de actividad -1945-1996-, pone de relieve
la extensa campaña de la m concerniente a los marinos bajo la así lla-
mada Bandera de Conveniencia (BC)[Lillie, 19991. En efecto, éste es un
modelo de sindicalismo intemacional, en cuanto que:
los barcos de BC se registran en estados pronavieros;
la tripulación se contrata en países con mano de obra barata, y
a menudo los estibadores han demostrado una acción solidaria
efectiva en favor de los intereses de los trabajadores en esta otra
industria.
,,
Compromete a la ~ r r en r negociaciones internacionales, que dan
como resultado acuerdos internacionales colectivos, que incluyen al
conjunto de navieros, pero donde la ~n-r administra el fondo de bienes-
tar. Por medio de esta acción, la ~ r r no
r sólo ha recuperado millones
de dólares en salarios no devengados para la tripulación, sino que
también tiene una función de asistencia social bien financiada.
Necesitamos ulteriores investigaciones para establecer las impli-
caciones de todo esto. Podna ser que aquí tengamos una operación
paternalista, en la cual la ~ r rproporciona
r s e ~ c i o para
s una fuerza la-
boral del Tercer Mundo, que no tiene control directo ni indirecto sobre . .
su benefactor (acercándose así al modelo de "colaboración para el de-
sarrollo"). También tenemos aquí una paradoja en cuanto al interna-
cionalismo &esinteresado de los estibadores. Cuando los estibadores
de Liverpool hicieron un llamado a la solidaridad internacional, duran-
te su heroica huelga contra el triunfante neoliberalismo británico en
1995-1998, la ~ r r tenía
r por lo menos dos razones para no apoyarlos.
La primera era que los estibadores eran sujetos -por decirlo de alguna
manera- de una nación en particular y, por lo tanto, u s afiliado nacio-
nal particular de la ~ r r (el
r Sindicato General de Trabajadores del Trans-
porte Británico no se atrevió a apoyar abiertamente la huelga). La se-
gunda razón era que, dado su desempeño como agente colectivo para
una tripulación internacional de BC,estaba registrado como sindicato
nacional bajo la legislación laboral antisindical de Gran Bretaña y,
por ende, incapacitado para asumir la acción solidaria solicitada sin
arriesgar sus fondos y sus oficinas centrales.
La fascinante narración que hace el propio Reinalda, sobre la
colaboración de la FI-IT con los servicios de espionaje de Estados
Unidos durante la segunda guerra mundial, no se extiende al periodo
posterior a 1945. Sin embargo, su relación con la CM durante la guerra
fría se encuentra bien establecida, particularmente la violenta repre-
sión de los sindicatos de estibadores comunistas en Francia e Italia; así
como también la represión, todavía más violenta, del sindicalismo co-
munista y nacionalista de izquierda en América Latina y África. IMng
Brown, que por mucho tiempo fue el funcionario principal de la m-CIO
dentro de la CIOSLy del movimiento sindicalista internacional, también
fue patrocinador del Comité Mediterráneo de Vigilancia Anticomu-
nista de la F I ~ T[véase el expediente 159/1/18 del Archivo FITT en la
Universidad Warwi&, Koch-Baumgarten, 1999. Sección 3.51. Informa-
ción reciente revela que Brown estaba totalmente implicado no sólo con
la CIA,sino con las operaciones de la mafia y del narcotráfico de la cm;
en particular, pero no solamente, con la infame "Conexión Francesa".
i;liil~:iliíncirjn,iiiteriincioiialisino drl rrabdjo y rct1c.s (le dialogo 605
Aquí Brown trabajó muy de cerca con Pierre Fem-Pisani, un "narcotrafi-
cante vinculado al capo marsellés del crimen, Antoine Guerini"
[Valentine, 1999: 621. Ferri-Pisani, un antiguo luchador de la resisten-
cia, fue una figura clave dentro del sindicalismo anticomunista de
estibadores en el Mediterráneo. Una vez fue miembro ejecutivo de la
~rrr,presente en sus congresos y conferencias y también participó en
sus publicaciones, se suicidó en 196 1.18 Menciono todo esto para indi-
car cómo un cambio -desde la movilización social hacia la identifica-
ción-, o por depender de los detentores del poder hegemónico nacional
e internacional, puede derivar en una conspiración internacional,, en
espionajey, en este caso, en narcotráfi~o.'~Que este narcotráñco que, no
sólo aportó fondos para financiar la guerra fiía sindical, sino que tam-
bién ocasionó la muerte de decenas de miles de pobres (probablemen-
te no sindicalizados) en Estados Unidos, es la desunión más radical que
ha existido entre el sindicalismo como un proyecto social intemacio-
nal, y el sindicalismo como instrumento del.
. . capital, del Estado y de los
bloques político^.^^
El trato dado por Reinalda a las políticas futuras de la ~ mes, el de
una lucha por mantenerse a flote en un mundo donde el transporte es
cada vez más racionalizado, integrado, privatizado e intemacionaliza-
do con el modelo FOC [como es el caso de la tripulaciones aéreas,
manejado también por Lillie, 19991. En relación con las políticas del
transporte internacional, un tema que por largo tiempo ha sido del inte-
rés de la ~ r r r al
, parecer

l8Parte de esta información proviene de Rathbun [133G].Se trata de una biografía


aduladora, pueril y no confiable de IMng Brown, publicada por una prensa frívola. Es
una conmemoración adecuada a la eminencia gris de la guerra fría del sindicalismo occi-
dental. Según se dice, Brown le informó a Rathbun que Fem-Pisani se había suicidado
como consecuencia de su experiencia en el campo de concentración. Si se tiene en cuen-
ta su relación con la Conexión Francesa, otras posibilidades podrían surgir en las mentes
de aquellos que vieron la película del mismo nombre. Las conexiones de Fem-Pisani
con la mafia fueron, por cierto, conocidas y publicadas hace 21 años. Esto apareció en
la clásica obra británica sobre el "imperialismo de la organización sindical". Consistente
con la naturaleza un poco errática de esta obra, no obstante, él es identificado aquí como
Pierre Fissani [Thomson y Larson, 1978:141.
"Se trata de apoyar la tesis del "imperialismo de la organización sindical" deThom-
son y Larson [1378],que conceptúa a los sindicatos como instrumentos del capitalismo,
del imperialismo o del bloque occidental. La postura alternativa, como se expresa en un
libro centrado en la Federación Internacional de los Trabajadores Metalúrgicos IMcShane
13321,destaca justamente los orígenes autónomos europeos y sindicales del anticomu-
nismo. Sin embargo, McShane le da demasiado enfasis a su caso, y ni siquiera menciona,
por ejemplo, la relación entre lMng Brown -uno de sus protagonistas principales- y la CM.
20Porperiférico que este episodio pueda haber sido para la historia de la m, un
público que esté de acuerdo con él, seguramente ayudaría a reinventar la organización
como democrática radical y orientada hacia los movimientos.
cree en un sistema de transporte racional, cooperativo y planificado
a nivel público, coordinado tanto nacional como internacional-
mente, para ofrecer un seMcio efectivo e integrado en el transporte
de pasajeros y de bienes. Debido a la función social, deben tomar-
se en cuenta los costos y beneficios sociales más amplios en la pla- ,.

neación del transporte. La F~IT ve las tendencias internacionales


actuales para liberalizarlo y desrregularizarlo,como un retroceso del
concepto de servicio público. El arte radicará en encontrar una vía e O

intermedia apropiada entre "los extremos de una industria del


transporte planificado y su completa liberalización" [p. 3 11.' '

Estás políticas literales de vía intermedia ubican a la m al lado de los


burócratas y tecnócratas internacionales más racionales y previsores,
que aceptan el capitalismo y no lo relacionan con los movimientos eco-
lógicos o comunitarios, con otras visiones radicalmente distintas. Esto
es, en sí mismo, consistente con la visión-burocráticadel internaciona-
lismo: como una relación entre organizaciones sindicales nacionales
-en el futuro regionales- más que entre trabajadores (mucho menos
entre trabajadores y movimientos aliados). Ni la FITT ni Reinalda
toman en consideración los movimientos basados en el trabajador
que han cuestionado no sólo las políticas de la organización sino su
forma estructural. Aquí estoy pensando principalmente en dos olas de
actividad de los estibadores en la zona de los muelles: la primera vincu-
la a los estibadores de Europa Occidental en los ochenta; la segunda
proviene de la ya mencionada huelga de Liverpool en los noventa.*'
En el primer caso, la m fue simplemente descartada por irrelevante. En
el segundo, fue evitada y acremente aiticada. En el primer caso, el mo-
vimiento produjo su propia crítica ecosocialista de la industria global
del transporte. En el segundo, no sólo tocó a los estibadores en Sudá-
frica, Brasil y la India, sino que en 1999 llevó a una propuesta sobre un
organismo internacional de estibadores, no tan opuesto como comple-
mentario a los sindicatos oficiales. En ambos casos, la "forma relauo-
nal" que se desarrolló fue la red. También 'en ambos casos, el interna-
cionalismo fue de comunicación más que de organización. El temor
o la hostilidad que demuestra la ITF para con la actividad laboral
internacional independiente, le hace sentir a uno un cierto escepticis-
mo, concerniente a la extensa gama de relaciones con los nuevos mb-
..
2' Para realizar esos estudios consulte los archivos relevantes al tema induidos en:
http://www.laboumet.net/docks2/other/ard.htm.
,,
vimientos sociales, de las cuales informó Lillie [1999]. Aunque serán
bienvenidas, se necesitaría investigar hasta qué punto están interioriza-
das en la m, para que no se interpreten como relaciones externas
con aliados; funcionales para una organización y una membresía que,
% , por el contrario, permanece sin transformarse.
En resumen, la obra de Reinalda es una investigación del sindica-
lismo internacional en la era del capitalismo imperial-industnal-nacio-
nal. Al igual que cualquier otro internacionalista, Fimmen no habría
podido evitar este laberinto; de hecho, ayudó a crearlo al mismo tiempo
que trataba de escapar de él. Aquí mi punto es mostrar cuán contradic-
torio era el carácter del sindicalismo internacional durante esta época
que, afortunadamente, está llegando a su fin. Por supuesto que tam-
bién se tiáta de sugerir que el internacionalismo de BC de la m puede
ser inapropiado como el modelo, o incluso como un modelo para la era
de la globalización. Tendremos que trabajar sobre este material con
una teoría más crítica, y lanzar nuestra red más ampliamente que la
misma institución. Y si pretendemos una historia pertinente para el fu-.
turo, deberíamos retroceder más atrás de la época,de Edo Fimmen,
quizás hasta la de Tom Mann y Ben Tillet. Este periodo, que comienza
con la gran huelga de los muelles de Londres en 1989, se dio cuando
los activistas laborales británicos se trasladaban rápidamente, en tren
y transbordador, a Rotterdam o Arnberes para ayudar a organizar allí
a los huelguistas. Durante esta huelga de 1989, los estibadores de Liver-
pool fueron (de manera bastante espontánea) en búsqueda de la soli-
daridad de sus compañeros en Rotterdam; pero ello fue repudiado
por un líder de la m que la llamó "huelga turística".
Vamos ahora por aIgo totalmente distinto, o i10 es? Es bastante
raro encontrar un libro de vanguardia acerca del movimiento laboral.
En realidad es imposible hallar uno sobre nacionalismo que nos reve-
le tanto y le dé tanta importancia al intemacionalismo. Michael Forman
[1998], otro estadounidense, ni siquiera afirma desentrañar las impli-
caciones que tiene su obra para el internacionalismo, induso cuando
muestra mayor perspicacia que la mayoría de los internacionalistas so-
cialistas en ciernes. Su postulado es muy distinto: el intemacionalis-
mo del movimiento socialista y laboral clásicos le brindó una compren-
sión única del nacionalismo, que se ubicaba en relación estrecha con
las ideas del "republicanismo democrático, la soberanía y la natu-
raleza del propio movimiento laboral internacionalistan [p. WII].Hasta
que los socialistas se apartaron de esta visión cosmopolita de la respon-
sabilidad democrática, fueron atrapados por el nacionalismo. Después
*,
de Marx y Bakunin, después de Bauer, Lenin y Luxemburgo, después de
Stalin, y después de Gramsci, lo que permaneció fue un "marxismo de li-
beración nacional" [p. 171. El resto no es tanto la historia sino el presen-
te del mundo excomunista, lo que explica precisamente por qué el
$ , socialismo europeo oriental de Gowan abarca el espectro que va des-
de la Social Demócrata hasta la Nacional Socialista. A continuación
vemos cómo plantea Forman el dilema de la izquierda -de la demo-
cracia, de hecho- en la era de la globalización: a 9

Los dos principios más importantes del neoliberalismo, el libre.


comercio y la privatización, andan el discurso elitista (en la discu-
sión, no en la práctica) a escala mundial. Los fenómenos culturales
que se'óriginan en las sociedades (pos)industriales avanzadas,
desde música popular hasta movimientos sociales como el femi-
nismo y el ambientalismo, se están reproduciendo en los lugares
más inverosímiles. Las organizaciones internacionales, desde las
Naciones Unidas hasta la Unión Europea y el Pacto Andino, proli-
feran y florecen, aunque de manera formal. Al mismo tiempo, un
segundo despertar nacional sacude al antiguo bloque oriental; el
nacionalismo de exdusión sacude a las triunfantes democracias
capitalistas; los conflictos genocidas desgarran países en Europa y
Afnca; y el irredentismo cunde en Asia.. . Junto a la oposición po-
pular frente a los tratados internacionales (por ejemplo, el Tratado
de Maastricht y el m),y a la amplia y fundamentada desconfianza
hacia las organizaciones internacionales; estas tendencias hablan
de un particularismo invasivo como la respuesta moda1 al orden
1
mundial capitalista neoliberal. Pareciera que el intemacionalismo
ha sobrevivido solamente en las salas de junta de las principales
I empresas transnacionales, mientras los movimientos reacciona-
rios y progresistas alimentan el provincialismo, aunque en términos
diferentes.

Me parece que el valor principal de Forman*paranuestro tema de


estudio radica en mostrar:
la estrecha interrelación entre nacionalismo e intemacionalismo
radical-democrático;
..
hasta qué punto es necesaria una orientación internacionalista
para cualquier nacionalismo no étnico, no particularista;

Cl«bnlizaiiOri, iniern~cionalisnic,da1 trabajo y redes cle didlogo 609


la necesidad de que todo proyecto sindicalista internacional esté
enraizado en una visión amplia del nacionalismo/intemacionalis-
mo/globalización; y
la necesidad de un nuevo intemacionalismo socialista y laboral,
que se dedicara a la democratización de dichas instituciones . '
internacionales para que expresaran (o pudieran expresar) un
cosmopolitismo libre de esos intereses capitalistas que inevitable-
mente provocan reacciones localistas y autoritaria^.^^ 1,

Forman no menciona a la orr ni a la CIOSL. Pero sí nos lleva, al


menos, a su entrada figurada, pero antes de entrar consideremos si
hoy la figura debe ser la de una puerta verdadera o una virtual.

Sindicatos y ciberespacio: uso y ardor


..
Recuerdo que a mediados de los años ochenta, yo me desempeñaba
como una especie de promotor del uso de computadoras para el traba-
jo sindical internacional, y visité un centro de asesoría en cómputo para
trabajadores y sindicatos en Harnburgo. Cuando inquirí si el archivo y
la impresionante biblioteca estaban computarizados, me respondieron,
"No, estamos en contra de las computadoras." Cuando yo, bastante
estupefacto, pregunté que cómo enseñaban entonces a los sindicalis-
tas, me señalaron una polvorienta rc debajo de una banca, pero les
costó mucho trabajo asegurarme que no funcionaba. Más o menos en
la misma época, un izquierdista estadounidense discutía que
hasta un número moderado de microcomputadoras, vinculadas
de alguna manera, podrían representar una diferencia considerable
si estuvieran a disposición de los trabajadores [. ..] Los lenguajes
comunes compartidos por los usuarios de computadoras, aunque
limitados en el tema, junto con las posibilidades gráficas y expre-
sivas de las computadoras [. ..] son una de las formas en que los
vínculos de las computadoras podrían'ayudar a forjar uniones
culturales entre los trabajadores en diferentes países [Goldhaber,
1987: 10-111.

22É1 agrega significativamente a Linden y Lucassen (19991,cuyo amplio e informa-


do ensayo sobre la "historia laboral global" descarta curiosamente tanto las implicacio-
nes internacionales como toda implicación política de esta historia para el movimiento
contemporlneo.
,,
Antes y ahora, gran parte de la discusión izquierdista sobre la
computarización ha dividido a los anti de los pro, a los optimistas de
los pesimistas, lo que constituye una indicación clara del estado primi-
tivo del debate.
, , En el caso de los activistas laborales internacionales, el compro-
miso precede generalmente a la reflexión. La comunicación por compu-
tadora fue la que hizo viable al nuevo internacionalismo laboral de las
décadas de los años ochenta y noventa. Y podría ser la razón de por qué
la historia de la comunicación computarizada del trabajo intemacio-
nal pueda verse en términos de pragmáticos y útopicos (lo que desde
luego, no excluye la existencia de visionarios pragmáticos o de utópi-
cos realistas). Aquellos que se inclinan hacia el extremo pragmático,
aunque vision&o, del espectro se asocian en mi mente con el estadou-
nidense Charles Levinson [Lee, 19961. La postura de este líder y esaitor
sindical internacional era consistente con su idea de contrarrestar el
poder: ellos tienen los medios, por lo tanto, nosotras también debemos
tenerlos. La otra tendencia, representada por Goldhaber [1983, como
también 19871, comienza con una cierta idea de la emancipación de la
clase trabajadora: aquí se sugiere que es un medio de comunicación que
puede recrear la cultura autónoma de la clase trabajadora intemacio-
nal, destruida por la reestructuración industrial y residencial, consecuen-
te con el surgimiento del capitalismo consumidor.
Existen otras posturas intermedias y periférícas a las anteriores.
Tangencia1 a la posición pragmática sería la de aquellos que perciben
al sindicalismo como una simple adaptación y promoción de sus vir-
' tudes a la industria de la computación. Un artículo holandés acerca
de los sindicatos y la negociación colectiva en el sector de la informa-
ción tecnológica, revela que el sindicato estana preocupado, básicamen-
I te, por convencer a los administradores que desprecian a los sindicatos,
de que éstos y los acuerdos colectivos favorecen la competitividad
interempresarial y el desarrollo del capitalismo [De Vos, 19991. Mi
propia postura, tangencia1 a la postura laboral utópica, es que la infor-
matización-globalizaciónhacen posible y necesaria una "cultura de soli-
daridad global" más general que incluya el uso computacional del traba-
jo internacional, y que éste podría contribuir a la creación de la primera
[Waterman, 1999b3.
Richard Barbrook [1999a] va más lejos que la postura pragmática
y profundiza más que la utópica. No sólo propone cibersindicatos
para cibertrabajadores, sino que argumenta que la ciberindustria mues-
tra un futuro libertario dentro de una economía hipercapitalista. Bar-
brook primero argumenta -con un espíritu marxista dásico- que esta
industria capitalista más avanzada, fruto del complejo industrial-mili-
tar y de la elite universitaria, se encuentra impregnada de un futuro
anarco-comunista. A pesar de su comercialización y concentración
., cada vez mayores, tanto los individuos anárquico/creativos como 'las
empresas avaro-lucrativas han descubierto que es esencial dar si quieren
recuperar su sangre vital: la información. Barbrook brinda una historia
del desarrollo capitalista, así como de su hija ilegítima, la izquierda:
Durante los años sesenta, la nueva izquierda creó una forma no-
vedosa de política radical: el anarco-comunismo. Sobre todo, los
situacionistas y grupos similares creían que la economía-obsequio
(gift économy) tribal demostró que los individuos podían con-
vivir exitosamente sin necesidad del Estado ni del mercado. Desde
mayo de 1968 hasta fines de los años noventa, esta visión utópi-
ca del anarco-comunismo ha inspirado a los medios de comunica-
ción comunitarios y a los activistas de la cultura DR.* Dentro de las
universidades, la economy-giftya era el principal ,método de socia-
lizar el trabajo. Desde sus tiempos más antiguos, la estructura téc-
nica y las costumbres sociales de la red han descartado la propie-
dad intelectual. Si bien el sistema se ha expandido mucho más allá
de la universidad, el interés de los usuarios de la red perpetúa esa
economy-gifc de alta tecnología. Como una actividad cotidiana,
los usuarios circulan libre información en el correo electrónico, en
servidores de lista, en grupos noticiosos, dentro de las conferencias
en línea y por medio de los sitios web. Como lo han demostrado
los programas Apache y Linux, la economy-gift de alta tecnología
está incluso en el primer plano del desarrollo del software. En opo-
sición a la visión purista de la nueva izquierda, el anarco-comu-
nismo en la red sólo puede existir de manera comprometida. Los
bienes monetarios y las relaciones de intercambio no sólo están en
conflicto,.sino que también coexisten en una simbiosis. La "Nueva
Economía" del ciberespacio es una forma avanzada de democra-
cia social.

iLa nueva izquierda? jel anarco-comunismo? iy la democracia


social? Si esto parece extraño, exótico y hasta amenazador, para aque- .
110s en el movimiento laboral que no están familiarizados con el anar-
N.de T.-Do it Yourself (hágalo usted mismo).
Peter Wdterinan
612 a .
*7
quismo clásico o el comunismo con 'c' minúscula, el manifiesto de
Barbrook para los trabajadores digitales puede parecer más pertinen-
te. Expresado en la forma conocida de la Intemet, de las FAQ (por sus
siglas en inglés, preguntas Más Frecuentes), Barbrook [1996] formula
,, lo siguiente: iDe qué manera difiere un trabajo digital de sus formas
análogas? iCómo puede ser creativo el trabajo digital? iQué distingue
a los artesanos digitales de los ciberempresarios? iQué divide a los ua-
bajadores digitales entre sí? icuáles son los intereses comunes de los
trabajadores digitales? iCómo pueden organizarse los trabajadores
digitales para avanzar en sus intereses comunes?
Sus respuestas le exigen comparar y contrastar el oficio, las fases
industrial y de información del trabajo capitalista, y mostrar de qué
manera el frabajo digital puede combinar las destrezas artesanales con
la productividad industrial. Insiste en el punto hasta el cual el trabajo
digital combina lo peor del industrialismo fordista y las nuevas habi-
lidades artesanas: técnicas, estéticas y relacionales. También acepta
hasta dónde la nueva dase reproduce a la antigua, las divisiones inter-
trabajadores e internacionales. Por consiguiente, su manifiesto posin-
dustrial y poscomunista busca intereses comunes y, por ende, organiza-
ción y acción comunes:
Como sucede en otras industrias, los trabajadores en la emergente
economía digital también necesitan defender sus intereses co-
munes. Sin embargo, la mayor parte de las organizaciones laborales
existentes no responden tan rápido a los cambios que se suscitan
en el periodo productivo de la gente. Aunque formadas para luchar
1 contra los empleadores, las organizaciones sindicales de la indus-
tria también fueron creadas a imagen de la fábrica fordista: buro-
crática, centralizada y nacionalista. Para aquellos que trabajan
i'
dentro de la economía digital, tales organizaciones laborales pare-
cen anacrónicas. A cambio, deben desarrollarse nuevas formas de
sindicalismo, que puedan representar los intereses de los trabaja-
dores digitales. A medida que se reforman las estructuras de las orga-
nizaciones laborales existentes, los trabajadores digitales deberán
comenzar a colaborar entre sí, empleando sus propios métodos.
Como ellos ya están en línea, los individuos podrían organizarse
t
para avanzar en sus intereses comunes a través de la red. Formada
. '
dentro de la economía digital, una organización sindical virtual debe
subrayar los nuevos principios de organización laboral: artesanales,
"
enlazados a la red y globales.
del trabajo y re,Jzs de dirilogo
C;lobalizacjdii, iiit~riiacii~iialisino 613
,,
Pienso que éste es un escrito utópico realista de relevancia para
nuestro presente radicalmente desutópico. Sus posibles implicacio-
nes, me parecen todavía más radicales. En Tanto a que su manifiesto
apela tanto a los valores como a los intereses, jes esto un movimien-
,, to sindical o un movimiento social (supongo que el partido, o al menos
El Partido, se extinguió)? En la medida en que propone un nuevo prin-
cipio de autoorganización laboral, relevante para la nueva forma del
capitalismo, jserá importante sólo para los cibertrabajadores, o para
todos los trabajadores? En cuanto a que el capitalismo global y enlaza-
do a la red requiere una forma de organización que sea artesanal, en-
lazada a la red y global, jserá relevante no sólo para los trabajadores,
sino para todos los movimientos sociales democrático/radicales en
todas partes'[véase Polla&, 1999]?Me indino hacia la última respuesta
a todas estas preguntas. Mi punto es, obviamente, no negar la pro-
puesta bastante específica, aunque radical: se trata de ampliarla.
La necesidad -o al menos la posibilidad de tal generalización- es
señalada por Arturo Escobar cuando escribe, de manera apropiada, no
con relación al trabajo y las organizaciones sino sobretlasmujeres y el
ciberespacio: ..

Las redes -como es el caso de las redes de mujeres, ambientales,


étnicas y otras de movimientos sociales- son la ubicación de nue-
vos actores políticos, y la fuente de prácticas y posibilidades cul-
turales prometedoras. Por ello es posible hablar de una política
cultural del ciberespacio y de la producción de ciberculturas que re-
sistan, transformen o presenten alternativas a los mundos reales y 1
virtuales dominantes. Esta política cibercultural puede ser muy efec-
tiva si reúne dos condiciones: conciencia de los mundos dominan-
tes que son creados por las mismas tecnologías sobre las cuales se
apoyan las redes progresivas (lo que induye la conciencia de cómo i

funciona el poder en el mundo de las redes y los flujos transnacio-


nales); y, un ir y venir continuo entre las ciberpolíticas (activismo
político de la Intemet), y lo que denomino políticas de lugar, o acti-
vismo político en las localidades físicas donde el trabajador de la
red se sienta y vive [Escobar, 1999: 321.

Esta literatura se compromete enérgicamente con un capitalismo . ,

informatizado, cuando los trabajos analizados con anterioridad lo des-


cartan o lo señalan vagamente -aunque de manera'favorable- en la %

dirección general de un sindicalismo empoderado por la computado-


f
1 t ..
ra. Si juntamos los argumentos de Barbrook y de Escobar, podemos
ver cómo el trabajo podría reinsertarse en el "movimiento verdadero que
transforma el estado actual de las cosas". Contra este trasfondo jcómo
puede prosperar la contribución más reciente e importante a la litera-
,.
tura sobre sindicatos y computadoras?
Art Shostak [1999] es un especialista laboral estadounidense,
educador, sociólogo y futurólogo. Su cibersindicato pertenece a la
más pura tradición estadounidense de trabajos posibles de tipo pos-
industrial, de alta tecnología, optimistas, renovadores, de venta enérgi-
ca, como es el caso de Megatrends [Naisbitt, 19821. Se publicó en pasta
dura en mayo de 1999, y en rústica, en septiembre del mismo año. Es
posible encontrar grandes cantidades de este educativo e inspirador
manual, en ias estanterías de los sindicatos estadounidenses, o en igual
número de botas navideñas. Si alguien puede vender computadoras
rápidas a sindicatos lentos, ése es Art Shostak. Basado en una serie de
fórmulas y lemas fáciles de recordar, uno puede imaginar cómo se re-
cita, se memoriza y se aplica este libro. Shostak divide a los sindicatos
en tres categorías, de acuerdo con su actitud hacia la computarización:
ciberinútiles, ciberdivagantes y ciberprogresistas. Al subir por esta
escalera, los sindicatos estarán en la posición de adoptar un "Modelo
nsr de Cibersindicato de la Tercera Ola". Aquí las siglas nsr significan,
Futurísticos, Innovadores, de SeMcios y Tradiciones. Al parecer, "tra-
diciones" se refiere a la celebración no diferenciada de un pasado sin
examinar, que podemos encontrar en otra particular obsesión estadou-
nidense, la búsqueda de "raíces". Shostak se identifica con la nueva
AFL-cro del presidente John Sweeney, que parece estar comprometida
con la tecnología informática, con el mismo entusiasmo de quien
( estuviera adoptando un "modelo organizativo", en vez o además de
un "modelo de s e ~ c i o del
" sindicalismo. Este último es un aconteci-
v miento considerado con bastante escepticismo por parte de Kim
Moody [1998: 71-72], quien también subraya la nueva "obsesión
r
I del nuevo liderazgo con la técnica, la dependencia en los medios de
comunicación y una proliferación de institutos". Moody destaca lo que
. falta en la revolución de Sweeny -la democracia- palabra ausente en el
índice de Shostak, aunque muestra una sensibilidad final hacia el tema.
1 Al promover su modelo, Shostak cita con aprobación al "perito
1 computacional" y director de investigación de un sindicato de Estados
Unidos:
I

Yo he salvado miles de trabajos, jmiles! ~legamos'ala negociación


sabiendo más de la empresa, por mucho, que la propia empresa.
C;lobrilizacihii, iiiteriia0niirilisin del oabaio y reJ~,sde dinlog« 615

I
Hemos investigado todo, y digo todo -sus ingresos sobre inver-
siones, su perfil filantrópico, su desembolso en el reparto de utili-
dades [. ..] quiero decir, ¡todo!- Cuando dicen no tener los medios
para esto o aquello, nosotros volvemos y les demostramos cómo
sí pueden y les mostramos lo que ganarán si lo hacen.. . Una vez
que conseguimos el contrato perseguido, se lo vendemos a nuestros
miembros, y comenzamos a probarle a la empresa que habían
estado en lo correcto cuando decidieron acceder [pp. 223-2301.

LES éste acaso el lenguaje de un sindicalista, o es el de un consul-


tor empresarial? iQué tradición se fomenta aquí, sino la de Samuel
Gompers y del sindicalismo empresarial que originó la larga decaden-
cia de la antigua AFL-CIO?ES evidente que las corporaciones desean -si
acaso desean algún tipo de sindicalismo- solamente aquel que aumen-
te sus ganancias. Pero, jes acaso función del sindicalismo de "empode-
ramiento" computacional demostrar a las corporaciones, y a los traba-
jadores -con más velocidad y mayor eficiencia que antes-, que el
sindicalismo apoya a esta voluminosa porción sindical, respaldada por
la ética todavía más voluminosa de la tarta capitalista?
Los lectores podrían detectar (por mi respuesta anterior) un uer-
to desagrado "viejo mundista" * hacia el confuso Nuevo Mundo y ten-
drán razón. Empero, mis razones no son necesariamente las del visi-
tante literario europeo del siglo XIX. La pregunta en mente es si el
estilo no lleva consigo una carga ideológica y pedagógica. Al igual que
sus predecesores o modelos procapitalistas, Shostak está vendiendo,
no proponiendo; aporta respuestas, no preguntas. Por lo tanto, al lector
se le pide entonces que crea y compre, no que piense, mucho menos
que critique. Existen estilos bastante diferentes de popularización y mo-
vilización. Un estilo estadounidense común -posiblemente interna-
cional en la actualidad- es el que representan Kamel y Hoffinan. Uno
más antiguo sena el de los movimientos internacionales del trabaja-
dor cinematográñco, fotográñco y teatral de los años veinte y treinta. Si
bien el movimiento más dinámico fue el de los comunistas -reducido
rápidamente a prosoviéticos- la idea aquí era la actividad propia del tra-
bajador internacional, basada en una crítica al capitalismo y en una
alternativa colectiva y de oposición a éste. Adaptado a nuestro mundo
actual y a nuestros medios de comunicación, lo que este modelo suge-
riría es un movimiento computauonal del trabajador, del trabajo, o de-
* N.de T.- El autor utiliza el término Olde Worlde.
8 ,

mocrático-radical.23Como hecho establecido, tanto la radio como el


video cuentan con redes internacionales alternativas propias, y con sus
propios libros [Girard, 1992; Thede y Ambrosi, 199 11. Precisamente
en esta área de uso de computadoras en el trabajo internacional, tene-
mos el admirable manual de Eric Lee [1996],el cual -aunque igualmen-
te entusiasta- es mucho menos formulista, mucho más inquisitivo y
conocedor de las tradiciones laborales, que son bastante más extensas
que las invocadas por Art Shostak. El libro de Shostak no sólo no
adentra sustancialmente en la democracia sindical, tampoco lo hace
con la de tipo nacional -de hecho, universal-, donde los activistas sin-
dicales de Estados Unidos confrontan a las corporaciones por el dere-
cho de comunicarse electrónicamente dentro de sus centros laborales
[Cohen, 19991.
El sofocado entusiasmo de Shostak por un sindicalismo renacido,
oscurece el estado bastante calamitoso del movimiento estadouniden-
se, revelado no sólo por aíticos izquierdistas como Moody, sino en frag-
mentos del propio Shostak. El hecho de qué 25% de los sindicalis-
tas tengan computadoras personales necesita equilibrarse con el hecho
de que perciben un ingreso de élite (salarios entre un 34 y un 73%
más elevados), donde sólo representan entre 10 y 12% de la fuerza
laboral. En diciembre de 1999 en San Francisco, fui informado de que
incluso los estibadores que operaban y poseían computadoras -quie-
nes habían estado activos en la campaña de solidaridad con los estiba-
dores de Liverpool- empleaban computadoras en sus hogares especial-
mente para el consumo de entretenimiento. Abordar estos temas
conllevaría un libro que podría elevar la conciencia e incrementar su uso.
Quienes se hayan dado cuenta de las fallas de Shostak, todavía
pueden hacer un buen uso de su libro. Cada capítulo ("Las computado-
ras como un servicio auxiliar", "Las computadoras como organizador
auxiliar"), es seguido de lecturas que nos facilitan ver cómo piensan y
actúan los sindicalistas estadounidenses orientados a las computado-
ras. Asimismo, cada capítulo induye fuentes y recursos. Y debe recono-
cerse que Shostak puede ser más generoso hacia otros radicales, que este
otro radical ha sido con él. Así pues, uno puede encontrar muchos
libros izquierdistas e innovadores y sitios web en sus listas. De hecho
la sección final está dedicada a "A Little Help from Our Fnends" "Una
ayudita de nuestros amigos"; activistas, mujeres, movimiento laboral

"Una vez cometí el error de proponerle este modelo a un taller sobre cornunicacic+
nes de un sindicato holandés, y me enfrenté no tanto a la hostilidad como a la total incom-
prensión.
Clobnliz~ci<in,internarionalisriio del trcihajo y redt!s ddc. diálogo 611
internacional). Su último capítulo es un planteamiento del problema
que reflexiona sobre "The Choices We Must Make" ("Las elecciones que
debemos hacer"). El último enunciado comienza con:
Más razón para buscar una pronta solución a los cinco retos.sig-
nificativos que el uso de las computadoras presentan al trabajo
organizado, esto es, encontrar las mejores salidas para subsidiar
el acceso, relacionarse con la democracia sindical, protegerse contra
la tiranía tecnológica, establecer estándares elevados y fomentar po-
sibilidades de medios auxiliares imaginativos en el uso de la compu-
tadora [p. 221. ..
,,

Lástima que no haya iniciado el libro con estas conclusiones, y


que explicara claramente eso de la cuestión imaginativa.

Trabajo y globalización: el diiílogo de icuül niilenio?


Recuerdo aquí -vagamente por el paso del tiempo- la escandalosa nove-
la de Philip Roth de la década de los sesenta, El lamento de Porhzoy. Des-
pués de 200 páginas de una divertidísima pero angustiosa confesión
sexual, resulta que estamos en el consultorio de un psiquiatra. Y el Dr.
Rosenstein Gildenstern (o quien sea), dice al narrador: "Bien, iinicia-
mos?" (o lo que sea). Gran parte de la Queja Laboral, como ya se
mencionó, parece haber sido abordada por la Conferencia sobre el
Trabajo Organizado en el Siglo XXI [co~21]que ahora podrá ver en la
pantalla de la computadora más cercana. Tal conferencia intemacio-
nal electrónica y tnlingüe tiene el propósito de contribuir a un pro-
1
grama de cuatro años de investigación sobre el mismo tema, dirigido I
por el Instituto Internacional de Investigaciones Laborales (IILS, por sus
siglas en inglés), de la orr, con el coauspicio de la orr y la CIOSL. Aunque
puesta en marcha oficialmente a mediados de septiembre de 1999,
la página web de la conferencia cuenta con una lista previa de con-
tribuciones a partir de 1998. A mediados de agosto de 1999, cuando
me inscribí para participar, el sitio web informó de una nueva consulta
en diciembre de 1998, y publicó las contribuciones de tres partici-
pantes. Asimismo, publicó un documento de información básica, que \
identificaba las áreas fundamentales de discusión: los patrones cam-
biantes del empleo y la membresía sindical; los cambios en las relacio-
nes empresa-trabajo; el estatus público de los sindicatos; el efecto de un
entorno económico hostil o la amenaza-reto presentada a los sin-
618 reter Watrnnan
dicatos nacionales por la intemacionalización económica. La con-
ferencia está "dirigida a las organizaciones sindicales y a los investi-
gadores laborales" y tiene el propósito de ser abierta y de permitir cier-
to tipo de diálogo. De este modo, se ofrece la oportunidad de réplica
a los dos conferencistas inaugurales, Juan Somavía, Director General
de la orr y Bill Jordan, Secretario General de la C I O ~ LSe
. ~invitará
~ regu-
larmente a oradores que fungirán como panelistas en temas relacio-
nados con el documento antes mencionado. Especificando aún más, los
temas se amplían a empleo y desarrollo; ley y sindicatos; respuestas a
la globalización; sindicatos y ajustes estructurales; sector informal y
trabajadores marginados; protección social; negociación colectiva y diá-
logo social; reclutamiento y organización; y estrategia política (relacio-
nes con los paítidos y las ONG), mujeres, juventud; estructura sindical y
servicios.
Este evento parece tener, no sólo alta visibilidad en la web sino
también legitimidad dentro de (por lo menos) algunas partes del movi-
miento laboral internacional. Mi preocupación es que la iniciativa no
sea restringida por los aparentes parámetros ideológicos, .instituciona-
les o hasta electrónicos del evento. Consideremos éstos.

El parámelro ideoldgico/tedricb:
¿suponiendo qaae exihge cuestionamiento?
Voy a considerar aquí los tres ensayos iniciales "no interactivos" divul-
gados en el sitio web de la ~ 0 ~ en2 11999. Aunque no pertenecían a
la orr, fueron obviamente convocados y propuestos por iniciativa de

24Lasdeclaracionesde apertura de Somavía [1939]y Jordan [1999], fueron recibidas


demasiado tarde para ser agregadas o sustituidas por las declaraciones discutidas más ade-
lante. La ponencia de Somavia añade pocos conceptos tanto en lo cuantitativo como en lo
cualitativo, reitera el compromiso en el origen de la orr: "Sí a la economía de mercado y
no a la sociedad de mercado". La de Jordan es m5s sustancial en ambos sentidos, aborda
la globalización, el Estado-nación, las instituciones globales, las corporaciones, las ONG
y el propio movimiento sindical nacional e internacional. Sin embargo, aún parece estar
profundamente dividido en sus intereses y planteamientos. De este modo, trata de com-
binar un interés con "equilibrio" y "justicia" dentro de una sociedad de mercado globa-
lizante (a la cual no llama capitalista), con una moralidad que se encuentra en conflicto
con éste. En ausencia de especificaciones, toda apelación ética -que pudiera sugerirse
aquí- está destinada a ser difusa en significadoy contundente en efecto. Asimismo, el dis-
curso de la c r o s ~parece estar dirigido tanto a los gobiernos, organizaciones interestata-
les y corporaciones (convenci6ndolo de actuar en forma más civil), como a los trabajado-
res y ciudadanos (movilizándolos a civilizar las fuerzas hegemónicas). Quizás las
partes más interesantes son las relativas a los propios sindicatos y a sus relaciones con
las ONG. ESperemos que estos puntos sean tocados durante la ~ 0 ~ 2 1 .
del inhaio y rectes de diálogo
Globalizaiion, intcrnarionalisn~~ 619
ella. Al menos pueden interpretarse como una sugerencia de la exten-
sión ideológica inicial y de las limitaciones del evento planeado.
Un par de citas del articulo con que Henk Thomas [1999] partici-
pó en la c o ~ 1;
2 él es un profesor holandés socialdemóaata de estudios
laborales en un instituto de investigaciones del desarrollo. Muestra un
análisis que no sólo asume auíticamente el desarrollo pasado, presen-
te y futuro del capitalismo en todas sus emanaciones (y bajo todos sus
seudónimos), sino también una jerarquía interestatal existente, donde
los sindicatos están en todas partes en una posición inferior femenina,
es decir, brindan un servicio a los superiores masculinos. Por lo tanto, en
los países de Europa Occidental [. ..] el movimiento laboral ha con-
tinuado adquiriendo un alto grado de legitimidad al plantear pro-
blemáticas de una agenda social más amplia. Uno podría [. ..]
mencionar el papel del movimiento laboral [. ..] en la reestruc-
turación de la economía, como es la necesidad de restricciones
salariales en los años ochenta, cuando las fuerzas competitivas glo-
bales tuvieron una repercusión enorme en la reformulación de las
estructuras económicas de Europa Occidental, así como en las prin-
cipales características de los mercados laborales. Asimismo, el papel
distintivo que las organizaciones sindicales han desempeñado en
la reestructuración empresarial, como es el caso de la reestructura-
ción de la industria automotriz en Estados Unidos, es prueba de la
fuerza y el potencial sindical [. ..]
El asunto de las políticas especiales crea el papel que puede de-
sempeñar la "colaboración para el desarrollo" en el fortalecimien-
to de la posición de las organizaciones sindicales en mercados
laborales débiles, y en situaciones donde podría constituirse una
fuerza laboral organizacional que todavía no existe. La "colabora-
ción para el desarrollo" -tanto bilateral como multilateral- a veces
ha otorgado generosas donaciones al movimiento de las organiza-
ciones sindicales. Por ejemplo, se han garantizado subsidios es-
peciales a organizaciones sindicales "donantes", con el objeto de
llevar a cabo programas de desarrollo institucional para las organi-
zaciones laborales "receptoras". Dichos fondos pueden tener un
enfoque "nacional"y de este modo contribuir al desarrollo y expan-
sión de sólidos programas de colaboración internacional. Asimis-
mo, casos como el danés, con una fuerte preferencia por la canali-
zación multilateral de fondos, por ejemplo a través de la orr o la
CIOSL, cada una con sus sedes regionales, se han vuelto parte de
la escena actual de donantes.
620 I'crcr Waterinan
t ,

No especularé acerca de la legitimidad sindical dentro de las


sociedades occidentales (percibida ampliamente como decadente, a
partir de los años sesenta; igual que el gobierno, los partidos políticos,
las iglesias, el comercio, el poder judicial y la prensa). Como tampoco
, acerca del -hoy rechazado- sindicato de la industria automotriz de
Estados Unidos en "amoroso festejo sindicato/empresan [Moody,
1998: 631. El punto fundamental que debe señalarse es que el argumen-
to asume acríticamente un cierto marco institucional subyacente (si
incluimos patrones particulares del mercado laboral); la función "de-
sarrollista" de las organizaciones sindicales en los países "desarrollados"
y "en desarrollo"; que los primeros deben actuar (con fondos del Esta-
do), como intermediarios/misioneros/patrones en relación con estos
últimos. Aquí Bdesarrollo"significa, al menos implícitamente, desarro-
llo del capitalismo.Más adelante hay una suposición de que el capitalis-
mo desarrollado implica sindicatos desarrollados, donde se desen-
vuelve la mejor relación posible capitalismo/sindicatoen estados como
Holanda y Dinamarca; éstos también cuentan con amplios programas
subsidiados por el Estado para países "en desarrollo". La idea de que
-en particular con la globalización- vivimos en un mundo de lucha
donde el primero puede ser el último y el último puede ser el primero
(ya reconocido como un concepto cristiano más que como uno social-
demócrata), le parece ajena a Thomas. En otras palabras, aquí se acep-
ta casi todo lo que ha sido cuestionado o problematizado en la parte
inicial de este artículo. Debe mencionarse que el análisis carece tam-
bién de todo sentido de crisis y parece menos motivado, o informado,
por cualquier disciplina académica, escuela teórica, valores sociales o
1 ética humana, que por el propósito de promover una política o servicio
de consultona a la "colaboración para el desarrollo" en general, y a la
orr y la cros~,en particular. Como tal, el trabajo no parece ser de valor
para quienes, en estas instituciones, reconocen que la crisis laboral en
el ámbito internacional es una crisis no sólo para sino también de estas
instituciones. O para quien, a diferencia de Thomas, acepta la existen-
cia de la globalización o, al menos, de la palabra "globalización".
Robert Taylor [1999] es el especialista laboral del Financia1 Times en
/ Londres (dato que la orr curiosamente no menciona). Su contribución
8
es consistente con los trabajos de Breitenfellner y Ramsay, y cubre
gran parte del mismo tema. Asimismo, asume el tripartidismo y por
ende, lo excluye de la discusión. Alineado con una visión tripartita del
mundo, está tan interesado en ajustar los sindicatos al capitalismo
global, como el capitalismo global a los sindicatos. Y considera que las
(;lobalizaciíiri, ii1ierii;icionalisino del trabajo y rcdes :Ir diálogo 621
1
1
i
,, 1

organizaciones (inter)gubernamentales pueden o deben desempeñar


el papel articulador entre éstos:
Es evidente que las organizaciones sindicales [. ..] necesitan de-
1
mostrar que su orientación no es incompatible con la creación de
economías de mercado exitosas. Los derechos de la organización
sindical son buenos para los trabajadores y también para el nego-
cio. Los países más opulentos del planeta son los que, no sólo tienen
organizaciones sindicales, sino que también las integran con éxi-
to dentro de sus sociedades a través de formas de gobemabilidad
corporativa, y en alianza con asociaciones no gubernamentales.
Hasta la fecha pocas organizaciones sindicales han logrado llegar
a un acuerdo con el nuevo mundo de globalización creciente, pero
si ellos albergan la esperanza de sobrevivir y de volver a crecer,
tendrán que hacer ajustes radicales [. ..] La necesidad de más rela-
ciones industriales trasnacionales exige.que las organizaciones
sindicales reafirmen sus objetivos básicos en un lenguaje moderno,
que tenga eco en los mercados y centros laborales flexibles. Sin
embargo, la actitud de los gobiernos no puede permanecer pasiva
y desinteresada. Se requiere de un enfoque de políticas públicas fa-
vorables si las organizaciones sindicales han de desarrollarse, apor-
tando marcos legales que no impidan el desarrollo de las relaciones
industriales trasnacionales [. ..]
Para lograr el éxito, más organizaciones sindicales en el ámbito
internacional deberán crear vínculos con organizaciones no guber-
namentales. En su informe de 1997, sobre el Estado en un mundo
cambiante, el Banco Mundial solicitó una estrategia pública que 1
exigía a las organizaciones sindicales establecer redes que reunieran
al grueso de la sociedad civil -más allá de cualquier industria o cen-
tro laboral específicos- con agrupaciones ambientales, comunita-
rias y femeninas. De esta manera, se argumenta que ellos pueden
establecer una causa común, al integrar los intereses del productor
con los del consumidor, y al ayudar a revivir a una ciudadanía social
más activa y éticamenie responsable. En esto ayudará el papel cam-
biante del Estado que será, no tanto el proveedor directo de los \
derechos y servicios, como el promotor de actividades diversas y ,
pluralistas en una sociedad que fomenta y promueve las asociacio-
nes civiles secundarias y autónomas. Esto significa también que
las organizaciones sindicales habrán de llevar a cabo un rompi-
miento estratégico con su cultura tradicional más centrada en el
centro laboral, y adoptar estructuras más descentralizadas y flexi-
bles que atraigan a más empleados individuales, en su calidad de
trabajadores y consumidores.

a %
Para mí es un tanto alarmante -como defensor de un sindicalismo
orientado hacia los movimientos sociales y la sociedad civil- descubrir
aquí la rapidez con que el Banco Mundial ha adoptado y adaptado a
éstos en algo funcional para sus propios propósitos hegemónicos
(aunque esto es, como se argumenta más abajo, un juego que los subal-
ternos también pueden jugar). ¡Más alarmante es ver a Taylor depen-
diendo del Estado y de las organizaciones interestatales para legitimar
alianzas sociales entre movimientos que, en décadas recientes, se han
identificado con el capital, el Estado, la tecnocracia, el patriarcado y el
Banco Mundial como la fuente del problema y no como el medio
para una solución! [George y Sabelli, 1994: 223-251.1 Aquí la socie-
dad civil global está reducida a un neokeynesiani'smoglobal.
Richard Hyrnan [1999b] es un catedrático de relaciones industria-
les, con una reputación de teórico marxista en el aspecto laboral. Él
también cae dentro de mis institucionalistas, pero su punto de referen-
cia y planteamiento es daramente más el movimiento laboral que la
"paz industrial", el "desarrollo" o el nipartidismo. Al confrontar las múl-
tiples crisis globales -del desempleo, del sindicalismo y de la sociedad
en general- explora soluciones en el propio movimiento laboral, o entre
sus aliados. Su argumento central es la necesidad de que el trabajo
inicie una nueva batalla de ideas. En parte, esto puede suceder al aden-
1 trarse en el terreno ideológico/institucionaldel nuevo centro laboral y
sus procesos, develando sus contradicciones o duplicidades e indinán-
i dolas hacia los intereses del trabajador. Propone un nuevo proyecto
laboral dirigido a la seguridad, oportunidad, democracia, comunidad
y solidaridad. Ésta es una obra pensante y provocativa que debe inte-
resarle a los sindicalistas internacionales más modernos y radicales.
Sobre todo, reconecta a un sindicalismo contemporáneo o futuro con
sus orígenes, y con una historia social e internacional más amplia:

I
"Solidaridad por siempre" es uno de los lemas fundamentales de las
organizaciones sindicales. La solidaridad ostenta un doble signi-
ficado: apoyo de los miembros sindicales a las luchas del otro, pero
I también apoyo por parte del más fuerte al más débil en la socie-
dad (o, de hecho, entre naciones). Los apuntalamientos morales
más amplios de la acción colectiva han sido erosionados en
(:li~huli~;ic~tj~~,
iiiteriincionnlisrrio del tr~bajoy redes de tliálugo 6W
muchos países; si la solidaridad ha de sobrevivir, debe ser rein-
ventada. La diversidad de situaciones del trabajo y del mercado
laboral en el mundo contemporáneo connota que una agenda
tradicional y estandarizada de la organización sindical no puede ser
ni prácticamente efectiva ni ideológicamente resonante. La tarea
es trasladarse de un modelo antiguo de solidaridad mecánica hacia
un nuevo modelo de solidaridad orgánica [. ..] Todo proyecto que
aspire a crear tal modelo debe reconocer y respetar diferenciaao-
nes de circunstancias e intereses: dentro de las constituciones de las
organizaciones sindicales individuales; entre los sindicatos dentro
de los movimientos laborales nacionales; y entre los trabajadores de
diferentes países. La alineación e integración de diversos intereses
es una tarea compleja y difícil que requiere procesos continuos de
negociación; la verdadera solidaridad no puede imponerse por man-
dato administrativo y, ni siquiera, por mayoría de votos. Su logro
es posible en la medida en que los sindicatos redescubran la convic-
ción, y persuadan tanto a sus miembros como a los miembros de
la sociedad civil en general, de que tienen una misión que es una
espada de la justicia. ..

No estoy muy convencido de que la estrategia de Hyman, de opo-


sición desde adentro, sea la que pueda conectar al movimiento laboral
con otros que principian desde las premisas no, anti o poscapitalistas.
Tampoco estoy seguro de que el "proceso continuo de negociación"
entre trabajadores, entre sindicatos y entre naciones, pueda llevarse a
''

cabo en un foro cuyo anfitrión sea la orr, patrocinado por esta organi-
zación y la CIOSL.

El giaránietro inslitucional:
las ideologias de las estructuras
Hoy día somos cada vez más sensibles a las relaciones de poder sub-
yacentes y circundantes, así como a nuestros pronunciamientos teóri-
cos, ideológicos, analíticos o estratégicos. La idea de una "Conferencia
sobre el Trabajo Organizado en el Siglo xxr" -planteada por la Organi-
zación Internacional del Trabajo y auspiciada por el Director de la orr
y el Secretario General de la CIOSL- cuyo objetivo es contribuir a un pro-
yecto del instituto de investigación de la orr; con un diálogo supervi-
sado por la orr; y, que está -todo o en parte- registrada como propiedad
tas. Lo que es más, todavía es una institución subvencionada por el
Estado (a pesar de las continuas tensiones con Estados Unidos), cuen-
ta con personal y recursos masivos, y forma parte de la familia de los
organismos de las Naciones Unidas. Por otro lado, la cros~tiene un cuer-
po administrativo diminuto, sus afiliados le otorgan un simbólico 1%
de su ingreso nacional y por ello depende -para cubrir 40% de su
ingreso- de los fondos estatales o interestataies de la "colaboración para
el desarrollo". U

La orr y la CIOSL también fueron marginadas, de diferentes mane-


ras, durante la Cumbre Social de 1995, auspiciada por las Naciones
Unidas. A la CIOSLse le definió como una organización no gubernamen-
tal en$ una miríada de QNG,en vez de la representante privilegiada
de los menesterosos. Se le redujo q argumentar públicamente que el
evento debió haber sido dirigido por la orr, o con directrices de la orr,
la que hubiera colocado orgullosamente al Trabajo en el podium,como
socio del Capital y del Estado, patrocinando el "único tema a discutir",
¡las ONG! Sin embargo, la c r o s ~está en 40% de su actividad, es decir,
tenía el tipo de desarrollo de una ONG hasta justo después de la Cum-
bre Social, ya sea desestimando o denigrando.
Por todo lo anterior, puede ser razonable especular que Bill Jordan
y Juan Somavia (iquien fue presidente de la Cumbre Social en 1935!),
estén interesados en restaurar conjuntamente sus organizaciones, a
manera de instituciones internacionales centrales de representación
laboral, diálogo, compromiso y establecimiento de normas para el siglo
X X I .Con
~ ~ respecto a que la orr presente una contribución a una ley
cosmopolita, por encima de aquella de los capitales y estados-nación
en competencia y conflicto, uno debe estar a favor no s610 de preservar-
la, sino de ampliarla. Esto sería compatible con el argumento de Forman,
así como con argumentos más sustanciales en favor de una democracia
cosmopolita y de una ciudadanía global [Held, 19951. De hecho, Held
parece incluso considerar a la on; y su estructura tripartita, como un tipo
de modelo para el conjunto reformado de instituciones de las Nacio-
nes Unidas, abierto a la sociedad civil. Para empezar, ignoro si los re-
presentantes destacados del capital -con la capacidad de tomar deusio-
nes a favor de su grupo y de imponerles los "mejores estándares
prácticos"-, están interesados en participar. Más atín, tampoco estoy
seguro de que el trabajo deba favorecer la estructura empresa/capital en
16Aunqueuna bien informada persona que respondió a un borrador de este ensayo
me asegura que fue una iniciativa de la sic, la que le indicó a la orr que fuera una convo-
cadora menos parcial de dicho diálogo que la misma CIOSL.
organismos interestatales de cualquier tipo. La mayoría de los mo-
vimientos democrático-radicales globales están tratando de reducir la
influencia directa o indirecta del capital dentro de ellos.
La crisis actual de la orr. No puedo exigirle experiencia a la Sin
embargo, estoy en general consciente del reto que se le presenta a par-
tir del florecimiento de nuevas instituciones interestatales más centra-
les, o más adecuadas, al desarrollo de un capitalismo neoliberal y glo-
balizado; como también de su interés y el de sus partidarios de que la
orr debe imponerse y adaptarse al neoliberalismo, a la globalización,
al Banco Mundial y a la Organización Mundial de Comercio. Como
Breitenfellner (1997: 5441 señala:
,,
La [. ..] OIT [. ..] es única por el hecho de ser tripartita [. ..] ofrece
un ejemplo de cómo "podría funcionar una futura asociación
social global". Si la OIT se fortaleciera, podna estar junto a la [. ..] OMC
[. ..] el FMI [. ..] y el Banco Mundial en el.concierto de las organi-
zaciones económicas mundiales [Breitenfellner, 1997: 5441.

Y como la CIOSL (1996) lo planteó, en una'defensiva y diplomática


declaración dirigida al cuerpo rector de la orr, ésta debe:
asegurarse que todo paso que tome para modificar el procedimien-
to o las estructuras de la OIT, se hará con respeto total al mandato
1
establecido por la organización y con la finalidad de avanzar en sus
objetivos (y) [. ..] continuar promoviendo el papel de la orr en la
I creación de políticas económicas y sociales internacionales, par-
ticularmente a través de una colaboración fortalecida y equilibrada
\
con el FMI,el Banco Mundial, el UNDP (Programa de Desarrollo de
1as.Naciones Unidas por sus siglas en inglés) y la OMC,con una ópti-
ca que asegure que las consideraciones de la justicia social se
tomen íntegramente en cuenta, y que se respeten los derechos del
trabajador.

"De hecho, no estoy seguro quién la tenga. Hace 20 años, Robert Cm, m i e m b r o
de la orr y respetado innovador en la teoria de las relaciones internacionales e indus-
triales, elaboró una detallada, profesional y reprobatona crítica a la orr [Cox, 19961.
Señalaba que la orr era burocrática, autoritaria, reservada y muy ansiosa de modificar al
otrora hostil gobierno y sindicatos de Estados Unidos. Aparentemente, la orr no estaba
capaatada para desempeñar su papel democrático liberal internacional ni siquiera en el
Viejo Orden Mundial. Uno quisiera saber si en el penodo intermedio se ha tomado más
democrática, flexible e independiente de los estados hegemónicos.
(;lubalizaiiOri, inlcrnationalisrim dcl (rahnjo y redes dc dillogo fa
El problema de la orr es que las principales corporaciones, los po-
deres capitalistas y los demás implicados en este concierto, la conside-
ran, al igual que a los derechos y procedimientos laborales de muchos
años, como obstáculos al "libre comercio". Y que la o r r , así como la
mayoría de las organizaciones liberales tradicionales o socialdemócra-
tas, se siente obligada a persuadirlos de que no es así. Ha intentado
hacerlo mediante una nueva Declaración sobre los Principios Funda-
mentales [orr, 1998], que permite a los gobiernos aceptar los estándares
tradicionales, aunque sin ratificarlos o aplicarlos. El órgano de campa-
ña ya mencionado, la Conferencia Mundial Abierta, que ha recolectado
cientos de firmas de movimientos laborales para una carta dirigida a la
Conferencia de la OMC 1999, lo plantea así:

En junio de 1998 bajo presión de la OMC y el FMI para crear "un


marco menos limitado que asegure los estándares laborales inter-
nacionales" la orr adoptó una nueva '!Dedaración sobre los Prin-
cipios y Derechos Fundamentales en el Trabajo". Los principios y
derechos que se promueven en esta declaración, corresponden a
siete de los acuerdos ya existentes en.la OIT. El 20 de junio de 1999,
la Ciimbre de los 8 Grandes en Colonia, Alemania, emitió un co-
municado en el cual promete "promover la instrumentación efec-
. tiva" de esta nueva declaración de la OIT.
Nosotros, los susaitos, declaramos categóricamente: si esta "De-
daración sobre los Principios y Derechos Fundamentales en el Tra-
bajo" de la orr va a ser de algún valor para la gente trabajadora del
mundo, los siete acuerdos correspondientes de la orr deben ratificar-
se, implantarse y cumplirse en su totalidad por cada gobierno que
participe en la ¡Cumbre de la OMC en Seattle, Estados Unidos!
[owc, 1999a.l
."
Como organismo interestatal, la orr jamás ha podido imponer
los estándares que establece. La retórica ha sido siempre más importan-
te que el cumplimiento. Esto podría no resultar perjudicial en un
movimiento u organización dirigida a la movilización de la sociedad
civil; empero, es difícilmente la imagen creada por la OIT. Y ahora está
enfrentando su aisis, reduciendo considerablemente el poder que po-
dría haber tenido, y reforzando la retórica. Aquí me vienen dos pregun-
tas a la mente. La primera es si una política de concesión o conciliación
es la postura sensata frente al fundamentalismo. Toda la historia labo-
ral y democrática indica lo contrario. La segunda pregunta es si la orr
,e

debiera siquiera tratar de establecer un nicho como institución internacio-


nal financiera o de desarrollo económico, más que como una institución
de derechos laborales internacionales. No pretendo tener una respues-
ta para esta última. Pero en todo caso, resulta claro que la orr está
., necesitada no sólo de defensa o reforma, sino de reinvención a la luz . ,

del problema laboral, y de las importantes fuerzas sociales como éstas


existen bajo la globalización en el siglo XXI.
La crisis actual de la crosL. En cuanto a la CIOSL, parece ser que ha
estado emasculada.no sólo por el asalto neoliberal sino por el propio
jcolap~odel comunismo! Desde su fundación, la identidad ideológica y
la, a menudo, frágil cohesión de la CIOSL han dependido, en gran me-
dida, de ser el enemigo de su enemigo. La pérdida de su propio imperio
maléfico le há'ganado a la CIOSL un enemigo que, no sólo se ha vuel-
to extremadamente poderoso, agresivo y evasivo (el argumento de
Castells), sino que al parecer no está interesado en competir en los Jue-
gos Tripartitos Internacionale~.~~ Es cierto que l a . c ~ o sal
~ ,seguir los
pasos de Amnistía Internacional, ha probado ser capaz de uiticar se-
veramente a Estados Unidos. La esencia del estado capitalista combi-
na la retórica máxima de los derechos laborales con la mínima instru-
mentación, nacional e internacional, de los estándares de la orr. En
una detallada exposición de' 15 hojas dedara que:
Estados Unidos ha ratificado sólo uno de los siete estándares labo-
rales medulares, el cual cubre el derecho a establecer una organiza-
ción sindical, a negociar, la prohibición de discriminar y el trabajo
i
infantil, como está especificado por la Organización Internacional
del Trabajo (orr) de las Naciones Unidas. Ésta es una de las peores
ratificaciones registradas en el mundo [. ..] [CIOSL,19991.

Sin embargo, muestra poca o nula capacidad para dirigir el movi-


I miento laboral internacional y la opinión pública en tales cuestiones,
mucho menos movilizarlos a una acción efectiva y visible. En realidad,
I
sólo tuve conocimiento de este documento por la campaña, la
movilización y la red laboral internacional de la Conferencia Mundial
Única (mencionada con anterioridad y posterioridad). Con respecto a
l
la globalización, empero, la CIOSL se encuentra repetidamente rebasa-
I 28Dehecho, esto tambien es cierto para los gobiernos nm'aales social-demócratas,
que induyen al "Tercer Camino"del Nuevo Trabajo en el Reino Unido [véase New States-
t man, 1999). Uno se pregunta cómo las actitudes de éstos pueden proyectarse dentro de
la om.
l
Clohrili~arihii.iiireniaciniinlisino del uahajo y re$.\ de dirdogo 629
*P
da. Cuando proponía y negociaba una cláusula social en el Acuerdo
Multilateral sobre Inversión, una red de campaña de los movimientos so-
ciales y las ONG no sólo se opusieron al MAI (sacando ventaja de las con-
tradicciones interestatales), sino que lo destruyeron. Asimismo, cuando
la CIOSL busca un lugar en las instituciones financieras internacionales
existentes, otros insisten en la necesidad y la posibilidad de superar-
las con alternativas más relevantes y democráticas [Held, 19981.
Parece que enfrentamos así un importante problema concerniente
a lo que yo llamaría "el principio de articulación para el trabajo inter-
nacional y el internacionalismo laboral". Esto no es solamente un
asunto de la, o las ideologías sindicales, ni de su limitada, variable o
hasta decadente representación del trabajo en general (que induye al de
las mujere's, al eventual, y al que se emplea a sí mismo) y del jornal
asalariado. También es una cuestión de importancia de las organizacio-
nes democrático-representativasmás significativas, tanto para un capi-
talismo globalizado y enlazado en redes como para todo el movimiento
laboral. Ya se ha señalado varias veces que la forma apropiada para los
movimientos (nacional e internacional) actuales, esaquel de la red,
la coalición o la alianza. Son ellos los que pueden ser -como lo afirmó
Enzensberger [1976]acerca de los medios electrónicos de comunica-
ción- "tan libres como bailarines, tan alertas como jugadores de fútbol
y tan sorprendentes como las guerrillas". Sin embargo, sena una locu-
ra rechazar a la organización democrático-representativa que significa,
para millones de trabajadores en el mundo, la única defensa contra un
capitalismo cada vez más global, agresivo y destructivo.
Quizás la solución radica, precisamente, en distinguir entre la re-
presentación laboral y el movimiento laboral, entre el trabajo internacio-
nal y el internacionalismo laboral. El trabajo internacional podría verse
como representado por la organización, cuajado en la institución; el
institucionalismo laboral podría percibirse como avanzado por la red.
Parece ser un caso empírico cuando consideramos las diversas confe-
rencias sobre e1 trabajo y la globalización ya mencionadas. Para las
tradicionales instituciones internacionales de representación laboral,
esto implicaría tres pasos: 1 . abandonar la idea de que son las únicas,
o las representantes privilegiadas del trabajo. Después de todo, este
privilegio que se relaciona con el periodo tiansitorio del capitalismo
industrial nacional, es también una prisión; 2. reconocer a la red y al
trabajo en red como una fuente de movimiento e innovación. Esto sig-
nificaría acoger al trabajo y a las redes aliadas al trabajo, o a las ONG,en
sus foros, lo que induye a las de la OIT,y 3. aceptar que el nuevo inter-
nacionalismo es, primordialmente, un internacionalismo de comuni-
caciones, con medios de comunicación electrónicos como las vías prin-
cipales, y una cultura de solidaridad global como valor central.
Pienso que gran parte del programa de reinvención está, ya sea
,, implícito o explícito, en el material revisado anteriormente. El resto
se encuentra o puede avanzarse por medio de las redes.
Así como las redes dentro y alrededor del trabajo aportan la fuen-
te -o por lo menos una fuente importante- de reinvención, así podría
y debería ser el trabajo internacional institucionalizado en la OIT.De
seguro que el trabajo internacional necesita ver a la OIT,no tanto como
una fortaleza que lo protege, sino como una plataforma pública desde
la cual pueda dirigirse al capital; al Estado y a la sociedad civil global
(entendida aquí como un sitio de lucha permanente contra la hegemo-
nía ideológica e institucional del mercado y el Estado). Ya he indicado
la necesidad de incluir todas las expresiones relevantes del desconten-
to laboral (ya sean de las mujeres, ambientales, empresas pequeñas,
rurales, etc.). No tengo aquí un modelo en mente, pero la reflexión cn'-
tica sobre las Conferencias y Cumbres de las Naciones Unidas de los
años noventa podría producir uno.29 ..
.,
El parámelro de la comunicación
computncional: ¿no hay parámetros?
1 , de casi una semana en agosto de 1999,
La participación en ~ 0 ~ 2cerca
t fue impresionante en términos de sus miembros (se insaibieron 462
personas, y casi 100 introducciones/contribuciones), así como de los
intereses y antecedentes de las personas que respondieron. Yo espe-
raba que la respuesta estuviera fuertemente sesgada hacia Estados
Unidos y el Reino Unido, la academia y los sujetos que habitualmen-
te están en la línea frontal: joven, blanco, hombre, profesional y del
l
Un análisis rápido e impresionista, basado en alrededor de 48
I contribuciones, repartidas en cuatro días a finales de agosto, revela-
ron lo siguiente: 43 pertenecían a países capitalistas medulares, princi-
palmente angloparlantes y en su mayoría norteamericanos; 44 eran
I
"Así también podría hacerlo una lectura crítica de O'Bnen et al. (ed.) (en prensa).
Éste maneja la relación entre las instituciones financieras internacionales por un lado, y
los movimientos femeninos, ecológicos y laborales, por el otro.
'OPara una contribución directa a la ~01.21 (iinédita hasta mediados de noviembre
1
de 1999?) de un hombre, viejo, blanco, profesional, del Norte, académico, véase Water-
man, 1 9 9 9 ~ .
Clobtilizaci6ii, iiiteniaciniinlisino del trabaio y recl13sde dirilogo fl
1

t,

de hombres; 25 fueron de activistas sindicales o empleados, y 25 de


académicos (las últimas dos categorías frecuentemente se superponen);
12 eran de ONG pro-laborales; 16 parecían estar más orientadas hacia
la negociación colectiva; y 26 tenían interés en los asuntos laborales
., internacionales. Respecto a la edad y orígenes étnicos sólo podemos su-
poner.31
Sena fácil descartar tal participación, tan limitada precisamente a
los sujetos habituales. Prefiero tomar nota de ello como si calificara la
naturaleza abierta e internacional del evento, mientras destaco su po-
tencial radical. Este potencial radica en el número de participantes/
empleados académicamente calificados, y de participanté.s/aliados
orientados,al sindicato, preocupados por el futuro del trabajo bajo las
condiciones de la globalización. Además, la presencia marginal de
las mujeres, la gente de la periferia capitalista y los no angloparlantes,
no son el final de la historia. Después de todo, esto no es una elección,
es una discusión y hasta posiblemente un diálogo. Aunque podríamos
finalizar con muchos sujetos blancos, del ~ o & eangloparlantes
, y aca-
démicos pro-laborales en una plática conjunta (acerca de las implicacio-
nes de la globalización para las relaciones laborales de tipo anglosajón,
y su proyección europea o internacional), los lectores de peso están de
acuerdo en que una contribución particular no va a estar determina-
da por su representatividad, sino por la pertinencia percibida.
Permítanme seleccionar algunos mensajes, de un solo día de corres-
pondencia, que percibo pertinentes para un diálogo sobre el trabajo
en la época de la globalización: f
Fecha: jueves, 19 de agosto de 1999, 10:09:46 +O200
Asunto: hola desde San Francisco
Mensaje: #1
Mi nombre es Medea Benjamín y soy directora de responsabili-
dad corporativa del grupo de derechos humanos Global Exchange. I
Me he enfocado en las transnauonales norteamericanas y sus prác-
ticas laborales en ultramar. Global Exchange fue uno de los grupos (

que encabezaron la campaña contra Nike por abusos laborales en


Asia, y en la actualidad llevamos a cabo una campaña contra la
t

"Como a mediados de octubre de 1999, el número de contribuciones se había


inaementado a mas de 250. Aunque la intención era que los participantes .respondieran
a las dos exposiciones iniciales (por el momento traducidas al espafiol y francés), éstas no
habían suscitado en su conjunto una respuesta sena. En realidad, el único debate que se 1
llevaba a cabo era aquel sobre las cláusulas sociales. Importante como es este tema, la
falta de desarrollo de una discusión más general es sorprendente y decepcionante. ,
\ \

empresa GAP, presionándolos a pagar un salario digno a los traba-


jadores de sus fábricas y que acepte un monitoreo independiente
de sus fábricas. Asimismo, lanzamos recientemente una campaña
con respecto a las empresas de Estados Unidos y los derechos de
S S
sus trabajadores en China. ¡Estoy muy interesada en estar en con-
tacto con gente comprometida con los derechos laborales de las
industrias de ropa/calzado, o de juguetes, para poder colaborar!
Fecha: jueves, 19 de agosto de 1999 +O200
Asunto: introducción
Mensaje: #5
Hola y saludos desde Vancouver. Mi nombre es Ritu Mahil. Me
convertí,en organizador sindical a la edad de 5 años, cuando mis
padres primero organizaron al Sindicato Canadiense de Trabaja-
dores Agrícolas. Uno de mis primeros recuerdos es haber recogido
bayas en una granja donde pretendía ser recolector y además redu-
taba miembros. De todas formas, he permanecido con el movimien-
to desde entonces. El año pasado, como integrante de la Sociedad
de Estudiantes Universitarios en el campus, ayude-a organizar el
TA de nuestra universidad en el CUPE,local 4163. En la actualidad,
estoy finalizando la carrera de Derecho y la Maestría en Adminis-
tración Pública en la Universidad de Victoria. Mi principal motiva-
ción para obtener estos dos grados académicos es profundizar mi
conocimiento de las relaciones laborales. Soy afortunado de poder
trabajar en un bufete en Vancouver, donde se practica exdusiva-
I mente el aspecto sindical del derecho laboral. También pretendo
completar mi maestría el próximo año, y estoy buscando un tema
para mi proyecto de tesis que combine mi entrenamiento legal y
mis intereses en el trabajo organizado. Me agradaría sostener una
discusión interesante.
Fedia: 19 de agosto de 1999, 10:58:32 +O200
1 Tema: Re: introducción
Mensaje: #13
1
Saludos a todos los participantes. Me llamo Kwang Young Shin y
soy profesor de sociología en la Universidad Chung-Ang de Seúl,
Corea. Hago investigación sobre movimiento y política laborales
en los países en desarrollo, y en los países desarrollados, con el
objeto de contar con una perspectiva comparada. Ahora estoy tra-
bajando sobre la política cambiante del trabajo durante la transición
política y la globalización económica en Asia Oriental. Estoy inte-
resado en el género y el movimiento laboral. Enseño sociología
l
industrial, sociología política y análisis de clases. Me agrada sobre-
manera la oportunidad de estar en la conferencia electrónica Orga-
nized Labour 21, que será vital en la próxima lucha laboral por justi-
cia e igualdad. Compartamos nuestras experiencias e investigación ..
para el futuro.

Está por verse cómo entenderá y utilizará la IILS estas contribu-


ciones. Después de todo, este foro se creó para satisfacer los propósi-
tos de la propia IILS,la OIT y la CIOSL. Pero si la participación inicial se
interpreta como más radical potencialmente de lo que estos organis-
mos han +mostrado ser, también son más porosos los parámetros de
un foro electrónico que aquellos de una publicación académica, o una
conferencia sindical.
Me he estado preguntado si una conferencia electrónica abierta
como ésta, con correos electrónicos distribuidos ,por lista, y con un archi-
vo de conuibuciones accesible en línea, no facilita o provoca la creación
de otra conferencia que se dirija menos a las relaciones laborales intema-
cionaies, y más al movimiento laboral intema,aonal. Estoy reflexionando
acerca de la-posibilidad de crear una conferencia/sitio, paralela o con-
secuente, en un equivalente electrónico al famoso "tren sellado". Como
algunos lectores podrán recordar, Lenin retornó a Rusia desde Suiza
durante la primera guerra mundial, aprovechando un ofrecimiento de
la elite política-militar-industrial alemana, la que pensó erróneamen-
te que sólo minaría el esfuerzo bélico ruso. Más recientemente, el mis-
mo principio fue explotado por los disidentes de Alemania del Este, al
utilizar los medios de comunicación audiovisuales de Alemania Occi-
dental para enviar su mensaje mediante la censura de Alemania del
Este. El ciberespacio no es necesariamente más democrático que otros
med1os masivos de comunicación, pero es infinitamente más abierto
y flexible.
Ciertas listas laborales o sitios internacionales ya han señalado la
existencia de ~ 0 ~ 2elogiándola
1, o animando a sus visitantes a tomar
parte en ella. Empero, yo especulo sobre la creación de un espacio orien-
tado hacia el movimiento laboral internacional, el cual podría, por
ejemplo, bajar contribuidores/contribucionesselectos para fomentar una
conferencia más enfocada al movimiento. No existe, quizá de modo
más modesto, algo que impida que uno construya a partir de las contri-
buciones de c 0 ~ 1, 2 su propia base de datos de direcciones de correo
electrónico interesantes, así como tampoco invitar a los participantes a
I
1 b \

las bases para forjar vínculos de sector a sector, a través de países


específicos, con el objeto de experimentar un sindicalismo global.
Los vínculos mediante intercambios personales transmitirán expe-
riencias nacionales que, por ende, impulsarán la presteza para
2 ,
intervenir en favor de los trabajadores geográficamente distantes,
dado que éstos estarán representados dentro del sindicato colabo-
rador que trabaja para aumentar los niveles de conciencia [. ..]
Cuando los líderes (estibadores) australianos visitaron los muelles
del puerto de Durban en Sudáfrica, para agradecerles personalmen-
te a los trabajadores por sus actos de boicot, hubo una alta de-
manda de camisetas y otros símbolos. Estos encuentros únicos son
valiosqq. La experiencia compartida crea un verdadero sentido de
solidaridad internacional.. . Sin embargo, estos actos positivos no
crean un sindicalismo global. Para que esto suceda, deben for-
marse vínculos estructurales con cierto grado de permanencia. Algu- .-
nos sindicatos están ya en el proceso de revisar la forma de este
cambio. Esto será considerado en la conferencia [. ..] Los sindicatos
que en el presente encabezan campañas globales contra las multi-
nacionales, han descubierto que es esencial abrirse al exterior y
formar alianzas comunitarias. La gigante multinacional minera que
ataca los derechos del trabajador en Australia en nombre de la li-
bertad individual, es la misma compañía que tala el antiguo bos-
que de la República de Malgache (Madagascar), y lo convierte en
una mina de arena. Los intereses de los grupos verdes y de los sin-
) dicatos se unen [. ..] La conferencia explorará la mecánica de estos
l cambios estratégicos. El resultado será el primer ladrillo de la cons-
I trucción de un movimiento social sindicalista global, no como
una idea teórica abstracta, sino como un cambio organizacional
, concreto trabajado en todos sus detalles [Lambert, 1999b: 88-89].
8 ,

t
Estos eventos diversos e independientes, con frecuencia superpues-
I
tos, indican tanto individual como colectivamente, un renacimiento
l significativo del pensamiento y la acción del movimiento laboral sobre
la globalización y el intemaci~nalisrno.~~Tres de ellos se han realizado
35También se superponen con las conferencias internacionales "no laborales" como
es el caso de una conferencia general acerca de las "alternativas a la globalización", orga-
nizada por el movimiento "nacional democrático" de Filipinas [Fundación IBON, 19391.
A pesar de este antecedente y de la resucitaaón en este caso, de lo que con anterioridad ha
sido denominado "marxismo de liberación nacional" por el partido comunista de las Fi-
lipinas y la federación sindical Kilusang Mayo Uno; este evento también fue la ocasión

(;li~tializncii~ii,
iiiteriiacioiinlisrno del ~ r a b d j oy ralcs de tliálogo 639
en el "Sur" y parecen considerarlo como parte de un mundo interdepen-
diente de trabajo capitalista y protesta laboral. Buscan, a menudo
explícitamente, un sindicalismo global para enfrentar a un capitalismo
global, aunque lo que pudiera significar "sindicalismo global" todavía
no está claro. Se requiere de un análisis de estos sucesos para comparar-
los y contrastarlos entre sí y con la COL^ 1. Empero, al tratarse de con-
ferencias "reales" en vez de "virtuales", debemos suponer que serán
restringidas en asistencia y alcance. Aquí existe una paradoja interesan-
te. Sólo supe de estos eventos "reales" por la red mundial; pero, sin
embargo, su presencia y repercusión en la misma es extremadamente
restringida. Aparecen, o se hacen accesibles, solamente mediante listas
y correo electrónico (personales). No cuentan con sitios web propios.
Una ausencia de virtualidad -al menos para los movimientos inter-
nacionalista~de hoy- me parece que es una restricción cada vez mayor
para su realidad. Con mayor razón, entonces, es importante tomar parte
en el evento de la OIT-cios~,y comprobar personalmente los parámetros
señalados con anterioridad. Y con mayor razón por parte de la orr-cios~,
asegurarse de que, al menos, se acceda al resultado de estos eventos en,
o mediante, su propio sitio.

Conclusión:no tanto dentro y contra,


corno desde adentro y desde clfuera
Recuerdo aquí el lema de los trabajadores sociales radicales británicos
de los setentas, "dentro y contra el estado", y considero que podría ser
apropiado para los propósitos democrático/radicales de la época del
capitalismo informatizado y globalizado. Me llama la atención la
idea de estar simultáneamente dentro y fuera, porque no parece posi-
ble saber qué es estar dentro sin estar fuera y porque no se puede tras-
cender esa idea sin contar al menos con la otra parte imaginaria. Sin
embargo, en este caso, no estoy tan seguro de que se deba estar no sólo
dentro sino también contra. Estoy verdaderamente interesado en revo-
lucionar los parámetros institucionales, ideológicos y electrónicos del
trabajo internacional y del internacionalismo laboral. No obstante,

para razonar algún pensamiento radical nuwo en cuanto a, no sólo formas de acción, sino
indusive de socialismo como alternativa a la globalización. Aqul, el objetivo principal de
la contribuci6n de JamesPetras [1999] era presentar una alternativa socialista. Aunque
también representa una alternativa bastante radical a cualquier estrategia socialista existen-
te que yo conozca, ya sea nacional o global.
b-40 Prtcr LVaterniaii
en mi opinión, la revolución en esta época no es tanto una cuestión
de crear "un mundo invertido", "un primer temtorio liberado", sino de
infiltrar límites, cambiar y ampliar parámetros; modificar enfoques y
trabajar por un nuevo internacionalismo e institucionalidad laboral
que complemente a los otros movimientos sociales democrático-radi-
cales en escala internacional.
Finalmente, el adentro-afuera se aplica no sólo a las antiguas ins-
tituciones/organizaciones, sino que también a eventos como el Sigtur,
que tiene en sí mismo una geometría problemática, sobre diferentes
ejes entrecruzados; entre un izquierdista, pero diplomático, sindicalis-
mo internacional y una asamblea radical-democrática de grupos de
apoyo; entre sindicalistas y académicos; entre los (semi)industrializa-
dos y poderosos sindicatos australianos/coreanos/sudafricanos y los
más tradicionales del "Sur". Estas tensiones de la conferencia llevaron,
en su punto más álgido, a que un organizador australiano diera una
disculpa a la conferencia en general, y a una delegación hindú prochina,
en particular, ¡por permitir que un grupo de apoyo asentado en Hong
Kong, informara sobre la represión de los trabajadores y los sindica-
tos en China!
Como ya lo he sugerido, la creación de un nuevo intemacionalismo
laboral no se basa en algún poder preexistente, privilegio o -evidente-
mente- incluso en una iniciativa de la periferia. Más bien se basa en un
diálogo entre aquellos que ocupan diferentes y desiguales posicio-
nes dentro, entre y aun alrededor de este triángulo de "apoderamiento"
intema~ionalista.~"

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Sección dos
Estado, política y sociedad
en h & i c a Latina
La tensión entre la delimitación territorial del Estado-nación y la diná-
mica trasterritorial del capital recorre toda la historia moderna. El
Estado-nación es una forma particular de dominación política con
explícito referente territorial. De acuerdo con una conceptualización de
raigambre weberiana, el Estado modemo es la unidad suprema de deci-
sión respecto de la población de un temtorio. El ingrediente de temto-
rialidad no es exdusivo de la dominación política organizada como
Estado modemo; aparece registrada desde las primeras modalidades
estables de organización política, pero es con el Estado modemo con
el que adquiere una delimitación relativamente permanente y una
proyección espacial que va más allá de manifestaciones locales o afi-
liaciones de linaje, religiosas o raciales. Por el contrario, el capitalismo
desplegó desde sus orígenes un extraordinario dinamismo que, des-
pués de más de cinco siglos, lo ha llevado a convertirse en el régimen
de organización económica y social dominante en el globo. Las fron-
teras territoriales, esenciales para la existencia y funcionamiento del
, Estado-nación, son contingencias que el capital respeta o no, en fun-
ción de su propia dinámica expansiva.
' A partir de esta constatación, se ha llegado a afirmar la supuesta
desaparición del Estado, o por lo menos su obsolescencia. La crecien-
te integración de la economía como efecto combinado de los avances
*Las opinionesvertidas son personales del autor y no involucran al Instituto Nacional
de la Administración Pública de la República de Argentina (INAP). Este documento de-
sarrolla argumentos inicialmente planteados en la conferencia "El Estado en la globali-
zación" que el autor impartió en el marco del proyecto: El mundo actual en el Centro
de Investigaciones Interdisciplinarias en Cienaas y Humanidades (CUICH-UNAM), agosto de
1998.
soberano. Este modo de ejercerse la soberanía puede ser juzgado ati-
nado o desacertado, pero ésa es harina de otro costal. La privatización
de una empresa o la suscripción de un crédito externo pueden ser el
resultado de presiones y negociaciones en las que el Estado Eosee ma-
yor o menor autonomía. Pero la decisión de privatizar, o de endeu-
darse, implica un acto de soberanía.
Lo anterior no significa negar que existan decisiones adoptadas
por un Estado que deterioren el ejercicio efectivo de la soberanía. En
Argentina, por ejemplo, el régimen de convertibilidad adoptado por la
ley del Congreso nacional es un ejemplo de una decisión política que
pone fin a esa dimensión de la soberanía que se refiere a la capacidad
del Estado de imponer curso forzoso a la moneda nacional, en escena-
rios en los que una parte grande de la población repudiaba la moneda
oficial y la sustituía por monedas extranjeras que suscitaban mayor
confianza. Este caso muestra también que n o toda retracción de las
capacidades soberanas de un Estado es resultado de la globalización.
En este ejemplo, la decisión fue una respuesta al desafío inflacionario
que el país venía arrastrando por más de tres décadas, incluyendo pe-
riodos breves de hiperinflación, en los más variados escenarios econó-
mico-financieros internacionale~.~ La proliferación de organismos inter-
nacionales (como los de la familia de la ONU y más recientemente la
Organización Mundial de Comercio) y de tratados y convenios en
materia de protección ambiental, tráfico de estupefacientes, etc., es pre-
sentada como una prueba de acotamiento de la soberanía de los esta-
I dos miembros. Sin embargo, esta percepción omite la circunstancia de
que todos los estados exigen, como condición previa de validez de las
disposiciones respectivas, la ratificación de los convenios por las auto-
I
I ridades nacionales -usualmente el Poder Legislativo.

Estado y eapitai
/ La dinámica expansiva del capitalismo ha conocido momentos de ace-
leración y de desaceleración. Cada uno de ellos presenta articulaciones
particulares'entre el poder político y el poder económico, entre los go-
1 biemos y las empresas, entre el Estado y el mercado. El principal
vehículo de la globalización "original" del capital a partir del siglo m
r
i 'Conviene recordar que la desnacionalización de la moneda es una recomendación
planteada desde hace tiempo por algunos teóricos neoliberales, como una condición para
1 acelerar la fluidez internacional de los mercados, y no como un resultado de ella [por
ejemplo, Hayek, 19781.
I

t I sr.idu y mercado eii la glob~liaicion 655


Cada una de estas etapas en el desarrollo del capitalismo muestra
articulaciones diferenciadas entre el Estado y el mercado. En las tres 1

primeras décadas de nuestro siglo existió un consenso amplio en la


teoría económica y en la política económica de los gobiernos, que re-
dujo el papel del Estado al de un mero garante de la lógica del merca-
do. La crisis de 1929-1930 destruyó ese consenso. Se generó, al contra-
rio, la convicción de que el Estado debía desarrollar un papel activo
en la recomposición de los equilibrios perdidos. El grado de interven-
ción postulado para el Estado fue variable, pero la idea de que el mer-
cado autorregulado es el asignador más eficiente de los recursos fue
abandonada ante la evidencia del descalabro, las necesidades de la
economía de guerra, las exigencias de la posterior reconstrucción, y las
demandas de las dases populares. En conjunto, estos elementos con-
dujeron a que la producción y distribución de gran número de bienes
y s e ~ c i o saliera
s de la esfera de la producción y circulación mercantil.
Hoy, las contradicciones que se acumularon en el Estado de bienestar,
el modo en que se emergió de la crisis de los años ochenta, y una nueva
correlación de fuerzas políticas, vuelve a desplazar el péndulo de los
enfoques económicos y de política hacia el polo del Estado gendarme
del mercado. La persistente crisis económica y el vertiginoso deterioro
social en Rusia tras el derrumbe del régimen soviético testimonian el
efecto del quiebre de las estructuras estatales en las perspectivas
de desarrollo del capitalismo. Rusia ha pasado de un exceso absoluto de
Estado a un déficit absoluto de Estado.
El muy acelerado desarrollo industrial de algunos paises de Asia a
partir de la década de 1950 y hasta muy recientemente -sobre todo en
comparación con la evolución seguida en el mismo lapso por la mayo-
ría de las economías de América Latina y el Caribe- muestra una diná-
mica articulación entre Estado y mercado y, más en general, entre po-
lítica y economía. La conjunción de las necesidades estratégicas de 4

Estados Unidos en esa parte del mundo en el inicio de la guerra fría y


las orientaciones desarrollistas de las elites políticas locales dotadas de
fuerte coherencia interna, definieron las condiciones de lanzamiento
y ejecución del más exitoso de los modelos de desarrollo capitalista del
úitimo medio siglo. De manera similar, el cambio en el escenario polí-
tico regional gravitó pesadamente en la suerte reciente de esas econo- 1
mías.5 Algunos especialistas han señalado la formación de un "com-

5La literatura sobre el "milagroasiitico" es vasta pero desigual. En lo que toca a la


conjugación de política y mercado, y a la gravitación de actores polfticos externos, vid.
por ejemplo, Johnson 119821;Hams [1986];Kolko 119881;Wade [1990];Evans 11989,
19951;Aseniero [1994].
miento de los flujos del comercio y de capital que se ha venido experi-
mentando desde la década de 1980 [World Bank, 1997: 121. El propio
Ohmae reconoce que solamente los países que cuentan con un ingre-
so medio anual por habitante de más de 10 000 dólares participan
activamente de la misma -es decir, sólo 15% de la población mundial
[Ohmae, 19901.
Los desarrollos tecnológicos, las transformaciones en las relaciones
de poder en escala intemacional y la evolución económica del capita-
lismo fueron sentando progresivamente las bases de la etapa presente
[Vilas, 1994bl. Las transformaciones en la proyección internacional del
capital se apoyaron, y al mismo tiempo estimularon, modificaciones de
gran alcance en la organización y el despliegue espacial de las empre-
sas. Predominan actualmente esquemas de descentralización en redes
y por proyectos. La competencia se desenvuelve en tomo a la calidad,
la diversificación, y la reducción del tiempo de entrega de los produc-
tos. Se pone énfasis en la flexibilidad de los procesos productivos y de
las relaciones laborales. Con el debilitamiento progresivo del grado
de temtorialidad de las actividades económicas y de la importancia del
emplazamiento temtorial de los recursos, la localización de las diver-
sas operaciones de una empresa se convierte en una variable de elec-
ción para sus instancias de dirección. La mayor movilidad del capital
permite que las conducciones empresarias elijan y sustituyan territorios
sin pérdidas de eficiencia, competitividad o rentabilidad. Esta libertad
no es uniforme; varía de acuerdo con sectores y actividades, y entre países.
El proceso de globalización es fuertemente diferenciador: ahonda
las desigualdades entre países ricos y países pobres y preserva o agra-
va las disparidades dentro de cada sociedad. Entre 1980 y 1994 el gru-
po de países que el Banco Mundial considera más desarrollados incre-
mentó su porción del producto mundial de 70 a 79%; los países de
nivel medio de desarrollo la redujeron de 23 a 16%, y los países más
pobres retrocedieron de 7a En este mismo periodo el PIB por
habitante creció en todo el mundo, pero con ritmos extremadamente
diferenciados. En consecuencia, mientras en el año 1980 el PIB promedio

'El Banco Mundial considera países de alto nivel de desarrollo a aquéllos con un pra
por habitante anual promedio de más de 9 000.00 dólares. En el grupo figuran todos los
pafses de la OCDE (con excepción de México), Israel, Corea, los estados petroleros de
Medio Oriente, entre otros. Todos los países de América Latina (con excepción de Haití,
Honduras y Nicaragua) y los de Europa Central figuran entre los de "nivel medio" de
desarrollo. Los países incluidos en el "nivel bajo" son aquellos con un PIB medio anual
por habitante inferior a 450 dólares anuales.
661 Carlos M. Vilas
en los países más pobres, en 1994 se había disparado a más de 20 veces

visas provocó el crecimiento vertiginoso de los contratos de futuro, con


nuevas modalidades. En 1972 aparecieron los contratos sobre divisas,
lanzados por el Chicago Mercantile Exchange, y en 1975 surgieron los
contratos sobre tasas de interés, del Chicago Board of Trade. Desde la
década de 1980 existen mercados similares en Londres, París, Franc-
fort, Sidney y Tokio. Se estima que 95% de las operaciones de los mer-
cados cambiarios, que en 1996 ascendían a 1.3 billón de dólares por

. -
vas de los mercados bursátiles. Alrededor de 80% de las transacciones
en esos mercados da origen a movimientos de entrada y salida en pla-
zos no mayores de siete días, esto es, a un promedio de 50 movimien-
tos al año. Por cada 100 dólares de inversión en activos fijos en todo
el mundo, los préstamos alcanzaban 6.2 dólares en 1964, y a más
de 130 dólares a principios de la década de 1990. Si se compara con el
comercio internacional, las relaciones son de 7.5 y 105 en esos mismos
años, respectivamente [Ferrer, 1997; Moreau Defargues, 19971.
Ésta es la parte más visible de la globalización, sobre todo por con-
traste con el periodo inmediatamente anterior, y la que es tenida en
cuenta la mayor parte de las veces. Sin embargo, las transformaciones
indicadas no han eliminado la importancia económica de los espa-
cios nacionales Dara la acumulación. El valor del comercio mundial

y 0.40 respectivamente. En los últimos 50 años el comercio creció


más rápido que la producción: el PIB mundial aumentó a una tasa
anual de 4% promedio entre 1945 y 1996, mientras el comercio inter-
nacional lo hizo 6%. De continuar la tendencia estas relaciones varia-
I \[atto y riierc-ado cii 1,) filol)aliz,iiion 663
rán en las próximas décadas. Entre tanto, el "mundo sin fronteras"
sigue siendo, en buena medida, una hipótesi~.~ i
Algo similar ocurre con las corporaciones trasnacionales, sin duda
uno de los actores más dinámicos de la globalización. La participación
de las filiales de esas corporaciones en el producto mundial ronda
7%. En los países industriales el producto de las filiales de sus corpo-
raciones trasnacionales equivale a 6% del producto nacional. Ello sin
perjuicio de que, contrariamente a la imagen más difundida, existe
también en estas grandes firmas una dara orientación regional, y una
marcada diferenciación en materia de sistemas de innovación, crite-
rios de inversión y gerenciamiento de recursos que expresa la gravita-
ción de los respectivos países donde radica el centro de actividades de
la firma. En 1995 el 75% de las ventas de las grandes firmas alemanas
en el sector manufacturero se realizaron en territorio alemán; los por-
centajes para firmas de Gran Bretaña fueron 65 y 79% para las fir-
mas de Estados Unidos. En 1993 el 97% de la inversión de capital fijo
de las firmas manufactureras de Japón se llevó a cabo dentro de ese
país; en las corporaciones de Estados Unidos la orientación nacional
de la inversión alcanzó 73%. El comercio intraeuropeo representó dos
tercios de todas las exportaciones de Europa; el comercio entre EUA,
México y Canadá representaba casi 80% de las exportaciones de Amé-
rica del Norte aun antes de la creación del NAFTA; a principios de la
década de 1990 el comercio intra asiático daba cuenta de casi la mi-
tad de las exportaciones de esa región [Guillén Romo, 1994; Weiss,
1997].
Este conjunto de factores explica la persistente concentración de la
inversión extranjera y los flujos del comercio, en las áreas de mayor
desarrollo. Más de 80% de la inversión extranjera directa, y 84% del (

comercio internacional, siguen siendo procesados entre las economías 1


más desarrolladas de la OCDE. Es éste un fenómeno que se registra a lo !
largo del último medio siglo y que no tiene visos de modificarse [Vilas
\
y Silva, 1976; CEPAL, 19971. La persistencia de la concentración de la
inversión extranjera directa en los países más desarrollados, con nive-
les altos de salarios y de impuestos, demuestra que salarios bajos y per-
misividad fiscal no son estímulos determinantes para el ambo de
sLos ejemplos favoritos de la hipótesis del "mundosin fronteras"son los de las pla-
taformas exportadoras del sudeste asiático: Singapur y Hong Kong sobre todo. Sin embar-
go, en el conjunto de economías del "Grupode los 7" (Japón,Estados Unidos, Franaa, ,
Italia, Alemania, Reino Unido y Canadá), el comercio exterior representaba en promedio
poco más de 26% del producto nacional en 1990, y menos de 25% en 1994. Cálcuios
del autor sobre la base de cifras de World Bank [1997].
661 Carlos h,i. \tílas
inversiones foráneas -contrariamente a lo que imagina la mayoría de
los gobiernos latinoamericanos.
Aunque la caracterización de "firmas nacionales con operaciones
internacionales" [Hu, 19921 no puede generalizarse para todas las gran-
des corporaciones trasnacionales, la existencia de la "corporación
global" como el actor predominante en el escenario económico mun-
dial es una exageración carente de sustento. En la mayor investigación
sistemática llevada a cabo hasta ahora sobre este aspecto, Doremus y
asociados conduyen que la "corporación global" es un mito. Encuen-
tran, al contrario, una persistente influencia de las estructuras nacio-
nales de los estados donde se basan las matrices de las principales
empresas del mundo. Esas estructuras siguen dando cuenta de la sor-
prendente diversidad en el carácter de las principales operaciones
encaradas por las firmas. De acuerdo con esto, las operaciones más
importantes de las corporaciones trasnacionales siguen variando sis-
temáticamente con base en sus diferencias nacionales. En particular,
los sistemas de innovación tecnológica muestran grandes diferencias
de estilo por sus patrones culturales, institucionales, históricos e idio-
sincráticos. Lo mismo debe decirse de las estrategias de endeudamien-
to de las empresas y de contratación de personal de nivel gerencial. La
corporación global, liberada de sus alojamientos políticos y operando
en un mercado crecientemente global, es un mito [Doremus et al.,
1997].9
Las diferencias que se registran entre la rentabilidad del capital en
los sectores de bienes transables (bienes cuya oferta local compite con
I la oferta internacional vía comercio exterior) y bienes no transables
(bienes en los que la competencia externa es inexistente o marginal)
I ilustran adicionalmente la importancia de las fronteras y los espacios
1 nacionales para la acumulación de capital. Las actividades referidas al
1
segundo tipo de bienes (industria de la construcción, servicios de
L, infraestructura, hotelería, rentas inmobiliarias urbanas y rurales, entre
otras) presentan fuertes restricciones a la movilidad internacional y
! pueden desarrollarse en condiciones de protección natural por la re-
ducida movilidad de sus productos, sin necesidad de políticas protec-
cionistas universalmente estigmatizadas. Una empresa aérea debe
l
competir en materia de tarifas, calidad de servicios, etc., en el plano
internacional, pero no en el plano interno, o bien en este plano la
competencia es mucho menor. No existe un "precio internacional" de
9Estainvestigación identifica tres grandes sistemas de innovación: anglosajón, ger-
mano-europeo, y japonés. Vid. en un sentido coincidente Weiss [1997].
la energía eléctrica o de los s e ~ c i o de
s telecomunicación: las tarifas
van'an de país en país y no son transables en el comercio internacio-
nal.lo Algo similar debe decirse de la diversidad nacional de los mer-
cados de dinero y la falta de convergencia del precio del capital, de los
coeficientes de ahorro interno y de otras variables igualmente signi-
ficativas [Weiss, 1997;Wade y Veneroso, 1998al. Es por demás llamativo
que estas cuestiones no sean siquiera consideradas en la literatura de
la "economía sin fronteras".ll
Se concluye, por lo tanto, que la globalización financiera y los avan-
ces en la transterritorialización se desarrollan aunados con la persis-
tencia de la importancia de los espacios económicos nacionales para
el proceso global de acumulación. La integración de la economía mun-
dial es mucho más intensa que en la etapa anterior, pero ello no ha
significado hasta ahora una convergencia de los sistemas de acumu-
lación de capital, de los estilos de desarrollo y de la calidad de vida, y
es cuestionable que ocurra en el futuro próximo.

Estado en la globalizaeidn
Se ha visto en las secciones anteriores que la tesis del "fin del Estado",
en los términos en que se plantea usualmente, carece de sustento en
los hechos y en su desenvolvimiento previsible. Pero es innegable que
el tipo de relaciones entre Estado y mercados, en los escenarios con-
temporáneos, plantea situaciones novedosas y obliga a una redefini-
u ó n de las capacidades estatales y de los alcances de su gestión. El de-
sarrollo vertiginoso de la globalización financiera, su gravitación sobre
las otras dimensiones de la economía, y las nuevas modalidades de
organización de las empresas están transformando la eficacia y los
alcances de la gestión publica e impulsando cambios de gran alcance
10Señalemos,por ejemplo, que la tarifa que el Correo Argentino (privatizado desde
1997) cobra por una carta simple, con destino nacional, es de 75 centavos de dólar; esa
misma carta, dentro de Estados Unidos, costana 33 centavos de dólar. Remitida desde
Buenos Aires a Nueva York la misma carta tiene un franqueo de 1.25 dólar, mientras
que depositada en el correo estadounidense y remitida hacia Buenos Aires, tendría un
franqueo de 60 centavos.
l 1 La variación internacional de precios no se reduce a los de los bienes o s e ~ c i o s
no transables. A principios de 1999, por ejemplo, el precio (sin impuestos) de un litro de
gasolina para automóviles era de poco más de 1G centavos de dólar en Estados Unidos,
casi 21 centavos en España, casi 18 en Francia, 29 centavos en Argentina y poco más de
18 centavos en el Reino Unido. La variación del precio del gasoil (combustible para trans-
porte pesado y maquinaria) iba desde 25 centavos/litro en Argentina y 14 centavos en
Estados Unidos.
en la organización del Estado y en el sentido de su funcionamiento.
Además, la proliferación de acuerdos internacionales y la intensifica-
ción de los procesos de interconexión regional e interregional después
de 1945, los desarrollos tecnológicos recientes y la aceleración de la
circulación trasnacional del capital, erosionaron la distinción entre
asuntos externos e internos. Como resultado de todo esto, los márge-
nes de acción del Estado, y el arco de decisiones que puede adoptar
por sí mismo, se han acotado de manera considerable.
Los desafíos de la globalización operan en escenarios de relaciones
desiguales entre estados. El escenario inteniacional es de profundas dis-
paridades. Los estados de mayor poder gravitan pesadamente mediante
sus agencias gubernamentales en el diseño de las políticas de otros
estados. La cuestión de la autonomía estatal se presenta con caractens-
ticas que no son las de los estados centrales, y es llamativo que estas
diferencias no sean consideradas en la literatura predominante sobre
el tema. Inciden también en el efecto de la globalización algunos
factores adicionales: por ejemplo, la ubicación del Estado en la división
internacional del trabajo, su posición con respecto al sistema jundi-
co internacional, su relación con las organizaciones internacionales
más importantes. Las condiciones de adaptación a los procesos exóge-
nos y el margen de maniobra frente a las relaciones de poder interna-
cional son frágiles en estados con economías fuertemente endeudadas,
o con sociedades muy fragmentadas o polarizadas. Cuando se discute
la repercusión de los procesos económicos y financieros transfronterizos
es importante, por lo tanto, no magnificar artificialmente las capacida-
des regulatorias del Estado en los estilos precedentes de desarrollo. Las
capacidades del Estado no existen en abstracto sino que son una resul-
l
/
tante de la articulación de estilos y estrategias de desarrollo impulsa-
das por actores concretos que apelan a la movilización tanto de recur-
I sos del mercado como a la instrumentación de políticas públicas.
f
Es indudable, en este sentido, que el Estado desarrollista de inspi-
ración keynesiana siente los embates de los escenarios actuales y de los
actores que los hegemonizan. En materia de objetivos, por ejemplo,
aumenta el número y la importancia de los que dejan de ser opciones
viables (por ejemplo, la garantía del pleno empleo o de un salario
remunerador) y crece el costo de recumr a políticas "inamistosas" a los
mercados financieros y a los actores que los orientan (por ejemplo, na-
aonalizaciones y regulaciones). La autoridad monetaria pierde capaci-
dad para fijar de manera autónoma metas cuantitativas. Se reduce tarn-
bién el número de instrumentos tradicionales en este enfoque, además
de disminuir su eficacia. Priva una actitud opuesta a la propiedad es-
tatal de activos; se reduce o desaparece el recurso a políticas de tarifas
de servicios pijblicos para estimular el desarrollo de ciertas regiones.
La desregulación de los sistemas financieros reduce la eficacia de la po-
lítica monetaria. La autonomización institucional de los bancos cen-
trales y la adopción de sistemas de cajas de conversión reducen los
alcances y la eficacia de esa política y del manejo del tipo de cambio
-en el límite, es el Estado emisor de la divisa adoptada como referente
quien decide la política monetaria-. Los mercados financieros tienen
poca tolerancia a políticas nacionales de retraso cambiario (como se
advirtió en la crisis mexicana de 1994-1995, en la asiática de 1997-1998,
en la de Rusia en 1998 y en la más reciente de Brasil). El funciona-
miento de los mercados financieros las 24 horas del día permite la
sustitución instantánea de monedas en las carteras de los inversio-
nista~.
Decae también la capacidad estatal para movilizar recursos en fun-
ción de los objetivos de política. Se adoptan políticas de permisividad
tributaria hacia el gran capital como forma de mantener el ingreso de
flujos extemos; hay una notoria incapacidad de contención de la eva-
sión fiscal. Los compromisos extemos y los subsidios al capital absor-
ben porciones importantes de los recursos fiscales. La disminución de
los recursos movilizables reduce la capacidad para fijar objetivos y
metas. Finalmente, aumentan las restricciones en número, en grado de
complejidad y en importancia estratégica. El despliegue transterritorial
y el crecimiento de los flujos comerciales y de inversión entre filiales
o subsidiarias de una misma firma, o entre la matriz y aquéllas (aproxi-
madamente dos quintos del comercio mundial y casi dos tercios de
toda la inversión extranjera directa), regidos por sistemas de precios
de transferencia -es decir, al margen de las relaciones de mercado-
reduce la eficacia de la política fiscal. Al contrario, las firmas bajan
riesgos en sus operaciones de cambio, evitan controles de precios y
optimizan el plan tributario global. La interdependencia de las insti-
tuciones financieras, la inestabilidad de precios de los activos finan-
cieros, el desarrollo de nuevos productos y derivados que reducen la
transparencia del sistema financiero por la complejidad de su contabi-
lidad, y la vulnerabilidad del sistema de pagos interbancarios, reducen
la capacidad institucional de prever el funcionamiento de los mecanis-
mos de transmisión monetaria e incrementa el riesgo sistémico.
El gigantismo de muchos de los actores corporativos de la globa-
lización acentúa la contracción de la capacidad de acción de los esta-
aprovechada por los inversores para elevar sus exigencias de seguridad
-en particular, de libre egreso-. En el último tercio del siglo m el Estado
dinamizó la consolidación institucional de los grupos primario-expor-
tadores y su articulación a las líneas de punta del mercado interna-
cional. Después de la crisis de 1929-1930, en el marco de un nuevo
escenario internacional, creó las condiciones para el ascenso de las
elites industriales orientadas hacia el mercado interno, y más tarde pro-
movió su asociación al redespliegue industrial de las economías más
avanzadas. Hoy, en escenarios externos diferentes, el Estado es el so-
porte institucional de los actores económicos que tratan de adecuarse
a los nuevos términos del capitalismo internacional.
Este conjunto de situaciones explica que, después de un primer
momento de fuerte énfasis en la necesidad de reducir la gestión estatal
a un mínimo, y de presentar al Estado como el principal obstáculo a la
reestructuración económica en clave neoliberal, la literatura referida
al ajuste macroeconómico y a la globalización, y las recomendaciones
de los organismos multilaterales involuaados en estos procesos deman-
dan hoy una más decidida gestión pública, sin la cual el ajuste no puede
llevarse a cabo. En esta línea de razonamiento se reconoce el carácter
estratégico de una gestión activa del Estado para la competitividad efec-
tiva de los mercados; la necesidad de una reforma de la administración
de justicia; el papeI relevante de las políticas públicas en el acceso de
los agentes económicos a información; el papel estratégico del Estado
en la formación y capacitación de los recursos humanos; la necesidad
de regulación pública del funcionamiento de algunos mercados, etcé-
tera [World Bank, 1997; Burki et al., 1998].12
Un número creciente de funcionarios y economistas insisten en la
necesidad de un papel más activo del Estado en estos asuntos. Joseph
Stiglitz, por ejemplo, señala que el buen funcionamiento de los merca-
dos requiere políticas de regulación fiscal, fomento de la competencia,
de la educación, de la transmisión de tecnología y de transparenaa. Des-
taca asimismo que la experiencia recogida en materia de privatizaciones
demuestra que la privatización sin fomento gubernamental de la com-
petencia y sin regulación pública favorece la búsqueda de rentas -cues-
tión ésta en la que la empresa privada no es distinta de la estatal: lo
importante es la existencia de situaciones de monopolio u oligopolio,
no el tipo de derechos de propiedad [Stiglitz, 19981. Por su parte Jagdish
I2Este reenfoque del papel necesario de las instituciones políticas para el mejor fun-
cionamiento de los mercados debe mucho a los aportes de North. Por ejemplo, North
[i993].
ca en el terreno de la economía son otros.14Se ha señalado anterior-
mente que el desarrollo industrial del Sudeste de Asia ofrece un pano-
rama diferente en lo que toca a las modalidades de articulación entre
Estado y mercado, y a las capacidades desarrolladas por el Estado.
Más aún: existe creciente consenso en explicar la crisis financiera re-
ciente en algunos de esos países por el desmantelamiento de los meca-
nismos de regulación estatal que orientaron la estrategia de desarrollo
hasta bien entrada la década de 1390.'5Pero incluso en América Lati-
na es posible advertir el desarrollo de nuevas capacidades estatales en
función de los nuevos escenarios internacionales. Se mencionaron
anteriormente los mecanismos de protección frente a movimientos
especulativos de capital adoptados por Chile y posteriormente por
Colombia. Brasil, por su lado, demuestra mantener capacidad de ma-
nejo de instrumentos arancelarios para proteger su comercio exterior
y su industria nacional del efecto de la actual crisis financiera. La
ineficacia de algunos instrumentos tradicionales puede ser compensa-
da con el manejo creativo de otros: por ejemplo, restricciones fuertes
en materia de política monetaria que inhiben la instrumentación de
políticas crediticias de promoción, pueden ser contrapesadas con una
adecuada política de encaje bancario; una política eficaz de regula-
ción de la prestación de s e ~ c i o públicos
s tiene efecto en los ingre-
sos reales de los usuarios y previene el rentismo a que los prestado-
res son prodives en situaciones de monopolio u oligopolio. Políticas de
desarrollo de capital humano, de preservación dinámica del medio
ambiente, de fomento de la productividad y la competitividad, están
siempre abiertas a los gobiernos con creatividad y decisión política.

Consideraciones fiiidles
La relación de tensión y complementación entre Estado y capital es
un ingrediente permanente del capitalismo. Esta permanencia incluye
momentos y situaciones de fusión del poder político y capital -desde
las grandes compañías comerciales y de poblamiento del siglo xvii
hasta la producción industrial por grandes empresas estatales en el
siglo xx, pasando por la autoridad política y militar de los terratenien-
'4Vid. por ejemplo, Crotty 113831; Urriola [13321; Lerda [1332].
I5Por ejemplo, el desmantelamiento de las atribuciones del Economic Planning
Board en Corea desde 1334 -por recomendación de funcionarios formados en universi-
dades estadounidenses- y el consiguiente relajamiento de la fiscalización de las opera-
ciones de los chaeboles. Cfr. Cummings [13381; Weiss 11338: 53, 60-611.
) s \'IIJ\
~ ' , ~ r l t11
tes en el capitalismo agrario latinoamericano- y momentos y situacio-
nes de separación funcional marcada. Es, además, una relación cons-
titutivamente conflictiva. Se demanda y espera del Estado seguridad y
condiciones propicias al proceso de acumulación, incluido un míni-
mo de integración social, y la legitimación institucional del predo-
minio del capital. Esto implica costos. Distintos actores tienen aproxi-
maciones diferentes a los modos específicos en que el Estado debe, en
cada momento, desempeñar aquellas funciones, al costo que es inevi-
table asumir, y a quiénes habrán de asumirlos. La cuestión central ra-
dica en compatibilizar el mínimo necesario de Estado con el máximo
posible de rentabilidad del capital: algo que va más allá de considera-
ciones técnicas costo/beneficio y se interna en los meandros de la po-
lítica. Es asimismo una cuestión que se plantea y se resuelve en hnción
de estrategias determinadas de acumulación y desarrollo. El "Estado
mínimo" no existe en abstracto sino en función de objetivos, metas y
estrategias de acumulación y desarrollo. Situación que explica que, con
mucha frecuencia, el Estado "mínimo" en lo que respecta a la inter-
vención en los mercados sea, al mismo tiempo, un "Estado máximo"
en lo que se refiere al despliegue de sus capacidades coercitivas.
Todos los momentos de transición de un tipo o estilo de acumu-
lación a otro están caracterizados por fuertes intervenciones del Esta-
do en la economía y en la sociedad, promoviendo intereses de ciertos
actores y marginando o subordinando a otros. La vulnerabilidad de
los recién llegados es compensada por una dinámica gestión estatal,
hasta que las aguas del capital están en condiciones de fluir por los
nuevos cauces. Intervencionismoy laissez-fairese combinan y conjugan
en función de necesidades de acumulación y de grados de madurez
de las fracciones hegemónicas del capital, no de preferencias ideológi-
cas [Gerschenkron, 1968; Vilas, 1995; Weiss, 19981.
La reducción del Estado a su función mínima de dotar de seguri-
dad y de legitimación al capital, es uno de los ingredientes más anti-
guos del pensamiento liberal. Adam Smith señaló sin circunloquios
que el Estado fue aeado "para la seguridad de la propiedad (. ..), para
la defensa del rico contra el pobre, o de quienes tienen alguna propie-
dad contra quienes carecen de ella" [Smith, 1776: 6741. Vale decir, el
Estado como baluarte del capital, y de la riqueza económica. Las formu-
laciones contemporáneas sobre la necesidad de que el Estado provea
garantías a los derechos de propiedad son menos agresivas y más so-
fisticadas, e induyen recomendaciones respecto de la preservación del
medio ambiente y el combate a la pobreza. Pero el núcleo de la cues-
tión sigue siendo el mismo.
F.siado v iricrcado en In globalizaci0ii 613
Los escenarios de la globalización reciente ofrecen condiciones para
que propuestas de reestructuración económica, durante mucho tiempo
rechazadas por segmentos amplios, y de hecho mayoritarios, de la po-
blación de muchos países, puedan ser presentadas como el resultado
inevitable de las cosas. Afirmar que la contracción de las capacidades
reguladoras y fiscalizadoras del Estado son el efecto de la globaliza-
ción y no de la primacía de intereses y objetivos de actores determina-
dos, dota al desmantelamiento de las funciones e instituciones públi-
cas de una apariencia de neutralidad ideológica. La maximización de
la rentabilidad del capital y de actores particulares se metamorfosea
como ineluctabilidad de la naturaleza. Un planteamiento de este tipo
soslaya el papel estratégico que las transformaciones del Estado han
desempeñado en el despliegue internacional del capital en las últimas
dos décadas. Descarta, por lo tanto, la existencia de formas alternativas de
articulación a la globalización, diferentes distribuciones de ganancias
y pérdidas entre actores, modalidades diversas de relación entre Estado y
mercado.
Señalar la funcionalidad del modo en que se ha llevado a cabo la
reforma del Estado, para la expansión de la globalización económica,
no debería ser visto como el recurso a un argumento de circularidad
del tipo del huevo y la gallina, sino como una comprobación más de
la estrecha interdependencia entre Estado y desarrollo del capital. Por
sobre todo, éste es un tema político: es decir, de relaciones de poder entre
actores, de acceso diferengado a recursos, de capacidad para proponer
e imponer objetivos, metas intereses. Es en el comportamiento de los
actores, y no sólo en la topografía de los escenarios, donde se encon-
trarán las respuestas a las interrogantes y los desafíos planteados por
la globalización creciente, y las explicaciones de muchos de los aspectos
constitutivosy funcionales de los escenarios de la globalización actual.

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i \taiIo y riicic.n~iocii I,I gIoI~nIiz,~iiori 67l
Estado latinoamericano:
crisis y reformas

El papel central del Estado, su intervención y autonomización respec-


to a la economía y la sociedad, ha sido y es una constante histórica de
América Latina. El Estado se encarna en elites públicas y burocracias
políticas y administrativas; se constituye a la vez como grupo o capa
social, aparato e institución. El Estado preexiste a la nación, y ha creado
las principales condiciones para la integración internacional, la es-
tructuración y el funcionamiento de la economía, la sociedad y el ré-
gimen político, y las políticas de desarrollo. El Estado es más produc-
tor que producto de las instancias socioeconómicas, se autodesarrolla
y autorreforma en respuesta a los cambios y conflictos a enfrentar. Se
expande en sus funciones, poderes, recursos y espacios de actividad;
incrementa su mayor o menor independencia respecto a la economía,
la sociedad y sus principales grupos e instituciones.'
Crisis y reformas del Estado se han dado con la independencia y
la organización nacionales; en la transición desde finales del siglo xix
hasta las primeras décadas del siglo xx;y desde 1330 o 1345 hasta el
presente, primero con un intervencionismo proteccionista-benefactor,
y luego con un intervencionismo neoliberal.

Un Estado iiitervencionisla-proteccionista-bc11efacLor
El intervencionismo en el último medio siglo responde, por una parte,
a los requerimientos de la inserción en un orden internacional carn-
biante, sus conflictos y uisis, sus repercusiones internas. El orden erner-

'Véase Marcos Kaplan, Formación del Estado nacional a América Latina, Santiago de
Chile, Editorial Universitaria, 1363 (Buenos Aires, Amorrortu Editores, 3a. ed., 1383).
619
I
gente es reestructurado en función de las condiciones impuestas por: la
concentración del poder en escala mundial; la trasnacionalización;
la nueva división mundial del trabajo; la tercera revolución indus-
trial y científico-tecnológic~.~
Con ello, centros de intereses, de poder y de decisión fuera de la
región refuerzan y ejercen una influencia predominante en los espa-
cios internos, y en las estrategias y políticas de desarrollo de los estados
latinoamericanos. Grandes operaciones de redistribución y reasignación
modifican los papeles, estatus, rangos de las economías, sociedades y
estados nacionales en el nuevo orden internacional, por medio de un
mercado mundial de trabajo y de un mercado mundial de estableci-
mientos productores de bienes y s e ~ c i o sSe . ~va perfilando así una
integración trasnacionalizante (con el horizonte de una globalización
posible pero todavía no reali~ada).~
El intervencionismo estatal también se incrementó como conjun-
to de respuestas a los retos y reajustes planteados por el crecimiento
económico, la reestructuración agraria, la industrialización sustituti-
va, la hiperurbanización, los cambios en la estratificación y las movi-
lizaciones sociales, los conflictos ideológicos y políticos, los cidos de
autoritarismo y democratización.
En especial, el intervencionismo estatal se entrelaza con la indw-
trialización sustitutiva de importaciones (en adelante 1st) como indusiria-
lización sin revolución industrial. Empresas privadas nacionales y extran-
jeras, Estado y su sector público, participan en la ISI, en adaptación a
la nueva división mundial del trabajo, mediante la especialización
de las producciones para el mercado interno y luego y cada vez más 1
para la exportación. La ISI,a falta de un proceso autónomo de ahorro 1
e inversión internos, y de tecnología endógena, es financiada por los
ingresos de la exportación, el endeudamiento y las inversiones priva-

2VéaseMarcos Kaplan, "Ciencia,Estado y derecho en la tercera rwolución", .t N de


I
Marcos Kaplan (coord.), Revolución tecnológica, Estado y derecho, Mecico, u ~ ~ ~ / P e m e x ,
1993; Hugo Nochteef, "El nuevo paradigma tecnológico y la simetna Norte-Sur",
Revista del Derecho Industrial, año 11, núm. 33, Buenos Aires, Depalma.
3Véase Pierre Judet,Les Nouveaux Pays Industriels, París, Editions Économie et Hu-
manismelles Editions Ouvriéres,1981; Nigel Hams, The End of the Third World -Newly
Indusm'alizing Countries and the Decline of an Ideology, Penguin Books, 1987.
'Para el actual debate sobre la globalización, véase Richard Stubbs y Geofiey R.D.
Underhill (eds.), Political Economy and the Changing Global Order, Toronto, M&S, 1934;
Jeffry A. Frieden y David A. Lake, International Political Economy-Perspectives on Global
Power and Wealth, Nueva York St. Martin Press, 1995; Bárbara Stallings (ed.), Global Change,
Regional Response-The New International Context of Development, Cambndge University
Press, 1995.
das. Se aprovecha, como ventajas comparativas, la abundancia y bara-
tura de la mano de obra, los energéticos, los alimentos y materias pri-
mas, y el proteccionismo e ~ t a t a l . ~
El crecimiento buscado por medio de la ISIse disocia de un desarro-
llo integral; es un crecimiento insuficiente respecto al aumento de la
población, desigual en la distribución de sus frutos, siempre amena-
zado de estancamiento y regresión. Favorece la monopolización de
sus beneficios, la concentración de la riqueza y el poder, la polariza-
ción económica y social. Se frustran necesidades y demandas de grupos
significativos o mayoritarios respecto a las mejoras en el empleo, el
ingreso, el consumo, los satisfactores básicos, la seguridad y el bienes-
tar sociales, la participación ampliada y la democratización. La consi-
guiente multiplicación de tensiones y conflictos sociales, plantea per-
manentemente el dilema del crecimiento por medio de regímenes
autoritarios o democráticos.
La nueva constelación de viejas y nuevas necesidades, demandas
y conflictos, no son suficientemente satisfechos por las empresas pri-
vadas en competencia ni por un mercado supuestamente libre. Ejem-
plo significativo son las operaciones de rescate de empresas privadas
en dificultades o en quiebra. El Estado asume primero un papel su-
plementario del sector privado, a partir de lo cual se impulsa un proceso
autosostenido y autoacumulativo de funciones, tareas y poderes. Ello se
revela por los indicadores de participación en: a) el producto interno
bruto, y en los totales nacionales del ahorro, el gasto y la inversión; b)
la inversión pública directa, y los apoyos a la inversión privada; c) la
producción y comercialización de bienes y servicios; d) las infraestruc-
turas económicas y sociales, y las ramas y actividades básicas y de pun-
ta; e) las empresas estatales del Sector público; yf) los apoyos al empleo
y al mercado interno por la vía de la ocupación burocrática, las trans-
ferencias y la seguridad social en general.
El Estado incrementa y diversifica las funciones de represión, de
control social y político, de arbitraje y solución de conflictos entre dases y
grupos, y de preservación de la gobernabilidad; de cultura, ciencia y tecno-
logía, y de educación. El Estado refuerza su autonomía y su papel regula-
dor y mediador de las relaciones internacionales: bilaterales y multilatera-
les, flujos comerciales y financieros, inversiones extranjeras, integración
latinoamericana y Tratado de Libre Comercio entre México, Estados
5Paraun tratamiento más amplio de esta fase, véase Marcos Kaplan, El Estado lati-
noamericano, México, UNAM, 1996; Víctor Bulmer-Thomas, The Economic HUtory of h t i n
America since Independence, Cambndge University Press, 1994.
I:I I:statlo latiiioaniericaiio: uisis y rcfoinias 681
Unidos y Canadá.Vinalmente, el Estado actualiza su institucionaliza-
ción, su legitimación y su legalidad, y hace reajustes en el régimen consti-
tucional y jurídico, para integrar los cambios y hacer coexistir las nuevas
funciones y modalidades con las del aparato tradicional de gobierno
y administración. Ejemplo destacado es el de México, desde la Consti-
i
tución de 1917 hasta sus posteriores reformas, incluso la sancionada
en el periodo neoliberal respecto de los artículos 25 y 28 [D.O.
03/02/83].
Los reajustes son intentos de respuesta a un conjunto de dilemas y
retos. La soberanía nacional puede contradecirse con la apertura a lo
externo; el intervencionismo estatal y el sector público con la libre ini-
ciativa y la competencia en un mercado semirregulado. La libre inicia-
tiva de una pluralidad de empresarios puede desembocar en la mono-
polización. Las demandas y políticas de empleo, redistribución del
ingreso, seguridad y bienestar sociales pueden ser incompatibles con
los requerimientos de rentabilidad y acumulación del capital, de creci-
miento y de apertura externa. Los costos sociales y políticos del crecimien-
to y la apertura externa multiplican tensiones y conflictos que afectan
la estabilidad social y política. Se reactualizan permanentemente los
dilemas autoritarismo vs. democratización, vigencia o no vigencia del
Estado de derecho.

El inlerwncionismo neoliberal
Desde la década de 1960 o de 1970, el intervencionismo del Estado la-
tinoamericano va evidenciando insuficiencias y límites que -a partir y
por medio de fuerzas y presiones externas e internas-, hacen emerger
la aparente paradoja de un interuencionismo o estatismo neoliberal.
La crisis del Estado se genera, o se refuerza y amplifica, a partir de
raíces histórico-estructurales no modificadas en lo sustancial, y me-
diante las fuertes fluctuaciones económicas y sociales resultantes de la
inserción subordinada en un orden mundial -proceso de trasnacio-
nalización- del entrelazamiento de las crisis internacionales y las na-
cionales, del agotamiento del modelo de desarrollo hacia adentro repre-
sentado por la ISI.
El endeudamiento externo hace explosión en 1982 como crisis de la
deuda y su posterior conversión en carga de la deuda. Una subsiguiente
cadena de acontecimientosva dando lugar a los planes de rescate (Bakm,
6Véase Marcos Kaplan, DemocrafLum'6n, desarrollo nacional e integración regional &
Interamericano de Derechos Hu-
América Latina, San Joséde Costa Rica, CAP~~/instituto
manos, 1987.
681 Marcos Kaplan I
Bradyl, a las políticas de estabilización y ajuste de primera y segunda gene-
raciones, a los intentos de realización de un nuevo modelo de crecimien-
to, y a diversas variedades de Reforma del Estado.'
Los planes reformistas buscan ante todo la estabilización según
algunos indicadores macroeconómicos, y la garantia del pago y rene-
gociación de la deuda externa. A ello se agregan los intentos de supera-
ción de la crisis, de recuperación del crecimiento y de inserción en los
nichos disponibles dentro de la Nueva División Mundial del Trabajo.
Estos intentos tienen efectos críticos y recesivos, sin ser acompañados
por una disponibilidad de recursos e instrumentos que contribuirían
a soportar los costos reales de las reformas y a posibilitar los beneficios
atribuidos. Las insuficiencias del crecimiento económico se entrelazan
con las limitaciones de la intervención estatal, los altos costos socia-
les, para incrementar y diversificar los conflictos sociales y políticos.
Con todo ello se evidencian las características y consecuencias ne-
gativas de la burocratización; la hipertrofia del personal público y del
aparato estatal; el excesivo reglamentarismo; la ineficiencia y la comp-
ción; el dispendio en los gastos públicos y su contribución al déficit
presupuestario; la fiscalidad agobiante; el endeudamiento (interno y
externo); la inestabilidad financiera, monetaria y cambiaria; en suma,
una irracionalidad multidimensional.
La menguante capacidad del Estado para ejercer su intervencio-
nismo con honestidad, legalidad, eficacia y eficiencia, las fallas y mis-
traciones de sus políticas, los resultados negativos, desautorizan y des-
legitiman al Estado, le hacen perder consenso.
Políticas y planes de reforma son inspiradas o preconizadas por go-
biernos y empresas trasnacionales de los países desarrollados, por
instituciones financieras internacionales (Fondo Monetario Interna-
cional, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo), y por
fuerzas e instituciones del interior, de acuerdo con sus particulares inte-
reses y diagnósticos. A la búsqueda de la estabilización según algunos
indicadores macroeconómicos y para la garantia del pago y renego-
ciación de la deuda externa, se van agregando luego los esfuerzos de
superación de la crisis, de logro de un crecimiento extravertido, y de re-
formas del Estado.
Se pretende remplazar la industrialización sustitutiva de importa-
ciones con fuerte proteccionismo estatal, por una industrialización
orientada a la exportación y a la atracción de inversiones extranjeras,

'Sobre la evolución de aplicaciones del endeudamiento, vease Víctor Bulmer-%o-


mas, The Ewnomic Hiswry ..., op. cit.

1 FI I;siacio Iatiiinanizricdiio: crisis y rcfornias 683


con amplia apertura comercial y financiera a una economía creciente-
mente trasnacionalizada y reestructurada por la nueva división mun-
dial del trabajo. En México los cambios se van realizando mediante
la entrada al GAIT con sucesivas medidas de liberalización comercial y
financiera, y la suscripción del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (nw).
La reforma del Estado es colocada bajo el signo de la liberalización
económica. Se la reduce a premisa e instrumento para el cumplimiento
de las obligaciones de la deuda, la estabilización financiera, la supe-
ración de la crisis y el logro del crecimiento. La reforma del Estado es
referida y busca restringir su papel en lo interno y en lo externo, darle
una ubicación secundaria y una función supletoria respecto a las áreas
económico-financieras, funcionalizarlo respecto a la liberalización.
Lo social y lo político son concebidos en subordinación con lo económi-
co-financiero. Las principales finalidades y dimensiones de la reforma
del Estado han sido hasta hoy las siguientes:
Saneamiento y estabilización de las finanzas públicas, mediante la
reducción del déficit presupuestario, la disminución del gasto pú-
blico, y en general los intentos de adelgazamiento o desmantela-
miento del Estado.
Control de la inflación, con la tasa de cambio estable como anda
de las otras variables macroeconómicas.
Rígidas políticas monetarias, crediticias y fiscales.
Renegociación de la deuda externa.
Reforma fical, mediante la ampliación de la base gravable, la re-
ducción del impuesto sobre la renta, la renuncia al impuesto sobre
el capital, el favoritismo a los estratos de mayores ingresos, el
refuerzo de la imposición indirecta (impuesto al valor agregado).
La liberalkución de la economía hacia afuera y hacia adentro, me-
diante la desregulación de la empresa privada, de la competencia y
el mercado, y por la apertura externa en lo comercial y financiero.
Parte considerable de los poderes de control económico y social
es transferida del Estado al mercado.
~del~azarniento o desmantelamiento del Estado, en su aparato y en
su personal y recursos, y en sus orientaciones, sus objetivos y sus
modos de operar. Se reducen los gastos públicos, el personal bu-
rocrático, las inversiones y actividades productivas, la seguridad
social, las funciones rectoras y promotoras.
comportamiento presupone la existencia de un cuerpo de exper-
tos legales que las elaboran. La vigencia obligatoria de estas normas
requiere un aparato administrativo efectivo compuesto por seM-
dores públicos profesionales y respaldado por una fuerza policial
profesional. La resolución de conflictos por un cuerpo indepen-
diente.. . del gobierno y de los partidos en disputa, presupone la
existencia de un Estado dentro del cual sus diferentes órganos cum-
plen funciones daramente definidas dentro de un marco consti-
tucional estable. Finalmente, el requerimiento de que los procedi-
mientos deben estar establecidos para enmendar las leyes cuando
ya no sirven sus propósitos, también presupone una rama espe-
cializada del Estado, generalmente una legislatura distinta e inde-
pendiente del órgano a cargo de la administración.12

Esta fijación de uiterios para la intervención del Estado y su sis-


tema legal no evita ni resuelve los problemas sociopolíticos, los incor-
pora y agrava, y plantea interrogantes cruciales.
... ES indispensable un sistema legal formal para el desarrollo de
una economía de mercado? iPromueve el derecho la actividad
económica al proveer conceptos y técnicas legales esenciales?
iSon estos conceptos y técnicas siempre consistentes con las ne-
cesidades de los negocios? iCómo se relaciona el derecho con los
procesos políticos en una economía de mercado? iQué impacto
tiene la descentralización de la actividad económica en los gobier-
nos de los países en desarrollo? iRequiere el establecimiento de
una economía de mercado en los países en desarrollo fuertes eje-
cutivos autoritarios para dirigir el proceso? icontribuirá la econo-
mía de mercado a la transformación de fuertes gobiernos autori-
tarios en fuertes gobiernos democráticos?

De manera aparentemente paradójica, las reformas neoliberales


se han diseñado mediante un fuerte intervencionismo estatal y prácti-
cas de autoritarismo (dictadura pinochetista en Chile, régimen de excep-
ción instaurado por el presidente Alberto Fujimori en Perú, presidencias
de Carlos Salinas en México y de Carlos Menem en Argentina). Se ha
dado uso aún más acentuado de poderes presidencialistas, de regíme-
nes de excepción, de instmmentos y mecanismos populistas, corpora-
tivistas y dientelistas, y de control y represión. Se imponen así rígidas
IZFaundez,op. cit.
686 Marcos kapldii
políticas monetarias, financieras y fiscales, de control de precios y sa-
larios, con fuertes efectos redistributivos y concentradores del ingreso
y el poder. El intervencionismo se ha manifestado con especial relieve
en los procedimientos y estilos de las privatizaciones; el proteccionis-
mo en favor de las grandes empresas; los métodos autoritarios y re-
presivos para el manejo y solución de dilemas y'confliaos de todo tipo.
El intervencionismo estatal perdura y se refuerza además por los
altos costos económicos y sociales que las reformas cumplidas han con-
llevado para grupos considerables y para la nación. La liberalización
no trae los beneficios esperados, y sí graves tensiones y conflictos. El
Estado se reafirma así como regulador en remplazo parcial de un mer-
cado incapaz por sí mismo de cumplir esta función (v.gr.operaciones
de rescate de la banca y reestatización no explícita y de facto, en Brasil,
venmela, México). Se prometen y esbozan reformas sociales y políticas
requeridas para viabilizar y complementar las reformas económico-
financieras, atenuar sus efectos, y aumentar la gobemabilidad.
De un Estado intervencionista-semibenefactor, se transita a un
Estado-gendarme-desarrollista,parcialmente desplazado por el mer-
cado en la regulación y la dinamización del sistema. El intervencio-
nismo estatal no se reduce: se modifica en sus marcos de referencia y
objetivos, en sus formas y contenidos. Las reformas crean o refuerzan
hibridaciones y dualismos: estatismo/empresa privada y mercado; desregula-
ción y liberación económica/politicas neopopulistas. La apertura externa, el
adelgazamiento, la desregulación y la liberación de la economía, el li-
bre mercado, las privatizaciones, coexisten con las políticas y acciones
que pretenden atender las demandas y presiones de fuerzas contrarres-
tantes, grupos insatisfechos y conflictos. Parece problemático si no
imposible prescindir del intervencionismo del Estado, de su iniciati-
va, control, arbitraje, regulación y promoción.

Coacciones y Ifmites. Las coordenadas externas


Lo que resta del intervencionismo del Estado resulta de las restriccio-
nes externas e internas que imponen las coordenadas del sistema, bajo
la forma de patrones de estructuración y funcionamiento.
En lo externo, estados, empresas trasnacionales, financieros especu-
ladores, instituciones financieras internacionales, se identifican como
centros de poder externos a Latinoamérica. Como tales, toman decisio-
nes fundamentales en cuanto a movimientos comerciales, términos de
intemmbio, flujos de capitales, reservas monetarias, tecnología, ca-
El FstaJo latirioarnericano: crisis y ref«rinas 681
Las ventajas comparativas de los países residen ahora sobre todo en
la capacidad para el uso de la información, y cada vez menos en la
abundancia y baratura de materias primas, alimentos, energéticos y
trabajo. Los países se diferencian cada vez más, según tengan o no
ventajas comparativas que resulten en costos bajos. La economía de
productos primarios y la economía industrial se desvinculan y se de-
sarrollan de modo divergente. La economía industrial disocia la pro-
ducción y el empleo, crea (por medio del downsizing y el reingeneering)
una tendencia mundial a la desocupación estr~ctural.'~
Los países de industrialización reciente o incipiente ven bloqueados
los proyectos de desarrollo que pretenden basarse en la producción
para la exportación de materias primas, alimentos, energéticos y semi-
terminados, con base en bajos costos de mano de obra e insumos y
en reducidos componentes educacionales y tecnológicos.
La economía real de la producción y comercio de bienes y s e ~ c i o s
va siendo desplazada relativamente por una economía simbólica, estmc-
turada por los movimientos de capital, tipos de cambio, tasas de inte-
rés, flujos de crédito. Ambas se independizan, siguen caminos diver-
gentes, aflojan sus nexos. La economía simbólica crece más que la
real. En ella predomina la espectrónica, el capital financiero interna-
cional que aprovecha la telemática, para operar mediante de la especu-
lación y la alta volatilidad de los mercados. Un nuevo mercado financiero
mundial, tecnificado y unificado en una red mundial electrónicamen-
te integrada, ignora las fronteras; predomina cada vez más sobre los
actores y fuerzas de las economías, las sociedades y las políticas nacio-
nales. Ello plantea un problema de gobemabilidad a los estados; limi-
ta o desvirtúa sus decisiones y sus acciones, sobre todo la fomulación
y aplicación de políticas económicas auténticamente nacionales.
La mutación globallzante es reclasificadora, concentradora, marginali-
mnte; beneficia a sectores, grupos, países y regiones. En conjunto una
minoría mundial, en desmedro de otros que se van convirtiendo en
mayorías superfluas o redundantes. Las crisis internacionales son des-
cargadas sobre los países latinoamericanos y del Tercer Mundo, y sobre
el Cuarto Mundo fuera y dentro de los centros desarrollados; se entre-
lazan e interaaúan con las crisis internas.
En un medio ambiente económico internacional desfavorable, el
crecimiento del comercio mundial declina en relación con el crecimien-
to de la producción mundial. Las economías de los paises avanzados

14Veaselererny Rifkin, The End of Work-The Decline of the Global Lubor Force and the
Dawn of the Post;Market Era, Nueva York, G.P.Putnam's Sons, 1995.
El listado latinoanic.ricano:crisis y reformas 68'3
y sus bloques productivo-comerciales, concentran gran parte de su comer-
cio y de sus inversiones entre ellas mismas, al mismo tiempo que inten-
sifican su competencia y aumentan su proteccionismo respecto a los
países de América Latina y el Sur. Aquéllas exigen a éstos la apertura
en favor de sus propias exportaciones e inversiones; les imponen con-
diciones desfavorables en el comercio exterior y el financiamiento;
incrementan sus exportaciones en esa dirección y disminuyen sus
importaciones del mismo origen. La baja en cantidad y precios de las
exportaciones de los países latinoamericanos, y el aumento y encare-
cimiento de sus importaciones, realimentan las tendencias al deterioro
de los términos del intercambio, y a las balanzas comerciales y de
pagos desfavorables. Las consiguientes brechas se amplían con la
repatriación de inversiones y beneficios, el pago de intereses con tasas
en alza, la füga de capitales especulativos, los costos de la dependen-
cia tecnológica. A la inversa, resultan insuficientes los flujos de ayuda,
los préstamos de agencias multilaterales de desarrollo, las inversiones
extranjeras. Se incrementa el drenaje de capital hacia .los grandes cen-
tros e instituciones del mundo desarrollado. Como consecuencia, se
acentúan la escasez de divisas para el pago de deudas y de importa-
ciones indispensables, la baja capacidad de ahorro interno, la cuasi
fatalidad del endeudamiento. La inflación persiste, y amenaza perma-
nentemente con volverse hiperinflación. Los déficit presupuesta-
les se ahondan, contribuyen al estallido de aisis financieras. Se dificul-
ta o cuasimposibilita el crecimiento económico con cumplimiento de
obligaciones externas.
El Estado-nación y su soberanía sufren una doble erosiÓn.15 Por
una parte, desde afuera, las fuerzas y procesos de la uasnacionaliza-
ción. Por otra parte, en el interior, la descomposición económica, la
disolución social, la desestabilización política, y la segmentación de

ISSobrela evolución del papel del Estado y la erosión de la soberanía en los procesos
globalizantes, véase Mathew Horsman y Andrew Marshall, Aftm the Nation-State-Citim,
Tribalism and the New World Disorda; Londres, Harper Collins, 1994; Kenichi Ohmae, The
End of the Nation State-The Rue of Regional Economies, Nueva York, The Free Press, 1995;
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ford University Press, 1995. Sobre lo mismo en relación con América Latina, vCase Mar-
. cos Kaplan, El Estado Lutinoammicano, op. cit.; Víctor Bulmer-Thomas, The Eumomic Histury
of Lutin Amq$a.. ., op. cit.
las sociedades y estados nacionales en los niveles regionales y locales.16
En esta erosión del Estado y de su soberanía convergen las coordena-
das externas del sistema con las internas.

Las coordenadas internas


En lo i n m o , el Estado promueve el crecimiento y la modernización,
la acumulación y la rentabilidad de la gran empresa, pero siempre a
partir y mediante sus propias visiones e intereses. Crea así con fre-
cuencia límites y coacciones negativas a las grandes empresas. Éstas
aceptan el intervencionismo del Estado de manera condicional y tran-
sitoria. Transfieren al Estado las cargas y costos de las situaciones nor-
males, de las coyunturas y de las crisis, al tiempo que le niegan o qui-
tan los recursos necesarios. No admiten a un Estado que pretenda ser
protagonista independiente del crecimiento y la modernización con
cambio social, productivo y redistribuidor, promotor de la participa-
ción y de la democracia. Utilizan los fracasos del poder público para
exigir la reducción de su autonomía y de su injerencia, e incluso la
desestatizución.
Estado y elites públicas ven limitadas sus posibilidades de acción.
Encuentran dificultades para actuar fuera o en contra de la lógica de la
acumulación y la rentabilidad privadas, y contra relaciones de poder que
se dan como parámetros del sistema nacional. No dominan el juego so-
cial y político en que participan; deben apegarse a muchas de sus con-
I diciones, y compensar y regular a posteriori los desequilibrios y conflic-
1 tos más importantes. Están cada vez menos en condiciones de garantizar
el crecimiento, y con ello su autoridad y legitimidad propias.
El desarrollo que se postula y realiza en el nombre, con la participa-
!
ción y para el beneficio de todos desemboca, desde la "década perdida"
de 1980 en adelante, con las evidencias de un proceso insuficiente e
incierto, confiscado por grupos privilegiados, generador de pobreza, pri-
I vación y marginalización para la mayoría. Se ensancha la brecha del
desarrollo, dentro de los países y entre éstos. El Estado latinoamericano
1
sufre los efectos restrictivos y destructivos de un triángulo diabólico,
económico-social-político.
I La crisis y descomposición de la economía se dan con la falta o irregula-
ridad del crecimiento; las restricciones al ahorro interno, la acumu-

16VéaseJessicaT. Mathews, "Power Shift", Foreign Affairs, Nueva York, vol. 76,
núm. 1, enero-febrero de 1937.
1:) Estado latinoariiericano: crisis y reformas 691
lación de capitales, la inversión, redistribución de ingresos y satisfac-
tores de necesidades básicas.
En condiciones de capitalismo salvaje, clases y gmpos, ramas eco-
nómicas y regiones, compiten de una manera exacerbada por el repar-
to de un producto nacional menguante. Surgen y predominan condi-
ciones favorables para la monetarización y mercantilización de todo y de
todos; al éxito económico a cualquier precio; a las actividades impro-
ductivas, de intermediación y especulación; al aprovechamiento de
las oportunidades creadas por las aisis, la inflación, la corrupción. Cre-
cen y se desarrollan la economía informal, la delincuencia organizada
y la economía aiminal.I7
Las empresas de mayor fuerza financiera, de mejor acceso a los
riiercados, y de relaciones privilegiadas con el Estado, predominan en
desmedro de las actividades y empresas productivas, innovadoras, aea-
doras de empleo y distribuidoras de ingreso, inductoras de desarrollos
progresivos. La explotación desenfrenada de los recursos humanos y
naturales y del medio ambiente (natural y social) los deteriora o des-
.truye.
El crecimiento interno y la integración internacional se dan sobre
todo bajo la forma de enclaves técnico-económicos y socio-culturales,
que contribuyen a la modificación de polos y ejes socioeconómicos,
al surgimiento de otros nuevos, a la apertura de brechas y segmenta-
uones internas, y a las rearticulaciones con fuerzas y dinámicas exter-
nas, por encima de las fronteras.
Dinero, riqueza, mercado, mercantilizaaón, son patrones insufi-
cientes e inadecuados de organización y cohesión sociales, de repro- I
ducción y crecimiento, de coexistencia civilizada y solidaridad hu- 1

mana y social.
La disolucidn social se manifiesta en el debilitamiento, la disgrega-
ción, el comienzo de la destrucción de grupos y tejidos sociales. Ello va
abarcando ante todo a una parte de la productividad, la producción,
el empleo, las clases campesinas; a marginales urbanos, trabajadores
por cuenta propia, sectores menos calificados y organizados de la Y
fuerza de trabajo. Va abarcando también a trabajadores calificados y
organizados, pequeños y medianos empresarios, dases medias intelec-
tuales y técnicoprofesionales. Dentro de estos grupos, las víctimas se
1
redutan además predominantemente por sexo y edad (mujeres, ancia-
nos, niños, adolescentes, jóvenes desempleados), y por etnias y regiones.

I7VéaseMarcos Kaplan, El narcotrdfico latinoamericano y los derechos humanos, M&-


co, Comisibn Nacional de Derechos Humanos, 1993.
692 h,larros Kaplan
Estos grupos sufren la baja del empleo, el ingreso, el consumo, los
s e ~ c i o públicos,
s las infraestructuras, los satisfactores de las necesi-
dades básicas, las carencias múltiples, el cierre virtualmente definitivo
de las posibilidades de existencia y progreso, la generalización de la po-
breza y la miseria. Ello lleva consigo la caída en la impotencia, la apatía,
la marginalización, la desorganización social (prostitución, alcoholismo,
drogadicción), la búsqueda de la supervivencia en las criminalidades
proliferantes, la inseguridad y la violencia.
Con los fragmentos o desechos provenientes de la disgregación de
las clases medias y populares se va constituyendo una subclase o no-clase
de parias, una población redundante. Sus integrantes se desplazan, de la
economía legal y la sociedad formalizada, a la economía informal y
criminal y a la sociabilidad periférica, y a la migración internacional.
Descomposición económica y disolución social implican la baja y mala
utilización, el despilfarro, la pérdida, del potencial representado por
considerables grupos y sus relaciones, estructuras e interacciones. Ello
priva de protagonistas, fuerzas y recursos, de polos y ejes, de bases y
alianza, que son indispensables para el crecimiento económico, la
solidaridad social y la integración nacional, la continuidad y el cambio
progresivo, la democratización social y política, el Estado de derecho.
Se deterioran o destruyen las cadenas productivas, y se reducen la
complejidad, los alcances y las potencialidades de la división social
del trabajo. Se debilitan o desaparecen las identidades (individuales,
sociales, colectivas), los marcos de referencia, la percepción y el apro-
vechamiento del abanico de posibilidades y alternativas. Se abren o
amplifican brechas y fi-actura. que dividen y polarizan a las naciones
latinoamericanas.
Como reacción a la incertidumbre e inseguridad, un individualismo
exasperado busca la s u p e ~ v e n c i a cualquier costo, la gratificación de
necesidades y de la realización personal en la inmediatez de lo privado,
de lo familiar y de las solidaridades elementales. La evasión hacia la
pnvacidad es favorecida por los medios de información y comunica-
ción de masas y la industria del entretenimiento, como aparatos de
manipulación, desinformación, "fábrica de sueños"; por el consumis-
mo compulsivo y las adicciones (drogas, alcohol).
La adaptación a lo existente e inmodificable conlleva la renuncia
a la participación social y política mediante instituciones, movimien-
tos y partidos. La protección es buscada mediante relaciones y formas
de patronazgo, dientelismo y corporativismo. Las promesas de logros y
satisfactores son de cumplimiento diferido. Los grupos e individuos que
I.'I btado latirioaincricaiio: crisis y iefonnas 693
...
resultan víctimas son diferenciados y graduados según sus expectativas
y logros. Se vuelven posibles y probables la caída en la indiferencia, la
pasividad, la apatía, el conformismo, la despolitización, y con ello
la aceptación de disciplinas sociales y políticas.
Descomposición económica y disolución social se entrelazan e
interactúan con la conflictividad, la inestabilidad y la anarquización politi-
cm. La movilización y turbulencia sociales y las demandas de parti-
cipación ampliada encuentran respuestas restrictivas y represivas. La
población está sometida a una estructura piramidal de dominación que
subordina a los grupos mayoritarios al Estado y a poderes privados. El
súbdito prevalece sobre el ciudadano.
En la pirámide de dominación se constituye y funciona una cons-
telación integrada por: a) gobernantes y administradores; b) el establish-
ment policiaco-militar (formal-legal y clandestino); c) tecnoburócratas,
expertos en información y en comunicación; d) políticos y gestores
públicos; e) representantes de grandes intereses privados;B delincuen-
cia organizada en mafias económico-políticas, y g) poderes regionales
y locales, sus aparatos, apéndices y periferias.
Estado, elites públicas, órdenes institucionales, grupos neoligárqui-
cos, la mayona de los partidos, operan en pro de la declinación del
papel de los sectores medios y populares en la política, y de su mar-
ginalización y despolitización. Modos y regímenes represivos aumen-
tan la centralización y la propensión a la coacción del Estado para la
imposición de la autoridad, de la unidad orgánica, del consenso pa-
(
sivo. Medidas legislativas y prácticas administrativas contra grupos
mayoritarios, son parte de un proceso general de intimidación, mani- 1

pulación y corrupción por gmpos públicos y privados.


El peso de gmpos dominantes, dentro del Estado y como influen-
cias y controles externos a él, no es contrarrestado ni anulado por
la gravitación de los grupos mayoritarios. Éstos sufren los efectos de la
marginalización y de las restricciones legales y de hecho a la partici- 1
pación; se fragmentan y desarticulan; no logran formular ni realizar
sus proyectos, estrategias y políticas. Las estructuras de poder prevale- 1

cientes actúan en un sentido de debilitamiento o desmantelamiento


de toda forma de poder y autoridad de la población, de sus organiza-
ciones representativas y de sus grupos intermedios.
Clases y grupos, organizaciones e instituciones carecen de cohe-
sión, conciencia y voluntad unificada, de representación eficaz, de
aptitud para formular e imponer sus intereses y proyectos, y para cons-
tituir amplias coaliciones. Se multiplican las trabas y perturbaciones
para la creación y uso de formas racionales de acción política, y para
el logro de un amplio consenso sobre fines y tareas nacionales. Surgen
y se mantienen las divergencias irreduaibles; las situaciones de inco-
herencia, de equilibrio paralizante de fuerzas, de estancamiento catas-
trófico.
En las cumbres del sistema se mantienen o resurgen tendencias a la
restricción y el abandono de las instituciones y regímenes de la demo-
cracia liberal; a su remplazo por regímenes más o menos pragmáticos
y coyunturales; más o menos elitistas, oligárquicos o dictatoriales; a la
concentración y la personalización del poder; a la gestión monocráti-
ca del Estado (hacia y en la derecha, el centro y la izquierda).
Las políticas de autocentralización y de amplificación de los po-
deres estatales, de sostén de minorías privilegiadas, de marginalización
y despolitizació'n de las mayorías, multiplican contradicciones y con-
flictos de todo tipo que revierten sobre el Estado. Éste se debilita e
incapacita como agencia de conservación y de mero crecimiento o de
desarrollo integral. Se desinteresa de un papel autónomo y mediador,
representativo e innovador. No unifica los principales actores e inte-
reses de la sociedad y del sistema político, por la fuerza de lo que hace
y por sus logros en el desarrollo. Se vuelve represivo y regresivo, se
desautoriza y se deslegitima, evade el sometimiento al derecho y a los
controles de legalidad y responsabilidad.
Estados y gobiernos poco representativos, no apoyados en una
densa trama de fuerzas productivas e innovadoras de una sociedad
civil inexistente, o débil y subordinada, son presionados o controlados
por minorías público-privadas de tipo conservador o regresivo. Están
absorbidos por la s u p e ~ v e n c i ainmediata, amenazados por una su-
cesión de crisis nacionales y mundiales, de envergadura y velocidad sin
precedentes.
En estas condiciones, las intervenciones del Estado se dan en y
por la improvisación, la presión de coyunturas y emergencias; resul-
tan inorgánicas y contradictorias; realimentan su irracionalidad y anar-
quía propias. El Estado usa poco y mal los instrumentos y entes en
sus manos. Abdica de sus posibilidades y poderes. No proporciona su-
fiaentemente los impulsos, los valores y las normas, las opciones y pro-
gramas que requerirían una estrategia y una política para el desarrollo
y su planificación democrática. El Estado se autolimita en su papel
como regulador mínimo y tapa-brechas en relación con los problemas,
necesidades e intereses de la sociedad y sus principales componentes.
Sus políticas oscilan entre un nacional-populismo-estatizante,y un elitis-
ti1 htado latiiioainericruio: crisis y ref»mias 695
mo-privacisra-neocolonialista,o los combina en proporciones variables.
Mucho queda librado a la dinámica del mercado y de los intereses pri-
vados predominantes, por una parte, y al arbitrio de las elites y apara-
tos gubernamentales, por la otra. La coexistencia entre sector público
y privado es dificultosa, y tiende al fortalecimiento del segundo, en
detrimento de la autonomía, gravitación y eficacia del Estado.
El Estado meramente intervencionista, dirigista o planificador a
veces, a la vez busca y es obligado a buscar la injerencia continua en
relación con intereses inconciliables, problemas arduos, conflictos inso-
lubles, fines divergentes. Lo hace con medios insuficientes e inadecua-
dos, mediante métodos e instrumentos y del cumplimiento de actos
que resultan mutuamente contradictorios.Al mismo tiempo, el Estado
carece de criterios ciertos y capacidades efectivas para la percepción, la
evaluación y la decisión respecto a los principales problemas y con-
flictos. Aquí convergen las características de los emisores sociales y del
Estado receptor.
La información sobre las necesidades y demandas, los problemas
y'conflictos, de clases y gmpos, de instituciones y subsistemas, es dada
de manera brumosa o deformada por una soaedad opaca, por medio de
mediaciones distorsionantes, de mensajes ambiguos o enigmáticos y
de desciframiento incierto. Dados los conflictos, cambios y crisis, y la
falta de solución duradera a la cuestión de la hegemonía, ninguna clase,
grupo, organización o institución domina total y exclusivamente al
Estado, ni lo usa de manera irrestricta en función de sus intereses y
.
l

proyectos. Una diversidad de fuerzas operan a la vez sobre el Estado


y en su seno; lo disocian y paralizan; se entrelazan con camarillas,
clanes y órganos gubernamentales y refuerzan sus competencias y
rivalidades, sus luchas faccionales, sus carencias de coordinación, su
anarquía y su ineficiencia.
El aparato y el personal del Estado sufren una dialéctica de la centra-
lización y la dispersión. La sobreacumulación de poder y autoridad en
el gobierno central, en su núcleo ejecutivo y en su alta tecnoburoaa- t

tia, va en detrimento de los poderes Legislativo y Judicial. Los grupos


político-administrativos que proliferan en el aparato estatal, ejercen
un control feudalizante sobre sus ramas, órganos y empresas. Estos
grupos se entrelazan con otros de la sociedad civil, por medio de una red
de relaciones, s e ~ c i o ys apoyos mutuos y de formas de cacicazgo,
clientelismo y corporativización. Supercentralización autoritaria y dis-
persión feudalizante contribuyen a la agregación asistemática de entes,
mecanismos y responsabilidades del aparato estatal; a la búsqueda
errática de soluciones coyunturales y reformas aisladas, sin adecuadas
reglas ni mecanismos de cohesión y ajuste.
El Estado se vuelve cada vez más heterogéneo y contradictorio.
Decide y obra en gran medida a ciegas, por el ensayo y el error. Sus
políticas y actividades alternan y entrelazan soluciones insuficientes,
resultados ambiguos, fracasos y crisis; refuerzan en segundo grado las
causas de las restricciones y fmstraciones para su intervencionismo y
su autonomía.
El Leviathan criollo alcanza su culminación casi al mismo tiempo
que su entrada en crisis. Diversas fuerzas y procesos dentro y fuera de
él lo coaccionan y desgastan, lo amenazan en su autonomía y su
supremacía, y en la eficacia y alcance de sus acciones. Al mismo tiem-
po, iguales o similares causas y dinamismos realimentan o crean con-
tra-tendencias para su mantenimiento y su refuerzo.
La crisis internacional, en entrelazamiento con los resultados insa-
tisfactorios del crecimiento, multiplican problemas y conflictos para
los cuales no parecen existir todavía soluciones ni actores que las sos-
tengan e instrumenten. Estados y corporaciones de potencias y países
desarrollados, instituciones internacionales, grupos dominantes, pa-
recen imposibilitados o renuentes para asumir el control y el ejercicio
directos del gobierno y la administración de los países latinoameri-
canos.
Ello incrementó la necesidad de la mediación arbitral y la rectoría
del Estado, en tanto garantía de vigencia de las condiciones de recupe-
ración o de la coherencia, de equilibrio y continuidad de los sistemas
nacionales. Se mantienen y realimentan las situacionesy tendencias fa-
vorables a la autonomización y la autoacumulación de poderes y re-
cursos, de posibilidades de acción y privilegios, por y en favor del Estado
y las elites públicas, con el apoyo también de sus periferias, clientelas y
alianzas sociopolíticas.
Es posible la resurrección de un neoestatismo, cuyas concreciones
dependerían de la combinación de varias dimensiones: a) desenla-
ces de conflictos y crisis; b) alianzas de elites, dases, grupos e institu-
ciones; c) incidencia interna de los factores externos; d) redefiniciones
de las estrategias y políticas de desarrollo; e ) redespliegue de las rela-
ciones entre Estado y mercado, entre Estado y sociedad civil, entre sec-
tores público, privado y social, y f ) autoritarismo o democratización.
crisis y reformas
El Gtado latiiioamerican~~:
...
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UNAM-Pemex, pp. 9-198.
698 Marcos Kaplan
Los pueblos amerindios y las políticas de globalización
Los procesos sociales y económicos están siendo analizados desde pers-
pectivas que tienen en la globalización un referente sistemático. Desde
el punto de vista de los pueblos indígenas americanos, los nuevos pro-
cesos.técnicos y de expansión de las comunicaciones ligados a la globa-
lización económica y cultural, suponen un nuevo desafío que los equi-
para a un cada vez mayor conjunto de unidades espaciales sometidas
al mismo procedimiento..
Cada día se utiliza más el término de globalización para indicar y
explicar de una forma rápida y macroscópica la multitud de cambios
y acontecimientos en los umbrales del siglo xxr. Como muchos de
los términos usados profusamente, su definición resulta difícil y a veces
engañosa. Tanto económica como culturalmente, la globalización forma
, parte de nuevas propuestas para el diseño de un marco de investigación
y análisis.
En las bases de una nueva ola de inserción en los contextos inter-
I
nacionales, la globalización es la parte esencial del proceso. Y por ello
en esta ponencia se quieren dar a conocer los diferentes puntos de vista
existentes sobre la globalización y su efecto en las culturas amerin-
; dias, con especial mención al caso de los indios aymará, en el Lago
' Titicaca de Perú.
En la ponencia se han distinguido los siguientes apartados. En pri-
mer lugar se dedica un capítulo a la clarificación de los conceptos de
globalización y a la importancia creciente que tienen las compañías
, trasnacionales en la elaboración de estrategias de inserción de los
países en vías de desarrollo del área latinoamericana y en el segundo
capítulo hay una aproximación a la reestructuración que se produce
como consecuencia del "efecto globalizador" en las culturas indíge-
nas americanas.
Con ello se pretende construir un panorama en el que todos los
actores estén presentes. La aproximación a la realidad económica y
cultural de los pueblos de América Latina, no dejará de tener en cuenta
muchos de los factores que están presentes y que son necesarios para
no "ocultar" determinados aspectos de la realidad indígena que tienen
mucho que ver en la misma.
Para comprender mejor el fenómeno de la globalización en Arné-
rica Latina y cómo está afectando a las culturas indígenas, se ha diseñado
un marco de análisis donde se determinan aquellas características que
han marcado los principales momentos históricos de encuentro de las
diversas culturas indígenas con agentes foráneos, que han marcado su
devenir de una manera categórica. A grandes rasgos estos momentos
están constituidos alrededor de tres ejes: el efecto del encuentro colo-
nial, los cambios asociados a la expansión capitalista y, por ultimo, el
fenómeno de la globalización.
Una especial atención se ha prestado a los procesos de construcción
y reconstrucción de las estrategias utilizadas por las culturas amerin-
dias, para comprobar cómo en los momentos actuales (con el trasfondo
de la globalización) y la utilización de los medios de comunicación,
existe una mercantilización de la "indignidad" que ha desembocado
en nuevas pautas mercantiles y tal vez de autoafirmación identitaria.

El efecto de la globalizacion
en los países de América Latina
El punto de partida para desarrollar este análisis no puede obviar los
déficit tanto democráticos como de gestión que han caracterizado a
los países latinoamericanos. Y esta caracteristica es un peso adicional
en el actual proceso de globalización.
En el plano estatal la globalización ha surgido como una opción
integradora en la que con un cierto grado de pragmatismo se han de-
sarrollado dos modelos: en primer lugar existe un modelo light
articulado en tomo a zonas de libre comercio y que se contrapone a
un modelo hard que tiene su referencia en el mercado único y la unión
aduanera y comercial. Pero la realidad parece demostrar, una vez más,
la existencia de un tercer modelo, que ha sido denominado como de
regionalismo abierto [Grandi, 1996: 1O] "es aquel en el que no termina
de cristalizarse la creación de los megabloques que acentúan la posi-
ción de diversas regiones periféricas".
Una de las paradojas que acompañan a la creciente regionaliza-
ción, es que ésta aparece mezclada con los procesos de globalización. La
ampliación progresiva de las economías de escala demuestra de forma
fehaciente cómo están limitados los mercados regionales en este nue-
vo proceso. Asimismo a nadie se le pueden escapar otras paradojas
que acompañan a este proceso de globalización. La brecha existente
entre países ricos y pobres tiende a ensancharse, mientras que el de-
bate ideológico y cultural sobre el modelo tiende a estabilizarse, con
las conocidas "recetas" económicas basadas en las posturas liberales
por excelencia: mercado y promoción del libre comercio. Pero aunado
a estas premisas del aparato ideológico-cultural del liberalismo, existen
prácticas ligadas a barreras arancelarias escondidas en el bilateralismo
económico,y represalias en continuas guerras comerciales.
Una de las instituciones que más se han visto afectadas y puestas
en entredicho es la del Estado-nación. Hay dos movimientos que se
perciben en la era de la globalización.
Poruna parte existe un movimiento hacia arriba, que se remite
a la competitividad internacional y a la trasnacionalización econó-
mica y cultural del poder político. Este movimiento adopta diver-
sas formas tales como la supranacionalidad, la intragobernabili-
dad o la internacionalidad.
El otro movimiento tiene tendencia hacia abajo. Apunta hacia la
descentralización, transfiriendo servicios públicos esenciales a en-
tidades de ámbito local.

Como consecuencia de estos movimientos, hay sensación de pér-


dida de influencia por parte de los estados-nación en el ámbito intema-
cional. Últimamente las decisiones sobre producción económica y
1 cultural, política económica y desarrollo sostenible se toman en orga-
'
nismos que adoptan formas supranacionales (Banco Mundial, Fondo
; Monetario Internacional, OCDE, G-7,OMC)e incluso por instituciones
más informales como la "Cumbre de la Tierra".
t No pueden descartarse en la globalización fenómenos que traspasan
las fronteras nacionales. El narcotráfico, las corrientes migratorias y el
terrorismo tienen efectos que se multiplican en escala planetaria, con-
fundiendo lo local y lo global. Parecería que el Estado-nación es
- demasiado grande para afrontar ciertas cuestiones y demasiado pe-
queño para resolver otras.
Los pueblos indios y la glohalizaciiin
Por otra parte en América Latina se han construido una multitud
de acuerdos establecidos casi como una telaraña, que hacen difícil con-
cretar los objetivos estratégicos de la región. Unido al Mercosur, el Pacto
Andino, el Grupo de los Tres, la ALCA, hay más de 30 acuerdos bi-
laterales de libre comercio e integración fronteriza. Hoy, y a la vista
de estos tratados, puede pensarse en la existencia cada vez más clara de
dos procesos de integración. En el norte existe el n c (identificado con
una zona de libre comercio) y en el sur está Mercosur, que es una
Unión Aduanera. Los dos modelos tienen sus propias reglas de juego,
que entre sí son muy distintas.
La globalización tiene una referencia directa a las comunicacio-
nes. Su calidad, alcance, cobertura y velocidad, forman parte del eje de
desarrollo de las mismas. Sin embargo no se puede pensar que esto
signifique que las comunicaciones se globalizan entre todos los habi-
tantes del planeta. El papel fundamental que desempeñan las trasna-
cionales hace que lo que realmente ocurra sea un control global de las
..comunicaciones y una estrecha alianza entre determinados sectores
económicos y culturales de diferentes países.
El rumbo que marca la intemalización creciente de los capitales y de
los mercados financieros, no está hoy de ninguna forma condicionado
o dirigido por los ministros de economía, que de hecho no pueden
influir de una manera determinante y constante en el valor de sus
monedas nacionales.
La brecha de las comunicaciones se va ahondando. Las líneas tele-
fónicas existentes en Manhattan superan las de toda el Afnca subsaha-
nana. Los países en vías de desarrollo con cerca de 75% de la población
mundial, sólo publican un 30% de los periódicos existentes en el
planeta. El lector del dominical del New York Times tiene a su disposi-
ción más páginas que un africano en todo un año. Y más de la mitad de
la población mundial no ha realizado jamás una llamada de teléfono.
Diez países del Norte tienen cerca de las tres cuartas partes de las líneas
telefónicas disponibles en el ámbito mundial. Mientras que en el Caribe
existen siete líneas por cada 10 habitantes, en Suecia existen 65.
Y en cuanto a la generación de riqueza, los datos no pueden ser
más pesimistas. En el país más poderoso, Estados Unidos, cerca de 30
millones de personas están por debajo del umbral de pobreza y uno
de cada cuatro niños nace en condiciones de extrema necesidad.
De acuerdo con los informes del PNUD [1992: 14-15], en 1989 cer-
ca del 20% de la población más rica del mundo recibía el 82.7Oh
de los ingresos totales del planeta. Y cerca de un 20% de la pobla-
ción mundial recibía tan solo el 1.4% de los ingresos totales. A
grandes rasgos, el 80% de la población mundial percibe un ingre-
so de solamente el 17.3 por ciento.

Y en el informe elaborado por las Naciones Unidas, "Estudio eco-


nómico mundial 1993", se señala que el crecimiento de los ingresos
mundiales en los últimos años, por habitante, ha seguido una tendencia
decreciente: en 1988 fue 2.7%; en 1989 fue 1.5; en 1990 fue 0%; en
1991 menos 1.5%; en 1992 fue 1.1, y en 1993 menos 0.2 por ciento.
Esta tendencia a la dualización ha alcanzado cuotas nunca cono-
cidas tanto en el escenario intemacional como dentro de cada país, tan-
to desarrollado como en vías de desarrollo. Ya en 1992, el presidente
~ l i n t o nseñalaba que por primera vez desde 1920 un 1% de los ciu-
dadanos tenía más riquezas que todas las poseídas por 90% de la
población restante. Y ello ha sido consecuencia de una progresiva
acumulación de 70% de los ingresos durante los últimos 12 años, en
ese 1°/u de la población estadounidense.
También se ha producido una marcada dualización del desarrollo
económico en el conjunto intemacional. Los países ricos se distancian
de los países periféricos: "23 países industrializados con una pobla-
ci6n de 773 millones en 1990 tienen un PIB equivalente al 73.2% del
producto mundial, mientras que 130 países en desarrollo tienen un PIB
equivalente al 17.9% del total mundial" [FMI:1992: 941.
La situación latinoamericana se está caracterizando por tener la
distribución de la renta más desigual del mundo, en la que 20% de
la población más pobre apenas recibe 4% del ingreso total, mientras
que un 10% de la población concentra 60% del ingreso. Tal como lo
ha señalado el Banco Mundial "es necesario adoptar medidas distri-
butivas para aliviar la pobreza y que eviten una vuelta al caos, la de-
sesperanza y tal vez el populismo" [Banco Mundial: 1993: 1201.
De igual manera en la región latinoamericana, los datos de las
principales macromagnitudes nos indican una recesión que ha sido
últimamente atenuada.
Minsburg [1995] señala cómo las variables macroeconómicas han
reflejado la importancia de estos cambios en los modelos económicos
y culturales para América Latina. El PIB promedio por habitante entre
1981 y 1992 disminuyó en un -7.3% cambiando de tendencia en 1993
cuando ya creció un 1.3%. En 1960 América Latina realizaba exporta-
ciones por un valor de 8 500 millones de dólares comentes, que re-
I.c~spurhlos iiidios y la globalizdrion ?iPS
presentaban 6.6% del total mundial exportado, proporción que
ha disminuido en 1992 hasta alcanzar 3.4%. Si esta participación en
la exportación hubiese sido constante, se habrían alcanzado los 245 000
millones de dólares, cifra que hubiese posibilitado un tipo de desarro-
llo muy diferente al actual en la región.
La globalización también ha sido descrita como una creciente
intemacionalización de la producción de bienes y servicios, en cons-
tante dependencia con las economías planetarias. Esta definición, bá-
sicamente economicista, hace especial hincapié en "el factor coste por
unidad de bien o seMcio comercializable, que se reduce todos los
días creando un flujo que crece a tasas inverosímiles" [Anihat Soler,
1996: 621. Así como existe una tendencia a la homogeneización de las
pautas de producción en la economía internacional, no puede decirse lo
mismo de las pautas de consumo culturales.
La cultura y sus pautas de consumo se han vuelto de una impor-
tancia vital para un número cada vez mayor de personas. Tal como
sugiere Huntington [1997] en el mundo de la
..
posguerra fría los símbolos de la identidad cultural son parte de
identidades nuevas que también lo son viejas. Las personas cami-
nan resueltamente bajo banderas que son nuevas que con fre-
cuencia son también viejas, que conducen a guerras con enemi-
gos nuevos, pero que a menudo también son viejos.

La globalización está determinando ciertas pautas culturales y eco-


nómicas en las que las compañías trasnacionales desempeñan un
papel prioritario. De hecho, para Mortimore [1995] la trasnacionali-
zación con la competitividad intemacional son los dos factores defi-
nitorio~por excelencia de la globalización. La aparición en el escenario
intemacional de Japón y de los "tigres asiáticos" es una consecuencia
directa de la apertura que se ha producido en el comercio mundial y
que ha premiado la eficiencia de productos tecnológicamente avanza-
dos. Este ejemplo ha seMdo como base para establecer la necesidad de
estrategias que lleven a los países en vías de desarrollo a incorporase al
comercio internacional al "amparo" de las trasnacionales. Y la esencia
de estas estrategias pasa por ofrecer condiciones óptimas para la pro-
ducción de bienes y servicios.
La vinculación de la producción de las compañías trasnaciona-
les con los objetivos de los países en desarrollo, parece ser una de las
estrategias adoptadas por los países del Sudeste Asiático que han per-
mitido su rápida incorporación al comercio internacional.
Pero éste n o parece ser el caso de los países de América Latina.
Éstos han optado por conseguir inversión extranjera directa (IED),en
vez de favorecer las alianzas estratégicas necesarias para la obtención de
tecnología. Como es sabido, muchas empresas trasnacionales opta-
ron por establecer filiales en América Latina para aprovechar las polí-
ticas ligadas a la sustitución de importaciones, que fue la tónica ge-
neral de las políticas macroeconómicas en la región. Estas compañías
filiales permitieron la aglomeración de pautas culturales disímiles y el
crecimiento industrial nacional, en términos de obsolescencia en la
mayoría de los casos. Este proceso se vino abajo con la apertura eco-
nómica y la liberalización de capitales y fronteras comerciales, cuando
cambiaron los parámetros de la industrialización en América Latina.
El efecto d e la globalización ha supuesto una toma estratégica
d e decisiones por parte de las compañías filiales de empresas trasna-
cionales, que han ido desde la venta directa de las fábricas descapitali-
zando la inversión, hasta una reestructuración de las fases productivas,
aunque los resultados en el conjunto de los países de América Latina
se han mostrado más bien pobres. La sensación es que el "enganche"
con los sectores más dinámicos de la economía internacional en el mar-
co de un mundo globalizado n o se ha producido, y que la oportuni-
dad está hoy pasando de largo por la mayona de los países de América

Siendo los costes de fabricación uno de los objetivos de las corn-


pañías trasnacionales, n o es d e extrañar que éstas se hayan conver-
tido en los agentes capaces de otorgar capacidades tecnológicas para
insertar a los países en vías de desarrollo en la "zona dinámica" del
comercio internacional. La importancia de las manufacturas de los paí-
ses en vías de desarrollo ha quedado patente en los datos de la CEPAL
que indican cómo entre
1980 y 1992 la contribución total de las manufacturas a las impor-
taciones totales de la OCDE creció de forma acelerada, pasando del
72% al 80% y la participación de los países en desarrollo en dichas
importaciones saltó del 11.4% al 19% del total. La contribución
de manufacturas n o basadas en recursos naturales aumentó del
66% al 76% [Mortimore, 1995: 111.

La caída de las importaciones basadas en recursos naturales favo-


rece la tendencia que se ha mostrado como más dinámica en el co-
l ,l. l l ~ l o,
~ ~lll,ll,8>
t ~ L l < ~~ l ~ , l > l l i / < ~ < l ( , l l 101
mercio internacional. Estos sectores dinamizadores de la economía
están vinculados a la fabricación de ordenadores, maquinaria eléctri-
ca e industria automotriz, especialmente. Estos sectores comerciales
han llegado a constituir por sí solos el grueso de las importaciones de
la OCDE con casi 33% del total.
El desplazamiento de las antiguas posiciones en el mercado inter-
nacional, ha supuesto la aparición de nuevas reglas de juego, que en
principio parecen ir en contra de los postulados liberalizadores de mer-
cados ideológicamente imperantes. Un reciente ejemplo de ello son
las guerras comerciales entre EUA y Japón. Durante 1993 las 10 prin-
cipales importaciones de Estados Unidos desde Japón sumaron cerca
de GG 200 millones de dólares y en general coinciden estas importa-
ciones con los sectores más dinámicos de la economía concentrándose
especialmente en la industria automotriz (32 000 millones) y en la de
ordenadores (20 700 millones). Estas cifras ya explican por sí solas el
déficit comercial de EUA con Japón, que está en tomo a 59 300 millones
en 1993.
Una vez que ha sido detectada la presencia de nuevos actores en
el escenario de la globalización económica y cultural, puede evaluar-
se el distinto comportamiento de las empresas trasnacionales. La "cul-
tura" de las casas matrices es un factor determinante en el concepto de
expansión y de incorporación de determinados países al comercio
internacional.
La presencia de las compañías trasnauonales vinculadas a EUA en
América Latina, ha sufrido un cambio muy importante en las últimas
décadas. De una política tradicional de inversión extranjera directa
(IED) con fines de abastecimiento de los mercados locales, ha tendido
a pasar en los años recientes a la creación de plataformas exportado-
ras aprovechando los acuerdos regionales o ventajas de localización.
La inversión japonesa ha retrocedido mundialmente después de la 1
crisis de 1992 y recalado en los países de Asia, cuyo fin primordial es I
4
el ensamblaje de componentes y las fuentes de abastecimientos. &
En lo concerniente a América Latina, durante los años noventa se
puede apreciar un claro incremento en los niveles de la inversión
extranjera directa.* Dentro de este escenario, se puede apreciar cómo

*Siendo en los años de 1934, 1996 y 1393 (tras la disminucidn de 1997, acaecida
por las turbulencias de la crisis financiera desencadenada en Asia) cuando descollan los
niveles de IED hacia la región. Eso hace que América Latina reciba montos de capitales
casi a la par de Asia.
Brasil, México y Argentina continúan siendo los principales recepto-
res (tal y como ha ocumdo históricamente), con un comportamiento
muy irregular de países como Chile, Venezuela, Colombia y Perú
[CEPAL, 20001.
En cuanto a los países inversores, Estados Unidos sigue siendo la
principal fuente de IED,con destacable presencia de países como Ale-
mania, España, Francia, Italia y Portugal, aprovechando el contexto
de desregulación estatal y privatizaciones en la pujante modalidad de
fusiones y adquisiciones [CEPAL, 20001. Dentro de estos últimos países
las inversiones más dinámicas de los años noventa, son las españolas,
enviando sostenidos flujos de capital mediante fusiones y adquisi-
ciones centradas principalmente en el Mercosur y Chile, y en el sector
servicios, donde los bancos españoles se han enraizado con una fuerte
presencia.
A pesar de lo anterior, la inserción de América Latina en la globa-
lización, aparte de extremadamente desigual, continúa muy por detrás
de las regiones más dinámicas como Asia Oriental. Muchos factores
entran en las causas de esta situación, pero las consecuencias son no-
torias en la presencia poco eficaz en los foros internacionales, en los
diferentes procesos de integración regional con intereses opuestos y
en la incapacidad crónica de los gobernantes para actuar decidida-
mente en favor de elevar los niveles de vida para la mayoría de la
población.

Ea globalizaeidn y las culturas anierindias.


Un marco de análisis
Cuando se realizan consultas en la literatura etnográfica existente sobre
los pueblos indígenas americanos y sobre los aymará en particular, la
gran mayoría de las monografías existentes hace un especial hin-
capié en reconstruir la vida y el pensamiento tradicional, obviando en
muchos casos las pautas y comportamientos no autóctonos y extraños
a la cultura indígena que es objeto de estudio.
Existen varias explicaciones para relatar por qué sucede esto. Una
de ellas establece como causa de ese "olvido" más o menos conscien-
te, la relación dialéctica que se establece entre informante e investiga-
dor con la existencia de una ley de la oferta y la demanda por lo que
parece que siempre habrá un informante dispuesto a satisfacer la de-
manda de información de una cultura auténtica, aunque ello supon-
ga filtrar algunos aspectos de la realidad no tan habituales y en algu-
nos casos hasta distorsionados.
los p~lcblosindios y la globalizacjdii 109
Muchos estudios están basados en tomo a los que se podrían con-
siderar como los dos primeros grandes momentos históricos.
Los primeros estudios están derivados de la relación surgida tras
el encuentro colonial entre conquistadores y culturas indígenas
mientras que,
Los segundos estudios se derivan de los procesos sociales liga-
dos a la expansión capitalista con la formación de las repúblicas
latinoamericanas como telón de fondo. Ambos periodos históri-
cos están referidos a momentos de cambio, tensión y transcul-
turación.

En recientes estudios e investigaciones [Santos Granero, 19961 se


afirma cómo la mayoría -si no todos- de los pueblos indígenas de
América Latina, incluidos los de la cuenca amazónica, se ha visto
afectada, directa o indirectamente, por la primera ola de cambios, y
que una vez que se ha producido el efecto de esta última, se vieron
involucrados -más tarde o más temprano- en los procesos de cambio
asociados a la segunda ola. En nuestros días podemos ver el efecto que
está ocasionando en muchas sociedades indígenas americanas lo
que ha sido denominado como la tercera ola de cambios: el proceso de
globalización.
Si durante los momentos asociados a la segunda ola de cambios
las sociedades indígenas fueron insertadas de una forma desigual en
sus respectivas sociedades nacionales, el proceso de globalización
correspondiente a la tercera ola, ha metido a las sociedades indígenas
de lleno en el ámbito trasnacional.

Olas ale cambio


Las dos primeras olas de cambio en el lago Titicaca y en América Lati-
na en general, están asociadas -grosso modo- a los periodos colonial y
republicano, respectivamente. Aunque se pretenda delimitar la exis-
tencia de un marco cronológico y de hechos consecutivos en el tiem-
po, en el caso concreto de los aymará -y en el de otras cultura indíge-
nas- las olas de cambio no siempre se ciñen a un proceso concatena-
do y continuado en el tiempo. Ya en el siglo XVI existían
procesos de contacto económico con la pesca de perlas y contra-
bando de mercancías de origen inglés y holandés, y recientemen-
te con actividades de extracción minera y salinera a las cuales se
80 (;lrincntc Ilnrnircz
han logrado adaptar sin sufrir los rigores de una dominación
aculturante [Perafán Simmonds, 1995: 1741.

Los efectos de la expansión capitalista se han hecho notar entra-


do el siglo xx con la explotación lanera del altiplano o el tradicional
transporte de mercancías por medio de la frontera.
Como en otros pueblos indígenas, uno de los cambios más signi-
ficativos producidos en el primer contacto colonial fue el demográfico.
Las epidemias que uuzaron el Atlántico con los conquistadores y el
encuentro con los grupos indígenas frecuentemente diezmaron a estas
poblaciones. El proceso de disminución demográfico también se ha
visto potenciado por la guerra de conquista y su secuela de trabajos
forzados, expropiación, castigos físicos, reducciones y colapso psico-
lógico y social. Cabe recordar que en "algunos casos se ha producido
el exterminio de pueblos enteros en la Amazonia indígena como fue el
caso de los yurimagua del Alto Amazonas brasileño y de los maynas
del Alto Marañón" [Santos Granero, 1996: 141.
Las principales armas funcionales utilizadas por los conquista-
dores en su rápido afán de enriquecimiento y de conversión de almas
fueron la ocupación del territorio y el nudeamiento de la población.
A grandes rasgos, la poblauón indígena fue orientada en el desarrollo
de determinado tipo de trabajos ligados a la extracción primaria de los
recursos naturales (minas de oro, plata y carbón en la Revolución Indus-
trial) o en la producción agropecuaria (caña de azúcar, hoja de coca,
ganadería, recolección de caucho, etcétera).
En esta primera ola de encuentro, se producen también importan-
tes cambios culturales, con la incorporación de utensilios de metal que
desplazan a los instrumentos de madera, hueso y piedra. La intensifica-
. .
ción de contactos de los ayrnará con las comunidades vecinas, indican
que en la base de estos cambios se dieron modificaciones en las acti-
vidades productivas con repercusiones profundas en la estructura social,
debilitando a los grupos estratificados con la consecuente alteración de
las relaciones de poder. Con el paso del tiempo se dieron dos factores
más que probables como consecuencia de esta primera ola de cambios:
Por una parte el crecimiento lento pero constante de la pobla-
ción causó una presión en los límites del territorio étnico con una
sobreexplotación de los recursos disponibles y en ese momento
se produjo el aliciente que caracterizó a la expansión capitalista
inicial en la zona: la economía lanera exportadora, que hizo
evolucionar el trabajo de los ayrnará hacia formas asalariadas.
1.0s p~ieblosindios y In globulix;icibii 111
La redefinición étnica también ha estado ligada a cambios sus-
tanciales en esta primera ola de cambios. Como consecuencia de
una constante articulación y desarticulación de identidades cultu-
rales indígenas, se ha forjado la definición de las primeras identi-
dades coloniales. Y éste ha sido un paso importante para la ela-
boración de los primeros estados-nación en América Latina.

Los estudios etnohistóricos ponen de manifiesto cómo al finalizar


esta época colonial, la mayona de los pueblos indígenas de América
Latina estuvieron en contacto (de una u otra forma) con los procesos
de cambio desatados por la presencia europea. También estuvieron
expuestos a lo que se ha denominado como "efecto carambola" [San-
tos .Granero,
. 1996: 171 es decir a

situaciones que posibilitaron la acción indirecta, por omisión o


acción de aquellos grupos que sí estaban en contacto con los agen-
' tes coloniales. Éste es el caso de los pueblos o segmentos interflu-

- . viales que aprovecharon la desaparición de anteriores etnias ribe-


reñas ocupando sus ricos temtorios.

La expansión capitalista.
Segiinda ola de cambios
En las antiguas colonias españolas se produjo un interregno en la
posindependencia donde grandes regiones del continente quedaron
relegadas al olvido en una especie de limbo jurisdiccional y adminis-
trativo ocasionado por el escaso interés que mostraban las jóvenes
repúblicas por propiciar un desarrollo social, económico y cultural de
las zonas habitadas por los indígenas.
Pero la necesidad de materias primas por parte de las economías
occidentales en fase de expansión industrial, propició los conocidos
boom de las explotaciones naturales, muchas de ellas situadas en zonas
de asentamientos indígenas. Uno de los casos mejor documentados ha
sido el de la Arnazonia indígena y su inserción acelerada en el comer-
cio internacional, hecho que se produce ya entrado el siglo xx, y que
es consecuencia directa de la explotación cauchera.
El crecimiento demográfico que se va produciendo durante el si-
glo xx, también ha sido una de las causas de penetración en zonas
consideradas tradicionalmente como de propiedad indígena. La pre-
sión demográfica en las zonas altas de los países andinos, fue aliviada
de los otavalos en el Ecuador, de los kuna en Panamá, de los wayú en
la península de la Guajira y de los ayrnará del lago Titicaca.

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bridge, MA. Cultural SuMval.


Vivimos en un tiempo intenso, enigmático e inquietante. Lleno de incer-
tidumbre y riesgos, requiere por lo mismo de una alta dosis de reflexión
para superar los obstáculosy retos que nos presenta el futuro. La globa-
lizacióp tiende a imponerse como una realidad ineludible. Podremos
defenderla, resistirla, regularla o modularla, pero se vuelve ya parte del
presente de los pueblos, sociedades, gobiernos, naciones y continen-
tes. Es función de la academia esclarecer su significado y brindar solu-
ciones y alternativas que nos ayuden a transitar por el mundo global
que está en ciernes.
La sociedad global tiende a formarse con el mundo moderno. Algu-
nas reflexiones ubican el origen de la globalización en el siglo xvr con
la formación de las sociedades coloniales y la creación de un mercado
mundial. La última oleada globalizadora que permite el uso del térmi-
no, su extensión y su generalización se desata con la caída del bloque
socialista y la extensión del capitalismo por todo el orbe. Aun así no
deja de ser un término vago que se puede prestar para manipulacio-
nes de diverso tipo. El fin de la sociedad mundial bipolar parece ser
el punto decisivo para entender la globalización en este fin de siglo. A
partir de la crisis del socialismo, se empieza a hablar del fin de la his-
toria y vuelve a adquirir actualidad la visión sobre el fin de las ideo-
logías. Todo tiende a concentrarse en tomo a una sola opción histó-
rica que puede variar en intensidad y vivir algunos cambios, pero
cancela por un lapso histórico la disputa mundial entre proyectos
antagónicos en el mundo occidental.
La globalización opera en la economía, la política, la cultura, la
información, los procesos de trabajo, la ecología y los derechos hu-
manos. En unos cuantos años el mundo se ha acercado como nunca.
Las distancias se vuelven mínimas, las fronteras de todo tipo se ven
franqueadas por fenómenos globales que escapan a todo control na-
cional, la comunicación se extiende por todo el globo y rompe relacio-
nes unilaterales y unívocas. La globalización tiende a la interdepen-
dencia y se terminan los esquemas tradicionales que pensaban el
mundo sobre la base de iniquidades y asimetrías en un solo sentido.
Ahora tenemos una interdependencia entre metrópolis y periferias,
entre Primero y Tercer Mundo y entre naciones vecinas y circunveci-
nas. Aún más, un hecho ocurrido en el sitio más recóndito y distante
puede repercutir e influir en el rumbo de los acontecimientos de la
sociedad global.
Más allá de la ambigüedad del término globalización y de las
imprecisiones que todavía conlleva, uno de los aspectos auciales que
definen esta tendencia histórica es el hecho de que los estados naciona-
les se ven rebasados por fenómenos externos que se le imponen desde
fuera con suma virulencia. Ulrich Be& sostiene que en la globalización
. . el espacio nacional cede lugar a los factores de orden externo.' El acer-
camiento del mundo conduce a la interdependencia y a que los ele-
mentos de orden externo e internacional adquieran una importancia
que supera las expectativas de todo proyecto e idea nacional. El espa-
cio nacional pierde soberanía y autonomía ante la relevancia que adquie-
re el campo internacional y global.
En algunos autores de la filosofía política dásica como Hobbes el
ámbito externo aparece como el temtorio del conflicto, la guerra y la
violencia. Donde termina el poder común que comparten los miem-
bros de una comunidad política aparece la enemistad con los demás2
Ahí donde termina el territorio de los "unos" y aparecen los "otros" so-
breviene el conflicto. Lo interesante del caso es que la extensión de la
globalidad, adquiere una forma pacífica (hasta ahora) y tiene en los
agentes económicos a motores centrales de este proceso de enueau-
zamiento mundial.
La globalización pone en crisis la forma del Estado nacional y obli-
ga a una redefinición de su espacio y su territorialidad. Gellner elabora
una idea muy interesante sobre la nación y el naci~nalisrno.~ Ante la
discusión que conduce a una polaridad entre una postura que ve al
nacionalismo como una realidad necesaria y otra que lo considera un

lUlrich Beck, ¿Qué es la globaltlación?, p. 17.


'Thomas Hobbes, Leviatdn, pp. 100-105.
3Emest Gellner, Nacionalismo, p. 34.
hecho accidental, Gellner trata de desarrollar un punto de vista equi-
librado. Mientras la visión naturalista afirmaba que la nación tiene un
componente profundo, inherente, auténtico y esencial en los pueblos,
la visión del accidente creía que las naciones tenían un sustento arbi-
trario y eran una creación de elites ilustradas que requerían de un
espacio circunscrito y cerrado para imponer su visión hegemónica del
mundo. Gellner sostiene que si bien la nación es una construcción
histórica, obedece a circunstancias sociales que la hacen posible y
necesaria. Aunque tiene arraigo en sentimientos y valores atávicos
que escapan a la racionalidad siempre está creándose y construyéndo-
se la idea misma de nación. Las elites y los grupos ilustrados partici-
pan de la creación de esta misma nacionalidad.
El Estado nación que se desarrolla en el siglo m se convierte en el
campo propicio para la gestación de un espacio homogéneo y consen-
sual que en su momento permitió atacar el particularismo y el tribalis-
mo. El Estado-nación fue la forma histórica que permitió la gestación
de valores universales y la recuperación de una identidad circunscrita
. .espacialmente en los marcos de un mundo con distancias y fronteras
delimitadas. El Estado nacional acompaña la extensión de la moder-
nidad, la industrialización y urbanización de las sociedades ya que se
convierte en un colchón amortiguador entre el universalismo y los
particularismos. Se rigen por normas lo bastante universales para crear
un mundo integrado y cohesionado, pero a 1a vez preserva una espe-
cificidad que nutre la diversidad del mundo.
Ahora a la globalización le resulta insuficiente la interconexión me-
diante las soberanías nacionales. Agentes poderosos de orden mundial
empujan a una creciente interconexión que trata de soslayar la diferen-
cia, la particularidad y el nacionalismo. El dinero y el capital como
expresiones sistémicas empujan a conformar un mundo homogéneo,
uniforme y universal. El Estado nacional tiende a presentarse como
una rémora histórica y como la expresión actualizada de los atavismos
1
y los particularismos. Forma histórico-político que construyó un mun-
t
do homogéneo y consensual, con un monopolio de la fuerza y la cul-
tura, el Estado nacional ahora se vuelve insuficiente como espauo de
la alta modernidad.
La lectura iluminista de la globalización puede presuponer que la
tendencia a la universalización se instala en los marcos de la tradición
ilustrada y emancipatoria de Occidente. Salir de la tribu, la localidad
y los espacios cerrados y circunscritos ha sido siempre una aspiración
de los grupos más abiertos y prodives a la comunicación y el entendi-
hi0tico: glohalizncihii, Esradn y nación a
miento. La globalización sena así la expresión más acabada del progre-
so y del desarrollo. En tanto, el nacionalismo no deja de ser una forma
resistente que se vuelve contra el mismo universalismo del que fue
portador durante la mayor parte de su vida existente. Me temo que las
cosas son más complicadas, ya que el Estado-nación aparece como una
forma de mediación entre la homogeneización del mundo y la preser-
vación de la diversidad y la heterogeneidad. Ante estados trasnacio-
nales y multinacionales que pueden acentuar la impersonalidad, la
anonimia y la crisis de identidad del individuo y el ciudadano aislado,
el Estado-nación sigue siendo una forma mediada que permite el en-
trecruzamiento del universalismo y el particularismo. Es la mejor ma-
nera de eludir la excesiva fragmentación y tribalismo, logrando una
inserción en la comunidad regional e internacional, de comunidades
consensuadas e integradas. En dado caso, habría que reflexionar sobre
una alternativa del Estado-nación ante la globalización inminente.
Qué forma debe adquirir el Estado nacional para preservarse y actua-
lizarse en los marcos de un mundo comunicado e integrado.
.. Ahora bien, la globalización es un fenómeno histórico de orden
incierto, problemático y sobre todo multidireccional. Está muy lejos
de ser una tendencia unívoca. Aunque la globalización conduce a la
uniformidad, la homogeneidad y la integración mundial de naciones
y continentes, lo hace de manera segmentada y polarizada. El acceso
a los vehículos universales de comunicación, a los hábitos de consumo
y a los niveles de vida de la sociedad global se reducen a una minoría
globalizada, en tanto la mayoría puede tender a vivir en la exclusión,
la marginación y el rechazo." La uniformidad opera en las elites y en
los vehículos sistémicos, mientras se vive una tendencia a la fragrnen-
tación y la diferenciación social y económica en sus bases. Quizás éste
sea uno de los puntos más inquietantes de la globalización, es decir, el
hecho de que se implanten sociedades altamente polarizadas y desigua-
les, donde por la vía de la iniquidad puede darse el asalto a la sociedad
del bienestar, a la democracia y a la misma modernidad. La globaliza-
ción tal como está siendo desplegada tiene un componente deshuma-
nizado y brutal.
En la dimensión política de la globalización es donde se han visua-
lizado efectos progresistas de la globalización, esto es algo paradójico
porque pareciera ser que las tendencias a la interconexión mundial
no cuentan con instrumentos políticos daros que puedan dar conduc-
ción a dicha integración mundial.
4Vivian Forrester, El horror econbmico, pp. 27-39. . I
En Chiapas se vive uno de los primeros efectos daros del fin de la
guerra fría y del mundo bipolar. En los marcos de la geopolítica de
la guerra fría, la guemlla zapatista hubiera sido aplastada de inme-
diato por motivos de seguridad nacional. La globalización permitió
ver la existencia de una sociedad civil mundial que se interpuso entre
los contendientes y globalizó el conflict~.~La soberanía política del go-
bierno mexicano se vio rebasada con la internacionalización del con-
flicto y la toma de postura de cientos de grupos de derechos humanos
que hicieron suya la causa zapatista. La información oficial se ha visto
superada por una comunicación internacional inmediata que neutra-
liza todo manejo discrecional de la información del conflicto. La glo-
balización informativa y mediática ha permitido evitar un desenlace
terrible al conflicto armado.
El asunto Pinochet es otro indicio de una posible humanización y
pacificación del mundo por medio de la universalización de los dere-
chos humanos. La rendija ha sido abierta. La aplicación de un derecho
extraterritorial a cn'menes que no tienen prescripción temporal por ser
de lesa humanidad, nos indica que la violación de los derechos huma-
nos rebasa las fronteras nacionales y atañe a todo el mundo globaliza-
do. Éstas son muestras de que la globalización no tiene un carácter uni-
direccional y que los mismos globalizadores pueden terminar siendo
globalizados. Nos indica también que los mismos marginados pueden
utilizar las herramientas de la globalización para dirigirlas a sus agen-
tes principales. Aun así la política globalizadora empieza a manifestar
efectos perversos. La guerra de la OTAN en Yugoslavia puede sentar un
precedente negativo de la constitución de una fuerza militar y políti-
ca que pretenda imponer por la vía de la fuerza y la coerción un mun-
do unipolar y globalizado. Las agencias trasnacionales podrían hacer
uso de la violencia y la coacción para imponer otro orden global e
internacional.
La discusión de la globalización nos conduce a la del futuro y la
perspectiva que se abren al Estado nacional. Ya hemos mencionado que
los estados nacionales mantienen su vigencia e importancia. En dado
caso se necesita dotarlos de otro contenido y sustancia. De ser un es-
pacio homogéneo, centralizado y unificador debe volverse un espacio
propicio para la diversidad, el pluralismo y la descentralización. El
Estado nacional deberá ser multicultural y diverso, o difícilmente en-
SIanni menciona que vivimos una tendencia a la formación de una audadanía uni-
versal y de una sociedad civil internacional. 0Ctavi0 Ianni, La sociedad global, pp. 20-32.
contrará un sitio para mantenerse viable en los marcos del mundo glo-
balizado.
La crisis del Estado nación se puede apreciar en la destemtoriali-
zación y el desandaje que ocurre en la sociedad global. Giddens llama
desanclaje al fenómeno en que las ideas, los seres humanos y las
cosas dejan de tener una referencia espacial circunscrita y delimitada
y pierden anclaje con el ámbito que les dio ~ r i g e nSe
. ~vive así una des-
temtorialización entendida como ausencia de correspondencia entre
los significantes y los espacios que le otorgan significado y contexto.
El espacio nacional se ve rebasado en sus fronteras externas por ten-
dencias que superan sus marcos territoriales. El Estado-nación tiene que
aprender a convivir con un horizonte conflictivo, tiene que aprender
a abrirse y afirmarse, en tanto sus fronteras se vuelven flexibles e incier-
tas. Tiene que nutrirse de la diversidad que le es sustancial y aprender
a convivir en un mundo de crecientes roces culturales, políticos, so-
ciales y económicos.
Heller ha definido a Europa como el continente hermenéutico
porque todos sus habitantes se ven obligados a interpretar y com-
prender al "otro".7 El proyecto de Europa es el proyecto hermenéuti-
co por excelencia. Ahí tenemos otra manera de pensar y asumir la for-
mación de un mundo global e integrado. Ante la opinión que ve el
mundo de la otredad como el campo del conflicto y de la guerra, una
visión optimista puede pensar la diferencia como el campo hacia la
apertura, la comunicación y el entendimiento mutuo. La globaliza-
ción aparece básicamente como un fenómeno económico, pero los con-
flictos económicos y financieros, se verán acompañados de choques,
roces y cruces culturales y civilizatorios que harán del próximo milenio
el territorio del encuentro y el reconocimiento. Sólo de esta manera
podremos aislar la violencia y el conflicto que resulta consustancial al
ámbito de las relaciones internacionales.

Mexico y el proyeclo nacional


México tiene en estas condiciones una situación complicada. Tenemos
una frontera hacia el Norte dificil, nspida y lacerante. Ser vecinos de
la potencia más importante del mundo nos obliga a precisar la inser-
ción que tendremos en los marcos del mundo por venir. La globali-

6Anthony Giddens, Consecuencias de la modernidad, pp. 32-38.


7&pes Heller y Ferenc Fehkr, Politicas de la postmodernidad, pp. 9-23.

'M losé l iiis l'ejedn


zación cuenta con tendencias estructurales, pero también es correla-
ción de fuerzas. Es un campo propicio para la integración, la lucha y
la resistencia. La globalización es un campo problemático más que
una tendencia inevitable. Podrá darse una visión darwinista del asun-
to que presuponga que en un mundo de fuertes y débiles, la única
manera de sobrevivir es por el principio de adaptación a las tendencias
poderosas que operan en escala mundial. Sin eludir los retos de la
globalización, estanamos obligados a crear una correlación de fuerzas
favorable para negociar y asumir la integración a los mecanismos
internacionales en condiciones menos injustas. Sin perder de vista el
Norte, parece una ausencia lamentable que en estos tiempos de inte-
gración regional, continental y mundial, apenas si se ha insistido en
la idea de la integración latinoamericana.
En tanto la Unión Europea avanza a pasos firmes y se viven pro-
cesos de integración regional en diversas latitudes, América Latina que
cuenta con una lengua común, una vecindad regional y tiene muchas
semejanzas culturales e históricas, apenas si ha recuperado el sueño
bolivariano de la integración del subcontinente. México, como país
fronterizo con Estados Unidos, debería volver los ojos hacia el Sur para
promover una integración regional que permita incidir en ellos y re-
vertir o tratar de neutralizar la gran asimetría que tenemos con Arnén-
ca del Norte. Entre los caminos trazados por Puerto Rico y Cuba, Méxi-
co debena explorar un camino intermedio que permita una inserción
regulada, equilibrada y equitativa.
Un pilar importante para lograr lo anterior va a ser la defensa del
Estado nacional y su actualización en los marcos de la globalización.
El proyecto neoliberal tiende a privatizar la economía y abandonar
los compromisos sociales del Estado mexicano. El úitimo empuje de la
I tecnocracia hacia la privatización de la industria eléctrica y las restric-
ciones presupuestarias a las universidades públicas tienden a acentuar
la crisis del Estado social y desmantelar sus áreas estratégicas, sea en el
1
área de la producción de energéticos o en el de conocimientos. El impe-
l
rio del mercado tiende a extenderse a las zonas más neurálgicas del
Estado nacional. La globalización obliga a modernizar la industria
eléctrica y la universidad pública, a romper inercias y a cambiar todo
lo que ha sido inherente a un modelo que ha sido complaciente con la
corrupción, la ineficiencia y el burocratismo.
Hasta aquí parece pertinente actualizar el espacio público y pre-
pararlo para sobrevivir en un mundo adverso y competitivo. Este pro-
ceso de actualización y modernización del Estado nacional debe darse
del mundo del trabajo y la educación; esta última como un posible I
camino para resarcir desigualdades sociales, como elemento impres- 1
cindible para acelerar nuestro acceso a una democracia plena. En ese
propósito iniciamos con las luces y fuegos que encendió el debate
teórico sobre la crisis de la década de los setenta y sus principales efec-
tos sobre el cambio en la organización de los procesos productivos y
algunas de sus repercusiones en la educación. A grandes rasgos, se
abordan las explicaciones que trae consigo el comportamiento de los
agentes económicos dentro de las estructuras institucionales de la eco-
nomía cerrada de posguerra y la economía abierta que surge después
de la crisis de los años setenta; acto seguido, se recuperan algunas de
las lecciones más sobresalientes que, en materia de desarrollo endó-
geno, se vienen observando en algunas zonas mundiales integradas
de manera exitosa al mercado mundial, así como el surgimiento de un
nuevo marco institucional en los mercados de trabajo donde guarda
una gran importancia la economía del aprendizaje. Por último, se es-
tablece de manera esquemática la relación entre el marco instituuo-
iial y las modalidades de la organización industrial y el mercado de
trabajo, con la finalidad de recalcar la importancia que el conocimien-
to, el aprendizaje y la educación guardan en los procesos productivos
dentro de esta nueva fase global de desarrollo social.

GlobaPidad y procesos productivos. El debate


A principios de la década de los setenta se observaron síntomas de una
crisis estructural en el sistema mundial, en la forma y funcionamien- 1

to del Estado benefactor, así como en los pactos sociales y económicos


que identificaron al periodo de posguerra. Los países del Tercer Mundo I
1
no resultaron exentos o inmunes a este proceso de ruptura observan-
I
do componentes distintos a los padecidos por los países desarrollados, ,
ya que éstos -los periféncos- se vieron beneficiados por el incremen-
4
to súbito de los precios de los productos primarios y la orientación de !

un buen número de capitales golondrinos hacia ciertas zonas en de- 1


sarrollo.
En los países avanzados, la crisis motivó diagnósticos de mil co-
lores sobre las causas que la provocaban; fenómenos como la stanpa-
ción resultaban en esos momentos insólitos y por tanto incomprensibles
para la teoría económica; la medicina keynesiana tradicional, hasta
entonces recetada con éxito para superar los escollos econ6micos, no
sólo perdía eficacia, sino que agravaba la enfermedad. En la primera
130 1 iicino Cu11erir7I Itiic,ra v I rariusro ja\.ier Rodiiguez c,aiza
mitad de los años setenta y dentro de la esfera estatal, la uisis era con-
siderada como coyuntural, consecuencia del aumento en los precios del
petróleo y el desorden monetario internacional, al ponerse en duda
por primera vez los Acuerdos de Bretton Woods. Pero ya a mediados
de esa década, se incrementaron las sospechas hacia los efectos que
traía un incremento en el gasto público: jera éste promotor o retar-
dador de la recuperación económica?
El gasto público resultaba, cada vez más, un recurso inútil para
reactivar la dinámica económica, más aún, traía una mayor inflación,
lo que incentivó a realizar, muchas veces sin fundamento, enormes
esfuerzos tendientes a reestructurar las economías bajo nuevas bases so-
ciales, económicas, políticas y tecnológicas que, posteriormente, darían
oportunidad de construir diagnósticos diferentes a los hasta entonces
re'flexionados.
Ya en la segunda mitad de los años setenta resurgieron las teorías
económicas monetaristas las cuales abandonan los salones de clase para
trasladarse al campo de la toma de decisiones políticas. En ese afán,
los partidarios del monetarismo consideraron que eran preferibles las
fallas del libre mercado que alimentar las distorsiones que genera la
intervención del Estado en la economía. La crisis fue estudiada -al
1 menos en los países desarrollados- en el marco de los déficit fiscales
y los altos costos salariales; marco de referencia para abogar por el re-
tiro del Estado en la economía, especialmente en lo que corresponde
a su inversión - empleo y la recaudación de las prestaciones alcanza-
das dentro de la dimensión estatal benefactora.'

¿Que tanto mercado? ¿Hasta doiids el Estado?


1
Históricamente, los contextos que signan el desarrollo de los mercados
dependen de las condiciones de competencia y del ritmo de crecimien-
1
to de la actividad económica. En el plano teórico, dos grandes corrien-
tes del pensamiento presentan esquemas institucionales asociados a las
! estrategias de desarrollo durante la última década. La primera, conoci-
'La visión de la crisis y la reestructuración actual, centrada en el Estado y sus fun-
ciones, abarca dos r2rsiones:
a) como crisis fiscal ocasionada por el crecimiento de los défiat públicos, de la deu-
da estatal, de la inflación y de la imposibilidad de que la economía continúe funcio-
nando con un subsidio creciente [O'Connor, 19851;
b) la imposibilidad de cumplir con la función política del Estado soaal y s u límites
como satisfactor de demandas crecientes de la población, por lo que se vuelven incom-
patibles el crecimiento económico y la legitimidad dientelar.
y trarisforinaiitin cii 1m iiit.rc,iJos
(;iobalidad. rairibio estniitiir<~l m
da como neoliberal, considera el crecimiento económico como resul-
tado directo de la eficiencia con que son asignados los recursos y al
mercado como la institución per se para alcanzar un sistema económi-
co eficiente. En este escenario, las instituciones gubernamentales deben
limitarse a crear un ámbito favorable al desarrollo del mercado y des-
cartar cualquier acción que provoque distorsiones en la estructura de
los precios relativos, toda vez que éste es el mecanismo por medio del
cual se asignan los recursos de la manera óptima.
La intervención estatal debe ceñirse a los procesos regulatorios, a
la oferta de bienes públicos y a compensar las fallas del mercado y los
mercados incompletos; entre ellas, las que afectan particularmente
al mercado de factores. En el ámbito sectorial la política industrial
debe ser "neutra" y la política comercial "abierta" descartando la apli-
cación de medidas sectoriales o selectivffs orientadas a fomentar sec-
tores considerados estratégicos o reducir los costos en sectores econó-
micamente decadentes [Harris y Lewis, 19951.
Esta comente pone en duda la capacidad del gobierno para suplir
al mercado en la asignación de recursos y concluye que siendo las
"fallas del Estado" más frecuentes y de mayor magnitud que las "del
mercado", la intervención estatal en la economía debe circunscribirse
al abastecimiento de los bienes públicos, al control macroeconómico
y, eventualmente, a la regulación de los mercados. El punto central ra-
dica en que la "intervención" estatal que pugna por "corregir las fallas
del mercado" lo único que genera es una profundizaci6n de las misma^.^
En contrapartida, la comente intervencionista concuerda en que
el mercado es el mecanismo fundamental de asignación de los recur-
sos, pero manifiesta divergencias cuando se trata de evaluar las fallas
en su funcionamiento y las medidas que deben adoptarse para corregir-
las. Considera que las fallas del mercado se presentan con más frecuen-
cia y profundidad de lo que supone la escuela neoclásica, y afirma que
es necesaria la acción política selectiva hacia ciertos sectores, indus-
trias e incluso empresas víctimas del laisser faire al mercado [Stiglitz,
1996 y Clavijo y Casar, 19941.
Ambas visiones también difieren en su concepción de crecimiento.
La vertiente neoliberal argumenta que la transformación del patrón
de ventajas relativas, vía medidas de politica económica, genera inefi-
ciencias; así, los arreglos institucionales con mayores probabilidades
2Respectode las fallas del mercado y las fallas del Estado, vease Bazúa y Valenti
[1394], Wimer y Vining [1934].

m I.ucinn Curil'rsez tlrivcrd L I'rnncisco Javier Rodngucz Gaiz,,


de fomentar el crecimiento suponen mejorar los factores: capital hu-
mano a partir de la educación, capacitación y experiencia y los mer-
cados financieros derivadas de optirnizar la asignación de ahorro y los
sistemas de inversión. En este tenor, las condiciones de operación de
las empresas dependen en buena media de consideraciones socio-ins-
titucionales y los elementos de regulación de los salarios y de la com-
petencia.
Por otra parte, la vertiente intervencionista considera que el
patrón de ventajas comparativas no organiza un sistema de crecimien-
to sino de dependencia y, por consiguiente, el modelo de creci-
miento sostenido debe ser estimulado por la acción pública que fa-
vorezca la aparición de ventajas comparativas en sectores caracterizados
por la existencia de economías de escala y de aprendizaje o gene-
radores 'de extemalidades. Se acepta, además, que el gobierno puede,
en ciertas circunstancias, suplir con planificación las necesidades deri-
vadas de mercados complementarios o no mercados.

La crisis vista desde el mundo del trabajo


En medio del debate en tomo a las fallas del mercado y las distorsiones
provocadas por el Estado en la economía, han surgido otros referen-
tes teóricos los cuales ponen el énfasis en la productividad, la innova-
ción tecnológica y la calidad en la producción para explicar la crisis y
su superación. Para esta comente de pensamiento, las posibilidades de
sortear con fortuna la crisis en su dimensión teórica pasan por transi-
tar de la vieja macroeconomía keynesiana al espacio de los procesos
microeconómicos; incluir de nueva cuenta a la figura de la empresa y
del empresario como elementos esenciales de la inversión, innovacio-
nes y cambios requeridos para mejorar la producción y elevar la ren-
tal3 pasar de una economía de productores a otra de consumidores
[Mertens, 1990 y 19991;y, en cuanto a los mercados de trabajo, los de-
I terminantes macroeconómicos del desempleo y la inflación, para am-
bar al campo de las relaciones industriales y laborales, dando inicio a
f
la polémica sobre flexibilización del trabajo. Ante el cambio tecnoló-
gico, desde esta trinchera surgió la hipótesis de que la crisis respondía
a la rigidez en las relaciones laborales hasta entonces existentes
[Woods, 19891.

3Lomismo habría ocumdo en términos organizaaonales y las condiciones sistemi-


ticas que configuraban el esquema taylorista.
Otras teorías, preocupadas por comprender los cambios desde la
dimensión laboral, afirmaban el agotamiento de la base tecnológica
surgida con la posguerra y el surgimiento de una nueva revolución 1
técnica anclada en las comunicaciones; otras más han enfocado sus I

baterías al análisis de la organización productiva, al agotamiento de las


~elacionestayloristas que caracterizaron los procesos productivos desde
inicios del siglo xx y al surgimiento de una nueva fase posfordi~ta.~
Una aportación más, proveniente de las teorías sobre el proceso
productivo fue la denominada especialización flexible, proceso que
combina la tendencia hacia la producción en pequeños lotes con el
uso de equipo reprogramable y la recuperación de la calificación "pro-
ceso de recalificación" de la fuerza de trabajo [Pioré, 19831. Dicho fe-
nómeno, vinculado con las nuevas filosofías del management fue sin-
tetizado en la ya famosa fórmula calidad total justo a tiempo, que
traslada el foco de análisis de los costos hacia la participación, la coo-
peración de los trabajadores, el trabajo en equipo, la filosofía diente-
proveedor, la mejora continua, la calidad total, el círculo de calidad,
la flexibilidad, la polivalencia. En suma, el surgimiento de una nueva
cultura empresarial y laboral.
Hoy podemos advertir la complementariedad de dicho análisis,
ya que la transformación de la tecnología, que a su vez incide sobre la
diferenciación real de l a producción orientada al mercado, terminó
por imponer como requerimiento laboral la flexibilidad y el consen-
so en los procesos productivos.
De esta forma, productividad y calidad, como palabras dave de esta
cultura productiva emergente pueden comprenderse como combinación
de costos óptimos, como relaciones entre tecnología, organización,
relaciones laborales y flexibilidad de la fuerza de trabajo; relaciones
que, por supuesto, se ven influidas por su entorno macroeconómico
y cultural en un sentido amplio, es decir, una idea de contexto con
varias aproximaciones: internacional, nacional, regional y local.

El nuevo marco institucional de los mercados de trabajo


\
Desde la década de los treinta y hasta finales de los setenta, las relacio-
nes industriales fueron denominadas por los esquemas tayloristas, lo
'Y de manera particular a todo el sistema de seguridad social, por lo que al sumar el
costo salarial y el de la cobertura del sistema social, resulta muy caro con respecto a la
productividad alcanzada. Una descripción elocuente del ascenso del enfoque neoliberal,
así como del planteamiento de los problemas y mecanismos para enfrentarlo se en-
cuentra en Thatcher [1994].
t que permitió hablar de una correspondencia entre los objetivos empre-
I sariales y obreros con la estructura productiva y de negociación con-
tractual. Este modelo, que permitió a los primeros beneficiarse de la
I expansión de mercados y a los segundos adquirir estabilidad salarial
y normatividad de los procesos y condiciones de trabajo, fue cuestio-
nado en los ochenta y transformado en los noventa.
Los requerimientos de productividad y calidad, aunados a los verti-
ginosos desarrollos tecnológicos, han hecho de la competitividad mun-
dial una arena en donde la adaptación es condición de sobrevivencia
en el mercado. De esta manera se experimentan ahora cambios en las
formas de remuneración, en la organización del trabajo, en la partici-
pación e injerencia de los trabajadores, en las empresas, etc. Esto obliga
a reducir la sobreespecializauón, desarrollar trabajo en equipo, inno-
var la tecnología al tiempo que se renuevan las políticas de recursos
humanos, y a mejorar los sistemas de capacitación y educación.
Las presiones de cambio que han estado afectando a la economía
durante los noventa plantean desafíos importantes a muchas de las po-
líticas industriales y de administración de recursos humanos. La com-
petencia creciente en los precios, tanto en los mercados mundiales
como en los domésticos, la mayor incertidumbre frente a los precios de
las mercancías, la disponibilidad de nueva información y de tecnolo-
gías de manufactura, la reducción del cido de vida de los productos, la
mayor especialización de los mercados y la mayor sensibilidad para
la calidad de los productos, están demandando cambios en las relacio-
nes industriales: moderación y flexibilidad en costos de mano de obra,
mejoramiento de la productividad, flexibilidad en el uso de recursos
humanos, una fuerza de trabajo altamente motivada y con habilida-
des múltiples, y cooperación permanente entre la administración y el
sindicato en el lugar de trabajo.
El sistema tradicional de trabajo se transforma significativamente:
la fuerza de trabajo, la administración y los que diseñan las políticas la-
borales y de capacitación buscan caminos para alcanzar los requeri-
mientos de la economía de hoy, al tiempo que se ven comprometidos
con las nuevas aspiraciones sociales y económicas de los trabajadores.
Los cambios más visibles en las relaciones industriales se han dado
en la negociación colectiva. En los países industrializados, una propor-
ción creciente de los nuevos contratos colectivos congelaron o reduje-
ron los salarios, empezaron a incluir los tabuladores d ~ b l e sesquemas
,~

5Un tabulador dual establece niveles salariales inferiores para los trabajadores re-
cién contratados, sin disminución de salarios para quienes ya estaban laborando. Si bien
Así, las plantas con la más alta tecnología no son necesariamen-
te las más productivas ni las que alcanzan una mejor calidad, sino
aquellas que han introducido cambios tecnológicos con reformas
industriales y laborales, como parte de un cambio en las políticas de
manufactura: control de inventario justo a tiempo, control estadístico
de calidad u otras nuevas estrategias de producción. La lección a recu-
perar es que cuando los nuevos procesos y/o nuevas tecnologías y las
reformas en las relaciones industriales se combinan satisfactoriamen-
te, tiene un efecto de reforzamiento recíproco en donde se incrementa
la rentabilidad de la tecnología y se alcanzan más rápidamente los
arreglos institucionales dentro de las empresas o industria.

El desarrollo endógeno ante el desafio


de la globalización
De acuerdo con Antonio Vázquez Barquero, los desafíos que trae con-
sigo la competencia en una economía global, han exigido profundos
ajustes r n los sistemas de la producción haciéndolos más flexibles, de-
sarrollando sistemas de empresas locales y adaptando la organización
de las grandes empresas a las nuevas condiciones de los mercados.8
Estos procesos, continúa, han convertido a las ciudades y regiones en
el espacio de la gestión del ajuste, y por lo tanto de la globalización,
lo que ha impulsado una nueva generación de políticas de desarrollo
económico signadas por las innovaciones tecnológicas y la mejoría en
la calidad de los recursos humanos para poder impulsar los ajustes
económicos requeridos en un mundo global.
Siguiendo al autor, los factores que inciden dentro del proceso de
globalización son los cambios en las políticas económicas y comercia-
les, que han generalizado la liberalización de los mercados de bienes,
seMuos y factores; las estrategias de las empresas multinacionales que
utilizan las nuevas oportunidades de localización que la integración
les presenta; y la introducción de las innovaciones en los transportes
y comunicaciones que facilitan la integración de los mercados y la
producción multinacional y reducen los costos de producción. Este
último factor como dominante, pues la difusión de las tecnologías de
la información, de las comunicaciones y de los transportes ha provo-
cado profundas transformaciones en el tiempo y el espacio, trayendo
una nueva fase de desarrollo social que transforma radicalmente la

8Vázquez Barquero [1999],p. 1.


Clobalídad, canibio csinictural y transforinatiUn rii los niercacloh m
geografía económica al traer consigo nuevas formas de competencia
entre las empresas y los temtorios que, a su vez, observan novedosas
formas de desarrollo endógeno.
El aumento de los intercambios internacionales y de la competen-
cia hace que los actores responsables de las decisiones en los sistemas
productivos locales, y en las ciudades y regiones respondan estratégi-
camente a los desafíos de la globalización y refuercen sus sistemas de
relaciones (productivas, tecnológicas y de intercambio) y sus redes
de organización de manera de ambar al reino de la eficiencia, la equi-
dad y la preservación del medio ambiente. Estas últimas, aspiraciones
inherentes al desarrollo endógeno, en tanto que, cuando los intere-
ses económicos se anteponen a los sociales y ambientales, la cohesión
social y la conservación del patrimonio histórico y medioambiental
' funcionan como restricciones al proceso de crecimiento y cambio es-
tructural.'
Para el autor, entre las medidas de desarrollo local a considerar, se
encuentran aquellas destinadas a mejorar las redes de transporte y co-
. . municaciones; crear suelo acondicionado que facilite la localización
de empresas; o construir instalaciones de capital social (como hospita-
les o escuelas). Asimismo, como elemento distintivo de una estrategia
de desarrollo endógeno se encuentran aquellas iniciativas que inciden
sobre los aspectos cualitativos e inmateriales del desarrollo. Tales como
la calificación de los recursos humanos, el know hau tecnológico e inno-
vador, la difusión tecnológica, la capacidad emprendedora local, la
información existente en las organizaciones y empresas, y la cultura
de desarrollo con bienestar de la población.
En lo que nos ocupa, la formación de capital humano, las políticas
deben responder a las consecuencias que trae consigo una mano de
obra obsoleta, a las nuevas demandas de los empresarios y/o trabaja-
dores, mediante una actualización permanente en los puestos de tra-
bajo, así como en la introducción de nuevos oficios demandados por
el mercado.
En suma, durante la década pasada surgen nuevas sendas de creci-
miento y cambio estructural en las que confluyen sistemas de organi-
zación de la producción más flexibles y adaptadas a los cambios del
entorno que permiten mejorar la productividad y la competitividad de
la economía, conjuntamente con las respuestas estratégicas de las ciu-
dades y regiones que mediante las iniciativas locales facilitan la mejo-

'138 I.iiciiii>C i i t i e r r t ~1-lenera y I:rancisco Javier Rodrigiie? 1hr1.a


ra de la calidad de los factores de la producción, la difusión de las inno-
vaciones y la formación de redes de actores económicos, sociales e
institucionales que se desenvuelven en una dimensión global más
que internacional.

Glohalizaeión y mercados da trabajo


De lo señalado hasta ahora, también se desprende un nuevo concepto
en torno al "modelo de industrialización" como combinación de una
base sociotécnica, con una determinada inserción en los mercados
mundiales de productos, de insumos y de dinero, así como de determi-
nadas relaciones en términos de política entre la industria y el Estado.
Por lo que toca a los mercados de productos y de insumos, adquiere
especial relevancia el análisis de los mercados nacionales y mundia-
les, considerando regiones y zonas, así como los encadenamientos
intrarregionales "hacia atrás" y "hacia adelante". Asimismo, los merca-
dos laborales reclaman considerar aspectos como el origen y la esuuc-
tura conforme a las calificaciones y la capacitación. El análisis de la
tecnología y los conocimientos organizacionales comprende el origen
y las características más relevantes.
En este contexto, las relaciones entre Estado y empresas precisan
tomar en cuenta nuevas estrategias de políticas de fomento industrial
de carácter regional y zona1 que, en determinadas circunstancias, pueden
traducirse en "ventajas comparativas" que favorecen a ciertos polos de
desarrollo para que en ellos se localicen nuevas industrias o para el
fortalecimiento de la competitividad de las empresas [Porter, 19861.
Si una economía es abierta, la demanda de bienes es afectada por
las condiciones de operación y vinculación con el mercado internacio-
nal en donde la competencia es más intensa. En tal contexto, las con-
diciones de productividad, competitividad y calidad son factores rele-
vantes para la estrategia de desarrollo empresarial, por lo que la dinámica
del cambio tecnológico y organizacional es fundamental; por ende, la
evolución del mercado de trabajo estará ligada al comportamiento de
las exportaciones y a los efectos multiplicadores de este flujo de deman-
da sobre el resto de la economía y la distribución del ingreso.
En contrapartida, si se aplica una política de promoción del merca-
do interno, el mercado de trabajo depende de las políticas comerciales
proteccionistas y de los efectos multiplicadores internos de la misma.
No es la competencia, sino la administración del funcionamiento del
mercado lo que determina la permanencia de las empresas en el mismo.
(;lobnlidad, cdrnbio ectiuctiiral y transf«ri<nrión eii las mercados fl9
En tal sentido, se puede afirmar que los mercados de trabajo no sólo
están íntimamente vinculados con las políticas industriales, sino tam-
bién con las políticas comerciales que inciden en la estructura secto-
i
l

rial y regional de la actividad económica. 1


En el modelo proteccionista, el desarrollo industrial demanda
mercados complementarios y, en tal sentido, de la planificación duran-
te las primeras fases de desarrollo de la economía modema.I0Asimis- ,
mo, supone que la demanda de trabajo no crece por condiciones de
competencia sino por condiciones de complementariedad, las cuales
se asocian a un conjunto de factores íntimamente eslabonados. Tan-
to en los modelos de economía cerrada como en los de economía
abierta, la medida esperada del efecto multiplicador depende funda-
mentalmente de los eslabonamientos de la cadena productiva. Dicho
de otro modo, en qué medida la "correa de transmisión" permite que
se lleven a cabo los efectos multiplicadores. Depende del grado de inte-
gración de la cadena productiva; porque la posibilidad de generar
efectos positivos sobre la dinámica económica está en función del
.mayor o menor grado de integración de las cadenas productivas; en
caso contrario, el coeficiente atado de importaciones se convierte
en una restricción.
En este sentido, la diferencia radica en que para el caso de la po-
lítica que favorece el mercado interno, supone la integración de esla-
bonamiento~productivos con carácter "nacional", mientras que en el
caso de integración mundial, de inserciones en las cadenas de produc-
ción con repercusiones externas positivas que lleven a la baja los cos-
tos de producción. En suma, la protección tiene como fin último de-
sarrollar la competitividad y la complementariedad de las estructuras
industriales y sectoriales y, en busca de este objetivo, se requieren
políticas de integración industrial y desarrollo tecnológico.
Desde esta perspectiva, el mercado de trabajo cumple el papel de
"variable pasiva de ajuste" a los diseños estratégicos del desarrollo del
mercado interno. Los esquemas dudes del mercado laboral explican
didáaicamente este proceso en el que se desenvuelve el mercado de
bienes en las primeras fases del proceso de industrialización." Sin
embargo, si algo determinó las caractensticas del modelo del mercado

l0En este sentido, la hipótesis central del desarrollo industrial basado en la sustitu-
a ó n de importaaones presupone una secuencia lógica: desde los productos de consumo
duradero, hasta llegar a la sustitución de bienes de capital en fase avanzada. Al respecto
vease Villareal [1983] y Pérez [1996].
"Al respecto véase Lewis [1954].
1
1

1 laboral fueron las condiciones institucionales adversas a la compe-


tencia.
La esquematización previa muestra que las lógicas institucionales
1 y las políticas públicas son sustancialmente diferentes en el modelo de
economía cerrada y de economía abierta; empero, cabe afirmar que no
existe una lógica de acción pura que remita ineludiblemente a uno de
los paradigmas. Importa, para efectos de nuestro objetivo, que el deba-
te entre quienes sostienen los postulados liberales y los que sustentan
las propuestas intervencionistas se inscriba en uno más amplio que,
por un lado, dé contenido al marco institucional pero bajo una nueva
reflexión sobre organización empresarial y los procesos productivos,
asi como su efecto en las futuras calificaciones de la fuerza de uaba-
jo. No sobra señalar que de dicha reflexión surgen una serie de trabajos
alrededor de la economía del aprendizaje.

e a educacibn: acceso al futuro


La globalización cuestiona lo que hasta hace algunas décadas conside-
ramos como fuerzas motrices del crecimiento: ahorro-inversión. En
su lugar, se han retomado las inquietudes de Kuznetz y Solow, entre
otros importantes economistas, quienes desde los años sesenta han ve-
nido planteando como dupla explicadora del crecimiento al conoci-
miento-innovación tecnológica.
En este presente globalizado, se hace imprescindible el manejo de
saberes e información tanto en los procesos productivos como en la
formación del capital humano requerido por una localidad, región o
país. De ahí su efecto en los sistemas educativos en todos sus compo-
nentes y funciones; alumnos, profesores y escuelas; docencia, investi-
gación y difusión.
De acuerdo con Thomas Bailey, la importancia de la educación
para el cambio tecnológico y la productividad es a la vez, obvia
y opaca ... nadie negaría su importancia, pero más allá de esta
aparente unanimidad hay cuestiones profundas que todavía no
tienen respuesta: cómo es que la educación influye en el cambio
tecnológico y la productividad, cuánta educaaón se necesita, quién
la debe obtener, quién la debe impartir, cómo debe estar organi-
zada, quién la debe pagar, quién se beneficia de ella, cómo se rela-
ciona la educación con otro tipo de políticas económicas y socia-
les, etcétera.
(,;lobnlitla<l,cainhio esirtictiiral y ir;iiisfor~iarióiien los inerc'itlos 141
l
industriales?Y, jtienen voluntad y aptitud los trabajadores para apren-
1 der nuevas habilidades, adaptarse a los nuevos sistemas de trabajo y
I participar en la solución de problemas relacionados con la tarea?
i Las respuestas parecen apuntar al interés de la fuerza de trabajo
por obtener mayor influencia sobre las decisiones relacionadas con el
trabajo. La mayoría de ellos se inclina por ampliar sus habilidades y
usarlas en forma completa. Además, hay poca evidencia de que los
empleados se resistan a la introducción de nuevas tecnologías o de
que no haya empleados que posean las habilidades o la voluntad para
ser entrenados en el uso de nueva información o tecnología de pro-
ducción. Pero más allá de este optimismo, habría también que consi-
derar la presencia aun de un universo importante en escala mundial, de
empleados que carecen de las habilidades y la motivación que se re-
quiere,para adaptarse a las nuevas demandas del trabajo, lo que da
cuenta del monto de inversiones orientadas al proceso de capacitación,
un elemento clave olvidado en el pasado inmediato.
Las actuales relaciones de empleo -en respuesta a las nuevas prác-
ticas,, sugieren que el proceso de adaptación es más bien lento y difí-
cil. Una adaptación exitosa requiere la erradicación de prácticas pasadas
y tradicionales, procesos que generalmente transitan por caminos si-
nuosos si no existe voluntad para el cambio. Entre los obstáculos más
significativos se encuentran las viejas fórmulas de negociación entre
las empresas y los sindicatos, especialmente en lo que corresponde a
usos y costumbres. Así, administrar el proceso de adaptación a lo nue-
vo como opuesto a una nueva situación de trabajo, es un proceso difí-
cil y a largo plazo. En todo caso, parece que plantear la introducción
de nueva tecnología o de nuevas prácticas laborales no es viable si no
va acompañado de un amplio proceso de recalificación de la fuerza
laboral; en este sentido, una política de capacitación es una conditio sine
qua non para reestructurar los procesos industria le^.^^
Un desafío más hacia la consecución de una nueva cultura laboral
es el ajuste potencial entre las habilidades y capacidades que demandan
los nuevos empleos y las características de los que se incorporen a la
fuerza de trabajo en el futuro; es decir, entre los requerimientos y la edu-
cación en un sentido amplio. Es previsible que los nuevos empleos
requerirán de un nivel educativo superior al básico, niveles de aptitud

"Ciertamente, la recalificaci6n de los trabajadores en activo y la calificación de los


nuevos trabajadores en los esquemas flexibles es una condicidn necesaria, pero no sufi-
ciente para lograrlo. Otras mis responden al campo de las instituciones, a la cultura la-
boral y a las políticas educativas.
Globdidad, carnhio estnict~iraly traiisforniariáii en los irier~.i<los 143
verbal, razonamiento y habilidades matemáticas. Cabe insistir que
esto implicará mejoras en la educación, habilidades y logros ocupa-
cionales para cubrir los requerimientos de empleo de la economía de
manera de evitar mayor inequidad en la distribución del ingreso y las
experiencias de empleo.I3

La economía del aprendizaje


En el trabajo realizado para el Seminario Globalización y Altemati-
vas Induyentes (1999), ahora como un capítulo de este libro, Laura
Palomares y Leonard Mertens realizan un laborioso análisis sobre la
incorporación del aprendizaje y la innovación en la teoría económi-
ca. Para ellos, a partir de la economía evolutiva y sus potencialidades,
se ha intentado una revisión sobre las teorías dependentistas y esuuc-
turalistas, como resultado del reconocimiento de potencialidades y
capacidades tecnológicas endógenas a considerar en una estrategia de
fomento al desarrollo en nuestros países dentro del contexto de la
globalización.
De acuerdo con los autores, la economía del aprendizaje aparece
como un intento de abrir la caja negra de las relaciones sociales
y comunicativas debás de la innovación. Siendo el aprendizaje en
sus distintas formas de acción -aprender por hacer, aprender por
el error, aprender por explorar, aprender por investigar, aprender
por interactuar- que tienen como resultado la innovación, estos
conceptos requieren ser aplicados a contextos concretos para adqui-
rir su significado.I4

En este marco y para el caso de América Latina se observan una


serie de trayectorias que lleva el aprendizaje a lo largo de la década
pasada. El aprendizaje desde arriba: adaptación al nuevo paradigma
tecnoeconómico; el aprendizaje acotado y controlado: aprovecha-
miento de la abundancia de la mano de obra poco calificada; y el
aprendizaje a partir de la tradición y el empirismo.
I3Estoplantea de manera clara el reto que enfrentan los actores al tratar de mejorar,
en el largo plazo, las condiciones de vida de la poblacibn. Porque sobre la base de la
escolaridad promedio de la P ~ enA nuestro país (7.1 grados de escolaridad), alcanzar los
requerimientos mínimos plantea un doble esfuerzo:mayores grados de educaadn y nue-
vos perfiles en la capacitación.
'4Palomare~ y Mertens [1933],p. 283.
conectadas por flujos de información que permiten el surgimiento de
procesos de aprendizaje al interior de las unidades productivas. Por
consiguiente, la educación con formaciones rígidas, profundamente
especializadas, tiende a ser desplazada por nuevos principios básicos
que faciliten los procesos de adaptación de los egresados. Esto es, la
rigidez de los programas de estudios y la formación especializada, son
viejas condiciones institucionales que prevalecían en los mercados de
trabajo profesional. El cambio institucional exige flexibilizar los siste-
mas educativos, definir estructuras educativas asociadas al sistema bá-
sico de competencias y a la elección del estudiante, para lograr una
formación orientada por la demanda.
Las modificaciones organizacionales y tecnológicas cuestionan de-
terminados segmentos del mercado de trabajo en términos de puestos,
calificaciones y especializaciones. jcuáles son los cambios organizacio- 4

nales y tecnológicos?, jcómo intervienen las estrategias de aprendizaje


en la interacción tecnología-trabajo? y, jen qué medida cada uno de
estos cambios afectan al mercado de trabajo? En suma, jcómo afecta
' ' el cambio productivo, tecnológico y organizacional al mundo del tra-

bajo? En el mundo educativo, la pretensión de formaciones tecnológi-


cas rígidas, y de autosuficiencia tecnológica que tanto determinó las
estructuras educativas para la autogeneración de la tecnología, debe
avanzar hacia los procesos de adaptación tecnológica, y a los de experi-
mentación de tecnologías y sistemas de vinculación empresarial con
base en el mantenimiento de la competitividad de las empresas.
jEs posible establecer a priori la interacción del cambio tecnoló-
gico y el mercado de trabajo? iSe puede determinar el número de traba-
jadores requeridos por una planta industrial? La respuesta es negativa
debido a que la interacción entre el cambio tecnológico-mercado de
trabajo expresa:
Múltiples trayectorias tecnológicas de componentes, equipo y
productos.
Diferentes estrategias seguidas por las gerencias y los trabaja-
dores.
El tipo de relaciones industriales.

En el nivel de la universidad la formación especializada en la tecno-


logía no producirá la determinación de una oferta laboral calificada
acorde con las condiciones del mercado.
146 I.ucino C;utii.rrcz I leiren v t:rancisco Javier Rodriguez Garza
En suma, la adaptación de tecnologías dentro de un mundo glo-
r balizado lleva a reconsiderar el papel de la educación no sólo tecnoló-
gica sino en general. Para que los centros de educación se comprometan
con el cambio tecnológico y el mercado de trabajo, resulta pertinente
identificar las variadas formas de dicho cambio y, por lo tanto, las múl-
tiples interacciones que se producen en el mismo y en el mercado de
trabajo sobre los actuales sistemas de enseñanza.
Poner en el centro del análisis los procesos de aprendizaje, contri-
buirá a modificar la idea o visión tradicional, en la que el aprendizaje
se reducía a la ejecución de tareas simples y repetitivas, esencialmen-
te de naturaleza motriz. A diferencia de esta visión, se pone de relieve
que además de las habilidades antes mencionadas, cada vez más se
requieren trabajadores con conocimientos-habilidadespara interaauar
1
con las máquinas programables, leer y comprender el sistema de seña-
les, cuantificar y representar numérica y gráficamente su rendimiento
o el rendimiento del equipo, y trabajar en grupos, etc.; así como el que
los trabajadores deben tener un mayor grado de autocontrol y autoaí-
tica, mayor capacidad de comunicarse y de establecer las relaciones con
su grupo de trabajo y, por lo tanto, la capacidad de comprometerse y
de asumir responsabilidades individuales y grupales.
En el escenario de la globalización de la economía, las formas de
organización de las empresas se enfrentan a la necesidad de responder
produciendo, acumulando y apropiándose del conocimiento y expe-
riencia de los individuos y de los equipos de trabajo. Lo anterior plan-
tea una lógica de mejoramiento continuo que puede comprenderse
como la búsqueda de soluciones a problemas específicos del proceso
de producción por parte de los trabajadores. Este proceso contribuirá
a que los trabajadores adquieran y perfeccionen sus habilidades, apti-
tudes, capacidades y aspiraciones que conducen a elevar los niveles de
producción y de calidad. Para ello se requieren formas de aprendizaje
dentro de la empresa que estimulen y den la oportunidad a los tra-
bajadores de aportar mejoras al proceso manufacturero. Es decir, de
ahora en adelante, las plantas productivas tendrán que concebir a la
fuerza de trabajo ya no como un factor más del proceso de producción,
sino como el factor más importante de dicho proceso; el trabajador debe
tener la capacidad de aprender por el error (learning by fail), aprender
haciendo (learning by doing), aprender por el uso (learning by using) y
aprender mediante la interacción (learning by interacting).

(;lobnlidad. cainl>io estiuctural y trarisfonnición ti] los nierc'idos 141


José [1994], Mercado, elección pública e instituciones. Una revi-
ESPINO,
AYALA
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cultad de Economía-UNAM. (

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y Laura Palomares [1999], Globalizacidn, factores detenninantes, ten-
dencias y contradicciones. La economia del aprendizaje. Una versión preli-
minar de este artículo se presentó como ponencia en el Seminario
'148 I.icino Gutierrcz tierrrra y Francisco Javier Kodngtiez Gniza
Alqandro Dabat. Es investigador en el Centro Regional de Investigaciones
Multidisciplinarias (CRIM)de la UNAM. Abogado y doctor en economía,
ha publicado seis libros y cerca de 100 arti'culos, fascículos y capítu-
los en libros sobre economía, política e historia latinoamericana y
mundial en editoriales de México, Argentina y otros países de América
- y Europa. Actualmente es responsable del programa de investigación
multidisciplinario: Cambio mundial e intemacionalización desde la
perspectiva mexicana, y es coordinador del proyecto: Globalización,
nuevo ciclo industrial y división internacional del trabajo.
Gary Gerefi. Profesor de sociología en la Universidad de Duke, se docto-
ró como sociólogo en la Universidad de Yale. Ha sido Visiting Research
Fellow, Center for U.S. Mexican Studies, Universidad de Califomia,
San Diego, invierno de 1994 y 1983-1984. Ha publicado más de 30
artículos, una docena de capítulos en libros y es autor de los libros
Commodity Chains and Global Capitalism [ 19901 (coeditado con Miguel
Korzeniewicz), Manufacturing Miracles: Paths of Indust~alizationin
Latin America and East Asia [1983] (coeditado con Donald L. Wyrnan),
e Industria farmacéutica y dependencia en el Tercer Mundo [1986].
I
Antonio Vúzquez Barquero. Es doctor y catedrático en economía en la Uni-
versidad Autónoma de Madrid, realizó sus estudios de licenciatura en
economía en la Universidad Complutense de Madrid y de posgrado
en las universidades de Nápoles, París y Reading (Inglaterra). Ha
sido Visiting Fellow en el Departamento de Economía de la Uni-
versidad de Yale, profesor invitado en las universidades de Pavía,
Caracas, Rosario y Montevideo y consultor de la OCDE,el Banco
Mundial y la Comisión Europea. Ha investigado y publicado sobre
temas relacionados con el desarrollo económico y las relaciones
económicas internacionales. Acaba de aparecer su libro Desarrollo,
redes e innovación. Lecciones sobre desarrollo endógeno. i

Jaime Estay. Licenciado en economía por la Universidad Autónoma de ,


Puebla (UAP),maestro y doctor en economía por la UNAM. Profesor !
e investigador y director de la revista Aportes en la Facultad de Eco- I
nomía de la UAP.Responsable de la Red de estudios de la economía l

mundial y de su página electrónica (http://redem.buap.mx). Espe- l

cialista en economía mundial e internacional ha publicado cinco 1


libros individuales y compilado seis libros, ha participado en más
de 25 libros colectivos y ha publicado más de 30 artículos en revis-
tas de México, Italia, Bélgica, Cuba, Argentina, Bolivia, Colombia y
Estados Unidos. Recibió los premios "Raúl Prebisch" (1990), "Jesús
Silva Herzog" (1994) y "Juan Noyola" (1994).
James Martin Cypher. Es profesor de economía y jefe del Departamento
1
de Economía en la Universidad Estatal de Califomia (Fresno). Doctor
en economía por la Universidad de Califomia (Riverside). Es autor
de más de 50 artículos publicados en revistas de Estados Unidos,
Inglaterra, México, Alemania y Colombia, entre otros. Ha sido pro- 1
fesor visitante en la UAM-Iztapalapa (1982-1983) e investigador invi-
tado en el IIEC-UNAM (1988). Sus libros son: Estado y capital en México
[ 19921 y The Process of Economic Development [1997].
Alfiedo Guert-a-Borges.Investigador del IIEC-UNAM y miembro del SNI.Fue
catedrático en la Universidad de San Carlos (Guatemala)y actualmen-
te lo es en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Cien-
cias Políticas y Sociales (UNAM) en la cual se doctoró. Es miembro de
número de la Academia Mexicana de Economía Política y de la Aca-
demia de Geografía e Historia de Guatemala, y miembro de la Asoaa-
a ó n Mexicana de Ciencias para el Desarrollo Regional. En 1984-1985
ocupó la Cátedra Exuaordinaria Narciso Bassols y en 1995 recibió la
Medalla de Economista Distinguido (Guatemala). Entre sus obras 1

más recientes están: La integración centroamericana ante el reto de la


globalización [1997] y Nuevo orden mundial: reto para la inserción de (

América Latina [1996].


Osvaldo Rosales. Licenciado en ciencias económicas y magistm en eco-
nomía por la Universidad de Chile. Fue investigador y docente en la
Facultad de Economía de la Universidad de Chile, ex director adjun-
to de Programas de Capacitación del ILPES, Naciones Unidas. Asesoró
en políticas macroeconómicas a diversos gobiernos de la región.. .
Especializado en temas de desarrollo económico y de economía inter-
nacional, en la actualidad se desempeña en la CEPALcomo asesor re-
152 Sohir los a~itorcs
sos y dictado conferencias en diversas universidades de México y el
extranjero. Es autor de numerosos libros, artículos y ensayos, así
como coautor y coordinador general de más de 20 libros, entre ellos:
El modelo neoliberal mexicano. Costos, vulnerabilidad y alternativas
[1995], Modernizution and stagnation [1991] y Hacia un nuevo modelo
económico [1998].
Carlos Morera. Es doctor en economía y miembro del Sistema Na-
cional de Investigadores; ha sido profesor en varias universidades del
país. Actualmente es investigador en el Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM, profesor del Posgrado en Economía y de
la Facultad de Economía. Ha publicado artículos y contribuido en
numerosos libros coleaivos sobre la economía mexicana. Entre sus
libros más recientes se encuentran: E1 capital financiero en México y la
globalización [1998], Los grupos financieros empresariales en México
[1995], Propiedad y control en los grupos financieros empresariales en
México 1974-1988 [1994].
Jorge Basave. Doctor en economía por la UNAM, investigador del IIEC-
UNAM, miembro del NI. Es autor de varios artículos y capítulos en
libros sobre temas de economía mexicana y gmpos empresariales, así
como del libro Los grupos de capital financiero en México, 1974-1995.
Actualmente es coordinador del proyecto de investigauón: Reesmctu-
ración de los grupos empresariales en México, eslabonamientos pro-
ductivos con la pequeña y mediana empresas y sistemas para su
financiamiento.
Teresa Gutiérrez-Haces. Investigadora del Instituto de Investigaciones Eco-
nómicas de la UNAM y miembro del NI. Doctorante en la Universidad
de París 111 (Francia). Ha sido testigo del parlamento canadiense y en
el Congreso de Estados Unidos. Actualmente se desempeña como
asesora de la Organización Internacional del Trabajo (orr), Ginebra,
Suiza.
Ricardo Pozas. Investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la
UNAM. Fue director de dicho instituto durante 1989-1997. Estudió
la licenciatura en sociología, la maestría en letras hispánicas por la
UNAM, doctorado en estudios latinoamericanos-UNAM, el doctorado
en sociología de la Escuela de Altos Estudios en París. Ha publica-
do más de 40 artículos en revistas de circulación internacional, es
autor de tres libros y 15 capítulos de libros, autor de 20 artículos de
difusión. Fue director de la Revista Mexicana de Sociología, es miem-
bro de redacción de la revista Fractal, fue secretario general del Con- . ~

sejo Mexicano de Ciencias Sociales y, en 1991, representante de


América Latina ante el Consejo de Ciencias Sociales de la UNESCO.
754 Sobre los autores
Allen J. Scott. Egresado de la Universidad de Oxford, actualmente está asig-
nado al Departamento de Geografía y al Departamento de Estudios
Políticos de la Universidad de California en Los Angeles. Su investi-
I gación se centra en los problemas económicos del desarrollo urbano
l y regional. Su libro más reciente es Regions and the World Economy
[1998]. Ha colaborado en prestigiadas revistas que se especializan
en temas de globalización y regionalización.
Ha-Joon Chang. Es subdirector de Estudios para el Desarrollo en la Fa-
cultad de Economía y Política de la Universidad de Carnbridge. Autor
de numerosos m'culos sobre el papel del Estado, economía institu-
cional, política industrial, privatización e industrialización en Asia
Oriental. Ha coordinado dos libros y es autor de Tne Political Eco-
nomy of Industrial Policy [1994] y El papel del Estado en el cambio
econdmico [l996].
Georges Labica. Filósofo, profesor emérito y director honorario del Centro
Nacional de la Investigación Científica, fue primer vicepresidente
de la Universidad de París X Nanterre. Miembro del comité cientí-
fico de la encidopedia filosófica universal y de la edición de la obra
de Auguste Blanqui. Codirector de Quaderni per l'egemonia, Koma.
Entre sus publicaciones se encuentran: Friedrich Engels, Savant et
Révolutionnaire, Dictionnaire Critique du Mamisme, Geschichtsphiloso-
phie und Ethik, Lenin e il Novecento, Gramsci e la rivoluzione in Occi-
dente, Le Manifeste communiste aujourd'hui.
Petm Waterman. Trabajó para la World Federations of Trade Unions en
Praga. Durante 1978-1990 editó el Newsletter of International Labour
Studies, desde 1984 estudia movimientos sociales internacionales y
comunicación. Ha efectuado investigaciones sobre Nigeria, India,
Perú, España, Filipinas y Sudáfrica. Publicaciones: Globalisation, Social
Movements and the New Intemationalisms [1998]y coediciones Labour
Worldwide in the Era of Globalisation: Altemative for Trade Unionisrn in the
New World Order [1999]. Se jubiló recientemente tras 27 años en el
Instituto de Estudios Sociales, La Haya, y actualmente opera un
sitio Web sobre solidaridad global.
Carlos Vilas. Especialista en economía política y procesos de desarrollo
y cambio social. Fue investigador en el CEIICH-UNAM(1990-1998).
Actualmente es director nacional de capacitación en el Instituto Na-
cional de la Administración Pública, Argentina. Ha sido profesor
visitante en Columbia University, Florida University, Cambridge
University y otras instituciones de educación superior en Europa,
América y Asia. Es el único autor latinoamericano induido en la anto-
Sobre los autores 155
logía sobre revoluciones y cambio político de la International Library
of Comparative Politics and Govemment. Sus obras están incorpo-
radas en los catálogos de las principales bibliotecas universitarias y
públicas de Europa y América. l

Marcos Kaplan. Politólogo jurista, doctor en derecho y ciencias sociales.


Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas, profesor de
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM y miembro
emérito del SNI. Tiene la Cátedra Patrimonial de Excelencia del Cona-
cyt y obtuvo el Premio Investigador Nacional en Ciencias Sociales,
UNAM. Tiene publicados 30 libros entre los más recientes: Revolución
tecnológica, Estado y derecho, Crisis y futuro de la empresa pública, El
Estado latinoamericano, Universidad nacional, sociedad y desarrollo, y
numerosos artículos.
Clemente Ramírez. Sociólogo, profesor de la Universidad Nacional Agra-
l
ria La Molina (Lima-Perú), becario doctoral de la Agencia Española
de Cooperación Internacional. Actualmente prepara su tesis doctoral
en ecología humana sobre el tema "Validación de la ciencia ambien-
tal andina: aportes a la ciencia occidental", a ser leída en la Facultad
de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de
Madrid. Es profesor colaborador en la especialidad de ecología huma-
na de la Universidad Complutense de Madrid y se desempeña como
Investigador del Instituto Universitario de Ciencias Ambientales. Ha
publicado recientemente trabajos sobre sociedades tradicionales,
medio ambiente y globalización en diversas revistas españolas.
José Luis Tejeda. Sociólogo por la Universidad Autónoma de Nuevo León,
maestro y doctor en ciencias políticas por la UNAM. Miembro del SNI
desde 1992. Profesor en más de 80 cursos, seminarios y talleres en los
niveles de licenciatura y posgrado en universidades y escuelas. Profe-
sor en la Universidad Pedagógica Nacional y en la UAM-X. Tiene más
de 20 publicaciones en revistas especializadas y de difusión. Es
autor de tres libros, de ellos el más reciente es: Las fronteras de la
modernidad [1998].
Lucino Gutiérrez Herrera. Considerado uno de los estudiosos más impor-
tantes de la geografía económica del país, ha formado a varias gene-
raciones de economistas mexicanos. Desde hace más de 20 años es
profesor e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana,
actualmente coordina la especialidad en Historia Económica que se
imparte en la maestría en economía. Entre sus libros más leídos,
se encuentran De Carranza a Salinas: otras razones en el 9ercicio &l
poder en México [1997] y su obra sobre los cambios regionales, entre I

'K6 Sobre los durc~rrs


la que destaca su binomio La configuración regional de la Huasteca y La
región huasteca un estudio de gran visión [1998-20001.
Francisco Javier Rodríguez Garza. Economista e historiador, es profesor e
investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana.Actualmen-
te estudia el pensamiento económico mexicano del siglo xx. Entre
sus publicaciones recientes se encuentran: Cambio institucional y pen-
samiento económico en el México de entreguerras [1998] y La enseñanza
de la economía moderna en México [2000].
B

ndice
Sección dos
El escenario latii~oainericaiio
y el entorno nacional
r

VARIACIONESSOBRE EL FUTURO DE LA REGIONALIZACI~N . . . . . . . . . . . . . . . . . 217


Alfredo Guerra-Borges
Deslinde del concepto ..................................... 217
De los escépticos a los optimistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
Los argumentos fuertes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 223
La perspectiva desde la globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228

G L O B A L YI ~ESPACIOS
~ N A UNA WSFORMACI~N PRODUCTIVA
CONEQUIDAD ............................................ 231
. . Rosales
Osvaldo
Visión global de las transformaciones en curso . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232
Un balance del aprendizaje en estrategias de desarrollo . . . . . . . . . . . 238
La complementariedad entre mercado y gobierno ................ 242
Regulación. privatización y promoción
de la competencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245
La modernización del sector público . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 248
Apertura y competitividad internacional ....................... 252
1 Equilibrios maaoeconómicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260
Equidad e igualdad de oportunidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270
Instituaonalidad y concertauón social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
Gobernabilidad y reformas económicas:
una visión de conjunto .................................. 277
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281

GLOBALIZACI~N:
FACTORES DETERMINANTES.
TENDENCIAS Y CONTRADICCIONES. LA ECONOM~ADEL APRENDIZAJE . . . . . . . . 283
Leonard Mmtens
y Laura Palomares
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 283
Contexto: evolución de la productividad
y el mercado laboral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 286
Trayectorias de aprendizaje e innovación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
Tipologia de trayectorias de aprendizaje en América Latina
en el marco de la producción depurada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 296
El problema de la transferibilidad
de las experiencias exitosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 300
Un marco teórico del aprendizaje de la organización. . . . . . . . . . . . . 301
El aprendizaje de la organización puesto en contexto . . . . . . . . . . . . 304
Condusión .............................................. 307
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .308
PERSPECTIVAS Y OPCIONES GLOBALES ANTE EL CAMBIO MUNDIAL. . . . . . . . . . . . . 3 11
Clemente Ruiz Durán
La globalización de la economía mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 311
La globalización heterogénea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317
iQué agenda de desarrollo
ante la globalidad heterogénea? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 319
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 322

Sección tres
La ecoiloinía mexicana
y sus nuevos problei-r-ias
LA INTEGRAqÓN DE MÉXICOA LA ECONOM~AGLOBAL ................... 325
Miguel Angel Rivera Ríos
Un marco interpretativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 325
El cambio estructural mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 327
La integración de los países en desarrollo:
encadenamientos productivos y transmisión
de conocimiento tecnológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329
El perfil industrial de la reinserción internacional
deMéxico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 333
Condusión: requerimientos ulteriores para impulsar
el aprendizaje tecnológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 341
Bibliografía . . . . . . . . .' . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 344

M ~ c o ALTERNATIVAS
: DENTRO DEL CAMBIOGLOBAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347
José Luis Calva
Libertades en la globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 350
Construir el futuro. no volver al pasado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 356
Principios e instrumentos funda-mentales de una nueva
estrategia de desarrollo sostenido con equidad . . . . . . . . . . . . . . . 377
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .388

LA NUEVA CORPORACION TRASNACIONAL


EN M ~ C YO LA GLOBALIZACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 397
Carlos Morera Camacho
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 397
Globalización. reorganización del sistema
financiero internacional y flujos de capital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 399
México y los flujos de capital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .409
México en la globalización financiera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .411
La trasnacionalización de las grandes
empresas mexicanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .414
Laempresared . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .418
Las alianzas estratégicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 421
1

Los grupos empresariales en México. algunos ejemplos:


I
agroalimentanos. telecomunicaciones y bancarios . . . . . . . . . . . . 423
Empresas del sector manufacturero de bienes
i de consumo y de capital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 427
Empresas y conglomerados del sector
de telecomunicaciones y financiero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 427
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .430
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 432

MODALIDADES
DE INTEGRACIÓN INTERNACIONAL Y PERSPECIWAS
DE EXPANSIÓN DE EMPRESAS MEXICANAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 435
Jorge Basave Kunhardt
Introducción ......................................... 435
El auge de la IED en Latinoamérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 439
Trasnacionalización de los grupos
empresariales mexicanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 442
Modalidades de integración. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 447
Perspectivas y condusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 457
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 459
LAS REGLAS DE ORIGEN C O M O U N
MECANISMO DE EXCLUSI6N
EN EL BLOQUE COMERCIAL DE AMÉRICA DEL NORTE ................... 461
Teresa Gutiérrez-Haces
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 461
Definiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .463
Las reglas de origen: jnuevo vino en viejas odres?. . . . . . . . . . . . . . . . 465
Las reglas de origen desde la perspectiva
de la política industrial en México . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 468
Las medidas de inversión relacionadas
con el comercio (TRIMS) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 474
Condusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .475
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .476

SEGUNDA PARTE
Estado. sociedad y política
en un mundo globalizado
Sección uno
El nuevo contexto
sociopolítico mundial
MODERNIDADD DESBORDADA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .481
Ricardo Pozas Horcasitas
Los efectos sociales de la velocidad del cambio . . . . . . . . . . . . . . . . . 481
Las dimensiones de la globalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 483
fridice 163
La paradoja política de la globalización del mundo . . . . . . . . . . . . . . 49 1
La homogeneización de las periferias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 494
El Estado-nación en el mundo globalizado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 501
Descentralización del Estado nacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 508
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 509

REGIONES URBANO.GLOBALES . DILEMAS


DE PLANEACI~N
Y DE P O ~ C AEN UN MUNDO NEOLIBERAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 513
Allen Scon
Montando el escenario: ciudades
y regiones en la posguerra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 515
Regiones urbano-globales: forma y función . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 520
Planeación prospectiva y agenda política
para las regiones urbano-globales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 526
Condusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .535
Bibliografía . . . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 536

UNAPERSPECWA INSTíIUCIONAL SOBRE EL PAPEL DEL &AD0


HACM UNA P O ~ C ECON~MICA
A INSITIUCIONAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 541
Ha-Joon Chang
.Introducción
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 541
Desenredando la agenda neoliberal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 542
Algunas m'ticas institucionalistas a los fundamentos
del análisis neolibe.1 del mercado, el Estado y la política . . . . . . 546
Condusiones: hacia una política económica
institucional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 560
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 563

ACTUALIDAD
Y NECESIDAD DEL PENSAMIENTO C ~ C O :
~HOMBRE~SOBRANI~S? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 567
Georges Labica

GLOBALIZACI~N.
INERNACIONAUSMO DEL TRABAJOY REDES DE DLkOGO
UN DEBATE. UNA DISCUSIÓN. UN D L ~ O G O
Y ORGANIZACI~N: . . . . . . . . . . . . . 575
P e m Watennan
Introducción: Ginebra. tenemos un problema . . . . . . . . . . . . . . . . . . 575
Cenizas. diamantes y el internauonalismo actual . . . . . . . . . . . . . . . 577
La segunda venida de la negociación
colectiva internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 585
La periferia contraataca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 589
Alianza Norte.Sur. movimiento migratorio
ytransfronteho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .594
Lugar. disciplina-espacio y capitalismo global . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 596
Historia laboral internacional: ide vuelta al futuro? . . . . . . . . . . . . . . 602 .
Sindicatos y ciberespacio: uso y valor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 610
Trabajo y globalización: el diálogo de milenio? . . . . . . . . . . . . . 618
El parámetro ideológico/teórico:
jsuponiendo que exige cuestionamiento?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 619
El parámetro institucional:
las ideologías de las estructuras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 624
El parámetro de la comunicación computacional:
jno hay parámetros? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .631
Trabajo y globalización:
jcuál diálogo del milenio? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 635
Conclusión: no tanto dentro y contra.
como desde adentro y desde afuera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 640
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 641

Sección dos
Estado. política y sociedad
. e11 América Latina
ESTADO Y MERCADO EN LA GLOBALIZACI~N . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 651
Carlos M . Vilas
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 651
El Estado: autonomía y soberanía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 653
Estadoycapital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 655
La globalización desigual del capital . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 661
Estado en la globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 666
Consideraciones finales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 672
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 674

EL ESTADO LATINOAMERICANO: CRISISY REFORMAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 679


Marcos Kaplan
Un Estado intervencionista-proteccionista-benefactor . . . . . . . . . . . . 679
El intervencionismo neoliberal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 682
Coacciones y límites. Las coordenadas externas . . . . . . . . . . . . . . . . . 687
Las coordenadas internas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 691
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 698
LOS PUEBLOS INDIOS Y LA GLOBALIZACI~N. . . . . . . . . . . . . . . . : . . . . . . . . . . . . 701
Clemente Ramírez
) Los pueblos amenndios
y las políticas de globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 701
. El efecto de la globalización en los países
deAm6ncaLatina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 702
La globalización y las culturas amerindias.
Un marco de análisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 709
Olas de cambio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 710
! La expansión capitalista. Segunda ola de cambios . . . . . . . . . . . . . . . 712
La tercera ola: la globalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 713
N Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 716
.
v alternativas

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