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El síndrome del propietario de

vivienda maltratado
Doug French • septiembre 14, 2015

“No creo que la gente pueda mantenerse estúpida eternamente”, dice Richard Plaster,
presidente de la empresa constructora de vivienda de Las Vegas, Signature Homes, e
importante defensor de la gente que abandona sus casas. Cree que más gente
abandonará sus viviendas al ir bajando los precios de las mismas. “La gente que sigue
pagando su hipoteca va a perder”.

Y perderá mucho si tiene razón A. Gary Shilling. Este señala que normalmente el
inventario de viviendas es de 2,5 millones de unidades. Actualmente es de 4 millones,
pero eso no es todo, escribe Shilling,

Al ir aumentando los desahucios, se hará visible un inventario “en la sombra” de hasta


500.000 viviendas adicionales, ya que mucho más estadounidenses elegirán vender en
lugar de soportar mayores bajadas de precios.

Debido a este excedente, Shilling ve los precios cayendo otro 20% a partir de aquí,
dejando los precios nacionalmente un 45% por debajo de su máximo en abril de 2006.

Los últimos datos no son prometedores. Las ventas de viviendas en EEUU


disminuyeron en mayo a su nivel más bajo en seis meses, con la mediana de precios
cayendo a un 4,6% por debajo de su nivel hace un año.

¿Pero por qué alguna gente sigue pagando esta situación perdedora? Económica y
emocionalmente, simplemente no tiene sentido. ¿Está esta gente diciendo: “un contrato
es un contrato, pagaré lo que sea. Me resigno a hacerme el harakiri con mi espada
hipotecaria?

Después de todo, una hipoteca es como un contrato matrimonial: “Honrar, amar y


respetar hasta que la muerte nos separe. En la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la
enfermedad”.
Muchos esposos se mantienen en matrimonios que funcionan mal. No hay honra ni
honor, solo asco y odio. Pero algunas parejas siguen juntas por los niños o porque sus
creencias religiosas le prohíben el divorcio o debido a la presión familiar.

Y en el extremo de un cónyuge maltratando al otro, ¿por qué el cónyuge maltratado


sigue ahí, llevando gafas de solo para esconder los ojos negros y dando falsas excusas
para costillas rotas o moratones? ¿Por qué se puede mantener ese tipo de relación? Es
simplemente algo irracional.

“Porque tomaste esos votos matrimoniales de honrar, amar…”

Lenore Walker es la pionera en el campo del síndrome de la esposa maltratada, con su


libro The Battered Woman. Ella cree que experimentar los ciclos repetidos de violencia
puede hacer que una esposa desarrolle “desamparo aprendido”, un estado psicológico
identificado por el psicólogo Martin Seligman. Los abusados creen que no tienen
control sobre su situación y están convencidos de que es imposible escapar. Su
motivación para escapar disminuye a hacerse cada vez más pasivos.

Walker explica que los ciclos constantes de violencia y reconciliación generan las
siguientes creencias:

Los abusados

 Creen que la violencia es culpa suya.


 Son incapaces de atribuir a otros la responsabilidad de la violencia.
 Temen por su vida y las vidas de sus hijos.
 Tienen una creencia irracional en que el abusador es omnipresente y
omnisciente.

Estas creencias son sorprendentemente similares las que siente esos propietarios de
casas con precios por debajo de sus hipotecas.

Los abusados creen que la violencia es culpa suya. “Fue culpa mía comprar una casa en
el máximo el mercado para empezar y tomar demasiado dinero prestado para hacerlo”.
“Hice mi cama, ahora debo dormir en ella, sin que importe cuánto dolor financiero me
cause”.

Los abusados son incapaces de atribuir a otros la responsabilidad de la violencia. “No


es culpa de nadie, salvo mía”, dice la gente a toro pasado. “Nadie me obligó a firmar la
hipoteca. Soy tonto. El banco no tiene que negociar conmigo”.

Los abusados temen por su vida y las vidas de sus hijos. “Mi crédito estará arruinado.
No seré capaz de alquilar un apartamento. Mi baja puntuación crediticia me impedirá
conseguir un empleo. No quiero desarraigar a los niños y tener que admitir que papá y
mamá cometieron un error financiero”.

Los abusados tienen una creencia irracional en que el abusador es omnipresente y


omnisciente. El abusador en este caso es el prestamista o dueño de la hipoteca. El
prestatario teme que estos prestamistas se lleven todo lo que tienen, dejándoles sin nada
y haciendo sus vidas por siempre miserables.
Al mismo tiempo, los moralizadores de los impagos refuerzan estos sentimientos. No
simpatizan con los que tomar una mala decisión sobre vivienda e hipoteca. Una persona
debe sufrir las consecuencias de sus acciones, se afirma.

El síndrome de la persona maltratada fue conocido inicialmente como el síndrome de


la mujer maltratada (SMT) y, según Lauren Fernandez, “toda jurisdicción acepta el
testimonio de síndrome de la mujer maltratada para apoyar declaraciones de
autodefensa. En realidad varios estados han codificado su uso por ley”.

Sin embargo, al irse usando cada vez más el SMT en el testimonio de expertos, la teoría
es criticada por pintar a las víctimas de forma unidimensional. Cuando la víctimas que
han matado a sus abusadores testifican luchar emocional y físicamente contra su
situación, su comportamiento muestra “señales de iniciativa y acción que son
incompatibles con [el SMT]”, escribe Katherine Baker.

Los impagadores estratégicos también luchan emocionalmente con su decisión de


abandonar. No son gente que compró una casa y nunca hizo un solo pago. Venden
activos, recortan gastos y hacen todo lo posible para pagar sus cuotas. Al final acuden a
su prestamista para negociar un acuerdo, pero la mayoría de las veces son rechazados.

Dayna y Scott Merritt compraron su casa de 185 m2 en North Las Vegas, Nevada, por
385.000$, pero cinco años después solo vale 180.000$ y la pareja se pregunta si
deberían seguir pagando por una casa que nunca será un activo (neto).

“No hemos aguantado. Pero no ha sido un ¡bravo!”, dijo a USA Today Dayna Merritt,
una maestra sustituta de 43 años. “Pagamos algo que parece como si no funcionara para
nosotros”.

Los Merritt pusieron 80.000$ de entrada y aun así el padre de Scott ha calculado que la
pareja estará en deuda hasta 2020. “Todos los meses”, dice Dayna Merritt, “me
pregunto: ‘¿Por qué estamos pagando esto?’”

Después de empezar el proceso de modificación del préstamo hace dos años, los Merritt
lo dejaron “porque había informes de intento fallidos de ortos en el vecindario y las
noticias”.

A los amigos de Merritt al otro lado de la calle, Rachael, 41, y Joseph Stewart, 46,
también se les ha acabado la paciencia con su hipoteca y han dejado de pagar esperando
que su prestamista altere su préstamo.

Los Stewart han recortado gastos e incluso intentado limpiar las parcelas delanteras de
las casas vacías en el barrio. Pero cuando un policía llegó a su puerta buscando a un
vecino que estaba alquilando una casa similar a la suya por mucho menos, esa fue la
gota que colmó el vaso. Originalmente el barrio prohibía los alquileres.

Belinda y William Haag adelantaron 82.000$ de su casa de North Las Vegas. La pareja
paga más de 2.000$ al mes por la hipoteca, pero no podrían alquilar la misma casa por
la mitad. Los Haag esperan vender a corto plazo, pero se irán si el prestamista no
coopera.
Algunos analistas creen que el número de impagos estratégicos ha llegado al máximo,
pero estas historias revelan la verdad. Los que han estado pagando están cansándose,
financiera, mental y emocionalmente.

El servicio inmobiliario Zillow dice que el 85% de los propietarios de Las Vegas están
en deuda. CoreLogic cree que el 66% de los propietarios de viviendas de Nevada deben
más de lo que valen sus viviendas. El porcentaje nacionalmente es del 23%.

“Sí me preocupa porque al bajar más los precios, esto podría proporcionar más
incentivos para que al gente impague estratégicamente”, dijo a VEGAS INC Nasser
Daneshvary, director del Instituto Lied de Estudios Inmobiliarios de la UNLV. “Siguen
debiendo la misma cantidad de dinero a los bancos, pero creo que la cosa está lo
suficientemente mal como para que los asuntos éticos se conviertan en menos
importantes para la gente”.

Y mientras el mercado continúa empeorando, el intermediario de Las Vegas, Frank


Nason, se preocupa:

Amigos y socios que nunca habrían considerado abandonar hace un año o 18 meses lo
están haciendo ahora. Se trata del lúgubre aspecto del futuro. Ven que van a pasar
décadas antes de que haya alguna buena noticia para su casa.

Están quienes juzgan a los cónyuges que abandonan un mal matrimonio, Igual que a
quienes deciden mantenerlo. Es inmoral a ojos de algunos abandonar incluso la relación
más abusiva, debido a los votos matrimoniales. Al mismo tiempo, mucha gente no
puede entender por qué un cónyuge maltratado no se limita a irse, pensando que es
estúpido jugarse vida y salud.

Los libertarios podrían intervenir y decir que si un cónyuge ha sido agredido, el


proveedor de servicios policiales acudirá para proteger al maltratado del maltratador. El
maltratador será castigado y el maltratado será indemnizado.

Pero el sistema de justicia penal no funciona así. Los maltratadores estaban protegidos
en el pasado y siguen siendo difíciles de perseguir. Y si el maltratador tenía amigos en
la comisaría de policía, trabaja allí o tiene contactos en el ayuntamiento, el estado le
protegía. “La licencia de matrimonio en nuestra sociedad también parece servir como
una licencia para la violencia”, escribe Walker.

En el caso del lío de las hipotecas, el gobierno federal está protegiendo a los prestatarios
y dueños de hipotecas. Fannie y Freddie son la administración y los demás grandes
tenedores de hipotecas tienen muchos amigos en Washington. En lugar de permitir que
quiebren U(con estas hipotecas infracolateralizadas vendidas en una subasta por quiebra
a nuevos compradores que con toda probabilidad negociarían con los hipotecados), los
tenedores de hipotecas, que a menudo no pueden demostrar que poseen estas, rechazan
negociar con los hipotecados hasta que un impago de una cuota consigue la atención del
prestamista. En el raro caso de que se consume una negociación, solo ajuste los plazos
del pago. Pero es la cantidad principal del contrato la que debe rebajarse.

Los libertarios dirán: “Espera un momento. Los propietarios sabían en qué se metían
cuando firmaron los documentos. Los términos del contrato no cambiaron. Los bancos
no se han convertido en maltratadores. Además”, afirman, “tu analogía no vale, porque
ninguna mujer se casaría con un hombre que mostrara tendencias violentas”.

Pero por supuesto eso no es verdad. Una víctima, cuya historia se cuenta en The
Battered Woman, afirma:

No tenía ni idea de que era físicamente violento hasta seis meses después de casarnos.
Antes de casarnos, había amenazado con quemar mi casa y secuestrarme si no me
casaba con él. También amenazó con matar a mis padres.

Eso no impidió a “Anne” casarse con este hombre abusador. Cuando él dijo esas cosas,
dice ella, en cierto modo ella le creía y cierto modo no.

Bueno, ella se lo buscó, dirían algunos. Es mejor que se aguante y espere que las cosas
mejoren. Pero es difícil imaginar incluso que esa gente crea eso si la víctima es su
propia hija o hermana. Igualmente, la gente que sabe que alguien que haya impagado
estratégicamente es un 82% más probable que al menos declare su voluntad de hacerlo
también, según la investigación de Luigi Guiso, Paola Sapienza y Luigi Zingales. “Las
consideraciones sociales están directamente afectadas por la frecuencia de las
ejecuciones y la probabilidad de que alguien conozca a otro que haya impagado
estratégicamente”, escriben los tres investigadores.

Aunque el contrato o los términos de la hipoteca no cambien, la percepción de esas


condiciones sí cambia. Pagar 2.000$ al mes por una casa de 185 m2 en North Las Vegas
estaba bien durante el auge. Pero si la misma casa puede conseguirse ahora por la mitad,
verse obligado a pagar el doble cada mes a cambio de nada es un maltrato financiero.

El prestatario se ve atrapado y desamparado. Y cuando la otra parte en la transacción


rechaza negociar, no se comunica, arrastra sus pies o da señales confusas, el prestamista
(respaldado por la fuerza de la administración) es visto por el prestatario como un
abusador.

Así que aunque se pueda ver a quienes abandonan hipotecas por debajo del valor como
moralmente equivocados por romper sus votos hipotecarios, otros ven a los que se
quedan y son maltratados financieramente como estúpidos. No importa. Mientras los
precios continúen cayendo, millones escaparán antes.

Publicado originalmente el 24 de junio de 2011. Traducido del inglés por Mariano Bas
Uribe.

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