Muchos sistemas mecánicos tienen modos normales de oscilación. Como vimos, tales sistemas
incluyen columnas de aire (como en un tubo de órgano) y cuerdas estiradas. En cada modo, todas las
partículas del sistema oscilan en movimiento armónico simple con la misma frecuencia que la del
modo. Las columnas de aire y cuerdas estiradas tienen una serie infinita de modos normales; pero el
concepto básico está íntimamente relacionado con el oscilador armónico simple,
Suponga que aplicamos una fuerza que varía periódicamente a un sistema que puede oscilar. Así que
se fuerza a éste a oscilar con una frecuencia igual a la frecuencia de la fuerza aplicada (llamada
frecuencia impulsora). Este movimiento se denomina oscilación forzada.
También hay resonancia cuando una fuerza que varía periódicamente se aplica a un sistema con
muchos modos normales.
INTERFERENCIA DE DATOS:
Los fenómenos ondulatorios que se presentan cuando dos o más ondas se traslapan en la misma
región del espacio se agrupan bajo el concepto de interferencia. Como hemos visto, las ondas
estacionarias son un ejemplo sencillo del efecto de interferencia: dos ondas que viajan en direcciones
opuestas en un medio se combinan para producir un patrón de onda estacionaria con nodos y
antinodos que no se mueven.
Constante. Colocamos un micrófono en el punto P, equidistante de los altavoces. Las crestas de onda
emitidas por los dos altavoces al mismo tiempo viajan distancias iguales y llegan a P al mismo
tiempo; por lo tanto, las ondas llegan en fase, y hay interferencia constructiva. La amplitud total de la
onda en P es el doble de la amplitud de cada onda individual, y podemos medir esta amplitud
combinada con el micrófono.
PULSOS.
Hablamos de efectos de interferencia que se presentan cuando dos ondas distintas con la misma
frecuencia se traslapan en la misma región del espacio. Veamos ahora lo que sucede cuando tenemos
dos ondas de la misma amplitud, pero frecuencias ligeramente distintas.
La variación de amplitud causa variaciones de volumen llamados pulsos, y la frecuencia con que varía
el volumen es la frecuencia del pulso. En este ejemplo, la frecuencia del pulso es la diferencia de las
dos frecuencias. Si la frecuencia del pulso es de unos cuantos hertz, la oímos como una ondulación o
un pulso del tono.
Se pueden escuchar pulsaciones entre dos tonos hasta una frecuencia del pulso de 6 o 7 Hz. Dos
cuerdas de piano o dos tubos de órgano que difieren en su frecuencia en 2 o 3 Hz suenan temblorosos
y “desafinados”, aunque algunos registros de órgano contienen dos juegos de tubos deliberadamente
afinados a frecuencias del pulso de 1 o 2 Hz, para dar un suave efecto ondulante. Tratar de detectar
pulsos es una técnica importante al afinar todos los instrumentos musicales.
Con diferencias de frecuencia mayores que 6 o 7 Hz, ya no oímos pulsos individuales, y la sensación
se funde en una de consonancia o disonancia, según la relación de frecuencia de los dos tonos. En
algunos casos, el oído percibe un tono llamado tono de diferencia, igual a la frecuencia del pulso de
los dos tonos. Por ejemplo, si escuchamos un silbato que produce sonidos a 1800 Hz y 1900 Hz,
oiremos no sólo estos tonos, sino también un tono mucho más grave que 100 Hz.
EL EFECTO DOPPLER
Se llama efecto Doppler. Cuando una fuente de sonido y un receptor están en movimiento relativo, la
frecuencia del sonido oído por el receptor no es el mismo que la frecuencia fuente. Se presenta un
efecto similar con las ondas de luz y radio.
Con la finalidad de analizar el efecto Doppler para el sonido, deduciremos una relación entre el cambio
de frecuencia, y las velocidades de la fuente y el receptor relativas al medio (usualmente aire) por el
que se propagan las ondas sonoras.
Receptor en movimiento
Imaginemos primero un receptor L que se mueve con velocidad vL hacia una fuente estacionaria S
(figura 16.26). La fuente emite una onda sonora con frecuencia fS y longitud de onda 𝜆 = 𝑣𝑠/𝑓𝑠. La
figura muestra varias crestas de onda, separadas por distancias iguales 𝜆. Las crestas que se acercan
al receptor en movimiento tienen una rapidez de propagación relativa al receptor de (v + vL), así que
la frecuencia fL con que llegan a la posición del receptor (esto es, la frecuencia que el receptor oye)
Así, un receptor que se mueve hacia una fuente (vL > 0), como en la figura 16.26, oye una frecuencia
más alta (tono más agudo) que un receptor estacionario. Un receptor que se aleja de la fuente (vL <
0) oye una frecuencia más baja (tono más grave).
Suponga ahora que la fuente también se mueve, con velocidad Vs (figura 16.27). La rapidez de la onda
relativa al medio (aire) sigue siendo v; está determinada por las propiedades del medio y no cambia
por el movimiento de la fuente. Sin embargo, la longitud de onda ya no es igual a 𝑣/𝑓𝑠; veamos por
qué. El tiempo que tarda en emitirse un ciclo de la onda es el periodo 𝑇 = 1/𝑓𝑠. Durante este tiempo,
la onda viaja una distancia 𝑣𝑇 = 𝑣/𝑓𝑠 y la fuente se mueve una distancia 𝑣𝑠𝑇 = 𝑣𝑠/𝑓𝑠. La longitud de
onda es la distancia entre crestas sucesivas, y depende del desplazamiento relativo de la fuente y la
onda. Como muestra la figura 16.27, éste es diferente adelante y atrás de la fuente.
Las ondas adelante y atrás de la fuente se comprimen y estiran, respectivamente, por el movimiento
de la fuente.
Si la fuente se mueve hacia el receptor (en la dirección negativa), entonces 𝑣𝑠 < 0 , 𝑓𝑙 > 𝑓𝑠 y el
receptor escucha una frecuencia mayor que la emitida por la fuente. En cambio, si la fuente se mueve
alejándose del receptor (en la dirección positiva), entonces 𝑣 > 0 , 𝑓𝑙 < 𝑓𝑠 y el receptor oye una
frecuencia menor. Esto explica el cambio de tono que se escucha cuando la sirena de una ambulancia
pasa cerca de usted.