La antigua doctrina romana fijó dos elementos de la posesión: el uno, material –corpus-
y el otro, espiritual –el animus-. Se subraya que el “corpus” no es el elemento
exclusivamente material, porque el contacto material entre el sujeto y la cosa sólo
produce efecto jurídico cuando es el resultado de un determinado “querer” (voluntad).
Si no existiera en él cierto grado de voluntariedad, la relación material sería tan
intrascendente como “poner una cosa en manos de una persona que se halla dormida”;
la fuentes llaman a este fenómeno “simple yuxtaposición local”. Tampoco el “animus”,
es un elemento exclusivamente intencional. El pensamiento mientras permanece en la
intimidad del sujeto, sin trascender al exterior, mediante un acto material, carece de
relevancia jurídica.
SAVIGNY
Habla de dos elementos necesarios para adquirir la posesión: el Corpus y el Animus.
El Corpus (elemento físico objetivo) es la posibilidad de disponer físicamente de la cosa
(regalarla, venderla, prestarla, etc.) en cualquier momento (no necesita estar en
contacto físico permanente con la cosa (y defenderla de acciones extrañas; dicha
posibilidad debe ser querida, para así diferenciarse de la yuxtaposición local.
El Animus (elemento subjetivo) consiste en que la persona que posee la cosa SE SIENTA
dueño de ella, es decir que no reconozca en otra persona un mejor derecho sobre la
cosa. Aunque no sea el dueño, mientras se comporte como tal, basta. Ej.: un ladrón, que
actúa como si fuera dueño de lo que robó. El Animus distingue la posesión de la
tenencia; sin animus estamos ante un caso de tenencia.
Ej.: tengo una cosa, pero reconozco que me la prestaron.
IHIERING:
(Teoría objetiva): Considera que la tesis de SAVIGNY es subjetiva, porque el Animus debe
exteriorizarse (sino es imposible probar la voluntad del poseedor) y para ello se usan los
actos posesorios (Ej.: edificar, demoler, cultivar, etc.). Además ¿Qué pasa si mañana el
poseedor SE SIENTE tenedor?, es por esto que IHERING considera que es una situación
subjetiva, que debe ser controlada por el Estado. Para él el Corpus es comportarse con
la Cosa como lo haría el dueño, el vínculo exterior se relaciona al dueño con la cosa, más
un mínimo de voluntad en esa relación (no es la posibilidad material de disponer de la
cosa ya que a veces, el poseedor no tiene esa posibilidad física de disponer); El Animus
no es exigido (por ser subjetivo y variable, según la voluntad que tenga el poseedor) y lo
cambia por la norma legal (cuya voluntad es objetiva e invariable). Solamente con tener
la cosa ya se es poseedor, salvo que la ley disponga lo contrario (es decir, siempre que
esté amparado en la ley). Con probar que existe el Corpus, alcanza para ser poseedor y
si alguien dice que esa persona no es poseedor, debe probar que una ley lo priva de
acciones posesorias (hay que recordar aquí que IHEIRING se refería al derecho romano
en donde las acciones posesorias eran sólo para el poseedor, no para el tenedor).
De todas formas en nuestro derecho los tenedores cuentan con interdictos y algunas
acciones posesorias.
EN RESUMEN:
SAVIGNY : Nos dice que el poseedor tiene animus domini y el tenedor no.