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Arcipreste de Hita

El Libro de Buen
Amor
La historia política de los siglos XIV y XV fue realmente
compleja y estuvo marcada por las crisis.

Este siglo estuvo marcado por:

-Malas cosechas.

-Epidemias (como la Peste Negra, 1348-1451).

-Un periodo de guerras civiles entre Pedro I el Cruel y Enrique II de

Trastámara, venciendo el último.


En este mundo regido por un sistema feudal:

-Nobleza
-Clero
-Pueblo llano

La tierra constituía el bien mayor, y era pertenencia de nobles y


clérigos, que tenían a su orden a campesinos obligados a trabajar la
tierra de los señores a cambio de una supuesta protección.

Estos campesinos, carentes de toda cultura, eran incapaces de


revelarse contra su señor feudal, en gran medida porque ni siquiera
Sabía que pudiese hacerlo.
Juan Ruiz, mejor conocido como El Arcipreste de Hita, vivió a
mediados del siglo XIV, no se conoce con exactitud el año de su
nacimiento, pero estuvo en torno al 1330, y murió hacia el 1388.

En El libro de buen Amor expone que pasó su niñez en Alcalá de


Henares, el lugar donde nació, pero pasó el resto de su vida entre los
pueblos de Alcalá de Henares e un pueblo de Guadalajara llamado
Hita, de ahí su nombre.

Fue clérigo y ejerció de arcipreste en Hita además se cree que fue


jurista, un personaje relacionado con las leyes.
No se puede saber, a través de escritos, su biografía a ciencia cierta.
Según algunos historiadores parece ser que lo escribió en la
cárcel, durante los doce o trece años que duró el castigo impuesto por el
poderoso arzobispo cardenal de Toledo, don Gil, quien, a su vez, fue
consagrado por uno de los papas espurios de Aviñón que hubo en aquel
tiempo.
Solo escribió un único libro, el libro del buen amor, pero es por él
por el que ha pasado a la historia de la literatura española
medieval.

Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, se considera como el primer


poeta lírico español, con una gran cultura, con un lenguaje rico,
que repite el mismo concepto de distintas maneras, recursos que
se relacionan con la técnica del sermón. Su lenguaje es popular y
coloquial, muy vivo y creador, e incluye frases hechas del árabe
andalusí de su día.

Al final de su libro declaró que cualquiera podía añadir o


corregirlo con la única condición de que supiera hacerlo bien.
Del Libro de buen amor existen tres códices: el de Salamanca o S,
considerado el mejor de este prodigioso poema.
Los otros dos códices son Gayoso o G, y el de Toledo o T.

El poema consta de 1.728 estrofas y es una colección heterogénea de


diversos materiales unidos en torno a una pretendida autobiografía
amorosa del propio autor, en la que aparecen representadas a través
de sus amantes todas las capas de la sociedad medieval española.
Así, se recogen composiciones líricas profanas al lado de otras
religiosas.

Sin duda, el Arcipreste constituye una de las cumbres de la literatura


española.
El Libro de buen amor abarca los intentos de seducción por parte del
arcipreste, intentos que suelen acabar en fracaso. Así le ocurre
inicialmente con una "dueña" y con una mujer llamada doña Cruz, que
acaba entendiéndose con Ferrán García, el propio mensajero del
arcipreste enamorado.
Las primeras experiencias con varias damas resultan fatídicas, por lo
cual tiene una discusión con el amor en la que nos informa sobre los
peligros del loco amor, y acerca de las ventajas del buen amor.
En esta obra Juan Ruiz se ofrece como protagonista de su obra
narrándonos la obra en primera o tercera persona en la mayoría de los
pasajes.
En la cuarta aventura la ficción del yo se traslada a la figura de don
Melón de la Huerta, quien requiere de amores y acaba casándose con
Doña Endrina.
En la quinta aventura el arcipreste consigue seducir a una dama
pero cuando estaba “a punto de caramelo” la dama muere y él se
queda con las ganas.
En la sexta aventura entran la boba, la fea, la chata de Malangosto
y la vaquera de Ríofrío, (las cuatro serranas).
Mención especial merece la lucha entre Don Carnal y Doña
Cuaresma, cada uno dirigiendo su propio ejército de animales en
la que Don carnal sale vencedor.
A continuación se suceden otras aventuras amorosas, en las que
desfilan diversas mujeres: una dueña, una viuda, una monja, una
mora y, finalmente, las serranas. Al morir Trotaconventos su
recadera.
Después del discurso sobre las armas que los cristianos han de
usar para luchar contra los enemigos de la Fe. Viene la fallida,
decimoquinta y última aventura a causa de la indiscreción del
recadero.
Después de esto se despide con unas estrofas.
-Arcipreste de Hita: Juan Ruiz es también es a la vez autor y
personaje principal de la obra. Éste era arcipreste de la región de
Hita en Guadalajara próximo a la ciudad madrileña de donde el
nació Alcalá de Henares. El Arcipreste se autodefine como
mujeriego ya que se enamora de las mujeres muy a menudo con el
fin de buscar el amor verdadero.

-Trotaconventos: Es una mujer, que vende joyas y es astuta así


como experta en asuntos de amoríos por lo que el arcipreste y Don
Melón le piden consejos amorosos. Se piensa que la
Trotaconventos es la predecesora de la Celestina.

-Doña Endrina: Es una bella mujer, un tanto desconfiada que


acaba casándose con Don Melón.
-Don Carnal: Su personaje simboliza a la carne por lo cual está en
plena disputa con Doña Cuaresma.

-Doña Cuaresma: Su personaje simboliza el periodo en el que no


se puede consumir carne por lo que siempre está en disputa con
Doña Cuaresma.

-Don Melón: Es la parte consciente del Arcipreste. Esta casado con


Doña Endrina.
A diferencia de la literatura culta anterior, que era esencialmente
simbólica e idealista, en el libro del Arcipreste de Hita comienza a
desvelarse un detallado interés por reflejar la realidad cotidiana,
sin que por ello desaparezcan los elementos alegóricos.
Dicho interés se manifiesta en la minuciosa descripción de los
elementos que rodean la actividad del hombre y en el uso de
expresiones coloquiales en los diálogos (así, el uso por primera vez
en la literatura española del estilo directo).
Lo sorprendente en él es la intensidad y la minuciosidad en la
descripción de la realidad circundante.
En esta época, la vida experimenta una nueva valoración por sí
misma; ya no es sólo un camino para otra vida trascendente.
Aparece el tópico del carpe diem (disfruta el día”, en el sentido de
gozar de los placeres de la vida).
La extraordinaria capacidad de captación de la realidad
por parte del Arcipreste da al libro un carácter
documental sobre la sociedad de su tiempo. Por él
conocemos las costumbres de la ciudad y del campo, los
productos que éste ofrece en las distintas estaciones,
los manjares que se degustaban o las golosinas que
elaboraban las monjas, los vestidos y cosméticos de las
mujeres, las costumbres de los clérigos... Incluso
detalles más concretos, como el amancebamiento del
rey Alfonso XI, están aludidos hábilmente en el libro.
El engarce concreto de la obra en una sociedad en que
conviven tras castas cristianos, moros y judíos posibilita
también el conocimiento de ciertas costumbres hebreas
y musulmanas: la mención, por ejemplo, de la fidelidad
de los judíos a su Pascua de pan ácimo, o la descripción
de los instrumentos que sirven y los que no para
cantares arábigos, son una muestra.
Verso del Libro de Buen Amor

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