Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), droga es toda sustancia que introducida
en el organismo por cualquier vía de administración, produce de algún modo una alteración
del natural funcionamiento del sistema nervioso central del individuo y además es
susceptible de crear dependencia, ya sea psicológica, física o ambas.
También, según la OMS, las sustancias psicoactivas, conocidas más comúnmente como
drogas, son sustancias que al ser tomadas pueden modificar la conciencia, el estado de
ánimo o los procesos de pensamiento de un individuo. Los avances en la neurociencia nos
han permitido conocer mucho mejor los procesos físicos mediante los que actúan estas
sustancias.
Dentro de estas definiciones se encuentran todas las sustancias psicoactivas, sean legales
(alcohol, tabaco, fármacos hipnosedantes …) o estén consideradas ilegales por las
convenciones y tratados sobre sustancias psicotrópicas, que incluyen en sus listas, entre
otras muchas, al cannabis, la cocaína, las anfetaminas y la heroína.
En los últimos años se asiste a la emergencia de nuevas sustancias (NPS en sus siglas en
inglés y NSP en español) que, teniendo efectos psicoactivos, no están incluidas en la
Convención de 1961 ni en la de 1971, por lo que su producción y consumo, pese a sus
posibles y muchas veces graves efectos adversos, no son ilegales. Son sustancias, podría
decirse, a-legales.
Por otra parte, las principales drogas legales -el tabaco y el alcohol- son causa importante
de mortalidad y discapacidad en los países desarrollados; por todo ello, podemos decir que
la legalidad o ilegalidad de las drogas no se corresponde con su posible peligrosidad.
Clasificación
Son numerosas las clasificaciones que se han realizado de las sustancias psicoactivas, ya
que son diversas las perspectivas desde las que se evalúan. Además del ya nombrado
diverso estatus legal, anotamos algunos de los criterios bajo los que a menudo se han
intentado ordenar:
En cuanto a este último criterio (peligrosidad) se tienen en cuenta al menos tres factores
principales:
Dejando a un lado el resto de perspectivas, quizá lo más práctico sea seguir el criterio de la
clasificación por el que opta la OMS, que ha agrupado las drogas según sus efectos sobre el
sistema nervioso central.
De acuerdo con este criterio, las drogas pueden ser: Depresoras, Estimulantes y
Alucinógenas/ Psicodélicas.
DEPRESORAS
Son aquellas que disminuyen o retardan el funcionamiento del sistema nervioso central.
Producen alteración de la concentración y en ocasiones del juicio; disminuyen la
apreciación de los estímulos externos y provocan relajación, sensación de bienestar,
sedación, apatía y disminución de la tensión. Son consideradas drogas depresoras el
alcohol, los barbitúricos, los tranquilizantes y el opio y sus derivados (morfina, codeína,
heroína, metadona).
ESTIMULANTES
Son drogas que aceleran la actividad del sistema nervioso central provocando euforia,
desinhibición, menor control emocional, irritabilidad, agresividad, menor fatiga,
disminución del sueño, excitación motora, inquietud. Dentro de este grupo se incluyen la
cocaína, los estimulantes de tipo anfetamínico y la mayor parte de las sustancias de síntesis
y de las nuevas sustancias psicoactivas.
ALUCINÓGENOS / PSICODÉLICOS
*Cannabis
*Inhalantes
Casi todos los inhalantes producen efectos anestésicos y el retardo de las funciones
corporales. Su uso prolongado produce daños permanentes al sistema nervioso con la
consiguiente reducción de las capacidades físicas y mentales.
Para conocer un poco más los efectos de las diferentes sustancias y cómo actúan en nuestro
cerebro, puede prestar atención a la presentación que en 15 idiomas ofrece la fundación
holandesa Jellinek en su página http://bit.ly/1fEnHJd y a la que puede acceder en el
siguiente enlace animatie
Patrones de consumo
Muy frecuentemente tiende a identificarse al consumidor de sustancias como “adicto” y sin
embargo hay diferentes tipos de vínculos de las personas con las sustancias sin ser todos
ellos adicciones, ni necesariamente consumos problemáticos
El uso experimental: una droga se consume para probar sus efectos y, después de un
determinado número de usos, se abandona.
El uso regular o social: se continúa usando la sustancia después de haber
experimentado y su consumo se integra al estilo de vida habitual.
El uso nocivo, definido por la OMS como un patrón de uso que causa daño, ya sea
mental o físico.
Abuso y dependencia, como enfermedades asociadas con el consumo de sustancias
psicoactivas.
La mayor parte de la población mundial no usa drogas. De entre quienes llegan a probarlas,
un grupo las seguirá usando regularmente y, de estos, una fracción desarrollará patrones de
uso nocivo y dependencia.
Tolerancia
Dependencia
En general, para considerar que existe una dependencia se deben cumplir al menos tres de
los siguientes criterios:
tolerancia: cada vez necesita más para lograr los mismos efectos
deseo intenso de consumir la sustancia
síndrome de abstinencia al dejar de consumir
esfuerzos persistentes sin éxito para reducir o detener el uso
uso mayor o durante más tiempo del pretendido
abandono de importantes actividades de la vida normal, como el trabajo o la familia
se continua el uso pese a reconocer que causará o empeorará problemas
psiquiátricos o psicológicos.
Por otra parte, entre los trastornos adictivos el DSM-V también incluye, como única
condición en una nueva categoría de adicciones conductuales, el trastorno por juegos de
azar. Sobre el uso persistente y recurrente de los juegos de Internet, el DSM-V advierte
que requieren más investigaciones antes de su consideración como trastornos formales.
OTROS CONCEPTOS
Síndrome de abstinencia
Conducta adictiva
Drogadicción
Si bien es cierto que en el caso de la mayoría de las personas la decisión inicial de tomar
drogas es voluntaria, con el tiempo, los cambios que ocurren en el cerebro pueden afectar a
la persona consumidora de modo que no pueda resistir el impulso intenso de consumir
cierta o ciertas drogas. La drogadicción es considerada una enfermedad crónica del cerebro,
a menudo con recaídas, caracterizada por la búsqueda y el consumo compulsivo de drogas a
pesar de las consecuencias nocivas para la persona adicta y para los que le rodean.
Uso nocivo
Patrón de uso de sustancias psicoactivas que produce daños a la salud. Este daño puede
ser físico o mental.
Consumo de riesgo
Abuso
Consumo problemático
Intoxicación
Patología dual
Boletín de Temas de Salud de Mundo Hospitalario, Año 17, Nº 155, Septiembre de 2010
http://bit.ly/13LQ17A
Delegación del Plan Nacional sobre Drogas (1996): Convenio sobre sustancias
psicotrópicas Viena, 21 de febrero de 1971 http://bit.ly/1vTDntK
Nutt, David et cols. (2007): Development of a rational scale to assess the harm of drugs of
potential misuse. The Lancet. Volume 369, Issue 9566, 24–30 March 2007, Pages 1047–
1053 http://bit.ly/1tZrwib
Nutt, David et cols. (2014): Desarrollo a escala para evaluar el daño de las drogas. Tedium
Vitae. Nº 6 http://bit.ly/1wMH8o2
Organización de los estados americanos (2012): Informe El Problema de las Drogas en las
Américas http://bit.ly/14cqsgc
UNODC (2013) Global smart update Volumen 10, septiembre 2013 http://bit.ly/14cvlpv
Alcohol
Índice del artículo
Alcohol
Concepto de Grado Alcohólico
Impacto del Consumo de Alcohol
Alcohol y jóvenes
Alcohol y Conducción
Valora tu consumo de Alcohol
¿Problemas? Dónde acudir
Bibliografía
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Se calcula que 1 gramo de alcohol aporta al organismo 7,1 Kcal.; este aporte energético no
se acompaña de un aporte nutritivo como minerales, proteínas o vitaminas.
De hecho, el consumo de alcohol es uno de los principales factores que se relacionan con la
salud de los individuos y de las poblaciones, ya que las consecuencias de su consumo
abusivo tienen un gran impacto en términos de salud y en términos sociales.
Bebidas alcohólicas
Se entiende por bebida alcohólica aquella bebida en cuya composición está presente el
etanol en forma natural o adquirida, y cuya concentración sea igual o superior al 1 por
ciento de su volumen y que tiene diferente concentración dependiendo de su proceso de
elaboración.
Las bebidas fermentadas son las procedentes de frutas o de cereales que, por acción de
ciertas sustancias microscópicas (levaduras), el azúcar que contienen se convierte en
alcohol.
El principio básico de esta acción reside en que el alcohol se evapora a 78 grados y el agua
a 100 grados, por consiguiente tienen más alcohol que las bebidas fermentadas, alcanzando
los 30-50 grados.
El coñac o brandy, que deriva de destilados del vino criados en vasijas de roble.
La ginebra, que resulta de la destilación de macerados de bayas de enebro y otros
cereales.
El whisky, que se origina de mezcla de cereales (cebada, maíz, centeno).
El ron, que se obtiene de la destilación de la melaza fermentada de la caña de azúcar
o de remolacha.
El vodka, que se obtiene de varios cereales, generalmente centeno y también de la
patata.
Alcohol
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Alcohol y Conducción
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Hay que tener en cuenta que hay amplias variaciones respecto a la concentración de las
bebidas alcohólicas utilizadas en diferentes países. En el informe Alcohol y atención
primaria de la salud (OMS, 2008), se indica que la cerveza contendrá entre el 2 % y el 5 %
de alcohol puro, los vinos contendrán entre el 10,5 y el 18,9 %, los licores variaban entre el
24,3 % y el 90 %, y la sidra entre el 1,1 % y el 17 %.
Desde la perspectiva sanitaria tiene mayor relevancia determinar los gramos de etanol
absoluto ingerido, que el volumen de bebida alcohólica.
Para calcular el contenido en gramos de una bebida alcohólica basta con multiplicar los
grados de la misma por la densidad del alcohol (0,8).
La Unidad de Bebida Estándar es una forma rápida y práctica de conocer los gramos de
alcohol consumidos: tan sólo se precisa de una tabla de equivalencias -con la cantidad y
tipo de bebida alcohólica- para calcular el consumo en UBEs.
Fuente http://www.seg-social.es
Cuando en España se toma una copa de vino o cava, o una cerveza, de promedio se
consume unos 10 gramos de alcohol; si lo que se consume es una bebida destilada, supone
tomarse 20 gramos de alcohol en cada consumición.
Estos datos llevaron a establecer que la UBE en España contiene 10 gramos de alcohol. A
partir de ahí resulta fácil calcular cuánto se bebe: por ejemplo, si sale a cenar y toma una
cerveza de aperitivo (1 UBE), y luego toma una copa de vino (1 UBE) y finalmente a los
postres toma un whisky (2 UBEs) o un combinado (2 UBEs), el consumo total ha sido de 4
UBEs; es decir, unos 40 gramos de alcohol.
Como decíamos, en España una “unidad de bebida” es igual a 10 gramos, pero entre países
se registran variaciones. Por ejemplo, en Gran Bretaña equivale a 8 gramos, mientras que
en Estados Unidos y Canadá, una bebida estándar contiene entre 12 y 14 gramos de
alcohol.
En cuanto a los efectos del alcohol, estos dependen de las cantidades presentes en sangre en
cada momento y no deberían superarse las 3 unidades/día en el hombre y las 2 unidades/día
en la mujer.
La edad: los jóvenes son más sensibles al impacto que tiene el alcohol en actividades
relacionadas con las funciones de planificación, memoria y aprendizaje, y son más
«resistentes» que los adultos a los efectos sedantes y a la descoordinación motora.
El peso: el alcohol afecta de modo más grave a las personas con menor masa corporal. En
general, la mujer pesa menos y el tamaño de sus órganos internos es proporcionalmente
más pequeño. Por lo tanto, menores cantidades de alcohol pueden generar más rápidamente
daños psico-orgánicos y desarrollar problemas con el alcohol más fácilmente que en el
varón.
El sexo: las mujeres metabolizan el alcohol de manera diferente a los hombres, por lo que
ante un hombre y una mujer del mismo peso, ella experimentará los efectos del alcohol de
manera más rápida. Lógicamente, el hecho de que las mujeres sean más vulnerables a las
consecuencias negativas de los abusos con el alcohol, y que puedan padecer problemas de
consumo más rápido que los hombres, no significa que los hombres no experimenten este
tipo de efectos. Por ejemplo, en lo que respecta a la mortalidad y la morbilidad, el
porcentaje de defunciones atribuibles al consumo de alcohol entre los hombres asciende al
7,6 % de todas las defunciones.
La adicción es un proceso complejo y variable que depende de muchos factores por lo que
no existe un tiempo o momento concreto a partir del cual una persona pueda considerarse
adicta.
Sin embargo, suele ser frecuente que el tiempo se vaya reduciendo cuando se suman
variables como: mayor cantidad de consumo // mayor frecuencia de consumo - menor
distanciamiento entre dosis // menor edad del consumidor // consumos prolongados //
vulnerabilidad personal.
En el plano social, hay que tener en cuenta los factores ambientales que incluyen el
desarrollo económico, la cultura de normalización de su consumo y la casi total
disponibilidad de bebidas alcohólicas.
En cuanto a los factores de riesgo individuales, no existe un único factor de riesgo que sea
claramente dominante, pero cuantos más factores de vulnerabilidad converjan en una
persona, más probable será que esa persona desarrolle problemas relacionados con el
consumo de alcohol, al igual que ocurre con cualquier sustancia psicoactiva.
Un consumo de riesgo, de todos modos, nos habla de que es más probable que quien
practica un determinado estilo de consumo, desarrolle problemas de salud provocados por
el alcohol; además, es posible que el organismo ya sufra algún trastorno aunque el
interesado no lo perciba.
Niños
Mujeres embarazadas
Mujeres en período de lactancia.
Personas que padecen enfermedades (por ejemplo, del hígado o del aparato
digestivo).
Si tras consumir se va a conducir vehículos o manejar maquinaria.
Si se padece algún trastorno psíquico
Si se está tomando medicamentos que desaconsejen su consumo
La baja percepción de riesgo que se tiene sobre el consumo de alcohol contribuye a que hoy
el abstemio puro sea un personaje casi exótico entre los jóvenes. Por otra parte, la fácil
accesibilidad y la publicidad sobre el alcohol, entre otros factores, logran que beber sea
un hábito tan popular entre ellos.
En cuanto a su fácil disponibilidad, las bebidas las consiguen los menores de 18 años en
supermercados (generalmente se las compran los hermanos y amigos mayores, o hasta
desconocidos) pero también los consiguen en sus casas y, aunque en menor medida, logran
también que se las sirvan en bares y pubs.
El consumo de alcohol se suele producir en el grupo de amigos y compañeros y la edad
media de la primera experimentación es inferior a los 14 años (ESTUDES La Rioja -
Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias)
Estos datos nos hacen sospechar que nuestros adolescentes no son conscientes del impacto
que tiene el alcohol sobre su salud y sobre su desarrollo como personas; además, confunden
las consecuencias del consumo con las alteraciones que produce el efecto buscado y
piensan que no corren el riesgo de que se genere una adicción (habitualmente se precisa un
tiempo de evolución hasta que se instaure la misma, lo que les hace ser más confiados).
Como decíamos, beber cualquier cantidad de alcohol a edades tempranas impacta muy
negativamente en el desarrollo del cerebro en formación y la costumbre de beber en
«atracón», esto es, de practicar un consumo intenso de alcohol concentrado en un escaso
lapso de tiempo, hace que el daño se agudice. Sin embargo, parece que muchos
adolescentes creen que las bebidas alcohólicas no suponen riesgo cuando solo se consumen
los fines de semana, aunque se haga de forma abusiva. Para saber más sobre mitos y otros
cuentos, entra aquí.
Pero no solo los adolescentes y jóvenes son inconscientes de los riesgos: los adultos
también tienen una menor percepción del impacto negativo del consumo de alcohol y
parecen ajenos a las consecuencias que para su salud, y especialmente para la salud de los
más jóvenes, tiene este consumo.
Pensamos que ellos -padres, profesionales, familiares…- también beben, y por este motivo
no se sienten legitimados para imponer límites y son altamente permisivos con el consumo
de los jóvenes.
Un paso importante para modificar esta realidad sería lograr que los padres y profesionales
consideraran al alcohol como una sustancia psicoactiva más, que puede ser más peligrosa
que otras sustancias ilegales, y reconocieran que es con cierta frecuencia la puerta de
entrada al consumo de otras drogas legales e ilegales.
Alcohol y Conducción
El consumo de alcohol, solo o junto con el consumo de otras sustancias psicoactivas,
constituye posiblemente el factor de riesgo más importante de accidente de tráfico y de
lesiones asociadas a los mismos.
Los datos sobre siniestros de tráfico asociados al consumo de alcohol son impresionantes:
según los datos del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, en 2014 en el
67,1% de los casos con resultado positivo se detecta alcohol solo o asociado con otras
drogas y/o psicofármacos.
Por otra parte, el 39,1% de los conductores y el 39,9% de los peatones fallecidos
presentaron resultados positivos en sangre a drogas y/o psicofármacos y/o alcohol.
Fuente imagen: Dirección General de Tráfico (Ministerio del Interior, 2014): El alcohol y la conducción http://bit.ly/JV6VH9
Consideraciones:
Sigue siendo en exceso frecuente el consumo de alcohol entre las personas que
conducen vehículos.
El alcohol consumido deteriora la capacidad de conducir vehículos de forma
directamente proporcional a su concentración en sangre.
La conducción con 0,5 g/l de etanol en sangre supone casi el doble de probabilidad
de sufrir un accidente de circulación respecto a la conducción sin ingestión de
alcohol, y aumenta dicha probabilidad progresivamente a partir de esta
concentración; así con 0,8 g/l el riesgo es casi cinco veces mayor que el que
presentan los que no han bebido alcohol.
El deterioro ocasionado por alcoholemias más elevadas incrementa sensiblemente la
susceptibilidad no solo a sufrir un accidente sino también las lesiones asociadas.
El alcohol agrava las lesiones derivadas del accidente, incrementando la
probabilidad de sufrir daños mortales y de padecer secuelas e incapacidades
permanentes.
La probabilidad de fallecimiento es cinco veces mayor entre los conductores y
peatones que presentan una alcoholemia superior a 0,5 g/l.
En los jóvenes los efectos del alcohol sobre la conducción son más relevantes si cabe. Las
características asociadas a la propia juventud (menos experiencia en conducir, consumos
elevados los fines de semana, consumo concomitante de otras sustancias, conducta
desinhibida, etc.) hacen que este grupo de edad sea particularmente vulnerable.
TASA DE ALCOHOLEMIA
Aunque dos personas beban la misma cantidad de alcohol es muy poco probable que
alcancen la misma tasa de alcoholemia o que lo hagan en el mismo momento. Incluso si es
una misma persona la que toma alcohol en dos días distintos, la tasa de alcoholemia que
alcance también puede variar.
Son muy numerosas las variables que influyen sobre esta tasa y en la velocidad con la que
se alcanza, aunque en general se suelen distinguir las siguientes:
DELITO PENAS
Tasas superiores a:
Prisión de tres a seis meses o multa de seis a
- 0.60 mg/l en aire. doce meses o trabajos en beneficio de la
comunidad de 30 a 90 días, y privación del
- 1,2 gr/l en sangre. derecho a conducir de uno hasta cuatro
años.
ALCOHOL
Negativa a someterse a Prisión de seis meses a un año y privación
las pruebas. del derecho a conducir de uno a cuatro años
La escala de valoración oscila entre los 0 puntos como mínimo y 40 puntos como máximo.
Si tu puntuación ha sido mayor de 8 puede ser un síntoma de presentar algún problema
relacionado con el consumo de alcohol.
Las preguntas se refieren al consumo de bebidas alcohólicas durante el último año. Por
bebida alcohólica se entiende un vino, una cerveza o cualquier otra bebida (vodka, ron…)
sola o combinada.
Preguntas 0 1 2 3 4
Una o
1. ¿Con qué frecuencia De 2 a 3 más 4 o más
menos De 2 a 4 veces
consume alguna bebida Nunca veces a la veces a la
veces al al mes
alcohólica? semana semana
mes
1. 2. ¿Cuántas
consumiciones de bebidas
alcohólicas suele realizar 1o2 3o4 5o6 De 7 a 9 10 o más
en un día de consumo
normal?
3. ¿Con qué frecuencia
Menos de A diario o
toma 6 o más bebidas
Nunca una vez al Mensualmente Semanalmente casi a
alcohólicas en un solo
mes diario
día?
4. ¿Con qué frecuencia en
el curso del último año ha Menos de A diario o
sido incapaz de parar de Nunca una vez al Mensualmente Semanalmente casi a
beber una vez había mes diario
empezado?
5. ¿Con qué frecuencia en
el curso del último año no Menos de A diario o
pudo hacer lo que se Nunca una vez al Mensualmente Semanalmente casi a
esperaba de usted porque mes diario
había bebido?
6. ¿Con qué frecuencia en
el curso del último año ha
Menos de A diario o
necesitado beber en
Nunca una vez al Mensualmente Semanalmente casi a
ayunas para recuperarse
mes diario
después de haber bebido
mucho el día anterior?
7. ¿Con qué frecuencia en
el curso del último año ha Menos de A diario o
tenido remordimientos o Nunca una vez al Mensualmente Semanalmente casi a
sentimientos de culpa mes diario
después de haber bebido?
8. ¿Con qué frecuencia en
el curso del último año no
Menos de A diario o
ha podido recordar lo que
Nunca una vez al Mensualmente Semanalmente casi a
sucedió la noche anterior
mes diario
porque había estado
bebiendo?
9. ¿Usted o alguna otra
Sí, pero no en
persona ha resultado Sí, el
No el curso del
herido porque usted había último año
último año
bebido?
10. ¿Algún familiar,
amigo, médico o
profesional sanitario ha
Sí, pero no en
mostrado preocupación Sí, el
No el curso del
por un consumo de último año
último año
bebidas alcohólicas o le
ha sugerido que deje de
beber?
TOTAL