EL TEATRO Y LA MASCARA
TEBASLAND
Hace unas semanas atrás, un sábado, buscando distraerme recordé una obra
que mi profesora de actuación me recomendó ver para luego ser discutida en
clases, ese día fui a ver TEBASLAND del escritor uruguayo Sergio Blanco, al
entrar a la sala me encuentro con un escenario completamente distinto a lo que
uno no está acostumbrado a ver en obras teatrales en Venezuela, una cancha
de baskett, allí se desarrollaría toda la trama de la historia durante las próximas
horas.
Me senté en la parte izquierda del teatro, los minutos pasaban y la hora pautada
para dar inicio a la función se retrasaba un poco más, luego uno de los actores
principales se dirige al público y comenta que por problemas técnicos la obra
iniciará un poco más tarde de lo habitual, acto seguido el mismo actor comienza
a dialogar con los presentes para hacer algo de tiempo, en ese instante comenzó
todo, en ese instante inició la magia, en donde no sabía realmente que era real
y que era ficción, porque vaya en cualquier obra teatral como en cualquier
película de cine uno está claro que lo expuesto allí no es 100 % real, aunque se
asemeje a la realidad en cualquiera de las cosas, en fin, la función comenzó, de
repente me topé con dos muy buenos actores en escena, uno ya lo había visto
en algunas obras teatrales ( Kevin Jorges), el otro nunca lo había visto actuar
(Elvis Chaveinte) pero ambos demostraban ser excelentes y la química que
desbordaban conforme pasaba las horas era fenomenal.
Pero el aspecto que más me movió fue ese sentimiento que sentía él hacia su
madre, ese amor que todo ser humano puede llegar a sentir por el ser que nos
da la vida, que nos cría, que está en las buenas y en las malas, creo que fue una
de las cosas que más me conectó y me hizo emocionar mucho porque todos
sentimos ese amor desmedido hacia nuestra progenitora y el solo hecho de
pensar de estar en una cárcel sin tener a nadie que me vaya a visitar , sin tener
el apoyo emocional de una madre resulta ser algo conmovedor y más el saber
que esa persona no está viva, que nunca podrá ir a verte eso le parte el corazón
a más de uno. Para finalizar debo confesar que al principio la historia se me hizo
un poco larga, un poco densa, no sabía si me había gustado o no, pero conforme
pasaban los días y las semanas y observando comentarios que hacían otros
compañeros y amigos de estudios o de trabajo de lo genial que le parecía la
obra, mi mente comenzó a entrar en una confusión y recordé una clases donde
mi profesora de actuación comentó que el venezolano está acostumbrado a ver
obras comerciales, obras poco profunda que buscan hacer reír y allí pensé
claro!!! Mi mente tal vez está adaptada a ese tipo de obras, ya que son las que
suelo ver porque bueno uno como venezolano busca reírse en medio de tanto
estrés que se vive a diario. Es por ello que analicé la obra desde lo artístico,
desde lo estético, desde las interpretaciones actorales y fue cambiando mi
concepto al respecto y pude ver y apreciar un poco más del trabajo que se hizo,
que aunque me gustó en un principio no estaba tan seguro del todo, espero que
mis gustos teatrales puedan ir cambiando conforme pase el tiempo.