1
El proceso de investigación en las ciencias ambientales
En este capítulo nos referiremos a las grandes etapas cognitivas que se dan en el
proceso de generación de conocimiento: el planteamiento del problema de
investigación, la formulación de hipótesis en sentido estricto o de algunos supuestos
que orientan provisionalmente el proceso y la validación de las predicciones que se
derivan de las hipótesis o supuestos. Estas etapas —que se encuentran en todas las
tradiciones científicas— están moduladas por los paradigmas de la investigación
que sustentan los investigadores. Asimismo, en forma simultánea con este planteo
lógico-cronológico, nos referiremos a algunos componentes metodológicos que
acompañan el proceso cognitivo.
El siguiente esquema (Figura 4.1) muestra el derrotero de este proceso que
es lógico, cronológico y metodológico.
Formulación *Predicciones
de la hipótesis *Variables, indicadores
Objetivos
específicos
Validación *Diseño
*Eje témporo-espacial
*Metodología/Materiales y métodos
*Recolección y registro de datos
*Tratamiento de la información
*Presentación de los resultados
2
Estos niveles de análisis dan origen a las siguientes preguntas: ¿cuál es la
naturaleza del objeto de estudio? ¿tiene existencia en sí, independiente del sujeto de
investigación? (ontológico); ¿cómo conocemos esa realidad?, ¿cómo es el modo de
producción de ese conocimiento? ¿cuál es la relación entre el sujeto y objeto de
conocimiento? (epistemológico); ¿de qué manera puedo acceder al objeto de
estudio? ¿se debe ir de lo particular a lo general o viceversa? ¿debe utilizarse un
abordaje analítico? (metodológico), entre otras.
En este contexto, la palabra paradigma —rescatada y resignificada por
Thomas Kuhn (1970) en su obra La estructura de las revoluciones científicas— se
refiere a «un conjunto de creencias, valores y técnicas compartido por los miembros
de una comunidad científica y que guían u ofrecen orientaciones para determinar
las clases de problemas que los científicos deben tratar y los tipos de explicaciones
que juzgan aceptable» (Kuhn, 1970, p. 175). También en la concepción de Kuhn los
paradigmas, en cualquiera de sus ámbitos —ya sean filosóficos, científicos o de la
vida cotidiana — están orientados a resolver problemas dentro de los preceptos,
normas y reglamentos que establecen sus límites y se encuentran social e
históricamente condicionados.
En el cuadro 4.1 se presentan tres paradigmas que dan cuenta en forma
aproximada de tres grandes formas de encarar la producción científica. Cubren las
ciencias sociales, las naturales y las humanas. Sin duda, resultan lo suficientemente
amplios para comprender las investigaciones relativas al ambiente y su naturaleza
interdisciplinaria. Ellos son el paradigma positivista, el paradigma
comprensivo/interpretativo y el paradigma crítico.1 Quizá la diferencia más clara
se encuentre entre el primer paradigma y los otros dos, ya que las distinciones entre
el paradigma interpretativo y el crítico son más débiles (Sarantakos, 1998) e
históricamente el último paradigma surge como un desprendimiento del primero.
Las diferencias entre el paradigma positivista del comprensivo/interpretativo se
remontan al filósofo alemán Wilhelm Dilthey (1833-1911) quien planteó la diferencia
que existe entre explicar (erklären) y comprender (verstehen). Diferenció a partir de
estas operaciones cognoscitivas entre el método de las ciencias de la naturaleza, la
explicación que tiene una dirección del pensamiento desde afuera adentro (a través de la
observación empírica de los hechos, la manipulación y el control de las variables y su
cuantificación) como modo de producir conocimiento; y el de las ciencias del espíritu,
con la comprensión en la cual la dirección del pensamiento va hacia la interioridad del
sujeto, desde el supuesto de que los fenómenos son captados en su interioridad. Las
escuelas de la comprensión sostenían que para llegar al núcleo principal de un
fenómeno hay que captar su sentido desde la propia subjetividad. Comprender es, en
última instancia, tomar con, capturar el sentido último de los fenómenos e incluso
1. Ilustran la contienda epistemológica del siglo XIX –trasladada después a buena parte del siglo XX-
entre las ciencias naturales y las ciencias del hombre. Se trata de una discusión muy conocida a principios
del siglo XX en torno al estatus, la característica de los métodos y la naturaleza de los objetos de estudios.
En general, giraba en torno a qué métodos debían emplear las ciencias históricas o culturales si querían
tener entrar en el panteón de las ciencias. Predominaba la idea que debían emplear el método de las
ciencias naturales. Implicaba en un comienzo la distinción entre explicar y comprender, es decir entre las
ciencias experimentales y las no experimentales, que tuvo a Wilhelm Dilthey como importante
representante de la Escuela Comprensiva. La reflexión sobre el tema de la comprensión se continuó en el
siglo XX por autores como Alfred Schütz, discípulo de Husserl; por Winch, Heidegger y Gadamer, por
los seguidores de la Teoría Crítica o los miembros de la Escuela de Frankfurt. Por el lado del positivismo,
desde una concepción empirista del conocimiento, se insistió en el carácter unitario de la ciencia y del
método científico y en la búsqueda del control de las variables y la generalización de los fenómenos.
3
reconstruir las vinculaciones de sentido de las circunstancias, como en el caso de la
ciencia histórica.
De frente a la comprensión, las posturas que sostenían que hay que explicar la
realidad — positivismo—, conciben a los fenómenos como exteriores a la subjetividad
humana, existentes en sí y posibles de ser captados a través de los sentidos. Se privilegia
de este modo una forma de conocimiento empírico. Para explicar la realidad, se deben
reproducir artificialmente los fenómenos, controlando todas las variables menos la que
está bajo estudio, a fin de determinar las relaciones —en general causales— entre dos o
más variables y poder llegar así a la generalización de los resultados y a la predicción y
control de la realidad.
4
Las preguntas fundamentales que se hacen los investigadores en el paradigma
positivista son, según Patton (2002), básicamente: ¿qué sucede en el mundo real? ¿qué
se puede determinar con cierto nivel de certeza?¿cómo se puede explicar en forma
razonable un fenómeno? ¿cómo se estudia un fenómeno de tal manera que los
resultados puedan en cierta medida generalizarse y explicar en lo posible el mundo real?
En cambio, a los otros paradigmas les interesa plantear la intencionalidad de las
acciones humanas, el significado que los grupos conceden a los fenómenos, cómo se
construyen social e individualmente los sentidos que se le atribuyen a las cosas, etc.
En cuanto a las ciencias y estudios ambientales, herederas de largas tradiciones
científicas propias de las ciencias naturales, de las sociales o de las humanas, son
tributarias en parte de las tradiciones empíricas del paradigma positivista que ya se
señalaron. Por ejemplo, el deterioro ambiental es un hecho irrefragable, está ahí, es real,
no es sólo un producto de la percepción humana, sino que puede ser explicado por
variaciones físicas, químicas y biológicas. Pero también es parte constitutiva de la
acción humana. Por lo cual, es posible que el investigador necesite indagar cómo es la
percepción de los grupos sociales o de los individuos de ese deterioro, conocer sus
juicios de valor, sus relaciones con el ambiente local en esos casos, y seguramente, en
esos casos, guiarán las investigaciones paradigmas interpretativos o críticos. Los
paradigmas, esos conjuntos de creencias, valores, teorías, opiniones, sobre cómo hacer
una investigación van a influir y modular todo el proceso de investigación.
5
es la etapa más difícil de resolver, aun para los investigadores más avezados
(Plencovich et al., 2008).
Quizá uno de los primeros interrogantes que iniciaron un proceso de
investigación se encuentre en el mundo occidental en el registro de Heródoto (484 A.C.-
ca. 426 A.C.), el Padre de la Historia. De su fascinante obra Historias, libro III, los
epistemólogos suelen citar la curiosidad inquisitiva del historiador ante el régimen y las
inundaciones del río Nilo (Cohen & Nagel, 1998). Incluso, Thomas (2000) compara la
actitud científica del historiador con la del etnógrafo por su afán de hacer visible lo
invisible (ver Capítulo 6). Se trata de un auténtico problema de investigación,
formulado más de 2500 años antes de nuestra época. El problema se condensa en esta
pregunta: ¿Por qué las costas del Nilo se inundan?
Pues bien, el Nilo durante sus crecidas, inunda no sólo el Delta, sino también parte del
territorio que suele decirse que pertenece a Libia y a Arabia, y ello hasta una distancia
de dos días de camino a una y otra margen; y a veces incluso más y a veces menos.
Ahora bien, sobre la naturaleza del río no pude obtener informe alguno ni de los
sacerdotes ni de ninguna otra persona. Yo deseaba fervientemente averiguar por ellos,
por qué el Nilo baja crecido durante cien días a partir del solsticio de verano y una vez
alcanzado ese número de días vuelve a su cauce y baja el nivel de su corriente, de
manera que durante todo el invierno continúa bajo hasta un nuevo solsticio de verano.
Sobre estas cuestiones, pues, no logré obtener ningún informe de ningún egipcio,
cuando les preguntaba qué poder tiene el Nilo para seguir una conducta opuesta a la de
los demás ríos. Yo hacia esas preguntas, porque, como es natural, deseaba saber lo que
acabo de decir y también porque es el único río del mundo que no da lugar a la
formación de brisas. En fin, dejemos que estas cosas sigan como son y han sido
desde un principio. En cuanto a las fuentes del Nilo, por otra parte, ninguno de los
egipcios, libios o griegos que entraron en conversaciones conmigo pretendió estar
informado, a excepción del escriba del tesoro sagrado de Atenea en la ciudad de Sais en
Egipto, si bien a mí me dio la impresión de que ese individuo bromeaba al afirmar que
su información era exacta. Decía que situadas entre Siene -ciudad de la Tebaida- y
Elefantina, hay dos montañas cuyas cimas terminan en punta, montañas que tienen
por nombre Crofi la una y Mofi la otra. Pues bien, según él, las fuentes del Nilo, que
carecen de fondo, manan de entre esas montañas; y mientras una mitad del caudal corre
en dirección norte, hacia Egipto, la otra mitad lo hace en dirección sur, hacia
Etiopia. Y que esas fuentes carecen de fondo, agregó, lo pudo constatar el rey de Egipto
Psamético; en efecto, hizo trenzar una cuerda de muchos miles de brazas, la lanzó en el
referido lugar y no tocó fondo. Ahora bien, el escriba en cuestión, si lo que decía
era realmente cierto, dejaba entrever, a mi juicio, que en ese lugar hay unos fuertes
remolinos con flujo y reflujo y, como el agua rompe contra las montañas, una sonda que
se arroje no puede tocar fondo. Heródoto, Historias, L.II, p. 19
6
El problema de investigación tiene su foco en un recorte de una situación real
que el investigador construye y al que interroga ante un vacío de conocimiento sobre un
campo específico. Tomaremos como primer ejemplo el caso de las dos pasteras
instaladas en Fray Bentos (Uruguay) sobre el Río Uruguay en 2005, que generaron una
serie de conflictos institucionales y sociales de ese país con la Argentina. El conflicto de
las pasteras es uno de los casos de conflictos ambientales en la región de gran
repercusión social y política en ambos países. Ahora bien, preguntarse si las pasteras
contaminan, cuál es el nivel de contaminación, hasta qué punto se debe verificar o
rectificar la información provista por el Informe Ecometrix (IFC, Banco Mundial), por
cuánto tiempo hay que tomar muestras de los efluentes o de los gases de las chimeneas
(Matta, 2009) son interrogantes alrededor de un problema de la realidad que se
transforman en un problema de investigación con una serie de preguntas que se hace el
investigador.
Según el ejemplo anterior, los problemas de investigación se construyen a partir
de situaciones problemáticas de la realidad. Inclusive, a partir de un mismo problema
real se pueden elaborar distintos problemas de investigación. Por otro lado, en las
investigaciones relacionadas con lo ambiental, las escalas (cfr. Capítulo 1) plantean
distintos abordajes del mismo problema, según la utilizada. Ante el problema de la
contaminación por emisiones de metano de la producción ganadera, el investigador
(Jaurena, 2016) muestra el amplio rango de escalas de trabajo que se están utilizando
simultáneamente y que es consecuencia de la naturaleza compleja del problema que
puede abordarse desde la perspectiva bioquímica, microbiológica y nutricional. Escalas
y perspectivas originan múltiples investigaciones.
7
regional o planetaria (McGinn, 2013). A su vez, los distintos gases pueden medirse
según su concentración en el aire, como proporciones relativas, o de acuerdo con su
poder de calentamiento (teniendo en cuenta la persistencia en la atmósfera y capacidad
radiativa; i.e. forzamiento radiactivo (Intergovernmental Panel on Climate Change,
2007, p. 36). Esta última modalidad es ampliamente usada para estudios ambientales y
mide los distintos gases en unidades de Dióxido de carbono (CO2eq; e.g. 25 para el
metano y 300 para el N2O).
Jaurena, G. (2016). Diferentes enfoques y medidas en la investigación sobre emisiones de
metano. Investigación sobre emisiones de metano a diferentes niveles de detalle. Versión
preliminar.
8
Pertinencia social
Originalidad
Factibilidad
9
atención mundial debido a su potencial en la reducción de las emisiones de
carbono y en la mejora de la gobernanza de los bosques. La reducción de las
emisiones por la deforestación y degradación requiere una toma de decisiones
participativas y una efectiva rendición de cuentas. Sin embargo, existen pocos
estudios empíricos que analizan la efectividad del mecanismo participativo
utilizado en la REDD+. Nuestra investigación analiza la participación de actores
del ámbito político en el desarrollo de instrumentos de REDD+ en Vietnam. Nos
interesa determinar cómo el contexto político y los distintos intereses de los
actores influyen el nivel de participación en el proceso nacional de toma de
decisiones sobre políticas referidas a la REDD+. Exploramos la participación a
través del análisis de mecanismos para determinar, por ejemplo, cómo los actores
se involucran y participan en la toma de decisiones, y cuál es la dinámica de la
participación, por ejemplo, en eventos políticos altamente centralizadas versus
eventos gestionados por donantes. El estudio procura dar respuesta a tres
preguntas de investigación: (1) ¿quién participa en la elaboración de políticas
nacionales de REDD+ y cuáles son sus intereses en participar en eventos
políticos centrales? (2) ¿qué nivel de participación tienen los diferentes actores
políticos en esos eventos? (3) ¿hasta qué punto los resultados de las políticas de
REDD+, por ejemplo, regulaciones y estrategias, incorporan las diferentes
preferencias de los actores políticos?
Pham, T. T., M. Di Gregorio, R. Carmenta, M. Brockhaus, & D. N. Le. 2014. The REDD+ policy arena in Vietnam:
participation of policy actors. Ecology and Society 19(2): 22.
10
de lo que se llamaría «ciencia normal». En ese caso, es infrecuente que aparezca en las
investigaciones sobre genética los postulados de Watson y Crick que dan sustento a una
investigación en particular.
En cuanto a los Antecedentes, son investigaciones realizadas sobre el tema
semejante al de nuestra investigación y deben ser actualizados. En lo general, se trata de
trabajos científicos publicados en revistas especializadas que han pasado por el proceso
de referato. También se puede encontrar antecedentes en tesis de posgrado y de grado
que también han sido sometidas al escrutinio de pares evaluadores. Los antecedentes
tienen una doble ventaja metodológica: permite beneficiarse de investigaciones
realizadas sobre el problema, o aspectos del problema, semejantes a nuestra
investigación y nos advierten sobre el riesgo de investigar algo ya suficientemente
conocido. El otro valor es heurístico, ya que amplían el horizonte del problema de
investigación y pueden sugerir nuevos rumbos metodológicos (Plencovich et al., 2008).
Los antecedentes aparecen registrados en los protocolos de los proyectos de
investigación así como en las tesis o los trabajos finales sobre los resultados de las
investigaciones. Este registro no debe ser un recuento descontextualizado de artículos
publicados sino que los resultados de esas investigaciones deben estar de algún modo
ligados al propio trabajo de investigación.
Existe una relación dialéctica entre el marco teórico, los antecedentes y la
formulación del problema. La lectura y estructuración del marco teórico y los
antecedentes contribuyen a afinar el problema y a la vez son sus fundamentos.
Así como formular el problema científico es, en última instancia, realizar preguntas
sobre algún aspecto de la realidad que deseamos conocer; la formulación de las
hipótesis en la investigación son respuestas tentativas, provisionales, que deben
comprobarse, a esas preguntas de investigación (Plencovich et al., 2008). Una hipótesis
es una suposición que se realiza como punto de partida para una investigación ulterior
de la que se derivan inferencias que deben ser confirmadas (Pearsall & Trumble, 1996).
Las hipótesis son construcciones intelectuales que vinculan el marco teórico con
el problema de investigación y orientan el diseño que el investigador o la investigadora
van a utilizar. En general, se trata de una proposición que relaciona dos o más variables
o fenómenos y que tiene la capacidad heurística de dar explicación o de predecir con
cierta probabilidad el fenómeno bajo estudio.
Desde un punto de vista conceptual, las hipótesis son respuestas tentativas y
provisionales al problema formulado. No se trata de cualquier respuesta, sino sólo de
aquella sustentada por una argumentación teórica coherente y corroborada por la
observación que el investigador ha hecho en torno al problema concreto —carácter
confirmatorio y falsificable de la hipótesis (Popper, 1982)— y en vista a los resultados
de la investigación.
La función de la hipótesis en la investigación científica consiste en sugerir
explicaciones a ciertos hechos y orientar su investigación. Larabee (1957) sugiere que
aquel que se encuentra en el proceso de formulación de hipótesis debe «prepararse,
luchar y esperar para que se llegue a dar el salto psicológico que le permite al
investigador generar una hipótesis».
Según Mario Bunge (1972:30), «cuando un enunciado verificable posee un
grado de generalidad suficiente, habitualmente se lo llama hipótesis científica. O, lo que
es equivalente, cuando una proposición general (particular o universal) puede
verificarse sólo de manera indirecta —esto es, por el examen de algunas de sus
11
consecuencias— es conveniente llamarla «hipótesis científica». Por ejemplo, «Todos
los trozos de hierro se dilatan con el calor», y, a fortiori, «Todos los metales se dilatan
con el calor», son hipótesis científicas.
No todas las investigaciones científicas estan orientadas en sentido estricto por
hipótesis. En las ciencias sociales, a veces se las llama hipótesis de trabajo. Se refieren
a principios que orientan metodológicamente a las investigaciones. En algunos casos se
las reemplaza por objetivos o por supuestos (Cfr. Capítulo 6). Se trata de trabajos
exploratorios, de inventarios de especies de la botánica descriptiva, por ejemplo, o
también en las disciplinas asociadas con la ingenieria, las ciencias matemáticas, la
computación (Strode, 2015) y las ciencias médicas.
Una hipótesis científica tiene la forma de una conjetura o enunciado del cual se
ignora su veracidad (validarla o no será el producto de la investigación), o también se
puede presentar como una proposición que relaciona dos o más variables o fenómenos
para explicar y consecuentemente predecir, con cierta probabilidad de certeza el
comportamiento del fenómeno bajo estudio. No se trata de cualquier respuesta, sino de
una fundamentada por una argumentación teórica coherente.
La enunciación explícita de las hipótesis expone al lector con claridad la
estructura de pensamiento que el investigador está poniendo a prueba (Farji-Brener,
2003). La mera enunciación de objetivos, predicciones o suposiciones encubre lo que
verdaderamente se está probando (Ver Recuadro ), la asociación entre una determinada
manipulación experimental y sus resultados no necesariamente muestra el mecanismo o
asociación entre las variables subyacentes que los vinculan.
Como mencionamos, un beneficio importante de la correcta formulación de las
hipótesis es que deja en claro cómo orientar la investigación, qué variables medir,
cuáles son las variables críticas, cuáles las secundarias o meramente contextualizadoras;
qué especímenes recolectar, qué métodos y procedimientos utilizar: «Las hipótesis
dirigen la búsqueda de la relación entre los hechos. Las sugerencias formuladas en las
hipótesis pueden ser soluciones al problema. Si lo son o no, efectivamente, es la tarea de
la investigación» (Cohen & Nagel, p.163).
Para las investigaciones explicativas o descriptivas (cfr. Capítulo 5) las hipótesis
científicas tienen asociadas unas predicciones, éstas son «profecías, eventos específicos
y mensurables que probablemente ocurran como resultado de un experimento si la
hipótesis es válida» (Strode, 2016, p. 2). En el caso de las ciencias sociales y humanas,
en los abordajes cuantitativos o mixtos, en general se suele hablar de la
operacionalización de las variables y construcción de indicadores (v.q. Capítulo 5).
En el contexto del método hipotético-deductivo, la racionalidad de la
investigación puede plasmarse a través de la correcta formulación de las hipótesis y sus
predicciones, que adquieren la estructura lógica condiconal (Si…entonces):
12
consecuentemente si esta afirmación es cierta y procedo a medir en un
invernaculo el crecimiento de L. multiflorum bajo 3 regímenes de temperatura (i.e. 0, 10
y 20°C),
entonces observaré que aquellas plantas cultivadas a mayor temperatura
producirán más biomasa aérea por unidad de tiempo. (predicción)
Estas estructuras son mucho más informativas porque dan cuenta de los
fenómenos biológicos y físico-químicos que subyacen en el fenómeno empírico que se
enuncia cuando decimos «las plantas cultivadas a mayor temperatura producirán más
biomasa aérea» (predicción). En esta aseveración no estamos exponiendo por qué se
produciría ese resultado y el lector ignora qué motivó a realizar dicho experimento.
Hay que precaverse del uso del término hipótesis cuando en realidad se quiere
decir predicción (Recuadro 4.1) porque esta sustitución diluye el poder del método
científico hasta hacerlo perder su sentido de impulsor del avance del conocimiento
(McPherson, 2001).
13
Recuadro 4.1 Ejemplos de hipótesis científicas y predicciones*
Hipótesis Predicciones
El crecimiento del pastizal durante el En este trabajo hipotetizamos que los
período invernal está limitado por la novillos aumentarán más de peso al recibir
disponibilidad de N en el suelo. la suplementación energética.
*No existe correspondencia horizontal entre las columnas; es decir, las predicciones no se derivan de
esas hipótesis.
Fuente: Jaurema, G. (2016). Comunicación personal, Maestría en Producción Animal. EPG-FAUBA.
2
Dentro del campo de la ecología se han dado algunas críticas a la comprobación de las hipótesis nulas
debido a un abuso y cierta frivolidad en su uso que lo han denominado la la falacia del «hombre de paja»
(una afirmación que el investigador conoce de entrada que no es verdadera) (McPherson & De Stefano,
2001).
14
hipótesis alternativa (e.g. µ1 ≠ µ2), que representan los resultados esperados de las
hipótesis científicas y por tanto constituyen «predicciones», en particular la hipótesis
alternativa que suele expresar el resultado esperado por la investigación (Farji-Brener,
2004).
En una carta fechada en 1861 dirigida al economista Henry Faucett, Charles Darwin plantea
un párrafo que pone en tensión el uso de las hipótesis en la investigación. Dice lo siguiente:
(…) En cuanto al Dr. Lankester, es un pobre charlatán. Creo que nunca observó un
hecho nuevo en su vida. Me dio risa que me aconsejara, o más bien, que se
lamentara de que yo no hubiera solamente publicado hechos. ¡Qué profunda
ignorancia hacia lo que debe ser el alma misma de la observación! Hace 30 años
hubo mucha alharaca sobre la cuestión de que los geólogos sólo debían observar y
no teorizar, y me acuerdo bien de que alguien dijo que en ese caso se debía ir a un
pozo de grava, contar las piedras y describir sus colores. ¡Qué extraño resulta que
nadie viera que la observación debe darse a favor o en contra de alguna
perspectiva, si es que tiene que tener algún beneficio!
Fuente: Darwin, C. Correspondence vol. 9 [Carta dirigida a Henry Fawcett, 18 de setiembre de 1861]. Cambridge:
University of Cambridge. Disponible en
https://www.darwinproject.ac.uk/letter/?docId=letters/DCP-LETT-
3257.xml;query=pebbles;brand=default;hit.rank=1#hit.rank1. Acceso 12 de marzo de 2016.
15
Para la tradición de las ciencias naturales, en cambio, la formulación y la
validación empírica de las hipótesis se considera como el criterio de demarcación que
separa la ciencia de otras formas de conocimiento (Ayala, 1994). Sin embargo, es
importante plantear que en el campo de la ecología existe un debate considerable sobre
la importancia de la formulación de hipótesis para la generación de conocimientos
nuevos (Farji-Brenner, 2003) y que deberían estar planteadas explícitamente en las
investigaciones. Asimismo, otros consideran a la ecología como una ciencia débil
precisamente porque no ha adoptado coherentemente métodos comandados por la
formulación de hipótesis (Peters, 1991).
En algunas ramas científicas, por ejemplo, en la biología molecular y en la física
de la energía, se utilizan aplicaciones sistemáticas y rigurosas de ciclos repetidos de
generación de hipótesis y comprobaciones, llamados inferencias fuertes. La pregunta
que deberíamos hacernos es hasta qué punto se pueden desglosar hipótesis generales en
otras progresivamente más específicas (subhipótesis) y así sucesivamente. Todas las
investigaciones deberían dar comienzo con una hipótesis general; sin embargo, no
deberían estar planteadas en un grado de generalidad tal que la comprobación de sus
consecuencias o predicciones quede muy «lejos» de la hipótesis principal. Esto se suele
dar, principalmente, en los estudios interdisciplinarios dentro de las ciencias
ambientales en las que la comprobación de las predicciones de las hipótesis puede
resultar imposible debido a limitaciones culturales, éticas o económicas. En las ciencias
ambientales, las hipótesis de muy alto nivel de generalidad suelen ser difíciles de
evaluar y tropiezan con restricciones temporales y espaciales, como en el caso de la
hipótesis de Gaia (Lovelock, 1987) o la hipótesis de Medea (Recuadro 4.3).
Históricamente, existen muchos ejemplos de hipótesis cuya validación ha
supuesto innumerables estudios. En Biología, la llamada hipótesis de naturalización
formulada por Darwin en El origen de las especies (1859) según las observaciones de
Alphonse de Candolle (1855) postulaba que «las floras, en proporción al número de
géneros y especies indígenas, aumentan, por naturalización, mucho más en nuevos
géneros que en nuevas especies». Incluso, ejemplificaba que «de los 162 géneros
naturalizados, por lo menos 100 géneros no eran nativos» (1859, p. 86). Darwin usaba
estos datos para abonar la teoría de la intensa competencia entre congéneres. Estas
observaciones han vuelto a atraer la atención de los investigadores con renovado interés
y se busca obtener su validez con nuevos estudios.
16
Recuadro 4.3 Hipótesis de Gaia e hipótesis de Medea referidas al cuidado del
ambiente
En la mitología griega Gaia representa la otra cara de Medea. Mientras que Gaia es la
buena madre Tierra, Medea es la diosa que se vuelve contra sus propios hijos.
La hipótesis Gaia fue formulada por James Lovelock en 1987 (hoy sus sostenedores la
denominada teoría Gaia). De acuerdo con la hipótesis Gaia, la atmósfera y la parte
superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente, donde la vida se
encarga de autorregular condiciones esenciales tales como la temperatura, composición
química y salinidad de los océanos. Gaia se comportaría como un sistema autorregulado
que tiende al equilibrio.
Esta hipótesis fue desafiada por la hipótesis Medea que sostiene que si bien la
Tierra funciona como un sistema, este sistema no tiende a un equilibrio que conserve la
vida, sino a expulsarla. La hipótesis Medea fue planteada por el paleontólogo Peter Ward,
profesor en la Universidad de Washington en su obra The Medea Hypothesis: Is Life on
Earth Ultimately Self-Destructive? (2009) en la que expone que la vida en la Tierra está
sujeta a un delicado equilibrio y que los seres vivos que la habitan tienden a provocar
perturbaciones en ella. El efecto general de la vida ha sido y será reducir la longevidad de
la tierra como un planeta habitable. En el relato de Ward, la historia de la Tierra durante
cuatro mil millones de años es una sucesión de extinciones en masa. La vida misma,
como es inherentemente darwiniana, tiene tendencias biocidas. Crea una serie de
feedbacks positivos a los sistemas se la tierra, como las temperaturas mundiales, el
dióxido de carbono y los contenidos de metano que dañarán las futuras generaciones.
Algo que no sólo vale para la Tierra, sino que es común a todo el Universo. En estas
extinciones pasadas, los microorganismos han tenido un especial protagonismo. Ward,
piensa que el deshielo, el aumento del nivel del mar y la ausencia de circulación entre los
océanos por el calentamiento global provocarán una grave falta de oxígeno. Esta anoxia
marítima llevará a un aumento de población microbiana productora de sulfuro de
hidrógeno (H2S).
17
que el uso de hipótesis en la investigación ya estén formuladas explícita o
implícitamente, invita al investigador a afinar la formulación del problema de
investigación y tiene un poder de organizar los métodos y la elaboración del diseño de
la investigación. De nuevo, todo depende del paradigma que dé sostén a la investigación
y las tradiciones científicas en la que se insertan.
Cuadro 4. 2. Solicitud de hipótesis en las instrucciones a los autores en las revistas de mayor
impacto sobre temas ambientales (SCImago, 2014)
difícil es dictar reglas para imaginar hipótesis. Quien no posea cierta intuición del
encadenamiento causal, instinto adivinatorio para columbrar la idea en el hecho y la ley
en el fenómeno, pocas veces dará, cualquiera que sea su talento de observador, con una
explicación razonable (Ramón y Cajal, 1998: s/p).
18
estos saberes, algunos con tradiciones que registran centurias, referimos al lector al
Capítulo 6 para el análisis de algunas correspondientes a las ciencias sociales y
humanas. En cuanto al diseño experimental o cuasi experimental, de gran uso en las
ciencias naturales y algo menos en las sociales, remitimos a los cursos sobre Diseños
Experimentales y a los de Estadística Descriptiva e Inferencial.
Una vez formulada las hipótesis de investigación stricto sensu o las hipótesis de
trabajo, los investigadores deben ponerlas a prueba. A tal fin, se desarrolla la etapa
metodológica y técnica de la investigación que procura llegar al cumplimiento de los
objetivos propuestos por el investigador.
El diseño es un arreglo de los elementos del proceso de investigación que rige su
funcionamiento, desarrollo y despliegue (Maxwell, 1996). Es la estructura que subyace
e interconecta los componentes de un estudio. Asimismo, es el conjunto de estrategias
de validación de las hipótesis o de exploración de la realidad (Plencovich et al., 2008).
De este modo, se vincula directamente con las hipótesis de trabajo, con las preguntas de
investigación y, cuando corresponde, con el marco teórico de la pesquisa. Por esta razón,
en otro lugar decíamos que el diseño es un puente que conecta el recorte de la realidad
bajo estudio con las cuestiones planteadas por el problema y las hipótesis (Plencovich et
al., 2008).
El diseño brinda un marco para la recolección y el análisis de los datos, y en su
elección priman cuestiones como la importancia que los investigadores le asignan en esa
investigación a las relaciones entre variables, a la generalización a grupos más grandes
de individuos que los que forman parte de la investigación o, en el caso de los trabajos
de campo de estudios cualitativos, la comprensión del sentido de las prácticas sociales y
el sentido de estas acciones en contextos sociales específicos, o la comprensión social y
temporal de algunos fenómenos y sus interconexiones.
El diseño es un plan de acción conforme al cual se va a recabar la información
necesaria que lleve a la aceptación total o parcial de las hipótesis o a su refutación. Es la
pieza técnica que permite llegar a los resultados.
En consecuencia, la selección del diseño no queda vinculada a la aplicación
ciega de recetas, sino que está guiada por las preguntas de investigación, por las
hipótesis y los objetivos propuestos (Plencovich et al., 2008).
Existen algunos insumos que guían el plan de acción o diseño de la
investigación. Ellos son:
19
(i) Diseños estructurados
20
Brunet, R.C., J. Garcia-Gil, & C.A. Abella (1990). Estudio comparativo de parámetros de
eutrofización en recintos experimentales de la laguna de Vilar (Banyoles).SCIENTIA
gerundensis, 1612: 123-132.
21
Así como el bailarín depende de su columna para brindar poder y coherencia a su
danza, el investigador cualitativo depende del diseño de su estudio. Ambos son
elásticos. Como el bailarín que encuentra el centro en la base de su columna y en
la conexión entre la columna y el cuerpo, el investigador cualitativo se centra en
una serie de decisiones sobre el diseño. Un danzarín que tiene su peso centrado
puede inclinarse hacia atrás y adelante, de costado a costado. Sin embargo,
siempre puede retornar al centro, al corazón de la fuerza de la danza. Si
consideramos el diseño de un estudio como la columna y la base de la columna
como el inicio del calentamiento de la danza, las decisiones iniciales de un
estudio son muy similares al calentamiento lumbar, al inicio del calentamiento
del bailarín (p. 35).
La última etapa del proceso de investigación son las conclusiones. Una vez que se
validan las predicciones a través del diseño y se acepta total o parcialmente la hipótesis
a través de los hallazgos, se está frente a la conclusión del trabajo. Como sabemos, en el
caso de que se rechace la hipótesis se debe plantear otra y comenzar con el proceso de
investigación nuevamente. En algunos casos hay que introducir reajustes al proceso o
reemplazarlo en su totalidad. En esta etapa, además de confirmar o desconfirmar las
hipótesis y plantear con claridad los resultados hallados, también se abren las líneas
futuras de investigación. Asimismo, es el momento de contrastar los hallazgos con el
marco teórico. Por otro lado, es muy difícil que un trabajo de investigación quede
cerrado a través de un único estudio. En general, se habla de líneas de investigación que
articulan estudios en la incesante construcción de conocimiento.
Referencias
22
https://www.darwinproject.ac.uk/letter/?docId=letters/DCP-LETT-
3257.xml;query=pebbles;brand=default;hit.rank=1#hit.rank1. Acceso 12 de marzo de
2016.
Farji-Brenner, A. (2003). Uso correcto, parcial e incorrecto de los términos hipótesis y
predicciones en ecología. Ecología austral 13: 223-227.
Farji-Brenner, A. (2004). ¿Son hipótesis las hipótesis estadísticas? Ecología Austral 14:201-
203.
Gardner, M.J. & Altman, D.G. (1986). Confidence intervals rather than P values: estimation
rather than hypothesis testing. Br Med J (Clin Res Ed) 1986; 292-746.
Giddens, A. (1995a). La constitución de la sociedad. Bases para una teoría de la
estructuración. Amorrortu: Buenos Aires.
Giddens, A. (1995b). La teoría de la estructuración. En P. Aronson & H. Conrado (Comps.), La
Teoría social de Anthony Giddens. Cuadernos de Sociología, 6, 156-160
Guba, E.G., Lincoln, Y. S. (1994). Competing Paradigms in Qualitative Research. En
Denzin, K. & Linco1n, Y. S. (ed.), Handbook of Qualitative Research.
California: Sage Publications, pp.105-117.
Hunter, J. E. (1997). Needed: A ban on the significance test. Psychological Science, 8,
(1), 1-20.
Hutchinson, G. E. (1957). A Treatise on Limnology. Vol. 1: Geography, Physics and Chemistry.
New York: John Wiley.
Janesick, V. J. (1994). The dance of qualitative research design: Metaphor, methodology, and
meaning. En N. K. Denzin & Y. S. Lincoln (Eds.), Handbook of qualitative research
(pp. 209-219). Thousand Oaks, CA: Sage.
Jaurena, G. (2016). Diferentes enfoques y medidas en la investigación sobre emisiones
de metano. Investigación sobre emisiones de metano a diferentes niveles de detalle. Versión
preliminar.Kagan J. (2009). The three cultures: natural sciences, social sciences, and the
humanities in the 21st century. Cambridge University Press.
Kaps, M., & Lamberson, W.R. (2004). Biostatistics for animal science. CABI
Publishing, Oxford (UK).
Kerlinger, F. N. (1992). Foundations of Behavioural Reserach (3rd. Ed.). Texas, Fort Worth:
Harcourt Brace.
Kuhn, T. S. (1970). La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de Cultura
Económica.
Larabee, L. B. (1957). Administrators who subvert learning: Their residence and
education. Garden City, NY: Education Press.
Latour, B. (2008). Conclusion: de la sociedad a lo colectivo ¿Es posible reensamblar lo
social?». Reensamblar lo social. Buenos Aires: Manantial.
Leff, E. (2006). Aventuras de la epistemología ambiental. De la articulación de las
ciencias al diálogo de saberes. México: Siglo XXI Editores.
Leff, E. (2009). Ecologia, Capital e Cultura: a Territorialização da Racionalidade
Ambiental, Petrópolis, Brasil: Vozes Editora.
Leff, E. (2012). Latin American environmental thinking: a heritage of knowledge for
sustainability. Environmental Ethics 34:4. Disponible en
https://iseethics.files.wordpress.com/2011/03/saps-no-09.pdf. Acceso 15 de agosto de
2016.
Lovelock, J. (1987). Gaia: a New Look at Life on Earth. Oxford: Oxford University Press.
Matta, E.J. (2009). The pollution load caused by ECF Kraft Mills, Botnia-Uruguay: first
six months of operation. Int. J. Environment and Health, 3 (2), pp.139–174.
Maxwell, J. (1996). A Model for Qualitative Research Design. En J. A. Maxwell, Qualitative
Research Design (pp. 1-13). California: Sage Publications
McPherson, G. R. (2001). Teaching and learning the scientific method. American
Biology Teacher 63:242–5.
McPherson, G. R. & S. DeStefano (2001). Applied Ecology and Natural Resource Management.
Cambridge: Cambridge University Press.
23
Mendizábal, N. (2006). Los componentes del diseño flexible en la investigación cualitativa. En
I. Vasilachis de Gialdino (Coord.), Estrategias de investigación cualitativa (pp. 65-10).
Barcelona: Gedisa.
Patton, M. Q. (2002). Qualitative research & evaluation methods. California: Sage.
Pearsall, J., & Trumble, B. (1996). The Oxford English Reference Dictionary. Oxford:Oxford
University Press.
Peters, R.H. 1991. A Critique for Ecology. Cambridge: Cambridge IJnivcrsity Press,
Piovani, J. (2007). El diseño de la investigación. En A. Marradi, N. Archenti & J. Piovani,
Metodología de las Ciencias Sociales (pp. 71-86). Buenos Aires: Emecé.
Plencovich, M.C., Bocchicchio, A.M., Ayala Torales, A., Golluscio, R., Jaurena, G. & Aguiar,
M. (2008).Cómo formular trabajos científicos en las Ciencias Agropecuarias. Buenos
Aires: Hemisferio Sur.
Popper, K. R. (1982). La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnos.
Ramón y Cajal, S. (5 de diciembre de 1897). Reglas y consejos sobre investigación
científica. Los tónicos de la voluntad. Discurso del autor leído con ocasión de su
recepción en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de
España. Disponible en http://cvc.cervantes.es/ciencia/cajal/cajal_reglas/prologos.htm
Acceso 20 de marzo de 2016.
Sarantakos, S. (1998). Social Research. London: MacMillan Press.
SCImago (2007). SJR- SCImago Journal & Country Rank. Disponible en
http://www.scimagojr.com. Acceso el 10 de mayo de 2016.
Strode, P. K. (2015). Hypothesis Generation in Biology: A Science Teaching Challenge
&Potential Solution. The American Biology Teacher, 77, (7), pp. 500-506.
Thomas, R. (2000). Herodotus in Context. Ethnography, Science and the Art of Persuasion.
Cambridge: Cambridge University Press.
Valles, M. S. (1997). Técnicas cualitativas de investigación social. Reflexión metodológica y
práctica profesional. Madrid: Síntesis.
von Bertalanffy, L. (1950). An Outline of General System Theory. The British Journal for
the Philosophy of Science, 1(2), 134-165.
Ward, P. (2009). The Medea Hypothesis: Is Life on Earth Ultimately Self -Destructive?
Princeton: Princeton University Press.
24