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Implicaciones éticas de la

concentración de medios y sus


vinculaciones políticas y económicas
en América Latina

Los grandes medios de América Latina padecen una


profunda crisis ética por no cumplir con su mandato
esencial de informar "veraz y oportunamente". Al sepultar
la noción de medios libres e imparciales y el "deber ser
informativo" asociado a los orígenes de la prensa, el
periodismo perdió su fin ético último: coadyuvar a que el
hombre satisfaga la necesidad y el derecho a estar
informado para tomar las decisiones en el logro de una
"vida buena".

La pérdida de la ética, acelerada por la concentración


mediática y estimulada por el modelo neoconservador
impuesto en las últimas cuatro décadas, que también
pavimentó los excesos de la gran concentración no
regulada del poder corporativo y financiero causante de la
crisis actual desatada en las naciones desarrolladas, edificó
una tiranía mediática, al erigir una "mediocracia" que define
y regula casi todos los ámbitos de la vida contemporánea.

La concentración de la propiedad mediática creció en todo


el mundo al unísono que el rol dominante de las grandes
corporaciones transnacionales que explotan recursos
naturales de los países pobres, estimulada por el
neocolonialismo post Segunda Guerra Mundial, con el
pretexto de ayudar al “desarrollo” de las naciones
atrasadas, pero ricas en materias primas, potencial
alimentario y combustibles.

Las primeras señales de alerta ante la concentración


mediática surgieron hace más de 50 años. En su libro El
capitalismo contemporáneo, publicado en 1956 (1), el
pensador laborista británico John Strachey hizo esta
aserción:
“La diseminación de noticias y opiniones se ha convertido
en una rama de los grandes negocios y, como los demás
grandes negocios, ha avanzado a la etapa oligopolista.
Como tal, se ha convertido en el casi monopolio de un
puñado de grandes empresas... Pero, la diseminación de
noticias y opiniones no es un proceso productivo ordinario.
Está íntimamente ligado a la existencia de la democracia
efectiva... Existe un límite a la monopolización de la opinión
que la democracia no puede rebasar y seguir siendo
efectiva –y ésta será, por supuesto, la tendencia política a
favor del gran capital–, entonces es casi imposible que el
pueblo haga una elección racional. Estas cuestiones, y no
tanto las formas constitucionales, serán las que realmente
importen en las luchas políticas de la segunda mitad del
siglo [20]”.

Esta voz social demócrata advirtió hace medio siglo que el


periodismo “está íntimamente ligado a la existencia de la
democracia efectiva...” y que su desnaturalización favorece
exclusivamente “la tendencia política a favor del gran
capital”. Inspirado por el afán de lucro, hoy se ha
convertido en una herramienta al servicio del poder
económico, político y militar, nacional-local y global.

Los medios son instrumentales a la conservación de un


statu quo de gran concentración de la riqueza y en algunos
países latinoamericanos pretende ejercer directamente el
poder político, como un partido más, identificado con el
poder económico (ya hubo un golpe de estado conducido
desde una televisora, Venezuela, 2002). Su objetivo ya no
es la información, sino la sustitución de la opinión pública,
arrogándose el derecho a ocultar información en un sistema
de “noticias” sesgadas, manipuladas, sino prefabricadas, y
siempre predigeridas.

El periodismo ya no orienta, ni informa sobre importantes


problemas reales de los países, quizás para mantener en la
ignorancia a ciudadanos ignorantes que concurren a votar
con sus mentes influidas por mecanismos emocionales e
hiperrealistas inculcados por los medios.
Aún así, y a contrapelo de la masificación de contenidos
estigmatizantes, los electores de varios países de la región
terminan favoreciendo la opción más reñida por los medios,
y esto significa que el periodismo pierde credibilidad,
mientras grandes diarios están en crisis, se achican o
desaparecen en el papel, sobreviviendo sólo en Internet.
Los lectores comenzaron a dar la espalda y a dejar morir a
los grandes diarios que privilegian los intereses de sus
dueños y avisadores corporativos, mientras buscan otros
destinos para sus pequeños avisos clasificados en la nueva
prensa independiente local que emerge por doquier.
Simultáneamente, las empresas inventan nuevos “diarios
basura”, sin contenido y a veces gratuitos, populacheros y
de lenguaje degradado, en un esfuerzo supremo por
sobrevivir en su concepto de mercado “populista”.

Desde la segunda mitad del siglo 20 comenzó a advertirse


que los grandes medios fallaban a la ética ocultando
noticias, o entregándolas incompletas, sesgadas y/o
tergiversadas. Se hizo evidente que los medios adquirieron
motivaciones distintas a la cobertura genuina de hechos
relevantes. En las salas de redacción emergieron reglas no
escritas que cambiaron el concepto mismo de la
información, en coherencia con los intereses de los dueños,
y entronizaron un código tácito de prejuicios y omisiones
que condujo a establecer nuevos parámetros, ocultos y no
declarados, en la práctica periodística cotidiana de
determinar qué es “noticia”, o qué hecho tiene el “méritos”
de darse a conocer al público, aunque esos méritos poco
tengan que ver con la relevancia de los hechos. Al
sustituirse el concepto de “información” por el de
“entretenimiento y propaganda”, en esas mismas salas de
redacción aparecieron los nuevos mecanismos sutiles de
censura y autocensura vigentes hoy.

Vivimos en sociedades en permanente crisis ética y de


valores humanos, debido en gran parte a la acción de los
medios y a la “herencia espiritual” de la última oleada de
dictaduras, más cuatro décadas de efectos implacables del
excluyente modelo económico neo conservador. Y las
últimas dictaduras militares recibieron en cada país el
apoyo incondicional de los grandes medios, sin excepción.
Incluso algunos llegaron a fabricar noticias falsas,
destinadas a “lavar” desapariciones de personas, o a
“crear” incidentes políticos que nunca existieron, eligiendo
previamente a “culpables” inocentes, como lo hicieron El
Mercurio de Chile y sus periodistas al servicio de la
inteligencia de Pinochet. El rol de El Mercurio ha sido tema
de libros, documentales y estudios de postgrado, como
“Chile inédito”, del estadounidense Ken Dermota (2).

En Chile pocos saben que el dueño de ese diario, Agustín


Edwards, fue llevado a los tribunales por dos espectadores
jóvenes que en 1987 presenciaban distraídamente una
alocución del Papa Juan Pablo II en una visita a Santiago,
mientras los servicios de inteligencia detonaban un
incidente fabricado por ellos mismos para opacar la visita
del Pontífice y crear desórdenes a fin de atribuírselos a la
oposición a la dictadura. Al día siguiente, en el diario,
ambos estudiantes aparecieron sentados, muy tranquilos,
en una foto captada en las graderías antes del incidente,
pero con círculos que destacaba sus rostros y una leyenda
que indicaba sus nombres y los sindicaba como terroristas
autores del desorden. Los jóvenes ganaron el juicio aún
bajo la dictadura y Edwards fue declarado reo, pero esa
noticia jamás se conoció (3). Sin embargo, continúan
haciéndose montajes que tienen como víctimas a indígenas,
huelguistas, y otros sectores excluidos, en un periodismo
que otorga gran cobertura a la vida social de las elites pero
ignora las luchas colectivas mientras no se transformen en
“desórdenes públicos”.

Los ciudadanos perdieron el derecho a la información,


garantizado en varias constituciones, pero convertido en
letra muerta. Y también otros derechos, como la educación
pública, convertida en privada o semiprivada motivada
también por el lucro. sin atender a las necesidades de
mano de obra calificada de los países. Es decir, enseñan
deficientemente las profesiones con mayor demanda de
mercado, sin atender las necesidades reales de un país. Y
la propaganda hizo del periodismo una profesión “exitosa”
de alta demanda… aunque desvirtuada.
Los medios repiten el lugar común de que vivimos la
"sociedad de la información". Pero éste es otro mito,
porque lo cierto es que vivimos en sociedades más
entretenidas, pero cada vez menos informadas. No es una
“sociedad de la información”, sino de la “infoentretención”,
una sociedad infrainformada pero abarrotada de
insignificantes “noticias basura” superficiales o
“informaciones engañosas” que llenan el espacio arrebatado
a las grandes noticias ignoradas o censuradas, tal como
describe al “infotretenimiento”, hace un cuarto de siglo, el
Proyecto Censurado de la Universidad Sonoma State de
California (4).

El desarrollo de las tecnologías trajo grandes impactos


postmodernos, como la televisión en colores, la telefonía
digital, Internet y ahora, la TV digital. Empero, las
novedades tecnológicas sofisticadas no significan mejores
contenidos, y tampoco mejor información que cuando sólo
existían la radio y unos pocos diarios, de papel pero de
verdad. La TV digital requiere una nueva regulación cuyo
debate presentaría la oportunidad de democratizar la
televisión pero hay presiones políticas, gubernamentales,
legislativas y empresariales para que todo quede como
está. Nueva infraestructura tecnológica con los mismos
protagonistas repartiéndose el millonario botín del mercado
publicitario y, además, el ingreso a negocios distintos como
telefonía digital e Internet.

Los grandes medios de la región claman por “la libertad de


expresión” porque el Senado debate democráticamente un
proyecto de ley de radiodifusión denominado Servicios de
Comunicación Audiovisual para sustituir una norma de la
dictadura (1976-1983), el decreto ley 22.285, de 1980. La
iniciativa, que ya fue aprobado en Diputados, no atañe a la
prensa escrita, sino a la explotación privada del espectro
radioeléctrico, universalmente considerado un bien público,
regulado por los gobiernos en todos los países del mundo,
incluido EEUU.

Los grandes medios impresos y audiovisuales ocultan hoy


demasiadas noticias importantes, y/o tergiversan otras que
no pueden eludir, mientras derrochan un valioso tiempo de
"salida al aire", o centímetros por columna, en banalidades,
frivolidades de la farándula, enfermedades, trasplantes,
nacimientos de niños malformados, intimidades de ídolos
deportivos, mitos como el “chupacabras”, y toda clase de
propaganda cultural y comercial disfrazada de información,
o información-propaganda copiada de boletines oficiales de
gobiernos o grandes corporaciones que lucran con los
recursos naturales. Son las “noticias chatarra” de cada día.

Hay comida y “arte chatarra”, y también periodismo


“chatarra”, “televisión chatarra”, “diarios basura” y “noticias
chatarra”. “Junk food news” las llamó en 1984 Carl Jensen,
de la Universidad Sonoma State (5). El mercado, la pobreza
y la modalidad Mac Donald son grandes responsables de la
obesidad, pero ésta ya no es sólo física, sino también
cultural y mental, en parte por culpa de los grandes
medios, como afirma el Dr. Mickey Huff (6), de ese mismo
centro investigador. La verdadera noticia agoniza y
desaparece el periodismo de investigación, que al perseguir
la efímera noticia del día también escarba su trasfondo en
la corrupción, las malas prácticas privadas y públicas, y la
injusticia social…

La concentración mediática en América Latina

La libertad de expresión se entiende como libertad de


empresa que permite vender noticias, ideas,
interpretaciones subjetivas de la realidad como un producto
más que compite libremente en el mercado. Empero, la
concentración monopólica genera desempleo e impide
materializar una verdadera competencia”. Los diarios y
revistas venden ejemplares, en tanto la radio y televisión
abierta llegan gratis a cualquier hogar a través de un bien
público, como es el espacio radioeléctrico, pero el
verdadero negocio de todos los medios --audiovisuales o
escritos-- es la recaudación por publicidad. La TV por cable
se paga dos veces porque también falló éticamente al
abusar del público emitiendo publicidad en exceso. Si el fin
último de los medios es más bien lucrar vendiendo
propaganda, es un asunto crucial porque la ciudadanía no
tiene posibilidad alguna de criticar los contenidos. No
existen mecanismos para que la población imponga el tipo
de periodismo que desea consumir, aunque las encuestas
indiquen siempre que desea noticias, noticias de verdad.

El “sueño de la libre competencia” es mítico en un


periodismo dominado por monopolios, duopolios y
oligopolios, que no admiten competencia y destruyen a los
competidores, incluso comprándolos para hacerlos
desaparecer, como es frecuente. La propiedad mediática en
América Latina reproduce la tendencia mundial a la
concentración, impulsada por grandes capitales locales y
transnacionales y, además, fortalecida por organizaciones
como la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que
agrupa a los dueños de diarios de ese EEUU y la región, y la
Asociación Internacional de Radiodifusores (AIR), de los
dueños de la radio y televisión. Un ejemplo actual de tiranía
mediática es Honduras, donde los grandes medios
pertenecen a los mismos caciques económicos y políticos
que derribaron al Presidente Manuel Zelaya, combatido por
el latifundio mediático desde que inició su gobierno, en
enero de 2006, a causa de sus inesperadas políticas en
favor de los excluidos de esa empobrecida nación (7). Sólo
como ejemplo, la televisión de Honduras está controlada
por una sola persona, José Rafael Ferrari, partidario
acérrimo del golpe también de gran presencia en radio. El
comportamiento de la prensa de Honduras, tras el cierre de
los pocos competidores críticos al golpe, trae a la memoria
el rol jugado por los medios durante las dictaduras
militares. No existe ningún código de ética para los dueños
de la prensa. Morir es noticia, pero hoy muere la noticia.

“Un pequeño número de empresarios poderosos con


influencias comerciales, políticas, y vínculos familiares, son
dueños de la mayoría de los medios de comunicación del
país", asevera el informe 2008 de derechos humanos de la
embajada de Estados Unidos en Honduras (8), emitido
cuando todavía gobernaba Bush. Y esta aserción puede
aplicarse a todos los países latinoamericanos.
Entre los grandes grupos extranjeros que operan en
Latinoamérica se encuentra Prisa, propietario de El País de
España, que controla los principales medios de Bolivia y
también tiene negocios en Argentina, presencia que quizás
explique la artillería editorial del diario de Madrid contra la
nueva ley de medios en discusión parlamentaria en Buenos
Aires. El grupo, cuyo lema es Información - Educación -
Entretenimiento, se define como el primer grupo de medios
de comunicación en los mercados de habla española y
portuguesa, líder en educación, información y
entretenimiento, presente en 22 países, con más de 50
millones de usuarios de sus insignias globales El País, 40
Principales, Santillana o Alfaguara. Penetró el mercado
iberoamericano a partir de Brasil y Portugal, y el mundo
hispano de Estados Unidos, tiene 13.701 trabajadores
repartidos entre Europa y América (9), se jacta de tener un
mercado global de 700 millones de personas, en 2008
facturó más de 6.00 millones de dólares --con ganancias
21,6% mayores que el año anterior-- pero la crisis lo
condujo a endeudarse en más de 2 mil millones de dólares
para seguir a flote.

Grupo PRISA en América

Argentina: radio Continental y Los 40 principales.

Bolivia: diarios El Nuevo Día, Extra y La Razón. Vendió el


25% de la televisión ATB Bolivia al Grupo Akiashi y el otro
70% es del Grupo Brisa, S.A.

Chile: Iberoamericana Radio Chile, 50% del mercado radial.

Colombia: Caracol Radio.

Costa Rica: Radiofórmulas Los 40 Principales y Bésame.

Ecuador: Los 40 principales en convenio con el grupo Radio


Centro Internacional.

Estados Unidos: Caracol Miami, W Radio Los Ángeles y la


red GLR Networks.
México: 50% de Televisa Radio (radios como W Radio o Los
40 principales) y edición mexicana de Rolling Stone.

Panamá: W Radio y Radiofórmula Los 40 Principales.

En México, Prisa está asociado a Televisa en el consorcio


Radiópolis; en Colombia posee la cadena Radio Caracol y
participa en el diario El Tiempo; en España controla las
editoriales Santillana y Alfaguara, Sogecable TV y más de
mil radios en todo el mundo, incluyendo las emisoras más
lucrativas de Perú, Chile, Bolivia, Panamá, Costa Rica, y 60
radios orientadas al mundo hispano de EEUU, a través de
GLR Networks. En Bolivia, controla la Red de Televisión
ATB, el diario La Razón (el principal del país), Extra
(publicación popular) y El Nuevo Día (el segundo diario, de
Santa Cruz de la Sierra).

Los medios existen para captar el gasto en publicidad, que


en 2007 ascendió a 455.119 millones a escala mundial
(10). La publicidad es un mercado abierto y global, que
creció 5,19% respecto a 2006, más que el 1,8% de la
industria petrolera, aunque los datos de 2008
probablemente mostrarán una severa declinación por la
crisis.

En 2005, la inversión en avisaje en 9 países relevantes de


América Latina ascendió a 13.600 millones de dólares (11),
invertidos principalmente en televisión y diarios, donde
Brasil absorbió el 42% (6.000 millones de dólares), México
el 22% (3.000 millones), Argentina 10% (1.360 millones),
Colombia 9% (1.224 millones), Chile y Venezuela 5% (680
millones), Ecuador 4% (544 millones), Perú 2% (272
millones) y Uruguay 1%, es decir, 136 millones de dólares,
cifra 20% menor a los 167 millones de dólares recaudados
al año en avisos por RCTV de Venezuela.
En 2007, el liderazgo mundial del gasto publicitario
continuó en América del Norte con 41,1% del total
(184.054 millones de dólares), seguida por Europa con
29,8% (135.625 millones). América Latina retuvo un 4,9%
(equivalente a 22.331 millones de dólares), porcentaje
igual al de 2006, mientras Asia exhibe el 20,7% (94.210
millones). En 2007, la región latinoamericana desplazó al
continente negro que bajó del 6,1% al 3,47% su
participación en la torta publicitaria global.
En 2007, en Latinoamérica se “invirtieron” 22.331 millones
de dólares en publicidad. De este año más reciente sólo hay
datos pormenorizados de 7 países (Argentina, Brasil, Chile,
Colombia, México, Perú y Uruguay), que cubren el 82% de
la región con una cifra de 18.026 millones de dólares.
Como en el fútbol, el liderazgo sigue en Brasil con una
inversión de 9.309 millones de dólares, el 52% de la
región; seguido por México con 4.713 millones de dólares,
26%; y Argentina con 1.616 millones, 9%. Los 7 países
estudiados en 2007 tuvieron un crecimiento de 35%
respecto a 2005, al pasar de 13.372 a 18.026 millones de
dólares.

Uruguay lleva la delantera al comparar el gasto en


publicidad con el Producto Interno Bruto, que equivale al
1,17% del PIB; Brasil, gasta el 1,13% del PIB; Colombia,
0,82%; y Argentina, 0,80%. México y Perú están por
debajo del promedio con 0,56% y 0,44%, respectivamente.
El liderazgo del gasto anual por habitante lo tiene Chile, con
55 dólares per cápita, seguido de Uruguay con 52 dólares.
El gasto más bajo de la región está en Perú, con 13 dólares
por persona. Argentina se ubica en el quinto lugar de los 7
países estudiados con 40 dólares, detrás de México --con
44-- y Brasil, con 49 dólares.

La televisión percibe el 50,85% del total del gasto


publicitario, que varía del 66,67% que captura en México
--el más alto en la región-- al 42,61% de la TV de Brasil, el
por ciento más bajo. Los medios gráficos (diarios y
revistas) participan en promedio del 41,03% de la torta
latinoamericana, pero sobresalen Brasil, con 54,61%, y
Chile, con 50,31%, seguidos de Argentina, con 44,08%. El
mercado menos adicto al papel es México, con el 13,88% y
un reinado absoluto de la televisión. Brasil y Chile
mantienen la hegemonía en diarios, con 44,73% y 50,31%,
respectivamente, en tanto Brasil, Colombia y Argentina en
revistas, con participaciones que oscilan entre 6% y 10%
del mercado publicitario.

La radio es fuerte en Colombia, con 19,83 %; México, con


19,03%; y Uruguay, con 15,85%; dejando atrás al resto de
los países que bordean el 3%. El mercado Internet se
acerca al techo mundial del 2% del gasto total en
publicidad. En resumen, estos siete países gastan en
publicidad un 0,82 % de su PBI de 2.195.384 millones de
dólares, con una inversión per cápita promedio de 42,13
dólares (12).

En Brasil, el principal actor del mercado publicitario de 9 mil


millones de dólares (43% para la TV, 55% para los medios
gráficos y 3% para la radio) es O Globo, que controla
diarios, televisión y exporta telenovelas. El grupo pertenece
a la familia Marinho, asociada recientemente con el
magnate mexicano Carlos Slim, quien se enriqueció con
Teléfonos de México (TelMex), cuando los privatizó a su
favor --en 1990-- el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
Slim, que también posee Telefonía Claro, en 2005 adquirió
a O Globo el 36,6% de Net Serviços, la mayor compañía de
cable, con 1,4 millones de clientes. La hegemonía de O
Globo en TV hoy está amenazada por un nuevo gran
competidor: Rede Récord, de la pentecostal Iglesia
Universal del Reino de Dios, que también produce
telenovelas, drena personal experimentado de O Globo
ofreciendo mejores sueldos, construyó grandes
infraestructuras de estudios con tecnología de última
generación y su producción inunda el mercado hispano de
EEUU con contenidos en castellano y portugués que
distribuye gratis a las grandes estaciones y compañías de
cable. La Iglesia Universal fue inspirada por la estructura
económico-religiosa de la Iglesia de la Unificación, del
reverendo Sun Myung Moon, pero pertenece al neo
millonario brasilero Edir Macedo Bezerra, quien controla la
red TV Récord, con 25 repetidoras en todo en el territorio,
dos periódicos, una revista y 30 emisoras de radio. Esta
secta brasilera tiene presencia en 40 países, incluida toda
América Latina y algunas ciudades de Estados Unidos,
Europa, África y Asia.

Más atrás de O Globo y Macedo siguen las familias Sirotsky,


dueña del grupo RBS; Civitas, propietaria de Abril; y Frías,
dueña de Folha. También hay cabida en Brasil para los
grupos Televisa, de México (donde también participa Slim),
y Cisneros, de Venezuela-EEUU. “Cuando las cadenas de
televisión en América Latina comienzan a reclamar por la
libertad de prensa, están en realidad reclamando por la
libertad de seguir lucrando y emitiendo 'su mensaje',
bastante alejado de los intereses de los pueblos”, opinó el
periodista uruguayo Diego Olivera (13).

México tiene un mercado de avisaje de 4.713 millones de


dólares donde la televisión se lleva el 67% de la torta y
domina Televisa, beneficiada por una ley le que otorgó
perpetuidad a sus licencias. Pertenece a la familia
Azcárraga y a Carlos Slim, entrelazados con el grupo de
Gustavo Cisneros de Venezuela, otra fortuna mediática de
la región con presencia en DirectTV y la cadena hispana
Univisión de EEUU. Detrás sigue TV Azteca América, de
Ricardo Salinas Pliego, que al igual que Televisa capta
accionistas en EEUU. Slim, que además participa en
Univisión con Cisneros, llegó a tener la segunda fortuna del
mundo en 2008, con 60 mil millones de dólares, pero la
crisis lo llevó al tercer lugar en 2009, cuando se
“empobreció” en 25.000 millones y su fortuna se “redujo” a
35 mil millones de dólares.

El diario Clarín encabeza el grupo más poderoso de


Argentina, de Ernestina Herrera viuda de Noble, aunque se
extiende al ámbito multimedia, con televisión abierta como
Canal 13, TV cable y numerosos negocios afines. El grupo,
con presencia en terceros países y también otros
accionistas, como el quebrado banco de inversión
estadounidense Goldman Sachs, domina un mercado
publicitario de 1.617 millones de dólares en 2007, donde el
53% va a la TV, el 38% a los diarios y el 3% a las radios.
En 2008 el gasto en publicidad creció en 37%, situándose
en 2.220 millones de dólares, 41,03% para la TV y 35,31%
para los medios gráficos (14). (La viuda de Noble, el
fundador del diario, adoptó a dos niños de detenidos
desaparecidos en 1976, cuestión ventilada en los tribunales
que explicaría el poco entusiasmo de Clarín y sus demás
medios por las noticias sobre desapariciones y actividades
de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo) (15).

El diario La Nación, otro gran grupo argentino, pertenece


en a la familia Mitre, un apellido de abolengo oligárquico-
histórico. Los demás medios están controlados por pocas
familias: la cadena Telefé pertenece a Editorial Atlántida de
la familia Vigil y a New Corporation, de Rupert Murdoch,
nacido en Australia. Todos combaten a coro la nueva ley de
radiodifusión que en estos días debate el Parlamento y,
aunque no atañe a medios escritos como Clarín y La
Nación, sino al espectro radioeléctrico, alegan que “está en
riesgo la libertad de expresión”.

En Chile, los medios recaudaron 886 millones de dólares en


avisaje en 2007, donde la televisión y los diarios
absorbieron el 47% cada sector, quedando sobre un 3%
para revistas y algo menos de 3% para las radios (16). El
Mercurio capta más de la mitad de la publicidad en diarios,
incluidos los avisos del Estado, pese a los reclamos
judiciales de la prensa independiente liderados por la
revista Punto Final. En 2005, El Mercurio percibió el 48%
del gasto del Estado en publicidad en prensa escrita, 9
millones de dólares de hoy, mientras su competidor La
Tercera-Copesa absorbió el 29%. Los diarios regionales,
revistas y periódicos independientes percibieron apenas el
15%. Pero el gasto público chileno total en publicidad es de
36 millones de dólares, con el 75% para la TV. La
Constitución chilena consagra el derecho a la no
discriminación arbitraria en el trato económico del Estado,
pero también es letra muerta (17).

Entretanto, se debate con sigilo una ley de TV digital, que


bajo pretextos técnicos pretende dejar a los mismos
protagonistas de este negocio de 412 millones de dólares
en 2007, evadiendo la oportunidad de democratizar la
televisión con la nueva regulación que requiere la
tecnología digital. Y el “sigilo” se debe a que este tema no
se refleja con claridad en los medios, en un país donde
todos los diarios relevantes pertenecen a dos personas: el
95% a Agustín Edwards, dueño de El Mercurio y otros 22
periódicos, más 35 estaciones de radio, y al banquero y
“retail” Álvaro Saieh, de La Tercera, La Cuarta y otros
medios de su consorcio Copesa. En televisión abierta
actúan grupos locales y extranjeros, como el mexicano
Angel González, que posee dos estaciones aunque la ley
sólo permite una. Otro canal abierto pertenece a los
herederos del magnate Ricardo Claro, quienes conservan la
línea editorial de extrema derecha impresa por el fallecido
propietario, en tanto otra estación fue vendida por Gustavo
Cisneros a Sebastián Piñera, dueño de LAN, candidato
presidencial y émulo del italiano Silvio Berlusconi, quien
accedió a la política y a la jefatura del Estado Italia desde
su red de TV.

En Colombia reina Caracol TV, del magnate Mario Julio


Santodomingo, cabeza de uno de los grupos económicos
más fuertes, en alianza con la española Planeta, y con una
rama en Miami para negocios con Telemundo y su aliada
colombiana RTI Televisión (contenidos), con TV Azteca,
Univisión y otras. El grupo posee también El Espectador,
diario reducido a semanario, y revista Cromo, en tanto
Caracol Radio pasó al grupo Prisa. Caracol TV y Radio
Cadena Nacional de Televisión (RCN TV), del magnate
Carlos Ardila Lülle, controlaban en 2001el 63,8% de la
publicidad en TV, 800 millones de dólares (18).

En el mercado colombiano se transaron 1.224 millones de


dólares en 2005, pero en 2007 la cifra bajó a 957 millones,
45% para la TV, 28% para diarios, 20% para radios y
menos de 7% para revistas. El diario más grande es El
Tiempo, el único de circulación nacional, que pertenece a la
familia Santos, pero aliada con Prisa, y uno de cuyos jefes
periodísticos es... el vicepresidente de la República
Francisco Santos, tarea que probablemente le impide
trabajar también en la cadena City TV de Bogotá y otros
medios impresos de su grupo familiar.

La mezcla nada ética de los poderes económico, político y


mediático se da con diferentes matices en cada país y
refleja la aspiración de control del pensamiento que
persiguen "los dueños" virtuales de las sociedades a través
de los medios, sepultando fríamente la noción romántica de
medios libres e imparciales. La información no es un
producto para transar en el mercado, sino un derecho de
todos los ciudadanos que exige responsabilidad social al
periodismo. El derecho a la información figura entre los
principales artículos de diferentes constituciones (en
Colombia aparece en el Nº 20 y en Chile, en el Nº 19).

En Venezuela, los medios corporativos pertenecen a las


élites privadas, pero coexisten tres áreas, debido al
desarrollo de un sector estatal y otro de medios populares
comunitarios. Son privadas las tres principales redes de TV
(Venevisión, de Cisneros; Globovisión, de las familias
Zuloaga/Ravel; y Televen, de Omar Camero), más el "Canal
i", semi nacional. Nueve de los diez diarios privados
principales --entre un total de 134-- mantienen el esfuerzo
de erosionar al gobierno y sus políticas. El Estado creó un
sistema público, con el propósito declarado de servir a los
sectores “invisibles” de la sociedad, Latinoamérica y el
mundo, integrado por Venezolana de TV, Telesur, ViVe,
TVes, ANTV (de la Asamblea Nacional) y otros 6 canales
regionales entre un total de 70 estaciones, que incluyen 6
señales de iglesias. El sistema público posee dos emisoras
nacionales (Radio Nacional y YVKE Mundial), entre 637
estaciones.

Los diarios privados nacionales más relevantes son El


Nacional (de la familia Otero) y El Universal (de la familia
Mata), ambos de oposición al gobierno, en tanto Últimas
Noticias (de la familia Capriles) mantiene una línea editorial
imparcial y es el matutino de mayor circulación (350.000
ejemplares los domingos y más de 200.000 el resto de la
semana), seguido de cerca por Panorama de Maracaibo,
también imparcial y de circulación nacional. Existen otros
dos diarios nacionales proclives al gobierno, Diario Vea y el
Correo del Orinoco, de reciente aparición, con el mismo
nombre del diario fundado por Bolívar en 1818. Además
existen 176 revistas (19).

La televisión llega al 95% de los hogares. Hacia fines de


2006 el espacio radioeléctrico en VHF estaba ocupado en
78% por el sector privado y 22% por el sector público,
mientras en UHF el 82% de las estaciones eran privadas y
el 18% públicas. La televisión abierta capta el 46% de las
horas de atención y la televisión paga, el 17%, mientras el
36% restante corresponde a radio, prensa e Internet.
Según datos de 2005, el mercado publicitario ascendía a
680 millones de dólares, el mismo tamaño que el chileno,
entonces el 5% del total entre 9 países latinoamericanos
estudiados ese año. La TV absorbe el 72% del mercado, los
diarios capturan el 23% del gasto en avisos, las revistas el
2% y la radio el 1,5% (20).

La autoridad reguladora no renovó las concesiones de 32


radioemisoras (y dos canales de TV), entre 240 estaciones
radiales todavía en revisión (21). La Televisora Venezolana
Social (TVes) salió al aire el 28 de mayo de 2007 por la
señal abierta canal 2, que había utilizado Radio Caracas
Televisión (RCTV), cuya concesión venció y no fue renovada
por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones.
El esquema de concentración de la propiedad se reproduce
en el sistema mediático privado de todos los países
latinoamericanos. Empero, varios países poseen por lo
menos un canal del Estado. Sólo en Chile, la estación
pública no exhibe diferencias con la televisión privada
respecto a sus valores de clase, criterios peyorativos y
sesgados contra los pobres, e incluso se financia con
publicidad. En todo caso, los sectores más progresistas de
los países aspiran a fortalecer los medios estatales y al
desarrollo de los medios independientes y populares
comunitarios, en el espíritu del “Nuevo Orden Mundial de la
Información y de la Comunicación” (NOMIC), una propuesta
del siglo pasado de las Naciones No Alineadas (NO-AL),
aprobada por la UNESCO e incluso por la Asamblea General
de la ONU y olvidada tras la aparición del “capitalismo
salvaje”, descrito así por el pontífice Juan Pablo Segundo.

Las tres áreas mediáticas de Venezuela (privada, estatal y


popular) parecen retomar el camino abierto por la UNESCO
en los años 70, con las recomendaciones de la Comisión de
Estudios de la Comunicación (CIC), cuyo Informe Final,
aprobado en 1980 por la Asamblea General, fue difundido
en el documento “Un solo mundo, Voces múltiples”,
conocido también como “Informe MacBride” (por el nombre
del abogado y periodista irlandés Sean MacBride que
presidió la CIC). El informe criticó “el desequilibrio
informativo, el carácter mercantil de la noticia, el propio
concepto de noticia, la transnaciolización en la propiedad” y
proclamó: “Hay que introducir el espíritu democrático en el
mundo de la comunicación”. Hoy, estas palabras de la ONU
suenan a surrealismo (22).

Los amos de la prensa en EEUU

Lords of the Press, libro publicado en 1938 por el periodista


estadounidense George Seldes, fue uno de los primeros
dibujos del cambiante mapa de la propiedad de los medios
en EEUU, tema relevante para América Latina porque el
país del norte controla prácticamente toda la información y
el entretenimiento en la región, a través de sus redes de
TV, cable, sistemas informativos, agencias de noticias y
subsidiarias tipo CNN-Chile, en una virtual metástasis
ideológico-corporativa. Por añadidura, el aparato
informativo fue copiado en nuestra región del modelo
estadounidense y sus parámetros sobre la profesión son los
mismos que siguen enseñándose en las escuelas de
periodismo, que forman el personal que luego emplearán
“los amos de la prensa”. Empero, mantener al día el mapa
de la propiedad requiere un esfuerzo constante.

Cuando Dwight Eisenhower le entregó la Casa Blanca a


John Kennedy, en 1961, dijo estar preocupado por la
creciente influencia del complejo militar-industrial,
expresión ya célebre a la que hoy habría que añadirle el
término “mediático”, por lo vasos comunicantes entre la
industria de guerra y la propiedad de los medios. Cuando
Noam Chomsky y Edwards S. Herman publicaron en 1988
su libro Fabricando el Consenso: Economía política de los
grandes medios, existían 20 grupos que controlaban la
información y el entretenimiento en EEUU. Hoy se han
reducido a 10 mega-grupos que difunden su visión del
mundo a todo el planeta.

En ese texto y en su difundida conferencia “El control de los


medios de comunicación”, en 2007 Chomsky dijo: "El papel
de los medios de comunicación en la política
contemporánea nos obliga a preguntar por el tipo de
mundo y de sociedad en los que queremos vivir, y qué
modelo de democracia queremos para esta sociedad” (23).
Y el problema radica en qué se entiende por democracia y
el rol de los medios. Chomsky añadió: “Una idea alternativa
de democracia es que no debe permitirse que la gente se
haga cargo de sus propios asuntos, a la vez que los medios
de información deben estar fuerte y rígidamente
controlados”. Y la pregunta que surge es ¿controlados por
quién? La idea predominante es que hoy sean controlados
por el mercado, o sea, por sus dueños.

Chomsky sostiene que a EEUU lo dirige una elite de poder


emanada del capital financiero, que impone políticas de
guerra que resultan aceptadas "por consenso" gracias a
una propaganda planificada que usa la caja de resonancia
de los medios. Y cita numerosos ejemplos históricos, desde
cómo la Comisión Creel, bajo el gobierno de W. Wilson, hizo
aceptar el ingreso de EEUU a la Primera Guerra Mundial a
una "opinión pública" que antes se mostraba contraria a la
acción militar, transformándola en partidaria fervorosa, y
hasta histérica, de la guerra, después que las mentes de la
gente recibieran exitosamente el virus patriótico-guerrero
de la propaganda contra el “peligro alemán”, que años más
tarde se transformó en el “miedo rojo” y actualmente en el
“temor al terrorismo” que justificó la invasión y ocupación
de Iraq y Afganistán. Chomsky y Herman dijeron que la
concentración de la propiedad coloca una especie de filtro a
los medios para que estos busquen esencialmente obtener
ganancias, proteger el mercado del capitalismo, evitar
cualquier ofensa a los poderosos y levantar una fuerte
oposición a cualquier idea alternativa.

Hoy cientos de millones de estadounidenses,


latinoamericanos y ciudadanos de todo el planeta
consumen a diario -directa o indirectamente- los productos
informativos y culturales de los 10 grupos propietarios de
los medios más influyentes:

1) AOL/Time Warner Inc. (CNN, Time, Life, AOL, HBO, TNT,


Warner Brothers, etc)

2) Gannett Company, Inc. (USA ToDay, USA Weekend, USA


ToDay Sports Weekly, etc)

3) General Electric (NBC, Telemundo, MSNBC, CNBC,


electrodomésticos, aviación etc.)

4) News Corporation (Fox Broadcasting Co., Fox News,


Sky-Directv, NatGeo, etc.)

5) The McClatchy Company (Miami Herald, Nuevo Herald y


28 diarios más, etc.)

6) The New York Times Company (y otros 17 diarios, más


radio, TV y otros negocios)
7) The Washington Post Company (también revistas, TV,
cable, y negocios afines)

8) Viacom (CBS, UPN, editoriales, cine, cable, MTV,


Nickelodeon y otras 13 empresas)

9) Vivendi Universal (Universal HBO, Cinecanal, revista


Rolling Stones y TV productoras)

10) Walt Disney Company (ABC, ESPN, cable, más de 50


radio y TVs, petróleo y gas)

Estos diez grupos (descritos individualmente en Anexo, al


final del texto) controlan los diarios nacionales de mayor
circulación, como el New York Times, USA ToDay y
Washington Post, cientos de radioemisoras y las cuatro
cadenas de televisión con mayor audiencia en sus
programas de noticias: ABC (American Broadcasting
Company, de Walt Disney Co.), CBS (Columbia
Broadcasting System, de Viacom), NBC (National
Broadcasting Co., de General Electric) y Fox Broadcasting
Company (de News Corp.). Quienes manejan estos medios
adquirieron una importante cuota de poder que no emana
de la soberanía popular, sino del dinero, y responde a una
intrincada madeja de relaciones entre los medios
informativos y de comunicación y las más grandes
corporaciones transnacionales estadounidenses, como la
controvertida petrolera Halliburton Co., donde tiene
intereses el ex vicepresidente Dean Cheney; el Carlyle
Group, que controla negocios de la familia Bush; la
proveedora de armamento del Pentágono Lockheed Martin
Corp., Ford Motor Co., Morgan Guaranty Trust Co. of New
York, Echelon Corp. y Boeing Co., para citar sólo unas
pocas. Sus negocios de infotretenimiento abarcan desde el
libro, equipos y estadios deportivos, producción y
distribución cinematográfica y de TV, incluyendo redes de
salas de cine y todo lo que se pueda imaginar (24).

El Proyecto Censurado estableció en 2006 que sólo 118


personas pertenecían a las juntas directivas de los diez
grupos “big media”, pero al mismo tiempo ocupaban cargos
de dirección en 288 importantes corporaciones
estadounidenses y transnacionales. A su vez cuatro de las
diez mayores corporaciones de medios tienen en sus juntas
directivas a representantes de las más grandes compañías
contratistas del ministerio de Defensa:

William Kennard: New York Times, Carlyle Group

Douglas Warner III, GE (NBC), Bechtel

John Bryson: Disney (ABC), Boeing

Alwyn Lewis: Disney (ABC), Halliburton

Douglas McCorkindale: (Gannett), Lockheed-Martin.

Este entramado configura lo que el sociólogo Peter Phillips,


director del Proyecto Censurado, describe como el grupo
dominante en el poder real de EEUU, por encima de las
instituciones y el propio Presidente.

Efectos de la censura

Como nunca, hoy se distrae la atención del público hacia


asuntos banales, como el nuevo circo de la farándula, en
una neo censura, donde lo nuevo es el disfraz, que refleja
efectos como estos:

Agenda cotidiana recargada de seudo “noticias” de


relaciones públicas o propaganda comercial sin tapujos
presentada como “información”, a solicitud o pago de los
interesados, sean políticos, personajes de la elite, agencias
gubernamentales o corporaciones avisadoras que venden
novedades de tecnología “top”.

Mensajes de publicidad encubierta travestida como noticias


que suelen reflejar monótonas parcialidades surgidas de
conferencias de prensa, boletines de prensa o declaraciones
de personajes capturados a la salida de sus reuniones, del
sector público o privado. Día a día nos acosa un molesto de
bombardeo de propaganda corporativa e ideológica
permanente, por ejemplo “los héroes” de CNN o “ser negro
en EEUU”, “se supera la crisis financiera”, pero las
cuestiones reales se ofrecen fragmentadas en 20 segundos
y poco se entienden aunque se repitan durante la jornada.

Noticiarios de distintas estaciones, con jefes y personal


diferente, coinciden en su selección de “cuál fue la noticia”
del día, ofreciéndola a menudo con idéntico enfoque parcial,
y con los dichos del mismo personaje. El horario de estos
informes suele coincidir en todos los canales, con el
personaje hablando y simultáneamente, como en una
cadena, como si no existieran otras fuentes.

Muere el periodismo de investigación. No se confrontan


fuentes, ni se investiga ni reportea, sólo se emiten píldoras
en formato de 20 segundos que sólo apuntalan una realidad
virtual: “Obama se quedó sólo”, “Chávez es un dictador”,
“Ecuador no paga su deuda”, “Cristina empobrece al
campo”, “Bases militares en Colombia combatirán al
narcotráfico y terrorismo”. No sabemos que está ocurriendo
realmente en Paquistán ni cuántos niños y mujeres mata al
día el terrorismo aéreo del bombardeo a mansalva de los
“abejorros” estadounidenses, aviones a control remoto, sin
pilotos como John McCain en Vietnam. Además de noticias
fragmentadas, siempre hay una lata “explicación de fondo”
de seudo analistas de idéntica óptica, que no son
“especialistas” sino propagandistas obedientes a las cúpulas
del poder.

Se privilegian las “noticias” de deportes, básicamente


fútbol, farándula y criminalidad. La farándula se debate en
programas específicos y en antiguos y nuevos diarios
consagrados exclusivamente al tema.

La figura del “defensor del lector” nació como una


esperanza de poner atajo a los abusos mediáticos pero se
convirtió en una tribuna o vitrina de lucimiento personal del
“defensor”.

La destrucción de imagen es un hábito sempiterno. Da lo


mismo que la víctima sea un presunto delincuente o un
mandatario elegido democráticamente, como Morales,
Correa, Fernández o Chávez, y también a Obama, el
presidente de EEUU, escarnecido por Fox News y en su
propio país. Si Wall Street no tiene ética, el periodismo
corporativo tampoco.

El lenguaje está recargado de alusiones peyorativas cuando


se informa de manifestaciones sociales, conflictos obreros,
reclamos de los jóvenes y otros reclamos públicos de
derechos.

Los pobres sólo hacen noticia desde la óptica de la caridad


o el delito. Ya es habitual que equipos periodísticos
acompañen a la policía en redadas nocturnas para exaltarla
y en esos escenarios de delito-pobreza, los héroes siempre
son los policías, cuya versión final es definitiva.

Se usa un lenguaje radial y televisivo recargado de


alusiones peyorativas cuando se informa de
manifestaciones sociales, conflictos obreros,
demostraciones de jóvenes y otros reclamos públicos de
derechos. Los lectores de noticias y reporteros “desde la
fuente” empobrecen cada día más la lengua de Cervantes y
dan el triste espectáculo de utilizar términos con otro
significado, balbucear repetidamente aspectos obvios de la
“noticia” y abusar de muletillas huecas repetidas
incansablemente.

Reportes vacuos “desde el lugar de los hechos” engañan al


público con material de archivo que no se explica, dejando
que parezca “en vivo” aunque a veces tenga que ver con
otros temas.

Diarios que penetran el mercado popular suelen titular en


tapa con noticias importantes de economía y finanzas, pero
presentadas siempre en la óptica del interés de la clase
adinerada, sin importarles que el grueso público no las
entienda ni sospeche la relevancia que para él puedan tener
las fusiones de corporaciones y los altibajos de las bolsas,
temas de real interés para los inversionistas ricos o los
estudiosos de la economía. La información sobre la bolsa de
NY es permanente e instantánea, sin qué significa para la
gente, ni para qué sirve y qué hace la bolsa. Quizás esos
periodistas tampoco lo sepan: sólo repiten propaganda
sistémica, afirmando que lo peor de la crisis ya pasó porque
la caída es cada vez menos dura respecto a las previsiones
de aquellos “expertos” que son sus “fuentes”, es decir,
siempre los mismos gurúes o propagandistas interesados,
no imparciales, dueños de la verdad por encima del resto
de los mortales.

Potenciales salidas y esfuerzos

La falta de libertad de expresión condujo en muchos países


a la saludable aparición del libro periodístico y la
proliferación de documentales, así como la explosión de
medios alternativos en papel e Internet, mientras agonizan
los grandes diarios. La red comenzó al alcance de muy
pocos, aunque hoy se ha extendido al 2% del “mercado
mundial” y sigue creciendo. Y también los diarios los lee
una minoría, aparte que mienten sobre su circulación real,
ocultan su verdadero tiraje y no hay certificación confiable
de su cantidad real de lectores. Es saludable la masificación
de Internet en curso en Uruguay, con el Programa Ceibal,
que otorga a cada escolar una computadora conectada. Hay
países con mayor conectividad que otros pero con fines
comerciales de entretenimiento, como ocurre con los
teléfonos celulares de última generación que pueden recibir
televisión digital pero con los mismos criticables contenidos.

El derecho a la información, requiere la responsabilidad


efectiva del Estado, como otros derechos (educación y
salud). La TV y los medios no deberían ser “el opio del
pueblo”. Como meta a corto plazo aspiramos a que los
grandes medios privados coexistan con medios públicos y
medios alternativos e independientes. Se requiere resucitar
el llamado al pluralismo informativo planteado hace cuatro
décadas por el llamado Informe Mc Bride, de la UNESCO, y
aprobado por la Asamblea General de la ONU en 1980.
Debemos recuperar el ethos periodístico. Anexo:

Los 10 grandes grupos de EEUU


1) AOL/Time Warner Inc. CNN Revista Time CNN Radio
Warner Brothers AOL Court TV HBO TNT Kablevision
(Hungría) New York 1 News Road Runner Time Warner
Cable Equipo Bravos de Atlanta (Béisbol) Cartoon Network
Entertainment Networks TBS Superstation TNT & Cartoon
Network Asia Pacífico Turner Classic Movies (TCM) Turner
Entertainment Turner South Life Money 70 revistas más
Sellos grabadores: American Recordings Asylum Atlantic
Classics The Atlantic Group China Time Life Books Back Bay
Books Book of the Month Club Bulfinch Press Children’s
BookoftheMonth Club Crafter’s Choice History Book Club 20
empresas editoras Otras corporaciones

2) Gannett Company, Inc. USA ToDay USA Weekend USA


ToDay Sports Weekly USA ToDay Information Network
Gannett News Service: Diarios Locales Army Times
Publishing Co. (Para militares): Army Times Navy Times
Navy Times Marine Corps Air Force. Times Gran Bretaña:
Newsquest plc Daily Newspapers Bolton Evening News Daily
Echo (Bournemouth) +20 periódicos TV en Arizona: KNAZ
(Flagstaff) KMOH (Kingman) KPNX (Phoenix) TV en otros
estados Cincinnati Enquirer Classified Ventures Com LLC
con Knight Ridder - New York Times Company - Times
Mirror - Washington Post Co. Tribune Company Central
Newspapers Co. McClatchy Co. Space.com (con GE), etc.

3) General Electric NBC News Telemundo Electrodomésticos


Aviación Sistemas industriales MSNBC, CNBC Asia y Europa
32% de Paxson Communications y red PAX TV Telemundo
Communications Group Sony Liberty Media Corp Bravo
Network NBC Universal (con Vivendi Universal) Universal
Pictures 3 canales de cable 15 estaciones de TV 14
estaciones Telemundo Contenidos de televisión: NBC
Universal Television Studio NBC Universal Television
Distribution CNBC MSNBC Bravo Mun2TV Sci-Fi Trio USA
Universal Pictures Universal Parks & Resorts Paxson
Communications (30%) GE Aircraft Engines GE Commercial
Finance GE Consumer Products GE Industrial Systems GE
Insurance GE Medical Systems GE Plastics GE Power
Systems GE Specialty Materials GE Transportation Systems.
4) News Corporation: Fox Broadcasting Company
(subsidiarias en todo EEUU) Fox News Fox Sports National
Geographic Channel Sky-Directv TV Guide The Weekly
Standard Inside Out 20th Century Fox Fox Television
Studios Fox Searchlight Pictures Harper Collins,
Greenwillow Books +20 editoriales de libros. EEUU: The
Wall Street Journal New York Post.

Inglaterra: News of the World News International Sun


Sunday Times The Times Australia: 20 diarios 43 diarios
ent re EEUU, Reino Unido y Australia 50 estaciones de cable
y TV abierta en EEUU, Europa y Australia

Dueño: Rupert Murdoch, 78 años, quien habita un pent


house de 44 millones de dólares (2004), dos plantas, 20
habitaciones, 2.500 m2 más 1.250 m2 en terrazas, gasto
mensual en mantenimiento: 21.500 dólares, en 5a Avenida
de Nueva York - Central Park.

5) The McClatchy Company

Miami Herald Nuevo Herald 30 diarios +50 periódicos no-


diarios y gratuitos. Periódicos y publicaciones Internet.
Compra diarios “competidores” para hacerlos desaparecer
McClatchy Interactive (contenidos y herramientas de
software) Real Cities (http://www.RealCiti es.com) Avisos
clasificados (Cars.com y Apartments.com) .

6) The New York Times Company

TNY Times The International Herald Tribune The Boston


Globe +15 diarios a través del país Radio & TV Emisora
WQXR-FM 8 estaciones de televisión en diferentes ciudades
y dos radio en Nueva York Negocios por US$ 3.300 millones
en 1996 Emisora WQXR-FM 30 sitios Web: NYTimes.com
Boston.com About.com. Participa en Boston Red Sox NESN
Discovery Times channel (50%).

7) The Washington Post Company


The Washington Post Newsweek Los Angeles Times
Magazines TV Cable Información electrónica y educacional
Portal Washingtonpost Newsweek Interactive (WPNI)
Washingtonpost. Com Newsweek.com Slate and Budget
Travel Online Express El Tiempo Latino The Gazette
Southern Maryland Newspapers The Herald (Everett, WA)
Post-Newsweek Stations (Detroit, Houston, Miami, Orlando,
San Antonio y Jacksonville) Cable ONE: medio oeste, oeste
y estados del sur Kaplan, Inc. Washington Post News
Service Bowater Mersey Paper Company (Industria
papelera)

Estaciones de TV en Detroit, Houston, Miami-Ft.


Lauderdale, Orlando, San Antonio y Jacksonville Negocios
Educación Cable One (en Phoenix, AZ) Post Newsweek Tech
Media Newsweek Productions Government Computer News
GCN.com Kaplan, Inc. Post Newsweek Tech Media.

8) Viacom

CBS UPN Editoriales Producción-Distribución Cine Cable


MTV Nickelodeon +13 compañías Producción-Distribución
TV Cadena Inifinity Broadcasting (cientos de emisoras)
Blockbuster (cine envasado) Parques recreativos:
Paramounts Parks Famous Players United Cinemas
International Famous Music 50 Estaciones de cable y T V
abierta

Contenidos: Spelling Televisión Big Ticket Television King


World Productions

Cine: Paramount Home Entertainment Paramount Pictures

Libros y revistas: Simon & Schuster Pocket Books Scribner


Free Press Fireside Touchstone Washington Square Press
Archway Minstrel Pocket Pulse 9) Vivendi Universal

Universal Studios Universal Pictures HBO Cinecanal


Universal Televisión Group Multimedia Entertainment USA
Networks Inc. Revista Rolling Stones Time Warner
Editoriales Larousse Nathan Anaya Música: Universal Music
Group Cine: Cinema Internacional Corp. Cineplex Odeon
United Cinemas Internacional Vivendi Universal

Telecomunicaciones: Vivendi Telecom Intenational Cegetel

Fondos de capital: Viventures

Salas de cine: Cinema International United Cinemas


International Cineplex Odeon

Música: Duet (x Yahoo! & Sony)

Distribución de Agua: Vivendi Environnement (Nº 1 en el


mundo)

Parques, recreación, retail: Universal Studios Hollywood


CityWalk Universal Orlando Resort Hard Rock Hotel
Portofino Bay Hotel Royal Pacific Resort

Universal Studios Japan Universal’s Islands of Adventure


Universal Studios Theme Park Hotel Port Aventura Universal
Mediterránea (España)

Universal Mediterránea Theme Park WetnWild Orlando


Spencer Gifts Y mucho más

10) Walt Disney Company

ABC + 100 estaciones Radio y TV Cable: ESPN The History


Channel + 50 empresas Disney Sid R. Bass (Petróleo y gas
natural) TV en Chicago, Nueva York y + 50 ciudades Cable
A&E Television ABC Family The Disney Channel E!
Entertainment Classic Sports Network ESPN2, ESPN News
ESPN Now ESPN Extreme + 50 empresas internacionales de
TV & Cable Retail: The Disney Store

Libros: Hyperion Books Miramax Books Walt Disney


Company Book Publishing

Revistas: Magazine Subsidiary Groups ABC Publishing


Group Disney Publishing, Inc. +20 empresas en EEUU y
Europa.

Multimedia: Walt Disney Internet Group ABC.com ABC


Internet Group ABCNEWS.com Disney.com + 12 compañías

Parques: Disneylandia Disney Worl (EEUU y Europa)


Software Juegos de Video

Cine: Buena Vista Home Entertainment Buena Vista Home


Video Buena Vista Internacional Caravan Pictures
Hollywood Pictures Miramax Films

Touchstone Pictures Walt Disney Pictures Negocios de


Música Teatro Deportes: Equipo de Hockey Etcétera

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