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CAPÍTULO III

DAVID BOSCH
David Jacobus Bosch (13 de diciembre de 1929-15 de abril de 1992). Fue un
influyente teólogo en el área de la misionologia, conocido principalmente por su obra: Misión
en Transformación: Cambios de Paradigmas en la Teología de la Misión y su investigación
sobre la misión cristiana post-colonial. Fue miembro de la Iglesia Holandesa Reformada de
Sudáfrica (NGK por su sigla en inglés). Se opone a las doctrinas del apartéi de su Iglesia y
en el 2013 recibió, póstumamente, el reconocimiento de la Orden del Baobad por su lucha
incansable y desinteresada por la igualdad de los derechos.
En 1948 ingresó a la universidad y se involucra en la Asociación de
Estudiantes Cristianos, donde encuentra su vocación como ministro cristiano. Estudia
lenguas y Teología y durante sus estudios se siente llamado a ser misionero. Luego de
graduarse realiza su doctorado en la Universidad de Basel (Suiza) en donde toma contacto
con la teología de Karl Barth que lo marcará en lo sucesivo.
En 1957 retornó a Sudáfrica y trabaja como misionero en Madwaleni. Su
trabajo como misionero le facilitó poder hacer una síntesis entre la teoría y la praxis el cual
dio grandes resultados en el área de la misionología. Fundó la Sociedad Misionera
Sudafricana, una fraternidad de misión multirracial y ecuménica, el cual lo dirigió hasta su
muerte.
Escribió varias obras, profundizó los fundamentos bíblicos de la misión y
también el recorrido histórico de la misión. Su obra Misión en Transformación: Cambios de
Paradigmas en la Teología de la Misión fue sin duda su mayor legado, el cual fue editado en
1991, un año antes de su muerte.

Propuesta
La propuesta de Bosch da pie a abrir varias puertas en distintos campos,
especialmente en relación a la hermenéutica eclesiológica y bíblica, sin embargo, su mayor
interés se centró en investigar y elaborar propuestas de reflexión en el campo de la
misionología, el cual se condensa en su obra “Misión en Transformación”.
En esta obra aborda el tema de la misión en un mundo en crisis, de cambios
culturales, eclesiales y por supuesto misionológicos. David Bosch estudia la problemática
bajo la categoría de paradigmas en la teología de la misión. Hace un recorrido histórico de
los distintos paradigmas de misión que están presente en la historia de la Iglesia1, hasta llegar
al paradigma del siglo XX2, del que cual, al no tener la suficiente distancia histórica, solo
puede esforzarse ciertas ideas que delinean una forma de paradigma, y en este punto es donde
está el gran aporte de David Bosch.
El autor se vale de la teoría paradigmática de Thomas Kuhn3 y lo confronta
con las subdivisiones histórico-teológico sugeridas por Hans Küng4. Cada etapa se desarrolló
dentro de un paradigma, lo cual permite entender la evolución del pensamiento y la praxis
misionera. La Iglesia es una realidad encarnacional, contextual, no puede escapar a la
cosmovisión del mundo de cada época5.
La crisis en la que se encuentra el mundo tiene que ver con los cambios de
paradigmas que afectaron a la modernidad. Esta crisis es un punto que ofrece oportunidades
y desafíos para la misión. Según el autor es imprescindible alcanzar una nueva visión para
salir del presente hacia un nuevo tipo de participación en la misión6, por lo tanto la solución
no está en adoptar prácticas y conciencias misioneras de antaño.
Concepto de misión
Al comienzo de la obra ofrece un concepto de misión que lo ayudará a
enmarcar su investigación. Propone que la fe cristiana es intrínsecamente misionera, este

1
El primer capítulo del trabajo sigue muy de cerca la propuesta de David Bosch de analizar la comprensión
de la misión a lo largo de la historia del cristianismo. El autor no ve la posibilidad de revisar el concepto de
misión de forma correcta sin antes haber investigado exhaustivamente las vicisitudes de las misiones y su
concepto a través de los veinte siglos de historia de la Iglesia cristiana. Cf, Bosch, pág. 23. Un dato a priori
que ofrece el autor es que nunca hubo un concepto univoca y único sobre misión en la historia, pero si
paradigmas que ofrecen miradas comunes.
2
El estudio plantea desafíos particulares para comprender la misión: Occidente ya no tiene una posición
dominante; profunda sensación de desilusión frente al progreso; hay conciencia del que el planeta tiene
recursos limitados; tecnología bélica avanzada; igualdad entre las religiones (no hay supremacía de ideas);
necesidad de transformación y conversión eclesial. Cf. Bosch, pág. 238-239.
3
Cf. Boshc, pág. 233
4
Küng sugiere que la historia se puede subdividir en 6 partes: cristianismo primitivo, periódo patrístico,
mediove, paradigma protestante, paradigma de la Ilustración y paradigma ecuménico emergente (actual). Cf.
Bosch, pág. 230.
5
IDEM mariana, cap. 1, segunda parte. Cf. Küng Hans, El Cristianismo, Esencia e Historia, ed. Trota,
Madrid, 2006, pág. 11-27.
6
Bosch, pág. 23.
hecho está en su misma naturaleza, por lo tanto, la totalidad de la existencia cristiana debe
caracterizarse como existencia misionera.
La misionología, como disciplina, no es desinteresada o neutral, busca una
cosmovisión que recoja un compromiso de fe; a pesar de que ella busca una definición de
misión, nunca podrá delinearla fielmente, lo mejor que se puede esperar es formular algunas
aproximaciones a lo que la misión abarca7.
La misión cristiana expresa la relación dinámica entre Dios, el mundo y la
historia, por lo tanto, no existe leyes de misión inmutables y objetivamente correctas 8. Al
tener una realidad tan escurridiza, lo que se puede hacer es formular algunas aproximaciones
a lo que la misión abarca.
Este concepto de misión rompe con el “mito geográfico” de misión;
teológicamente, la “misión foránea” no existe como un ente separado. La misión no se
fundamenta en una situación o momento determinado, se fundamenta en el evangelio. Es por
este motivo que es esencial diferenciar entre misión (singular) y misiones (plural); la primera
hace referencia a la Missio Dei (auto revelación de Dios), la segunda hace referencia a los
proyectos misioneros de la Iglesia.
Toda la Iglesia lleva todo el evangelio a todo el mundo9, la misión es por ello
tan amplia como las necesidades y exigencias de la vida humana. Esto lleva a firmar que la
misión es el “sí” de Dios al mundo, puesto que a él dirige su atención y su amor. Al mismo
tiempo también es el “no” de Dios al mundo (rechazo de las injusticas y todo lo que se opone
a los valores del Reino).
La misión también incluye la evangelización, es parte de su dimensión
esencial. La evangelización es la proclamación de la salvación en Cristo a los que no creen
en él. La Iglesia-en-misión es sacramento y señal. Señal en sentido de indicador, ejemplo y
sacramento en el sentido de mediación, representación o anticipo.10
Elementos de un paradigma misionero ecuménico

7
Bosch, pág. 24.
8
Por ello es un error pensar que las Sagradas Escrituras son una fuente de conceptos al que tenemos acceso
por la exégesis. Cf, Bosch, pág 24.
9
Cf. Bosch, pág. 26.
10
La Iglesia no es idéntica a Dios, es un anticipo de su venida. Cf. Bosh, pág. 27.
El autor presenta trece elementos que conforman un nuevo paradigma
llamado “misionero ecuménico”. Bosch advierte que cada elemento debe ser considerado
como elementos conjuntos y conectados con los modelos anteriores11
La misión como Iglesia-con otros: La afirmación conciliar que la Iglesia es
misionera por naturaleza marcó profundamente la teología de estos tiempos. La Iglesia es
signo e instrumento de la Missio Dei. Esta concepción debe llevarnos a comprender a la
Iglesia-con-los-demás12, en relación constante con el mundo13. Esto nos presenta algunas
claves para comprender la misión:
La iglesia no es el fundamento de la misión, pero puede ser entendida como
la Iglesia es semilla del Reino sobre la tierra. El compromiso misionero tiene que ver también
con la liberación de los individuos y los pueblos en la historia y la proclamación de la venida
definitiva del Reino.
La Iglesia debe ser vista como morada de Dios en el Espíritu, movimiento
del Espíritu en la historia. Si la Iglesia intenta desvincularse del mundo y si sus estructuras
obstaculizan cualquier posibilidad de servicio, hay que reconocer que tales estructuras son
heréticas.
La misión como Missio Dei: El hecho de que el mundo ya no es “una
cristiandad” a ayudado a comrpender que Dios obró, obra y seguirá obrnado más allá de las
estrucuturas visibles. La misión es de Dios, quien ya está en el lugar donde el misionero va
y se queda en ese lugar cuando el misionero se va. La imagen de la misión es de participación
en el enviar de Dios.
La misión como mediadora de la salvación: la mirada está puesta desde un
aspecto integral, que abarca todo el misterio de Jesús y del hombre. Tenemos necesidad de
una interpretación de la salvación que opere dentro de un marco cristológico
comprehensivo14, que haga el “totus Christus”. La misión debe ofrecer esta perspectiva de
salvación.

11
Cf. Bosch, pág. 452-615.
12
El autor prefiere el término “con-los-demás que para-los-demás”, puesto que con el segundo puede
esconder la realidad de que su trasfondo es el típico clima liberal-humanista y burgués en donde los cristianos
de occidente ya saben qué es lo mejor para los demás y, por ende, saben autonombrarse los guardianes de
todos. Cf. Bosch, pág. 459.
13
Cf. GS 1-5.
14
Cf. IDEM, Bosch, pág. 487.
La misión como búsqueda de la Justicia: la evangelización y la misión es una
labor en favor de la justicia. No siempre se puede lograr la presencia de ambos en la actividad
misionera.
La misión como evangelismo: La obra misión es una acción integral que
comprende el anuncio, la atención pastoral y el compromiso con el mundo. El término
evangelizar estuvo en desuso por mucho tiempo y gracias a las Evangelii Nuntiandi recuperó
presencia.15
La misión como contextualización: esta época está caracterizada por el
nacimiento de pensamientos contextualizados. Esta epistemología aporta una sospecha hacia
todo el pensamiento occidental, incluso la teología; se relaciona con el mundo a partir de la
transformación y no tanto a partir del estudio y análisis, esta relación, desde el punto de vista
de la teología, se especifica en el compromiso con el pobre y marginado, lo cual hace que no
pueda mirar “desde afuera” las realidades de pobreza y marginación. Finalmente, el punto de
inicio de estas teologías es la praxis, que luego procede a la reflexión como un segundo acto
de la teología.
La misión como liberación: a partir del surgimiento de la teología de la
liberación, se puede decir que en la Iglesia se vuelve a insistir en la restitución del pobre en
su dignidad. La opción por los pobres y su liberación es una nota de la misión, cristo mismo
fue enviado a evangelizar a los pobres y se ha identificado con ellos, es más ha querido ser
uno de ellos.
La misión como inculturación: La fe cristiana existe dese la traducción a una
cultura. La inulturación constituye una de las maneras en que se manifiesta el carácter
pluriforme del cristianismo moderno16. Esto supone comprender que toda teología se elabora
en dialogo con otros contextos distintos a su origen.
La misión como testimonio común: Las iglesias están llamadas a ser
testimonio en el mundo, lo cual supone una coordinación mutua, unidad en la diversidad, en

15
El término evangelización es de fundamental importancia en la actividad misionera y el ser misionero de la
Iglesia y en los últimos años ha pasado por mucha crisis hasta llegar a lo que comprendemos hoy como
evangelización (dentro de un marco plural, multireligioso y de dialogo). No creo conveniente entrar en el
tema en este punto, sin embargo, es bueno mencionar que la evangelización tiene que ver con la proclamación
del Cristo y la promoción humana, por ende, la misión es una actividad que abarca la totalidad del ser
humano, especialmente sus necesidades.
16
IDEM Bosch, pág. 546.
materia misionera. La unidad en la Iglesia es un mandato de Cristo, ser fiel a este mandato
es parte constitutiva del seguimiento.
La misión como ministerio de todo el Pueblo de Dios: El paradigma actual
exige que la misión no sea una empresa exclusiva de los ministros especializados (sacerdotes,
religiosos, pastores, etc.); si la esencia de la Iglesia es la misión, entonces, toda la comunidad
es la protagonista.
La misión como testimonio a personas de otras religiones vivas: Hoy, más
que nunca es necesario un dialogo con otras religiones, un dialogo que presuponga
compromiso sin prejuicios, convencidos de que en el encuentro está Dios.
La misión como teología: la misión, como natural a la Iglesia, también es
una forma de reflexionar la teología, recién en el siglo XX se pudo sistematizarla. La
misionología debe actuar como crítica a la teología para llevarla a una praxis y también debe
actuar como acompañante de la labor misionera para su fidelidad con sus fundamentos.
La misión como acción en esperanza: el redescubrimiento de la dimensión
escatológica en la Iglesia permitió volver al anuncio de la esperanza, de un cambio
fundamental en el futuro de la humanidad. La misión es una esperanza en acción, una
expectativa de un cambio fundamental en el futuro de la humanidad.

ROBERT SCHREITER
Misionólogo norteamericano, nació en Nebraska, Estados Unidos, el 14 de
diciembre de 1947. Es sacerdote de la Congregación de los Misioneros de la Preciosa
Sangre desde 1975. Estudió Teología en la ciudad Nijmegen (Holanda) donde recibió el
doctorado bajo la dirección de Schillebeckx. Es profesor de Teología en la Unión Teológica
Católica en Chicago desde 1974 en la cátedra de Concilio Vaticano II, y profesor de
Teología y Cultura en la Universidad de Nijmegen en Holanda.
Ha publicado quince libros. Entre los más importantes: Constructing Local
Theologies (1985), The New Catholicity (1997), Reconciliation: Mission and Ministry in a
Changing Social Order (1992). Es editor general de Fe y Cultura de las series de Obis
Book y otras Editoriales. También en Revistas como Concilium, International Journal of
Practical Theology, Mission Studies, Studies in Interreligious Dialogue, and Theological
Stdies.
Su trabajo actual consiste en profundizar el impacto de la globalización, las
teologías locales y el proceso de reconciliación como contexto y expresión de la misión de
hoy.

Propuesta
En poco tiempo ocurrieron varios cambios dentro del cristianismo y en el
mundo, lo cual trae varios retos a la misión.
A partir de los años 7017 comienzan a aparecer reflexiones teológicas que
parten de contextos determinados. Este fenómeno se apreció con más intensidad dentro de
las comunidades “nuevas”, puesto que las teologías que recibían desde las iglesias más
antiguas no respondían a los desafíos y realidades en que estaban insertos.18
Este fenómeno impulsó a que las mismas comunidades desarrollen su
propia reflexión dentro su propia “realidad”. Dependiendo del contexto o el acento que se
dio a cada reflexión, recibieron diferentes términos: Teología indígena, inculturación,
feminista, etc.
A nivel mundial, el fenómeno de la globalización acarreó muchos cambios,
configurando el mundo y las relaciones de múltiples maneras. Esta situación, en relación a
la misionología, lleva a la pregunta por el sentido de la misión ad gentes ¿hacia dónde se
dirige la misión ad gentes? Según el autor, hay tres cambios que plantean la pregunta.
Cambios en la teología de la misión: después del Vaticano II surgieron
muchas reflexiones que plantean de forma variada la misión ad gentes. Los aportes de estas
reflexiones tienen su raíz en el mismo Concilio. El autor numera tres principales cambios:
1) la consideración de la iglesia como misionera por naturaleza; 2) la inserción del diálogo

17
El detonante de este movimiento fue el Concilio Vaticano II, quien dio soporte oficial (dentro del
catolicismo) de adaptar las reflexiones teológicas a las necesidades y circunstancias locales. También en las
comunidades protestantes surge este fenómeno. La raíz de este fenómeno se puede encontrar en la motivación
de encontrar respuestas a situaciones que la teología tradicional no lo contemplaba.
18
El autor hace notar tres causas: 1) Nuevas preguntas eran preguntadas; 2) viejas respuestas eran dadas a
culturas y regiones con nuevas preguntas; 3) un nuevo modo de identidad cristiana estaba emergiendo. Cf.
Idem. María, cap. 6. Cf. SCHREITER, Robert, The Changen Context of Mission Forty Years after the
Council, Verbum SVD 46:1 (2005), pág. 75-88.
junto a la proclamación; 3) y el diálogo interreligioso. El debate en torno a estos puntos aún
sigue vigente y siguen cuestionando la especificidad, incluso la legitimidad de la misión ad
gentes.19
Cambios en el mundo que se lleva a cabo la misión: Según el autor existen
dos cambios fundamentales: la globalización y la reorganización de la geografía religiosa
del mundo.
En ésta época, la globalización está marcada por las interconexiones entre
los avances de las técnicas de la comunicación, el dominio del neoliberalismo, un nuevo
alineamiento en el orden político, cambios socios-culturales que acarrean cambios
socioculturales que afectan la manera en que nos comunicamos y percibimos la economía y
la política; la rapidez en que fluye la comunicación y la conectividad es la base de la
globalización.
La globalización en su forma actual tiene mucho que ver con la
articulación de las formas de discurso global y local20. El discurso global tiene el desafía
de buscar una la forma de vivir juntos en un único planeta, los medios son la codificación
de los derechos humanos y el discurso sobre la justicia. Por otro lado, el discurso local se
ve amenazado y muchas veces avasallado por lo global; la cuestión de identidad y
autonomía puede conducir a las situaciones locales a una poderosa resistencia, muchas
veces necesarios para sobrevivir.21
Otro fenómeno que caracteriza a la globalización tiene que ver con la
coexistencia de lo premoderno, lo moderno y lo postmoderno. Las redes de comunicación

19
Cf. SCHREITER, Robert, Los Retos Actuales para la misión “Ad Gentes”, Simposium “Misión para el
Tercer Milenio”, México D.F., 14 de septiembre de 1999 (En línea)
https://sedosmission.org/old/spa/schreiter.htm (consultado 01 de agosto de 2018). La manera en que debe ser
comprendida la relación que ofrece el cristianismo en comparación con las religiones del mundo es de vital
importancia para pensar una misión ad gentes. Si la salvación ofrecida por Dios puede obtenerse a través de
otros caminos religiosos ¿Cuál es el objetivo de la actividad misionera cristiana? ¿es legítima dicha actividad?
20
SCHEREITER, Robert, Predicando el Evangelio en el Siglo XXI, Capítulo General de la Orden de
Predicadores, Providence, Rhodes Island, EE.UU, 11 de julio de 2001.(en línea)
http://www.dominicains.ca/providence/espanol/documentos/schreiter.htm (consultado 01 de agosto de 2018).
21
Frente ambos panoramas, el autor propone que los agentes de evangelización ayuden a las situaciones
locales a articular su fe e identidad con las realidades más amplias. Relacionarse con las realidades globales
supone implicar lo que acontece de manera global en lo local, pero también criticarlo y resistirlo. El trabajo
del misionero también implica buscar puentes que relacionen de manera saludable ambos espacios. Sobre
esto Scheriter se pregunta si se podrá encontrar el modo de articular teológicamente alteridad y diferencia de
manera que los cristianos vivan en armonía constructiva; una vía que propone el autor es una oración más
contemplativa y un marcado acento en la comunidad. Cf. Ídem 19.
actuales y las migraciones masivas posibilitan la convivencia de paradigmas presentes,
pasados y futuros.22
Sobre la reorganización de la geografía religiosa del mundo aparecen dos
hipótesis. La primera, sostiene que los convertidos a las grandes tradiciones locales
provienen de tradiciones orales, quienes generalmente no están dispuestos a cambiar de
religión una vez que se hayan pasado a religiones “translocales”; la segunda nos dice que
porcentualmente, en los últimos 100 años, el cristianismo no ha variado, incluso se puede
decir que descendió y aumentó las áreas seculares.
Simultáneamente a estos fenómenos, se puede ver un resurgimiento de la
religión desde ámbitos no necesariamente ligadas a lo institucional, y muchas veces
vinculada fuertemente a la violencia23.
Cambios en los agentes de la misión: Actualmente es mayor la conciencia
de los bautizados en relación a la llamada misionera, simultáneamente, los institutos
dedicados a la misión cada vez tienen más personal que conviven con cánones modernos y
postmodernos. Por último, el autor señala que gran parte de los integrantes de las
congregaciones vienen de los países “de misión”.
Todos estos factores acarrean nuevos planteos para la misión. La
globalización ha configurado enormemente el mundo, el cual, ya no se define en grupos
culturales y éticos y la misión debería redefinir el significado de “ad gentes”. Frente a este
panorama multicultural, multipolar, fragmentado y a la vez homogeneizado (global vs.
Local), la misión debe considerar el término “gentes” no precisamente en sentido territorial,
sino más bien de identidades. El diálogo será el reto para la misionología de este tiempo.

22
Este fenómeno cada vez es más común, incluso dentro de los institutos religiosos; fácilmente se puede ver
que los miembros más jóvenes han crecido en un ambiente postmoderno, a diferencia de los mayores que tal
vez atravesaron la premodernidad y la modernidad. Por otro lado, hay que tomar conciencia de que lo
premoderno, lo moderno y lo postmoderno varía en cada lugar; muchos de nuestros pueblos todavía plantean
una cosmovisión premoderna, muchas veces como resistencia hacia lo postmoderno o por falta de acceso a las
vías de comunicaciones modernas. No se puede uniformar este fenómeno, se manifiesta de una manera bastante
creativa.
23
La religión aparece con violencia generalmente dentro de grupos fundamentalistas, quienes suelen estar en
búsqueda de una identidad; la religión, al ser un espacio seguro de identidad, facilita el nacimiento de estos
grupos. Generalmente aparecen grupos religiosos fundamentalistas como respuesta a la globalización. Por otro
lado, dentro del cristianismo aparece una difusión casi masiva de la fe pentecostal, el cual no deja de llamar la
atención especialmente por su presencia en todos los pueblos, especialmente entre los más pobres.
Contradictoriamente, en los espacios seculares hay una importancia emergente de la dimensión contemplativa
de lo espiritual y una valoración por las religiones milenarias.
La reconciliación como paradigma de la misión a partir de una nueva
comprensión de la catolicidad
A partir de los acontecimientos que se desarrollan en el mundo, el autor
propone el concepto teológico de catolicidad como marco que aporta una mirada relacional
entre lo global y lo local en la Iglesia24. Esta “nueva catolicidad” ofrece tres aspectos:
totalidad, integridad, intercambio y comunión.
La totalidad en el sentido que todas las culturas son aptas para recibir la
Palabra de Dios. La Iglesia debe esforzarse en ver las culturas como un todo y no sólo
fragmentariamente25. La integridad, entendido como el esforzarse en prestar más atención a
la recepción del mensaje que transmite. El intercambio y comunión implica asumir una
epistemología de interpretaciones interculturales, es decir, relacionadas con el sentido
(discernimiento social del evento comunicacional), la verdad (ir más allá de las formas
culturales y creer en el modo de vida), constante negociación entre las similitudes y
diferencias y apertura dialógica entre el orador y oyente.
En esta nueva catolicidad, el paradigma de misión es la “reconciliación”, el
cual se lo plantea como un proceso y como objetivo. El autor señala que es reciente la
aparición de la reconciliación dentro del debate de la misionología26.
En la Biblia aparecen numerosas historias sobre la reconciliación. El
apóstol Pablo ofrece una explicación de la reconciliación, quien considera a Dios único
autor de la reconciliación, la humanidad participa en este acto. Pablo explica tres procesos
de reconciliación: Dios reconcilia a la humanidad consigo mismo (Rom 5,1,11); La

24
Cf. Marina, segunda parte, cap. 2. Cf. SUSIN, Luiz Carlos, Misión en un Tiempo de Cambios Profundos y
Desafios Culturales Insoslayables, en La misión en Cuestión, aportes a la luz de Aparecida, ed. San Pablo,
Bogotá, 2009, pág. 21-32. La propuesta por sobre todo es llegar a una comprensión más universal, un
entendimiento más heurístico, yendo más allá de las dimensiones geográficas (no solo estar en todo el mundo,
sino que hacer presencia y estar abiertos a todo el mundo). El autor hace un análisis histórico de la
comprensión de la catolicidad y ubica cuatro periodos: San Ignacio (110), abarca un sentido jurídico y
geográfico; Periodo de expansión (1492-1945), en sentido de expansión universal y de civilización; Periodo
de Solidaridad (1945-1989), desde un optimismo aparece como inserción, acompañamiento y promoción; El
periodo de la Globalización (1989), aparece el capitalismo global y el modo es atreves de la comunicación.
25
Idem. María, segunda parte, cap. 2.
26
David Boshc, en su obra magistral “Misión en Transformación” no menciona la reconciliación, sin
embargo, en la obra de Stephen Bevans y Roger Schroeder, “Constants in Contexi”, publicado quince años
después de “Misión en Transformación” contiene multiples referencias a la reconciliación. El autor supone
que esto se debe al pasado reciente de violencias en torno a la religión y de la necesidad de poner fin la
hostilidad en sociedades rotas por la violencia. Cf. SCHREITER, Robert, La reconciliación como nuevo
paradigma de la misión, Conferencia mundial sobre misión y evangelización, Atenas, 16 de mayo de 2005
(en línea) https://sedosmission.org/old/spa/schreiter_3.htm (revisado 5 de agosto de 2018).
reconciliación entre seres humanos grupales e individuales (Ef 2,12-20); La reconciliación
del cosmos, por medio de Cristo, con su creador (Ef 1,10; Col 1,20). La reconciliación por
ende es vertical, horizontal y cósmica.
La comprensión bíblica de la reconciliación podría resumirse en cinco
puntos27:
- Dios es el autor de toda auténtica reconciliación. Nosotros participamos
en lo que hace Dios (2Cor.5,20).
- El primer objetivo de Dios en el proceso de reconciliación es la
sanación de las víctimas. Las escrituras nos muestran la atención
especial que Dios presta a pobres y oprimidos.
- En la reconciliación, Dios hace tanto de la víctima como del pecador
una “nueva creación” (2Cor.5,17). Dios quiere tanto la sanación de la
víctima como el arrepentimiento del pecador.
- Los cristianos encuentran un camino para salir de su sufrimiento
colocándolo en el sufrimiento, la muerte y la resurrección de Cristo. Es
fuente de esperanza.
- La reconciliación sólo será completa cuando todas las cosas sean
reunidas en Cristo (Ef.1,10).
La reconciliación como proceso
La reconciliación, entendida como proceso tiene que ver con el carácter
horizontal (social e individual).
La Iglesia participa en la dimensión vertical mediante sus sacramentos, y
asimismo en la dimensión cósmica, con su liturgia y su preocupación por toda la creación.
Ambas constituyen parte de la reconciliación como modelo de misión.28
Esto supone participar en la acción sanadora de Dios respecto a los
contextos dañados y heridos por la opresión, la discriminación y la destrucción. El proceso
de sanación comienza por decir la verdad, con el que se da la ruptura de los códigos de
silencio que ocultan el pecado contra los miembros pobres y vulnerables de la sociedad29.

27
Cf. Ídem. María, segunda parte, cap. 2. Cf. Ídem 26.
28
Ídem 26.
29
Ídem 26.
La proclamación de la verdad presenta cuatro aspectos: debe ser una
verdad que atraviesa la experiencia de uno en relación a los hechos, debe ser decida en un
lenguaje comprensible para uno, debe ser conforme a lo que uno entiende sobre la
autenticidad, y debe venir de alguien en quien uno pueda confiar.
En la práctica esto se traduce en que la Iglesia debe esforzarse en crear
espacios seguros y hospitalarios donde la verdad pueda decirse y escucharse. En este
sentido, el rol misionero de la iglesia es “decir la verdad”.
Una vez expresada la verdad viene la búsqueda de la justicia. Esta
búsqueda tiene que salir del círculo violento y de venganza, por lo cual tiene varios
aspectos: justicia punitiva, reparadora, distributiva y estructural. Finalmente, una vez
expresada la verdad y encontrada la justicia, aparece la reconstrucción de relaciones. Sin
relación de equidad y confianza, una sociedad recae rápidamente en la violencia.30
La reconciliación como objetivo
En medio del proceso de reconciliación social aparecen siempre intereses
de poder, heridas que no permiten hablar e incluso dudosas intenciones de hacer un proceso
de reconciliación. Por ello, dice el autor, es importante no confundir la dimensión de
proceso con la de objetivo.
Participar en el proceso de reconciliación es participar en la obra de Dios,
en la Missio Dei, por ello es importante no olvidar que Dios es el que reconcilia. Participar
en el ministerio de reconciliación hace de la Iglesia una comunidad de memoria, de
esperanza y posibilita una de las experiencias más intensas de Dios.
La Iglesia y la Reconciliación
El ministerio de la reconciliación es tan antiguo como la Iglesia misma, sin
embargo, recién en épocas recientes ha entrado en el debate misionológico en vista a su
aplicación en sociedades violentadas y en misión.
La Iglesia tiene la vocación en el ministerio de la reconciliación, el cual
debe ser proclamada con todo su ser. La misión de la Iglesia es ser signo de reconciliación
y así poder dar a conocer la obra de Dios en sociedades desechas. El rol de la Iglesia dentro
de los procesos de reconciliación es activo, aporta elementos y recursos: mensaje y

30
Cf. Ídem 26. La reconstrucción de relaciones se da en varios niveles: sanación de la memoria para las
víctimas, arrepentimiento y conversión para los que ocasionaron el mal, significa emprender el difícil camino
del perón, perdonar no significa olvidar, sino recordar de manera diferente.
espiritualidad, la ritualidad como signo de reconciliación y tiene la capacidad de crear
comunidades de reconciliación.

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