Cada individuo humano posee una especialísima valoración intrínseca porque es fruto de un acto
creador libre y amoroso de Dios.
Surge la libertad por la que la persona es dueña de su propio obrar, capaz de donarse a sí
misma (amar) a los demás y a Dios.
Se comienza a emplear en todos los hombres de modo absoluto, designando la
singularidad e irrepetibilidad de cada ser humano y la igualdad de todos ante Dios.
La persona humana como un absoluto, en sí y por sí, más allá de toda relación jurídica y de
cualquier condición social, como un tú”.
Profundización con Boecio: “la persona es el supuesto individual de naturaleza racional”. Buscó en
su tiempo el autor una definición ontológica válida contra los nestorianos y contra los monofisitas,
con categorías procedentes del aristotelismo.
Componentes:
Trabajo posterior medieval, en Santo Tomás de Aquino, quien recoge la definición Boeciana, pero
define a la persona como un “subsistente racional”, es decir, “todo ser subsistente en una
naturaleza racional o intelectual”. Él buscó con esta definición recordar que las acciones son
siempre del individuo singularmente subsistente (el supuesto) y no de la naturaleza como tal. El
supuesto es un todo que posee la naturaleza específica como su parte perfectiva, fincando su
trabajo más en el aspecto de subsistencia de la persona que en la racionalidad.
Conclusiones:
El cristianismo lleva a que la dignidad personal se extienda a todos los hombres. Ya que
todo hombre posee un acto de ser propio muy superior en valor al ser de las demás
criaturas, persona es algo que se es, no es un título que se adquiere.
La persona posee su propio ser que es comunicado por Dios, el acto de ser personal es un
acto de ser derivado de Dios, que Dios comunica mediante un acto creador y libre, no se
trata de un fundamento del ser (nadie se comunica el ser a sí mismo).
Se produce en la Baja Edad Media (siglo XI-XV) y primera parte de la modernidad, con dos
corrientes:
La escolástica nominalista: No hay relación entre el objeto y la idea que tengo de él,
ambos son totalmente independientes, sólo se pueden conocer las conceptos, pero no los
objetos que están afuera de la realidad, se trata de una convención social, de allí que solo
se denominen (esto difiere con la tradición aristotélico-tomista que considera que si es
posible conocer la realidad y conocer y descubrir el objeto y llamarlo, así los diversos
pueblos empleen diversas palabras para nombrar el objeto).
Filosofía empirista: Él único conocimiento válido es el que pasa por los sentidos, como las
categorías metafísicas están por encima de la física, no son materiales, no pueden pasar
por los sentidos, por lo tanto no se puede afirmar su existencia.
En ellas el conocimiento metafísico entra en crisis, las categorías aristotélicas de (i) sustancia, (ii)
naturaleza o esencia son rechazadas o al menos cuestionadas, lo que hace abandonar la clásica
definición de persona.
El problema de ambas corrientes reside en que sólo se admite como valido el conocimiento
accesible a la observación directa de los sentidos (método experimental), y la sustancia (el “yo”
personal) es incognoscible: de allí que sólo cabe postular su existencia, pero no afirmarla.
El racionalismo (s. XVII-XVIII) no comprende al hombre como una unidad sustancial. Aquí es
primordial la obra de René Descartes “cogito ergo sum”, la persona humana no se fundamenta en
el ser personal, sino en una facultad suya (el pensamiento) y en su correspondiente operación
(pensar), sólo se entiende como autoconciencia.
El hombre no posee un ser fundado (en Dios), sino que se trata de un sujeto fundante de la verdad
y el bien (estos pasan a ser subjetivos).
En el siglo XX. Aparecen las ideologías colectivistas y materialistas que buscan anular la dignidad
personal:
Materialismo: El individuo humano no es más que una especie más evolucionada de las
demás, ya no hay una preeminencia sobre otros seres naturales.
Colectivismo: la individualidad solo adquiere valor y sentido en el todo del Estado, de allí
que se subordine a los intereses del Estado.
CONTRAPARTIDA: RESPUESTA
Ante semejante crisis, varios autores -judíos y cristianos- buscan explorar las dimensiones del
espíritu humano y crean métodos, perspectivas de estudio y vocabularios novedosos, que
configurarán el personalismo, Mounier señala que personalista es “toda doctrina y a toda
civilización que afirma el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales y
sobre los mecanismos colectivos que sostienen su desarrollo”.
La crítica a la definición de Boecio viene por ser una noción substancialista que corre el peligro
de cosificar al hombre, pero una sana aproximación al concepto de sustancia nos habla más
bien de aquello “aquello que posee en sí el principio de su obrar”.
Solo gracias al cuerpo el espíritu adquiere esa individualidad que es indispensable para la
perfección de la persona.
Identifico a tal persona (entera) porque la reconozco por su cuerpo.
Al amar a las personas las amamos en su totalidad, o si se prefiere, en su sustancialidad
como persona. El amor se dirige a la persona en su globalidad y no en su aspectualidad.
Los hábitos corporales adquiridos libremente muestran que el movimiento del cuerpo
humano no responde al mero azar ni a fuerzas instintivas incontroladas; los movimientos
corporales son educados por la persona y su libertad.
Soy capaz de domina mi cuerpo porque soy más que mi cuerpo yo no soy sólo un cuerpo,
ni soy sólo mi cuerpo, soy corpóreo, pero capaz de trascender lo corpóreo y lo temporal.
Se manifiesta la estructura limitada de la persona, soy dueño de mi cuerpo, pero no dueño
total, Mi cuerpo no me lo doy a mí mismo y no soy capaz de modificarlo sustancialmente.
No puedo utilizar mi cuerpo como medio u objeto porque eso es considerarme a mí
entero, como persona, sólo un mero medio y termino degradándome como persona.
La expresión corporal son formas de expresar lo que uno lleva dentro. Así como la
vestimenta habla de mi intimidad.
La explicación kantiana
Ser digno equivale a ser libre (ser fin en sí mismo).
Apela a la conciencia de la razón práctica para tratar a cada hombre como un fin en sí
mismo, pero no dice por qué está esto en la conciencia.
Ofrece una explicación, pero no una fundamentación de la dignidad.
La fundamentación jurídico-positiva
Es el hombre el que se otorga a sí mismo su propia dignidad: es lo que se encuentra en la base del
positivismo jurídico.
Este afirma que los valores sociales son los que en cada caso determina la sociedad.
Su mandato se restringe a un espacio y un tiempo, obli9gando a aceptar el carácter
exclusivamente cultural de los Derechos Humanos, y por tanto relativos a la época y
cultura en que son admitidos.
Se trata de un valor concedido a la persona y su dignidad, relativo a la sociedad que le
otorga ese valor, dependiendo de quién valora.
La cuestión aquí radica en que si la dignidad personal descansa en un valor ontológico es algo que
se posee desde un principio, y no se basa en un acuerdo entre los hombre. La dignidad humana es
una realidad que se reconoce porque es previa a todo reconocimiento jurídico.
a) La autoconciencia: la persona humana aparece como sujeto y objeto del conocer. También
sabe que está conociendo. Experimenta el propio yo en cuanto sujeto de los propios actos
y experiencias (función reflexiva de la conciencia).
b) Libertad: La persona humana no sólo es algo ya dado ontológicamente, sino alguien que se
va configurando a sí misma. Aquí radica la autonomía propia de la persona.
c) Intimidad: el primer ámbito donde se manifiesta la libertad es mi vida consciente o si se
prefiere en mi mundo interior.
d) Diálogo e intersubjetividad: de la necesidad de compartir mi propia intimidad surge un
diálogo. Ser persona es ser alguien para otro.
e) La donación: entregar a otro algo valioso, fruto de la libertad.
Las manifestaciones dinámico-existenciales expresan la persona pero no la fundan.
Vista en diversos momentos de su existencia, la persona se presenta con diferentes
caracterizaciones, si bien reconocemos en ella una identidad permanente.