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CENTRO DE INVESTIGACIONESPSIQUIATRICAS

PSICOLÓGICAS Y SEXOLÓGICAS DE VENEZUELA


INSTITUTO DE INVESTIGACIÓN Y POST GRADO
CIPPSV ON LINE

Actitud, Desarrollo Moral dilema Moral

Maestrante:
Ingrid Delgado
CI. V –14.132.327
Cohorte:
ONMOC1801
Facilitador:

Nathalie García

Puerto la Cruz, Marzo del 2019


El ser humano a lo largo de su vida, va adquiriendo actitudes como parte de su

aprendizaje y formación. Esta influye en los resultados obtenidos en su cotidianidad,

y como ya se mencionó, al ser adquirida, bien puede ser modificable. Rodríguez,

(como se citó en Sánchez Gema, 2007). Plantea: “la actitud, es una forma habitual

de pensar, sentir y comportarse de acuerdo a un sistema de valores que se va

configurando a lo lago de la vida, a través de las experiencias de vida y educación

recibida, por lo tanto está en consonancia con los valores”

Cabe mencionar, los componentes de la actitud. Rodríguez (como se citó en

Sánchez Gema, 2007) afirma:

Las actitudes están constituidas por elementos cognitivos, afectivos y

conductuales, que de manera integrada o interdependiente contribuyen a que la

gente reaccione de una manera específica.

Componente cognitivo (pensamientos creencias). Se refiere al conjunto de datos

e información que las personas tienen acerca del objeto, evento o persona, sus

creencias y estereotipos.

Componente afectivo (emociones, sentimientos sensaciones). Conformado por

los sentimientos que produce ese objeto, evento o persona, puede ser a favor o en

contra y variar en intensidad, más fuerte o más débil. Es el componente más

resistente al cambio.

Componente conductual (comportamientos acciones). Consiste en la tendencia a

actuar y a reaccionar de cierto modo respecto a un objeto, evento o persona.

Como bien se ha mencionado, las actitudes pueden ser favorables o

desfavorables, los sentimientos positivos o negativos, y el comportamiento de apoyo

o rechazo.
En vinculación con lo anterior, la actitud moral, la cual es valorada desde el punto

de vista moral como buena o mala, corresponde al código de ética moral de cada

lugar, del mismo modo la valoración de cada acto puede variar de acuerdo a cada

individuo, e inclusive de la época. Por ejemplo, una década es suficiente para que

un atuendo indecente pase a formar parte de la moda.

Por suerte, la actitud es aprendida, y esto significa que es modificable, de hecho

se logra de acuerdo al grado de conciencia de cada individuo.

Atendiendo estas consideraciones, se han propuesto estudiar no ya lo que es el

bien, el mal, la ética y la moral, sino el modo en el que se piensan esas ideas.

Kohlberg (como se citó en Triglia Adrián, 1998). Plantea: “las personas razonan en

problemas de tipo moral en la medida que van creciendo y aprendiendo”

A este respecto, la teoría del desarrollo moral de Kohlberg, quien estudió las

normas y reglas que podían observarse en el pensamiento humano en lo relativo a

la moral; plantea que cada individuo va pasando por una serie de fases o etapas,

las cuales no todas surgen de la maduración biológica, estando estas ultimas

relacionadas con la interacción del ambiente.

Lo antes expuesto, hace entender, los cambios cualitativos que se producen en el

desarrollo moral de una persona surge en la medida en que esta va evolucionando

en interacción con el ambiente. De hecho, la teoría del desarrollo moral del autor

antes mencionado, se basa en 6 etapas en las que se especifica la evolución en

cada una de ellas, las cuales a su vez engloba en 3 categorías. La fase pre-

convencional, la convencional y la post-convencional.

1. fase pre-convencional. Fase del desarrollo moral, que según Kohlberg suele

durar hasta los 9 años, la persona juzga los acontecimientos según el modo en el

que estos la afecten a ella.


1.1 Primera etapa: orientación a la obediencia y el castigo. En esta primera etapa,

el individuo solo piensa en las consecuencias inmediatas de sus acciones, evitando

las experiencias desagradables vinculadas al castigo y buscando la satisfacción de

las propias necesidades.

Por ejemplo, en esta fase se tiende a considerar que las víctimas inocentes de un

suceso son culpables, por haber sufrido un "castigo", mientras que las que

perjudican a las demás sin ser castigadas no obran mal. Se trata de un estilo de

razonamiento extremadamente egocéntrica en la que el bien y el mal tiene que ver

con lo que experimenta cada individuo por separado.

1.2. Segunda etapa: orientación al interés propio

En la segunda etapa se empieza a pensar más allá del individuo, pero el

egocentrismo sigue presente. Si en la fase anterior no se puede concebir que exista

un dilema moral en sí porque solo existe un punto de vista, en este empieza a

reconocerse la existencia de choques de intereses.

Ante este problema, las personas que se encuentran en esta fase optan por el

relativismo y el individualismo, al no identificarse con valores colectivos: cada uno

defiende lo suyo y obra en consecuencia. Se cree que, si se establecen acuerdos,

estos deben ser respetados para no crear un contexto de inseguridad que

perjudique a los individuos.

2. Fase convencional

La fase convencional suele ser la que define el pensamiento de los adolescentes

y de muchos adultos. En ella, se tiene en cuenta la existencia tanto de una serie de

intereses individuales como de una serie de convenciones sociales acerca de lo que

es bueno y lo que es malo que ayuda a crear un "paraguas" ético colectivo.

2.1. Tercera etapa: orientación hacia el consenso


En la tercera etapa las acciones buenas están definidas por cómo repercuten

sobre las relaciones que uno tiene con los demás. Por eso, las personas que se

encuentran en la etapa de orientación hacia el consenso tratan de ser aceptadas por

el resto y se esfuerzan por hacer que sus acciones encajen muy bien en el conjunto

de reglas colectivas que definen lo que es bueno.

Las acciones buenas y malas están definidas por los motivos que hay detrás de

ellos y el modo en el que estas decisiones encajan en una serie de valores morales

compartidos. La atención no se fija en lo bien o mal que puedan sonar ciertas

propuestas, sino por los objetivos que hay detrás de ellas.

2.2. Cuarta etapa: orientación a la autoridad

En esta etapa de desarrollo moral, lo bueno y lo malo emana de una serie de

normas que se perciben como algo separado de los individuos. El bien consiste en

cumplir las normas, y el mal es incumplirlas.

No cabe la posibilidad de actuar más allá de estas reglas, y la separación entre lo

bueno y lo malo es tan definida como concretas sean las normas. Si en la etapa

anterior el interés está puesto más bien en aquellas personas que se conocen y que

pueden mostrar aprobación o rechazo por lo que hace uno, aquí el círculo ético es

más amplio y engloba a toda aquella persona sujetas a la ley.

3. Fase post-convencional

Las personas que se encuentran en esta fase tienen como referencia principios

morales propios que, a pesar de no tener por qué coincidir con las normas

establecidas, se apoyan tanto en valores colectivos como en libertades individuales,

no en exclusivamente en el propio interés.

3.1. Etapa 5: orientación hacia el contrato social


La manera de razonamiento moral propia de esta etapa surge de una reflexión

acerca de si las leyes y las normas son acertadas o no, es decir, si dan forma a una

buena sociedad.

Se piensa en el modo en el que la sociedad puede afectar a la calidad de vida de

las personas, y se piensa también en el modo en el que las personas pueden

cambiar las normas y las leyes cuando estas son disfuncionales.

Es decir, que existe una visión muy global de los dilemas morales, al irse más allá

de las reglas existentes y adoptar una posición teórica distanciada. El hecho de

plantearse, por ejemplo, que la esclavitud fue legal pero ilegítima y que a pesar de

eso existía como si fuese algo totalmente normal entraría dentro de esta etapa del

desarrollo moral.

3.2. Etapa 6: orientación hacia los principios universales

El razonamiento moral que caracteriza a esta fase es muy abstracto, y se basa en

la creación de principios morales universales que son diferentes a las leyes en sí

mismas. Por ejemplo, se considera que cuando una ley es injusta, cambiarla debe

ser una prioridad. Además, las decisiones no emanan de suposiciones acerca del

contexto, sino de consideraciones categóricas basadas en los principios morales

universales.

Ahora bien, en cada sociedad existen normas en las que dictan la manera en que

se debe de comportar para el buen funcionamiento del grupo, o mayor bienestar

para la sociedad, aún cuando esto implique un cierto costo para el individuo. Estas

normas pueden cambiar de una sociedad a otra y en general limitan las libertades

de las personas, para brindar seguridad a la sociedad.

En ocasiones al seguir al pie de la letra ciertas reglas establecidas resulta

beneficioso tanto para sí mismo como para los demás, sin embargo existen
situaciones en el que seguir las reglas puede parecer incorrecto. En la práctica cada

individuo tiene su propio conjunto de valores, ética o moralidad, es decir que reglas

decide seguir o no.

En una sociedad pueden existir personas con muy alta moral, muy éticas, pero no

por eso no pueden tener dilemas morales, que los conlleva a actuar en contra de su

propia ética, a su vez en contra del bien mayor. Muchas veces se piensa que se

haría algo en determinadas circunstancias, pero al estar en ellas se reacciona

diferente.

En este sentido se comprende que el actuar para tener el mayor bienestar no

siempre es ético. Definir el bien y el mal puede ser más complicado de lo que

parece. La forma a la que se reacciona a ciertas situaciones puede ser muy distinta

a lo que dictan las normas. Esto en muchos casos se debe a la activación de

algunas regiones cerebrales relacionadas a la lógica, y áreas emocionales, aunado

al desarrollo moral de últimas etapas referidas por Kohlbert, lo cual influye

importantemente al momento de elegir entre 2 alternativas.

En síntesis, lo ideal es asumir una actitud crítica, analizar lo verdadero de lo falso

y encontrar los posibles errores, no aceptando ningún otro conocimiento que

previamente no sea analizado, asegurándose que los conocimientos adquiridos

sean puramente válidos, sometiendo a examen o crítica a todas las ideas que

pretenden ser consideradas como la verdad absoluta, y no basarse en el sentido

común que a menudo puede llevar al engaño. Del mismo modo hacerse

responsable de cada acto, respondiendo en lo posible asertivamente a ocasiones, lo

cual permitirá enfrentar la realidad en diferentes entornos de una forma sana,

positiva y efectiva, a su vez evitando con el tiempo hacerse vulnerable al virus de la


actitud, u otras enfermedades relacionadas con la incapacidad de enfrentarse

adecuadamente a ciertas situaciones.


Lista de Referencia:

Adriàn , T. (1988). La teorìa del desarrollo Moral de Lwrence. Recuperado el 6 de

Marzo de 2019, de Psicologìa Educativ y del Desarrollo:

https://psicologiaymente.com/desarrollo/teoria-desarrollo-moral-lawrence-

kohlberg

Sanchez, G. (22 de Febrero de 2017). Actitud. Recuperado el 06 de Marzo de 2019,

de Significados : https://www.significados.com/actitud/

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