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LECCION 22

Los marcadores textuales y su


importancia como elementos de enlace
Los marcadores textuales son palabras, partículas y locuciones que señalan las relaciones entre
los elementos del discurso.

Los marcadores textuales, también llamados conectores supraoracionales o conectores discursivos,


son palabras, partículas (preposiciones, conjunciones y adverbios) y locuciones que señalan los distintos
tipos de relaciones lógicas existentes entre los distintos elementos de una frase, entre las frases de un
párrafo o entre los párrafos de un texto. Su falta, en ocasiones, da lugar a un estilo incoherente, inacabado.
EJEMPLO:
El conductor pisó a fondo el acelerador; no consiguió pasar al otro coche.
Entre estas frases, falta la partícula (conjunción adversativa) “pero”, elemento de transición que aclara el
sentido de nuestro pensamiento.
El conductor pisó a fondo el acelerador; pero no consiguió pasar al otro coche.
Las funciones que realizan los conectores supraoracionales más frecuentes son:
 Adición: además, además de, incluso, encima, así mismo (asimismo), por otra parte, sino
también...
 Afirmación: sí, seguro, evidentemente, por supuesto, sin duda, claro, claro que sí, en efecto...
 Aprobación: bueno, bien, de acuerdo, naturalmente, efectivamente...
 Comienzo de discurso: bien, bueno, hombre, fíjate, mira...
 Conclusión: total, en conclusión, en consecuencia, por tanto...
 Continuación: asi pues, así que, entonces, conque, de modo que...
 Duda: quizás, acaso, a lo mejor, tal vez, posiblemente, es posible que...
 Enfasis: claro que sí, no faltaría más, pues si que...
 Enumeración: primero, en primer lugar, luego, después, a continuación, por fin, finalmente...
 Explicación: o sea, esto es, dicho de otra forma, en otras palabras, es decir, por ejemplo, puesto
que...
 Fin de discurso: en conclusión, en fin, por tanto, en consecuencia, por consiguiente, he dicho, es
todo...
 Llamada: oiga, escucha, ea, hala, mira, vamos...
 Negación: no, en absoluto, ni hablar, qué va, de ninguna manera...
 Oposición: aunque, pero, en cambio, al contrario, sin embargo, con todo y con eso, no
obstante...
 Restricción: salvo que, excepto, hasta cierto punto, en todo caso...
 Resumen: en resumen, en suma, en una palabra, o sea, es decir...

El uso de estos marcadores textuales suele presentar frecuentemente problemas de redacción.


Conviene advertir que no resulta elegante el abuso de tales partículas; hay que emplearlas con precaución
para que no degeneren en “muletillas”, en puntos de apoyo muy repetidos, con el consiguiente peligro de
monotonía. Actualmente, nuestro idioma padece, en boca de los hispanoparlantes, de una muletilla que
inicia todas las frases, a modo de bastón intelectual que ayuda a dar el primer paso al que conversa. Nos
referimos al adjetivo “bueno” que nos llega por influjo del adverbio inglés “well”. Haced una pregunta
cualquiera y la respuesta irá precedida del casi inevitable “¡bueno!” o también “¡vale!”.

EJERCICIOS
A) A continuación van una serie de frases en las que falta el elemento de transición. Escríbanse las
partículas que faltan en su lugar preciso. (No las escriba si juzga que no son necesarias.)
EJEMPLO:
Estuvimos ahorrando todo el mes para irnos de viaje; a última hora no pudimos hacerlo.
En este ejemplo falta la conjunción “pero”, que deberá colocarse después de la palabra “viaje”.
1. Se pasaron media hora “al sereno”, sin poder entrar en la casa; Juan pudo abrir la puerta.
2. El portero estaba bien colocado; la pelota dio un bote extraño y se coló por el ángulo izquierdo.
3. El profesor explicaba la lección mirando al techo; los alumnos no atendían.
4. Era un sitio estupendo para pernoctar; había teléfono.
5. La criada, al limpiar, me revolvió los papeles; no pude encontrar mi carta.
6. No me gustan los temas cargados de erotismo; no voy a la película que hoy anuncian.
7. Póngale la inyección; es usted médico.
8. Era un hombre desordenado; no le importaba lo que dijesen de él.
9. El padre y la madre eran dos grandes aficionados a la música; su hijo Juan resultó un hábil
pianista.
10. Hace falta poner las cosas en orden; lo primero que tienes que hacer es arreglar tus libros.

B) Subraye los marcadores textuales que hay en el siguiente texto:


“La abuela de Alfanhuí incubaba pollos en su regazo. Le solía venir una fiebre que le duraba veintiún
días. Se sentaba en la mecedora y cubría los huevos con sus manos. De vez en cuando les daba la vuelta y
no se movía de la mecedora, ni de día ni de noche, hasta que los empollaba y salían. Entonces se le
acababa la fiebre y le entraba un frío terrible y se metía en la cama. Poco a poco, el frío se le iba pasando
y volvía a levantarse otra vez y se sentaba al brasero. Aquella fiebre le entraba diez veces al año. Cuando
venía la primavera, todos los niños le llevaban los huevos que encontraban por el campo. La abuela solía
enfadarse porque le parecía poco serio aquello de incubar pájaros entre los huevos de gallina. Pero niños
y niñas venían con huevos pintos y huevos azules y huevos tostados y huevos verdes y huevos rosa.
“Éste, para ver de qué pájaro es”; “éstos, porque quiero criar dos tórtolas”; “éste, porque la madre lo ha
aborrecido”; “éstos, porque estaban en mi tejado”; “éstos, porque quiero ver qué bicho sale”; “éste,
porque quiero tener un pajarito”; el caso es que sobre los quince huevos que solía incubar la abuela, se le
juntaban a veces hasta cincuenta de aquellos huevos primaverales y multicolores sobre su negro regazo”.
Rafael Sánchez Ferlosio, Industrias y andanzas de Alfanhuí

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