El también Premio Nobel de la Física (1921) es uno de los científicos que ayudó
a sentar las bases para el estudio de la física cuántica o moderna, junto a otras
figuras también prominentes como Max Planck, Werner Heisenberg, Erwin
Schrödinger, Arthur H. Compton, Robert Millikan, entre otros.
Conforme el paso de los años, el asunto fue abriéndose espacio entre las
pláticas de Einstein. Por ejemplo, en abril de 1921, durante su primera visita a
la Universidad de Princeton, Einstein haría el comentario de que "Dios puede
ser sutil, pero no es malicioso" (Raffiniert ist der Herrgott, aber boshaft ist er nicht; (cit. en
Calaprice, 2005:112; Clark, 1973: Ch. 14).
"No soy ateo y no pienso que pueda decir que soy panteísta. El problema en
cuestión es demasiado vasto para nuestras mentes limitadas. ¿No puedo
responder con una parábola?
La mente humana, no importa cuán altamente capacitada esté, no puede
comprender el universo. Estamos en la posición de un niño pequeño, entrando
en una enorme biblioteca cuyas paredes están cubiertas hasta el techo de libros
en muchos idiomas diferentes. El niño sabe que alguien debió haber escrito esos
libros. No sabe quién ni cómo. No entiende los idiomas en los que están
escritos. El niño observa un plan definido en la organización de los libros, un
orden misterioso, el cual, no se comprende; un orden misterioso que no
entiende pero apenas sospecha sutilmente.
Esa, me parece, es la actitud de la mente humana, incluso de la más grande y la
más culta, hacia Dios. Vemos un universo maravillosamente organizado,
obedeciendo ciertas leyes, pero solo entendemos las leyes vagamente. Nuestras
mentes limitadas no pueden escrutar la fuerza misteriosa que balancea las
constelaciones" (Cit. en Viereck, George Sylvester. "Glimpses of the Great". Duckworth, 1930. p. 372-
373.; También citado en Einstein: His Life and Universe por Walter Isaacson, p. 386).
Einstein habló más detalladamente sobre lo que concebía como esta relación
de interdependencia en su artículo "Religión y Ciencia: ¿Irreconciliables?" de
1948:
"La religión y la ciencia van de la mano. Como he dicho antes, la ciencia sin
religión está coja y la religión sin ciencia es ciega. Estas son interdependientes y
tienen un objetivo común: la búsqueda de la verdad" (Einstein Third Conversation (1948),
cit. en Hermanns, 1983; Einstein and the Poet: In Search of the Cosmic Man; p. 94).
7. El mundo espiritual
Einstein era firme creyente en el mundo espiritual, por lo cual, también
rechazó el materialismo como ideología y la idea de que la experiencia
sensorial lo es todo, al igual que otros creyentes intelectuales como John
Eccles y Blaise Pascal. El alemán era de opinión de que:
"Las leyes básicas del universo son simples, pero porque nuestros sentidos
están limitados, no podemos captarlas. Hay un patrón en la Creación" (cit. en 1930;
por Hermanns, Einstein and the Poet: In Search of the Cosmic Man (1983), p. 10).
"Quiero saber cómo Dios creó este mundo. No estoy interesado en este o en
aquél fenómeno, ni en el espectro de este o aquél elemento. Quiero conocer Sus
pensamientos; el resto, son detalles" (E. Salaman, "Una charla con Einstein," The Listener 54
(1955): 370-371, p. 123).
“Lo que realmente me interesa es si Dios podría haber hecho del mundo una
cosa diferente; es decir, si la necesidad de simplicidad lógica deja la más mínima
libertad" (Citado por Ernst G. Straus, quien fue asistente de Einstein de 1944 a 1948, en Gerald
Holton, The Scientific Imagination: Case Studies (Cambridge University Press, 1978), p. xii.). Original: Was
mich eigentlich interessiert, ist, ob Gott die Welt hätte anders machen können.
No obstante, Einstein dijo varias veces que creía en el Dios que el filósofo
Baruch Spinoza había descrito. Una de las frases famosas sobre la concepción
que Einstein tenía acerca de Dios es aquella que surgió como respuesta ante
la pregunta "¿Crees en Dios?", a lo cual, el físico respondió:
"Creo en el Dios de Spinoza, que se revela a Sí mismo en la armonía de leyes del
mundo, no en un Dios que se preocupa por el destino y las acciones de la
humanidad" (24 de abril 1929, en respuesta a la pregunta de Herbert S. Goldstein: "¿Crees en Dios?".
New York Times, 25 de abril 1929).
Nadie que haya leído los diferentes escritos de Einstein de forma imparcial
podría negar que él era cambiante, y que sus opiniones escritas reflejaban una
personalidad distinta en diversas ocasiones, por lo cual, no es de
sorprenderse que la organización National Geographic describa al científico
como "un hombre complejo, un manojo virtual del contradicciones".[1]
Por ello, en algunos blogs y listados de frases ateístas se citan extractos como
estos:
"Era, por supuesto, una mentira lo que usted leyó acerca de mis convicciones
religiosas, una mentira que está siendo repetida sistemáticamente. No creo en
un Dios personal y nunca he negado esto, sino que lo he expresado
claramente" (Helen Dukas and Banesh Hoffmann, Albert Einstein, The Human Side: New Glimpses
From His Archives (1979) p. 43 - 24 de marzo de 1954).
En ambas frases Einstein dice no creer en “un Dios personal”; sin embargo, lo
que los escépticos no se toman la molestia de explicar es que, para Einstein,
el dudar sobre el carácter “personal” de Dios, no implicaba negar la existencia
'impersonal' y universal de Dios.
En este sentido, se demuestra que Einstein sabía que “la ausencia de evidencia
no es evidencia de ausencia”, y que también reconocía sus propias
limitaciones intelectuales, así como las limitaciones de la razón humana en
general, y las limitaciones de la esfera de la ciencia, lo cual, llevó al alemán a
admitir que no podía negar la posibilidad de lo que no creía:
"No puedo probarle a usted que no hay Dios personal, más si yo fuera hablar al
respecto, yo sería un mentiroso" (cit. en “Einstein and Religion: Physics and Theology”, p.
123; Science and Religion by Arnold V. Lesikar).
Los incrédulos que citan a Einstein fuera de contexto también se olvidan que
el científico expresó su disgusto por el ateísmo fanático, y abiertamente
habló en contra de aquellos que, en su tiempo de vida, lo citaban para apoyar
sus prejuicios en contra de la religión y en contra del Dios del universo:
"En vista de tal armonía en el cosmos, que yo, con mi mente humana limitada,
soy capaz de reconocer, aún hay gente que dice que no hay Dios; pero lo que
realmente me hace enojar es que me citan para apoyar sus puntos de
vista" (Einstein, citado por Prince Hubertus zu Lowenstein, ca. 1941, en Towards the Further Shore : An
Autobiography (1968); también citado en Clark 1973, 400; y en Jammer 2002, 97).
Uno de esos puntos de vista apareció en la versión electrónica de Wikipedia
Español, en la sección "Creencias religiosas" del artículo biográfico de Albert
Einstein, donde falsamente se escribió:
"Hay una carta poco conocida de Einstein, enviada a Guy H. Raner Jr, el 2 de julio
de 1945, en respuesta a un rumor de que un sacerdote jesuita lo había
convertido desde el ateísmo, en la cual se reconoce directamente como
ateo…" (Versión del 2 de agosto, 2013)
“He recibido su carta del 10 de junio. Nunca he hablado con un sacerdote jesuita en mi
vida y estoy asombrado por la audacia de tales mentiras sobre mí. Desde el punto de vista
de un sacerdote jesuita, soy, por supuesto, y he sido siempre un ateo.”
Varios errores se encuentran en la interpretación del redactor del fragmento
de Wikipedia.
El primero es aseverar que Einstein escribió “desde el ateísmo” para refutar
el rumor con una carta en la que "se reconoce directamente como ateo.” Las
evidencias presentadas desde el comienzo de la presente investigación
demuestran la falsedad de semejante afirmación. El redactor da por cierto un
elemento del rumor, pretendiendo falsificar el otro.
El segundo es ignorar el contexto necesario para una adecuada comprensión
lectora, pues es necesario saber el rumor que había surgido en aquella época
es que Einstein se había convertido al catolicismo. Subrayemos que Einstein
dijo que "siempre había sido un ateo”, pero“desde el punto de vista de un
sacerdote jesuita" (no desde su propio punto de vista).
El tercer error yace en ignorar lo que significa "desde el punto de vista de un
sacerdote jesuita". Los jesuitas son una orden religiosa de la Iglesia Católica
Romana que profesa la autoridad y supremacía del Vaticano y que promueven
el Papismo (la idea de que los feligreses tienen que obedecer al susodicho
pontífice).
Desde el punto de vista de un sacerdote jesuita, no sólo Einstein era un ateo
de toda la vida, sino que también los llamados cristianos "protestantes" que,
según los jesuitas, estarían condenados al infierno por negar al Papa, la
veneración de la virgen y las doctrinas del Vaticano (pues uno de los lemas
jesuitas es que "no hay salvación fuera de la Iglesia Católica).
Einstein era, de hecho, especialmente crítico de la Iglesia Católica. A pesar de
que sus padres eran judíos, él había ingresado a una escuela católica cuando
era niño y había recibido tratos discriminatorios y anti-semitas por parte de
algunos de sus compañeros. Sus profesores, según el mismo, habían sido
imparciales y trataban a todos por igual, pero la laxitud del sistema educativo
no le había permitido satisfacer su propia búsqueda de
conocimiento. Cuando era más grande, Einstein que se apartó de todo lo
relacionado al catolicismo y le tuvo gran rechazo. Pero en una ocasión, un
estudiante católico le escribió a Einstein sugiriéndole que rogara a la virgen
María para salvar su alma y que viera un sacerdote católico lo más pronto
posible.
El fragmento sobre el jesuita estaba fechado en el año de 1945, pero tres años
más tarde, Einstein seguía hablando de venerar a Dios con las siguientes
palabras que se vuelven a citar:
"El Dios que Spinoza veneraba es mi Dios, también: me encuentro con Él todos
los días en las leyes armónicas que rigen el universo. . . Mi Dios me habla a través
de leyes" (1948 - William Hermanns, Einstein and the Poet: In Search of the Cosmic Man, 1983, p. 89)
"Es absurdo cuando los científicos dicen que no hay Dios." (Einstein Third Conversation
(1948), William Hermanns, Einstein and the Poet: In Search of the Cosmic Man (1983), p. 94)
“Adjunto una cita favorita de Einstein que está de acuerdo casi por completo
con mi propio punto de vista. El mismo Einstein dijo una vez que ‘La más bella
y profunda emoción que podemos experimentar es la sensación de lo místico.
Es la sembradora de toda ciencia verdadera. Aquél a quien esta emoción le
resulta extraña, que ya no puede encontrarte extasiado con asombro, es como
si estuviera muerto. Esa convicción profundamente emocional de la presencia
de un Poder Racional Superior, que es revelado en el incomprensible universo,
forma mi idea de Dios’.” (Anfinsen, as cited in Margenau and Varghese, ‘Cosmos, Bios, Theos’,
1997, p. 140)
En 1939, por ejemplo, había dicho lo siguiente, citando las palabras del
Apóstol Pablo en en Gálatas 3:28:
“Después de todo, las diferencias entre judío y cristiano, ¿que no han sido más
que exageradas por fanáticos de ambos lados? Ambos estamos viviendo bajo la
aprobación de Dios y nutrimos capacidades espirituales casi idénticas. 'Judío o
gentil, esclavo o libre’, todos son de Dios” (Einstein, citado en H.G. Garbedian, 1939, Albert
Einstein: Maker of Universes, New York, Funk and Wagnalls Co., 267).
"Mi Dios no puede que no sea tu idea de Dios, pero una cosa sé de mi Dios: que
me hace una persona humanitaria. Yo soy un judío orgulloso porque hemos
dado al mundo la Biblia y la historia de José" (Einstein; cit. en 1948- Hermanns, Einstein
and the Poet: In Search of the Cosmic Man (1983), p. 106).
"No creo que nadie haya alcanzado tanta perfección, superando a todos los
demás, excepto Cristo, a quien Dios reveló inmediatamente — sin palabras o
visiones — las condiciones que conducen a la salvación. Así que Dios mismo
se reveló a los Apóstoles por medio de la mente de Cristo, como antes Él se
había revelado a Moisés por medio de una voz celestial. Y por lo tanto la voz
de Cristo, como la que oyó Moisés, puede ser llamada la voz de Dios. Y en este
sentido podemos decir también que la Sabiduría de Dios, es decir, una
Sabiduría superando la sabiduría humana, asumió una naturaleza humana en
Cristo, y que Cristo es el camino a la Salvación" (Spinoza, Cap. 1, Of Prophecy from
Benedictus de Spinoza Opera por Carl Gebhardt, ed. (Heidelberg: Carl Winter, 1925) vol. III, p. 21; ed., A
Spinoza Reader: The Ethics and Other Works/Benedict de Spinoza, Princeton NJ: Princeton UP, 1994. p. 14).
Sin importar cuanto se ignore, es difícil imaginar lo que sería Einstein si éste
no hubiera tenido las aportaciones y la influencia de científicos cristianos y
otros creyentes intelectuales, como Johannes Kepler, Nicolás Copérnico,
y Galileo Galilei; e incluso, Fiódor Dostoyevsky.
Más allá de esto, es bien conocido que cuando Einstein vivió en Princeton,
Nueva Jersey, las paredes de su oficina de trabajo tenían los retratos de tres
de sus científicos favoritos, considerados, los que más influyeron en
él: Michael Faraday, Isaac Newton y James Clerk Maxwell, los tres científicos
de una gran fe cristiana.
Faraday, por su parte, era un firme cristiano que había envisionado la idea de
que todas las fuerzas físicas en la naturaleza no son más que diferentes
manifestaciones de una fuerza única universal. A pesar de tener
experimentos fallidos en campos que no se habían descubierto, Faraday había
expresado que tenía la "fuerte sensación de que existe una relación entre la
gravedad y la electricidad." [3]
Otra anécdota que también ronda mucho en Internet tiene que ver con una
historia en la que a Einstein se le atribuya la comparación de la concepción del
mal con términos de ausencia en la física de la materia. A continuación se
transcribe la anécdota completa:
“Un profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta: “¿Dios creó
todo lo que existe?”
Un estudiante contestó valiente: “Sí, lo hizo.”
El profesor continuó: “¿Dios creó todo?”
“Sí señor,” respondió el joven.
El profesor contestó: “Si Dios creó todo, entonces Dios hizo el mal, pues el mal
existe y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros
mismos, entonces Dios es malo.”
El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba
de haber probado una vez más que la fe cristiana era un mito.
Otro estudiante levantó su mano y dijo: “¿Puedo hacer una pregunta,
profesor?”
“Por supuesto,” respondió el profesor.
El joven se puso de pie y preguntó: “¿Profesor, existe el frío?”
“¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?”
El muchacho respondió: “De hecho, señor, el frío no existe según las leyes de la
Física; lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor. Todo cuerpo u
objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo
que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la
ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes,
incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para
describir cómo nos sentimos si no tenemos calor.”
“Y, ¿existe la oscuridad?”, continuó el estudiante.
El profesor respondió: “Por supuesto.”
El estudiante contestó: “Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco
existe en estos términos. La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se
puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para
descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus
diferentes longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las
tinieblas e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber
cuan oscuro está un espacio terminado? Con base en la cantidad de luz presente
en ese espacio, ¿no es así? ‘Oscuridad’ es un término que el hombre ha
desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente.”
Finalmente, el joven preguntó al profesor: “Señor, ¿existe el mal?”
El profesor respondió: “Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio,
vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo; esas cosas son mal.”
A lo que el estudiante respondió: “En la misma línea de pensamiento, el mal no
existe, señor, o al menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la
ausencia de Dios, es, al igual que los casos anteriores, un término que el hombre
ha creado para describir esa ausencia de Dios. Dios no creó el mal. No es como
la fe o el amor, que existen como existen el calor y la luz. El mal es el resultado
de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones. Es como resulta
el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.”
Entonces el profesor, después de asentir con la cabeza, se quedó callado.
El nombre del joven era Albert Einstein.”
Aunque esta anécdota ilustra de forma interesante la idea sobre el mal, que
es así concebido como la ausencia de la presencia de Dios, el que esta
anécdota haya sucedido no es algo que haya sido corroborado por biógrafos,
ni ha sido verificado en fuentes documentadas, por lo cual, se debe saber que
la historia, carente de fuentes, se le han atribuido erróneamente a Albert
Einstein.
17. Conclusiones
Diremos que al Einstein de 1941 le hubiera molestado mucho que los ateos
citaran “la carta apócrifa” para apoyar sus puntos de vista
Diremos que “el Einstein incrédulo” sería alguien a quien “el Einstein
Creyente” de 1929 le hubiera respondido que "ningún hombre puede mover el
cristianismo con un bon mot”.
Diremos, junto al Einstein de 1948, que "es absurdo cuando los científicos dicen
que no hay Dios."
Diremos, junto a Baruch Spinoza, que "Dios mismo se reveló a los Apóstoles
por medio de la mente de Cristo".
Diremos junto a James Clerk Maxwell que "como David, serviremos a nuestra
propia generación según la voluntad de Dios”.
Diremos junto a Jesús, que, por infantil que les parezca a los incrédulos, “si no
se convierten y se hacen como niños, no entrarán en el reino de los cielos.”
Diremos junto al Einstein de 1949 que "preferimos una actitud de humildad que
corresponde a la debilidad de nuestra comprensión intelectual de la naturaleza
y de nuestro propio ser."
Diremos junto a Pablo que "de nosotros mismos no nos gloriaremos, sino solo
en nuestras debilidades" (2 Corintios 12:5).
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