FORMACION REACTIVA:
La formación reactiva involucra la conversión de un impulso indeseable e inaceptable en
una forma más positiva y aceptable. La transformación protege la autoestima del individuo,
proporcionándole y aumentando la autoimagen. Una manera de protegerse contra la
liberación de un impulso inaceptable es poner énfasis en el opuesto.
PROYECCIÓN:
Es el mecanismo mediante el cual un individuo atribuye a otro sus propios impulsos y
deseos inaceptables y de esa forma se los oculta a sí mismo. De esta manera el sujeto,
descarga parcialmente su impulso mientras que por otra parte se oculta a si esos
sentimientos que considera amenazantes. Al atribuirles los rasgos “negativos” a los otros, el
yo se protege de una amenaza.
SUBLIMACIÓN
Es el mecanismo que hace que un impulso potencialmente peligroso sea transformado en
un comportamiento socialmente maduro y aceptable. Al emplear la sublimación como
defensa, se vincula la energía psicológica que podría utilizarse en actividades más efectivas
y convenientes para el yo. Sigmund Freud decía que: “la sublimación produce la
satisfacción misma de la pulsión”. Se pueden desarrollar planificar protocolos utilizando la
sublimación para conseguir bienestar y salud, cuando son adecuadamente enfocados al
crecimiento del individuo en algún aspecto. Por ello, representa un instrumento que denota
progreso y un desarrollo “adecuado” de la personalidad.
La etapa oral es la primera del desarrollo psicosexual; ocupa aproximadamente los primeros
18 meses de vida, y en ella aparecen los primeros intentos por satisfacer las demandas
promovidas por la libido. En ella, la boca es la principal zona en la que se busca el placer.
También es la boca una de las principales zonas del cuerpo a la hora de explorar el entorno
y sus elementos, y esto explicaría la propensión de los más pequeños a intentar "morderlo"
todo. El conflicto principal en esta etapa es el proceso de destete: el niño pasa a ser menos
dependiente de sus cuidadores y pierde las gratificaciones que obtenía con la succión. Si la
fijación se produce en esta etapa, Freud creía que el individuo tendría problemas con la
dependencia o la agresión. La fijación oral puede generar problemas con la bebida, la
comida o la necesidad de fumar.
Durante la etapa anal, que comprende de 1 a 3 años, Freud creía que el objetivo principal de
la libido se hallaba en lograr el control de los movimientos del intestino y la vejiga. El
conflicto importante en esta etapa es el control de esfínteres: el niño tiene que aprender a
controlar sus necesidades corporales. El desarrollo de este control conduce a una sensación
de logro y la independencia. Freud creía que las experiencias positivas durante esta etapa
sientan las bases para que las personas se conviertan en adultos competentes, productivos y
creativos.
En la fase anal retentiva, las personas así serán obstinadas, avaras y acumularás o
conservará cosas porque su sentimiento de seguridad depende de lo que ha ahorrado y
posee, así como del orden que mantiene en sus pertenencias y otros aspectos de la vida. La
persona probablemente será rígida, compulsivamente ordenada, obstinada y demasiado
escrupulosa.