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Universidad Santo Tomás

Facultad de Filosofía y Letras


Metodología del trabajo académico
Deison Julián Galeano Barbosa
Reseña

 Datos de la obra:

Título: Carta a Meneceo.

Autor: Epicuro.

Edición: http://coebioetica.salud-oaxaca.gob.mx/biblioteca/libros/ceboax-0075.pdf

 Resumen expositivo:

Se introducirá al texto por medio de la edad del filosofar, en la cual Epicuro expondrá que
no hay edad para tratar la salud de su alma, esto a fin de la felicidad. La felicidad será vista
como aquello en lo que el hombre se debe ejercitar, sosteniendo que: “cuando la poseemos,
lo tenemos todo y cuando nos falta, lo hacemos todo por tenerla”.

Posteriormente tratará las divinidades, como seres incorruptibles y dichosos, y hará una
crítica notoria a la gente que habla de estos según su noción propia; ya que para Epicuro la
irreductibilidad de los dioses recae en que existen, claramente. Además se deberán ignorar
las opiniones de la gente en torno a lo divino, puesto que las nociones de estos (la gente) no
son más que presunciones.

Así pues, dará paso al tema de la muerte, exponiendo la imprecisión que se tiene en lo que a
ella concierne, sosteniendo así que: “la muerte no es nada para nosotros, puesto que todo
bien y todo mal están en la sensación, y la muerte es perdida de sensación.” Gracias al
anterior argumento expondrá que la muerte, “el más estremecedor de los males”, no es
nada para nosotros, ya que una vez estamos muertos no la sentimos. Visto esto desde la
mirada del autor: “La muerte, no es nada para nosotros, ya que mientras somos, la muerte
no está presente y cuando la muerte está presente, entonces no somos”.

A continuación, relacionará la idea del sabio con el vivir. Dándole a este sabio una posición
superior en lo que concierne al resto de las personas, ya que este: “ni rechaza el vivir ni
teme el no vivir; pues ni el vivir le parece un mal, ni cree un mal el no vivir”; por lo tanto
para el sabio el arte de vivir bien y el de morir bien, serán el mismo.

Planteará los deseos, y a su vez los dividirá en los que son naturales y los vanos. Los
naturales podrán ser necesarios o solo naturales. Entre estos deseos expondrá que se deberá
buscar una justa medida respecto a lo útil y lo inútil, en pro a para la imperturbabilidad del
ser y su alma (lo mismo que sugerirá hacer para el trato del futuro, que no del todo nuestro,
pero tampoco está enajenado a nosotros).
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Deison Julián Galeano Barbosa
Sostendrá la autosuficiencia como un gran bien, porque permitirá el regocijo en las
nimiedades, y por lo tanto la autosuficiencia será un gran promotor a no necesitar de la
abundancia, como a su vez del sentirse bien desde la felicidad de lo poco: “Pan y agua
proporcionan el más elevado placer, cuando los lleva a la boca quien tiene necesidad”.
Complementará esta tesis de la autosuficiencia con un nombramiento al placer como fin,
pero este fin será el no sufrir en el cuerpo, ni ser perturbados en el alma.

Para concluir, tratará la prudencia como tema central como el mayor bien (incluso
sobreponiéndola a la filosofía) ya que de esta nacerán las demás virtudes. También tratará
la sensatez con base a la prudencia, exponiendo así: “que es mejor ser desdichado con
sensatez que afortunado con insensatez”.

 Comentario crítico:

En esta carta se puede encontrar un fuerte interés por el trasfondo ético, sin dejar de lado
temas netamente filosóficos, como podría ser la muerte, la felicidad, o incluso, el filosofar
mismo. La filosofía epicúrea se basará netamente en un hedonismo, por lo tanto tendrá
como búsqueda final en su núcleo ético el placer.

El trato que se da a cada tema da un enfoque realista y con miras siempre a una conducta
ética correcta. También vislumbrará problemáticas que suelen atormentar y se consideran
como problemáticas filosóficas (como la muerte) y las reducirá a fin de que no perturben el
ser. Esto se podrá ver a su vez cuando al relatar problemáticas como el futuro busca una
estabilidad, ya que “no somos totalmente dueños de él, pero tampoco no tenemos ni una
parte de él”. A fin de cuentas lo que buscará es tratar cada pena que suele perturbar al ser
(y en consecuencia al alma) frecuentemente, para dar así un sentido de propiedad con el
momento, con el ahora y a su vez, con cómo lograr la imperturbabilidad del ser y su alma.

Entre núcleo de valores éticos los más resaltados serán: los deseos, la felicidad, la
autosuficiencia, y la prudencia. Todos convergerán en la busca de un ser optimo y leve
(como diría Nietzsche). Por ejemplo tratará los deseos desde su utilidad, y que no todos son
malos o buenos, sino más, o menos útiles según la medida que se va a tomar; La felicidad
como fin último y como estado óptimo del ser, en el que no se necesita nada porque se cree
tener todo. La autosuficiencia como abastecerse de lo más necesario, y no necesitar
abundancia para estar satisfecho, sino ser satisfecho siempre con lo que se tiene. Y
finalmente la prudencia como modo de actuar correcto que reunirá los anteriores y los
pondrá en un envase de actuar correcto, ya que será el fin ético por excelencia, puesto que
todas las virtudes nacerán de ella y es imposible vivir feliz es inseparable a las virtudes.

Frente al texto genera una percepción de “auto-superación” pero no en el sentido vago


Cohelístico de la actualidad, sino en contraposición expondrá caracteres éticos a fin del
placer, que divergirán al mejor obrar, a su imperturbabilidad.
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Metodología del trabajo académico
Deison Julián Galeano Barbosa
Conclusiones:

El texto ahonda en dar respuesta a las vicisitudes que perturban el alma, contraponiendo un
gran núcleo ético (e incluso filosófico), con su modo de obrar respecto a cada uno de estos
valores éticos planteados (deseos, felicidad, autosuficiencia, prudencia, entre otros).
Recaerá a su vez, en generar la conciencia de emplear lo sustentado; buscando finalmente
que su carta no responda meramente de manera teórica al problema de turbación que tiene
el ser y su alma, sino a su vez que este gran núcleo ético se aplique y se apropie al ser, y de
este modo la carta concluirá:

“En estos pensamientos y los análogos, a éstos ejercítate, pues, día y noche, sea
para ti mismo, sea para alguno semejante a ti, y nunca –despierto ni dormido—serás
turbado; vivirás como un dios entre los hombres. Pues en nada se parece a un ser mortal el
hombre que vive entre bienes inmortales”.

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