CEREBRAL
I. ETIOLOGÍA
II. DEFINICIÓN
Hemorrágicos: se produce al romperse una arteria dentro del cerebro provocando una
hemorragia y dañando el sector donde ocurre.
Isquémicos: es la causa más frecuente y se produce cuando se tapa una arteria y no llega
sangre a una parte del cerebro. Se conoce también como infarto cerebral.
CONSIDERACIONES GENERALES
El cráneo, tras el cierre de las suturas y las fontanelas, se convierte en una estructura
inextensible y, por tanto, mantiene un volumen constante independientemente de su
contenido. En condiciones normales, este contenido se puede dividir en 3 compartimentos
(teoría de Monro-Kellie): parénquima cerebral (80%), líquido cefalorraquídeo (LCR) (10%)
y sangre (10%). Cuando aumenta el volumen de alguno de los 3 componentes, aumenta
también la presión que ejerce dicho compartimento sobre los otros.
Sin embargo, cuando estos mecanismos tampón fallan, el aumento de la PIC puede
suponer una disminución en el aporte sanguíneo y secundariamente una reducción de la
presión de perfusión cerebral (PPC), con lo que aumenta la probabilidad de lesiones
isquémicas, pues la PPC depende tanto de la presión arterial media (PAM) como de la PIC.
En esta relación se distinguen 3 situaciones: en una primera fase, el aumento del volumen
intracraneal (VI) no repercute en la PIC pues el desplazamiento del LCR y del volumen
sanguíneo cerebral lo compensa. En la segunda fase, el sistema de regulación se encuentra
en el límite y no consigue amortiguar el aumento de presión secundario al aumento de
volumen. Por último, en la tercera fase, el sistema de autorregulación ha desaparecido y
pequeños cambios de volumen suponen elevaciones muy llamativas de la PIC.
V. AUTORREGULACIÓN CEREBRAL
Fig. 1
AUTORREGULACIÓN
Los síntomas del accidente cerebrovascular aparecen repentinamente. Los síntomas más
comunes son:
Entumecimiento o debilidad en la cara, un brazo o una pierna, especialmente en un
solo lado del cuerpo
VIII. FISIOPATOLOGÍA
Al igual que cualquier otra célula viva las neuronas necesitan energía para sobrevivir. Se
pueden distinguir tres niveles de necesidades energéticas: un primer nivel mínimo que es
absolutamente imprescindible para mantener la estructura celular y que si no puede
obtenerse conduce hacia un daño neuronal irreversible y la neurona muere; un segundo
nivel necesario para mantenerse en condiciones de realizar su función, es decir, la energía
necesaria para mantener los gradientes de concentración iónica y un tercer nivel, que es la
energía necesaria para realizar esa función.
El peso del cerebro es solamente el 2% del peso total del cuerpo pero recibe el 15% del
flujo cardíaco y utiliza el 20% del oxígeno que consume el cuerpo. La energía le es
suministrada en su totalidad por el metabolismo de la glucosa, excepto en circunstancias
especiales, como cetosis y ayuno prolongado. La capacidad de depósito de glucosa y
glucógeno del cerebro es reducida ya que esta reserva es capaz de cubrir los
requerimientos energéticos cerebrales solamente durante un minuto. Estas diferencias con
otros tejidos se cree que están debidas a que las neuronas no funcionan autónomamente,
sino dentro de complejos neuronales, que para su funcionamiento se integran con otras
partes del sistema nervioso.
La cascada isquémica comienza cuando el flujo sanguíneo cerebral disminuye hasta menos
de 25 ml. Por 100g de sangre por minuto. En este punto las neuronas ya no son capaces
de mantener la respiración aeróbica. Las mitocondrias deben recurrir entonces a la
respiración anaeróbica, que genera grandes cantidades de ácido láctico y produce un
cambio del pH. Este cambio por una respiración anaeróbica menos eficiente también
incapacita a la neurona para producir una cantidad suficiente de trifosfato de adenosina
(ATP) para sostener los procesos de despolarización. Las bombas de membrana que
mantienen el equilibrio electrolítico comienza a fallar y las células dejan de funcionar.
En un punto temprano de la cascada existe una región cerebral con flujo sanguíneo bajo,
que se denomina zona de penumbra, que circunda el área del infarto. La zona de
penumbra está constituido por tejido cerebral isquémico que puede salvarse si se interviene
de manera oportuna. La cascada isquémica pone en riesgo a las células en la zona de
Cada escalón de la cascada isquémica representa una oportunidad para la intervención con
el objetivo de limitar la extensión del daño cerebral secundario derivado de un accidente
vascular cerebral. La zona de penumbra puede revitalizarse mediante la administración de
activador tisular del plasminógeno. Los medicamentos que protegen al cerebro de la lesión
secundaria se denominan neuroprotectores.
Conteo sanguíneo completo (CSC). Un CSC evalúa la salud general de tu sangre y ayuda
a diagnosticar infecciones, anemia, problemas de coagulación y otros problemas en la
sangre.
Electrolitos séricos. Esta prueba analiza unas sustancias de la sangre que llevan una
carga eléctrica, denominadas electrolitos. Un problema de electrolitos puede causar
síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular, como confusión o debilidad
muscular. Los electrolitos también muestran si estás deshidratada, lo que puede causar
confusión o cansancio. Este estudio también puede mostrar si tienes problemas de riñones,
lo cual puede modificar los exámenes y tratamientos del accidente cerebrovascular que
realice tu médico.
Pruebas de coagulación de la sangre. Estas pruebas miden qué tan rápido coagula tu
sangre. También se denomina panel de coagulación. Si tu sangre coagula demasiado
rápido, es posible que el accidente cerebrovascular haya sido ocasionado por un coágulo
(accidente cerebrovascular isquémico). Si tu sangre tarda demasiado en coagular, el
accidente cerebrovascular puede haber sido causado por una hemorragia (accidente
cerebrovascular hemorrágico).
Pruebas para diagnosticar un ataque cardíaco. Es posible que tu médico también pida
pruebas para ver si has sufrido un ataque cardíaco. Algunas mujeres con síntomas de
accidente cerebrovascular también muestran síntomas de ataque cardíaco. Algunos
problemas cardíacos pueden derivar en un accidente cerebrovascular.
X. TRATAMIENTO
3. Los analgésicos
son un grupo de
fármacos muy
conocidos por la
mayor parte de la
población. Algunos
principios activos
son usados
habitualmente para
calmar dolores de
cabeza,
musculares,
PREVENCIÓN PRIMARIA:
Educar a la población acerca de la importancia de practicar los estilos de vida saludable,
que incluyen evitar el tabaquismo, mantener un peso saludable, seguir una dieta saludable,
el consumo moderado de alcohol y la práctica diaria de ejercicio, puede reducir el riesgo de
padecer un accidente cerebrovascular hasta casi la mitad. (Spiegelman, 2008).
Educar a la población acerca de los factores de riesgo que puede tener una persona, que
conllevaría a ocasionarle con el tiempo un accidente cerebrovascular.
De la misma manera es necesario educar a la población acerca de la importancia que tiene
el poder conocer y reconocer los síntomas (vértigo, dificultad para hablar, confusión
general, etc.) en un caso de accidente cerebrovascular.
PREVENCIÓN SECUNDARIA:
El tratamiento médico precoz (evaluación y medicamentos) es muy importante ya que un
accidente cerebrovascular puede ocasionar daños irreparables en muy poco tiempo, es por
ello que es importante que se realice una adecuada valoración y evaluación neurológica
(hemiparesia, afasia, cambios en el nivel de conciencia), al igual que la diferenciación con
hemorragia intracraneal.
PREVENCIÓN TERCIARIA.
Luego de haber realizado un diagnóstico adecuado, es importante realizar la rehabilitación
del paciente junto con todo el equipo multidisciplinario.
En ella podremos encontrar una variedad de diagnósticos de enfermería, cuyas prioridades
están dirigidas hacia la valoración frecuente hemodinámica y neurológica del paciente, el
monitoreo de las complicaciones, al igual que la educación al paciente y la familia acerca
de los cuidados que deberé tener el paciente cuando haya sido dado de alta.
XIII. COMPLICACIONES
Un accidente cerebrovascular puede, en ocasiones, producir discapacidades temporales o
permanentes, dependiendo de la cantidad de tiempo que el cerebro no reciba flujo
sanguíneo y de qué parte se haya visto afectada (Domínguez, Lemos, Vizaguirre, 2014).
Los accidentes cerebrovasculares suelen afectar las áreas del cerebro que controlan los
músculos del rostro, incluidos los que intervienen en el habla. También es posible que
afecten áreas del cerebro que controlan la función de la memoria, por lo que es frecuente
que las víctimas de esta afección tengan dificultades para encontrar las palabras exactas
para expresar cómo se sienten, una afección conocida como afasia. En muchos casos, un
logopeda puede ser de gran ayuda para afrontar estos problemas.
Si el accidente cerebrovascular afecta las áreas del cerebro que controlan los músculos del
cuello, posiblemente haya una dificultad para tragar después del episodio. Las personas
que presentan este problema pueden sufrir una complicación denominada aspiración, que
se produce cuando los alimentos ingresan involuntariamente en las vías respiratorias.
Como los accidentes cerebrovasculares afectan el cerebro, es frecuente que las víctimas
sufran problemas de memoria después del episodio, incluidos pérdida de la memoria,
dificultad para recordar acontecimientos recientes o incluso dificultad para entender
conceptos con los cuales la persona estaba familiarizada antes del accidente
cerebrovascular.
ENTUMECIMIENTO:
DOLOR:
PÉRDIDA DE LA INDEPENDENCIA:
Como un accidente cerebrovascular puede dañar partes del cerebro que afectan el control
del estado de ánimo y la personalidad, luego de sufrir el episodio, es posible que la víctima
se muestre diferente en lo que respecta a su temperamento, de cómo era antes de sufrir el
accidente cerebrovascular. Por ejemplo, una persona que por lo general es paciente puede
mostrarse irascible, o una persona normalmente atenta y considerada puede tornarse
olvidadiza y retraída. Es importante ser paciente y mantener la calma al tratar con una
persona que ha sufrido un accidente cerebrovascular.
DEPRESIÓN:
CONVULSIONES:
Cuidar es una situación que muchas personas acaban experimentando a lo largo de sus
vidas. La experiencia de cada cuidador es única, ya que son muchos los aspectos que
hacen que esta experiencia difiera en cada caso. El por qué se cuida, a quién se cuida, la
relación previa con la persona cuidada, la causa y el grado de dependencia del familiar
cuidado, la ayuda que prestan otros miembros de la familia y las exigencias que se marquen
los cuidadores son algunos de estos aspectos.
A pesar de que proporcionar esta ayuda es una buena forma de que los individuos
dependientes sientan que sus necesidades físicas, sociales y afectivas están resueltas, no
debe olvidarse que cuidar implica una dedicación importante de tiempo y de energía,
conlleva tareas que pueden no ser cómodas y agradables, comporta dar más de lo que se
recibe y es una actividad normalmente no prevista para la que no se ha sido previamente
preparado.
Es por ello que la familia cumple un papel central para el bienestar del paciente ya que, es
el contexto más inmediato del adulto, donde, se da la interacción personal; es, además, el
ámbito de protección y socialización. Por esto, la disposición de una red familiar de apoyo
representa un elemento importante para la contención, sobre todo, en situaciones de
dependencia.
La información y la formación del paciente y su familia son imprescindibles a lo largo de
todas las fases del proceso, debiendo iniciarse desde el momento del diagnóstico para
llevar a cabo los cuidados necesarios.
Esto tiene repercusiones destacables para la familia por la dependencia que genera y la
necesidad de cuidado informal. El cuidado informal es la prestación de cuidados a personas
Estudios científicos sobre cuidadores de pacientes con incapacidades han descubierto que
estos pueden también enfermarse y sufrir de depresión. Además, se ha demostrado que
cuando los cuidadores están en buenas condiciones físicas y psicológicas para enfrentar
su tarea, los enfermos mejoran mucho más que cuando son atendidos por cuidadores que
se han abandonado a sí mismos (Marco, 2015).
En la presente investigación se buscó conocer cuál era la relación que existía entre el
conocimiento de los factores de riesgo que tenían las personas entre 20 a 65 años que
asistían al consultorio externo del Hospital Central de Mendoza, y la incidencia de ACV en
los últimos dos años en esa institución. En la cual pudieron encontrar que el 49% de la
población que asistía eran de sexo femenino y el 51% eran de sexo masculino, la edad
promedio era de 30 a 34 años de edad, de las cuales el 95% tenían enseñanza básica
completa. En cuanto antecedentes familiares se encontró que casi las tres cuartas partes
(60%), posee un alto índice de antecedentes de Hipertensión Arterial; que la mitad
aproximadamente posee historia de Diabetes (46.6%), y en menor medida, pero
continuando con índices elevados presentan antecedentes de Enfermedades Cardiacas
Se encontrar también que la mayoría de las personas tenían inadecuados estilos de vida.
Casi la mitad padecía de HTA (44.1%), el 53.3% consumía alcohol regularmente,
tabaquismo (43.3%) y uso de medicación no prescripta (35.8%), lo cual tiende a aumentar
las posibilidades de desarrollar un ACV. En cuanto al conocimiento que la población
estudiada tenía sobre los Accidentes Cerebro vasculares, resulto que la gran mayoría de la
muestra (63.3%) referían tener pocos conocimientos sobre esta patología. Dentro de los
factores de riesgo los más conocidos eran la Enfermedad cardiaca (48.3%) y el colesterol
elevado (38.1%), dejando en un porcentaje muy bajo la obesidad (5%) esto hace referencia
a que las personas no conocen del todo los factores de riesgo ignorando en su gran mayoría
un factor tan común y en aumento como lo es la obesidad, acentuando la necesidad de
recibir información. Con esta investigación se pudo observar que las personas tenían un
conocimiento escaso acerca de los factores de riesgo para tener un ACV, es por ello que
estaban en un mayor riesgo de contraer esto si no se recibía la educación necesario para
evitar esta enfermedad.
BIBLIOGRAFÍA
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