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Teoría Optimista y Conflicto Renacentista

“Shakespeare and the Nature of Man”

Theodore Spencer

En su obra, Shakespeare y la Naturaleza del Hombre, Theodore Spencer realiza un


interesante estudio sobre el pensamiento renacentista inglés. El autor distingue y
explica dos tipos de pensamiento predominantes y, a la vez, opuestos de esa época,
al primero lo llama <Teoría Optimista>, al segundo <Conflicto Renacentista>.
Luego, Spencer realiza un análisis de las obras de Shakespeare, de las cuales
tomaremos “Macbeth”, por ser ésta el objeto de estudio.

En primer lugar, el autor explica lo que llama <Teoría Optimista>. Ésta sitúa al
hombre como centro de la naturaleza, y sostiene que éste fue creado para servir a
Dios. Partiendo de esta hipótesis se desprende uno de los supuestos fundamentales
que todo isabelino daba por sentado, el hombre no es nada por sí solo y no se lo
puede considerar como algo aislado del resto de la creación porque así como el
hombre fue hecho para el servicio de Dios, también fue hecho para el servicio del
hombre y para poder realizar esto debe conocerse a sí mismo y a su medio
ambiente.
De esta manera se desprende el segundo supuesto el cual da mayor importancia al
hecho que el hombre debe comprender el orden universal. Sobre este orden
gobierna la naturaleza y la obediencia de las criaturas a las leyes de esta última, lo
cual es el sostén de todo el mundo. Así, Spencer explica cómo la naturaleza rige tres
dominios, sobre el cosmos, sobre las cosas creadas y sobre el gobierno humano, lo
importante era conocer las leyes de cada uno para llevar una vida sabia y natural.
Luego Spencer explica que dentro del segundo dominio de la naturaleza, que es el
mundo sublunar y el de las criaturas, hay leyes o reglas propias de este dominio.
Asimismo, este está ordenado por una jerarquía de almas. Así, dentro de esta
jerarquía el hombre está situado por encima de los otros seres vivos, puesto que no
sólo posee alma vegetativa y sensible, sino también un alma racional. Además, el
hombre posee la voluntad la que utiliza para buscar a Dios y a las cosas del cielo.
De esta manera, Spencer expone cómo el hombre ocupaba el centro en el segundo
dominio de la naturaleza. Sin embargo, el autor agrega que, así como la naturaleza

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gobierna sobre todas las cosas, su orden se manifiesta en los cielos, en los seres
creados y en el Estado; es tarea del hombre velar por su conservación. Por esta
razón, se compara el cuerpo del hombre con el Estado, por ejemplo, Aquino dice,
“… Que el rey se da cuenta que ese es el misterio que se compromete a desempeñar, a
saber que él ha de ser en el reino lo que el alma es en el cuerpo…”. De esta manera, se
puede comprender que el Estado está también sujeto a las leyes que gobiernan las
otras dos jerarquías y es, además, responsable de ambas.

En el segundo capítulo de su obra, Spencer expone lo que se puede considerar


como la contracara de esta visión optimista y es lo que él llama el <Conflicto
Renacentista>. El autor explica que el conflicto básico del siglo XVI era representado
por la caída de Adán por medio de la imaginación. Sin embargo, este problema
podía resolverse teóricamente con las doctrinas de la gracia y de la redención. Pero
existía otro conflicto para el cual la solución resultaba más dificultosa. Este consistía
en que el marco básico de todo pensamiento isabelino, es decir, la creencia en cada
uno de los órdenes interrelativos comenzaba a ser aguijoneado por la duda. El
orden cosmológico fue problematizado por Copérnico, el orden natural por
Montaigne y el orden político por Maquiavelo.
 En primer lugar, Copérnico sitúa al sol como centro del universo, así el
sistema ptolemaico con la tierra como centro y sobre la cual se había
edificado todo, el orden de la creación, la influencia de los cielos sobre el
hombre, los paralelos entre universo y estado y la teoría del macrocosmos y
el microcosmos comenzaba a desaparecer.
 Por otro lado, Montaigne comienza a atacar la condición del hombre como
ser superior y lo derriba de su posición crucial en la jerarquía natural. En
realidad, explica Spencer “… Montaigne escribe sus ensayos con el
propósito de que la gente se percate de la inanidad, vanidad, e insignificancia
del hombre…”. Con el objeto de demostrar esta postura Montaigne afirma
que el hombre es sólo un animal y está sujeto a las mismas obligaciones que
las otras criaturas, y que, en realidad, las bestias poseen virtudes morales
superiores a la de los hombres. Asimismo, Montaigne afirma que no existe
diferencia alguna entre el alma de los hombres y el alma de los animales.

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Aparte de atacar la condición del hombre como ser superior dentro del
segundo dominio de la naturaleza, Montaigne también afirma que “… el
hombre nada sabe de Dios y que su presunción de creer que Dios está hecho
como él y que sus asuntos son el centro de interés de Dios es
completamente infundada…”. Montaigne también se burla de las
argumentaciones sobre el conocimiento que el hombre tiene sobre la
naturaleza y finalmente concluye diciendo que “… puede haber leyes en la
naturaleza pero en el hombre se han desvanecido…” Así, Montaigne
destruye el orden psicológico y, al hacer esto, destruye todo lo demás.
 Finalmente, las ideas de Maquiavelo fueron en contra de las viejas ideas
sobre el orden y la ley. Maquiavelo fue fundamentalmente práctico, sostenía
que el estado estaba moralmente separado del hombre y vio que el hombre
era naturalmente malo y sostuvo que la mejor manera de gobernarlo era
mediante el miedo y la fuerza. En vez de pensar en el gobierno humano
como un reflejo del gobierno de Dios, sugiere que su príncipe asuma las
características de los animales.
De esta manera, con Copérnico, que sitúa al sol como centro del universo, con
Montaigne, que asume que el hombres es incapaz de conocimiento puesto que es
intelectualmente ignorante, y con Maquiavelo, que da por sentado que el hombre
es incapaz de buenas acciones y es moralmente malo; el orden ideal en cuya
creencia había sido educado el hombre del siglo XVI se desplomaba.

Luego de exponer las dos teorías más significativas de la época isabelina, Spencer
realiza un análisis de las obras de Shakespeare. En este caso se tomará sólo
“Macbeth”, por ser esta el objeto de estudio.

 En primer lugar, el autor considera que en “Macbeth” el individuo, el Estado


y la naturaleza externa se complementan como partes interrelacionadas de
un mismo todo, de modo que cualquier perturbación en una de ellas
repercute en todas las demás. Asimismo, Spencer explica cómo, en el
transcurso de su carrera, el personaje resulta atrapado por sus propios
crímenes hasta que al final se ve como un animal capturado. Por esta razón

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el autor considera que no existe purificación en Macbeth, sino más bien a


medida que la acción progresa el personaje desarrolla sus malas cualidades.
 Otro aspecto importante que desarrolla el autor es el hecho que en Macbeth
los elementos que componen el cuadro isabelino y la confusión política se ve
reflejada en la naturaleza y en el individuo. El autor, luego, ejemplifica este
punto con elementos de la obra argumentando cómo Shakespeare maneja el
evento central relacionado con lo anteriormente dicho.
Spencer también explica que la confusión se centra en el individuo mismo
porque es él medio por el cual el mundo y el estado llegan a esa situación
caótica.
 El autor propone la idea de que el estado antinatural de las cosas se ve
reflejado, en forma paralela, con la incertidumbre de lo que es real, existe un
juego entre ilusión y realidad durante toda la obra y para ejemplificar este
hecho Spencer cita pasajes de la obra tales como, la visión de la daga, la
aparición del fantasma de Banquo, las profecías de las brujas, etc. Respecto a
este tema el autor agrega que este contraste entre apariencia y realidad son
la base de muchas situaciones irónicas en la obra, y una de las más
significativas es cuando Macbeth descubre la futilidad del crimen que ha
cometido, la corona por la que Macbeth inició su camino en el mal es, en
realidad, estéril. Sin embargo, Spencer explica que al final de la obra, esta
situación se revierte, es decir, lo que es aparentemente malo es en realidad
bueno. De esta manera; el héroe trágico es derrotado, no por agentes
extraños o antinaturales como le habían anticipado las brujas, sino por
hombres normales y naturalmente buenos, quienes restablecerán el orden
que ha sido devastado por Macbeth

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