CAPÍTULO 1
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toda doctrina y dictamen final en toda disputa. (Hechos 2:16; 15:15; 26:22). La
“profecía de la Escritura” (2ª Pedro 1:20) proporcionaba un nivel totalmente
diferente de autoridad a los dones espirituales entre ellos, y todavía lo hace.”
Aun cuando la manifestación de los dones del Espíritu cesó grandemente
después de la era apostólica, no hay evidencia alguna de que ésto hubiera ocurrido
porque el Señor retirara los dones. Cesaron porque la Iglesia se había vuelto tibia.
Los principios de esta tibieza se pueden ver en la advertencia del Señor a la
Iglesia en Éfeso, cuando Él dio la revelación a San Juan alrededor del año 96 (los
estudiantes proféticos más o menos están de acuerdo en que esta Iglesia simboliza
el período apostólico de la historia de la Iglesia):
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto,
de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré
pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”
(Apocalipsis 2:4-5).
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“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.”.
Aquí se nos dice que las profecías, las lenguas y la ciencia se acabarán o
pasarán. Solamente echando un vistazo a las Escrituras se nos muestra, sin
embargo, que el período al que se hace referencia no es de esta época en absoluto,
¡sino a la era que todavía está por venir! Aun una persona indocta sabe muy bien
que “lo que es perfecto” todavía no ha llegado.
Las anteriores son justamente las últimas palabras escritas por el apóstol
Mateo. ¿Quién negará que esta Gran Comisión ya no se encuentra en vigor?
La necesidad de señales sobrenaturales para atraer la atención de las masas
está ilustrada en el reto de Elías en el Monte Carmelo, en el momento en que se
enfrentó a los profetas de Baal. Elías hizo la pregunta al pueblo: “¿Hasta cuándo
claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si
Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.” (lª Reyes 18:21.) Pero
cuando el fuego cayó milagrosamente del cielo en contestación a la oración de
Elías, el pueblo cayó sobre su rostro y dijo: “¡Jehová es el Dios! ¡Jehová es el
Dios!” (versículo 39)
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evangelismo en masa que ha sido demostrado es el del ministerio de la sanidad
y los milagros. Seríamos los últimos en criticar cualquier esfuerzo sincero por
alcanzar a los paganos, tales como el uso de misioneros médicos y la construcción
de escuelas y hospitales. Dichos medios, no obstante, son demasiado lentos, si
hemos de alcanzar a los paganos de nuestra generación. En vista del aumento
aterrador de la destructibilidad de las guerras, aquella persona que prediga que la
Iglesia tendrá más tiempo para evangelizar que el período de esta generación, en
verdad es optimista.
¿No nos enfrentaremos a la verdad? La razón verdadera por la cual los dones
del espíritu están ausentes de la Iglesia es porque la Iglesia ha estado satisfecha
sin ellos. La Iglesia necesita comprender que ella es el Cuerpo de Cristo y sin los
dones del Espíritu manifiestos en su medio, nunca podrá cumplir con su destino.
Como Pablo amonestó a Timoteo para que despertara el don que estaba en él, así
nosotros necesitamos hoy despertar a la Iglesia al hecho de que Cristo ha puesto
determinados dones en Su Cuerpo y que haremos bien al ponerlos en acción.
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de lo sobrenatural todavía por venir. En el libro NEW ZEALAND’S GREATEST
REVIVAL, de H.V.Robert, un hermano le dijo a Smith Wigglesworth: “uno se
siente tentado a envidiarle a usted porque ha tenido mucho éxito”. Él recibió la
siguiente respuesta:
“Joven, es al revés. Yo me siento como si tuviera envidia de usted. Yo he
tenido tres visiones, tres solamente. Las primeras dos ya se han cumplido, pero
la tercera todavía se tiene que cumplir. Yo probablemente reciba mi premio, pero
usted es un joven y con toda probabilidad se encontrará en lo que yo vi. Gritó
repentinamente: ‘Oh era asombroso.’ Se le preguntó qué era lo asombroso. ‘Oh’,
contestó, ‘no puedo decir los secretos de Dios. Pero recuerde lo que digo: este
avivamiento que hemos tenido es nada comparado con lo que Dios va a hacer.’
Aquella persona a quien el hermano Wigglesworth dirigió estas palabras comentó:
‘Era muy evidente que al evangelista se le había concedido una visión especial
del derramamiento futuro del Espíritu en una forma sin precedente en los días
justamente antes de que nuestro Señor venga a raptar a la Iglesia.”
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dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los
que se lo pidan?”
En este pasaje Jesús señala que si los padres humanos dan buenos regalos a
sus hijos, ¡ciertamente el Padre celestial no lo hará peor con Sus hijos!
Es significativo notar igualmente el incidente que siguió a esta declaración de
Cristo: Él sanó a un hombre mudo y, después de que el hombre fuera sanado, Sus
opositores impugnaban que el milagro había sido hecho por el poder de Beelzebú.
Pero Jesús aclaró que si Satanás echara fuera a Satanás, entonces su reino estaría
dividido y caería.
¿Cuál es la conclusión del asunto? Con toda seguridad, sobre la base de las
palabras de Cristo, no debemos temer ir para adelante y reclamar este ministerio.
El miedo detuvo a los hijos de Israel para seguir adelante y poseer la tierra que
se les había dado. Los diez espías les aconsejaban que no se arriesgaran, que los
habitantes de la tierra eran gigantes y que los riesgos y peligros eran demasiado
grandes. Debido a su temor, esa generación nunca entró a la tierra prometida.
Se les condenó a vagar y morir en el desierto. Dios conceda que nosotros no
repitamos su necio error.
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CAPÍTULO II
Habiendo mostrado que los dones del Espíritu todavía están en la Iglesia y
que son manifestados en dondequiera que hay fe, consideremos algo sobre su
propósito y lo que Dios se proponía que efectuaran. Los dones del Espíritu no son
juguetes, son los regalos de amor de Dios a la Iglesia. Cualquier intento, por tanto,
de utilizarlos con propósitos egoístas o frívolos, sería una equivocación trágica.
Entonces, ¿cuáles eran los propósitos que Dios tenía en mente cuando Él
ordenó que estos regalos especiales del Espíritu fueran otorgados a la Iglesia?
Como veremos, el propósito primordial era que, a través de la operación de estos
dones, la Iglesia se convirtiera en el Cuerpo operativo de Cristo en la tierra.
“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos
los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o
griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.” (1ª
Corintios 12:12-14, 27)
De esa manera, por medio de estos dones sobrenaturales, Cristo, por medio
del Espíritu Santo, puede manifestarse a Sí mismo y a Su ministerio en cualquier
parte de la tierra. La Iglesia, así se convierte en verdad en el Cuerpo de Cristo,
haciendo Sus obras, y ministrando Su amor y compasión a los necesitados. En
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una forma real la Iglesia es Sus ojos, Sus oídos, Sus pies, Sus manos, para llevar
a cabo Su obra en la tierra.
Esta verdad también nos muestra a nosotros que, cuando la Iglesia pierde
las manifestaciones de sus dones, se vuelve débil, ineficaz y algo completamente
distinto de lo que Dios quería.
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3. Para edificar a la Iglesia.
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de que puedan ser descarriadas por algún líder, plausible pero engañado por sí
mismo, que llegue a conquistar su confianza. El pueblo de Dios necesita enseñanza
por parte de hombres ungidos por Dios, que puedan discernir entre lo verdadero y
lo falso, como dice Pablo en el versículo 14:
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CAPÍTULO III
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Espíritu, separadas de la responsabilidad y cooperación humana, esto puede llevar
a una serie de errores. Si las personas suponen que la responsabilidad de la puesta
en marcha de los dones yace totalmente en Dios, hay peligro de que confundan
sus propias acciones defectuosas con las del Espíritu. Siempre y cuando dichas
personas salgan fuera de orden, resistirán la instrucción, reclamando que el
Espíritu de Dios las hace hacer lo que hacen.
Pablo, desde luego, refutó esta falacia cuando dijo: “y los espíritus de los
profetas están sujetos a los profetas” (1ª Corintios 14:32). El apóstol no se refiere
aquí al Espíritu de Dios, sino al espíritu del profeta. La puesta en marcha de un
don está claramente en las manos del profeta. Pablo explica, además, que mucho
depende del profeta por lo que respecta a un uso adecuado del don, así como del
tiempo correcto en que éste se lleve a cabo (1ª Corintios 14:23-32).
“Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó
a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y
a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos” (Mateo
25:14, 15).
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“Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.
Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero
maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan,
los que administran, los que tienen don de lenguas.” (1ª Corintios 12:27,28).
Se coloca a una persona en la iglesia en una posición prominente, como
pastor o maestro; a otro, se le da la posición de “ayudar”, un ministerio que
puede incluir muchas cosas. Romanos 12:8 habla incluso de repartir, como una
de las “ayudas”. Dios puede bendecir a un hombre determinado sobre otros con
milagros de finanzas de manera que esté capacitado para ayudar a la iglesia con
las finanzas en una forma especial. Dios utilizará a otro miembro en una forma
diferente.
Ahora bien, aunque nadie recibe los dones del Espíritu para utilizarlos como
le plazca, las Escrituras enseñan claramente dos cosas: 1) que se otorga un don
de manera que podemos afirmar que alguien lo tiene y otra persona no y 2) que
los dones residen dentro del creyente y deben manifestarse en base a una relación
con Dios. Puesto que Dios siempre hará su parte, sólo falta que el creyente haga
la suya.
Es importante que todo creyente comprenda que Dios quiere que él tenga
por lo menos una manifestación del Espíritu y que sea responsable de ver que
se ejercita. Porque todos nosotros estaremos ante el tribunal de Cristo para dar
cuenta de nuestra administración.
Ahora consideraremos la evidencia escrituraria que muestra que los dones del
Espíritu son realmente impartidos a los creyentes:
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2. Hemos De Anhelar Ansiosamente Los Mejores Dones
¿Da el Espíritu Santo dones a los creyentes?
Aquí se nos dice que “anhelemos ansiosamente los mejores dones”. ¿Se está
refieriendo Pablo con esto a los dones ministeriales del versículo 28? Bueno, los
dones ministeriales incluyen apóstoles y profetas. Seguramente, con esto Pablo
no quiere decir que todos los miembros de la iglesia tienen que desear ser profetas
y apóstoles. Los versículos que siguen muestran que Pablo se refiere a los dones
del Espíritu y menciona varios de ellos: hablar en lenguas, profecía, palabra de
ciencia, fe y milagros.
Las manifestaciones del Espíritu son dones del Espíritu y Pablo habla de uno
de esos dones como “dones de sanidad”. “Dones de sanidad” es un tipo de don del
Espíritu. Pablo pregunta: ¿tienen todos don de sanidad? Obviamente, no todos lo
tienen pero algunos, sí. En otras palabras, los dones de sanidad están disponibles
para la iglesia, a pesar de que se otorgan solo a algunos miembros. Algunos tienen
don de sanidad, otros no. La conclusión, por lo tanto, es que los creyentes tienen
dones del Espíritu.
Hemos apuntado que Pablo dice: “hay diversidad de dones” (versículo 4).
Se nos dice en el versículo 7 que a cada uno le es dada manifestación de estos
dones para provecho. Porque a uno le es dada palabra de sabiduría; a otro, palabra
de ciencia, etc.
Después de enumerar estas nueve manifestaciones de los dones, agrega
luego: “pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada
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uno en particular como él quiere” (versículo 11). Nótese que Pablo dedica todo el
resto del capítulo a explicar que a través de la obra de estos dones cada miembro
del Cuerpo de Cristo (que él asemeja a los miembros del cuerpo humano) tiene
una función especial propia. Por virtud de esta función, el hombre mismo, a través
de su función, se convierte en un don para la iglesia. Dios lo coloca en el Cuerpo
para desarrollar un propósito determinado (versículos 28 a 30).
Parece lógico que Dios conceda determinados dones a individuos quienes
por naturaleza y temperamento están mejor equipados para esos dones, en lugar
de alternarlos indistintamente por todos los miembros del Cuerpo. La observación
confirma que ésto es lo que sucede y bien es cierto que sólo Dios sabe lo que hay
en el corazón del hombre. Algunas personas que nosotros no supondríamos que
estarían capacitadas para un ministerio determinado, lo recibirán. Dios se reserva
el derecho de manifestar Sus dones a través de cualquier persona, en cualquier
momento, y en cualquier ocasión que Él crea conveniente. Ni Samuel ni Isaí
pensaron que David era el que recibiría la unción, pero Dios se la dio de todas
maneras.
El apóstol Pablo, al escribir a los santos en Roma, está lleno de solicitud por
el crecimiento espiritual de los cristianos en aquella ciudad. Declara que los tiene
mucho en el corazón y espera que Dios le permitirá visitarlos. ¿Por qué razón?
Para que él pueda “comunicarles” a ellos “algún don espiritual”. ¿Quería decir
Pablo que el don espiritual se impartiría sólo a la Iglesia como un todo y no al
individuo? La epístola de Pablo a los Romanos tomó en consideración no sólo la
posesión de los dones por la Iglesia, sino también por sus miembros individuales.
Señala que los creyentes tienen “diferentes dones según la gracia que nos es dada,
si el de profecía…” Leamos todo el pasaje de Romanos 12:4-7:
“De la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos
los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos
un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que,
teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese
conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la
enseñanza.”
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6. Los Dones Pueden Ser Usados De Manera Errónea
Un examen cuidadoso del tema muestra que el individuo es un socio
completo en las manifestaciones de los dones. Como tal, tiene una responsabilidad
determinada en su operación. De otro modo, si fuera totalmente la iniciativa del
Espíritu, sería imposible que se usara equivocadamente un don.
Porque todo lo que el Espíritu Santo hace por Sí mismo, lo hace perfectamente
bien. No obstante, la evidencia de las Escrituras es abrumadora en el sentido de
que es posible que se puedan usar los dones de manera errónea.
Cuando Moisés golpeó la peña dos veces en el desierto, erró al no santificar
al Señor ante los hijos de Israel (Números 20:11-12). No obstante, el agua fluyó
de la roca de todas maneras. La fe de Moisés hizo que el milagro ocurriera, aun
cuando él había usado mal su don al no santificar al Señor en los ojos de Israel
mientras ejecutaba el milagro.
En otra ocasión, los discípulos del Señor hubieran hecho descender fuego del
cielo sobre las gentes en una ciudad de Samaria si Cristo no los hubiera detenido
(Lucas 9:51-55).
Pablo dice explícitamente que el hablar en otras lenguas puede ser usado mal
al ser ejercitado en un momento inoportuno (1ª Corintios 14:23). Los profetas han
de manifestar su don en la congregación en un orden correcto y bajo determinadas
circunstancias para restringirlo (1ª Corintios 14:29-32).
CAPÍTULO IV
David era el más joven de los hijos de Isaí. Ni Isaí ni Samuel supusieron que
el Señor escogería a David para que fuera rey; Isaí ni siquiera se había tomado la
molestia de llamarlo cuando apacentaba las ovejas en el momento en que se iba a
efectuar la selección (lª Samuel 16:11).
Los doce apóstoles fueron todos escogidos de entre hombres de posición baja
y humilde. Ni uno sólo fue tomado de las filas de los estudiosos que habían sido
entrenados y enseñados en el judaismo.
Es evidente que el Espíritu de Dios no imparte Su bendición indistintamente.
Él es la sabiduría personificada y nada tiene lugar al azar o por accidente. En la
repartición de los dones de ministerio, Él toma en consideración el temperamento
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y carácter en general de la persona. Una persona puede tener talentos naturales
que se presten al evangelismo, no obstante, también podrá tener tendencias
escondidas que puedan llevar a la autoexaltación o al engreimiento ruinoso. Como
dice un escritor:
“Parece que en algunos casos la distribución de los dones por el Espíritu es
determinada en cierta medida por la combinación de las características personales
y heredadas de la persona. Generalmente, Él reparte tales dones de manera que
puedan encajar más fácilmente con la persona: el orador natural es ungido para
convertirse en predicador y la persona que tiene una mente analítica se hace
maestro. Aquel para quien es más natural tener una gran fe recibe el don de sanidad
y aquellos que tienen una combinación de una poderosa fuerza de voluntad, gran fe
y una naturaleza ardiente, son dotados con poder para la operación de milagros o la
expulsión de demonios. Otros, que son muy susceptibles a influencias espirituales,
son investidos con el don de discernimiento de espíritus.” Ahora, consideremos
algunos de los elementos y condiciones que entran en el repartimiento de los
dones del Espíritu:
Es evidente que si los dones son del Espíritu, es necesario que tengamos el
Espíritu Santo para su manifestación correcta. Mientras que es cierto que toda
persona salva tiene al Espíritu y aún puede tener alguna operación del Espíritu
en su vida, es necesaria toda la plenitud del Espíritu para una obra correcta de los
dones.
Sin embargo, es aparente que los apóstoles ejercitaron los dones de sanidad,
y quizás alguna operación de milagros, antes del día del Pentecostés. En verdad,
se les ordenó a ellos “sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad
fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8). Sin embargo,
sabemos que el bautismo del Espíritu Santo es un factor de suma importancia en
la manifestación plena de los dones del Espíritu. El escritor pentecostal primitivo
que acabamos de citar, hace las siguientes observaciones interesantes e instructivas
acerca del grado en que uno que no tiene el bautismo del Espíritu Santo puede
manifestar los dones del Espíritu:
“Algunos de los dones del Espíritu, tales como la curación de los enfermos,
el discernimiento de espíritus, expulsión de demonios y la unción para predicar y
enseñar la palabra, produciendo la profecía en sus formas primarias, pueden ser
poseídos en una medida antes de que ocurra la plena llenura. No obstante, otros,
tales como el hablar en lenguas y la interpretación de las mismas, las fases más
profundas de la profecía y el discernimiento de espíritus, la operación de milagros,
y el lanzamiento de los demonios más poderosos, no pueden ser poseídos antes de
que tenga lugar el bautismo total.
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2.“Procurad los mejores dones” (1ª Corintios 12:31).
20
dones que Él ha preparado para su ministerio.
Al hablar sobre este tema, podemos afirmar sin temor de contradicción que
uno de los “mejores dones” es la sabiduría. La necesitamos en la manifestación
exitosa de todos los demás dones. Santiago nos dice que cualquiera de nosotros
puede pedir y recibir la sabiduría.
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).
Algunos pensarán que Santiago no está hablando del don de la palabra de
sabiduría, pero el versículo 17 indica que está hablando de los dones.
3. Consagración a Dios
Aquella persona que manifiesta dones del Espíritu, tiene una responsabilidad
definida de llevar una vida santa. Puesto que tiene en sus manos herramientas
especiales para efectuar fuertes daños sobre el reino de Satanás, se convierte
en un blanco especial para los ataques del enemigo. Satanás busca intensificar
las tentaciones de ministros ungidos y a veces sólo la resistencia más firme y
continua a la tentación trae la victoria. Una buena ilustración de ésto se encuentra
en el conflicto espiritual de Cristo en el huerto de Getsemaní (Hebreos 5:7; Lucas
22:44). Los dones del Espíritu llevan a la persona que los recibe a los reinos de
guerras en los cielos. Un decaimiento en la vida de oración puede involucrar uno
de los peligros más graves.
Sólo tenemos que acudir a los ejemplos de hombres como Balaam, Saúl,
Sansón y Judas para comprender cuál es la intención de estas advertencias. A
cada uno de estos hombres se les dio ministerios desusados. No obstante, ninguno
estaba preparado adecuadamente para las responsabilidades que ello conllevaba y,
como resultado, sus carreras terrenales terminaron en tragedia y desastre.
Así, vemos que una de las preparaciones importantes para recibir los dones
del Espíritu es una entrega y consagración total a Dios. Este ministerio requiere
los servicios de hombres completamente consagrados. Debe haber una entrega
total a Dios para que, venga lo que venga, no haya vacilación alguna, ningún
regreso. La consagración debe ser tan decisiva como la de los tres jóvenes hebreos
que, por su fe, fueron echados al horno de fuego:
“He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de
fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no
serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.”
(Daniel 3:17-18).
4. La imposición de manos
Pablo dijo: “no impongas con ligereza las manos a ninguno”(1ª Timoteo
5:22). Esto debe incluir la imposición de manos para los dones del Espíritu. Simón
el mago quería poder “para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba
21
el Espíritu Santo” (Hechos 8:19). La reprensión de Pedro estableció la cuestión
para siempre acerca del asunto de la imposición de manos, indistintamente, sobre
las personas.
No obstante, es cierto que se pueden impartir ministerios de dones por medio
de la imposición de manos. Pablo dijo a los Romanos que su gran anhelo era visitar
Roma “para comunicarles algún don espiritual “ (Romanos 1:11). Ciertamente, el
Espíritu de Dios puede dirigir a ministros ungidos por Dios a imponer las manos
sobre determinadas personas para la recepción de un ministerio de dones. Esto
evidentemente fue cierto en el caso de la imposición de manos de Pablo sobre
Timoteo:
CAPITULO V
22
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios;
porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el
Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es
de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es
de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene,
y que ahora ya está en el mundo” (1ª Juan 4:1-3).
Jesús mismo advirtió que conforme se acerquen los días de la gran tribulación,
surgirán falsos profetas, mostrando grandes señales y milagros:
23
aceite, pero el aceite no se desmaterializó, permaneció para bendecir. El aceite
que se desmaterializa huele a hechicería. El poder divino se tragó las culebras. La
hechicería puede imitar un milagro creador, pero sus milagros son ilusorios y no
reales; Satanás no posee poderes creadores verdaderos.
Los magos, con sus hechicerías, continuaron en sus intentos. Aarón tomó
su vara y la extendió sobre las aguas de Egipto y estas se convirtieron en sangre
(Éxodo 7:19-21). Los encantadores intentaron sus encantamientos; no podían
contrarrestar la plaga, pero pudieron imitar lo que había ocurrido.
Faraón endureció su corazón y no se arrepentía, así que otro juicio vino sobre
él: la plaga de ranas (Éxodo 8:5-6). Nuevamente los magos pudieron, por medio
de sus encantamientos, imitar lo que Moisés y Aarón habían hecho. Pero los
hechiceros estaban llegando al límite de sus recursos. La siguiente plaga fue la de
los piojos. Aquí los encantadores fallaron en sus intentos para imitar los milagros
de Moisés:
“Y los hechiceros hicieron así también, para sacar piojos con sus
encantamientos; pero no pudieron. Y hubo piojos tanto en los hombres como
en las bestias. Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es éste.
Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había
dicho”. (Exódo 8:18-19).
Los hechiceros entonces reconocieron que los juicios eran el dedo de Dios.
El perverso, autoritario Faraón, no obstante, rehusó contumazmente arrepentirse
o cambiar su curso. ¿Qué nos enseñan estas señales que los magos produjeron?
Revelan que Satanás tiene un grado determinado de poder, puede imitar algunos
de los dones de Dios. Por tanto, debemos estar alertas a los engaños de Satanás.
No obstante, hay un límite definido a lo que Satanás puede hacer. En ningún
sentido es todopoderoso, puede llegar hasta cierto límite únicamente.
24
(Romanos 11:29). Esto es algo que es difícil de entender para la gente, que suele
suponer que si un hombre anda en malos pasos, el Espíritu de Dios de inmediato
cesará de manifestarse en su vida. Con el tiempo, sí, pero no necesariamente de
inmediato. Un hombre con un ministerio de señales de dones, en realidad puede
haber caído en un estado de desobediencia para con Dios y todavía continuar su
ministerio durante un tiempo. Esto está representado claramente en la vida de
Saúl, quien no solamente fue rey de Israel, sino que también recibió un ministerio
de profeta:
Con todo eso, sucedió que después de que David hubiera matado a Goliat,
un espíritu malo de celo persistió en el corazón de Saúl y abrió la puerta para que
regresara el espíritu malo:
“Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl,
y él desvariaba en medio de la casa. David tocaba con su mano como los otros
días; y tenía Saúl la lanza en la mano” (lª Samuel 18:10). Saúl, bajo la influencia
de este demonio, se hizo realmente sanguinario. Ahora procuraba matar a David
(versículos 11 y 12). Desde entonces, el mal preponderó en la vida de Saúl (lª
Samuel 19:9).
25
Los Dones Del Espíritu Y Una Vida Santa
Frecuentemente se supone que cualquier persona en quien se manifieste un
don del Espíritu debe estar viviendo una vida santa. Ciertamente, una persona
escogida en esa forma, tiene una gran responsabilidad delante del Señor para
vivir una vida santa y separada. Desgraciadamente, hay algunos que manifiestan
dones genuinos, que posteriormente caen en pecado y, al hacerlo, traen confusión
a la casa de Dios. Acerca de la posibilidad de que tales cosas acontezcan, no
necesitamos buscar más allá del caso de David, el dulce salmista de Israel, un
hombre en quien los dones proféticos se manifestaban de forma señalada y cuyos
Salmos han proporcionado inspiración a millones de gentes.
Con todo, este escritor inspirado, se hizo culpable de la conducta más infame:
cometió adulterio con Betsabé y para cubrir este hecho, se hizo un conspirador en la
muerte de su esposo. Dios perdonó a David, porque se arrepintió profundamente de
su pecado. Pero las consecuencias de su acto fueron incalculables. Primeramente,
trajo reproche sobre la causa del Señor (2ª Samuel 12:14). En segundo lugar,
durante el resto de su vida, David pagó el castigo de su maldad, la traición y
la perfidia se desarrollaron en su propio hogar. David continuó manifestando el
ministerio de un profeta (véase el Salmo 51), pero pagó un precio espantoso por
sus indiscreciones.
Balaam
Balaam era un profeta mercenario, pero no era un profeta falso. Algunas de
sus profecías están entre las más hermosas de las Escrituras. Consideremos su
profecía de Cristo:
“Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca; saldrá estrella de Jacob,
y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los
hijos de Set.” (Números 24:17).
“Mataron a espada los hijos de Israel a Balaam el adivino, hijo de Beor, entre
los demás que mataron.” (Josué 13:22).
26
Sansón
Sansón, cuyo nacimiento fue predicho por un ángel, fue uno de los jueces de
Israel. Dios lo ordenó para que fuera un nazareo. Temprano en su vida, el Espíritu
de Dios comenzó a manifestarse en el hogar de Sansón en los campamentos de
Dan (Jueces 13:25; 14:6). La fuerza sobrenatural de Sansón le permitió confundir
y hacer huir a los enemigos de Israel, los filisteos. Sus hazañas llenas de colorido
son historias familiares para todos los lectores de la Biblia.
Pero tenía una debilidad fatal que le causó continuamente ignorar su promesa
nazarea de separación. Una noche, visitó a una mujer ramera en Gaza, pero aunque
había pecado, el don de Dios no le abandonó inmediatamente. A medianoche se
llevó las puertas de la ciudad a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.
(Jueces 16:1-3). A cualquier observador superficial le parecería que su conducta
inmoral estaba siendo pasada por alto por el Señor. Pero Dios no siempre cobra
Sus cuentas el día en que el mal es cometido. Sansón, debilitado moralmente por
su asociación con rameras, ahora jugueteó con la traidora Dalila. Como resultado
de sus seducciones, Sansón permitió que su cabello fuera rapado. Luego,
repentinamente, su fuerza le dejó. Los filisteos le hicieron cautivo, le sacaron los
ojos y, para vergüenza suya, le hicieron moler en prisión como si fuera un asno.
¡Al jugar con fuego deliberadamente, fue víctima de su locura y el Señor se apartó
de él!
Un día, estando Sansón en la cárcel, los filisteos le llamaron para que actuara
para ellos. Mientras estaba situado entre dos pilares, Sansón le preguntó al chico
que le sujetaba de la mano si podría poner sus manos en los pilares que sujetaban
el templo. Aquel día, en la parte superior del templo, había unas tres mil personas
mirando cómo actuaba Sansón. Él clamó al Señor y le pidió que se acordara de él
y que le diera fuerzas, sólo esa vez, para poder vengarse de los filisteos por haber
perdido sus ojos. En aquel momento, Sansón se apoyó sobre las columnas del
medio y echó su peso sobre ellas, la de la derecha y la de la izquierda. Entonces
dijo: “¡muera yo con los filisteos!”. Después de esto, empujó con todas sus fuerzas.
Dios restauró sus fuerzas y el templo cayó sobre la gente que había allí. Sansón, al
igual que David, pudo ver la mano de Dios moverse de nuevo en su vida, aunque
fuera su último acto. Las personas a las que mató al morir fueron más de las que
había matado en vida. En total, Sansón juzgó a Israel veinte años.
27
(Lucas 13:3). “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros
pecados…” (Hechos 3:19). Tiene que ver la maldad del pecado y entonces
arrepentirse.
5. CREA: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”
(Juan 3:16). “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se
cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.” (Romanos 10:9-
10). Crea en la obra finalizada de Cristo en la cruz.
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Cómo Recibir El Bautismo En El Espíritu Santo
1. Usted debe nacer de nuevo. Esto es, pedirle a Jesús que le perdone sus
pecados, y luego aceptar el perdón de Dios, sabiendo que “todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios” y que “todo aquel que invocara el nombre del
Señor, será salvo.”
5. Cuando sea lleno del Espíritu Santo, Usted debe comenzar, en fe, a hablar.
Hechos 2:4 dice: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar
en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.”
8. A todo creyente se le manda a “ser lleno del Espíritu” (Efesios 5:18). Aún
la madre de Jesús, María, y sus hermanos de carne y sangre, Santiago, José, Simón
y Judas (Mateo 13:55, Hechos 1:14) y sus discípulos lo recibieron (Hechos 2:4).
El recibir el Espíritu Santo no es una opción.
10. El Espíritu Santo es un don (Hechos 8:20, 2:38,39; 11:17; Lucas 11:13).
Usted no mendiga ni trabaja por un regalo. Simplemente, lo recibe.
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