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Trabajo Practico N°1: Psicopatología.

Alumna: Díaz Brenda.

Carrera: Psicopedagogía

Año: 2019

Profesora: Fernández Mabel.

CONSIGNAS:
 Historia de la Psicopatología: hitos principales.
En las épocas más pretéritas en que ya existían sociedades más o menos complejas, se atribuía un origen
sobrenatural a la conducta anormal; por ejemplo, en Perú se han encontrado cráneos trepanados a través
de cuyos agujeros se podía expulsar a los espíritus malignos. En Mesopotamia, se consideraba que el
demonio Idta castigaba con locura a quienes actuaran mal. La cultura hebrea advertía que la violación de
los mandamientos sería castigada por Dios con ceguera y locura. En China creían que la locura era la
consecuencia de no respetar tradiciones y el hinduismo consideraba que la locura la ocasionaban
demonios. Los hechiceros y sacerdotes hebreos, griegos, chinos y egipcios realizaban exorcismos con el fin
de expulsar a espíritus malignos. La traducción del Papiro Edwin Smith que data de 1500 a.C. aprox. reveló
que en el Antiguo Egipto se creía que del cerebro surgían las funciones mentales.
Más tarde, Hipócrátes (460-377 a.C.) fue el primero en señalar el origen orgánico de las enfermedades
mentales y realizó una clasificación de temperamentos en: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático,
que indicaban la orientación emocional predominante. Según Hipócrates, la salud dependía de la
interacción y equilibrio de cuatro humores corporales (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema), el
desajuste entre los humores se corregía mediante purgas. También Hipócrates propuso tres categorías de
trastornos mentales: manía, melancolía y frenitis. Sorano de Éfeso amplió la clasificación hipocrática
incluyendo la histeria (exclusiva de las mujeres, relacionada con trastornos uterinos) y la hipocondría.
Platón (429-347 a.C.), por otra parte, consideraba que los trastornos mentales eran en parte orgánicos, en
parte éticos y en parte de intervención divina y clasificó la locura en: profética, ritual, poética y erótica.
Asclepíades de Bitinia (124-40 a.C.) fue el primero en hacer una distinción entre alucinaciones, ilusiones y
delirios. Ya en la época romana, Galeno (130 - 200), empleó el término temperamento (en latín,
temperamentum, “mezcla proporcionada”) para referirse a la combinación de cuatro sustancias
fundamentales (caliente, frío, húmedo y seco). Galeno dividió las causas de los trastornos psíquicos en
orgánicos (lesiones en la cabeza, cambios menstruales) y mentales (temores, desengaños amorosos). La
Edad Media se vio sumamente influenciada por la religión; en esta época se distinguen dos periodos, el
primero inicia en el siglo V donde el enfermo mental es considerado una víctima del diablo, sin embargo, a
partir del siglo XIII el enfermo mental se considera culpable de su propia afección como castigo divino ante
una supuesta vida pecaminosa o alianza con el demonio a cambio de poderes sobrenaturales. Se calcula
que en esta época se asesinó a más de 100,000 personas acusados de brujería y actualmente se piensa que
las víctimas pudieron ser personas afectadas por epilepsia y esquizofrenia principalmente. No obstante, en
el Bajo Imperio, Alberto Magno (1193-1280) y Tomás de Aquino (1225-1274) tuvieron la noción en común
de que el alma no podía enfermar y que, por tanto, la locura era un trastorno de base orgánica. Por otra
parte, los árabes daban un trato humanitario a los enfermos mentales al imperar la idea de que eran
personas escogidas por Dios para hablar por su boca. En el Renacimiento, Paracelso (1493-1541) en su libro
“De las enfermedades que privan al hombre de la razón” rechazó la demonología y habló de una
“estructura” similar a lo que hoy se conoce como inconsciente en sus ideas sobre la etiología de la locura.
Johann Weyer (1515-1541) publicó “De Praestigiis Daemonum” donde hacía una crítica a la demonología y
al “Martillo de Brujas” qué era un manual de frailes dominicos inquisidores para la detección, examen y
condena de brujas el cual la iglesia pudo censurar hasta el siglo XX; Weyer defendió la calificación de
enfermos para los acusados de brujería y su trato humanitario. Los endemoniados pasan a ser pacientes.
Burton (1577-1640) proponía causas psicológicas y sociales de los trastornos mentales. A finales del siglo
XVIII y principios del siglo XIX, apareció Phillipe Pinel (1745-1826) considerado el padre de la psiquiatría
moderna con sus obras Nosographie Philosophique y el Traite Medico-Philosophique de la Manie ; en el
primer texto clasificó los trastornos psíquicos en: melancolía, manía, demencia e idiocia. Pinel defendía la
humanización del trato a los alienados y entendía la enfermedad mental como el resultado de alteraciones
anatómicas del cerebro, no funcionales. En Alemania, Griesinger (1817-1868) en un esquema organicista,
propuso que las enfermedades mentales son disfunciones del cerebro y también mencionó la etiología
somática de ciertos problemas psíquicos. En el siglo XIX la principal postura sobre la enfermedad mental
intentó explicarse principalmente por un modelo orgánico-médico.
Morel (1809 - 1873) influenciado por el concepto de aclimatación formuló la teoría de la degeneración
donde explicaría que las enfermedades mentales surgían por una degeneración genética transmitida a la
descendencia donde dichos trastornos significaban una etapa final de un proceso de deterioro mental, más
tarde, también propuso que las drogas y el alcohol podían ser factores determinantes. Kleist (1879-1960)
defendía que los síntomas de los trastornos son ocasionados por disfuncionalidad de ciertas zonas
cerebrales. Jackson (1835-1911) de la tendencia órgano-dinámica, admite un sustrato orgánico y congénito
de los trastornos mentales pero cree que lo determinante de éstos son desorganizaciones de una
estructura psíquica dinámica o de irregularidades en el desarrollo y formación de la misma. Ya en el siglo
XX, Kraepelin (1856-1926) quien fue discípulo de Griesinger, reconoció que sólo algunos trastornos como la
neurosis tenían origen psicógeno y no orgánico. Meyer (1866-1950) propuso que la enfermedad mental es
consecuencia de la reacción total del individuo a su experiencia psicológica, social y somática en conjunto.
Bumke (1877- 1950) dijo que ciertos trastornos psíquicos como las neurosis y psicopatías no se adaptan al
término clasificatorio de enfermedad .
Un personaje muy importante pero en la doctrina psicoanalítica fue Freud (1856-1939) quien básicamente
creía que un trastorno surgía por conflictos intrapsíquicos en las tres instancias mentales: el ello, el yo y el
superyó. En la teoría psicoanalítica, algunas patologías son resultado de la amenaza a la integridad de la
instancia yo, por lo que un mecanismo de defensa surgirá para distorsionar y hacer más tolerable la
realidad para el sujeto. El psicoanálisis no delimita salud de enfermedad y la armonía de las instancias del
aparato psíquico es inalcanzable.
 Film “LA ISLA”: relacionarlo con los rasgos de carácter de Liberman y DSMV.

El hombre de anteojos: persona demostrativa / histeria de conversión/


Corresponde a la estructura clínica esquizoide, cuyo punto de fijación es la oralidad primaria
(llamada también Oralidad pasiva o de succión). Recordemos que se trata de una estructura
narcisista no psicótica.
La persona con rasgos esquizoides es definida por Liberman como “un observador no participante”.
Poseen gran dificultad a la hora de expresarse tanto a nivel verbal como para verbal. Tienen
conflicto con participar porque es para ellos sinónimo de dar. A la vez tienen urgencia por observar,
conocer, incorporar. Por ello son los pacientes más silenciosos y más exigentes .Su discurso es muy
razonador y con alto grado de generalizaciones .Piensan más en fórmulas que en imágenes
plásticas, dando lugar a una gran habilidad para registrar procesos y cambios psicológicos. Poseen
una gran habilidad para predecir siempre que no estén involucrados en la situación.
Es sumamente teórico, transformando los acontecimientos vitales y concretos en ideas abstractas.
Al expresarse crea incógnitas provocando curiosidad y la necesidad en el interlocutor de conocer
más y de develar dichas incógnitas. La relación transferencial se halla teñida por un clima de
misterio. Se refugian en un silencio protector. El esquizoide permanece insensible en relación a los
efectos que provoca en el interlocutor. Utiliza frecuentemente formas de comunicación verbal un
tanto inteligibles, a la manera de “dialecto” que él solo conoce. Ciertos conceptos e ideas
abstractas son revestidos de características concretas, provocando frecuentes malos entendidos.
Es frío y distante, con incapacidad de crear vínculos cálidos. Si bien intenta la evocación de sus
objetos con nostalgia, fracasa .Se ve imposibilitado de reencontrarse con el objeto.
El ideal para la persona esquizoide consiste en alcanzar un nivel de inmovilidad y contemplación sin
compromiso vital. El vínculo que entabla es predominantemente cognitivo, sin contacto emocional.
Se podría ejemplificar en un mirar de lejos y de arriba.
En relación a los sentimientos contratransferenciales ,este tipo de pacientes despierta una emoción
fría, en donde predomina la desconfianza, la incertidumbre y además la sensación de no ser
tomado en cuanta por el otro, de ser para ellos un punto insignificante. También suelen despertar
aburrimiento y desapego.
La vida afectiva del esquizoide está regida por el temor a ser avergonzado o a sufrir heridas
narcisistas por parte del objeto de amor. Se defienden bloqueando los afectos. Los aspectos
depresivos del esquizoide aparecen con una tonalidad característica , reconocida como “nostalgia”.
Liberman ejemplifica el vínculo de este tipo de pacientes diciendo que el analista se asemeja a un
espectador vecino de butaca, ante una pantalla.
También mantienen soliloquios “interrumpidos” por las interpretaciones del analista. Son muy
lúcidos .Cuando predomina el sadismo realizan preguntas incisivas e inquisitorias cuyo objetivo es
provocar incapacidad discriminatoria.
Suelen equiparar el vínculo emocional a un contacto corporal evitando así la intimidad. La
vergüenza y los sentimientos de desvalorización dan lugar a modificaciones en la percepción de su
propio cuerpo. Describen sensaciones de ser invisible o bien de achatamiento al estilo del
acercamiento del techo de la habitación. También de inclinación del diván y temor a caerse

Soledad: Persona demostrativa/histeria de conversión


Comprende a la persona atemorizada y huidiza de la clasificación anterior. Es la fobia de la
Psicopatología clásica. Despiertan incógnitas creando suspenso, es como que hay algo
siempre por descubrir y el terapeuta es una especie de detective que va a descubrir qué
pasa. Tienen un estado de alerta crónico en la sesión y también en su vida porque padecen
de una sobreexcitación, que los impide escuchar y escuchan poco y mal. Tienen una sola
finalidad, evitar la angustia. La fobia empobrece.

El estilo de suspenso muestra una diferencia entre el lenguaje verbal y el no verbal. En


este último suele estar lo más auténtico del paciente, mientras que a través del lenguaje el
paciente va a tratar de ocultar lo que siente.

El problema mayor es sobre la sintaxis porque tiene que evitar por la angustia ciertas
palabras, cierto tipo de discurso y ciertos giros verbales.

Magdalena : personalidad de acción/ paciente épico.

Lo llama épico porque se asemeja al poeta o al orador que nos esta involucrando en la epopeya o
en una supuesta causa heroica en la cual tenemos que incluirnos.

Son pacientes que vienen siempre con una intención oculta (un plan).

El lenguaje es un lenguaje de acción, está destinado a manipular al otro y son expertos en inocular.
“Hacen hacer”.

Liberman ha estudiado en estos pacientes los factores genéticos y los aspectos de voracidad y
envidia que describe Klein. Liberman decía que el psicópata no piensa, planifica. Son pacientes que
provocan sobresaltos y los que nos preocupan después de la hora. Se caracterizan por una huida
temprana del pecho y tienen una acelerada maduración muscular porque no pueden depender de
la figura materna. Es decir, a través de la motilidad se arreglan solos.

No pudieron hablar, el lenguaje no fue suficientemente instrumentado por el grupo familiar para
expresar necesidades. No fueron escuchados, por lo tanto actúan y la actuación es como una frase
mal hilvanada.

Frente a la frustración aparece el tedio, el aburrimiento y la actuación psicopática.

El tedio es la depresión por la carencia del objeto necesitado inalcanzable. El psicópata es alguien
como que le falta el timón, el objeto bueno que dé coherencia a su Yo.

Miguel (poeta) / paciente lirico/ órgano- neurosis

Corresponde al cicloide de la Psicopatología clásica y a la persona depresiva de la clasificación


anterior.

Es lírico por que se asemeja al poeta que canta sus propios afectos e ideas.
Su mayor preocupación es la regulación con los objetos internos. “Ser amado por el Superyó para
restablecer su autoestima”.

Tienen oscilaciones en el estado de ánimo. Vienen tarde, confusos, es la persona que se banca
todo siempre y nosotros pensamos, decía Liberman, ¿pero este tipo cuándo va a vivir su propia
vida? Se dejan invadir por los problemas y al revés de los pacientes anteriores, van a cuidar su
casa, están siempre en refacción porque necesitan crear un continente bueno en el cual sentirse
protegidos. a cuidarlo mucho por esta misma razón; tienen una percepción telescópica porque
tienen una percepción parcial del objeto.

Se preocupan por la muerte de sus seres queridos (que se mueran, se enfermen) justamente por
la ambivalencia que sienten.

Son pacientes que están tan cerca del objeto que sólo ven detalles y no la totalidad.

En estos pacientes está muy exacerbado el erotismo visual, miran a la cara de la gente y leen el
rostro. Por ejemplo dicen al entrar a la sesión “¿Doctor, hoy usted está triste?”

El conflicto fundamental fue el trauma del destete y son importan- tes los duelos y las pérdidas.

Son los pacientes que no van a atacar el encuadre, al contrario, van a cuidarlo mucho por esta
misma razón; tienen una percepción telescópica porque tienen una percepción parcial del objeto.

Se preocupan por la muerte de sus seres queridos (que se mueran, se enfermen) justamente por
la ambivalencia que sienten.

Son pacientes que están tan cerca del objeto que sólo ven detalles y no la totalidad.

En estos pacientes está muy exacerbado el erotismo visual, miran a la cara de la gente y leen el
rostro. Por ejemplo dicen al entrar a la sesión “¿Doctor, hoy usted está triste?”

El conflicto fundamental fue el trauma del destete y son importantes los duelos y las pérdidas.

Erika Wagner/ inhibido y temeroso

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