Para entender el Sistema penal costarricense se acudió a las tesis de Norberto y Margarita
Arce Navarro. Estos autores dan una exhaustiva lectura histórica del devenir del sistema
penal.
De esta coyuntura institucional surge en 1993 el Plan de Desarrollo Institucional. Con este
modelo de intervención, la Dirección General de Adaptación Social, introdujo innovaciones
en la concepción criminológica así como una nueva dinámica al quehacer carcelario. No
obstante, la educación que se desarrolla en las áreas educativas de los centros institucionales
no escapó a la situación mencionada. La práctica educativa posee aún un fuerte peso
positivista y la idea de que su labor es rehabilitadora prevalece en los docentes y en la
población. (n.e.7) “Este tipo de modelo de atención pretendió que el privado de libertad
contara con la atención técnica especializada, según las necesidades de los mismos,
destacando las disciplinas profesionales para ello”.52 (herra) Buscó propiciar las condiciones
para una desinstitucionalización del sujeto que cumple una sentencia, promoverlo como
constructor de su propio proyecto de vida, “con miras a elevar su estima y aumentar su
capacidad de ser responsable de sus actos”. 8.
Derechos humanos
Para comprender los Derechos Humanos en los contextos carcelarios se dio lectura a
Francisco Scarfó. Este autor, refiere la premisa que los privados de libertad son seres
humanos sujetos de derecho. Debido a diferentes circunstancias, han tenido dificultades para
acceder a oportunidades y mantenerse alejados de los actos punitivos. Scarfó menciona que
en los Centros Penales no se les brinda una atención individualizada a los privados de
libertad, donde debiera demandarse un seguimiento de personal tanto administrativo como
docente. En este sentido la necesidad de ser escuchado tras las rejas no se satisface. Cabe
agregar que la siguiente investigación valora las vivencias del educando en el centro Commented [1]: mencionar, acotar
penitenciario, que sin duda afronta varias contradicciones en relación a los Derechos
Humanos.
La importancia de los Derechos Humano, en la práctica educativa de los centros
carcelarios debe ser capaz de satisfacer las demandas educativas básicas de la población
privada de libertad en el sistema penitenciario. Por lo tanto, los estudiantes necesitan
formarse como actores protagónicos en la construcción de su propio modelo de educación
dentro del contexto penitenciario. Entender a los estudiantes privados de libertad es
fundamental para la práctica de una educación integral, que respalde los derechos humanos.
En aras de comprender la educación de estos estudiantes, siendo ellos los que planteen
alternativas desde el enfoque de los Derechos Humanos.
Los derechos de las personas privadas de la libertad están consagrados en diversos
instrumentos universales y regionales de Derechos Humanos. La Carta Internacional de los
Derechos Humanos apela al pleno desarrollo de la personalidad humana por medio de la
educación. No obstante, Scarfó identificó que la educación en prisión suele dársele un
enfoque de preparación para el empleo. Las competencias si bien son concebidas como
necesarias, no son suficientes para lograr el pleno desarrollo humano. Esto conlleva al
estudiante presidiario a percibir la educación en contextos de encierro como una llana
herramienta, cuya finalidad es encontrar empleo al cumplir la pena. Cuando debiera darse
todo lo contrario, la educación en el contexto carcelario entendida por el estudiante como la
opción para encontrar plena integralidad en su desarrollo personal.
Según Alexis Vegas Sánchez, jefe nacional de los servicios educativos en el 2014,
“los Derechos Humanos en función a la educación son un derecho inalienable para las
personas, independientemente de su condición (o estatus vinculado a la justicia penal). Sea
éste económico, social, político o de libertad de tránsito”.1 Lo cual, desde una perspectiva
educativa es indispensable y prioritario. La importancia de entender la educación como
derecho humano fundamental. No radica exclusivamente en la no violación de los mismos.
Sino, la importancia se torna en el ejercicio de estos. Pues, como alude Francisco Scarfó, la
educación pública en las cárceles es ante todo un derecho humano y tiene como fin el
desarrollo integral de la persona.
1
Alexis Vegas Sánchez, jefe nacional de los servicios educativos en el 2014. Cuyo título es: La educación en el
sistema penitenciario costarricense motor para el cambio. p.5
Eje temático: CAI / categoría: poder
La cárcel ejerce una misión represiva que se encuentra avalada por leyes y reglamentos,
asignándose un rol de prevención y protección a los miembros que conforman la sociedad
civil. “la prisión ha sido desde el comienzo una ‘detención legal’ encargada de un suplemento
correctivo, o también, una empresa de modificación de los individuos que la privación de la
libertad permite hacer funcionar en el sistema legal” (foucault 2005, p213) Siguiendo a
Foucault la cárcel se encuentra inmersa en una “red de instrumentos y mecanismos
disciplinantes. Este es el objeto de las nuevas relaciones de poder en la sociedad burguesa,
disciplinar a las capas sociales subordinadas, a través de la familia, escuela, el taller, la
cárcel” (Arroyo, 1995 pag 45) La siguiente cita esclarece la finalidad de la cárcel:
El eje de la propuesta de Foucault consiste en revelar las relaciones de poder que existen
entre los individuos, entre grupos sociales, entre clases sociales. “un verdadero conjunto de
procedimientos para dividir en zonas, controlar, medir, encauzar a los individuos y hacerlos
a la vez dóciles y útiles. (Foucault, 1996. P321).16 “De esta forma, el ‘corregir o reeducar’,
surge como propósito de reconstruir el homoeconomicus”. Según lo cual, mediante penas
largas los privados de libertad tienen la posibilidad de un proceso de aprendizaje y así obtener
una utilización económica de los delincuentes corregidos. “Con esta nueva economía del
poder, el sistema carcelario que es su instrumento de base ha hecho valer una nueva forma
de “ley”: un conjunto mixto de legalidad y de naturaleza, de prescripción y de constitución,
la norma”.
Entendiendo el poder que ejerce la cárcel como control social, puede denotarse el uso de las
leyes de manera sistemática en contra de los sectores sociales vulnerabilizados. “Pero el
efecto más importante quizá del sistema carcelario y de su extensión mucho más allá de la
prisión legal, es que logra volver natural y legítimo el poder de castigar, de rebajar al menos
el umbral de tolerancia a la penalidad”.2 La institución carcelaria establece claramente sus
relaciones de poder, impone su ritmo y su visión de mundo. En este sentido el poder que
ejerce la institución carcelaria en el entorno social, puede verse en la siguiente cita:
El tejido carcelario de la sociedad asegura a la vez las captaciones reales del cuerpo
y su perpetua observación; es, por sus propiedades intrínsecas, el aparato de castigo
más conforme con la nueva economía del poder, y el instrumento para la formación
del saber de que esta economía misma necesita. Su funcionamiento panóptico le
permite desempeñar este doble papel. Por sus procedimientos de fijación, de
distribución, de registro, ha sido durante largo tiempo una de las condiciones, la
más simple, la más material también, pero quizá la más indispensable para que se
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desarrolle esa inmersa actividad de examen que ha objetivado el comportamiento
humano. (p.308-309-310-311) Foucault
Así pues, la prisión moderna se constituye en una forma consumada de lo que Foucault ha
llamado “sociedades disciplinarias”, rige la idea del panóptico de Bentham. Donde la mayor
parte de los miembros de la sociedad; y en el caso de, los privados de libertad, obligados a
vivir dentro de los muros, se ofrecen como espectáculo para los menos: guardas y oficiales
de seguridad encargados de hacer guardar la disciplina. En este sentido, “se pretende ya no
tanto de castigar retributivamente al infractor por el hecho cometido, sino que el castigo
prevenga el surgimiento de imitadores del infractor como evitar la reincidencia de la conducta
delictiva”3.
3
Arroyo 1995, pag., 47