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Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi

rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra.
2 Crónicas 7:14

La oración es algo que constantemente hemos escuchado, leído y que día con día
practicamos, eso espero, sin duda si le preguntara a uno de ustedes que es la oración
contestaríamos aquella cita conocida de Elena G de White, o algo parecido.

A mi me gusta resumirlo en la cita de Jeremías 33:3 clama a mí que yo te responderé, es


algo hermoso no lo creen? Saber que cuando oramos no solo estamos hablando a las
paredes sino que hay un Dios que nos aman, nos escucha y nos responde, eso era lo que
Jesús quería enseñar cuando dijo:

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
Mateo 7:7-8

Hay ciertas condiciones de acuerdo con las cuales podemos esperar que Dios oiga y
conteste nuestras oraciones. Una de las primeras es que sintamos necesidad de la ayuda
que El puede dar. Nos ha dejado esta promesa:
Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu
derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;
Isaías 44:3

Los que tienen hambre y sed de justicia, los que suspiran por Dios, pueden estar seguros
de que serán saciados.

Hasta aquí podemos pensar dime algo que no sepa, yo todos los días oro, eso deberías
platicarselo a alguien que no conozca a Jesús, pero la pregunta aquí es ¿nosotros lo
conocemos? Cuando oramos platicamos con Dios o oramos con nosotros mismos como el
Fariseo, tal vez no nos ensalzamos como él lo hacía diciendo cosas como “que bueno que
no soy como tal” pero sí podemos estar siendo ignorantes de nuestra propia condición y eso
es aún peor, denota el mismo espíritu del fariseo. Otro ejemplo de esto es la iglesia de
Laodicea, a muchos puede no gustarles este mensaje, pero a mi al verlo veo una iglesia con
un problema y al TIERNO Jesús dándole la solución. Vamos a ver un poco esto

Los efectos de nuestra sed espiritual son inconfundibles y dolorosos: corazones


endurecidos, lenguas viperinas, caras largas y angustiadas de quienes pretenden ser
redimidos; congregaciones que continúan su larga historia de pastores devorados, con
resbalosos cambios de todo tipo; ausentismo de nuestros jóvenes; insano aislamiento que
nos aleja de las personas por las cuales deberíamos trabajar; y un amor por la "verdad" por
encima del amor a las personas que neutraliza nuestra capacidad de ser compasivos, y nos
hace "tan faltos del Espíritu de Dios como los montes de Gilboa estaban desprovistos de
lluvia y rocío".1 Estos son síntomas de una condición que sólo Jesús puede curar.
Y es que a pesar de estar en esta condición no sabemos que no sabemos, somos
ignorantes de nuestra condición real.

Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no


sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te
aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas
para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con
colirio, para que veas.
Apocalipsis 3:17-18

Es ahí donde entra el texto con el que comenzamos:

"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual es invocado mi nombre, y oraren, y buscaren mi


rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y
perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra" (2 Crón. 7:14). Creo que aquí mismo, en las 39
palabras de esta promesa, Dios bosqueja la metodología mediante la cual el miembro de
una iglesia tibia puede comprar "oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras
blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos
con colirio, para que veas" (Apoc. 3:18). Aquí se describe el tipo de moneda que hemos de
usar para "comprar" de Jesús el antídoto para nuestra enfermedad espiritual.

Pero en medio de esta terrible situación es Jesús quien da el primer paso, es el quien cada
día nos busca, desde antes de que nosotros pensemos en arrodillarnos él dice:

He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y
cenaré con él, y él conmigo.
Apocalipsis 3:20

¿ve las similitudes en la descripción? "Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y
cenaré con él, y él conmigo". "Si se humillare mi pueblo y oraren, yo escucharé, perdonaré y
sanaré".

Es aquí donde nosotros entramos, es humillarnos antes Dios y decirle como saulo ¿Qué
quieres que haga? Esa es la forma de abrir la puerta, dejar de una vez por todas de fingir
que todo va bien, que es suficiente orar media hora, que basta con orar en los alimentos.

Estuve leyendo el camino a Cristo y la pregunta que la hermana White realiza ahí me dejó
tan sorprendido que resonó en mi cabeza a lo largo del día:

Es privilegio nuestro beber abundantemente en la fuente del amor infinito. ¡Cuán extraño es
que oremos tan poco! Dios está pronto y dispuesto a oír la oración de sus hijos, y no
obstante hay de nuestra parte mucha vacilación para presentar nuestras necesidades
delante de Dios.
En esta semana escuche algo importante, estábamos pensando en el tema del próximo
retiro de Boanerges y yo dije, debe ser algo como el reavivamiento, y alguien dijo es que sin
un relación con Jesús no hay reavivamiento, y creo es algo tan obvio pero que a la vez nos
cuesta, leemos nuestra lección, vamos a la iglesia, nos gusta hablar acerca de curiosidad
bíblicas, incluso hablamos mucho de Jesús, que con Jesús. Es como quitarle lo más rico a
la comida, solo piénsalo un cristiano que no platica con Cristo? Por eso son tan
contundentes las palabras de la señora White, qué extraño oremos tan poco.

Cómo se sentirá Dios al ver cada día a sus hijos que por más que el llama y llama ellos
siguen sin abrirle a la puerta de su corazón, sin humillarse.

Es como lo que pasó en el Edén, Dios había preparado un lugar hermoso para Adan y Eva,
les había dado los más hermosos animales a su cargo, los más deliciosos alimentos, podían
estar con Él, platicar como lo hacemos nosotros y decieron perder todo eso por tan poco,
por complacer su deseo, por la curiosidad, por escuchar la voz de la serpiente antes que la
de Dios, pero entonces después de que pecan veamos lo que ocurre

Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y
su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas
Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el
huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.
Génesis 3:8-10

¿De quién tuvieron miedo? De Dios quien no había hecho más que amarlos, es algo muy
extraño, podríamos pensar si bueno pero eso fue lo que pasó con ellos, pero con nosotros
pasa algo muy parecido.

Veamos otro texto:


Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en
quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Isaías 53:3

Dios nos ha dado todo su amor nos salvó, y aún escondemos de él el rostro. Es algo
inexplicable, por eso el Señor se pregunta:

Pueblo mío, ¿qué te he hecho, o en qué te he molestado? Responde contra mí.


Miqueas 6:3

En una ocasión recuerdo que mi papá estaba enfermo, él es maestro de educación física y
se lastimó la rodilla, no podía caminar, mi mamá tenía que trabajar y yo su única compañía
prefería estar en otro lado, con mis amigos jugando o haciendo otra cosa, pero recuerdo
que un día comenzó a llover y había ropa tendida, después de un rato llegue y la ropa ya no
estaba tendida, mi papá, así enfermo, sin poder moverse la había recogido, entonces él me
llamó y enojado, decepcionado, casi llorando me dijo esque no entiendes que lo único que
quiero es que me ames.
Me gustaría que pudiéramos escuchar este canto poner atención en la letra y reflexionar en
ella.

Esa palabra condicional Sí, sí mi pueblo orare, si mi pueblo se humillare, si tan solo lo
amaramos. Un si nos separa de esas grandes y maravillosas bendiciones que Dios desea
darnos. Ese sí es tan poderoso que tiene consecuencias eternas, el sí de 1901 en el
congreso de la Asociación General, repercutió en que Jesús no regresará, sí tan sólo se
hubieran humillado el espíritu santo hubiera descendido y depsues Jesús hubiera
regresado, ¿qué pasaría si la Iglesia de fe orara y se humillare antes Dios? ¿Si cada uno de
nosotros lo hiciéramos, cada día en ferviente oración pidiendo a Dios un reavivamiento,
pidiéndole el derramamiento del Espíritu Santo? ¿Qué pasaría? ¿Porque no oramos y lo
comprobamos?

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