Este movimiento alcanzó su punto máximo en la primera mitad del siglo XX, pero
su origen se remonta a finales de la segunda mitad del siglo XIX, que surgió como
una respuesta a las crecientes consecuencias de la industrialización. En lo que se
refiere a las artes visuales, dos estilos surgidos en Francia dieron base para
ese gran movimiento que estalló en el siglo siguiente.
Los primeros años del nuevo siglo fueron marcados por grandes cambios,
principalmente en el área tecnológica, en la política, en las relaciones humanas,
así en la cultura no podría ser diferente.
En los años que siguieron, numerosos artistas optaron por la ruptura de los
medios tradicionales, especialmente en cuanto a la pintura, surgiendo varios
movimientos de vanguardia que concibieron el arte moderno. Estos movimientos
de vanguardia rompieron con los patrones tradicionales asociados a las corrientes
literarias y artísticas, buscando siempre nuevas formas de expresión.
EL MODERNISMO HISPANOAMERICANO
Para la historia cultural el modernismo latinoamericano se constituirá como el primer
aporte surgido desde territorios periféricos al sistema de dominación cultural
europeo. Por vez primera una producción de sesgo americanista interviene en el
concierto cultural y pone un mojón que en algún sentido prefigura el
descentramiento que sobrevendría durante el siglo xx. El legado poético español y
sus siglos de dominación no ofrecían mayores esperanzas ni modelos satisfactorios,
y los poetas latinoamericanos dirigieron sus miradas hacia el simbolismo francés
como fuente nutricia, acaso porque encontraron allí la renovación y vitalidad
necesarias para estar a la altura de los nuevos desafíos de la época. Las
transformaciones industriales, los avances tecnológicos, el ingreso de la economía
latinoamericana en el sistema mundial, y más que nada la urbanización y el peso
decisivo de las grandes ciudades y de su población, generaron la sensación y la
idea de que se vivía en medio de un progreso que ya no iría a detenerse nunca. El
tránsito de algunos de los poetas americanos más destacados visibiliza a las claras
la madurez de una conciencia de sí que dio por tierra con la hegemonía española
dentro de la lengua castellana. Se diría que una nueva lengua buscaba abrirse paso
en el interior del castellano con una porosidad diferente –otra sensualidad, otras
búsquedas y demandas– del estado castizo –o casto– que imperaba en su tradición
hispánica. , los modernistas hispanoamericanos fueron muy influidos por dos
corrientes francesas: el simbolismo y el parnasianismo.
Poetas Malditos
Se utiliza el título de Poetas Malditos para designar a una generación de artistas
de origen francés que llevaron a cabo una de las mayores revoluciones estilísticas
conocidas hasta la fecha.
Su poesía, dotada de belleza y caracterizada por un aire gótico y altamente
destructivo, lejana al romanticismo imperante en la época, se desarrolló gracias a
la creación de entornos evocadores y sugestivos. Su estilo, extremadamente ajeno
a la lógica y la razón, les granjeó una mala fama e incomprensión en vida que solo
el pasar de los años pudo depurar.
No solo su poesía era criticada, sino que el estilo de vida que estos artistas
practicaban les mantenía alejados de una sociedad puritana y clasista. Conocieron
en primera persona la enfermedad y el abandono. Y todos ellos rehuyeron la
escena pública y oficial de la sociedad francesa.
Embebidos en la drogadicción, el juego y las mujeres, los Poetas Malditos hicieron
de este mundo el escenario ideal para sus grandes obras.
1. Charles Pierre Baudelaire | 9 de abril de 1821 – 31 de agosto de 1867
Charles Baudelaire escribió ensayos, fue crítico de arte y traductor francés.
Pero su gran obsesión fue la poesía. Su vida siempre estuvo plagada de
excesos, codeándose con círculos bohemios y artísticos durante toda su
carrera. Su obra supuso un antes y un después en la corriente simbolista
francesa, y sus escritos promovieron la revolución estilística que condujo al
nuevo modo de hacer poesía.
Encontró una gran influencia en los escritos de Edgar Allan Poe, a quien
tradujo en numerosas ocasiones.
A Baudelaire se le atribuye la creación del concepto “modernidad” como
sinónimo de la ferviente decadencia social asociada a los entornos
metropolitanos y urbanos de su época.
Aunque fueron varios los artistas que influyeron en la obra del poeta, no fue
sino el gran Baudelaire el que marcó determinantemente su obra.
Sin embargo, poco tiempo tardó en superar a sus maestros, dando a luz
obras más cargadas de detalle y libertad. Acostumbró en vida a reunir a sus
discípulos en su casa, y a través de la tertulia hablaron de los grandes
cambios que viviría la poesía en el futuro próximo.
En 1892, el poeta viajó por primera vez a Madrid, dando comienzo a una
vida de trotamundos, alternando entre París, Madrid y países
latinoamericanos. Colaboró con periódicos importantes y desempeñó varios
cargos diplomáticos, entre ellos: cónsul honorífico de Colombia, en Buenos
Aires, ciudad en la que publicó Prosas profanas y otros poemas; y
embajador de Nicaragua en Madrid, donde publicó Cantos de vida y
esperanza (1905).
Llevó una vida de embriaguez, mujeres y desenfreno. Por varios años luchó
contra el alcoholismo, perjudicando su salud, y en 1916 cayó enfermo y
falleció a los 49 años de edad en su Nicaragua natal.