I.TITULO DE LA SESION:
“LEEMOS Y ANALIZAMOS FRAGMENTOS DE CUENTOS JUVENILES.
II.DATOS INFORMATIVOS
2.1.Institucion Educativa Tournavista
2.2.Area COMUNICACION
2.3.Grado y sección 3° “A” – “B”
2.4. Tiempo 90 Min
2.5.Nivel y modalidad JEC
2.6.Docente Johny Noemí Saboya Saboya.
2.7Coordinadora: Flor de María García Filberto
2.8.fecha /10/18
III.APRENDIZAJES ESPERADOS
COMPETENCIAS CAPACIDADES INDICADORES
Explica las relaciones entre personajes
Interactúa con Interpreta textos juveniles en los textos “Día domingo”, de
expresiones literarios en relación con Mario Vargas Llosa, Templado, de Jorge
literarias. diversos contextos. Eslava, a partir de sus motivaciones,
transformaciones y acciones en diversos
escenarios.
IV.SECUENCIA DIDACTICA
M.P ACTIVIDADES TIEMPO
La docente saluda afectuosamente a los estudiantes y destaca
la importancia del valor a la vida, a la etapa de la juventud y al
amor.
Se observa un video: “Ángel, declaración de amor”:
https://www.youtube.com/watch?v=YSt-OuS5jv0 .
Luego manifiestan sus apreciaciones con las siguientes
preguntas, a través de lluvias de ideas:
- ¿Creen que es importante expresar nuestros sentimientos
públicamente?
- ¿De qué manera los jóvenes conquistan a su pareja?
INICIO
AMBIENTE
TIEMPO
ACCIONES
MATERIALES O RECURSOS
- Comunicación 3 (Bruño)
- Módulo de Comprensión lectora 3 (MINEDU)
- Fichas de lecturas
- Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=SvEf7doGCJ0
- Fuente: http://www.musica.com/letras.asp?letra=820778
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COORDINADORA DOCENTE RESPONSABLE
ANEXOS
Anexo 1
ELEMENTOS NARRATIVOS
EL NARRADOR
Es el que entrega la historia imaginaria y sirve de intermediario entre los hechos y el lector. Puede estar
representado figurando en la narración como un personaje o un testigo, o si es solo una voz que habla.
Ejemplo:
La Bella Durmiente cierra los ojos, pero no duerme. Está esperando al Príncipe. Y cuando lo oye acercarse
simula un sueño todavía más profundo. Nadie se lo ha dicho pero ella lo sabe. Sabe que ningún príncipe
se para junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.
Charles Perrault, La bella durmiente
Narrador testigo
Narra la historia a través de un testigo presencial que pude estar dentro de la trama o contemplar todo
desde afuera; el relato se refiere a hechos presentes o bien evoca algunos presenciados en el ayer: relata
el acontecer, tanto lo visto como los diálogos, en tiempo pasado. Su visión es limitada, solo percibe la
realidad desde un determinado punto de vista y no puede entrar a la interioridad de los personajes sino solo
dar a conocer las acciones que realiza y que él ve desde afuera.
Ejemplo:
Resulta difícil negarse a las peticiones de Sherlock Holmes porque siempre eran extraordinariamente
concretas y las exponía con un tono de lo más señorial. (…) y, por otra parte, no podía desear nada mejor
que acompañar a mi amigo en una de aquellas insólitas aventuras que constituían su modo normal de vida.
Narrador protagonista
Usa la primera persona del singular y del plural: lo cuenta desde el yo o nosotros. Está dentro de la historia.
Esto le permite expresarse con espontaneidad, dar a conocer su intimidad, comunicar lo que siente.
Ejemplo:
Permanecimos sin sentido tirados junto a la muerta hasta las cuatro de la mañana, hora en que
levantándose el sacristán y no encontrándonos en su cuarto, creyó que estaríamos en la sacristía
previniendo los ornamentos para que dijera misa el señor cura, que era madrugador.
Fernández de Lizardi, El periquillo sarniento
PERSONAJES
Son los seres que pueblan el mundo narrado. Realizan o participan en los hechos imaginarios. No es
obligatorio que sean personas. Pueden ser animales, cosas o seres inexistentes.
1. Personaje principal. Son los de mayor influencia en el desarrollo de la historia; aparecen desde el
comienzo hasta el desenlace o final. La narración carecería de sentido sin ellos.
2. Personaje secundario. Su actuación está limitada por el personaje principal; suelen aparecer y
desaparecer Raramente figuran a lo largo de toda la historia.
3. Personaje ambiental. Son los que ayudan a caracterizar al medio o el ambiente en el que actúan los
demás; no participan prácticamente en la acción, pertenecen más bien al paisaje; por ejemplo: los
meseros de un café, los campesinos en el campo, los obreros en una fábrica, etcétera.
4. Personaje incidental. Son aquellos que aparecen en la historia solo en una oportunidad, para algo
específico. Esto puede ser entregar un dato, hacer una pregunta, o simplemente observar una situación.
Ahora bien, hay ocasiones en que los personajes incidentales juegan un papel clave para el desarrollo
de la narración. Por ejemplo, imaginemos lo que sucedería si un día cualquiera, cuando vamos
caminando por la calle, pasa un desconocido y nos pone en las manos un maletín repleto de dinero.
¿No cambiaría la historia de nuestras vidas? La presencia fugaz de una sola persona puede ―a veces―
producir estos cambios. De todos modos, esto sucede en raras ocasiones; hay muchas narraciones que
ni siquiera poseen personajes incidentales.
5. TIEMPO
La noción del tiempo narrativo se refiere al momento en el que transcurre el relato. En este sentido, es
fundamental establecer una diferencia entre el tiempo de la historia y el tiempo del relato que, aunque
en ciertas ocasiones pueden coincidir, son nociones muy distintas.
El tiempo de la historia es el tiempo cronológico, es decir, el tiempo en su curso natural, que transcurre
siempre de manera continua y lineal. El tiempo de relato, en cambio, se refiere al tratamiento estético
del tiempo, que puede disponerse diferentes maneras dependiendo de la intención del narrador.
6. AMBIENTE
Es el lugar físico y las condiciones en que ocurren los hechos narrados, es decir, el medio geográfico, social
y cultural.
Recuperado de http://www.cobachsonora.edu.mx:8086/portalcobach/pdf/modulosaprendizaje/semestre3-2012/LIT_FB3S.pdf
Anexo 2:
“Día domingo”
(Fragmento)
Mario Vargas Llosa
Contuvo un instante la respiración, clavó las uñas en la palma de sus manos y dijo muy rápido: “Estoy enamorado
de ti”. Vio que ella enrojecía bruscamente, como si alguien hubiera golpeado sus mejillas, que eran de una
palidez resplandeciente y muy suave. Aterrado, sintió que la confusión ascendía por él y petrificaba su lengua.
Deseó salir corriendo, acabar: en la taciturna mañana de invierno había surgido ese desaliento íntimo que lo
abatía siempre en los momentos decisivos. Unos minutos antes, entre la multitud animada y sonriente que
circulaba por el Parque Central de Miraflores, Miguel se repetía aún: “Ahora. Al llegar a la avenida Pardo. Me
atreveré. ¡Ah, Rubén, si supieras cómo te odio!”. Y antes todavía, en la iglesia, mientras buscaba a Flora con los
ojos, la divisaba al pie de una columna y, abriéndose paso con los codos sin pedir permiso a las señoras que
empujaba, conseguía acercársele y saludarla en voz baja, volvía a decidirme, tercamente, como esa madrugada,
tendido en su lecho, vigilando la aparición de la luz: “No hay más remedio. Tengo que hacerlo hoy día. En la
mañana. Ya me las pagarás, Rubén”. Y la noche anterior había llorado, por primera vez en muchos años, al
saber que se preparaba esa innoble emboscada. La gente seguía en el parque y la avenida Pardo desierta;
caminaban por la alameda, bajo los ficus de cabelleras altas y tupidas. “Tengo que apurarme, pensaba Miguel,
si no, me friego”. Miró de soslayo alrededor: no había nadie, podía intentarlo. Lentamente fue estirando su mano
izquierda hasta tocar la de ella: el contacto le reveló que transpiraba. Imploró que ocurriera un milagro, que
cesara aquella humillación. “Qué le digo, pensaba, qué le digo”. Ella acababa de retirar su mano y él se sentía
desamparado y ridículo. Todas las frases radiantes, preparadas febrilmente la víspera, se habían disuelto como
globos de espuma.
―Flora ―balbuceó―, he esperado mucho tiempo este momento. Desde que te conozco solo pienso en ti. Estoy
enamorado por primera vez. Créeme, nunca había conocido una muchacha como tú.
Otra vez una compacta mancha blanca en su cerebro, el vacío. Ya no podía aumentar la presión: la piel cedía
como jebe y las uñas alcanzaban el hueso. Sin embargo, siguió hablando, dificultosamente, con grandes
intervalos, venciendo el bochornoso tartamudeo, tratando de describir una pasión irreflexiva y total, hasta
descubrir, con alivio, que llegaban al primer óvalo de la avenida Pardo, y entonces calló. Entre el segundo y
tercer ficus, pasando el óvalo, vivía Flora. Se detuvieron, se miraron: Flora estaba aún encendida y la turbación
había colmado sus ojos de un brillo húmedo.
Desolado, Miguel se dijo que nunca le había parecido tan hermosa: una cinta azul recogía sus cabellos y él
podía ver el nacimiento de su cuello, y sus orejas, dos signos de interrogación, pequeñitos y perfectos.
―Mira Miguel ―dijo Flora; su voz era suave, llena de música, segura―. No puedo contestarte ahora. Pero mi
mamá no quiere que ande con chicos hasta que termine el colegio.
―Todas las mamás dicen lo mismo, Flora ―insistió Miguel―. ¿Cómo iba a saber ella? Nos veremos cuando tú
digas, aunque sea solo los domingos.
―Ya te contestaré, primero tengo que pensarlo ―dijo Flora, bajando los ojos. Y después de unos segundos,
añadió: ―Perdona, pero ahora tengo que irme, se hace tarde. Miguel sintió una profunda lasitud, algo que se
expandía por todo su cuerpo y lo ablandaba.
―¿No estás enojada conmigo, Flora, no? ―dijo humildemente.
―No seas sonso ―replicó ella, con vivacidad―. No estoy enojada.
―Esperaré todo lo que quieras ―dijo Miguel―. Pero nos seguiremos viendo, ¿no? ¿Iremos al cine esta tarde,
no?
―Esta tarde no puedo ―dijo ella, dulcemente-. Me ha invitado a su casa Martha.
Una correntada cálida y violenta lo invadió y se sintió herido, atontado, ante esa respuesta que esperaba y ahora
parecía una crueldad. Era cierto lo que el Melanés había murmurado, torvamente, a su oído, el sábado en la
tarde. Martha los dejaría solos, era la táctica habitual. Después, Rubén relataría a los pajarracos cómo él y su
hermana habían planeado las circunstancias, el sitio y la hora. Martha habría reclamado, en pago de servicios,
el derecho a espiar detrás de la cortina. La cólera empapó sus manos de golpe.
―No seas así, Flora. Vamos a la matiné como quedamos. No te hablaré de esto. Te prometo.
―No puedo, de veras ―dijo Flora―. Tengo que ir donde Martha. Vino ayer a mi casa para invitarme. Pero
después iré con ella al parque Salazar.
Ni siquiera en esas últimas palabras una esperanza. Un rato después contemplaba el lugar donde había
desaparecido la frágil figurita celeste, bajo el arco majestuoso de los ficus de la avenida. Era simple competir
con un simple adversario, pero no con Rubén.
Recordó los nombres de las muchachas invitadas por Martha, una tarde de domingo. Ya no podía hacer nada,
estaba derrotado.
Una vez más surgió entonces esa imagen que lo salvaba siempre que sufría una frustración: desde un lejano
fondo de nubes infladas de humo negro se aproximaba él, al frente de una compañía de cadetes de la Escuela
Naval (…)
Como el vaho de un espejo que se frota, la imagen desapareció. Estaba en la puerta de su casa, odiaba a todo
el mundo, se odiaba. Entró y subió directamente a su cuarto. Se echó de bruces en la cama:… y luego Rubén,
con su mandíbula insolente, y su sonrisa hostil: estaban uno al lado del otro, se acercaban, los ojos de Rubén
se torcían para mirarlo burlonamente, mientras su boca avanzaba hacia Flora.
Saltó de la cama. El espejo del armario le mostró un rostro ojeroso, lívido. “No la verá; decidió. No me hará esto,
no permitiré que me haga esa perrada”…
Anexo 3
Templado (Fragmento) Jorge Eslava
LUNES 2 DE ABRIL
Deslumbramiento. Hoy llegué al patio y parecía que había dos chicos nuevos en el salón. Quiero decir, una chica
y un chico. Al comienzo no me importó el chico (¡después demasiado!), porque apenas entré vi una mancha en
la puerta del salón. Y ella estaba al medio: era la chica más linda que había visto en mi vida. Estaba en
pantalones y se le veía sencilla (¡me llegan las creídas!), hasta un poco tímida, porque alguien la fastidió y se
puso rojaza.
Cuando la profe de historia tomó lista y dijo su apellido, ella levantó el brazo y dijo “presente”. ¿Era eso contestar?
Porque su manera de inclinar la mano y su voz no eran como las de todas…. Me pasé toda la mañana mirándola
(por suerte la sentaron dos carpetas adelante) y pudo jurar que me la sé de memoria: pelo corto marrón, nariz
respingada, ojos inmensos. Unas pestañas como sombrillas. Tenía una curita en el codo. Parte de la clase se la
pasó pintando en la carpeta. Cuando salió al recreo vi y era su nombre.
¿Y el chico nuevo? Era yo (que tengo mil años en el cole), solo que me sentía otro. Apenas conocí a Lorena,
me computé un superhéroe capaz de volar y hacer papilla a cualquiera. Pero me duró poco la ilusión, porque
enseguida empezaron todos a fastidiarme: “Oe, Bécquer, ¿de qué planeta eres?” o “ay, qué romántico” y tantas
estupideces. Fue culpa de Sofi, que había estado enseñando el poema que le regalé. Una traidora. Estoy hecho:
apenas empieza el año y ya tengo chapa y encima me friegan con lo de “si eres poeta y versos compones,
bájame la bragueta y chúpame los…”. Pero no importa, porque existe Lorena.
MARTES 3 DE ABRIL
Nadie sabe que tengo esta curita. Tampoco nadie sabe lo que significa (ni yo), pero la emoción que sentí al
recogerla fue maravillosa. Estábamos saliendo al recreo cuando le dijeron que se le estaba cayendo y Lorena
trató de pegársela y alguien le preguntó qué le había pasado y ella dijo que no era nada, que se había arañado
en la piscina y agrego al toque: “¡ya no sirve!” y entonces se la arranchó.
Camino al tacho y la dejó caer como cualquier cosa, pero yo la recogí como si fuera una flor.
JUEVES 5 DE ABRIL
Estoy con el corazón partió. Si pudiera le cantaría esa canción a Lorena. Mi voz sería una brisa en su oído, pero
es imposible porque no me atrevo ni a acercarme. Solo pienso en ella cada día más y me desespero por verla.
Es un vértigo. Como estar al filo del abismo y querer lanzarme con todo: con mi cama, mis libros, mi guitarra…
El viernes cumplo años y de pronto me he sentido menos inocente. Debe ser por amor. Es que voy a hacer un
tono el sábado y Tavo me ha animado a una movida: “Tienes licencia para matar: es tu santo”. Como él es el
único que sabe que me muero por Lorena, hemos planeado un pretexto para que yo pelee con Sofi y caerle a
Lorena. Total, si no me liga me hago el loco (lo más probable es que me vuelva loco).
Porque estoy templado. He leído que escribí: ¿Quién no da todo, no da amor? Ahora sí empiezo a sentir que
podría darlo todo.
VIERNES 6 DE ABRIL
¡Es mi santo! Papá y mamá entraron tempranito a saludarme. “Vamos a tomar desayuno”, nos apuró mi papá.
Y ahí estaba en el comedor la bicicleta más paja del mundo: una trek de aluminio, blanca como una luz de hielo.
DOMINGO 8 DE ABRIL
Sofía es una desgraciada. Unas cervezas y agarró suave con Tavo. Fue un chongo cuando los ampayé. “¡Son
un par de perros!”, les grité fuerte para que ellos y todos los de la fiesta escucharan. Sofía llamó al toque a su
casa para que la recogieran y Tavo salió con unos patas a dar una vuelta. Cuando regresó, ya Sofía se había
quitado y yo seguía con una cara de tragedia. Creo que parecía a punto de suicidarme.
La verdad es que me sentí una basura, a pesar de que el plan había resultado. Me porte peor que Sofía. ¿Por
qué los tímidos tenemos que actuar brutalmente como si no tuviéramos alma? Claro que me libré de Sofía (ahora
sé que nunca estuve enamorado y ella menos), pero algo se ha roto dentro de mí. Es de madrugada y estoy
demasiado triste y no quiero que llegue el amanecer. No podré mirarte a los ojos, Lorena, con esta mala
conciencia de haberte engañado.
Te amo, Lorena, porque tiemblo cuando pienso en ti. Porque sufro y no puedo dormir. Porque lo hice por ti y tú
no lo sabes. Porque quisiera decirte la verdad y que no me odies. Porque te necesito y estoy solo, más solo que
nunca…
Memorias y deseos
De cosas que no existen,
Accesos de alegría, Palpito entre las sombres
Impulsos de llorar. Y floto con la niebla.
(Rima III) (Rima V)
Yo nado en el vacío,
Del sol tiemblo en la hoguera,
Anexo 4
FICHA DE ELEMENTOS NARRATIVOS
Grado/sección: ___________________________________ Fecha:
_______________________
Equipo:
_______________________________________________________________________________
ELEMENTOS NARRATIVOS
NARRADOR
PRINCIPALES SECUNDARIOS
PERSONAJES
AMBIENTE
TIEMPO
ACCIONES
AMBIENTE
TIEMPO
ACCIONES