Definición real: La Ética es la ciencia que estudia la moralidad del obrar humano; es decir,
considera los actos humanos en cuanto son buenos o malos1.
En sus acciones libres, el hombre advierte de modo natural la bondad o maldad de sus actos:
todos tenemos experiencia de cierta satisfacción o remordimiento por las acciones
realizadas.
La Ética es, pues, una ciencia; no es el conocimiento de lo bueno o de lo malo que tiene
cualquier hombre, sin necesidad de razonamientos o elaboraciones científicas. Ocurre aquí
lo mismo que en otros terrenos; por ejemplo, es diferente el conocimiento de los fenómenos
climáticos que tiene, por una parte, el campesino y, por otra, el experto en metereología.
No debe haber oposición entre el conocimiento espontáneo de la bondad mal dad de los
actos y la ciencia ética, pues ambos se ordenan a la verdad. Si la hubiera, uno de ellos —o
los dos— sería erróneo.
La misma significación tiene la palabra latina mos (en plural. mores), que da origen a la
palabra moral. Usaremos indistintamente, de aquí en adelante, los vocablos ética y moral.
Como toda ciencia, la Ética se especifica a través de sus objetos material y formal.
1
Una definición más exacta —que no ofrecemos ahora por incluir nociones aún sin precisar—, es: “Ética es la
ciencia que estudia los actos humanos en cuanto son o no conformes al verdadero bien de la naturaleza del
hombre, y, por tanto, de su fin último y de su felicidad”.
Libro: Curso de Ética General y Aplicada Autor: Ricardo Sada Fernández
Es necesario distinguir entre “actos humanos” y “actos del hombre”. Los primeros son actos
libres o de decisión —es decir, aquellos que el hombre es dueño de hacer u omitir, de hacer
de un modo o de otro—. Estos actos proceden de la voluntad que acepta deliberada del
hombre (la inteligencia que percibe y la voluntad que acepta).
Ejemplos de actos humanos: elegir, razonar, diagnosticar, mentir, amar, organizar y otros.
Los llamados “actos del hombre”, en cambio, no son acciones libres o de decisión, aunque
las realice un hombre. Y no lo son ya por falta de conocimiento o voluntariedad (por
ejemplo, los actos de un demente), o bien porque provienen de una potencia no sometida al
dominio directo de la voluntad (crecimiento, digestión, etc.).
Objeto formal de la Ética (o punto de vista bajo el que se estudian los actos
humanos) es el de la bondad o maldad moral, es decir, la Ética estudia los actos
humanos en cuanto que éstos son o no conformes al verdadero bien de la naturaleza
del hombre, y por tanto de su fin último y de su felicidad.
Ninguna tarea, ciencia o técnica donde intervenga el hombre es autónoma: todo hace
referencia a la moralidad. Cada acto humano, precisamente porque es un acto libre o de
decisión, tiene una connotación moral: o es bueno o es malo; degrada a la persona o la
engrandece.
Conclusión: Por lo dicho antes, resulta claro que no se estudia Ética para saber lo
que es bueno, sino para hacerlo. Por eso, la voluntad juega un papel muy importante
al estudiar esta ciencia: no es fácil considerar el recto orden de las acciones si la
voluntad no se encuentra dispuesta a aceptarlo.
De ahí que quien no quiere vivir rectamente no alcanza a comprender de modo adecuado la
naturaleza y el fin de esta ciencia.
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S. Tomás de Aquino, De Virtutibus in común, q.1,1 a. 6, ad 1.
Libro: Curso de Ética General y Aplicada Autor: Ricardo Sada Fernández
La Ética no podría determinar la bondad o maldad de los actos humanos atender a lo que el
resto de la filosofía enseña sobre la naturaleza humana, las nociones de bien y de mal, de fin
último, etc.
En otras palabras, la Ética no formula a priori sus postulados, sino que se fija primero en el
modo de ser de las cosas, en su naturaleza, para después afirmar sus postulados. Parte del ser
para llegar al deber ser.
Por ejemplo, la Ética afirmará que la inteligencia y la voluntad humanas deben gobernar a
las pasiones, ya que por el ser mismo de las cosas, la inteligencia y la voluntad son de suyo,
superiores a los apetitos sensibles.
La Ética, por ser una ciencia filosófica, recibe también el nombre de Filosofía Moral.
Conclusión: El hecho de que la Ética sea una ciencia filosófica —es decir, una
ciencia que se funda en las causas últimas de las cosas—, hace que este por encima
las ciencias empíricas y que les sirva de norma, pauta y guía.
Coinciden en el objeto material: ambas estudian los actos humanos. Sin embargo, sus
objetos formales son diferentes. La Psicología estudia los actos humanos en sí mismos:
Abstracción, el conocimiento, la afectividad, etc. La Ética los estudia en su conformidad con
la norma moral, tomando en cuenta los datos obtenidos por la Psicología. Se llama
Psicologismo el intento de reducir la rectitud moral a la puramente psicológica (Von
Ehrefels): algo sería bueno si resultara psicológicamente sano, y al revés.
Lo mismo que en el caso anterior, ambas ciencias coinciden en su objeto material, pero
difieren en el formal. A la Sociología no le interesan los actos humanos en cuanto a su
bondad o maldad, sino en cuanto a la recurrencia de su aparición y a los efectos sociales que
conllevan. Dice lo que la gente hace, pero no determina lo que la gente debe hacer. El
sociologismo es la tendencia a reducir la obligación moral a meros imperativos sociales.
(Durkheim, Lévy-Brul).
La Ética y la Teología Moral coinciden en sus aspectos material y formal, pero la segunda lo
hace fundamentándose en lo que Dios ha revelado al hombre. La primera. Como ya
explicamos, es una ciencia filosófica: no utiliza como punto e partida la Revelación de Dios
al hombre. La Teología Moral asume y eleva a la Ética basándose en los datos que ésta le
aporta.
Entre Ética y Teología Moral se da la misma distinción y colaboración mutua que existe ente
Filosofía y Teología, Razón y Fe, Naturaleza y Gracia.
Dijimos que la Ética parte del ser de las cosas para llegar al deber ser. Concretamente, se
fija cómo es el ser del hombre, y luego postula cómo ha de actuar el hombre para dirigirse a
su plenitud.
No debe perderse nunca de vista la diferencia entre ciencia positiva y ciencia ética: la
primera sólo dice cómo son las cosas; no es su cometido la elaboración de juicios de valor
(cómo deben ser).
Sirva a este propósito la reflexión del matemático francés H. Poincaré: Si las premisas de un
silogismo están las dos en indicativo la conclusión está igualmente en indicativo. Para que la
conclusión pueda e haría falta que al menos una de las premisas estuviera ella misma en
imperativo. Ahora bien, las premisas de la ciencia están y no pueden estar más que en
indicativo... En consecuencia, el más sutil dialéctico puede jugar con sus principios corno
quiera, combinarlos, apoyarlos entre si; todo lo que saque estará en indicativo. Jamás
obtendrá una proposición que diga: haz esto o no hagas aquello, es decir, una proposición
que confirme o contradiga la moral.
Toda ciencia, desde el momento en que se considera ciencia positiva, se sale de su ámbito si
emite juicios éticos. Hacer esto es lo propio, precisamente, de la Ética. Y, al mismo tiempo,
Libro: Curso de Ética General y Aplicada Autor: Ricardo Sada Fernández
ninguna ciencia experimental queda fuera del dominio de la Ética: desde el momento en que
es una actividad libre del ser racional, cae bajo la consideración de bondad o maldad.
La Ética General estudia los principios básicos que determinan la moralidad de los actos
humanos: la ley moral, la conciencia, el fin último del hombre, etc.
La Ética Aplicada o Especial “aplica” esos principios a la realidad concreta del hombre: a
su propia persona, al matrimonio y la familia, al ámbito del trabajo, de la sociedad y el
Estado, y, por fin, a las relaciones del hombre con su Creador.