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Problemática

En Colombia la pérdida y desperdicio de alimentos asciende a una cifra de 9´760.000


toneladas anuales, de las cuales, 6.2 millones corresponden a pérdidas (etapas iniciales de
la cadena productiva), y 3.54 millones al desperdicio (etapas finales de comercialización y
consumo). Las causas asociadas a este problema se distribuyen de la siguiente manera: un
40. 5 % en la etapa de producción (siembra y cosecha), 19.8 % en poscosecha y
almacenamiento, 20.6 % en la distribución, 3.5 % en el procesamiento industrial, y un 15.6
% en el consumo final en los hogares.

Respecto a los sistemas de siembra y cosecha, la falta de implementación de políticas


agropecuarias ha generado condiciones económicas y técnicas deplorables que redundan
en el no uso o uso inadecuado de equipos e insumos agrícolas, generando así, grandes
cantidades de pérdidas alimenticias y de recursos asociados a este proceso. De igual
manera, una vez recolectados los alimentos, durante las etapas de poscosecha y
producción industrial, la ausencia de esquemas de planeación y control de las variables
que allí intervienen, conllevan a excesos de producción y a una manipulación inadecuada
de los productos.

Sumado a esto, aunque con un menor participación en el total de pérdidas, pero con el
agravante de ser una etapa más avanzada, lo cual implica que el desperdicio del producto
esté asociado a una mayor cantidad de recursos invertidos, se tiene que la fase de
comercialización de productos alimenticios se caracteriza por: previsiones erróneas de
oferta/demanda, mal uso o no uso de embalajes, formas de apilamiento que no tienen en
cuenta las características y susceptibilidades de los productos y, en general, esquemas de
almacenamiento obsoletos que dan lugar a una gran cantidad de desperdicios. Además, en
esta fase, resulta de especial interés señalar que las causas del desperdicio varían según el
tipo y tamaño de agente comercializador (grandes almacenes de cadena, centros de
distribución que no son de cadena y las tradicionales tiendas de barrio). Finalmente, y
estando estrechamente ligados a la fase de comercialización, aparecen los desperdicios
que ocurren en la etapa final de consumo, en donde se ha evidenciado mediante diversos
estudios xxx, la amplia influencia que tiene el tipo de agente comercializador en las
decisiones de consumo de los hogares, lo cual, unido a las imposiciones del estilo de vida
actual, terminan por generar una alta tasa de producción de desechos orgánicos.

No obstante, las pérdidas y desperdicios de productos dan lugar a consecuencias


particulares como: una baja rentabilidad para el campesino, mayores costos de adquisición
de los productos, mermas en la calidad del alimento, menores índices de calidad de
nutrición y altas tasas de producción de desechos orgánicos en los depósitos urbanos, al
final, terminan todos por repercutir en el monto destinado a la cadena de producción
alimenticia, a causa de un mayor gasto en sectores como salud y medio ambiente, que
busca remediar los problemas de nutrición y contaminación/degradación de los recursos
ambientales. De tal suerte que, el proceso se convierte en un diadelo que termina por
incrementar las cifras de pérdidas y desperdicios de alimentos.

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