El estudio de la política siempre ha ido de la mano con el ejercicio del poder en las
organizaciones sociales, como una necesidad o una formar de dirigir las acciones
de mando. Desde las hordas, los clanes, las tribus o cualquiera que sea la forma
social del hombre, siempre actúa de manera política y ha logrado estructurar una
organización del poder.
Todos los pueblos actúan sin excepción de manera política, ya que su integración
depende de la manera en que se articulan los órganos públicos en función a las
necesidades sociales. Para dirigir adecuadamente la acción política se establecen
principios, teorías, doctrinas e instituciones, de acuerdo a su desarrollo histórico,
sus costumbres y las necesidades propias de la estructura social. El estudio de
estas ideas políticas se ve apoyado en los términos de la constitución
acondicionados de manera apropiada por la autoridad, el federalismo, el
centralismo, el presidencialismo, etc. Estas ideas políticas responden a un proceso
consciente en su elaboración, producto de factores reales de poder en su
interacción con la sociedad.
En el Estado moderno la vida en sociedad parece estar politizada y con una fuerte
intervención estatal, que no contempla en varios casos la representación de los
actos sociales más elementales como la libertad, la justicia, la seguridad o la
democracia. Aunque el proceso político parece estar estático, genera una dinámica
lenta y controvertida que en algunos casos es acusada o presentada por producir
consecuencias extremas en sus actos.
Por lo tanto, “lo que es la política” se manifiesta en los hechos de la vida social
generados entre gobernado y gobernante. Donde cada uno tiene bien claro su
camino a seguir: el gobernado puede hacer todo lo que la ley no le prohíba; y el
gobernante debe actuar de acuerdo a ley (en caso de que la ley le prohíba alguna
acción, él buscará su modificación o la naturaleza del permiso para llevar a cabo
sus decisiones), además de ser la autoridad reguladora de la aplicación del orden
jurídico.
Debemos ser claros al no confundir el mundo de la realidad política, “del ser político”
interpretado como una conducta social en caminada a un propósito, con el mundo
jurídico “el deber ser” entendido como “lo que debe hacerse”; aunque este esquema
jurídico no se cumpla en la vida real al pie de la letra.
Los actos políticos y los principios jurídicos además de ser el propósito de la política
son los promotores de valor, cuyo conocimiento forma parte de los temas más
controvertidos y de mayor utilidad en la Ciencia Política, la teoría del Estado y del
derecho político, este conocimiento es designado con el nombre axiología política.