La personalidad histriónica que tiende a usar la seducción recurrentemente suele ser bien
valorada por los demás. De hecho, son personas con una buena capacidad para relacionarse
socialmente, y suelen tener buenos cargos en las empresas gracias a su don de gentes y a su
locuacidad. Sin embargo, cuando no son capaces de acaparar la atención, se muestran
susceptibles y tienden a victimizarse, diciendo no sentirse valoradas o comprendidas.
Las personas histriónicas viven en un continuo vaivén de emociones y sentimientos. Son muy
inestables emocionalmente, y por tanto su estado de ánimo fluctúa rápidamente; pueden
pasar de estar alegres y dicharacheros a mostrarse tristes y melancólicos.
Cuando los rasgos de personalidad que asociamos al histrionismo se cronifican, pueden dar
como resultado un cuadro que los expertos en salud mental conocen como Trastorno de
Personalidad Histriónico.
Los rasgos, señales y conductas propias del Trastorno de Personalidad Histriónico son los
siguientes:
Conducta exageradamente “seductora” hacia otras personas. Pueden asumir y llevar al
extremo ciertos roles sexuales tradicionales
Influenciables. Suelen dejarse llevar por las opiniones y consejos de los demás
Muy preocupados por su imagen y su estética
Dramatismo. Llevan al extremo las emociones, tanto positivas como negativas
Susceptibilidad. Se muestran excesivamente vulnerables ante las críticas de otras personas
Tienden a percibir como muy cercanas e íntimas algunas relaciones personales que en
realidad son superficiales
Culpan a los demás de sus propios fracasos o desengaños
Buscan permanentemente la aprobación y la confianza de los demás (Síndrome de Wendy)
Muy poca tolerancia a la frustración
Episodios de emotividad intensa, perdiendo el control
Buscan recurrentemente ser el centro de atención
Estado de ánimo en constante cambio, sin estabilidad
Causas
La personalidad histriónica suele empezar a tomar forma durante la infancia, aunque se suele
señalar que se evidencia durante la adolescencia. No existe una única causa del histrionismo,
sino que se trata de una serie de factores que pueden influir: un estilo parental demasiado
ausente y poco atento, abuso psicológico, haber padecido menosprecios y humillaciones, o un
estilo educativo sin pautas y límites claros.
Otros factores, como la baja autoestima, el sentirse insatisfecho con el aspecto físico y
la inseguridad pueden promover que este tipo de personalidad se consolide y se mantenga.
Consejos prácticos
Convivir con una persona que presenta estos rasgos puede ser complicado.
Para intentar ayudar a que pueda ir tomando conciencia de que su forma de actuar es
disfuncional, y también para evitar que las personas cercanas acaben también afectadas
psicológicamente, hemos elaborado esta lista con distintos puntos a tener en cuenta.
1. Aceptemos la realidad
En ocasiones puede ser complicado aceptar las cosas tal como son. Y más si la persona que
tenemos cerca tiene comportamientos que no entendemos. Sin embargo, esto no significa que
no debamos actuar para intentar cambiar la situación.
Que aceptemos su personalidad no quiere decir ni que no intentemos poner remedio, ni que
debamos ser blandos y sumisos ante las personas histriónicas. Podemos ser comprensivos
pero a la vez establecer unos marcos claros: de nada sirve justificarlo todo.
Debemos intentar actuar con moderación y objetividad, y hacer notar que también somos
dignos de respeto. Cuando la persona histriónica entra en una de sus fases de expresión
desmesurada de sus sentimientos, debemos mantenernos firmes, pero educados. Por
ejemplo, podemos decir: “Me parece que ahora mismo estás muy alterada, en un rato volveré
y podemos hablar sobre lo que ha pasado. Me sabe mal la situación y es importante que
podamos entendernos” o bien: “No te puedo consentir que me faltes al respeto. Yo te respeto
y te valoro, y por eso no entiendo tu actitud. En el momento en que seas consciente de esto,
podemos volver a hablar sobre este asunto”.
No es buena idea entrar en sus manipulaciones y juegos. Debes tratar a este tipo de personas
como adultos, a pesar de que puedan mostrar comportamientos infantiles. Si le sigues el
juego y actúas como si fueras su padre o te pones a su nivel, la relación acaba entrando en
terrenos pantanosos y ni tú ni ella ganáis nada.
Cuando esta persona se comporte de forma adulta y madura, debe notar que nuestra atención
hacia ella es mayor. En el momento en que su comportamiento histriónico habitual deje paso
a la responsabilidad y la madurez, debemos valorarlo y lograr que note que eso nos agrada.
De hecho, en ocasiones resulta más fácil desincentivar una conducta disfuncional reforzando
positivamente la conducta contraria cuando esta se produce. En resumen, debe notar que
somos secos y cortantes (pero educados) cuando se comporta de forma histriónica, pero que
sin embargo estamos atentos y positivos cuando muestra conductas adultas.
5. No mofarnos ni despreciar
Es importante este punto: no deberíamos reírnos ni burlarnos de una persona con este
problema. Aunque en muchos ámbitos de la vida el humor puede ser una buena válvula de
escape y puede relativizar los problemas, en el caso de las personalidades histriónicas no es
aconsejable puesto que podría tener efectos más negativos que positivos.
Si perciben que las menosprecias y que no les tienes respeto puedes estar propiciando que
sus emociones todavía se vean más alteradas. Ten en cuenta que son personas muy
susceptibles y que no les ayudará en nada notar que los demás se mofan y les tratan sin
respeto.
6. Actuemos con prudencia
Es importante que mantengamos unos criterios de prudencia y responsabilidad. Si no lo
hacemos, podemos pasar de ser ángeles a demonios en un segundo. Las personas
histriónicas tienden a pasar de la idealización al odio hacia las personas próximas.
Siguen una lógica de extremos. Por tanto, no debemos sentirnos demasiado elogiados
cuando nos halagan, porque en poco tiempo puede pasar a denigrarnos y nuestros
sentimientos se verán afectados. En un caso extremo, si no tomamos suficiente distancia con
sus opiniones y valoraciones, podemos ir adquiriendo cierta inestabilidad emocional. Para
evitar esto, es necesario que relativicemos sus opiniones sobre nosotros.
Las personas que tienen rasgos de personalidad histriónica padecen una serie de situaciones
que les causan malestar y refuerzan sus conductas disfuncionales.
El problema de fondo es que no perciben sus conductas como negativas, y por tanto caen en
el victimismo y no acuden a un profesional de la salud mental que les puede ofrecer una
terapia acorde a sus necesidades.
En realidad, las personas histriónicas acaban acudiendo a terapia cuando las circunstancias
de su vida han empeorado o han sufrido algún batacazo emocional, por ejemplo tras
una ruptura sentimental, por ansiedad generalizada o por cuadros depresivos.
Los psicoterapeutas suelen coincidir en señalar que, una vez iniciada la terapia, el principal
escollo suele ser la inconstancia y el poco compromiso con la misma, con unos niveles
relativamente altos de abandono del tratamiento a las pocas semanas.
Objetivos generales
Determinar cuáles son las causas por lo que se genera un trastorno de personalidad y ofrecer
información para reconocer de qué manera afecta a los adolescentes tanto psicológico, social
y como actitudinal
Objetivos específicos
-Identificar cuáles son los síntomas principales que aparecen en los trastornos de
personalidad.
Reconocer las diferentes características y las sintomatologías de los diferentes tipos de
trastorno personalidad.
Presentar y explicar las diferentes técnicas de tratamiento que suelen ser aplicadas de
forma individual a las personas que presentan diferentes tipos de trastorno de personalidad.
Introducción
La palabra personalidad describe en profundidad esquemas y conductas integradas que el
individuo percibe, relaciona y piensa sobre sí mismo y los demás. Los rasgos de la
personalidad son características principales no necesariamente patológicas, aunque ciertos
estilos pueden ocasionar problemas interpersonales. Se trata de patrón de comportamiento
rígido, inflexible y mal adaptado lo suficientemente graves como para ocasionar dificultades
interpersonales, escolares, sociales y laborales Un individuo puede ser demasiado
dependiente, otro retador y agresivo; alguien más, muy tímido y evitar el contacto social;
también hay quienes se preocupan más por su aspecto y por enriquecer su adorado yo que
por relacionarse con honestidad y profundidad con los demás .sin embargo, a estas personas
no se les diagnosticaría un trastorno de la personalidad a menos que sus patrones de
conductas fuesen persistes, penetrantes y disfuncionales
Conclusión
Es importante tener una nosología común o comparada que permita homologar estos
cuadros clínicos de difícil diagnóstico, y que se hacen más confusos si es que estamos
denominando con distintos diagnósticos a situaciones similares o dando iguales nombres a
aspectos clínicos distintos. Su complejidad diagnóstica y terapéutica requiere de equipos
expertos para poder derivar adecuadamente al sujeto al lugar de la red más apropiado para
los requerimientos terapéuticos en el momento de la consulta.Con respecto a los trastornos de
la personalidad encontramos que estos son más frecuentes en la población de lo que se
creen, ya que estos se presentan sin mostrar demasiado evidencia como en los demás casos
de problemas psicológicos