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Las Actitudes docentes y la autoestima de los estudiantes

en el aula

ARTICULO CIENTIFICO

AUTOR:

Br. PAJUELO PAJUELO, Juan Mauro


RESUMEN

La investigación tiene el propósito de determinar la relación existente entre la del actitud


docente, de aquellas situaciones en que el docente es el principal responsable de la existencia de una
atmósfera de estudio, el interesarse por cada alumno, es afecto presente y el proceso de tutoría que
realiza como docente, con la autoestima que se genera en los estudiantes, aquello que definirá más
adelante su comportamiento, valoración y expectativas que tenga de sí mismo.

Para para establecer si esa relación determina la autoestima de los alumnos, se ha trabajado
trabajándose con una muestra representativa de 102 alumnos de forma aleatoria del primer grado
de secundaria, entre once a trece años de edad, seleccionados indiscriminadamente entre hombres y
mujeres, provenientes de diversos estratos sociales, principalmente de hogares de condición
económica baja a quienes se les aplico el inventario de autoestima Coopersmith y una encuesta tipo
Likert, procesándose los resultados estadísticos con el software estadístico StatAssist. Y para el
análisis de los datos reunidos en esta investigación, se aplicó el estadístico chi cuadrado, que nos
permite determinar si las dos variables están o no relacionados. Con respecto a los instrumentos
utilizados para la investigación, sobre todo para medir las actitudes de los docentes como es la escala
Likert, nos ha proporcionado un instrumento adecuado para evaluar las actitudes de los docentes.

Tras el estudio realizado con alto nivel de confiabilidad, y con los resultados de la
investigación se ha podido demostrar y aceptar la hipótesis planteada la correlación existente entre
las actitudes docentes y la autoestima de los estudiantes del primer grado de secundaria de la
institución Educativa N°89002 – Gloriosa 329. En otras palabras se puede afirmar dada las pruebas
científicas que la variable autoestima es afectada por la actitud docente.
ABSTRAC

The research has the purpose of determining the relationship between the attitude of
teachers, those situations in which the teacher is the main responsible for the existence of an
atmosphere of study, caring for each student, is present affection and the process of mentoring
Which performs as a teacher, with the self-esteem that is generated in students, what will later
define their behavior, valuation and expectations that they have of themselves.

In order to establish if this relationship determines the self-esteem of the students, we have
worked with a representative sample of 102 students randomly from the first grade of secondary,
between 11 and 13 years of age, selected indiscriminately between men and women, coming from
Various social strata, mainly from low-income households who were given a Coopersmith self-
esteem inventory and a Likert-type survey, and statistical results were processed using statistical
software StatAssist. And for the analysis of the data gathered in this research, the chi-square statistic
was applied, which allows us to determine whether the two variables are related or not. With
respect to the instruments used for research, especially to measure teachers 'attitudes such as the
Likert scale, has provided us with an appropriate instrument to evaluate teachers' attitudes.

After the study carried out with a high level of reliability, and with the results of the research,
it has been possible to demonstrate and accept the hypothesis raised the correlation between the
teaching attitudes and the self-esteem of the students of the first grade of the educational institution
N ° 89002 - Gloriosa 329. In other words it can be affirmed given the scientific evidence that the self-
esteem variable is affected by the teaching attitude.
El progreso científico en las distintas áreas del conocimiento humano, ha permitido a la
humanidad dar grandes pasos en su desarrollo en los diversos campos del saber. En lo referente a los
valores morales y éticos aún no es un tema resuelto por lo complejo de los temas y por la carga
subjetiva que conlleva. Además, por el hecho de ser inherente a la complejidad del ser humano, el
llegar a un consenso se nos hace complicado el resolver variados problemas, sobre todo, en lo
relacionado a la formación de la persona en sus diversas capacidades, en especial de aquellos valores
adquiridos desde la infancia o de la circunstancia actual familiar, aún inclusive las condicionadas por
otros factores, como el económico, raza o religión y cultura. En ese proceso de formación no debe
dejarse de lado tanto a los padres, tutores, y otros modelos sociales como los mismos docentes
influyentes en la formación de valores y actitudes y hasta el grado de autoestima que deben
manifestarse en las personas. De igual modo, no se deja de lado el actuar docente de una institución
educativa, por estar involucrados directamente, las mismas que colaboran o atentan contra el
desarrollo integral, psicológico, espiritual y/o la propia autoestima de los que están a su cargo.

El hecho de ser educadores que trasmiten valores en su actuar, además de ser necesarios e
inherentes en la educación, se ha tomar interés en ellos por ser un elemento importante en la
transmisión de valores y constructores de una sociedad que se desarrolla y adquiere identidad
cultural. El hecho de vivir actualmente en una sociedad secularizada que de la mano del positivismo
quien ha introducido la separación del mundo privado – moral, afectos, espiritualidad – con lo
exterior, con lo material o pragmático, hace de su tarea educativa aún más complicada y en un tema
nada sencillo de resolver, entendiéndose que su conceptualización de esa realidad ha cambiado y se
sigue en función a criterios filosóficos que se modifican en el tiempo ahora necesarios para entender,
analizar y comprender la totalidad de la existencia.

La Logne (1990), se plantea la pregunta ¿qué valores nos proponemos como objetivos en la
educación que consideren al hombre en el sentido de ayudarlo a ser más persona? El responder a
esta pregunta conlleva agregar otras, como: si tiene sentido o no, o ¿de qué o quien depende su
valoración? ¿Su valor depende de lo que sentimos por ellos? ¿de un concepto filosófico? ¿de las
circunstancias? Las respuestas dan como resultado toda una serie de discusiones filosóficas, como se
ve principalmente entre el subjetivismo axiológico y el objetivismo.

Los cambios en la educación se vienen haciendo más complejos ante las exigencias que la
misma sociedad trae consigo. En esta realidad y contexto, el educar sobre todo en valores desde una
Institución Educativa y los docentes involucrados, han de procurar que los alumnos posean, entre
otros, una alta autoestima, un pensamiento autónomo y crítico, inquisitivo y otros valores más de
manera que les permita desenvolverse en la sociedad en la que viven. En este reto, ya demostrada
por la psicología, como elemento importante ha de incluir la autoestima como factor necesario en la
educación, dada la incidencia que tiene en su formación y desarrollo personal, tanto en lo académico
como en otros aspectos indicativos de la personalidad, como así lo señalan los investigadores: “la
autoestima (autodominio, auto motivación y las habilidades emocionales) influye en el desarrollo
intelectual” (Polaino, 1998 y Goleman, 1996). Es un elemento más entre los diversos factores que
configuran la persona y lo que puede ir en contra de ella.

Como se puede deducir, en la formación escolar no debe de estar al margen la autoestima de


los docentes. A este respecto, ya existen diversas investigaciones sobre conductas y actitudes de los
docentes en el aula, detectándose el condicionamiento de esa forma de educar, con una escala de
valores propios, originando una relación positiva o negativa con los estudiantes, o afectando en
muchos casos la autoestima de los estudiantes.

Desde que la vocación los llama a ser educadores se comprometen y se hacen responsables
de la calidad de su compromiso pedagógico y profesional, del conocimiento o el desconocimiento de
los procesos pedagógico para un mayor y mejor resultado en la formación axiológica como en el
rendimiento académico de aquellos a quienes forman. En esta labor se hace presente la identidad
del docente y la valoración que presente su autoestima, porque tanto él como todos, también somos
producto de una formación y de la calidad de formación que se va recibiendo a lo largo de la vida,
que va condicionando nuestro carácter y nuestro saber, como el tipo de afectividad, la atención y los
cuidados que recibimos desde la infancia, el tipo de educación y el contexto que nos rodea, ellos
aflorarán a la hora de impartir conocimiento.

Pero, a pesar de ello, pesar de los avances del conocimiento aún existen muchos docentes
quienes piensan que la autoestima es un asunto que debería ser tratada exclusivamente por los
psicólogos, justificando su actuar profesional que ciertamente dejan mucho que desear, incluso a
nivel personal muestran una deficiencia ética y una pobre formación, repercutiendo en su propia
autoestima que lamentablemente los lleva a actuar en contra de sus alumnos como así mismos que
puede ser una forma de ocultar sus falencias.

En estas circunstancias, el hecho del convivir socialmente y educativamente demandan en el


alumno la necesidad de establecer vínculos afectivos que le provean seguridad y una valoración
apropiada de sí mismo para que sea capaz de elaborar su propia escala de valores y desenvolverse en
una sociedad cambiante. En esa relación armoniosa que debe de existir entre el docente y el alumno,
los primeros al estar involucrados y comprometidos, son los que se convierten en sus principales
proveedores de mensajes, informaciones y conocimientos que ha de permitir en los segundos
construir su propia imagen positiva en la sociedad (De Tejada, 2009)
Está comprobado que en la relación entre docente y alumno no solo es el proceso de
enseñanza - aprendizaje, sino también concurre el trato subjetivo - afectivo con el que se expresan
con cada uno de los distintos caracteres que presentan los niños y niñas, precisamente, son a ellos a
quienes se muestran actitudes y valores ya enraizadas en el docente, los mismos que generan
empatía o antipatía. Los conocimientos, sus valores y su propia autoestima, en el trato diario con
diversos caracteres, además de su forma de ser, sus creencias y expectativas, el clima del aula que
genera su actuación, la opinión sobre sí mismo, y otros aspectos más, hacen que los estudiantes se
formen una opinión positiva o negativa, equivocada o no del docente que lo acompaña en su
formación. Si un alumno no se siente valorado y querido su motivación baja considerablemente,
reflejándose luego en su rendimiento académico, es así porque los maestros son modelos que
trasmiten valores hacia los estudiantes, son ellos los que aprenden aquellos valores, normas,
creencias, actitudes (OEI – 2014)

Eso hace del maestro alguien importante en la vida personal del estudiante, pues también se
ha encargado de moldear la personalidad del alumno, entonces se comprende entonces que las
actitudes que muestran ahora también son el producto de la formación recibida. De lo positivo o
negativo de la acción que manifieste el docente, el alumno ha de elaborar una concepción valorativa
en cuanto a la personalidad de su maestro, de allí que algunos sean más apreciados, y otros vistos
como autoritarios, otros como apáticos, y otros como educadores que “no saben nada”.
Ciertamente, esta es una valoración personal y subjetiva, incluso relativa, pero que se convierten en
motivaciones o desmotivaciones para el aprendizaje que revierte de una manera u otra influyen en
su propia autoestima (Covarrubias P. – Piña R. 2004)

Como parte involucrada en la vida de todo estudiante, en una sociedad actual como la
nuestra, el maestro educador es necesaria, pues, en las diversas etapas de su vida forma parte de su
desarrollo personal, no existe aprendizaje fuera de la sociedad que le rodea con todos los valores
implicados. La persona no aprende por sí mismo, necesita del apoyo tanto afectivo como cognitivo
para desarrollarse, construir y mantener un aprendizaje dirigido a metas, en conformidad con el
aprendizaje de los valores que los guían, en todas las etapas de su vida, pues según Briggs (2004), la
autoestima de los niños no se forma solamente en una etapa, pues es un ser sujeto a cambios, por lo
que en la familia y la escuela el niño o niña deben de crecer seguros y confiados para que puedan
superar las dificultades de la vida con recursos que surgen de una mayor valoración personal (Mirella
Leticia 2009). En este proceso, la escuela junto a sus profesores debe de convertirse en todo
momento en una institución que esté en búsqueda de cambios que puedan mejorar la calidad de la
enseñanza y mejorar las relaciones humanas. Comprometidos en esta tarea, el docente es quien
debe revisar sus prácticas pedagógicas, no solo en el contenido que está trabajando o evaluando sólo
el aspecto cognitivo, sino también a de tener en cuenta el aspecto subjetivo y lo que el estudiante es
capaz de ofrecer. Al evaluarse el docente ha de preguntarse entre otras ¿Qué favorece al alumno
para mejor rendimiento académico?, y sobre todo, el hecho de ser profesional pedagógico, debe
revisar sus propias actitudes personales y las prácticas propias de la enseñanza.

Todos recordamos a nuestros profesores, sobre todo de algunos dejaron marcadas huellas en
nuestras vidas personales, unos de manera alegre y amorosa, otros de una forma dolorosa por haber
tenido que pasar por situaciones vejatorias y humillantes, haciendo que la figura del maestro se
tornase detestable, son tales actitudes los que tienen efectos permanentes ya sea en sentido positivo
o negativo en la vida de cada persona. En todo docente, en su desarrollo profesional ha de estar
patente la ética, el respeto y la vocación personal. La afectividad existente en el proceso de
enseñanza - aprendizaje debe ser reciproca o permeada en valores verdaderamente humanas.

Enseñar y aprender es una relación de causa efecto, es el intercambio de información y


experiencias personales entre el alumno y el maestro. En esta relación, el vínculo afectivo se
encuentra involucrado y se convierte en un gran facilitador en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Cuanto más exista ese vínculo afectivo, en el que el estudiante se sienta querido o aceptado,
reconocido en sus capacidades, facilitará su interés en su aprendizaje. Para que pueda darse eso

Situándonos a favor de aquellos investigadores que tienen el anhelo de elaborar estrategias


dirigidas a mejorar los aprendizajes de los alumnos, el diagnosticar los factores que hacen del
estudiante una persona de éxito o fracaso relacionadas con los menores que estudian en la
Institución Educativa “Gloriosa 329”, describimos un aspecto más, como elemento externo de los
que forma parte el ambiente del alumno, en el que se encuentra involucrado directamente con el
estudiante, como lo son los docentes de la Institución Educativa, determinamos la autoestima que
tienen los estudiantes de sí mismos, y de los efectos relacionados por la interacción que se origina
entre profesores y compañeros, al igual que la interacción entre docente – alumno. Entre muchas,
esta investigación no es ni será la única que se realizará sobre la autoestima y los factores
relacionados sobre la incidencia en su autovaloración que muestran de sí mismos los estudiantes por
su importancia que tiene en otros aspectos relacionados con nuestra experiencia de vida diaria.

Así lo demuestran las numerosas investigaciones realizadas preferentemente sobre la


autoestima y el cómo influye en el rendimiento académico de los estudiantes, razón tenida en cuenta
como el factor docente, dada la estrecha relación que existe en el binomio docente – alumno, nos
permite demostrar la estrecha relación que existe entre ambos, los influencia que ejercen sobre la
autoestima de los estudiantes, y además de aquellas actitudes y conductas que tienen mayor
incidencia, como la comunidad educativa, sus características y circunstancias, conocimiento que nos
capaces de construir una atmósfera adecuada que facilite y estimule la expresión del alumno, la
aceptación de sí mismo y de los demás.

Entre otras investigaciones realizadas sobre la autoestima consideramos los siguientes:

Coopersmith (1978), EE.UU. “Inventario de autoestima”, con niños que asistían a escuelas
públicas en Connecticut, encontró relación altamente significativa entre el rendimiento escolar y la
autoestima de los escolares.
En la misma línea, Fitts (1965) ya había descrito la autoestima como un constructo
multidimensional, reflejando el nivel total de auto concepto. En concreto señaló ocho componentes,
cinco externos: físico, moral, personal, familiar y social, y tres internos: identidad, autosatisfacción y
conducta, todos ellos hacen de la autoestima modificable.

Panizo, M. (1985), Pontificia Universidad Católica del Perú, en Lima, "Autoestima y


Rendimiento Escolar", realiza un estudio comparativo donde investiga sobre los niveles de
autoestima y el rendimiento escolar. La población osciló entre los 10 y 12 años de edad, del quinto
grado, de distinta clase social; para lo cual tradujo y validó la prueba de Stanley Coopersmith (1978):
Inventario de la Autoestima forma escolar. En sus resultados encuentra que existe una asociación
significativa entre estas dos variables. Los sujetos con autoestima alta tenían un alto rendimiento
escolar. También haya diferencias de acuerdo al sexo; los varones obtienen mayor puntaje en el nivel
de la autoestima que las mujeres.

Adaneri, (1999), en sus conclusiones de Tesis “Influencia positiva de la Autoestima en el


rendimiento escolar en la I.E. 10797 de Micaela Bastidas” de J. L Ortiz, determinó lo siguiente: si la
autoestima es positiva, ésta ayuda a la construcción de aprendizajes, pero si es negativa, se dificulta
su rendimiento académico. Este resultado refrenda una vez más las diversas investigaciones sobre
autoestima. Por ello, los que lo rodean al joven o estudiante requieren de una influencia positiva que
ayude a elevar el autoconocimiento de sí mismos. Juegan un papel importante en los estudiantes
para lograrlo los padres y los maestros, por lo que requiere de ambos para utilizar estrategias
pertinentes que ayuden a los mismos a mejorar dicho desarrollo, facilitando la construcción de los
aprendizajes.

Malabrigo (2001), en su trabajo de investigación titulado: “Influencia de un programa de


Autoestima en el Rendimiento Académico de los estudiantes del 1er ciclo de Ciencia Agraria de la
Universidad privada Antenor Orrego de Trujillo, llegó a la siguiente conclusión: el programa de
Autoestima aplicado, influyó significativamente en el rendimiento académico de los estudiantes del
1er ciclo de Ciencia Agrarias de la Universidad Antenor Orrego de Trujillo; el rendimiento académico
de los estudiantes es significativamente influido por la experiencia de una autoestima positiva o alta;
la autoestima alta beneficia por igual tanto a educandos del sexo femenino como masculino; y, las
mejoras que se obtienen en todas las dimensiones de la autoestima son significativas.

En este otro estudio realizado en educación primaria sobre los efectos de la baja autoestima
(Guay, Pantano y Boivin (2003), se comprobó que el rendimiento académico tenía efectos sobre la
autoestima de los estudiantes y viceversa. El éxito o el fracaso en sus estudios parecen relacionarse
con la autoestima. Los estudiantes que repiten poseen menor autoestima y mayor ansiedad y
aislamiento que los que no repiten. Los estudiantes que necesitan mejorar sus calificaciones
escolares, se auto perciben con una autoestima menor, lo cual en consecuencia genera una
respuesta negativa sobre todo en sus actitudes. Y si la relación alumno maestro es negativa, más el
rendimiento académico, la respuesta del alumno contra sí mismo es pobre, y como resultado se
manifiestan actitudes negativas, como por ejemplo rebeldía ante la autoridad.

Villalobos (2005), en su tesis titulada: programa de Autoestima y el Aprendizaje de los


estudiantes de 3er grado de Educación Secundaria de la I.E. los Pinos, llegó a la siguiente conclusión:
los estudiantes comprendidos en la muestra que constituyen el grupo de control exhibieron un bajo
nivel de autoestima y deficiente rendimiento académico en las asignaturas consideradas para el
estudio; los estudiantes que construyeron el grupo experimental evidenciaron un desarrollo positivo
tanto en los niveles de Autoestima como de aprendizaje, luego de la aplicación del programa de
Autoestima, lo cual fue convalidado con la prueba de hipótesis correspondiente, al 95% de
confiabilidad, verificándose el efecto positivo de la misma.

Ushiñahua (2008), en su estudio” programa de desarrollo de la autoestima y su influencia en


el rendimiento académico de los estudiantes de cuarto grado de educación Secundaria de la
Institución educativa Virgen del Carmen del Alto Trujillo” Concluye que la aplicación del programa de
desarrollo de la autoestima influyó en forma altamente significativa en el rendimiento académico de
los estudiantes del cuarto grado de educación secundaria de la I.E.” Virgen del Carmen”.

Watson (2003) han descrito la enseñanza como un proceso intensamente psicológico y creen
la capacidad del maestro para mantener la clase productiva entornos, motivar a los estudiantes, y
tomar decisiones depende de sus cualidades personales y la capacidad de crear relaciones
personales con sus estudiantes. Estas actitudes y acciones efectivas empleado por los maestros en
última instancia, puede hacer una diferencia positiva en las vidas de sus estudiantes

En trabajos de investigación realizados sobre la autoestima, como el de Ticona (1998) entre


otros ya se va tomando conciencia y dándole mayor relevancia al aspecto relacional en una
institución. La conclusión que obtiene y confirma en cuanto a la actitud mostrada por los alumnos
influye en sus aprendizajes.
También en otra indagación realizada por Diaz María (2010) con alumnos del tercer grado de
secundaria en Lima, trató de determinar si existe o no influencia de la autoestima en cuanto al
rendimiento académico de los estudiantes, tomando como muestra de investigación a setenta
estudiantes de la I.E. José Granda del distrito de San Martin de Porres utilizando un test de
autoestima, el resultado de su investigación fue que existe influencia relevante de la autoestima en
el rendimiento académico de estos alumnos. Es una muestra más que los factores externos e incluso
internos influyen en el rendimiento escolar de los alumnos. Posteriormente, en su trabajo de
investigación realizada por Acuña José (2013), en su tesis para obtener el grado de Maestría con el
título Autoestima y Rendimiento académico cita a de Díaz María (2010), quien menciona la existencia
de factores externos como internos influyen sobre el rendimiento académico de los estudiantes.

Bolivar R. (2006), señala que la autoestima que desarrollan las personas en su vida diaria, ya
sean provechosas o destructivas influyen en la formación de su propio auto concepto. Para poder
tener en cuenta las críticas, la persona tiene que tener seguridad de sí mismo para poder discernir
cuál crítica va a favor y cuál en contra de su integridad como persona. Una crítica negativa es capaz
de aplastar a una persona y de afectar en gran medida la auto estima, llevándolo incluso a sentirse
en un verdadero fracaso, y ha de apreciar en un sentido negativo a la vida que lleva.

El presente trabajo de investigación, es un un aporte a la educación a lo ya realizado sobre la


autoestima, sobre todo describiendo un factor presente en el proceso enseñanza aprendizaje
presentándose como una problemática real y concreta como es, la baja autoestima de los alumnos
de primer año que estudian en la Institución Educativa N°89002.
Con los datos encontrados, sobre todo en el tema motivacional en las que los docentes, dado
que, por encontrarse en contacto directo con los alumnos, modifican actitudes negativas propias del
carácter o aprendidas afecten de manera negativa en su relación con los estudiantes

Se identifican aspectos relacionadas a la conducta personal que inciden en el problema


mencionado, de tal manera que busca revalorar su trato profesional con los estudiantes mediante la
práctica de actitudes positivas, la aplicación de nuevas metodologías o de nuevos conocimientos,
logrando generar un beneficio en los alumnos en cuanto a su desarrollo integral, puesto que
cconcebimos a la educación como un proceso perfeccionamiento intencional de la persona humana,
mediante un clima cordial y solidario, y una actividad bien prevista, realizada y evaluada, por
profesionales y de expertos, sobre todo de la psicología. (OEI. 2009)

Se reconoce la autoestima como factor que incide de manera determinante en los aspectos
relacionados e implicados en el proceso enseñanza – aprendizaje, es necesario considerar este
aspecto de la Autoestima por la importancia que tiene en la educación integral que reciben los
estudiantes. La autoestima y la actitud del docente condicionan a los alumnos para que sean capaces
de responder a las diversas tareas que se le pueda imponer, en el colegio.

Entre las numerosas investigaciones realizadas sobre la autoestima, y cómo influye en el


rendimiento académico de los alumnos, es uno de esos factores tomadas en cuenta definitivamente,
son los profesores los que ejercen influencia sobre la autoestima de sus alumnos. Al reconocer
previamente con esta investigación las actitudes y conductas que tienen mayor incidencia en la
comunidad educativa, de acuerdo a sus características y circunstancias, seremos capaces de construir
una atmósfera adecuada que facilite y estimule la expresión del alumno, la aceptación de sí mismo y
de los demás, en especial para los alumnos, pues, cuanto más se conozca la naturaleza humana
desde su dimensión psicológica que lo lleve a una mejor comprensión de sí mismo.

Al pretender dar una respuesta a una problemática real y concreta como es, la baja
autoestima de una buena parte de estudiantes de primer año de secundaria de la Institución
Educativa N°89002, nos lleva a afirmar y confirmar la incidencia de uno de los factores determinantes
como son las actitudes que muestran los docentes en el aula, sobre todo si son negativas, la
consecuencia será el bajo rendimiento académico de los estudiantes.

Es razón suficiente para considerar ciertas actitudes de los docentes en los aspectos
relacionados e implicados en el proceso enseñanza – aprendizaje, y por la importancia que tiene en
la educación integral de los estudiantes. Los maestros pueden favorecer u obstaculizar el proceso por
el cual uno puede encontrarse a sí mismo. La autoestima y la actitud del docente condicionan a los
estudiantes en la capacidad de responder las diversas tareas que se le pueda imponer en el colegio.
Una actitud es un marco que afecta a cómo una persona piensa y actúa. Los valores internos pueden
manifestarse en las acciones de una persona. Si un maestro tiene una actitud negativa hacia sus
alumnos pueden influir en la autoestima de los mismos. Igualmente, las motivaciones y las propias
creencias propias de un maestro – ya sea consciente o inconsciente – también pueden afectar
profundamente a sus alumnos.

Se considera el binomio valores – actitudes como factores que configuran la función


socializadora del colegio, ya que en ella los valores (y contravalores) se aprenden porque son el
resultado de ser miembros de un grupo social que los proclama, los argumenta y los pone en
práctica, es decir porque se promueve su construcción (Castro J. 2003)

El resultado obtenido en esta investigación aporta datos en la que los docentes, por
encontrarse en contacto directo con los estudiantes, conozcan y modifiquen actitudes negativas
adoptando actitudes positivas en su relación con el alumno, pues, son los valores interpersonales y el
profesionalismo los medios determinantes para influir en su desarrollo y comportamiento, y en el
cómo lo hacen por estar influidas conscientes o inconscientemente por el sistema de valores que
ellos adopten (Campos L. 2009).

Además, se identifican aspectos relacionadas con la conducta personal que inciden en la


conducta docente, de tal manera que se busque revalorar su trato profesional con los estudiantes,
evaluándose o buscando motivaciones que le apoyen a manifestar y practicar actitudes positivas,
nuevas metodologías o de nuevos conocimientos, que puedan generar beneficios en los estudiantes
en su desarrollo integral (Navas J. 2011), dado que las actitudes determinan las actitudes tanto para
enseñar como para aprender. La efectividad del aprendizaje en el estudiante depende de la actitud
del maestro en el aula para motivar o levantar o aplastar la autoestima de los alumnos.

Las actitudes que muestran los docentes en el aula determinaran el dinamismo el desarrollo
de los educandos y del mismo docente. Cada actuación del docente será observada e incluso medida
por los alumnos. Así se identifican aquellas actitudes que pueden causar temor u otra reacción,
además de otras como el del arrogante autoritario o paternalista, permisivo,
democrático, voluble (inconsistente), juez, paranoico y equilibrado, etc. Cerecedo (2013), describe
mejor estas actitudes

Según Cerecedo, en el aula ocasionalmente encontramos a un docente arrogante quien se


cree y se siente superior a sus alumnos, este docente no es capaz de reconocer sus errores cuando es

Entonces ha sido coherente realizar esta investigación aun cuando afirmamos a priori que los
docentes influyen en la autoestima del estudiante, aunque algunos más que otros factores
intervengan en este caso. El docente considerado por los alumnos una autoridad por los alumnos
será el principal responsable que exista una atmosfera de desarrollo de la autoestima cuando
muestre interés por cada uno de los alumnos, como también, si el docente acepta sinceramente al

El concepto actitud ya es considerado como un concepto central de la psicología social por


estar dedicado al estudio científico de las actitudes. Por lo que Allport G. (1935) define una actitud
como “un estado mental y neural de disposición, organizado a través de la experiencia ejerciendo un
influencia dinámica directiva y de la respuesta del individuo a todos los objetos y situaciones con la
que está relacionado” citado por Schwarz (2001), y más adelante algunos sociólogos y psicólogos por
ejemplo Campbell (1950) la definían simplemente en términos de probabilidad de que una persona
va a mostrar un comportamiento específico en una situación determinada.
Históricamente este concepto comienza a utilizarse en un estudio realizado por Thomas y
Znaniecki (1918) sobre los campesinos polacos residentes en Polonia como en Estados Unidos sobre
sus creencias, normas, valores elaboradas por este grupo social y que comparten, al mismo tiempo
que los diferencia de otros grupos sociales (Tesser N. y Schwarz N. 2001).
En la actualidad el concepto actitud es utilizado para referirse sobre todo al estado de ánimo
que las personas suelen presentar. Al ir evolucionando su

EL ORIGEN DE LA ACTITUD: TEORIAS.

La teoría funcionalista.

Daniel Katz propuso una teoría funcionalista de las actitudes. Considera que las actitudes
están determinadas por lo que sirve o es útil para nosotros. Las personas tienen, actitudes para
alcanzar sus objetivos básicos. Katz distingue cuatro tipos de funciones psicológicas que se
encuentran en las actitudes.

Instrumental. Cuando desarrollamos actitudes favorables hacia las cosas que nos ayudan o
nos beneficia con una recompensa. Queremos maximizar beneficios al mismo tiempo minimizar las
sanciones. Por ejemplo, cuando estamos a favor de un partido político que nos dé un beneficio
económico o si tenemos un negocio, nos ponemos a favor de mantener bajos los impuestos. Somos
más propensos a cambiar de actitud si al hacerlo nos permite alcanzar nuestros objetivos o evitar
consecuencias indeseables.

Conocimiento – actitudes: Son los que nos proporcionan un ambiente significativo ordenado.
En la vida buscamos cierto grado de orden, claridad y estabilidad en nuestro personal marco
referencial. Las actitudes nos ayudan a construir normas de evaluación personal sobre nuestros
actos. A través de las actitudes como los estereotipos, podemos poner orden y claridad a las
complejidades de la vida humana.

Valor. Expresa los valores básicos, refuerzan el auto concepto. Por ejemplo, si se ve a sí
mismo como católico, se puede reforzar esa imagen mediante la adopción de las creencias y los
valores católicos. También podemos tener una auto imagen de nosotros mismos como un político
iluminado o un radical militante de la izquierda y por lo tanto cultivar actitudes que creemos que
indican un valor de aspecto.

Ego – defensivo. Algunas actitudes sirven para protegernos verdades básicas acerca de
nosotros mismo o de las duras realidades de la vida. Ellos nos sirven como mecanismo de defensa.
Por ejemplo, las personas con sentimiento de inferioridad pueden desarrollar una actitud de
superioridad.

La teoría funcionalista de Katz también ofrece una explicación de por qué las actitudes
cambian. Según Katz, una actitud cambia cuando ya no cumple su función o cuando el individuo se
siente bloqueado o frustrado. Es decir, de acuerdo con Katz, el cambio de actitud se logra no tanto
por la modificación de la información o la percepción de una persona acerca de un objeto, sino más
bien por los cambios en las necesidades motivacionales y de personalidad subyacentes en la persona.
Por ejemplo, a medida que pueda cambiar su condición social, sus actitudes frente a un coche viejo
pueden cambiar si necesita algo que refleje mejor su nueva condición. (Michener y Myers).

La Teoría de aprendizaje. Existen varios medios por los que aprendemos actitudes.

El condicionamiento clásico. Ejemplo: Un padre denuncia airadamente el último aumento de


impuestos a la renta. Una madre se encuentra feliz ante la elección de su candidato de su
preferencia. Ambos expresan opiniones y también están mostrando un comportamiento no verbal
que expresa emociones. Para un niño mirando a los padres, la asociación entre el tema y el
comportamiento no verbal se hará evidente si se repite con bastante frecuencia. Y el
comportamiento no verbal será desencadenar respuestas emocionales en el niño: el niño se siente
molesto y perturbado cuando escucha al padre y feliz cuando escucha a la madre.

Condicionamiento Instrumental u operante. Comportamientos o actitudes que son reforzadas


por las consecuencias positivas y es menos probable que repita conductas y actitudes con
consecuencias negativas. Ej. La gente está de acuerdo con su opinión.

El aprendizaje por observación. Los niños observan el comportamiento de las personas que
los rodean e imitan lo que ven - Modelo. Las respuestas se almacenan de manera activa en el
cerebro. Ej. Si un niño observa a su padre opinando que todos los funcionarios elegidos son ladrones
lo más probable que repita esa misma opinión en clase. Puede ser reforzado con la aprobación de
otras personas.

La teoría de la disonancia cognitiva. Hace hincapié en el cambio de actitud. Los


comportamientos pueden determinar las actitudes.

Según el psicólogo León Festinger (1957),. Son sentimientos de tensión que surgen cuando es
a la vez consiente de dos cogniciones inconsistentes. Por ejemplo, cuando actuamos en contra de
nuestras actitudes o cuando hacemos una decisión de una representación alternativa a pesar de
razones a favor de otra.

La teoría de la simple exposición de Zajonc (1968), propuso que al exponernos


prolongadamente a un objeto de actitud puede que desarrollemos una actitud positiva hacia tal
objeto, pues a medida que pasa el tiempo obtenemos mayor información sobre él. Por ejemplo, nos
acaba una canción que escuchamos repetidamente en la radio o que con el paso del tiempo con una
persona que te es indiferente resulte teniendo una amistad.

DEFINICIONES DEL CONCEPTO ACTITUD


AUTOESTIMA

Tanto en la sociología como en la psicología, la autoestima es la percepción subjetiva y


personal que tiene una persona de sí mismo, de su propio valor, así como una actitud hacia uno
mismo. Así mismo se percibe como una persona competente o digna, asi como estados emocionales
como triunfo, desesperación, orgullo, vergüenza (Hewitt J. 2009).

Smith y Mackie (2007) lo definió como “el concepto de sí mismo”, es lo que pensamos acerca
de la propia autoestima, son las percepciones positivas o negativas de uno mismo y es un factor
influyente en ciertos resultados tales como el rendimiento académico o en sentirse feliz en sus
relaciones con los demás e incluso en el comportamiento criminal (Robbins, 2014). Los psicólogos
consideran a la autoestima como una característica perdurable de la personalidad (rasgo) aunque
existen variaciones normales a corto plazo (estado).

El origen del término se cree que nace en el campo de la psicología en especial en la obra del
filósofo y psicólogo William James (1892). James identificó multiples dimensiones de si mismo, con
dos niveles de jerarquía: los procesos de saber llamado el “yo-yo” y los conocimientos obtenidos
sobre el yo, el “mi-yo”.

A principios del siglo 20, el movimiento conductista minimiza el estudio introspectivo de los
procesos mentales, las emociones y los sentimientos, fue sustituido por el estudio objetivo por el
estudio objetivo a través de experimentos en los comportamientos observados en relación con el
medio ambiente. El conductismo coloca al ser humano como un sujeto animal de refuerzos colocó a
la psicología como una ciencia experimental similar a la química o la biología. A mediados del siglo
20, con el desarrollo de la fenomenología y la psicología humanista condujo a un renovado interés
sobre la autoestima. Luego de ello la La autoestima cobró mayor relevancia sobre todo en la
autorrealización personal y en el tratamiento de trastornos psíquicos. Los psicólogos comenzaron a
considerar la relación entre la psicoterapia y la satisfacción personal de una autoestima alta como
útil para el campo. Esto dio lugar a nuevos elementos que se introdujo en el concepto autoestima,
incluyendo razones por las que las personas tienden a sentirse menos dignos y por qué las personas
se desaniman o son incapaces de responder a los desafíos por sí mismos (Bonet JV. 1997).

Muchas de las primeras teorías sugieren que la autoestima es una necesidad humana básica
o motivación. El psicólogo estadounidense Abraham Maslow incluye la autoestima en su jerarquía de
las necesidades humanas. Describió dos formas diferentes de “autoestima”: la necesidad del respeto
de los demás en la forma de reconocimiento, el éxito y la admiración, la necesidad de respeto de sí
mismo en forma de amor propio, confianza en sí mismo, la habilidad o aptitud. (Maslow, 1987).
La autoestima es importante porque nos muestra cómo nos vemos como somos y el sentido
de nuestro valor personal. Por tanto, afecta a nuestra forma de ser y actuar en el mundo y la forma
en que nos relacionamos con los demás (Bonet JV. 1997).

Carl Rogers (1902 – 1987), un defensor de la psicología humanista, en su teoría manifiesta


que el origen de los problemas de muchas personas es que ellos se desprecian y se consideran
inútiles e incapaces de ser amados. Esta es la razón e importante de dar la aceptación incondicional a
un cliente y cuando se hace esto podría mejorar la autoestima del paciente (Bonet JV. 1997). Su
teoría se resume en esta frase: Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno
de respeto incondicional de todos los demás; merece la estima de sí mismo y ser estimado.

Abraham Maslow afirma que la salud psicológica no es posible a menos que el núcleo
esencial de la persona sea aceptado, fundamentalmente amado y respetado por los demás. La
autoestima permite a las personas hacer frente a la vida con más confianza y optimismo para llegar
así más fácilmente cumplir con sus objetivos y autor realizarse.

La autoestima puede convencer a la gente que merecen ser felices. Comprender esto es
fundamental y beneficioso ya que el desarrollo de la autoestima positiva aumenta la capacidad de
tratar a los demás con respeto, benevolencia y buena voluntad, favoreciendo así las ricas
interpersonales y evitar las destructivas (Branden N. 1987).

Desde finales de la década de 1970 hasta la década de 1990 muchos estadounidenses


estaban convencidos de la importancia de la autoestima como un factor crítico en el aprendizaje de
los estudiantes, en sus relaciones con sus pares y el éxito que pueda alcanzar en la vida. Por tal razón
en estados unidos crearon programas con el único propósito de aumentar la autoestima de los
estudiantes.

Este es nuestro caso, en educación la autoestima es un elemento necesario en el desarrollo


integral de la persona humana y sobre todo para un mejor desempeño académico.

La autoestima profundizada en los estudios psicológicos, encierra en su definición, en caso de


carencia, como la culpable de muchos males sociales como también personales. Cuando nos
sentimos contentos de nuestra propia imagen, nos sentimos confiados y libres para ser nosotros
mismos. Cuando nos avergonzamos de nuestra imagen, tratamos de ocultarla en lugar de expresarla.
Así descubrimos que la autoestima es la conciencia de la propia valía de lo que somos.

Desde los años 80 ha pasado a ser uno de los términos más utilizados en educación por
considerar que su posesión o carencia determina todas las posibilidades de equilibrio psicológico y
éxito personal del sujeto. En su definición se busca explicar el comportamiento humano y a atribuirle
un papel relevante en el desarrollo de ciertas patologías o trastornos tanto en la niñez y adolescencia
como en la edad adulta: hiperactividad, conductas antisociales, problemas alimentarios, depresión,
ansiedad, bajo rendimiento académico, etc. (Tiscar J. 1995)

De allí su dificultad en definirla, tal como lo señala Branden, (1977). Por su importancia la
autoestima debe tener un significado preciso y específico.

Otros autores se han ocupado de la autoestima, desde perspectivas muy diversas. Así, por
ejemplo, Tausch y Tausch (1981), quienes hacen depender de la propia estimación el correcto
funcionamiento de las capacidades psíquicas de niños y adultos, el desarrollo de sus respectivas
personalidades, sus habilidades para la adaptación a la convivencia social y, en una palabra, todas sus
capacidades intelectuales, afectivas y sociales. (Polaino – Lorente A. y Martinez P. 1997)

Cabe mencionar, si es constante su minusvaloración personal, de ser indignos, como se


enseña doctrinalmente en las sectas fundamentalistas, da como consecuencia conductas
manifestadas luego en el colegio, como el de rehuir actividades intelectuales, deportivas o sociales
por miedo al fracaso. Engañar, mentir, echar la culpa a otros, conductas regresivas, no confiar en sí
mismo, agresividad, timidez excesiva o violencia, negación frecuente. Frustrarse.

Si deseamos desarrollar en los niños una alta autoestima, se debe proveer al niño de un
ambiente de aceptación y valoración, donde pueda sentirse singular, seguro, libre, querido,
respetado: para ello necesitamos de docentes motivados que actúen adecuadamente, capaces de
proporcionar a sus alumnos, asertividad, autoestima; y según como se encuentre la autoestima dela
alumno, éste será el responsable de su éxito o fracaso, tanto en su formación como en otros campos
de la existencia humana.

Stanley Coopersmith señala la existencia de tres niveles de autoestima: alta, media y baja.

La persona de autoestima alta será capaz de enfrentarse a las presiones que se le presentan
en la vida. No tendrá miedo al fracaso, pues siempre estará alerta para buscar alternativas a los
problemas que se le presenten en la vida.

Será una persona capaz de relacionarse positivamente con otro, como también estará más
capacitado para aprovechar las oportunidades que se le presenten en el camino.

Las críticas que reciba de otros serán aprovechadas como instrumentos de aprendizaje, al
igual que cuando se enfrente a los éxitos y los fracasos, de los errores aprende tratando de
repetirlos.

Aprende a vivir proyectándose al futuro, viviendo intensamente el presente y sin


preocuparse del pasado.
Se acepta como es. Acepta cualquier crítica constructiva de los que lo rodean con el fin de
mejorar partiendo de sus propios errores, sabiendo autoevaluarse.

Los que presentan una autoestima media se caracterizan por disponer de un grado aceptable
de confianza en sí mismo, pero, puede verse afectado ante la opinión o crítica de las personas de su
entorno. A esto puede llamarse si y no, pues, suelen presentarse seguros de sí mismos, aunque
internamente no lo son, su actitud oscila entre momentos de autoestima elevada como consecuencia
del apoyo externo y periodos de baja autoestima producto de alguna crítica.

Estos son personas que intentan mantenerse fuertes con respecto a las demás personas,
aunque interiormente en ellos exista violencia en querer independizarse ante la dependencia hacia
los demás, solo con su apoyo sobreviven o sino decaen en su propia confianza.

Los de baja autoestima, son inseguros, desconfiados incluso de sí mismos, de sus propias
facultades o capacidades personales. Necesitan constantemente la aprobación de loas demás tanto
familiar como social.

Tienen mayor dificultad de relacionarse con otros, siempre están pensando en el que dirán si
hace o emite una opinión, interpretará cualquier reacción como negativa.

Son depresivos, básicamente por no aceptarse a sí mismo. Piensan que son insignificantes y
se aíslan del mundo. Tienen dificultad de comunicarse con las personas de su entorno.

Son muy vulnerables a cualquier crítica que puedan recibir. Tienden a echar la culpa de sus
fracasos, sus errores y su debilidad a otras personas. Son pesimistas, ansiosos, depresivos, amargos y
tienen una visión negativa de sí mismo. No aceptan los errores que cometen y ceden su
responsabilidad a otras personas. Tienen una imagen pobre de sí mismos.

En esta investigación participan alumnos seleccionados mediante el muestreo aleatorio


simple. Del total de 280 alumnos de primer grado de secundaria, se consideró extraer una muestra
de 125 alumnos entre hombres y mujeres que oscilan entre las edades de 11 a 13 años de edad,
provenientes de los diversos estratos sociales.

Siguiendo lo anterior, los datos obtenidos mediante la aplicación de ese conjunto de técnicas
e instrumentos en diversos momentos, nos permitió conocer, ampliar y profundizar en la descripción
y análisis tanto el estado real de la autoestima de cada uno de los alumnos participantes en la
investigación, como también las actitudes negativas de sus profesores. Aunque, es necesario dejar en
claro, lo que nos dio mayor luz en conocer estas realidades fueron la observación, la entrevista, y en
muchos casos las conversaciones informales sostenidas con los docentes de la Institución Educativa.
Considerando el muestreo aleatorio simple a la elección al azar de la población y en una sola etapa,
los alumnos de la muestra han tenido la misma probabilidad de ser seleccionados mediante el
método de la tabla de números aleatorios.

La construcción de la escala de actitudes ha sido posible realizarse, gracias a los resultados


previos obtenidos en la encuesta realizada a los alumnos respecto a las actitudes de los docentes. Lo
que nos ha permitido elaborar con una lista de enunciados o con adjetivos bipolares. Y como
instrumento de medición nos ha permitido medir las actitudes de los docentes de la Institución
educativa, (Bravo, 1992).

Para construir esta escala se ha tenido en cuenta la variable actitud docente, luego se
recopiló información pertinente para elaborar los ítems, lo que permitió la construcción de una
escala previa que fue sometida a una valoración piloto en una muestra representativa de alumnos de
otra Institución Educativa.

Como ya se dijo, la actitud es una disposición más o menos permanente, positiva o negativa,
que presenta una persona, originada posiblemente por su entorno familiar o educativo, los cuales
han plasmado en su personalidad valores condicionando la manifestación de sus actitudes en el aula.
La actitud al poseer tres dimensiones, para elaborar este instrumento se ha procurado fidelidad para
conocer todas ellas de manera equitativa: cognitiva, afectiva y comportamental.

RESULTADOS

Los resultados mostrados en la investigación comprueban la hipótesis propuesta en relación


a la actitud docente y la autoestima de los alumnos. Se ha podido demostrar que actitudes
mostradas por los docentes llegan a ser también un factor para la baja autoestima de los estudiantes,
por lo tanto, existe una relación significativa entre actitud docente y autoestima, consecuentemente
el rendimiento académico.

Por otro lado, el hecho de que entre docentes y alumnos existan diferencias significativas en
sus actitudes y formación, indica que la posición de autoridad que ocupa el docente y las actitudes
que muestran en los niveles cognitivo, afectivo y comportamental influyen en la formación de la baja
o alta autoestima en los alumnos. Estos resultados coinciden con los estudios realizados por
Rosenthal y Jacopson (1980), quienes demostraron que las expectativas de los profesores
condicionan las expectativas de los alumnos, sobre su autoestima y su propio rendimiento
académico.

Es necesario señalar la importancia de la relación armoniosa que debe de existir entre los
docentes y los alumnos, pues, la autoestima se modifica positivamente con un trato afectivo sincero
y honesto, de igual modo el lenguaje utilizado apropiadamente, la motivación y el trato
necesariamente modificaran personalidades y actitudes en especial de aquellos jóvenes que con
nuevas perspectivas puedan dirigirse hacia el éxito.

Al analizar los datos estadísticos podemos concluir que una buena parte de alumnos están en
el nivel normal de autoestima, indicando que los niños y niñas poseen valoración de sí mismos,
mayores aspiraciones, estabilidad pese a las circunstancias que le rodean. En general, cuando estos
niños se enfrentan a desafíos y problemas responden con confianza y normalmente alcanzan un alto
grado de éxito, reconocen sus propias habilidades, así como las habilidades especiales de otros, se
sienten seguros de sí mismo y se responsabilizan de sus propias acciones. Estos mismos resultados
demuestran que los alumnos poseen habilidades expresando en todo momento su empatía y
asertividad, evidenciando un sentido de pertenencia y vínculo con los demás.

El hecho de ser en su mayoría con un nivel normal de autoestima, también es un indicador


para constatar que los alumnos poseen buena capacidad para aprender, afrontar adecuadamente la
realización de sus tareas, y por lo tanto pueden alcanzar un rendimiento bueno. Son más realistas en
la evaluación de sus propios resultados de logros y no se dan por vencidos fácilmente si algo
les sale mal, son competitivos, se trazan metas superiores, les gusta sentirse desafiados por los
obstáculos. Trabaja a satisfacción tanto a nivel individual como grupal.

Los alumnos que se ubican en un relativo nivel normal, indica también que los alumnos
poseen buenas cualidades y habilidades en las relaciones íntimas con la familia, se sienten
respetados y considerados, poseen independencia, comparten ciertas pautas de valores y sistema
de valores con la familia, tiene concepciones propias acerca de lo que está mal o bien dentro del
marco familiar. Pero al mismo tiempo tenemos a un buen porcentaje de alumnos sumando el bajo y
el muy bajo, lo cual indica lo contrario.

Si éste es el caso, un mejoramiento cualitativo de las actitudes de los docentes hará que el
alumno se supere en varios aspectos, además de mejorar las relaciones entre ambos, como un por
ejemplo un mayor aprecio y confianza en sí mismo, es decir en una mayor autoestima,
consiguientemente, mejorar su rendimiento académico.

A razón del tipo de estudio, se ha demostrado la correlación o dependencia que existen entre
las dos variables, por lo tanto se puede afirmar categóricamente dada las pruebas científicas, que la
variable autoestima es afectada por la actitud docente. Demostrada esa relación causal, los
resultados obtenidos en la prueba de correlación, nos permite establecer que a un aumento en una
de las variables corresponde a un aumento en la otra, o a una disminución de la primera
corresponde a una disminución de la segunda.
RECOMENDACIONES

En una investigación de este tipo no se puede decir que se encuentra cerrada, por una
sencilla razón el ser humano está en constante desarrollo, se hace necesario ir constantemente
renovando e innovando sus resultados, de penderá de aquellos comprometidos en la educación y
desarrollo de la educación continuar buscando alternativas de formación e investigación para lograr
metas en las que estamos encaminados como humanidad..

Resulta importante trabajar mediante talleres tanto con alumnos, aún más con los docentes
sobre la autoestima. Existen disciplinas que nos permiten conocernos mejor, es mejor si es desde el
punto de vida psicológico, para que tanto alumno como profesores puedan conocer sus capacidades
tanto como profesional como humano, sobre todo en aquellos niveles cognitivo, afectivo y
comportamental, de manera tal que se pueda plantear correctivos para aquellas actitudes que no le
favorecen tanto al docente como a sus alumnos quienes necesitan crecer y desarrollarse en sus
diversos aspectos en especial de su rendimiento académico en un centro de formación.

En una institución educativa, los mismos profesionales de la educación debe de propiciar


actividades que contribuyan al desarrollo en los niveles cognitivos, afectivos y comportamentales de
los docentes, consiguientemente favoreciendo las relaciones positivas con los estudiantes a su cargo.

Los docentes de la Institución Educativa y de otros, tomen conciencia que muchos alumnos
se desarrollan mediante la aprobación y que la crítica o conducta agresiva puede afectar la
autoestima de los alumnos y el rendimiento académico

Es preciso efectuar cambios radicales en los modos tradicionales de entender la relación


entre docentes y estudiantes. Dado el cambio cultural que se presenta en todos los campos del
saber. Se debe de construir entre los docentes una nueva actitud frente al proceso en el cual el
alumno se hace cada vez más autónomo.
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