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CIF Círculo de Integración Femenina

RECONOCIENDO MIS EMOCIONES


En la concepción de Bert Hellinger, las emociones o sentimientos se reconocen como “movimientos”, los
cuales son clasificados en dos: Sentimientos primarios o movimiento interno de apertura y los Sentimientos
secundarios o movimiento interno de retracción.

El movimiento interno de apertura se refiere al primer movimiento que experimentamos los seres humanos
que nos pone en contacto con el mundo exterior. Este movimiento manifiesta sentimientos de conexión y disposición
adecuados según el contexto en que se manifiestan. Puede tratarse de un afecto, amor, furia, duelo o miedo ante
alguna amenaza. A lo largo de la vida estos sentimientos primarios nos fortalecen para realizar nuestras actividades
dado que buscan el contacto con los otros, llevan la acción hacia una solución. Cuando el movimiento se manifiesta la
emoción termina.

Los problemas y síntomas que una persona no desea y lleva a consulta surgen de sentimientos secundarios o
adquiridos. Al entregarnos totalmente a emociones primarias podemos buscar el contacto e intercambio de una
manera donde el dolor pasa y/o nos sentimos libres para seguir con nuestra vida. El poder percibir los sentimientos
primarios y vivir con el movimiento de apertura nos da libertad emocional.

El movimiento interno de retracción o movimiento de apertura interrumpido hace referencia al rechazo que
experimentamos en los primeros intentos de acercamiento, cuando el niñ@ decide internamente jamás volver a
exponerse a una experiencia dolorosa, protegiéndose así también de no recibir al mundo que le rodea. Esta
circunstancia puede hacer que se adquiera una actitud hostil, de depresión, niebla mental, sueños desmedidos, etc.

Estas experiencias del pasado emergen en las personas como un sentimiento de vida permanente,
debilitando su fuerza y perdiendo conexión con su presente, con “el aquí y el ahora”. Generalmente los sentimientos
que experimenta son incompatibles con las situaciones del momento presente.

Desde esta perspectiva, cualquier experiencia impactante provoca que el “alma se retraiga”, como si todo el
organismo se detuviera psíquica y físicamente alrededor de esta experiencia, sin encontrar por sí mismo el camino de
retorno.

Descargar los sentimientos secundarios lleva un alivio general, aunque posiblemente a largo plazo no cambie
nada. Se necesita elaborar un movimiento de dejar atrás el pasado y de conexión presente-futuro, lo que puede ser
un proceso que se dé por sí mismo con el tiempo o en varias sesiones de constelaciones.

Por otro lado, también se encuentran las emociones sistémicas y los metasentimientos.

Las emociones sistémicas son sentimientos ajenos tomados de nuestra familia. Son sentimientos de otra
persona que se adquieren por lealtad. Esto se manifiesta cuando una persona tiene una idea de su yo real que se
opone a su actuar, pensar o sentir concretos, desde un plano profundo y frecuentemente inconsciente. Así,
percibimos las ondas, experiencias y conocimiento que son vividos y almacenados en nuestro alrededor como si
fuéramos una caja de resonancia. El alivio se produce cuando se logra hacer consciente que el sentimiento es
correcto, pero no en su tiempo y lugar.

Finalmente se encuentran los metasentimientos, que hacen referencia a sentimientos superiores, como el
valor, la serenidad, humildad, arrepentimiento… son fuerza pura y están ajenos a la persona en sí, pues tienen que ver
con la vida, la creación y la fe. Se viven como fortalecedores y pueden manifestarse en experiencias muy concretas en
el transcurrir de la vida o de manera permanente en casos muy especiales.

Para Bert Hellinger, la coronación de todos los metasentimientos es la sabiduría, a la cual se unen el valor, la
humildad y la fuerza, se viven más como obsequios o como una gracia más que como algo posible de alcanzar.

Psic. Irma Adriana Alvarado Contreras 1

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