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Marguerite Yourcenar

Alexis o el tratado del combate estéril (fragmento)

" El sufrimiento es uno. Se habla de sufrimiento como se habla del placer, pero se habla de ellos cuando
ya nos dominan. Cada vez que entran en nosotros, nos sorprenden como una sensación nueva y tenemos
que reconocer que los habíamos olvidado. Son diferentes porque nosotros también lo somos: les
entregamos cada vez un alma y un cuerpo modificados por la vida. Y sin embargo, el sufrimiento no es
más que uno. No conoceremos de él, como no conoceremos del placer, más que algunas formas, siempre
las mismas, de las que estamos presos. Habría que explicar esto: nuestra alma, supongo, no tiene más
que un teclado restringido y aunque la vida se empeñe en hacerlo sonar, sólo podrá obtener dos o tres
pobres notas. "

César Vallejo
Algo te identifica, de Poemas en prosa

" Algo te identifica con el que se aleja de ti, y es la facultad común de volver: de ahí tu más grande
pesadumbre.

Algo te separa del que se queda contigo, y es la esclavitud común de partir: de ahí tus más nimios
regocijos.

Me dirijo, en esta forma, a las individualidades colectivas, tanto como a las colectividades individuales y
a los que, entre unas y otras, yacen marchando al son de las fronteras o, simplemente, marcan el paso
inmóvil en el borde del mundo.

Algo típicamente neutro, de inexorablemente neutro, interpónese entre el ladrón y su víctima. Esto, así
mismo, puede discernirse tratándose del cirujano y del paciente. Horrible medialuna, convexa y solar,
cobija a unos y otros. Porque el objeto hurtado tiene también su peso indiferente, y el órgano
intervenido, también su grasa triste.

¿Qué hay de más desesperante en la tierra, que la imposibilidad en que se halla el hombre feliz de ser
infortunado y el hombre bueno, de ser malvado ?

¡Alejarse! ¡Quedarse! ¡Volver! ¡Partir! Toda la mecánica social cabe en estas palabras. "

Thomas Wolfe
El ángel que nos mira (fragmento)

" Detrás del pequeño y desperdiciado caracol que yacía allí recordó de repente el cálido rostro moreno,
los ojos blandos, que una vez se habían fijado en él.
(…)
Ante el desolado horror de Dixieland, ante el oscuro camino del dolor y la muerte por el cual las grandes
extremidades de Gant ya habían comenzado a descender, ante toda la soledad y aprisionamiento de su
propia vida la cual lo había roído como el hambre, estos años en la escuela de Leonard florecieron como
manzanas doradas.
(…)
Sin embargo, mientras se paraba por última vez al lado de los ángeles del porche de su padre, parecía
como si la Plaza estuviera lejos y perdida; o, debería decir, era como un hombre que se para sobre una
colina encima del pueblo que ha dejado, sin embargo no dice "El pueblo está cerca," sino que vuelve sus
ojos hacia la distante y elevada cordillera. "
José Saramago
El hombre duplicado (fragmento)

" Ni el propio Tertuliano Máximo Alfonso sabría decir si el sueño volvió a abrirle los misericordiosos
brazos después de la revelación tremebunda que fue para él la existencia, tal vez en la misma ciudad, de
un hombre que, a juzgar por la cara y por la figura en general, es su vivo retrato.
Después de comparar demoradamente la fotografía de hace cinco años con la imagen en primer plano
del recepcionista, después de no haber encontrado ninguna diferencia entre ésta y aquélla, por mínima
que fuese, al menos una levísima arruga que uno tuviese y al otro le faltara, Tertuliano Máximo Alfonso
se dejó caer en el sofá, no en el sillón, donde no habría espacio suficiente para amparar el
desmoronamiento moral de su cuerpo, y allí con la cabeza entre las manos, los nervios exhaustos, el
estómago en ansias, se esforzó por organizar los pensamientos, desenredándolos del caos de emociones
acumuladas desde el momento en que la memoria, velando sin que él lo sospechase tras la cortina
corrida de los ojos, lo despertara sobresaltado de su primer y único sueño.
(...)
El alma humana es una caja de donde siempre puede saltar un payaso haciendonos mofas y sacandonos
la lengua, pero hay ocasiones en que ese mismo payaso se limita a mirarnos por encima del borde de la
caja, y si ve que, por accidente, estamos procediendo segun lo que es justo y honesto, asiente
aprobadoramente con la cabeza y desaparece pensando que todavia no somos un caso perdido. "

Fedor Dostoievski
El idiota (fragmento)

" Un hombre que es asesinado por unos bandidos de noche, en un bosque, o algo por el estilo, tiene
hasta el último momento la esperanza de salvarse. Ha habido casos en que un hombre a quien le han
cortado el cuello tiene esperanza todavía, o sale corriendo, o pide que se apiaden de él. Pero en este otro
caso, por el contrario, esa última esperanza, que permite que la muerte sea diez veces menos penosa, es
eliminada con toda certeza: la sentencia está ahí, y la horrible tortura está en que sabes con certeza que
no te escaparás, y no hay en este mundo tortura más grande que ésa. Lleve a un soldado a una batalla,
póngale delante de un cañón y dispare, y él seguirá teniendo esperanza; pero si a ese mismo soldado se
le lee una sentencia de muerte cierta, se volverá loco o romperá a llorar. ¿Quién dice que la naturaleza
humana puede soportar esto sin perder la razón? ¿A qué viene tamaña afrenta, cruel, obscena,
innecesaria e inútil?
(...)
El hombre del que hablo fue conducido un día al cadalso con otros condenados, y le leyeron la sentencia
que le condenaba a ser fusilado por crimen político. Veinte minutos más tarde se le notificó el indulto y
la conmutación de su pena. Los tres primeros fueron conducidos y atados a los postes; sabía de
antemano en lo que pensaría: toda su ansia era imaginarse, con la mayor rapidez y claridad posibles,
como sería aquello: en aquel instante vivía y existía; en tres minutos qué cosa sucedería alguien o algo
distinto. Pero confesaba que nada le fue más penoso que este pensamiento: -Si no muriese. Si me
devolviesen la vida. ¡Qué eternidad se abriría ante mí! Transformaría cada minuto en un siglo de vida;
no despreciaría ni un solo instante y llevaría cuenta de todos los minutos para no malgastarlos.- "

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