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A K H rm jg n

En p m B í lugar se preguiijj¡ $ las¡¡¡¡f¡tf& s¡^ hábitos1

Y PARECE QUE NO, sino antes bien acto.


1. En ^ ^ 9 ), Agustín dice en el libro de las Retractaciones2 quPSfBfcuen
uso delfBIflH ibedrío es virtud. Pero el uso S i libre albedríojfi®^ÍH£or lo
tanto, la virtud es acto.
premio no se debe a alguien sino en razón cffl acto.Mjhora
bien, s&HMIQn todo poseedor de la virtud, porque cualquiera q ^ ^ ^ ^ ^ g e n
la ^ H ^ m lc a n z a r á la beatitud. I ^ H d, la virtud es mérito. Pero el m érito
es acto. Por loffln to, la virtud es acto.
3.W i B W iM B I a medida en que algo es m á s ] S H | 8 | ^ P 8 Í ^ M ^ m ™
tros, tanto m ejor es. Pero nos asemejamos sumamente a iMS!
es Acto R H . Luego, el acto es lo óptimo de
nosotros virtudes son los bienes m áximos que

con el objeto de atender a la asimilación y reelaboración tomista


de|pi^W jBS H B t Sw8WWla virtud como hexis -habitus- en vistas a la B H l P B R f lf lj
virtud humana. Allí, he indicado pasajes paralelos de otras obras de
i ^ B 0 a g 3 B I^ W ^ W 8 IW W i^ B otras etapas de su desarrollo como autor, que evidencian
sostenida en De Virt al respecto, la cual se sitúa en la misma lí-
nea de elaboración d g B p ^ r o B u maestro y, asimismo, en la de laHPfeeíM
Hp&iqyáLini<Biá por Pedro A p ^ r a B L e , ya e n J P B l o XII, a d fP H a lW H S ó n W islp té l
lica de Praedicamenta, 8, 8 b 27 y ss., donde se establece la determinación categorial de la vir-
tud como
2 Cfr. Agustín^Retractationes, 1,9,6.
72 Tomás de A quino

hay en nosotros, com o dice A gustín en el libro D el libre albedrío3. P0r i0


tanto, las virtudes son actos.
4. Adem ás, la perfección del camino [de la vida] corresponde a la per-
fección de la patria [c flstia l]. Pero la perfección de la pa|ga ■ S itia l] es
acto, a saber, la felicidad, la que según el Filósofo consiste en un acto4. Por
lo tanto, también la perfección del camino [de la v id a], a saber, la virtud,
es acto.
5. Además, los contrarios son los que se ubican en el m ism o género y se
rechazan recíprocamente. Pero el acto de pecado rechaza a la virtud en ra­
zón de la oposición que tiene con respecto a la misma. Por lo t a n t o f ^ H
tud está en el género de ¡áéto.
6. Además, el Filósofo dice en Del cielo5íjj$q\ie la virtud es leg itim o res?
pecto de la potencia; lo último de la potencia es iSesr^Por lo tanto, la vir­
tud es acto.

Cfr. Agustín, D e m ^ m r n m m J l. 19,50. .


4 Cfr. Aristóteles, Etílica Nicomachea, I, 8, 1099 a 30; 10, 6 ,1 1 7 6 b 1, 29 passim.
[•;| Cfr- Aristóteles, De cáelo, I, 11, 2SKal 14 y 15. Es preciso advertir que en el texto latino
cae^0' como P § cae^° e*
j'mund°' debido a la posición que asume ante la discusión de
sobre spf
bre los n o m b r e s d e l escrito titulado Del cielo
subfayar que en su
In.de- Cael -3-5-, Tomás de Aqüino evidéñ<^ 8u c)E^^ i fri^ 3á¡t6 de aquellas dispu-
tas refiriendo algunas posiciones y, entre ¡eííaS; la opiftiórf^S^^B^éctoM é^^SKlíiro de
trata acerca del universum
partes de éste. Tomás de Aquino
s e p o r consiguiente, a la
f o r í f í ^ l ^ o m p u é s t a d éla ca^aete-
^ » 9 m o m á s 3 » p p i a m f e h % | F e M p a t é t t e a ® ^ ^ ^ ^ ^ « ^ ^ P ^ g ^ ^ g ^ ^ c a^, quien
asigna a la celesta ¿tíá n q y siéeqp '
d ariamente el de
titre d e s ^ j^ d 'A r i s t o t é setd p i^ ^ b r ^ ^ ^ f e t e u r ^ r e c ^ ^ S ^ ^ ^ exemples", erfÉ É ^ ^ ía r -
ticulations du texte dans les oeuvres anticues. Actes du Colloque International de C hantilly,! 3-
15 décembre 1994, J. M. Hoffmann / P. Petitmengin jaiiS eléan i
(eds.), París, 1997, 86-88 .
I. Si las virtudes son hábitos ■

7. A d em ás, la p arte6 racion al es m ás n o b l « más perfecta que la parte


sensitiva. P ero la cap acid ad sensitiva tiene su operag jS f t^ p H ^ ^ ^ ^ Jme-
d iad ora d e a lg ú n h á b ito o cu alid ad 78.H o r lo tanto, tampoco en la parte
intelectiva es poner hábitos mediante los « l| s dicha parte [del
alma] ten g a u n a op eración

8. A d em ás, el iS ífe o fo dice en Física V II9 que la virtud es la disposición


de p e rfe cto p a ra lo óptim o. Pero lo óptimo féS ^ to; y la disposición es
K Í 1 m ism o gén ero de aquello para lo que j^ sp o n e. Por lo tftntflla virtud
acto*
9. A d em ás, A g u stín Hjpg e t u M ib r o es de la Iglesia10 que la
virtud gS' el o rd en d el afjjffij. Ahora bien, orden, cg¡$¡Q él mismo dice d&Lfl
ciudad $ $ D ios X IX 1^ ® la d isposiciónlfl||| asigna a cada una de las cosas
sem ejantes K d if e r e n t e s ^ H l ii » r ^ jp | K ^ jjy o s . Luego, la virtud es dispo-
pd¡$jlo t a n i S ^ ^ ^ s hábito*
10. A dem ásÉtel h áb ito es una cualidad de difícil movilidad12. Pero la
d ¡j¡lá cil m ovilid ad , p o r q u é ^ pierde por un acto de pecado mor-
tal. Por lo tan to , la v irtu d n||Hjhábito.

11. A d e j^ H teÉ á M H « B B necesidad dt^ghe algunos hábitos sean virtu­


des, O b ie n los n ecesitam o s para las operajtoMÉi bien para j a l
m eritorias, m s q u e son al m o M jf t S M H M embargo no [los
n e c e J M M p a ra las op eraciones n a f l H ^ É p I B g ^ ^ u a l ^ i ^ m a t u r a -
> l^ a , ta n to v ^ M H ra le com o la n d ^ ^ sibl^ p t f^ ^ f o sar a cabo su operación
sin h áb ito [algunó]> co n m u cha m ayor ^ ^ &«|ti(WCT?W o la naturaleza ra­

F A tiéndase al sentido del término empleado en e | ® | H b ; c o m p o ­


nente A. Ernout / s/v
par&ffi
7 Cfr. "Estu dio prelim in ar", III. 2. b, lo expuesto sobre Bffflbtencias jftisitivas considera­
das secundum se. -* . v’L Í 4 9 H 3 P P 1^ 7 ;L
8 Cfr. "Estudio prelim inar", III. 1 y 2, lo desarrollado sobréTá noción de potencia perfecta.
9
Cfr. A ristóteles, P hysica, V il, 3, 246 a 11 n g P f ó l V t f f l
10 Cfr. A gustín, D e m oribW É cclesiae,
11 Cfr. A gustín, D e civitate
En el argum ento se hace uso de la noción aristotélica de hábito, cfr. "Estudio preliminar",
III. 3 .H
Tomás de Aquino
74

cional. Del mismo modo, tampoco [los necesitamos] para las operaciones
meritorias, porque Dios las obra en nosotros; [así se dice] en Filipenses II,
13: "[Dios] quien obra en nosotros el querer y el hacer según Su buena vo­
luntad". Por lo tanto, de ningún modo las virtudes son hábitos.
12. Además, todo agente [que actúa] conform e a una forma, siempre
obra según la exigencia de aquella forma, como lo caliente siempre obra ca­
lentando. Por consiguiente, si hay en la mente alguna forma habitual que
sea llamada virtud, será necesario que el que posee la virtud obre según
ella. Lo cual es falso, porque de esta manera cualquiera que poseyera la vir­
tud estaría firmemente asentado en ella. Por lo tanto, las virtudes no son
hábitos.
13. Además, los hábitos están en las potencias para esto: para otorgar­
les la facilidad de operar. Pero según parece, para los actos de las virtudes
no necesitamos de algo que proporcione la facilidad. En efecto, dependen
ante todo de la elección y de la volición13; y nada es más fácil que aquello
que se determina por la voluntad. Por lo tanto, las virtudes no son hábitos.
14. Además, el efecto no puede ser más noble que su causa. Pero si la
virtud es hábito, será causa del acto, que es más noble que el hábito. Por lo
tanto, no parece apropiado que la virtud sea hábito.
15. Además, el medio y los extremos son del mismo género. Pero la vir­
tud moral es medio entre pasiones14; ahora bien, las pasiones pertenecen al
género de los actos. Por lo tanto, [las virtudes no son hábitos].

13 En lo que atañe a la traducción del término " voluntas" en la formulación del pasaje: "in
electione et volúntate", comparto la interpretación de J. Reid al verter dicho término como: vo-
lition -cfr. St Thomas Aquinas on The virtues (in general), Providence, Rhode Island, 1951, 3 -,
pues en el texto de De Virt que nos ocupa " voluntas" no designa la potencia del alma sino su
acto. Tomás de Aquino asigna este mismo sentido que aquí confiero al término en cuestión y
justifica el empleo de la significación mentada en STh I-II q8 a l ad l, cuando dice: "el mismo
apetito actual del bien se llama 'voluntad' -voluntas-, en tanto que designa el acto de la vo­
luntad". En relación al sentido del texto, cabe indicar que en él se hace referencia a actos que,
en cuanto presuponen la elección, proceden de la voluntad. Tomás de Aquino examina la na­
turaleza de la elección en STh I-II q l3 al c., donde sostiene que tal acto -que supone el papel
de la inteligencia y de la voluntad bajo distintos respectos- se consuma a través de"cierto
movimiento del alma hada el bien que se elige".
14
Cfr. De Virt a l 13 c.
B^Si las virtudes son hábitos
m

POR EL CONTRARIO
Según A g u stín , la v irtu d es una buena cualidad de la mente1516.

Pero n o p u ed e E sta r en alguna especie [c||jcualidad] sino en la primera,


que es la d el h áb ito . P o r lo tanteóla virtud « i á b i t | J ^ |
2. A d em ás, en E h ¿¿jg f7, que la virtud es u
tivo depende de
^ ■ A d e m á s , h ay v ir tu d JH | Q K q u e duermen, porque [éáEs] no se pier­
den sino p o r el p ecad o m o rta l.B K > no hay en ellog£giO£ de virtudes, por­
que no tien en u so d el libre albedrío [dorante el sueño]. Por lo t a n t o ^ ^ ^ H
tudes _■, . -
-.v'*\

RESPUESTA. Se h a de d e < ® q u e B f i¡¡i * ^ £ ú n el sentido de su nombre,


E ^ | | M ^ ^ ^ ^ | M fi| fcn to de la p o ten cia ' (^¡entiae compkfnéntum)1*; por h a
cual tam b ién e n lla n ta d a fu e rz £ (vis)19, en tanto u ú é ^ ] i ^ : Á s a por el
der com pleto qjdlé'dejié pu ed e seguijyku jj ^ é t u o movimiento. En éfe c| ^ ^ 9
virtud, con form e a su n om bre, designa fiE ^ fe é rió n del poder [operativo];
d$.ú|jt$Éüe el F iló so fo d iga en Del cielo I20, jju e la virtud esT¿ ¡último en la
rea lid p í de urfá p o ten cia . P ero | p ftu e la potéhcia se dice ordenada al
acto, el acab am ie n to de la potencia considera
en cuani^^ram H rne a lo que realiza lafl^|É^9fflBrperfectñi Y porque la ope­
ración eíH H | | n ftel que obra -y a que toda según e fiB 8 ? j¡fo en Del

15 En eroa^fflojjse enuncia la primera j la definición que Pedro Lombardo atribuye a


será e x a m in a d P p o i^ ^ ^ ^ K ^ K P m W ro S * l^ jp ¡R to ^ .^ ¿ u d io preli­
minar", III.
16 En lo la interpretación de l a H ^ ^ f de virtud atribuida en ehg&saje a San
Bsguiátín, cabe indicar I B R o m á s de Aquino hace una lectura equivalente a la de S a n ^ b e r^ f
quien este texto- al analizar la ^ M R R e virtud en cue$r
tión, afirma E j e habitus conforme al s e n tiq E ^ flR fó já c ie dicho
término; cfr. San A lberto, II, l(H m . 1; y "Estudio preliminar", III. f j£ r
17 Cfr. A ristóteles, H hica 1106 b 36 y ss.
18
Cfr. acerca H 1 sentido de la form ulación latina en el pasaje: potentine complementumWk
asimismo, el de la VKreroh castellana de la P H M R B £ n id io preliminar", III. 1.
19 Cfr. acerca d e lH n tid o de "Estudio preliminar", III. 1.
cáelo, 1 ,11, 2 8 Í a 14 Tomás de Aquino, In de Cael I lect25.
76 Tom ás de Aquino

cielo21, es por causa de su operación, com o por su fin p ró xim o-, cada cosa
es buena en cuanto tiene un orden acabado respecto de su fin. Por ello la
virtud hace bueno al que la posee y vuelve bu ena su obra, com o se dice en
Etica II22; y de esta m anera tam bién es m anifiesto que [la virtud] es la dis­
posición de lo perfecto para lo óptim o, com o se dice en M etafísica VII23245*.
Y todas estas [determinaciones] convienen a la virtud de cualquier cosa.
Pues la virtud del caballo es la que lo hace bueno, y [hace buena] su obra;
de un modo sem ejante la virtud de la piedra, del hom bre, o de cualquier

Pí>í otra p ar| j, según l^pliversa índole de las potencias, es diverso el


modo d e s p complexión. H ay pues una [clase de] potencia [que es] tan sólo
a g e n ta b a n h fS agens), alguna otra, tan gjifilo actuada o m ovida (tantum acta
péxo otra agente y actuada
Por consiguiente, la potencia (píe es sólo agente, no n£C£§jtá de algo di-
;y|r§o de sí para ser principio del acto por ¿flyo la virtud de tal
potencia no es atíjgo diferente de ^ m ism a potencia. A hora bien, tal [clase
de] potencia es la divina, el intelecto agentg^y potencias naturales; de
ahí que las virtudes de estes potencias no sean hábitos, sino dichas
potencias eai ¿ m ism as perfectas.
Por otra parte, son sólo actuadas aquellas potencias que no actúan sino
m ovidas por otros, y no es posible en ellas el actuar o el no actuar, sino que

H Cfr. Aristóteles, De (en lugar de ItebguMfepflpÍRh Marietti y otras edicionesj^H


286 a 7 y ss.
22 Cfr. Aristóteles, Ethica NicomacheawjjBL 1106 a 14-15; y T o m á s A q u i n o , In EthicW
lectó.
23 Si bien en la e S ^ H H ^ ^ H i g u r a Metaphysica, e n las ediciones ÉtatefP^Farigiis, se in­
dica Physica, obra H k que de BÉfifSftdriMftón de virad 1
en STh I-II q49 a2 c. Cfr. Aristóteles, Physica, VII, 3, 246 a 11 y ss.; 246 b 3 y ss. y 247 aM ra
Tomás ■ Aqui^S'mlfu/s VII lect5 y ¡^ ^ ■
24 Cfr. en "Estudio preliminar", III. 1, lo concerniente a esta primera significación dévfttud
en sentido la to i^ io estricto-moral. Asimismo cfr. Aristóteles, Ethica Nicomachea, II, 5, llH a
15 16, H ?1 b 20-23.
25 Cfr. acerca de la clasificación de las potencias aquí expuesta por Tomás de Aquino y el
análisis que sigue en el texto de De Virt en torno a la naturaleza de cada una de ellas:
"Estudio preliminar", III.
Si las virtudes son hábitos 77

actúan poder del que m ueve.


des sensitivas en que en
que el sentido n o es p rincipio acto. Estas potencias se perfeccio-
nan con actos por algo s o b r e a ñ a d id o ^ ® sin em bargo no
^ perm anece en e ^ ^ ^ H sino
^ B ^ H ^ f f l ^ S ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ K e i o ^ ^ H s p e c i e s [impresas] en la
De potencias tam poco son hábitos,
sino B M I H ^ ^ M H g S jf e i g ^ t e H t á ^ e ^ S T O t e ^ ^ g 011 afectadas por la
actu alizació H le sus

Pero agentes y actu ad as son aquellas potencias m ovidas de tal m anera


por ^san em bargo no quedan determ inadas en
razón unum), sino que está presente en
¿opacidades de algún m odo2728 raciona-
les (aliquo m odo rationales). Estas potencias son perfeccionadas para actuar
ellas sólo al m odo de pasión29,
sino al en el sujeto30. Con todo, [son
esas [determ inaciones] que la potencia no ne-
cesariamente está con streñ id a a porque de esa form a la po-
tencia no sería d u eñ a de su acto3132. Las tif^ id e s de estas potencias no son
la ^ ^ ^ ^ ^ H p ^ ^ ^ ll^ ^ ^ ^ H p p o n e s ^ ^ l^ 'jQ c u tjr e fe ^ 'la s potencias sensiti-
vas, ni cu alid ad es n ecesaria m en te agentes, com o son ' de las

27 Cfr. Aristóteles, Etílica N icom achea, III, 6,1139 a 19-20.

28 La expresión de
esencia: intelecto y voluntad, y las que lo son por
ble-en el hom bre-; cfr. una exposición más detenida de Tomás acercflSrejMHfcfiKsa j
cias que participan de la razón, en STh I-II q50 a3 c.; y, asimismo, lo desarrollado
tema en "Estudio prelim inar", III. 2.

29 Cfr. acerca d ^ | diferencia entre el hábito y la pasión, eiB ü stu d io prelim inar", III. 3, lo
lo e x f ^ ^ B sobre l a ^ ^ ^ ^ ^ H e cualidad.

Esto es, al m odo del hábito, cfr. acerca de la naturaleza del mismo: "Estudio preliminar",

es, el hábito suprime el ejercicio vo­


luntario.
32
relativo a la exposición d e ^ ^ ^ ^ ^ ^ J ^ ^ ^ B y a citada- sobre las potencias que
78
Tom ás de Aquino

cosas naturales, S o que son hábit<HEffifws), por los que alguien puede
obrar cuando quiera c ^ H d ic e el Comentador33 en Del alma ID34. Asimismo
Agustín sostiene en el libro Del bierm nyugal35, que el hábito es por lo que
alguien obra, cuando llega
Por lo tanto, resulta así manifiesto que las virtudes son hábitos36. Y de
qué modo los hábitos se diferencian de la segunda y de la tercera especie
de cualidad, y de qué modo, por otra parte, se diferencian de la cuarta, es
cosa clara, pues la figura no implica orden al acto en cuanto a lo que es en
s í37.

Conforme a esto [que sigue] también puede hacerse manifiesto que ne­
cesitamos de los hábitos de las virtudes para tres cosas.

Tomás de Aquino distingue con el nombre de "el Comentador" a Averroes -Córdoba,


1126-Marruecos, 1198-, autor de la más lograda labor filosófica árabe en el ámbito del aris-
totelismo medieval. Subraya M. Cruz Hernández que sus estudios de las obras de Aristóteles
y sus desarrollos y exposiciones en materia l&pta, física, metáfísica, ética -individual y so­
cial-, entorno Mrorpus det ^stagirita, ponen en evidencia sus rasgos como pensador origi­
nal. ConfiMo, fue(|£t)^spdÚrccEe sus comentarios literales, de exposición pormenorizada, en
el flpN p de la cultufírlatina cristiana, la que l®.««ÉBfe del rango de "Comentador" por an­
tonomasia de Cfr. M. Cruz Hernández, Historia del pensamiento en el mundo is­
lámico, Madric|UI996, vol. 2, El Pensamiento de ^ ^ ^ ^ K ^ -sig lo s IX-XIV-, 503 y ss.
34 Cfr. Averroes, In~J^hftoMbjpe Anima libros, III, 18 b 26.
35 Cfr. MBraín, De 25.
36 SiijHjBio hay en Dft^Éfc-como en cambio en STh I-II q55 a2-, una indagación es­
pecial acerca de si lsfrfóJgáQ&s habito operativo, puede decirse que tal índole de la virtud se
hace manifiesta al lectdr^de De Virt al, en razón de la doctrina allí expuesta. En efecto, con­
forme a lo dicho en qroBfflfc'omás de Aquino hace manifiesta la necesidad de que las poten­
cias racionales -porilfcfjjpFy por participación- sean determinadas en ordenSff%u acto per­
fectivo por hábitos virtuosos. Y, por consiguiente, si bien Tomás de Aquino no lo sostiene de
modo expreso, puede concluirse que si la virtud es perfección de un principio operativo, esto
es, de una naturaleza ordenada de suyo a la operación, es hábito operativo; cfr. al respecto la
doctrina tomista acerca de tal índole de hábito en el Tractatus de habitibus de la STh I-II q49
a3 c.
37 He expuesto con detenimiento acerca de la naturaleza del hábito, y de lo relativo a su dis­
tinción de las especies restantes de cualidad, atendiendo a la exposición analítica sobre el
tema de Tomás de Aquino en el Tractatus de habitibus de la STh -I-II q49 a a l 2 y ss.- y, asi­
mismo al desarrollo del tema en su fuente implícita sobre la cuestión en De Virt, esto es,
Aristóteles Praedicamenta, 8 ,8 b 26 y ss., en "Estudio preliminar", III. 2. c. y 3.
I. Si las virtudes son hábitos 79

En primer lugar, para que [el hombre] tenga uniformidad en su opera­


ción; pues aquello que sólo depende de la operación cambia fácilmente, a
no ser que se haya tomado estable por alguna inclinación habitual.
En segundo lugar, para que la operación perfecta se logre fácilmente.
Pues, a no ser que de algún modo la potencia racional se incline por medio
del hábito a una sola cosa, será siempre necesario cuando sea preciso
obrar, que preceda [a la obra] un examen acerca de la operación; como es
manifiesto en el caso de aquél que quiere reflexionar no poseyendo aún el
hábito de la ciencia, y en el de quien quiere obrar según la virtud careciendo
del hábito de la virtud. De ahí que el Filósofo diga en Etica V38 que [los ac­
tos] se vuelven repentinos por el hábito.
Tercero, para que la operación perfecta sea llevada a cabo deleitable­
mente. Lo cual, en verdad, ocurre por el hábito; el que, dado que es al
modo de una cierta naturaleza (per modum cuiusdam naturam), hace su ope­
ración propia como natural y, por consiguiente, deleitable. Pues la conve­
niencia es causa de delectación; por lo que en Etica II39 el Filósofo pone
como signo del hábito la delectación que se da en la realización de la
obra40*.

1. A LO PRIMERO, por lo tanto, se ha de decir que del mismo modo que


el poder, así también la virtud se considera de dos maneras. De un modo,
materialmente, en cuanto decimos que lo que podemos es nuestra potencia;
y así Agustín dice que el buen uso del libre albedrío es virtud. De otro
modo, esencialmente, y así ni la potencia ni la virtud es acto^1.
2. A LO SEGUNDO se ha de decir que merecer se entiende de dos mo­
dos. De un modo, propiamente, y así no es otra cosa que realizar alguna

38 Parecen pertinentes en Ethica Nicomachea, a propósito del sentido de la afirmación que


Tomás de Aquino atribuye a Aristóteles los siguientes pasajes: cfr. III, 8,1117 a 23 y ss.; V,
14,1137 a 4 y ss.
39 Cfr. Aristóteles, Ethica Nicomachea, II, 3,1104 b 4 y ss.
40 Cfr. sobre el uso tomista de la tesis aristotélica que pone como signo de la existencia del
hábito la delectación que sigue a la obra que se realiza según éste, "Estudio preliminar", JII.
4.
Cfr. STh I-II q55 al adl y ad2.
80 Tomás de Aquino

acción por la que alguien obtiene justamente para sí la recompensa. De otro


modo, impropiamente, y así cualquier condición que hace al hombre de al­
gún modo digno se denomina mérito; como si dijéram os que la especie de
Príamo mereció el imperio porque fue digna del imperio.
Por lo tanto, como el premio se debe al mérito, tam bién se debe de algún
modo a la cualidad habitual, por la que alguien se vuelve apto para el
premio; y así se debe a los niños bautizados. Y de otra manera se debe al
mérito actual; y así no se debe a la virtud, sino al acto de virtud. Sin em­
bargo, [el premio] también se les otorga de algún modo a los niños en razón
del mérito actual, en cuanto por el mérito de Cristo tiene eficacia el sacra­
mento por el que somos regenerados a la vida [eterna]42.
3. A LO TERCERO se ha de decir que Agustín afirm a que las virtudes
son bienes máximos, no en absoluto sino en un cierto género43; como tam­
bién se dice que el fuego [es] el más sutil de los cuerpos. De donde no se si­
gue que no haya en nosotros nada mejor que las virtudes mismas, sino que
pertenecen al número de aquellas cosas que son bienes máximos según su
género.
4. A LO CUART<pj|$fíha dfc que así com o en la vida hay una per­
fección y una perfección actual que es el acto de
virtud; ||| también É^||;ñiism»ípatria [celestial] la^KiSriíad,''és perfección
actual4445, que procede,t j f e a f c c o n s u m a d o . Por lo A también el
H ilósofo afirma en JBBafcjff/ que la felicidad es la o|^iQj|Óií conforme a la
virtud perfecta.
5. A LO QUINTO se ha ¿S d ecir que el acto \fegg^|excluye directamente
el acto de virtud por modo de contrariedad; pero excluye al hábito mismo
de virtud por accidenH en cuanto es separado d B a causa de la l| jn | p fl
fusa46, esto es, deÉfesO Por lo (Hkl [se dice en] Isaías LIV, 2: "Vuestros pe­

42 Cfr. STh I-II q55 al ad3.


43 Cfr. en relación a los rasgos que San Agustín asigna a los magna
II, 19. Cfr. "Estudio preliminar",
44 Cfr. y ad4 q5 c; passim.
45 Cfr. Aristóteles, Ethica Nicomachea, I, 8,1098 b 31 y ss.; 13,1102 a 5 y ss.
46 Sobre la naturaleza de las virtudes infundidas por Dios, cfír, Tomás de Aquino, De Virt
alO; y STh I-II q63 a3 a4.
I. Si las virtudes son hábitos 81

cados provocaron la separación entre vosotros y vuestro DiosHY a causa


de esto, las virtudes adquiridas no se pierden por un sólo acto vicioso47.
6. A LO SEXTO se ha de decir que aquella definición del Filósofo puede
ser considerada de dos modos. De un modo, materialmente, cuando por
virtud entendemos lo que puede la virtud, que es lo último con respecto a
esto que puede la potencia; como la virtud de aquel que puede cargar cien
libras está en él en cuanto puede cargar cien libras, no en cuanto puede car­
gar sesenta. De otro modo, puede ser considerada esencialmente (essentia-
liter), y así la virtud se denomina lo último de la potencia, porque designa
el acabamiento de la potencia48; ya sea que esto por lo cual la potencia es
perfecta sea diverso de la potencia o no4950.
7. A LO SÉPTIMO se ha de decir que la naturaleza de las potencias sen­
sitivas y de las racionales no es semejante -según se d ijo -^ í;:
8. A LO OCTAVO se ha de decir que disposición para algo se dice de
esto por lo cual algo se m ueve hacia aquello para Pero el mo­
vimiento tiepé el término en el mismo género, justamente como el
movimiento c fllid a d ; entonces, la disposición para este
término [esto es, cualidad] siempre es delfiftismo género que el término.
Pero otras veces tiene tr$^|Sfe$^ como cuando el término de
una alteración es form a su b stfe jtt^ ^ l L esta m a n e ra ^ q R | ^ | ^ K ;n o es
siempre del m ism o género que aquello para lo que dispone, ^ Jco m o el ca-
lores disposición para la forma subsMMMMjél fuegó.-" '
9. A LO N O V | íO se ha de decir que [el término] disposición se en­
tiende de tres m odos. De un modo, conforme aH H | Ja materia se dispone
para la recepción de la form a, como el c a l o r p a r a f c forma
del fuego. De otro m odo, conform e al c l l algún agente se dispone para

47 Cfr. a propósito de la pérdida de hábittft adquiridos, Tomás de Aquino, ST/fHI q53 a2 J


a3.
48 Cfr. De Virt a l c; STh I-II q55 a l ad l; y "Estudiopi^flfiHfir', III. 1.
49 Cfr. "Estudio prelim inar^BH gM fonde, a propósito de fe clasificadón de las potencias
expuesta en De Virt a l c, se distingue lflid o le de las potencias denominadas virtudes en ra­
zón de la determinación que naturalmente poseen en relación a N n tt o s perfectivos, de la de
aquellas que requieren de la perfección que*sobreañade el hábito virtuoso a su poder opera­
tivo disponiéndolas con respecto f l u s actos perfectivos.
50 Cfr. De Virt a l f l f l j
82 Tomás de Aquinó

obrar, como la velocidad es disposición para la carrera. De un tercer modo,


se llama disposición a la ordenación misma de algunos recíprocamente; y
de este modo [el término] disposición es empleado por Agustín. Pero la
disposición se distingue con respecto al hábito del prim er modo; empero, la
virtud misma es disposición del segundo modo51.
10. A LO DÉCIMO se ha de decir que ninguna cosa es de tal modo es­
table, que no cese inmediatamente de suyo, no bien cese su causa. Por lo
que no es sorprendente que, si por el pecado mortal cesa la unión con Dios,
cese la virtud infusa52. Ni esto se opone a su inm ovilidad53, la que no
puede ser comprendida sino permaneciendo su causa.
11. A LO UNDÉCIMO se ha de decir que para ambas operaciones nece­
sitamos del hábito; para las naturales, ciertamente, por las tres razones es­
tablecidas antes [en el cuerpo del artículo]; pero además para las merito­
rias, para que la potencia natural se eleve por el hábito infuso a lo que está
por sobre la naturaleza545. Tampoco esto se excluye por el hecho de que
Dios obra en nosotros; porque obra en nosotros de tal manera que también
nosotros obramos; de lo cual se sigue que necesitamos del hábito, por el que
podemos obrar acabadamente.
12. A LO DUODÉCIMO se ha de decir que toda forma es recibida en su
sujeto según el modo del que la recibe. Ahora bien, la propiedad de la po­
tencia racional es para que pueda [realizar] los opuestos {in oppositaf5, y
para que sea dueña de su acto. De ahí que la potencia racional nunca sea

Cfr. a propósito de la distinción entre hábito y disposición y, asimismo, en relación al


sentido conforme al cual el hábito puede denominarse disposición, "Estudio preliminar", 111.
3.
En relación a la naturaleza de la virtud infusa, cfr. De Virt alO, y con respecto al pro­
blema de su pérdida, a ll c.
53 La respuesta, como la argumentación que la suscita, suponen la noción aristotélica de há­
bito como cualidad de difícil movilidad; cfr. "Estudio preliminar", III. 3.
54 En relación a la necesidad de las virtudes infusas para la consecusión de la beatitud so­
brenatural, cfr. De Virt alO c.
55 Acerca de la distinción entre el modo de operar del agente racional y del que obra deter­
minado ad unum, cfr. "Estudio preliminar", III. 2.
I. Si las virtudes s o ^ ^ ^ ^ H ■

forzada por la form a hapitual recibida a actuar del mismo modo; sino que
puede actuar o no actuar56.
13. A LO D ECIM O TERCERO H ha de decir que aquellas cosas que de­
penden de la sola elección es fácil que se hagan de cualquier modo; pero
que se realicen del m odo debido, a saber, rápida, firme y deleitablemente,
esto no es fácil. D e apí que necesitem os para esto de los hábitos de las vir­
tudes.

14. A LO DECIMdgtJARTO se ha de decir que todos los movimientos de


los animales o de lias hom bres que comienzan nuevamente, proceden de al­
gún moviente m ovido y dependen ci& lg o anterior que existe en acto. Y así
el hábito realiza el acto por sí mismo, sino excitado por algún agente.
15. A-fiSj) DECIMOQD¡Efiflf> se hft de decir que la virtud es medio57*entre
pasiones jj| & £l m odo de una pasión intermedia [entre extremos], sino como
la aq$¡¡|l que constituye el m edio en la^pástopes58.

56 La disposición que el hábito confiere a la pétetelas no suprime la capacidad del ejercicio


Hkhmtario, cfr. WÉwirt a l c, y M Bfal^ p.relim in ar'', III. 2
57 Cfr. De Virt al3ÉÉpropósito de la naturaleza de la virtud como medio.
58 En relación a D B r i a l ad l5, donde se designa la virtud como ad ió que constituye el me­
dio en las pasiones, sea oportuno tener en cuenta que es doctrina de Tomás de Aquino
que el nombre d j^ B H B puede emplearse no essentialiter para designar aquello a lo que la
virtud se ordena: v d ebiectum virtutis vel actus B B S, como lo afirma en su tratado general de
la virtud de STh I-II q55 a l a d l y, asimismo, en De Virt a l ad l y ad6, y en el temprano In II
q l a l ad5. Además, puede también tenerse en cuenta, la precisión enunciada en STh
a d l, donde se afirma que la virtud es considerada como médium Ínter passiones,
suum effectum y no secundum suam essentiam.

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