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Dentro del sentido crítico que se debe hacer, en el entendido jurídico, del fallo proferido por la sala disciplinaria

de la procuraduría general de la nación, con de radicado No. 161-5284 y fecha del 4 de octubre de 2012, podemos
determinas 3 aspectos importantes de lo que es la generalidad del derecho disciplinario colombiano.

El primero y muy importante, es el sentido de responsabilidad por la extralimitación de las funciones, que
determinan el accionar de todos los servidores públicos, en cuanto a deliberada ejecución de acciones que van
más allá de sus funciones, ocasionando con esto problemas estructurales en cuanto a la credibilidad de la ejecución
de méritos de la carrera administrativa, esto, con referencia del caso en cuestión. Donde la conducta que se le
reprocha a la sancionada fue haber ignorado los parámetros, limitantes y condiciones para la ocupación de cargos
específicos dentro dela administración pública.
Para entender esto falta solo leer el art. 23 “la falta disciplinaria. Constituye falta
disciplinaria, y por lo tanto da lugar a la acción e imposición de la sanción
correspondiente, la incursión en cualquiera de las conductas o comportamientos
previstos en este código que conlleve incumplimiento de deberes, extralimitación en el
ejercicio de derechos y funciones, prohibiciones y violación del régimen de
inhabilidades, incompatibilidades, impedimentos y conflicto de intereses, sin estar
amparado por cualquiera de las causales de exclusión de responsabilidad contempladas
en el artículo 28 del presente ordenamiento.”

Todo esto es de acuerdo con la Constitución Política y la ley, los servidores públicos deben responder ante las
autoridades por infringir la Constitución y la ley, por la omisión en el ejercicio de sus funciones, el incumplimiento
de sus deberes y por la extralimitación en las mismas.
El segundo aspecto, que se genera de la infracción cometida, y el cual, podemos analizar desde el punto de vista
de un defensor, es la autonomía de representación jurídica, en este caso como abogados defensores, y no como
servidores públicos, tratando de dar entendimiento a los aspectos jurídicos que se puede fundamentar un problema
de responsabilidad y como por medio de acciones u omisiones un servidor público debe ¡responder, entendiendo
la complejidad para demostrar un eximente de culpa y conseguir una nula culpa.

Dicho esto por el “art 6 de la Carta Política prevé la cláusula general de responsabilidad de los ciudadanos y, la
específica y excluyente de los servidores públicos, los cuales deben responder ante las autoridades por infringir
la Constitución, la ley, así como por la omisión o extralimitación en el ejercicio de sus funciones, norma que
en consonancia con el artículo 122 ibídem, armoniza su contenido al determinar que no existirá cargo o empleo
público que no tenga funciones detalladas en la ley o reglamento y todo servidor público, deberá ejercer su cargo
jurando cumplir y defender la Constitución y desempeñar los deberes que le incumben”. Así las cosas, para
determinar la responsabilidad de cualquier servidor público, es indispensable precisar el ámbito de sus deberes
funcionales, de tal suerte que, se pueda establecer cuándo se está ante una omisión o una extralimitación.

Aunque al entender el derecho disciplinario a aplicar, el abogado defensor, debe tener cuenta que podría
encontrase con un arma de doble filo, a la cual debe sumarse una interpretación y argumentación especiales y
muy detalladas, pues de lo contrario podría faltar, este también, a la ética profesional y verse inmerso en una
sanción disciplinaria. También cabe añadir, el dilema ético, de las personas que, en su pensamiento, solucionan
todo, con un exceso de confianza, lo que ameritaría, en algunos casos una sanción mucho más dura, ya que el
simple hecho de pertenecer a una entidad estatal y faltar al código disciplinario de la misma, debería considerarse,
en el mejor de los casos, una culpa dolosa grave.
Por ultimo tenemos el pronunciamiento del A quo, quien trae a colación lo expuesto por la Corte Constitucional
en reiteradas decisiones, donde determina que el régimen disciplinario se caracteriza, porque las conductas
constitutivas de falta disciplinaria están consignadas en tipos abiertos, esto, ante la imposibilidad del legislador
de contar con un listado detallado de comportamientos donde se subsuman todas aquellas conductas que están
prohibidas a las autoridades o de los actos antijurídicos de los Servidores Públicos.

Por lo tanto, debemos entender que las normas disciplinarias están compuestas por disposiciones que contienen
prohibiciones, mandatos y deberes, al cual debe remitirse el operador disciplinario para imponer las sanciones
correspondientes, sin vulnerar los derechos de los procesados.

Decimos que, en cuestiones disciplinarias, que apuntan al estricto ejercicio de la función pública, deberá tenerse
un análisis pormenorizado y concreto de los hechos y de una calificación de los mismos desde los valores expresos
en dichos conceptos y en esto la sala disciplinaria ha actuado a cabalidad y como es de esperarse.

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