-¡Es maravilloso madre!-. Exclamo Ángela Bosch mirando el exterior
de su ventana abierta, el viento cortante chocaba contra su hermosa cara.
-¿Qué cosa hija de mi vida?-. Pregunto la señora Bosch con una
entonación confundida.
-La vida-. Respondió ella volteando a ver su madre que se encontraba
parada detrás de ella.-Piensa en todo lo hermoso que nos rodea, la esperanza que no nos aguarda en este país-.
-¿A qué te refieres Ángela?-. Miro a Ángela con una mirada
confundida.
-En todo en sí-. Volvió a observar el exterior de su ventana y con una
voz más silenciosa y chillona, de nuevo volteo a ver a su madre pero con unos ojos que estaban a punto de estallar de llanto.-Todos los acontecimientos de estos últimos 2 años han sido bastantes desagradables, pienso todos los días las consecuencias que nos pasaran muy pronto.
-No pienses en eso Ángela porque gracias a Dios no sucederán y
esperemos que pronto todos estemos en un acuerdo de paz-.Dijo la Sra. Bosch con una voz insegura y temerosa.
-Madre, no es así, todo se está derrumbando, en verdad, creemos
que todo es fácil pero no ha sido así desde el 2018-. Soltó una lagrima.
-Lo sé pero no podemos hacer nada para controlar lo que está
sucediendo, no es nuestra culpa querida, sabes que tu padre y yo nunca te dejaremos sola en los peores momentos de tu vida-
-Crees que debemos pensar es esas cosas-. Soltó una pequeña
carcajada-Estamos en una época que ha dejado marca en nuestras vidas, los bombardeos que han caído en nuestro país, las crisis económicas, ¡Incluso la escasez de alimentos!-Exclamo con una voz de tristeza y desesperación-. Se quedo por un momento en silencio y dio un largo suspiro, -No debemos pensar en la miseria hija, valora la belleza que todavía nos rodea y que no ha llegado estos problemas a mayores. Solo tienes quince años y no deberías preocuparte por esas cosas.
-Son asuntos de todos madre, me importan y deberías verlo por ese
punto, acaso ya pensaste que no tengo futuro.
-Ángela-. Con una voz baja.- Aunque estemos en esta situación, yo
siempre estaré apoyándote porque en verdad yo me esmero por tu vida.
En ese momento entro corriendo a la habitación el hermano menor de
Ángela su nombre era Noah, con una risa muy inocente y demasiado encantadora. Empezó a patear sus juguetes que se encontraban en el piso de la habitación y le dijo a su madre con mucha alegría.
-Mami ¿Ya vamos a comer?, no he comido nada en todo el día
-¡Noah vete!-. Dijo Ángela furiosa contra su hermano-. Estamos en
medio de una plática y la acabas de interrumpir.
-Ángela, por favor no te comportes de esa manera con Noah, tiene 6
años y no sabe lo que hace.
Ángela dio un suspiro.-Perdón Noah- murmuro.
-No te preocupes Angy.- Su hermano le decía Angy por cariño y le
era poco difícil pronunciar su nombre.-Tú sabes que te quiero.