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¿CREER ES A ESCOGER EL SENTIDO Y LA PROFUNDIDAD DE LA

REALIDAD EN LA MISMA EXISTENCIA DEL HOMBRE Y SU FÈ?

El místico "ve el mundo en un grano de arena" y el mundo que él ve es moral o


estético, o ambas cosas. El científico newtoniano ve una regularidad en la
conducta de los cuerpos que caen y no pretende extraer de esta regularidad
ninguna conclusión normativa. Pero su pretensión deja de ser coherente en el
momento en que predica que ésta es la manera acertada de considerar el
universo. Predicar sólo es posible en términos de conclusiones normativas.

La batalla entre Darwin y Samuel Butler debió parte de su acerbidad a lo que


parecían afrentas personales, pero por detrás de todo esto, la discusión versaba
sobre un punto que tiene carácter religioso. La batalla versaba en realidad sobre el
"vitalismo". Era una cuestión de qué cantidad de vida y qué orden de vida podía
asignarse a los organismos y la victoria de Darwin se redujo a esto: que si bien no
logró disminuir la misteriosa vitalidad del organismo individual, por lo menos
demostró que la imagen de la evolución podía reducirse a la "ley" natural.

H.kung en P.154 Con todo es la ciencia la que nos proporciona el conocimiento


más coherente, racional y adecuado que podamos tener de la naturaleza, del
hombre y de la sociedad en cuanto a fenómenos gracias a su método, - sin que
por ello tenga un valor absoluto -, la ciencia es la única disciplina humana que
puede explicar el mundo. Ella constituye una real aproximación a la verdad,
aunque no sea un saber seguro, sino más bien “una conjetura critica, un retículo
de hipótesis, una trama de suposiciones” ( ibídem).

Por otra parte descubrimos actividades humanas, no explicativas a nivel empírico


– racional de la realidad fenoménica, pero de importancia innegable para el
hombre.

El mundo, la naturaleza, la sociedad, el hombre mismo, no solo son objeto de


conocimiento para este. Frente a ellos el hombre además de explicar racional –
empíricamente, interpreta, poetiza, crea y recrea, siente y reacciona, indaga por
su valor y su sentido para él, reacciona en la integridad de su ser y actúa. Ellos
son objeto de su valoración, de su emoción y sentimiento, de su vivencia y
sabiduría, de su acción.

Además de ser objeto de la razón humana explicativa, ellos representan algo


“valioso” para el hombre y se constituye también en “signos” que él debe
interpretar y que lo interpelan. Estamos en el campo de los valores y del sentido,
de la significación.
Todo constituye en cuanto sea liberadora o recreadora del hombre mismo la praxis
humana con su triple carácter económico, político y cultural, y con su dimensión
emitente social.

La fe en cuanto experiencia humana del “creer”, es actitud de confianza y


aceptación, de entrega y respuesta. La vida humana esta entretejida por la
experiencia del “creer”, en cuanto que toda la realización humana se apoya en la
relación de confianza del hombre con los otros, con su mundo y consigo mismo.
La acción humana se basa en el creer. El amor encierra el creer. Y hasta el
conocer es un creer. No habría obrar humano alguno, ni vida social, sin la actitud
del creer; no sería posible la ciencia sin el creer.

Así mismo la fe es una confianza en el sentido y en la profundidad de la realidad,


mas a un, es la aceptación de que esta profundidad significativa de la realidad y
de la existencia humana, se ha manifestado al hombre, y este es portador de
dicho sentido.

La existencia humana es el lugar indispensable de la revelación, de la


profundidad, de la realidad. Dios se comunica al hombre en la realidad de su
existencia histórica, en su misma humanidad concreta. Así mismo, la respuesta
del hombre a dicha manifestación interpelante es la existencia concreta e histórica.
La fe no es un acto teórico en la que aceptamos intelectualmente unas doctrinas
sino una respuesta existencial que involucra la totalidad del ser humano: a la
verdad del sentido, manifestada en una historia y una vida concreta, se responde
con la vida total y con la historia concreta. A esta profundidad de la realidad que se
nos comunica, se responde relacionalmente, o sea, en una relación: la relación de
aceptación y de identificación con la persona de Jesús de Nazaret y con su
historia.

Poper. K. (todo enunciado científico) es provisional; puede probarse, pero toda


prueba es relativa.

Sergio Duque H – ciencia y fe. El campo de acción de la ciencia es el de la


explicación de la naturaleza y la sociedad. La fe no es una explicación de la
realidad, aunque su práctica y su expresión tengan que entendérselas con la
explicación científica de la realidad; como podría proponer un sentido de la
realidad sin contar con el conocimiento científico de esta. Ciencia y fe cumplen
funciones diferentes y complementarias respeto al hombre y a la realidad: la fe le
permite al hombre dar sentido a la realidad; la ciencia le posibilita el conocimiento
explicativo de esta. La fe proporciona una orientación fundamental para el
desenvolvimiento de la historia y la transformación de la realidad, a la luz del
sentido que ella ofrece, mientras que la ciencia le ofrece al hombre las bases de
su praxis transformadora en la técnica y la política.

Ramirez, A UPB 12, 32, 1985

La ciencia y la fe tienen un punto de convergencia que impone su relación y


complementariedad: el hombre. Él es el sujeto, el origen, el fin y la razón de ser de
la ciencia y de la fe. La ciencia es su más refinado producto y su máxima
proyección al universo, a la vez que el instrumento fundamental para conducir en
función de su futuro y de su realización cabal, la marcha de la naturaleza. El
propósito mayor de la fe es la salvación del hombre, la afirmación y construcción
de la libertad y de la dignidad del hombre desde el sentido profundo de la realidad
y de la existencia humana. Un mundo auténticamente humano reclama el trabajo
unido de la ciencia y de la fe.

El filósofo alemán Martin Heidegger, citado por Leslie White (1982) planteaba que
no existía un concepto de moral basado en el conocimiento y la virtud (entendida
como verdad divina), aunque alguno puede surgir en el futuro. En este orden de
ideas, afirmaba que los seres humanos se hallan solos en el Universo, por lo que
no hay un Dios, ni vida eterna. En consecuencia, tienen que realizar y asumir las
consecuencias de sus actos y decisiones éticas en un conocimiento constante de
la muerte como fin último de la vida. Por lo tanto, lo bueno y lo malo se debe
reflejar en la vida terrenal, no en la vida eterna (dada por la religión).

Podemos concluir que:

El hombre busca afanosamente explicarse las cosas, no menos que penetrar en


las dimensiones profundas de la realidad y expresarlas en función de si misma.
No le basta entender objetivamente, refiere la realidad a su propio ser y con ella
pretende ir al fondo de ella. Podríamos expresar esto diciendo que el hombre es
un ser donante de sentido descubridor y constructor del sentido de la realidad. El
arte, la religión, la filosofía, la ética, tiene que ver con esta intervención
peculiarmente humana del hombre en la realidad, articuladas con el trabajo, el
conocimiento y la política.

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