Índice
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1 Preclásico temprano
o 1.1 San José Mogote, Oaxaca
o 1.2 La Mixteca
2 Preclásico medio
o 2.1 Transformaciones económicas
o 2.2 Transformaciones sociales
o 2.3 El calendario y la escritura
o 2.4 Los sitios del Preclásico medio
2.4.1 Presencia olmeca en el Golfo, Centro y Guerrero
2.4.2 La gran tradición del Istmo o complejo mixe-zoque
2.4.3 Capacha
3 Preclásico tardío o protoclásico
4 Véase también
5 Bibliografía
6 Referencias
Preclásico temprano[editar]
Es el hito cultural que marca la transición entre el periodo cenolítico superior y el inicio de
la civilización mesoamericana es el desarrollo de la alfarería. Esto es así porque la cerámica
es uno de los atributos de las sociedades plenamente sedentarias. En el caso de
Mesoamérica, se estima que la producción de cerámica debió comenzar entre los siglos
XXVI o XXV a. C. Los restos más antiguos de su manufactura son los rescatados en Puerto
Marqués, en la sureña área cultural de Guerrero. Los arqueólogos las han fechado en el año
2440 a. C.
La etapa temprana del Preclásico abarca los 1.300 años que van de 2500 a. C. al 1200 a. C.
Para esta época, las sociedades mesoamericanas habían llegado a ser plenamente
sedentarias, aunque como ocurriría a lo largo de la historia de la region.
Durante este periodo, el tipo de asentamiento humano característico debió ser la aldea.
Hacia el final de este horizonte algunas de ellas crecieron en población y llegarían a ser
dominantes, como El Opeño en Occidente; Tlatilco, Coapexco y Chalcatzingo en el Centro;
y San José Mogote en Oaxaca.
La Mixteca[editar]
La Mixteca es una región compartida por los actuales estados de Oaxaca, Puebla y
Guerrero. Se trata de una zona que presenta evidencias de una ocupación antiquísima.
Durante el periodo Preclásico Temprano, el sitio principal de la región fue Yucuita (del
mixteco yuku=cerro, e ita=flor, de donde su nombre significa Cerro de las flores), una
aldea de unos pocos cientos de habitantes, fundada hacia el año 1400 a. C. La aldea contaba
con una plataforma central de piedra, en torno a la cual fueron construidas las chozas de sus
habitantes. Más tardío fue Monte Negro, contemporáneo de la Fase Monte Albán I, y una
de las mayores aldeas protourbanas en la región de la Mixteca Alta.
Preclásico medio[editar]
La segunda parte del período que ahora nos ocupa es denominada Preclásico Medio, y
comprende los siglos que van de 1200-400 a. C. Se trata de una época de intensos cambios
tecnológicos, especialmente en los que respecta a la agricultura. En algunas regiones clave
del territorio mesoamericano se construyen los primeros sistemas de irrigación o de control
de aguas. En su libro sobre la agricultura mesoamericana, Palerm consideraba que la
movilización de grandes cantidades de mano de obra para la realización de los proyectos
hidráulicas es un indicio de una sociedad segmentada, con un Estado fuertemente
centralizado.
Transformaciones económicas[editar]
En consonancia con Palerm, López Austin y López Luján dicen que precisamente la
estratificación social es una de las características principales de las sociedades del
Preclásico Medio. Aparecen, asociados a estos sistemas hidráulicos, complejos
ceremoniales de arquitectura monumental permanente, es decir, diseñados para perdurar en
el tiempo. Los sistemas de irrigación aparecen primero en el valle de Tehuacán, Puebla,
hacia el año 700 a. C.; unos cien años más tarde, en la cuenca lacustre de México; y por el
año 400 a. C., en los Valles Centrales de Oaxaca. De modo paralelo a la modernización
tecnológica de la agricultura, las especies cultivables asociadas a éste período aumentaron
en repertorio.
Transformaciones sociales[editar]
De hecho, en esta época, es posible observar que las élites regionales mantenían relaciones
entre sí. La base de ellas era el comercio, pero desde luego que éste estaba acompañado de
cierta actividad militar. En el estado actual de conocimiento de las sociedades
mesoamericanas, no resulta fácil dar una respuesta adecuada al papel de los militares en las
sociedades del Preclásico Medio. Sin embargo, como lo indican numerosos monumentos en
Monte Albán, en las Tierras Bajas mayas y el área nuclear olmeca, es seguro que por lo
menos estas tres regiones testificaron el expansionismo zapoteca, maya y olmeca.
Por otro lado, el proceso de urbanización incipiente en que se vieron inmersos algunas
aldeas de Mesoamérica al ocaso del Preclásico Temprano, toma en esta fase sus
características más claras. Las aldeas se convierten en ciudades, que repiten claramente la
segmentación de la vida social en los tipos de construcciones (los de la élite suelen ser más
suntuosos y duraderos que las viviendas populares). Las ciudades mesoamericanas fueron
construidas con base en un plan concienzudo, que convirtió a los centros ceremoniales de
esta etapa en verdaderos observatorios astronómicos. Los ejes principales están
relacionados con puntos notables de observación astronómica que permitían a los
sacerdotes predecir llevar una contabilización del tiempo. Sobresalen, como modelos
urbanos de la época, las ciudades de La Venta, en Tabasco, y San José Mogote en Oaxaca.
El calendario y la escritura[editar]
Lápida donde se aprecia claramente un ejemplo de la escritura zapoteca, la primera que vio
la luz en el área mesoamericana
Durante este periodo tiene lugar el desarrollo de la cultura olmeca, que resume todos los
desarrollos culturales de los mesoamericanos de aquel tiempo. De esta cultura son los
primeros indicios de escritura y del uso de calendario. Debieron tener una estructura social
muy compleja que les permitió desarrollar su escultura y arquitectura monumentales. Los
principales sitios de esta cultura son La Venta, Tres Zapotes y San Lorenzo, ubicados en la
llanura costera del Golfo de México. Estos sitios corresponden a la llamada área nuclear
olmeca.
Sin embargo, se han encontrado objetos relacionados con esta cultura en diversos sitios de
Mesoamérica, sin que se hayan clarificado hasta el momento las razones de estos hallazgos
en lugares tan lejanos como Tibias (Costa Rica) y Tantoc (San Luis Potosí). Los hallazgos
de objetos olmecas fuera del área nuclear son particularmente numerosos en las regiones
del Centro y Guerrero. En la primera, son emblemáticos sitios como Tlatilco (estado de
México), Chalcatzingo (Morelos) y Las Bocas (Puebla). Éste último es conocido porque
durante la década de los setenta aparecieron en el mercado de arte precolombino numerosas
figurillas, que supuestamente provenían del lugar, mismas que, después se supo, realmente
tenían un origen incierto. Sin embargo, excavaciones realizadas en la década de 1990
revelaron la verdadera importancia de "Las Bocas" como una de las pocas aldeas de que se
conserven restos en la actualidad.
Más problemática es la relación entre los olmecas y la región de Guerrero. Aquí se han
encontrado por lo menos dos asentamientos que muestran indicios de ocupación humana —
como Teopantecuanitlán y Oxtotitlán—, y otros varios donde aparecen muestras de la
presencia olmeca, que podrían remitir a que, sitios como las Grutas de Juxtlahuaca hayan
tenido una importancia ceremonial para los portadores de la cultura olmeca. Por otra parte,
se presume que las relaciones de estos grupos con las áreas oaxaqueña y Maya contribuyó
con el desarrollo cultural en esas regiones de las culturas zapoteca y maya.
Los hallazgos arqueológicos en la zona del istmo de Tehuantepec han permitido determinar
que en aquélla región tuvo lugar un desarrollo temprano de la cerámica. La principal
característica de la cerámica de esta región (datada entre el lejano 1800 y 1350 a. C.), es
que a diferencia de sus contemporáneas del valle de Tehuacán y la costa de Guerrero, la
cerámica de Barra, Locona y Ocós alcanza grandes alturas artísticas. Esto ha hecho suponer
que los portadores del complejo mixe-zoque debieron haber mantenido contactos con los
pueblos de Ecuador. La Tradición del Istmo habría penetrado desde el territorio
Guatemalteco a la costa del Golfo, donde, en la confluencia de las culturas zapoteca, mixe-
zoque y protomaya, habría florecido. Durante el período Preclásico Medio, la Gran
Tradición del Istmo se extendió por la costa del Pacífico desde Tehuantepec hasta El
Salvador. La cerámica de La Blanca en Guatemala es con mucho la más fina del Preclásico
temprano y antecede por unos 600 años a la Olmeca más temprana, a la cual Michael Coe,
curador emérito del Museo Peabody de Harvard, llama una versión de campo de la mucho
más sofisticada Cerámica de La Blanca, por otra parte las esculturas munumentales de la
Cultura Monte Alto en el Pacífico de Guatemala, también anteceden por mucho a la
Olmeca.1
Capacha[editar]
Hacia el final del Preclásico había comenzado la planificación de las ciudades que llegarían
a ser emblemáticas de Mesoamérica, como Monte Albán y Teotihuacan.