Anda di halaman 1dari 4

Página 1 de 4

CARACTERÍSTICAS DEL TEATRO DE BUERO VALLEJO


Introducción
Antonio Buero Vallejo fue un destacado dramaturgo español, nacido en Guadalajara en
1916. Muere en Madrid en el año 2000.
En sus primeras obras, el propósito de Buero Vallejo era desvelar la angustia y soledad
en las que se debate la existencia humana, casi siempre en condiciones mediocres cuando
no hostiles. Representativas de esta primera tendencia son la citada Historia de una
escalera y Palabras en la arena, ambas de 1949.
En la etapa posterior, particularmente extensa, el autor tiende al mito, la leyenda y la
fábula, en obras como En la ardiente oscuridad (1950), La tejedora de sueños (1952),
Madrugada (1953), Hoy es fiesta (1956), Las cartas boca abajo (1957), La doble historia
del doctor Valmy (1964), El tragaluz (1967), Llegada de los dioses (1971), La fundación
(1974), Caimán (1981), Diálogo secreto (1984), Lázaro en el laberinto (1986) y Música
cercana (1989).
Una poderosa tendencia que anima su teatro es incorporar, convenientemente retocadas,
corrientes antiguas del teatro español que han sido despreciadas. Otro de los pilares de
carrera dramática es la preocupación por la realidad española y el intento de favorecer
una reflexión apasionada y serena, rigurosa pero abierta, que abra la conciencia civil al
espejo de la historia.
CARACTERÍSTICAS DE LA OBRA DRAMÁTICA DE BUERO VALLEJO
El tema común que liga toda su producción es la tragedia del individuo, analizada desde
un punto de vista social, ético y moral. Los principales problemas que angustian al
hombre se apuntan ya en su primera obra, En la ardiente oscuridad, y continúan en obras
posteriores.
La crítica ha clasificado su obra en teatro simbolista, teatro de crítica social y dramas
históricos.
1. Teatro simbolista. En la ardiente oscuridad representa el crudo enfrentamiento con
una realidad que no puede escamotearse ni disfrazarse. A través de la tara física de la
ceguera, Buero simboliza las limitaciones humanas. Así, es símbolo de la imperfección,
de la carencia de libertad para comprender el misterio de nuestro ser y de nuestro destino
en el mundo. El hombre no es libre porque no puede conocer el misterio que le rodea. El
tema del misterio predomina en otras obras, también de corte simbolista: La tejedora de
sueños, recreación del mito de Ulises y Penélope; Irene, o el tesoro, análisis del
desdoblamiento de la realidad.
2. El criticismo social. Estas obras analizan la sociedad española con todas sus
injusticias, mentiras y violencias. Pertenecen a este grupo: Historia de una escalera, Las
cartas boca abajo y El tragaluz.
Historia de una escalera, que obtiene en 1949 el premio Lope de Vega, es posiblemente
una de las obras más importantes del teatro de esta época por su carácter trágico y por la
denuncia de las condiciones sociales de vida. La obra causó gran impacto por su realismo
Página 2 de 4

y contenido social. En ella plantea la imposibilidad de algunos individuos de mejorar


materialmente debido a la situación social y a la falta de voluntad.
El tragaluz. Esta obra es especialmente interesante, probablemente una de las mejores.
Como casi todas las de Buero Vallejo, comienza de manera aparentemente anodina,
contando la historia de una familia, pero luego se vuelca hacia un relato el cual, tanto por
el fondo como por la forma (y siempre con la sutileza necesaria para esquivar a la
censura), constituye un ataque en toda la línea de flotación al franquismo y a su obsesión
por influir nuestra visión tanto de la historia pasada como futura. De trama aparentemente
simple y lectura muy fácil, sin embargo, en cuanto uno empieza a escarbar encuentra
cinco o seis niveles de mensajes, todos potentísimos, y que impactan sobremanera al
lector. La única pega: todos esos mensajes, en la época en la cual fue escrita (postrimerías
del franquismo), se entendían sin necesidad de decir nada. Hoy, para comprenderlos,
muchas veces deben ser contextualizados por analistas literarios.
3. Dramas históricos. En estos dramas, Buero toma los «materiales del pasado histórico
(...) como trampolín o espejo y como mina de significaciones cara al presente y como
"modelos" en el sentido que la sociología da al vocablo» (Ruiz Ramón).
Pertenecen a este grupo Un soñador para un pueblo, Las Meninas, El concierto de San
Ovidio y El sueño de la razón.
Un soñador para un pueblo relata el fracaso de un hombre empeñado en mejorar la vida
de un pueblo. El protagonista, Esquilache, ha de enfrentarse a todo el sistema, pues la
política que pretende imponer no cuenta con el apoyo popular. Pero en realidad, la
oposición a su política no procede del mismo pueblo, sino de un tercer poder, que, oculto,
mina las mejoras de vida. Al final, Esquilache se sacrifica: renuncia a su cargo y marcha
al exilio.
El concierto de San Ovidio, Parábola en tres actos se estrena en 1962. A partir de un
grabado que representa el espectáculo de la orquestina de ciegos del Hospicio de los
Quince Veintes, realizado en septiembre de 1771, Buero reconstruye un drama en el que
aflora lo grotesco, la injusticia y la falta de ética. Los temas son la explotación del hombre
por el hombre y la lucha del hombre por su libertad.
El sueño de la razón. La obra se sitúa en el Madrid de 1823, durante la ola de terror
desencadenada por Fernando VII en su lucha contra los liberales. El protagonista es:
Francisco de Goya. A través de la sordera de este personaje —de nuevo una tara física,
Buero simboliza la incapacidad de algunos para oír el sentido de la realidad.
CARACTERÍSTICAS DE LOS PERSONAJES DE SUS OBRAS
Las características principales de los personajes que aparecen en la mayoría de las obras
de Antonio Buero Vallejo se pueden resumir en las siguientes:
- Presentan algún defecto físico o psíquico.
- No se resumen a simples esquemas o símbolos.
- Son personajes complejos que van evolucionando a lo largo de la obra.
- Son distinguidos por la crítica entre personajes activos y contemplativo:
- Los activos no tienen escrúpulos y actúan movidos por el egoísmo o por sus bajos
instintos, y, cuando llega el caso, son crueles y violentos sin dudarlo si con ello
Página 3 de 4

consiguen sus objetivos. No son personajes malos; la distinción maniquea entre


buenos y malos no tiene cabida en el teatro de Buero.
- Los contemplativos se sienten angustiados. El mundo en que viven es demasiado
pequeño. Se mueven en un universo cerrado a la esperanza. A pesar de ser
conscientes de sus limitaciones, sueñan un imposible, están irremediablemente
abocados al fracaso. Nunca ven materializados sus deseos.
OTRO ENFOQUE DE LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES DE SU
TEATRO
Con frecuencia se clasifica toda la producción del autor en obras realistas, históricas y
simbólicas. Aquí señalaremos cuatro grandes bloques de “ingredientes” que se dan
simultáneamente, en diferentes proporciones, en cada una de sus obras desde aquellas dos
primeras obras que presentó al Premio Lope de Vega en 1948 (Historia de una escalera
y En la ardiente oscuridad).
1. UN TEATRO HUMANISTA. Sus obras son ante todo la defensa de la dignidad del
hombre. Y se presenta de lo humano una imagen totalizadora (la dimensión social,
política, la de misterio). En sus obras encontramos una reflexión sobre la situación del
hombre en el mundo, en situaciones de opresión (El concierto de San Ovidio), intolerancia
(Un soñador para un pueblo), falta de horizontes (Hª de una escalera), la soledad (El
sueño de la razón), la mentira (El tragaluz)… Es un teatro poblado por los grandes temas
humanos (libertad, esperanza, violencia-crueldad…), un teatro existencial, donde por
encima de la peripecia concreta del personaje cobra importancia la dimensión metafísica
del ser y sus actos.
Con frecuencia las obras, tan cercanas muchas veces al subgénero clásico de “tragedia”,
se estructuran como la búsqueda de la verdad por parte de un personaje, en lucha contra
las limitaciones propias o impuestas. La purificación final (“catarsis”) debe alcanzar
también al espectador, testigo y actor mudo a quien la obra plantea unas interrogaciones
fundamentales que afectan a su vida y que debe responder.
2. ESPAÑA. Todas las obras de Buero serían adscribibles strictu sensu al “realismo”.
Unas retratan el presente, los personajes son contemporáneos o cercanos al espectador.
(Hoy es fiesta, 1956, la España de posguerra). Otras reflejan momentos históricos pasados
(La detonación, 1977, la España de Larra). En algunas ocasiones aparecen explícita o
implícitamente varios momentos temporales (Historia de una escalera, con diferentes
fragmentos de un lapso de 30 años; Lázaro en el laberinto, 1986, donde hechos pasados
condicionan la actuación del personaje en el presente; El tragaluz, en que unos personajes
del futuro presentan una historia contemporánea al espectador, en la que a su vez aparecen
momentos del pasado de sus protagonistas). En ambos casos se verifica un proceso crítico
a la realidad: nos encontramos a los desheredados, los oprimidos,…La guerra civil y sus
secuelas es un tema recurrente, en unas ocasiones más en segundo plano (Historia de una
escalera) y en otras de modo más central (El tragaluz)
3. NEOSIMBOLISMO. Sugerir o evocar temas, situaciones, etc. mediante el recurso a
la alusión indirecta o simbólica es muy frecuente en el teatro de Buero. En ocasiones
podría explicarse como una manera de hacer referencias políticas evitando a la censura:
esa “Fundación” como cárcel o dictadura irrespirable. En otros momentos el simbolismo
Página 4 de 4

adquiere una dimensión más existencial o metafísica: esa “escalera” que representa el
fracaso ante el paso del tiempo. O ambas: como esa terraza de Hoy es fiesta, donde los
inquilinos están felices pero encerrados por la propietaria,… Y quizá en este sentido
existencial hay que leer la frecuente presencia de personajes con taras físicas (ceguera,
sordera,…) o psíquicas: la lucha del hombre con / contra sus límites, etc. Esta dimensión
simbólica afecta también al propio texto espectacular, y hay que atender a los significados
más allá de lo aparente: en la elección de tal o cual música, o en la disposición de los
elementos en la escenografía: plano superior, inferior, etc.
4. TÉCNICA TEATRAL. Una de las innovaciones más notables de su lenguaje teatral,
como ya se sugiere en el punto 2, es la utilización dramática del tiempo. La introducción
en la escenografía o a través de acotaciones implícitas de varios momentos temporales
que se relacionan influyéndose, crea a veces un juego de perspectivas que persigue que
el distanciamiento ayude en la superación o comprensión del conflicto al personaje y al
espectador. Muchas veces esto está relacionado con el tratamiento del espacio. La
utilización de un “escenario múltiple” (La detonación, El tragaluz) permite tener varios
escenarios a la vez que se van actualizando mediante la utilización de la luz y el sonido,
y que en ocasiones nos permiten asistir a acciones simultáneas.
“Interiorización del público en el drama” es como llamó Buero al recurso técnico
popularizado como “efectos de inmersión”: una manera de hacer participar al espectador
en el paisaje interior del personaje. Asistimos a la vida de Larra desde su mente
atormentada de suicida en La detonación, 1977; oímos el obsesivo ruido del tren que
ocupa el cerebro del padre de El tragaluz; vivimos la sordera de Goya en El sueño de la
razón, 1970; quedamos completamente a oscuras como Valindín, cuando David el ciego
apaga la vela en El concierto de San Ovidio; o, con el protagonista de La Fundación,
acabamos llegando a la cordura tras varias fases de alucinación.

Anda mungkin juga menyukai