Anda di halaman 1dari 6

Historia de las mentalidades y las dificultades de las fuentes.

En estas líneas se pretende desarrollar un análisis acerca de las características de las fuentes
para la historia de las mentalidades. En diferentes corrientes historiográficas hemos podido
observar que las fuentes y sus metodologías, de cierto modo están bien percibidas en cada
una de ellas, la historia política, económica, cuantitativa, etc., poseen sus fuentes y métodos
específicos a la hora de desarrollar su actividad científica, pero en la historia de las
mentalidades, ¿Dónde se encuentra lo particular de sus fuentes? ¿Con que trabaja esta área
de la historia? Cómo percatamos de algunos límites para poder entender que es la historia
de las mentalidades. Reconocer y caracterizar estos elementos importantes que la
configuran, es esencial para comprender las mentalidades en la historia. Cabe destacar que
a partir de la segunda mitad del siglo XX tomando como eje central la fundación de la
escuela de los Annales (1929.) de la cual Lucien Febvre fue uno de los fundadores,
destacado por su obra “El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión de
Rabelais.”, fruto de diferentes marcos de pensamientos, que tuvo como objetivo el estudio
de la psicología colectiva, a través de la problemática de la incredulidad, fue un paso
importante para tratar de entender las formas del querer, de sentir, de pensar y de creer, en
el siglo XVI. ¿Pero cómo L. Febvre pudo entender a Rabelais? ¿Cuáles fueron las fuentes
que lo trasladaron a su época? No solo nos preguntaremos por las fuentes que uso L.
Febvre sino, detectar en general que se utiliza específicamente para hacer historia de las
mentalidades, como se llega a comprender el pensamiento de los sujetos ya sea en lo
individual o colectivo, como comprender la acción humana en la historia.

1
Cada época se elabora mentalmente su representación del pasado histórico.1

Considerando los orígenes de la historia de las mentalidades hacia los años 1920-1930, en
Francia con Marc Bloch y Lucien Febvre, en donde este último comenzó a establecer
críticas a la historia de las ideas y es ali “donde se enraíza el programa de una historia de
las mentalidades”2 en la crítica. Esta perspectiva tendrá fuertes vinculaciones con la
etnología, la sociología, la psicología, los métodos de la historia cuantitativa y la teoría del
estructuralismo.

Durante el siglo XX la historia de las mentalidades comenzó a expresarse como el lenguaje


de “comportamientos, sistemas de actitudes perfectamente colectivos, formas de ingenio,
(…) da cuenta de funcionamientos culturales dominados, según él, por comportamientos
emocionales y prelógicos”3 teniendo en cuenta que no se deben separar el análisis de las
mentalidades del estudio de sus lugares y medios de producción.

Ahora bien, entrando en la obra de L. Febvre “El problema de la incredulidad en el siglo


XVI. La religión de Rabelais.” Se logra observar las concepciones del siglo XVI de su
tiempo y de su espacio, donde el autor parte de un problema, la incredulidad, a la que
pretende dar respuesta por medio del estudio de la psicología colectiva, introduciéndose en
un caso concreto, la vida de Francois Rabelais, preguntándose si “¿Qué fue, en verdad, en
su fuero interno este hombre?”4 Ya que, a partir de 1532, “había dejado de ser cristiano”5
y cuya lucidez nadie se había atrevido a pensarla durante siglos. Febvre se nutre de
Durkheim para responder a una preocupación puramente sociológica, en la conformación
entre el hombre y universo. A Febvre le interesa la actitud de Rabelais que nació cristiano y
cómo surge en ese tiempo y espacio el fenómeno del ateísmo incrustado en un mundo
cristiano. Pero “¿Cómo hemos de reconstruir la figura de aquel a quien los críticos han ido
colocando sucesivamente cerca de la Reforma, del libre pensamiento, del misticismo o

1
Lucien Febvre (1959): “El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión de Rabelais.” Ed. Unión
Tipográfica Editorial Hispano América. México. pp 2.
2
Revel, Jacques (2005): “Mentalidades” en Burguiere André; “Diccionario Akal de Ciencias Históricas”,
Madrid Akal. pp 471.
3
Ibídem., pp 470.
4
Lucien Febvre (1959): “El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión de Rabelais.” Ed. Unión
Tipográfica Editorial Hispano América. México. pp 2.
5
Ibídem., pp VII.

2
relato picante?”6 . Cómo reconstruye Febvre? Sus análisis son muy amplios y parte de lo
esencial de lo que se leía en la época, del gran acervo místico que circulaba por Europa,
comienza con una contextualización importante y básica. Luego nos introduce la
importancia de los testigos, de los amigos o enemigos, confidencias, sus fisonomías, los
retratos, los escritos literarios, expedientes, biografías, poemas, etc., de no preocuparnos de
la cantidad de textos que podríamos rastrear porque nunca se logra obtener todo para
conocer completamente lo que pretendemos estudiar. Y sobre todo estas fuentes y
documentos deben ayudarnos a pensar en una precaución importante evitar “el más
irremisible de todos los pecados: el anacronismo”7

Las fuentes por lo tanto le pueden decir a Febvre, como entendían y comprendían el mundo
los hombres del 1532, y en más “saber cómo los mismos hombres no pudieron,
seguramente, entenderlo y comprenderlo”8, y en más cargar con el peso de no conocer
completamente al propio Rebelais. Pero nada debe detenernos el camino a seguir lo marca
la información, los documentos que nos permiten reconstruir su pensamiento, sus
significados, los problemas que dividían a sus contemporáneos “Problemas sobre el alma y
su inmortalidad, sobre la resurrección y la otra vida. Etc.,”9 todo documento resulta ser
importante para Febvre, pero ¿Qué debemos extraer de tales documentos? ¿Cómo tratarlos?
Los aportes del autor comienzan diciendo que hay que tener precaución con los
sentimientos expresados en el papel o imagen, los razonamientos, las intenciones y
resentimientos. “pero lo más difícil y lo importante para el historiador es volver a leer con
ojos de 1530 o de 1540 esos textos escritos por hombres de 1530, de 1540…”10 y sobre
todo leer la propio Rabelais en su época, sus escritos sus problemas, sus maneras de ser y
actuar.

Una cuestión central para Febvre fue saber hasta qué punto Rabelais fue un producto de su
tiempo, para responder a esta cuestión, resultaba clave entender realmente la mentalidad del
1500 “comprender el siglo XV., (…) el clima moral, la atmosfera de la época” “saber

6
Lucien Febvre (1959): “El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión de Rabelais.” Ed. Unión
Tipográfica Editorial Hispano América. México. pp 3.
7
Ibídem., pp 4.
8
Ibídem., pp 5.
9
Ibídem., pp 8.
10
Ibídem., pp 9.

3
cómo los mismos hombres no pudieron, de manera segura, entenderlos ni
comprenderlos”11. L. Febvre también tiene mucho cuidado al “evocar la atmosfera mística
en la que entonces se sumergía la existencia”…“las costumbres en todos los actos y en
todos los pensamientos de los hombres; hasta el tiempo sigue el ritmo que le marca la
religión”12 hay que tener en cuenta que su época el catolicismo lo iluminaba todo y
cualquier intento de “desviación” era tildada de impía y blasfema, ser cristiano no podía ser
una opción sino algo dado.

Conclusiones

Lucien Febvre en base a la crítica de la historia de las ideas al considerarlas abstractas e


intemporales, colocándola entre las lecturas anacrónicas. Para el autor las mentalidades van
más allá del establecimiento de la presencia de ideas, ya que está ligada a “comprender el
conjunto de los hechos culturales de una época como uno de los componentes de <<una
red complicada y movida de hechos sociales>> en constante interacción”13 con sistemas
de creencias, de valores, de equipamiento intelectual entendidos en su tiempo y espacio.
Jacques Le Goff, además considera que para hacer historia de las mentalidades, las fuentes
son de todo tipo, la cual le da un acento particular. “Hacer historia de las mentalidades es,
ante todo, operar una cierta lectura de un documento, sea cual sea. Todo es fuente, para el
historiador de las mentalidades.”14. Incluso nos anima a pensar en todo aquello que no
consideramos fuentes, desde un dibujo, un poema, un acto humano registrado, el silencio
puede ser otra información. Para Febvre fue relevante los testimonios de las personas de
ellas obtenemos los hechos que informan de alguna acción humana que infieren en las
mentalidades. Y una cuestión no menor es que el límite de las fuentes lo determina la

11
Lucien Febvre (1959): “El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión de Rabelais.” Ed. Unión
Tipográfica Editorial Hispano América. México. pp XII.
12
Ibídem., pp XII.
13
Revel, Jacques (2005): “Mentalidades” en Burguiere André; “Diccionario Akal de Ciencias Históricas”,
Madrid Akal. pp 742.
14
Le Goff, Jacques (1974): “Las mentalidades. Una historia ambigua por Jacques Le Goff” en; Hacer la
Historia. Barcelona Ed. Laia. pp 91.

4
complejidad del problema que se está tratando, o bien cuanta información podemos sacar
de ellas, “hay que seguirles el rastro..., superar con mucho lo provechoso”15.

Rescatamos también que lo particular de esta estrategia está en alejarse de las fuentes
narrativas de la historia política y económica, que su forma habitual de trabajo está en
indagar en larga duración. Las fuentes testimoniales, judiciales, literarias, expedientes, etc.,
son las más habituales en las mentalidades, a través de ellas se puede entender más las
diversas subjetividades. Da pie en pensar que esta área disciplinar revaloriza aquellas
fuentes que antes fueron pormenorizadas, que indaga sobre aquellos detalles menores
dando lugar a nuevos interrogantes.

Es difícil entonces encontrar las especificidades de las fuentes para un historia de las
mentalidades resulta más fácil decir lo que no es. La ampliación en este territorio es muy
amplia y existe un gran aprovechamiento de todo indicio que aporte al problema de
investigación, producto de una interdisciplinariedad entre lo sociológico y psicológico,
apuntando al sujeto colectivo. Resultando para el historiador, toda fuente es válida.

La historia de las mentalidades se introduce entonces como lo menciona Le Goff, en una


encrucijada, por su vocación de indagar en los residuos del análisis histórico, “el no sé qué
de la historia”16 las cuestiones de las fuentes están marcadas por el tipo de problemáticas
que se investigue, por las preguntas que se les haga desde el presente. ¿Puede ser que de esa
manera se comprenda el pensamiento de los sujetos de la época? Pues vemos que las
interrogaciones pueden ser incesantes y que el presente condiciona la lectura de las fuentes.
La existencia de las diversas lecturas de las fuentes por más que estén bien contextualizadas
no es ajena a caer en un anacronismo, este límite lo marca el propio sentido que le da el
historiador, y como realice la lectura de las mismas ya que no solo el límite es el
anacronismo sino también el nivel de generalizaciones que podemos llegar a hacer a partir
de un documento. Por lo tanto no podemos dar un cierre definitivo hemos intentado
demostrar algunas especificidades de las fuentes que está relacionado inevitablemente con
lo metodológico, pero rescatando la importancia que encierran estas a la hora de indagar las

15
Lucien Febvre (1959): “El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión de Rabelais.” Ed. Unión
Tipográfica Editorial Hispano América. México. pp 15.
16
Le Goff, Jacques (1974): “Las mentalidades. Una historia ambigua por Jacques Le Goff” en; Hacer la
Historia. Barcelona Ed. Laia. pp 81.

5
mentalidades, y por lo tanto podemos decir en palabras de Febvre que, Cada época se
elabora mentalmente su representación del pasado histórico.

Bibliografía:

 Le Goff, Jacques (1974): “Las mentalidades. Una historia ambigua por Jacques Le
Goff” en; Hacer la Historia. Barcelona Ed. Laia. pp. 81-98.
 Lucien Febvre (1959): “El problema de la incredulidad en el siglo XVI. La religión
de Rabelais.” Ed. Unión Tipográfica Editorial Hispano América. México.
 Revel, Jacques (2005): “Mentalidades” en Burguiere André; “Diccionario Akal de
Ciencias Históricas”, Madrid Akal. pp. 470-477.

Anda mungkin juga menyukai