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PRÉDICA: “YO SOY EL PAN QUE DA VIDA” SAN JUAN 6,24-35 JOSÉ ALBERTO AC MACZ.

Hermanos y hermanas que alegría y que privilegio nos da el Señor


para que juntos nos alimentemos de su palabra.

Cuando una persona se ama a sí misma, una de las formas de


cuidarse, es tener cuidado con que se alimenta, que su alimento sea
de provecho, así es el proceder de alguien que sabe amarse como
Dios le ama.

Espiritualmente sucede lo mismo debemos aprender a evaluar con


qué estamos alimentando nuestra alma, si buscamos estar sanos
debemos apartarnos de las cosas que nos enferman, el
resentimiento, envidias, amargura, etc. Todo lo que es pecado y
alimentar nuestra alma con el alimento que da vida, ese alimento se
llama Jesús, Jesús se presenta como el “Pan que da vida”

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 24-35

“Yo Soy el Pan que da vida, el que viene a mí no tendrá hambre y el


que cree en mí no tendrá sed”.

La multiplicación de los panes es el punto de partida para la


catequesis de Jesús sobre el pan. La multitud sigue entusiasmado a
Jesús, hasta lo querían proclamarlo Rey, pero Jesus que es Dios,
conoce el corazón humano, sabe que el seguimiento de la gente y el
deseo de proclamarlo Rey fuera sincero, por eso el saludo que les da
Jesús no es tan cálido, es evidente que seguían a Jesús porque les
había resuelto un problema, llevaban varios días siguiendo a Jesús,
ya se les había terminado sus provisiones, aunque fue iniciativa de
Jesús, Él les resuelve el problema de los alimentos, pero hay algo que
a Cristo no le satisface, “Ustedes me buscan porque comieron
hasta llenarse y no porque hayan entendido las señales
milagrosas” aquí Cristo está diciendo dos cosas: “lo buscan porque
les resuelve problemas, pero se nota que el deseo de Cristo es
entender las señales.

El problema NO es que nosotros le pidamos por nuestros alimentos,


enfermedades, trabajo, por nuestras necesidades, Dios mismo nos
invita a Pedir: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, Dios no se
cansa de escucharnos, de darnos lo que necesitamos, entonces cual

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PRÉDICA: “YO SOY EL PAN QUE DA VIDA” SAN JUAN 6,24-35 JOSÉ ALBERTO AC MACZ.

es el verdadero problema, las siguientes palabras de Jesús nos da


una indicación “No trabajen por la comida que se acaba, sino
por la comida que permanece y que nos da vida eterna.” Jesús
nos quiere decir “Que pedimos poco” nos conformamos con la comida
que se acaba y no pedimos la comida que nos da vida eterna.
Podemos entender mejor con la imagen de un hombre que se le
arruina su vehículo, va con el mecánico y solo quiere que le arreglen
su vehículo y nada más, si el mecánico desea indicarle por donde
transitar, por donde conducirse, no lo aceptará, solo que le arreglen
su vehículo y nada más, porque él va a seguir en el timón. En otras
palabras; a veces decimos, Señor arréglame este problema con mi
hijo drogadicto, para seguir con mi vida, porque el que sigue en el
timón de mi vida ese soy yo. A Dios le preocupa que no terminemos
de entregarle el timón de nuestra vida. San Pablo nos dice que
dejemos el viejo yo y nos revistamos del hombre nuevo.

Jesús quiere que entendamos las señales milagrosas en nuestra vida,


cuando sanamos de una enfermedad, tenemos que ver más allá, de
dónde vino mi sanación, quién fue el que me sanó, es para darnos
cuenta lo que Dios ha hecho por nosotros, de que Dios nos quiere
libres.

El ciego de nacimiento es un ejemplo para entender lo que Jesús


quiere decirnos, en la parte final del relato, el que era ciego, se
encuentra nuevamente con Jesús, y Jesús le pregunta: ¿Crees tú en
el hijo del hombre? Él le dijo: Señor, dime quién es, para que yo crea
en él, Jesús le contestó, ya lo has visto, Soy Yo, el que habla contigo,
entonces el hombre se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo:
“Creo Señor” y lo adoró.

Las cosas que Dios nos da son puentes que nos deben llevar a Cristo,
que lo veamos a Él, para que nuestro corazón se goce contemplando
al dueño de la vida, que lo adoremos, Jesús llama a abrirse a una
perspectiva que no es solo de las preocupaciones de comer, vestirse,
del éxito, Jesús habla de un alimento que NO se acaba, por eso nos
exhorta: no trabajen por el alimento que se acaba sino por el
alimento que da vida eterna, que entendamos que además del
hambre físico, el hombre tiene otra más importante que no puede ser

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PRÉDICA: “YO SOY EL PAN QUE DA VIDA” SAN JUAN 6,24-35 JOSÉ ALBERTO AC MACZ.

satisfecho con una comida ordinaria, el hambre de Vida, hambre de


eternidad que solo Jesús puede satisfacer ya que es el Pan que da
vida.

Jesús nos enseña que la obra que Dios quiere que hagamos, es
Creer en aquel que Él ha enviado”. El padre no quiere prácticas
religiosas, sino la fe, la obra nuestra es que vayamos a Jesús y
creamos que Él es el enviado del Padre, es la primera condición para
poder buscarlo y seguirlo, solo con Fe vamos a escoger escuchar sus
palabras y sin fe seguro nos vamos a escandalizar, como de hecho
sucedió con muchos Judíos y nos sucede en la actualidad.

La gente pide señales para creer en Jesús, cuáles son tus


obras, nuestros antepasados comieron el mana en el desierto,
nos damos cuenta que la gente se quedó solamente con el Maná pero
no se dieron cuenta de las manos de Dios, que es Dios quien lo
estaba dando.

Jesús nos dice que no nos quedemos solo con el pan, que nos demos
cuenta quien nos la da, arrebatamos los dones de las manos de Dios
pero no miramos sus manos, el verdadero regalo no era el pan, el
verdadero regalo es Jesús, Jesús el pan que da vida, el pan material
solo nos atrasa la muerte, una cosa es dar vida y otra cosa es atrasar
la muerte, a pesar de todos los nutrientes que tenga el pan material
solo aplaza la muerte, hay que buscar el verdadero pan que da vida.

San Agustín decía: “Con los demás alimentos tú los conviertes en ti,
con la Eucaristía cuando tú lo comes, la Eucaristía te convierte en él.”

Cuando nosotros comemos matamos ese trigo que comemos como


pan, nunca más va a vivir, Jesús es el pan vivo, cuando comulgamos
llega vivo a nosotros no muere, él nos vuelve parte de sí mismo, El
que coma de este pan vivirá para siempre, el Pan que Yo daré es mi
carne y lo daré para la vida del mundo dice Jesús.

Cuando Jesús responde a la gente, que el pan dado por Moisés no era
el verdadero pan del cielo, venía del cielo sí, pero no era el pan
verdadero, pues no garantizó la vida para nadie, todos murieron en el
desierto.

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PRÉDICA: “YO SOY EL PAN QUE DA VIDA” SAN JUAN 6,24-35 JOSÉ ALBERTO AC MACZ.

Jesús explica que el verdadero pan del cielo es el que da el Padre, el


pan que Dios da, es el pan que vence la muerte y trae vida, es aquel
que desciende del cielo y da vida al mundo. Cuando la gente oyó
esto, le dicen a Jesús:

“Señor danos siempre de ese Pan” Y Jesús les dijo: “Yo soy el
Pan que da vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el
que cree en mí, nunca tendrá sed.”

Jesús por amor a nosotros se quedó en el pan cuando en la Última


cena dijo: “Coman, esto es mi cuerpo, que será entregado por
ustedes” solo con una fe autentica, profunda y sincera podemos
acercarnos a este misterio, de lo contrario nos sucederá lo que casi
siempre nos ocurre: “Que no nos damos cuenta del misterio que
celebramos ante quien estamos o que es lo que sucede ahí en el
altar. Tristemente, somos a veces tan superficiales y nos hemos
acostumbrado a fuerza de rutina, que ya no nos dice nada la
presencia de Jesús en el pan consagrado en la Eucaristía y su
presencia en el Sagrario; llegamos tarde a la Eucaristía, o salimos
antes que termine, algunos se levantan a contestar sus teléfonos
celulares, ya no tenemos la convicción con quien estamos,

Jesus es el Pan que da la vida, eso es un hecho, pero hay que venir a
él y creer con una fe profunda que cuando comulgamos él nos hace
parte de ese Pan que es Él mismo y así servirle en los pobres, los
hambrientos, el desnudo, el enfermo, el que no tiene hogar, el
indefenso, en todos los que sufren.

El que no viene a Jesús está insatisfecho, vuelve a tener hambre y


sed. Dios nos alimenta con su Palabra y la Palabra es Jesús, pero
Jesús también quiso quedarse como nuestro alimento en el Pan
consagrado, pidamos a Dios que aumente nuestra fe, que creamos
en las palabras de Jesús y que tiene poder para hacer lo que Él dice,
entonces la Santa Eucaristía ya no será suficiente para nosotros,
vamos a querer más, como diría el apóstol San Pedro en el Monte
Tabor “Que bien que estemos aquí” Que Dios nos ayude a creer en
Jesús que lo adoremos en el Santísimo Sacramento del Altar y que
compartamos con los demás el Pan de vida que es Jesucristo. AMEN.

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